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Un nuevo rumbo para la educación en América Latina

 El sistema educativo en México y América Latina en general está fallando y reconocerlo es el primer paso para comenzar a cambiarlo

La educación pública es financiada por todos, sin importar si el contribuyente hace uso de ella o no. (UCN)

La educación es el medio más eficaz de un país para salir adelante. No es mentira que entre más educado sea un pueblo, más difícil será  controlarlo o engañarlo, como tampoco lo es el hecho de que una sociedad sin educación está condenada al estancamiento económico y humano.

Actualmente es muy común aceptar la idea de que la educación debe ser proporcionada por el Estado. En México, por ejemplo, el artículo tercero de la Constitución Mexicana nos habla de que la educación tiene que ser “laica, gratuita, obligatoria y de calidad” y hemos crecido repitiendo dicho principio y dándolo por hecho sin siquiera poder atrevernos a cuestionarlo.

Aunque de modo moral y legislativo, garantizar la educación universal pareciera ser un proyecto válido y de elemental justicia, en la práctica terminan por imponerse argumentos de mayor peso en el mundo real como lo son la simple lógica económica o la baja efectividad generalizada por parte de las instituciones gubernamentales.

Lo “gratuito” no existe. Cuando un Gobierno nos ofrece alguna solución o apoyo, no se está financiando por arte de magia ni por las generosas aportaciones de los funcionarios públicos; es sólo a través de nuestros impuestos que dichas iniciativas pueden llevarse a cabo y la educación no es la excepción a esta aseveración.

Por más que quisiéramos que la educación fuese gratuita, la realidad es que no lo es. Para poder brindar educación es necesario pagar salarios de profesores, construir y mantener infraestructura y contratar prestadores de servicios administrativos entre muchos gastos y costos más.

Tenemos pues que la educación pública parte del principio de quitarle a alguien una parte de su riqueza a través de impuestos para entregársela después a un tercero en forma de educación. Si bien se puede argumentar que tal vez la importancia del tema en cuestión podría justificar dicho intercambio involuntario, lo que no se puede negar es que el sistema no está funcionando como debería: en un estudio realizado por la OCDE, en el año 2015, México ocupó el lugar 36 de 36 países evaluados en materia educativa y al resto de países latinoamericanos no les fue mucho mejor.

Todo pareciera indicar que el tema tiene que ver con asuntos presupuestarios y es verdad en parte, pero no por falta de recursos como se podría suponer. El presupuesto que México invierte per cápita en educación, es similar al que invierte un país puntero en el rubro como lo es Corea del Sur. La diferencia radica en la efectividad del presupuesto: mientras que en México el presupuesto se gasta mayoritariamente en salarios, lujos y burocracia ejercida por líderes sindicales, maestros y administrativos, en el país asiático se invierte en infraestructura, tecnología y en el desarrollo de modelos educativos eficientes.

Otro factor relevante es el hecho de que el tiempo formativo típico para los alumnos en México es de 562 horas al año, mientras que en otros países como Corea del Sur es 1.195, en Finlandia 1.172, en Estados Unidos 710 y en Francia 875.

El monopolio de los programas de estudio por parte del Estado es otro factor a considerar. Sin importar si la institución educativa es privada o pública, las mismas no pueden brindar servicios de educación oficialmente si sus programas de estudio no han sido previamente aprobados por la Secretaría de Educación Pública. Esto genera el sometimiento de las instituciones educativas a las ocurrencias y decisiones de algunos pocos funcionarios públicos y un constante cambio de rumbo de acuerdo al periodo político en el que el país se encuentre.

El adoctrinamiento institucional es otro tema preocupante. Algunos ejemplos claros son la excesiva carga de oficialismo que manejan los libros de historia en los niveles de primaria y secundaria o el adoctrinamiento estatista en las universidades públicas por parte de carismáticos y queridos profesores “revolucionarios” que promueven la importancia de luchar contra un sistema del que ellos mismos forman parte.

