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Feministas y Universidad de Chile firman acuerdo para promover equidad género

Autor: 2001

Dirigentes feministas de la Universidad de Chile y el rector Ennio Vivaldi firmaron hoy un acuerdo para promover la equidad de género en esa institución, un primer paso para deponer las tomas y movilizaciones que las estudiantes han realizado en varias facultades desde abril pasado.

«Este petitorio da cuenta de las inquietudes que las comunidades tenían, pero, sobre todo, que los estudiantes tenían. Esperamos una normalización de la universidad total al más corto plazo», afirmó el rector a los periodistas.

Las dirigentes feministas le entregaron a Vivaldi el 18 de junio pasado un petitorio de 16 páginas elaborado por diferentes asambleas y movimientos estudiantiles de todas las facultades de la Universidad de Chile (UCH) para erradicar el sexismo y promover la igualdad de género.

Según las portavoces de las estudiantes, se llegó a acuerdos en todos los puntos del petitorio, entre los que destaca el fortalecimiento de la actual Dirección de Género de la universidad.

Además se crearán nuevas instituciones para dar un apoyo efectivo a las denuncias de violencia de género y sexual al interior de la UCH, y se abrirán centros de atención y acompañamiento para las víctimas.

«Hemos podido poner en la mesa de discusión las necesidades que tenemos todas las estudiantes y generar discusiones políticas de fondo que apuntan a los cambios estructurales que hoy en día necesitamos en nuestra universidad», aseguró Florencia Asenjo, estudiante de la Facultad de Filosofía y Humanidades.

Camila Bustamante, portavoz de las estudiantes del Campus Sur de la UCH, llamó a extender lo obtenido en la universidad a todos los hogares de Chile y consideró que las estudiantes deben liderar otras luchas feministas como «el aborto libre, seguro y gratuito».

Las dirigentes precisaron que la firma del acuerdo con la universidad no implica que todas las facultades que se encuentran ocupadas por estudiantes, dado que hay recintos que tienen exigencias propias que aún no se han cumplido.

Actualmente, se encuentran ocupadas la Facultad de Derecho, el Instituto de Comunicación e Imagen (ICEI) y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU).

La Facultad de Derecho, dijeron las feministas, seguirá ocupada porque el consejo académico no aceptó su petición de solicitar la renuncia al académico Carlos Carmona, que fue acusado de acoso sexual y laboral por una alumna.

El rector Ennio Vivaldi argumentó que no tiene la facultad para pedir la renuncia porque, al ser una universidad pública, los cargos se obtienen a través de oposiciones.

Las movilizaciones feminista de la UCH se suman a otras masivas registradas en el país en los últimos meses, que han logrado incluir la equidad de género en la agenda política del Ejecutivo.

Los estudiantes han sido uno de los colectivos más activos en estas marchas y protestas multitudinarias, que se han saldado con la toma de numerosos centros educativos por todo el país tanto a nivel universitario como secundario.

Fuente: http://www.2001.com.ve/en-el-mundo/189305/feministas-y-universidad-de-chile-firman-acuerdo-para-promover-equidad-genero.html

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United Minds, la librería que quiere romper los estereotipos sobre la cultura africana

Autor: Marta Moreira/Valencia Plaza

Sus propietarios, afrodescendientes nacidos en València, seleccionan para CulturPlaza una lista de títulos esenciales sobre feminismo, historia y migración

Deborah Ekoka y Ken Province se conocieron hace poco más de cinco años, pero el relato de su infancia tiene muchos puntos en común. Como afrodescendientes nacidos y criados en València en los años ochenta, ambos saben lo que significa ser el único niño negro de la clase. Hace treinta años, la multiculturalidad no revestía gran interés en el protocolo educativo de los colegios, lo que sumía a chavales como ellos en un comprensible desconcierto respecto a su propia identidad.

“Mi padre llegó a España cuando tenía diez años, huyendo con su familia del golpe Estado [el liderado por Teodoro Obiang Nguema en 1979]. Se instalaron en Alzira, donde conoció a mi madre -explica Deborah, mientras coge en brazos a Memphis, el hijo de tres años que comparte con Ken-. Recuerdo que en los libros de texto que yo estudiaba lo único que se decía de Guinea Ecuatorial era que había sido una colonia española. Mis raíces africanas se limitaban a una sola frase. De hecho, cuando a mi padre le paraba la policía o la guardia civil para pedirle la documentación no entendían por qué tenía DNI español y hablaba tan bien el idioma”.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

“A muchos afrodescendientes nos ocurría también que nuestros padres tampoco nos hablaban demasiado de sus orígenes”, añade Province. Sus progenitores –él haitiano y ella manchega- se conocieron mientras estudiaban en la Facultad de Medicina de València. “Conforme fui haciéndome mayor fue aumentando mi interés por conocer mis raíces. Viajaba con cierta frecuencia a Estados Unidos a ver a mi familia haitiana, y aprovechaba para comprar ropa, música y libros de cultura africana, porque sentía que me enriquecía. En esa época en España no había casi nada, y cuando llegaba era con años de retraso”. Esta motivación le condujo hacia el hip hop y a la producción de música. Cuando conoció a Deborah años más tarde, decidieron contribuir juntos a difundir la cultura africana, “que no solo tiene que ver con la historia, la música o la literatura que se produce dentro de ese continente, sino en toda la diáspora africana, que incluye prácticamente todos los países del mundo”.

Descartada la idea de fundar una revista, la pareja acabó decantándose por abrir “la primera y única librería española consagrada únicamente a la cultura africana”. United Minds abrió sus puertas en 2014 en el barrio de la Olivereta, en el mismo local que antes ocupaba el ultramarinos del abuelo de Ken. Dotada con un espacio adyacente donde se realizan habitualmente charlas, tallares y proyecciones de películas y documentales, esta librería se ha convertido en un punto de referencia imprescindible para todos aquellos interesados en temáticas transversales como la historia de los fenómenos migratorios, la lucha por los derechos civiles, el feminismo o la música negra. “Queríamos rescatar muchos temas silenciados, y también historias súper interesantes que la gente desconoce”, apunta Ken, mientras recorre con la mirada las estanterías de la tienda, en busca de títulos que nos sirvan de ejemplo. “La parte más divertida de nuestro trabajo es aconsejar a la gente que viene con la mente abierta. Me dicen que temática les interesa, y yo les sugiero libros. Todos los que tenemos aquí están relacionados de alguna manera. Uno te llevará a otro de manera natural”. “Es muy bonito ver cómo leer ayuda a muchas personas a derribar estereotipos. Por ejemplo, una de las ideas erróneas que tiene mucha gente es que en España no vivían personas de origen africano hasta hace unas décadas. Después descubren a personajes como Juan de Pareja [pintor barroco de origen morisco y ayudante de Velázquez] y se sorprenden mucho”, explica Deborah, quien compagina la coordinación de las actividades paralelas de United Minds con la gestión cultural externa. Es cofundadora del festival Afroconciencia, que cuenta con un espacio cultural permanente en el Matadero de Madrid, así como del encuentro, Black Barcelona, cuya tercera edición comenzará el próximo 6 de julio.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

United Minds es además una librería nómada, que viaja constantemente a ferias, universidades y festivales de toda España en busca de nuevos lectores. “Nuestros clientes no responden a un único perfil. Vienen desde chicas jóvenes que quieren leer a feministas africanas como Chimamanda Ngozi, hasta señores de ochenta años”.

