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País Vasco: Adopción en la escuela, sin tabús

País Vasco/31 julio 2017/Fuente: Noticias de Alava

El Departamento de Educación aprueba un protocolo para abordar las necesidades de los niños y niñas adoptados.

 “¡Fuera de aquí amarilla, tú no juegas chinita de mierda!”. Sus compañeros de clase se dirigían así a Mireia, una niña bilbaína adoptada hace diez años en China. Estas burlas y, sobre todo, que sus profesores no atendieran los problemas que desarrolló al entrar en la escuela, obligó a su familia a sacar a su hija del colegio concertado en el que estaba. Su ama, Amaia, respira más tranquila desde que Mireia estudia en un colegio público donde, dice, “el tratamiento no tiene color”. Amaia confía ahora en los profesores. “Son plenamente conscientes de los problemas que implica una adopción, me apoyan, hablan con nosotros, y cuando le han insultado por temas de racismo se han metido”, afirma. Pero Amaia sigue preocupada porque su hija necesitaría un profesor de apoyo que la Administración educativa no acaba de designar ya que la niña logra pasar de curso “gracias al sobreesfuerzo que hacemos en casa para enseñarla”.

Amaia explica que los problemas “no se dieron al principio porque físicamente llegó bastante bien y la adaptación a la familia fue perfecta. Tampoco le notamos ningún tipo de problema de adaptación con sus hermanos o con sus amiguitos”. Las dificultades, señala, “empezaron cuando llegó a la escuela. El proceso de crecimiento es más lento porque casi todos los niños adoptados presentan el mismo patrón. O tienen hiperactividad o déficit de atención, llevan muy mal el tema espacial y el tema del aprendizaje se convierte en un problema”. Aunque en casa Mireia se comporta como cualquier niña, en clase está como ausente. “Han llevado a un psicólogo a clase para observarla y la niña está autista, pero como aprueba porque se lo enseñamos todo en casa no le pueden poner un profesor de apoyo”, afirma Amaia.

La experiencia de Mireia es un caso particular entre los 5.000 niños y niñas adoptados en Euskadi los últimos 20 años. Pero los insultos, el racismo, los mitos o el desconocimiento sobre cómo identificar, entender y abordar las dificultades que pueden presentan las personas adoptadas son un problema real en la escuela vasca. El Departamento de Educación acaba de publicar La Respuesta Educativa en la Escuela Inclusiva al Alumnado Adoptado “una herramienta básica para que el profesorado y la comunidad escolar entiendan la adopción, un marco que responde a cuestiones concretas, desde conceptuales y aporte de situación, a estrategias para el aula”, explica Carmen Albes, asesora del Berritzegune Nagusia.

El gabinete de Cristina Uriarte presentó el documento el pasado mes de mayo en la Escuela de Ingenieros de Bilbao. La sesión reunió a diversos agentes educativos, así como a especialistas en adopción y acogimiento. Según Albes, “el documento no resuelve todo, pero sí aporta pistas para que la escuela también dé la seguridad para que ese niño pueda elaborar su recorrido de vida sin piedras en el camino”. Desde su punto de vista, la escuela “debe poner esa alfombra roja y asegurarse de que sabemos lo suficiente sobre adopción para que este niño o niña crezca de forma adecuada, a veces con dificultades”.

El psicoterapeuta José Luis Gonzalo Marrodán, autor entre otros libros de Víncúlate. Relaciones reparadoras del vínculo en los niños adoptados y acogidos [Desclé de Brouwer, 2015], ha participado en la elaboración del protocolo. A su juicio, la aprobación de este documento “era y es necesario precisamente porque los profesores y orientadores escolares no contaban con ningún material oficial que les guiara en este sentido. Los padres y las familias también pueden a su vez, solicitar que este protocolo se cumpla y su hijo sea atendido en sus necesidades emocionales, de aprendizaje o de relaciones”. Según afirma, “hay excepciones” y centros muy implicados, con conocimientos y sensibilizados con la adopción y las características y necesidades de este colectivo. Pero en general, opina, “todavía hay mucho por hacer. Hay demasiado desconocimiento sobre cómo las experiencias tempranas de vida adversas como los apegos inseguros y los traumas pueden afectar a la capacidad de aprender, relacionarse y tener confianza y seguridad en sí mismo”.

Y en este sentido defiende que el profesorado reciba una capacitación adecuada. “A los profesores se les pide que sepan de todo, eso es cierto, y por ello creo que necesitan ser formados para que aprendan a responder a las necesidades de estos menores”. Y las necesidades de los niños y niñas adoptadas son muchas y diversas.

Javier Monzón, vicedecano de la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la UPV/EHU explica que “no hay perfiles habituales de menores adoptados pero sí unas variables” como la edad de los niños de adopción, origen, situación previa de los menores (desprotección…), idioma de origen o la preparación de los padres. No obstante, para este especialista en adopciones hay dos cuestiones que son muy importantes en la vida de estos niños que no tienen otros niños y niñas: “han sufrido un abandono y la necesidad que hay en la familia de gestionar la presencia simbólica de la familia biológica, incluida la búsqueda de los orígenes”.

80% DE ÉXITO ACADÉMICO Y SOCIAL Aunque las investigaciones muestran que entorno al 80% de las adopciones alcanzan resultados positivos tanto a nivel académico como social, existe un porcentaje de niños y adolescentes que presentan distintas dificultades a lo largo de las distintas etapas de su ciclo vital, como una menor madurez y desarrollo con carencias significativas en su proceso de aprendizaje, individualización y socialización, desconfianza, baja autoestima, pesimismo vital, búsqueda compulsiva del placer, menos autonomía, organización y orden para afrontar retos, tareas, exámenes… Sin supervisión y acompañamiento les cuesta funcionar, pueden presentar menos habilidades.

Monzón explica que, por ejemplo, “es muy habitual que un niño adoptado tenga altibajos en su proceso de desarrollo o pueda ser brillante en un área y en otra no. O que al principio de llegar al colegio esté muy adaptado y después se vuelva disruptivo. Un niño pequeño ha podido cuidar de su hermano, vestirlo, darle de comer, llegar a la familia adoptiva y ser dependiente… volverse un bebé”. Según este experto de la UPV/EHU, todo eso “es normal y hay que darles tiempo y seguridad. Tiene que tener la seguridad de que, también en el colegio, le van a esperar y le van a ofrecer un espacio para crecer con sus amigos”.

En consecuencia, la clave para atender adecuadamente a estos menores “es ofrecerles seguridad, es decir, cariño, afecto y límites”. Desde su punto de vista, en ocasiones, el profesorado no lee correctamente los comportamientos disruptivos que se presentan por lo que recomienda mantener una comunicación permanente con las familias. Según Monzón, el profesorado debe “respetar el proceso de la familia y del niño, hablar con los padres y preguntarles a ellos, al niño o al joven; son ellos los que mejor saben qué necesitan y ofrecerles la confianza y la seguridad para que puedan hablar de lo importante”. Con estas pautas, dice, el éxito escolar entre los niños adoptados “no solo es posible sino que se está dando desde hace muchos años”, independientemente del recorrido académico que elija cada cual. “El éxito es conseguir que las personas sean felices en su vida, sean lo que sean. Éxito es una estabilidad y una felicidad que les permita desarrollarse en la vida como buenas personas, como ciudadanos críticos y participativos. Yo creo que la escuela lo puede ofrecer, y en ese sentido, los niños adoptados lo están consiguiendo a todos los niveles”.

