Ana Silvia Monzón «Toda la agenda de derechos humanos es integral y los derechos atañen a la diversidad sexual»

En el marco de la convocatoria que a comienzos del  año 2014 se formulara en Venezuela, en aras de iniciar un debate nacional sobre la Calidad de la Educación, Ana Silvia Monzón (AM) desde Guatemala conversa con Luis Bonilla-Molina (LB) sobre la importancia del debate abierto que alrededor de la calidad educativa se está dando en Venezuela,  Bienvenidos y bienvenidas todas y todos a este nuevo contacto internacional en el marco de la consulta por la calidad educativa. Ana Silvia Monzón es socióloga, coordinadora de la maestría de géneros y feminismo en FLACSO Guatemala. Además es integrante de grupo de trabajo de feminismo y transformación social de FLACSO. Bienvenida Ana Silvia a este contacto internacional a esta consulta por la calidad educativa.

A.M: Muchas gracias Luis por la invitación. Es un gusto.

L.B: Ana el tema de géneros es un tema esquivo en la transformación de nuestros sistemas educativos, a pesar de que emergen en buena parte de los documentos del sistema de Naciones Unidas, e incluso nuestras cartas magnas todavía hay tareas y desafíos por recorrer en materia de incorporar una perspectiva de género al sistema educativo. Desde ese punto de vista, ¿cuáles son las tareas urgentes para incorporar género en educación?

A.M: Yo creo que es importante remitirnos a la historia, recorrer el camino que las mujeres hemos hecho para tener primero acceso a la educación. Recordemos que eso tiene dos siglos y medio. Hubo que pelear muchísimo desde el libro pionero de Medi Goston, donde hace un alegato en la reivindicación de las mujeres. Un alegato por el derecho de las mujeres a la educación. Recordemos que antes de eso se pensaba y todavía se piensa que las mujeres no tienen las mismas capacidades cognoscitivas que los hombres. Y ha sido un recorrido largo en varios países de América Latina también, que se agravan con otras condiciones como la etnia, la raza, la misma condición de pobreza, que siguen viviendo que ese derecho que ha sido ganado ya, que ahora nadie puede explícitamente oponerse a que las mujeres tengamos acceso a la educación, si hay muchísimos mecanismos culturales, prácticas, costumbres que siguen limitando a las niñas al acceso a la educación. Y por otro lado que ya debemos tener bastante, sobre todo en el nivel de primaria, hablando de nuestro país. Y también un poco en el nivel medio. Ya en el nivel de la educación superior y eso es una tendencia mundial, hay una feminización de la matrícula universitaria. Hay muchísimas disciplinas donde la mayoría son mujeres. Pero esto digamos es una parte de la problemática del género en educación porque también es muy importante considerar, que hemos avanzado muy poco en el término de los contenidos de la educación. Empezando por el lenguaje que sigue siendo un lenguaje excluyente de los femenino y de las experiencias de las mujeres pasando luego por lanzar al debate académico a las distintas facultades y distintas disciplinas las problemáticas que les atañen a las mujeres o visualizar que todos los fenómenos sociales, biológico, cultural, político, económico afecta de manera diferenciada a hombres y a mujeres. Esa misión creo que es la que todavía no logramos incorporar a nivel de la educación en términos institucionales pero también en la dinámica cotidiana del medio educativo.

L.B: ¿Por qué ocurre esto a pesar de que la mayoría de los docentes, sobre todo en primaria son mujeres?

A.M: Sí, pero digamos que allí es importante puntualizar que en todo el mundo, tal vez habrá una excepción, vivimos en un sistema patriarcal y ese sistema se basa en esta sobre valoración de los hombres y Página 2 de 5 de los masculino, de las experiencias masculinas en detrimento de las mujeres y de lo femenino y que efectivamente mujeres y hombres compartimos ideas, incluso prácticas machistas y las maestras y las madres, las mujeres en general nos estamos exentas de esas prácticas y que eso hace que si no hay una intervención intencionada de ir cambiando esos esquemas culturales y educativos, pues se sigue reproduciendo una de manera explícita o implícita este sistema patriarcal, esta sub valoración de las mujeres y sobre valoración de los hombres desde el nivel incluso de la preprimaria. Entonces, pareciera como una contradicción cuando nos dice: “-Sí, pero es que la educación, sobre todo preprimaria y primaria está en manos de las mujeres-”,  pero mientras no haya cambios en los contenidos de la educación, no va haber cambios que se expresen en las aulas, en lo que les enseñamos a niños y niñas todos los días.

