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Educación y Acción en Afganistán

Afganistán/Marzo 2016/ Fuente: http://www.sitesofconscience.org/

Mientras que el estado de la educación de las niñas en Afganistán ha mejorado mucho en los últimos diez años, menos de la mitad de las niñas afganas van a la escuela y muchos de ellos finalmente abandonan, desgastado por las condiciones inseguras, la pobreza y los matrimonios infantiles. Sólo el 14% de las mujeres afganas saben leer y escribir.

Nuestro miembro de Afganistán Derechos Humanos y Organización Democracia (AHRDO) lleva a cabo programas innovadores que hacen hincapié en el poder de la expresión y la creatividad en la lucha por los derechos humanos, en particular entre las mujeres y otros grupos desfavorecidos. La Coalición invitó recientemente a una de estas mujeres, Masooma Maqsoodi, para contar su historia.

Masooma  Maqsoodi.

Cuando yo era acosados ​​en las calles de Irán, donde vivía la mayor parte de mi vida como un refugiado afgano, solía culpar a mí mismo por haber hecho algo malo que llevó al acoso: mi forma de prendas de vestir, mi maquillaje, mi manera de caminar, o la hora del día o de la noche yo estaba en las calles. Entonces empecé a corregir «mi error.»   El propósito del sistema educativo de Irán era producir ciudadanos obedientes que completamente sometidos a las normas religiosas y culturales. Se esperaba que los únicos estudiantes que hay que hacer era aceptar, apreciar, internalizar, y memorizar lo que han aprendido en las aulas con el fin de pasar las pruebas. Un sistema educativo tales no ayuda a los estudiantes a ver el panorama más amplio y analizar las relaciones de poder en la información que reciben. Yo era una víctima de la subordinación a una cultura conservadora y patriarcal que puso toda la responsabilidad de mantener a la sociedad «virtuoso» y «seguro» en los hombros, en los hombros de las mujeres.

Las cosas, sin embargo, cambió en 2010, cuando me dieron una beca completa para estudiar en la Universidad de Asia para mujeres en Bangladesh (UAW). Era completamente diferente a las escuelas en Irán; se empodera y emancipadora. Me ayudó a explorar mi voz oculta que había sido silenciado y reprimido durante tanto tiempo. Con el apoyo de mis maestros y profesores de la UAW he aprendido a expresar mis pensamientos y sentimientos acerca de todos los temas que me importaba. Empecé a comprender cómo las normas de género que allanaron el camino para que las discriminaciones estructurales contra las mujeres se construyen socialmente y normalizada en todas las sociedades a través de un proceso histórico.

Pude ver cómo las imágenes de las mujeres por los libros de texto escolares, religiosas y medios de comunicación, y los predicadores en las mezquitas perpetúan y justifican el trato discriminatorio de las mujeres como seres humanos inferiores. Cuánto más he reflexionado sobre mi educación pasada y presente, más me daba cuenta de la importancia de la enseñanza del pensamiento crítico y capacitar a los estudiantes a levantar la voz en contra de cualquier forma de injusticia, y, aún más importante, para animarles a tomar acción y cambiar el estado quo. Mi educación en AUW me había preparado para eso.

Después de tomar una clase de liderazgo en el verano de 2012, empecé una campaña de acoso contra la calle en las escuelas de Kabul y empecé a escribir sobre temas de la mujer en un periódico con sede en Kabul.  Después de graduarse de la UAW en 2015, decidí volver a Afganistán para servir a mi país. Me uní a una organización llamada Organización de Derechos Humanos y la Democracia Afganistán, que promueve los derechos humanos y los derechos de las mujeres que usan el arte y el teatro. Que trabaja para promover los derechos de la mujer en Afganistán es cada vez más difícil con el aumento de la insurgencia, el radicalismo y la inseguridad en el país. Muchas escuelas y centros educativos han sido cerrados en las provincias inestables, y los datos muestra la violencia contra las mujeres ha aumentado en los últimos años. Sin embargo, en las regiones más seguras donde las niñas mantengan en camino a la escuela y las mujeres reciben una educación superior y trabajan fuera de la casa, hay un futuro más brillante para las mujeres que luchan para obtener la igualdad de derechos. Es un viaje largo, difícil, pero el camino es una educación de calidad que permite a las mujeres y los hombres a ver el mundo por sí mismos, crear su propio sentido de la vida y tratar de vivir felices y ayudar a otros a ser felices.

Masooma  Maqsoodi, de 29 años, es un oficial de programa en Afganistán Derechos Humanos y la Democracia Organización.

Fuente de la Noticia: http://www.sitesofconscience.org/2016/03/activists-for-change-in-afghanistan/

Información de la Foto: Masooma  Maqsoodi, de 29 años, es un oficial de programa en Afganistán Derechos Humanos y la Democracia Organización.

Dirección de la Foto:

https://www.oxfam.org/es/campanas/salud-y-educacion-para-todo-el-mundo/la-educacion-femenina-en-afganistan-testimonios

Socializado por:

Javier Ernesto Chávez Torrealba. Licenciado en Educación. Docente Universitario. Investigador del CIM. Coordinador del Centro Nacional de Investigaciones Educativas por el estado Portuguesa.

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Ana Silvia Monzón «Toda la agenda de derechos humanos es integral y los derechos atañen a la diversidad sexual»

En el marco de la convocatoria que a comienzos del  año 2014 se formulara en Venezuela, en aras de iniciar un debate nacional sobre la Calidad de la Educación, Ana Silvia Monzón (AM) desde Guatemala conversa con Luis Bonilla-Molina (LB) sobre la importancia del debate abierto que alrededor de la calidad educativa se está dando en Venezuela,  Bienvenidos y bienvenidas todas y todos a este nuevo contacto internacional en el marco de la consulta por la calidad educativa. Ana Silvia Monzón es socióloga, coordinadora de la maestría de géneros y feminismo en FLACSO Guatemala. Además es integrante de grupo de trabajo de feminismo y transformación social de FLACSO. Bienvenida Ana Silvia a este contacto internacional a esta consulta por la calidad educativa.

A.M: Muchas gracias Luis por la invitación. Es un gusto.

L.B: Ana el tema de géneros es un tema esquivo en la transformación de nuestros sistemas educativos, a pesar de que emergen en buena parte de los documentos del sistema de Naciones Unidas, e incluso nuestras cartas magnas todavía hay tareas y desafíos por recorrer en materia de incorporar una perspectiva de género al sistema educativo. Desde ese punto de vista, ¿cuáles son las tareas urgentes para incorporar género en educación?

