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Nuestra lucha contra los feminicidios en Latinoamérica

Por: Ilka Oliva Corado

El 8 de abril se cumplió un mes del feminicidio de 41 niñas, a las que el Estado de Guatemala violó y quemó vivas. Y también, el 8 de abril apareció el cuerpo de Micaela García, una niña argentina miembro del Movimiento Evita que hace unos días había desaparecido. Micaela, de 21 años estudiaba la carrera de Educación Física, se desvivía por los parias, los negritos esos a los que el clasismo detesta. La violó y la asesinó un violador serial al que un juez dejó en libertad porque según él lo único que tenía era una “perversidad natural.”

Pero cambiar el sistema no es cosa fácil, para eso tenemos que involucrarnos todos, en todos los ámbitos de la sociedad, ¿cuándo vamos a empezar?

En el mismo país, hace solo unos meses, en octubre de 2016, Lucía Pérez, de 16 años fue drogada y asesinada. Los forenses descubrieron que había sido violada por la vagina y por el ano, no solo con el pene, también le metieron un palo por ambas vías, palo que le atravesó el cuerpo. Murió de tanto dolor. La muerte de Lucía encolerizó al pueblo argentino, que llamó a la marcha de #NiUnaMenos y a la que se unió el continente entero.

En México, en los últimos seis años 900 mujeres y niñas han sido asesinadas en feminicidios. En Chile, 2016, el nombre de Nabila salió a la luz pública cuando fue encontrada en la calle por un adolescente, al ser llevaba al hospital encontraron que le habían sacado los ojos, que tenía fracturado el cráneo y la mandíbula. El relato oficial cuenta que fue a una fiesta con su pareja, padre de dos de sus cuatro hijos, y que se “emborrachó”, y estaba en “descontrol” y que al llegar al taller mecánico donde vivían, la golpeó. Fue acusado de femicidio frustrado y mutilación.

En Colombia 2016, Yuliana, niña indígena de 7 años, fue violada y estrangulada hasta la muerte en Bogotá. El culpable, un hombre de alta clase social que “bajo efectos de las drogas” cometió el delito. El resto ya lo conocemos.

En Zacapa, Guatemala Yohana, de 8 años de edad, en el 2016 fue violada por tres hombres y ahorcada. Sus padres habían salido de la aldea, para ir a cobrar dinero de un programa social y dejaron a sus 3 hijos en casa, los hombres entraron aprovechando la ausencia de los padres. Cito solamente algunos casos, porque son miles.

Hace unos días un juez en México dejó en libertad a un violador porque consideró que meter los dedos dentro de la vagina de la víctima no era violación. Algo que respaldó un conocido intelectual mexicano en un programa radial de la UNAM, y aparte dijo que a las mujeres nos gusta que nos violen.

En Latinoamérica el 98% de los casos de feminicidios queda en impunidad. Y los pocos que se logran comprobar y se abren procesos en cortes, tienen un final triste, el culpable es declarado inocente. Por razones patriarcales: la víctima lo provocó por vestirse de tal manera, por salir a altas horas de la noche, por pasar por tal lugar, por no querer acostarse con él. La razón de las violaciones sexuales y los feminicidios es una sola: el género.

Jueces, hombres y mujeres con mente patriarcal toman decisiones patriarcales y dejan en libertad a los culpables o toman los casos sin seriedad por tratarse de mujeres vulneradas. Es necesario que todos, en todos lados, nos informemos sobre el patriarcado, desde el lenguaje patriarcal pasando por los mal llamados piropos, que no son más que acoso, hasta llegar al sistema de justicia, pasando por medios de comunicación y su forma de dar las noticias.

Ninguna mujer es culpable y provoca que la violen, la golpeen y la asesinen. Ninguna mujer pide ser violada, o que le griten guapa en la calle, que le toquen las nalgas o las tetas en el autobús. Si una mujer dice no es no, así sea su pareja. Las mujeres no somos objeto de nadie y esto lo deben de entender los jueces, el sistema. Necesitamos un sistema de justicia con perspectiva de género, gente capacitada que tenga el conocimiento sobre el patriarcado, para que lleve los casos y dicte sentencias con todo el peso de la ley.

