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Estados Unidos: Las escuelas “de cuatro días” se están poniendo más de moda que nunca, pero nada avala sus beneficios

Estados Unidos / 26 de agosto de 2018 / Autor: Santiago Campillo / Fuente: Magnet

La idea de una semana escolar de cuatro días, en vez de los cinco a los que estamos acostumbrados, no es nueva. Desde los años treinta, y a raíz de las diversas crisis económicas que hemos sufrido cada cierto tiempo, la idea ha reflotado una y otra vez. La premisa es que una reducción del 20% en la jornada semanal supone un ahorro en el coste.

El concepto está volviendo a ponerse de moda tras saber que Colorado va a adoptar este tipo de jornada, lo que afectará a más de 18.000 escolares. Además de lo económico, a la reducción también se le ha atribuido un beneficio educativo y varias ventajas más. Sin embargo, esta medida tiene también fuertes detractores. ¿Qué sabemos sobre ella? ¿Realmente funciona? ¿Podríamos aplicarla en todas partes?

¿Qué son las escuelas de cuatro días?

La idea es relativamente sencilla: acortar la semana escolar hasta el jueves aumentando unos cuarenta minutos de jornada lectiva. El viernes quedaría libre para trabajar en casa o realizar las tareas que cada uno crea oportuno. Como explicábamos, esto se realizaría en busca de un ahorro económico procedente de reducir los servicios de mantenimiento, materiales y sueldos necesarios en un supuesto 20% de todo el cómputo global.

«Al aumentar esos cuarenta minutos diarios, no se reduce el tiempo lectivo total»

A la vez, al aumentar esos cuarenta minutos diarios, no se reduce realmente la jornada lectiva total, pero se promueve una educación más abierta, dicen sus defensores. Las escuelas con jornada de cuatro días no son un mero hecho anecdótico. Desde los años treinta han sido varios los intentos de implantarlas a lo largo del tiempo. Especialmente en las escuelas rurales de Estados Unidos, que son los «inventores» y principales abogados de este tipo de educación.

Desde el año 2000, el número de escuelas que han aplicado este sistema ha crecido hasta alcanzar a 550 distritos por todo Estados Unidos. Solo seis estados no tienen ninguna escuela que haya tratado de aplicarla. La gran mayoría de centros son de carácter rural, aunque en estas últimas décadas algunas pequeñas ciudades parecen haberlo implantado también.

escuela EEUU

A pesar del interés y el éxito, también existe el ejemplo contrario. Según el último informe del Centro para la Reinvención de la Educación Publica, o CRPE, por sus siglas en inglés, varios distritos han retomado la educación basada en semanas de cinco días en los últimos años, algunos de los cuales lo ha hecho tras más de una década de enseñar bajo este régimen. Las razones principales, explican, son la baja tasa de éxito académico o el descontento de los padres.

Además del sistema de cuatro días con cuarenta minutos más y el viernes de descanso, otras escuelas utilizan horarios flexibles, algo que también hemos visto en España, donde las jornadas se reducen bajo otros criterios o se alternan las vacaciones con los días escolares de manera más dinámica. Actualmente hay varios países europeos como Francia, Holanda o Reino Unido, que están coqueteando con la idea de una escuela de cuatro días. ¿Realmente merece la pena?

¿Sirve para ahorrar dinero?

El argumento principal de este tipo de sistema es el económico. ¿Qué sabemos al respecto? La reducción de un 20% de la jornada lectiva total parece anunciar un ahorro sustancial en cuanto a servicios y sueldos, por ejemplo.

Sin embargo, la Education Commission of the States (o ECS), una entidad independiente pero con mucho peso en el análisis educativo del panorama estadounidense, alertó en 2011 que esta idea es falsa ya que los gastos no son totalmente dependientes de la jornada, sino que existen gastos fijos ineludibles, variaciones y gastos indirectos. Eso, además, por no hablar de que cada colegio tiene sus propias necesidades, por lo que hace muy difícil hacer una estimación realista.

«Los estudios económicos muestran que el ahorro máximo que puede esperarse es de un 5,43%»

Aun así, explican en el informe que presentaron, el ahorro máximo que puede esperarse de la reducción es de un 5,43%, oscilando entre el 0,4% y un 2,5% en los casos reales de colegios que habían conseguido ahorrar aplicando las semanas de cuatro días (hasta 2011). Un informe más reciente publicado por el condado de Oklahoma parece ratificar estos datos, en los cuales de todos los colegios analizados solo menos de la mitad consiguieron ahorrar dinero. El 60% de los mismos gastaron más que en los años anteriores a la aplicación de las semanas de cuatro días.

Este informe apunta a que realmente no se sabe la razón de este aumento del gasto o del ahorro, sino que es meramente informativo, y que hace falta estudiarlo más a fondo. No obstante, parece coincidir con el análisis de la ECS, por lo que no podemos decir que el argumento económico se sostenga. Es decir, la premisa de que una semana de cuatro días ayuda a ahorrar es cuestionable y, en el mejor de los casos, depende de muchos otros factores importantes.

Entonces, ¿ayuda a mejorar la educación?

Aunque en los últimos cinco años se ha incrementado el número de estudios relacionando la calidad educativa y este sistema de las escuelas de cuatro días, el compendio global no arroja datos claros al respecto. A pesar de que varios estudios han tratado de atribuirle ventajas en cuanto al aprendizaje a nivel pedagógico y organizativo, lo cierto es que los resultados no son concluyentes.

Sí que podemos encontrar estudios que afirman que existen resultados positivos. El más famoso es el realizado por Mark Anderson y Mary Beth Walker que apuntaba a una mejora en matemáticas y capacidad lectora para niños de cuarto y quinto grado (según el sistema americano). Sin embargo, este es muy concreto para estas edades y materias. Estudios posteriores, además, comprobaron que esta progresión no se sigue, por lo que no es extrapolable a todos los cursos.

Japanese High School Classroom2

En general, explican desde el CRPE, aunque hay resultados prometedores, por el momento no hay evidencias sólidas con las que defender el sistema. Esto podría cambiar en base a nuevos estudios, pero no con lo que hay publicado hasta la fecha. Los resultados, explican, dependen demasiado de los colegios y distritos debido a multitud de factores, muchos de los cuales jamás han sido utilizados para hacer el análisis.

«Aunque hay resultados prometedores, por el momento no hay evidencias sólidas con las que defender el sistema»

Por otro lado, este sistema presenta una desventaja que ha determinado su rechazo en algunos distritos: la jornada laboral de los padres. El dejar a los niños un día libre, si esto no coincide con el tiempo laboral de los padres, puede poner a la familia en una situación complicada, algo que se soluciona en algunos distritos con servicios de cuidado infantiles. Por otro lado, algunos expertos apuntan a que este tipo de educación podría suponer un aprendizaje menos cercano, aunque tampoco existen estudios que avalen esta afirmación ni sus supuestas consecuencias.