Firmes creyentes en el dicho de que los prejuicios se “curan” viajando y leyendo, Ken y Deborah hacen una selección para CulturPlaza de algunos títulos esenciales para aquellos que quieran profundizar en el conocimiento de la cultura africana-.

Los condenados de la tierra. La llegada a València de las 629 personas rescatadas por el Aquarius frente a las costas de Libia –prácticamente todos ellos procedentes de África- ha evidenciado una vez más la falta de empatía y de comprensión de los europeos hacia los fenómenos migratorios. “Este libro, escrito por el psiquiatra y filósofo caribeño Frantz Fanon a principios de los años sesenta, es absolutamente visionario. Nos abre los ojos a muchas de las cosas que están ocurriendo hoy en día”, apunta Ken.

Más brillante que el solEditado en España por CajaNegra y escrito en 1998 por el ensayista y artista británico Kodwo Eshun, este ensayo describe las claves del afrofuturismo en todas sus vertientes: cine, música, fotografía, etc. “Es un libro muy completo, que habla de muchos artistas, desde Miles Davis y John Coltrane hasta Sun Ra o Public Enemy. El truco está en leerlo mientras escuchas las canciones de las que habla el libro. Te abre las puertas de un mundo enorme”.

Reinas de África y heroínas de la diáspora negra. La editorial barcelonesa Wanafrica, especializada en el rescate de obras esenciales sobre cultura africana que nunca antes se han traducido al español, publicó el año pasado este ensayo de Sylvia Serbin que retrata a 22 mujeres influyentes como La reina Pokú de Costa de Marfil o las amazonas de Dahomey. “Es antagonista de otro libro del mismo título escrito por Cristina Morató, que es un buen ejemplo de cómo no es lo mismo hablar sobre África, desde un punto de vista paternalista que no aporta nada, que hablar desde África”.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

De Misisipi a Madrid. Una visión de la guerra civil española a través de la mirada de un afroamericano que se alista en la brigada Lincoln para luchar contra el fascismo. “Este libro no tiene desperdicio, y se lee rapidísimo porque está lleno de intriga –comenta Ken-. Sorprende incluso a los estudiosos de este episodio de la historia”.

Los jacobinos negros Publicado en 2014 por la editorial RYR, este ensayo cuenta la historia de la revolución en Haití. “Mucha gente no lo sabe, pero esto también es historia de África. Es el relato de cómo los esclavos de la isla caribeña se levantaron cuando vieron que en Francia estaba a punto de estallar la Revolución Francesa con el lema Libertad, igualdad, fraternidad, mientras que los franceses de Haití hacían con ellos justo lo contrario”, explica Ken. “Es un libro que muestra muy claramente porque el país es tan miserable hoy en día”.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

El cuerpo político negro“La editora Mireia Sentís es la coordinadora de esta potentísima antología que reúne autores muy diferentes –artistas, activistas, etc.- que tienen en común la negritud”.

Cómo educar en el feminismo. La joven escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie es una de las figuras más destacadas de la literatura africana contemporánea. Random House ha publicado varios de sus libros, entre los que Deborah destaca este. “Creo que debería leerse en los institutos porque pone contexto a muchos de los errores del machismo que hay que corregir. Como el hecho de que a las niñas nos educan para ser buenas, y a los niños para ser fuertes. No solo en África, sino también en Europa o Estados Unidos”.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

La emancipación de la mujer y la lucha africana por la libertad. Este libro, escrito por el revolucionario Thomas Sankara de Burkina Faso, “rompe totalmente el estereotipo de que los hombres africanos son machistas”, comenta Deborah.

Las que se atrevieron. “Lo escribió la periodista Lucía Asué Mbomío para contar la historia de las mujeres españolas que se atrevieron a romper los tabúes y casarse con hombres negros en la etapa postfranquista. Es un libro nos toca muy de cerca de los afrodescendientes españoles”.

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Seis libros de ciencia ficción feminista para no perderte en el Universo

Por: Laura L Ruíz

Viajes interestelares, mundos imposibles, aventuras marcianas… Ciencia ficción… ¿Cuántas veces tienen como protagonistas a personajes femeninos? Y en el caso de que los tengan, ¿lo hacen sin sexismo? Nos enfundamos la escafandra espacial y arrancamos nuestra nave galáctica rumbo a las estrellas para conocer a escritoras como Lola Robles, editoras como las de Crononauta y heroínas como Binti que nos desvelen el misterio de la existencia de una ciencia ficción feminista.

Antes de cargar nuestra arma y apuntar hacia las estanterías de las librerías, debemos saber un poco más que buscamos. Por eso recurrimos a una escritora veterana y a una editorial joven, pero con mucho en común. La primera parada será en Lola Robles, filóloga “feminista, pacifista y queer”, como ella misma se define, con numerosos textos a sus espaldas y a quien probar diferentes temáticas y formatos no le da miedo. Títulos como Flores de metal (Equipo Sirius, 2007) o El árbol de Sefarad (Cerbero, 2018) son solo dos ejemplos, a los que completaríamos con El Informe Monteverde, que será reeditado en los próximos meses. Como muchas expertas en la temática, Robles asegura que estamos viviendo “un momento muy prometedor” para la ciencia ficción y nota la diferencia entre el ambiente que se vive ahora y el que se vivía en 1999, cuando se publicó su novela La rosa de las nieblas (Sequitur). “Hay muchas lectoras de más edad que han ido perdiendo el miedo a la ciencia ficción y comprobando que puede gustarles mucho. Y han aumentado de manera muy clara las lectoras jóvenes, eso es fundamental, porque es imprescindible leer ciencia ficción para escribirla”, explica.

