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La discapacidad intelectual y del desarrollo

Por: Bertrand Regader

La discapacidad intelectual y del desarrollo (DIyD) es la condición personal de discapacidad más frecuente en la población y entre el alumnado.

Concepto de discapacidad intelectual

La expresión “discapacidad intelectual y del desarrollo” fue adoptada en junio de 2006, después de haber sido votada por los miembros de la American Association on Intellectual and Development Disabilities (AIDD). Anteriormente era llamada American Association on Mental Retardation (AAMR).

Se han conocido al menos tres denominaciones de este colectivo: “deficiencia mental”, “retraso mental” y “discapacidad intelectual y del desarrollo”.

La AIDD ha modificado la denominación, la definición, el diagnóstico y la clasificación como consecuencia de los avances en las distintas disciplinas implicadas en este tema: medicina, psicología y educación.

Un término que evite la estigmatización

Se cambio el concepto anterior por este nuevo para que se minimizaran las etiquetas o los prejuicios sociales tales como: visiones centradas en el déficit, en el lento y desajustado funcionamiento mental, etc.

El nuevo nombre pretende aprovecharse de una nueva concepción del desarrollo que se nutre de las aportaciones de las teorías socioculturalecológica.

Permite una visión funcional del desarrollo, que remite que una persona puede disponer de distintos contextos y a lo largo del ciclo vital. A su vez, aporta el concepto de discapacidad que se nutre de las aportaciones de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la OMS, y que reconoce el origen social de las dificultades que experimenta la persona que sufre DIyD.

Por otro lado, también entiende la discapacidad intelectual como un trastorno del desarrollo que tiene mucho en común con otros problemas del desarrollo que pueden afectar a los niños.

Objetivos de esta monografía

En este artículo intentaremos proporcionar una visión actual de la discapacidad intelectual y del desarrollo basada en el paradigma de apoyos y en una concepción de esta discapacidad como una función de la interacción entre el funcionamiento independiente de la persona y los contextos en los que ésta vive, aprende, trabaja y disfruta; facilitar un marco general y algunos instrumentos para la evaluación del alumnado con DIyD; y ofrecer algunas respuestas para promover su desarrollo.

¿Qué entendemos por discapacidad intelectual y del desarrollo?

Primero de todo, vamos a definir la discapacidad intelectual y las categorías que la constituyen.

¿Qué es la discapacidad intelectual?

Existen cuatro aproximaciones en este campo:

  • Aproximación social: históricamente se definió a estas personas como personas deficientes o retrasadas mentales porque eran incapaces de adaptarse socialmente a su entorno. El énfasis en las dificultades intelectuales no llegó hasta más tarde y durante un tiempo lo que más preocupaba era la conducta social inapropiada.
  • Aproximación clínica: con el auge del modelo clínico se varió el objetivo de definición. Se pasó a centrarse en los síntomas y en las manifestaciones clínicas de los diversos síndromes. Se prestó más atención a los aspecto orgánicos y patológicos de la DI.
  • Aproximación intelectual: a partir del interés por la inteligencia como constructo y por los test de inteligencia, la aproximación a la DI sufre otro cambio. Supone un énfasis en la medida de la inteligencia de estas personas expresadas en términos de cociente intelectual. La consecuencia más importante fue la definición y clasificación de ls personas con DI basándose en las puntuaciones obtenidas en los test de inteligencia.
  • Aproximación intelectual y social: hasta 1959 no se reconoció la importancia de estos dos componentes en la concepción de la DI: el bajo funcionamiento intelectual y las dificultades en la conducta adaptativa, que se han mantenido hasta nuestros días.

Modelos teóricos y prácticos sobre la discapacidad intelectual

Modelos con los que se han conceptualizado las personas con discapacidad intelectual y que justificaron unas prácticas profesionales determinadas. Se distinguen tres grandes modelos:

Modelo benéfico-asistencial

A partir de finales del XIX y durante casi la mitad del XX, las personas con discapacidad eran apartadas de la sociedad y confiadas en grandes instituciones asilares benéficas. La atención que recibían era de tipo asistencial y obedecía a la concepción caritativa de la actuación pública. No pensaban que fuera como algo social o rehabilitador.

Modelo rehabilitador-terapéutico

Se extiende en España desde el final de la IIGM, en la década de los 70. Supone la adopción del modelo clínico en el diagnóstico y tratamiento de las personas con DI, y el predominio de la especialización. El modelo coincide con el auge de la aproximación clínica antes mencionada. El diagnóstico del DI se centra en el déficit del individuo y se les clasifica en categorías según su CI. Se considera que el problema está dentro del sujeto y se crean instituciones especializadas según la naturaleza del problema para atenderles.

Modelo educativo

Arranca en nuestro país en la década de los 80. Se caracteriza por la adopción del principio de normalización en todas las etapas de la vida de estas personas. Se empiezan a considerarlas con los mismos derechos que sus semejantes a la educación, a la sanidad, al trabajo y a una vida digna. La educación debe ser impartida a ser posible en los centros ordinarios, el diagnóstico debe priorizar las capacidades de estas personas y centrarse en los apoyos que van a necesitar para responder a las exigencias de los distintos entornos de vida.

Historia sobre la definición del concepto

La AAIDD ha cambiado hasta 10 veces la definición de DI. La última fue en 2002. Se trata de una definición que va más allá de la de 1992 pero mantiene algunas de sus excepciones clave: el hecho de que el retraso mental no se toma como un rasgo absoluto de la persona, sino como la expresión de la interacción entre la persona, con unas limitaciones intelectuales y adaptativas, y el ambiente; y el énfasis en los apoyos.

En la definición de 1992 desaparecen las categorías. Se rechazan explícitamente y se afirma que no se debe clasificar a las persona con retraso mental sobre las base de las categorías tradicionales, sino que hay que pensar en los apoyos que pueden necesitar para incrementar su participación social.

A pesar de esto, la definición de 1992 significaba una mejora importante para las personas con DI, pero no estuvo exenta de críticas:

  • La imprecisión a los efectos de diagnóstico: no permitía establecer claramente quién era o no una persona con retraso mental, quién era elegible para unos servicios determinados.
  • La falta de definiciones operacionales para la investigación.
  • El hecho de que no se consideren suficientemente los aspectos evolutivos de estas personas.
  • La imprecisión e imposibilidad de medir la intensidad del apoyo que estas personas requieren.

Por esto, la AAIDD propone una nueva definición construida a partir de la de 1992. Se crea un sistema de diagnosticar, clasificar y planificar apoyos para las personas con retraso mental.

La definición vigente

La nueva definición de retraso mental que propone AAMR es la siguiente:

“El retraso mental es una discapacidad que se caracteriza por limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual como en la conducta adaptativa expresada en las habilidades conceptuales, sociales y prácticas. Esta discapacidad se origina antes de los 18 años.”

  • «El retraso mental es una discapacidad»: una discapacidad es la expresión de limitaciones en el funcionamiento del individuo dentro de un contexto social que le suponen desventajas importantes.
  • «…que se caracteriza por limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual»: la inteligencia es una capacidad mental general que incluye el hecho de razonar, planificar, resolver problemas, el pensamiento abstracto, etc. La mejor manera de representarlas es por medio del cociente intelectual, que se sitúa dos desviaciones típicas por debajo de la media.
  • «…como en la conducta adaptativa expresada en las habilidades conceptuales, sociales y prácticas»: la conducta adaptativa es el conjunto de las habilidades conceptuales, sociales y prácticas que la gente aprende para funcionar en la vida diaria.las limitaciones en ésta afectan a la ejecución típica de ellas, aunque no imposibilitan una vida diaria.
  • «Esta capacidad se origina antes de los 18 años»: los 18 años se corresponden con la edad en que en nuestra sociedad los individuos asumen roles de adulto.

