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Libro(PDF): «Lo mítico en la formación de los niños : una propuesta para integrar lo imaginario, la narrativa, la comunicación, el rito, la memoria y lo estético en la escuela»

Reseña: CLACSO

Las preocupaciones de la escuela por la formación de los niños se han focalizado en el conocimiento racional o lógico dejando en desbalance el conocimiento relacional o mítico. En este libro se coloca lo imaginario como nicho de todo el conocimiento posible, como el trasfondo de todo proceso de simbolización y creativo en el ser humano. Se asume que lo lógico y lo mítico no se oponen sino que ambos, como modos distintos de ordenar el mundo y de conocerle, requieren coexistir. De ahí se derivan las preguntas centrales del libro: ¿cómo se puede comprender y abordar lo mítico en la formación de los niños? ¿de qué manera lo mítico aporta en dicha formación? Estas cuestiones se abordan a lo largo de la publicación mostrando la importancia y las posibilidades de lo mítico en seis alcances identificados por la autora y que se constituyen en ruta para una pedagogía de lo mítico: lo imaginario, la narrativa, la comunicación, el rito, la memoria y lo estético.

Autores (as):  Páez Martínez, Ruth Milena

Editorial/Editor: Editorial Kimpres S.A.S.

Año de publicación: 2017

País (es): Colombia

Idioma: Español

ISBN: 978-958-48-1942-0

Descarga: Lo mítico en la formación de los niños : una propuesta para integrar lo imaginario, la narrativa, la comunicación, el rito, la memoria y lo estético en la escuela

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?novedad=si&c=co-060&d=13932

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Cómo educar a los niños en el afecto (para combatir el porno)

Por: La vanguardia

La educación sexual de las nuevas generaciones es una preocupación compartida tanto por las familias como por las escuelas

La educación sexual de las nuevas generaciones es una preocupación compartida tanto por las familias como por las escuelas. El acceso masivo a internet desde muy corta edad a través de los dispositivos móviles obliga a las instituciones a afrontar una cuestión trascendental que algunas sociedades de tradición cristiana han demorado durante demasiado tiempo: ¿cómo dar respuesta a las inquietudes que surgen en los niños y niñas crecidos en la dualidad entre un entorno hipersexualizado y los tabús heredados de la moral sexual religiosa?

España es uno de los pocos países europeos que aún no ha adoptado las recomendaciones de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO) o la Organización Mundial de la Salud (OMS) para proporcionar un enfoque pedagógico integral sobre la sexualidad a través de la escuela, aunque los argumentos para poner en marcha este tipo de proyectos educativos son difícilmente rebatibles.

UNESCO en español

@UNESCO_es

¡La educación sexual integral de calidad es UN DERECHO esencial para fomentar la salud y el bienestar, el respeto de los derechos humanos y la igualdad de género!♀️

Consulta el manual de la @UNESCO_es aquí 👉http://on.unesco.org/2CPA1nb 

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Por un lado, numerosas investigaciones demuestran que en los territorios en los que se imparten estos contenidos de manera obligatoria –entre ellos, prácticamente todos los países de nuestro entorno excepto Italia– el inicio de las relaciones sexuales es más tardío y más seguro. La OMS indica que disminuyen los comportamientos de riesgo de los adolescentes y aumenta el uso de métodos anticonceptivos. Adicionalmente, la falta de información tiene efectos nocivos, ya que cuando los menores no ven satisfecha su curiosidad en materia de sexo ni en clase ni en casa, recurren con una alarmante facilidad al porno online.

“Los chavales de 13 a 18 años tienen el móvil lleno de porno”

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), casi el 90% de los menores de 10 años tienen acceso a internet, y uno de cada cuatro tiene un smartphone propio. No sorprende, en consecuencia, que estudios recientes revelen que los menores españoles tienen su primer contacto con la pornografía a los ocho años de edad : “En estas edades tan tempranas aún no les interesa, lo encuentran asqueroso, e incluso tienen sentimiento de culpa cuando se encuentran con esos contenidos, pero algunos ya empiezan a masturbarse con 9 años; a partir de los 12, cuando ya casi todos tienen móvil, se acaba definitivamente la edad de la inocencia; y los chavales de 13 a 18 años tienen el móvil lleno de porno, conocen muchas más webs adultas que los mayores”, explica Elena Crespi, psicóloga y sexóloga que acaba de publicar el libro ‘Habla con ellos de sexualidad’ (Lunwerg Editores).

Más allá de los riesgos relacionados con la salud y los embarazos no deseados, muchos sociólogos han relacionado el “alto contenido violento” de la pornografía online con el patrón que se reproduce en algunos episodios de violencia sexual en grupo que se han producido recientemente en nuestro país, como el caso de ‘la Manada’ y otros similares. “El problema no es que vean porno, porque eso ya es inevitable, sino que su socialización sexual sea solo esa; que nadie debata con ellos y ellas lo que significa besarse o abrazarse; que no se les explique que el sexo no es un instinto animal y que deben aprender a gestionar su deseo; que en una relación no hay placer sin libertad, y que su felicidad y sexualidad tiene que ver con la felicidad y la sexualidad del otro”, lamenta Jaume Funes, educador y autor de varios ensayos sobre la psicología de los adolescentes.