Con ese espíritu, el de disfrutar de otras realidades, surgió Crononauta, una editorial recién puesta en marcha que como primer misión ha tenido la de traducir la laureada novela de Nnedi Okorafor Binti. “El proyecto surgió de la indignación por no encontrar las obras que queríamos, incluso de autoras consagradas y tener que perder horas y horas buscando libros de segunda mano por todas partes, sabiendo que muchos de estos libros ni siquiera se habían traducido o reeditado”, comenta Elena Lozano, una de las tres personas que han creado esta editorial que reivindica “la literatura de género con perspectiva de género”. “No nos preguntábamos solo por qué no veíamos a las autoras en las librerías, sino algo más. ¿Por qué los personajes son siempre estereotipos manidos y poco realistas? ¿Por qué todos los mundos distópicos están situados en el mismo tipo de localización? ¿Qué ocurre con el resto del planeta? ¿Nadie escribe sobre esto?”.

Con estas interrogaciones llegamos a uno de los puntos más críticos de nuestro viaje interestelar: ¿Es suficiente con que esté escrita por una mujer o que tenga protagonistas mujeres para ser considerada una obra feminista? “Claro que no, puede haber autoras no feministas y autores que sí lo sean. Para que una obra de ciencia ficción o de cualquier otro género sea feminista se necesita, en primer lugar, saber qué es el feminismo, no lo que se dice muchas veces por ahí sobre el feminismo y que está lleno de prejuicios. Se necesita una mirada crítica y no acomodaticia. Y si es posible, no demasiado rígida tampoco, ni siquiera cuando se es feminista, porque tenerlo todo demasiado claro también es muy peligroso”, contesta Lola Robles.

Esa mirada nos hace ver que aventuras como Star Wars: Episodio VII – El despertar de la fuerza o la exitosa Wonder woman son un paso adelante para tener mujeres como protagonistas, pero siguen sin pasar el test Bechdel -donde hay que superar las tres pruebas: debe haber más de dos personajes femeninos, que hablan entre ellas en algún momento y que su conversación trate de algo más que de hombres- o desmarcarse del conocido como principio Pitufina, donde se coloca un único personaje femenino en medio de un elenco masculino, como en Los Cuatro Fantásticos o The Big Bang Theory.  

Acostumbrados a esta ficción, ¿habrá miedo de acercarse a literatura con mirada feminista? “No pensamos que exista ese miedo o prejuicio”, comenta Lozano. “El problema no es la ciencia ficción, sino los ambientes tóxicos que se pueden encontrar. Conocemos a chicas que han ido a convenciones de este tipo y te pueden contar historias muy tristes sobre su experiencia y cómo las han tratado. Afortunadamente, el panorama está cambiando; hay personas que están enfrentándose a la concepción clásica de que la ciencia ficción es de chicos y están diciendo: aquí estamos, y desde hace mucho tiempo”.

Uno de los auges (y demanda) de esta mirada también surge del momento tan activo y productivo que vive la sociedad que busca igualdad. Y la ciencia ficción es un canal poderosísimo para visualizar sociedades distópicas/utópicas en cuanto a igualdad de género se refiere. “La ciencia ficción permite tanto realizar críticas a la realidad actual como proponer alternativas a esta. Es uno de los géneros que mejor lo permite. Yo creo que por eso está ahora más de moda, porque se ha descubierto su enorme potencial”, resalta Robles. Y para eso está Crononauta manos a la obra, para que la pescadilla que se muerde la cola -esa que dice que sin demanda no hay oferta y al revés- no exista: “Dando visibilidad suficiente a este tipo de obras conseguiremos que el público quiera leer literatura de género más diversa. Por suerte, estamos cerca de un momento generacional donde estas preocupaciones comienzan a tener presencia y hasta los grandes poderes mediáticos se han dado cuenta e intentan apropiarse de discursos feministas para hacer negocio. Aquí, más que un negocio, queremos dar una alternativa al margen de la especulación que nos espera”.

Justo antes de aterrizar con nuestra nave, miramos al futuro. ¿Sobre qué temática se espera que verse la ciencia ficción con mirada feminista? “Yo profetizo muy mal”, adelanta la escritora Lola Robles, “pero espero que se hable de ecología y cambio climático, de la maternidad tecnológica o la ectogénesis, de inteligencias artificiales, de nuevas formas de enfrentarse al capitalismo…”. Por su parte, Crononauta tienen pensado editar en los próximos meses la segunda y tercera parte de Binti y la novela también de Okorafor Who fears death (Quién teme a la muerte). De todos modos, no todo va a ser Okorafor; tenemos más proyectos en la recámara, de otras autoras españolas e internacionales, pero que no podemos divulgar aún por cuestiones contractuales. En verano podremos decir más”.

Esperaremos, como no puede ser de otra manera, leyendo. Aquí van seis recomendaciones para este viaje a la ciencia ficción feminista:

Los desposeídos’. Ursula K. Le Guin. Booket-Minotauro. 

Se trata de una utopía y una distopía, al mismo tiempo. Los desposeídoshabla por contraste del mundo de los Urras y los Anarres. Estos últimos viven en un territorio de recursos limitados, un exilio en la Luna que da lugar a una sociedad anarquista donde todo es de todos y la solidaridad es ley. Por contra, los Urras representan la evolución de la sociedad humana hacia el capitalismo más salvaje. Aunque el protagonista es un hombre -que vivirá el contraste entre ambos mundos- deja clara la visión feminista de la autora con el tratamiento diferencial de las mujeres en uno y otro mundo. LA californiana Ursula K Le Guin, que murió el pasado enero, logró mucho éxito y premios con este y otros títulos, como La mano izquierda de la oscuridad o El nombre del mundo es bosque.

Binti’. Nnedi Okorafor. Crononauta.

Binti no solo es la primera himba a la que se le ha ofrecido una plaza en la mejor universidad del Universo (Oomza Uni), sino que se enfrenta al recelo de su familia por marcharse y el de otros seres de la galaxia por ser diferente. Huyendo de los estereotipos -no solo sexistas, sino también de los belicistas tan habituales en la Sci-Fi-, Okorafor nos presenta a una heroína sin pretenderlo que desmontará la forma en la que muchos afrontarán una aventura como esta. Ingredientes muy poco comunes -una protagonista africana, las matemáticas como arma y la tradición como superpoder- para una novela que ha cosechado éxito de reconocimiento (premio Hugo en 2016, un Nébula en 2015 y nominada al Locus), además de lectura. “Hemos tenido que encargar una reimpresión, cuando creíamos que íbamos a tardar años en venderlo todo”, comentan desde Crononauta, quien han contado con la fantástica traducción de Carla Bataller.

