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Actos y pañuelazos en América Latina por el Día de Acción Global para el Acceso al Aborto Legal y Seguro

Pañuelazo y otras convocatorias por el 28S: el primero con aborto legal en Argentina

En el marco del Día de Acción Global por el acceso al aborto Legal en América Latina y el Caribe, que se conmemora cada 28 de septiembre, la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito de la Ciudad de Buenos Aires convocó a una “mesa y pañuelazo” frente al Congreso, en la emblemática esquina de la Confitería El Molino, en Callao y Rivadavia.

“Tiñamos la calle de verde, venite con barbijo”, llamaron desde la Campaña en la Ciudad que invita nuevamente a salir a las calles con los pañuelos verdes, después de un año y medio de pandemia.

 

Desde la Campaña a nivel nacional adelantaron que este martes lanzarán una declaración nacional por tratarse este 28 de septiembre del primer año con aborto legal en Argentina.

También desde la cuenta de Twitter CampAbortoLegal”>@CampAbortoLegal compartirán las convocatorias de actividades que se replicarán a lo largo y ancho de todo el país.

El histórico debate del 2018 mostró el inmenso poder de “la marea verde”, cuando cientos de miles de mujeres de todo el país se movilizaron frente al Congreso para apoyar el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que en ese momento no llegó a convertirse en ley.

Casi dos años más tarde, en diciembre del 2020, el Senado dio luz verde, esta vez sí, al proyecto que convertía en ley al aborto legal en Argentina.

Ley 27.610, de “Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), obligatoriedad de brindar cobertura integral y gratuita” entró en vigencia finalmente el 24 de enero de este año. Allí el Estado obliga a todas las obras sociales y empresas de medicina prepaga a garantizar la cobertura integral y gratuita de la interrupción voluntaria del embarazo en un plazo máximo de 10 días cuando sea solicitado.

Se espera que este año, el primero con aborto legal, desde la Campaña pongan el eje de las actividades en los obstáculos y dificultades que todavía persisten para el cumplimiento de la ley.

En el marco del 28S, desde Amnistía Internacional celebraron la importancia de que el país cuente con una ley pero denunciaron que todavía se encuentran muchas barreras en el acceso a este derecho.

“Uno de los principales obstáculos en el acceso se debe a la ausencia de campañas públicas de información. A ello se suma el colapso del 0800 de Salud Sexual, la línea de consulta sobre dónde y cómo acceder a la interrupción voluntaria (IVE) y legal (ILE) del embarazo”, denunciaron desde la organización.

Página 12


México | #28S: Marchas en CDMX y Edomex por el aborto legal

Feministas y mujeres en favor de los derechos sexuales y reproductivos marcharán el martes en el marco del Día de Acción Global para el Acceso al Aborto Legal y Seguro, fecha que se conmemora cada 28 de septiembre.

En algunos estados y municipios mexicanos, mujeres salieron a manifestarse desde el domingo.

Te contamos cuáles serán las manifestaciones en el centro del país:

Ciudad de México

En la capital del país, la colectiva Hijas del Maíz – Chocomecoatl y Mujeres de Milpa Alta convocan a una marcha pacífica que saldrá del Monumento a la Revolución.

La cita es a las 13:00 horas del martes. Piden llevar cubrebocas obligatorio.

 

Estado de México

Mujeres organizadas del Edomex convocaron a una movilización pacífica para “reivindicar la alegría, sin perder la indignación”.

Se llama a mujeres, infancias y personas gestantes a participar.

La cita es en el Monumento a las y los maestros en Toluca de Lerdo, a las 13:00 horas.

 

Otros estados

Hidalgo

Este año, Hidalgo se convirtió en uno de los cuatro estados que despenalizó el aborto en México.

Para el #28S, agrupaciones llaman a tapizar la Plaza Juárez, en Pachuga, con pañuelos verdes.

Habrá actividades desde las 15:00 horas; la marcha será a las 19:00 horas.

Puebla

En esta entidad se ha convocado a movilizaciones en los municipios de Acatlán de Osorio, Chietla, Izúcar de Matamoros y la capital.

 

El Financiero


Marcha por la Despenalización del Aborto en Venezuela este martes 28 de septiembre

Por Ana Maneiro

Una gran diversidad de grupos y colectivos feministas de Venezuela convocan a una marcha por la despenalización del aborto en Venezuela este 28 de septiembre, en la ciudad de Caracas. La Marcha es desde la Plaza Morelos (9 am) hasta la Asamblea Nacional.

Las organizaciones feministas sacaron el comunicado «Criminalización del Aborto: Problema de Salud Pública y Derechos Humanos», que esta siendo viral en las redes sociales en el que demandan la «derogación inmediata de los artículos 430, 431, 433 y 434 del Código Penal».

 

Mujeres de diferentes tendencias políticas, del campo y de la ciudad, manifiestan que, «No existen argumentos científicos ni jurídicos válidos que sustenten la criminalización del aborto, prácticamente sin excepción, aún vigente en Venezuela. Lo previsto en el Código Penal, sin modificaciones desde hace más de 100 años, no supera una interpretación  coherente del marco constitucional e internacional de los derechos humanos mantiene la norma jurídica nacional sobre estos derechos , dentro de las más atrasadas en Sudamérica».

 

Explican que, «la criminalización del aborto es un problema de salud pública que ocasiona la muerte prevenible de mujeres, niñas y adolescentes. Por una parte, oficialmente es reconocido que el aborto inseguro es la tercera causa de la alta mortalidad materna en nuestro país; por otra parte, origina la morbilidad que incapacita a cientos de mujeres , adolescentes y niñas , que además deben vivir con el estigma de la ilegalidad».

