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Escuela y construcción social del sujeto pedagógico: la formación ética de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales

Por: María Figueredo Burgos

RESUMEN:
La presente investigación tiene como finalidad develar la dinámica educativa de la escuela en la construcción del sujeto pedagógico, en el marco de la formación ética de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales. La misma se origina de la reflexión profesional, del acompañamiento pedagógico como profesora de la UBV responsables de las aldeas Universitarias del Distrito Escolar Nº 1, donde se desarrolla el Programa Nacional de Formación de Educadores y del trabajo que venimos desarrollando en la Parroquia Sucre-Catia, en las escuelas del Distrito Escolar Nº 5, desde el Núcleo Académico de Investigación “Gestión Educativa Local” adscrito al Centros de Estudios Sociales y Culturales. Esta investigación se aborda desde la perspectiva socio construccionista, con una aproximación etnográfica desde el contexto local. La pertinencia de la investigación radica en los aportes que desde la UBV podemos hacer para construir la escuela que queremos, para la refundación de la República. En función de los hallazgos encontrados en la investigación se puede decir que la Escuela hoy sigue configurando socialmente al sujeto pedagógico encadenado a un modelo de subordinación, sumisión y obediencia al enmarcarlo en los mismos parámetros de la colonialidad/modernidad y que la ciudadanía no se está formando como expresión geohistórica de las identidades locales. Se contribuye con algunos aportes para la construcción de la escuela que queremos, en el área académica Innovaciones educativas, emancipación y desarrollo humano.

Palabras Clave: Escuela; sujeto pedagógico; formación ética; geohistórico; identidades locales.

El trabajo investigativo lo desarrolle desde el Centro de Estudios Sociales y Culturales (Cesyc), en el Núcleo Académico de Investigación “Gestión Educativa Local” (Nigel), en el área académica: Diversidad cultural, derecho social y poder popular articuladamente con el área académica del Doctorado Ciencia para el desarrollo estratégico Innovaciones educativas, emancipación y desarrollo humano, ambas son necesarias para el estudio, comprensión e interpretación del problema de la identidad y la ciudadanía, en el marco del programa de investigación: Gestión escolar, practicas socioeducativas y producción de identidad.1.

1. Introducción

Para ello partí del enfoque que desde el Cesyc-Nigel busca producir una ruptura epistemológica-cognitiva con el monismo de la racionalidad-técnica, realizando el trabajo de campo que emerge en el contexto geohistórico de lo local, desde la realidades y particularidades de la vida cotidiana, diálogo de saberes con el otro desde el otro, a fin de producir teorías que sostenga en lo ontológico, epistemológico, teórico, metódico otros modos de pensar, de dignificar al ser humano y donde los ideales de la revolución bolivariana sean el marco de referencia de las configuraciones de los nuevos imaginarios y las nuevas alteridades.

En el desarrollo del mismo participó el colectivo conformado por los estudiantes del Curso de Ampliación Profesional “Gestión Educativa Local”, que estuvo constituido por varios sujetos, unos con la experiencia de haberse formado y trabajado bajo el paradigma de la colonialidad/modernidad que está en crisis y otros que se encuentran formado bajo el nuevo modelo de educador/a egresados del Programa Nacional de Formación de Educadores (PNFE), en especial los ubicados en cuarenta y cuatro escuelas de la Parroquia Sucre-Catia, en el distrito escolar Nº 5, creando un escenario que permitió el debate crítico, reflexivo del proceso histórico del papel de la escuela venezolana en la construcción social del sujeto pedagógico y la formación de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales, en estos momentos de gran trascendencia y significado, donde vivimos un proceso de transición del capitalismo hacia el socialismo.

Lo que me permitió pensar desde nuestras propias referencias locales comenzar a impensar el ámbito de las nuevas ciencias sociales y sus diferentes expresiones metódicas, entre ella la investigación educativa desde su quehacer cotidiano.

Uno de los aspectos que invita a realizar el esfuerzo por compartir la experiencia investigativa, es poder, a partir de ella aportar elementos que coadyuven en la construcción de nuevas subjetividades investigativas desde los espacios de la UBV, que conduzca a la ruptura epistemológica-cognitiva con las prácticas tradicionales, que genera un sujeto universal, dominado, dependiente, inconsciente y separado de la realidad.

El trabajo está organizado en cuatro dimensiones partiendo de la ideación del tema de investigación, la perspectiva teórica, la construcción del método de investigación ruta metodológica y el pensar desde la realidad el sujeto pedagógico.

2. IDEACIÓN DEL TEMA DE INVESTIGACIÓN

El proceso de acompañamiento académico a las aldeas universitarias del Distrito Escolar Nº 1 y el trabajo articulado a través de Nigel con las escuelas del distrito escolar Nº 5 de la parroquia Sucre de Catia, abre espacio para la reflexión permanente sobre la escuela y la construcción social del sujeto pedagógico: la formación ética de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales; me sumerjo en la perspectiva socio construccionista que brinda la oportunidad de conocer, comprender e interpretar la realidad, a partir de las vivencias de sus protagonistas, dentro de un contexto como un todo unificado y no como partes aisladas. Lo cual permite establecer una estrecha relación, con los fundamentos ontológicos y epistemológicos de manera de ser coherente y congruente. Por ello, inicié la construcción del sujeto de estudio a través, de un acercamiento al trabajo de campo en el cual, según González, tendría “presencia y participación constante dentro de la institución comunidad o grupo de persona que está investigando, lo que le da acceso a fuentes importantes de información informal[1].

Es a partir, de este acercamiento  que construyo el tema de estudio, basado en los tres elementos, expuestos a continuación: 1.- Mi experiencia y memoria como docente en diferentes niveles del sistema educativo, desarrollando un proceso de reflexividad,  crítica,  autocrítica y sobre mi praxis socio pedagógicas. 2.- El ámbito de lo real, desde las visitas y observaciones realizadas a diferentes instituciones educativas, donde está presente un discurso educativo homogeneizante y prevalece el texto único enciclopédico, además de las entrevistas informales realizadas a dos maestras con cinco años de experiencia. 3.- El sistema de enunciado en el cual inicio la revisión teórica de algunos autores críticos de la escuela que me permite hacer una primera aproximación teórica a ésta y a construir el horizonte cognitivo.

El abordaje condujo, a la realización de un análisis crítico y reflexivo sobre la complejidad de la vida cotidiana de la escuela, representada por sus prácticas educativas. En el contexto de los años de investigación que abarcan desde el 2010 hasta el 2014.

Este proceso de reflexión me conduce a plantearme que los maestros utilizan las mismas estrategias para todos los niños y contextos. La escuela se centra en replicar un saber generalizado y poco pertinente con su entorno, que muta los mundos propios de las culturas locales, los niños inquietos son catalogados como hiperactivos y la mayoría sufre del famoso déficit de atención, la escuela no genera ninguna motivación para que los niños regrese al día siguiente.

Lo que me permite formular los siguientes nudos críticos:

  • Las contradicciones entre la escuela y la construcción del sujeto pedagógico que responda a un hecho incuestionable de las diversas formas de enseñar y aprender, de los diferentes actores del proceso educativo en los múltiples contextos del espacio escolar. La escuela conspira contra la diversidad y la interculturalidad.
  • La relación poder-saber, genera un marco jerárquico, donde el saber está en manos de maestros, directivos y supervisores.
  • La fragmentación y atomización del conocimiento impregnan los contenidos curriculares, los planes de estudios, las estrategias metodológicas, didácticas. La escuela. está plagada de contradicciones y conflictos cotidianos donde el maestro tiene dificultades para asumirlas y dar respuestas.

Ante esta dialógica permanente, surgen otras inquietudes que me conllevan a pensar, repensar y replantearme nuevas interrogantes: ¿La dinámica educativa que se fragua en el interior de la escuela da cuenta de un ejercicio de poder y saber que construyen un sujeto pedagógico que responde a las exigencias de su tiempo o más bien refuerzan la reproducción de un sistema normativo que forma un sujeto obediente y dócil? ¿La dinámica educativa forma éticamente a la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales o más bien que desde la cotidianidad se manifiesta claramente un ejercicio que no responde a nuestro propio contexto? ¿La escuela puede construir un sujeto pedagógico desde las diferencias o por el contrario será que le conviene mantener un sujeto universal, dependiente, dominado e inconsciente?

Frente a estos escenarios, es necesario develar las acciones de la Escuela venezolana antes los desafíos que debe afrontar, de manera que sus tareas, puedan responder a las exigencias de la nueva República y por ende al sujeto pedagógico, a fin de dar una nueva lectura a la realidad desde una óptica fundamentada en el ser como centro de todo proceso.

Para conocer, comprender e interpretar la vida cotidiana en la escuela venezolana planteo un objetivo general, que de su descomposición emergen lo ontológico, las categorías, la perspectiva epistemológica, el sistema de enunciados, las premisas de la investigación y los objetivos específicos.

Objetivo General.

Develar la dialéctica educativa de la escuela en la construcción del sujeto pedagógico en el marco de la formación ética de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales.

Objetivos Específicos.

  • Identificar los factores que en sus interacciones cotidianas configuran la dialéctica pedagógica y didáctica de la escuela.
  • Analizar la vida cotidiana de la escuela a partir de las interacciones entre sujetos, contextos y hechos a fin de determinar los presupuestos éticos de la formación.
  • Evaluar críticamente el hacer de la escuela venezolana en la construcción del sujeto pedagógico como expresión ética de las identidades locales.
  • Reflexionar desde la pedagogía crítica los factores constitutivos inmersos en la construcción del sujeto pedagógico para la transformación política de la sociedad.

Para la construcción de la reflexión teórica hago la revisión de algunos críticos de la escuela como: Vasconi, Foucault, Kincheloe, Reinoso, Giroux y los planteamientos de la Ley Orgánica de Educación[2] que nos presenta la escuela como un espacio abierto para producción, desarrollo endógeno, el quehacer comunitario, formación integral, entre otros aspectos, destacando que la escuela pasa por una multitud de significado, porque para los estudiosos críticos de la misma se asocia con violencia y represión, rodeada de panoptismo, pero para la sociedad en general hay una aceptación mayor hacia este último aspecto, aunque de manera acrítica, pues se concibe como una institución imprescindible para la formación en “bien del individuo y de la sociedad”

Todo esto me permite construir el horizonte cognitivo, que enrumba el hilo conductor coherente entre las dimensiones: ontológica donde la realidad es versionada, parafraseando a Ibáñez Tomás[3], constituye la manera particular de enfocar la construcción social de la realidad que concierne a la manera en que nosotros aprendemos los acontecimientos de la vida diaria, es por ello que se desdibujo la escuela en su propia realidad para aprehender sus características, su vida cotidiana, su dinámica pedagógica y didáctica.

Para ser coherente y congruente con los planteamientos anteriores esbozo desde la dimensión epistemológica la investigación desde el paradigma socio construccionista. Entendemos por este tal como lo señala Gergen “como un conjunto de elementos teóricos en progresión, laxo abierto y con contornos cambiantes e imprecisos más que como una doctrina teórica fuertemente coherente y bien estabilizada”[4]. Ahora bien por cualitativo-interpretativo asumo la perspectiva de González[5], al explicar la acción social en términos de los motivos de los individuos inmersos en ella tratando de comprender la realidad circundante en su carácter específico.

En lo epistemológico construyo los epítemas como los criterios de verdad de análisis del ámbito de lo real, emergiendo las categorías que implicó el hacer un proceso de deconstrucción para cimentar en los albores de la segunda década del siglo XXI, una concepción que responda a nuestra realidad y permita caracterizar su lenguaje, códigos, perspectivas y relaciones en los procesos de enseñanza y aprendizaje, emergiendo la hermenéutica de las categorías dentro de los cuales tenemos: educación, escuela, enseñanza y aprendizaje, geohistórico, identidad, dialéctica pedagógica y didáctica, diálogo de saberes, educador dialógico problematizador y sujeto pedagógico, configurando el ámbito teórico para interpretar, comprender y explicar la naturaleza que define el problema de investigación, a fin de generar los elementos o procesos esenciales de una teoría crítica de la educación.