 Fuente noticia: http://www.noticiasdealava.com/2017/07/30/sociedad/adopcion-en-la-escuela-sin-tabus
Fuente imagen: http://static.deia.com/images/2017/07/30/adopciones_9842_1.jpg
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«Somos los que sostenemos la educación pública»

Por: Luis Bel

Los y las docentes han venido sufriendo ataques constantes de parte de todos los gobiernos desde la vuelta de la democracia. Uno de los principales objetivos es la degradación de la tarea docente para así también atacar las condiciones de vida de los trabajadores.

La escuela es una de las tantas que se construyeron en los 80, aunque el verde musgo del hormigón premoldeado ya no muestra el “esplendor” de otros tiempos.

Empujé la puerta antes de leer el cartelito con la flecha que rezaba “Toque timbre”. Toqué. Una portera bajita me preguntó qué necesitaba:

─ Busco a la profe Julia ─le dije con cierto temor a que no me dejara pasar.

─ Está en el aula ─me dijo con cara de vuelva más tarde.

─ Sí, lo sé ─le dije y me imaginé sacando el ancho de espadas y pegándolo con saliva a mi frente─ me dijo que la esperara en la sala de profesores.

La portera (que después supe se llamaba Mercedes) me hizo pasar y señalándome el pasillo me dijo: ─ Al final, a la derecha, la segunda puerta a la izquierda.

En el recorrido esquivé uno de esos lampazos gigantes con los que limpian el piso. Siempre me llamaron la atención. De niño, pensaba que si me compraba uno podía terminar más rápido de barrer mi dormitorio para salir a jugar. Y en más de un recreo me puse a barrer el salón llevando el aserrín de una punta a la otra, cuidando que no se perdiera ni un poquito en el camino.

Las y los auxiliares escolares son unos de los sectores más precarizados de todo el sistema educativo. Una precarización que es implementada directamente desde el estado por Unión por Córdoba.

En la sala había 3 profesoras y un profesor. Les comenté que tenía que esperar a una docente y me hicieron pasar.

El profesor, de prolija barba candado, y una de las docentes, corregían una pila bastante considerable de exámenes. Otra profesora llenaba unas planillas, mientras se acomodaba los lentes con el dedo índice a cada rato murmurando por lo bajo, y la última (y la que más me interesaba) preparaba unos mates.

Se ve que mi mirada finalmente la conmovió porque extendió la mano ofreciéndome uno. “Es el primero” me dijo, lo agarré mientras le agradecía y en ese agradecimiento iba incluido un implícito: “no importa qué número sea”. Ya sentir el calorcito del mate en la mano me hizo revivir un poco el cuerpo.

─ ¿A qué profe buscás? ─me preguntó mientras le devolvía el mate. Era alta y tenía el pelo muy lacio.

─A la profe Julia… le vengo a hacer una pequeña entrevista.

Los que estaban corrigiendo levantaron su mirada curiosos.

─ ¡Es famosa la Juli! ─sonrió mientras me pasaba otro mate─ ¿Y para qué medio?

─ Para La Izquierda Diario.

─ Ah sí, lo conozco. Yo los voté en las últimas elecciones ─aseguró metonímicamente.

Afuera comienza a oírse el murmullo de los chicos saliendo al recreo. Recibo un tercer amargo y la cebadora se sienta y comienza a acomodar unos apuntes. “Tengo que preparar la clase ─me dice─ cebá vos”.

Un alumno ingresa a la sala y se esconde detrás de la puerta. Se lleva el dedo índice a la boca pidiendo que no lo delate. Pero es inútil, otro entra, lo descubre y comienzan las risas. El profesor se levanta y con tono paternal los invita a salir: “Acá no, chicos”.
Julia aparece abrazando unos rollos de cartulina. Me saluda afectuosamente.

─ Perdón, ¿hace mucho que esperás? Me demoré porque los chicos tenían algunas dudas.

Le digo que no, que cuando quiera empezamos.

Me hace una seña: “Seguime, vamos a dar una vuelta”. La sigo.
En el camino, Julia me muestra el estado de las aulas, de los bancos, los pizarrones y los baños. Humedad y grietas en las paredes, aulas sin calefacción, baños clausurados; la falta de medidas de seguridad básicas, como los matafuegos, son una constante.

Durante el recorrido los alumnos la saludan, le acusan cosas, preguntan por alguna evaluación. Ella habla con todos, llamándolos por su nombre.

Regresamos a la sala de profesoress, me reciben con otro mate.

─ ¿Terminaron? ─nos pregunta la docente que estaba corrigiendo mientras se prepara un té.

─ Faltan algunas preguntas, pero pensaba hacerlas acá ─me tiro el lance.

Recibo el consentimiento generalizado.

En marzo Macri dijo que existía “una terrible inequidad” entre los que pueden pagar una escuela privada y aquellos alumnos que deben “caer” en la escuela pública, ¿cómo tomaron estas declaraciones en medio de la gran lucha que estaban dando por abrir la paritaria nacional y en defensa de la educación pública?

─ Con mucha bronca e indignación ─primereó la profe cebadora de mates─ los que trabajamos todos los días en el sistema sabemos que somos los trabajadores de la educación los que sostenemos la escuela pública.

─ La educación pública ─agrega Julia─ hace décadas que viene recibiendo ataques de todos los gobiernos. Fue Cristina la que nos trató de vagos y la que dijo que teníamos 3 meses de vacaciones. Una mentira terrible.

─ Lo que muchos no saben es que en la escuela pública no solo se enseña la currícula de cada materia. Acá también tenemos que contener a los chicos de otras problemáticas sociales que se van profundizando. Muchos vienen a la escuela sin desayunar, su primera comida del día es el almuerzo que comen acá ─relata enfática la profe mientras remueve su té con una cucharita de plástico

─ ¿Cómo puede incorporar conocimientos un chico con el estómago vacío? En lo único que piensa es en que llegue la hora de ir al comedor.

A pesar de toda esta situación que relatan, el sentido común que se quiere instalar desde arriba es que el “bajo rendimiento” de los alumnos es a causa de la falta de formación docente. ¿Cómo responden a ese sentido común?

─ Antes que nada hay que aclarar que todo esto forma parte de un nuevo ataque a los docentes ─dijo rompiendo el silencio el profesor, que aún seguía corrigiendo exámenes─ el vergonzoso “Operativo Aprender” fue parte de lo mismo.

─ El principal problema de la educación pública ─agrega Julia─ es el desfinanciamiento constante desde el Estado.

─ A través de estos ataques, lo que quieren hacer es justificar que tengamos que ganar poco, que miles sigan precarizados y tengan que correr todos los días de una escuela a la otra para poder tener un salario que más o menos nos permita llegar a fin de mes ─cerró el profe, mientras se rascaba la barbilla.