Las organizadoras consideran que es importante resaltar que hay un subregistro de los abortos clandestinos.

Las Demandas

Los colectivos feministas exigen que se deroguen los «delitos sobre el aborto previstos en los artículos 430 (aborto procurado), 431 (aborto consentido), 433 (aborto agravado) y 434 (aborto por honor) del Código Penal».

También que se redacte, «con la participación de las organizaciones de defensoras de los derechos de mujeres, niñas y adolescentes, la legislación para garantizar el derecho de las mujeres al aborto seguro, de modo que sea discutida en la agenda legislativa 2021-2022».

Y, por último, que se promueva el «debate en torno al aborto, basado en los derechos humanos, en la ética y la evidencia científica, libre de consideraciones morales y religiosas como corresponde en n Estado laico».

Organizaciones firmantes de este comunicado son Asociación Civil Tinta Violeta, LaAraña Feminista (red de colectivos), Faldasr, Diversidad UBV, Calistenia Cultural, La 5ta Ola, Monitor de Femicidios de Utopix, entre muchas mas organizaciones e individualidades firmantes.

Apoyo en las redes sociales

En las redes sociales el apoyo a esta reivindicación de varias generaciones de mujeres venezolanas se ha hecho sentir.

 

 

El 28 de septiembre es el Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal y Seguro, conocido también como el Día por la Despenalización y Legalización del Aborto.

La iniciativa surgió en 1990en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe y la convocatoria se ha extendido a nivel internacional siendo asumida por redes internacionales y locales en numerosos países de Europa, África, Asia y Norteamérica.​

Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas(UNFPA) el ocho por ciento de las muertes de mujeres en el mundo se deben a los abortos clandestinos e inseguros a los que recurren las niñas, jóvenes y mujeres en los países en los que no está despenalizado el aborto y, por consecuencia, no hay acceso a un aborto legal y seguro.

Correo del Orinoco


Colombia le falló a más de 30.000 mujeres al negarles un aborto en 2020

Por Helena Calle

Hoy se celebra el Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, y la defensa del derecho al aborto libre. En Colombia se tienen planteadas más de 15 actividades, entre marchas y conciertos, a lo largo del país, y mientras la jornada discurre, la Corte Constitucional seguirá estudiando la demanda que instauró Causa Justa (una unión de más de 90 organizaciones y colectivos feministas de todo el país) para sacar el aborto del Código Penal, logrando así que no se criminalice a ninguna mujer por abortar. En Argentina el movimiento de mujeres logró lo mismo el año pasado, y en México se hizo el anuncio hace unos cuantos meses. Muchas se preguntan si el siguiente país en dar este paso hacia los derechos de las mujeres será Colombia, el país con la “democracia más antigua de América Latina”.

Con ocasión de este día, Profamilia lanzó un informe sobre las barreras de acceso que enfrentaron mujeres y niñas a la hora de solicitar una interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en 2020, cuando todos los servicios de salud se enfocaron solo en coronavirus, dejando a miles de mujeres y niñas con embarazos no deseados desatendidas.

Los investigadores de Profamilia realizaron una encuesta a 1.500 mujeres, el 94 % de las cuales eran sexualmente activas y cerca del 80 % no desean tener un hijo y usaban anticonceptivos. A estos resultados se sumaron las cifras de las encuestas en demografía y salud que se hacen en Colombia desde 1986 y otras cifras del Ministerio de Salud, y las incluyeron en una matriz matemática llamada Impact 2, de la ONG Marié Stopes Internacional.

De acuerdo con sus cálculos, 71.702 embarazos no deseados no pudieron evitarse. De acuerdo con Marta Royo, directora general de Profamilia, en el acceso a la anticoncepción estuvo el mayor bloque de necesidades en la pandemia. “Nunca se tuvo en cuenta cómo la pandemia colapsó el sistema de salud, se enfocó en atender a la pandemia, y las otras patologías y necesidades suspéndalas y espérense que podemos atender la pandemia. El 40.6% de las mujeres no pudieron tener acceso a métodos anticonceptivos por distintas razones: porque los servicios se salud estaban atiborrados, cerca del 30% porque temían contagiarse al ir a centros de salud, o porque las filas eran muy largas”, explica.

Por su parte, según el Ministerio de Salud, se dejaron de atender a una de cada cinco personas que buscaban anticoncepción en 2020, y hay varias razones que impidieron el acceso de las mujeres a un método anticonceptivo en pandemia. Por ejemplo, para al menos dos de cada cinco mujeres no había disponibilidad de anticonceptivos. Para al menos tres de cada 10, las prestadoras de salud tenían barreras en la prestación de salud (largas filas en un 34,4 % y no disponibilidad de profesionales en salud en un 25,8 %).

Juan Carlos Vargas, asesor científico de Profamilia, explica que prácticamente la mitad de las mujeres que respondieron la Encuesta de Demografía y Salud de 2019, un 52 %, para ser más exactas, de los nacimientos en 2020 en el país fueron no deseados o no planeados. “Cuando les preguntaban si el último hijo que tuvo lo querían tener, la mitad dijo que no. De esas, la mitad decía que lo pensaba tener en dos o tres años en el futuro, y de la otra mitad, una cuarta parte decía que no quería haberlos tenido nunca. Estas fueron mujeres que no tuvieron acceso a IVE, aun estando en las causales. Tuvieron barreras de acceso a este derecho, y no son solo las particularidades de la pandemia. También temían ser estigmatizadas”, explica Vargas.

