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Niños sin infancia

Por: Andreu Navarra

Un amigo profesor me explica que un par de sus sesiones con un grupo fueron sustituidas por un taller de Minecraft monitorizado por personal externo

Leo un interesante trabajo de Gregorio Luri10 tesis sobre el videojuego, y pienso: “Por fin algo de opinión basada en el logos y no en la doxa, un decálogo documentado y redactado desde la lógica, y no desde la urgencia o la conveniencia”. Porque el texto es valiente y está limpio de tópicos.

Cuando hablamos de juventud y educación, son precisamente los tópicos lo que más sobra y la vez lo que más abunda. Cuenta Luri que afirmar que el exceso de videojuegos es perjudicial resulta una perogrullada. Porque es nocivo cualquier exceso, no sólo el de videojuegos. Una copa de vino es saludable: cinco botellas podrían resultar mortales. Una manzana es sana y depurativa, treinta resultarían venenosas. Por lo tanto, hay que ampliar la lente. Porque resulta que existen estudios que demuestran que el consumo de juegos violentos no te convierte en violento. Para orientarnos en los diagnósticos de lo que les ocurre a nuestros jóvenes, el camino correcto es poner el acento de la observación de lo que hacen los adultos. Para darnos cuenta, por ejemplo, de qué tipo de infancia enjaulada estamos proporcionando a nuestros niños. Se pregunta Luri, y tiene razón, cuántos de nuestros niños han tenidos cabañas en el árbol, y cómo jugaban nuestros abuelos. Y tiene razón: descabezaban gatos, despanzurraban perros, se arrojaban pedruscos…

Lo cual me hace pensar en qué tipo de pedagogía floral estamos proporcionando a nuestros menores. Para averiguarlo no hace falta más que charlar con los alumnos de primero de ESO. Dicen que en la escuela “no hacían nada, sólo dinámicas”. No estoy en contra de la educación emocional, pero sí de que sustituya el vector técnico y el tiempo que se debe invertir en adquirir contenidos académicos. La primaria no puede convertirse en una policía moral y emocional. Esa utopía evangélica y ese control podrían estar detrás de algunas explosiones actitudinales incomprensibles en secundaria, que todo profesor ha presenciado y para las que actualmente no hay respuesta.

La educación emocional no se puede convertir en un intento de domesticación socioeconómica. Para educar en valores y en carácter, ya teníamos la ética. El desmoche de las Humanidades traerá un aumento de la visceralidad mental, no un descenso de la rebeldía. La rebeldía seguirá existiendo, pero no asomará bajo la forma del reformismo, sino como constelación de motines banales.

Me escribe un amigo profesor. Me explica que un par de sus sesiones con un grupo fueron sustituidas por un taller de Minecraft monitorizado por personal externo a su centro. Me escribe porque está perplejo: tuvo que situarse en el fondo del aula para vigilar que la clase no se desmandara. Los alumnos jugaban excitados, profiriendo gritos de victoria o decepción según iban ganando o no misiones del videojuego. Lo que no consiguió entender fue la finalidad educativa de las partidas: era verdad que los monitores se expresaban en inglés, pero no había nada que aprender: se trataba de una sesión recreativa. Lo que puede llevarnos a lanzar algunas hipótesis: ¿no tendrá que ver el llamado Nuevo Paradigma educativo con nuestra imposibilidad como adultos para proporcionar una niñez infantil, imaginativa, aventurera, creativa, memorable? ¿No se estará convirtiendo nuestra escuela en el salón recreativo que ya no puede ser el hogar, por la crudeza extrema del mercado laboral? ¿Estará tratando el sistema educativo de reemplazar a unas familias incapaces ya de educar, por asfixia o por negligencia lúdica?

¿En qué punto cambiamos los objetivos pedagógicos por las actividades de ocio en nuestros centros docentes? Nuestras cúpulas políticas ya no desean que los profesores enseñen: la idea de fondo es que, juntos, exprofesores y alumnado se conviertan en copartícipes de juegos que contribuyan a apuntalar una ilusión de éxito social, de equidad o de inclusión. Hay incluso quien piensa que lo progresista es que el docente acabe metamorfoseado en un creador de contenidos molones.

¿Qué tipo de sociedad puede aflorar ante todas estas estas necedades? Paralelamente, nos obsesionamos con el futuro de nuestros hijos (y con sus rendimientos, en una clave taylorista) y les robamos con ello su presente y su biografía memorable. Nos hundimos en rutinas y ortodoxias, y nos llevamos con nosotros a nuestra juventud, para que sea igual de conformista. Les proporcionamos una infancia sin aventuras y sin diversiones alocadas. Su presente necesita expansión, vida y vacaciones de moralidad. Me cuentan mis alumnos de primero de ESO que sus tutoras buscaban conflictos donde no los había. Deseamos crear ángeles y ciudadanos luminosos desde muy temprano, donde lo que hay es personas. ¿Cómo debe reaccionar un niño ante la pedagogía de la felicidad si no le da la gana ser feliz ni luminoso, o no siempre? ¿Es que no existen la rabia y la protesta, la tristeza y la negación? ¿Qué profesor inteligente no se alegra de que su mejor alumnado sea contestatario y rebelde? Confundimos el capricho con la revolución, la seguridad con la creatividad. Intentamos moldearlos en una estrechez moral contraproducente. Qué desgracia tener que vivir en esta época neovictoriana. Ya lo dijo Albert Camus: el hombre rebelde es el hombre que ha aprendido a decir no. Nuestros sermones pueden resultar bastante hipócritas, porque la vida libre no es moral, es vida.