Por el momento, no parece que aplicar de forma general el sistema de escuela de cuatro días sea una medida eficiente ni positiva. ¿Puede que le funcione bien a ciertos colegios? Sin duda, pero los resultados son muy heterogéneos y parecen demasiado dependientes del sitio donde se aplican. ¿Llegaremos a entender mejor este sistema? ¿Podremos usarlo para mejorar el sistema educativo? Tras varias décadas de existencia, parece que los resultados son todavía demasiado débiles para llegar a una conclusión a su favor.

Fuente de la Noticia:

https://magnet.xataka.com/un-mundo-fascinante/escuelas-cuatro-dias-se-estan-poniendo-moda-que-nunca-nada-avala-sus-beneficios

ove/mahv

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La pedagogía moderna o el sueño de Pestalozzi

España / 26 de agosto de 2018 / Autor: Marcos Santos Gómez / Fuente: PAIDEIA

I.

Lo singular de la conducta humana es que, por muy mecánica que parezca, siempre expresa una relación implícita con algo “exterior” a la cadena de las causas y los efectos, con el espacio donde sucede, con el éter en el que se despliega la opiácea red de los estímulos y respuestas a que nuestra condición animal nos obliga. No nos libramos de ese páramo presentido ni siquiera tomando el café de sobremesa en una tarde de primavera, en la que, como decía Bécquer, los terrores no pueden asaltarnos. En realidad, ese “desasosiego” jamás nos abandona. Ni siquiera con el estómago bien lleno, con el cielo sin amenaza de tormenta, disfrutando de una temperatura amable y mientras vemos algún episodio de una adictiva y absorbente serie televisiva que nos haga creer la victoria de la razón más desnuda y raquítica sobre la maldad del universo. A pesar de tales victorias de esa razón pretenciosa del dato y el cálculo, la de un Sherlock cocainómano y arrogante (aunque en la serie, obedeciendo al pudor puritano de nuestra época, que consiste en ocultar lo que inquieta y molesta como en una cárcel de seda, la cocaína y el tabaco se han sustituido por discretos parches de nicotina), hay algo de lentitud y pesadez en el aire que respiramos y que como un lastre coarta nuestros deseos y alegrías. Para el hombre, a diferencia del niño y el animal, la paz jamás puede ser plena.

Aunque mejor detener este hilo de observaciones o reflexiones. Me paro sobresaltado por albergar estos pensamientos amargos y me increpo a mí mismo, como un oficial arengando a la tropa (lo que quizás sea, en definitiva, la mejor imagen tangible de ese “guía interior” al que Marco Aurelio tanto se refiere), para retomar el nervio de vivir como hombre, como filósofo y como soldado, o sea, como quien también aguarda a morir sin el menor pábilo de agonía en el rostro, sin mover un solo músculo de la cara, del modo en que lo hizo aquel pagano romano, hermano de secta del egregio emperador, que, un siglo antes, fue el mayor pedagogo de todos los tiempos.

Miro a mi alrededor en el prado apacible y veo al animal que vive saltando de estímulo en estímulo y cuya respuesta es una reacción mecánica a la cadena natural donde habita ciegamente engarzado, en la clausura de un presente espléndido. No puede haber existencia más inocente. Retoza y sufre sobre la brillante superficie del lago de la existencia, sin tener la experiencia, como un hormigueo o sudor frío, como un raro presentimiento, de que la realidad guarda un secreto.

Ese secreto solo puede insinuarse en las preguntas. Se cree que la ciencia ofrece respuestas y ocurre justamente lo contrario, que lo que ofrece son nuevas y más perturbadoras e irresolubles preguntas. Desde luego el hombre puede vivir una existencia inocente, en un simulacro, pero la condena del hombre, su caída, lo que perdió al ser expulsado del Paraíso, es esa bendición que sí le fue concedida al resto del reino animal. No hay pues tarde ni sobremesa inocente, porque, del mismo modo que el animal vive inserto en su cadena causal, el hombre se halla fatalmente ligado a lo incomprensible que le remueve por dentro y al lastre del pasado y del futuro. No hay ya para él tranquilidad posible y se ve forzado a incluir, en el caso de las existencias verdaderamente lúcidas, el turbio presentimiento de que la nada, su no saber, su insignificancia, impugnan cualquier felicidad que no sea el tranquilo recostarse en dicha insignificancia, propio del sabio estoico.

Resulta clamorosamente falso que pueda darse una construcción de lo humano que no sea al mismo tiempo advertencia de su precariedad, insinuación de su final y presentimiento de que hay algo desbordante, glorioso y terrible, que cerca nuestras sobremesas. Así sucede con cualquier hecho o institución. Toda esperanza y horizonte lo son porque partimos de un vacío y una nada esencial más próxima a la desesperanza y la angustia que a los exultantes coros angélicos que traza nuestra imaginación. El estoico puede actuar, y es de hecho muy activo, porque su resignación, esa pasividad que se le atribuye, es solo el efecto de la más desoladora lucidez. Es a esa lucidez, la del vivir sin otro fondo que el puro ser, a la que la razón, en última instancia, conduce al hombre. La pedagogía de la razón, porque la razón nos educa, nos sitúa en el mayor trono que puede disfrutar el ser humano, el de su soledad y la pregunta.

Por todo esto, no hay posibilidad de una educación y pedagogía inocentes, es decir, sin un último y fatal apoyo en la pregunta. Si la Pedagogía debe centrarse en el estudio de las metodologías de enseñanza y cuestiones didácticas relacionadas con la educación, es en la medida en que estas son la superficie del abismo de preguntas elementales que fundan lo humano. Así, la pedagogía, la educación, las máscaras, se fundan en la pregunta. ¿Qué es el hombre? ¿Cómo se forma? ¿Cómo ayudar a su formación? No se debe abordar estas cuestiones como simples cuestiones técnicas, sino en lo que las conecta con la antropología y la filosofía, con el sombrío ámbito donde el hombre se sabe incierto. Tras la aparente plenitud y placidez del curso habitual de las cosas, cuando la educación nos ha marcado el camino, está la posibilidad de desmontarlo todo. En saberlo y en incorporarlo al propio ser estriba la mayor madurez a que cabe aspirar.

El nervio íntimo de la pedagogía, pues, es filosófico o, a lo sumo, antropológico. Y por ahí debe andar, y de hecho ha andado, el pensamiento pedagógico. No la técnica pedagógica, el arte de crear la máscara, sino la teoría que se pregunta por lo que hay detrás de ella, si es que hay algo.

II.

Hablando ayer de Rousseau ha sido evidente que es preciso no centrarse tanto en sus desarrollos didácticos, algunos válidos que resuenan aún hoy y otros cuestionables y anticuados que no nos sirven. Hay que aspirar, por el contrario, a captar el manantial exacto desde el que se despliega todo el Emilio, su perspectiva, su nervio. Lo que en el Emilio está más allá de su utilidad. Este punto es un posicionamiento filosófico y antropológico que siempre se halla, del modo que sea, a la base de cualquier teoría o práctica educativas.

