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Chile: ¿Es posible la universidad gratuita en Chile?

Chile / 15 de febrero de 2017 / Fuente: http://www.semana.com

Mientras la tendencia mundial en la educación superior iba de sistemas públicos a sistemas mixtos o privados, Chile busca hacer gratuitas las universidades.

Tras las masivas protestas de los estudiantes en Chile, quienes salieron a las calles a demandar la gratuidad de la educación, una de las principales promesas de campaña de la actual presidenta de Chile, Michelle Bachelet, fue volverla realidad: acceso gratuito a las universidades públicas, y privadas que cumplieran con los requisitos.

«La idea es que cambie el paradigma de lo que entendemos de educación, hoy es entendida como un bien de consumo, la idea es pasar a un derecho social, donde no sea la capacidad de pago la que determine las decisiones», afirmaba la entonces candidata.

Esta se implementaría gradualmente hasta 2020, con el 70% de los alumnos más vulnerables estudiando gratis hacia el fin de su gobierno en 2018. Pero a casi un año de terminar su mandato, la gratuidad universitaria todavía no llega.

¿Por qué ha sido tan difícil de instaurar?

Mientras la tendencia mundial en la educación superior iba de sistemas públicos a sistemas mixtos o privados, Chile, con Bachelet elegida presidenta por segunda vez en 2013, decidió ir a contracorriente y cumplir su promesa. Para lograrlo, creó comités de expertos y anunció una reforma tributaria sin precedentes con la que financiaría la reforma a todo el sistema educacional chileno. El modelo de hoy, heredado del gobierno de facto de Augusto Pinochet, es bastante sui generis: si bien existen universidades denominadas «públicas», estas tienen que autofinanciarse. Parte importante de sus fondos vienen, entonces, de las matrículas.

«El Estado dá fondos muy específicos, para mejorar infraestructura, pero no desarrollo», explica Cristóbal Villalobos Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE) de la Universidad Católica de Chile, la mejor evaluada según los rankings internacionales.

Además, cerca del 70% de los universitarios estudian en instituciones privadas, cuenta el experto, uno de los porcentajes más altos de la región, a pesar de ser el cuarto país con los aranceles más caros del mundo, según datos publicados por la consultora británica Expert Market.

Volver a la gratuidad parece entonces, una tarea casi titánica

«Es una transición compleja y complicada (…) de una lógica exclusivamente privada a una predominantemente pública», le explica a BBC Mundo el antropólogo Alejandro Grimson, profesor de la Universidad Nacional de San Martín de Argentina e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Y dentro de una serie de reformas impulsadas por Bachelet, la tributaria fue prioridad como bisagra para la educación gratuita. Sin embargo, una falla de cálculo que terminó, entre otras cosas, por costarle el puesto al entonces ministro de Hacienda, Alberto Arenas, sumada a trabas políticas aterrizaron la idea original en un proyecto de ley donde tendrá acceso gratis sólo los estudiantes cuyos hogares no reciban más de $250.663mensuales (unos US$380) por persona con una implementación gradual de dos años.

Para llegar a la gratuidad universal se requiere superar un 29,5% del PIB tendencial, es decir, el equivalente a dos nuevas reformas tributarias como la instaurada, según los análisis de los medios chilenos. «El problema principal de la gratuidad no absoluta es que uno nunca sabe dónde termina la relativización, dónde se corta y dónde se produce un proceso de exclusión», advierte Grimson.

Pero este proyecto de ley, que fue ingresado recién en julio de 2016 tras 10 postergaciones, tampoco logró quorum y hoy, a menos de un año de la próxima elección presidencial, está en punto muerto. «La propuesta original, más corta y abstracta, fue conciliándose con otros grupos de interés: políticos, privados, los mismos estudiantes, y al final lo que uno ve es que cedieron en lógicas que no conversan», explica Villalobos.

