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Menos guarderías allí donde más se necesitan: desigualdades territoriales en la primera infancia

Por: Pau Rodríguez

En Santa Coloma de Gramenet, uno de los municipios más pobres de la provincia de Barcelona, sólo un 20% de los niños de 0 a 2 años en una guardería. En Sant Cugat, el pueblo más rico, la cobertura de esta etapa llega casi al 60%. Hay menos cobertura de guarderías allí donde más se necesita. O, lo que es lo mismo, hay indicios de que la política educativa de primera infancia es «regresiva», en palabras de Jaume Blasco, autor de un estudio De la guardería a las políticas para la pequeña infancia, publicado por la Fundación Jaume Bofill.

«La red de guarderías se ha desarrollado más en los municipios con mayor renta y nivel educativo y con menor paro», sostiene Blasco. La desigualdad territorial afecta también a la relación de centros públicos y privados. Sant Feliu de Llobregat, con un 38,5% de los niños menores de dos años en guarderías públicas, cuadruplica la cobertura de ciudades como Badalona (9,9%) o Blanes (12,7%).

Esto es especialmente problemático, según el autor del informe, si se tiene en cuenta que la escolarización entre los 0 y los 3 años es especialmente beneficiosa para los niños de familias sin recursos . Fuera de la guardería, sus padres y madres suelen tener más dificultades para garantizarles un entorno rico en estímulos y experiencias.

Cobertura de plazas en función del nivel de estudios y de paro del municipio. / Elaboración FJB

Cobertura de plazas en función del nivel de estudios y de paro del municipio. / Elaboración FJB

En general, el informe evidencia que es en los municipios grandes -las zonas urbanas- donde hay un déficit de plazas más «grave». La ciudad de Barcelona, a pesar de conseguir que más de la mitad de los niños de esta edad estén escolarizados -muy por encima de la media-, sólo puede atender el 56% de las demandas. Esto quiere decir que el curso 2014-2015 se quedaron sin plaza 3.000 solicitantes.

Pasa al contrario en los municipios pequeños, expone Blasco, donde muchos ayuntamientos «afanan» para no cerrar guarderías que se abrieron la década pasada y que, por el descenso demográfico y los efectos de la crisis económica, no consiguen llenar sus plazas . En el conjunto de Cataluña cada año quedan aproximadamente un 10% de plazas en la pública sin ocupar.

El Gobierno recorta el 50% de su aportación

Esta desigualdad territorial, que supone un agravio para muchas familias en función del lugar donde viven, tiene su origen, según el estudio, en una política que se ha limitado a regular y expandir esta etapa, sin dotarla de coherencia , y que además se ha visto agravada por los recortes. Desde 2004 -año en que se aprobó la llamada Ley de las 30.000 plazas- hasta 2015 se ha duplicado el número de guarderías públicas en Cataluña (de 422 a 883). Este impulso ha situado Cataluña por encima de la mayoría de comunidades autónomas y de la media europea en cuanto a tasa de escolarización a los dos años (un 44%), pero no ha corregido las desigualdades que existen entre sus municipios.

No ha contribuido, por el contrario, que la Generalitat haya recortado drásticamente su parte de financiación de las cuna: de 146,9 millones en 2009 a 71,6 en la actualidad, poco más de la mitad. Esta tijeretazo, en un sistema que se financiaba por tercios (un tercio la Generalitat, un tercio los ayuntamientos, un tercio las familias), ha supuesto, a grandes rasgos, que los municipios que han podido han tenido que aumentar su aportación, y el resto lo han confiado en el bolsillo de las familias. Las matrículas se han encarecido un 10% de media. Que el gasto en pequeña infancia haya sido de las más recortes prueba que «no ha sido una prioridad», dice Blasco.

Para hacer frente al desequilibrio del mapa actual, el estudio propone de entrada que el departamento de Enseñanza vuelva a asumir la parte que le toca de la financiación. Pero añade otras recomendaciones, como una «estrategia de expansión selectiva» de la red de escuelas -en función de los municipios con más necesidad-, o subvenciones para acceder al sector privado a aquellas familias que hayan quedado fuera de la pública y no tengan suficiente dinero para pagar la matrícula de la privada.

El informe recoge también que cada vez más municipios adoptan algún tipo de tarifación social, es decir, que las familias pagan por tramos en función de su renta. En la provincia de Barcelona estos pueblos ya representan el 61% del total.