Un ejemplo de la ineptitud de un sistema de justicia, patriarcal es el caso de las 41 niñas asesinadas, que fueron quemadas vivas en Guatemala, a los culpables se les está tratando con privilegios de clase y poder. El presidente debió ser destituido inmediatamente el mismo día que las niñas fueron quemadas, con más razón si ellas ya habían denunciado que ahí las violaba personal del lugar.

Pero cambiar el sistema no es cosa fácil, para eso tenemos que involucrarnos todos, en todos los ámbitos de la sociedad, ¿cuándo vamos a empezar? La lucha contra la feminicidios, la violencia de género y el patriarcado tiene que ser de todos, ¿quiénes se apuntan?

Fuente noticia: http://www.telesurtv.net/bloggers/Nuestra-lucha-contra-los-feminicidios-en-Latinoamerica-20170409-0001.html

Fuente imagen: http://cdn.20m.es/img2/recortes/2011/02/10/8898-620-282.jpg

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41 niñas guatemaltecas asesinadas por el Estado

Por: Carlos Aldana

Es impostergable pensar que el derecho a la educación también incluya la comprensión de la realidad dura que viven niños, niñas y adolescentes pobres.

Ocurrió en una fecha simbólica y fundamental: el 8 de marzo. En el contexto del día internacional de la mujer, en un hecho terrible y vergonzoso para la humanidad, un incendio en un hogar, irónicamente llamado “hogar seguro”, causó la muerte de 41 adolescentes pobres, que provenían de realidades muy diversas y complicadas (abusadas unas, con tendencias a la violencia otras). Murieron en un salón en las que estaban encerradas bajo llave. Una policía tenía la llave y varias decenas de policías rodeaban el área. Con todo ese aparato policial enfrente, el infierno se desató. Hasta el presidente de la República estaba enterado de los problemas desde una noche anterior.

Esta es una tragedia dentro de una tragedia mayor: la de la indefensión, vulnerabilidad y falta de protección integral y efectiva que el Estado de Guatemala no ha podido superar. Una niña, un niño o un adolescente de los entornos pobres, que sea víctima de cualquier tipo de abuso, termina siendo re-victimizado por el mismo Estado, puesto que este no solo no lo protege como debe hacerlo, sino que lo institucionaliza en estructuras caracterizadas por abusos, por falta de sentido y visión humanista, por falta de compromiso e identificación con los principios y valores de la doctrina de la protección integral de la niñez y la adolescencia. Incluso en estos lugares, muchos de los llamados monitores, hacen su trabajo armados. Muchos de ellos han sido denunciados por los abusos que cometen a las adolescentes. ¿Por qué trabajan allí? Muchas veces como parte de los pagos laborales por las deudas contraídas en campaña electoral. Pareciera que proteger y educar a la niñez es una función tan poco importante que no importa quiénes la realicen.

Pero existe una responsabilidad muy grave del Estado de Guatemala: no ha asegurado el derecho al desarrollo integral de toda la población, mucho menos ha logrado la vivencia y goce de derechos económicos, sociales y culturales. He aquí la causa fundamental de por qué miles de niños, niñas y adolescentes vivan situaciones de negación de la vida y la dignidad, acrecentada cuando los ingresan al supuesto sistema de protección. El derecho a la educación, desde una visión integral y profunda, no reducido a la educación formal, no se cumple en esta población, y eso acrecienta sus dificultades para vivir en el presente.

En la tragedia de ese incendio se evidenció algo que debe ser motivo de demanda al Estado: muchas niñas víctimas fueron recluidas en ese lugar para sacarlas de su realidad familiar caracterizada por el abuso. Vergonzosamente, la realidad indica que las niñas abusadas son las que tienen que abandonar sus hogares para recluirlas en lugares de tratos terribles como ese. ¿No debieran ser los abusadores adultos los que tuvieran que salir de sus entornos y ser recluidos?

A estas 41 niñas el Estado las asesinó por ausencia de un verdadero sistema de protección y por la forma de intervenir y actuar en la tragedia concreta.

Estos hechos sirven para comprender la realidad educativa, social, económica y cultural de la niñez y la adolescencia de países en los que la riqueza se encuentra concentrada en pocas manos y la pobreza se hace presente en la inmensa mayoría poblacional. Se niegan los derechos económicos, sociales y culturales que son la causa de graves condiciones de vida, pero también se niegan los derechos fundamentales, como la vida y la integridad.