‘Matriarcadia’. Charlotte Perkins Gilman. Akal.

Seguro que muchos siguen sin entender cómo es vivir en un mundo en el que te discriminan solo por tu género. Pues bien, es de obligada lectura para ellos Matriarcadia. Se trata de un mundo utópico donde solo existen mujeres, conviven de forma ordenada y pacífica… hasta que llegan tres hombres. Sus diversos caracteres hacen que cualquiera, mujer u hombre, pueda ponerse en la mirada de uno de ellos y reflexione sobre la sociedad en la que vive. Sobre todo en la estadounidense. Una visión transversal feminista (sobre la maternidad, la muerte, el amor, las relaciones como sociedad) que aunque pueda parecer un argumento moderno, se escribió en 1915. Con la aparición de Herland (título original en inglés), Perkins se convirtió en la gran precursora de la ciencia ficción con perspectiva de género y activista por los derechos de las mujeres.

El cuento de la criada’. Margaret Atwood. Ediciones Salamandra.

Poco se puede contar ya de lo que la distopía protagonizada por Defred, pero por si hay alguna despitada o despistado en la sala lo haremos. Se trata de una ficción donde la fertilidad ha decrecido y la maternidad es una cuestión de Estado. Tanto que las “criadas” son mujeres con capacidad de reproducirse al servicio de ciertas familias en puestos altos en la jerarquía social. Aunque en las primeras líneas puede parecer que se trata de un tiempo pasado, pronto se hace el escalofriante descubrimiento de que es un futuro posible. La política del miedo al terrorismo da credibilidad a las leyes que hacen que una sociedad como la actual acabe en la reflejada por Atwood. Quizá es una de las razones por la que esta novela de 1985 ha triunfado más de 30 años después y esté en boca de todo el mundo (sobre todo tras el reciente estreno de la segunda temporada de su versión en serie de televisión de HBO).

‘Houston, Houston, ¿me recibe?’. James Tiptree Jr (Alice Sheldon).

Se trata de uno de los libros que deberían ser un referente, pero cuesta encontrar más allá de su edición de los años 90. Con un argumento muy similar a Matriarcadia, la historia que nos propone Tiptree tiene un transbordo y un desarrollo totalmente diferentes. También tres astronautas son absorbidos por un agujero negro que les traslada al futuro. Un futuro donde por una enfermedad los hombres han dejado de existir y solo hay mujeres. Como una contraposición a Hijos de los hombres (aunque esta novela es anterior, de 1975), esta nueva realidad (que no planeta) ofrece un mundo con pocos avances tecnológicos, pero con una convivencia pacífica. Como buena distopía, tiene mucho que esconder… Un detalle más: James era realmente Alice, pero decidió empezar a firmar con seudónimo masculino para que se le tomara en serio (y no cuestionaran a sus personajes femeninos y masculinos). ¿Nos suena?

La escritora Nnedi Okorafor, autora de Binti.

La escritora Nnedi Okorafor, autora de Binti.

El Informe Monteverde’. Lola Robles. Crononauta.

Y rematamos las recomendaciones con un libro que ya tiene un tiempo pero vuelve a editarse con mucho cariño. Rachel Monteverde se enfrenta al encargo que le hace la Sociedad para el Estudio de las Lenguas Interestelares de investigar el planeta Aanuk, un lugar remoto habitado por dos especies totalmente diferentes: los fihdia y los aanukiens. La dificultad de relacionarse entre ellos, de entender sus lenguas y sus relaciones hará que el informe final de la investigadora cambie la percepción de los vínculos humanos para todos. Esta novela huye del relato fácil lineal y combina los materiales que la investigadora realiza (entrevistas, notas, el cuaderno personal) para que construyamos en nuestra cabeza un mundo entero. Se trata de una reedición del El Informe Monteverde –que fue publicado por primera vez en EEUU- y que sale a la venta la próxima semana con una ampliación de la propia autora y unas magníficas ilustraciones de Marina Vidal.

Fuente: https://elasombrario.com/seis-libros-ciencia-ficcion-feminista/
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Diez pasos para feminizar la política

Por: Clara Alonso. Mundo Obrero. 20/06/2018

Mucho se ha escrito sobre la huelga feminista. Lo que ha significado, los cambios que ha podido articular, las formas en las que ha innovado la práctica política, cómo ha puesto en valor la herramienta de la huelga y la ha resignificado… Muchas valoraciones, artículos, discursos. Casi dos meses después de este hito político, calificado como éxito, ya sabemos que formará parte de la historia de nuestro país.

Todas estas valoraciones han mirado a la huelga, al movimiento feminista y a las mujeres, lesbianas y trans que han sido sus promotoras y protagonistas. Toca ahora cambiar el punto de vista, y empezar a pensar qué tareas como Partido nos ha marcado la huelga, qué prioridades políticas debemos asumir y cómo seguimos colaborando desde nuestro espacio político en el fortalecimiento de esta hegemonía feminista. Porque somos un Partido vivo, permeable y conectado con las luchas sociales.

En este sentido, podemos afirmar que la huelga feminista del pasado 8 de marzo nos ha marcado varias prioridades políticas.

La primera de ellas es que nuestro modelo de país tiene que poner en el centro de nuestra propuesta, de manera inapelable, la sostenibilidad de la vida. Como bien ha señalado la economía feminista, una de las principales contradicciones del capitalismo actual es la de la reproducción social, que está llevando la crisis de cuidados hasta sus últimas consecuencias. Vivimos en un capitalismo que es absolutamente incompatible con la vida, que al mismo tiempo que necesita del trabajo de cuidados para funcionar, lo destruye. A esa lógica suicida debemos responder con un nuevo modelo de organización social de los cuidados, en el que la corresponsabilidad pase de ser una tarea a repartir en el ámbito de lo privado y las familias, a ser una obligación de la política pública y las redes de solidaridad.

La segunda prioridad marcada por el 8M ha sido la feminización de la política: convertir el feminismo en el eje central de la acción y la agenda política, cambiando el orden de prioridades y ampliando la política misma.

Para esta segunda tarea os presentamos, ‘Cómo feminizar la política en diez pasos’, un decálogo que pretende ser un resumen de lo que el movimiento feminista nos ha enseñado respecto a esta ingente tarea. Diez pasos enormes para avanzar en feminismo y que pueden ser nuestra guía para hacer realidad la feminización de la política.

