Empieza como un juego de niños y se convierte en un lucrativo negocio con ingresos mensuales que pueden rondar de media de 2.000 a 4.000 euros en los canales con más visualizaciones y seguidores. Es el curioso fenómeno de los pequeños youtubers, que ha explotado en el último año en España –lo hizo antes en Estados Unidos–, con niños y niñas capaces de seducir con sus vídeos a un público también infantil. La gran mayoría de filmaciones son caseras, con los pequeños abriendo juguetes, jugando en su habitación o contando sus peripecias, en el parque de atracciones o en la playa. Son sus padres quienes gestionan los ingresos generados con las visualizaciones y la publicidad en YouTube y gracias a marcas que les pagan o incentivan con regalos para que muestren sus productos.
En YouTube están encantados porque atraen a un público muy joven que ya no consume los contenidos audiovisuales sentándose ante la televisión tradicional. Desde muy pequeños eligen qué quieren ver y cuándo. A más visionados, más grande es el negocio publicitario de YouTube, de la plataforma Google. “Todo está encaminado a motivar a la gente para que cree contenidos interesantes para así todos ganar más dinero”, destaca Dani Feixas, realizador audiovisual y coautor de Cómo triunfar en YouTube. Grandes productoras de televisión como Endemol o Disney han entrado en este negocio.
Mikel y Leo son dos hermanos de Sant Adrià de Besòs. Hace un año que el mayor, Mikel, de siete años, pidió a sus padres que lo grabasen; quería imitar a otros niños que veía en YouTube. Empezaron a grabar en casa, junto a Leo y su prima Lola crearon un canal (MikelTube) y de pronto vieron que sus vídeos triunfaban. “Empezó como un juego y ahora es como si entrase un sueldo más en casa”, explica José Sánchez, el padre de Mikel y Leo. Tienen más de 95.000 seguidores y sus vídeos 44 millones de visualizaciones.
No es un caso único. Martina, de 11 años, les dijo hace un año a sus padres que quería tener su canal. “Pensamos que le podía ir bien porque ella era muy tímida, al principio fue como una terapia”, recuerda Roberto Dantiochia, su padre. Crearon el canal (La Diversión de Martina) y empezaron a grabar, editar y publicar vídeos cada viernes: superan el millón de visionados en una semana. “Es impresionante, no lo esperábamos”, explica Dantiochia, de Marbella.
“YouTube es el buscador de todos los niños y adolescentes, ellos no buscan en Google; es el buscador audiovisual y los niños se comunican antes por la imagen que con el código escrito. Mi hipóte-sis es que esto seguirá creciendo a medida que avancemos con generaciones digitales de origen”, sostiene la antropóloga Trina Milan, experta en comunicación digital. “Es una auténtica revolución, los jóvenes no miran la televisión como hace cinco años; YouTube es el responsable de la mayor parte del tráfico y ha supuesto la democratización en la creación de contenidos”, sostiene el holandés Bastian Manintveld, cofundador de 2btube, una empresa network que gestiona desde Madrid canales que suman 500 millones de visionados al mes y que trabaja con ochenta grandes marcas que quieren “conectar con las nuevas generaciones, difíciles de alcanzar a través de medios tradicionales”, dice una portavoz de 2btube.
Arantxa, una niña de cinco años de Alicante, factura cada mes con su canal (Los juguetes de Arantxa) una media de 3.000 euros, colaboraciones con las marcas “aparte”, explica su madre, Maricel Inciarte. Hace un año estaba desempleada y ahora se ha hecho autónoma para gestionar el canal de su hija. “En verano del 2015 dio un subidón de suscriptores y vimos que podía ser un sueldo decente. Buscamos juguetes que estén muy de moda y editamos siete vídeos a la semana. Para Arantxa es un juego, para mí es un trabajo. En un mes hemos llegado a ingresar 7.000 euros”.