Con la gratuidad en la UTI legislativa, el gobierno de Bachelet decidió comenzar a aplicarla a través de la ley de presupuesto anual. Pero mientras no haya ley específica, la gratuidad queda a merced de la buena voluntad del gobierno de turno.

Dificultades estructurales

Más allá de fallas de cálculo y forcejeos políticos, hay obstáculos más de fondo que le impiden avanzar. Un primer problema radica en la estructura misma del sistema, con un alto porcentaje de privatización y, a la vez, financiamiento privado. Según Villalobos, «un sistema tan orientado al mercado hace que sea difícil de cambiar». Otra dificultad tiene que ver con el foco que se le da al resultado de la educación. «En Chile hay una lógica de la meritocracia», explica Villalobos, pero el resultado se concibe para un beneficio personal -mi carrera, mi futuro, mis ingresos- y no como un aporte al bien social, asegura.

La pregunta clave entonces es «si la universidad es de interés de toda la sociedad», asegura Grimson, quien estuvo hace poco en Chile y pudo apreciar la intensidad del debate sobre el tema. «Si formar médicos es de interés de una persona o un beneficio colectivo. Si formar a un periodista le hace mejor a la democracia o sólo a los privados. Si decidimos que la formación profesional es de interés común, entonces la sociedad tiene que invertir», continúa el antropólogo.

Pero este cambio de mentalidad no es fácil ni será rápido ya que la lógica del mercado, basada en el individualismo característico de un sistema neoliberal, está instaurada no sólo culturalmente, sino también en el mercado del trabajo, coinciden ambos analistas. «Chile es el país latinoamericano donde el neoliberalismo se ancló más en las políticas socioculturales», comenta Grimson.

Un tercer problema que dificulta el paso a la educación universitaria gratuita es que es un sistema muy heterogéneo y a la vez, desregulado. Existen más de 3.000 carreras, unas 700 instituciones y alrededor de 18.000 ofertas de programas, según explica Villalobos. Y como se guían por la lógica de mercado, actualmente no existe una institucionalidad que unifique criterios y las regule. Otro aspecto que busca cambiar la ley, a través de la implementación de organismos fiscalizadores y estándares mínimos, al que se oponen tenazmente algunos privados.

¿Qué hacer?

¿Está todo perdido, entonces? ¿Logrará Chile el objetivo final de la gratuidad o se quedará sólo en buenas intenciones atascadas en el Congreso? «La única forma eficiente sería hacer un doble tránsito a la vez. Una reconfiguración del sistema que incorpore la gratuidad, pero también asegure acceso y participación. Uno donde no sean los dueños quienes decidan qué se hace en una universidad, sino toda la comunidad», sentencia Villalobos.

Grimson, que conoce de cerca el sistema argentino de educación universal gratuita, asegura que esta es la única manera de lograrla eficientemente, a través de «un sistema impositivo justo, donde no se cobra a sus alumnos, sino a los más pudientes a través de la recaudación fiscal. Ese es el modelo de todo país con gratuidad absoluta».

Antigratuidad

No todos, eso sí, están de acuerdo con el modelo de gratuidad absoluta. Para algunos esta hace que «los pobres (que son los que proporcionalmente pagan más impuestos) financien los estudios de los hijos de los ricos», como explica Pablo Da Silveira, profesor y Director del Programa de Gobierno de la Educación de la Universidad Católica del Uruguay.

El modelo uruguayo, con una universidad estatal «gratuita», fue estudiado y descartado por Chile. Primero por la dificultad de elegir una sola universidad para aplicar la gratuidad entre las 18 consideradas como «estatales» y, segundo, porque la forma de retribución no se ajustaba al modelo chileno. En Uruguay, los egresados de la Universidad de la República que ingresan al mercado laboral deben retribuirle monetariamente a la institución. «Se parece más a un fondo solidario (crédito sin interés) que a gratuidad», comenta Villalobos. Da Silveira asegura que ni el modelo uruguayo ni la gratuidad universal son los ideales. «El mejor esquema es el que te conduce al impuesto negativo: que hayan quienes pagan por estudiar y haya a quienes les pagas por estudiar», sentencia el académico.