De lo que señalamos, resulta obvio el componente ilustrado de Rousseau y su adscripción, contra lo que parece, a un modelo más próximo a la ciencia y las matemáticas que al humanismo. De hecho, Château (2013) concluía su exposición sobre el ginebrino resaltando este íntimo formalismo de la pedagogía rousseauniana que nosotros vinculamos al recurso estoico de tomar la ciencia y la lógica, o las matemáticas, como un asidero firme en el que agarrarse para sobrevivir a la tormenta. En este sentido (quizás en otros no) tenía razón este comentarista en que frente a un Voltaire, por ejemplo, Rousseau no es exactamente un humanista. La ironía respecto a la tradición, que es elaborada y releída sonrientemente por Voltaire, el saberse obligado a tratar con un océano de textos que van agarrándose unos a otros hasta sugerir la divertida eternidad sin fondo a que hemos comenzado aludiendo en este artículo, es lo que Château considera la versión humanista de la Ilustración, la voltaireana, la que se desplegaría en los filólogos del siglo XIX. Rousseau es más grave, como un profeta bíblico, y con esa aspiración estoica a la armonía última del mundo como íntima y única certeza. Ambos, pues, ilustrados y, en este sentido, uno de espíritu estoico y el otro más humanista y proclive a caminar sobre pantanos.

Aunque yo diría que sí podemos considerar humanista al ginebrino en el sentido de que el Emilio es también el intento de realizar la encarnación del ideal humano, ideal que es el de la razón, o logos, que dirige la orquesta de la naturaleza (y que el cuarto evangelista confundió con Dios). Esa última razón o paz que irradia toda la pedagogía rousseauniana es un remedo de la paz y la razón del estoico, reinantes en el cosmos, como vimos.

Es decir, Rousseau constata la serena, amplia e infinita presencia de lo humano (o lo natural) en la cultura, como lo que nos forma (la “forma” en la terminología filosófica es la figura concreta que adquiere la materia), es decir, que educarse es adquirir un modo particular de ser lo humano que habita en la cultura. O animar la idea con la carne, la sangre y el hueso de los individuos vivos que no serán propiamente individuos ni libres, en una paradoja que no entienden los simples, hasta que se impregnen de lo general. Estamos ya con esto anticipando la Bildung en el idealismo alemán. Es lo que la pedagogía denomina “formación” y lo que, en efecto, constituyó la base de la concepción pedagógica humanista que se fue trazando en Europa, sobre todo en Alemania, después de la Ilustración y en coexistencia con otro derivado pedagógico del movimiento ilustrado que cobra especial importancia en la actualidad: el modelo técnico. Este nace como una reducción de la formación a la enseñanza y adquisición de saberes técnicos, los requeridos por los oficios o los nuevos estudios promovidos por las monarquías ilustradas, los enciclopedistas y la Revolución francesa: ingenierías, agricultura, cálculo y matemáticas. Será esta versión técnica de la Ilustración el germen de las escuelas, academias y facultades técnicas en la reestructuración del currículum universitario que se prolongaría todo el siglo XIX.

Hemos de admitir, a esta altura, que ambas versiones son Ilustración, aunque nos tienta extender la metáfora de la luz y la sombra para referirnos al luminoso mediodía de la cultura humanista (burguesa), cuya sombra serían los muy “proletarios” saberes técnicos. Sin ambas facetas la Ilustración está incompleta y nos desplazaríamos por otro paradigma civilizatorio y epocal.

Adscrito a la concepción de la cultura como el lugar donde habitan los ideales en espera de tornarse carne y hueso, que vamos a ver inigualablemente expresada por el gran reformador de la universidad del que escribiremos próximamente, Humboldt, emerge la figura de Pestalozzi. Este es el primer diseñador de la pedagogía contemporánea. Es prácticamente su creador. La idea básica de las actuales teorías pedagógicas más “nuevas”, tienen su epicentro en este autor que, a diferencia de su compatriota suizo Rousseau, es ya propiamente un educador y no tanto un filósofo. El primer educador y pedagogo contemporáneo. En varios sentidos, pero sobre todo en que es quien primero, más allá de escribir un tratado como Rousseau, pone en práctica la idea de que es preciso educar antes que instruir, lo que se puede valorar como un avance en la comprensión y emancipación del hombre o, como hace Fernández Liria en el libro que hemos comentado días atrás, como un movimiento típicamente totalitario. Y aunque tememos reconocerlo, nos parece que Liria tiene algo de razón en esto tan perturbador. Hay que educar, o sea, formar a la persona y el carácter antes que transmitir saberes y conocimiento, o información. Este es el principio de Pestalozzi, pero también el principio de la Revolución francesa en sus momentos más, digamos, totalitarios, cuando se pretendía crear un mundo nuevo mediante la destrucción del anterior en la historia y en el alma de cada uno de los “ciudadanos”. En otra obra que comenté hace algo más de un año, se afirmaba algo parecido, cuando se insistía en que Pestalozzi significa el giro “educacionalista” de la civilización, o sea, la pretensión de transformar o incluso re-crear el mundo desde las “interioridades” del sujeto. Una suerte de querer colarse en el alma de los hombres para reconstruirlos a ellos y a la historia.

Así, este giro será el que mejor protagoniza el bueno y sentimentaloide de Pestalozzi. Entre otras consecuencias tiene la de sustituir lo verbal y reflexivo por lo afectivo que, en la figura de la madre, logra la formativa encarnación en el niño de los grandes ideales y valores de la cultura. Por eso Pestalozzi insiste tanto, y con páginas tan inflamadas, en la importancia de la educación maternal. A él le interesa el proceso de creación de la persona, que es, primero, como señala claramente el Emilio, afectivo y emocional. La madre encarna esta imprimación del ideal en el inconsciente del niño. Un proceso que, además, Pestalozzi califica y considera como “integral”, por esto mismo, porque alcanza todas las facetas de la personalidad del niño. Se dirige a toda su persona. Así que este inventor de la educación moderna y contemporánea, es también el creador de la educación integral.

El niño va ejercitando su razón emergente, pero al mismo tiempo, funciona su corazón y su mano, dice el suizo. Y todo ello, como ocurría con Rousseau, se comprende como la plasmación en el individuo de la cultura humana que debe ligarse con el último y mayor bien de la naturaleza y, en definitiva, con Dios. Dios es, para él, la fuente del bien y de lo humano, por lo que coinciden, al estilo de Rousseau, lo humano con la virtud y el bien que, en última instancia, reposan en la bondad de la Creación, garantizada y personificada por Dios (de nuevo, quizás, el Prólogo de Juan).

