‘Uno para todos’ es el título de una película que se ha rodado entre Caspe y Arenys de Munt en la que el protagonista es un maestro interino que llega a un pueblo para cubrir una baja y tiene que lidiar con un contexto educativo desconocido y un alumno con una enfermedad grave. Hablamos con su director, David Ilundain.
“Es un debate muy actual, pero difícil de abordar en el cine: ¿cómo combinamos esta revolución tecnológica y social que estamos viviendo, estos cambios en las relaciones sociales tan acelerados, con una educación que se pensó para la anterior revolución industrial?”. David Ilundain es navarro y hace dos años que se instaló en Badalona; Uno para todos es su segundo film. En 2015 estrenó B, la película, inspirada en el caso Bárcenas y que obtuvo varias nominaciones a los Goya. Una historia radicalmente diferente de la de ahora. “Es cierto –comenta–, he pasado de hablar de lo peor de la sociedad a todo el contrario, a qué hacemos para mejorarla y, sin duda, la educación es la gran herramienta que tenemos”.
Uno para todos es ficción, pero se inspira en un caso real. Ilundain leyó en un diario la historia de un maestro interino de Aragón a quien habían premiado por un proyecto y que después de esa efímera gloria había seguido con su vida de interino precario y trotamundos. De ahí salió la chispa de la historia. A partir de aquí todo el resto no tiene nada a ver, si bien sí que se ha querido ambientar en un pequeño pueblo aragonés. “La idea de situar la trama en eso que dicen la España vaciada, así como la llegada a un lugar inhóspito, un poco como de western, nos parecía un componente muy interesante”, comenta el director.
El protagonista de la historia es Aleix (interpretado por David Verdaguer), un maestro catalán que ha cambiado de aires por motivos personales y que se hace cargo del grupo de 6º de esta escuela de pueblo sin saber si será por un periodo corto o si conseguirá acabar el curso, puesto que cubre la vacante de una maestra que ha tenido que pedir la baja a causa de complicaciones en el embarazo. Entre sus alumnos hay uno con una enfermedad grave, que falta mucho en clase, y esto le lleva a plantearse dinámicas para reintegrarlo en el grupo, puesto que muchos compañeros le rechazan.
El interino no se siente parte del equipo
“Aleix hace años que es interino y arrastra su propia trama personal, tiene síntomas de burnout, y sabe que en realidad no forma parte del equipo y que no puede pensar en un proyecto a largo plazo ni recogerá nunca los frutos de su trabajo y, además, sus alumnos tienen una dinámica heredada y no son especialmente receptivos a los cambios que él propone… todo ello le genera un cóctel de emociones sobre él mismo y sobre su profesión”, explica el director. Y hasta aquí puede leer, para no caer en spoilers. Es más drama que comedia, si bien, según afirma Ilundain, “es una película luminosa y positiva”.
La idea del film surge del mismo Ilundain, que leyó la noticia por casualidad y la compartió con Valérie Delpierre, productora ejecutiva de Verano 1993 y también de Uno para todos. Está producida por Inicia Films y Fasten Films, y de la distribución se hace cargo Acontracorriente Films. El guión es de Coral Cruz y Valentina Viso, pero buena parte de la tarea de documentación la hicieron los mismos Ilundain y Delpierre. Quisieron conocer al maestro aragonés y después se han entrevistado con otros maestros interinos para saber cómo son y cómo sienten su trabajo. Clara Segura, Patricia López Arnaiz, Ana Labordeta y un grupo de 18 niños completan el reparto. Ilundain calcula que el montaje estará terminado a finales de año y que se podrá ver en la primavera u otoño de 2020 pero, en todo caso, “esto depende sobre todo de lo que decida la distribuidora”.