A.M: Yo creo que es importante remitirnos a la historia, recorrer el camino que las mujeres hemos hecho para tener primero acceso a la educación. Recordemos que eso tiene dos siglos y medio. Hubo que pelear muchísimo desde el libro pionero de Medi Goston, donde hace un alegato en la reivindicación de las mujeres. Un alegato por el derecho de las mujeres a la educación. Recordemos que antes de eso se pensaba y todavía se piensa que las mujeres no tienen las mismas capacidades cognoscitivas que los hombres. Y ha sido un recorrido largo en varios países de América Latina también, que se agravan con otras condiciones como la etnia, la raza, la misma condición de pobreza, que siguen viviendo que ese derecho que ha sido ganado ya, que ahora nadie puede explícitamente oponerse a que las mujeres tengamos acceso a la educación, si hay muchísimos mecanismos culturales, prácticas, costumbres que siguen limitando a las niñas al acceso a la educación. Y por otro lado que ya debemos tener bastante, sobre todo en el nivel de primaria, hablando de nuestro país. Y también un poco en el nivel medio. Ya en el nivel de la educación superior y eso es una tendencia mundial, hay una feminización de la matrícula universitaria. Hay muchísimas disciplinas donde la mayoría son mujeres. Pero esto digamos es una parte de la problemática del género en educación porque también es muy importante considerar, que hemos avanzado muy poco en el término de los contenidos de la educación. Empezando por el lenguaje que sigue siendo un lenguaje excluyente de los femenino y de las experiencias de las mujeres pasando luego por lanzar al debate académico a las distintas facultades y distintas disciplinas las problemáticas que les atañen a las mujeres o visualizar que todos los fenómenos sociales, biológico, cultural, político, económico afecta de manera diferenciada a hombres y a mujeres. Esa misión creo que es la que todavía no logramos incorporar a nivel de la educación en términos institucionales pero también en la dinámica cotidiana del medio educativo.

L.B: ¿Por qué ocurre esto a pesar de que la mayoría de los docentes, sobre todo en primaria son mujeres?

A.M: Sí, pero digamos que allí es importante puntualizar que en todo el mundo, tal vez habrá una excepción, vivimos en un sistema patriarcal y ese sistema se basa en esta sobre valoración de los hombres y Página 2 de 5 de los masculino, de las experiencias masculinas en detrimento de las mujeres y de lo femenino y que efectivamente mujeres y hombres compartimos ideas, incluso prácticas machistas y las maestras y las madres, las mujeres en general nos estamos exentas de esas prácticas y que eso hace que si no hay una intervención intencionada de ir cambiando esos esquemas culturales y educativos, pues se sigue reproduciendo una de manera explícita o implícita este sistema patriarcal, esta sub valoración de las mujeres y sobre valoración de los hombres desde el nivel incluso de la preprimaria. Entonces, pareciera como una contradicción cuando nos dice: “-Sí, pero es que la educación, sobre todo preprimaria y primaria está en manos de las mujeres-”,  pero mientras no haya cambios en los contenidos de la educación, no va haber cambios que se expresen en las aulas, en lo que les enseñamos a niños y niñas todos los días.

L.B: Es decir, ¿Es urgente una reforma curricular, unos nuevos contenidos en los textos que impliquen esas perspectivas de géneros?

A.M: Yo creo que necesitamos hacer un análisis mucho más profundo de todo el entorno educativo, además lo educativos no está divorciado de otros ámbitos sociales, de la familia, de las iglesias, de los medios de comunicación. Todo forma a niños y a niñas. De todos los espacios les estamos enviando mensajes. En todos los espacios de socialización temprana estamos inculcando roles, estereotipos y no solo de géneros sino también de etnias y raza, que en países como los nuestros es algo que nos podemos obviar y que está íntimamente relacionado porque los mismos mecanismo que operan para las desigualdades entre mujeres y hombres también operan en términos raciales, en términos de la jerarquía de color, en términos de la jerarquía étnica y por supuesto de clases sociales. Entonces, estos tres grandes ejes no pueden estar divorciados de nuestros análisis y es importante impulsar estas reagrupaciones culturales profundas porque implican como decía en el inicio el cambio del lenguaje, un lenguaje incluyente que no es solamente es cambiar la o por la a, sino que implica buscar otras definiciones, otros términos que realmente incluyan la experiencia femenina en lo que vivimos todos los días.

L.B: Un de las tareas fundamentales en nuestros sistemas educativos está asociado a la construcción de ciudadanía. En materia de género, se ha hecho hincapié en los últimos tiempos en una perspectiva basada, en una proporción uno a uno, por decirlo de alguna manera en los cargos de representación. Sin embargo estas mismas iniciativas han sido cuestionadas por algunos que señalan que este también es exageradamente perfeccionista. ¿Cuál es tu posición al respecto sobre los modelos de representación uno a uno para los cargos públicos, para los cargos de representación?

A.M: Bueno, yo creo que  como un horizonte ético que responda a lo que somos como sociedad, es importante que mujeres y hombres, pero además no solo mujeres y hombres, sino mujeres indígenas, mujeres afrodescendientes o de los grupos étnicos que conformen un estado y una nación, estemos representados. Y en esa medida incluso digamos salen perdiendo los hombres, porque en casi todos los países somos el 51% de las mujeres, entonces tendríamos que ser la mayoría. Pero volviendo a la cuestión de que realmente somos un horizonte ético, pienso, que hacia el que debemos caminar, porque ya hemos visto que las mujeres hemos ido avanzando como ya decía en términos del acceso a la educación. En las universidades ya la mayoría de estudiantes y de egresados, son mujeres, pero eso no se está expresando bien en el mercado laboral, ni en el ámbito de la representación política. Ahí todavía hay estos muros de contención, estos techos de cristal que impiden que las mujeres tengan realmente espacios de toma de decisiones, en todos los niveles; no es más los medios, o más lo altos, a pesar de las calidades educativas que las mujeres poseen. Entonces creo que si debemos ir trabajando en función de esto, de que realmente quienes tomen las decisiones, sean hombres o mujeres, pero como ya decía también, indígenas afrodescendientes, quienes componemos la sociedad de manera responsable y que no se limite ese ejercicio de la ciudadanía básica para las mujeres.

L.B: En tu discurso, evidentemente está presente la mirada multicultural y también una perspectiva de clase, sin embargo, ¿Qué ocurre con la diversidad sexual? ¿Es parte de la tares de géneros? Es decir, ¿los derechos de las lesbianas, de los bisexuales, los travestis, los gay’s, los comúnmente llamados LGBT forman parte de las tareas y los desafíos de una perspectiva de género o es una agenda aparte?

A.M: Yo creo que toda la agenda de derechos humanos es integral y que los derechos atañen a la diversidad sexual también son parte de la agenda del feminismo y del humanismo en general. Recordemos que el feminismo es una protesta humanista, que no solo atañe a las mujeres. Somos nosotras quienes hemos aportado mucho más, porque somos las más afectadas en este sistema patriarcal, pero nuestra propuesta incluye también a los hombres e incluye a todas estas diversidades. Por eso también hemos incorporado en nuestros análisis, en nuestras reflexiones la condición ético racial que había sido también dejado de lado. Para nosotras es como una visión holística, una visión integral, por supuesto la comunidad o las personas de identidades sexuales diversas están incluidas en esta agenda de derechos humanos.

L.B: Ana, si tu tuvieras que sugerirles a los maestros de educación en la región algunas iniciativas para transformar nuestros sistemas educativos desde una perspectiva de géneros. ¿Cuáles serían esas iniciativas?