Paso 1: Convertir el feminismo en el eje central de la acción y la agenda política. El feminismo no se hace solo el 8 de marzo.

Para dar este paso es esencial que introduzcamos el cambio feminista en el discurso, el programa y la imagen. Como ya hemos señalado, la sostenibilidad de la vida debe estar en el centro de nuestra política a nivel discursivo y programático, más allá de los elementos agregados parciales. Debemos desarrollar una imagen y un discurso que permita la identificación y el reconocimiento de las mujeres.

Paso 2: Incorporar la ética de la responsabilidad y los cuidados en las formas de militancia, en las dinámicas organizativas internas y de la política pública.

Trabajar en un nuevo paradigma ético, que se apoye en la ética de la responsabilidad y tenga muy presente el reconocimiento de las necesidades de todas y todos, que asuma nuestra vulnerabilidad y normalice la dependencia, dibujándola como un rasgo necesario y esencial de las relaciones humanas.

Paso 3: Transformar la política, cambiar el orden de prioridades e incluso la noción de lo que es o no importante.

La huelga feminista nos ha mostrado que lo que podía parecer poco importante –como la huelga de cuidados– ha permitido conectar a miles de personas. Feminizar la política también es cambiar la agenda, fijando prioridades nuevas.

Paso 4: Ampliar la política, entender que va mucho más allá de la práctica en partidos o instituciones.

Todo es política, y el feminismo también nos enseña eso. Es política no poder llevar a tu hijo al colegio o no llegar a fin de mes. Es política que te acosen por la calle y que lo hagan con impunidad. Es política cobrar menos por lo mismo y trabajar el doble. Hacer políticas feministas es relacionar lo micro con lo macro, lo personal con lo político, la dependencia con el TTIP y la libertad con las escuelas infantiles y las pensiones.

Paso 5: Hacer política desde las vivencias concretas y las experiencias colectivas. Poner el énfasis en lo cotidiano, lo micro, lo relacional, lo común y lo comunitario.

Feminizar la política es colocarse en otro lugar a la hora de enfocar la intervención y la participación política. Es hablar desde lo que nos quita el sueño, de nuestros problemas y lo que nos preocupa. Es que tomar conciencia de lo que nos une, de los sufrimientos y su rabia compartida con otros. Y desde ahí es autoorganización desde el conflicto como expresión de la militancia desde lo concreto. Es dar el salto del ‘organizar a otros’ o ‘apoyar las luchas de (…)’ a organizarse en primera persona.

Paso 6: Reescribir las reglas desde una perspectiva feminista, transformando los modos de relación. Situar lo relacional en el centro, que se oriente a construir formas estables de lo común, facilite encuentros, sincronice ritmos.

Cuando hablamos de introducir otras lógicas y principios de relación no lo hacemos desde un enfoque esencialista. Las mujeres no somos más participativas o cooperativas por nuestro sexo, sino por la acumulación de prácticas que han dado nuevos sentidos a roles y valores asociados al género, marginados en las sociedades patriarcales. La feminización de la política también es rescatar y poner en valor esas practicas y valores atribuidos a ‘lo femenino’ y darle un nuevo sentido orientado a la construcción del hombre y la mujer nuevos.

Paso 7: Trabajar desde el potencial transformador de las formas de hacer.

Poner en práctica otras formas de hacer política a partir de otras prácticas, más participativas, más horizontales, más relacionales, frente a las agresivas y competitivas que marca la práctica masculina hegemónica.

Paso 8: Caminar hacia formas de militancia más sostenibles con la vida, repensando los tiempos de militancia, haciéndolos compatibles con los tiempos de cuidado.

No se trata de que las mujeres militen más, sino de que todos organicemos mejor nuestros tiempos de militancia (incluso militar menos). Se pueden poner en marcha diversas medidas de gestión del tiempo (hora de inicio y finalización en cada reunión, órdenes del día con tiempos medidos…) y de método: organización y reparto de tareas.

Paso 9: Buscar un liderazgo transformacional que fomente el trabajo en equipo, la horizontalidad, la participación y el poder compartido.

Articular liderazgos colectivos que faciliten la participación de todas.

Paso 10: Feminizar lo masculino, cambiar la masculinidad.

Los compañeros tienen que aprender a pedir la vez. El feminismo ya ha denunciado, ahora toca que los hombres respondan.

Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=7999

Fotografía: Mundo Obrero

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Chile: [Video] Así comienza la tercera marcha feminista por la educación no sexista

Chile/09 de Junio de 2018/El Mostrador

Bajo la consigna “precarización vivimos todas: a la calle estudiantes, migrantes, madres y trabajadoras” comienza la tercera marcha feminista por educación no sexista, citada para el día de hoy.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/multimedia/2018/06/06/video-asi-comienza-la-tercera-marcha-feminista-por-la-educacion-no-sexista/

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«La Persecución de las Brujas permitió el Capitalismo» Entrevista a Silvia Federici

Entrevista de Maite Garrido Courel publicada en la revista Números Rojos

Hace unos siglos la hubieran quemado en la hoguera. Feminista incansable, la historiadora y autora de uno de los libros más descargados de la red, “Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”, habla con Números Rojos y expone de forma rigurosa las razones políticas y económicas que se ocultaron tras la caza de brujas. Su último libro,“Revolución en punto cero”, es una recopilación de artículos imprescindible para conocer su trayectoria intelectual.

Con ojo escrutador, la italiana Silvia Federici lleva más de 30 años estudiando los acontecimientos históricos que dieron lugar a la explotación social y económica de las mujeres. En su libro “Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria” (Traficantes de sueños, 2010), fija su punto de mira en la violenta transición del feudalismo al capitalismo, donde se forjó a fuego la división sexual del trabajo y donde las cenizas de las hogueras cubrieron de ignorancia y falsedades un capítulo esencial de la Historia. Federici habla para Números Rojos desde su despacho del departamento de Historia en la Hofstra University de Nueva York sobre brujas, sexualidad y capitalismo, y se propone “revivir entre las generaciones jóvenes la memoria de una larga historia de resistencia que hoy corre el peligro de ser borrada”.