Ante la falta de una ley estatal que imponga las directrices a seguir en los planes de estudio, las únicas iniciativas en marcha surgen de las comunidades autónomas, aunque de momento son escasas y tienen poco recorrido. Por otra parte, las administraciones que han intentado integrar este tipo de enseñanzas en el currículo escolar se han encontrado con múltiples trabas. Es el caso de Skolae, un programa pionero en nuestro país estrenado en 2017 por el Gobierno Foral de Navarra. De momento ha llegado a 116 escuelas, y el nuevo gobierno socialista pretende implantarlo en todos centros educativos a pesar de la gran controversia política y social que ha suscitado.

Catalunya también ha iniciado en el presente curso escolar su propio programa piloto de educación sexual y afectiva, bautizado como Coeduca’t . En una primera fase se llevará a cabo en 300 escuelas e institutos públicos de todas las etapas educativas obligatorias, desde P3 hasta cuarto de ESO. El conseller de Educación, Josep Bargalló, anunció hace un par de semanas en el Parlament que el objetivo es que llegue a todos los centros públicos en tres años, pero ya a partir de enero los docentes dispondrán de los materiales trabajados con entidades especializadas a través de un espacio web en xtec.cat.

Los contenidos se han elaborado sobre la base de las conclusiones obtenidas de la investigación ‘ La educación afectiva y sexual: un derecho, una prioridad ’ (pdf), que hace dos años reveló los déficits de los modelos pedagógicos actuales y del abordaje de la materia en los centros educativos, a menudo se limitada a intervenciones externas puntuales, como charlas o talleres. “Lo que ha ocurrido hasta ahora en Catalunya es que cada uno ha hecho la guerra por su cuenta: por un lado, los equipos directivos de los centros decidían qué contenidos impartir y con qué métodos; por otro, las AMPAS organizaban talleres asesorados por asociaciones externas; y en otras escuelas no se ha hecho nada. Esta situación provoca que se perpetúe la desigualdad de acceso a la formación en sexualidad”, explica Jordi Baroja, director del Centre Jove d’Atenció a les Sexualitats (CJAS).

Un amplio estudio realizado por el grupo de investigación AFIN de la UAB, en el que han participado 600 niños, 112 profesores y 78 padres y madres, pone de manifiesto el desconocimiento de los alumnos y las dificultades de familias y maestros a la hora de tratar el tema. “Según los resultados de nuestro estudio, los niños y niñas no saben qué es el clítoris, ya que la mayoría de los libros con los que trabajan muestran el aparato reproductor femenino en vez del aparato genital; todos saben cómo es un pene, pero muy pocos saben dibujar una vulva”, revela Estel Malgosa, una de las investigadoras.

Asimismo, existen grandes diferencias de género en los relatos sobre sexualidad y reproducción que hacen niños y niñas de 8 a 12 años: “Ellas se centran en el embarazo y en una dimensión más relacional; ellos, en las relaciones sexuales y en el placer masculino”, explica Malgosa. Pero la ignorancia es patente. “Muchos niños de 11 y 12 años no tenían información alguna sobre los cambios que se producirán en breve en su cuerpo, como la regla, el flujo vaginal o las eyaculaciones”. Y preguntados para qué sirve la pornografía, un grupo de niños de 6º de Primaria responden: “para aprender”.

Para paliar esta falta de información, el Departament d’Educació ha construido, con la ayuda de entidades especializadas, un itinerario curricular que integra la formación afectivosexual en la escuela con un enfoque interdisciplinario y transversal. “El objetivo es plantear una aproximación integral que cubra todas las dimensiones de la sexualidad, que no sólo tiene que ver con la reproducción y la prevención de riesgos, lo único que se enseña hoy en día”, reflexiona el director del CJAS, uno de los organismos que ha contribuido en la elaboración de los materiales.

Algunos niños y niñas de la última etapa de Primaria no reciben información alguna sobre sexualidad, ni en casa ni en el cole. b-d-s / Getty
Algunos niños y niñas de la última etapa de Primaria no reciben información alguna sobre sexualidad, ni en casa ni en el cole. b-d-s / Getty

La transmisión de conocimientos será gradual y evolutiva, y se tratarán conceptos como la autoestima, la salud sexual, la igualdad de género, los modelos de familia o la diversidad sexual. “Se trata de construir un mapa de competencias básicas que se impartirá tramo a tramo, desde los 3 hasta los 15 años. El objetivo es garantizar que al final de su escolarización los alumnos dominen los conocimientos afectivosexuales básicos, exactamente igual que con las matemáticas”, prosigue el director del CJAS.