L.B: Es decir, ¿Es urgente una reforma curricular, unos nuevos contenidos en los textos que impliquen esas perspectivas de géneros?

A.M: Yo creo que necesitamos hacer un análisis mucho más profundo de todo el entorno educativo, además lo educativos no está divorciado de otros ámbitos sociales, de la familia, de las iglesias, de los medios de comunicación. Todo forma a niños y a niñas. De todos los espacios les estamos enviando mensajes. En todos los espacios de socialización temprana estamos inculcando roles, estereotipos y no solo de géneros sino también de etnias y raza, que en países como los nuestros es algo que nos podemos obviar y que está íntimamente relacionado porque los mismos mecanismo que operan para las desigualdades entre mujeres y hombres también operan en términos raciales, en términos de la jerarquía de color, en términos de la jerarquía étnica y por supuesto de clases sociales. Entonces, estos tres grandes ejes no pueden estar divorciados de nuestros análisis y es importante impulsar estas reagrupaciones culturales profundas porque implican como decía en el inicio el cambio del lenguaje, un lenguaje incluyente que no es solamente es cambiar la o por la a, sino que implica buscar otras definiciones, otros términos que realmente incluyan la experiencia femenina en lo que vivimos todos los días.

L.B: Un de las tareas fundamentales en nuestros sistemas educativos está asociado a la construcción de ciudadanía. En materia de género, se ha hecho hincapié en los últimos tiempos en una perspectiva basada, en una proporción uno a uno, por decirlo de alguna manera en los cargos de representación. Sin embargo estas mismas iniciativas han sido cuestionadas por algunos que señalan que este también es exageradamente perfeccionista. ¿Cuál es tu posición al respecto sobre los modelos de representación uno a uno para los cargos públicos, para los cargos de representación?

A.M: Bueno, yo creo que  como un horizonte ético que responda a lo que somos como sociedad, es importante que mujeres y hombres, pero además no solo mujeres y hombres, sino mujeres indígenas, mujeres afrodescendientes o de los grupos étnicos que conformen un estado y una nación, estemos representados. Y en esa medida incluso digamos salen perdiendo los hombres, porque en casi todos los países somos el 51% de las mujeres, entonces tendríamos que ser la mayoría. Pero volviendo a la cuestión de que realmente somos un horizonte ético, pienso, que hacia el que debemos caminar, porque ya hemos visto que las mujeres hemos ido avanzando como ya decía en términos del acceso a la educación. En las universidades ya la mayoría de estudiantes y de egresados, son mujeres, pero eso no se está expresando bien en el mercado laboral, ni en el ámbito de la representación política. Ahí todavía hay estos muros de contención, estos techos de cristal que impiden que las mujeres tengan realmente espacios de toma de decisiones, en todos los niveles; no es más los medios, o más lo altos, a pesar de las calidades educativas que las mujeres poseen. Entonces creo que si debemos ir trabajando en función de esto, de que realmente quienes tomen las decisiones, sean hombres o mujeres, pero como ya decía también, indígenas afrodescendientes, quienes componemos la sociedad de manera responsable y que no se limite ese ejercicio de la ciudadanía básica para las mujeres.

L.B: En tu discurso, evidentemente está presente la mirada multicultural y también una perspectiva de clase, sin embargo, ¿Qué ocurre con la diversidad sexual? ¿Es parte de la tares de géneros? Es decir, ¿los derechos de las lesbianas, de los bisexuales, los travestis, los gay’s, los comúnmente llamados LGBT forman parte de las tareas y los desafíos de una perspectiva de género o es una agenda aparte?