La educación pública es financiada por todos, sin importar si el contribuyente hace uso de ella o no. Por eso nadie debe ser indiferente ante el mal uso que se dan a los recursos en dichas instituciones cuando sin ninguna clase de remordimiento, deciden irse a huelga en respuesta a la más mínima provocación.

Las instituciones privadas no se van a huelga, porque entienden que sería comprometer su prestigio como organización y el de sus alumnos egresados, y sobre todo porque saben que se vería reflejado en una pérdida significativa de alumnos matriculados y eventualmente en pérdidas económicas. Mientras tanto, en las instituciones públicas se crea una falla de mercado artificial, porque políticos y burócratas saben que se pueden ir a paro por un tiempo indefinido sin dejar de recibir presupuesto ni salarios y que los alumnos no abandonarán la institución porque no tienen otra opción realmente viable.

Lo más grave, desde un punto de vista cultural, es el tipo de formación y el ejemplo que están recibiendo miles y miles de alumnos, quienes crecen defendiendo este tipo de sistemas y personajes, y cuando salen al mercado laboral están acostumbrados a lograr objetivos a través de la fuerza o negociaciones políticas y no a través de capacidades y méritos propios.

Estamos formando luchadores sociales en un país que necesita de forma desesperada un sinfín de científicos, ingenieros y sobre todo emprendedores que se atrevan a materializar sus metas a través de una vida productiva.

Es importante no cerrar los ojos ante lo evidente: el sistema educativo en México y América Latina en general está fallando y reconocerlo es el primer paso para comenzar a cambiarlo.

Necesitamos encontrar mecanismos para dar incentivos a los alumnos para escoger y dar su mejor esfuerzo por formarse en carreras productivas y crear métodos de sanción para aquellos profesores e instituciones que no cumplan con su misión principal, que es dar herramientas a sus alumnos para competir y valerse por sí mismos. Liberalizar el mercado educativo proveería de ambos.

Tomado de: http://es.panampost.com/rafael-ruiz-velasco/2016/05/26/nuevo-rumbo-educacion-america-latina/

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Argentina y Brasil no aceptan retroceder

Emir Sader

21may 2016

 Emir_Sader_2013_(cropped)Argentina, Brasil y otros países de América Latina han cambiado mucho en este siglo, han cambiado para mejor, son más diversos, menos injustos, más conscientes, incapaces de ceñirse a los espacios que las viejas oligarquías los quieren meter. Los procesos de restauración conservadora que se postulan en Argentina y Brasil plantean retrocesos en términos de derechos de las personas y en el tiempo, y lo hacen en países donde ya no caben estas propuestas, de ahí el recurso a la violencia, arma de los que no tienen razón.

¿Quién puede imaginar que esos países puedan volver a ser gobernados por representantes de los banqueros para los intereses de los bancos? ¿Quién puede imaginar que haya gobiernos que puedan promover el desempleo a rajatabla, sin respetar el derecho de los trabajadores y sin capacidad de organización y de lucha?

¿Cómo puede ser que las viejas oligarquías disfrazadas de nuevas puedan hacer que países como Argentina y Brasil en el siglo XXI sean subsidiarios de las políticas norteamericanas en el continente? ¿Cómo pueden pretender retroceder en el combate a las desigualdades, a la miseria y a la exclusión social, que tanto han avanzado en esos países, a contramano de las tendencias del capitalismo mundial? ¿Cómo pueden pretender hacer de Argentina y Brasil los ejes de los proyectos neoliberales y de los intereses imperiales de Washington en América Latina?

Pero parece que lo creen, por el tipo de gobierno, el tipo de ministros, el tipo de política que anuncian y tratan de poner en práctica. Cambia poco o nada que en un país retomen el gobierno por elecciones y en el otro por un golpe blando. El objetivo es el mismo: retroceder en lo que se ha avanzado en la superación del neoliberalismo.