Fuente noticia: http://www.semana.com/educacion/articulo/la-educacion-publica-en-chile/515426

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Conocimiento rentable

Por: El País

La rentabilidad de la educación, entendiendo el término rentabilidad en su sentido más amplio, tiene aproximaciones que se entrecruzan y se oponen entre sí. La rentabilidad máxima y prioritaria de la educación está en que forma (o debe formar) personas con capacidad crítica, dispuestas a tener un criterio propio y preparadas para defenderlo. Desde esta aproximación, las enseñanzas en filosofía, historia, matemáticas y literatura son imprescindibles. Para la producción nacional, la educación es esencial porque contribuye a mejorar (en connivencia con el aparato productivo) el valor añadido y, a la postre, la riqueza del Estado. Cada euro invertido en educación puede transformarse en excedente y en PIB. Para el empresario, la educación debería mejorar los procesos de producción y para el asalariado tendría que elevar su situación económica y social. Pero todo lo anterior, que es cierto en mundos ordenados según criterios de mérito y de valor añadido transparente, se desmorona bruscamente en universos económicos y sociales que cristalizan de forma diferente. Como el actual.

Hoy, la educación ya no es el factor decisivo en el ascenso social. Durante buena parte del siglo XX lo fue en Europa. Las familias con rentas más bajas centraban sus esfuerzos, a veces sobrehumanos, en la educación de uno de sus hijos, con el objetivo manifiesto de que, Universidad mediante, llegara a brillar en profesiones de gran prestigio comunitario: médicos, arquitectos, ingenieros… Hoy la escala del ascenso mediante la educación ha sido total o parcialmente retirada. Los más escépticos suponen que la acumulación de riqueza y de posición se puede conseguir, incluso a pesar de un eventual analfabetismo, a través de la especulación financiera o el acceso a las ramas más pragmáticas de la política. No es necesario dar nombres. La formación educativa desemboca fatalmente (en especial desde 2007) en el paro, en el subempleo o en la emigración. Las consecuencias son devastadoras. En primer lugar, porque inhiben el interés en la formación superior; y después porque se destruye la esperanza en la equiparación. Cuando se disparan las lamentaciones sobre el aumento de la desigualdad se suele olvidar que uno de los factores de inequidad social es precisamente el bloqueo de la educación superior como factor de aumento de rentas y de posición.

El pronóstico sobre la educación es grave, aunque reversible. El crecimiento potencial es heterogéneo

—muchas regiones del planeta todavía tienen una gran capacidad de crecimiento, porque desgraciadamente están atrasadas en la alfabetización— y el negocio adyacente a la educación (sobre todo el que se refiere a la digitalización) también tiene capacidad de progresión. Sin embargo, el problema de fondo que tiene que resolver el sistema educativo (un servicio público, un bien esencial del Estado conectado a un mercado laboral) es el de mantener la identidad prioritaria (formar personas con capacidad crítica y de relación social) al mismo tiempo que recupera el impulso de promoción laboral.

En el caso de España, es difícil (quizá imposible, visto desde la perspectiva de hoy) instar ese debate, llegar a un diagnóstico y favorecer un acuerdo político que mantenga las políticas educativas necesarias para afrontar los próximos 25 años. Y es difícil porque los agentes políticos implicados no son capaces de abandonar las posiciones maniqueas (formación humanista-formación tecnológica), o la pelea en las cumbres del pensamiento entre humanismo y pragmatismo educativo. No es por ahí. En términos puestos a ras de tierra, resulta que existen sociedades avanzadas donde las presidencias de los consejos de administración están ocupadas por ingenieros o personas cuyo acceso al mercado de trabajo vino a través de la formación profesional. Y esas personas son capaces de identificar la batalla de Hastings o tener una posición sobre el debate entre Schmitt y Kelsen en torno a los guardianes de la Constitución.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2017/02/10/actualidad/1486746007_563467.html