Nos da miedo que nuestros jóvenes experimenten y construyan su libertad. Nuestros hijos no son ángeles ni artefactos ideológicos. Dejemos que jueguen, y dejemos, luego, que aprendan y que adquieran responsabilidades. Que entiendan cómo es el mundo en realidad y no en nuestras utopías. Les estamos robando su autonomía y su derecho a cuestionar, porque nos creemos superiores y consolidados, cuando lo que más le mostramos es puro miedo derivado de nuestra pura desorientación.

Por descontado, afortunadamente, muchos de nuestros jóvenes nos dirán no.

Fuente: https://elpais.com/educacion/2021-02-17/ninos-sin-infancia.html

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Mundo: Crean novedoso software que detecta emociones de alumnos en clases virtuales

El software sería capaz de leer las expresiones faciales de los estudiantes para determinar su estado de ánimo.

A raíz de la pandemia, la virtualidad se ha tomado muchos aspectos de la vida cotidiana. La educación no es la excepción. Las dinámicas que tradicionalmente se desarrollaban en un aula de clases, o en el colegio, se han ido perdiendo y hoy es más difícil para los profesores saber cómo los alumnos reciben su metodología o si están comprendiendo los temas de clase, entre otras cosas.

Desde hace mucho tiempo el lenguaje corporal de una persona se ha vuelto fundamental en el día a día, y este incluso comunica mucho más que las palabras. Con el objetivo de responder a este limitante, la empresa Fine Solutions desarrolló un software de inteligencia artificial que es capaz de analizar las expresiones faciales de los alumnos y así registrar sus emociones.

A través de la posición de sus ojos, cejas y boca la nueva tecnología detecta emociones como felicidad, enojo, tristeza, miedo, disgusto e incluso sorpresa, con un rango de efectividad del 85 %. La empresa tecnológica es una de las muchas que hacen parte de la industria de reconocimiento facial y detección de emociones.

Este sector de innovación y tecnología ha estado en constante crecimiento y desde la pandemia ha logrado incrementar su productividad significativamente, se estima que para 2014 el sector moverá al menos 56 mil millones de dólares en todo el mundo.

A través de la posición de sus ojos, cejas y boca la nueva tecnología detecta emociones como felicidad, enojo, tristeza, miedo, disgusto e incluso sorpresa, con un rango de efectividad del 85 %. La empresa tecnológica es una de las muchas que hacen parte de la industria de reconocimiento facial y detección de emociones.

¿Qué es el reconocimiento facial y cómo funciona?

El reconocimiento facial es un de la tecnología que además de emocionante puede resultar problemático. Es una forma de autenticación biométrica que utiliza medidas corporales para verificar tu identidad. Funciona gracias a un subconjunto de datos biométricos que identifica a las personas mediante la medición de la forma y estructura únicas de sus rostros.

El reconocimiento facial ha sido una las mayores revoluciones tecnológicas e importantes de la década, se puede considerar un adelanto tecnológico problemático porque ha generado debates sobre la protección de datos y la legislación que debería existir al respecto.

Uno de los primeros países en utilizar esta novedosa tecnología fue China, que la han usado a modo de salvaguarda de la seguridad en las calles, allí existen más de 300 millones de cámaras de seguridad, motivo que les permite reconocer en pocos segundos a una persona entre la multitud.

Otros países que se utiliza

En estados Unidos, hace más de dos años se realizó una prueba piloto de una tecnología similar, sin embargo, su eficacia fue casi que nula. No obstante, Estados Unidos sigue adelante con la implementación del sistema, inclusive, el propio FBI lleva un registro de criminales en 16 estados gracias a que las bases de datos tienen el registro facial de la mitad de la población adulta.

Por su parte las autoridades de Londres y Gales lo han implementado como conejillo de Indias logrando varios arrestos. No obstante, su uso generó varias protestas pues la población sentía que estaban violando su privacidad.

Otros países como Emiratos Árabes, India, Malasya y singapur, usan estos mecanismos con frecuencia, puesto que su sistema de vigilancia está basado en el reconocimiento facial. En la pequeña y millonaria ciudad estado, que incorporó tecnología china y japonesa, tienen incluso un avance aún más futurista: reciben ayuda de un robot autónomo. Se trata del Multi-purpose All-Terrain Autonomous Robot.

Fuente: https://www.semana.com/tecnologia/articulo/crean-novedoso-software-que-detecta-emociones-de-alumnos-en-clases-virtuales/202140/

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Los niños confían en lo que escuchan y los adultos en lo que ven

Al percibir las emociones en una situación determinada, los niños pequeños muestran un fuerte dominio auditivo y priorizan aquello que pueden oír. Sin embargo, los adultos se desenvuelven más mediante información visual.