Lo que se señala no es menor. Según una encuesta que realizó la agrupación Docentes D-Base en decenas de escuelas provinciales, un alto porcentaje debe trabajar en más de una escuela para poder llegar a fin de mes. Y a pesar de lo que se quiso instalar desde la presidencia, el 80% de los alumnos del nivel primario y alrededor del 50% del nivel medio asisten a escuelas públicas.

Sin dejar de señalar que los docentes que dan clases en ambos sistemas, público y privado, son los mismos y están formados en las mismas instituciones.

El desfinanciamiento estatal que citó Julia es una de las claves de la desigualdad, que en los hechos se transforma en desigualdad de clase. Mientras desde el estado se financia la educación católica y privada, adonde mientras una gran parte del pueblo trabajador hace un enorme esfuerzo para que sus hijos puedan acceder a una “educación de calidad”, otra gran mayoría precarizada queda afuera por las inalcanzables cuotas que se cobran; al mismo tiempo se reduce el presupuesto a la educación pública, donde la situación edilicia de los establecimientos educativos es, en algunos casos, de emergencia y donde las maestras y los maestros deben dar clases en aulas superpobladas, en condiciones precarias y muchas veces con falta de elementos.

La profesora termina de lavar la taza y la cucharita de plástico, se acomoda los lentes y mirando la hora en su celular nos avisa a todos que está por terminar el recreo.

Cada uno comienza a guardar prolijamente sus papeles. Les digo que me falta una última pregunta y terminamos, recibo un “sí” a coro.

El Frente de Izquierda está planteando en la campaña que todos trabajemos 6 horas diarias, 5 días a las semana, para repartir las horas laborales y que todos tengamos trabajo. ¿Conocían la propuesta? Y si es así, ¿qué les parece?

El profe se adelanta.

─ Uno de los problemas que tenemos es que no se nos reconoce el trabajo que realizamos fuera del ámbito escolar, ese trabajo invisible, es un trabajo extra que no se reconoce.

─ Primero, aclarar que sí conocía la propuesta, ─agrega Julia─ y coincido, a pesar de lo que se quiere instalar, una llega a su casa y tiene que preparar clases, corregir, leer, formarse, etc.

─ Yo no la conocía, ¡pero cómo estar en contra! ─dice enfática la profesora con la que compartí mates estos minutos.
Miro a la docente que falta responder

─ Yo sí escuché de la campaña de la izquierda, vi algunos afiches en mi barrio, pero la verdad que no sé muy bien cómo se aplicaría. Por ahí que en las 6 horas se engloben todas las tareas…

Todos comienzan a ponerse de pie. Me apuro y tiro una última mientras también me incorporo.

Y si trabajaran 6 horas nomás, ¿qué harían con el tiempo libre que tendrían?

Piensan unos segundos y dan una respuesta casi al unísono. Colectiva.

─Talleres de arte, literatura, música y teatro…

─ Asistiría a conferencias, charlas, cine …

─ Pasar tiempo con mi familia…

─ Disfrutar a mi nieta…

─ Capacitarme…

─ Hacer más prácticas, estudiar…

El timbre interrumpe la cadena de respuestas. El profe me da la mano y sale al pasillo, se escucha un “Vamos chicos, al aula…”. Las otras profes me saludan con un beso y se pierden en la marea de alumnos que comienza a dispersarse. Julia me agradece.

─ No ─respondo sorprendido─ gracias a ustedes.

Prometo mandarle la nota cuando esté lista y camino mirando las esteras hacia la salida. Algunas tienen trabajos de los alumnos en defensa de la educación pública, otras son sobre el Ni Una Menos.

Antes de llegar a la puerta me la cruzo a Mercedes que palmea las manos al grito de “Rápido chicos…”. La saludo y con una sonrisa me informa.

─ Está abierto.

A medida que me alejo el murmullo de la escuela se va apagando. Adentro quedan los alumnos, y los trabajadores y trabajadoras que a pesar de todos los ataques, siguen día a día poniendo sobre sus hombros a la escuela pública.

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Somos-los-que-sostenemos-la-educacion-publica

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El contexto: un principio infaltable en la planeación curricular

26 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Julián de Zubiría

Como proceso social y cultural que es, la educación tiene que adecuarse al medio y a la cultura, y por ello se diferencia según contextos, épocas y culturas.

Fragmento tomado de: Cómo diseñar un currículo por competencias. Julián de Zubría. Editorial Magisterio – Biblioteca de la Rectoría, 2016: http://www.magisterio.com.co/libro/como-disenar-un-curriculo-por-competencias

Una inteligencia incapaz de encarar el contexto y el complejo global se vuelve ciega, inconsciente e irresponsable. E. Morin

La pregunta “¿A quién enseñamos?” tiene que ver con la caracterización del contexto sociocultural en el que se desenvuelve la sociedad en un momento histórico y un espacio determinado. Y de allí que, cuando se quiere delimitar el diseño curricular, es necesario caracterizar el contexto histórico, cultural, social, institucional y personal de cada uno de los estudiantes bajo nuestra responsabilidad.

Este principio se sustenta en otro más general derivado de los enfoques socio-culturales, y el cual fue formulado con profundidad por Vigostky, Wallon y Merani: somos seres histórica y culturalmente determinados. De allí que cuando delimitemos el currículo se hace necesario precisar en qué contexto lo haremos. Somos seres sociales, históricos y culturales, y por eso necesitamos enraizarnos en el tiempo, el espacio y la cultura.

El contexto es así, la caracterización de las condiciones, las costumbres, los valores y las ideas de una cultura en una época y en un espacio determinado. Tiempo, cultura y espacio se entrecruzan para darle una caracterización determinada a las maneras de pensar, sentir y actuar de un grupo humano y un individuo en particular.

El papel procultural, contracultural e intercultural del currículo

Como proceso social y cultural que es, la educación tiene que adecuarse al medio y a la cultura. Y por ello se diferencia según contextos, épocas y culturas. Así, los propósitos tienen que tener en cuenta las características individuales y sociales de los niños en formación, para que les sean útiles a ellos y a las sociedades en las que están siendo formados, y según las condiciones y necesidades de los tiempos y las culturas en que se desenvuelven. Los contenidos tienen que consultar la época, el espacio y la cultura, para que sean pertinentes individual, social e históricamente. Tienen que aportarle a su desarrollo y a su consolidación. Y por ello, el currículo tiene que tener un papel procultural, contracultural e intercultural. En sus términos (Andrade, 2010: 4):

La educación y la escuela constituyen una posibilidad de realizar una reforma del pensamiento y de la cultura, lo que les confiere un carácter contracultural, en el sentido de que es en este campo donde se cobra conciencia de las carencias, falencias e inconsecuencias de la sociedad y la cultura y se intenta superarlas. Así, cuando la cultura parece privilegiar las exclusiones, aparecerá la escuela para contrarrestar esa tendencia y promover la inclusión; cuando la cultura parece privilegiar una sola dimensión del ser humano, aparecerá la escuela para recuperar las dimensiones excluidas o atrofiadas y establecer el equilibrio entre ellas (…)

No obstante, la educación y la escuela también han de reconocer la riqueza de la cultura, los factores que en ella se cultivan para la supervivencia y trascendencia de la especie, los conocimientos, actitudes y prácticas, que hacen de ella el capital humano fundamental. Frente a nuestro patrimonio cultural común y planetario, la educación necesariamente tiene que cumplir un papel procultural e intercultural. De esta manera, su carácter ha de ser, a la vez, reformador, revolucionario, y conservador.