Dios sería una especie de emanante alteridad fontanal que funda lo que en el mundo humano se ha de producir con procesos donde se hallan presentes el amor y la vocación. Estas ideas aproximan a Pestalozzi, como ya está adivinando el lector, a los filósofos personalistas del siglo XX. Pestalozzi esgrime una concepción de la persona como el continente en el que la educación convierte el “deber” en el “querer”, lo que “debo” en lo que “quiero”. El suizo realiza una especie de traspaso de la ética a la psicología evolutiva, a la cual él también anticipa e inventa. O sea, que no andamos lejos de aquellas preguntas básicas a las que me refería al comenzar estas letras y que nos retrotraen a lo antropológico, es decir, ¿quiénes somos?, o ¿qué es el hombre? Pestalozzi trata de ubicarse en ello para responder con un cierto idealismo por el que la materia humana ha de vertebrarse y nutrirse con la forma que le infunde la cultura. Es el estudio de este proceso de formación el que obliga a Pestalozzi a esforzarse por comprender de qué materia estamos hechos los seres humanos y cómo esta, que es ciega vida animal, emerge y cobra una vida superior cuando absorbe los bienes e ideales que pueblan la cultura. Es lo que, en una próxima entrada, veremos que va a constituir el núcleo del pensamiento pedagógico y de las reformas universitarias de Humboldt.

Al considerar las cualidades de esa materia humana, con cuyas características se va encauzando esa impregnación cultural en el individuo, ha tocado Pestalozzi el campo de la psicología, en un salto definitivo a lo óntico que anticipa a esa ciencia del alma o del espíritu que será la psicología evolutiva. Pero también algo que anticipa la crítica a la concepción racionalista e ilustrada del hombre por esa otra forma de disolvente ilustración con pretensiones frustradas de ser positiva y empírica que constituirían Freud y el psicoanálisis. El bien y la buena conducta, el altruismo, la bondad, son derivados del amor a la madre. La moral se fraguaría, entonces, en la relación del niño con la madre. Es esta vinculación afectiva la que obra la realización y encarnación de los ideales de la cultura, en torno a los valores, por ejemplo, en la persona del niño y por supuesto antes de la escuela. Es su medio, su camino, el amor que liga a la cultura y a lo normativo (la figura freudiana del padre), que la dulcifica y llena de afectos. Todo esto tuvo, también y por la relación que señalábamos entre las concepciones filosóficas y las metodologías didácticas, una consecuencia a nivel metodológico: la pedagogía se empezó a entender como un tanteo experimental con la realidad educativa, que implicaría la constante necesidad de ir perfeccionando las metodologías educativas en una suerte de irrupción de lo afectivo y (en la ideología y terminología de Pestalozzi) lo “maternal”, en la escuela que fuera otrora lugar de la pura instrucción en historia, gramática y latines. Esto ocurre, decíamos, en el contexto por el que lo instructivo comienza a entenderse y practicarse como lo educativo. “Instruir” va dejando paso a “educar”. La disciplina deja paso al cariño y la ciencia y el saber, o la erudición, llegarán cuando tengan que llegar, al estilo de Rousseau, sin forzar su irrupción en la vida infantil. Sólo se aspirará a tratar con lo que requiere ser pensado, cuando la facultad de pensar esté plenamente preparada.

Así pues, en Pestalozzi tenemos las mismas ideas que se dieron en distintos momentos de la Revolución francesa (que lo halagó y llenó de honores); en especial, como imaginará el lector, en las memorias escritas por Condorcet, filósofo y diputado girondino de la Convención (publicadas hoy en español por la editorial Morata), para establecer los principios de un futuro sistema público educativo (aunque en la época aún lo denominaban, como todavía ocurre en algunos países, “de instrucción pública”).

Por último, si queremos interpretar lo que quiso expresar con el título de una de sus obras, El canto del cisne, el apremio de este educador, su pasión, su prisa, que lo llevaron a pérdidas millonarias (en alguna época de su vida, cuando paseaba, es fama que era confundido con un mendigo) y a la construcción compulsiva de centros educativos admiradísimos en Europa (entre otras personas, por Madame de Stäel, la cronista y crítica de la Revolución francesa), se dio porque entendió que todo lo humano con lo que trataba era algo que no podía librarse de la sombra de la muerte. Pero dejemos esta especulación sentimental cuyo único fundamento es su belleza o, tal vez, mi deseo de que este artículo adquiera una forma circular, en un eterno retorno que lo llene de paz e impugne, a su discreta manera, el fantasma de la innovación en el mercado de las novedades. Quizás lo retomemos, ampliando el círculo, y emprendamos un análisis menos impulsivo de todo esto para cuando el frío que me cerca ahora, pasada la medianoche, arrecie menos, si es que alguna vez puede dejar de arreciar. 

Algunas ideas y datos han sido extraídos del siguiente libro:

Château, J. (2013). Los grandes pedagogos. México: FCE. Primera edición en francés 1956.

Fuente del Artículo:

https://educayfilosofa.blogspot.mx/2018/04/la-pedagogia-moderna-o-el-sueno-de.html

Fuente de la Imagen:

10 estrategias innovadoras de aprendizaje para la pedagogía moderna

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Un sistema educativo paralizado que clama por un cambio

España / 26 de agosto de 2018 / Autor: Olga R. Sanmartin / Fuente: El Mundo

ESPAÑA TRAS UNA DÉCADA DE CRISIS

Cuando los alumnos taiwaneses bajaron su rendimiento en lectura, las autoridades pusieron a docentes en paro a darles clases particulares fuera del horario escolar. Los críos aparcaron las consolas y los móviles para dedicarse a leer toda la tarde y mejoraron sus resultados. En Castilla y León también los colegios públicos llevan tiempo abriendo sus puertas todo el mes de julio para que los estudiantes con asignaturas pendientes puedan aprobar en septiembre. Los que han ido bien durante el año pueden relajarse y pasarse el verano en la piscina. Para el resto no hay otra alternativa que echarle codos, con la supervisión de un profesor.

La medida, impensable en otros lugares de España, es una de las claves que ha permitido a esta autonomía situarse en el informe PISA por encima de Finlandia y Corea del Sur. Pero no es la única. También influye que la sociedad castellano-leonesa siga considerando la escuela como el principal motor de ascenso social. Al profesor se le respeta y también se le exige, algo que ya no es lo habitual.

Diez años después del comienzo de la crisis, los indicadores internacionales muestran que España -salvo excepciones- se ha instalado en la parálisis educativa. Los alumnos de 10 años son mejores en Lectura, Matemáticas y Ciencias que hace una década, pero siguen por debajo de la media de la OCDE en los informes PIRLSTIMSS. En PISA los resultados de los estudiantes de 15 años son similares a los que se registraban en 2000 y nuestros chicos llevan, de media, dos cursos académicos de retraso respecto a los de Singapur. Uno de cada tres son repetidores. Un universitario español tiene el mismo nivel que un bachiller holandés. Y existen diferencias abismales entre comunidades autónomas.

«De conformidad con las evidencias internacionales, estamos estancados en la mediocridad, lo cual es una forma de retroceso en un contexto dinámico como el actual, donde las exigencias son cada vez mayores. Quien no avanza retrocede», advierte Francisco López Rupérez, director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela.

El diagnóstico de los expertos respecto a la educación superior es parecido. Se han producido avances, pero existe un amplio margen de mejora. La crisis impuso unas restricciones que obligaron a subir el precio de las matrículas y provocaron que los alumnos se pusieran las pilas y obtuvieran mejores resultados. Los campus también tuvieron que ingeniárselas para ser más eficientes y sacar dinero de debajo de las piedras y han progresado en rendimiento docente e investigador. El boom mediático de los ránkings ha obligado a los rectores a espabilar. Pero seguimos teniendo muy pocas universidades en el top 100 (aunque nuestras escuelas de negocios sean las mejores del mundo) y toda la comunidad educativa coincide en que el sistema es tan «rígido» que «no nos permite competir» en igualdad de condiciones con otros países.