A.M: Bueno, yo creo que las propuestas parten desde distintos planos, desde el plano institucional donde debe haber una voluntad política, la adopción de políticas, valga la redundancia institucionales que realmente abran la posibilidad de cambios curriculares, que abran la posibilidad de cambios en la relaciones en el aula, pero no solo en el aula sino en todo el entorno socioeducativo. Luego también ir formando a maestras y maestros y a las autoridades educativas en la perspectiva de géneros, etnia y clase para que se pueda ir sensibilizando, para que se pueda ir adoptando mucho de ese bagaje teórico, histórico, metodológico que el feminismo y las feministas hemos ido incorporando: nuevas pedagogías que realmente vean en el niño y la niña o en las y los jóvenes sujetos de derechos con los cuales se va a dialogar. Ya estamos en una etapa en la cual el acceso a la información es prácticamente universal, claro, atravesado por condiciones de clases, porque no todo el mundo tiene acceso a una computadora. Pero digamos que la tecnología también  está al servicio de la educación, y que hay que aprovechar todas esas ventajas para incorporar estas nuevas visiones y estos nuevos paradigmas.

Incorporar esa visión histórica, me parece que también es muy importante en nuestros países porque tenemos que tener muy claro de dónde venimos para saber dónde posicionarnos y ver al futuro y en esa visión histórica por supuesto que las mujeres también tenemos que estar. Tiene que haber todo un proceso de identificación y reconocimiento de los aportes históricos de las mujeres, tanto a nivel de la política, como de la economía, de la cultura, a nivel social. Los liderazgos de las mujeres también deben ser reconocidos y todo eso debe formar parte de la cotidianidad en el ámbito educativo, que no se vea como una cuestión excepcional, sino como el aporte del 51% de la población, de las mujeres, a la marcha de la sociedad. Entonces, me parece que es necesario trabajar como se llama en algunas corrientes, desde el macro currículo, en términos de las políticas educativas, el meso currículo, en el término de las normas institucionales que rigen los distintos ámbitos educativos y a nivel micro curricular en el aula pero también en todo lo que tiene que ver con los espacios donde socializan niñas, niños y jóvenes porque en todos los espacios están marcados los géneros, las etnias y la clase. Y en  todos los espacios tenemos que hacer estos cambios.

L.B: A pesar de todo el discurso de géneros y, repito, el marco jurídico que acompaña la trasformación de nuestros sistemas educativos en la escuela aún, pesa mucho esa sociedad patriarcal y un modelo de concebir la mujer como objeto, incluso como objeto sexual que se expresa en los reinados de belleza permanecen en nuestras escuelas, la elección de las reinas, las reinas de carnaval, las reinas del colegio, detrás del cual subyacen toda una perspectiva al respecto. También, la propia celebración del día de la madre por encima del día del padre que pareciera que defiende a la mujer pero también coloca como prioridad del tema educativo solo a la mujer. En lo que está legitimando es que el tema educativo es fundamental de la mujer y no de la familia, y no del padre. Entonces, hay muchas cosas en la cotidianidad del aula que hay que modificar desde una perspectiva de género. ¿Es así?

A.M: Por supuesto estoy de acuerdo con ese comentario, porque efectivamente los cambios no son solamente a nivel del curriculum, de la maya curricular, de los contenidos que se van a impartir en el aula. Si no, tiene que ver con toda esa convivencia, como todo los que forman el mundo educativo y por supuesto que tiene que ver con lo que tú planteas. No es una tarea de hoy a mañana, es una tarea de largo aliento, porque efectivamente romper esos esquemas es muy difícil. Y cada vez hay más niñas que someten a estos concursos (de belleza) en los cuales se privilegian una estética que muchas veces no tiene que ver con el común de las niñas. Este incensar la maternidad como única función de las mujeres y digamos dejar de lado la paternidad responsable, de visualizar los roles como algo que constriñe los deseos, las expectativas de niños y niñas. Irlos como ubicando, digamos en estereotipos y que sufran muchísimo cuando no pueden ajustarse a esos modelos. Me parece entonces que necesitamos también formar maestras, maestros que tengan esa visión más amplia, más democrática, y por supuesto, teniendo presente todo lo que es una pedagogía, la didáctica, los contenidos teniendo o presente la perspectiva de género en el aula de clase.

L.B: Desde Ottawa hasta Buenos Aires, un debate recorre a América, el debate sobre la calidad educativa. Desde la perspectiva de géneros, ¿Qué es calidad educativa?

A.M: Bien, la calidad educativa, a mi juicio, es como una imposición muy vinculadas con estas ideas de ciencia, que deja de lado las individualidades y que perfilan a las y los niños de una manera homogénea, como que le echaran un producto, y que todos los niños y las niñas deben salir de esta y otra manera. Es una visión de la calidad educativa muy reduccionista porque no toma en cuenta todas las condiciones de pobreza, las condiciones de desigualdad, de desventajas que hay en países tan diversos como los nuestros, por ejemplo en nuestro país (Guatemala) se hablan 23 idiomas indígenas y digamos que muchos de los niños y niñas cuando llegan a las escuelas son monolingües y no hay realmente el cuidado, las políticas y los recursos necesarios para valorar los idiomas “maea” en este caso, y así sucede en toda América Latina, en todo el mundo diría. Entonces, no se visualizan en esta noción de calidad educativa este tipo de conmociones específicas, por supuesto tampoco la situación y las condiciones de género, de etnias y de clase. Entonces, me parece que desde una posición crítica las feministas que reflexionan sobre la educación han planteado que esta noción de calidad educativa es muy reducida, que es necesario cuestionarla, que es necesario abrirla y tomar en cuenta otras condiciones porque no podemos aplicar los mismos estándares de la calidad educativa a realidades tan diversas.

L.B: Para ir cerrando este primer contacto internacional en el marco de la consulta educativa, por la calidad educativa, nos gustaría Ana Silvia que le dirigieras un mensaje a los maestros, a las maestras, a los Página 5 de 5 profesores y las profesoras venezolanas y venezolanos que están discutiendo el tema de calidad en sus aulas, en sus planteles, visto este debate como una oportunidad para seguir avanzando en la trasformación educativa.

A.M: En primer lugar, agradecer este espacio. Muchas gracias Luis. Y finalmente, yo creo que en primer lugar los maestros y las maestras debemos gozar lo que hacemos. Debemos también visualizarlos como seres que tenemos, sobre todo cuando eso se trata de niños y niñas. Tenemos una gran responsabilidad en cuanto a cómo vamos modelando, o cómo vamos planteando esas relaciones más democráticas, más abiertas, con las niñas y con los niños. Tenemos una gran oportunidad y en estos momentos ya hay muchísimas formaciones sobre otros paradigmas de educación, como género, o etnia, clase y educación. Que tenemos que ser como asertivas, asertivos, acercarnos a estas nuevas visiones, a abrir nuestras mentes porque esto va a ir en beneficio de nosotras y de nosotros mismos y también de las niñas y los niños con quienes compartimos el día a día.