Y el 55% que no va a la cuna?

Si un 44% de los niños de dos años van a guarderías, ¿qué pasa con el 55% restante? Algunas familias no acceden a pesar de solicitarlo, otros consideran que no es necesario que sus hijos vayan a la cuna, algunos padres y madres en paro optan por quedarse con los hijos en casa por razones económicas … La foto aquí es más difícil de encuadrar. Pero lo que sí constata el estudio es que las políticas de apoyo a este 55% de familias «son casi inexistentes».

«O te toca todo o no te toca nada», resume Blasco, en referencia a los sorteos para acceder a plaza. En este sentido, defiende que se deberían potenciar otras políticas de infancia como los permisos remunerados de parentalidad.

Este ha sido uno de los motivos -entre otros- que ha hecho aflorar los últimos años iniciativas al margen del sistema para el cuidado de los niños: desde servicios de espacio familiares, donde los padres y madres se encuentran para compartir dudas e ideas , hasta ofertas de horario flexible por parte del sector privado, pasando por iniciativas como las llamadas madres de día (educadoras que se hacen cargo de grupos muy reducidos de niños, a menudo en el propio hogar). A esta diversidad de iniciativas las une el haber proliferado al margen de la regulación vigente.

En este sentido, el estudio aconseja regular estas actividades menos para garantizar unos «mínimos de calidad» y unas «condiciones de funcionamiento».

Fuente noticia: https://translate.google.co.ve/translate?hl=es&sl=ca&u=http://diarieducacio.cat/author/pau/&prev=search

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Adolescentes y jóvenes fuera de la escuela

Brasil/22 septiembre 2016/Editado por:Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) 

El presente documento tiene como objetivo mostrar los hallazgos respecto a los factores de exclusión educativa en la secundaria y presentar 28 recomendaciones a las autoridades públicas para la formulación e implementación de políticas públicas que eliminen los obstáculos de acceso a este nivel de enseñanza y promuevan la reinserción de las y los adolescentes y jóvenes en el sistema educativo. Se plantea que los Estados adopten marcos legales y políticos que aseguren la realización de todas las dimensiones del derecho humano a la educación – su disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad –, así como el establecimiento de una secundaria incluyente, relevante y garante de derechos a todos y todas adolescentes y jóvenes de la región.

Para leer, descargue aqui: http://www.redetis.iipe.unesco.org/wp-content/uploads/2016/05/clade-adolescentes-y-jovenes-fuera-de-la-escuela.pdf

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Centroamérica se envejece a dos velocidades

