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Patios “saludables”, participativos y abiertos a la comunidad

Pablo Gutiérrez Alamo

Los patios escolares, en los últimos años, se han convertido en el foco de buena parte de las actuaciones que se realizan dentro de los centros educativos. Los motivos son tan variados como los patios en sí, pero prima una preocupación por el bienestar de la infancia en todos ellos, ya sea para hacerlos más inclusivos, ya sea para que el fútbol no fagocite cualquier otra posibilidad de juego o para que niñas y niños (en las ciudades) tengan otro acercamiento a la naturaleza que en muchos casos no tendrían.

En Madrid, durante la legislatura de Manuela Carmena en el Ayuntamiento, se han desarrollado decenas de iniciativas, buena parte de las cuales han surgido de los presupuestos participativos que el consistorio puso en marcha. Pero tal vez el proyecto más importante y ambiciosos es el del Área de Madrid Salud relacionado con el desarrollo de tres experiencias piloto que plantean un nuevo modelo de patio escolar a partir de procesos de participación ciudadana. De esta experiencia surge una guía para ayudar a las comunidades educativas en sus procesos de transformación de patios para hacerlos entornos más saludables para las y los menores.

En estos días, los tres centros piloto que participaron en la propuesta están estrenando sus nuevos patios. Llegan con nueve meses de retraso, pero llegan.

Foto: Pablo García

Germen

El proyecto MICOS es el culpable de lo ocurrido. Se trató en su momento de un estudio de las infraestructuras municipales cercanas a los centros educativos, así como de tipologías de patios escolares de infantil y primaria públicos de la ciudad. La idea era conocer cuántos metros cuadrados y qué instalaciones había en ellos y conocer qué otros equipamientos se encontraban cerca de dichos colegios.

El proyecto saltó del Área de Urbanismo a la de Salud por un motivo claro. La transformación de los patios tiene una relación directa con la salud infanto-juvenil. en los espacios en los que solo hay canchas de fútbol (y baloncesto), con suelos cementados y poco más, niñas y niños no tienen mucha posibilidad de desarrollo psico-físico. En lugares en los que no hay vegetación ni sombra, los meses más calurosos pueden llegar a ser un problema. También, aunque aquí el proyecto no ha podido llegar a desarrollarse, estudiar cómo son las zonas circundantes al centro puede o no favorecerse que los niños lleguen andando a clase (frente al coche) y puede suponer que el alumnado esté expuesto a importantes niveles de contaminación (que pueden afectar, incluso, a su desarrollo cognitivo).

Hemos seguido, en la medida de lo posible, el proceso del CEIP Ramón María del Valle Inclán. Es un centro de línea con 158 alumnos matriculados. Principalmente de etnia gitana, que comparten espacios y tiempos con varias nacionalidades más, niños y niñas procedentes de América Latina en la mayoría de los casos. Aunque la dificultad principal es la exclusión social. Además, tiene el patio más grande de la Comunidad de Madrid (“Es una ventaja, por supuesto. Para cuidar patio no tanto, pero es un regalo”, comenta Nuria Hernández, directora del centro), dividido entre el espacio de infantil y el de primaria.

A mediados de 2017 aterrizó allí el equipo de la Junta de Distrito de San Blas, además de Pablo García, director de Participación y Paisaje y unos de los responsables del proyecto MICOS y el encargado de dinamizar el proceso participativo que debería conducir a la transformación del patio. La primera fase ha correspondido con la zona de infantil pero el diseño está planificado para el cambio de todo el patio.

En esa primera reunión consiguieron que cuatro padres y madres acudieran (el centro no tiene asociación de familias. “Es muy difícil organizar una asociación, chocan muchas culturas y ponerse de acuerdo es muy complicado”, explica Nuria). También estuvo presente una enfermera del Centro Municipal de Salud de la zona, así como representantes de diversas asociaciones, como Fundación Manantial, que realizan desde hace tiempo colaboraciones con el colegio. El objetivo era explicarles el proceso en el que se encontraban. De ahí salió el grupo motor que se encargaría, en tres meses, de la recogida de opiniones de la comunidad educativa del centro, así como de su puesta en común y, finalmente, de la planificación del proyecto hasta el final.

La Comunidad de Madrid estuvo invitada a participar en el proceso desde el primer minuto, según informan quienes lo han desarrollado, pero, dicen, quiso estar ajena a todo ello.

Pablo tiene mucha experiencia en procesos participativos, pero admite que este es el que mejores resultados ha tenido. Una conversación con él, con Nuria y con Rafael París, el jefe de estudios, desvela la conexión personal que ha habido en todo el proceso. No solo entre ellos tres. Este entenderse se ha extendido también al resto del claustro, las familias que han participado, el alumnado y las entidades que acuden prácticamente a diario al Valle Inclán.

El cole se encuentra en una zona muy complicada para la convivencia. Desde hace muchos años, la población autóctona, envejecida, ha ido cediendo espacios, primero a diferentes colectivos migrantes y, desde hace unos pocos años, a la comunidad gitana que reside en los bloques de realojo que rodean prácticamente entero el centro educativo, familias que afrontan situaciones complicadas en una zona donde la crisis ha impactado fuertemente.

Además, explica Nuria, al Valle llegan todos los niños y niñas que otros centros de la zona terminan por rechazar. Los problemas de convivencia en el barrio son latentes en algunas de las reuniones del proyecto. Tiranteces entre familias, problemas con el menudeo o la violencia, no solo física o verbal, también “urbanística” del entorno, dice Rafael París. Pistas deportivas enrejadas, descampados descuidados, una enorme lejanía con el centro de la ciudad.

Para que el proyecto de participación tuviera algún recorrido, se organizó una recogida, vía encuestas, de la opinión de las familias. De las 158 que conforman el centro, al menos 80 respondieron. Además, se puso en marcha un mapeo en la puerta del colegio. Con mapas de planta de la zona y con una merienda, se recogieron las opiniones de algunas familias más, así como del alumnado.

Imagen del mapeo realizado con las familias y el alumnado / Foto: Pablo García
Imagen del trabajo con el claustro. Foto: Pablo García

“Nos movemos en el campo de las necesidades; no se trata de hacer todo lo que piden niños o familias, más bien es de recoger y entender sus necesidades para que, luego, los profesionales, los docentes, tomen las decisiones sobre lo más recomendable”, explica Pablo García.