En Badalona y en barracones
La edad de los niños de la película también fue cuidadosamente elegida. “Les queríamos maduros, con un cierto criterio sobre las cosas, pero no queríamos situar el argumento en un contexto de adolescentes, por eso el último curso de primaria era el ideal”, dice Ilundain. Precisamente el director tiene una hija casi de esta edad, que hace 5º, y un hijo más pequeño, que hace 2º. De su experiencia como padre de una escuela de Badalona tiene sentimientos encontrados: habla muy bien de los docentes que han tenido sus hijos, pero no tanto de los medios con los que trabajan. Su escuela, Badalona Port, es una de tantas en módulos prefabricados… desde hace más de 10 cursos.
“Me sorprendió mucho encontrarme con una escuela en barracones –comenta David Ilundain–, y pensé que era una cosa puntual hasta que luego supe que, como los nuestros, había centenares. En el caso de Badalona hay una suma de desidia e ineficacia de las dos administraciones, la municipal y la autonómica, y esto es muy frustrante. Cataluña no proyecta afuera esta imagen de saturación de los servicios sociales y educativos; cuando vienes de fuera y ves esto te sorprende, porque hablan tanto de hacer país y para eso no hay nada mejor que tener una buena educación”.
Este libro se enmarca en la línea de investigación “Educación, lenguaje y comunicación” de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Salle de Bogotá y, de manera específica, en el tema: familia y mediaciones educativas. Acá se plantea la pregunta por los modos como puede abordarse y asumirse la educación familiar en políticas educativas y en contextos escolares. Se entiende la educación familiar como un escenario de posibilidades formativas y de desarrollo humano para todos los miembros de la familia, en diversas direcciones: de la familia hacia su interior; de la familia hacia el exterior; y de los entes externos hacia la familia. Creemos que este libro puede contribuir en la comprensión de lo que tanto familia como escuela significan para la educación familiar.
El servicio Neuvola, surgido en Finlandia como desarrollo de una ley para el cuidado de los niños, ayuda a las familias y a los profesionales del sector de la enseñanza.
¡Imagina qué es crecer con una insuficiente base de conocimiento y estima en tu vida! Uno no elige el dónde, ni el entorno social o la familia en la que nace.
En Finlandia, del mismo modo que en otras partes del planeta, encontramos familias de todo tipo, incluso aquellas que sobrepasan los límites estipulados por nuestro entorno social o sus costumbres. Grupos de gente con descendencia, quizá menos preparados para ayudar en el desarrollo cultural de un menor hacia el cumplimiento de metas futuras. Sin garantías de inculcar unas reglas de convivencia, tradiciones culturales, costumbres arraigadas o rutinas del día a día.
El entorno
Problemas sociales y falta de luz solar
Las razones pueden responder, entre otras, al desempleo, problemas económicos, bajo nivel cultural, y, en esta parte de Europa Septentrional del país, también falta de luz solar (durante un largo período de tiempo, a nivel anual) influyendo en el estado anímico de una persona que puede desembocar en el alcoholismo u otras adicciones.
La disposición de embriaguez o dependencia a alguna sustancia tóxica para el organismo, puede exponer al niño o niña a cualquier riesgo de enfermedad genética o crónica al nacer, llevándolo del mismo modo a actuar de una forma un tanto distinta dentro de la sociedad.
Por ejemplo: hablando con diferentes profesionales en el sector de la educación pude conocer la historia de un niño, el cual tuvo una enfermedad al nacer y la consecuencia desencadenó el ejercicio de violencia con sus compañeros y profesores de la escuela.
Claves
Entorno familiar y escuela
El entorno social y familiar es previo a cualquier planteamiento y desarrollo educativo. En este sentido, la escuela nunca podrá sustituir la educación familiar, ya que solo la complementa.
En cualquier caso, la deficiencia del entorno familiar y no conseguir objetivos escolares no siempre supone una causa-efecto.
Los indicios de fracaso escolar son superiores en alumnos con ciertas carencias, procedentes de entornos sociales inadecuados o conflictivos, familias desestructuradas, etc., sin embargo y como se indica en el párrafo anterior, pueden ser condiciones negativas, pero en ningún caso supone una imposibilidad absoluta de obtención de un buen nivel educativo.