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«Muchos todavía asocian la educación superior con campus extensos y varios escritorios»

Por: Margherita Cordano
Educación
El Mercurio

Hace 20 años, la institución donde trabaja se transformó en el primer establecimiento estadounidense que permitió obtener un título en línea. La tarea actual, asegura, es que quienes se inscriben en un curso web efectivamente lo terminen

Tina Jones es una paciente inquieta: cuando el estetoscopio está en su pecho o se hace necesario conectarla a una vía, la joven de 29 años suele quejarse de incomodidad. A pesar de sus alegatos, las enfermeras destacan que es buena conversadora, algo que no parece casualidad si se considera que Jones es una paciente virtual programada para responder 50 mil preguntas relacionadas con su historial médico y sus antecedentes familiares.

«La escuela de Enfermería usa el avatar para ayudar a sus alumnos a mejorar a distancia sus habilidades clínicas. El paciente virtual responde como cualquier persona con una personalidad fuerte y un historial clínico complicado, por lo que ofrece una oportunidad única para que los estudiantes practiquen sus habilidades diagnósticas e interpersonales, realizando evaluaciones clínicas de alto riesgo más de una vez si es necesario», explica Susan Aldridge.

Aumentar la calidad

La académica -socióloga, psicóloga y doctora en administración pública- es la persona a cargo de la plataforma web de la Universidad de Drexel, que en 1996 se transformó en el primer establecimiento estadounidense en ofrecer la obtención de un título profesional en línea, y que actualmente entrega más de 140 certificados (que pueden conducir o no a un grado) a estudiantes de todo el mundo. Su versión web hoy cuenta con 7 mil inscritos, quienes reciben clases mediante videos previamente grabados o sesiones que de vez en cuando se realizan en vivo.

Los cursos que incluyen el uso de realidad virtual o simulaciones como la de Tina Jones son parte de las novedades que se han ido introduciendo con el objetivo de poner fin a uno de los principales problemas de las clases en línea: muchas personas que se entusiasman en las primeras sesiones, pero pocas que efectivamente mantienen esa motivación y las terminan.

«Aunque en un principio los llamados MOOCs (sigla en inglés para cursos masivos y abiertos en línea) que ofrecían plataformas como Coursera y Udacity no fueron particularmente atractivos ni gratificantes para la mayoría de los inscritos, en el último par de años se han tomado medidas para mejorar su calidad. Así por ejemplo, se están utilizando tecnologías interactivas para hacer un curso más interesante y significativo. También se ha visto un cambio en cómo las universidades proporcionan por lo menos algún tipo de crédito reconocible; una insignia o certificado. Eso es un movimiento que definitivamente ha ayudado con la retención», explica Aldridge, cuando se le pregunta sobre un informe de Bloomberg dado a conocer en 2014, que planteaba que más del 90% de los alumnos inscritos en los cursos gratuitos que la Universidad de Harvard y el MIT ofrecen vía web, nunca los terminaban.

Aislados

De visita en Chile para participar en el Summit Internacional de Educación que la Universidad Católica realizó hace unas semanas, Aldridge también habló sobre otra de las polémicas que se asocian a la educación en línea y que refiere a la idea de la poca interacción con otras personas que tendrían quienes estudian frente a una pantalla.

«Como muchas personas todavía asocian la educación superior con campus extensos y varios escritorios, la idea de obtener un grado en línea puede ser un poco intimidante, incluso para aquellos que abrazan con entusiasmo el poder de la tecnología en todos los aspectos de su vida. Así que para ayudar a nuestros alumnos en línea a entender que trabajar a su ritmo no necesariamente implica ser anónimo o estar aislado, tratamos de proporcionar muchas oportunidades para que se conecten con sus compañeros de clases, personas que en su mayoría son adultos que están trabajando y que cuentan con grandes consejos para compartir», dice.