Zonas de sombra, lugares en los que las familias puedan esperar a la salida de clase, columpios, zonas de juego, de arena, de diferentes texturas, más vegetación, arreglo del pavimento, lugares en los que niños y niñas pudieran sentarse a charlar o jugar de manera más tranquila. Muchas fueron las ideas que surgieron de allí y que, en buena medida, Pablo tuvo que ordenar y sistematizar para darles una coherencia y luego ser discutidas y validadas por el grupo motor.

También le tocó explicar cuáles son las competencias del Ayuntamiento en materia de patios, es decir, su mantenimiento. A pesar de ellos, se ha podido desarrollar el proyecto como fue concebido y, elementos como una pérgola para dar cobijo a niños y familias, se quedaron fuera por tema de presupuesto.

Y ha sido posible gracias, también, al esfuerzo que han hecho “las dos Mónicas”. Una es Mónica Díaz López, jefa de Departamento de Estudios y Análisis de la Subdirección General de Prevención y Promoción de la Salud del Ayuntamiento. La otra es Mónica de Blas, jefa del Departamento de Estrategia de Cohesión Territorial y Participación. Su trabajo, en un segundo plano siempre, ha sido crucial en la consecución del proyecto.

Foto: Pablo García

Un centro abierto

Tanto Nuria como Rafael lo han tenido bastante claro. El colegio Valle Inclán es un centro que debe estar abierto al barrio. “Está es la clave para invertir en los patios, convertirlos en plaza pública ganando espacio para la infancia en los barrios, espacios seguros donde todos aceptan una normas de convivencia que pone el centro” dice Pablo García. Desde grupos deportivos que utilizan sus instalaciones por las tardes para prevenir que chicos y chicas “se metan en problemas” a entidades que hacen labor de apoyo a la lectura utilizando perros como compañeros de viaje, la Fundación Manantial que trabaja con jóvenes con enfermedades mentales, a colectivos como Basurama con quienes han trabajado en otro proyecto municipal.

El patio del cole no es solo un lugar en el que niñas y niños pasan media hora o cuarenta minutos al día. También es el lugar en el que madres, padres y docentes se cruzan. También el personal de administración y servicios, o cualquiera que entre en el colegio. Ha de ser un lugar, al menos así lo entienden ambos (también Pablo), con un poco de esfuerzo por parte del ayuntamiento, de encuentro del barrio, un “parque” seguro y tranquilo con unas normas claras de convivencia y uso para todo el mundo.

Esta filosofía es la que recibió a Pablo cuando llegó y que le ha ayudado en la labor de ganarse a todas las partes. Los primeros, el equipo docente. “Son gente que lleva muchos años aquí, que están quemados”, explica Nuria, porque nunca antes la administración pública, local o autonómica, les había pedido su opinión y la habían escuchado. Las reticencias habituales cuando un “paracaidista” aparece en el colegio con un proyecto debajo del brazo.

Además del interés en que el centro esté abierto al territorio, la palanca que ha basculado las reticencias ha sido el interés de los menores, su salud, su bienestar. “Tenemos serios problemas de salud infantil como la obesidad y el sobrepeso, trastornos de atención y la escuela es un espacio muy interesante para abordarlos”, dice Pablo. El cuidado de niñas y niños, su bienestar presente y futuro han conseguido disolver los pocos bloqueos iniciales. “Aquí estamos para resolver problemas”, resume Rafael, en referencia a que, cuando pones al alumnado en el centro, el resto de personas que pululan por el colegio, han de plegarse a sus necesidades, independientemente de que les puedan suponer algunos sobresfuerzos.

Desde el hecho de que cambiar el pavimento por arena e instalar una fuente puede ser un problema para el personal de limpieza y para las familias, hasta la instalación de columpios y el “peligro” que pueda suponer de caídas. O el hecho de que se hayan plantado muchos árboles y se haya hecho un huerto y más zonas ajardinadas, lo que supone que el Ayuntamiento deberá tenerlo en cuenta en el gasto de mantenimiento que, hasta la fecha, era prácticamente nulo.

Todo el mundo va a tener que trabajar más a partir de ahora. Está claro. Pero el objetivo, el bienestar físico y emocional de la infancia, ha de primar.

¿Ha habido dificultades? “No, ninguna”. Esta es la respuesta de los tres: Nuria, Rafael y Pablo. Se han entendido a la perfección, y se nota en los abrazos y besos que se cruzan al saludarse.

“El único problema ha sido la ejecución de las obras”. En julio de 2017 publicábamos la información sobre el comienzo del proyecto piloto. Las obras deberían haber comenzado en septiembre de 2018 y finalizado tres meses después. En octubre llegaron las máquinas. En diciembre les prometieron que el patio sería un regalo de Reyes. En febrero había que esperar porque Manuela Carmena iría a hacer la inauguración. Las obras aceleraron. El adelanto de las elecciones estatales de abril supuso la paralización. El Valle Inclán es colegio electoral. Muchas personas, adultos y niños, que no forman parte de la comunidad educativa pueden ver, cruzar y usar el nuevo patio, mientras las niñas y los niños que estudian y viven allí todos los días solo pueden mirarlo con envidia desde el otro lado de las vallas desde hace días.

Visitamos el centro el 14 de mayo. La víspera había llegado un camión con la arena para rellenar los areneros proyectados. En el transcurso de las dos horas que estamos en el colegio llega la noticia de que el patio finalmente puede utilizarse.

Participa que algo queda

Una de las claves del proyecto piloto ha sido, por un lado, dar voz a la comunidad educativa. Por otro, llevar esa voz a la realidad en forma de patio. “Los niños están emocionadísimos, no están acostumbrados a que les escuchen -comenta Nuria-. De hecho, esto ha generado que hayan participado en otros proyectos”. “ Además, es su patio: ‘Es que es mi patio, profe’. Los árboles frutales que hay los han plantado ellos, no yo”.

Un sentimiento de orgullo, si se quiere, que no se ha quedado solo en el alumnado. Las familias también han comentado cómo, durante la jornada electoral del 28 de abril escucharon buenos comentarios de un colegio que no suele recibirlos. Ni su comunidad educativa. “Me hace gracia -dice Nuria con cierta resignación- cuando vienen aquí (familias ajenas al centro) y dicen, hala, cuánta luz, qué bonito, qué silencio… no sé qué piensan que pasa dentro de este cole”.