Con esta definición se vuelve a incidir en la base cognitiva del problema, pero a partir de un modelo que subraya la competencia social y práctica, que traducen el reconocimiento de la existencia de diversos tipos de inteligencia; un modelo que refleja el hecho de que la esencia del retraso mental está cerca de las dificultades para afrontar la vida diaria, y el hecho de que las limitaciones en la inteligencia social y práctica explican muchos de los problemas que tiene las personas con DI en comunidad y en el trabajo.

Amplia el concepto a otros grupos de población, en particular la generación olvidada: expresión que incluye a las personas con inteligencia límite.

Los aspectos que cambian con esta última definición son:

  • Incluye un criterio de dos desviaciones típicas para la medida de la inteligencia y la conducta adaptativa.
  • Incluye una nueva dimensión: participación, interacción y rol social.
  • Una nueva manera de conceptualizar y medir los apoyos.
  • Desarrolla y amplia el proceso de evaluación de tres pasos.
  • Se favorece una mayor relación entre el sistema de 2002 y otros sistemas de diagnóstico y clasificación como el DSM-IV, el ICD-10 y el ICF.

Al igual que en la de 1992, la definición incorpora las cinco asunciones siguientes:

  1. Las limitaciones en el funcionamiento actual se tienen que considerar dentro del contexto de los entornos comunitarios típicos de sus compañeros de la mis edad y cultura.
  2. Una valoración adecuada tiene que considerar la diversidad cultural y lingüística, y también las diferencias en los factores de comunicación, sensoriales, motrices y de conducta.
  3. Dentro de un mismo individuo, las limitaciones a menudo coexisten con fortalezas.
  4. Un objetivo importante a la hora de describir las limitaciones es desarrollar un perfil de los apoyos necesarios.
  5. Con apoyos personalizados apropiados durante un período sostenido de tiempo, la manera de vivir de las personas con retraso mental generalmente mejorará.

El retraso mental se entiende en el marco de un modelo multidimensional que proporciona una manera de describir a la persona por medio de cinco dimensiones que incluyen todos los aspectos del individuo y del mundo donde vive.

El modelo incluye tres elementos clave: la persona, el entorno en el que vive, y los apoyos.

 Estos elementos se representan en el marco de las cinco dimensiones que se proyectan en el funcionamiento diario de la persona a través de los apoyos. Los apoyos tienen un rol mediador en la vida de las personas con discapacidad intelectualI.

Se llega a un concepto más amplio de la DI que comporta entender que la explicación del comportamiento diario de las personas no se agota a partir del efecto de las cinco dimensiones, sino a partir de los apoyos que puedan recibir en sus entornos de vida.

Tendencias que han prevalecido en el campo de la DI

  • Una aproximación a la DI desde una perspectiva ecológica que se centra en la interacción entre la persona y su entorno.
  • La discapacidad se caracteriza por las limitaciones en el funcionamiento, más que por un rasgo permanente de la persona.
  • Se reconoce la multidimensionalidad de la DI.
  • La necesidad de vincular de una manera más firme la evaluación y la intervención.
  • El reconocimiento de que un diagnóstico certero de la DI a menudo requiere, junto con la información disponible de la evaluación, un juicio clínico acertado.

Características y causas de la discapacidad intelectual y del desarrollo

Se encuentran tres características importantes: limitaciones en el funcionamiento intelectual, limitaciones en la conducta adaptativa y necesidad de apoyos.

1. Limitaciones en el funcionamiento intelectual: la inteligencia se refiere a la capacidad del alumno para resolver problemas, prestar atención a la información relevante, pensamiento abstracto, recordar la información importante, generalizar los conocimientos de un escenario a otro, etc.

Generalmente se mide por medio de test estandarizados. Un alumno tiene DI cuando su puntuación se ubica dos desviaciones típicas por debajo de la media.

Las dificultades concretas que presentan las personas con DI

Suelen presentan dificultades en estas tres áreas:

a) Memoria: las personas con DI suelen mostrar limitaciones en su memoria, especialmente la que se conoce como MCP, que tiene que ver con su capacidad para recordar información que debe ser almacenada durante segundos o bien horas, como suele pasar en clase. Es más evidente en los aspectos cognitivos que en los emocionales. Se pueden emplear estrategias para mejorar la capacidad.

b) Generalización: se refiere a la capacidad de transferir conocimientos o comportamientos aprendidos en una situación a otra. (del colegio a casa, por ejemplo).

c) Motivación: la investigación revela que la falta de motivación está asociada a experiencias previas de fracaso. Las dificultades en superar con éxito determinados retos de la vida diaria en casa y en el centro les hace más vulnerables. Si se puede cambiar el signo de sus experiencias, mejorará también la motivación.

d) Limitaciones en la conducta adaptativa: las personas con DI suelen presentar limitaciones en la conducta adaptativa. La conducta adaptativa se refiere a la capacidad de responder a las demandas cambiantes del entorno; las personas aprenden a ajustar/autorregular el comportamiento a las distintas situaciones y contextos de vida según la edad, las expectativas, etc.

Para identificar las habilidades de un alumno en este campo, se suelen explorar las capacidades conceptuales, sociales y las prácticas a través de escalas construidas para ello. A partir de los resultados pueden diseñarse actividades educativas que deben integrarse en el currículo.

La autodeterminación es la expresión más central de las capacidades inherentes a la conducta adaptativa y que resulta de especial relevancia para las personas con DI. Su desarrollo se asocia a una percepción de mayor o menor calidad de vida.

Causas de la discapacidad intelectual

Respecto a las causas existen cuatro categorías:

  1. Biomédicas: factores relacionados con los procesos biológicos, como los trastornos genéticos o la desnutrición.
  2. Sociales: factores relaciones con la calidad de la interacción social y familiar, como la estimulación o la sensibilidad de los padres ante las necesidades del hijo o hija.
  3. Conductuales: factores que remiten a comportamiento que potencialmente pueden causar un trastorno, como accidentes o el consumo de determinadas sustancias.
  4. Educativas: factores que tienen que ver con el acceso a servicios educativos que proporcionen apoyos para promover el desarrollo cognitivo y las habilidades adaptativas.

Hay que tener en cuenta que estos factores pueden combinarse de distintas formas y proporciones.

Discapacidad intelectual y calidad de vida

Una de las cuatro características del paradigma emergente de la discapacidad es el bienestar persona que asocia estrechamente el concepto de calidad de vida.

El reconocimiento de los derechos que tienen las personas con DI lleva implícito el reconocimiento del derecho a una vida de calidad.

A lo largo del tiempo se ha aplicado el concepto de calidad de vida a las personas con DI. Esto implica el acceso a los servicios, la eficacia y la calidad de estos servicios que les permitan disfrutar de las mismas oportunidades que tienen los demás.

El acceso a una vida de calidad comporta reconocer el derecho a la diferencia y la necesidad de que los servicios que se ofrecen sean permeables a sus condiciones particulares.

Las personas con DI tienen unas características determinadas que generan unas necesidades específicas a lo largo de su desarrollo, estas necesidades dibujan el tipo de apoyo que requieren para acceder a los servicios que hagan posible unas condiciones de vida óptimas.