Educación en casa

“La educación sexual y afectiva comienza en casa, empezando por no perpetuar los roles de género de la sociedad patriarcal”

Esta formación reglada, sin embargo, no sustituye la educación que los niños reciben en casa: “No es cierto que el porno sea la primera entrada de los niños en la sexualidad. En realidad los educamos desde que nacen. Continuamente les estamos enviando mensajes: cuando paseamos desnudos por casa o, por el contrario, si somos muy pudorosos; cuando no llamamos a los genitales por su nombre y utilizamos eufemismos como pirulina o flor para referirnos al pene y la vulva; cuando cambiamos de canal a la mínima muestra de erotismo en televisión y, en cambio, no lo hacemos ante escenas de extrema violencia en películas o telediarios; incluso no abordar el tema en absoluto es también un mensaje claro”, concluye la sexóloga Elena Crespi.

“Venimos de un contexto muy censurador, centrado en la idea reproductiva de la religión y en un modelo falocentrista en el que se educa a la niñas desde el miedo (¡Ten cuidado con esto y aquello!) y en cambio nadie les dice a los niños: ¡No te pases, no acoses!”, argumenta Crespi. Baroja coincide: “Hay que ser consciente de que la educación sexual y afectiva comienza en casa. Podemos empezar por no perpetuar los roles de género propios de la sociedad patriarcal y no asociar el sexo a un tabú, sino al placer. Ya no son tiempos de esperar a que sean adolescentes para que la madre le hable a su hija de la menstruación y el padre le ponga al chaval un preservativo encima de la mesa. Lo más probable es que ya lleguemos tarde”.

Los expertos recomiendan abordar las cuestiones relativas a la sexualidad mucho antes de la pubertad. Highwaystarz-Photography
Los expertos recomiendan abordar las cuestiones relativas a la sexualidad mucho antes de la pubertad. Highwaystarz-Photography

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vivo/mamas-y-papas/20191026/471045806216/educacion-sexual-ninos-familia-combatir-porno-escuela-coeducat.html

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Perú: Impulsan educación superior de calidad

América del sur/Perú/31 Octubre 2019/Peruano

El Poder Ejecutivo adoptará las medidas necesarias para fortalecer las funciones de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu), a fin de garantizar la mejora continua de la educación superior en el Perú, anunció el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos.

Durante la presentación de las medidas del Gabinete, la autoridad sostuvo que, para el Gobierno, la educación es una de las prioridades centrales y que gran parte del futuro del Perú pasa por dar un salto cualitativo en la calidad educativa.

Por ello, enfatizó que se implementa acciones orientadas a construir una educación superior de calidad, tanto universitaria como técnico-profesional.

“En lo que respecta a la educación superior universitaria, nuestros esfuerzos se han puesto tanto en garantizar el cumplimiento de las condiciones básicas de calidad como en revalorizar a los docentes de la universidad pública”, remarcó.

Defendió también la necesidad de avanzar en el fortalecimiento de una secundaria técnica-productiva, que brinde a los estudiantes mayores oportunidades de desarrollo. Por ello, dijo que el Gobierno ha destinado este año 20 millones de soles para lograr la doble certificación en secundaria en 445 escuelas, en favor de 200,000 estudiantes”.

El Ministerio de Educación (Minedu) ha conformado una comisión multisectorial a fin de preparar el inicio del Año Escolar 2020, adelantó Zeballos.

Fuente: http://www.elperuano.pe/noticia-impulsan-educacion-superior-calidad-86011.aspx

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Promueven en El Salvador mayor rigor en el periodismo de ciencia

América Central/El Salvador/27-10-2019/Autor y Fuente: www.prensa-latina.cu

La necesidad de potenciar los temas de ciencia y tecnología en la agenda mediática de El Salvador fue reclamada hoy en un seminario sobre esa asignatura pendiente en el periodismo nacional.
La Universidad Pedagógica de El Salvador acogió el primer Seminario de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación, para fomentar una cobertura más rigurosa y profunda de una temática marginada en los medios del país.

Wilber Monterrosa, organizador del evento, confirmó que el periodismo de ciencia se resiente por la percepción equivocada de que lo científico es algo denso, inalcanzable o elitista.

‘El periodismo científico es una llave al conocimiento para abrir eventos trascendentales en la sociedad, en la medida que formemos comunicadores, se darán pasos importantes para el desarrollo’, aseguró Monterrosa.

El también fundador del portal especializado El Informe valoró este espacio como una brecha en la lucha contracorriente contra los estereotipos sobre el periodismo científico, y revertir su poca popularidad.

‘La ciencia está en todo y debería ser una prioridad en las agendas informativas, porque toca la supervivencia misma de la especie’, advirtió Monterrosa en diálogo con Prensa Latina.

Catalina Machuca, vicerrectora académica de la Universidad Pedagógica, saludó esta iniciativa, que estimula la búsqueda del conocimiento y crea un espacio para abrirse a nuevas formas de entender el mundo.