Con el profesorado ha pasado algo parecido. “Nunca se nos había preguntado” sentencia Nuria. “No te preguntan. Como la ley educativa ¿Cuándo han preguntado? Y cuando te preguntan cómo harías el patio es una pasada. Que te lo pregunte alguien como Pablo, que lo que hace es incentivar, es fantástico”.

“Conozco a mi claustro. Los profes estamos a veces en situaciones complicadas porque los padres se han vuelto super protectores y, como al niño le pase algo en el cole, prepárate”. Un sentimiento que en muchos casos supone que el claustro tome posiciones a la defensiva cuando viene alguien de fuera. Explica Nuria que “Pablo, tenía las cosas muy claras y lo hemos hablado desde el principio. Ha acabado con cualquier reticencia. Es verdad. Lo agradezco mucho”.

“La primera vez que vine, comenta Pablo, como en todos los coles, miradas aviesas, torcidas. Notas mucho el abandono institucional al que se tiene a la comunidad educativa”. Explica también que es relativamente común que los procesos de participación en coles se “olviden” del profesorado que será quien tenga que gestionar los cambios que se den. Comenta que en muchos casos se piensan estos procesos como de participación infantil cuando, desde su punto de vista, niñas y niños son la fuente de información, “pero quien decide sobre el espacio y cómo se usa son los adultos profesionales de la educación, de la salud”.

Además de ganarse al claustro haciendo una dinámica con ellos y centrando la actividad en la salud infantil, en lo que pensaban los docentes que era mejor para niñas y niños, montó una oficina del proyecto dentro del colegio, en el despacho reservado a las familias y que no se estaba utilizando. “Te ven aquí y genera confianza”. Además de ser visto, es importante, explica, dar mucha información de en qué punto está el proceso y cuáles son los avances que se están haciendo.

Pavimento vs. arena, una decisión política

Una frase que le “robamos” a Pablo durante la conversación. La mirada que se posa en la infancia, desde las administraciones públicas, cuando se realiza la construcción de un colegio, o su remodelación y mantenimiento, es una mirada política. La decisión de que el patio esté pavimentado al 100%, un espacio liso en el que se pintan las líneas de una cancha de fútbol o baloncesto, en donde se ponen un par de porterías y poco más, es una decisión política. Y tiene mucho que ver con el ahorro de dinero en el mantenimiento del espacio. No hay que regar, el pavimento dura mucho tiempo, aunque sea en mal estado. Si no hay fuentes, no hay que llevar la canalización hasta allí y no hay que pagar el agua que puede gastarse.

Para evitar eso que se viene en llamar la politización de la educación, para poder salir de esa discusión habitual, lo más fácil es tirar de la ciencia. Esta, en decenas de estudios y artículos, habla de la necesidad que tienen los niños y las niñas de correr, de moverse, de desarrollar diferentes actividades en el espacio. También habla de los beneficios del contacto de la infancia con la naturaleza, las plantas, los animales. Tanto en lo físico como en lo emocional. Por no hablar del hecho de que ya nos encontramos en un estado de emergencia climática y cada vez los días de calor son más y más calurosos. Gozar de una zona de sombra o conseguir que la vegetación mitigue esa temperatura, no solo ayuda al alumnado. También a las familias y el equipo docente.

“Cuando pones la salud en el centro, se acabó la discusión”, asegura Pablo. Hay estudios que nos hablan de espacios que generan movimiento y otros que no; espacios que generan segregación entre las niñas y otros que no. Cuando pones la ciencia en función de la salud (y el desarrollo) tienes argumentos para hacer un cambio político”.

Pasar de un patio en el que, admite Nuria, se desarrollaban todos los conflictos, a uno en el que ya no hay ninguno, es posible. Y lo es haciendo pequeños grandes cambios. El primero, según cuenta, fue desarrollar un proyecto para enseñar a niñas y niños a jugar. “Nos pasaba que nuestros niños no sabían jugar, no saben. En casa nadie les ha enseñado a jugar. Y el barrio no es un entorno seguro para que tú mandes al niño a jugar al parque. bajaban de clase, se sentaban en grupos a marujear y los problemas que habían tenido el día anterior, surgían aquí también. Eso ya no existe”. A esto, ahora, se ha unido que hay más materiales, asientos de diferentes tipos, sombra, lugares para hablar y compartir, para correr, para cuidar los frutales que han plantado…

Y no solo eso. Ver que el proceso participativo se ha llevado hasta el final y que sus responsables han respondido a las demandas de los colectivos es también un empujón para una comunidad educativa bastante maltratada. El último día que visitamos el centro, Nuria está muy atareada porque tiene a cuatro de sus 16 docentes enfermos. Las bajas no se cubren y el cole, a pesar de poder estar en la lista de los difícil desempeño por el tipo de comunidad que es, no cuenta con recurso extraordinarios en los que apoyarse. El teléfono no para de sonar, como tampoco lo hace el intercomunicador de la puerta exterior que, cuando hablamos con Rafael, tiene que pulsar no menos de 8 veces. “Mírame, soy jefe de estudios al mismo tiempo que me hacen una entrevista y hago de conserje”. Lo dice mientras levanta el teléfono y contesta. Con una sonrisa y mucha, mucha filosofía.

También esto es una posición política. Lo repite con insistencia: “Estamos para resolver los problemas” que puedan surgir por la apuesta que el equipo directivo ha hecho en cuanto al proyecto pedagógico: apertura, apertura y apertura. La infancia en el centro de cualquier actuación. E imaginación.

Cuando los operarios dejan sin pintar un tramo de la fachada porque no estaba en el presupuesto, Nuria contacta con MUS-E y la Fundación Yehudi Menuhi para ver si pueden desarrollar un proyecto con ellos que finalice con el pintado de varios tramos de fachada del colegio. Un problema, una solución.

Una guía para gobernarlos a todos

La guía que ha sido el culmen del proyecto Cuidado en Entornos Escolares, dentro del plan Madrid Ciudad de los Cuidados y del piloto organizado en estos tres centros quiere ser una auténtica hoja de ruta para la transformación de los patios escolares de la ciudad (y de cualquier población). En ella se explican y se sientan las bases de cómo debe ser el proyecto, sobre qué elementos e ideas ha de construirse la participación de los diferentes agentes.