L.B: Muchas gracias a Ana Silvia Monzón, desde Guatemala. Quien es la coordinadora de la maestría de géneros y feminismo de la Facultad Latinoamericana de ciencias Sociales de FLACSO, Guatemala. Y además integrante del grupo de trabajo del feminismo y transformación social de FLACSO. Y gracias por haber expresado su opinión en el marco de la consulta por la calidad educativa.

Para oir y ver la entrevista:

Producción de la Otra Mirada: Luis Bonilla Molina

Equipo de producción y post producción digital: Dilanci May Sierra

Transcripción de la entrevista: Marianicer Figueroa

Edición: María Magdalena Sarraute

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Brasil:UnB e ONU debatem violência contra mulher nas universidades

América del Sur/Brasil/Abril 2016/Fuente: y Autor: Nodal

Resumen: La Universidad Nacional de Brasilia y la ONU sostuvieron un encuentro para discutir propuestas entre la comunidad academica para la conscientización, prevención y penalización de la violencia hacia las mujeres en la institución.

O Decanato de Assuntos Comunitários da Universidade de Brasília (UnB) discutiu propostas da comunidade acadêmica para a conscientização, prevenção e enfrentamento à violência contra as mulheres na instituição.

O debate ocorre após a morte da estudante de biologia Louise Ribeiro, 20 anos, assassinada na UnB em 10 de março pelo ex-namorado e colega de curso, e em meio a relatos de machismo e violência contra mulher dentro dos campi.

A reunião e as ações propostas têm apoio da ONU Mulheres no Brasil. Segundo a decana de Assuntos Comunitários, Thérèse Hofmann, a ideia é otimizar todas ações e competências que a universidade tem e organizar uma rede para atender à comunidade acadêmica, incluindo parcerias externas.

As ações propostas hoje foram pensadas a partir de demandas das alunas, professoras e funcionárias. “Ficamos muito felizes com as novas contribuições. Partimos de uma base que poderia ser rejeitada, mas teve um bom acolhimento. Mas a Reitoria não vai fazer nada sozinha, o pressuposto da criação de uma rede é isso, agregar as competências”, disse.

Segundo a coordenadora da campanha da ONU Mulheres “Valente não é violento”, Amanda Kamanchek, a agência das Nações Unidas e a UnB assumiram o compromisso institucional de atuar para prevenir a violência contra mulheres por meio de um memorando de entendimento assinado em outubro de 2015, e algumas ações já foram desenvolvidas de lá para cá.

“Isso foi reforçado agora, com a morte da Louise, quando vimos a importância de trabalhar esse assunto e quanto os homens ainda precisam ouvir essa mensagem de que valente não é violento”, disse.

A UnB também já aderiu ao Movimento ElesPorElas (HeForShe) de Solidariedade pela Igualdade de Gênero, proposto pela ONU Mulheres, para mobilizar especialmente os homens e meninos na defesa dos direitos de mulheres e meninas.

Propostas para a UnB

Segundo Thérèse Hofmann, algumas propostas já podem ser efetivadas em 2016 e devem ser continuadas e repetidas a cada semestre, quando a universidade recebe mais de quatro mil novos estudantes. As propostas recebidas da comunidade acadêmica durante o debate serão analisadas e articuladas com os demais entes da universidade.

A primeira sugestão apresentada nesta terça-feira foi a de um curso de extensão sobre masculinidade para homens, incluindo docentes e técnicos administrativos.

“A ideia é que os homens possam refletir quais são as atitudes e comportamentos que levam à violência contra as mulheres. Para que eles entendam e possam desconstruir valores machistas. É um espaço para que eles se modifiquem”, disse Amanda, da ONU Mulheres.

Outras iniciativas de formação incluem cursos de extensão sobre feminicídio; formação de professoras e professores em gênero e relações raciais; criação de disciplina sobre pensamento social brasileiro e relações de gênero; e realização de um ciclo de palestras sobre direitos das mulheres.

Entre as propostas administrativas estão a auditoria de segurança das mulheres nos campi da UnB; campanha pelo fim da violência contras as mulheres, preparadas e discutidas pelos próprios estudantes; concurso de vídeos de um minuto com o tema da campanha da ONU Mulheres; promoção de trote sem violência, racismo, sexismo e lesbohomotransfobia; e inclusão do tema diversidade na revista ParticipAção, do Decanato de Extensão.

Acolhimento

Para a professora Lourdes Bandeira, do Núcleo de Estudos e Pesquisa sobre a Mulher, a violência contra mulher tem se acirrado não só na universidade mas na sociedade brasileira.

“E como universidade temos que contribuir para que essa violência deixe de existir, como o caso que tivemos recentemente [da morte da estudante Louise], sem contar o cotidiano que é pautado por assédios e violências simbólicas, além do estupro”, disse.

Segundo Lourdes, as atividades propostas no debate de hoje são positivas, mas devem ser articuladas para ter visibilidade e abrangência maiores. A professora sugere que a UnB tenha um centro de acolhimento, com equipe multidisciplinar, para prestar informações, alertar e atender a mulheres e homens que sofrem ou sofreram violência de gênero.

“Quando a Louise recebeu o e-mail do ex-namorado dizendo que ele queria se matar, se ela tivesse passado em um centro desse teria sido mais difícil aquilo acontecer.”

 

Fuente de la noticia:http://www.nodal.am/2016/04/brasil-universidad-y-onu-discuten-propuestas-para-erradicar-las-violencias-hacia-mujeres/

Fuente de la imagen:http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/04/size_810_16_9_mulher-luta-pelos-seus-proprios-direitos-e-pela-vida.jpg

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Sierra Leona:Nueva oportunidad educativa para las adolescentes

África/Sierra Leona/ Abril 2016/Fuente:En Positivo /Autora:Elena Chozas

Sierra Leona es uno de los países más pobres del mundo. El 80% de la población tiene menos de 25 años y su esperanza de vida no llega a los 50. A todo ello hay que sumarle que la media de hijos por mujer es de 6, pero es común que llegue a los 10.

Otro problema que se añade a esta situación, ya de por sí grave, es que la mayoría de las mujeres se quedan embarazadas siendo todavía adolescentes. Según estudios realizados por organizaciones como Naciones Unidas, Save the Children, Plan Internacional o World Vision, durante la crisis del ébola el índice de embarazos aumentó con motivo del cierre de las escuelas, que se prolongó durante casi 9 meses, y el aumento de la presión de las familias sobre las niñas para que mantuvieran relaciones sexuales a cambio de bienes o dinero. De ahí que los resultados de una encuesta realizada por el gobierno revelaran que tan solo un 36% de las niñas asisten a la escuela secundaria.

Además, la crisis del ébola también supuso la restricción de acceso a información, anticonceptivos y servicios sobre salud sexual y reproductiva, así como la atención sanitaria a víctimas de violaciones.