Centro América / 18 de septiembre de 2016 / Por: Laprensa.com
Centroamérica se envejece a dos velocidades. Mientras Nicaragua y Guatemala aún tienen margen para aprovechar lo que se conoce como bono demográfico, Costa Rica y Panamá se encuentran en la fase de agotamiento de este proceso, el que culminará en ambas economías en el 2020 para luego acelerar la tasa de envejecimiento en el istmo.
Según el informe Estado de la Región, Nicaragua tiene hasta el 2035 para sacar provecho al denominado bono demográfico, conocido así al aumento de manera sostenida y rápida de la población en edad productiva respecto a la proporción de personas dependientes (menores de 15 años y mayores a 65).
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Las estimaciones apuntan a que Guatemala es la economía que más chance tiene para aprovechar este periodo demográfico, el que se agotará hasta 2050. Le sigue Honduras, que al igual que Nicaragua, se prolongará hasta el 2035.
En tanto en El Salvador el crecimiento de mano de obra en su edad  de mayor nivel productiva se extenderá hasta en 2030. Y a medida que avance este proceso, se prevé que “en los próximos tres lustros, la población centroamericana mayor de 65 años  aumentará del seis por ciento actual a un ocho por ciento. El peso relativo de este grupo seguirá creciendo, sobre todo en naciones más avanzadas en la transición demográfica”.
En este contexto, los investigadores señalan que los beneficios que las economías puedan obtener del bono demográfico dependerá de los esfuerzos que hagan en materia educativa y laboral, lo que permitirá que “las personas en edad de trabajar se conviertan en económicamente activas y altamente productivas”.
Estos esfuerzos deben estar encaminados a que la fuerza laboral en edad productiva se pueda incorporar al mercado del trabajo con empleos de calidad,  para que pueda haber flujos crecientes de ingresos, consumo y ahorro, “y por ende mayor crecimiento económico”.
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En caso de que no hayan mejoras en las habilidades de la fuerza de trabajo y los niveles de educación, alertan a la región de que “el envejecimiento de la población ocasionaría una reducción de los ingresos laborales y el consumo, que de no ser compensada con ingresos no provenientes del trabajo, como el ahorro, tendría efectos negativos en el bienestar económico”.
Pero además, señala, una vez que finalice el bono demográfico habrán mayores presiones financieras sobre los sistemas de pensiones y de salud. En este sentido, se prevé que en Centroamérica el gasto en salud de las personas mayores respecto al gasto total se triplique en 2070 en Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Panamá.
En tanto, en Nicaragua y Honduras se cuadruplicará respecto al 15 por ciento que hasta 2015 tenía la región en gasto de salud en adultos mayores, con relación al gasto total en salud.
REGIÓN QUE EXPULSA  SU POBLACIÓN
Y pese a las mejoras económicas y a la oportunidad que representa el bono demográfico para impulsar el crecimiento, hasta el 2015 la migración centroamericana aún se mantenía dinámica. Al término del año pasado, el ocho por ciento de la población del istmo (equivalente a cuatro millones de personas) residía en el exterior, el 82 por ciento de estos en Estados Unidos.
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Después de El Salvador (21.1 por ciento), Nicaragua es la nación en Centroamérica con la segunda tasa  porcentual de migrantes con respecto a su población más alta de la región. En el 2015, los 618,774 nicaragüenses residentes en el exterior equivalían al 9.9 por ciento de la población total. Costa Rica, con 116,627 migrantes, solo el 2.3 por ciento de su población reside en el exterior.
Y si bien Honduras con 631,872, tiene similar proporción de personas en el extranjero en términos absolutos, como porcentaje de su población esta se reduce a 7.5 por ciento.
Por su parte, Guatemala y El Salvador tenían a 989,072 y 1.35 millones, respectivamente, en el exterior, equivalentes a 6.1 y 21.1 por ciento de sus poblaciones.
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ascenderá la población centroamericana en el 2080, la que luego iniciará un proceso de descenso, según el informe de Estado de la Región, basado en cifras del Celade.
Jóvenes mal
El informe Estado de la Región revela que el 60 por ciento de los jóvenes de 15 a 24 años (5.4 millones) en Centroamérica está fuera del sistema educativo y el 36 por ciento de ellos está en puestos de trabajo de baja calidad.
Alrededor de una cuarta parte de (23 por ciento) no estudia ni trabaja y tan solo el 29 por ciento se dedica al estudio a tiempo completo.
Se alerta de que todavía los niveles de inversión en educación siguen bajos en Centroamérica. Y muestra de eso es que mientras en Costa Rica y Panamá la inversión es de 1,053 y 926 dólares anuales por persona, en Guatemala y Nicaragua es cercana a 200 dólares, revela el estudio.
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Este aumento (de la población centroamericana) acrecentará la demanda de empleo, alimentos, vivienda y servicios básicos, y generará mayores impactos ambientales asociados al incremento en el consumo de agua, las emisiones de gases y la producción de desechos”.
Informe Estado de la Región.
Fuente: http://www.laprensa.com.ni/2016/09/17/economia/2101502-2101502
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Ministro de Educación de Haití propone reformar la escuela del fracaso

Centroamérica/Haití/16 de Septiembre de 2016/Fuente: El Día

Cerca de tres millones de niños empiezan las clases este lunes en Haití, mientras que unos 400.000 se quedarán sin ir. El ministro de Educación, Nesmy Manigat, propone reformar un sistema educativo que es fuente de exclusión y de fracaso en el país más pobre de América.

“De todas formas un 10% de los niños, es decir unos 400.000, no irán a la escuela hoy”, lamentó el ministro. “Y de 100 niños que entran a la escuela este año, menos de 10 llegarán a terminar la secundaria sin haber repetido o abandonado”.

“Es una escuela del fracaso, un escuela que excluye”, denunció Manigat. La pobreza que enfrentan las familias es el primer factor que impide abordar serenamente el comienzo del año escolar en Haití, un país donde el INB (antes PIB per capita) por habitante es de 830 dólares y el 58,5% de la población es pobre, según datos del Banco Mundial.

“Se supone que la escolaridad es gratuita, por supuesto, pero siempre hay gastos accesorios que deben ser cubiertos por los padres”, explicó.