La percepción de las emociones está fuertemente guiada por estímulos auditivos en los niños, de acuerdo a una nueva investigación realizada en la Universidad de Durham, en el Reino Unido. Sin embargo, los adultos confían en mayor medida en aspectos visuales a la hora de desenvolverse en el mundo de las emociones.

Según un comunicado, los científicos descubrieron patrones que hacen posible profundizar en la forma en la cual los niños reconocen las emociones y las procesan. El estudio, publicado en la revista Journal of Experimental Child Psychology, puede ser de gran utilidad para padres y educadores, que necesitan “conectar” emocionalmente con los pequeños.

Al mismo tiempo, un mayor conocimiento sobre el procesamiento emocional infantil puede aportar nuevas y valiosas herramientas para estimular el desarrollo de niños con patologías como el autismo, entre otras problemáticas.

La investigación de los científicos británicos se dividió en tres grupos de edad diferentes: hasta los 7 años, entre los 8 y los 11 años y participantes con más de 18 años de edad.

Profundizando en el mundo de las emociones

El estudio incluyó la visualización de imágenes y la audición de material sonoro y vocal en el cual se transmitían emociones de todo tipo, como por ejemplo felicidad, tristeza, temor o enojo.

Tanto el contenido visual como el auditivo fueron presentados en forma independiente, intercalada, combinando o contrastando ambos registros. En cada caso, los participantes en el estudio fueron consultados acerca de la emoción predominante en cada ejemplo.

Al analizar los resultados, los especialistas británicos hallaron que los voluntarios adultos que se ubicaban en el grupo de más de 18 años de edad presentaban notables diferencias en las pruebas, con respecto a los niños que formaban parte de los otros dos grupos.

Dos acercamientos diferentes

Los adultos basaron su evaluación emocional en lo que podían ver, mientras que los niños pequeños confiaron en lo que podían oír. De esta forma, los participantes de mayor edad privilegiaron claramente el material visual presentado para definir a las emociones, en tanto que los niños se basaron en los contenidos auditivos aportados por los investigadores.

Los expertos remarcaron que su estudio es la primera evidencia de dominio auditivo en niños que utilizan estímulos emocionales, una característica que al mismo tiempo se logra confrontar con la elección visual de los adultos.

Además, la investigación demuestra que los niños no son capaces de procesar las incongruencias o divergencias entre la información auditiva y la visual, mientras que los adultos logran captar igualmente el contenido emocional, a pesar de esa discordancia.

Desconexión cerebral y reconocimiento de las emociones

Estudios previos en recién nacidos habían constatado, por otro lado, una falta de conexión entre las regiones visuales o auditivas y las áreas emocionales del cerebro, que hace imposible que logren relacionar tanto los estímulos visuales como los auditivos con emociones concretas.

En consecuencia, cabría preguntarse si el predominio de la información auditiva en los niños no supone un nuevo proceso que supera la desconexión inicial en los bebés. Un nuevo e interesante campo de investigación podría ser hallar las relaciones entre el comportamiento de los recién nacidos, los niños y los adultos en cuanto a la interpretación emocional.

Aunque el reconocimiento efectivo de las emociones es imperativo para desenvolverse con éxito en situaciones sociales, y precisamente no aparece en trastornos como el autismo, las investigaciones previas se han centrado principalmente en estudiar los estímulos emocionales de forma aislada. Con un enfoque multimodal, la nueva investigación aporta una mayor riqueza al momento de analizar estas cuestiones.

Referencia

Children cannot ignore what they hear: Incongruent emotional information leads to an auditory dominance in children. Paddy Ross, Beth Atkins, Laura Allison, Holly Simpson, Catherine Duffell, Matthew Williams and Olga Ermolina. Journal of Experimental Child Psychology (2021).DOI: https://doi.org/10.1016/j.jecp.2020.105068

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/los-ninos-confian-en-lo-que-escuchan-y-los-adultos-en-lo-que-ven.html

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“Feliz año pasado”

Por: Leonardo Díaz 

Desprendernos de las cosas no significa arrojarlas a la nada. En muchas ocasiones, significa traspasarlas a quienes pueden resignificarlas en función de sus propios estados de ánimo.

Algunas personas aprovechan el fin de año para despojarse de viejos objetos. Esta práctica puede circunscribirse a un mero acto de limpieza. También, puede constituir un acto simbólico de renovación personal muy arraigado en la historia de la civilización humana.

El proceso de recreación emocional llevado a cabo al despojarse de las cosas personales es la sipnosis de la película Feliz año pasado, del director y guionista tailandés Nawapol Thamrongrattanarit, disponible en plataforma de streaming.

El film cuenta la historia de una joven tailandesa llamada Jean. Influida por la perspectiva de Marie Kondo, gurú japonesa del katazuke, práctica de ordenar e higienizar, Jean decide resideñar su espacio hogareño de un modo minimalista.