Según este principio, todas las áreas al seleccionar los propósitos y contenidos deben tener en cuenta las condiciones del contexto sociocultural, histórico, ambiental, institucional y personal.

Para tener en cuenta el contexto sociocultural hay que dialogar con la cultura, con sus mitos, sus ritos, sus interpretaciones, sus fantasías, sus representaciones, sus expresiones, sus valores y sus ideologías. Hay que conocerla, interpretarla, cuestionarla, relativizarla y proyectarla. De allí que no siempre el papel de la escuela sea procultural, pero siempre debe ser cultural.

Hay que saber dialogar

Lo contrario sería hablar desde otra cultura sin conocer o sin comprender la naturaleza de las ideas y los valores de la cultura en la que está inmersa la escuela. Es lo que sucede cuando nos sentimos poseedores de una única verdad. Es lo que sucede cuando desconocemos maneras, formas, valores y religiones diversas a las nuestras. Es lo que le sucedió a España cuando casi desaparece las diversas culturas milenarias que habían desarrollado las, religiones, mitos y ciencias diferentes a las desarrolladas en Europa para el siglo XV. Es lo que les sucede a los que creen que hay una sola dirección y un solo sentido en la historia y que por ello se sienten con derecho a pisotear las culturas que se distancien de ese horizonte.

Por ello, Hitler se sintió con el derecho de eliminar una raza diferente a la suya. Por eso, hoy en Francia se prohíbe el uso de la burka en las calles a las mujeres árabes, para enseñarles a los musulmanes que sólo serán recibidas en las calles de París quienes piensen y valoren como lo hacen los católicos y occidentales. Es la lógica del pensamiento único y hegemónico. Es la lógica de la ausencia de libertad y del irrespeto a la diferencia. Por ello es impactante lo poco que conocemos en Occidente de las culturas orientales y lo muy poco que ha sido enseñado de ellas. Sirva de ejemplo cómo alguna de las construcciones más importantes y cómo los rasgos y características esenciales de las culturas que las llevaron a cabo, son totalmente desconocidas para nosotros en occidente. Angkor Wat, por ejemplo, está considerada como la mayor estructura religiosa jamás construida y uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo. Abarca una extensión de 200 km² y llegó a ser la ciudad más poblada del mundo en la época del Renacimiento. A pesar de ello, en Occidente desconocemos por completo la cultura Jemer y la naturaleza y la simbología que utilizaron para representar el cielo en la Tierra.

Dar cabida a todos

Desde una postura claramente contraria, han aparecido aun en las huestes del cristianismo, éticas cuyo principio esencial ha sido el del respeto a la tolerancia y la diferencia. Es así como el teórico inglés Engelhardt (1995) se ha propuesto construir una ética secular para una sociedad postmoderna y politeísta.

Para Engelhardt (1995), las sociedades actuales son politeístas. Ha muerto Dios, ya que no todos lo aceptan y quienes lo hacen, no lo aceptan de la misma manera. Es por ello que coexisten comunidades que expresan y mantienen diferentes creencias, ideologías y sentimientos. En este contexto, no son viables las ciudades organizadas  a la manera de la polis en Grecia, o como lo fueron las culturas occidentales bajo el predominio que alcanzó el cristianismo durante siglos. Tampoco ahora es viable una moralidad basada en la razón. La modernidad que lo intentó, fracasó. En las sociedades actuales coexisten diversas comunidades, cada una con una determinada visión del bien y del mal.

Éste es el contexto que ha permitido que surjan sociedades pluralistas seculares. Sociedades que no tienen una misma visión del bien ni del mal. Son sociedades politeístas y plurales moral y éticamente. Descartada la razón y aceptado el politeísmo, la ética secular sin contenidos debe permitir la convivencia pacífica entre extraños morales. Pero esta no es una ética cognitivista, ya que la verdad es relativa y por tanto ésta no sería aceptada por todos los individuos de una misma comunidad. Dado que lo bueno es subjetivo a los individuos y los grupos humanos, los criterios morales necesariamente están enmarcados en contextos sociales e históricos. La nueva fuente de autoridad moral es la sociedad.

Contexto y aprendizaje

De diversas maneras, Ausubel reivindica el papel del contexto. De un lado le da una original aplicación didáctica cuando concluye que hay que reiterar las ideas, pero cambiando los contextos. Y de otro, cuando retoma las investigaciones que evidencian el papel activo de la contextualización en el aprendizaje. En una de ellas muestra cómo según Boon y Davies en 1993 encontraron que ofrecer al estudiante información contextual adicional, como, por ejemplo, los datos biográficos de los personajes implicados, ayuda a fortalecer el recuerdo del aprendizaje adquirido. En otra, destaca que Hull en 1920 concluyó que el abordar un mismo concepto en múltiples contextos y con diversas representaciones gráficas era más eficaz para la generalización que un trabajo con una experiencia intensiva y con unas pocas formas de representación utilizadas (Ausubel, 2002: 192 y 272). En sus propios términos (Ausubel, 2002: 21):

La repetición de una idea en múltiples contextos la consolida más en la memoria que múltiples repeticiones de la misma en el mismo contexto.

La necesidad de vincular todo contenido al contexto es captada de manera brillante y creativa por los teóricos de la autopoiesis. Varela (2002: 224) afirma al respecto:

Siempre operamos en la inmediatez de una situación dada. Nuestro mundo vivido está tan a la mano que no tenemos un control deliberado acerca de lo que es y de cómo lo habitamos. Cuando nos sentamos a la mesa a comer con un amigo o un pariente, el complejo know-how que implica el manejo de los utensilios, las posturas corporales y las pausas en la conversación están todas presentes sin que  exista deliberación (…) Terminamos de almorzar, regresamos a la oficina y habitamos una nueva disposición con un modo diferente de hablar, un tono postural diferente y diferentes evaluaciones. Tenemos una disposición a la acción propia de cada situación específica que vivimos.

Implicaciones

Tener en cuenta el contexto a nivel institucional implica que al pensar y caracterizar los propósitos y los contenidos se tengan en cuenta los fines señalados en el PEI de cada una de las instituciones. Implica pensar el currículo desde el contexto de la institucionalidad de la escuela. Implica que no es lo mismo caracterizar un currículo para una institución de una naturaleza, una propuesta pedagógica y un PEI, que la caracterización curricular que pueda hacer otra institución con otra naturaleza jurídica, otra propuesta pedagógica y otro PEI. Implica reconocer la incidencia del PEI en el diseño curricular.

A nivel personal, deberá tenerse en cuenta el nivel de desarrollo actualmente alcanzado a nivel cognitivo, valorativo y comunicativo por los estudiantes de cada uno de los grupos. De allí que toda área deba realizar diagnósticos que les permitan comprender el nivel alcanzado por cada curso en cada una de las dimensiones señaladas (aspecto que relaciona el currículo con la evaluación y particularmente con la evaluación realizada con fines diagnósticos). Enseñar sin tener en cuenta el contexto implicaría desconocer las necesidades de los niños, los medios y los contextos en los que se desarrolla el proceso educativo. Implicaría negar el carácter histórico, cultural y social de la educación. Enseñar lo mismo exactamente a individuos diferentes implicaría desconocer dichas diferencias y la individualidad de cada uno.