También ofrece posibilidades para el diseño y la implementación de materiales y elementos diversos en los patios escolares.

Para Pablo, la guía no debería quedarse simplemente en eso. Debería haber una apuesta clara, en la próxima legislatura, por parte del Ayuntamiento, con la creación de una oficina en la que, al menos, trabajara un profesional de la arquitectura y otro de la dinamización (ambos con conocimientos sobre infancia) y que fueran el punto de apoyo y consulta de los proyectos de transformación de los patios.

La guía trata de sobrepasar las intervenciones puntuales y precarias que se han venido dando los últimos años, poniendo énfasis en la importancia de generar, mediante la participación, un plan maestro que guíe las inversiones durante varios años para llegar al patio necesario para el proyecto de centro en un tiempo razonable. La idea de que, cada vez que se pudiera contar con la financiación adecuada, se pudiera acometer, al menos en algunas de sus partes, dicho plan para que, en algunos años, pudiera estar terminado. “”l dinero está ahí, si no se invierte en patios acaba en planes de asfaltado a la carrera. Con el plan maestro ayudamos a la Administración a gestionar el presupuesto de manera eficiente en función de las necesidades de los menores y sus familias, que son, en definitiva, las que componen el barrio”, afirma Pablo.

Desde su punto de vista, el documento final, debería ser el mapa que guiara los pasos del Ayuntamiento (también de los centros así como de quienes, desde fuera, participasen en el proyecto), para dar una lógica, una homogeneidad a todo.

Y esto, sobre todo, porque, como decíamos al principio de este reportaje, son decenas los patios que han sido cambiados, pintados, remozados, por toda la ciudad gracias a los presupuestos participativos. Pero cada uno a su aire.

“El patio, dice Pablo en un momento de la conversación, es buena estrategia para volver a hacer que la escuela pública vuelva a tener el prestigio que se merece”.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/05/24/patios-saludables-participativos-y-abiertos-a-la-comunidad/

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Revista Tendencias Pedagógicas: Vol. 33 (2019): Interculturalidad, comunidad y escuela (PDF)

España / 14 de marzo de 2019 / Autor: UAM / Fuente: Revistas UAM

Vol. 33 (2019)

Interculturalidad, comunidad y escuela

DOI: http://dx.doi.org/10.15366/tp2019.33

Número completo

Ver o descargar el número completo TP33_VOLUMENCOMPLETO

Tabla de contenidos

Presentación

Bianca Thoilliez, Miriam Prieto
1-2
Juan José Leiva Olivencia
3-4

Monográfico: Interculturalidad, comunidad y escuela

Andrés Escarbajal Frutos, Juan Navarro Barba, Pilar Arnaiz Sánchez
5-17
Miguel Ángel Ballesteros Moscosio, Estefanía Fontecha Blanco
18-36
Alicia Peñalva Velez, Juan José Leiva Olivencia
37-46
Santiago Alonso-García, Yosbanys Roque-Herrera, Verónica Juarez-Ramos
47-58
Antonio-Manuel Rodríguez-García, José María Romero Rodríguez, Arturo Fuentes Cabrera
59-68
David Herrera Pastor, Cateri Soler García, Iulia Mancila
69-82

Miscelánea

Raquel Ayuso Margañón, María Cruz Molina Garuz, José Luis Medina Moya
83-98
Yorka Tatiana Ortiz Ruiz
99-116
Alexandre Shigunov Neto, Dulce Maria Strieder, André Coelho da Silva
117-126

Experiencias Educativas

Paula Juca Sousa Santos, Leonardo Monteiro Trotta
127-139
Santiago Vargas Oliva
140-153

Recuperando el Pasado

Leonor Serrano de Pablo
154-159

Reseñas

Carmen María Sevilla Izquierdo
160-161
Lucía Sánchez-Urán Díaz
162-164
Equipo Editorial de Tendencias Pedagógicas
165-166

Link para la descarga:

https://revistas.uam.es/tendenciaspedagogicas/issue/download/801/480

Fuente de la Reseña:

https://revistas.uam.es/tendenciaspedagogicas/issue/view/801/showToc

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 14 de abril de 2019: hora tras hora (24×24)

14 de abril de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 14 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – Cayó el ministro de Educación de Brasil, un negacionista del golpe

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305958

01:00:00 – Entrevista a Roberto Fernández, presidente de CRUE: “En España no sobran universidades, faltan”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305905

02:00:00 – UNICEF: Unos 175 millones de niños en edad preescolar no van al colegio

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305965

03:00:00 – 5 años de un compromiso educativo entre todos. Revista Educativa El Arcón de Clio

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305917

04:00:00 – Argentina: El derecho a ir a la escuela

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306017

05:00:00 – 258. Alerta Educativa – Sobre los desafíos de pensar una educación intercultural en Chile (2019) -Audio-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305909

06:00:00 – Libro: La investigación educativa ante el cambio de gobierno en México (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305954

07:00:00 – Si vas a preescolar, la vida te irá mejor

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306111

08:00:00 – Libro: Educación Emocional. Propuestas para educadores y familia (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306331

09:00:00 – Catherine L’Ecuyer: “Reducir la Educación a metodologías es confundir fines con medios”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306023

10:00:00 – Revista Tendencias Pedagógicas: Vol. 33 (2019): Interculturalidad, comunidad y escuela (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306322

11:00:00 – Educación: ¿camino o vereda?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306020

12:00:00 – Puerto Rico: Escuelas chárter: Un desastre para la educación especial

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306108

13:00:00 – Kenia: Conozca los métodos de enseñanza de Peter Tabichi, el mejor profesor del mundo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306166

14:00:00 – Paraguay: Crispación estudiantil: alumnos de Luque cierran calle, desde agosto no tienen docentes

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306027

15:00:00 – Políticas Educativas “erráticas”: ¿Quiénes son los responsables?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306105

16:00:00 – La ONU insta a apoyar a la UNRWA para que mantenga abiertas sus escuelas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306325

17:00:00 – Vídeo de presentación: Tendencias Pedagógicas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306319

18:00:00 – Honduras: cada día muere un niño por la violencia según UNICEF

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306328

19:00:00 – Reforma educativa con azúcar morena

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306102

20:00:00 – Europa: Escolares de cinco países se unen para luchar contra varias discriminaciones

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306316

21:00:00 – Ghana: La historia de Ousman Umar, un joven que lucha por promover la educación en su país (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306312

22:00:00 – Argentina: Falleció Alicia Nuarte, una luchadora docente mendocina

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305961

23:00:00 – Ecuador: Encuentro Latinoamericano de Educación Experiencial (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/305912

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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España: Expertos en pedagogía evalúan la capacidad de las ciudades como espacios educativos

Europa/España/www.cope.es

La certeza de que la innovación es una actividad que favorece la inclusión educativa sumada al éxito de la exploración, por parte del alumnado infantil, de las características básicas de ciertos monumentos cordobeses y sus culturas son las conclusiones que subyacen de la evaluación de una experiencia de innovación educativa llevada a cabo por la red RIECU (formada por escuelas de Educación Infantil Temprana, centros de profesores y Universidad).