“Martina se sigue divirtiendo, el día que deje de hacerlo el canal se cierra, no buscamos protagonismo ni dinero. Ella únicamente graba, su mamá y yo publicamos, editamos y manejamos las redes sociales”, añade Roberto, que insiste que la parte lucrativa es secundaria. “Mi esposa y yo tenemos nuestra profesión y no vamos a abandonarla. El dinero que ganamos se ingresa en una cuenta de la nena”, destaca. La Diversión de Martina es uno de los canales que asesora 2bTube, con oficinas también en Miami y México. Los padres recurrieron a los servicios de una de las compañías líderes entre las networks, como se las conoce en el sector, al ver que el negocio crecía. “Había muchas cosas que se nos escapaban”, dice Roberto.
Estas empresas ayudan a los youtubers a posicionarse y crecer. Una de las formas, de pago, es abriendo una cuenta en Google AdWords, la herramienta que vende Google para promocionar un web en internet. Precisamente es el camino que, por error, eligió un niño de 12 años que quería ganar dinero con sus vídeos en YouTube. El niño generó una deuda de 100.000 euros que Google ha acabado perdonando. “Jurídicamente los niños no se pueden comprometer a nada, nosotros firmamos con los padres”, destaca Manintvel (2btube).
Para triunfar, dicen los expertos, la clave está en los contenidos. “Tienes que tener una buena historia y gracia explicándola, tienes que ser muy creativo”, añade Feixas. De los diez canales con más visualizaciones mensuales en YouTube la mitad son de videojuegos, según el ranking elaborado por SocialBlade, pero la otra mitad son canales infantiles que tienen muchas visitas porque los niños tienden a mirar los mismos vídeos
muchas veces. No tienen tantos suscriptores porque los menores acceden con las cuentas de sus padres. Los niños de los canales más vistos se convierten en personajes famosos, con fans que les paran por la calle. “Tienes que ser consciente que estás exponiendo mucho a tu hijo”, advierte Feixas. “Mikel es un niño muy conocido, pero lo lleva bien”, explica su padre. “Recibimos miles de comentarios diarios pidiendo el número de móvil de Martina, pero cortamos toda comunicación directa con nuestra hija”, explica Roberto, su padre.
En algunas familias, el trabajo y los ingresos generados por los vídeos de los niños hacen que el padre o la madre se dedique en exclusiva a gestionar el canal. Es el caso de Félix Martínez, de Murcia, que ha transformado con éxito el canal que montó cuando sus padres tenían una tienda de juguetes.
Ahora sus cuatro hijos, de seis a once años, son los protagonistas de los vídeos de Juguetes MaryVer. “No teníamos ninguna pretensión de ganar dinero, pero surgieron miles de suscriptores y millones de visitas y se empezaron a generar beneficios”.
“Que no se piense la gente que esto es la bicoca, por una persona que se pueda ganar la vida hay cien que lo intentan y no consiguen nada”, advierte. “Trabajamos con los youtubers con la aspiración de que puedan vivir de su talento”, sostiene Manintveld. “YouTube se ha hecho muy popular, pero es una burbuja. Se venden falsas ilusiones, es muy complicado vivir de esto, necesitas muchísimas visualizaciones cada día”, advierte Feixas. A partir de los 100.000 suscriptores se empieza a ser alguien y se abre el negocio.
El fenómeno abre un debate ético, porque quienes generan el negocio son niños y niñas pequeños, aunque son sus padres quienes firman los contratos, trabajan en los canales y administran los ingresos. “El niño es el contenido y quien proporciona los beneficios. Los padres dicen que ellos hacen el trabajo, porque graban y editan, pero esto no es verdad porque si su hijo no hiciese lo que hace no ganarían ni un euro; su hijo hace el trabajo”, dice Milan.
No existe un marco normativo específico en YouTube con los vídeos protagonizados por menores. “¿Debería estar permitido? Para mí la diferencia está en el beneficio: si ultrapasa o no lo que ganan los padres trabajando, para mí ésta es la línea roja”, añade Milan. “Siempre lo hemos visto de forma positiva, como si un niño empieza a trabajar en televisión o a cantar”, sostiene Inciarte. De lo que no hay duda es que es un negocio con fecha de caducidad. “Ahora es la forma de ganarme la vida, la idea es seguir pero no sé hasta cuando… Los críos se harán mayores y no saldrán jugando con barba”, bromea Félix. Casi todo es posible en YouTube.