Las ideas y reflexiones me permiten conceptualizar al sujeto pedagógico  como el conjunto de interacciones socioeducativas que se establecen entre los diferentes actores sociales que hacen vida en la institución escolar. Conceptualizando una manera de construir la ciudadanía, expresadas a través de las identidades asociadas a los procesos culturales y a su condición histórica que dan direccionalidad a una estética que lo vincula con una forma de producir la vida cotidiana basadas en relaciones éticas. Sujeta a prácticas socio culturales y a los discursos de la época histórica que se constituyen a partir de las coincidencias valorativas de las personas, pero también de las resistencias que se manifiesta en lo “simbólico” (lenguaje y valores) y en el accionar concreto entre las personas (prácticas sociales). Lo que permite señalar que el sujeto pedagógico no puede ser entendido como un individuo.

Sobre la base de las ideas expuestas planteo algunos atributos para caracterizar al sujeto pedagógico en el ámbito de las interacciones educativas que se fraguan en los diferentes espacios escolares y coadyuvan a la construcción de nuevas subjetividades. Partiendo del encuentro pedagógico como espacio desde donde se crean y comparten códigos y significados, desarrollando una participación conjunta a través de la acción educativa, que apuntala a romper con la imposición como plantea Barbero de “un saber que no encuentra resonancia en el alumno, pero que se ve obligado a reproducir”[6]. Lo que genera un quiebre con las estructuras academicistas que mantiene secuestrado el conocimiento, el cual es impuesto al maestro quien lo acepta pasivamente, sin cuestionarlo, atrapado en la rutinización de su quehacer cotidiano y respondiendo a las exigencias institucionales que le indica qué hacer y cómo hacerlo. Encargándose de trasmitirlo al estudiante, siendo un sujeto pasivo que se limita a cumplir las normas y reglas establecidas.

En esta dirección los encuentros pedagógicos se orientan a la reflexión interdisciplinaria y transdisciplinaria con el fin de superar el axioma enseñanza y aprendizaje como acumulación de la tríada educabilidad-educatividad-enseñabilidad. De manera que sea la construcción de una práctica que analiza y expresa un proceso real que fortalece la crítica sobre las formas de construcción del conocimiento y sobre la manera en que se convierte en fuerza social.

Lo que demanda de un diálogo ético que desarrolla la comprensión mutua, así como la elaboración de formas de convivencia y el compromiso para realizar lo acordado. Asumiendo el encuentro pedagógico desde una postura crítica como reflexión sistemática del hecho pedagógico de manera dialógica de cara a la sociedad del conocimiento. Analizando el saber social y el escolar en su interacción teórico-prácticas donde se construye el sujeto pedagógico y se legitima.

La dinámica educativa como proceso de interacciones que se fraguan en los diversos y complejos espacios educativos que posibiliten el intercambio permanente entre los actores sociales que hacen vida en ella. Dentro de la multidimensionalidad del mundo que representa, acompañado de una pedagogía y didáctica que coadyuve a dar lectura al quehacer cotidiano.

Hay que poner en tensión los encuentros pedagógicos para reinscribir la realidad educativa como compleja, variable, en la cual no existe una fórmula mágica o receta única para abordar la multiplicidad y complejidad que representa el hacer en la escuela.

Como destaca Gómez y Zemelman “el surgimiento de nuevos sujetos pedagógicos y espacios de interpelación para la configuración de identidades y proyectos alternativos”[7]. Lo que conduce a escenarios que habilitan a instituir un sujeto pedagógico que emerge de un entorno donde hay lugar a la apertura de múltiples procesos para producir nuevos espacios pedagógicos dentro y fuera de las instituciones educativas.

Sin duda es necesario contar con un maestro cuyos atributos lo caractericen por despertar el interés de los diferentes actores sociales que hacen vida en la institución escolar. A partir de su sensibilidad y de sus necesidades particulares; además de desarrollar el pensamiento crítico y estimular la actitud científica que posibilitar la formación del estudiante como sujeto social preparado para la vida y asuma responsabilidades en el desarrollo.

Por otra parte, de la descomposición del objetivo general emerge un conjunto de premisas  y dinámicas de las relaciones escuela-comunidad. Supuestos teóricos que sirven de orientación para estudiarla en su contexto, tal como sucede. Lo que refuerza la dirección investigativa, que para la misma, es la vida cotidiana de la escuela, representadas por sus prácticas educativas en su día a día. Las cuales me sirvieron de punto de partida para la construcción de la perspectiva teórica, en la cual, se da la discusión con los referentes existentes, desde una postura reflexiva crítica, decolonial, poniéndolos en tensión. Con el fin, de desmontar la racionalidad técnico-instrumental, aportando elementos para la decolonización del saber-hacer desde lo local, y forman parte de la construcción, resemantización, resignificación de los referentes teóricos y hacen referencia a:

Premisa 1.- El proceso de enseñanza-aprendizaje se basa en la transmisión de saber-hacer caracterizado por el esquema de un pensamiento único, donde el pensar y actuar están guiados por directrices previamente establecidas que configuran la relación sujeto-conocimiento-contexto. Obviando las relaciones de intersubjetividad, dejando a un lado el vínculo idea-creación, que posibilita la construcción del aprendizaje a través del diálogo de saberes.

Este enunciado nos ubica en el punto donde hay que producir una ruptura epistemológica con la subsunción de la pedagogía modernista

Premisa 2.- El sujeto pedagógico en el marco de la modernidad es un sujeto universal y homologado a cualquier geohistoria, cuya racionalidad integra toda la diversidad y complejidad humana existente en una forma única de pensar y explicar los acontecimientos humanos. Fundada en la pretensión de objetividad de la realidad y de los datos que la conforman, constituyendo un modelo único de ver los eventos humanos como reiterativos en cualquier contexto cultural, que era sustituida por datos con una visión parcelada que indicaba que era válido o no.

Esta relación impide cualquier intento por configurar y democratizar al sujeto pedagógico.

Premisa 3.- La escolaridad impone normas que establecen un orden y relaciones reproductivas que nos obliga a asimilar y repetir los saberes establecidos por la racionalidad hegemónica. Castigando a quien se atreva a cuestionar los saberes instituidos. La escuela reproduce la noción de mito-rito pedagógico.

Esta premisa nos ubica en el punto donde hay que desarrollar capacidades de autonomía y pensamiento crítico, lo que supone potenciar la actitud dialógica en el sentido de lo intersubjetivo y lo intrasubjetivo donde el sujeto sea capaz de fomentar y estimular el proceso de transformación política y cultural.

Premisa 4.- El proyecto de la modernidad nos impuso una manera única de pensar e interpretar el mundo; así como una moral universal y una ley regulada por las lógicas propias. La constitución colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria y del imaginario. La modernidad infundo un relato sobre lo que somos en tanto historia tributaria a la relación capitalista mundial negadora de la diversidad y la interculturalidad.

Esta premisa nos induce a deconstruir la narrativa universal que estipula un pensamiento único aunado a una visión única del mundo, con el fin de recrearnos desde nuestras raíces reconociéndonos como parte de cosmos diversos y complejos, posicionando otros lugares de enunciación geohistóricamente.

A todo esto surge el por qué de la investigación la cual abordo desde múltiples aristas:

  1. A nivel de las instituciones que definen las políticas educativas, permite conocer las prácticas educativas cotidianas orientadas hacia la construcción del nuevo ciudadano, además de estudiar las contradicciones y conflictos cotidianos de la vida en la escuela donde se reproducen los modelos de dominación o emancipación-liberación.
  2. Delinear programas y políticas en la trilogía Estado-sociedad-territorio.
  3. Desde la UBV desmontar la racionalidad tecno-científica y producir nuevos conocimientos desde una postura crítica.
  4. Para el Cesyc-Nigel abrir espacios para abordar algunas líneas de trabajo para construir plataforma teórica que nos permita interpretar, comprender y explicar la naturaleza de los cambios como sujeto activo.
  5. En las áreas académicas los resultados de la investigación son producto de un trabajo colectivo, además las categorías que emergieron surgen de la dinámica de la comunidad.
  6. En lo social potenciación del sujeto pedagógico, para que tome las riendas de su propio desarrollo y comprenda las necesidades de construir una ciudadanía activa, autónoma que no espere fórmula mágica o receta para empoderarse del imaginario de liberación.

2.1. PERSPECTIVA TEÓRICA

De las premisas emerge la arquitectura teórica que sirve de sustento a la investigación y permite dar el debate para poner en tensión los referentes existentes, producir nuevos o resemantizarlos toda vez que se avanza en el análisis crítico reflexivo de la pedagogía y la educación, desmontando la racio-técnica de la modernidad, como lógica epistémica de producir un tipo de conocimiento a partir del cual todo se interpreta, comprende y explica, para ello se asume una postura decolonial, creando escenario para la reflexión crítica orientada al cuestionamiento, transformación, intervención y acción y creación de condiciones radicalmente distinta para decolonizar el saber-hacer, saber-poder y construir conocimiento desde lo local, donde confluya lo científico apuntalando hacia otras lógicas que conlleve a la producción del conocimiento desde lo geohistórico local.

En este proceso de reflexión y debate construyó cuatro ensayos que son el soporte teórico de la investigación y hacen referencia a:

  • El proceso enseñanza y aprendizaje en el marco de la modernidad. Se caracteriza por el pensamiento unidimensional donde el pensar y el actuar están guiados por directrices previamente establecidas que configuran la relación sujeto-conocimiento-contexto destacando el transmisionismo caracterizado por una forma de actuar y pensar atrapados en directrices indicadoras de fines, objetivos, reglas y principios proclamados en un pensamiento único que genera una relación vertical. El sujeto es pasivo, receptor y transmisor de los conocimientos dados como una donación a través del proceso de enseñanza que no permite una construcción colectiva del saber.
  • El sujeto pedagógico de la modernidad. El sujeto pedagógico en la perspectiva de la modernista es universal y homologado a cualquier geohistoria, concebido como un individuo, forjado al calor del ideario iluminista, basado en un racionalismo universal, abstracto y ahistórico. La escuela tiene clara su misión de transmitir un corpus de saberes, conocimientos, valores y formas de apropiarse de los productos simbólicos generados por la cultura con la finalidad de conformar al sujeto social requerido por la lógica de la sociedad capitalista que conocemos como la colonialidad/modernidad, que se constituye en el espacio decisivo en la construcción de subjetividades. La misma se caracteriza por la masificación de la práctica de los valores morales de la burguesía. Toda práctica educativa es en sí productora de sujetos a partir de la mediación de otros sujetos, desde el entramado de significaciones que suponen las acciones concretas que dinamizan las relaciones entre el sujeto, el sujeto mediador y el mundo.
  • La escuela: contexto de formación de la ciudadanía. El discurso escolar se ha caracterizado por ser selectivo, encadenado a una historia lineal que justifica la escuela atada a un hacer que niega cualquier posibilidad de nuevas formas de interpretaciones y de organizarla. Su accionar esta normado por medio de la imposición de pautas que permiten establecer un orden porque impone como obligante los saberes constituidos. El saber-poder disciplinado en que se basa construye individuos y subjetividades (sujetos que han interiorizado los valores y normas propias del capitalismo)
  • Identidades locales y expresión geohistórica: la escuela como mediación. Hay que deconstruir el modelo único identitario impuesto por la colonialidad/modernidad tras la búsqueda de posicionarnos geohistóricamente de otros lugares de enunciación desde las identidades locales. Asimismo cuestionar la definición de identidad que intenta ser totalitaria, absoluta y homogeneizadora porque anula el ser ontológicamente. Es abrir espacios de confrontación dialógica para desmontar la lógica de la racionalidad hegemónica que nos unifica y anula.

Las premisas de la investigación permitieron crear el escenario para la reflexión crítica, orientada al cuestionamiento, transformación, intervención y accionar para poner en tensión los referentes existentes en el ámbito de lo real con relación a la teoría existente. En la medida en que fui avanzando en el análisis reflexivo y crítico de la educación y la pedagogía al desmontar la lógica epistémica de la colonialidad/modernidad he podido plantear otras alternativas de pensar, construir el horizonte cognitivo que permite manejar un discurso coherente y congruente entre lo ontológico, epistemológico y metodológico.