Por otro lado, 26.223 abortos inseguros no pudieron evitarse y 34.130 interrupciones voluntarias del embarazo dejaron de realizarse. Esto quiere decir que a más de treinta mil mujeres y personas con capacidad de gestar cuyo embarazo está amparado bajo la sentencia C-355 de 2006 no les fue garantizado el ejercicio de su derecho a un aborto humanizado, libre y seguro. Más de treinta mil veces fue negado este derecho fundamental.

Para al menos dos de cada cinco mujeres el acceso a la anticoncepción fue por razones económicas: no podían pagarlo. “Yo me pregunto, ¿por qué no es estable el acceso a los anticonceptivos? Mi teoría es que los insumos no llegan a tiempo, muchas veces se copan con enfermedades de alto costo, pero sobre todo sSiento que se asume que la anticoncepción es solo asunto de mujeres y que, por lo tanto, siempre tendremos una manera de procurar un método anticonceptivo. Que es natural a nosotras. Por eso no hay una preocupación tan sentida con los embarazos no deseados, especialmente en menores de edad”.

Justamente el DANE publicó esta semana una cifra que debería alarmarnos: en el segundo trimestre de 2021 hubo un incremento del 22,2 % de los nacimientos en niñas menores de 14 años, en comparación con el mismo período de 2020. En otras cifras, eso quiere decir que mientras en ese período de 2020 hubo 946 nacimientos, este año hubo 1.156.

En el caso de las mujeres entre 14 y 19 años también hubo un aumento anual: fue del 6,3 %. En el segundo trimestre del año pasado hubo 24.849 nacimientos, mientras que en 2021 hubo 26.405. “Esto es muy grave. ¿Quién ve uno a los 12 o 13 años diciendo en la EPS que necesita una IVE? En la pandemia esto fue más grave, porque no había información, muchas niñas y mujeres quedaron encerradas en sus casas con sus abusadores, es de los peores efectos que ha dejado esta pandemia. Recordemos que el 90 % de los abusadores son personas cercanas. Y esto es porque no hay información sobre un acceso oportuno a anticonceptivos o a IVE. También son niñas, por lo general no tiene recursos económicos. Y de hecho nadie debería tener que pagar un aborto de su bolsillo”, dice Royo.

Si bien es cierto que un embarazo no deseado no necesariamente lleva a un aborto, la razón por las cuales las mujeres no accedieron a IVE incluyen las barreras a las que son sometidas, pero ningún caso se reportó de mujeres que no quisieran abortar. A enero de 2021, dos de cada 100 mujeres encuestadas necesitaron un aborto. Unas 33 de las encuestadas por Profamilia no pudieron acceder a la IVE porque los servicios fueron descontinuados (barreras en la disponibilidad del servicio), por falta de transporte (barreras de acceso) o por temor al contagio).

En la pandemia, Profamilia no cerró las puertas de las sedes durante la pandemia y activó un servicio de telemedicina y medicina domiciliaria para realizar abortos seguros en casa y así garantizar el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo. En 2021 (datos enero-agosto) el número de IVE en comparación con tiempos de pre pandemia (enero-agosto de 2019) en lugar de disminuir, creció en un 20,85 %. “El futuro de Colombia es la despenalización total del aborto. Que ninguna mujer sea judicializada por ejercer autonomía”, concluye Royo.

A este estudio sobre barreras a la anticoncepción y al aborto en pandemia se suman otros datos, como los que presentó la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres el mes pasado, que determinó que 400 mujeres son criminalizadas por abortar al año en Colombia. Las investigadoras pudieron determinar que, desde 1998, se han iniciado 5.500 investigaciones por el delito de aborto. Estos han llegado a conocimiento de estas entidades por denuncias ciudadanas, llamados a la Policía e informes de autoridades, especialmente defensores de familia y comisarios de familia. De esos, 4.754 casos están en etapa de indagación, 102 en etapa de juicio y en 450 ya hubo condena o se decretó medida de aseguramiento.

Si pensamos que hay 400 mujeres criminalizadas al año y 26 condenadas por año, parecen pocas, literalmente una de cada mil. Pero un acercamiento a las cifras demuestra que el sistema penal está más sesgado hacia el control de los cuerpos de las mujeres y que las más afectadas son las niñas rurales. Lo más curioso tal vez es que, a partir de 2006, cuando se despenalizó el aborto bajo tres causales, el número de casos que registra la Fiscalía sigue siendo de 400 criminalizadas por año. El número no cambia, y antes aumenta.

El Espectador

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Libro de Marcela Lagarde: El feminismo en mi vida Hitos, claves y topías (PDF)

Presentación: 

Hacer una pausa en medio de un caminar que de pronto parece infinito, con el cúmulo de sabiduría de quienes nos han precedido y el entusiasmo de quienes vienen detrás, resulta acogedor para nuestros casi siempre apresurados pasos, en un sendero que seguimos recorriendo hasta lograr los objetivos que hace tanto tiempo nos planteamos.

El compendio de textos que aquí se encuentra representa para nosotras jus- tamente eso: una pausa, para mirarnos, para reconfortarnos, para intentar comprendernos y para encontrarnos. Una pausa para aprender y reconocer los caminos andados por nuestro feminismo, por nosotras, por nuestros cuerpos e intelectos; por nuestras racionalidades y sensibilidades; por nuestro modo de ser mujer.