El inicio del año escolar incluye comprar el uniforme, los libros y materiales escolares que “lamentablemente no todo el mundo está en condiciones de pagar”, lamentó por su parte Jean Ludovic Metenier, Representante Adjunto de Unicef en Haití.

Es que el programa de educación universal, gratuita y obligatoria, lanzado por el presidente Michel Martelly, financia únicamente las inscripciones a la escuelas, y sobre todo no incluye a los establecimientos privados que cuentan con el 60% de los alumnos haitianos.

200 alumnos por aula 

El ministro de Educación, recomienda que cada aula de secundaria cuente con un máximo de 60 alumnos. “Es algo que un ministro no debería repetir jamás porque deberíamos tener entre 35 y 40 máximo en un país como Haití”, admitió.

“Lamentablemente en mi país, muchos salones de clase cuentan con un excesivo alumnado de 150, 200 alumnos. De esos 200 alumnos, apenas 10% aprueba el año escolar. Sus hijos no aprenden estrictamente nada”, reconoció el ministro dirigiéndose a las familias pobres que no tienen otra opción que mandar a sus hijos al sistema educativo público.

Pero las aulas superpobladas no son el único obstáculo para acceder a una buena educación en Haití. La formación de los maestros también es un problema. El 85% no fue formado para el cargo o necesita una formación adicional.

“Tomando en cuenta el nivel de salarios, la profesión no atrae a mucha gente”, comentó el ministro.

“El salario es de 20.000 gourdes en promedio, es decir 300 euros (unos 335 dólares) al mes, no es gran cosa: no le permite a un individuo vivir realmente”.

Los bajos salarios, sumado al retraso en los pagos, provoca que los profesores hagan huelga de manera periódica. “El año pasado, las escuelas públicas perdieron el equivalente a un mes y medio de clases”, dijo el ministro, quien habitualmente recuerda que en la vecina República Dominicana las clases comenzaron el 17 de agosto.

“Haití no puede atrasarse: asegurar 200 días de clases es un desafío pero hay que hacerlo”.

Con el fin de mejorar la calidad de la enseñanza y la competitividad de Haití, Manigat lanzó una reforma importante en los programas escolares: incluyó clases de educación cívica y economía.

“Cuando amamos a nuestro país, no tenemos otra opción. La educación de calidad no es un simple eslogan: es la condición sine qua non para que este país sobreviva”, concluyó.

Fuente: http://eldia.com.do/ministro-de-educacion-de-haiti-propone-reformar-la-escuela-del-fracaso/

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Evaluación: 100 años de devastación.

Por: Hugo Aboites.

La evaluación que hoy se aplica a los maestros nació en Francia hace más de cien años. La  intención era noble, detectar a los niños con alguna deficiencia en el aprendizaje para atenderlos mejor. Pero al llegar a Estados Unidos se transformó en un instrumento de exclusión. Porque se preguntaba a los niños acerca de temas y con palabras que sólo eran conocidos por las familias acomodadas, como “lo que hay en las canchas de tenis”, “las partes de un gramófono”; de ahí que los pobres, los negros, las mujeres, tenían mayores dificultades para responder satisfactoriamente.

Con estos exámenes, cientos de niños que nunca habían visto un juego de tenis fueron declarados débiles mentales y recluidos en internados. Luego este tipo de evaluación se utilizó en el centro de migración de la isla Ellis de Nueva York para detectar a los incapaces mentales e impedirles la entrada como migrantes a los Estados Unidos. Miles de irlandeses, italianos, rusos, judíos fueron devueltos a sus lugares de origen a partir de 1910, reprobados por no saber el nombre de una marca comercial norteamericana o el apellido de un pitcher de beisbol muy famoso,  pero sólo en Estados Unidos.

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En 1914 con la primera guerra mundial los evaluadores se convirtieron en oficiales del Ejército y sus exámenes fueron utilizados para detectar a los cientos de miles de jóvenes que no sabían sumar o no podían completar alguna frase porque no habían ido a la escuela y enviarlos directamente a las trincheras y a la muerte. En los años veinte estos exámenes comenzaron a utilizarse también para identificar a quienes eran considerados con el término técnico de “imbéciles” y se les prohibía tener hijos. Así, por no poner atención y responder bien al examen miles de niñas y niños fueron esterilizados injustamente. Y todavía en los años setenta, los evaluadores con toda frialdad seguían enviando a cientos de niños a ser operados.