Pretenden reducir el tamaño del Estado y, sobre todo, de los derechos garantizados por políticas públicas. Buscan abrir el mercado interno y profundizar en los procesos de desindustrialización y desnacionalización de las economías. Reducir los países al tamaño del mercado.

¿Es eso lo que el neoliberalismo, lo que las fuerzas conservadoras proponen en América Latina?  En efecto, es a eso a lo que quieren llegar.

 Buscan políticas externas que desarticulen los procesos de integración regional, abriendo camino hacia el retorno de las viejas fórmulas de subordinación económica, política e ideológica al Imperio. Retorno a lo que fueron las políticas internacionales de nuestros países en la década de 1990 con ningún protagonismo internacional. Países que sólo atraían la atención cuando había procesos de privatización y crisis, para entrar en el primer caso, para huir en el segundo.

¿Quieren hacer retroceder a Argentina y Brasil a las experiencias trágicas que han vivido en los ‘90 y que tantos años y esfuerzos ha costado superar? ¿Que volvamos a políticas que excluyen a la gran mayoría de la población, pero que atienden los intereses de la minoría del país?

Ya no es posible reimponer esos cauces. Nuestras sociedades no lo soportan y las grandes movilizaciones de rechazo de los gobiernos de Mauricio Macri y de Michel Temer lo demuestran. Se puede ganar una elección, en un caso, se puede dar un golpe blando, en el otro, pero eso no basta para construir un gobierno legitimado por el apoyo popular, capaz de dirigir el Estado atendiendo a todos, representando a todos.

Lo que se vive no es el final de los gobiernos que avanzan para superar el neoliberalismo, pero sí un paréntesis, en el que se acumulan más fuerzas, se agregan más sectores populares, se corrigen errores y se adecuan orientaciones. Porque nuestras sociedades no aguantan más ser comandadas por el poder del dinero, han aprendido a saber que la democracia está estrechamente vinculada al derecho de todos. Derechos sociales, derechos políticos, derecho a la palabra.

La segunda década del posneoliberalismo no será la última, sino la preparación de su continuidad, de la superación definitiva del neoliberalismo.

Fuente del artículo: http://blogs.publico.es/emir-sader/2016/05/21/argentina-y-brasil-no-aceptan-retroceder/

Fecha de publicación en OVE: 23 Mayo 2016

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Madre, arquetipo fundamental de la psique humana

Leonardo Boff

La madre es más que una figura física con la cual estamos ligados afectivamente toda la vida. Es la primera palabra que pronunciamos cuando despertamos a este mundo y para muchos es la última palabra que les viene a los labios cuando se despiden, especialmente en una situación de peligro extremo.

Grandes nombres de la tradición psicoanalítica como C. G. Jung y su discípulo favorito E. Neumann, profundizaron en la irradiación del arquetipo de la madre. Pero también hay que mencionar la valiosa contribución de Jean Piaget con su psicología y pedagogía evolutiva y, especialmente, la de Donald W. Winnicott con su pediatría combinada con el psicoanálisis de niños. Ellos nos detallan las complejas vías de la psique infantil en estos momentos iniciales y fundamentales de la vida que nos dan el sentimiento de ser amados, protegidos y siempre acogidos.

En el Día de la Madre vale la pena recordar estas contribuciones que nos refuerzan el sentimiento profundo que tenemos hacia nuestras madres. Más que reflexiones hoy valoramos el afecto, cuyas raíces están fundadas en el cerebro límbico, que surgió hace más de doscientos millones de años cuando irrumpieron en el proceso de la evolución los mamíferos, de los cuales descendemos. Con esta especie nos vino el amor, el afecto y el cuidado, guardados como informaciones hasta hoy por nuestro inconsciente colectivo. Entreguémonos brevemente a la tierna fuerza de este afecto.