Como ejemplo menciona la apertura de foros de discusión, la incorporación de trabajos que se deben resolver entre dos o más personas -los que generalmente termina conectado a los compañeros a través de plataformas como Skype- o los grupos en redes sociales destinados a que personas en un mismo curso conversen entre ellas. La Universidad Católica (que desde 2016 cuenta con una dirección bautizada como UC online ) cuenta, por ejemplo, con una red social propia, donde todos los alumnos de su programa MBA tienen un perfil y desde donde se conectan automáticamente con todos sus compañeros de generación.

Fuente:http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=335058

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Libro: Tendencias Universidad: En pos de la educación activa

Año: 2013
Editor: UNESCO
Páginas: 39 páginas
Idioma: español
Desde: 11/11/2015
Tamaño: 288 KB
Licencia: Pendiente de revisión

Tendencias Universidad es una nueva publicación de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria.

Se trata de una colección de informes monográficos, de respuesta rápida y poca extensión, que irán ofreciendo reflexiones, concisas y profundas, sobre temas de actualidad de la educación superior española, vinculados a las actividades presenciales organizadas por la Cátedra.

En ellos se expondrán las principales ideas desarrolladas en dichas actividades, resultado del debate abierto con la comunidad universitaria y la sociedad. Además, se analizará la actualidad educativa a nivel global y se ofrecerá la opinión de expertos nacionales e internacionales.

Este primer número es resultado del seminario bienal “En pos de la educación activa”:

  • Resume lo que a lo largo de los años 2011 y 2012 se ha debatido en las cuatro jornadas organizadas por la Cátedra.
  • Analiza y destaca la actualidad educativa a nivel global, en especial en cuanto a las propuestas impulsadas por las tecnologías digitales, que permiten al aprendiz ser responsable de su aprendizaje.
  • Condensa todo lo debatido y analizado en 11 ideas fuerza de la educación activa.
  • Todo esto se completa con una entrevista a José Joaquín Brunner, experto internacional en educación superior.

Fuente: https://openlibra.com/es/book/tendencias-universidad-en-pos-de-la-educacion-activa

Descarga: https://openlibra.com/es/book/download/tendencias-universidad-en-pos-de-la-educacion-activa

Imagen: https://olcovers2.blob.core.windows.net/coverswp/2015/11/Tendencias-Universidad-En-pos-educacion-activa-OpenLibra.png

 

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Donald Trump, la universidad y los hechos alternativos

Por Adolfo Gilly

El presidente de Bard College, antigua y respetada institución universitaria de Estados Unidos, profesor Leon Botstein, acaba de difundir un severo documento en defensa del conocimiento científico y de la libertad de investigación y enseñanza en Estados Unidos, hoy bajo la amenaza de las políticas irracionales del presidente Donald Trump en materia de educación e investigación científica y humanista. [oncampus@nytimes.com]

Las universidades de México, y en primer lugar la Universidad Nacional Autónoma de México, así como nuestros históricos y estrechos lazos con las universidades y los universitarios de Estados Unidos en investigación, enseñanza, intercambio de estudiantes, profesores e investigadores e información académica y científica, caen bajo esa misma amenaza. Es preciso enfrentarla juntos, con los instrumentos de la razón y la sólida calma de la decencia. Esto es cuanto escribe el profesor Leon Botstein:

“Nunca desde el tiempo de la caza de brujas y el mac-cartismo, la universidad estadunidense ha sufrido una amenaza tan grande por parte del gobierno. ¿Cómo va a funcionar la universidad cuando desde la presidencia y su gobierno se borra la diferencia entre hecho y ficción, postulando la existencia de hechos alternativos? ¿Cómo es posible que la universidad cierre los ojos ante lo que todo historiador conoce como un instrumento clave de los regímenes autoritarios modernos: la capacidad de disfrazar de verdad a la mentira, y de rechazar los resultados de la argumentación razonada, la evidencia y la verificación rigurosa?”