 2.2.  CONSTRUCCIÓN DEL MÉTODO

Todo esto implicó un proceso de construir la ruta metodológica, que se inicia desde el mismo momento que se comienza la aproximación al sujeto de estudio, construcción de las premisas, discusión teórica para cimentar la arquitectura teórica que sirve de soporte a la investigación, que se encuentra presente en la metódica del trabajo de investigación, que en la expresión metodológica: es la forma de pensar la racionalidad, ordenar el sentido de la búsqueda y el factor estructurante de la investigación, permite para efecto de hilvanar la organización, presentar el socio construccionismo como un enfoque alternativo que permite generar diálogo, condiciones y conservaciones, otorgando valor a las interacciones sociales y procesos culturales, donde el conocimiento se construye desde las prácticas socio culturales, entrelazada con la corriente del pensamiento Interaccionismo simbólico que permite generar un diálogo hermenéutico interpretativo de los procesos vividos en el quehacer cotidiano de la escuela en la dialéctica educativa en el día a día, aproximándome desde la etnografía como una metódica que permitió estudiar, comprender, explicar e interpretar la escuela en su contexto real, su vida cotidiana y las interacciones que en ella se generan en la construcción social del sujeto pedagógico y la formación ética de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales.

A  partir de la armonía con la racionalidad y forma de pensar partiendo de la etnografía se realizaron un conjunto de visitas a las escuelas, donde se desarrollaron observaciones participantes que coadyuvo en establecer contacto directo con los sujetos que hacen vida en ella, en especial los maestros que son las personas que por sus vivencias, capacidad de empatía y relaciones que tienen en el campo se convirtieron en una fuente importante de información a través de entrevistas en profundidad, además de abrir el acceso a otras personas y nuevos escenarios.

3.     PENSAR DESDE LA REALIDAD: SUJETO PEDAGÓGICO

El proceso de pensar e interpretar desde la realidad escolar al sujeto pedagógico a través del socio construccionismo en el marco de una tarea activa, aportó información que desafío los patrones de la investigación tradicional y configuró diferentes opciones para abordar la realidad de la escuela venezolana, en la que se pudo develar la dinámica educativa y su relación con la construcción social del sujeto pedagógico y con la formación ética de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales.

Estos se fueron fraguando de manera flexible lo que me permitió ir avanzando en los recorridos y regresarme, para ir nutriendo cada una de las fases, conduciendo hacia el pensar de la realidad escolar la construcción social del sujeto pedagógico y la formación ética de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales, dándose el proceso de interpretación a través del análisis crítico interpretativo, argumentativo de las entrevistas, observaciones participantes, encuesta y grupos de discusiones. Lo que coadyuvó desde una postura crítica a reflexionar a partir de cada una de las premisas de la investigación los hallazgos de la misma, destacando que en la configuración de la relación sujeto-conocimiento-contexto es donde mejor se revela la tradición escolástica de la educación venezolana, al  mantenerse  ajustada a una sola manera de ver y pensar la educación, pedagogía y didáctica. La gestión escolar es vista por los maestros como la administración del calendario escolar y el cumplimiento de los lineamientos establecidos por los entes rectores de la educación que automatiza la rutina escolar.

Lo que supone, direccionar lo pedagógico, donde el otro tiene que hacer una serie de rutinas, que no permiten ir más allá de lo que esta preestablecido, encadenándose así, a un tareismo: pasar la asistencia, registrar el número de niños que asisten en las carpetas, enviadas  desde la dirección de la escuela, buscar en el comedor el desayuno/merienda/almuerzo, del programa de alimentación escolar, formar y llevar a los niños al baño, vigilar el desarrollo del receso, elaborar y entregar la planificación del momento, realizar los ejercicios de atención que están previamente diseñados por las editoriales en los cuadernos, revisar las actividades y tareas asignadas, controlar la disciplina del grupo, cumplir las guardias asignadas, entre otras. En fin, rutinas que agotan el tiempo escolar.

De ahí, que el cumplimiento de múltiples actividades desestructuradas y fragmentadas, no tienen nada que ver, con una plataforma bien pensada, reflexionada, intencionada de los referentes valorativos. Lo que hace es contradecir, precisamente la noción sujeto-conocimiento-contexto. Es un grave problema que presenta  la escuela  cuando fragmenta la relación de la unidad ontológica en la construcción del aprendizaje. Hay que romper con la noción del tiempo escolar porque imposibilita la concreción de la acción pedagógica emancipadora y liberadora.

Como puede verse, la escuela hoy se mantiene centrada en su quehacer cotidiano,  procesos, que aunque forman parte del quehacer pedagógico, pudieran diluirse dentro del desarrollo de los contenidos programáticos, manteniendo así, tanto el cumplimiento  de normas y la disciplina, que solo representan: el estar callado, transcribiendo del texto  de la pizarra, o del cuaderno, mientras el maestro se dedica a la revisión de los ejercicios y tareas asignadas previamente, prescritos en los libros de textos oficializados, bien por la escuela, por cada maestro adscritos, inducidos por determinadas editoriales, Santillana, Caracol, Girasol (considerados textos únicos) que tienen invadida la escuela, donde permanece y se mantiene una sola visión del mundo, o bien, las tareas de textos establecidas por el Estado. Es decir, los maestros pensantes y creativos, son pocos.

En la compleja realidad, de la escuela actual, sigue presente el sujeto pedagógico que nos dibujo la colonialidad/modernidad, al considerarse que el mismo, es un individuo que tiene la responsabilidad de transmitir los conocimientos a las generaciones más jóvenes. Tarea que recae sobre el maestro, encargado de mantener la relación con el estudiante, tal como está, establecido en los programas educativos. Sustentado en una práctica de enseñanza repetitiva, rutinaria, memorística, descontextualizada, sin pertinencia, que deja a un lado la complejidad del contexto donde se produce las experiencias producto de la rutinización, que se da en el interior de ella.

Bajo este esquema, destaco que la escuela no está formando ciudadanos para la independencia, libertad, emancipación, liberación, valoración, defensa de la soberanía, cultura de la paz, justicia social, respeto de los derechos humanos y fortalecimiento de la identidad nacional. Al no brindar las herramientas y los espacios de interacción que le permitan al estudiante, ejercer plenamente sus derechos y deberes, desarrollen sentido de pertenencia con la comunidad y puedan adquirir competencias que le coadyuve a ver diferentes formas de vivenciar la ciudadanía. Teniendo una clara conciencia de la dinámica que se da en su contexto social y político y sea capaz de sustentar sus demandas, necesidades sociales y entender los razonamientos de los demás.

De tal manera, que la escuela que nos legó la colonialidad/modernidad, no nos sirve para formar éticamente al ciudadano, como expresión geohistórica de las identidades locales. Su enfoque educativo, no permite superar la narrativa universal, que estipula un pensamiento único, con una visión única del mundo. No potencia y no activa la conciencia del sujeto pedagógico, al encontrarse encadenada a un saber-hacer que direcciona y define una dinámica pedagógica y didáctica, que se centra en la domesticación, repetición, memorización de contenidos programáticos, desvinculados del contexto de la vida cotidiana, sin sentido y sin significado.

A pesar, de todos los intentos por mejorar las condiciones geohistóricas e identitarias, nuestra escuela no escapa de la realidad del proyecto colonialidad/modernidad, al asociar la formación de las identidades locales, con la celebración de efemérides que llegan a sus pasillos y aulas a través, de carteleras sin trascender de un simple recordatorio. Lo que nos indica, que estamos en presencia de un modelo univoco, que no tiene sentido de pertenencia con la comunidad, interacción con el contexto y  generación de un imaginario divorciado de nuestra realidad, que no reivindica las particularidades de nuestra historia, sino incorpora continuos elementos que son extraños a las tradiciones y especificidades de las localidades.

Desde el contexto generacional, divorciada de la realidad, la escuela hoy, no está formando las identidades desde lo local, cuando permite que se hagan celebraciones, que no contribuyen al reconocimiento, valoración de nuestra historia, creencias y tradiciones. Lo que significa, que no hay un arraigo con la comunidad, sentido de pertenencia. No tenemos una historia en común, nos vemos como un viajero que está de paso en ella y no hay vínculos que nos permita identificarnos.

Todo ello, nos deja claro que la formación ética de la ciudadanía, como expresión geohistórica de las identidades locales, continúa al margen de la formación del ciudadano de acuerdo a los atributos definidos en la CRBV y que la racionalidad instrumental hegemónica colonizadora, mantiene sus tentáculos para garantizar, que persista la visión unificada de la identidad y la ciudadanía, siendo fundamental decir, que la Escuela hoy sigue configurando socialmente al sujeto pedagógico encadenado a un modelo de subordinación, sumisión y obediencia al enmarcarlo en los mismos parámetros de la colonialidad/modernidad y que la ciudadanía no se está formando como expresión geohistórica de las identidades locales.

4.     reflexión final

El proceso de reflexión final es inacabado y se hace para cerrar un ciclo, para la formulación de nuevos nudos críticos y pensar desde otros referentes éticos los problemas asociados al devenir histórico de la educación en relación al Estado-sociedad-eticidades.

Para lograr desmontar toda la lógica de la colonialidad/modernidad, es necesario formar un ciudadano con conciencia social, nacionalidad y soberanía, valorando sus raíces, saberes populares, ancestrales, que lucha por la ciudadanía desde identidades locales como expresión geohistórica y asume postura crítica ante los problemas ecológicos, recalentamiento global y el saqueo de los recursos naturales.

La clave está en una escuela basada en un pensamiento decolonial, que aliente permanentemente a cuestionar las formas dominantes de conocimiento, que tenga maestros críticos, reflexivos, investigadores, participativos, protagónicos, emancipadores y liberadores, que se ven, se sienten y se reconocen como ciudadano, que tiene sentido de pertenencia con su comunidad y se identifica con ella desde lo común y lo diferente.

Esa es la escuela que queremos, la posible donde se establezca una deconstrucción del tipo de formación de las relaciones pedagógicas intersubjetivas, que nos permita recuperar la convivencia escolar que es expresión de las identidades que generan la nacionalidad y que haga posible la refundación de la República como Estado democrático y social de derecho y justicia, cuyo centro sean los procesos sociales y la expansión de las libertades humanas.

La escuela comunal, como espacio de tensión que da lugar al nacimiento de prácticas escolares que construyen un imaginario social propenso a valorar el sentido y significado del poder político y democrático, así como a estimular y potenciar capacidades para la toma de decisiones y la formación de la ciudadanía.

Con una arquitectura con múltiples y diversos ambientes de aprendizaje (talleres, huertos, bibliotecas, salas de lecturas, de computación, laboratorios, proyección), sitios donde se pueda intercambiar ideas con personas de diferentes edades y puntos de vista, donde exista la libertad de escoger y ejercer democráticamente su derecho a una educación de calidad, cuyo currículo tenga un enfoque ecológico-geohistórico que integre los saberes comunes, científicos y la cultura popular, con una práctica educativa basada en la pedagogía y didáctica de la participación, donde la investigación sea el factor estructurante para profundizar en el conocimiento y la reflexión, con una visión humanista para el desarrollo integral del ser humano y valoración de los derechos humanos, con maestros que se sientan y se reconozcan como ciudadanos y como estudiantes para toda la vida, capaz de sistematizar su praxis socio pedagógica para la construcción de referentes desde nuestras latitudes.

Referencias

Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela (2009). Ley Orgánica de Educación. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela 5.929. Extraordinario del 15 de agosto de 2009.

Barbero, J (2003). Saberes hoy: diseminaciones, competencias y transversalidades. En: Revista Iberoamericana de Educación. Nº 32, pp. 17-34. p. 30

Figueredo, M (2014). Escuela y construcción social del sujeto pedagógico: la formación ética de la ciudadanía como expresión geohistórica de las identidades locales. Tesis Doctoral. Caracas: UBV.