Así mismo, enseñar lo mismo en épocas diversas es desconocer las diferencias históricas; y enseñar lo mismo en contextos diversos implica desconocer las diferencias contextuales. Y todo ello en su conjunto implica desconocer nuestra naturaleza cultural, social y contextual, como seres humanos que somos.

Dado lo anterior, sería equivocado que en el trabajo educativo a realizar en una zona geográfca determinada no se incluyeran las características, las necesidades, las identidades, las tensiones, las expectativas y los intereses de los estudiantes de la zona, de su cultura y de sus contextos sociales.

En consecuencia, es necesario caracterizar el desarrollo, las necesidades, los problemas y los intereses de los estudiantes, las instituciones, sus familias y los barrios y las ciudades en los que se desenvuelve su desarrollo. Y todo ello, enmarcado en una época y una cultura determinada. En consecuencia, los docentes de universidades y colegios deben realizar diagnósticos que les permitan comprender el nivel alcanzado por cada curso y cada estudiante en cada una de las dimensiones señaladas (aspecto que relaciona el currículo con la evaluación y particularmente con la evaluación diagnóstica). Sólo teniendo en cuenta estos diagnósticos, podemos decir que incorporamos el contexto personal. En este sentido, tiene toda la razón el enfoque de enseñanza para la comprensión cuando formula una evaluación diagnóstica continua asociada a la retroalimentación constante y a ofrecer a los estudiantes criterios y oportunidades para reflexionar a lo largo de la secuencia de la enseñanza (Blythe et al, 1999: 48).

Referencias

ANDRADE, G. (2010). “Los roles culturales de la escuela”. Ponencia presentada en el Festival Vivamérica, celebrado en Barranquilla en octubre de 2010.

AUSUBEL, D. (2002). Adquisición y retención del conocimiento. Una perspectiva cognitiva. Buenos Aires: Editorial Paidós.

ENGELHARDT, H. T. (1995). Los fundamentos de la ética.  Madrid: Paidós.

VARELA, F. (2002). El fenómeno de la vida. Santiago de Chile: Océano.Varios. El concepto de competencia. Una mirada interdisciplinar. Dos tomos. Bogotá: Ediciones Alejandría.

Fragemento tomado de: Cómo diseñar un currículo por competencias. Julián de Zubría. Editorial Magisterio – Biblioteca de la Rectoría, 2016: http://www.magisterio.com.co/libro/como-disenar-un-curriculo-por-competencias

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/alianza-editorial-magisterio-fundacion-compartir-columnas/el-contexto-un-principio-infaltable-en-la

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Puerto Rico: Secretaria Educación de P.Rico: uniformes no han de ser de tienda especifica

San Juan / 26 de julio de 2017 / Fuente: http://www.hoylosangeles.com

La Secretaria de Educación de Puerto Rico, Julia Keleher, dijo hoy que está «terminantemente prohibido» que los directores escolares exijan que los uniformes y el calzado escolar sean de alguna marca específica, de algún color exacto o que se adquiera en una tienda en particular.

En cuanto a los estudiantes que pasan a una escuela receptora, la titular de Educación informó que todos pueden utilizar el uniforme (incluyendo el calzado) que vestían en el plantel que fue consolidado hasta que así lo entiendan conveniente los padres, madres o tutores, indicó en un comunicado Keleher.

«Ningún director o directora de escuelas receptoras está autorizado a exigir ningún aspecto relacionado al uniforme de los estudiantes que llegan de escuelas consolidadas. Sobre las escuelas que no fueron impactadas, la instrucción es que lleven el uniforme estipulado, pero no podrán exigir marca alguna, ni que sea adquirido en una tienda en específico, si es que los padres, madres o tutores tienen la opción de adquirirlo en diversos comercios», dijo.

A su vez, la secretaria de Educación enfatizó que la isla está «pasando por una crisis económica y la prioridad no es cómo se vean los niños y niñas, sino que puedan asistir a la escuela y ofrecerle la calidad de enseñanza que merecen»

Por otro lado, la Secretaria de Educación aclaró que el horario escolar continúa como de costumbre, de ocho de la mañana a tres de la tarde.

«También se ha publicado información falsa en las redes sociales en cuanto al horario escolar. Las clases se impartirán como de costumbre. No hay cambios en ese aspecto», insistió Keleher.

Fuente noticia: http://www.hoylosangeles.com/efe-3335468-13217976-20170725-story.html

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Entrevista: La tandilense que fue parte de la lucha docente en la carpa blanca recordó la inolvidable experiencia

Escrito por: El Eco de Tandil

Paula Codesido tenía tan solo 24 años cuando tomó la determinación de ser una de las ayunantes en la carpa blanca que se había instalado en abril de 1997 frente al Congreso. En julio de ese año viajó a Buenos Aires y permaneció 27 días ayunando junto a otros docentes provenientes de distintos puntos del país. Una inolvidable experiencia que le cambió la vida y que aún hoy recuerda con mucha emoción. En diálogo con El Eco de Tandil rememoró aquellos momentos históricos y analizó la situación actual de la educación pública.

El 11 de julio de 1997 este Diario le hizo una nota en la cual contó que “me parece que como sociedad hemos comenzado a despertar, como que la gente empieza decir basta y se acerca acá encontrando un lugar de representación”. Admitió sentirse una “privilegiada” por estar en ese lugar y admitió que si bien “desde el Gobierno hacen oídos sordos, algo está cambiando un poco”.

Consideró que estar en ese lugar era la “posibilidad de poner en práctica los principios que fundamentan una lucha que se vincula a nuestro futuro como país”.

“Estamos luchando porque tenemos que optar por vivir con dignidad antes que sobrevivir”, enfatizó.

Un símbolo
de protesta

Hoy, veinte años después, Paula Codesido compartió los recuerdos de aquella experiencia con El Eco de Tandil.
Rememoró que estuvo en el cuarto grupo de ayunantes y que fue una época de “muchos medios en la carpa, porque tuvo sus altibajos en exposición mediática. Era muy cotidiano que vinieran periodistas, hasta incluso internacionales. Se convirtió en símbolo de protesta fuera de las fronteras nuestras”.

En ese entonces Paula trabajaba en el Centro de Estimulación Temprana y hacía suplencias en Escuela de Educación Especial 501.

“Me había recibido hacía dos años más o menos. Yo soy terapista ocupacional y en realidad mi primer objetivo no era trabajar en docencia. Pensaba en consultorio, en clínica, hospitales, otro tipo de orientación y cuando surgió la posibilidad de trabajar en el centro de estimulación que no tenía terapista, conocí ahí qué era trabajar en educación, siento como que se me amplió la mirada”, contó.

Y explicó que “era una mirada no tanto de laboratorio con el nene a solas en un consultorio sino una mirada más amplia, integral”.

A partir de ese momento, se dio cuenta de que la docencia era lo que verdaderamente le gustaba y dedicó toda su vida a ello. Actualmente sigue trabajando en la escuela de Educación Especial 503 y ATAD.