La atmósfera de sospecha e inseguridad creada por el desprecio por la verdad crea el ambiente perfecto para las medidas recientes del presidente Trump contra la inmigración. El futuro de la universidad en Estados Unidos y, en realidad, su razón de ser fundamental, están en peligro bajo un gobierno que construye muros en la frontera mexicana, cierra la entrada a los inmigrantes musulmanes y denigra la idea de Estados Unidos como tierra de destino para los refugiados.

El profesor Botstein, descendiente de inmigrantes alemanes perseguidos por el nazismo, recuerda cómo aquella inmigración contribuyó a “trasformar un sistema educativo universitario provinciano de segundo nivel, en el más refinado del mundo entero. […] Una proporción asombrosamente grande de estudiantes titulados y profesores en ciencia son hoy extranjeros o inmigrantes”.

¿Qué sucederá con nuestras grandes instituciones públicas de investigación científica?, se pregunta. ¿Habrá una reducción continua del apoyo a la investigación fundamental a favor de la que sirve a determinados productos comerciales? Los mayores progresos en medicina provinieron de la investigación realizada después de la Segunda Guerra Mundial, cuyo motivo exclusivo era permitir a la humanidad comprender mejor la naturaleza, no producir un fármaco nuevo.

“¿Qué haremos nosotros, los dirigentes de nuestras instituciones de educación universitaria –prosigue el profesor de Bard College– frente a un presidente que niega los hechos, que niega la ciencia? ¿Será mejor callar cuando repudia la ciencia del clima y revive teorías ya desechadas sobre el autismo? Ni los hechos ni las fotografías le impidieron rechazar la evidencia sobre los resultados de la elección presidencial o el tamaño de las multitudes durante su toma de posesión”. No es cuestión de partidos políticos: Se trata de cuál es el papel y la función de la academia en tiempos turbulentos:

Los presidentes de nuestros colegios y universidades deben defender los principios que han permitido que florezcan nuestras instituciones de educación superior: la libertad, la tolerancia y la apertura a todas las personas cualquiera fuere su origen nacional o su religión. Las acciones y el espíritu del nuevo gobierno amenazan los valores esenciales de la universidad estadunidense.

Las voces de nuestros dirigentes en la educación superior tienen que oírse contra tal amenaza. No es una causa partidaria. Nuestra causa es una democracia donde sean bienvenidos los ciudadanos de todo el mundo, donde estén protegidas las minorías y se respete el desacuerdo. Tal democracia es el único marco donde la investigación, la enseñanza y la búsqueda del conocimiento pueden prosperar. Ha llegado el tiempo de actuar juntos. El mundo debe tener claro qué defiende la universidad de Estados Unidos.

Los profesores, los investigadores, los estudiantes de Estados Unidos, mujeres y hombres, jóvenes y no, razonarán, resistirán, trabajarán y podrán prevalecer sobre las verdades alternativas, la ignorancia y la barbarie del Gran Dinero convertido en poder.

Desde la UNAM, las universidades, los colegios, las escuelas de todo el territorio mexicano es preciso apoyarlos, invitarlos, visitarlos, reunir fuerzas materiales y espirituales para defender y proteger a este México agredido, amenazado e insultado un día sí y el otro también por el presidente Donald Trump, sus funcionarios y su poder financiero, territorial y militar.