En abril de 2015, una vez controlada la epidemia y con la reapertura de las escuelas, las jóvenes embarazadas se encontraron frente a un nuevo problema. El gobierno había aprobado una medida para prohibir su asistencia a las clases alegando que “supondría una influencia negativa sobre las otras chicas inocentes”.

Estas fueron las palabras del ministro de educación Minkailu Bah durante una reunión con directores de escuelas de todo el país.Después de numerosas protestas para las que no hubo respuesta, UNICEF ha diseñado un programa de reinserción estudiantil financiado por el Departamento de Desarrollo Internacional de Inglaterra, en el que ya se han registrado más de 3.000 chicas embarazadas.

Este programa tiene como objetivo ofrecer a las jóvenes la posibilidad de seguir estudiando durante el tiempo que dure su embarazo. Incluye dos horas y media de clases diarias y tutorías que harán posible, no solo que sigan formándose, sino que puedan presentarse al examen de Certificado de Enseñanza Básica, cuya realización es obligatoria para acceder a la enseñanza superior.

Al margen de que la educación sea un derecho básico, tampoco se puede pasar por alto que la formación no es solamente beneficiosa para las jóvenes, sino también para sus futuros hijos. Una mujer con estudios estará mejor capacitada para hacerse cargo de un niño, impedir que pueda sufrir enfermedades prematuras y para que, en un futuro, estos niños puedan seguir los ejemplos de sus madres y acudan a las escuelas a formarse y educarse.

 

Fuente de la noticia: http://enpositivo.com/2016/04/la-nueva-oportunidad-educativa-de-las-adolescentes-embarazadas-en-sierra-leona/

Fuente de la imagen: http://enpositivo.com/wp-content/uploads/2016/04/sierra-leona-mujeres-embarazadas-educacion-700×350.jpg

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Croire en une conscience féministe unique est dépassé

AURÉLIE LEROY

Une frange du mouvement féministe occidental continue de penser que ses mots d’ordre et ses méthodes d’action valent, sans distinctions ni nuances, pour l’ensemble des continents — au point que la notion même de « féminisme » soit parfois perçue, dans « le Sud », comme une énième tentative d’intrusion du « Nord ». A paru à la fin de l’année 2015 l’ouvrage collectif État des résistances dans le Sud — Mouvements de femmes, coédité par le Centre Tricontinental et Syllepses. L’historienne Aurélie Leroy en est la coordinatrice. « Les féminismes s’inventent, se pratiquent, mais ne se ressemblent pas », avance cet ouvrage qui conduit ses lecteurs du Sénégal au Sri Lanka, en passant par le Chili, l’Irak, le Mexique et la Chine. De quelle manière ces pensées et ces pratiques, peu connues dans nos pays, permettent-elles de secouer les angles morts, de sortir des pistes dominantes et d’œuvrer, au final, à l’émancipation de toutes les femmes ?

Un fil rouge paraît traverser cet ouvrage : il n’y a pas de féminisme unique et monolithique. Est-ce une réalité entendue, désormais, ou faut-il encore lutter pour la faire accepter ?

Il y a des vérités qu’il est bon de dire et de répéter, quitte à parfois donner l’impression de taper sur le clou. Affirmer que les luttes féministes sont plurielles et qu’il n’existe pas une vision monolithique du féminisme n’est pas neuf. Du chemin a été parcouru depuis le « Sisterhood is powerful » des années 1970. Cette idée d’une « condition partagée » a été démontée par une génération de féministes — qualifiée de troisième vague — au sein de laquelle les femmes du Sud ont joué un rôle moteur. Elles ont mis en exergue les différences qui existaient entre les femmes et insisté sur l’imbrication des rapports de pouvoir. Le sexisme ne fonctionne pas en vase clos et s’articule avec d’autres formes d’oppression comme les discriminations sur la base de la race, la classe, l’orientation sexuelle, la génération, etc. Croire en une conscience féministe unique et unifiée est aujourd’hui dépassé, mais en dépit de cette évidence, la tentation de l’universalisation du féminisme perdure. L’activisme déshabillé des Femen en est une expression. S’appuyant sur leur propre expérience de l’émancipation, leurs membres entendent imposer leur conception à d’autres — à la manière d’un « copier/coller » — et libérer les femmes en leur dictant ce qui est « bon » et « vrai ». Un militantisme aux relents néo-coloniaux douteux …

Les rapports Nord / Sud sont au cœur des propos défendus par les auteures. Vous évoquez la « violence » et la « douleur » qu’un féminisme occidental, blanc, urbain et hégémonique a pu, ici et là, susciter : qu’en est-il ?

Les Femen, une fois encore, en ayant pour cible favorite les femmes musulmanes et en les présentant comme des victimes passives enfermées dans la tradition et aux mains d’hommes par nature oppressifs, adoptent une posture condescendante et arrogante empreinte de racisme. En se « libérant » de leurs vêtements, elles s’érigent comme des actrices éclairées, modernes et libérées face à des femmes musulmanes dont le voilement est perçu à leurs yeux comme un signe nécessairement oppressif qu’il faut combattre. En projetant leurs attentes sur des réalités extérieures qui leur sont inconnues, les Femen ont cristallisé les tensions et jeté le discrédit sur les combats féministes, déjà parfois perçus comme ayant une forte référence occidentale et une optique utilitariste. Les exemples d’instrumentalisation de leurs causes sont en effet malheureusement légion. L’intervention en Afghanistan au nom de la défense des droits des femmes, la manipulation du féminisme à des fins racistes en Europe (les « événements de Cologne », la « criminalité étrangère », « l’intégration des immigré(e)s », les polémiques sur le voile, etc.), la conditionnalité des aides étrangères à l’intérieur d’un cadre de référence marqué par le féminisme libéral et le capitalisme occidental sont autant de situations qui ont été vécues (in)directement et douloureusement par les femmes dans leurs territoires et dans leurs corps.

Dans l’un des textes, signé par des féministes colombiennes, il est dit que ce féminisme extra-occidental permet « d’enrichir la perspective féministe ». Quels sont ses principaux apports ?

Le féminisme est un double mouvement. Un mouvement social qui s’est construit sur le terrain des luttes, mais aussi un mouvement intellectuel qui s’intéresse aux rapports sociaux de sexe, aux relations qui lient et opposent les sexes, aux facteurs qui déterminent la subordination sociale des femmes. Une telle approche permet de réfléchir aux causes de la relation d’oppression, mais aussi aux moyens d’y mettre fin. Les femmes des « multiples Suds » ont agi à ces deux niveaux : celui de la réflexion et de l’action. Elles ont apporté, à partir de leurs expériences diversifiées, une compréhension fine et nuancée des logiques de pouvoir à l’œuvre et affirmé leur volonté d’être parties prenantes dans l’élaboration de la pensée et des luttes féministes (non pas pour « suivre » le mouvement, mais pour le « recomposer »). Elles ont affirmé l’importance de prendre en compte l’articulation de différents systèmes d’oppression, des complexités socio-historiques, et de ne pas sous-estimer les structures de pouvoir productrices d’inégalités comme le (néo)colonialisme et le néolibéralisme. Sur cette base, elles ont rappelé que les voies de l’émancipation ne sont pas prédéfinies et sont donc — encore et toujours — à (ré)inventer. L’espace domestique et familial n’est ainsi pas nécessairement à l’origine de l’asservissement des femmes, pas plus que la religion contraire au projet d’émancipation. Les apports des féminismes des Suds permettent de dépasser certaines conceptions binaires réductrices et de repenser les relations entre féminisme et religion, entre espace public et privé, entre tradition et modernité, entre « homme dominateur » et « femme subordonnée », etc.