González, A (2003). “Los paradigmas de investigación en las Ciencias Sociales”. En Revista Isla. Cuba: Universidad Central “Marta de Abreu” de las Villas. Nº 138.pp. 125-153. Octubre-diciembre.

Ibáñez, T (2003). La construcción social del socio construccionismo: retrospectiva y perspectivas. En Política y sociedad. Vol. 40. Núm.: 155-160. España: Universidad Autónoma de Barcelona. Facultad de Psicología.

Ibáñez, T (1998). Ideología de la vida cotidiana. Barcelona: Sendai.

SCHOOL BUILDING SOCIAL AND EDUCATIONAL SUBJECT: THE ETHICS OF CITIZENSHIP EDUCATION AS AN EXPRESSION OF LOCAL IDENTITIES GEOHISTORICAL

 

ABSTRACT:

This research aims to reveal the dynamics of school education in the construction of the teaching subject as part of ethical education of citizens as geohistorical expression of local identities. It originates from the professional reflection, educational support as professor at the University UBV villages responsible for the No. 1 School District, which develops the National Teacher Training Program and the work we have been developing in the Sucre parish Catia in schools School District No. 5, from the Academic Research Nucleus «Local Education Management» attached to the Department of Social and Cultural Studies. This research is approached from the social constructionist perspective, with an ethnographic approach from the local context. The relevance of the research lies in the contributions from the UBV can do to build the school we want, for the foundation of the Republic. Based on the findings from the research we can say that the School today continues to shape socially to the pedagogical subject shackled to a model of subordination, submission and obedience to frame it in the same parameters of coloniality / modernity and that citizenship is not being geohistorical form as expression of local identities. It contributes some contributions for the construction of school we want, in the academic area Educational innovations empowerment and human development. Keywords: School; pedagogical subject; ethic formation; geohistorical; local identities. 

* Profesora María Figueredo de la Universidad Bolivariana de Venezuela, adscrita al Centro de Estudios Sociales y Culturales, miembro fundadora del Núcleo de Investigación “Gestión Educativa Local”, desarrollo en la actualidad la línea de investigación: Gestión Escolar y la construcción social del Sujeto pedagógico en el marco del Programa de Investigación Gestión escolar, prácticas socio educativas y producción de identidades. Dra. En Ciencias para el desarrollo estratégico, docente del PFG Gestión Social del Desarrollo Local, PFG Gestión de Salud Pública, PFA Doctorado y Maestría Ciencias para el desarrollo estratégico. Premio Nacional Ciencia y Tecnología 2015, como Grupo de Investigación Consolidado en la especialidad de Educación y Justicia Comunal. Correo electrónico kielita19@hotmail.com.

[1]  González, A (2003). “Los paradigmas de investigación en las Ciencias Sociales”. En Revista Isla. Cuba: Universidad Central “Marta de Abreu” de las Villas. Nº 138.pp. 125-153. Octubre-diciembre, p. 63.

[2] Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela (2009). Ley Orgánica de Educación. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela 5.929. Extraordinario del 15 de agosto de 2009.

[3] Ibáñez, Tomás (1998). Ideología de la vida cotidiana. Barcelona: Sendai. p. 58.

[4] En Ibáñez, T (2003) La construcción social del socio construccionismo: retrospectiva y perspectivas. En Política y sociedad. Vol. 40. Núm.: 155-160. España: Universidad Autónoma de Barcelona. Facultad de Psicología, p.157.

[5]  González, A (2003). Los paradigmas de investigación en las Ciencias Sociales. En Revista Isla. Cuba: Universidad Central “Marta de Abreu” de las Villas. Nº 138. pp. 125-135. Octubre-diciembre, pp.129-130.

[6] Barbero, J (2003). Saberes hoy: diseminaciones, competencias y transversalidades. En: Revista Iberoamericana de Educación. Nº 32, pp. 17-34. p. 30.

[7] Gómez, M y Hugo Zemelman (2006). La labor del maestro formar y formarse. México: Pax México, p. 58.

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La discapacidad intelectual y del desarrollo

Por: Bertrand Regader

La discapacidad intelectual y del desarrollo (DIyD) es la condición personal de discapacidad más frecuente en la población y entre el alumnado.

Concepto de discapacidad intelectual

La expresión “discapacidad intelectual y del desarrollo” fue adoptada en junio de 2006, después de haber sido votada por los miembros de la American Association on Intellectual and Development Disabilities (AIDD). Anteriormente era llamada American Association on Mental Retardation (AAMR).

Se han conocido al menos tres denominaciones de este colectivo: “deficiencia mental”, “retraso mental” y “discapacidad intelectual y del desarrollo”.

La AIDD ha modificado la denominación, la definición, el diagnóstico y la clasificación como consecuencia de los avances en las distintas disciplinas implicadas en este tema: medicina, psicología y educación.

Un término que evite la estigmatización

Se cambio el concepto anterior por este nuevo para que se minimizaran las etiquetas o los prejuicios sociales tales como: visiones centradas en el déficit, en el lento y desajustado funcionamiento mental, etc.

El nuevo nombre pretende aprovecharse de una nueva concepción del desarrollo que se nutre de las aportaciones de las teorías socioculturalecológica.

Permite una visión funcional del desarrollo, que remite que una persona puede disponer de distintos contextos y a lo largo del ciclo vital. A su vez, aporta el concepto de discapacidad que se nutre de las aportaciones de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la OMS, y que reconoce el origen social de las dificultades que experimenta la persona que sufre DIyD.

Por otro lado, también entiende la discapacidad intelectual como un trastorno del desarrollo que tiene mucho en común con otros problemas del desarrollo que pueden afectar a los niños.

Objetivos de esta monografía

En este artículo intentaremos proporcionar una visión actual de la discapacidad intelectual y del desarrollo basada en el paradigma de apoyos y en una concepción de esta discapacidad como una función de la interacción entre el funcionamiento independiente de la persona y los contextos en los que ésta vive, aprende, trabaja y disfruta; facilitar un marco general y algunos instrumentos para la evaluación del alumnado con DIyD; y ofrecer algunas respuestas para promover su desarrollo.

¿Qué entendemos por discapacidad intelectual y del desarrollo?

Primero de todo, vamos a definir la discapacidad intelectual y las categorías que la constituyen.

¿Qué es la discapacidad intelectual?

Existen cuatro aproximaciones en este campo:

  • Aproximación social: históricamente se definió a estas personas como personas deficientes o retrasadas mentales porque eran incapaces de adaptarse socialmente a su entorno. El énfasis en las dificultades intelectuales no llegó hasta más tarde y durante un tiempo lo que más preocupaba era la conducta social inapropiada.
  • Aproximación clínica: con el auge del modelo clínico se varió el objetivo de definición. Se pasó a centrarse en los síntomas y en las manifestaciones clínicas de los diversos síndromes. Se prestó más atención a los aspecto orgánicos y patológicos de la DI.
  • Aproximación intelectual: a partir del interés por la inteligencia como constructo y por los test de inteligencia, la aproximación a la DI sufre otro cambio. Supone un énfasis en la medida de la inteligencia de estas personas expresadas en términos de cociente intelectual. La consecuencia más importante fue la definición y clasificación de ls personas con DI basándose en las puntuaciones obtenidas en los test de inteligencia.
  • Aproximación intelectual y social: hasta 1959 no se reconoció la importancia de estos dos componentes en la concepción de la DI: el bajo funcionamiento intelectual y las dificultades en la conducta adaptativa, que se han mantenido hasta nuestros días.

Modelos teóricos y prácticos sobre la discapacidad intelectual

Modelos con los que se han conceptualizado las personas con discapacidad intelectual y que justificaron unas prácticas profesionales determinadas. Se distinguen tres grandes modelos:

Modelo benéfico-asistencial

A partir de finales del XIX y durante casi la mitad del XX, las personas con discapacidad eran apartadas de la sociedad y confiadas en grandes instituciones asilares benéficas. La atención que recibían era de tipo asistencial y obedecía a la concepción caritativa de la actuación pública. No pensaban que fuera como algo social o rehabilitador.

Modelo rehabilitador-terapéutico

Se extiende en España desde el final de la IIGM, en la década de los 70. Supone la adopción del modelo clínico en el diagnóstico y tratamiento de las personas con DI, y el predominio de la especialización. El modelo coincide con el auge de la aproximación clínica antes mencionada. El diagnóstico del DI se centra en el déficit del individuo y se les clasifica en categorías según su CI. Se considera que el problema está dentro del sujeto y se crean instituciones especializadas según la naturaleza del problema para atenderles.

Modelo educativo

Arranca en nuestro país en la década de los 80. Se caracteriza por la adopción del principio de normalización en todas las etapas de la vida de estas personas. Se empiezan a considerarlas con los mismos derechos que sus semejantes a la educación, a la sanidad, al trabajo y a una vida digna. La educación debe ser impartida a ser posible en los centros ordinarios, el diagnóstico debe priorizar las capacidades de estas personas y centrarse en los apoyos que van a necesitar para responder a las exigencias de los distintos entornos de vida.

Historia sobre la definición del concepto

La AAIDD ha cambiado hasta 10 veces la definición de DI. La última fue en 2002. Se trata de una definición que va más allá de la de 1992 pero mantiene algunas de sus excepciones clave: el hecho de que el retraso mental no se toma como un rasgo absoluto de la persona, sino como la expresión de la interacción entre la persona, con unas limitaciones intelectuales y adaptativas, y el ambiente; y el énfasis en los apoyos.

En la definición de 1992 desaparecen las categorías. Se rechazan explícitamente y se afirma que no se debe clasificar a las persona con retraso mental sobre las base de las categorías tradicionales, sino que hay que pensar en los apoyos que pueden necesitar para incrementar su participación social.

A pesar de esto, la definición de 1992 significaba una mejora importante para las personas con DI, pero no estuvo exenta de críticas:

  • La imprecisión a los efectos de diagnóstico: no permitía establecer claramente quién era o no una persona con retraso mental, quién era elegible para unos servicios determinados.
  • La falta de definiciones operacionales para la investigación.
  • El hecho de que no se consideren suficientemente los aspectos evolutivos de estas personas.
  • La imprecisión e imposibilidad de medir la intensidad del apoyo que estas personas requieren.

Por esto, la AAIDD propone una nueva definición construida a partir de la de 1992. Se crea un sistema de diagnosticar, clasificar y planificar apoyos para las personas con retraso mental.

La definición vigente

La nueva definición de retraso mental que propone AAMR es la siguiente:

“El retraso mental es una discapacidad que se caracteriza por limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual como en la conducta adaptativa expresada en las habilidades conceptuales, sociales y prácticas. Esta discapacidad se origina antes de los 18 años.”

  • «El retraso mental es una discapacidad»: una discapacidad es la expresión de limitaciones en el funcionamiento del individuo dentro de un contexto social que le suponen desventajas importantes.
  • «…que se caracteriza por limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual»: la inteligencia es una capacidad mental general que incluye el hecho de razonar, planificar, resolver problemas, el pensamiento abstracto, etc. La mejor manera de representarlas es por medio del cociente intelectual, que se sitúa dos desviaciones típicas por debajo de la media.
  • «…como en la conducta adaptativa expresada en las habilidades conceptuales, sociales y prácticas»: la conducta adaptativa es el conjunto de las habilidades conceptuales, sociales y prácticas que la gente aprende para funcionar en la vida diaria.las limitaciones en ésta afectan a la ejecución típica de ellas, aunque no imposibilitan una vida diaria.
  • «Esta capacidad se origina antes de los 18 años»: los 18 años se corresponden con la edad en que en nuestra sociedad los individuos asumen roles de adulto.

Con esta definición se vuelve a incidir en la base cognitiva del problema, pero a partir de un modelo que subraya la competencia social y práctica, que traducen el reconocimiento de la existencia de diversos tipos de inteligencia; un modelo que refleja el hecho de que la esencia del retraso mental está cerca de las dificultades para afrontar la vida diaria, y el hecho de que las limitaciones en la inteligencia social y práctica explican muchos de los problemas que tiene las personas con DI en comunidad y en el trabajo.

Amplia el concepto a otros grupos de población, en particular la generación olvidada: expresión que incluye a las personas con inteligencia límite.