Podremos así plantar bandera y presencia desde donde somos y donde estamos, ahora que el gobierno federal en los hechos, los gestos y los dichos está mirando cómo pasa el tiempo.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/02/09/opinion/016a1pol
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Ecuador: Carrera de educación intercultural bilingüe se estudiará a distancia

América del Sur/Ecuador/11 de Febrero del 2017/Fuente: El comercio

Los ministros de Educación y coordinador de Talento Humano, Freddy Peñafiel y Andrés Arauz, anunciaron oficialmente que la carrera de Ciencias de la Educación Básica e Intercultural Bilingüe también se estudiará bajo la modalidad a distancia.

Junto a ellos se encontraba el rector de la Universidad Nacional de Educación, Freddy Álvarez. Desde este establecimiento se estructuraron los esquemas académicos con los que se iniciarán clases en los próximos tres meses. La carrera será gratuita y como requisitos de matrícula se pedirá cinco años de experiencia docente, que permitirán homologar los cuatro primeros ciclos y cursar solamente los cinco que dura esta carrera (una licenciaura tiene nueve niveles).

El objetivo primordial del proyecto es licenciar a los docentes bachilleres que trabajan como maestros a escala nacional. Según datos del Ministerio de Educación, con corte al 2 de febrero del 2017, 159 475 docentes con nombramientos y bajo contratos trabajan en el país. De esa cantidad, el 7,47% son bachilleres, 12,73% tienen nivel técnico superior, el 61,25% es de tercer nivel y el 18,54% tiene título de cuarto nivel. Otros objetivos de esta carrera son desarrollar un sistema modular semi-presencial que provoque la reflexión y el análisis de casos, problemas y situaciones académicas. También generar habilidades para identificar inconvenientes educativos, diseñar propuestas estratégicas y ejecutar programas de educación. Álvarez explicó que el público objetivo de esa carrera son los docentes bachilleres y tecnólogos en ejercicio de sus competencias. La modalidad es a distancia con estancias presenciales de acuerdo a las características de los territorios. Quienes la terminen obtendrán una licenciatura en Ciencias de la Educación Básica e Intercultural Bilingüe.

Disponible en la url: http://www.elcomercio.com/tendencias/carrera-educacion-intercultural-bilingue-distancia.html

 

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Extensión universitaria: clave para la transformación de la educación

Por: Víctor Hugo Malagón Basto, columnista online

 

Cuando se aborda el tema de la educación y, particularmente, el ámbito de la educación superior universitaria, suele coincidirse en definir ésta última a partir de tres funciones sustantivas: Docencia, Investigación y Extensión.

Un ejercicio de definiciones realizado por el Ministerio de Educación Nacional de Colombia a modo de glosario, que incluye referencias de diversas fuentes, nos arroja las siguientes definiciones de estos tres quehaceres de la universidad:

Define la Docencia como esa función de las instituciones de educación superior “que implica la realización directa de los procesos sistemáticos de enseñanza – aprendizaje, lo cual incluye el diagnóstico, la planificación, la ejecución y la evaluación de los procesos formativos y sus resultados, y de otras actividades educativas dentro del marco del proyecto educativo institucional”.

Por su parte la Investigación como aquella función sustantiva que se refiere “al proceso de búsqueda y generación de conocimiento, mediante una actividad intelectual compleja caracterizada por la creatividad del acto, la innovación de ideas, los métodos rigurosos utilizados, y la validación y juicio crítico de pares. La investigación es un proceso social que surge en grupos cercanos, consolidados o en proceso de formación, y se refina en el diálogo y debate con grupos más amplios de la comunidad científica internacional”.  

Y finalmente, pero no menos importante, la extensión universitaria que “tiene como propósito el desarrollo de procesos continuos de interacción e integración con los agentes sociales y comunitarios, en orden a aportar en la solución de sus principales problemas, a participar en la formulación y construcción de políticas públicas y a contribuir en la transformación de la sociedad en una perspectiva de democratización y equidad social, regional, política y cultural. Para ello propende por el fortalecimiento de la comunidad universitaria con el medio social, por la formación y capacitación de la comunidad, por el intercambio de experiencias y saberes, por la construcción de conocimientos específicos y pertinentes en los procesos sociales, por la asesoría y la transferencia de conocimientos y por la promoción, la divulgación, la circulación y la comunicación del conocimiento científico, tecnológico, artístico y humanístico en la sociedad”.