Los cuerpos docentes del país saben que no están lejos de lo ocurrido en ese supuesto hogar. Porque la violencia, la vulnerabilidad, el abuso hacia las y los más pequeños, siguen estando presentes en el sistema educativo. Es impostergable pensar que el derecho a la educación también incluya la comprensión de la realidad dura que viven niños, niñas y adolescentes pobres.

La educación sin la comprensión de esa realidad puede ser un instrumento para la distracción. O para la vivencia y práctica de la asepsia que buscan los poderes para la educación.

Fuente noticia: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/27/41-ninas-guatemaltecas-asesinadas-por-el-estado/

Fuente imagen: http://www.telesurtv.net/__export/1489645041408/sites/telesur/img/telesur_agenda/2017/03/16/nombre_de_alguna_de_las_40_nixas_muertas_en_guatemala_-_reuters.jpg_171848334

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Donde más duele

Por Miguel Lorente

Cuando el corazón ya se ha hecho insensible a los golpes y a la amenaza de cada amanecer, el maltratador utiliza a los hijos e hijas para conseguir su objetivo

Los hombres que maltratan saben dónde golpear para hacer daño, lo aprenden pronto, por eso usan la palabra como arma y dirigen sus golpes al tórax, al abdomen y a la cabeza, de modo que la ropa y el cabello cubran las lesiones y nadie vea las heridas que ocasionan. Y esto sólo es con relación a los golpes.

El verdadero dolor lo producen en el mediastino, en ese espacio donde antes estaba el corazón que, poco a poco, el maltratador va secando a base de desprecio, advertencias y culpas sobre la propia mujer.

Y cuando ese corazón ya se ha hecho insensible a los golpes y a la amenaza de cada amanecer, el maltratador utiliza a los hijos e hijas para conseguir su objetivo de controlar y dominar a la mujer sin necesidad de agredirla físicamente. Los agresores saben que es lo que más les duele y lo usan de manera egoísta para sus intereses. Por eso, a pesar del intento de muchos de separar el ejercicio de la paternidad de la violencia, un maltratador siempre es un mal padre, porque utiliza la violencia en contra de la mujer y contra sus hijos e hijas para causar dolor y daño más allá de los golpes. El pasado 3 de febrero, Vladimir V. I., de 27 años, se arrojó al vacío con su hija de un año desde la segunda planta del Hospital Infantil La Paz, en Madrid, situada a una altura de 12 metros.El padre discutió con la madre en la habitación, y, antes de saltar por la ventana, le dijo: «Te voy a dar donde más te duele».

Y no es algo que ocurra de manera ocasional. Según la Macroencuesta de 2011, cada año 840.000 niños y niñas, aproximadamente el 10% de nuestra infancia, viven en hogares donde los padres maltratan a sus madres como parte de la violencia y como advertencia de lo que les puede ocurrir si deciden dejarlos. No es casualidad que la propia cultura que justifica y minimiza la violencia de género haya creado como argumento trampa la idea que repiten muchas mujeres maltratadas para permanecer en ella: “No me separo por mis hijos”.

Es su amenaza más eficaz y el calvario al que se ven sometidas cuando se separan y comienzan a utilizarlos para intentar continuar con el control a través de cuestiones relacionadas con la custodia, las visitas, la pensión por alimentos… Saben que es lo que más les duele, hasta el punto de ser conscientes de que asesinar al hijo o a la hija y dejarlas vivir a ellas con el drama de la experiencia, es golpearlas cada día en lo más profundo del alma para que su dolor no tenga fin.

Y del mismo modo que es un error no pensar que un maltratador puede llegar a asesinar a su mujer porque “sólo unos pocos lo hacen”, también es un error creer que un agresor no es capaz de instrumentalizar y asesinar a sus hijos e hijas tomando como referencia el número de casos en que esto ocurre. La prevención pasa por adelantarse al problema, no por esperar a que este llegue a las instituciones por medio de la denuncia, sobre todo si comprobamos cómo el machismo sigue lanzando mensajes desde la impunidad contra la respuesta frente a la violencia de género y contra las mujeres. Ese odio es el que mueve a la violencia y el que lleva a que la conducta del violento busque “golpear” allí donde más duele.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/02/04/mujeres/1486201498_722077.html

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Crece asesinato de mujeres en México

México/20 marzo 2017/Fuente: Prensa Latina

El feminicidio en México tiene un marcado ascenso, reconoce hoy la Fiscalía Especializada en Atender Violencia Contra las Mujeres por Razones de Género.
Según la fuente en lo que va de año se reporta la muerte de 22 mujeres por violencia, cifra que supera la media de años anteriores.