Recopilar una serie de textos escritos por Marcela Lagarde y de los Ríos, es para el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal una oportunidad múltiple, porque nos permite recoger la sabiduría de las mujeres en las letras de Marce- la; nos permite reconocer -aunque apenas llanamente- un poco de lo mucho que Marcela nos ha enseñado; y nos permite volver a nosotras en la lectura sobre nosotras: ¿Quiénes somos?, ¿cómo estamos?, ¿qué queremos?… ¿Por qué somos?

*Descarga el libro completo aquí: El Feminismo en mi Vida

 

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Debatir entre nosotras

Por: Victoria Sendón de León

“No existe otro mundo más simbólico que las palabras de los hombres y el silencio de las mujeres” (Anna Santoro)

Quisiera con este artículo formular una respuesta -siempre parcial, claro-a la pregunta de Andrés Montero sobre si ha llegado el tiempo del “feminismo de la diferencia”, y, sobre todo, al brillante artículo de María José Binetti sobre la Agenda de ONU-Mujeres en el Foro “Generación Igualdad”, ambos publicados en este medio.

No va a ser fácil poner en cuestión nuestras creencias, eslóganes e identificaciones como feministas, aunque, a mata caballo, nos están obligando a hacerlo por la utilización interesada y perversa que de ellos se está haciendo. Desde 1995 no se celebraba ningún foro internacional en el seno de ONU-Mujeres hasta junio de 2021 a fin de acelerar la Plataforma de acción de Beijing y conseguir “un cambio positivo e histórico de poder y perspectiva” respecto a aquella IV Conferencia Mundial sobre la Mujer. Para empezar, en este Foro se ha eliminado la palabra Mujer, de acuerdo con la nueva Agenda, y lo han titulado “Foro Generación Igualdad”. Ya sólo esto, nos plantea una serie de interrogantes que tendríamos que poner sobre la mesa y tener el valor de debatir “a calzón quitado”. Apuntaré algunos de los puntos inquietantes que demuestran la deriva de ONU-Mujeres, que tendrá que ser reformulada como ONU-Diversidad, o bien, ONU-Cajón de sastre visto lo visto. No olvidemos que lo que no se nombra, no existe.

  1. La palabra “igualdad” ha sustituido, tanto al sustantivo “mujer”, como al adjetivo “feminista” como el que no quiere la cosa, basado en que la meta de la igualdad ha constituido el objetivo final de la Agenda feminista oficial. Por lo tanto, mujer, feminismo e igualdad han venido a significar la misma cosa. De ahí los ministerios de igualdad, los planes de igualdad, las leyes sobre igualdad y todo lo relativo a mujeres. Yo nunca entendí por qué se denominaban de ese modo, ya que la igualdad puede ser referida a cantidad de asuntos y sujetos. Con la palabra “igualdad”, la denominación del Foro deja de ser sospechosa.
  2. Lo del “género” también ha constituido un concepto clave en toda la terminología feminista. Debido a que dicho concepto ha venido a sustituir al “sexo” en la teoría queer – al igual que la cultura a la naturaleza -, la teoría feminista ha respondido airadamente cuando la identidad de mujer ha querido ser sustituida por la identidad de género en diversos proyectos de ley. Otro término con el que juegan, derivado también de la nomenclatura feminista: perspectiva de género, violencia de género, igualdad de género y otras fruslerías semejantes con el género por bandera. Nuestra respuesta, claramente fundamentada, les ha hecho recular y han querido entonces apropiarse del “sexo” como si éste pudiera ser elegido a la carta en una supuesta autodeterminación subjetiva. Sin embargo, fue el feminismo el primero que sustituyó sexo y mujer por género, sobre todo en la Academia y en la Administración por no sé qué extraños pudores intelectuales.
  3. Mucho me malicio que la palabra “género” pretenden ahora sustituirla por “generación” como queriendo borrar todo el bagaje feminista acumulado hasta el presente, una teoría obsoleta que la “nueva generación” ya no admite como propia, propiciando así un corte generacional y epistemológico con el pasado. Si con todo lo anterior se borraba el concepto mujer, con la nueva terminología se borra también la teoría feminista, o sea, el feminismo. Se mantiene, sin embargo, el concepto de “igualdad”, término aplicable a cualquier distopía dependiendo de los términos a igualar en qué y a qué. Tal vez sea a esto a lo que se refieren con el intento de propiciar “un cambio positivo e histórico de poder y perspectiva”.
  4. Otro elemento que se viene utilizando “ad libitum” es el de Sujeto Universal, que interpretado desde el “feminismo de la igualdad” puede ser entendido como que ese sujeto lo han de encarnar de igual modo varones y mujeres, pero referido en definitiva a “el Hombre” como término omniabarcante de la especie humana. De ello se deriva que cuando decimos “el hombre del Paleolítico ya creaba arte”, entendamos que eran los hombres los que lo hacían y no las mujeres. De hecho, en las representaciones de los libros de texto se nos muestran varones pintando en las cuevas y no mujeres, al igual que cazando o protagonizando cualquier otra función relevante. Y no digamos cuando se representa la evolución, que parte de simios machos hasta llegar al “hombre” erecto actual, al “homo sapiens” varón.
  5. Las palabras, o sea, los conceptos, no son inocentes, aunque parezca que sí. El “giro lingüístico” permite que las diversas realidades se adapten a las palabras que las definen y no al revés. Se puede reformular que el “género” es lo que nos identifica como varones o mujeres antes que el sexo, que no existe; que la “igualdad” se refiere a la igualdad de derechos basados en el género autodeterminado y no en el sexo; que la persona nace con la imposición del nombre y no cuando es alumbrada por la madre, que pasa a ser un “útero gestante”; que las “mujeres trans” son verdaderas mujeres, mientras las “cis” somos “cuerpos menstruantes”; que el “feminismo” abarca los diversos movimientos por la liberación de cualquier grupo oprimido y que por tanto su “sujeto político” corresponde a la diversidad de colectivos (incluido el “colectivo mujeres”) que están en esa lucha; que las “diferencias” entre los sexos son meros aprendizajes culturales o que la prostitución no es otra cosa que digno “trabajo sexual” que empodera a las mujeres. Sólo basta con que respecto a la definición de esas palabras exista un consenso dado por la autoridad pertinente y que, por lo tanto, no admita disensos. ¿Y qué mayor autoridad que la propia ONU para que dichos conceptos sean aceptados e instituidos como verdaderos? ¿Y qué mayor verdad que una mentira repetida cientos o miles de veces?