La calidad de vida se define como un concepto que refleja las condiciones de vida deseadas por una persona en relación con su vida en el hogar y en la comunidad; en el trabajo, y en relación con la salud y el bienestar.

La calidad de vida es un fenómeno subjetivo basado en la percepción que tiene una persona de un conjunto de aspectos relativos a su experiencia de vida.

El concepto de calidad de vida

De acuerdo con Schalock y Verdugo, el concepto de calidad de vida (CV) se está utilizando de tres formas distintas:

  • Como un concepto sensibilizador que nos sirve de referencia y de guía desde la perspectiva del individuo, indicándonos qué es importante para él.
  • Como un concepto unificador que provee un marco para conceptualizar, medir y aplicar el constructo de CV.
  • Como un constructo social que se convierte en un principio predominante para promover el bienestar de la persona.

Promoviendo el bienestar en personas con discapacidad intelectual

En el trabajo para promover el bienestar y la calidad de vida de las personas con DI se reconocer la importancia de ocho dimensiones centrales y de unos determinados indicadores:

  • Bienestar emocional: felicidad, concepto de uno mismo, etc.
  • Relaciones interpersonales: intimidad, familia, amistades, etc.
  • Bienestar material: pertenencias, seguridad, trabajo, etc.
  • Desarrollo personal: educación, habilidades, competencias, etc.
  • Bienestar físico: salud, nutrición, etc.
  • Autodeterminación: elecciones, control personal, etc.
  • Inclusión social: aceptación, participación en la comunidad, etc.
  • Derechos: privacidad, libertades, etc.

Servicios y recursos para personas con discapacidad intelectual

Los servicios y los recursos que se ofrecen a la personas con DI a lo largo del ciclo vital tienen que ir dirigidos a satisfacer sus necesidades con el fin de poder responder a las exigencias de los diversos contextos en los que éstas se desarrollan y posibilitar una vida de calidad.

Características que definen un entorno óptimo:

  • Presencia en la comunidad: compartir lugares ordinarios que definen la vida de la comunidad.
  • Elecciones: la experiencia de autonomía, tomar decisiones, autorregulación.
  • Competencia: la oportunidad de aprender y realizar actividades funcionales y significativas.
  • Respeto: la realidad de ser valorado en la comunidad.
  • Participación en la comunidad: la experiencia de formar parte de una red creciente de familiares y amigos.

Acerca de las personas con DI en el contexto educativo: «Alumnos con discapacidad intelectual: evaluación, seguimiento e inclusión»

Referencias bibliográficas:

  • Gilman, C.J., Morreau, L.E. ALSC; Currículum de destrezas adaptativas. Destrezas de la vida personal. Ediciones mensajero.
  • Gilman, C.J., Morreau, L.E. ALSC; Currículum de destrezas adaptativas. Destrezas de vida en el hogar. Ediciones mensajero.
  • Gilman, C.J., Morreau, L.E. ALSC; Currículum de destrezas adaptativas. Destrezas de vida en la comunidad. Ediciones mensajero.
  • Gilman, C.J., Morreau, L.E. ALSC; Currículum de destrezas adaptativas. Destrezas laborales. Ediciones mensajero.
  • FEAPS. Apoyo conductual positivo. Algunas herramientas para afrontar las conductas difíciles.
  • FEAPS. Planificación centrada en la persona. Experiencia de la fundación San Francisco de Borja para personas con discapacidad intelectual.

Fuente: https://psicologiaymente.net/desarrollo/discapacidad-intelectual-desarrollo

 

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La escuela como medio para incrementar la Inteligencia Emocional y Autoestima

18 de enero de 2017 / Fuente: https://www.isep.es/

Por: Maribí Pereira

Muchos programas educativos se han desarrollado con el objeto de promover la autoestima del alumno. Si bien no existe un consenso acerca de la definición de autoestima, por lo general se le considera la suma de los propios sentimientos acerca del yo, incluyendo el sentido de respeto y valoración de la propia persona (Lizeretti, 2012).

Para alcanzar un sano nivel de autoestima, una persona debe sentirse valiosa, digna de ser amada, competente dentro de su entorno y capaz de realizar contribuciones significativas para los demás (Lizeretti, 2012).

Los alumnos que presentan un sano nivel de autoestima confían en sí mismos y en sus capacidades, toman parte en actividades escolares y extraescolares, pueden aprender de sus errores y se sienten cómodos con el hecho de no ser “perfectos” (Lizeretti, 2012).

Es posible organizar ámbitos educativos que promuevan la autoestima en los alumnos. La creación de una atmósfera caracterizada por la calidez y la contención, la puesta en práctica de procedimientos democráticos, el estímulo de la dignidad humana, permiten a las escuelas ayudar a los alumnos a sentir que son bienvenidos y aceptados. Algunas estrategias para incrementar la autoestima en ambientes escolares son (Lizeretti, 2012):

Círculos de elogio: cada uno de los alumnos deberá ser receptor de elogios al menos una vez durante el año escolar. Los factores de tiempo revisten especial importancia, ya que en una clase con veinticinco o treinta alumnos el círculo demandará aproximadamente media hora.
Reconocimiento individual: algunos alumnos prefieren no recibir reconocimiento público, mientras que otros desean obtenerlo tanto en forma pública como privada. El docente puede promover la autoestima de un alumno cuando le comunica individualmente su interés y su apoyo.
Apoyo entre pares: algunos alumnos que presentan dificultades en el trabajo académico, suelen alcanzar logros cuando se desempeñan como tutores de alumnos más pequeños.
Fijación y logro de metas: la fijación de metas es un proceso importante, pues éstas ofrecen estándares concretos y tangibles para reconocer y monitorear los progresos. Cuando los alumnos se sienten capaces de establecer metas individuales, su actitud hacia el aprendizaje suele experimentar un cambio positivo y ello da por resultado un mayor nivel de logro académico.
Creación de metas olímpicas: la ex atleta olímpica Marilyn King ha investigado los factores que producen el perfil competitivo de los campeones. Al cabo de sus años de entrenamiento y competencia en las Olimpíadas, Marilyn comenzó a preguntarse cuáles eran las razones que le permitían obtener un nivel elevado de logro físico cuando, en realidad, sus habilidades atléticas se encontraban sólo ligeramente por encima del promedio.

En el curso de las conversaciones, los atletas establecieron tres factores constantes:

> La pasión, que se define como “saber lo que es realmente importante en un nivel visceral”. Los atletas olímpicos manifestaron que aquello que los demás consideraban fuerza de voluntad y disciplina era en realidad pasión interior y compromiso emocional.
> La visión, que alude a la capacidad de prever los propios logros junto con las imágenes de los medios necesarios para alcanzar la meta.
> La acción, destaca la necesidad de llevar a cabo acciones diarias de acuerdo con un plan que permita acercarse a la propia meta.
> Habilidades de pensamiento: enseñar a pensar puede contribuir a satisfacer las necesidades del individuo y de la sociedad y proporcionar beneficios a ambos.

Un pensamiento ético, altruista, creativo y avanzado posee atributos deseables y necesarios en una persona educada en los inicios del siglo XXI. Mediante la adquisición de procesos de pensamiento eficaces, los alumnos pueden indagar en su propia naturaleza interior, aprender a controlar y ajustar su propia conducta y discernir quiénes son y qué pueden llegar a ser en su vida tanto personal como profesional.