De acuerdo con el enfoque de Kondo, las pertenencias deben arrojarse si no proporcionan alegría a su dueño. Pero, ¿Cuál es el significado de que un objeto ya no te de alegría? Nuestra relación emocional con las cosas no es estática, ni meramente instrumental. La foto de una persona puede agradarnos o irritarnos dependiendo de nuestra actitud emocional con ella al momento que observamos su retrato. Una cosa adquiere valor, aunque no nos guste por si misma, por remitirnos a alguien que nos la regaló con afecto.

Los objetos adquieren sentido a partir de nuestras vínculos emocionales con los demás. A veces, nos desprendemos de los objetos como un acto simbólico que representa nuestra desvinculación con personas a las que debemos dejar marchar; pero también, a veces los conservamos como la expresión simbólica de la rememorización de relaciones que aún nos proporcionan sentido.

Desprendernos de las cosas no significa arrojarlas a la nada. En muchas ocasiones, significa traspasarlas a quienes pueden resignificarlas en función de sus propios estados de ánimo.

En síntesis, nuestra relación con los objetos no se reduce a un “usar y tirar”. Conlleva una circulación de significados forjados en comunidad, como lo son nuestros rituales y celebraciones, incluyendo las festividades del Año Nuevo.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/feliz-ano-pasado-8897234.html

Imagen: ob Dmyt en Pixabay

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México: Malestar emocional en ambiente escolar; evalúan resultados de la experiencia educativa a distancia

Casi mitad de los estudiantes, madres y padres de familia, docentes y directores en escuelas de educación básica mostraron algún indicio de malestar emocional relacionado con el trabajo educativo desde casa, en medio de la pandemia de covid-19. Para algunos estudiantes los niveles de estrés, ansiedad y depresión resultaban inmanejables.

Así lo revelan los resultados de la encuesta Experiencias de las comunidades educativas durante la contingencia sanitaria por covid-19, realizada por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), durante los primeros meses de la emergencia sanitaria.

Los docentes dieron cuenta de situaciones de estrés generalmente vinculadas a la sobrecarga laboral y a la dificultad de sobrellevar una mayor exigencia en el trabajo a la par de las tareas domésticas.

Mientras, los alumnos revelaron frustración y enojo por no entender las actividades  y por tener la sensación de no estar aprendiendo bien.

Entre las figuras directivas un señalamiento recurrente fue el desgaste causado por atender solicitudes de información y trámites de las autoridades educativas, los horarios extendidos o la atención a fallas técnicas de las plataformas.

Según el estudio, 48.7 por ciento de los docentes y 49.9 por ciento de los estudiantes a menudo sentían tensión por las actividades académicas que debían atender.

En tanto, el  39.8 por ciento  de estudiantes y 41.3 por ciento  de madres y padres de familia se sintieron tristes o desanimados por la situación que vivían

El informe señala que si bien  durante el  ciclo escolar 2019-2020 hubo experiencias favorables debido a la magnitud y el carácter sorpresivo de la pandemia, las carencias y las desigualdades limitaron el alcance de los esfuerzos realizados.

Por ejemplo, aunque  más de 97% de los estudiantes de primaria y 93.6% de secundaria dijeron  continuar sus estudios, un 57.4 por ciento de los docentes encuestados indicó haber tenido dificultades para brindar retroalimentación a los estudiantes durante este periodo.

En este contexto, Mejoredu propuso la creación de estrategias de atención diferenciada por nivel y servicio educativo que consideren las principales desigualdades de las y los estudiantes y sus familias, así como el establecimiento de medidas específicas para recuperar a quienes que no han podido participar del aprendizaje a distancia y apoyar a aquellos que están en riesgo de dejar la escuela. Sugirió  fortalecer las capacidades de acompañamiento de las familias en los procesos educativos de sus hijas e hijos en una situación con presiones de tiempo y  establecer un currículo de emergencia basado en la priorización de contenidos, la flexibilidad y una adecuada dosificación de la carga de trabajo para las y los estudiantes.

Recomendó además brindar acompañamiento emocional a las comunidades escolares.

ALUMNOS, SIN ACCESO A COMPUTADORA

En la primera etapa de Aprende en Casa,  62% de docentes detectó algunos estudiantes excluidos de las actividades de trabajo a distancia.

El 40.9% reveló que menos de la mitad de los estudiantes que integraban sus grupos habían sido excluidos; 7.1%, que había sido la mitad de sus estudiantes; 9.1%, que eran más de la mitad de sus alumnos; y 0.2 por ciento, la totalidad de los estudiantes a los que les impartían clases.

Los datos que se desprenden de la encuesta Experiencias de las comunidades educativas durante la contingencia sanitaria por covid-19, realizada por Mejoredu, señalan que  seis de cada diez estudiantes de primaria (62.7%) y cinco de cada 10 de secundaria (50.2%)  no tuvieron acceso a  una computadora para realizar sus tareas escolares en casa, durante la primera etapa del programa Aprende en Casa.

El 51% de los alumnos de primaria también carecieron de libros de consulta para sus tareas, mientras que 38.2% de los de secundaria tampoco contó con dicho recurso, independiente de los libros de texto gratuitos.

La falta de un lugar tranquilo para estudiar sin distracciones fue reportado por 32% de alumnos de primaria y 37.7%  de secundaria.