Antes de la segunda guerra mundial, los nazis fueron quienes mejor aprovecharon esta tecnología para tecnificar sus procesos de diferenciación racial disfrazándola de baja capacidad mental, y los evaluadores norteamericanos manifestaron su admiración por sus avances.  La locura de la evaluación llegó al extremo de considerar con algún problema mental a grandes sectores de la población americana y eso hizo recapacitar: una nación que se considerara llena de deficientes mentales no podía nunca llegar a ser una potencia mundial. Los evaluadores se refugiaron entonces en la educación, y comenzaron a evaluar a quienes buscaban ingresar a las universidades. Un mercado enorme que generó la industria de la evaluación a cargo de un instituto nacional de evaluación. Estos exámenes servían para diferenciar el acceso a las escuelas superiores. Las mujeres, negros, mexicanos, indígenas, inmigrantes eran rechazados de las mejores instituciones y enviados a escuelas de carreras cortas.

En México, el uso de estos exámenes se convirtió en política nacional en los años noventa al derrumbarse finalmente la idea de la educación gratuita y para todos. Se crea el CENEVAL, para evaluar a millones de jóvenes, para el ingreso a la educación media superior y superior, y logra ingresos por miles de millones de pesos. Y los resultados han sido semejantes, se rechaza a jóvenes indígenas, los de la periferia de las ciudades, los de las clases populares y, sobre todo, a las mujeres. Los suicidios de jovencitas que no lograron ingresar a una “buena escuela” como la UNAM, son sólo una manifestación de la enorme carga de desesperanza que esta nueva industria de la evaluación ha generado en los jóvenes mexicanos.  Sin una posición económica digna, con padres sin trabajo, se acumula un rezago de cientos de miles de muchachos sin perspectivas y, ahora, de manera sistemática y oficial, sin acceso a una buena institución educativa. Por otro lado, movimientos sociales como el de la UNAM en 1999 por la gratuidad y en contra de los exámenes del Ceneval, son en ese sentido, una demostración de que también existen respuestas que, a pesar del alto costo en represión, logran resultados.

Ceneval

Más adelante, al comienzo de los años dos mil, y en nombre de la calidad, se crea en México el INEE, y lo que hasta entonces era una política de medición sólo para los menos de un millón de aspirantes al bachillerato y la universidad. Con la prueba ENLACE se extiende a cerca 15 millones de niños, niñas y jóvenes de primara, secundaria y media superior.  Y, de inmediato, estos exámenes recuperan el espíritu y la nomenclatura de cien años atrás y la gran mayoría de los niños  evaluados resultan con bajos resultados ya no se les clasifica como “débiles mentales”, “imbéciles”, o “incapaces”, sino de manera no muy creativa se les llama “insuficientes”.  Miles de millones de niñas y niños de primaria amanecen a la vida ya cargados  del título oficial de “insuficientes” o “regulares”, sólo por ser víctimas de un examen único que no respeta la diversidad y enorme diferenciación social que sufre el país ni la pluralidad de sus culturas. El examen se convirtió en una farsa y un ritual vacío que el mismo INEE denunció, y ante teles denuncias, fue cancelado.

Con estos exámenes, cientos de niños que nunca habían visto un juego de tenis fueron declarados débiles mentales y recluidos en internados.

Después de 100 años de que una y otra vez estos exámenes estandarizados han reiterado su vocación profundamente hostil para con niños, estudiantes y ciudadanos, no debemos sorprendernos de que a partir del 2013 y a pesar de las promesas de una evaluación integral y contextualizada, finalmente regrese a la idea de un examen único pero esta vez para más de un millón y medio de maestros mexicanos. En toda la historia de cien años, estos exámenes se han presentado siempre como nobles y generosos, son para atender el rezago,  para impedir que nazcan personas que serán infelices por tontos, para asegurar la calidad de las instituciones o, como ahora se dice, supuestamente para ayudar a los maestros a formarse mejor. Pero una y otra vez esta evaluación ha pasado a crear multitudes de afectados, reclutados a la guerra, esterilizados, millones de etiquetados como insuficientes y ahora, miles que dejarán de ser maestros. Todo en nombre de algo que el gobierno no acierta a definir qué es: la calidad.