En la escuela, además cabe la probabilidad de que el maestro detecte algún indicio no casual por lo que respecta al comportamiento del benjamín, en este caso, en Helsinki, contamos con ayuda a nivel de crianza parental, necesidades educativas especiales, enfermedad… de un servicio específico llamado “Neuvola”.
Neuvola
Servicio de protección del menor
Esta organización surgió en el país nórdico, mediante el desarrollo de una Ley aprobada en 1944, cuyo objetivo era establecer una clínica de maternidad y cuidado de niños en cada municipio, a los efectos de detectar posibles irregularidades en el nacimiento y crecimiento del hijo.
La observación por parte del/de la maestro/a puede ayudar incluso en la detección de casos de malos tratos o abusos hacia los menores.
A modo de ejemplo: conozco un caso de una niña, cuya relación con sus compañeros era nula, en algunas ocasiones se había quejado a sus educadores de dolor en sus partes íntimas. La realidad fue que sufría abusos sexuales.
En tales supuestos, si las sospechas son fiables, y se han contrastado adecuadamente, los profesionales del sector (trabajadores sociales, psicólogos, doctores y enfermeras…) sucesivamente velarán e intervendrán hacia el bienestar del niño/niña y, al mismo tiempo, al de la familia, siempre y cuando se acepte la ayuda correspondiente.
Tal y como decía Isaac Newton: “Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos, el océano”.
Otras 147 personas fueron liberadas este fin de semana de una escuela nigeriana donde se les maltrataba y se les mantenía encadenadas, al igual que en otros centros de la zona centro-norte del país descubiertos en el último mes, según informaron hoy a Efe fuentes policiales.
Los alumnos rescatados en esta ocasión fueron 22 mujeres y 125 hombres y tenían también señales de haber sufrido abusos.
Se les liberó durante una redada policial ejecutada este sábado en el estado nigeriano de Kaduna (centro-norte).
El establecimiento en el que se encontraban funcionaba como una especie de centro de rehabilitación ilegal islámico, operado de forma privada.
Muchas de las víctimas fueron internadas allí «por sus padres» para combatir problemas de «desajuste social», según indicó a Efe el portavoz policial Yakubu Sabo, tales como adicción a las drogas u otros fenómenos.
En el centro se suponía que se iban a rehabilitar con instrucción islámica y educación.
Las víctimas han sido ya trasladadas para recibir tratamiento y el gerente del centro fue arrestado.
No es un incidente aislado sino que, en las últimas semanas, en la misma zona, se destaparon otros centros similares en los que se rescataron a centenares de menores que vivían en condiciones inhumanas y de semiesclavitud.
El primero que saltó a la luz pública fue el pasado 27 de septiembre, un establecimiento también ubicado en Kaduna.
Allí se descubrió a unas 300 víctimas encadenadas por los tobillos que declararon haber sufrido abusos sexuales y torturadas al tiempo que se les obligaba a recitar el Corán.
Estos sucesos generaron una fuerte indignación pública en Nigeria y el Gobierno prometió investigar esta clase de prácticas en la región norte del país, que es de mayoría musulmana.
«En estos días y esta época, ningún gobierno democrático responsable toleraría la existencia de cámaras de tortura y abusos físicos de los internos en el nombre de la rehabilitación de las víctimas», indicó en Twitter Garba Shehu, portavoz del presidente nigeriano, Muhmmadu Buhari.
Nigeria, la nación más poblada y con la economía más grande de África, es un país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiano en el sur.
La mitad de los niños de 10 años de la región no pueden leer y entender un texto corto, según un nuevo indicador del Banco Mundial y UNESCO. Recortar a la mitad, la nueva meta para 2030 en todo el mundo
¿Recuerdas a qué edad comenzaste a entender lo que leías? Puede parecer una obviedad, pero a los 10 años todos los niños deberían saber leer y entender lo que están leyendo. Pero en Latinoamérica, esa realidad no es tan obvia.
Si bien la mayoría de los chicos de esa edad asisten a la escuela en la región, un 51% de ellos no tienen la capacidad de poder leer y entender un texto simple. Esta cifra es uno de los índices de un nuevo estudio del Banco Mundial titulado: “Pobreza en el aprendizaje: ¿cómo cambiarlo?” (en inglés), realizado con base en nuevos datos mundiales recopilados con el Instituto de Estadísticas de la Unesco.