Según la encuesta, 15.5%  de alumnos de primaria y el 16.7 por ciento de secundaria no contaron con un escritorio o mesa para estudiar.

Al respecto, 52.8%   de los docentes encuestados opinaron que las estrategias de educación a distancia requirieron de materiales que algunos de sus estudiantes no tenían en casa; mientras que 51.4 por ciento  externó la opinión de que las actividades en línea, así como los programas de televisión y radio resultaron aburridos para algunos estudiantes.

Fuente: https://www.imagenradio.com.mx/malestar-emocional-en-ambiente-escolar-evaluan-resultados-de-la-experiencia-educativa-distancia

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La evaluación del primer periodo en educación preescolar

 Abelardo Carro Nava

El tránsito del hogar a la escuela, es uno de los momentos más importantes en la vida de los seres humanos. Indiscutiblemente, este periodo influye de manera significativa en cada uno de los niños que, de un instante a otro, se desprenden de su entorno inmediato para integrarse a uno que es prácticamente desconocido para ellos: la escuela. Sí, la escuela, ese espacio donde, a diferencia del hogar, todo ocurre de otra manera porque en ella descubre: nuevas relaciones, nuevas expresiones, nuevas sensaciones, nuevas emociones; en fin, todo un cúmulo de sucesos que, indudablemente, repito, son parte importante del crecimiento y desarrollo de los pequeños.

¿Cómo olvidar las incontables expresiones que se observan en los rostros de los chicos cuando llegan a su primer día de clases en el jardín de niños? Llanto, incertidumbre, desconfianza, indiferencia, ansiedad, miedo, angustia, desesperación, entre otras tantas más, son parte de ese proceso que les significa el desapego del hogar y, por el cual, comienzan un camino diferente, lleno de experiencias que solamente la socialización puede favorecer e impulsar. ¿Acaso no es por medio de esa socialización que el pequeño se descubre a sí mismo en razón de los demás? Desde luego, la concurrencia en el preescolar es trascendental en la vida de los pequeños porque en éste, aprende a vivir socialmente con sus compañeros, lo cual tiende a incrementar, su participación en actividades de grupo con una gran cantidad y variedad de contactos sociales que van más allá de lo que, Linguido y Zorriano (1981), denominan ser “espectadores”.

En este sentido es importante hacer notar, que el enfoque de la educación preescolar ha cambiado conforme ha pasado el tiempo; de un enfoque pedagógico centrado en los cantos y en los juegos en los que el desarrollo de la motricidad fina y gruesa eran su piedra angular, se modificó para dar paso a una formación integral a través del desarrollo de los aspectos cognitivos y emocionales de los alumnos (SEP, 2018); ello no significa que dichos cantos y juegos que, como sabemos, favorecen esos aspectos motrices hayan sido eliminados; por el contrario, siguen siendo parte de un proceso que, de manera integral, forma al educando.

Visto de esta forma, si consideramos que la socialización es fundamental para que el niño, progresivamente, vaya desarrollando sus facultades naturales y, si sabemos que el nuevo enfoque pedagógico de la educación preescolar pretende la formación integral del educando, ¿de qué manera se han visto afectadas tales cuestiones con la pandemia y confinamiento que ha provocado el Covid19? Como parece obvio, la primera ha tenido un giro importante, puesto que las actividades escolares que propiciaban esa socialización y de manera presencial se desarrollaban en cada uno de los jardines de niños, se trasladaron, en el mejor de los casos, a la casa, mediante el empleo de una computadora o celular. ¿Esto generó nuevas formas de interacción? De eso hablaré un poco más adelante. Por lo que respecta a la segunda, el de la formación, también se ha visto alterada porque, como sabemos, el hecho de quedarse en casa dejó al descubierto las grandes desigualdades existentes en cada uno de los hogares mexicanos, motivo por el cual, las educadoras y educadores, implementaron una serie de estrategias para que sus alumnos iniciaran o continuaran con su proceso formativo. Al respecto es de destacarse, la entrega de guías o cuadernillos en las casas o escuelas de los pequeños y el envío de correos electrónicos, o a través de WhatsApp, con las actividades que tendrían que hacer los chicos en casa, con el apoyo de sus familiares; esto, a partir de los contenidos que están marcados en el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral y, desde luego, contemplando lo que a través de la televisión se trasmite para este nivel educativo.

¿El abordaje de estos contenidos, a través de una educación a distancia, ha favorecido el aprendizaje de los alumnos que cursan el preescolar? Pienso que no del todo; porque el trabajo que realizan las educadoras y educadores en cada uno de los jardines de niños: es insustituible y transcendental para el desarrollo integral de los pequeños.

¿De qué manera la educadora o educador propicia que el niño entienda preguntas que le permitan identificar objetos en el aula?, ¿de qué manera la educadora o educador propicia que su alumno resuelva problemas a través del conteo y con acciones sobre las colecciones?, ¿de qué manera la educadora o educador logra que su educando escuche cuentos para asociarlos con sus sentimientos? Si, ¿de qué manera se logra todo ello? Desde luego, la formación inicial que pudieron haber obtenido las maestras y maestros en su escuela normal colabora con este propósito, pero también, la experiencia que día a día se va dando en la escuela, en el aula. Si, ese espacio lleno de experiencias enriquecedoras y de un enorme significado que, con el paso de los años, se van sedimentando.