“Opté por la
docencia”

“Opté por la docencia. Tuve oportunidad de trabajar en consultorio pero sentí que no era lo mío”, confió.
Codesido explicó que si bien en ese entonces ella era muy joven “por cuestiones familiares tenía mucha información en casa porque papá era secretario general de Suteba en ese momento y mis viejos fueron docentes los dos”.

“Hasta intuitivamente y por lo que se hablaba en casa sabía que los sueldos eran bajos, que lo que más se pedía en la carpa era una Ley de Financiamiento Educativo, que se estaba desmantelando de alguna manera la educación pública”, sostuvo.

Y agregó que “en ese momento se pensaba en cosas como municipalizar las escuelas, con lo cual si un municipio tenía dinero iba a tener una buena escuela y si no iba a tener una escuela mediocre, y se estaba produciendo una desinversión en todo, en infraestructura, equipamiento. Yo no tenía mucha experiencia laboral pero podía verlo, tal vez no tanto como ahora pero me preocupaba”.

Símbolo de protesta

-¿Qué te motivó a ir a la carpa siendo tan joven?
-En un momento mi papá estaba pensando en ser el ayunante y lo charlaba con mamá, creo que a mí ni me tuvieron en cuenta para eso, nosotros somos cinco hermanos, y las charlas sobre la cuestión política y social siempre se daban en mi casa, entonces era hasta natural que surgiera.
Yo tenía una vida social como cualquier chica de mi edad, solo que 27 días se los dediqué a la carpa.
Papá había decidido no ir por no dejar a la familia y después a mí se me prendió la lamparita. Creo que los sorprendí.
-Después de toda la lucha que llevaron adelante… ¿pudieron ver los frutos, que cambió la situación en algún punto?
-Fue largo, una etapa de muchas marchas. Finalmente, se concretó la Ley de Financiamiento Educativo, a partir de ahí recibimos el incentivo docente y se estableció la ley. Después corrió peligro en algunos momentos, incluso actualmente se dice que corre peligro, pero la ley está y el incentivo lo seguimos cobrando.
Lo importante fue que ante tanto desmantelamiento se expuso el conflicto, desde la carpa se hicieron infinidad de programas, era el símbolo de protesta incluso superando la cuestión docente, porque cualquier trabajador que tenía una cuestión que demandar tomaba la carpa como símbolo de protesta.

La docencia hoy

-¿Cómo ve la situación hoy de la docencia? ¿Hay escenarios similares a las de ese momento?
-En ese momento tuve mucho contacto con el gremio, con Suteba. Iba asiduamente a las marchas, militaba, y cuando se revolvió lo de la carpa pasé un período en el que no necesité estar tan cerca porque vi que algunas cuestiones estaban cubiertas, que las cosas empezaron a ordenarse.
Como nunca el año pasado sentí que debía volver al gremio, así que esa militancia de hace 20 años volvió ahora. Yo fui delegada de Suteba en 503, me mantenía en contacto pero no podía ir a todas las reuniones, hacer todas las actividades, pero ahora siento que es una responsabilidad que va en conjunto con mi trabajo.
Demanda mucho tiempo y admiro a la gente que se compromete con el gremio. Yo trabajo muchas horas y a veces no puedo ir a todas las reuniones, pero creo que es necesario en este momento.

Malestar en
las escuelas

-¿Que similitudes ve entre esa época y ésta respecto a las problemáticas?
-No solo por la problemática docente en sí sino por las temáticas que atraviesan a los alumnos y que nos afectan directamente, que es lo que está produciendo más malestar en la escuela.
La escuela especial hace años viene trabajando en la inclusión, que es el mayor objetivo, cuando llega un nene nuestra idea no es que se quede en especial, sino que pase a la escuela común.
Muchas veces últimamente en las reuniones nos encontramos hablando de cosas que no tienen que ver con lo pedagógico, sino con necesidades básicas no cubiertas de salud. Ahora por ejemplo el Hospital nuestro no tiene psiquiatra infantil.
Es un bache terrible para los chicos, porque se quedan sin medicación, no tienen prescripciones como correspondería y no son medicaciones fáciles de suplantar. Si las dejan de tomar tienen consecuencias graves como convulsiones, brotes psicóticos, y la escuela es la que primera recibe esas consecuencias.
El año pasado renunció Andreatta, todos sus pacientes pasaron a Rodrigo Del Campo, que también renunció. Yo los comprendo a los profesionales, están sobrepasados de demanda. En este momento no hay y se nota. Es un agujero enorme para la salud de los chicos. Hay cosas que te exceden y no tenés como resolverlas.
Respecto a lo pedagógico propiamente dicho, en años anteriores nos llegaban cajas de libros, colecciones de diferentes autores, Conectar Igualdad. Las escuelas especiales recibimos las computadoras, fue un proyecto muy lindo porque para muchos de los nenes fue estar incluidos desde lo mediático, les abre un mundo nuevo, otra posibilidad de comunicación, todo eso se fue desmantelando. Ya no recibimos esas cosas, teníamos hasta equipamiento adaptado para especial, teclados adaptados, nos llegaba infinidad de equipamiento que ya no llega estos últimos dos años.
Ahora nos dicen que Conectar Igualdad sigue en vigencia, pero en la práctica nosotros no tenemos capacitaciones como teníamos, hay varias cuestiones que fueron cayendo, que desde el discurso dicen que lo seguimos teniendo pero desde lo concreto no lo vemos.
Otra cosa que habían mejorado muchos años anteriores eran las capacitaciones del CIE. En el 90 se habían privatizado las capacitaciones, el que tenía dinero aumentaba sus créditos, y subían puntaje en la docencia gracias a comprar cursos. Pasó esa etapa, empezó a haber cursos gratuitos y el CIE empezó a tener cursos de muy buen nivel. Ahora notamos que hay más oferta de cursos privados, sigue habiendo públicos pero empieza a surgir el curso privado, gradualmente. Se ve una pseudoprivatizacion de esas cuestiones.
No solo el desmantelamiento es en lo pedagógico propiamente sino que lo nenes no vienen preparados o dispuestos a estudiar por otras cuestiones, por ejemplo porque tienen hambre.
La clásica discusión en especial es hasta qué punto se hace asistencia o no, si es la función de la escuela.

Necesidades

-¿Estas necesidades las empezaron a ver recientemente?
-Sí, ahora este año fue muy notorio, o que las auxiliares o cocineras te digan que armaron la bolsita para tal nene porque observaron que necesita un refuerzo en la comida.
La preceptora es la cara visible en las casas y nos cuenta cómo están los nenes, las familias, es la primera en dar cuenta de esas necesidades, además de la trabajadora social.
-¿Cree en este contexto que sea necesario o que podría darse que vuelva la carpa blanca o algún tipo de protesta similar?
-En los gremios se discutió pero una carpa exige mucho. Cuesta caro no solo desde lo monetario si no que hay que poner mucho el cuerpo.
Yo lo hice en un momento que no tenía hijos, ni pareja, estaba muy suelta en la vida, si hoy lo tuviera que hacer no podría, no por falta de compromiso con la lucha sino porque no puedo dejar a mis hijos. Admiro a los compañeros de esa época que 27 días dejaron a sus familias, hijos.