Metacognición
Se trata de un aspecto que diferencia a los seres humanos de otras formas de vida es nuestra capacidad para reflexionar sobre nuestro propio pensamiento. El término metacognición significa literalmente “pensar acerca del propio pensamiento”. La reflexión sobre la manera como aprenden en la escuela permite a los alumnos obtener una perspectiva metacognitiva respecto de sus procesos de pensamiento individual. Algunos de ellos son la conciencia del modo de aprendizaje preferido de cada individuo, el compromiso y perseverancia en las tareas, la fijación de metas, la actitud hacia el aprendizaje, la capacidad para asumir riesgos y la concentración de la atención.

Reconocimiento de sentimientos: cuando los alumnos reconocen y experimentan una amplia variedad de emociones y sentimientos, se desarrolla en ellos una firme base emocional que enriquece su vida. La creación de un vocabulario emocional ayuda a los alumnos a nombrar y comenzar a comprender sus experiencias internas.
Expresión de emociones: los alumnos requieren oportunidades para expresar sus sentimientos y para canalizarlos constructivamente. Según demuestran las investigaciones de MacLean, las emociones inhiben o facilitan el aprendizaje. Una vez que los alumnos hayan identificado sus experiencias afectivas, resultará apropiado proporcionarles diversas opciones para la autoexpresión. Manifestación de los sentimientos a través de las artes: la enseñanza directa de conductas emocionales puede promover un importante desarrollo intrapersonal:

> Artes visuales. Proponer a los alumnos que dibujen sus sentimientos por medio de colores, formas abstractas o imágenes para representar las cuestiones que estén abordando.
> Música. Para obtener relax, los alumnos pueden escuchar música de fondo en forma grupal o individualmente a través de auriculares.
> Juego de roles. Pueden dramatizarse situaciones hipotéticas y espontáneas creadas por los alumnos o el docente para abordar cuestiones emocionales
> Escritura creativa. Los alumnos pueden crear mapas mentales o diagramas usando sus sentimientos como concepto central.
> Escultura. Se puede utilizar arcilla para esculpir formas abstractas o representativas de las emociones que se experimenten, como figuras “enfadadas” o “alegres”.

Educación para los valores humanos: la palabra valor deriva del término latino valere, que significa ser digno o poderoso. Los valores aluden a ideales significativos para nuestras vidas. Los establecen la familia, la escuela, la sociedad, la religión y nuestros sistemas ideológicos personales. Las escuelas deben abordar alguna forma de educación ética. Un enfoque consiste en enseñar los valores universales, entre los que se incluyen la integridad, el altruismo, la justicia, la honestidad, la dignidad humana, etc.
Escritura de diarios personales en el aula: la escritura de diarios personales puede complementar con facilidad los objetivos del docente y ayudar al alumno a llevar un registro de sus progresos. Si se solicita a los alumnos que escriban lo que saben acerca de un tema antes de comenzar a estudiarlo, es posible establecer un umbral anticipatorio que resulta esencial para el aprendizaje. No más de cinco minutos dedicados a esta actividad de escritura al comienzo del aprendizaje de un nuevo tema brinda altas posibilidades de participación por parte del alumno.
Escritura de un diario personal como medio de autorreflexión: puede también proponerse la creación de un diario personal para sondear en profundidad la inteligencia intrapersonal. Los alumnos podrán explorar su propia identidad mediante una escritura que brinde acceso a la autoconciencia, autoaceptación, autoactualización y autorrevelación.
Aprendizaje autodirigido: el aprendizaje autodirigido es un destacado ejemplo de educación intrapersonal, ya que se sustenta en la elección y autonomía del alumno. En las aulas en que se pone en práctica el aprendizaje autodirigido, es el alumno y no el docente quien se encuentra en el centro del proceso para la toma de decisiones, y son la automotivación y la autodisciplina, las que constituyen las claves del éxito. Con la guía del docente, los alumnos seleccionan y organizan sus propios procesos de aprendizaje, incluyendo los temas de estudio, los objetivos que se alcanzarán, las estrategias y actividades de aprendizaje que se aplicarán y los recursos que se utilizarán.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/la-escuela-como-medio-para-incrementar-la-inteligencia-emocional-y-autoestima/

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La Educación: Entre la inquietud de sí y el emplazamiento del poder-saber para “ser”

Jorge Díaz Piña

diazjorge47@gmail.com

 

Sin el propósito de simplificar lo que es complejo, podemos proponer  que pese a las demás determinaciones que las envuelven, y  de las que nos ocuparemos después,  las prácticas educativas que regulan los procesos de enseñanza-aprendizaje o “prácticas pedagógicas interactivas de resignificación constructiva” en la educación escolar a diferentes  niveles, éstas se encuentran condicionadas por la relación tensa entre la inquietud de sí mismos de los estudiantes y el emplazamiento del poder-saber para “ser” que la institución o dispositivo escolar propicia sobre aquellos.

La noción inquietud de sí mismo (epimeleia heauteu) es recuperada y actualizada de la cultura griega antigua por Michel Foucault en su texto Hermenéutica del sujeto (2009), atribuyéndole el significado siguiente, “la epimeleia heauteu es una actitud: con respecto a sí mismo, con respecto a los otros, con respecto al mundo… implica cierta manera de prestar atención a lo que se piensa… acciones que uno ejerce sobre sí mismo” (p. 28).  Este ocuparse o preocuparse reflexivamente de sí mismo por parte del sujeto,  según Foucault (ob. cit.), también implica su relación con “la verdad”, o régimen de verdad hegemónico e histórico impuesto en una sociedad dada,  asumiéndolo como efecto y causa del poder-saber.  Para el caso que nos ocupa, la verdad se relaciona con los discursos o regímenes veridictivos  de los otros, esto es, de los discursos  legitimados como verdaderos por el poder-saber de los docentes y de la institución escolar (sus saberes, sus  conocimientos, sus hipercorrecciones, sus exhortaciones e imperativos éticos y morales, etcétera).  En Foucault (1978), “la ‘verdad’ está ligada circularmente a  los sistemas de poder que la producen y la mantienen y a los efectos de poder que induce y que la acompañan” (p. 189)

Estos últimos discursos, en tanto los otros pretenden incidir en la conducta o modos de ser de los estudiantes, son acciones o prácticas discursivas de poder que se articulan con los saberes producidos con anterioridad sobre ellos para  normalizarlos (tecnologías disciplinarias) como cuerpos dóciles y útiles en términos foucaulteanos (saberes examinadores, psicológicos, sociológicos, médicos, diagnosticadores prácticos, etcétera), por consiguiente, son formas de poder-saber ya que para Foucault (1985), “es efectivamente en los discursos donde poder y saber vienen a articularse” (p. 231).  De aquí que se considere a la institución escolar como un dispositivo de emplazamiento del poder-saber para “ser” que actúa sobre la inquietud de sí de los estudiantes, ”estudien para ser alguien en la vida” se les reitera predicativamente. Aquí el término “ser” está referido a su uso generalizado para indicar al tipo de hombre o mujer, presuntamente realizador de estos, que declarativamente  los sistemas educativos manifiestan querer producir ideológicamente para la reproducción o transformación de las sociedades.