Realmente, enfrentarse a la ONU y al “cambio histórico de poder y perspectiva” es una misión titánica, pero, tal vez, el cambio histórico discurra por caminos que no puedan ser dirigidos desde los organismos de la “gobernanza global”, sino desde “el espíritu de los tiempos”, que sólo avanzaría en el sentido de la evolución humana. En la naturaleza, según la ciencia, funciona así. Pero con eso no cuentan. Con todo, lo importante sería el debate entre nosotras.

Al igual que hemos superado el concepto de género porque nos abocaba al generismo, pero hemos mantenido el término sólo como un elemento de análisis, tendríamos que ir más allá del concepto de igualdad como definitorio de la Agenda feminista, profundizando en el concepto de diferencia como pensamiento enriquecedor en los siguientes aspectos.

  1. Identidad sexual femenina: Es lo que permite su diferencia con el varón, lo que posibilita, tanto el dimorfismo sexual reproductivo, como su alteridad radical, por más que dicha identidad no suponga un destino biológico, sino una potencialidad plena. No se refiere a la identidad lógica (A=A) sino a la ontológica, o sea, basada en el cuerpo. Es decir, que entre ser mujer y ser hombre existe una diferencia insalvable, que no puede ser superada ni trasgredida por el generismo.
  2. Sujeto universal. «Lo universal es dos: es mujer, es varón», escribe Luce Irigaray, de modo que su diferencia inmanente comprende toda la realidad humana. Las mujeres no somos el «todo», lo cual significa que poseemos una identidad propia, pero tampoco somos «lo mismo», sino que, desde la diferencia, se posibilita la reproducción, pero no la identificación. El Sujeto universal no es “el Hombre”. Y no tendría sentido la frase de Beauvoir: “Él es lo Absoluto, Ella es lo Otro”, por tanto, la aspiración a la igualdad con Él es un despropósito. Existe un camino propio.
  3. Responde al concepto de «tratar de modo diferente a los diferentes», o bien, «de cada quién según sus capacidades, a cada quién según sus necesidades». Sería una igualdad con justicia diferencial y distributiva. En muchas ocasiones, este término debería sustituir al de “igualdad”. Está en la misma línea de la “ética del cuidado y la responsabilidad” de Carol Gilligan frente a la “ética de la justicia” de Kohlberg, imparcial frente a cualquier tipo de sujeto y sus circunstancias.
  4. Distribución. El feminismo de la igualdad se ha aplicado fundamentalmente a conseguir leyes de acuerdo con las necesidades de las mujeres, pero tendríamos que comenzar a conquistar una verdadera distribución de riquezas y bienes de acuerdo con el 52% de la población que somos. No se trata de pedir, sino de exigir y apropiarnos de lo nuestro. Lo demás son brindis al sol.
  5. Si bien la Igualdad supone la no discriminación de trato y atención, cualesquiera que sean las circunstancias relativas al sujeto, así como la inclusión proporcionada de mujeres en todos los órganos de decisión y responsabilidad en los ámbitos políticos, sociales y empresariales, y también la promulgación de leyes que respalden su cumplimiento, la Diferencia trata de superar una estructura desigual, pero no tiene como meta la igualdad, ya que es una corriente feminista, materialista, cultural y política, que parte de la diferencia ontológica de los sexos y que considera a las mujeres con una identidad propia desde la que construir un sujeto emancipado y libre, capaz de crear un modelo simbólico y de mundo más allá del orden patriarcal. Y aquí me remito a la cita de Anna Santoro, que encabeza este artículo.

Estos serían algunos de los puntos a debatir entre nosotras.


Fuente: https://tribunafeminista.elplural.com/2021/09/debatir-entre-nosotras/

Victoria Sendón de León es doctora en Filosofía y escritora feminista.

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Quedan pocos cupos aprovecha la oportunidad de formarte colectivamente sobre más diferentes miradas de los feminismos

Por: Otras Voces en Educación 

En esta oportunidad la Escuela Internacional sobre Feminismos, serádesarrollada por ponentes reconocidas a nivel internacional, como: Dora Barrancos, Karina Ochoa, Olga Amparo, Margarita Iglesias Saldaña, Cinzia Arruzza, entre otras importantes invitadas.

Las clases son desde el  27 de septiembre al 03 de octubre en el horario de las 18 a las 22 horas Venezuela, una (01) semana de lunes a viernes y, el sábado o domingo recibes asesoría para elaborar una actividad final relacionada a la Escuela.