De acuerdo con datos de la prensa nacional más de 10 mil mujeres han sido asesinadas desde 2012.

Mientras los crímenes por la lucha entre los carteles de la droga y la delincuencia en distintos estados del país marcan cifras récord.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública apuntó que solo en enero pasado se reportaron mil 938 homicidios.

Este incremento se da después que el gobierno, en agosto 2016, lanzó un programa para disminuir los asesinatos en los 50 municipios más críticos.

Lo más alarmante para los estudiosos es que nunca se habían cometido tantos homicidios al comenzar el año. arc/rga

Fuente noticia: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=72147&SEO=crece-asesinato-de-mujeres-en-mexico

Fuente imagen: https://www.awid.org/sites/default/files/thumbnails/image/banner_-_19_august_2015.jgp

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Sobre las Niñas de Guatemala

Por Miguel Antonio Guevara

Escribir, comunicar sobre violencias nos remite de inmediato al porqué de las palabras y a la pregunta necesaria de la función del decir. Nos cuestionamos todo, solo que estamos seguros que una cosa es cierta: es mejor decir frente a ciertos asuntos que no decir nada.

La geografía 2.0 y el pueblo guatemalteco replican una y otra vez la tragedia de las llamadas Niñas de Guatemala, un femicidio en masa ocurrido justo durante la conmemoración a nivel mundial del Día Internacional de la Mujer, como si se tratase de un horroroso guiño del mismísimo diablo.

¿Cuántas murieron?, ¿de verdad importa la cantidad, acaso si fuesen menos la gravedad disminuiría?.

El efectismo puede convertirse en sentido común pasajero, como una noticia amarilla, así como también la indignación coyuntural. Las niñas de Guatemala son víctimas del victimario de todas las mujeres del mundo: la violencia del androcentrismo devenido en Estado.

Perderíamos el tiempo (o mejor dicho, sumaríamos al gran relato mediático de la morbidez y la morbosidad) enumerando o detallando las características del lugar en donde perecieron sus jóvenes cuerpos, de la abyecta lista de violencias perpetradas a la autonomía de sus cuerpos (sus únicas pertenencias), puesto que es obvio que ningún “hogar de refugio” tendrá las condiciones para resguardar y atender a nadie en ningún lugar del mundo. Todavía responsabilizamos la vida a instituciones que son hechas a imagen y semejanza del modelo civilizatorio occidental, es decir, espacios que en efecto, tienen la función de “civilizar”: cárceles, cuadrados coercitivos, “gallineros”, mataderos, panópticos insufribles.

¿Qué pasa por la cabeza del multiplicador de las violencias, de ese que termina por halar el gatillo que el Estado financia?, ¿quién pretende eliminar todas las pruebas de la ignominia con el fuego incandescente?, ¿con qué clase de monstruo fascista compartimos la vida en sociedad?

Estas Niñas de Guatemala no son ni por asomo esa niña a la que Martí dedicaría el famoso poema, más bien son las niñas que nunca se enteraron que eran niñas, porque el modelo de sociedad en la que crecieron no se los permitió.

Siquiera entenderían en vida el significado que intentaron imponerle sobre la “familia”, y por dicha razón estaban en ese lugar, porque su realidad siempre les negó cumplir con los requisitos de lo “familiar”, en medio de una sociedad que solo las vio como un objeto a trasgredir.

Estas Niñas de Guatemala no sabían, seguramente, qué era o qué es Guatemala y por qué les ocurrían estas cosas, porque simplemente no hay las condiciones para entenderlo o para actuar frente a eso.

Estas Niñas de Guatemala no murieron por obra del mal, ni por azar, ni por aquel guiño demoníaco, fue de nuevo el Estado en guerra contra el pueblo, criminalizando a todo lo que no sea cónsono con su civilidad y origen de clase. Porque el Estado en guerra contra el pueblo debe eliminar todo aquello que no pueda convertirse eventualmente en su fuerza de trabajo.

¿Qué hacer frente a esto?: no dejar morir la indignación, que desde un tiempo para acá se ha convertido en un motor breve, de tuitazos y hashtags, de militancia selfie y feminismo ligth mientras pasa el trago amargo.