Actuación institucional o normalizadora, o de la gubernamentalidad –a decir de Foucault–, sobre los estudiantes que registra una dimensión tensional graduada según sea mayor o menor la discrepancia o distancia entre la inquietud de sí y el emplazamiento del poder-saber para “ser”.  Que pudiera traducirse desde el imaginario del estudiante como la tensión  entre lo que “yo soy o quiero ser” y “lo que la escuela quiere que yo sea”. Tensión que puede expresarse en comportamientos estudiantiles que irían desde la franca resistencia a las imposiciones del poder-saber hasta manifestaciones de renuencia,  o evasión, abarcando además,  las de adecuación simulada y las de adaptación por el cese  transitorio  o definitivo de las resistencias y renuencias.  Con respecto a los efectos de rechazo que produce el poder por más que este  enmascare y justifique su fuerza o coacción  persuasora, el mismo Foucault (1985), advierte que “allí donde hay poder hay resistencia” (p. 116).

Las resistencias, las renuencias y las evasiones estudiantiles contribuirían, en su vinculación con otros condicionamientos que trataremos, a explicar la mal denominada deserción estudiantil, ya que consideramos que la escuela por reproductora  es  su propiciadora principal por “desertógena”,  debido a sus excluyentes prácticas de emplazamiento del poder-saber para “ser”.  Asimismo, ayudarían a comprender la ideológicamente manipulada estigmatización de los estudiantes culturalmente resistentes, renuentes y evasivos como de “bajo rendimiento académico”, y de los docentes y escuelas públicas que los toleran al  no excluirlos por la “baja calidad  educativa” que se les endilga por ello, sin que dicha tolerancia implique el reconocimiento dignificador de su otredad cultural, su  modo de ser diferente al que prescribe la escuela.

En los casos de los estudiantes que son inducidos a excluirse o “desertar”, opera además su reflexión evaluadora del tiempo existencial suyo  comparado con la temporalidad de permanencia en las instituciones escolares para egresar definitiva o certificadamente en correspondencia con las posibilidades de manutención del contexto sociofamiliar de procedencia popular o de clase empobrecida y marginada socioeconómicamente.  El tiempo de permanencia escolar para “ser” es percibido como muy prolongado y excesivo para mantener su trayectoria o recorrido en él, presionando para su exclusión consentida o “deserción”. En estos casos, opera la significación de “ser” dada por Heidegger (2010), en su obra El ser y el tiempo: el sentido del ser es el tiempo.

Lo expresado anteriormente respecto a los docentes, no obsta para señalar que además de ser reproductores del discurso emplazador del poder-saber de “ser” de la gubernamentalidad ante los estudiantes, registran una ambivalencia, por cuanto muchos de ellos son también portadores-continuadores  de su inquietud de sí estudiantil pasada pero perdurable en el tiempo, no sin modificaciones, que resiste, es renuente, evasiva  y simuladora de su adecuación institucional a la escuela. Producto tanto de su  procedencia social clasista de sectores excluidos, marginados o populares, de su origen étnico o condición de género, como de su recorrido escolar para optar por “ser docentes”, y de las vicisitudes o experiencias no-realizadoras o des-realizadoras por contraventoras de la gubernamentalidad transitadas en su trayectoria de vida profesional.  Los docentes estarían así, envueltos en una dialéctica del sí mismo y las obligaciones institucionales contraídas.

Es de resaltar que el acervo sociocultural que portan  los docentes de origen popular o no-moderno, pese a su ambivalente adecuación a la cultura moderna durante  su trayectoria de formación y ejercicio profesional escolar, es refractaria a la naturaleza sociocultural clasista dominante, hegemónica o moderna de la escuela capitalista. Naturaleza que es legitimada ideológicamente como neutral, universal o científica, y que le justifica establecer estándares meritocráticos de evaluación compulsiva de comparación  jerarquizadora o calificadora-descalificadora de  docentes, estudiantes y escuelas.  Esto,  bajo la apariencia de un presunto propósito igualador  de la calidad educativa. Estándares establecidos con base en predeterminadas pruebas con un  baremo que parten de establecer desempeños anticipados descalificadores por elitescos socioculturalmente, o a sabiendas que son  logros que pocos pueden alcanzar, es decir, son reveladores del oculto trasfondo sociocultural desigual  clasista de la sociedad.  Instrumentos complementados con desempeños de dificultad media o baja, u otras gradaciones,  para revestirlos de objetivos,  equilibrados o justicieros.  Asimismo, son  revelados como estimulantes de la rivalidad  entre docentes, estudiantes y escuelas, en función de articularlos a la supuesta competitividad económico-empresarial neoliberal globalizadora.

Ello explicaría muchas de las conductas docentes descomprometidas o disfuncionales para la gubernamentalidad respecto de  la institución escolar, y su “resistencia al cambio”, por lo que los culpan del “bajo rendimiento” de los estudiantes y de la “baja calidad” de las escuelas, y no a la estructura reproductora clasista de la institución escolar que provoca su relativa disfuncionalidad con relación a la eficacia cualificadora de la fuerza de trabajo  acorde con las exigencias de la capitalista división del trabajo; relación también estimada perversamente por capitalizadora de un bien  considerado público por gratuito, desde la lógica mercantil economicista de la rentabilidad costo-beneficio del capital por la tecnocracia contracultural  neoliberal que desea privatizarlo. Por consiguiente,  se les descalifica e indignifica al no querer comprender la ambivalencia que los atraviesa, ya que es debida a las contradicciones clasistas y socioculturales que cruzan al dispositivo reproductor de la institución escolar que se ve obligado, por la  propia dinámica desigualadora y excluyente que le es congénita al capitalismo, a cooptar o escoger a los educadores de los sectores sociales distintos a los dominantes. Contradicciones clasistas y socioculturales que no puede admitir el sistema capitalista ya que se sustenta ideológicamente en la irreal y fetichista  “igualdad social” jurídico-liberal.

Por otra parte, la ambivalencia que sufre el tipo de docente referido, le ocasiona patologías severas que afectan su bienestar físico y mental, al verse obligado sin convicción interna  a realizar su oficio profesional.  Patologías que van desde su estresamiento hasta afecciones psicosomáticas más severas.  De la cuales no se sobrepondrá  si no hace conciencia de las causas que originan su situación y no se dispone reflexiva y comprometidamente a contrarrestar las dinámicas institucionales de poder que lo coaccionan y, que a su vez,  le hacen coaccionar a los estudiantes, impidiéndole atenuar y superar sus efectos.  Sin hacerse ilusiones pedagogistas en las cuales refugiarse y reguardarse ya que éstas si no se encuentran articuladas a posibilidades  de cambio de las estructuras reproductoras, no incidirán en la transformación de las relaciones escolares. De aquí que deba  incluir en sus reflexiones y prácticas,  alternativas radicales de transformación que le puedan llevar a optar estratégicamente a luchar por  nuevas instituciones educativas de contrapoder, incluso  desescolarizadas, correspondientes  anticipadamente a una nueva sociedad sin estructuras de dominación y reproducción clasistas principalmente, no únicamente.

Retomando el hilo en torno al  modo de ser de los estudiantes, señalamos  que además de marcar su inquietud de sí, tiene que ver con la formación sociocultural de su habitus, su código  y su identidad personal.  El habitus, categoría propuesta por Bourdieau (1977), define las relaciones entre las disposiciones y tomas de posición en los individuos a partir de las determinaciones que produce su origen de clase social.  Las estructuras sociales objetivas preexistentes predisponen las conductas en tanto estructuras de percepción, pensamiento y acción en el mundo sociocultural; esto es el habitus, estructuras estructurantes “heredadas” por transmisibles y reiterables en un contexto dado, de disposiciones perdurables en los sujetos. Es un haber histórico o “biográfico” de los individuos o grupos,  un acumulado sociocultural hecho ser o corporeidad.   A diferencia del código, con el que guarda también semejanzas, concepto incorporado por Bernstein (1998), que refiere a la gramática seleccionadora e integradora subyacente y reguladora de la orientación prevaleciente de los  significados  relevantes, las formas de su realización y los contextos evocadores en los individuos, adquiridos tácitamente según su procedencia sociocultural familiar y de clase social.