Existe la modalidad sincrónica a través de Zoom y asincrónica por si no logras conectarte alguno de los días pautados, para lo cual te dispondremos de la reposición (vídeo de la clase no asistida).

Esta Escuela tiene doble certificación: Como participante asistiendo al menos a tres (03 de los encuentros por zoom)  y Aprobado (elaborando una propuesta de contenido digital en alguna de las desarrolladas durante la Escuela)

En este link puede formalizar su inscripción y pago.

http://otrasvoceseneducacion.org/vi-escuela-internacional-sobre-feminismos

Más información: cursointernacional2021@gmail.com

L@s esperamos

 

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Infancias trans, entre la realidad y el debate

Publicado en El Diario de la Educación 

Por:

  • La discusión -a menudo incendiaria- sobre la cuestión trans llega a la infancia desde el momento en que niños y niñas deciden su identidad. El debate sobre cómo se tiene que tratar en el aula también levanta polvareda entre el feminismo y la comunidad educativa, que se dividen entre posturas que van del adoctrinamiento a la autodeterminación.

Ares tiene 9 años. Se menea inquieta en un banco de un parque cercano a su casa, esperando que aparezcan sus amigas. Mientras no llega el rato de juego compartido, la pequeña responde, tímidamente, a algunas preguntas sobre su infancia más temprana. “No me acuerdo”, dice, previsiblemente, en referencia a cuando tenía cuatro años. Pero el P5 de Ares fue muy diferente al de sus compañeros y compañeras. Fue cuando empezó su transición de género. “No recuerdo cómo era cuando tenía el otro nombre. Lo primero que recuerdo del cole es que cogíamos pelotas y nos hacíamos masajes en la espalda después del patio”, explica, inocente, medio escondida a la espalda de su madre.

“En mi cole ser trans está bien. Quiero decir que nunca nadie me ha dicho nada ni se ha equivocado con mi nombre. Y si lo ha hecho, tampoco lo recuerdo”, dice, encogiendo los hombros. “¡Solo recuerdo que quería ponerme nombres que ahora no me gustan nada!”, exclama Ares, con una media sonrisa, como agradeciendo a su madre que la convenciera de no llamarse ‘Estrellita’ o ‘Caramela’, que eran los nombres que le gustaban. “La transición fue muy fácil y muy natural: coincidió en la época en que se estaba descubriendo a ella misma”, recuerda Marta, la madre de Ares. Y es que la pequeña, tan pronto como aprendió a hablar, se refería a ella misma en femenino. Quería ir peinada como una niña y llevar faldas.

“Pero este juego, poco a poco, se fue convirtiendo en exigencia y en malestar. Se enfadaba cuando la trataban de niño, se empezó a morder las uñas e, incluso, nos llamaron de la escuela para saber si había algo que no iba bien en casa”, explica la Marta, recordando el momento en que, por primera vez, se empezó a plantear que su hija pudiera ser trans. “Yo, como feminista, no le podía decir que un vestido es de niña y que, por lo tanto, no se lo podía poner. Pero cuando vimos que la cosa iba más allá de esto, decidimos buscar ayuda”. Así, entraron en contacto con la asociación Chrysallis de familias de menores trans. Allí conocieron otras personas y niños trans y supieron, por fin, poner nombre al malestar de Ares.

Cuando Ares entendió que era una niña trans, enseguida lo quiso explicar en la escuela. Su sufrimiento desapareció. Pero no tanto así el de su familia

“Le explicamos que, en el mundo, hay niños que tienen vulva y niñas que tienen pene. Y que esto está bien y que ella puede comportarse y ser lo que quiera. Entonces se señaló a ella misma y dijo: ‘¡Yo, mamá, yo soy así!’”. Cuando Ares entendió que era una niña trans, enseguida lo quiso explicar en la escuela y se asumió como tal sin pasar por una transición difícil. Su sufrimiento, según relata su madre, desapareció. Pero no tanto así el de su familia. “Teníamos mucho miedo por toda la carga negativa que tiene la palabra trans”, explica Marta. La exclusión, las altas tasas de paro, la discriminación y la violencia verbal, física y virtual que sufren las personas trans a diario cayó como una losa sobre la familia de Ares.

Pero ella es ajena a todo esto. Ella solo juega, feliz, sabiéndose niña, siendo niña, sin ser consciente que hay una buena parte de la sociedad que no acepta su elección y que, incluso, le llega a negar su condición y existencia. Además, dentro del feminismo mismo, la pugna entre los colectivos transinclusivos y el llamado feminismo radical (o TERF) ya hace años que dura. Y este debate -a menudo incendiario- también ha llegado a las aulas.

Un debate encendido

La discusión sobre la cuestión trans es como la llama de una vela: siempre está, pero según como vengan los vientos, crece o mengua. A principios de mes se volvió a poner sobre la mesa a raíz del anuncio de un libro polémico de la editorial Deusto y Planeta Libros. La periodista del Wall Street Journal Abigail Shier firma Un daño irreversible, un texto en el cual afirma que el “transgenerismo es una moda” que ha llegado a las escuelas para hacer pensar a muchas criaturas que “declarándose trans pueden ser más populares o ganar seguidores en las redes sociales”. Esta moda, según la autora, generará un “daño irreversible” que es que tomarán una decisión que les llevará a modificar su cuerpo.