En el marco del proyecto, niños y niñas del segundo ciclo de Educación Infantil (3 a 6 años) y alumnado de Educación Especial se convirtieron en equipos de investigación de su propia ciudad. La Mezquita, la Sinagoga, el Palacio de Viana o el Puente Romano son ejemplos de los 12 nodos que formaban el mapa del patrimonio urbano a través del cuál los más pequeños caminaron en busca del valor de la interculturalidad que permitió la convivencia pacífica de las culturas musulmana, cristiana y judía.

Aunque sin lupas, catalejos o linternas, la ciudadanía infantil ejerció de ejemplo del papel activo de la infancia en la construcción del conocimiento de la ciudad e hicieron suyo el proyecto al discurrir por los monumentos más representativos de cada cultura, tratando de resolver las dudas que en una fase anterior habían manifestado. En esta construcción de conocimiento colectivo, se partió de unas ideas iniciales y de propuestas del alumnado acerca de lo que querían saber y cómo lo querían aprender.

Tras la realización de los 12 proyectos, los investigadores Mª Ángeles Olivares, Elena González, Rosario Mérida y Miguel Muñoz , encuadrados dentro del proyecto ‘Córdoba con ojos de infancia’, evaluaron los resultados contando con un grupo focal mixto (formado por maestras de infantil, una asesora del Centro de Profesorado, profesoras universitarias y una estudiante de máster) que dialogó ‘cara a cara’ sobre los interrogantes que los investigadores formularon.

De la conversación de estas protagonistas sobre los proyectos realizados, se extrajo la concepción positiva de la innovación como favorecedora de la inclusión educativa, ya que durante las actividades se produjo una interacción fluida y espontánea entre los niños y niñas que puso de manifiesto que este tipo de proyectos facilita que la infancia pueda comprender las diferencias como una característica natural de los seres humanos.

A pesar del éxito en la exploración de las características básicas de los monumentos y el conocimiento de la cultura a la que pertenecen, el profesorado no considera que el alumnado haya alcanzado la comprensión global de la ciudad como paradigma de convivencia pacífica intercultural. Aunque la edad temprana es el motivo principal de la dificultad de entendimiento de este paradigma, el proyecto abre las puertas para llegar a ese entendimiento y refuerza la relación entre Educación  Infantil y Educación Especial a través de la ciudad concebida como contexto educativo de primer orden.

Los resultados de este trabajo de evaluación han sido publicados en el siguiente artículo científico: Olivares García, María & Gonzalez-Alfaya, Elena & mérida, Rosario & Muñoz Moya, Miguel. (2019). ‘Córdoba, through Children’s eyes’. Assessing citizenship literacy in Early Childhood Education and Special Education classes. European Early Childhood Education Research Journal. 27. 28-39. 10.1080/1350293X.2018.1556532.

 

Fuente: https://www.cope.es/emisoras/andalucia/cordoba-provincia/cordoba/noticias/expertos-pedagogia-evaluan-capacidad-las-ciudades-como-espacios-educativos-20190128_340950

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Este es el proyecto reconocido por la Unesco que convierte a la profesora Alix en la Pacificadora de la Ladera occidental de Cali

América del Sur/Colombia/elpais.com.co

Es profesora y su trabajo también consiste en rescatar muchachos de la violencia. Se llama Alix María Valoyes y cuando habla de los estudiantes que tiene en la Institución Educativa Oficial Multipropósito ubicada frente al cerro de La Bandera, en la ladera occidental de Cali, puede pronunciar cosas así: “Todos los días se los peleamos al mundo violento. Le hemos quitado muchos…”

Hace quince años, al llegar a la Institución, la ‘profe’ identificó rápidamente el lío de convivencia que para ese momento provocaba la coincidencia de chicos que, bajo el uniforme, continuaban los enfrentamientos que sostenían en la calle. Muchos de ellos hacían parte de pandillas enfrentadas. Entonces ella empezó su propia lucha, que derivó en la estructuración de un proyecto para la resolución pacífica de los choques escolares y la estimulación juvenil.

Hoy esa iniciativa, que se llama Multipropaz, ha permitido que en la Institución funcione una emisora desde donde siguen trabajando en la resolución de conflictos a partir de la comunicación.

Y asimismo la profe insiste desde frentes complementarios: una huerta, un periódico, semilleros de paz, un curso de manejo audiovisual para sus estudiantes. Alix, además de todo, es docente de Física y Matemática. Nació en Cali. Sus padres son chocoanos.

Desde su puesta en marcha, Multipropaz impactó un promedio de 300 chicos por año. ¿Podría decirse, entonces, que sirvió para dirimir igual número de peleas? Quién sabe.

Lo cierto es que propició el cambio. Y ahora, con el apoyo de la Alcaldía de Maurice Armitage, a través de su programa ‘ Mi Comunidad es Escuela’, el proyecto se fortaleció con nuevos espacios y nuevos semilleros, como los semilleros de matemática. De 15 años, Christofer Blandón dice que gracias al esfuerzo de la profe, su comunicación con el mundo empezó a mejorar: “Siempre fui muy tímido e inexpresivo, pero los procesos en la emisora y en el grupo audiovisual han servido para que se produzcan cambios”. Christofer habla tres idiomas. Cursa noveno. Su sueño, tras hacer parte de Multipropaz, es estudiar comunicación social en la Universidad del Valle.