Ambos conceptos, inciden en la constitución subjetivadora e individuante de las identidades personales y grupales o comunitarias como identificaciones con valoraciones, concepciones, creencias, normas, representaciones, etcétera, que permiten reconocer y reconocerse a las personas en su singularidad social, y como  disposiciones adquiridas y posicionamientos duraderos del carácter  ante sí, ante los otros y ante el mundo o entorno.  Aunque las disposiciones duraderas del carácter que identifica a los individuos perduren, no son invariables, ya que, de acuerdo con  Ricoeur (1996), la identidad, a través de someterse a su despliegue narrativo como modalidad reflexiva de sí, –identidad narrativa–, puede sufrir variaciones al restituirle el relato su movimiento retrospectivo, permitiéndole así a los sujetos la reapropiación personal de su historicidad.

No obstante estos condicionamientos del  habitus, del código y     de las disposiciones adquiridas que configuran las identidades,  –imprescindibles para comprender  la actuación de la inquietud      de sí de los estudiantes que resisten, son renuentes, simuladores de su adecuación y evasivos frente al emplazamiento escolar del poder-saber para “ser” al tratar de imponer ideológicamente su instituida cultura escolar,  que igualmente responde a concepciones y representaciones   clasistas de los grupos  sociales dominantes y hegemónicos en la sociedad, y que provocan el desencuentro y la confrontación socioeducativos causantes de esos comportamientos estudiantiles al no reconocerles su condición ético-cultural dignificadora diferente–, deseamos agregar las determinaciones de base  que reivindica Guattari (1996), las semióticas asignificantes y las significantes que constituyen desde su más  temprana edad a los individuos y preconfiguran sus disposiciones posteriores como, por ejemplo, las de aprender.

Él utiliza las categorías de semiótica asignificante y semiótica significante para tratar los componentes semióticos que contribuyen a producir la subjetividad, teniendo en cuenta la obra de Stern (2005), El mundo impersonal del infante.  En esta obra, la subjetividad pre-verbal se expresa a través de semióticas simbólicas asignificantes en una relación problemática y complicada con la máquina social lingüística o semiótica significante.  Esa subjetividad pre-verbal, pre-cognitiva o pre-individual, que subyace a todos los modos de subjetivación, es encubierta e ignorada.  Antes de la adquisición del lenguaje, los niños y niñas construyen activamente formas de percibir, de expresarse y de experimentarse a sí mismos en el mundo por medio de una semiotización no verbal diversificada y diferenciada.

El texto de Stern (ob.cit.),  socava la supuesta unidad del sujeto al enumerar la multiplicidad de “sis” o “yoes”, de relaciones y de afectos pre-verbales que lo constituyen.  Él distingue tres sentidos de sí.  Un sentido de sí emergente, de sí nuclear y de sí intersubjetivo que preceden la aparición del sentido de sí verbal.  El sentido de sí, en los tres primeros casos, no significa un concepto de sí, ni un conocimiento de sí, ni una conciencia de sí ya que esas experiencias no son traducidas o expresadas por el lenguaje, la consciencia o la representación.  Los distintos sentidos de sí, anteriores al sentido linguístico de sí, no constituyen etapas pero si son niveles de subjetivación o vectores de subjetivación no verbales que se manifiestan en el transcurrir de la vida de manera paralela con el habla y la conciencia.

La relación consigo mismo presupone un posicionamiento que es existencial o afectivo antes de ser linguístico o cognitivo, y que es el centro de la subjetividad. Más aún, es a partir de ese núcleo asignificante que podrá haber significación y lenguaje.  Este asunto tiene implicaciones importantes para nuestros planteamientos ya que sobre esa subjetividad asignificadora que perdura a lo largo de la vida, actúa el emplazamiento del poder-saber para “ser”, que trata de manipular los afectos, las percepciones,  los ritmos, los movimientos, las duraciones, las intensidades y otras semióticas asignificantes.  Actúa tratando de  controlar y modular los efectos de subjetivación y des-subjetivación.

Una estrategia para neutralizar, ordenar y normalizar o disciplinar la acción de las semióticas simbólicas y asignificantes de la inquietud de sí que exceden las significaciones dominantes en la escuela, esto es, la representación y los significados, consiste en jerarquizar estas últimas.  La subjetivación asignificante o afectiva funciona fuera de la conciencia y  expresa la matriz existencial desde la que se asimilan las experiencias a partir de las cuales surgen  pensamientos, formas percibidas, actos identificativos y sentimientos verbalizados.  Es un reservorio en el cual toda experiencia creativa puede prosperar.  Asimismo, todo acto de aprendizaje en última instancia, depende del sentido de sí emergente en los meses iniciales.

Guattari (ob. cit.) indica que es desde estas subjetividades de sí articuladas como universo protosocial, de carácter pre-verbal, que son  adquiridos los caracteres familiares, étnicos, de clase, etcétera, a modo de inconsciente cultural por medio de la comunicación contigua, es decir, el habitus, el código sociocultural y las disposiciones duraderas del carácter que forman la identidad, y en definitiva, la inquietud de sí.

Después de haber expresado nuestras consideraciones respecto a la dialéctica de la inquietud de sí  de los estudiantes y docentes, y del emplazamiento escolar del poder-saber para “ser” sobre ellos, queremos cerrar señalando una posibilidad  terapéutica liberadora, en cuanto atención a sí mismos, para contrarrestar los efectos de las acciones de poder de la gubernamentalidad escolar.

Creemos que es posible inscribir la inquietud de sí en el contramarco de la reconstrucción hermenéutica crítica de la subjetividad alienada o del cuidado de sí,  cura sui, en tanto tecnología del yo, de repensarse y hacer retroacciones terapéuticas sobre sí mismos a partir de la revelación narrativa de las sujeciones institucionales de la escuela que los han constituido, a semejanza de lo referido con anterioridad sobre la identidad narrativa en Ricoeur (1996).

 Terapéutica de autoanálisis socioinstitucional recíproco de interpelaciones  y co-interpretaciones entre estudiantes, entre docentes y, entre docentes y estudiantes, funcionando como agenciamientos colectivos de enunciación, propuesta formulada por Félix Guattari. 

Agenciamientos  que reflexiva  y satisfactoriamente corroan las subjetivaciones de poder interiorizadas  como   significaciones y representaciones  sujetantes dentro de sí (semióticas significantes), hasta donde sea realizable como experiencias de “conversión”.  Sin creer que se puede hacer coincidir plenamente el sí mismo consigo mismo, pero que gratifican y potencian placenteramente el deseo reiterable de emancipación que se manifiesta al renombrar el mundo o de resignificar lo significado para cambiarlo (semióticas asignificantes y contrasignificantes), cuando se sentidiza que no se debe ser objeto de poder, sino ser sujetos con poder de transformación de sí y de la sociedad.