Este Seminario constituyó un colofón de una gira de Monterrosa por varias escuelas de comunicación del circuito universitario de El Salvador, y sentó las bases para un cercano taller de técnicas para la cobertura del tema.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=315841&SEO=promueven-en-el-salvador-mayor-rigor-en-el-periodismo-de-ciencia
Imagen: Mudassar Iqbal en Pixabay
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Así es como los maestros ven a sus directivos

Por: Paulette Delgado

¿Qué piensan realmente los maestros sobre sus directores? ¿Confían en ellos? ¿Están en el mismo canal en el tema de disciplina escolar?

El Education Week Research Center dio a conocer los resultados de una encuesta realizada a directores de instituciones educativas. La encuesta tenía el objetivo de descubrir cómo se ven los directores a sí mismos y si su opinión coincidía con la opinión de los maestros. A forma de autoevaluación, las preguntas se enfocaron en el director y su imagen, mientras que, por otro lado, el equipo repitió las mismas preguntas a los maestros para conocer si había diferencias de opiniones.

Los resultados entre ambas fueron sorprendentemente diferentes. Por ejemplo, aunque ambas partes coincidieron en que es importante mantener una buena relación entre director-profesorado (el 87 % de los directores creen que es muy importante tener una buena relación con los maestros y el 81 % de los profesores estuvo de acuerdo), el 69 % de los directores confían que sus maestros se sienten en confianza para pedirles apoyo cuando enfrenten un problema, pero sólo el 25 % de los maestros siente la suficiente confianza para acercarse a su director (a).

Por su parte, más de la mitad de los directores (77 %) confían que su trabajo impacta de manera “completamente positiva” al ambiente laboral y de aprendizaje, mientras que sólo el 37 % de los docentes apoya esa idea. En este rubro, ningún director admitió afectar negativamente el ambiente laboral, mientras que el 22 % de los docentes encuestados dijeron que el director o directora, tiene una influencia “algo negativa” en el ambiente de la escuela y el 8 % de los maestros admitieron que su superior tiene un impacto totalmente negativo en el ambiente laboral y escolar.

Cuando se trata del apoyo para innovaciones e iniciativas, el 86 % de los directores contestaron que ellos apoyan a los maestros para iniciar nuevos proyectos. Sin embargo, los maestros no sienten el mismo apoyo, sólo el 45 % se sienten apoyados por sus superiores para llevar a cabo innovaciones en su labor docente.

La encuesta también encontró diferencias significativas entre el nivel de fricción que perciben los maestros y los directores. En el caso de la disciplina escolar, por ejemplo, el 52 % de los docentes señalan que es el tema que más ocasiona fricciones entre ambas partes, mientras que sólo el 24 % de los directores opinó lo mismo. En cuanto a la filosofía de la institución, el 21 % de los maestros dicen que puede provocar problemas en su relación con sus superiores mientras sólo el 9 % de ellos lo ve así.

La retroalimentación (formal o informal) y su frecuencia es uno de los temas donde la encuesta encontró más diferencias de opiniones entre docentes y directivos. Según la encuesta, la mayoría de los maestros encuestados (56 %) quisieran recibir retroalimentación tan solo unas pocas veces al año, mientras que la gran mayoría de los directivos opina que la retroalimentación debería ser mensual (39 %) o incluso semanal (38 %). En este mismo tema, el 17 % de los maestros se sienten incómodos con la retroalimentación recibida de parte de sus directivos, en contraste, sólo el 5 % de los directores ve la retroalimentación como un factor que pueda dañar su relación.

Además de mostrar las tensiones comunes que hay entre jefes y empleados en todos los sectores, la encuesta también demuestra que en el sector educativo, particularmente, es importante que los directores tengan una buena comunicación y relación con sus maestros, ya que las fricciones y diferencias pueden afectar significativamente el ambiente escolar de la institución.

Pero la responsabilidad de lograr esta armonía no debe recaer en una sola parte, indica el reporte, ambas partes deben trabajar en esta relación, aunque los resultados de esta encuesta demuestran que la mayor discrepancia se encuentra en la parte directiva, por lo que son ellos quienes tendrán que trabajar más en mejorar la comunicación con su cuerpo docente. El reporte señala además la importancia de que los directivos analicen y reflexionen sobre cómo expresan su liderazgo y cómo lo viven los docentes, de manera que se mejore la comunicación y se disminuya la brecha de opiniones reflejada en la encuesta.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/encuesta-asi-es-como-los-maestros-ven-a-sus-directivos

Imagen: rawpixel en Pixabay

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Entrevista a Clara Martínez. Profesora de Derecho Adminisitrativo:

Por: Daniel Sánchez Caballero

“En el ámbito familiar parece que los niños no tienen derechos y cada uno puede hacer lo que quiera”

Los derechos de la infancia, como el derecho de participación, muchas veces no terminan de cumplirse, a pesar de las leyes. Clara Martínez asegura que «no nos creemos que (las y los niños) puedan tener opinión».