Si bien Latinoamérica y el Caribe están por debajo del promedio mundial del 53%, y aunque mejor que otras regiones, esta cifra es un llamado de atención para tomar medidas que permitan superar este escollo que frena las perspectivas de crecimiento de los países.
Sin fundamentos sólidos en lecto-escritura, los niños y los jóvenes no pueden prosperar más adelante en la escuela o en el lugar de trabajo, ya que carecen de las habilidades y el capital humano que necesitan para impulsar sus carreras y sus economías.
Y actualmente la situación no es nada satisfactoria: el Índice de Capital Humano muestra que, a nivel global, se espera que la productividad del niño promedio nacido hoy sea solo un 56% de su potencial completo, cuando se lo compara con el potencial máximo que se obtendría si los países invirtieran lo suficiente en salud y educación adecuadas.
En un mercado cada vez más competitivo, la carencia o poca presencia de habilidades en los niños y niñas hará muy difícil que puedan conseguir un trabajo bien remunerado en el futuro.
“El hecho de que un niño no pueda leer es un claro indicador de que los sistemas escolares no están bien organizados para ayudar a los niños a aprender en áreas como matemáticas, ciencias y humanidades. Aunque es posible aprender luego si se esfuerzan, los niños que a los 10 años no leen, o por lo menos al terminar la escuela primaria, normalmente, fracasan en alcanzar un nivel de lectura adecuado más adelante en su vida escolar”, señala el estudio lanzado hoy, día internacional de la lucha contra la pobreza.
Invertir en los niños, invertir en el futuro
Según los expertos, con las tasas actuales para reducir la pobreza en el aprendizaje, el objetivo de que todos los niños sepan leer para 2030 está muy lejos de alcanzarse.
“Si se sigue avanzando al ritmo registrado entre los años 2000 al 2015, para 2030 un 43% de los niños de 10 años en todo el mundo aún no podrán leer ni comprender un texto breve. Incluso, si cada país progresara a tasas más rápidas de las logradas en su región, nuestras estimaciones muestran que un 28% de los niños a nivel global seguirían con un aprendizaje pobre”, afirma el estudio.
Entonces, ¿qué hacer?
Para impulsar un plan de acción a este respecto, el Banco Mundial ha establecido un nuevo objetivo de aprendizaje global: reducir al menos a la mitad la proporción de niños que no pueden leer y comprender un texto breve a la edad de 10 años en todo el mundo.
En el caso de Latinoamérica y el Caribe, se planea apoyar a los países desde los siguientes frentes:
1.- Complementar los esfuerzos para fortalecer las evaluaciones nacionales o los sistemas de evaluación, condición clave para mejoras sistemáticas.
2.- Continuar el trabajo con los países para fomentar paquetes de políticas de alfabetización, aprendiendo de las historias de éxito. De hecho, varios proyectos que apoya el Banco Mundial en la región están aplicando estos paquetes. Por ejemplo, en Ecuador, apoyado por un proyecto de reforma educativa, se está llevando a cabo una iniciativa que mide los resultados de los aprendizajes de estudiantes de 4º grado y las competencias cognitivas de sus maestros por medio de pruebas estandarizadas censales. Los resultados de las pruebas se entregarán a cada escuela a través de reportes de desempeño. Las deficiencias encontradas, tanto en los aprendizajes de los estudiantes como en las habilidades cognitivas de sus docentes, serán utilizadas como insumo para desarrollar planes de mejora escolar y programas de formación docente. El programa está dirigido a maestros de escuelas de bajo rendimiento. Asimismo, en República Dominicana, el Banco Mundial está apoyando estrategias innovadoras basadas en la tecnología para reducir las brechas de aprendizaje entre estudiantes.