Christine Delphy a souvent dénoncé l’instrumentalisation du féminisme à des fins impériales (on se souvient de son article « Une guerre pour les femmes afghanes ? ») et la question (post)coloniale revient régulièrement dans les arguments de ces nombreuses féministes : comment, pour reprendre la formule de la sociologue Zahra Ali, se lient « les questions de genre, de nation et d’impérialisme » ?

Le rapport que les féministes d’Asie, d’Afrique ou d’Amérique latine entretiennent avec l’Occident est parfois tendu. Cela tient en partie au fait que, dans de nombreux pays du Sud, les mouvements féministes ont affirmé à l’origine leur militantisme au travers des luttes de libération nationale et l’ont par la suite inscrit dans une critique de la domination impérialiste sous ses multiples formes. En Haïti, l’histoire politique du pays a été marquée par les résistances des femmes, que ce soit contre l’occupation états-unienne, les coups d’État ou les interventions militaires étrangères. Dans le chaos de la reconstruction post-séisme de 2010 et dans le contexte actuel de crise politique — le pays est sans président — les organisations féministes et de femmes haïtiennes dénoncent le rôle joué par les États-Unis, l’Union européenne et les acteurs humanitaires et internationaux qui « participent plus du problème que de la solution ». Elles défendent avec d’autres acteurs sociaux «  l’exigence d’une souveraineté populaire » (Thomas, 2016) et veulent en finir avec la dépendance politique et économique. Elles revendiquent la mise en place d’un pouvoir démocratique qui se détache du modèle de développement injuste et incohérent actuel, mais sans que soient occultées les violences et les inégalités produites par une société machiste. Que ce soit en Haïti ou en Afghanistan, l’espoir d’un changement en faveur des femmes ne peut reposer sur des ambitions affichées par une force étrangère. Le renforcement des rôles politiques et publics des femmes afghanes, voulu par les agences d’aide étrangère, a ainsi échoué et a constitué une cible facile pour les groupes conservateurs attachés au statu quo en matière de genre.

La dimension religieuse est évoquée – en particulier dans le chapitre consacré au monde arabe. Il est même question d’un « féminisme islamique », c’est-à-dire d’une émancipation conçue de l’intérieur d’une tradition spirituelle. Le ménage entre émancipation des femmes et monothéisme (par nature peu favorable aux femmes) heurte toutefois plus d’un.e féministe – en France, particulièrement. De quelle manière aborder cette crispation ?

La France, plus encore que la Belgique, s’est posée en « protectrice de la laïcité » au nom des droits des femmes, avec une crispation des débats autour de la question du voile. La laïcité est devenue un marqueur déterminant de la nation, qui lui fait penser le droit des femmes au travers elle. Dans d’autres contextes où la religion est à l’inverse un référent culturel et identitaire majeur, des militantes ont compris la nécessité de composer avec celui-ci pour rendre audible leur revendication égalitaire, mais sans pour autant abandonner le cadre universaliste des droits humains ! Des chercheuses et militantes se sont ainsi engagées dans une démarche féministe à l’intérieur du cadre religieux musulman, démontrant ainsi la compatibilité entre féminismes et islam. Pour tous ceux qui seraient dubitatifs ou farouchement hostiles à ce rapprochement, j’aimerais insister sur deux éléments inspirés des réflexions de ces féministes. Le premier, c’est l’effet du « deux poids, deux mesures ». Plus que dans les autres religions monothéistes, les femmes musulmanes sont désignées et définies par le prisme de la religion. L’islam expliquerait tout, notamment leurs conditions de vie et leur inégal statut. S’il est indispensable de combattre le caractère patriarcal et oppressif des religions, il est crucial aussi de ne pas tomber dans le piège des préjugés ou dans l’instrumentalisation du féminisme à des fins racistes. Les événements de Cologne sont là pour nous le rappeler. Les appels à la défense de « nos femmes », entendus chez plusieurs politiciens et journalistes, doivent être rejetés à la fois pour leur caractère xénophobe, mais aussi car ils court-circuitent le débat, banalisant ou marginalisant la problématique des violences faites aux femmes. La seconde idée, dans la foulée de l’exemple de Cologne, c’est le détournement ou l’occultation de certains débats. À force de se concentrer sur la misogynie des religions, on en oublierait presque que « le » monde musulman est en fait « les » des mondes musulmans. Et que cet ensemble de pays, qui s’étend sur plusieurs continents, connaît des langues et des cultures différentes, et qu’il est profondément marqué par des facteurs historiques et socio-économiques qui agissent de manière déterminante sur la manière dont vivent les femmes et dont elles sont perçues par la société. Croire que « pour comprendre les musulmans, il suffirait de lire le Coran » est un raccourci réducteur, comme nous le rappelle Zahra Ali.

La question de l’universalisme sous-tend tout cela. Comment trouver un juste point d’équilibre entre un relativisme culturel délétère et un universalisme orgueilleux et dominateur ?

Les féministes postcoloniales, notamment, se sont distanciées des conceptions universalistes et hégémoniques du patriarcat, étant fondées sur les expériences et besoins des femmes blanches, urbaines, hétérosexuelles, issues de la classe moyenne. En s’inscrivant dans un contexte et en adoptant un point de vue historiquement situé, elles ont rejeté l’universalisme féministe porté par certaines intellectuelles. Cette attention portée au respect de la différence comportait toutefois le risque de basculer dans une sorte de « fondamentalisme culturel », qui se serait opposé à toute tentative de transformation des pratiques qui affectent la vie des femmes au nom de la préservation de l’identité du groupe. Ici encore, en historicisant des pratiques culturelles comme la polygamie ou le sati (l’immolation des veuves), les féministes du Sud se sont attachées à faire évoluer des traditions qui sont source de violence à l’égard des femmes. En Indonésie, des militantes musulmanes¹ ont insisté sur le fait que les textes fondamentaux ont été écrits à une époque différente et dans des conditions qui ne prévalent plus actuellement. Au temps du Prophète, les guerres étaient omniprésentes et de nombreuses femmes se sont retrouvées seules. Dans ces circonstances sociohistoriques, les mariages polygamiques étaient courants. Si cette pratique s’explique dans un contexte donné, lutter aujourd’hui pour que la polygamie disparaisse ne constitue pas une menace pour l’intégrité identitaire du groupe.