Esta publicación ha hecho reavivar, de nuevo, el debate entre aquellos sectores del feminismo que consideran que la autodeterminación de género es válida y los que no. Entre estos últimos se encuentran personas como Sílvia Carrasco, profesora de antopologia en la UAB y miembro de DoFemCo (Docentes Feministas por la Coeducación), que apunta que “la penetración en la escuela de las ideas transgeneristas multiplica el número de niños, cada vez más pequeños, que tienen dudas sobre su identidad y que acaban en terapias hormonales y cirugía”. Según la antropóloga, el hecho de que la cuestión trans se visibilice y llegue a la escuela como una opción normalizada provoca que muchos menores “perciban que sus cuerpos no son adecuados en un momento en que, por edad, están desorientados cuando asisten a transformaciones naturales. Esto lleva a que rechacen su cuerpo sexuado y tengan dudas sobre su identidad”, afirma.

Si Ares tuviera las orejas de soplillo, como madre le diría que son las más bonitas del mundo. Pero si en algún momento le impiden ser feliz, la acompañaré de la mano al quirófano

A Ares también le han preguntado a menudo si no será demasiado pequeña para decidir todavía su identidad de género, pero su madre considera que afirmar su condición trans solo fue una “formalidad” porque “ni era un niño estereotípico ni es una niña de brilli brilli. Reconocerse como trans fue el alivio de poder poner solución y nombre a algo que no iba bien”. Y es que en casa de Ares son de la corriente que defendió el sociólogo y activista trans Miquel Missé en su libro A la conquista del cuerpo equivocado, en que defendía que muchas personas trans no necesitan modificar su cuerpo para encajar en el género sentido. “Un pene es muy importante, sí, pero si se lo amputaran a cualquier hombre cis, no se convertiría en mujer de la noche a la mañana. El género es algo más complicado”, afirma Marta.

Así, los padres de Ares procuran que “se quiera tal como es. No tiene un cuerpo equivocado, es un cuerpo de niña, diverso, pero perfecto”. Ahora bien, conscientes de que las hormonas o las cirugías de reasignación de género son opciones que su hija ahora no contempla por ser demasiado pequeña, pero que podría desear mañana, la familia ya se está informando. “Con ella no lo hemos hablado mucho, porque es avanzarle temores. No sabemos si querrá tener barba o si querrá un cuerpo estereotípico de mujer”, dice su madre, entre dudas. Estas son incógnitas a futuro, pero lo que sí tienen claro es que decida lo que decida Ares, estará acompañada. “Si tuviera las orejas de soplillo, como madre le diría que son las más bonitas del mundo. Pero si en algún momento le impiden ser feliz, la acompañaré de la mano al quirófano. A pesar de que el primer paso será aceptar sus orejas, que son funcionales”.

Marta asegura que han tenido mucha suerte con el entorno de su hija, pero que sería mejor que fuera una cuestión de derechos. Foto: Sandra Vicente

Queer o no queer, esta es la cuestión

En casa de Ares se alinean, pues, con la teoría Queer, también aplicada en la escuela. Y es que Marta, que trabaja como maestra en una escuela infantil de Barcelona, considera que falta muchísima información y formación entre el profesorado. “No hay mala idea ni ganas de hacer daño, solo desconocimiento. Pero la desinformación nunca es neutra”, dice. Y, en lugar de tener que formarse por su cuenta, como han hecho decenas de maestras que se encuentran con infancias trans en las aulas, pide formación sobre pedagogía queer en las universidades. Pero, ¿qué es la pedagogía queer?

La doctora en educación y sociedad por la UAB y coordinadora del grupo de educación y género de la misma universidad, Igrid Agud, apunta que la teoría queer “ofrece una manera de repensar las bases de la cultura binaria y va más allá de reconocer cualquier identidad que no se ajuste a la norma. Nos hace ver que todo el mundo está sujeto a esta norma y que, en lugar de aceptar la diversidad, lo que hace falta es cambiar los cánones normativos”. Así, Agud considera que la escuela tendría que ser el espacio para aplicar una teoría que “acepta las existencias y acoge aquello nuevo que aparece. Las aulas no tendrían que imponer nunca maneras de ser, querer, pensar o vestirse propias del binarismo, porque si no serán un espacio más de dominación y opresión”, opina.

La teoría Queer cuestiona el binarismo y, en lugar de aceptar la diversidad como algo que se sale de la norma, propone cambiar los cánones normativos

El binarismo, la teoría imperante en la sociedad según la cual solo existen dos géneros (y, por lo tanto, niega la posibilidad de ser trans o no binario) es, según la doctora, “una fuente primaria de desigualdad. No tenemos que obviar las diferencias obvias entre hombres y mujeres, pero sí que nos tenemos que dejar de leer desde esta opresión que no reconoce otras opciones. La teoría Queer nos invita a escuchar las necesidades de cada cual y no avanzarnos ni imponer ningún estereotipo ni rol. Se trata de evitar el sufrimiento de aquellos que no encajan”. Agud explica, pues, que la teoría Queer no invita a modificar el cuerpo ni la manera de ser de nadie: “Se trata de cuestionar la sociedad, no a las personas”.