«Las normas nos han puesto un corsé que nos hace imposible atraer y retener el talento. A nuestros profesores les ofrecen mejores posibilidades en países como Reino Unido que no podemos compensar económicamente. Los recortes no han sido sólo una cuestión de dinero, sino de la posibilidad que crear una estructura, y eso ha hecho mucho daño a la universidad», lamenta Margarita Arboix, rectora de la Universidad Autónoma de Barcelona, que admite que «quizá no estamos sabiendo dar a los jóvenes lo que les puede interesar». El 18% de quienes tienen entre 18 y 24 años no continúa los estudios más allá de la ESO, un porcentaje que duplica la media europea. España es uno de los países con mayor abandono escolar temprano.

«Estamos en un momento histórico desde el punto de vista del conocimiento, porque la revolución digital va a cambiar los modelos de enseñanza, las competencias y las profesiones. Es imposible que la educación siga siendo como hasta ahora. Las universidades se dan cuenta de que no pueden hacer lo que tienen que hacer, con plantillas envejecidas y laboratorios con instalaciones que no se renuevan desde hace años. O gestionamos esto o nos quedamos atrás», manifiesta Francesc Solé, vicepresidente de la Fundación Conocimiento y Desarrollo.

En octubre del año pasado se cumplieron 10 años desde la implantación en España del llamado proceso de Bolonia, un acuerdo entre varios países para facilitar el intercambio de titulados en la UE y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales, mejorando su calidad y competitividad con una mayor transparencia. Los grados sustituyeron a las antiguas licenciaturas y se impulsaron los másteres y doctorados. Una década después, la universidad española sólo atrae a un 3% de alumnos extranjeros, sigue sin haber una buena conexión entre lo que estudian los alumnos y lo que reclama el mercado de trabajo y hay más de 80 campus repartidos por España en los que prácticamente se enseña lo mismo. Y de la misma forma.

«La universidad ha vivido con gran tensión el cambio originado a partir de la mala interpretación de Bolonia», explica José Saturnino Martínez García, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna. «Se modificó la didáctica universitaria desde arriba y a coste cero, con un sistema diseñado para pocos estudiantes a los que se les puede hacer un seguimiento individualizado, pero con muchas titulaciones con aulas de 100 estudiantes. Ha mejorado la permanencia del alumnado, lo que puede ser debido a que se acorta la evaluación o se simplifica en tests y en pequeños trabajos, facilitando así el aprobado. La autonomía de la universidad y del profesorado para diseñar planes de estudios y docencia se ha visto comprometida por un exceso de control externo y de burocracia absurda», añade el autor de La equidad y la educación.

De aquellos primeros años del plan Bolonia han venido males que han quedado en evidencia con los escándalos de los títulos de Cristina Cifuentes y Pablo Casado o los plagios del rector Fernando Suárez. Servidumbres, enchufes, clientelismo, endogamia, dependencia del poder autonómico y un sistema burocrático complejo que, paradójicamente, deja escapar los fallos. La Universidad Rey Juan Carlos se ha convertido en el paradigma de todos estos vicios. La corrupción no es generalizada, pero ha disparado la desafección hacia una institución que, hasta ahora, era tan sagrada como la Judicatura.

Durante la crisis se ha roto, además, ese contrato social por el que los jóvenes creían que, si estudiaban y se esforzaban, podrían llegar a vivir igual o mejor que sus mayores. La tasa de paro juvenil roza el 35%, según la última EPA, y hay todavía más de un millón de ninis. La mitad de los que tienen un máster admite que el título no le sirvió para lograr un empleo, ni para mantenerlo, ni para mejorar en su puesto. De entre los que trabajan, el 27% gana menos de 1.000 euros (los ingresos de algunos profesores no son mucho mayores) y el 30% está empleado en puestos por debajo de su cualificación.

«La generación mejor preparada de la Historia, que más idiomas habla y que mejor se mueve por el mundo es la que tiene más problemas para acceder al mercado laboral», dice Segundo Píriz, rector de la Universidad de Extremadura, que añade: «No podemos seguir haciendo las cosas como hace un siglo».

Todos los expertos coinciden en que el sistema debe acometer un cambio profundo, un proceso de «regeneración educativa» en el que no necesariamente se invierta más, sino mejor, en el que las instituciones educativas tengan una mayor «flexibilidad» y «autonomía» para diseñar sus políticas junto a una mayor rendición de cuentas, sin estar al albur de los vaivenes de la política. Justo lo que no hacemos.

Mientras en TaiwánSingapur, Finlandia o Portugal las autoridades educativas diseñan planes en sintonía con los nuevos tiempos, aquí seguimos jugando a la yenka de las leyes educativas. El fiasco de la Lomce va a dar paso a una vuelta a la LOE, con un debate nuevamente centrado en la Religión y en la concertada, dos cuestiones que nada tienen que ver con lo estrictamente educativo. La calidad del sistema depende del valor de sus profesores, pero este asunto se elude de forma sistemática porque ningún gobernante quiere meterse en líos. De igual forma se evita la reforma universitaria. Hay muy poca fe en que el nuevo ministro, el astronauta Pedro Duque, vaya a ser capaz de enfrentarse a esas fuerzas paralizadoras que piensan más en conservar su statu quo que en apostar por un modelo productivo en el que la educación sea lo prioritario. Es muy significativo que la educación no aparezca entre las cinco cuestiones de Estado que Sánchezquiere negociar con Casado.

Antonio Cabrales, catedrático en el Departamento de Economía de la University College London, propone, para empezar, poner en marcha «medidas para seleccionar y retener a los mejores en el profesorado, a todos los niveles». Se trataría de «poder contratar a personas de reconocido prestigio españolas y no españolas y también facilitar la movilidad de los docentes entre las distintas universidades», según Píriz.

López Rupérez insiste en alcanzar un pacto que «consiga estabilizar la arquitectura del sistema educativo», junto a una «modernización» en la carrera docente y en el currículo, aunque reconoce que «existe un gran despiste por la ausencia de liderazgo de las instituciones respecto de la innovación, que se hace de forma intuitiva, sin evaluar el impacto». «Hay que reforzar habilidades cognitivas como el sentido crítico, la capacidad de análisis o los hábitos de reflexión. Y desarrollar las habilidades no cognitivas y la educación del carácter a través de saberes clásicos de corte humanístico».

Solé reclama, por su parte, la ayuda de los empresarios para facilitar la empleabilidad de los jóvenes. Un ejemplo son los nuevos «pregrados» que comienzan el curso que viene en la Universidad Autónoma de Barcelona, programas muy específicos de sólo 18 meses de duración que se abren y se cierran en función de las necesidades del mercado laboral y que son diseñados de forma conjunta con los empleadores. La idea es tan revolucionaria como poner a los profesores de la escuela pública a dar clases en julio. «Hay que abrirse a lo que está ocurriendo fuera sin complejos y sin ataduras. Si no somos flexibles otros nos pasarán por delante», avisa Arboix.