Los aspectos que cambian con esta última definición son:

  • Incluye un criterio de dos desviaciones típicas para la medida de la inteligencia y la conducta adaptativa.
  • Incluye una nueva dimensión: participación, interacción y rol social.
  • Una nueva manera de conceptualizar y medir los apoyos.
  • Desarrolla y amplia el proceso de evaluación de tres pasos.
  • Se favorece una mayor relación entre el sistema de 2002 y otros sistemas de diagnóstico y clasificación como el DSM-IV, el ICD-10 y el ICF.

Al igual que en la de 1992, la definición incorpora las cinco asunciones siguientes:

  1. Las limitaciones en el funcionamiento actual se tienen que considerar dentro del contexto de los entornos comunitarios típicos de sus compañeros de la mis edad y cultura.
  2. Una valoración adecuada tiene que considerar la diversidad cultural y lingüística, y también las diferencias en los factores de comunicación, sensoriales, motrices y de conducta.
  3. Dentro de un mismo individuo, las limitaciones a menudo coexisten con fortalezas.
  4. Un objetivo importante a la hora de describir las limitaciones es desarrollar un perfil de los apoyos necesarios.
  5. Con apoyos personalizados apropiados durante un período sostenido de tiempo, la manera de vivir de las personas con retraso mental generalmente mejorará.

El retraso mental se entiende en el marco de un modelo multidimensional que proporciona una manera de describir a la persona por medio de cinco dimensiones que incluyen todos los aspectos del individuo y del mundo donde vive.

El modelo incluye tres elementos clave: la persona, el entorno en el que vive, y los apoyos.

 Estos elementos se representan en el marco de las cinco dimensiones que se proyectan en el funcionamiento diario de la persona a través de los apoyos. Los apoyos tienen un rol mediador en la vida de las personas con discapacidad intelectualI.

Se llega a un concepto más amplio de la DI que comporta entender que la explicación del comportamiento diario de las personas no se agota a partir del efecto de las cinco dimensiones, sino a partir de los apoyos que puedan recibir en sus entornos de vida.

Tendencias que han prevalecido en el campo de la DI

  • Una aproximación a la DI desde una perspectiva ecológica que se centra en la interacción entre la persona y su entorno.
  • La discapacidad se caracteriza por las limitaciones en el funcionamiento, más que por un rasgo permanente de la persona.
  • Se reconoce la multidimensionalidad de la DI.
  • La necesidad de vincular de una manera más firme la evaluación y la intervención.
  • El reconocimiento de que un diagnóstico certero de la DI a menudo requiere, junto con la información disponible de la evaluación, un juicio clínico acertado.

Características y causas de la discapacidad intelectual y del desarrollo

Se encuentran tres características importantes: limitaciones en el funcionamiento intelectual, limitaciones en la conducta adaptativa y necesidad de apoyos.

1. Limitaciones en el funcionamiento intelectual: la inteligencia se refiere a la capacidad del alumno para resolver problemas, prestar atención a la información relevante, pensamiento abstracto, recordar la información importante, generalizar los conocimientos de un escenario a otro, etc.

Generalmente se mide por medio de test estandarizados. Un alumno tiene DI cuando su puntuación se ubica dos desviaciones típicas por debajo de la media.

Las dificultades concretas que presentan las personas con DI

Suelen presentan dificultades en estas tres áreas:

a) Memoria: las personas con DI suelen mostrar limitaciones en su memoria, especialmente la que se conoce como MCP, que tiene que ver con su capacidad para recordar información que debe ser almacenada durante segundos o bien horas, como suele pasar en clase. Es más evidente en los aspectos cognitivos que en los emocionales. Se pueden emplear estrategias para mejorar la capacidad.

b) Generalización: se refiere a la capacidad de transferir conocimientos o comportamientos aprendidos en una situación a otra. (del colegio a casa, por ejemplo).

c) Motivación: la investigación revela que la falta de motivación está asociada a experiencias previas de fracaso. Las dificultades en superar con éxito determinados retos de la vida diaria en casa y en el centro les hace más vulnerables. Si se puede cambiar el signo de sus experiencias, mejorará también la motivación.

d) Limitaciones en la conducta adaptativa: las personas con DI suelen presentar limitaciones en la conducta adaptativa. La conducta adaptativa se refiere a la capacidad de responder a las demandas cambiantes del entorno; las personas aprenden a ajustar/autorregular el comportamiento a las distintas situaciones y contextos de vida según la edad, las expectativas, etc.

Para identificar las habilidades de un alumno en este campo, se suelen explorar las capacidades conceptuales, sociales y las prácticas a través de escalas construidas para ello. A partir de los resultados pueden diseñarse actividades educativas que deben integrarse en el currículo.

La autodeterminación es la expresión más central de las capacidades inherentes a la conducta adaptativa y que resulta de especial relevancia para las personas con DI. Su desarrollo se asocia a una percepción de mayor o menor calidad de vida.

Causas de la discapacidad intelectual

Respecto a las causas existen cuatro categorías:

  1. Biomédicas: factores relacionados con los procesos biológicos, como los trastornos genéticos o la desnutrición.
  2. Sociales: factores relaciones con la calidad de la interacción social y familiar, como la estimulación o la sensibilidad de los padres ante las necesidades del hijo o hija.
  3. Conductuales: factores que remiten a comportamiento que potencialmente pueden causar un trastorno, como accidentes o el consumo de determinadas sustancias.
  4. Educativas: factores que tienen que ver con el acceso a servicios educativos que proporcionen apoyos para promover el desarrollo cognitivo y las habilidades adaptativas.

Hay que tener en cuenta que estos factores pueden combinarse de distintas formas y proporciones.

Discapacidad intelectual y calidad de vida

Una de las cuatro características del paradigma emergente de la discapacidad es el bienestar persona que asocia estrechamente el concepto de calidad de vida.

El reconocimiento de los derechos que tienen las personas con DI lleva implícito el reconocimiento del derecho a una vida de calidad.

A lo largo del tiempo se ha aplicado el concepto de calidad de vida a las personas con DI. Esto implica el acceso a los servicios, la eficacia y la calidad de estos servicios que les permitan disfrutar de las mismas oportunidades que tienen los demás.

El acceso a una vida de calidad comporta reconocer el derecho a la diferencia y la necesidad de que los servicios que se ofrecen sean permeables a sus condiciones particulares.

Las personas con DI tienen unas características determinadas que generan unas necesidades específicas a lo largo de su desarrollo, estas necesidades dibujan el tipo de apoyo que requieren para acceder a los servicios que hagan posible unas condiciones de vida óptimas.

La calidad de vida se define como un concepto que refleja las condiciones de vida deseadas por una persona en relación con su vida en el hogar y en la comunidad; en el trabajo, y en relación con la salud y el bienestar.

La calidad de vida es un fenómeno subjetivo basado en la percepción que tiene una persona de un conjunto de aspectos relativos a su experiencia de vida.

El concepto de calidad de vida

De acuerdo con Schalock y Verdugo, el concepto de calidad de vida (CV) se está utilizando de tres formas distintas:

  • Como un concepto sensibilizador que nos sirve de referencia y de guía desde la perspectiva del individuo, indicándonos qué es importante para él.
  • Como un concepto unificador que provee un marco para conceptualizar, medir y aplicar el constructo de CV.
  • Como un constructo social que se convierte en un principio predominante para promover el bienestar de la persona.

Promoviendo el bienestar en personas con discapacidad intelectual

En el trabajo para promover el bienestar y la calidad de vida de las personas con DI se reconocer la importancia de ocho dimensiones centrales y de unos determinados indicadores:

  • Bienestar emocional: felicidad, concepto de uno mismo, etc.
  • Relaciones interpersonales: intimidad, familia, amistades, etc.
  • Bienestar material: pertenencias, seguridad, trabajo, etc.
  • Desarrollo personal: educación, habilidades, competencias, etc.
  • Bienestar físico: salud, nutrición, etc.
  • Autodeterminación: elecciones, control personal, etc.
  • Inclusión social: aceptación, participación en la comunidad, etc.
  • Derechos: privacidad, libertades, etc.

Servicios y recursos para personas con discapacidad intelectual

Los servicios y los recursos que se ofrecen a la personas con DI a lo largo del ciclo vital tienen que ir dirigidos a satisfacer sus necesidades con el fin de poder responder a las exigencias de los diversos contextos en los que éstas se desarrollan y posibilitar una vida de calidad.

Características que definen un entorno óptimo:

  • Presencia en la comunidad: compartir lugares ordinarios que definen la vida de la comunidad.
  • Elecciones: la experiencia de autonomía, tomar decisiones, autorregulación.
  • Competencia: la oportunidad de aprender y realizar actividades funcionales y significativas.
  • Respeto: la realidad de ser valorado en la comunidad.
  • Participación en la comunidad: la experiencia de formar parte de una red creciente de familiares y amigos.

Acerca de las personas con DI en el contexto educativo: «Alumnos con discapacidad intelectual: evaluación, seguimiento e inclusión»

Referencias bibliográficas:

  • Gilman, C.J., Morreau, L.E. ALSC; Currículum de destrezas adaptativas. Destrezas de la vida personal. Ediciones mensajero.
  • Gilman, C.J., Morreau, L.E. ALSC; Currículum de destrezas adaptativas. Destrezas de vida en el hogar. Ediciones mensajero.
  • Gilman, C.J., Morreau, L.E. ALSC; Currículum de destrezas adaptativas. Destrezas de vida en la comunidad. Ediciones mensajero.
  • Gilman, C.J., Morreau, L.E. ALSC; Currículum de destrezas adaptativas. Destrezas laborales. Ediciones mensajero.
  • FEAPS. Apoyo conductual positivo. Algunas herramientas para afrontar las conductas difíciles.
  • FEAPS. Planificación centrada en la persona. Experiencia de la fundación San Francisco de Borja para personas con discapacidad intelectual.

Fuente: https://psicologiaymente.net/desarrollo/discapacidad-intelectual-desarrollo

 

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La escuela como medio para incrementar la Inteligencia Emocional y Autoestima

18 de enero de 2017 / Fuente: https://www.isep.es/

Por: Maribí Pereira

Muchos programas educativos se han desarrollado con el objeto de promover la autoestima del alumno. Si bien no existe un consenso acerca de la definición de autoestima, por lo general se le considera la suma de los propios sentimientos acerca del yo, incluyendo el sentido de respeto y valoración de la propia persona (Lizeretti, 2012).

Para alcanzar un sano nivel de autoestima, una persona debe sentirse valiosa, digna de ser amada, competente dentro de su entorno y capaz de realizar contribuciones significativas para los demás (Lizeretti, 2012).

Los alumnos que presentan un sano nivel de autoestima confían en sí mismos y en sus capacidades, toman parte en actividades escolares y extraescolares, pueden aprender de sus errores y se sienten cómodos con el hecho de no ser “perfectos” (Lizeretti, 2012).

Es posible organizar ámbitos educativos que promuevan la autoestima en los alumnos. La creación de una atmósfera caracterizada por la calidez y la contención, la puesta en práctica de procedimientos democráticos, el estímulo de la dignidad humana, permiten a las escuelas ayudar a los alumnos a sentir que son bienvenidos y aceptados. Algunas estrategias para incrementar la autoestima en ambientes escolares son (Lizeretti, 2012):

Círculos de elogio: cada uno de los alumnos deberá ser receptor de elogios al menos una vez durante el año escolar. Los factores de tiempo revisten especial importancia, ya que en una clase con veinticinco o treinta alumnos el círculo demandará aproximadamente media hora.
Reconocimiento individual: algunos alumnos prefieren no recibir reconocimiento público, mientras que otros desean obtenerlo tanto en forma pública como privada. El docente puede promover la autoestima de un alumno cuando le comunica individualmente su interés y su apoyo.
Apoyo entre pares: algunos alumnos que presentan dificultades en el trabajo académico, suelen alcanzar logros cuando se desempeñan como tutores de alumnos más pequeños.
Fijación y logro de metas: la fijación de metas es un proceso importante, pues éstas ofrecen estándares concretos y tangibles para reconocer y monitorear los progresos. Cuando los alumnos se sienten capaces de establecer metas individuales, su actitud hacia el aprendizaje suele experimentar un cambio positivo y ello da por resultado un mayor nivel de logro académico.
Creación de metas olímpicas: la ex atleta olímpica Marilyn King ha investigado los factores que producen el perfil competitivo de los campeones. Al cabo de sus años de entrenamiento y competencia en las Olimpíadas, Marilyn comenzó a preguntarse cuáles eran las razones que le permitían obtener un nivel elevado de logro físico cuando, en realidad, sus habilidades atléticas se encontraban sólo ligeramente por encima del promedio.