Clara Martínez García es profesora de Derecho Administrativo en la Universidad Pontifica de Comillas y hace las funciones de directora de la Cátedra Santander de Derechos del Niño. Desde su posición, Martínez ha investigado en derechos de la infancia y derecho administrativo, lo que la convertía -junto a su equipo- en la candidata ideal para ayudar a elaborar la nueva ley contra la violencia contra infancia, que el Congreso debería aprobar la próxima legislatura (a priori tiene el apoyo de todos los grupos). Martínez, que se declara “muy fan” de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cree que la Agenda 2030 que los enmarca supone “una gran oportunidad de repensar el sistema. La infancia es transversal a todos los objetivos y nos va a dar una dimensión nueva de lo que tienen que ser las obligaciones de los poderes públicos con los niños para que se puedan cumplir sus derechos”. Hablamos con esta profesora sobre la conferencia que ha impartido este jueves sobre derechos de la infancia en el marco de las jornadas La Ciudad de los Niños, que han tenido lugar en La Casa Encendida de Madrid.

¿Se cumple en España la Convención sobre los derechos del niño?

Hay cosas en las que no, está claro. O, si se quiere, se cumple parcialmente. La violencia contra la infancia sin duda que es una en la que se puede mejorar, pero hay muchos apartados. Pobreza, colectivos vulnerables de niños, participación -una cosa muy seria-, déficits institucionales del sistema… Hay muchos aspectos en los que podemos seguir mejorando.

Varias de las cuestiones parecen bastante obvias, pero me llama la atención que señales, con énfasis además, la participación de los pequeños en la sociedad. Parece un campo muy ignorado.

Es como un límite casi psicológico. Ponemos excusas con el tema de la participación. Pero la Convención, el tema de la participación -que lo consagra en un artículo– lo contempla en unos términos amplísimos. Pretende que el niño sea escuchado en aquellos aspectos de su vida que le afectan. No solo en términos procesales (que le pregunten en un divorcio u otro caso en un juzgado), sino que aparece como catalizador de otros muchos: libertad de expresión, de pensamiento, de creencia. Todos los derechos que aparecen en la Convención están aquí. Pero lo incumplimos mucho. Incluso aunque se recoge en el artículo 9 de la Ley Orgánica de Protección jurídica del Menor, se concreta en que se incumple exactamente igual. Hemos avanzado en tener el derecho, pero nos falta trasladarlo a la práctica. No nos creemos que sean capaces de tener opinión, y no las tenemos en cuenta con el peso que deberíamos, sobre todo, en las cuestiones que les afectan. Pasa en muchos países. Esto no significa que no hayamos hecho nada, hay mucha gente intentado concretar formas de hacerlo. Pero ni siquiera está en nuestras cabezas. Seguimos pensando que tenemos que hacer muchas cosas por ellos, pero sin ellos, una especie de despotismo ilustrado para ellos.

¿De qué manera se podría canalizar esta participación?

No hay una única manera. La base estaría -según el Comité y yo estoy de acuerdo- en el ámbito educativo. Los niños pasan cantidad de horas ahí, de forma natural se relacionan con profesores, etc. Están tomando permanentemente decisiones que les afectan, pero no se acaban de canalizar bien esas participaciones. Podemos seguir en el ámbito familiar, un lugar donde parece que el derecho no entra y cada uno puede hacer lo que quiera. Pero, probablemente, si establecemos otra manera de relacionarse padres e hijos, tomando en cuenta a todos, tendrán algo que decir en lo que pueden parecer pequeñas cosas. Hay una cuestión orgánica y de establecer cauces de participación y otra que tiene que ver con una concienciación y un cambio de mentalidad. Creer que los niños son sujetos de derechos y tenerlos en cuenta. Hay gente que critica los parlamentos de niños porque dicen que a quién representan. No sé si representan a todos, pero son los que participan. Pero no los terminamos de crear; tendríamos que hacerlo. Antes de concretar el cómo, hay que estar seguro de que nos lo creemos.

Cumplimos 30 años de la adhesión a la Convención de los Derechos del Niño. ¿Cómo se ha avanzado en sus derechos?

Hemos ido avanzando en todos los ítems en los que el Comité nos examina. Eso ya simplemente en sí mismo es bueno. Cada cinco años -al final son más- el comité va a venir al Estado firmante para que rinda cuentas, dé datos, normas, enseñe planes estratégicos. Creo que estamos en la línea correcta de que esto supone un compromiso para todos los que estamos en el sistema. Retrocesos creo que en según qué sitios no ha habido, pero en algunas cosas estamos muy verdes. Bueno, de hecho creo que sí. En Educación el comité cree que ha habido retroceso con la LOMCE. En pobreza también, y en ayuda oficial al desarrollo. Durante los años de la crisis más fuerte hemos retrocedido. De alguna medida se está intentado paliar y si las cosas van mejor, salir adelante. Pero la educación de calidad estamos lejos de conseguirla. Cada vez más estudios hablan de la segregación escolar por causas económicas, eso es muy duro. Y, además, en los colegios públicos. Algo no estamos haciendo. En educación inclusiva nos ha caído una condena del Comité que señala que España incumple el derecho a la educación inclusiva. En violencia no tenemos una estrategia, nos lo dice el Consejo de Europa y el Comité. Solo hemos quitado del Código Civil el poder a golpear a los hijos (“una facultad de corrección”), pero la gente lo sigue haciendo.