Hay muchos textos conmovedores que exaltan la figura de la madre, como el bellísimo del obispo chileno Ramón Jara. Pero hay otro de gran belleza y verdad que viene de África, de una noble abisinia, recogido en el prefacio del libro Introducción a la esencia de la mitología (1941), escrito por dos grandes maestros en el campo, Charles Kerény y C. G. Jung. Así dice una mujer, en nombre de todas las mujeres y madres, lo que reproducimos aquí. Una vez más vemos que aquí habla más alto el afecto que la reflexión, pues en este día de las madres, aquel activa más que en otras ocasiones el arquetipo materno.

«¿Cómo puede saber un hombre lo que es una mujer? La vida de una mujer es completamente distinta de la del hombre. Dios lo hizo así. El hombre es el mismo desde el momento de su circuncisión hasta su declive. Es el mismo antes y después de haber encontrado por primera vez a una mujer. Sin embargo, el día en que la mujer conoce a su primer amor, su vida se divide en dos partes. Este día se convierte en otra. Antes del primer amor, el hombre es el mismo que era antes. La mujer, desde el día de su primer amor, es otra. Y lo seguirá siendo toda la vida».

«El hombre pasa una noche con una mujer y luego se va. Su vida y su cuerpo son siempre los mismos. Pero la mujer concibe. Como madre, es diferente de la mujer que no es madre, pues lleva en su cuerpo durante nueve meses las consecuencias de una noche. Algo crece en su vida y nunca va a desaparecer de su vida. Pues es madre. Y seguirá siendo madre aun cuando el niño o los niños hayan muerto. Porque llevaba al niño en su corazón. Incluso después de su nacimiento, lo sigue llevando en su corazón. Y de su corazón no se irá nunca, aunque el niño muera».

«Todo esto no lo conoce el hombre. Él no sabe nada. Él no sabe la diferencia entre el “antes del amor” y el “después del amor”, entre el antes y el después de la maternidad. No lo puede saber. Sólo una mujer puede saberlo y hablar de ello. Es por eso que, las madres, nunca debemos permitir que nuestros maridos puedan oscurecer este profundo sentimiento nuestro. Una mujer puede solo una cosa. Puede cuidar de sí misma. Se puede conservar decente. Debe ser cuál es su naturaleza. Debe ser siempre niña y madre. Antes de cada amor es niña. Después de cada amor es madre. En esto podrás saber si ella es buena mujer o no».

Sin duda, se trata de una visión idealizada de la mujer y de la madre. En ellas también hay sombras. Pero en este día nos olvidamos de las sombras para centrarnos solo en el momento arquetípico de luz que cada madre es. Por eso tantas personas viajan este día, se desplazan desde muy lejos para ver a su “querida madrecita”, para darle un abrazo filial y cubrirla de besos.

Ellas lo merecen. No estaríamos aquí si no hubieran tenido el cuidado infinito de darnos la bienvenida a la vida y de encaminarnos por los misteriosos laberintos de la existencia. Para ellas nuestro afecto, nuestro cariño y nuestro amor: a las vivas y a las que están más allá de la vida.

* Leonardo Boff es autor en colaboración con Rose-Marie Muraro, que sólo en la memoria y el afecto está con nosotros, del libro Femenino y Masculino. Una nueva conciencia para el encuentro de las diferencias (2002).

Traducción de MJ Gavito Milano

Fuente; https://leonardoboff.wordpress.com/

Fuente de la imagen; http://4.bp.blogspot.com/-B4E3U3dv0hg/UQqNft3bbNI/AAAAAAAAAhY/dqRtAFQPQfQ/s1600/Sandra+Bierman+Joy..jpg

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Métodos de reeducación en la adolescencia

Crear consciencia sobre los hechos y las consecuencias

Andrés López

No se puede decir que exista un único método para la reeducación de personas que han cometido infracciones penales o administrativas, o ni tan siquiera cuando el hecho no llega al alcance de contemplarse por las normas establecidas, pero representa una conducta incívica o desviada social por parte de sujetos en su menoría de edad. Ante estos casos, habría que tratar la situación con mucha cautela y establecer cauces de conexión entre el educador/a, e inclusive su madre, padre o tutores, en cualquiera que fuera el caso de ostentar la guarda y custodia del menor.