Para llegar a los chicos, explica la profe Alix, usan la estrategia de pares: los instructores y talleristas son los mismos estudiantes y, en ocasiones, egresados del colegio. Ronaldo Gutiérrez, por ejemplo, regresó este semestre para ayudar: “Doy un taller de autoestima donde podemos identificar nuestras habilidades, logros, miedos y valores. Si no nos reconocemos es casi imposible proyectarnos hacia el futuro”. Esa misma enseñanza, cuenta el muchacho, fue clave para encontrar el sentido de su vida: “Yo era una persona egoísta y egocéntrica, me preocupaba solo por mis cosas, pero con esto me di cuenta que quiero dedicarme a lo social. Estoy cursando Educación Popular en Univalle”.

Multipropaz, fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, como una de las 10 mejores experiencias educativas en construcción de paz en toda Latinoamérica, y una de las 12 mejores experiencias en construcción de cultura de paz en Colombia, en 2013 y 2016 respectivamente.

El programa de la Alcaldía de Cali, ‘Mi Comunidad es Escuela’, comprende 22 proyectos que empezaron a ser ejecutados este año: entre ellos hay 17 de calidad educativa (ahí se cuenta el apoyo a Multipropaz) y 5 de infraestructura, que impactan a 170 mil estudiantes de las 91 Instituciones Educativas Oficiales de la ciudad. “Destinamos una inversión de 500 mil millones de pesos, que no se había hecho anteriormente para mejorar la forma de enseñar en el aula y mejorar el clima escolar”, dice la secretaria de Educación de Cali, Luz Elena Azcárate. “Con el Alcalde, estamos convencidos de esta apuesta: creer en Cali impulsada por el motor de la educación”.

Por esa razón la apuesta es una línea institucional global. De modo que ‘Mi Comunidad es Escuela’ también funciona gracias al impulso de las Secretarías de Cultura, Bienestar Social, Paz y Cultura Ciudadana, Deporte, e igualmente la integración del Departamento Administrativo de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Datic), y la estrategia de Territorios de Inclusión y Oportunidades, TIO.

El alcalde Maurice Armitage dice que el esfuerzo está encaminado a convertir las Instituciones Educativas en puntos de encuentro para las comunidades: “Queremos que el muchacho se sienta orgulloso de su colegio, que el padre de familia se sienta orgulloso. Que se reúna socialmente con el vecino. Así vamos a lograr una ciudad mejor”.

Recorriendo el colegio de la ladera, la profe Alix muestra carteleras con información pegada a los muros. Y sobre la información, tachaduras de lapicero, bromas y grafitis en su cuota inicial. En otras carteleras, en cambio, donde hay fotografías que recuerdan los reconocimientos que tuvieron algunos estudiantes a través del proyecto Multipropaz, todo se conserva intacto: el curso de audiovisuales promovido por la profe ha recibido dos premios de periodismo local Alfonso Bonilla Aragón, en la categoría estudiantil, por sus realizaciones. “Acá las carteleras no duran nada, las rayan siempre; pero las de Multipropaz no las tocan. Hay sentido de pertenencia”, comenta la profe Alix.

Lejos de tener un proyecto perfecto –dice ella-, lo más importante es lo que ofrece a los estudiantes: “Que exista Multipropaz no quiere decir que no existan pandilleros, que no haya embarazos o que no haya pelea.
Quiere decir que existe una alternativa para los pelados”. La meta ahora, dice la profe, es que la experiencia se replique en otros colegios. Que se propague por cada comuna y corregimiento. La educación, cómo negarlo, es el camino.

“Con la educación viene la verdadera inclusión”

Un ‘Nuevo Amanecer’ es esperado por el barrio Potrero Grande, al oriente de la ciudad, cuando sea inaugurado el nuevo colegio planeado allí por la Alcaldía de Cali, con proyecciones para albergar a cerca de 440 estudiantes. La construcción está contemplada en ‘Cali con Escuelas Dignas y Seguras’, uno de los componentes de ‘Mi Comunidad es Escuela’. La meta de la Administración Municipal es tenerlo listo en 21 meses.

“En el barrio solo tenemos un colegio para 1.400 estudiantes, pero nosotros somos más de 32 mil habitantes”, dice Zoila Rosa Valencia, una de las líderes del barrio, explicando con esa simple cuenta la importancia del nuevo colegio. El área construida de la nueva institución será equivalente a cuatro piscinas olímpicas. Tendrá cobertura para preescolar y primaria, aulas para bilingüismo, sistemas y artes, además de una biblioteca. Para ello, la Alcaldía destinó una inversión de diez mil millones de pesos.

El nombre, ‘Nuevo Amanecer’, fue escogido por la propia comunidad tras una votación popular. “Es un buen nombre”, dice la señora Zoila: “El nuevo amanecer es empoderarnos como comunidad. Con la educación viene la verdadera inclusión”.

Fuente; https://www.elpais.com.co/contenido/este-es-el-proyecto-reconocido-por-la-unesco-y-que-convierte-a-la-profesora-alix-en-la-pacificadora-de-la-ladera.html

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Equidad y educación. Hay vida fuera de las escuelas

El diálogo entre la escuela y sus profesionales y entidades e instituciones ajenas a ellos, es pieza clave para conseguir mayores grados de equidad en la educación.

Francisco Imbernón

Uno de los elementos preocupantes que ha ido apareciendo en el campo educativo, en la actualidad, y lo dicen los informes, es la pérdida de equidad del sistema educativo debido a las políticas y recortes aplicados por los diversos gobiernos. Hemos retrocedido. Y ha provocado que, en ciertos contextos sociales, sea imposible partir del principio de que la enseñanza debe hacer el esfuerzo de extraer de la exclusión social a la totalidad de la población.

Los actuales contextos sociales, familiares y económicos nos muestran claramente que, sin la ayuda de lo que pasa fuera de la escuela y que envuelve a la institución educativa, es difícil enseñar los diversos saberes, valores y ciudadanías necesarios en el futuro que permitan una vida y un mundo mejor. Es difícil que la educación de hoy día, y ya se decía hace tiempo con otros términos, sea capaz de ofrecer esa vieja idea de “vivir felices” con un horizonte de igualdad basada en la diferencia.