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Todo este sufrimiento y todo el caudal de víctimas, no acierta a tener resultados. En México, se ha evaluado ya, a casi 120 millones de personas en los últimos veinticinco años.  Y sin embargo, los evaluadores no parecen ser capaces de dar respuesta a dos preguntas fundamentales. Es más, lo más grave es que estas preguntas ni siquiera se plantean:  la primera, ¿qué hemos aprendido en todos estos años de evaluación? ¿Ya sabemos cómo mejorar la escuela? ¿Dónde está el vínculo detallado y preciso entre todas esas evaluaciones y el modelo que  ahora se propone? Tras un cuarto de siglo y más de cien millones de evaluados ¿tenemos alguna evidencia generalizada de que el sistema educativo ha venido mejorando? En realidad la respuesta es negativa, porque ha sido muy fácil evaluar pero no sabemos diagnosticar y mejorar la escuela.

En gran parte porque estos exámenes son hechos para diferenciar, excluir, castigar, no para explicar qué está ocurriendo en la educación. Si sirvieran, hoy sin duda tendríamos evidencias tangibles por montones de esa mejoría. Pero nada se dice, y se sigue proponiendo exactamente lo mismo, que en el futuro, con más evaluaciones se llegará finalmente a un sistema de calidad. Es muy probable que dentro de otros veinticinco años, se nos contará la misma historia.

Esta evaluación no sólo no es un factor de mejora de la educación, sino que contribuye a deteriorarla. Lo fundamental de un proceso educativo, es que es esencialmente colectivo, como la familia. Pero la evaluación busca individualizar, tomar a maestro por maestro, separarlo del resto y colocarlo sólo frente a la evaluación. Enfatiza el individualismo y vuelve indefensos a los maestros y estudiantes. Aprendemos en colectivo, debemos ser evaluados en colectivo.

Debe recordarse además que las grandes transformaciones de la educación nunca han surgido de las estructuras de evaluación. Los cambios y la mejoría de la educación ha sido fruto de colectividades poderosas, de maestros comprometidos y dispuestos a sacrificarse por el trabajo educativo, por contribuir a sus comunidades y regiones. Cualquier mejoría de la educación, cualquier plan, solo puede funcionar apostándole a ese espíritu colectivo y transformador. Como la verdadera evaluación, debe arrancar desde abajo, desde los colectivos escolares, de maestros, estudiantes, en relación con sus comunidades y regiones. De hecho, hasta la Ley General del Servicio Profesional Docente, en el único lugar en que habla expresamente de la mejoría de la escuelas dice que para eso es necesaria una evaluación con la participación colectiva de los  maestros de cada escuela y además dice que, sus resultados no deben implicar sanciones de orden administrativo o laboral.

foroeducativo

La posibilidad de una evaluación distinta fincada en las escuelas, en las regiones, a partir de maestros y estudiantes y en el contexto de comunidades, organizaciones, regiones, es perfectamente posible. Y es posible por algo paradójico. Por un lado, es muy claro que los maestros no aceptarán nunca la reforma educativa actual, y al mismo tiempo, es muy claro que la SEP no está dispuesta a cancelarla. La distancia  entre esas dos posiciones es un tramo tan grande que a mi juicio permite explorar soluciones.

El mismo término “permanencia” que en la Constitución parece obligar a crear exámenes y despedir maestros, en realidad ya existe desde tiempo atrás en el tercero constitucional. Pero nunca nadie ha planteado que se use para expulsar del aula a los maestros.  Y lo más fuerte, es el señalamiento, la persecución, la hostilidad y el enojo contra la existencia misma de un magisterio que resiste.

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El marco legal de la reforma exenta de la evaluación o del despido a los maestros de escuelas particulares, a los de las universidades, a los del Poli, e incluso dice que los trabajadores del INEE estarán protegidos por el artículo 123, pero los maestros no, ¿por qué sólo va contra los maestros de escuelas públicas, los de las regiones del suroeste, los de las periferias delas ciudades, los que han respondido con compromiso a las necesidades y exigencias de las comunidades?

Aplicar este tipo de evaluación y su historia depredadora es una manera de continuar con la política de castigo. El marco legal de la reforma está tan lleno de excepciones, contradicciones y ámbitos de interpretación que, o debe servir para encontrar una solución o debe desecharse.

Ponencia presentada en el Foro “Hacia la construcción del proyecto de educación democrática”. 9 de agosto de 2016.