Habla de un retroceso en la pobreza infantil, pero el Gobierno ha creado una figura específica para ello, el Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil. ¿No le ha dado tiempo a conseguir resultados o no está acabando de funcionar?

Es un gran logro que se haya creado la figura. Ha tenido el recorrido que ha tenido, pero sí que intentado compensar en materia educativa y de salud, sobre todo, para paliar con recursos todo el retroceso que se había producido. No había, sobre todo para los extranjeros, un acceso universal a la sanidad. Ha hecho propuestas que se han aprobado en los presupuestos fallidos, se han creado dos comisiones permanentes en el Congreso sobre infancia.

Ha mencionado que España fue sancionada por incumplir el Convenio sobre derechos de las personas con discapacidad de la ONU. ¿Ha habido alguna sanción por incumplimiento del Convenio sobre derechos de los niños?

Que yo sepa no, pero no descarto que pueda caer alguna por la situación de los niños en los centros de protección en Melilla. Lo que sí hay son informes que expresan preocupación por determinados temas en España.

Hemos hablado de posibles áreas de mejora. ¿Coinciden con los próximos retos o hay más?

Entendiendo los retos como temas pendientes, tenemos un desafío claro: el tema de las nuevas tecnologías. Es un espacio donde los niños están muchas horas y se relacionan. La respuesta jurídica actual en el sistema de protección puede ser inadecuada para determinados problemas. No se trata de declarar en riesgo o desamparo, esto viene del código civil, pero está desfasado. Tenemos que repensar el sistema. No para destruirlo, creo que lo más importante sería poner el énfasis de la protección en la prevención. El sistema actual sigue dando protagonismo a la reacción. Es verdad que una vez que se han vulnerado los derechos del niño el sistema responde y al niño se le atiende. Pero lo realmente importante sería basar las leyes en los instrumentos que necesitamos para que puedan ejercitar sus derechos. Si fortalecemos esto, seguramente la respuesta reactiva a una vulneración de derechos sería cuantitativamente menor, tendría que haber menos, estaríamos trabajando en la protección ayudándoles a evitar la vulneración de derechos.

Si no me equivoco, estuvisteis en la cátedra trabajando en una nueva ley sobre la violencia contra la infancia que se aprobará la próxima legislatura. ¿Cuáles son los puntos principales?

Esta ley fue una recomendación del Comité de los Derechos del Niño a España en 2010. Estaba el Gobierno anterior, del PP, y pensó que no era el momento oportuno para esto y prefirieron sacar otras dos leyes más generales, en 2015, que modificaron otras 20 leyes a su vez. Son dos leyes importantes porque tocan muchos temas, pero no abordaron de manera global el problema de la violencia. El siguiente gobierno del PP empezó a trabajar en ello despacito. Hay que destacar que hay una Proposición No de Ley en el Congreso aprobada por unanimidad instando al Gobierno para que presentase una ley en esta cuestión. Luego llegó la moción de censura, cambió el Gobierno y aún así el PSOE, partiendo del texto que ya existía, la llevó al Consejo de Ministros. Esta ley está montada de manera paralela a la de Violencia de Género. Es fundamentalmente preventiva, prohíbe de manera explícita la violencia contra los niños. Obliga a los poderes públicos a coordinarse mejor para protegerlos. Esto implica unos pequeños cambios en el Código Penal y cambios procesales para no victimizar, etc. También la creación de unos juzgados especiales para atender la violencia contra la infancia. Es tutela administrativa, tutela penal y tutela procesal, son los tres grandes ejes. Lo importante es que supone un abordaje integral sobre la violencia: en las escuelas, en los medios, cómo se aborda en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, en los servicios sociales, en la familia.

Se recoge un principio de buen trato a los niños (no solo conformarse con no tratar mal, si no dar el paso a tratar bien, que no es lo mismo). Lo que ya tenemos hasta ahora son las leyes de protección, declaración de desamparo: si el niño sufre malos tratos graves se le separa de la familia y entra en un centro. Para el agresor, Código Penal. Esto no va al fondo del problema ni analiza las causas del problema. Y no lo hace con enfoque de derechos. La Convención dice que el niño tiene derecho a vivir con sus padres salvo que no sea bueno para él. No estamos garantizando ese derecho si inmediatamente los separamos. Tendremos que ayudar a los padres a hacer las cosas bien. Y si no lo hacen bien, entonces responder. Son cambios aparentemente pequeños, pero legislativamente de mucho calado.

¿La fuente principal de violencia contra los niños es la familia?