En el curso de las conversaciones, los atletas establecieron tres factores constantes:

> La pasión, que se define como “saber lo que es realmente importante en un nivel visceral”. Los atletas olímpicos manifestaron que aquello que los demás consideraban fuerza de voluntad y disciplina era en realidad pasión interior y compromiso emocional.
> La visión, que alude a la capacidad de prever los propios logros junto con las imágenes de los medios necesarios para alcanzar la meta.
> La acción, destaca la necesidad de llevar a cabo acciones diarias de acuerdo con un plan que permita acercarse a la propia meta.
> Habilidades de pensamiento: enseñar a pensar puede contribuir a satisfacer las necesidades del individuo y de la sociedad y proporcionar beneficios a ambos.

Un pensamiento ético, altruista, creativo y avanzado posee atributos deseables y necesarios en una persona educada en los inicios del siglo XXI. Mediante la adquisición de procesos de pensamiento eficaces, los alumnos pueden indagar en su propia naturaleza interior, aprender a controlar y ajustar su propia conducta y discernir quiénes son y qué pueden llegar a ser en su vida tanto personal como profesional.

Metacognición
Se trata de un aspecto que diferencia a los seres humanos de otras formas de vida es nuestra capacidad para reflexionar sobre nuestro propio pensamiento. El término metacognición significa literalmente “pensar acerca del propio pensamiento”. La reflexión sobre la manera como aprenden en la escuela permite a los alumnos obtener una perspectiva metacognitiva respecto de sus procesos de pensamiento individual. Algunos de ellos son la conciencia del modo de aprendizaje preferido de cada individuo, el compromiso y perseverancia en las tareas, la fijación de metas, la actitud hacia el aprendizaje, la capacidad para asumir riesgos y la concentración de la atención.

Reconocimiento de sentimientos: cuando los alumnos reconocen y experimentan una amplia variedad de emociones y sentimientos, se desarrolla en ellos una firme base emocional que enriquece su vida. La creación de un vocabulario emocional ayuda a los alumnos a nombrar y comenzar a comprender sus experiencias internas.
Expresión de emociones: los alumnos requieren oportunidades para expresar sus sentimientos y para canalizarlos constructivamente. Según demuestran las investigaciones de MacLean, las emociones inhiben o facilitan el aprendizaje. Una vez que los alumnos hayan identificado sus experiencias afectivas, resultará apropiado proporcionarles diversas opciones para la autoexpresión. Manifestación de los sentimientos a través de las artes: la enseñanza directa de conductas emocionales puede promover un importante desarrollo intrapersonal:

> Artes visuales. Proponer a los alumnos que dibujen sus sentimientos por medio de colores, formas abstractas o imágenes para representar las cuestiones que estén abordando.
> Música. Para obtener relax, los alumnos pueden escuchar música de fondo en forma grupal o individualmente a través de auriculares.
> Juego de roles. Pueden dramatizarse situaciones hipotéticas y espontáneas creadas por los alumnos o el docente para abordar cuestiones emocionales
> Escritura creativa. Los alumnos pueden crear mapas mentales o diagramas usando sus sentimientos como concepto central.
> Escultura. Se puede utilizar arcilla para esculpir formas abstractas o representativas de las emociones que se experimenten, como figuras “enfadadas” o “alegres”.

Educación para los valores humanos: la palabra valor deriva del término latino valere, que significa ser digno o poderoso. Los valores aluden a ideales significativos para nuestras vidas. Los establecen la familia, la escuela, la sociedad, la religión y nuestros sistemas ideológicos personales. Las escuelas deben abordar alguna forma de educación ética. Un enfoque consiste en enseñar los valores universales, entre los que se incluyen la integridad, el altruismo, la justicia, la honestidad, la dignidad humana, etc.
Escritura de diarios personales en el aula: la escritura de diarios personales puede complementar con facilidad los objetivos del docente y ayudar al alumno a llevar un registro de sus progresos. Si se solicita a los alumnos que escriban lo que saben acerca de un tema antes de comenzar a estudiarlo, es posible establecer un umbral anticipatorio que resulta esencial para el aprendizaje. No más de cinco minutos dedicados a esta actividad de escritura al comienzo del aprendizaje de un nuevo tema brinda altas posibilidades de participación por parte del alumno.
Escritura de un diario personal como medio de autorreflexión: puede también proponerse la creación de un diario personal para sondear en profundidad la inteligencia intrapersonal. Los alumnos podrán explorar su propia identidad mediante una escritura que brinde acceso a la autoconciencia, autoaceptación, autoactualización y autorrevelación.
Aprendizaje autodirigido: el aprendizaje autodirigido es un destacado ejemplo de educación intrapersonal, ya que se sustenta en la elección y autonomía del alumno. En las aulas en que se pone en práctica el aprendizaje autodirigido, es el alumno y no el docente quien se encuentra en el centro del proceso para la toma de decisiones, y son la automotivación y la autodisciplina, las que constituyen las claves del éxito. Con la guía del docente, los alumnos seleccionan y organizan sus propios procesos de aprendizaje, incluyendo los temas de estudio, los objetivos que se alcanzarán, las estrategias y actividades de aprendizaje que se aplicarán y los recursos que se utilizarán.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/la-escuela-como-medio-para-incrementar-la-inteligencia-emocional-y-autoestima/

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La Educación: Entre la inquietud de sí y el emplazamiento del poder-saber para “ser”

Jorge Díaz Piña

diazjorge47@gmail.com

 

Sin el propósito de simplificar lo que es complejo, podemos proponer  que pese a las demás determinaciones que las envuelven, y  de las que nos ocuparemos después,  las prácticas educativas que regulan los procesos de enseñanza-aprendizaje o “prácticas pedagógicas interactivas de resignificación constructiva” en la educación escolar a diferentes  niveles, éstas se encuentran condicionadas por la relación tensa entre la inquietud de sí mismos de los estudiantes y el emplazamiento del poder-saber para “ser” que la institución o dispositivo escolar propicia sobre aquellos.

La noción inquietud de sí mismo (epimeleia heauteu) es recuperada y actualizada de la cultura griega antigua por Michel Foucault en su texto Hermenéutica del sujeto (2009), atribuyéndole el significado siguiente, “la epimeleia heauteu es una actitud: con respecto a sí mismo, con respecto a los otros, con respecto al mundo… implica cierta manera de prestar atención a lo que se piensa… acciones que uno ejerce sobre sí mismo” (p. 28).  Este ocuparse o preocuparse reflexivamente de sí mismo por parte del sujeto,  según Foucault (ob. cit.), también implica su relación con “la verdad”, o régimen de verdad hegemónico e histórico impuesto en una sociedad dada,  asumiéndolo como efecto y causa del poder-saber.  Para el caso que nos ocupa, la verdad se relaciona con los discursos o regímenes veridictivos  de los otros, esto es, de los discursos  legitimados como verdaderos por el poder-saber de los docentes y de la institución escolar (sus saberes, sus  conocimientos, sus hipercorrecciones, sus exhortaciones e imperativos éticos y morales, etcétera).  En Foucault (1978), “la ‘verdad’ está ligada circularmente a  los sistemas de poder que la producen y la mantienen y a los efectos de poder que induce y que la acompañan” (p. 189)

Estos últimos discursos, en tanto los otros pretenden incidir en la conducta o modos de ser de los estudiantes, son acciones o prácticas discursivas de poder que se articulan con los saberes producidos con anterioridad sobre ellos para  normalizarlos (tecnologías disciplinarias) como cuerpos dóciles y útiles en términos foucaulteanos (saberes examinadores, psicológicos, sociológicos, médicos, diagnosticadores prácticos, etcétera), por consiguiente, son formas de poder-saber ya que para Foucault (1985), “es efectivamente en los discursos donde poder y saber vienen a articularse” (p. 231).  De aquí que se considere a la institución escolar como un dispositivo de emplazamiento del poder-saber para “ser” que actúa sobre la inquietud de sí de los estudiantes, ”estudien para ser alguien en la vida” se les reitera predicativamente. Aquí el término “ser” está referido a su uso generalizado para indicar al tipo de hombre o mujer, presuntamente realizador de estos, que declarativamente  los sistemas educativos manifiestan querer producir ideológicamente para la reproducción o transformación de las sociedades.

Actuación institucional o normalizadora, o de la gubernamentalidad –a decir de Foucault–, sobre los estudiantes que registra una dimensión tensional graduada según sea mayor o menor la discrepancia o distancia entre la inquietud de sí y el emplazamiento del poder-saber para “ser”.  Que pudiera traducirse desde el imaginario del estudiante como la tensión  entre lo que “yo soy o quiero ser” y “lo que la escuela quiere que yo sea”. Tensión que puede expresarse en comportamientos estudiantiles que irían desde la franca resistencia a las imposiciones del poder-saber hasta manifestaciones de renuencia,  o evasión, abarcando además,  las de adecuación simulada y las de adaptación por el cese  transitorio  o definitivo de las resistencias y renuencias.  Con respecto a los efectos de rechazo que produce el poder por más que este  enmascare y justifique su fuerza o coacción  persuasora, el mismo Foucault (1985), advierte que “allí donde hay poder hay resistencia” (p. 116).

Las resistencias, las renuencias y las evasiones estudiantiles contribuirían, en su vinculación con otros condicionamientos que trataremos, a explicar la mal denominada deserción estudiantil, ya que consideramos que la escuela por reproductora  es  su propiciadora principal por “desertógena”,  debido a sus excluyentes prácticas de emplazamiento del poder-saber para “ser”.  Asimismo, ayudarían a comprender la ideológicamente manipulada estigmatización de los estudiantes culturalmente resistentes, renuentes y evasivos como de “bajo rendimiento académico”, y de los docentes y escuelas públicas que los toleran al  no excluirlos por la “baja calidad  educativa” que se les endilga por ello, sin que dicha tolerancia implique el reconocimiento dignificador de su otredad cultural, su  modo de ser diferente al que prescribe la escuela.

En los casos de los estudiantes que son inducidos a excluirse o “desertar”, opera además su reflexión evaluadora del tiempo existencial suyo  comparado con la temporalidad de permanencia en las instituciones escolares para egresar definitiva o certificadamente en correspondencia con las posibilidades de manutención del contexto sociofamiliar de procedencia popular o de clase empobrecida y marginada socioeconómicamente.  El tiempo de permanencia escolar para “ser” es percibido como muy prolongado y excesivo para mantener su trayectoria o recorrido en él, presionando para su exclusión consentida o “deserción”. En estos casos, opera la significación de “ser” dada por Heidegger (2010), en su obra El ser y el tiempo: el sentido del ser es el tiempo.

Lo expresado anteriormente respecto a los docentes, no obsta para señalar que además de ser reproductores del discurso emplazador del poder-saber de “ser” de la gubernamentalidad ante los estudiantes, registran una ambivalencia, por cuanto muchos de ellos son también portadores-continuadores  de su inquietud de sí estudiantil pasada pero perdurable en el tiempo, no sin modificaciones, que resiste, es renuente, evasiva  y simuladora de su adecuación institucional a la escuela. Producto tanto de su  procedencia social clasista de sectores excluidos, marginados o populares, de su origen étnico o condición de género, como de su recorrido escolar para optar por “ser docentes”, y de las vicisitudes o experiencias no-realizadoras o des-realizadoras por contraventoras de la gubernamentalidad transitadas en su trayectoria de vida profesional.  Los docentes estarían así, envueltos en una dialéctica del sí mismo y las obligaciones institucionales contraídas.