Y del mantra de la comunidad, desgastado por tantas interpretaciones, se empieza a dar importancia a la educación expandida y a la ecología del aprendizaje. También se empiezan a entender nuevas formas de relación social, política y tecnológica que se están produciendo. Más allá de los muros de la escuela hay vida y aprendizajes invisibles muy importantes. Hoy, nadie tiene todo el conocimiento. Los saberes son compartidos.

Todo ello nos lleva a conclusiones evidentes con importantes repercusiones educativas: está claro que el aprendizaje no es exclusivo de la escuela pero esta es imprescindible si se abandonan metodologías pasivas que se centran en transmitir conocimientos -palabra o libro de texto-. Sabemos desde hace tiempo que el ser humano no aprende por transmisión sino por construcción, por tanto, necesitamos un cambio metodológico más participativo y colaborativo, con una nueva concepción del espacio y el tiempo en la enseñanza. Se tiene que introducir una mayor sensibilidad hacia la tecnología emergente, convirtiéndola en una oportunidad de aprendizaje, ya que hoy día las tecnologías se transforman en dispositivos importantes de información, además de que favorecen la movilización para la acción política y una nueva participación mediante redes.

Y se ha de vigilar ya que hay mucho gurú que interpreta la nueva forma de innovar. Innovar no es “matar al alumnado a powerpoints” o con PDF en aulas inversas o jugar. No, educar es algo más. Es crear estructuras de participación, colaboración, tolerancia y diálogo donde es importante la comunicación, el compartir saberes, el introducir el placer de aprender y analizar las prácticas sociales y políticas emergentes. El cambio educativo es un camino, no una meta por sí misma como muchos se lo toman.

Ello nos obliga a compartir aprendizajes basados en la reflexión conjunta sobre experiencias relevantes como un proceso de aprendizaje que da importancia al equipo educativo y a los agentes sociales, con la intención de conseguir un compromiso mutuo y un intercambio de información.

Y ello significa que todos los que intervienen en el proceso educativo desarrollan papeles de agente activo en la construcción de normas, en la reelaboración de procesos sociales y educativos, de los valores y en la construcción de reglas de relación social y educativa. Y aquí se estimula el respeto por lo diverso y una organización diferente del aprendizaje.

Pero para ello es necesario salir de las fronteras, ya que muchas innovaciones no salen del esquema mental o de la cultura profesional anquilosada en un determinado concepto de escuela y educación basado en la cultura intelectual de la ilustración. Y se cae en la ceguera del conocimiento que no permite ver más allá de nuestros límites. Romper esquemas y poner imaginación nos puede ayudar a reconstruir un nuevo proyecto educativo, primando la equidad mediante la cooperación, el respeto a la diferencia y la solidaridad y a partir de las fortalezas que tiene la escuela y los agentes sociales que la rodean.

También será imprescindible en la escuela, dentro y fuera, crear redes o espacios emocionales mediante procesos comunicativos, donde las relaciones de compartir información y formación entre el profesorado y el contexto pueden ser más fluidas, potenciando conocimientos y habilidades que den al alumnado una igualdad de oportunidades frente a quienes tienen condiciones más favorables.

Si queremos una equidad educativa deberemos analizar e interactuar con el contexto, primar el diálogo, la participación, la cooperación y la solidaridad entre todos con el objetivo de mejorar la educación del alumnado.

Es necesario una mirada crítica frente al relato de mucha innovación que cae en verdaderos tópicos que ya sabemos como, por ejemplo, que se aprende fuera del sistema educativo a lo largo de la vida y con eso ya se justifican ciertas prácticas; que hay experiencias de comunidades que siguen posturas institucionales y no verdaderamente alternativas y que el profesorado y la escuela no son importantes y sí lo es más la tecnología. Se han de mirar con lupa ciertas prácticas innovadoras. La educación es un caramelo en manos de aprovechados. Y muchas veces esconde segregación escolar y, por tanto, es contraria a la equidad.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/09/12/equidad-y-educacion-hay-vida-fuera-de-las-escuelas/

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Enlazan comunidades, arman proyectos, defienden derechos: estos son los jóvenes de La Escuelita del Vitoria

América del Norte/México/animalpolitico

Cada sábado, de marzo a octubre, jóvenes de entre 18 y 29 años se reúnen para dialogar sobre las realidades que los vulneran y la realidad que quieren generar, en La Escuela para Defensoras y Defensores Jóvenes de Derechos Humanos del Centro Fray Francisco de Vitoria.

En noviembre pasado comprobó que es posible hacerlo. La organización a la que pertenece, Sohuame Tlatzonkime (mujeres bordadoras), ayuda a indígenas nahuas de cuatro comunidades (Cuetzalan, Pahuatlán, Hueyapan y San Gabriel Chilac) de la Sierra Norte de Puebla a comercializar sus bordados a través de las redes sociales. Desde hace tres años, el colectivo viaja una vez al mes para recoger las prendas y dejar el dinero de la venta a las artesanas.Ya habían hecho reuniones entre mujeres bordadoras y tejedoras de una misma comunidad, pero entonces los activistas cayeron en cuenta que no se conocían las de un poblado y otro. Así que organizaron la presentación. Fue a mediados de noviembre –recuerda Celeste– en la escuela primaria de Pahuatlán. Hasta allí llegaron unas 35 mujeres, vestidas con sus nahuas tradicionales: unas blancas, otras negras. Bordaron juntas y platicaron.

Las de Cuetzalan, que tienen una organización de mujeres indígenas llamada Masehual Sijuamej Mosenyolchicauani y son dueñas de un hotel, les contaron a las de las otras comunidades su experiencia para lograr tener dicha propiedad y el ingreso que les permite ser independientes económicamente.

Les platicaron –narra Celeste– que ellas iniciaron su organización, de ahora 100 mujeres, con la finalidad de vender sus artesanías a precios justos, para mejorar su calidad de vida y generar empleos para sus familias. “Contaron cómo al principio sus maridos no las querían dejar ir a vender, pero ellas lucharon y salieron”.

La organización ha sido para estas mujeres como una escuela donde han aprendido unas de otras, y se han involucrado en talleres para luego dar forma a diferentes proyectos productivos y educativos, que revalorizan sus costumbres y prácticas como grupo indígena. Organizadas, colaborando y aprendiendo unas de otras, estas mujeres lograron incluso abrir el hotel, que ahora administran como colectivo.