Me temo que sí. Pero para los niños lo peor de la violencia es el acoso o bullying en la escuela, según los informes que hay. Pero la familia, que debería ser un factor de protección, muchas veces no lo es. En abusos sexuales la mayor parte se producen en el seno familiar. La violencia se produce en los ámbitos en los que viven los niños: familia, escuela e, incluso, centros de protección, donde también hay violencia institucional.

¿Qué papel debe jugar la escuela en todo esto?

Está en la ley, hay un deber de denuncia cualificado de denunciar para los profesionales que trabajan con niños. Aunque no se haya producido en la escuela, los profesionales deben, por lo menos, poner en conocimiento de los servicios sociales la posibilidad o sospecha incluso de maltrato a un niño. La escuela no tiene que solucionar el problema. Muchas veces los profesores no se quieren meter porque es un marrón. Solo tienen que notificarlo. Los pediatras en esto están más avanzados y también alertan inmediatamente. Ellos detectan muchas situaciones de violencia y no miran para otro lado. La función del pediatra no es solo curar. Si la sintomatología le lleva a sospechar que hay un posible maltrato, su obligación es denunciar. Lo tenemos todos, pero los profesionales que trabajan con niños tienen un deber cualificado. La detección es fundamental. Para eso, una de las cosas que contempla la ley es la formación a los profesionales en la detección.

Pero esto de la formación para detectar la violencia en el ámbito educativo pasa entre poco y nada, ¿no?

En algunos casos sí, me consta, pero no de una manera tan sistemática como en el ámbito sanitario. Por ejemplo, para ellos la recogida de datos está sistematizada. En otros ámbitos esto cuesta mucho más. En servicios sociales y en el ámbito educativo no está tan interiorizado por cada uno de los profesionales que realmente su papel no es solo ser profesor, sino que forman parte de un sistema y son como las terminaciones nerviosas, están ahí detectando. Se hace menos y peor, en el sentido de que no está sistematizado. Hay protocolos distintos, o no los hay, se aplican o no. Como no es obligatorio… A veces parece que se quitan la responsabilidad por no aplicar un protocolo que no deja de ser una recomendación. ¿Entonces para qué tienen un protocolo?

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/25/en-el-ambito-familiar-parece-que-los-ninos-no-tienen-derechos-y-cada-uno-puede-hacer-lo-que-quiera/

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El proceso de adaptación en la educación infantil

Por: Junta de Portavoces

Llega un día, en que cada uno sale al mundo y, aunque da un poco de miedo, se abren nuevas y maravillosas posibilidades. Crecer cuesta, pero merece la pena.

La “primera vez” que hacemos algo, que tenemos una nueva experiencia de cualquier tipo, se nos produce una cierta inquietud: cuando vamos de viaje a algún lugar desconocido; cuando quedamos por primera vez con personas desconocidas; un nuevo trabajo…

Esta inquietud es el resultado de las emociones que se nos producen internamente, al enfrentarnos a estas nuevas situaciones, que al ser desconocidas nos generan inseguridad, aprensión e incluso miedo.

Estamos en el momento de preparación del próximo curso, el momento de tomar decisiones sobre el futuro de nuestros niños, el cual puede conllevar la incorporación al ámbito escolar de numeroso pequeños, que se enfrentarán, igualmente, a esta nueva experiencia con los sentimientos asociados que conlleva. Cada vez salimos del regazo más temprano, en pequeños viajes de ida y vuelta.

Algunas familias optan por llevar a sus hijos a distintos centros de educación infantil, de primer o segundo ciclo. Existen distintas posibilidades, pero todas ellas tienen un denominador común: los niños y niñas han de superar una de estas experiencias vitales: “el periodo de adaptación”.

¿Qué entendemos por periodo de adaptación?

Entendemos por periodo de adaptación, el tiempo que los centros educativos organizan para la incorporación de los niños y niñas, por primera vez, al entorno escolar. Puede tener distintas características, en función de la tipología de centros, algunas de las cuales pueden ser: incorporación paulatina, horarios y grupos reducidos, aumento progresivo de la estancia en el centro, acompañamiento en el aula,… todas ellas valiosas herramientas que facilitarán la consecución del objetivo que nos interesa: la adecuada y correcta adaptación.

Sin embargo, todos estos aspectos mencionados, dependen de los adultos, es decir, son los adultos los que tomarán las decisiones pertinentes con respecto a la escolarización, horarios, calendarios, etc. Los niños serán sujetos pasivos de estas decisiones. Es por ello, que nosotras en la Asociación Junta de Portavoces de Educación Infantil 0-6, queremos establecer la diferencia entre periodo y proceso de adaptación.

¿Qué entendemos por proceso de adaptación?

Es el conjunto de situaciones, emociones y procesos psicoafectivos que se producen, en los niños y niñas, como conjunto de respuestas ante una nueva situación desconocida para ellos.