¿Cómo es posible que la matanza sistemática de mujeres no se haya abordado más que como un capítulo anecdótico en los libros de Historia? Ni siquiera recuerdo haberlo dado en la escuela…
Este es un buen ejemplo de cómo la Historia la escriben los vencedores. A mediados del siglo XVIII, cuando el poder de la clase capitalista se consolidó y la resistencia en gran parte fue derrotada, los historiadores comenzaron a estudiar la caza de brujas como un simple ejemplo de supersticiones rurales y religiosas. Como resultado de ello, hasta no hace mucho, pocos fueron los que investigaron seriamente los motivos que se esconden tras la persecución de las ‘brujas’ y su correlación con la instauración de un nuevo modelo económico. Como expongo en “Calibán y la bruja…”, dos siglos de ejecuciones y torturas que condenaron a miles de mujeres a una muerte atroz fueron liquidados por la Historia como producto de la ignorancia o de algo perteneciente al folclore. Una indiferencia que ronda la complicidad, ya que la eliminación de las brujas de las páginas de la historia ha contribuido a trivializar su eliminación física en la hoguera. Fue el Movimiento de Liberación de la Mujer de los años 70 el que reavivó el interés por la caza de brujas. Las feministas se dieron cuenta de que se trataba de un fenómeno muy importante, que había dado forma a la posición de las mujeres en los siglos venideros, y se identificaban con el destino de las ‘brujas’ como mujeres que fueron perseguidas por resistirse al poder de la Iglesia y el Estado. Esperemos que a las nuevas generaciones de estudiantes sí se les enseñe la importancia de esta persecución.

Hay algo, además, que inquieta profundamente, y es el hecho de que, salvo el caso de los pescadores vascos de Lapurdi, los familiares de las supuestas brujas no se alzaran en armas en su defensa después de haber luchado juntos en los levantamientos campesinos.
Desafortunadamente, la mayoría de los documentos que tenemos sobre la caza de brujas fueron escritos por aquellos que ostentaban el poder: los inquisidores, los magistrados, los demonólogos. Esto significa que puede haber ejemplos de solidaridad que no hayan sido registrados. Pero hay que tener en cuenta que era muy peligroso para los familiares de las mujeres acusadas de brujería que se les asociara con ellas y más alzarse en su defensa. De hecho, la mayoría de los hombres que fueron acusados y condenados por brujería eran parientes de las mujeres sospechosas. Esto, por supuesto, no minimiza las consecuencias del miedo y la misoginia que la propia caza de brujas produjo, ya que propagó una imagen horrible de las mujeres convirtiéndolas en asesinas de niños, sirvientes del demonio, destructoras de hombres, seduciéndolos y haciéndolos impotentes al mismo tiempo.

Expones dos consecuencias claras en lo referente a la caza de brujas: que es un elemento fundacional del capitalismo y que supone el nacimiento de la mujer sumisa y domesticada.
La caza de brujas, así como la trata de esclavos y la conquista de América, fue un elemento imprescindible para instaurar el sistema capitalista moderno, ya que cambió de una manera decisiva las relaciones sociales y los fundamentos de la reproducción social, empezando por las relaciones entre mujeres y hombres y mujeres y Estado. En primer lugar, la caza de brujas debilitó la resistencia de la población a las transformaciones que acompañaron el surgimiento del capitalismo en Europa: la destrucción de la tenencia comunal de la tierra; el empobrecimiento masivo y la inanición y la creación en la población de un proletariado sin tierra, empezando por las mujeres más mayores que, al no poseer una tierra que cultivar, dependían de una ayuda estatal para subsistir. También se amplió el control del Estado sobre el cuerpo de las mujeres, al criminalizar el control que estas ejercían sobre su capacidad reproductiva y su sexualidad (las parteras y las ancianas fueron las primeras sospechosas). El resultado de la caza de brujas en Europa fue un nuevo modelo de feminidad y una nueva concepción de la posición social de las mujeres, que devaluó su trabajo como actividad económica independiente (proceso que ya había comenzado gradualmente) y las colocó en una posición subordinada a los hombres. Este es el principal requisito para la reorganización del trabajo reproductivo que exige el sistema capitalista.

Hablas del control de los cuerpos: si en la Edad Media ejercían las mujeres un control indiscutible sobre el parto, en la transición al capitalismo “los úteros se transformaron en territorio político controlados por los hombres y el Estado”. 
No hay duda de que con el advenimiento del capitalismo comenzamos a ver un control mucho más estricto por parte del Estado sobre el cuerpo de las mujeres, llevado a cabo no solo a través de la caza de brujas, sino también a través de la introducción de nuevas formas de vigilancia del embarazo y la maternidad, y la institución de la pena capital contra el infanticidio (cuando el bebé nacía muerto, o moría durante el parto, se culpaba y ajusticiaba a la madre). En mi trabajo sostengo que estas nuevas políticas, y en general la destrucción del control que las mujeres en la Edad Media habían ejercido sobre la reproducción, se asocian con la nueva concepción que el capitalismo ha promovido del trabajo. Cuando el trabajo se convierte en la principal fuente de riqueza, el control sobre los cuerpos de las mujeres adquiere un nuevo significado; estos mismos cuerpos son entonces vistos como máquinas para la producción de fuerza de trabajo. Creo que este tipo de política es todavía muy importante hoy en día porque el trabajo, la fuerza de trabajo, sigue siendo crucial para la acumulación de capital. Esto no quiere decir que en todo el mundo los patrones quieran tener más trabajadores, pero sin duda quieren controlar la producción de la fuerza de trabajo: quieren decidir cuántos trabajadores están produciendo y en qué condiciones.

En España, el ministro de Justicia quiere reformar la ley del aborto, excluyendo de los supuestos la malformación del feto, justo cuando las ayudas a la dependencia han desaparecido.
En Estados Unidos también están tratando de introducir leyes que penalicen gravemente a las mujeres y limiten su capacidad de elegir si desean o no tener hijos. Por ejemplo, varios estados están introduciendo leyes que hacen que la mujer sea responsable de lo que le ocurre al feto durante el embarazo. Ha habido un caso polémico de una mujer a quien han acusado de asesinato porque su hijo nació muerto y luego se descubrió que había utilizado algunas drogas. Los médicos excluyeron el consumo de cocaína como causa de la muerte del feto, pero fue en vano, la acusación siguió su curso. El control de la capacidad reproductiva de las mujeres es también un medio de controlar la sexualidad de las mujeres y nuestro comportamiento en general.