3.- Fortalecer aún más el trabajo analítico y de asesoramiento técnico a nivel nacional y regional. En este sentido, en Paraguay se buscará evaluar una nueva estrategia para establecer nuevas habilidades para los directores de escuela en el uso de resultados a nivel escolar para comprender la situación de “pobreza de aprendizaje” en la escuela en cuestión y poder implementar planes de mejora concretos. Asimismo, recientemente se realizó un evento en Guatemala de intercambio de conocimientos sobre el uso de evaluaciones estandarizadas para mejorar el aprendizaje en Centroamérica. También se buscará aprender de las partes interesadas clave que tienen experiencia en programas de alfabetización temprana en la región.
En Mozambique donde el 45% de la población no sabe leer ni escribir, las salas para que los niños lean se han revelado como una estrategia eficaz para revertir el analfabetismo
“Uno no puede leer poesía de cualquier manera”. Mientras estira su reluciente camiseta azul, Jadir hace malabares con la voz, con la mente y, los que le sobran, se le escapan por pies y manos. Una versión africanizada de la capoeira, se le ocurre decir mientras brinca, mete la cabeza entre el poema de Soraya Ferreira da Silva que repasan sus dos compañeras y se dirige al profesor Wambire. Todo a la vez. Porque a sus 15 años, Jadir no entiende que exista otra forma de hacer las cosas que no sea alterando su orden.
“Sería mejor añadir un verso final que diga Liberté, Égalité, Fraternité. Así en francés, para marcar la diferencia”. En la vida, añade sin dejar de saltar, pero como si hubiese acabado de cursar un máster en emprendimiento, “hay que innovar, ser creativos, para triunfar”. Triunfar para Jadir pueden ser muchas cosas. Puede ser que su casa no la venza la próxima inundación, que en la biblioteca de su escuela haya algún libro más que los de gramática portuguesa o simplemente que en los actos de la semana de la francofonía que organizan en la ciudad nadie recite mejor que él eso de Liberté, Égalité, Fraternité. Después de todo, “uno no puede leer poesía de cualquier manera”.
Wambire, que fuera de esta aula improvisada en los patios cubiertos de la Universidade Zambeze es en realidad escritor de títulos como A mulher sobressalente, mira a Jadir y a la otra media docena de adolescentes que han acudido esta mañana de sábado a la oficina de lectores y no puede evitar sonreír. Intenta mantener la compostura, pero las ocurrencias de Jadir acaban con cualquier resistencia. “Venga, una vez más. Empezamos donde entra Délcia”. Los chavales, que se incorporan a medida que van llegando —algunos vienen de lejos, de los barrios periféricos, de los que tardan más de una hora en llegar—, retoman con devoción el ejercicio. Da igual que el móvil de uno de ellos haya un vídeo de Micky Mouse rapeando. La poesía es más importante. Al menos por un rato.
“Empezamos a trabajar con estos chicos en 2016. Eran alumnos de un centro donde yo daba clase, y aunque ahora algunos se han ido a otras escuelas, seguimos reuniéndonos”, explica Wambire. Al principio funcionaban como un club de lectura en el que analizaban cuentos y personajes, pero poco a poco han ido ampliando sus actividades y ahora ya organizan recitales y animan a los chicos a escribir. “En un país en el que a un autor le resulta casi imposible vender 500 libros”, apunta el joven escritor, “nuestro primer reto es formar lectores”.
El problema de la lectura en Mozambique, señala el doctor en estudios culturales por la Universidad de Aveiro y profesor en la Universidade Zambeze Martins Mapera, “nace en el sistema escolar, con profesores que no están bien formados o no reciben la remuneración necesaria. Así resulta muy difícil. Por eso proyectos como el de las oficinas literarias son una isla que ayuda a construir el futuro de Mozambique. Ojalá tuviésemos más iniciativas como esta que lograsen crear una base cultural sólida en el país”.