La guerra silenciosa contra el pueblo tiene años concretándose y la multiplicación de las violencias ya no toca nuestra puerta, sino que la derriba y ha terminado invadiéndonos. El laboratorio guerrerista sabe ya cómo nos comportamos, sus estrategias actualizadas de ingeniería social tienen presente que en unas semanas tal vez ya no estemos tan indignados y todo pasará, como otra noticia más, como otro tuit en eltimeline.

Y una nueva noticia barrerá a la otra y otras Niñas y otros Niños serán tomados por el fuego y así sucesivamente, en una complicidad pavloviana, servil e incluso predecible.

La indignación solo puede tener sentido en la medida en que ésta es acompañada de organización, de articulación y unificación de agendas de lucha entre los diferentes movimientos.

Solo en la lucha continuada se realiza el salto cualitativo hacia otros horizontes. Porque ayer fueron otras víctimas, hoy son las Niñas, mañana seremos nosotros. Sin duda.

***

Fotos: Nydia Fuentes (movilización frente al Palacio Nacional de la Cultura, Ciudad de Guatemala)

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Italia : ‘Feminicidio, una emergencia social’

Italia/13 marzo 2017/Fuente: regeneracion

En Italia hubieron asambleas y concentraciones en diversos sectores públicos y privados desde el transporte, hasta la educación en defensa de la igualdad.

En el día internacional de la mujer hubieron movilizaciones en distintos puntos de Italia: en la capital y en ciudades como Bolonia, Florencia, Turín y Milán las mujeres desfilaron por las calles para condenar la violencia de género.

El presidente italiano Sergio Mattarella declaró que el feminicidio es una emergencia social. Habló de los “obstáculos, incomprensiones y prejuicios” que las mujeres deben vencer aún en la actualidad.

“Les agradezco por su cotidiana y a menudo fatigosa acción a favor de una sociedad más equitativa, más acogedora, más solidaria y más integrada”, dijo, citado por La Jornada.

Sindicatos italianos también se sumaron a las iniciativas dedicadas al tema de la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. Así mismo, más de 400 museos abrieron sus puertas gratis a las mujeres.

En esta jornada hubieron asambleas, concentraciones y huelgas en diversos sectores públicos y privados desde el transporte, hasta la educación o la sanidad, en defensa de la mujer y de la igualdad según indica La Razón de Bolivia.

Fuente:http://regeneracion.mx/feminicidio-una-emergencia-social-italia/

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Comunicado de Tzk´at, Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario desde IXIMULEW-Guatemala – no fue el fuego, fue el femicidio estatal

Comunicado

Para amanecer el día de hoy 10 de marzo por la mañana, son 37 femicidios estatales registrados de las niñas que fueron calcinadas por la misoginia expresada en la falta de inoperancia, negligencia e incapacidad por parte de las instituciones para el resguardo de su vida en el “Hogar Seguro” Virgen de la Asunción.

Niñas provenientes de familias empobrecidas, algunas también indígenas de varios departamentos a nivel nacional, con historias de violencia sexual, abortos forzados, embarazos por violencia sexual, trata, huyendo del reclutamiento forzado de las maras, o que el crimen organizado había cooptado a falta de oportunidades para una vida digna.

Desde este feminismo comunitario que es territorial, expresamos nuestra rabia e indignación ante los hechos de grave violencia que se suscitaron desde el día 7 de marzo que conllevó la fuga masiva de 50 niñas, quiénes fueron “recapturadas” por la Policía Nacional Civil y que para el 8 de marzo se encontraban hacinadas en un solo salón sin comida, sin poder asistir al servicio sanitario, sin bañarse como parte del castigo impuesto por las autoridades del lugar.

Denunciamos a éste Estado femicida en Guatemala, porque mientras los funcionarios de las instituciones como La Secretaria de Bienestar Social, encargadas de éste tipo de centros de “Protección a menores”, ganan salarios impresionantes, por compadrazgos y pagos de favores políticos con el gobierno de Jimy Morales, han contratado asesores sin el expertíz y capacidad para el abordaje de las graves problemáticas de niñez y juventud en éste país.! Exigimos su destitución Ya!.