En otras palabras la docencia (transferencia de conocimiento), la investigación (creación de  conocimiento) y la extensión (aplicación del conocimiento en la sociedad), hacen parte de una triada indisoluble que, con distintos énfasis, vocaciones e inspiraciones particulares, terminan por definir la labor de nuestras instituciones de educación superior.

En Colombia, la tradición de la educación superior se ha caracterizado tradicionalmente por contar con instituciones especializadas y concentradas en la docencia; a medida que el mundo ha avanzado hacia una sociedad del conocimiento, la investigación y la innovación, las instituciones de educación superior han tenido también que evolucionar hacia el fortalecimiento de sus capacidades de investigación y sus modelos, políticas y procesos de creación, difusión y apropiación de nuevo conocimiento pertinente, gracias a ello hoy tenemos universidades colombianas que avanzan en liderazgo y posicionamiento de investigación, no solamente en el ámbito nacional sino también en el concierto

Habría que reflexionar si, en ese ánimo bienintencionado de evolucionar hacia universidades de docencia que hacen investigación de calidad y que pretenden ser universidades de investigación hemos, aún sin quererlo, subordinado la docencia a las categorías, parámetros, urgencias y modos de calificación y clasificación de la investigación.

En otras palabras, si en la triada que mencionábamos de docencia, investigación y extensión, cada una de estas dimensiones debe tener la misma importancia estratégica o si nos podemos dar el lujo en nuestras universidades de aceptar superioridad de alguna de las tres dimensiones sobre las demás.

Esta reflexión cobra especial relevancia cuando nos referimos a la importancia, validación y comprensión misma de la función de extensión en nuestras instituciones de educación superior. Y es que si nos preocupa una posible subordinación de la docencia a la investigación, qué decir de una suerte de “subestimación” que suele tener la extensión en la vida universitaria.

Más allá de funciones concretas de educación continuada, consultoría  y gestión social, la extensión universitaria debe entenderse como una dimensión comprehensiva de todo el impacto (pasado, presente y futuro) de la acción educativa en la creación (o destrucción) de valor de la universidad en su relación con complejos y diversos grupos de interés. Desde esa perspectiva, por supuesto, la aplicación del conocimiento para la solución de las grandes y complejas necesidades de nuestra sociedad es el foco principal de la pertinencia en la creación, transmisión y aplicación del conocimiento.

Creo no equivocarme si digo que en las universidades le damos gran relevancia a las discusiones sobre docencia e investigación, pero una prioridad e importancia algo menor cuando la discusión se trata de la extensión universitaria, lo que se refleja incluso en el diseño organizacional de la mayoría de nuestras instituciones de educación superior.

Muchas son las voces que vienen denunciando y reclamando cambios y adaptaciones drásticas en los modelos educativos, mayor creatividad, mayor utilización de las tecnologías de la información y de las comunicaciones, más pertinencia en la búsqueda de conocimiento que dé respuesta eficaz a necesidades concretas de sociedades concretas, más y mejores ambientes de creación y co-creación de conocimiento por parte de los educandos, entre muchas otras cuestiones.

Mucho me temo que las respuestas que estamos buscando ante estos reclamos y denuncias, se encuentran en la mejor comprensión del alcance y la importancia de la extensión como una de las funciones sustantivas de nuestra educación superior. Más allá de la retórica, debemos comprender más y mejor el alcance de esta dimensión que le permite a la universidad fortalecer la pertinencia y la calidad en su permanente relación con colaboradores, alumnos, proveedores, empresas, comunidades, gobiernos y, en definitiva, con la sociedad en general.

Fuente:http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/extension-universitaria-transforma-educacion-victor-malagon/241664

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