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Así son los centros educativos más innovadores del mundo

España  / Autor: Redacción / Fuente: Educación 3.0

Estamos acostumbrados a los sistemas educativos de los centros de nuestro alrededor, pero en el mundo existen auténticos ejes sobre los que se vertebra la innovación educativa. Y son muchos más de los que podríamos pensar. Aquí queremos mostraros algunos de los más innovadores. Situados en diferentes países y continentes, todos tienen un punto en común: la innovación educativa está siempre presente, ya sea en la construcción de los edificios o en las metodologías e ideas que se aplican.

Egalia School (Estocolmo, Suecia)

Con sede en Estocolmo, Suecia, Egalia es un centro de Educación Infantil en el distrito de Sodermalm que por sus edificaciones y contenidos podría pasar desapercibido. Sin embargo, la clave para su diferenciación se encuentra en el trato con el alumnado: se alejan de cuestiones de género al tratar a los estudiantes a través del género neutro. Así pues, no existen ‘ellos’ o ‘ellas’, utilizando equivalentes universales y neutros como por ejemplo ‘estudiantes’ o ‘amigos’, términos de género neutro en sueco. Y precisamente el lenguaje es una pieza clave para esta labor, y los profesores ponen especial cuidado en él.

 

 

En cuanto a las actividades a desempeñar, éstas son las propias de una escuela de Infantil pero con algunos cambios: la selección de libros y contenido se ha cuidado al máximo, optando por aquellos en los que los protagonistas no sean personajes masculinos o femeninos; mejor elementos neutros como, por ejemplo, animales. Por supuesto hay muchos juguetes, y evidentemente no existe una norma sobre su utilización: si un pequeño quiere jugar con una muñeca, adelante con ello. Todo con el objetivo de eliminar la barrera de género que supone tanto el lenguaje como el trato desde los primeros años de educación.

AltSchool (San Francisco, Estados Unidos)

Todos hemos oído hablar alguna vez de Silicon Valley, uno de los grandes centros de innovación tecnológica del mundo. Pues en esa localización de la ciudad de San Francisco, en la estadounidense California, se encuentra la AltSchool, un centro educativo que fomenta el aprendizaje individualizado y tecnológico a través de un currículo de actividades abierto y experimental. Creado en el año 2013, está en fase de expansión a otros estados como Nueva York o California, y su objetivo es ir abriéndose poco a poco a toda la nación.

Definido a si mismo como una ‘escuela-laboratorio’, AltSchool aprovecha los contactos con expertos, emprendedores e ingenieros del Valle, con los que los alumnos de la escuela —de entre 4 y 14 años— pueden colaborar en el desarrollo de ciertos proyectos, por ejemplo construyendo casas de muñecas con impresoras 3D o, para los más mayores, elaborando modelos de negocio alrededor del mundo de la tecnología. Otro de los puntos clave es el aprendizaje emocional que consiguen tratar a través de iniciativas construidas desde el punto de vista del alumnado, creando experiencias que les llenen tanto en la parte del aprendizaje como en la de la sociabilidad y el trato con los demás.

 

 

Summit Sierra (Seattle, Estados Unidos)

Con sede en Seattle, Washington, Summit Sierra es una escuela pública de reciente creación —fue fundada en 2015— avalada por Bill Gates como uno de los centros pilotos de su principal modelo educativo: el aprendizaje personalizado como método de optimizar la labor educativa. Actualmente ofrece enseñanza para edades de entre 14 y 16 años (Grades 9-10) y está en fase de expansión hasta los 18 (Grades 9-12), formando parte de un conglomerado de diferentes centros públicos Summit.

Con una base de sólo 200 estudiantes, éstos realizan tareas ideadas bajo una fuerte base experimental y de innovación educativa. Su principal baza es la de personalizar al máximo la enseñanza para cada alumno, basándose en un modelo en el que los estudiantes tienen el mismo tutor durante cuatro años consecutivos, y aprovechando las tecnologías —un software propio— para las tareas diarias y también para la evaluación del curso. Además, cada día se proponen tiempo para determinadas tareas, como por ejemplo lectura, resolución de problemas, charlas con expertos de diferentes materias, debate o tiempo dedicado a la comunidad, todo incluido dentro de las actividades cotidianas de la escuela.

 

 

P-Tech High School (Nueva York, Estados Unidos)

Con sede principal en Brooklyn, Nueva York, P-Tech es una escuela de educación superior más cercana a la educación universitaria que a los institutos de Secundaria. Creada en 2011 con el apoyo del gigante de la tecnología IBM, cuenta con 57 centros en Estados Unidos y Australia todos ellos con el objetivo de ofrecer una educación muy ligada al mundo profesional alrededor de la tecnología, principalmente ingenieros y carreras relativas a los principios STEM.

Para ello han ideado un plan de estudios con una duración de 6 años que pone el foco en las oportunidades laborales y las habilidades personales, entre otras características. Los estudiantes completan los cuatro primeros años aprendiendo en cada centro, y los dos últimos mejoran sus habilidades tanto en la universidad local como en empresas asociadas. Otro de los pilares es la diversidad y la educación en los sectores más desfavorecidos, afirmando que en estos segmentos sociales la educación proveerá de un mejor futuro a sus familias.

 

 

Steve JobsSchool (Amsterdam, Holanda)

En Holanda se creó la primera Steve JobsSchool, unas escuelas nacidas a partir de la filosofía de Steve Jobs, co-fundador de Apple y uno de los líderes de la industria y la innovación tecnológica de los últimos años. Su decálogo de promesas a los niños es imprescindible para entender la mentalidad de esta serie de centros educativos, y cómo quieren innovar en este campo de la sociedad.

Escucha, soporte a las inquietudes, colaboración y trabajo en equipo o la imaginación son algunos de los puntos clave de estos centros. Desde el punto de vista más práctico también hay algunas iniciativas muy llamativas y diferentes respecto de la educación más tradicional: por ejemplo, eliminan el concepto de ‘clase’ para optar por grupos de trabajo que son diferentes en cada día, y que incorporan a chavales de varias edades. Tampoco existe la figura del tutor: en su lugar, los profesores juegan el papel de instructores especialistas en cada materia. Por supuesto, los horarios y los temas a tratar en cada día son flexibles y se adaptan a lo que los estudiantes necesiten en cada momento.

 

 

Stanford d.school (Stanford, Estados Unidos)

Dirigidas a los estudiantes universitarios de la propia universidad de Stanford, la d.school es un centro para la innovación en el que el objetivo es aprender a partir del design thinking, de la creatividad y de la innovación desde el punto de vista más práctico. Disponen de una muy amplia variedad de cursos categorizados como ‘Core’ (básicos), ‘Boost’ (avanzados) y ‘Popup experiences’ (sesiones más específicas).