Es de resaltar que el acervo sociocultural que portan  los docentes de origen popular o no-moderno, pese a su ambivalente adecuación a la cultura moderna durante  su trayectoria de formación y ejercicio profesional escolar, es refractaria a la naturaleza sociocultural clasista dominante, hegemónica o moderna de la escuela capitalista. Naturaleza que es legitimada ideológicamente como neutral, universal o científica, y que le justifica establecer estándares meritocráticos de evaluación compulsiva de comparación  jerarquizadora o calificadora-descalificadora de  docentes, estudiantes y escuelas.  Esto,  bajo la apariencia de un presunto propósito igualador  de la calidad educativa. Estándares establecidos con base en predeterminadas pruebas con un  baremo que parten de establecer desempeños anticipados descalificadores por elitescos socioculturalmente, o a sabiendas que son  logros que pocos pueden alcanzar, es decir, son reveladores del oculto trasfondo sociocultural desigual  clasista de la sociedad.  Instrumentos complementados con desempeños de dificultad media o baja, u otras gradaciones,  para revestirlos de objetivos,  equilibrados o justicieros.  Asimismo, son  revelados como estimulantes de la rivalidad  entre docentes, estudiantes y escuelas, en función de articularlos a la supuesta competitividad económico-empresarial neoliberal globalizadora.

Ello explicaría muchas de las conductas docentes descomprometidas o disfuncionales para la gubernamentalidad respecto de  la institución escolar, y su “resistencia al cambio”, por lo que los culpan del “bajo rendimiento” de los estudiantes y de la “baja calidad” de las escuelas, y no a la estructura reproductora clasista de la institución escolar que provoca su relativa disfuncionalidad con relación a la eficacia cualificadora de la fuerza de trabajo  acorde con las exigencias de la capitalista división del trabajo; relación también estimada perversamente por capitalizadora de un bien  considerado público por gratuito, desde la lógica mercantil economicista de la rentabilidad costo-beneficio del capital por la tecnocracia contracultural  neoliberal que desea privatizarlo. Por consiguiente,  se les descalifica e indignifica al no querer comprender la ambivalencia que los atraviesa, ya que es debida a las contradicciones clasistas y socioculturales que cruzan al dispositivo reproductor de la institución escolar que se ve obligado, por la  propia dinámica desigualadora y excluyente que le es congénita al capitalismo, a cooptar o escoger a los educadores de los sectores sociales distintos a los dominantes. Contradicciones clasistas y socioculturales que no puede admitir el sistema capitalista ya que se sustenta ideológicamente en la irreal y fetichista  “igualdad social” jurídico-liberal.

Por otra parte, la ambivalencia que sufre el tipo de docente referido, le ocasiona patologías severas que afectan su bienestar físico y mental, al verse obligado sin convicción interna  a realizar su oficio profesional.  Patologías que van desde su estresamiento hasta afecciones psicosomáticas más severas.  De la cuales no se sobrepondrá  si no hace conciencia de las causas que originan su situación y no se dispone reflexiva y comprometidamente a contrarrestar las dinámicas institucionales de poder que lo coaccionan y, que a su vez,  le hacen coaccionar a los estudiantes, impidiéndole atenuar y superar sus efectos.  Sin hacerse ilusiones pedagogistas en las cuales refugiarse y reguardarse ya que éstas si no se encuentran articuladas a posibilidades  de cambio de las estructuras reproductoras, no incidirán en la transformación de las relaciones escolares. De aquí que deba  incluir en sus reflexiones y prácticas,  alternativas radicales de transformación que le puedan llevar a optar estratégicamente a luchar por  nuevas instituciones educativas de contrapoder, incluso  desescolarizadas, correspondientes  anticipadamente a una nueva sociedad sin estructuras de dominación y reproducción clasistas principalmente, no únicamente.

Retomando el hilo en torno al  modo de ser de los estudiantes, señalamos  que además de marcar su inquietud de sí, tiene que ver con la formación sociocultural de su habitus, su código  y su identidad personal.  El habitus, categoría propuesta por Bourdieau (1977), define las relaciones entre las disposiciones y tomas de posición en los individuos a partir de las determinaciones que produce su origen de clase social.  Las estructuras sociales objetivas preexistentes predisponen las conductas en tanto estructuras de percepción, pensamiento y acción en el mundo sociocultural; esto es el habitus, estructuras estructurantes “heredadas” por transmisibles y reiterables en un contexto dado, de disposiciones perdurables en los sujetos. Es un haber histórico o “biográfico” de los individuos o grupos,  un acumulado sociocultural hecho ser o corporeidad.   A diferencia del código, con el que guarda también semejanzas, concepto incorporado por Bernstein (1998), que refiere a la gramática seleccionadora e integradora subyacente y reguladora de la orientación prevaleciente de los  significados  relevantes, las formas de su realización y los contextos evocadores en los individuos, adquiridos tácitamente según su procedencia sociocultural familiar y de clase social.

Ambos conceptos, inciden en la constitución subjetivadora e individuante de las identidades personales y grupales o comunitarias como identificaciones con valoraciones, concepciones, creencias, normas, representaciones, etcétera, que permiten reconocer y reconocerse a las personas en su singularidad social, y como  disposiciones adquiridas y posicionamientos duraderos del carácter  ante sí, ante los otros y ante el mundo o entorno.  Aunque las disposiciones duraderas del carácter que identifica a los individuos perduren, no son invariables, ya que, de acuerdo con  Ricoeur (1996), la identidad, a través de someterse a su despliegue narrativo como modalidad reflexiva de sí, –identidad narrativa–, puede sufrir variaciones al restituirle el relato su movimiento retrospectivo, permitiéndole así a los sujetos la reapropiación personal de su historicidad.

No obstante estos condicionamientos del  habitus, del código y     de las disposiciones adquiridas que configuran las identidades,  –imprescindibles para comprender  la actuación de la inquietud      de sí de los estudiantes que resisten, son renuentes, simuladores de su adecuación y evasivos frente al emplazamiento escolar del poder-saber para “ser” al tratar de imponer ideológicamente su instituida cultura escolar,  que igualmente responde a concepciones y representaciones   clasistas de los grupos  sociales dominantes y hegemónicos en la sociedad, y que provocan el desencuentro y la confrontación socioeducativos causantes de esos comportamientos estudiantiles al no reconocerles su condición ético-cultural dignificadora diferente–, deseamos agregar las determinaciones de base  que reivindica Guattari (1996), las semióticas asignificantes y las significantes que constituyen desde su más  temprana edad a los individuos y preconfiguran sus disposiciones posteriores como, por ejemplo, las de aprender.

Él utiliza las categorías de semiótica asignificante y semiótica significante para tratar los componentes semióticos que contribuyen a producir la subjetividad, teniendo en cuenta la obra de Stern (2005), El mundo impersonal del infante.  En esta obra, la subjetividad pre-verbal se expresa a través de semióticas simbólicas asignificantes en una relación problemática y complicada con la máquina social lingüística o semiótica significante.  Esa subjetividad pre-verbal, pre-cognitiva o pre-individual, que subyace a todos los modos de subjetivación, es encubierta e ignorada.  Antes de la adquisición del lenguaje, los niños y niñas construyen activamente formas de percibir, de expresarse y de experimentarse a sí mismos en el mundo por medio de una semiotización no verbal diversificada y diferenciada.

El texto de Stern (ob.cit.),  socava la supuesta unidad del sujeto al enumerar la multiplicidad de “sis” o “yoes”, de relaciones y de afectos pre-verbales que lo constituyen.  Él distingue tres sentidos de sí.  Un sentido de sí emergente, de sí nuclear y de sí intersubjetivo que preceden la aparición del sentido de sí verbal.  El sentido de sí, en los tres primeros casos, no significa un concepto de sí, ni un conocimiento de sí, ni una conciencia de sí ya que esas experiencias no son traducidas o expresadas por el lenguaje, la consciencia o la representación.  Los distintos sentidos de sí, anteriores al sentido linguístico de sí, no constituyen etapas pero si son niveles de subjetivación o vectores de subjetivación no verbales que se manifiestan en el transcurrir de la vida de manera paralela con el habla y la conciencia.

La relación consigo mismo presupone un posicionamiento que es existencial o afectivo antes de ser linguístico o cognitivo, y que es el centro de la subjetividad. Más aún, es a partir de ese núcleo asignificante que podrá haber significación y lenguaje.  Este asunto tiene implicaciones importantes para nuestros planteamientos ya que sobre esa subjetividad asignificadora que perdura a lo largo de la vida, actúa el emplazamiento del poder-saber para “ser”, que trata de manipular los afectos, las percepciones,  los ritmos, los movimientos, las duraciones, las intensidades y otras semióticas asignificantes.  Actúa tratando de  controlar y modular los efectos de subjetivación y des-subjetivación.

Una estrategia para neutralizar, ordenar y normalizar o disciplinar la acción de las semióticas simbólicas y asignificantes de la inquietud de sí que exceden las significaciones dominantes en la escuela, esto es, la representación y los significados, consiste en jerarquizar estas últimas.  La subjetivación asignificante o afectiva funciona fuera de la conciencia y  expresa la matriz existencial desde la que se asimilan las experiencias a partir de las cuales surgen  pensamientos, formas percibidas, actos identificativos y sentimientos verbalizados.  Es un reservorio en el cual toda experiencia creativa puede prosperar.  Asimismo, todo acto de aprendizaje en última instancia, depende del sentido de sí emergente en los meses iniciales.

Guattari (ob. cit.) indica que es desde estas subjetividades de sí articuladas como universo protosocial, de carácter pre-verbal, que son  adquiridos los caracteres familiares, étnicos, de clase, etcétera, a modo de inconsciente cultural por medio de la comunicación contigua, es decir, el habitus, el código sociocultural y las disposiciones duraderas del carácter que forman la identidad, y en definitiva, la inquietud de sí.

Después de haber expresado nuestras consideraciones respecto a la dialéctica de la inquietud de sí  de los estudiantes y docentes, y del emplazamiento escolar del poder-saber para “ser” sobre ellos, queremos cerrar señalando una posibilidad  terapéutica liberadora, en cuanto atención a sí mismos, para contrarrestar los efectos de las acciones de poder de la gubernamentalidad escolar.

Creemos que es posible inscribir la inquietud de sí en el contramarco de la reconstrucción hermenéutica crítica de la subjetividad alienada o del cuidado de sí,  cura sui, en tanto tecnología del yo, de repensarse y hacer retroacciones terapéuticas sobre sí mismos a partir de la revelación narrativa de las sujeciones institucionales de la escuela que los han constituido, a semejanza de lo referido con anterioridad sobre la identidad narrativa en Ricoeur (1996).

 Terapéutica de autoanálisis socioinstitucional recíproco de interpelaciones  y co-interpretaciones entre estudiantes, entre docentes y, entre docentes y estudiantes, funcionando como agenciamientos colectivos de enunciación, propuesta formulada por Félix Guattari. 

Agenciamientos  que reflexiva  y satisfactoriamente corroan las subjetivaciones de poder interiorizadas  como   significaciones y representaciones  sujetantes dentro de sí (semióticas significantes), hasta donde sea realizable como experiencias de “conversión”.  Sin creer que se puede hacer coincidir plenamente el sí mismo consigo mismo, pero que gratifican y potencian placenteramente el deseo reiterable de emancipación que se manifiesta al renombrar el mundo o de resignificar lo significado para cambiarlo (semióticas asignificantes y contrasignificantes), cuando se sentidiza que no se debe ser objeto de poder, sino ser sujetos con poder de transformación de sí y de la sociedad.

REFERENCIAS

Bernstein, B.  (1998).  Pedagogía, control simbólico e identidad. Madrid: Editorial Morata.

Bourdieu, P.  (1977).  La reproducción.  Barcelona: Editorial Laia.

Foucault, M.  (1978).  Vigilar y castigar. México: Siglo XXI Editores.

—————–  (1985).   Historia de la sexualidad (I). La voluntad de saber.  México: Siglo XXI Editores.

__________  (2009). Hermenéutica del sujeto. México: FCE.

Guattari, F.  (1996).  Caosmosis. Buenos Aires: Editorial Manantial.