A.M: Yo creo que toda la agenda de derechos humanos es integral y que los derechos atañen a la diversidad sexual también son parte de la agenda del feminismo y del humanismo en general. Recordemos que el feminismo es una protesta humanista, que no solo atañe a las mujeres. Somos nosotras quienes hemos aportado mucho más, porque somos las más afectadas en este sistema patriarcal, pero nuestra propuesta incluye también a los hombres e incluye a todas estas diversidades. Por eso también hemos incorporado en nuestros análisis, en nuestras reflexiones la condición ético racial que había sido también dejado de lado. Para nosotras es como una visión holística, una visión integral, por supuesto la comunidad o las personas de identidades sexuales diversas están incluidas en esta agenda de derechos humanos.

L.B: Ana, si tu tuvieras que sugerirles a los maestros de educación en la región algunas iniciativas para transformar nuestros sistemas educativos desde una perspectiva de géneros. ¿Cuáles serían esas iniciativas?

A.M: Bueno, yo creo que las propuestas parten desde distintos planos, desde el plano institucional donde debe haber una voluntad política, la adopción de políticas, valga la redundancia institucionales que realmente abran la posibilidad de cambios curriculares, que abran la posibilidad de cambios en la relaciones en el aula, pero no solo en el aula sino en todo el entorno socioeducativo. Luego también ir formando a maestras y maestros y a las autoridades educativas en la perspectiva de géneros, etnia y clase para que se pueda ir sensibilizando, para que se pueda ir adoptando mucho de ese bagaje teórico, histórico, metodológico que el feminismo y las feministas hemos ido incorporando: nuevas pedagogías que realmente vean en el niño y la niña o en las y los jóvenes sujetos de derechos con los cuales se va a dialogar. Ya estamos en una etapa en la cual el acceso a la información es prácticamente universal, claro, atravesado por condiciones de clases, porque no todo el mundo tiene acceso a una computadora. Pero digamos que la tecnología también  está al servicio de la educación, y que hay que aprovechar todas esas ventajas para incorporar estas nuevas visiones y estos nuevos paradigmas.

Incorporar esa visión histórica, me parece que también es muy importante en nuestros países porque tenemos que tener muy claro de dónde venimos para saber dónde posicionarnos y ver al futuro y en esa visión histórica por supuesto que las mujeres también tenemos que estar. Tiene que haber todo un proceso de identificación y reconocimiento de los aportes históricos de las mujeres, tanto a nivel de la política, como de la economía, de la cultura, a nivel social. Los liderazgos de las mujeres también deben ser reconocidos y todo eso debe formar parte de la cotidianidad en el ámbito educativo, que no se vea como una cuestión excepcional, sino como el aporte del 51% de la población, de las mujeres, a la marcha de la sociedad. Entonces, me parece que es necesario trabajar como se llama en algunas corrientes, desde el macro currículo, en términos de las políticas educativas, el meso currículo, en el término de las normas institucionales que rigen los distintos ámbitos educativos y a nivel micro curricular en el aula pero también en todo lo que tiene que ver con los espacios donde socializan niñas, niños y jóvenes porque en todos los espacios están marcados los géneros, las etnias y la clase. Y en  todos los espacios tenemos que hacer estos cambios.

L.B: A pesar de todo el discurso de géneros y, repito, el marco jurídico que acompaña la trasformación de nuestros sistemas educativos en la escuela aún, pesa mucho esa sociedad patriarcal y un modelo de concebir la mujer como objeto, incluso como objeto sexual que se expresa en los reinados de belleza permanecen en nuestras escuelas, la elección de las reinas, las reinas de carnaval, las reinas del colegio, detrás del cual subyacen toda una perspectiva al respecto. También, la propia celebración del día de la madre por encima del día del padre que pareciera que defiende a la mujer pero también coloca como prioridad del tema educativo solo a la mujer. En lo que está legitimando es que el tema educativo es fundamental de la mujer y no de la familia, y no del padre. Entonces, hay muchas cosas en la cotidianidad del aula que hay que modificar desde una perspectiva de género. ¿Es así?