Le terme même de « féminisme » n’est pas toujours mis en avant, de la part de militantes pour le droit des femmes (l’ouvrage rappelle aussi qu’il n’existe pas au Congo et qu’il est ambigu en Chine). Que révèle le poids de ce mot – qui n’est, bien sûr, absolument pas intégré non plus dans l’imaginaire collectif franco-belge ?

Dans les pays du Sud, il n’est pas rare que des organisations ou des femmes refusent d’endosser l’identité politique féministe. Le terme est parfois perçu comme étranger et imposé de l’extérieur, et l’agenda des militantes du Nord ne semble pas toujours coller à celui des femmes du Sud. Le « non » à la cause féministe n’est toutefois pas un « non » à des revendications égalitaires, mais un « non » au lieu de pouvoir que représente l’Occident et un refus de l’instrumentalisation du féminisme. En Europe, le féminisme est loin aussi de faire l’unanimité, mais pour d’autres raisons. Il est attaché à de nombreux stéréotypes au point que beaucoup hésitent avant de s’en réclamer. Le féminisme serait dépassé et hors de propos dans nos sociétés prétendument égalitaires. Il renverrait à l’idée de guerre des sexes, menée par des femmes agressives et frustrées qui se voudraient anti-homme, anti-sexe et anti-amusement. « Il y a pire ailleurs » ou « il y a des combats plus importants » ou « il ne faut pas nier les évidences naturelles » sont quelques-unes des petites phrases assassines qui participent au travail de sape des revendications féministes. Et pourtant, les discriminations sexistes se poursuivent ici comme ailleurs, en particulier dans le champ du travail. En matière de violence, une femme sur trois a subi une forme de violence physique ou sexuelle dans l’Union européenne depuis l’âge de 15 ans. La « culture du viol » et l’idée de pouvoir disposer librement du corps des femmes sont une réalité sous nos latitudes. Le « réflexe » est d’apprendre à nos filles à se protéger (ne pas boire, ne pas s’habiller de manière provocante, ne pas sortir tard et/ou seule, etc.) pendant qu’apparemment il n’y aurait rien à enseigner à nos garçons… L’évocation du viol est omniprésente dans la vie des femmes, quasi absente dans celle des hommes. Une réalité, l’égalité homme-femme ? Ne nous voilons pas la face !


L’une des riches contributions du livre est celle de la féministe mexicaine Claudia Korol : elle propose un « féminisme de parole-action » ancré dans les luttes socialistes et antilibérales – un « féminisme populaire » et non libéral et minoritaire. Au Bahreïn, explique Sawsan Karimi, le féminisme n’intéresse « qu’une minorité de femmes issues de l’intelligentsia ». Ce débat vaut pour l’ensemble des pays du monde : comment œuvrer mieux encore à la convergence des luttes de masse (socialistes) et des combats féministes – et antiracistes ?

La construction d’alliances autour de finalités communes, l’élaboration de militantismes inclusifs devraient constituer un atout et une force dans une perspective de lutte contre l’oppression, mais dans la pratique les articulations sont souvent boiteuses, car elles reposent sur une mauvaise compréhension des rapports sociaux de sexe, de classe et de race. Alors que ces rapports de domination sont indissociables, qu’ils sont le produit d’une dynamique complexe et qu’ils se coproduisent mutuellement, ils sont souvent abordés comme des identités séparées et concurrentielles, ce qui amène à basculer dans un schéma de lutte prioritaire versus secondaire. Nombreux sont ainsi les exemples où les revendications féministes ont été effacées devant des luttes généralistes jugées prioritaires. L’autonomie politique des luttes féministes est indispensable, mais cela n’empêche toutefois pas que la perspective féministe soit intégrée dans les organisations anticapitalistes et antiracistes. Le seul impératif est qu’elle le soit comme « une composante stratégique et structurante d’un projet de société émancipateur » (Cisne et Gurgel, 2015).

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Pedagogía para la Menarquía: Mi primer día en fresa ¿Quién me acompaña?

menarquiaEl principio del mes. Yo diría el inicio de todo un mundo de energía sexual. Eso es para mí el primer día o el primer episodio de la menstruación en las chicas. Para los científicos la aparición de la primera menstruación dependerá del grupo etario, la raza y hasta la clase social. Sin embargo, digamos así la menarquía debe aparecer entre los 10 y los 14 años. Las chicas suelen percibir los cambios (unos más palpables que otros) ya apareció el vello púbico, los senos van en aumento y algunas notan el cambio de humor.

Aquí es cuando la situación cambia y toman diferentes rumbos para ellas. Muy pocas suelen interiorizar sobre su ciclo, en cambio otras indagan y hasta llevan una vida sexual precoz que las pueden llevar a embarazos no deseados. Entonces el punto álgido es ¿Qué realmente llegan a saber? Es difícil dilucidar porque la vida cotidiana de una mujer joven gira principalmente alrededor de una vida social activa y es en ese espacio donde las comunicaciones invaden con series de tv sobre el amor romántico, las redes sociales para jóvenes (y no me refiero al facebook) sino a otras redes que los padres suelen desconocer, los cánones de belleza casi todas tomadas de los magazine de modas y el “orden” de género impuesto desde la niñez. Estos factores me hace preguntarme por segunda vez ¿Qué tan cercas están de obtener el conocimiento necesario para empezar amarse como mujeres?

Depende… todo depende

Una chica que ha iniciado su menarquía debería tener acceso a espacios para compartir temas de salud sexual, material y acompañamiento para que pueda asimilar y comprender que el resto de su vida tendrá aproximadamente 5 días de período menstrual, 13 períodos por año y 37 años de vida menstrual que en total sería 2405 día de vida menstrual. Sin embargo, el tema de la salud y la cultura menstrual siempre ha estado tomada por las compañías farmacéuticas y las empresas de higiene femenina quienes han mantenido el poder sobre nosotras; desde tapones, toallas desechables, jabones, pastillas y un sin fin de etcéteras; es así como el negocio se ha vuelto lucrativo manipulando el conocimiento sobre nuestros cuerpos a conveniencia de ellos.

En otros espacios las chicas hablan y hacen pero no se empoderan de ello por el tabú social que existe sobre la vida sexual, sobre el placer y el ciclo menstrual. Ha estos espacio pocas las adultas están invitadas. Es por ello que todo empieza en casa y es de importancia apoyar y acercarnos a ellas. Considero que lo primero que debemos decirles y hacer es:

Celébralo no es el fin es el inicio y haz que ella lo vea así, quizás una reunión entre chicas, una torta hasta un encuentro en un círculo de mujeres le caería bien que aprenda a quererse y a recordarlo que no es trágico ser Mujer.

De que está compuesta nuestra sangre menstrual y cuál es el proceso que se cumple para tenerla.

Que no es asquerosa y que es un proceso cíclico natural.

Que no será dolorosa si te alimentas correctamente, descansa y asumes con naturalidad el proceso.

Que este ciclo te permite entrar en procesos creativos que llegan a ser útiles si los reconocer y lo pones en funcionamiento.

Y que ame su naturaleza femenina porque es maravillosa.