Respecto de nuestro tema, la educación escolar, merece especial atención el K12 Lab Network, una de las secciones de la d.school centrada específicamente en la innovación educativa a través de la metodología design thinking, y cuyos programas de trabajo tienen como objetivo reinventar las escuelas y el trabajo de los profesionales de la educación en todos los entornos. Merece la pena echarle un vistazo con mayor profundidad.

 

 

STAR School (Flagstaff, Arizona)

Una escuela de educación secundaria hasta octavo grado creada en 2001 bajo la filosofía del ecologismo. El centro vive con 245 paneles solares y dos aerogeneradores. Situada muy cerca de la reserva nativa americana más grande del país, la Reserva de los indios Navajo, tiene más de 130 estudiantes, muchos de ellos de la Nación Navajo.

La sostenibilidad es la clave principal del desarrollo escolar. Con programas como “la granja a la escuela” en el que cultivan sus propios almuerzos en granjas vecinas, los estudiantes aprenden a cuidar de los demás en un entorno natural. La escuela también organiza visitas a las granjas Navajo más cercanas para que aprendan más sobre agricultura, medio ambiente y sobre la propia comunidad local.

 

 

Luminar (São Paulo, Brasil)

Aunque inició su andadura en São Paulo, Luminar tiene ya centros en varios puntos de Brasil y llegará próximamente a Estados Unidos. La gran innovación de estas escuelas es que, guiados por un tutor, cada alumno puede elegir su propio horario semanal. Con mosaicos de actividades interactivas, ellos mismos son responsables de su propio aprendizaje.

 

 

Clintondale Middle School (Clinton, Michigan)

El objetivo de esta escuela es ayudar a los estudiantes a superar las limitaciones que les impiden estudiar en casa. Para hacerlo utilizan el concepto de “aula invertida”, que consiste en que el tiempo que los estudiantes pasan en clase lo invierten en trabajar en proyectos y tareas. De esta manera, cuando llegan a casa solo tienen que dedicar una hora a repasar las lecciones del día siguiente.

 

 

Fuente de la Reseña:

Así son los centros educativos más innovadores del mundo

ove/mahv

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8 programas para hacer vídeos didácticos gratuitos

Redacción: Educación 2.0

Si estás buscando la forma de crear vídeos educativos para clase, no te pierdas este listado de programas para hacer vídeos. ¿Los conocías?

Hoy en día no es necesario ser ningún experto para poder crear un vídeo de forma sencilla gracias a Internet y las diferentes plataformas que existen. Hoy vamos a hablar sobre algunos programas para hacer vídeos didácticos y de forma gratuita que te pueden resultar de lo más útiles en la clase.

Programas para hacer vídeos

1 – Powtoon, para crear vídeos animados y presentaciones

 

Powtoon es una herramienta online con la que puedes crear vídeos y presentaciones animadas de forma sencilla con la que puedes hacer que tus clases sean mucho más dinámicas. Se trata de una herramienta online gratuita que ofrece la opción de hacerse premium, lo que puede venir muy bien a las empresas, pero para un blogger como yo, es el modo gratuito es suficiente para crear vídeos que están bastante bien.

2 – Pixorial, un gran editor de vídeos online

programas para hacer vídeos
Fuente: pixorial

Pixorial es un editor de vídeos online con el que puedes subir archivos multimedia desde el propio ordenador, o desde las redes sociales, de modo que luego es posible ordenarlos y añadir diferentes transiciones y luego exportarlos de forma sencilla. Con Pixorial puedes crear trabajos académicos de forma sencilla recopilando fotografías y vídeos que encuentres por la web.

Además, cuenta con un plan que está diseñado específicamente para educadores, de modo que puedes conseguir espacio gratuito para estudiantes, así como precios especiales (con un primer año gratuito) para profesores. Entra en pixorial.com/educators/ para conseguir más información.

3 – Windows Movie Maker

Windows Movie Maker es el programa de Windows con el que puedes importar y editar presentaciones de diapositivas y vídeos de forma sencilla, editar tus películas y elegir un tema, agregar y editar el audio, y compartir los vídeos online, entre otras cosas.

4 – Wevideo, un famoso editor online

programas para hacer vídeos
Fuente: wevideo

Continuamos con nuestra lista de programas para hacer vídeos con Wevideo, un conocido editor online de vídeos con el que puedes agregar fotografías, texto, vídeos y diferentes efectos especiales para poder así realizar vídeos de todo tipo. Además, cuenta con un distintas opciones especiales para utilizar en el aula que permiten también el trabajo colaborativo.

5 – Teachem, una herramienta para utilizar vídeos existentes

 

Aquí tenemos una herramienta algo diferente a los programas para hacer vídeos comentados anteriormente. Se trata de Teachem, una plataforma que, en lugar de ser para crear vídeos, te ayuda a utilizar vídeos ya existentes y organizarlos en lecciones para poder tener agrupados los contenidos que has creado en otros programas o plataformas. En el vídeo anterior puedes ver un poco en qué consiste esta intersante herramienta para organizar tus clases.

6 – Movenote, muy útil para los profesores

 

 

Movenote es una herramienta online que resulta puede ser muy útil para cualquier profesor. Aquí puedes crear tutoriales, lecciones, o diferentes vídeos educativos de forma sencilla para tus clases. La herramienta te permite grabar las explicaciones que quieras sobre un determinado tema y, además, también puedes subir otras cosas como imágenes o enlaces. Está enfocada al nuevo concepto educativo de Flipped Classroom y cuenta con aplicaciones para los dispositivos móviles iOS y Android.

7 – Animoto, ideal para los vídeos educativos

Animoto es una herramienta online muy sencilla con la que puedes crear vídeos educativos online a partir de fotografías u otros materiales multimedia. Se trata de una plataforma muy intuitiva, ya que, al entrar en ella, te indica todos los pasos que debes seguir para crear tus vídeos educativos.

8 – Videolean, una forma sencilla de crear vídeos

Terminamos este listado de programas para hacer vídeos con la plataforma online Videolean, que está dirigida a la creación de vídeos profesionales, pero también te puede resultar muy útil a la hora de crear tu vídeo educativo de forma sencilla. La herramienta cuenta con una gran variedad de plantillas en función del objetivo de tu vídeo, que además puedes personalizar a tu antojo, ya que te permite cambiar los textos, las imágenes y la música de forma sencilla. Una vez que terminas con tu vídeo, puedes previsualizarlo en un vídeo de baja resolución. Por otra parte, para poder acceder a una versión HD y compartirla en diferentes canales, sería necesario hacer un plan de pago.

Como ves, tienes a tu disposición una gran cantidad de programas para hacer vídeos educativos y didácticos de forma gratuita y sin necesidad de ser un experto en la materia. Esto es así porque se trata de herramientas que son muy sencillas de utilizar y cuentan con muchos recursos a los que puedes sacar partido. Si estás interesado también en la creación de presentaciones, no te puedes perder los 11 programas para hacer las mejores presentaciones, que compartimos recientemente. ¿Qué te parecen todos estos interesantes programas para hacer vídeos educativos? ¿Con cual te quedas? ¿Conocías alguno de ellos?