  • Tomado de: http://vocesnormalistas.org/2016/08/30/evaluacion-100-anos-de-devastacion/
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África: 3 de Julio de 2016 El drama de los chicos excluidos de la educación

África/ Julio de 2016/La Capital

En el mundo son más de 260 millones los niños, niñas y jóvenes que todavía permanecen fuera de la escuela.

En el mundo más de 260 millones de niños, niñas y jóvenes están aún fuera de la escuela. Las nenas son las que corren con mayor desventaja. Desde la Unesco instan a los gobiernos a garantizar políticas inclusivas para alcanzar la meta mundial de llegar a 2030 con todos los chicos aprendiendo en las aulas.

Unos 263 millones de niños y jóvenes, cifra equivalente a la cuarta parte de la población de Europa, no están escolarizados, según nuevos datos del Instituto de Estadística de la Unesco. La cifra total incluye 61 millones de niños en edad de cursar la educación primaria (6-11 años), 60 millones en edad de cursar el primer ciclo de secundaria (12-14 años) y, por primera vez, la estimación de los jóvenes en edad de cursar el segundo ciclo de educación secundaria (15-17 años), que ascienden a 142 millones.

Estos datos se presentan en un nuevo documento publicado conjuntamente por el Instituto de Estadística de la Unesco y el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo. «Los países han prometido que, para 2030, todos los niños podrán cursar la educación primaria y secundaria. Estos nuevos datos muestran la ardua labor que tenemos por delante para alcanzar este objetivo», afirmó la directora general de la Unesco, Irina Bokova, quien agregó: «Debemos centrarnos en la inclusión desde la edad más temprana y durante el ciclo completo de aprendizaje, en las políticas destinadas a eliminar las barreras en cada etapa, prestando especial atención a las niñas, que siguen encontrándose en una situación de mayor desventaja».

La región más excluida

De todas las regiones del mundo, el Africa Subsahariana es la que tiene los índices más altos de exclusión. Más de una quinta parte de los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 11 años no están escolarizados, seguidos por una tercera parte de los jóvenes de entre 12 y 14 años. De acuerdo con los datos del Instituto de Estadísticas de la Unesco, casi el 60% de los jóvenes de entre 15 y 17 años no asiste a la escuela. Un obstáculo importante para alcanzar la meta son las disparidades que siguen existiendo en lo que respecta a la participación en la educación y que tienen que ver con el sexo, la ubicación y los recursos económicos.

Los conflictos armados constituyen otra importante barrera a la educación. En todo el mundo, el 35% del total de los niños no escolarizados en edad de cursar la educación primaria (22 millones), el 25% de los adolescentes en edad de cursar el primer ciclo de secundaria (15 millones) y el 18% de los jóvenes sin escolarizar en edad de cursar el segundo ciclo de secundaria (26 millones) viven en zonas afectadas por conflictos.

En general, los jóvenes de más edad (15-17 años) tienen cuatro veces más probabilidades de no estar escolarizados que los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 11 años. Esto se debe en parte a que la educación primaria y el primer ciclo de la educación secundaria son obligatorios en casi todos los países, mientras que el segundo ciclo de secundaria no lo es. Al mismo tiempo, esos jóvenes suelen tener la edad legal para trabajar. Muchos de ellos no disponen de más opción, mientras que otros intentan combinar la asistencia a la escuela con el empleo.

Diferencias de género

Las niñas tienen más probabilidades que los niños de no asistir nunca a la escuela, pese a todos los esfuerzos realizados y los avances logrados en las dos últimas décadas. De acuerdo con los datos aportados por Unesco, 15 millones de niñas en edad de cursar la educación primaria no tendrán nunca la oportunidad de aprender a leer ni a escribir en la escuela primaria, en comparación con 10 millones de niños. Más de la mitad de esas niñas (9 millones) vive en el Africa Subsahariana.

La pobreza constituye un obstáculo adicional para las niñas. De acuerdo con los análisis que figuran en el Informe de Seguimiento, en Africa Septentrional y Asia Occidental, las diferencias son aún mayores entre la población más pobre de la región: solo 85 niñas por cada 100 niños en edad de cursar el primer ciclo de educación secundaria asisten a la escuela. Entre los que tienen edad de cursar el segundo ciclo de secundaria, solo 77 de las niñas más pobres por cada 100 de los niños más pobres asisten a la escuela.