En primer lugar, hay que tener claro que no siempre un método genérico es el más eficaz, si tan siquiera es el que funciona por el hecho de que con otros menores ha funcionado anteriormente. Pues se parte de la base de que cada persona es un mundo, de hecho, su forma de ver el mundo, la realidad social, el papel que desencadena en el contexto participativo social, es muy idiosincrático. A veces, incluso sería necesario echarle un vistazo al contexto familiar, cultural y social donde se desenvuelve el adolescente y a partir de ahí, comprender porque se comporta una persona como lo hace; y es que nadie elige donde, con quien, cuando,… nacer.

De hecho, muchos profesionales buscan las raíces a través de historias de vidas y van más allá de lo que ven en el acto. Digamos que sería como ver un álbum de fotos que comprendería del presente al pasado, y deteniéndose en aquellos aspectos que pueden llegar a intuir que el adolescentes ha ido padeciendo cambios en su desarrollo evolutivo y que se puede observar a través de imágenes, vídeos, etc., Y que se determina en su forma de vestir, de expresarse a través de su imagen, e incluso de quienes se rodean en sus fotos y cómo se distinguen los distintos escenarios sociales. Aspectos que son muy importantes a la hora de considerar que método se debería aplicar con un menor en proceso de reeducación.

Incluso cada método debe responder al acto “desviado” que se comete o se participa en cualquiera de sus modalidades como actor. No es lo mismo el adolescente que decide no asistir a clase para estar con los colegas en un callejón, que el que consume bebidas alcohólicas con su grupo de amigos a escondidas de su padre o madre, o el que le quita las llaves del automóvil a su madre o padre y conduce. Digamos que son circunstancias distintas y por lo tanto, habría que utilizar métodos distintos. Aunque si bien es verdad, que la base de la educación social, tal y como lo estableció el educador Paulo Freire, es aprender a aprender, y para cuyo objetivo en la reeducación debe consistir en crear consciencia entre el hecho presumiblemente erróneo cometido, las consecuencias que pudieran determinar en un fatídico final, y sobre todo, la huella indeleble que podría marcarse en la vida del débil y hábil adolescente que por diferentes motivos le ha llevado a cometer una torpeza, bien imprudente, bien intencionada o bien inconsciente.

Así que el trabajo terapéutico del educador/a social o de otros profesionales de la educación, debe consistir en enseñar y tomar conciencia de que todo eso que un adolescente ignora debido a su falta de conocimiento racional, o bien ante su falta de personalidad para saber adoptar posturas más responsables, debe ser tratado con el más sensible respeto y dedicación. Pues esta fase del diagnostico requiere mucho más esfuerzo que en la aplicación del método en sí. Es decir, si somos capaces de reconocer el problema, sabremos llegar a tiempo y con mejor herramientas para evitar cualquier otra conducta desviada que pudiera llevar a cabo un adolescente.

Para ello, es muy importante reconocer el hecho, verlo desde una perspectiva comprensiva para que sea mejor llegar al adolescente, y utilizar el método adecuado para evitar en la medida de lo posible, que se repitan nuevos episodios. Por lo tanto, el educador/a social debe acercarse a la realidad del problema con don enseñar y aprender, porque incluso un caso incívico conlleva detrás una serie de características que definen a una persona, es decir: “se nos conoce por nuestros actos”.