Heidegger, M.  (2010).  El ser y el  tiempo.  México: FCE.

Ricoeur, P.  (1996).   Sí mismo como otro. Madrid: Editorial Siglo XXI.

Stern, D.  (2005).  El mundo interpersonal del infante. Buenos     Aires: Editorial Paidós.

Imagen Autor: Frato

Correo: diazjorge47@gmail.com

 

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Aina Tarabini: “La equidad en la composición de los centros es esencial”

09 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Aina Tarabini

¿Qué entiende por escuela innovadora?
El punto de partida es que el concepto está poco definido y en los discursos que se están haciendo actualmente sobre esta cuestión se da por supuesto que la palabra innovación es compartida, de consenso y, prácticamente, buena por naturaleza. Para mí es aquí donde reside el problema. Los discursos sobre la innovación tienen intrínseca la idea de lo nuevo y lo viejo y, a veces, esto es peligroso porque hay proyectos como la asociación Rosa Sensat, que llevan muchos años innovando.

¿Cree que siempre ha habido demanda de este tipo de escuela o se ha disparado en los últimos tiempos?
La cuestión no es si hay más demanda ahora que antes, la cuestión es de dónde se hace y quién la hace. Esto tiene que ver con clases sociales. Son las familias de clase media formadas, en general, por profesionales liberales las que demandan este tipo de escuelas. Esto es absolutamente legítimo porque todos queremos buenas escuelas para nuestros hijos e hijas, pero el riesgo que hay aquí es que la escuela pública es la escuela de todos y esto no se puede perder de vista. No hay suficiente oferta de este tipo de plazas y las familias de clase media tienen más voz porque son las que controlan el capital cultural y los medios y, consecuentemente, su discurso se hace más visible.

En un artículo afirma que, a veces, tanto la innovación como la elección pueden tener connotaciones negativas. ¿Cuáles?
La innovación y la elección son palabras de consenso. Son conceptos en los que si no tienes en cuenta el “cómo”, nadie puede estar en contra. Sería como estar en contra de la autonomía o de la elección. Son palabras que crean un falso dilema. Está claro que las familias tienen que poder elegir colegio para sus hijos e hijas, pero esta elección debe estar regulada, porque estamos hablando de un servicio público y no de un mercado privado.

Un interesante punto de partida…
También está claro que tiene que haber escuelas innovadoras, pero se debe vigilar que ello no dé pie a una lucha competitiva entre centros educativos en la que haya una jerarquía de centros innovadores o más avanzados y centros que no los son. Ahí es cuando nos encontramos con el problema. Es importante que la elección, la innovación, sea viable para todo el mundo.

¿Cree que, en el caso de poder hacerlo, las familias tienen información suficiente a la hora de escoger centro educativos?
La diferencia no radica en el acceso a la información, radica en la gestión. La información existe para todos, pero aquí entra en juego el capital cultural y lo que significan todas sus múltiples dimensiones y toda la reflexividad que hay detrás del proceso de selección. Entre otras cosas, las familias de clase media son conscientes de que su condición social está muy explicada por la selección educativa.

¿Y qué es la “clausura social”?
Es un concepto que no es mío, y significa “acaparar oportunidades”. Se da en los procesos de selección de escuelas, incluyendo el concepto “escuela innovadora”. Tiene que ver con el “cómo” que comentaba antes. Se refiere a cómo generamos procesos de selección e innovación que no permiten o no ayudan a la acaparación de oportunidades por parte de grupos sociales determinados.

¿Qué mecanismos cree que se pueden crear para evitar esta clausura social?
Primeramente se debe regular bien el sistema de elección de centros educativos. En los países en los que hay escuelas privadas concertadas esto supone un problema todavía mayor, porque hay escuelas cobrando cuotas de unos 300 euros mensuales a la vez que están financiadas con fondos públicos y utilizando unas políticas de selección que no tendrían que aplicar. Pero no sólo el control de las escuelas concertadas es importante. Además, las administraciones públicas tienen que garantizar que la distribución del alumnado en las escuelas de un territorio se haga correctamente, de la manera más equitativa posible. La equidad en la composición de los centros es esencial.

¿Cuáles cree que deben ser los elementos comunes de todas las escuelas?
Reconocimiento, redistribución y participación son las características que debería tener la escuela, que no tiene por qué llamarse innovadora. La educación, la escuela, se debe orientar a la justicia social. Pero yo hablaría más del sistema que de la escuela y creo que es indispensable que haya unas condiciones de trabajo dignas y unas condiciones sociales y educativas que permitan el progreso educativo de los alumnos en igualdad de condiciones.

¿Cree que las TIC juegan un papel importante en lo que se denomina escuela innovadora?
La escuela innovadora no necesariamente tiene que tener relación con las TIC. Creo que en el caso de las TIC la cuestión no está en el ‘qué’, está en el ‘cómo’. Pueden funcionar muy bien o muy mal; todo depende de cómo se usen. Hay centros y maestros que utilizan las tecnologías de maravilla y hay otros que han aplicado pizarras digitales y las utilizan igual que una pizarra clásica.

Entonces, ¿qué tres cosas cambiaría de la educación?
Es difícil y seguro que me dejaré cosas. Por ello más que decir tres cosas, diré tres bloques. En primer lugar, la financiación. Hablo de la financiación con todo lo que ello implica: un incremento de la financiación macro para la educación, y, muy especialmente, para las escuelas públicas. Y después la financiación específica, que con la excusa de la crisis prácticamente ha desaparecido del mapa. Con ello me refiero a becas comedor, aulas de acogida, profesorado de soporte, etc.

¿Y las otras dos?
En segundo lugar, el profesorado. Creo que hay una parte de política de profesorado y de formación inicial y permanente que es clave. Es una barbaridad que esto no se esté financiando. Y, por último, todo lo relacionado con la segregación escolar. Es decir, generar unos centros y contextos educativos que sean lo más equilibrados posible socialmente.

¿Qué factores cree que influyen en el abandono escolar? ¿Cómo cree que se debe luchar contra él?
El abandono escolar es multifactorial. En el tema del abandono escolar muchas veces se pone el foco en el tema del aprendizaje, y evidentemente desde el punto de vista instrumental es fundamental, pero hemos entrevistado a muchos jóvenes que están en riesgo de abandonar o que lo han hecho y más allá de los problemas cognitivos y de aprendizaje que puedan tener, la carencia más fundamental es de cariz expresivo. Muchas veces no le encuentran el sentido a lo que están haciendo en los colegios o institutos y no encuentran vinculación emocional con el profesorado, con lo que hacen y en la confianza en ellos mismos. Hay problema de vinculación con el proceso.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/aina-tarabini-la-equidad-en-la-composicion-de-los-centros-es-esencial/

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Juego, arte y educación: Los títeres también van a la escuela

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Aaron Samuel J. Crombé

Educar significa sacar las potencialidades. Apelar a la genialidad de cada individuo, a sus talentos personales, sean los que sean. Más que decirle quién es y cuáles son sus talentos, hay que inspirar, tocar las cuerdas profundas de la persona para que, al resonar desde dentro, este sonido haga salir sus propios colores.

Estamos en la era de la información, de la tecnología, de los cambios vertiginosos. Más que en ningún otro momento de nuestra historia, lo que nos aporta felicidad y un lugar en el mundo son los talentos originales. La sociedad necesita espíritus libres capaces de pensar fuera de los límites y capaces de navegar con sus emociones. Individuos que hacen lo que aman y aman lo que hacen. Es un cambio de paradigma: del formateo para sobrevivir a la educación para vivir.

En este marco se encuadra el arte como una herramienta educativa fundamental. El arte se nutre del Ser y desde esta esencia anima a sacar del interior los talentos personales y descubrir los potenciales individuales. El arte en todas sus formas acoge a la persona sin prejuicios, sin agendas y fluye con ella. “Una gran parte de las cosas que nos importan se aprenden completamente en el proceso creativo”, afirma Kenneth Ginsberg, pediatra del Children’s Hospital de Philadelphia (EEUU) y autor del libro Building Resilience in Children and Teens(Construyendo resiliencia en niños y adolescentes).

Hace 10 años comencé a trabajar con las marionetas. En primer lugar como una herramienta de crecimiento personal, un poco más tarde las introduje en mis actividades como psicólogo y como pedagogo, y por último en mi faceta como padre. Hoy en día me doy cuenta de porqué lo hice y lo sigo haciendo. Constato que los títeres apelan directamente al juego, al entusiasmo y al asombro. Tres elementos que han sido identificados por la neurología moderna como los motores más potentes del aprendizaje. El juego, el entusiasmo y el asombro son atributos naturales del niñ@, que le dan ganas de explorar su mundo personal y su entorno para desplegar sus vías propias de descubrimiento y creación. Al utilizar los títeres, permitimos que l@s niñ@s se mantengan cerca de esta esencia.

Pero aún mucho más importante, trabajar con marionetas acerca a los adultos al mundo de la infancia de un modo diferente, los conecta con el niño interior. El niño interior es, entre otras muchas cosas, el reservorio de juego, entusiasmo y asombro del que disponemos los adultos. En palabras de Carl G. Jung, “el niño interior es el símbolo de la parte del ser humano que quiere desarrollarse y llegar a todo”.

Fueron las necesidades de una maestra de infantil el catalizador para la materialización de una década de investigación. Y así en 2014 nacen Les Travelling Títeres,  un proyecto que lleva a las aulas el juego, el entusiasmo y el asombro.

Les Travelling Títeres es una troupe de marionetas viajeras que durante todo un trimestre van enviando tarjetas, vídeos y canciones a los niños. Todo este material se convierte en un juego pedagógico en manos de los profesores y profesoras. Son marionetas trilingües así que, hasta el momento, el proyecto se ha aplicado sobre todo en el aprendizaje de idiomas. Y después de tres meses de postales, vídeos y canciones, las marionetas llegan a la escuela y hacen un espectáculo. Las letras y las músicas son originales, así como las historias que se representan en el espectáculo final, creadas exclusivamente para este proyecto por dos educartistas con profundas raíces y experiencia en psicoterapia.

Otro de los pilares de este proyecto es la cooperación. La cooperación entre adultos (maestras y educartistas) necesariamente impregna todo el trabajo y llega hasta los niños como un baño sutil. Como decía Gandhi “mi vida es mi mensaje”: solamente cooperando podemos animar a los niñ@s a confiar los unos en los otros.

Les Travelling Títeres es una propuesta entre muchas. Lo fundamental es fomentar pedagogías que permitan, simplemente, que las niñas y los niños se mantengan en contacto con su esencia de aprendices innatos. Pero, aún más importante, es que estas pedagogías empujen a las personas adultas a volver a contactar con su propio asombro y entusiasmo. Esto es, con un amor verdadero hacia su propio niño interior para que pueda expresarse hacia fuera con los niños que les rodean a través del respeto de sus procesos y del acompañamiento de sus progresos. El momento es ahora.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/juego-arte-y-educacion-los-titeres-tambien-van-a-la-escuela/

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Libro: Familia, escuela y desarrollo humano Rutas de investigación educativa

Reseña:

José Luis Meza Rueda. Ruth Milena Páez Martínez. [Coordinadores]

Hay una ruptura entre familia y escuela. La familia tiende a mirar la escuela como “guardería”, o el sitio seguro donde sus hijos pueden estar mientras los padres trabajan; y la tiende a considerar como lo mínimo que puede ofrecer para que su descendencia sea “alguien en la vida”. La escuela, por su parte, tiende a observar a la familia como un contexto lejano a ella que no debe entrometerse en los asuntos curriculares ni en la planeación institucional. Las relaciones de la escuela con la familia suelen ser más burocráticas y sancionatorias que de colaboración. Frente a esto, no es banal indagar acerca de las relaciones entre familia y escuela, entre familia y profesionales de la educación, pues se plantea la necesidad de un entendimiento mutuo entre ambos contextos de desarrollo y aprovechar el potencial educativo de la relación entre las dos instituciones.

Link de Descarga: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20161116033448/FamiliaEscuelaYDesarrolloHumano.pdf

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