REFERENCIAS

Bernstein, B.  (1998).  Pedagogía, control simbólico e identidad. Madrid: Editorial Morata.

Bourdieu, P.  (1977).  La reproducción.  Barcelona: Editorial Laia.

Foucault, M.  (1978).  Vigilar y castigar. México: Siglo XXI Editores.

—————–  (1985).   Historia de la sexualidad (I). La voluntad de saber.  México: Siglo XXI Editores.

__________  (2009). Hermenéutica del sujeto. México: FCE.

Guattari, F.  (1996).  Caosmosis. Buenos Aires: Editorial Manantial.

Heidegger, M.  (2010).  El ser y el  tiempo.  México: FCE.

Ricoeur, P.  (1996).   Sí mismo como otro. Madrid: Editorial Siglo XXI.

Stern, D.  (2005).  El mundo interpersonal del infante. Buenos     Aires: Editorial Paidós.

Imagen Autor: Frato

Correo: diazjorge47@gmail.com

 

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Aina Tarabini: “La equidad en la composición de los centros es esencial”

09 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Aina Tarabini

¿Qué entiende por escuela innovadora?
El punto de partida es que el concepto está poco definido y en los discursos que se están haciendo actualmente sobre esta cuestión se da por supuesto que la palabra innovación es compartida, de consenso y, prácticamente, buena por naturaleza. Para mí es aquí donde reside el problema. Los discursos sobre la innovación tienen intrínseca la idea de lo nuevo y lo viejo y, a veces, esto es peligroso porque hay proyectos como la asociación Rosa Sensat, que llevan muchos años innovando.

¿Cree que siempre ha habido demanda de este tipo de escuela o se ha disparado en los últimos tiempos?
La cuestión no es si hay más demanda ahora que antes, la cuestión es de dónde se hace y quién la hace. Esto tiene que ver con clases sociales. Son las familias de clase media formadas, en general, por profesionales liberales las que demandan este tipo de escuelas. Esto es absolutamente legítimo porque todos queremos buenas escuelas para nuestros hijos e hijas, pero el riesgo que hay aquí es que la escuela pública es la escuela de todos y esto no se puede perder de vista. No hay suficiente oferta de este tipo de plazas y las familias de clase media tienen más voz porque son las que controlan el capital cultural y los medios y, consecuentemente, su discurso se hace más visible.

En un artículo afirma que, a veces, tanto la innovación como la elección pueden tener connotaciones negativas. ¿Cuáles?
La innovación y la elección son palabras de consenso. Son conceptos en los que si no tienes en cuenta el “cómo”, nadie puede estar en contra. Sería como estar en contra de la autonomía o de la elección. Son palabras que crean un falso dilema. Está claro que las familias tienen que poder elegir colegio para sus hijos e hijas, pero esta elección debe estar regulada, porque estamos hablando de un servicio público y no de un mercado privado.

Un interesante punto de partida…
También está claro que tiene que haber escuelas innovadoras, pero se debe vigilar que ello no dé pie a una lucha competitiva entre centros educativos en la que haya una jerarquía de centros innovadores o más avanzados y centros que no los son. Ahí es cuando nos encontramos con el problema. Es importante que la elección, la innovación, sea viable para todo el mundo.

¿Cree que, en el caso de poder hacerlo, las familias tienen información suficiente a la hora de escoger centro educativos?
La diferencia no radica en el acceso a la información, radica en la gestión. La información existe para todos, pero aquí entra en juego el capital cultural y lo que significan todas sus múltiples dimensiones y toda la reflexividad que hay detrás del proceso de selección. Entre otras cosas, las familias de clase media son conscientes de que su condición social está muy explicada por la selección educativa.

¿Y qué es la “clausura social”?
Es un concepto que no es mío, y significa “acaparar oportunidades”. Se da en los procesos de selección de escuelas, incluyendo el concepto “escuela innovadora”. Tiene que ver con el “cómo” que comentaba antes. Se refiere a cómo generamos procesos de selección e innovación que no permiten o no ayudan a la acaparación de oportunidades por parte de grupos sociales determinados.

¿Qué mecanismos cree que se pueden crear para evitar esta clausura social?
Primeramente se debe regular bien el sistema de elección de centros educativos. En los países en los que hay escuelas privadas concertadas esto supone un problema todavía mayor, porque hay escuelas cobrando cuotas de unos 300 euros mensuales a la vez que están financiadas con fondos públicos y utilizando unas políticas de selección que no tendrían que aplicar. Pero no sólo el control de las escuelas concertadas es importante. Además, las administraciones públicas tienen que garantizar que la distribución del alumnado en las escuelas de un territorio se haga correctamente, de la manera más equitativa posible. La equidad en la composición de los centros es esencial.

¿Cuáles cree que deben ser los elementos comunes de todas las escuelas?
Reconocimiento, redistribución y participación son las características que debería tener la escuela, que no tiene por qué llamarse innovadora. La educación, la escuela, se debe orientar a la justicia social. Pero yo hablaría más del sistema que de la escuela y creo que es indispensable que haya unas condiciones de trabajo dignas y unas condiciones sociales y educativas que permitan el progreso educativo de los alumnos en igualdad de condiciones.

¿Cree que las TIC juegan un papel importante en lo que se denomina escuela innovadora?
La escuela innovadora no necesariamente tiene que tener relación con las TIC. Creo que en el caso de las TIC la cuestión no está en el ‘qué’, está en el ‘cómo’. Pueden funcionar muy bien o muy mal; todo depende de cómo se usen. Hay centros y maestros que utilizan las tecnologías de maravilla y hay otros que han aplicado pizarras digitales y las utilizan igual que una pizarra clásica.

Entonces, ¿qué tres cosas cambiaría de la educación?
Es difícil y seguro que me dejaré cosas. Por ello más que decir tres cosas, diré tres bloques. En primer lugar, la financiación. Hablo de la financiación con todo lo que ello implica: un incremento de la financiación macro para la educación, y, muy especialmente, para las escuelas públicas. Y después la financiación específica, que con la excusa de la crisis prácticamente ha desaparecido del mapa. Con ello me refiero a becas comedor, aulas de acogida, profesorado de soporte, etc.

¿Y las otras dos?
En segundo lugar, el profesorado. Creo que hay una parte de política de profesorado y de formación inicial y permanente que es clave. Es una barbaridad que esto no se esté financiando. Y, por último, todo lo relacionado con la segregación escolar. Es decir, generar unos centros y contextos educativos que sean lo más equilibrados posible socialmente.

¿Qué factores cree que influyen en el abandono escolar? ¿Cómo cree que se debe luchar contra él?
El abandono escolar es multifactorial. En el tema del abandono escolar muchas veces se pone el foco en el tema del aprendizaje, y evidentemente desde el punto de vista instrumental es fundamental, pero hemos entrevistado a muchos jóvenes que están en riesgo de abandonar o que lo han hecho y más allá de los problemas cognitivos y de aprendizaje que puedan tener, la carencia más fundamental es de cariz expresivo. Muchas veces no le encuentran el sentido a lo que están haciendo en los colegios o institutos y no encuentran vinculación emocional con el profesorado, con lo que hacen y en la confianza en ellos mismos. Hay problema de vinculación con el proceso.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/aina-tarabini-la-equidad-en-la-composicion-de-los-centros-es-esencial/

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Juego, arte y educación: Los títeres también van a la escuela

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Aaron Samuel J. Crombé

Educar significa sacar las potencialidades. Apelar a la genialidad de cada individuo, a sus talentos personales, sean los que sean. Más que decirle quién es y cuáles son sus talentos, hay que inspirar, tocar las cuerdas profundas de la persona para que, al resonar desde dentro, este sonido haga salir sus propios colores.