Al ser un proceso, ellos serán los protagonistas, puesto que tendrán que elaborar sus propias y peculiares estrategias de afrontamiento: elaborar el proceso de separación de sus figuras de apego, establecer nuevos vínculos afectivos con adultos y otros niños, emprender relaciones con el nuevo entorno y sus dinámicas, iniciarse en la expresión de sus emociones y necesidades,…

Este proceso comprende desde que los niños y niñas se incorporan al centro educativo, hasta que se consigue el equilibrio, la tranquilidad, la confianza y la formación de vínculos emocionales. No tiene una temporalización concreta, sino que depende de cada niño, por ser un proceso único y personal.

La incorporación a la escuela, un lugar desconocido, produce sentimientos de abandono y pérdida. Pérdida de su mundo de referencia, de sus personas de apego, en definitiva, su casa y su familia, donde se sienten seguros y queridos. De abandono, porque carecen de noción temporal desarrollada, por lo que no tienen capacidad para predecir cuando van a volver a buscarlos sus familiares. Expresar estos sentimientos es una reacción totalmente sana, no debemos intentar evitarla. Solo los protagonistas podrán superarla, convirtiéndose en su conquista personal.

Cada pequeño reacciona de una manera: pueden darse comportamientos de timidez, algunos se quedan pegados al adulto, otros se aíslan o inhiben, no quieren relacionarse con otros niños; pueden expresar tristeza, llantos, rabietas, rechazo al adulto, en los momentos de separación de la familia, en la entrada, durante el día o en la salida; incluso fuera del centro, pueden darse comportamientos atípicos como no querer separarse ni un instante de los familiares más directos, no comer o dormir bien, despertar bruscamente, tener pesadillas, regresión en el control de esfínteres; expresar sus conflictos a través del cuerpo (tener fiebre, vómitos,…).

Frente a este conflicto interno que están viviendo, les ayudará la serenidad de los adultos que les cuidan, proporcionándoles la seguridad y el apoyo que contribuirá a ir calmando sus temores. La familia y los centros de educación infantil compartimos la grata tarea de cuidar y educar a los niños y niñas.

Todos estos comportamientos irán desapareciendo paulatinamente, a medida que el pequeño vaya evolucionando en su proceso y vaya, por lo tanto, resolviendo su adaptación. En poco tiempo se sentirán seguros, confiados, tendrán nuevos amigos, volverán a comer con ganas, dormirán a pierna suelta, jugarán alegremente y comenzarán a mantener relaciones de afecto con sus educadores e iguales, formando parte su primer grupo social, aceptando el medio educativo voluntariamente, percibiendo que es un contexto en el que disfrutar.

Necesitan tiempo, contextos enriquecedores y apropiados en la escuela, el mantenimiento de las rutinas, que les ayuden a anticipar lo que va a ir ocurriendo a lo largo del día y en qué momento se dará el reencuentro con sus familias.

Este proceso, tan complejo para niños y niñas, también lo es para madres y padres. La decisión de escolarizar a los hijos puede provocar sentimientos ambivalentes: siendo conocedores de lo idóneo de llevar a los niños a un centro de educación infantil, puede producir tristeza, angustia, pérdida e incluso celos, provocados por un sentimiento de culpabilidad, derivado de no atenderles ellos en exclusiva, ya sea por decisión propia o por exigencias de la situación familiar.

Observar las dificultades de los hijos y las propias puede hacernos dudar de si merece la pena.

Es conveniente aceptar y tolerar estos sentimientos como naturales y humanos, no negarlos ni tratar de evitarlos, sino tratar de aliviarlos depositando nuestra confianza plena en el centro educativo y sus profesionales. Siempre queremos lo mejor para nuestros hijos: confiemos en nuestras propias decisiones, sobre todo si están basadas en el conocimiento de los criterios pedagógicos, la organización, la metodología, las posibilidades de comunicación, las instalaciones, … del centro elegido.

Por otra parte, los centros de educación infantil deben tratar de adaptarse a la individualidad de cada niño y niña, respetando su propio ritmo y tratando de acogerles con comprensión y cariño; estableciendo un clima de buena comunicación, en el que se sientan entendidos en la expresión de sus sentimientos y estando cerca de ellos para transmitirles seguridad.

No todos los centros son iguales. Desde la Asociación Junta de Portavoces de Educación Infantil 0-6 abogamos por la Escuela Pública, siendo profundamente conocedoras del excelente trabajo que se realiza en las Escuelas Infantiles y Casas de Niños de la Red Pública. En estos centros se tiene en consideración todos los aspectos mencionados anteriormente, para dar respuesta a las necesidades de todos los implicados en el proceso.

A modo de conclusión…

¿Qué supone este proceso para las familias, los niños y los centros educativos infantiles?

Es el tiempo que necesitan los niños y niñas para lograr sus propias conquistas, conocer y dominar otros espacios y descubrir nuevos amigos.

Es el tiempo que necesitan las familias para dejarlos confiados en manos de los profesionales.

Es el tiempo que necesitan los profesionales para conocer a los niños y adecuarse a sus características y necesidades, y también conocer a sus familias.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/25/el-proceso-de-adaptacion-en-la-educacion-infantil/

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