“Tuve exámenes toda la semana y no pude estudiar los versos”, se excusa Natasha, quien ejerce de coordinadora del grupo, aunque hoy es la última en llegar. Poco importa, le basta un minuto para ponerse al ritmo de los demás y dos para llevar la voz cantante del ensayo. Las oficinas de lectores funcionan como una cadena: los chicos que ya saben leer ayudan a enseñar a otros chicos, multiplicando el efecto hasta que haya algún día en Mozambique una corriente de lectores que devoren los libros de escritores que antes fueron lectores como ellos.
Es la receta del cambio que aplica la organización Kulemba, formada por profesores, escritores y estudiantes. A las escuelas literarias les siguen concursos tradicionales de cuentos —van por la tercera edición y han recuperado casi 5.000 relatos orales de las regiones de Beira, Dondo y Nhamatanda—, festivales del libro infantil y una pequeña editorial, Fundza, con la que pretenden dar visibilidad a escritores locales como Manuel Mutimucuio o Diogo Vaz. Desde 2016 han publicado ya 11 volúmenes, entre ellos los de la iniciativa poética Soletras Magazine.
“Estamos trabajando en la transformación social a través de la cultura. Puede parecer que en Beira no pasan muchas cosas, que los autores cuando triunfan se tienen que ir a Maputo porque aquí no hay instituciones o medios que den cobertura a su trabajo, pero en realidad desde aquí se pueden contar muchas cosas”, subraya Wambire.
Cosas que quedaron cercenadas por la creación del home novo, el modelo social impuesto por la Frelimo tras la llegada al poder y que pretendía edificar una sociedad uniforme en Mozambique, laminando el uso de las lenguas hasta confinarlas a una intimidad oscura. “Resulta irónico que uno de los pilares de la construcción de la identidad nacional fuese buscado en un factor externo como la lengua portuguesa. La lengua del colonizador es hoy una de las principales herramientas para la creación de la identidad nacional de Mozambique”, asegura Mia Couto, el más internacional de los autores mozambiqueños.
Por eso el próximo gran reto del movimiento literario Geração XXI, como ha sido bautizado por el crítico y profesor de literatura Lucílio Manjate, es publicar textos literarios en lenguas locales, xisena o xindono. “Lenguas para las que todavía hoy no hay público porque sigue existiendo esa idea que inocularon nuestras madres”, continúa Wambire, “que no querían que hablásemos xisena para que nos fuese bien en la escuela”.
Una escuela que no era la ‘escola que queremos’ y que hoy han decidido construir.
Festival Literatas, el punto de encuentro para una literatura excluida
Siguiendo la tradición de El Cairo, Casablanca o Argel, ferias y festivales literarios se han extendido por las ciudades de África subsahariana en una especie de carrera cultural. Encuentros como el TimeoftheWriter, en la ciudad sudafricana de Durban, ocupan ya un espacio consolidado en el panorama internacional, mientras que otros más recientes, como el Hargeysa International Book Fair, en la región autónoma de Somalilandia, en Somalia, el Mboka Festival en Gambia o el Ake Arts & Book Festival, en Nigeria, son ya referentes continentales.
Los países de habla portuguesa en África —Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe— han permanecido históricamente fuera de los circuitos literarios internacionales. Aislados en las peleas entre francohablantes, anglófonos y descolonizadores. “No ha existido hasta ahora una conexión con la lusofonía. Antes, lo que venía de Angola llegaba a través de Portugal. Era nuestro vínculo con Europa y con el mundo”. Un vínculo, continúa el poeta y activista literario Eduardo Quive, “cargado de conceptos preconcebidos. Internet, en cierto sentido, ha venido a salvarnos”.
De pronto, las historias mozambiqueñas han encontrado un eco mutuo en Angola, Brasil y en las nuevas miradas hacia las antiguas colonias que se están asentando en Portugal. Autores como Nelson Lineu o Mélio Tinga, o los propios Quive o Wambire participan en encuentros e intercambios literarios dentro y fuera del continente.