Estamos en la era de la información, de la tecnología, de los cambios vertiginosos. Más que en ningún otro momento de nuestra historia, lo que nos aporta felicidad y un lugar en el mundo son los talentos originales. La sociedad necesita espíritus libres capaces de pensar fuera de los límites y capaces de navegar con sus emociones. Individuos que hacen lo que aman y aman lo que hacen. Es un cambio de paradigma: del formateo para sobrevivir a la educación para vivir.

En este marco se encuadra el arte como una herramienta educativa fundamental. El arte se nutre del Ser y desde esta esencia anima a sacar del interior los talentos personales y descubrir los potenciales individuales. El arte en todas sus formas acoge a la persona sin prejuicios, sin agendas y fluye con ella. “Una gran parte de las cosas que nos importan se aprenden completamente en el proceso creativo”, afirma Kenneth Ginsberg, pediatra del Children’s Hospital de Philadelphia (EEUU) y autor del libro Building Resilience in Children and Teens(Construyendo resiliencia en niños y adolescentes).

Hace 10 años comencé a trabajar con las marionetas. En primer lugar como una herramienta de crecimiento personal, un poco más tarde las introduje en mis actividades como psicólogo y como pedagogo, y por último en mi faceta como padre. Hoy en día me doy cuenta de porqué lo hice y lo sigo haciendo. Constato que los títeres apelan directamente al juego, al entusiasmo y al asombro. Tres elementos que han sido identificados por la neurología moderna como los motores más potentes del aprendizaje. El juego, el entusiasmo y el asombro son atributos naturales del niñ@, que le dan ganas de explorar su mundo personal y su entorno para desplegar sus vías propias de descubrimiento y creación. Al utilizar los títeres, permitimos que l@s niñ@s se mantengan cerca de esta esencia.

Pero aún mucho más importante, trabajar con marionetas acerca a los adultos al mundo de la infancia de un modo diferente, los conecta con el niño interior. El niño interior es, entre otras muchas cosas, el reservorio de juego, entusiasmo y asombro del que disponemos los adultos. En palabras de Carl G. Jung, “el niño interior es el símbolo de la parte del ser humano que quiere desarrollarse y llegar a todo”.

Fueron las necesidades de una maestra de infantil el catalizador para la materialización de una década de investigación. Y así en 2014 nacen Les Travelling Títeres,  un proyecto que lleva a las aulas el juego, el entusiasmo y el asombro.

Les Travelling Títeres es una troupe de marionetas viajeras que durante todo un trimestre van enviando tarjetas, vídeos y canciones a los niños. Todo este material se convierte en un juego pedagógico en manos de los profesores y profesoras. Son marionetas trilingües así que, hasta el momento, el proyecto se ha aplicado sobre todo en el aprendizaje de idiomas. Y después de tres meses de postales, vídeos y canciones, las marionetas llegan a la escuela y hacen un espectáculo. Las letras y las músicas son originales, así como las historias que se representan en el espectáculo final, creadas exclusivamente para este proyecto por dos educartistas con profundas raíces y experiencia en psicoterapia.

Otro de los pilares de este proyecto es la cooperación. La cooperación entre adultos (maestras y educartistas) necesariamente impregna todo el trabajo y llega hasta los niños como un baño sutil. Como decía Gandhi “mi vida es mi mensaje”: solamente cooperando podemos animar a los niñ@s a confiar los unos en los otros.

Les Travelling Títeres es una propuesta entre muchas. Lo fundamental es fomentar pedagogías que permitan, simplemente, que las niñas y los niños se mantengan en contacto con su esencia de aprendices innatos. Pero, aún más importante, es que estas pedagogías empujen a las personas adultas a volver a contactar con su propio asombro y entusiasmo. Esto es, con un amor verdadero hacia su propio niño interior para que pueda expresarse hacia fuera con los niños que les rodean a través del respeto de sus procesos y del acompañamiento de sus progresos. El momento es ahora.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/juego-arte-y-educacion-los-titeres-tambien-van-a-la-escuela/

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Libro: Familia, escuela y desarrollo humano Rutas de investigación educativa

Reseña:

José Luis Meza Rueda. Ruth Milena Páez Martínez. [Coordinadores]

Hay una ruptura entre familia y escuela. La familia tiende a mirar la escuela como “guardería”, o el sitio seguro donde sus hijos pueden estar mientras los padres trabajan; y la tiende a considerar como lo mínimo que puede ofrecer para que su descendencia sea “alguien en la vida”. La escuela, por su parte, tiende a observar a la familia como un contexto lejano a ella que no debe entrometerse en los asuntos curriculares ni en la planeación institucional. Las relaciones de la escuela con la familia suelen ser más burocráticas y sancionatorias que de colaboración. Frente a esto, no es banal indagar acerca de las relaciones entre familia y escuela, entre familia y profesionales de la educación, pues se plantea la necesidad de un entendimiento mutuo entre ambos contextos de desarrollo y aprovechar el potencial educativo de la relación entre las dos instituciones.

Link de Descarga: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20161116033448/FamiliaEscuelaYDesarrolloHumano.pdf

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Argentina: Educación Vial realizó la última charla del año a los escolares de la Primaria 71

América del Sur/Argentina/26 Noviembre 2016/Fuente y Autor: tiemposur

En las instalaciones del Colegio Primaria  n°71 se desarrolló la última charla y circuito de Educación Vial del año, acción promovida, durante todo el 2016, por la Dirección de Tránsito del Municipio.

En esta ocasión, alumnos del segundo grado del colegio  Primario n° 71 recibieron la charla acompañada por material en power point, para posteriormente realizar el circuito vial a cargo de Daniela Calixto, Carlos Martínez y Viviana Antimán.

Grán interés despertó la actividad en los pequeños del establecimiento escolar, que escucharon escucharon atentamente cada una de las indicaciones vertidas por los inspectores de tránsito del municipio.

En referencia a esta propuesta Gustavo De Dios dijo que “notamos que la charla y el circuito vial les gusta mucho a los chicos, que aprenden a través del juego, se convierten en agentes multiplicadores para generar conciencia. Brindamos información de cómo deben ubicarse en el automóvil el uso del cinturón de seguridad y como comportarse en la vía pública como peatón también”.

También el referente de la actividad se mostró conforme con  las charlas de educación vial desarrolladas a lo largo del año en distintos establecimientos educativos primarios y jardines de infantes de la ciudad capital.

Por último, cabe recordar que Educación Vial del Municipio organiza para este domingo 27 a partir de las 14 horas en el gimnasio municipal Luis “Lucho” Fernández actividades lúdicas y recreativas con el objetivo de inculcar en los chicos, el aprendizaje de las señales viales y las leyes de tránsito.

Fuente de la noticia: http://www.tiemposur.com.ar/nota/121150-educacion-vial-realizo-la-ultima-charla-del-ano-a-los-escolares-de-la-primaria-71

Fuente de la imagen: https://www.google.co.ve/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwibrMbsjMXQAhVDNSYKHZRtBYYQjRwIBw&url=http%3A%2F%2Fwww.tiemposur.com.ar%2Fnota%2F121150-educacion-vial-realizo-la-ultima-charla-del-ano-a-los-escolares-de-la-primaria-71&psig

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