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/el-drama-los-chicos-excluidos-la-educacion-n1195536

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Africa: El drama de los chicos excluidos de la educación

Africa/23 juio 2016/Fuente: La Capital

En el mundo son más de 260 millones los niños, niñas y jóvenes que todavía permanecen fuera de la escuela.

En el mundo más de 260 millones de niños, niñas y jóvenes están aún fuera de la escuela. Las nenas son las que corren con mayor desventaja. Desde la Unesco instan a los gobiernos a garantizar políticas inclusivas para alcanzar la meta mundial de llegar a 2030 con todos los chicos aprendiendo en las aulas.

Unos 263 millones de niños y jóvenes, cifra equivalente a la cuarta parte de la población de Europa, no están escolarizados, según nuevos datos del Instituto de Estadística de la Unesco. La cifra total incluye 61 millones de niños en edad de cursar la educación primaria (6-11 años), 60 millones en edad de cursar el primer ciclo de secundaria (12-14 años) y, por primera vez, la estimación de los jóvenes en edad de cursar el segundo ciclo de educación secundaria (15-17 años), que ascienden a 142 millones.

Estos datos se presentan en un nuevo documento publicado conjuntamente por el Instituto de Estadística de la Unesco y el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo. «Los países han prometido que, para 2030, todos los niños podrán cursar la educación primaria y secundaria. Estos nuevos datos muestran la ardua labor que tenemos por delante para alcanzar este objetivo», afirmó la directora general de la Unesco, Irina Bokova, quien agregó: «Debemos centrarnos en la inclusión desde la edad más temprana y durante el ciclo completo de aprendizaje, en las políticas destinadas a eliminar las barreras en cada etapa, prestando especial atención a las niñas, que siguen encontrándose en una situación de mayor desventaja».

La región más excluida

De todas las regiones del mundo, el Africa Subsahariana es la que tiene los índices más altos de exclusión. Más de una quinta parte de los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 11 años no están escolarizados, seguidos por una tercera parte de los jóvenes de entre 12 y 14 años. De acuerdo con los datos del Instituto de Estadísticas de la Unesco, casi el 60% de los jóvenes de entre 15 y 17 años no asiste a la escuela. Un obstáculo importante para alcanzar la meta son las disparidades que siguen existiendo en lo que respecta a la participación en la educación y que tienen que ver con el sexo, la ubicación y los recursos económicos.

Los conflictos armados constituyen otra importante barrera a la educación. En todo el mundo, el 35% del total de los niños no escolarizados en edad de cursar la educación primaria (22 millones), el 25% de los adolescentes en edad de cursar el primer ciclo de secundaria (15 millones) y el 18% de los jóvenes sin escolarizar en edad de cursar el segundo ciclo de secundaria (26 millones) viven en zonas afectadas por conflictos.

En general, los jóvenes de más edad (15-17 años) tienen cuatro veces más probabilidades de no estar escolarizados que los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 11 años. Esto se debe en parte a que la educación primaria y el primer ciclo de la educación secundaria son obligatorios en casi todos los países, mientras que el segundo ciclo de secundaria no lo es. Al mismo tiempo, esos jóvenes suelen tener la edad legal para trabajar. Muchos de ellos no disponen de más opción, mientras que otros intentan combinar la asistencia a la escuela con el empleo.

Diferencias de género

Las niñas tienen más probabilidades que los niños de no asistir nunca a la escuela, pese a todos los esfuerzos realizados y los avances logrados en las dos últimas décadas. De acuerdo con los datos aportados por Unesco, 15 millones de niñas en edad de cursar la educación primaria no tendrán nunca la oportunidad de aprender a leer ni a escribir en la escuela primaria, en comparación con 10 millones de niños. Más de la mitad de esas niñas (9 millones) vive en el Africa Subsahariana.

La pobreza constituye un obstáculo adicional para las niñas. De acuerdo con los análisis que figuran en el Informe de Seguimiento, en Africa Septentrional y Asia Occidental, las diferencias son aún mayores entre la población más pobre de la región: solo 85 niñas por cada 100 niños en edad de cursar el primer ciclo de educación secundaria asisten a la escuela. Entre los que tienen edad de cursar el segundo ciclo de secundaria, solo 77 de las niñas más pobres por cada 100 de los niños más pobres asisten a la escuela.

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/el-drama-los-chicos-excluidos-la-educacion-n1195536

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