Tú misma lo planteas: ¿por qué Marx no se cuestionó la procreación como una actividad social determinada por intereses políticos?
Esta no es una pregunta fácil de responder, ya que hoy nos parece evidente que la procreación y crianza de los hijos son momentos cruciales en la producción de fuerza de trabajo y no por casualidad han sido objeto de una regulación muy dura por parte del Estado. Creo, sin embargo, que Marx no podía darse el lujo de ver la procreación como un momento de la producción capitalista porque se identificaba con la industrialización, con las máquinas y la industria a gran escala, y la procreación, como el trabajo doméstico, parecía ser el opuesto de la actividad industrial. Que el cuerpo de la mujer se mecanizara y se convirtiera en una máquina para la producción de fuerza de trabajo es algo que Marx no podía reconocer. Hoy en día, en Estados Unidos al menos, el parto también se ha mecanizado. En algunos hospitales, obviamente no los de los ricos, las mujeres dan a luz en una línea de montaje, con tanto tiempo asignado para el parto, si exceden ese tiempo se les hace una cesárea.

La sexualidad es otro tema que abordas desde un punto de vista ideológico, siendo la Iglesia quien promovió con gran virulencia un férreo control y criminalización. ¿Era tan fuerte el poder que confería a las mujeres que continúa ese intento de control?
Creo que la Iglesia se ha opuesto a la sexualidad (aunque siempre lo han practicado a escondidas) porque tiene miedo del poder que ejerce en la vida de las personas. Es importante recordar que a lo largo de la Edad Media, la Iglesia también estuvo implicada en la lucha para erradicar la práctica del matrimonio de los sacerdotes, que lo veían como una amenaza para la conservación de su patrimonio. En cualquier caso, el ataque de la Iglesia sobre la sexualidad siempre ha sido un ataque a las mujeres. La Iglesia teme a las mujeres y ha tratado de humillarnos de todas las maneras posibles, retratándonos como el pecado original y la causa de la perversión en los hombres, nos obliga a esconder nuestros cuerpos como si estuvieran contaminados. Mientras tanto, se ha tratado de usurpar el poder de las mujeres, presentando al clero como dadores de vida e incluso adoptando la falda como vestimenta.

En una entrevista afirmas que sigue teniendo lugar una caza de brujas ¿Quiénes son los herejes ahora?
Ha habido caza de brujas desde hace varios años en diferentes países africanos, así como en la India, Nepal, Papúa Nueva Guinea. Miles de mujeres han sido asesinadas de esta manera, acusándolas de brujería. Y está claro que, como en los siglos XVI y XVII, esta nueva caza de brujas se conecta con la extensión de las relaciones capitalistas en todo el mundo. Es muy conveniente tener campesinos luchando unos con otros mientras que en muchas partes del mundo estamos viviendo un nuevo proceso de cercamiento, con la privatización de la tierra y un gran saqueo a los medios básicos de subsistencia. También hay pruebas de que parte de la responsabilidad de esta nueva caza de brujas, que a su vez se dirige especialmente a las mujeres mayores, debe atribuirse a la labor de las sectas cristianas fundamentalistas, como el movimiento pentecostal, que han traído de nuevo al discurso religioso el tema del diablo, aumentando el clima de sospechas y el miedo existente generado por el dramático deterioro de las condiciones económicas.

“Omnia sunt communia!”, “Todo es común”, fue el grito de los anabaptistas cuya lucha y derrota, como cuentas en el libro, fue barrida por la Historia. ¿Sigue siendo igual de subversivo ese grito?
Ciertamente lo es, ya que estamos viviendo en una época donde sunt omnia privata. Si las tendencias actuales continúan, pronto no habrá aceras, ni playas, ni mares, ni aguas costeras, ni tierra, ni bosques a los que podamos acceder sin tener que pagar algo de dinero. En Italia, algunos municipios están tratando de aprobar leyes que prohíben a la gente poner sus toallas en las pocas playas libres restantes y esto es solo un pequeño ejemplo. En África, estamos siendo testigos de las más grandes apropiaciones de tierras en la historia del continente por parte de empresas mineras, agro industriales, agro-combustibles… La tierra africana se está privatizando y las personas están siendo expropiadas a un ritmo que coincide con el de la época colonial. El conocimiento y la educación se están convirtiendo en mercancías disponibles solo para aquellos que pueden pagar e incluso nuestros propios cuerpos están siendo patentados. Así que omnia sunt communia sigue siendo una idea radical, aunque hay que tener cuidado de no aceptar la forma en que está siendo usado este ideal distorsionado, por ejemplo, por organizaciones como el Banco Mundial, que en nombre de la preservación de la ‘comunidad global’ privatiza las tierras y los bosques y expulsa la población que ganaba su sustento de ello.

¿Cómo se podría abordar la cuestión de los comunes actualmente?
El tema de los comunes es cómo crear un mundo sin explotación, igualitario, donde millones de personas no se mueran de hambre en medio del consumo obsceno de unos pocos y donde el medio ambiente no sea destruido, donde la máquina no aumente nuestra explotación en vez de reducirla. Este creo que es nuestro problema común y nuestro proyecto común: crear un mundo nuevo.

Fuente: https://www.traficantes.net/noticias-editorial/la-persecucion-de-las-brujas-permitio-el-capitalismo-entrevista-silvia-federici
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¿Por qué lo llamamos amor si es acoso sexual?

Por María Acaso

Imagina que estás tumbada o tumbado tranquilamente en el espacio público. Tus ojos están cerrados, tus brazos reposan a ambos lados del cuerpo, estás quieta, eres vulnerable. Puede que estés dormida o dormido, o puede que no. Pero, evidentemente, estás en un proceso de introspección. De repente, sin tu consentimiento, un desconocido o una desconocida te besa en la boca… ¿Cuál sería tu reacción?

En mi caso, desde luego, la primera reacción sería de perplejidad, seguida de la furia que nace de la indignación. Me sentiría absolutamente indignada si un ser humano, sea del género que sea, se tomara la libertad de ejercer en mi cuerpo un gesto que, en la cultura a la que pertenezco, se entiende como un signo de máxima intimidad que inicia el proceso del ritual sexual y autoriza la continuación hasta el coito; un gesto muy diferente al de un beso en la frente o en la mejilla, ya que frente y mejilla no son orificios, y la boca sí.

Un beso en la boca es un acto sexual; un beso en la mejilla o en la frente no lo es. Culturalmente, para la mentalidad europea, el inicio de muchas relaciones sexuales se sella con un beso en la boca. Por lo tanto, si un desconocido, sin mi autorización explícita (me pregunto cómo voy a rechazar algo explícitamente si estoy dormida), me besa en la boca, estamos hablando abiertamente de acoso sexual, entendiendo el acoso sexual, según la RAE, como el «Tipo de acoso que tiene por objeto obtener los favores sexuales de una persona cuando quien lo realiza abusa de su posición de superioridad sobre quien lo sufre». Además, mi quietud se entiende como disponibilidad, y la ausencia de resistencia (recordemos que estoy con los ojos cerrados) impide que el acto sea calificado de violento. ¿Os suena?