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África en Positivo campaña de Misiones Salesianas para cambiar la imagen que tenemos del continente

África/Jesús Bastante/10 de mayo de 2016/Fuente: Religión digital

África, esperanza y vida

«La realidad nos habla de crecimiento, de personas trabajadoras, de segundas oportunidades»

Los misioneros salesianos cuentan con más de 90 escuelas de primaria y secundaria y con 80 centros de formación profesional en los 42 países en los que trabajan

Niño en África del OesteNiño en África del Oeste

(Misiones Salesianas).- Hambre, sequía, guerras, pobreza, enfermedades, corrupción… es la imagen que muchos tienen de África. Es una parte de la realidad africana. Desde Misiones Salesianas queremos ayudar a dar otra visión de ese gran continente. Porque África es un continente lleno de esperanza y de vida. Un continente lleno de riquezas y donde su población es mayoritariamente joven.

“Por ello, lanzamos la campaña ‘África en Positivo’, para dar a conocer otra realidad que nos habla de crecimiento, de personas trabajadoras, de segundas oportunidades”, explica Ana Muñoz, portavoz de Misiones Salesianas.

La educación y la formación de los jóvenes será lo que traiga los cambios a África. En muchos países, estos pasos se están dando. Por ejemplo, los misioneros salesianos cuentan con más de 90 escuelas de primaria y secundaria y con 80 centros de formación profesional en los 42 países en los que trabajan.

“Nosotros entendemos que una educación de calidad y una buena formación de los jóvenes son la clave para que el continente despegue y la pobreza vaya poco a poco desapareciendo”, añade Muñoz.

“En Occidente tenemos la idea de que África recibe mucha ayuda del exterior. La realidad es que 97 de cada 100 dólares del PIB africano provienen del trabajo y el esfuerzo de sus gentes”, explica Muñoz. Además, en toda África se están dando movimientos de la sociedad civil que piden más democracia y menos desigualdades. “Son síntomas, sin duda, de que África se mueve y nos llenan de esperanza a todos los que trabajamos allí”, dice la portavoz.

Los misioneros salesianos en el continente son algunos de los que ponen su esfuerzo cada día para ir cambiando la realidad. MISIONES SALESIANAS desde aquí quiere aportar su granito de arena con la campaña ‘África en Positivo’ para cambiar la imagen que se tiene de este continente.

Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/solidaridad/2016/05/10/africa-esperanza-y-vida-religion-iglesia-solidaridad-africa-positivo-misiones-salesianas.shtml

Imagen: http://www.periodistadigital.com/imagenes/2016/05/10/africa-en-positivo-campana-de-misiones-salesianas.jpg

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La sociología se reinventa para repensar el siglo XXI

Con referentes como Pierre Bourdieu y Zygmunt Bauman, la carrera emblema de las ciencias sociales se actualiza, a la vez que se expanden sus áreas de trabajo. Articulación entre mundo académico y salida laboral. Construcción de políticas públicas y “sentido común”.

Por Cecilia Arizaga |08/05/2016 | 00:58

La sociología surge en el siglo XIX como parte de un proceso de emergencia de las ciencias que estudian el mundo que los hombres construyen. Sigue el curso iniciado por las ciencias políticas y la economía política. Se define como un campo específico del conocimiento cuando el orden capitalista ha madurado lo suficiente como para atravesar las diversas áreas sociales, culturales, políticas y económicas del mundo público y privado. Es en ese momento histórico, mediado por la Revolución Industrial, donde se impone la pregunta por lo social. Cuando las transformaciones van horadando el orden social hasta entonces conocido, vivido, se impone contar con un corpus particular de saberes y prácticas que se pregunten cómo restablecer o crear un nuevo orden.

Interrogantes. ¿Qué es hoy la sociología en la sociedad del capitalismo global, cambiante e incierto que nos rige? ¿Qué nos hace sociólogos a los sociólogos? ¿Qué saberes, prácticas y enfoques nos diferencian de quienes estudian otras carreras diferentes a las llamadas ciencias sociales?