Asimismo también puedes tener algunas herramientas didácticas a la mano que pueden ser útiles para el acompañamiento:

1.- Los vídeos documentales

Como estaremos acompañando a chicas que dejaron de ser niña, es importante el discurso. Por ello yo recomiendo siempre La Luna en tí de Diana Fabiáno donde trata el tema- tabú sobre la menstruación además de cuestionar la realidad social de las mujeres y los hombre sobre la manera de percibir la feminidad.

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Monthlies de Diana Fabiáno. Es la segunda parte de la Luna en ti. Ya es la historia de la edad de las niñas que se enfrentan a una nueva etapa de sus vidas. Ambas las puedes conseguir en vimeo

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2.- Los libros

Los ilustrados son los mejores pero también es necesario escoger un libro que vaya más allá de lo científico y que de un aporte humanístico y terapéutico. Entre ellos están

El tesoro de Lilith de Carla Trepat. Es un cuento sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual. La autora también tiene su propio blog

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El Libro rojo de las niñas de Cristina Romero y Francis Marín. Es un libro de empoderamiento para acompañar a las chicas a la madurez

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El libro de la regla de Karen Gravelle y Jennifer Gravelle. Es una guía práctica que se centra en las posibles dudas que presenta las chicas sobre la menstruación y los cambios biológicos y demás aspectos sociales.

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Mamá me ha venido la regla de May Serrano. Este libro cuenta la historia de la regla y a la vez aporta desde el apoyo y la construcción además del valor como mujeres.

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3.- Enséñala a usar el diagrama lunar, cuadernillo o calendario menstrual

Existen muchos formatos publicables sobre diagramas, cuadernillo y calendarios menstruales. Cada mujer adulta al igual que cada chica debe sentirse cómoda con estos materiales porque dependiendo de su tiempo y su personalidad podrá usarlos y volverse una estrategia genial para comprender su energía sexual.

Los diagramas lunares: Son circunferencias diseñadas para que cada día se anote lo mas sintético que se pueda sobre su el día de la regla, sus sentimientos, sus sueños y su necesidad sexual. Descarga uno aquí

Los cuadernillos menstruales: Son publicaciones que nos permite ampliar la escritura puede llegar a ser un diario menstrual que nos facilita escribir sobre los sueños, expresar con mayor extensión los sentimientos, y las características de la menstruación en cada mes.

Los calendarios menstruales: Casi todas están en formatos de afiches o están diagramados de forma cuadricular. Estas publicaciones no son tan sintéticas como el diagrama pero tampoco como cuadernillo o diario. Aquí les dejo uno de descarga gratuita

Algunos diseñadores y artistas fusionan estas herramientas y crean formatos espectaculares.

4.- Aplicaciones para celulares

Con el boom de los celulares inteligentes y las descargas de aplicaciones varios diseñadores e ingenieros han creado calendarios menstruales que te aportan a tu periodo fértil. Algunos son gratis. Todos te permiten señalar tu ovulación y de manera sincronizada te alerta tu decline cuando llega la regla, es decir son calculadora y otras también son diarios donde puedes marcar sentimientos entre tros. Entre ellos están: El Period Tracker. Alerta de período, Clue. Calendario menstrual, Love cycles. Ciclo menstrual, Diario femenino (Calendario), Woman calendario

Y no esta demás decir que existe la vía ecológica que yo tanto amo, si esa chica ya tiene una vida sexual, puede usar la copita es tan versátil y enséñale que la menstruación no es solo un tema de salud sino un tema de reconocimiento como mujer y que existe toallas ecológicas que ayudan a reconocerlo.

Ilustración: Barbara Sanchez. La menarquía.

Fuentes consultadas:

Karapanou, Olga. Determinantes de la menarquía http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2958977/

Mark Hanson y Gluckman. Evolución y desarrollo en la Pubertad.

Fuente del artículo: https://uterinablog.wordpress.com/tag/primera-regla/

Fuente de la imagen en el encabezado: https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/236x/cf/6d/08/cf6d08c553f1e10223eb45ef82c592fc.jpg

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Uruguay: Presentaron proyecto de ley sobre violencia de género

www.elpais.com.uy/11-04-2016/

En el Consejo de Ministros de este lunes se presentó un proyecto de ley que es enviado al Parlamento para dar respuesta a la problemática de la violencia de género.

La ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, informó hoy, luego del Consejo de Ministros realizado en Torre Ejecutiva, que en el encuentro se presentó un proyecto de ley sobre violencia de género.

Mariela Mazzotti, directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), explicó que el proyecto cuenta con más de 100 artículos y que el mismo «pretende garantizar a las mujeres una vida libre de violencia basada en género».

«En sus distintos capítulos (el proyecto de ley) avanza en las definiciones que tiene la violencia de género y sus ámbitos de manifestación, plantea lineamientos en términos de compromisos institucionales», señaló Mazzotti.

«La ley define los derechos de las personas en situación de violencia de género y compromisos que asume el Estado», dijo la jerarca, y explicó que el proyecto «fue construido de manera colectiva»: se plantea «una única institución no pude dar respuesta» a la problemática de la violencia de género.

Mazzotti dijo que uno de los artículos plantea los derechos que tienen las personas que sufren violencia de género, como por ejemplo el derecho a no ser revictimizada.

«Hay un capítulo que son los lineamientos para políticas públicas para garantizar una vida libre de violencia de género», añadió. «Hay lineamientos para políticas laborales, de salud, de turismo, de vivienda, de desarrollo social, entre otras políticas que implican compromisos específicos de los ministerios».

Mazzotti contó que el proyecto «propone la importancia de especializar juzgados (…) para que las mujeres tengan un proceso único y minimizar así la posibilidad de revictimización».

Y explicó que también hay capítulos especiales hacia infancia y adolescencia, para adultas mayores y para mujeres con discapacidad.

El proyecto de ley, además, plantea la necesidad de contar con observatorio para realizar seguimiento de la problemática.

Para Mazzotti, esta ley «dignifica a mujeres y varones» ya que el cambio sociocultural impacta tanto a unas como a otros.

En otro de los artículos se contempla también el acoso callejero. Se lo describe dejando claras las dimensiones de la violencia de género en estos casos.

En cuanto al agravamiento de las penas en casos de feminicidios, Mazzotti aclaró que no se plantea: «No hay agravamiento de las penas más que el que ya tiene el código penal para los homicidios especialmente agravados».

En la redacción del proyecto participaron todos los organismos involucrados: «Cada uno de los capítulos que tiene relación especifica ya sea con educación, con trabajo, fiscalía, con todos (…) se trabajó a su vez de manera específica por cada uno de esos ámbitos. No es un proyecto de ley que se plantea y no tiene la opinión de las diversas instituciones del Estado que están involucradas», detalló Arismendi.

La ministra agregó que «fue un trabajo intenso y podemos tener la tranquilidad que viene con el apoyo de todos los que luego van a tener que llevar a la practica, en caso de que se apruebe la ley, estas propuestas».

Información de la imagen: Arismendi y Mazzotti tras el Consejo de Ministros. Foto: Presidencia

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