No es ninguna justificación que el cuento de Blancanieves sea del siglo XVIII ni que la película de Disney se estrenase en 1937: los temas que tratan tanto el cuento como la película son absolutamente actuales y están en conexión con los hechos de #lamanada que están removiendo profundamente las conciencias patriarcales de nuestro país.

En realidad, todo el cuento de Blancanieves (qué casualidad este nombre, ligado por dos veces a la pureza, máxima virtud femenina en la cultura judeo-cristiana) gira en torno a los diferentes periodos del ciclo sexual femenino. Recordemos que la madrastra (que no ha tenido hijos y es, por lo tanto, una reina inútil casada en segundas nupcias con un padre ausente, un tema muy interesante que dejamos para otro post) está entrando en la menopausia y perdiendo a la vez su belleza y su fertilidad, muriéndose de celos ante las transformaciones de Blancanieves, quien está entrando en su periodo fértil y ha tenido su menarquia (su primera regla, para los que desconocen este término).

En el momento en que Blancanieves, la legítima heredera del trono, es capaz de engendrar descendencia, ha de ser recluida en un lugar seguro donde no pueda ser fecundada por alguien que no pertenezca a su clase social. Por esa razón, su existencia se ve reducida a vivir con siete «enanitos», seres aparentemente asexuales que la protegen de la cultura de la violación en la que todas nosotras vivimos y en la que los cuentos nos educan para que nos defendamos en vez de dedicarnos a erradicarla entre todos y todas.

La entrada de nuestra protagonista en coma, debido a las pérfidas estrategias de la madrasta menopáusica, solo finaliza cuando un desconocido, sin su consentimiento, la besa en la boca, lo que produce su despertar y su entrada en un matrimonio heterosexual monógamo con alguien de su clase y raza. Fin de la historia.

Blancanieves recibe el beso en la boca de un extraño que se considera legitimado para llevar a cabo un gesto que debemos empezar a identificar como acoso, porque lo es. Realmente, la función de la cultura popular es sostener el statu quo político en cuestiones de género, raza y clase. Por lo tanto, el problema es que no identificamos este gesto como un acoso precisamente por el proceso de normalización que han desplegado los cuentos populares, primero, y las películas basadas en dichos cuentos, después.

Esta secuencia del cuento de Blancanieves o la aparición del lobo en el de Caperucita Roja (cuento que normaliza la cultura de la violación, enseñando a las niñas a tener miedo de los varones desconocidos una vez que han tenido su primera regla, representada en su capa roja) son representaciones que poco a poco, gota a gota, cuento a cuento, visionado tras visionado de películas de Disney, generan procesos que, cuando los deconstruimos, los descontextualizamos y los analizamos, empezamos a entenderlos como lo que son: micro acosos sexuales (como los piropos o los chistes) que consiguen, con la fuerza irrebatible de la repetición, que el caso de #lamanada haya concluido con una sentencia de abuso y no de agresión.

Esta cadena de normalización de los #microacosos nos lleva a normalizar los #macroacosos (es decir, las agresiones y las violaciones), a quitarles importancia y a soportar una cultura de la violación que es la base del patriarcado y del sistema capitalista, puesto que provoca el miedo que nos sitúa a las mujeres en unos lugares determinados.

Pero vayamos a lo que ocurrió el pasado sábado 12 de mayo. Ese día tenía la responsabilidad de dar una charla ante mil profesoras (90%) y profesores (10%) de Castilla-La Mancha. Empecé por visibilizar que, debido a que en la sala había un mayor número de mujeres, hablaría en plural femenino; después visibilicé que, en el vídeo de bienvenida al congreso, ninguna de las grandes frases sobre educación que se habían escogido pertenecía a una mujer; y, para terminar, también hice notar que el ponente que me había precedido, de las cuarenta figuras que expuso en su presentación, solo visibilizó a cuatro mujeres, y para situarlas a todas en situación de mofa.

Una vez explicada mi posición, continué mi charla defendiendo el papel crucial de las artes en la educación, especialmente en lo relativo al desarrollo del pensamiento crítico visual, y analicé la imagen del beso del príncipe a Blancanieves como ejemplo de acoso sexual.

Tras mi charla, una congresista pidió a la organización el micrófono para, desde el escenario, elogiar y defender la charla del ponente anterior, lo cual provocó una gran ovación en la sala. Cuando otro congresista cogió ese mismo micrófono para hacer la réplica, ya no le dejaron seguir.

El sujeto patriarcal no tiene sexo: puede ser un hombre o una mujer, y en este caso fue lo segundo. Yo había desarrollado mi deconstrucción de la presentación del docente anterior desde el máximo respeto, simplemente citando la evidencia de las cantidades y la selección de esas cuatro mujeres en situación de mofa. Pero cuando las mujeres visibilizamos estas cosas siempre se entienden como agresiones.

Todo lo que ocurrió el sábado merece ser leído y deconstruido en el contexto que estamos viviendo. De los miles de artículos que han tratado el tema de #lamanada, hay uno que me llamó poderosamente la atención, el publicado por eldiario.es el 2 de mayo. En él podíamos leer que dos mil psicólogos y psiquiatras habían criticado la sentencia y habían firmado una carta para mostrar su apoyo a la víctima, al tiempo que reclamaban formación en perspectiva de género. La carta firmada por estos profesionales terminaba de la siguiente manera: «Por último, añadimos la urgente necesidad de la prevención, incluyendo desde la infancia una educación sexual no patriarcal, con perspectiva de género, transversal y estructural».

De la misma manera que, tras muchos años de trabajo en la intersección de las artes, la cultura visual y los feminismos, he sido capaz de detectar en el discurso visual de mi compañero ponente un discurso invisible que muestra a las mujeres en una posición que las ridiculiza, o que problematizo (como muchas otras teóricas, y no tan teóricas) el beso de Blancanieves mirándolo desde una perspectiva situada y no tan amable, creo que es urgente y necesario que la educación artística vuelva a ser obligatoria en la educación primaria.

Hacer desaparecer del currículum oficial el único grupo de asignaturas que son capaces de desarrollar de manera profunda el pensamiento crítico visual es una decisión claramente política para que sigamos pensando, todas y todos, que ciertos actos no son acoso sexual, sino amor verdadero.

Fuente_ http://www.mariaacaso.es/lo-llaman-amor-acoso-sexual/#more-1904

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