 En los años que llevo como socióloga, en la investigación, la docencia universitaria y dirigiendo una carrera de sociología, hay un concepto que la sociología toma de la filosofía que me repito y comparto cuando surgen estas preguntas: desvelamiento. El sociólogo francés Pierre Bourdieu definía a la sociología como un tipo de conocimiento que desvela los ocultos mecanismos del orden social vigente. La figura del desvelamiento alude a correr el velo, des-velar, lo que hasta ese momento permanecía invisible tras el velo de lo que se presenta socialmente como “natural” y de “sentido común” fijando, inmovilizando ideas, prácticas y formas de ser y pensar el mundo. Desvelar resulta la acción, y más aún la actitud, sensibilizadora, movilizadora, inquietante, incluso incómoda y altamente atrapante que experimentamos, en algunos grandes momentos, quienes estudiamos y trabajamos en sociología. La sociología es una ciencia que desnaturaliza y al hacerlo historiza: “Descubre lo arbitrario donde se quiere ver la necesidad o la naturaleza; y descubre la coacción social donde se quiere ver la elección”, dice Bourdieu.

Cada año, cuando me encuentro con un nuevo grupo de alumnos los invito a lo que llamo “el desafío del punto de vista sociológico” que exige correrse de un modo de ver y pensar el mundo y sus problemas desde el sentido común. El sentido común, como conocimiento práctico, impresionista, autoexplicativo y fijador de ideas que las personas compartimos para movernos en el mundo social, goza de muy buena prensa. Se escucha en la calle, en reuniones sociales y medios de comunicación que “lo que falta es sentido común” cuando algo no satisface las expectativas, o por el contrario, “es de puro sentido común” cuando estamos de acuerdo con alguna idea o acción.

Esta apelación al sentido común no repara en quién dice que sea eso y no otra cosa lo que detenta esa categoría: ¿quién lo instituye como sentido común? Tampoco pone el foco en el poder cancelatorio que ostenta en toda discusión: al decir “es de sentido común” se cierra toda argumentación, es el punto cero de todo debate de ideas porque quien lo cuestiona aparece como carente de ese sentido tan bien preciado. Bajo la naturalización del sentido común se reproduce la visión del mundo de los sectores más dominantes.

Por el contrario, el punto de vista sociológico, el pensar sociológicamente como dice Zygmunt Bauman, exige que los procesos sociales sean comprendidos, interpretados como construcciones sociales. Lo que equivale a decir que lo que aparece como sentido común podría haber sido, puede ser de otra forma porque ha sido construido por los hombres. Al ser construido socialmente, también puede ser transformado socialmente. Ahí reside el poder transformador de la sociología y también su incomodidad.

Uno podría pensar que un argumento como el que estoy desarrollando sólo es válido para la sociología desde el campo académico. Sin embargo, esta perspectiva sociológica atraviesa los distintos campos y ámbitos de acción en los que hoy se desarrolla un sociólogo o socióloga. ¿De qué modo es posible plantear cambios dentro de una sociedad, empresa o proyecto de trabajo si no ponemos en cuestión lo establecido? , ¿cómo elaboramos diagnósticos y diseños de planificación sobre algún problema de la agenda pública si nos enfocamos en que el sentido común nos marca que esto es así porque es así y no hay otro modo posible?

La sociología nos abre la posibilidad de comprender el modo en que el orden social, como poder establecido e incorporado, impacta en nuestras vidas y al hacerlo nos habilita al cambio en aspectos concretos: conocer el modo en que la escuela reproduce desigualdades ligadas al género o la clase social resulta fundamental para planificar políticas educativas que promuevan una sociedad más igualitaria.

Miradas. El campo de trabajo de la sociología no se limita al campo académico, donde tradicionalmente se constituyó el imaginario social del “ser sociólogo”. Hoy el perfil profesional del sociólogo se expande al campo del diagnóstico, el diseño y la planificación de políticas públicas, al campo empresario, a los organismos internacionales, a las ONG, a los medios de comunicación. Comprende un amplio abanico de áreas: el trabajo, la educación, el urbanismo, la salud y la cultura se cuentan entre las tradicionales, al tiempo que se viene desarrollando en forma progresiva en espacios más novedosos que nos van mostrando nuestros propios egresados de la carrera de Sociología de la UCES, como las TIC (tecnologías de información y comunicación), el medio ambiente, el diseño y la criminología, entre otros.