Luego entonces, sigo sosteniendo que evaluar el primer periodo (ver el artículo que publiqué la semana pasada en este y otros espacios y que lleva por nombre “Los dilemas de la evaluación del primer periodo”) considerando como unidad de medida los aprendizajes esperados, tal y como lo propone el Secretario de Educación, es una gran equivocación. Ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir: la casa no es la escuela y la escuela no es la casa.

Tengo claro que nadie estaba preparado para todo lo que se desprendió de la contingencia sanitaria por la pandemia mundial que estamos viviendo; también tengo claro, que los momentos educativos que vivimos son totalmente diferentes de los que ocurren en el aula, entonces, ¿qué le lleva a pensar a este funcionario que los chicos están aprendiendo conforme a los aprendizajes esperados?, ¿sabrá todo lo que implica y significa trabajar con niños cuya edad oscila entre los 4 y 5 años?, ¿acaso pensará que todos los padres de familia tienen el conocimiento didáctico-pedagógico que se requiere para trabajar con los niños los contenidos de un plan de estudios?

Ciertamente, como padres de familia tenemos una responsabilidad y obligación importante en la educación de nuestros hijos. Eso no lo dudo. Sin embargo, este hecho no es ni por un tantito, idéntico al acto educativo que se vive en un salón de clases de un jardín de niños.

Obviamente, resultado de una planeación y del desarrollo de cada una de las sesiones en las que se organizó el trimestre, la educadora o educador, tienen la posibilidad de evaluar o, mejor dicho, de valorar el desempeño de sus alumnos. En tal ejercicio, cobra sentido, un elemento que me parece fundamental para comprender que, en estos momentos, evaluar mediante el logro de los aprendizajes esperados, es un gravísimo error. Me refiero pues a la observación; si, esa observación que en el día a día le permite al docente dar seguimiento y continuidad (a través del registro) al desempeño de sus educandos. Situación que, como parece bastante obvia, no puede hacerse en estos momentos.

¿Qué otros elementos, tiene la educadora o educador, para valorar los logros de sus chicos en términos de los aprendizajes esperados? Las tareas, trabajos, carpetas o portafolios, entre otros; actividades que, desde mi perspectiva son complementarias de lo que se realiza en el aula; esto, porque como sabemos, cuando se encomienda una actividad en casa suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo porque desconocen sobre el tema, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan (Carro, 2020).

En este sentido, si coincidimos en que lo descrito en el párrafo anterior es parte de esa realidad que está muy presente en este nivel educativo, ¿de qué manera podrán evaluar las educadoras y educadores este primer periodo?

Pienso que, independientemente de que la SEP emita un nuevo Acuerdo o ciertos aspectos que modifiquen el 12/06/2020 (DOF, 2020), los colectivos docentes podrían fijar esos criterios de evaluación mismos que les permitan realizar una valoración del avance logrado por sus alumnos. Una valoración que se acerque a la realidad de los pequeños. Esto, porque considero, que hay una diferencia muy importante entre aquellos niños cuyos padres, durante estos meses, han tenido la posibilidad de estar prácticamente al 100 por ciento con sus hijos al tener un trabajo estable, bien remunerado y con las mejores condiciones que cualquier niño podría tener para trabajar desde casa; de otros cuyos padres han tenido que salir a buscar el sustento fuera del hogar, o bien, que los hayan acompañado en esas labores con la idea de tener algo que comer en casa.

Visto desde esta forma: no, no es buena idea tomar en cuenta la opinión de un funcionario que nunca ha estado frente a un salón de clases en un jardín de niños. Los colectivos docentes, con su experiencia y conocimiento, seguro estoy que habrán de tomar las mejores decisiones porque, más allá del reporte burocrático que tienen que entregar a sus directivos en próximas fechas, no debe perderse de vista que, una evaluación, tiende a brindar una serie de elementos que permiten tomar decisiones para mejorar el quehacer docente en razón de los aprendizajes de sus alumnos.

Con negritas:

¿Se imagina usted el significado que reviste el que un niño comience su un proceso educativo a través de una computadora, celular o televisor?, ¿de qué manera explicar esta nueva interacción?, ¿estaremos en la antesala de una nueva socialización en este nivel educativo? Digo, los niños que en este ciclo escolar se incorporaron al Sistema Educativo solo han conocido, en el mejor de los casos, a su maestra y a sus compañeros mediante un aparato electrónico.

Al tiempo.


Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

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Diez cuentos sobre escuela y emociones en tiempos de pandemia

Reseñas/eldiariolaeducacion.com

¡Ya ha vuelto la escuela! Pero todavía nos estamos acostumbrando después de seis meses de ausencia. Con el fin de acompañar a los niños y niñas en este incierto periodo, tanto desde casa como desde la escuela, te proponemos una selección de lecturas para infantil y primaria que seguro os serán de gran utilidad.