El movimiento Kuphaluxa (divulgar, en lengua changana), homólogo del Kulemba de Beira en la capital, ha ejercido de argamasa para la incipiente comunidad literaria de Maputo. “Un grupo de jóvenes que veníamos de las periferias comenzamos, en 2009, en un curso que organizaban en el centro cultural de Brasil en Maputo y al que la gente de la ciudad no quería ir. Empezamos a intercambiar libros y creamos un club de lectura. Pero eso no era suficiente. ‘¿Qué más podemos hacer?’, nos preguntamos. Teníamos la necesidad de expandir ideas, de dialogar más allá del círculo. Eso lo logramos a través de las redes sociales”, explica Quive, quien desde 2015 es presidente de Kuphaluxa.
Fundaron una revista literaria y pusieron en marcha programas escolares similares a las oficinas literarias de Beira. “Aquí”, asegura Quive, “que un niño lea es un milagro. No crecen con ellos, no existen en sus casas. Y en las escuelas enseñan a obedecer, no a pensar ni a ser creativos. Nuestro modelo intenta que esos niños crezcan de la mano de los libros”. Los voluntarios de la asociación, muchos de ellos también escritores, acuden a los barrios humildes que rodean la ciudad para participar en jornadas de fomento de la lectura.
Desde hace cuatro años, organizan en Matola, un enclave muy próximo a la capital, el festival Literatas, que más allá de una feria del libro, es también un espacio para recitales de poesía, exposiciones de pintura, teatro, música y gastronomía. Un resumen hiperbólico de todas las actividades que el colectivo organiza durante el año y que ha atraído ya hasta este humilde rincón de Mozambique a más de 150 autores de Zimbabue, Angola, Brasil, Portugal e Italia.
“Lo que pretendemos”, concluye Quive, “es abrir una ventana al mundo que muestre que hay otra forma de entenderlo. Aspiramos a despertar una rebeldía creativa que transforme las ideas en acción”. Justo lo que Jadir parece haber entendido.
Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/10/15/planeta_futuro/1571150922_674623.html
Enseñamos a nuestros hijos a dar a los demás lo que haga falta para que les pongan buena nota. Sin embargo, alguien tendrá que enseñarles a creer en sí mismos: ya pueden saber tocar el piano, hablar cuatro idiomas, matemáticas y física nuclear que, sin pasión, todo eso no servirá para nada.
Sin darnos cuenta ya estamos en septiembre. Lejos queda el delicioso caos de los interminables días de julio y agosto en los que todo parecía posible. Ahora toca la vuelta al cole. Hay que encontrar la polvorienta maleta y después llenarla de equipajes: cuadernos, bolígrafos, rotuladores, tableta… para un viaje que las mamás y los papás empezamos sin duda con mucha más ilusión, no solo porque estamos deseando que la rutina ordene los hábitos de nuestras asalvajadas fieras, sino también por todas las esperanzas que tenemos depositadas en la escuela.
Unas expectativas de las que seguramente fuimos conscientes por primera vez cuando se «graduaron» en la guardería y de la noche a la mañana nos encontrábamos en jornadas de puertas abiertas, escuchando proyectos pedagógicos y filosofías educativas con gran atención y algo de estrés… pues qué sabemos nosotras de educación. Queremos que sean felices, que tengan éxito, que se sientan realizadas, que sean personas justas, con valores, útiles para los demás. Todo demasiado abstracto y difícil de medir.
Los centros educativos tienen que ofrecer algo más concreto para llamar nuestra atención. Algunos usan reclamos cualitativos: métodos innovadores, implementación de nuevas tecnologías, respeto a la persona e incluso valores humanos. Pero la mayoría siguen enrocados en lo cuantitativo: aprenden a leer y sumar con 4 años, con 11 hablan fluidamente varios idiomas, una nota alta de selectividad, etcétera.
La educación parece estar imbuida del espíritu de nuestro tiempo: las escuelas tienen que captar clientes, les ofrecen preparación para el mercado de las universidades y luego estas para el laboral. Pero las calificaciones no son más que pruebas que objetivan el proceso de enseñanza en un momento dado, igual que un médico nos hará una radiografía del brazo para saber qué pasa. No me imagino a un paciente enorgulleciéndose de un TAC o por las cifras de una analítica de sangre, porque no lo representan a él, sino su salud puntual. Se pueden objetivar las cosas, los hechos y las situaciones, pero nunca una persona, porque eso supone eliminarla.