Esta ampliación del campo de trabajo sociológico requiere una formación donde los saberes que apuntan al perfil profesional sean vistos como parte sustancial y no como un conocimiento de segunda instancia. Los que tenemos a cargo la tarea de formar sociólogos para un mundo que se define por el cambio constante y la incertidumbre como es el que nos toca vivir nos vemos llamados a repensar planes y programas que apunten a una formación académica-profesional que estimule y promueva estudiantes y graduados con una mirada crítica, curiosos, sensibles a lo emergente y comprometidos con la sociedad en los distintos ámbitos en los que les toque actuar.

En este sentido, se vuelve un desafío implementar diversas acciones que confluyan en un plan de estudios y una vida universitaria orientada a la apertura del perfil de los graduados, donde el campo académico, la producción de conocimiento a partir de la investigación y el desarrollo de competencias y habilidades profesionales para el mundo del trabajo no sean veredas opuestas sino compatibles y sinérgicas

Fuente del artículo: http://www.perfil.com/contenidos/2016/05/08/noticia_0011.html

Fuente de la imagen: https://i.ytimg.com/vi/5bTvhFQ0q94/maxresdefault.jpg

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La escuela no trasforma a la sociedad; es la sociedad la que transforma a la escuela

Pedro Echeverría V.

1. No olvido que el liberal burgués Valentín Gómez Farías, allí por 1833 estando con Santa Ana en el gobierno de México, señaló algo así: “no permitamos que el clero y los conservadores se adueñen de la mente de los niños dominando con su ideología la escuela”; después de él muchos liberales han repetido esas ideas. ¿Por qué entonces se repite como loro que el pueblo mexicano y los pueblos del mundo son pobres porque no fueron a la escuela? ¿Por qué los ricos sin haber estudiado mucho (o nada) son multimillonarios que gobiernan y dominan en todos los países? Parece que el monopolio político, económico, la dominación social, no es un problema de escuela, de educación, de títulos o grados, sino de clase social y estructura económica.

2. Con Marx, luego con Althusser, aprendí como dogma que “la ideología dominante en una sociedad siempre es la ideología de la clase dominante”. De cada cien personas que escucho 99 piensan “normalmente” como capitalistas y sólo una “raramente” busca escapar (con dificultad) de ese pensamiento. En la escuela, la iglesia, la sociedad, se enseña a partir de la moral cristiana a ser individualista; a estudiar sólo y obtener una calificación; a conseguir un trabajo, tener una familia en privacidad y a defenderla. Las instituciones sirven para promover la productividad, el consumismo, la propiedad privada y la acumulación de riquezas. ¿Quién ha creado los objetivos, los programas, los métodos de enseñanza sino no es la clase dominante?

3. La escuela debe cambiarse de raíz, pero ello sólo es posible después de una revolución; mientras tanto la escuela seguirá siendo –junto a los medios de información- el instrumente ideológico más importantes de la burguesía. ¿Cómo dejar de cantar el himno, los honores a la bandera y a los héroes de la burguesía, el autoritarismo de maestros y gobernantes, buscando que los estudiantes y futuros ciudadanos se tornen críticos, reflexivos y analíticos? Sólo lo lograremos cuando como sociedad liberada logremos construir escuelas igual de libres y críticas. En tanto sigamos dominados por la burguesía la escuela seguirá siendo un instrumento de dominación no solo de gobierno, los sindicatos espurios y los empresarios, sino de la ideología capitalista.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Fuente de la imagen: http://www.turrialbaliteraria.com/uploads/4/2/7/9/42799051/4992094_orig.jpg

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