Vamos al cole

De Rose Blake
Editorial Monsa Kids
Edad recomendada: 3 años

A través de Duna y sus compañeros de clase conoceremos el día a día de una escuela de primaria. Cómo llegan a la escuela, cómo pasan lista en la clase, las materias que trabajan (desde geografía, arte, ciencia o matemáticas), el tiempo de patio, la hora de comer y cómo se van todos a casa con ganas de volver al día siguiente. Las ilustraciones de Rose Blake, de estilo naïf y llenas de detalles, dan vida en esta escuela que podría ser cualquiera de las que hay en nuestro barrio, pueblo o ciudad. En cada doble página iremos conociendo también a sus alumnos, cada uno de ellos con su propia personalidad, intereses y cualidades. De hecho, al final del libro veremos un ensayo de teatro donde cada uno representa la profesión que le gustaría hacer de mayor. Un libro que nos recuerda la importante función educativa, socializadora y también igualitaria que tiene la escuela para la comunidad.


Mamá va a la escuela

De Éric Veille y Pauline Martin
Editorial Blackie Little de Blackie Books
Edad recomendada: 3 años

El primer día de escuela para los que empiezan P3 o también para quienes son nuevos en la clase siempre es un día complicado, tanto para los niños y niñas como para los padres y madres. La protagonista de esta historia así lo vive, pero da un giro inesperado cuando consigue que su madre se quede a pasar el día en la escuela. Así veremos como la madre intenta imitar los niños pero sin demasiado éxito: no recorta bien, canta demasiado fuerte, se atasca en un tubo a la hora de psicomotricidad, ronca a la siesta y no deja dormir a los otros niños… ¡Pobre madre! Parece que más que hacer compañía a su hija, la molesta y le hace pasar vergüenza. Al final, la madre puede marcharse y la niña se da cuenta que la escuela es mucho más divertida sin los padres. Un libro lleno de humor e ironía que seguro que nos ayudará a hacer más suaves y soportables los primeros días de escuela.


¡No chupes este libro! Está lleno de gérmenes

De Idan Ben-Barak y Julian Frost
editorial Takatuka
Edad recomendada: 5 años

Si los más pequeños os preguntan cómo es un microbio o una bacteria, y no tienes claro qué respuesta dar, este libro te ayudará mucho. A través de fotografías aumentadas, nos acercamos al papel, al algodón, en los dientes y a la piel humana para ver el mundo microscópico que hay en ellos. Lugares bien conocidos que ahora nos sorprenderán por los seres que viven en ellos. Acompañaremos a una E. coli a pasear por diferentes superficies, en las que conoceremos también un estreptococo, un hongo y un Corina bacteria. Un libro interactivo y divertido para entender cómo son, dónde viven y qué hacen los microbios y las bacterias. Este título ya ha obtenido varios galardones entre los que destacan el White Ravens de 2018 y el Premio Eve Pownal al Mejor Libro Informativo de Children Book Council of Australia. Un imprescindible para la vuelta al colegio y para comprender la necesidad de cuidar los hábitos de higiene para proteger nuestra salud y también la de los demás.


Mi Lazarilla, mi Capitán

De Gonzalo Moure y María Girón
Kalandraka Editorial
Edad recomendada: A partir de 5 años

El camino hacia la escuela siempre es un momento único y mágico, y más aún cuando lo podemos hacer en familia. Los protagonistas de esta historia son un padre, el capitán, y su hija, la lazarilla. Ambos tienen problemas de visión pero esto no impide que cada mañana cuando van hacia la escuela hagan volar su imaginación. Se dejan guiar por los sonidos, ruidos, voces e, incluso, la música y los ritmos. Para ella su padre, a pesar de ser ciego, tiene la capacidad de percibir mucho más que ninguna otra persona en el mundo. Y ella tiene una enorme capacidad de jugar a crear mundos fantásticos por allí por donde pasa. Un libro que nos habla de la admiración sin límites entre padres e hijos. Las ilustraciones a todo color parecen fotografías, y dibujan a la perfección las expresiones de las caras.


Cuentos para salvar el planeta

De Paolo Ferri, María Cristina Ramos y Anna Casals
Editorial ediciones 62 – Estrella polar
Edad recomendada: 5 años

Ahora más que nunca los niños son conscientes de la crisis medioambiental que sufre nuestro planeta. Ellos son los primeros en cuidarlo y amarlo, porque tienen claro que sin planeta no hay futuro. A través de seis cuentos conoceremos los principales problemas medioambientales a los que nos enfrentamos: la invasión del plástico en el mar, la deforestación, la contaminación de las aguas, la extinción de algunas especies de animales, el calentamiento global. Relatos breves donde la naturaleza, los animales y los niños son los principales protagonistas. Con preciosas ilustraciones a todo color, cada cuento también va acompañado de unas páginas informativas sobre cada uno de los problemas planteados, qué proyectos ya se están desarrollando al respecto y de reflexión sobre de cómo podemos ayudar. Y al final del libro, los pequeños lectores encontrarán una carta de la Madre Naturaleza donde les recuerda su papel en este gran reto de salvar nuestro ecosistema.