A.M: Por supuesto estoy de acuerdo con ese comentario, porque efectivamente los cambios no son solamente a nivel del curriculum, de la maya curricular, de los contenidos que se van a impartir en el aula. Si no, tiene que ver con toda esa convivencia, como todo los que forman el mundo educativo y por supuesto que tiene que ver con lo que tú planteas. No es una tarea de hoy a mañana, es una tarea de largo aliento, porque efectivamente romper esos esquemas es muy difícil. Y cada vez hay más niñas que someten a estos concursos (de belleza) en los cuales se privilegian una estética que muchas veces no tiene que ver con el común de las niñas. Este incensar la maternidad como única función de las mujeres y digamos dejar de lado la paternidad responsable, de visualizar los roles como algo que constriñe los deseos, las expectativas de niños y niñas. Irlos como ubicando, digamos en estereotipos y que sufran muchísimo cuando no pueden ajustarse a esos modelos. Me parece entonces que necesitamos también formar maestras, maestros que tengan esa visión más amplia, más democrática, y por supuesto, teniendo presente todo lo que es una pedagogía, la didáctica, los contenidos teniendo o presente la perspectiva de género en el aula de clase.

L.B: Desde Ottawa hasta Buenos Aires, un debate recorre a América, el debate sobre la calidad educativa. Desde la perspectiva de géneros, ¿Qué es calidad educativa?

A.M: Bien, la calidad educativa, a mi juicio, es como una imposición muy vinculadas con estas ideas de ciencia, que deja de lado las individualidades y que perfilan a las y los niños de una manera homogénea, como que le echaran un producto, y que todos los niños y las niñas deben salir de esta y otra manera. Es una visión de la calidad educativa muy reduccionista porque no toma en cuenta todas las condiciones de pobreza, las condiciones de desigualdad, de desventajas que hay en países tan diversos como los nuestros, por ejemplo en nuestro país (Guatemala) se hablan 23 idiomas indígenas y digamos que muchos de los niños y niñas cuando llegan a las escuelas son monolingües y no hay realmente el cuidado, las políticas y los recursos necesarios para valorar los idiomas “maea” en este caso, y así sucede en toda América Latina, en todo el mundo diría. Entonces, no se visualizan en esta noción de calidad educativa este tipo de conmociones específicas, por supuesto tampoco la situación y las condiciones de género, de etnias y de clase. Entonces, me parece que desde una posición crítica las feministas que reflexionan sobre la educación han planteado que esta noción de calidad educativa es muy reducida, que es necesario cuestionarla, que es necesario abrirla y tomar en cuenta otras condiciones porque no podemos aplicar los mismos estándares de la calidad educativa a realidades tan diversas.

L.B: Para ir cerrando este primer contacto internacional en el marco de la consulta educativa, por la calidad educativa, nos gustaría Ana Silvia que le dirigieras un mensaje a los maestros, a las maestras, a los Página 5 de 5 profesores y las profesoras venezolanas y venezolanos que están discutiendo el tema de calidad en sus aulas, en sus planteles, visto este debate como una oportunidad para seguir avanzando en la trasformación educativa.

A.M: En primer lugar, agradecer este espacio. Muchas gracias Luis. Y finalmente, yo creo que en primer lugar los maestros y las maestras debemos gozar lo que hacemos. Debemos también visualizarlos como seres que tenemos, sobre todo cuando eso se trata de niños y niñas. Tenemos una gran responsabilidad en cuanto a cómo vamos modelando, o cómo vamos planteando esas relaciones más democráticas, más abiertas, con las niñas y con los niños. Tenemos una gran oportunidad y en estos momentos ya hay muchísimas formaciones sobre otros paradigmas de educación, como género, o etnia, clase y educación. Que tenemos que ser como asertivas, asertivos, acercarnos a estas nuevas visiones, a abrir nuestras mentes porque esto va a ir en beneficio de nosotras y de nosotros mismos y también de las niñas y los niños con quienes compartimos el día a día.

L.B: Muchas gracias a Ana Silvia Monzón, desde Guatemala. Quien es la coordinadora de la maestría de géneros y feminismo de la Facultad Latinoamericana de ciencias Sociales de FLACSO, Guatemala. Y además integrante del grupo de trabajo del feminismo y transformación social de FLACSO. Y gracias por haber expresado su opinión en el marco de la consulta por la calidad educativa.

Para oir y ver la entrevista:

Producción de la Otra Mirada: Luis Bonilla Molina

Equipo de producción y post producción digital: Dilanci May Sierra

Transcripción de la entrevista: Marianicer Figueroa

Edición: María Magdalena Sarraute

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