“De repente a unas de las mujeres que escuchaban la narración de las compañeras se les salían las lagrimas –recuerda Celeste– porque muchas han vivido violencia por parte de su pareja y saben lo difícil que es lograr que las dejen trabajar y tener un ingreso. Otras intercambiaban miradas o gestos. Se notó que resonaba en todas el relato de cómo deben apoyarse para hacer frente a esas violencias que atraviesan en el día a día”.

Visión de juventudes

Lo anterior es uno de los aspectos medulares que Celeste terminó de entender participando en La Escuela para Defensoras y Defensores Jóvenes de Derechos Humanos (EDJDH) del Centro Fray Francisco de Vitoria. La activista es parte de la última generación de muchachos de entre 18 y 29 años que desde hace 15 se forman en este centro, donde la educación popular (entre pares, horizontal, vivencial, adaptada a las necesidades de los grupos, no hegemónica ni adultocéntrica), la educación para la paz y en derechos humanos son los ejes transversales.

El objetivo de La Escuelita, como se le conoce, es generar un espacio en el que los jóvenes puedan encontrarse, dialogar, discutir sobre las realidades que los están vulnerando y sobre qué realidad quieren generar. El propósito es que las y los participantes digan: “nosotros somos esto, somos estos y a partir de eso tengo derecho a ocupar el mundo bajo estos principios”.

Diana López Santiago, coordinadora del área de Educación, Promoción y Difusión del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, explica que La Escuelita surgió como una respuesta a la falta de espacios donde las inquietudes de los jóvenes y sus propuestas en derechos humanos fueran escuchadas. “Lo que hacemos es acompañar ese proceso de construcción de sujetas y sujetos en exigibilidad de derechos, pero sin ser un espacio tutelado, con una visión adultocéntrica o asistencialista”.

Cada sábado, de marzo a octubre, los participantes se reúnen de 10 de la mañana a 3 de la tarde. El curso se compone de bloques, en los que se abordan las metodologías y los enfoques de la educación popular, la educación para la paz y la educación para los derechos humanos, y cómo esos tres modelos se complementan entre sí.

Además, se abordan los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, así como los sexuales y reproductivos, los de la diversidad sexual, de las mujeres, las infancias, juventudes, personas adultas mayores, de quienes viven con alguna discapacidad o en situación de movilidad. Mientras que en un tercer bloque se aborda la seguridad para personas defensoras y otras herramientas como la no violencia activa. Después, los participantes deben presentar un proyecto de incidencia comunitaria.

Jóvenes de décimo quinta generación de La Escuelita. Foto: CDH Vitoria.

Los proyectos por venir

Christian Hernández, por ejemplo, es de la última generación, de la quinceava, tiene 25 años y es de Jalapa, Veracruz. Él ingresó a La Escuelita porque estaba participando en el movimiento social-estudiantil de su entidad y resintió tanto la violencia del régimen de Javier Duarte contra los jóvenes que decidió salirse rumbo a la Ciudad de México.

“Ya en la última parte del periodo de Duarte, si eras estudiante y eras joven resultabas incómodo. Era peligroso para los jóvenes transitar por las calles, si te veía con una mochila, la policía te paraba. A mí varias veces me detuvieron, me hacían sacar todo lo que tenía en la mochila, me revisaban mis libretas, me pedían mi identificación, y me preguntaban qué era cada cosa, buscando cualquier excusa para poderme levantar”.

Ahora todo se pondrá peor con la Ley de Seguridad Interior, teme Christian, así que su proyecto final fue hacer una réplica en Jalapa del curso que La Escuelita hace en la Ciudad de México. Será de febrero a mayo, también los sábados. “Vamos a tratar feminismos, tierra y territorio, personas de la diversidad sexual, personas que viven con VIH, pero también lo de la Ley de Seguridad Interior, procesos de lesa humanidad y temas sobre lo que pasa con los periodistas y la libertad de expresión. Los participantes también harán un proyecto al final”.

El objetivo, dice, es que los jóvenes se empoderen frente a la Ley de Seguridad Interior, que conozcan sus derechos y sepan cómo actuar ante ciertas situaciones que los vulneren. “Vamos a estar muy al pendiente de cómo se lleva todo esto, de qué pasará si los militares van a estar en las calles y dependiendo de eso es cómo vamos a actuar, en colectivo. Vamos a estar formándonos para hacer exigibles nuestros derechos y vamos a monitorear si con esta ley se violentan, para hacer un plan de manejo en Veracruz”.

Otra integrante de esta última generación de La Escuelita es Dira Plancarte, pedagoga de 25 años, que hace tres empezó a trabajar en una organización que lleva un proyecto de alfabetización y regularización con niños y niñas indígenas migrantes, hijos de los artesanos que venden en la zona de Coyoacán.

Cada jueves y viernes, por las tardes, durante dos horas, Dira y sus compañeras y compañeros trabajan con estos niños que o no van a la escuela o van retrasados en su aprendizaje porque no entienden bien el español. “Con los que van a escuela, les ayudamos a hacer sus tareas, les explicamos lo que no entienden y con los niños y niñas que no van al colegio, empezamos a aprender las letras, a ver cómo suenan”.

Además de esta labor, Dira empezará un proyecto, salido de La Escuelita, con otros profesionales de la educación. “Queremos hacer un observatorio de educaciones alternativas. La idea es crear una plataforma digital donde puedan conectarse personas que hacen trabajo como en mi organización y poder compartir experiencias de procesos que estén basados en educación popular, intercultural, para la diversidad, para la educación sexual. Esperamos sacar pronto esa plataforma”.

Después de 15 años de actividad, más de medio millar de jóvenes han salido de los cursos de La Escuelita. “Cada año el interés por participar es mayor. Antes teníamos que salir a pegar carteles para anunciar la convocatoria, ahora ya sólo hacemos difusión por redes y muchos de los participantes llegan por recomendación de boca en boca”, dice la coordinadora de Educación, Promoción y Difusión del Centro Vitoria.

En marzo próximo, otros 45 jóvenes iniciarán su proceso para formarse como defensores de derechos humanos y, desde sus intereses y perspectiva, salir después a trabajar por los temas que les inquietan.

Esta publicación fue posible gracias al apoyo de Fundación Kellog.

Fuente: http://www.animalpolitico.com/2018/01/derechos-jovenes-la-escuelita-vitoria/

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