A la carpa blanca fueron diferentes personalidades, como León Gieco.

A la carpa blanca fueron diferentes personalidades, como León Gieco.

“Lo viví todo como una
película”, expresó la docente

-¿Cómo fue estar esos 27 días en la carpa? ¿Cómo era la vida?
-Fue muy loco porque la carpa estaba repreparada, yo dormía sobre dos colchones, era por grupos la cantidad de ayunantes.
Ayunaron 1500 en total, pero por grupos de alrededor de 20. Llegue a los 27 días de ayuno. Dormíamos en la carpa, nuestra vida cotidiana transcurría todo el día en la carpa, y solo salíamos cuando nos llevaban en una combi hasta un hotel donde nos bañábamos y volvíamos.
-¿El ayuno era total?¿Cómo se sobrellevaba?
-Los médicos de Ctera nos atendían. Teníamos que tomar un vasito de Seven Up, uno de Ades, agua y a la noche nos daban un caldo.
Eso estaba supervisado por las médicas. Podíamos tomar agua cuando quisiéramos y en determinado horario un vaso de Ades, caldo, y nos pedían que lo respetáramos por una cuestión de salud.
Durante los 27 días me hicieron análisis de orina, creo que era semanal, de sangre cada 15 días.
A algunos compañeros los retiraron a la mitad, yo logre cumplir los 27 días de ese contingente. A los 11 días uno dejó, no se sentía mal pero pidió disculpas y dijo que quería comer, nos saludó a todos y se fue.
-¿Sentía que aguantaba bien el ayuno o en algún momento pensó en dejar?
-La médica me decía que me favorecía que yo era muy tranquila, no tenía grandes altibajos emocionales. Tenía compañeros que les costaba muchísimo.
Recuerdo que habíamos hecho una especie de grupo de autoayuda, nuestro patio era la Plaza Congreso, nos turnábamos para acompañarlo a dar vueltas a la plaza porque le costaba horrores no comer.
Nos invitaban permanentemente a obras de teatro, recitales, tuvimos visitas de artistas reconocidos como León Gieco.
Una vez tuvimos que ir a la inauguración de un mural, y no se dieron cuenta de que en la esquina estaban haciendo choripanes y sufríamos horrores. Nos quedábamos lejos y tratábamos de no mirar.

La vuelta

-¿Después de los 27 días cómo fue volver?
.Las médicas nos pedían que no comiéramos de golpe. Un día nos dieron un menú en el hotel donde nos bañábamos, súper reducido para empezar a comer de a poquito.
Yo creo que hasta emocional fue eso, porque es como cuando entrás al cine a ver una película que te encanta, te concentrás dos horas, salís y te perdiste en el tiempo y en el espacio, a mí me dio esa sensación la carpa, trasladarme a otro mundo.
-¿Fue una buena experiencia?
-Fue muy buena, pero me di cuenta después que yo era muy chica, muchas cosas las procesé después. En ese momento lo viví todo como una película.
-¿Sentían el apoyo de la gente?
-Sí, había días en que todos los ayunantes estábamos sentados y para que no estuviéramos tan invadidos habían puesto una soguita, porque era tal la cantidad de gente que casi no podían detenerse a conversar.
Cuando venía gente de Tandil me llamaban a mí. Flor de Murga fue con un grupo de alumnos de acá, me acuerdo mucho de ellos porque Dardo Casal lloraba como un descosido. Me abrazó, pensaría que me estaba muriendo. Hoy en día lo veo y pienso ‘qué grande, un tipo que acompaña todas las movidas’.
A la gente le tocaba la cuestión emotiva por el sacrifico de no comer. Yo recuerdo que mi abuela cuando me visitaba se emocionaba. Estaba muy de acuerdo con la causa peor le dolía esto del ayuno.
El día que llegué a la carpa, el contingente anterior todavía no había terminado el ayuno, y uno me dijo ‘comé algo rico porque va a ser lo último que comas’. Fui al cine, comí algo y a la noche fue el cambio de contingente y comencé el ayuno, bajé como 3 kilos, algunas bajaron 11.
Había de ayunantes de Jujuy, Capital, Entre Ríos, Córdoba, San Luis, era una fiesta cada vez que venía el contingente de una provincia porque venían a saludar a su ayunante.

Fuente de la Entrevista:

La tandilense que fue parte de la lucha docente en la carpa blanca recordó la inolvidable experiencia

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Trabajo adolescente y escuela en América Latina

El Sistema de Información y Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) es una plataforma de estadísticas, documentos, informes, debates y publicaciones para el «seguimiento de la situación educativa de niños, adolescentes, jóvenes y adultos en la región latinoamericana», en la búsqueda de asegurar el derecho a la educación.

Inspirado en ese ideal, en agosto de 2016 publicó un cuaderno sobre la situación de adolescentes trabajadores y los obstáculos para ingresar y permanecer en la escuela: “El trabajo de mercado como obstáculo a la escolarización de los adolescentes” (http://www.siteal.iipe.unesco.org). Sus autoras, Vanessa D’Alessandre, Yamila Sánchez y Ximena Hernández, trazan una cartografía de las dificultades para cumplir convenciones internacionales y leyes locales. Además, revisan algunos planes nacionales para la erradicación del trabajo infantil, elaborados entre 2000 y 2015, lo cual permite contrastar datos e intenciones gubernamentales.

Es verdad que en las décadas recientes los progresos en el acceso a la escuela son inocultables; prácticamente todos los niños de entre 6 y 11 años están en ella, ocho de cada diez de entre 15 y 17 años están escolarizados, y las leyes nacionales se extendieron hacia abajo y adelante; México y Ecuador son los más avanzados, al ofrecer educación a partir de los 3 y hasta los 17 años.

La expansión es innegable, pero también los problemas, en un mapa de desigualdades sociales que se reproducen cruelmente en el territorio de la institución escolar: niños y adolescentes que cumplen un doble papel, como estudiantes y trabajadores en la familia o fuera de ella, asalariados o no; niños y adolescentes que abandonan la escuela o nunca pisaron las aulas.

La asistencia a la escuela está afectada por la condición social, localidad y género. Los varones no escolarizados, pertenecientes a estratos sociales bajos, tienen en promedio tres veces más probabilidades de laborar, boleto para la rifa fatal que conduce al abandono. En contextos rurales se agudiza la condena. En el caso de quienes persisten en la carrera escolar, el hándicap es difícilmente salvable; las autoras del informe citado afirman una verdad anunciada: «la incorporación temprana de los adolescentes a actividades económicas compromete algunas de las condiciones básicas para que la escolarización sea posible».

Las contradicciones formales tampoco cesaron. La mayoría de los países ubican en 14 años la edad mínima para ejercer una actividad económica, y solo Argentina la extendió hasta los 16 años, pero en 12 países latinoamericanos el límite legal para poder ingresar a una actividad económica es inferior a la edad en que deberían finalizar la escuela media.

¿Por qué trabajan los adolescentes? De la revisión de los planes nacionales para la erradicación del trabajo infantil aparecen cinco causas: carencias materiales persistentes; la creencia de que trabajar constituye una experiencia valiosa en la formación y socialización de los adolescentes, esto es, la tolerancia o naturalidad del fenómeno, especialmente entre familias de condición precaria; alta demanda de mano de obra adolescente, sobre todo en el sector agrícola; debilidad de los Estados para cumplir y hacer cumplir la ley e implementar políticas públicas, así como falta de legitimidad de la educación escolar.