Las niñas se agruparon porque denunciaban malos tratos, falta de amor, falta de comida, enfermedades, violencia sexual, intentos de suicidio, olvido de la sociedad. Se agruparon porque querían vivir, porque todavía tenían sueños como otras niñas en el mundo que disfrutan en libertad y alegría.

Demandamos que el Estado de Guatemala se responsabilice de ésta tragedia que enluta a las familias de las niñas y al pueblo de Guatemala, y que asuma con pertinencia la entrega de toda la documentación necesaria para los procesos de investigación que se están llevando a cabo.

Demandamos y exigimos un cuidado y protección integral para el resguardo de las 17 niñas que se encuentran entre la vida y la muerte hospitalizadas en los hospitales nacionales como víctimas de ésta tragedia, que se asuma a largo plazo y se garantice el resarcimiento y reparación tanto para ellas como para sus familias.

Saludamos a las hermanas, organizaciones, movimientos, comunidades y medios de comunicación que han respondido a nuestra convocatoria y se han pronunciado de diferentes maneras, les invitamos a seguir informando a la ciudadanía de los diferentes países que se han manifestado frente a las embajadas y Consulados de Guatemala; Honduras, Nicaragua, Salvador, Costa Rica, Argentina, Montreal Canadá, Chile, para seguir haciendo fuerza, denuncia y demanda de justicia por la vida de las niñas y porque este femicidio estatal no quede en la impunidad.

Seguimos convocando a que, desde cualquier lugar del mundo, encendamos veladoras blancas para acompañar a las niñas en el camino de su dimensión espiritual y que acuerpemos el duelo de las familias y del pueblo de Guatemala que demanda Justicia.

Porque sanando tú, sano yo, sanando yo sanas tú; es la reciprocidad de la sanación.

Vivas nos queremos, libres nos queremos, ¡NI UNA MENOS!

Iximulew 10 Ajpu, Guatemala 10 de marzo de 2017

¡35 niñas de Guatemala, nos faltan en el mundo!

¡Ni olvido ni silencio; justicia por las niñas de Guatemala!

1. Kimberly Odalis castillo Rodríguez 15 años

2. Anabela Maribel Leal Rax 17 años

3. Yesenia Paola Barrios 14 años

4. Jazmín Noemí Vásquez 14 años

5. Emily del Cid 16 años

6. Yamilet Cu Luan 15 años

7. Rosmery López 16 años

8. Brenda Carrizal 16 años

9. Noemí Fuentes Minas 16 años

10. Eva Rosa Antun Leal 16 años

11. Jenifer Julisa Macarte Korea 14 años

12. María Vanesa Torres Suchité 15 años

13. Indira Jarisa Pelicó

14. Daria Dalila López Meda

15. Sonia Hernández García

16. Mayra Aidé Chután Urías

17. Skarleth Yajaira Pérez Jiménez

18. Yohana Deciré Cuy Urizar

19. Sarvia Isel Barrios Bonilla

20. Ana Nohemí Morales Galindo

21. Wendy Anai Vividor Ramirez de 16 años

22. Velveth Judith Aguirre Elias de 13 años

23. Erika Elizabeth Aguirre Elias de 15 años

24. Erick Eliseo Aguirre Elias de 17 años

25. Lorena Sanchez Pereira de 14 años

26. Yusbeli Jubitza Merari Makin Gomez de 14 años

27. Osbin Daniel Gomez Jimenez de 11 años.

28. Rosa Julia Espino Tobar

29. Indira Jarisa Pelicó

30. Ashely Gabriela Méndez Ramírez

31. Mayra Aidé Chután Urías

32. Rosalinda Victoria Ramírez Pérez

33. Madelin Patricia Hernández Hernández

34. Pendiente Inacif (Instituto Nacional de Ciencias Forenses) informe su identidad

35. Pendiente Inacif, (Instituto Nacional de Ciencias Forenses) informe su identidad

36. Pendiente Inacif, (Instituto Nacional de Ciencias Forenses) informe su identidad

37. Pendiente Inacif, (Instituto Nacional de Ciencias Forenses) informe su identidad

Fuente: http://jubileosuramericas.net/tzkat-red-de-sanadoras-ancestrales-del-feminismo-comunitario-desde-iximulew-guatemala-no-fue-el-fuego-fue-el-femicidio-estatal/

Fuente imagen: http://www.semmexico.com/SemWork/uploads/925_1.png

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