Cuando damos importancia exclusivamente a las calificaciones les estamos enseñando a buscar la fuerza y la seguridad fuera de sí mismas. Les estamos enseñando a dar a los demás lo que piden para obtener su reconocimiento -o lo que haga falta para que les pongan buena nota-. Sin embargo, alguien tendrá que enseñarles a creer en sí mismas, a valorarse por la intensidad de su compromiso. Porque ya pueden saber tocar el piano, el violín, hablar cuatro idiomas, matemáticas y física nuclear, que, sin pasión, todo eso no servirá para nada. Solo hay que pararse delante de ellas y reconocerlas: reconocer sus intereses, sus sueños, su pasiones, y alimentarlos para que crezcan, y con ellas su autoestima y fuerza personal. Algo que difícilmente podremos hacer si nos estamos fijando en lo que hacen otros niños. Pero conseguir anular nuestro ego de padres sí que es lo verdaderamente difícil (y el uso del plural aquí es dolorosamente sincero).
Toda fuerza personal que consigamos emerger en ellas será poca. La vida está llena de escollos, llena de peligros, de emociones dolorosas, llena de retos, de fracasos y de éxitos. La vida es una gran aventura en la que a veces -pocas- estarán completamente solas, sin nadie que les diga lo que pueden hacer, nadie que les ponga calificaciones para saber si lo están haciendo bien o mal. Entonces es cuando demostrarán verdaderamente su valor.
Sin embargo, necesitan mapas para su aventura, y estos se encuentran en la escuela. Cada uno de ellos interpreta el mundo de una forma distinta. Con números las Matemáticas, con datos las Ciencias, con palabras la Lenguas, con sonidos la Música, con formas y colores la Educación Plástica… Después, todos esos planos dibujados sobre papel transparente se superponen para formar un único mapa. Es importante que este sea lo más definido y completo posible, porque eso les ayudará a enfrentar la aventura en condiciones más ventajosas. Pero por muchas capas que le hayamos sumado a su mapa, sin curiosidad, sin pasión y sobre todo sin el valor y la voluntad necesaria no se moverán de casa. Nunca irán a puerto ni descubrirán nada. Y no hay mayor desperdicio que un mapa sin usar.
Más que nada porque todos los mapas esconden un tesoro que, si no hay nadie que lo busque, permanecerá irremediablemente oculto. Es importante darles buenos planos, sí, pero también el coraje necesario para usarlos. Recuerdo el consejo de un amigo sabio cuando nació mi primer hijo. Nos dijo que debemos ayudarles a emerger de dentro el pirata que se lanza al mar para encontrar tesoros, pero también al poeta que se deleita mirando las estrellas por la noche y se embriaga con el aroma de los puertos. A mí me parece que el ideal del aventurero aúna ambas figuras, pues se adentra en el mundo persiguiendo un sueño poético, un rayo de luna, pero en su día a día está continuamente tomando decisiones realistas, que son el auténtico material dorado de su aventura.
Para mí ese sería el mejor reclamo que puede hacer una escuela: educar para la aventura y no para el mercado, ni para la excelencia, ni siquiera para la sociedad. Educar para que nuestras hijas e hijos sean esos corazones locos que avanzan por la vida con los pies en la tierra y la cabeza en la nubes. Esos idealistas pragmáticos que no sólo son capaces de soñar otros mundos posibles, sino que además se atreven a realizarlos. Y tenemos que afanarnos en la tarea, porque antes de lo que imaginamos estarán llevando hacia adelante el proyecto de la humanidad. Sea este la igualdad jurídica de todos los seres humanos, la universalidad de los derechos o el equilibrio ecológico, o todos a la vez, el mundo necesitará muchos de estos locos con cordura, muchos rebeldes adaptados, muchos aventureros apasionados que transmitan su energía a los demás y los arrastren más allá de lo posible.
Fuente del artículo: http://insurgenciamagisterial.com/educar-para-la-aventura/
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