¿Fueron los niños o adolescentes varones, de contextos rurales y pobres quienes abandonaron la escuela, o los proyectos nacionales han sido incapaces, en general, de retenerlos y proveerles a las familias y a ellos de condiciones sociales para que no se marchen?

En el oscuro presente los adolescentes y niños que trabajan podrían paliar un poco el hambre y la necesidad material en los hogares; en el futuro, sus vidas podrían tornarse más frágiles, pues las condiciones de salud, nutrición y escolarización serán magras, empeñando futuro personal y familiar cuando les llegue la hora de encabezarlas. Se perpetuará, así, la pobreza material, educativa y cultural, en un continente tan rico como desigual. Lamentablemente, la historia no auspicia demasiada esperanza.

Fuente del Artículo:

Trabajo adolescente y escuela en América Latina

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LÍbano; niños, refugiados y sin derecho a educación

Líbano/25 de julio 2017/ Por: Iraitz Astarloa/Fuente: http://www.noticiasdealava.com

Con cuatro millones de habitantes, el país cuenta con otros dos millones de desplazados.

Una delegación vasca visitó la zona para conocer un proyecto educativo financiado por Gipuzkoa.

El 80% de los menores refugiados en Líbano no tiene acceso a la educación, o lo que es lo mismo, solo uno de cada cinco niños de familias refugiadas acude a la escuela. Estos datos fueron ofrecidos recientemente en Beirut por la directora general de la organización independiente que trabaja por el empoderamiento entre las comunidades palestina y libanesa PARD (The Popular Aid for Relief and Development) en Líbano, Rita Hamdan. Hamdan ofreció una visión general de la situación de los menores refugiados en una reunión con la delegación institucional guipuzcoana que hace unos días visitó este país de Oriente Medio.

El grupo, encabezado por el diputado de Cultura y Cooperación de Gipuzkoa, Denis Itxaso, lo completaban los directores de Derechos Humanos y Cooperación al Desarrollo, Maribel Vaquero y Fernando San Martín, respectivamente, así como por representantes de todos los grupos junteros salvo el PP, que no pudo acudir. Los representantes institucionales acudieron a Líbano para conocer de primera mano el funcionamiento de un proyecto educativo financiado por la Diputación de Gipuzkoa y que se sitúa en la localidad de Tyro, al sur del país. Pero antes de ver in situ el proyecto, la delegación aprovechó para celebrar una serie de encuentros con los representantes del PARD así como del Pnoud, la entidad coordinada por naciones unidas, que brindaron una visión global de la situación de los desplazados que viven en Líbano.

En este punto, cabe destacar que pese a contar con tan solo cuatro millones de habitantes, en los dos últimos dos años han llegado hasta este país cerca de dos millones de refugiados, si bien tan solo la mitad están censados.

Además, la guerra de Siria y la masiva llegada de desplazados de los últimos meses no han hecho más que agravar una situación ya de por sí insostenible para los libaneses, que vienen absorbiendo desde el año 1948 un flujo migratorio constante de palestinos expulsados de su país. De hecho, se calcula que en la actualidad un total de 280.000 palestinos tratan de sobrevivir en un Líbano cada vez más hostil y en el que los recursos comienzan a agotarse para responder a la crisis humanitaria. Pese a que oficialmente hay doce campos de refugiados, existen también otros 42 asentamientos informales que no cuentan con la supervisión ni de la ONU ni de Acnur.

La barriada de Sabra es buen ejemplo de ello. La delegación guipuzcoana tuvo la oportunidad de visitar el asentamiento, de recorrer sus angostas calles en las que el alcantarillado brilla por su ausencia y el cableado eléctrico sobrevuela las cabezas de los escasos visitantes que se dejan ver en esta deteriorada zona de Beirut. Aquí la huella de la guerra civil libanesa (1975-1990) permanece sellada en las fachadas en forma de orificio de bala y donde gran parte de los niños vagan sin rumbo por las calles dejando que pasen los días mientras sus padres logran unas pocas libras con las que sobrellevar un día más. En este desalentador núcleo se centran muchos de los esfuerzos llevados a cabo por el PARD para la escolarización de los más pequeños. Buen ejemplo de ello es el Daouk Kinder Garden, un centro preescolar dirigido a niños de entre tres y seis años, mayoritariamente palestinos, aunque ante la llegada masiva de refugiados sirios también han comenzado a responder a esta necesidad.

“El acceso a la educación para estas personas es muy difícil”, cuenta Hamdan, quien denuncia que “la población refugiada palestina en Líbano es la única en el mundo que no tiene derechos”. “Se acepta su derecho al retorno, pero no que puedan acceder a la educación, a la sanidad o al resto de derechos humanos”, asevera. Tanto es así que, pese a que los primeros palestinos llegaron a Líbano en 1948 y aunque ya hay dos generaciones de palestinos nacidos en Líbano, a estos se les deniega la nacionalidad libanesa.

Tampoco tienen acceso normalizado al mercado laboral y, en la actualidad, tienen vetadas hasta un total de 74 profesiones. Ni siquiera pueden votar ni tienen representación política en un país que se resiste a actualizar el censo llevado a cabo en la década de los 60 para evitar así que cristianos maronitas, chiíes y sunitas, repartidos en las funciones del poder, pierdan peso en el statu quo creado. El periodo escolar ha terminado ya, pero en Daouk Kinder Garden la actividad no cesa. Las aulas continúan abiertas. “Muchos de ellos se han visto obligados a huir de sus casas y no han tenido la oportunidad de ir nunca a la escuela”, enfatiza Hamdan, quien insiste en que la labor en el aula va más allá de la educación y sirve muchas veces también como “terapia para superar los horrores que han vivido”.

Subsistencia Pero la faceta educativa no es la única que trabaja el PARD. La ONG ofrece una ayuda mensual de 27 dólares a las familias para que puedan hacerse cargo de su alimentación. “Esta gente no tiene ahorros. Lo poco que ingresan se lo tienen que gastar en un alquiler. No pueden gastárselo en comida ni para ellos ni para sus hijos”, precisó. De esta forma, el PARD consigue cubrir dos de las necesidades básicas de la población palestina en el exilio. Pero además, las ONG trabajan para conseguir que los habitantes de estos guetos cambien determinados hábitos. Así, en el último año se ha llevado a cabo una campaña de concienciación en un total de 2.400 casas con el objetivo de reducir las basuras de las calles. Con mucho trabajo de sensibilización ambiental y basándose en algunas de las enseñanzas del profeta Mahoma relacionadas con la naturaleza, se ha logrado que las familias de cuatro campos reciclen. Algo similar a ocurrido con el aprovechamiento de la escasa agua potable de la que disponen los asentamientos, fuente de conflicto con la población libanesa, que acusa a los refugiados de “robarles” el agua.

Fuente de la Noticia:

http://www.noticiasdealava.com/2017/07/24/sociedad/libano-ninos-refugiados-y-sin-derecho-a-educacion

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