Cosas que cambian. Y que a veces nos asustan

De Sonia Sanabria y Robert Garcia
Carambuco Ediciones
Edad recomenada: 6 años

En la vida siempre hay momentos en los que tenemos que hacer frente a nuestros miedos. Algo que no siempre es fácil y mucho menos para un niño o una niña. Esta es la emoción que sienten los protagonistas de este cuento. Aleix, Ana, Lucas, Ian y María están viviendo momentos importantes en sus vidas. Como una separación familiar, el cambio de ciudad, la llegada de un hermano, el adiós a un buen amigo, etc. El miedo se ha apoderado de ellos, se sienten extraños y su comportamiento se ha transformado. Todos cambian cuando consiguen expresar y reconocer sus emociones. Los adultos podemos ayudar a los niños a reconocer la emoción del miedo, a aceptarla y expresarla. Las situaciones nuevas y los procesos de cambio suelen llevar consigo también desconfianza e inseguridad, así que es importante estar atentos y acompañarlos en el proceso.


Cuentos para una nueva realidad

De Begoña Ibarrola y Marisa Morea
Editorial ediciones 62 – Estrella polar
Edad recomendada: 7 años

El último título de la aclamada Begoña Ibarrola nos será muy útil tanto en casa como en la escuela para gestionar la vuelta a la nueva realidad. En él encontramos cuatro cuentos que retratan a la perfección situaciones vividas durante el confinamiento y otras que podemos tener en la actualidad. Sus protagonistas son niños y niñas que viven emociones, preocupaciones y experiencias con las que seguro que se verán reflejados los pequeños lectores. Una muy buena herramienta que nos ayudará a recuperar la confianza con el exterior, las rutinas, etc. Y sobre todo, a hacer frente a los nuevos hábitos de higiene, las nuevas medidas, y a las emociones vividas y a las nuevas que vendrán. Pero este también es un reconocimiento a las cosas buenas que nos ha traído la pandemia y un canto al optimismo para que esta realidad sea más amable y sencilla para la infancia.


Florence Nightingale. La primera enfermera de la historia

De Maria Cecilia Cavallone
Shakelton Kids
Edad recomendada: 7 años

Dentro de la colección de biografías ilustradas Mis pequeños héroes de Shackleton Kids encontramos diferentes figuras históricas que con su labor han contribuido a hacer del mundo un lugar mejor. Una de sus últimas novedades ha sido Florence Nightingale, la primera enfermera profesional e inspiradora de la Cruz Roja. Los jóvenes lectores conocerán así la vida de una personalidad que hizo cambiar los hospitales de arriba a abajo. Esta enfermera se dio cuenta de que muchas enfermedades podían prevenirse si se mejoraban las condiciones higiénicas de los pacientes y de los centros sanitarios. Con este título, la editorial también se suma al agradecimiento a los profesionales del mundo sanitario. De hecho, una parte de los beneficios de la publicación se destinan a la Cruz Roja. Además, al final del libro podemos encontrar material didáctico e información complementaria para poder seguir trabajando el personaje.


Con calma

De Rachel Williams y Freya Hartas
Editorial Flamboyant
Edad recomendada: A partir de 8 años

Con el confinamiento muchas familias han aprendido a conectar con la naturaleza de otra manera. Cuando nos hemos sentido privados de ella, la hemos echado mucho de menos. Porque, tal y como nos muestra este libro, la naturaleza que nos rodea hace maravillas constantemente. Pero a menudo, los humanos no nos damos cuenta o no nos tomamos la calma para parar y admirarlas tranquilamente. En este precioso libro ilustrado encontramos 50 historias naturales como todos los ciclos de la luna, un girasol que sigue el sol, un pollito que sale del huevo o cómo una ostra hace una perla. Transformaciones naturales muy bien dibujadas y con explicaciones fáciles de entender. Una invitación a salir a pasear al aire libre y fijarnos en la belleza que se esconde en la naturaleza.


Me aburro

De Belén Gopegui y Natalia Carrero
editorial Edebé
Edad recomendada: A partir de 8 años

¿Qué pasaría en casa si nos quedáramos sin wifi? Esta es la situación que viven tres hermanos que se quedan en casa con la canguro mientras sus padres están fuera trabajando. Iván, de diez años, Lea, de ocho, y Nora, de seis, hoy se entretienen con la tableta y la televisión, ya que Leire, su canguro, tiene exámenes y debe estudiar. Están muy entretenidos hasta que, de golpe, se quedan sin wifi. Iván y Nora están desconcertados, no saben qué hacer sin las pantallas. Lea los reta a aburrirse, pero no saben muy bien cómo hacerlo. Así comienza su experimentación en un mundo sin pantallas en el que deberán explorar su imaginación y creatividad. Al final los tres hermanos aprenden que cuando uno se aburre inventa nuevos juegos y maneras de pasarlo bien. Un fabuloso relato para trabajar en casa o en el cole la alternativa a las pantallas.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/06/diez-cuentos-sobre-escuela-y-emociones-en-tiempos-de-pandemia/

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