Fuente de la Reseña:

8 programas para hacer vídeos didácticos gratuitos

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Entrevista a los pedagogos Robert Slavin y Nancy Madden: «La cooperación en clase reduce el bullying a cero»

España / 12 de agosto de 2018 / Autor: Carmen Jané / Fuente: El Periódico

Promotores del método basado en evidencias y fundadores de Success for All, una organización que propone una metodología para conseguir el éxito en todas las escuelas y todos los alumnos, Robert Slavin y Nancy Madden, son los gurús de la aplicación de las evidencias científicas en la escuela, destinadas a mejorar el éxito escolar, y del aprendizaje colaborativo. Recientemente visitaron Barcelona invitados por la Fundació Bancària Caixabank.

¿Qué permiten las evidencias?

Slavin: La evidencia permite ver que sea cual sea el método que escoja, funcionará. Cada vez que alguien encuentra una mejora, la puede aplicar. Es utilizar la lógica médica para realizar experimentos en el campo educativo. Buscamos programas replicables, de 12 semanas de duración con al menos 60 alumnos repartidos en dos grupos, uno de control y otro de experimentación, y con estándares admitidos.

¿Cómo definen el éxito en la escuela?

S: En la escuela, que puedan leer bien. Para algunas escuelas esto es un reto, pero también queremos estudiantes felices, motivados, implicados, capaces de relacionarse con otros estudiantes… También que sean capaces de resolver matemáticas.

¿Las pantallas han cambiado cómo los niños aprenden a leer?

S: Quizás en algún punto pero en las pantallas también necesitas leer. No obstante, los niveles de comprensión lectora, al menos en EEUU, no han cambiado desde hace años.

Madden: Lo que tampoco ha cambiado es que hay una gran brecha entre los niños que viven en pobreza, un 18%, respecto a los más ricos. Y eso no solo es una desventaja en la escuela sino en la vida. Y esto hay que cambiarlo.

¿Cómo se hace?

M: Trabajamos con las escuelas como unidad, usando investigación. En los años 90, las autoridades de Baltimore vinieron a pedirnos a la Johns Hopkins University que investigáramos para solucionar el problema del fracaso escolar y saber qué funcionaba en la alfabetización temprana. Empezamos a medir qué funcionaba, cuál era la implicación de las familias, el uso de tutorías, canciones como el Animated Alfabet… Si puedes leer, algo extraordinario tiene que pasar.

¿Cuál ha de ser el liderazgo en una clase así?

S: No solo hay que implicar al director sino también a los profesores en distintos grupos, y a los padres, lo que a veces requiere talleres específicos para ellos. El mejor es poner comida y dejarles traer a los niños, así que no sienten que están siendo enseñados sino que comparten la enseñanza con sus hijos. Tenemos una experiencia llamada ‘La segunda taza de café’, en la que los padres se quedan en la escuela después de dejar a los niños en el colegio, o el Walking School Bus, en el que los padres recogen a los niños de otros para ir a la escuela. Son actividades divertidas, que aseguran que si ves a tu vecino venir a buscar a tu hijo, te encargas de que tu niño esté listo. Hay que buscar maneras positivas de resolver los problemas.

Y las clases han de ser interesantes.

S: Totalmente. Y los niños han de darse cuenta de que avanzan y progresan, lo que resulta muy motivador.

¿Cómo se trabaja con las personalidades y los conflictos entre alumnos?

M: Cuando los niños se implican y tienen que hablar entre ellos como parte de la actividad, no tienen problemas de comportamiento. El primer paso para reducir el ‘bullying’ en clase es la colaboración e implicarlos en el aprendizaje y que vean que su éxito es importante para los profesores y para los otros alumnos. Esto reduce los problemas de conducta casi a cero, y luego darles instrucciones sobre cómo llevarse bien entre ellos, como darse cuenta de lo que les pasa a los demás (la llamada ‘escucha activa’). Hay muchas estrategias en este sentido.

S: Eso lo podemos enseñar también a los políticos (ríe). Es crucial hacerles ver que hay otra foma de comportarse, que puedes ser reconocido como un buen líder o como alguien que enseña a otros estudiantes en lugar de ser mezquino o pelearte. Pero lo más importante es el éxito en sí mismo. Chicos que creen que nunca van a triunfar no hacen nada nuevo. Es una cuestión de autoestima.

¿Su método sirve para aprender también matemáticas?

M: Hemos creado estrategias, aunque es algo distinto. Se usa aprendizaje cooperativo para que se corresponsabilicen de ayudarse.

¿Cómo se aprende a ser cooperativo en un mundo que pide la competición?

M: El mundo es ahora muy colaborativo fuera de la escuela.

S: Los chicos trabajan siempre en equipos, compiten con los demás pero colaboran entre ellos. En su perspectiva, es un elemento importante.

Su método exige cambiar la estructura de la clase. ¿Cuál es su estructura ideal de clase ahora?

M: Usamos instrucción psicológica efectiva, en la que el profesor presenta un reto que los alumnos evalúan en grupos. No hay filas, todos en corro.

¿Y cómo integran los ordenadores?

R: En tutorías, sirven para reforzar habilidades y complementar al profesor. Lo usamos para el trabajo en parejas, con Barrio Sésamo.

Fuente de la Entrevista:

https://www.elperiodico.com/es/educacion/20180805/entrevista-a-robert-slavin-y-nancy-madden-6942264

ove/mahv

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Experto en educación: «Se busca impedir la formación de ciudadanos críticos y con conocimientos» (Audio)

España / 12 de agosto de 2018 / Autor: Hoy con nosotros / Fuente: Mundo Sputnik News

Imaginen un colegio que lo que pretende es formar personas tontas. ¿Parece un invento? Pero esta es la realidad en la que vivimos. Así, al menos, lo asegura el español Eduardo Luque Guerrero, licenciado en Pedagogía y Psicopedagogía. De hecho, uno de sus libros está titulado «Nos quieren más tontos».

En declaraciones a Radio Sputnik, Eduardo Luque Guerrero constató el avance de la «privatización de la educación a nivel global», lo cual conlleva, según el diario español El País, «la redefinición de las funciones y responsabilidades tradicionalmente asumidas por el Estado».

En la práctica, esto significa la «imposición» de «proyectos educativos que provienen básicamente de EEUU y el mundo anglosajón» y los cuales responden a «los intereses espurios de las grandes multinacionales», indicó.

Sus intereses, de acuerdo a nuestro interlocutor, son opuestos a los «grandes objetivos» de la educación, entre los cuales destacó la creación de «ciudadanos críticos» y, además, «con conocimientos» para que sean capaces «de transformar las cosas que les desagradan».

Link para escuchar la Entrevista:

https://ria.ru/aurora/flv/file.aspx?ID=12227542&type=mp3

Fuente de la Entrevista:

https://mundo.sputniknews.com/radio_hoy_con_nosotros/201808061080971736-sistema-educativo-faltas-cambios/

ove/mahv

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