Esta teoría, filosófica y compleja, puede aplicarse en el aula a través de pequeñas “acciones disruptivas”, tal como las define el docente y activista trans, Lucas Platero. “Nos tenemos que cuestionar la normalidad y la normalización, ya sea sobre nuestro comportamiento, los contenidos o el funcionamiento escolar. El uso del humor como herramienta pedagógica, hacer una educación sexual integral o reapropiarnos de insultos o palabras extrañas nos hace cuestionarnos las relaciones de poder”, explica. Pero para llevar a cabo estas acciones, Platero asegura que hace falta más formación en el profesorado. Hace falta deconstruir a los docentes antes de deconstruir la educación para que tenga “un valor en el alumnado, los equipos docentes y la comunidad”. Pero tomar esta decisión en el aula supone “costes personales, como discriminación o acoso. Aun así, es un precio que hay que pagar, porque necesitamos transformar radicalmente la escuela, a la luz de los ataques de la ultraderecha y los colectivos TERF”, expone Platero.

¿Adoctrinamiento o adelanto?

Así pues, según las palabras de Platero y Agud, la teoría Queer iría más allá de la ya aceptada y asumida coeducación, pero otras posturas como la de Sílvia Carrasco, apuntan a que “pervierten la coeduación. El transactivismo hace que nos cuelen unos protocolos en el aula en que solo queda el deseo de identidad del alumno. Pero ¿qué es exactamente esto?”, se pregunta. Si bien, ambas teorías están de acuerdo en que hay que evitar cualquier tipo de malestar a un niño o niña que no se siente dentro de la norma y que hay que atacar toda discriminación, las posturas contrarias a la autodeterminación de género consideran que las infancias trans se explican con “procesos de desorientación enmarcados en un sistema patriarcal. Hay que abordar el machismo y aceptar a todo el mundo, pero sin modificar cuerpos ni mentes ni adoctrinar en la aula”, sentencia Carrasco.

Sobre esto, defensoras de la teoría Queer como Agud aseguran que esta no puede estar más alejada del adoctrinamiento: “No hay absolutos, sino que da pie a la proliferación de identidades. Tenemos que entender qué es adoctrinamiento, porque si no, entramos en la demagogia. La teoría Queer no impone nada, sino que lo acepta todo”, dice. Ambas partes del debate, pues, posicionadas en bandos totalmente opuestos, afirman buscar lo mismo: el bienestar de las criaturas, el respeto y el fin del patriarcado. Pero con métodos y creencias incompatibles. Unas dicen que aceptar todas las identidades nos hará más libres y abolirá las discriminaciones de género y las otras que, de este modo, se borrará a las mujeres. Este debate se da, encendido y -a menudo- virulento en redes, medios de comunicación y aulas. Pero, mientras se discute sobre su existencia y su esencia, sobre su confusión o no, sobre sus derechos y posibilidades de futuro, Ares juega en los columpios. Ajena a todo ello.

“Si desmontamos el género y deja de haber hombres y mujeres tal como nos tenemos entendidos, muchas mujeres se pueden ver anuladas. Pero mujeres continuará habiendo; de hecho, habrá más. Por eso nuestro sueño es que Ares no tenga que operarse nunca para encajar en una sociedad binaria”, explica Marta. Asegura que su hija lo ha tenido muy fácil: nadie le ha cuestionado nada ni ha sufrido agresiones físicas ni verbales por ser diferente. No como otras decenas de personas trans que sí que lo sufren. “Hemos tenido mucha suerte en la escuela y entre los amigos, pero no se trata de esto. No queremos tener suerte, queremos tener derechos”, asegura Marta, mientras mira cómo su hija dibuja con el columpio una curva que sube y baja. Hoy, Ares es feliz. Hoy, de hecho, Ares es. Y con esto, de momento, basta.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/09/13/infancias-trans-entre-la-realidad-y-el-debate/

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Inscripciones Abiertas para la Escuela Internacional sobre Feminismos

Otras Voces en Educación  

En esta oportunidad, iniciamos la inscripción de la   Escuela Internacional sobre Feminismos, desarrollada por facilitadores reconocidxs a nivel internacionaL. Esta escuela procura contribuir a valorar e incorporar sus premisas al trabajo pedagógico emancipador.

La escuela está dirigida a docentes de aula de todos los niveles de los sistemas educativos, tesistas de postgrado, investigadores, educadores y educadoras populares, público en general.

La Escuela Internacional sobre Feminismos es el sexto módulo del Curso Internacional en Pensamiento Educativo Crítico. Podrán participar en la escuela les estudiantes del Curso Internacional en Pensamiento Educativo Crítico o quienes deseen formar parte solo de este evento.

La Escuela Internacional sobre Feminismos se realizará por medios virtuales. Es promovida, organizada y acreditada por el Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE) y la Cooperativa de Educador@s e Investigador@s Populares Histórica (CEIP-H).

Las clases son desde el  27 de septiembre al 03 de octubre en el horario de las 18 a las 22 horas Venezuela, una (01) semana de lunes a viernes y, el sábado o domingo recibes asesoría de 10 minutos para elaborar una actividad final relacionada a la Escuela.

Existe la modalidad sincrónica a través de Zoom y asincrónica por si no logras conectarte alguno de los días pautados, para lo cual te dispondremos de la reposición (vídeo de la clase no asistida).

Esta Escuela tiene doble certificación: Como participante asistiendo al menos a tres (03 de los encuentros por zoom)  y Aprobado (elaborando una propuesta de contenido digital en alguna de las desarrolladas durante la Escuela).

Te dejamos el link por si quieres formalizar su inscripción y pago.

http://otrasvoceseneducacion.org/vi-escuela-internacional-sobre-feminismos

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Entrevista a la historiadora afgana Mejgan Massoumi «Nadie preguntó nunca a las mujeres afganas qué querían ellas»

Por María Landi/Francisco Claramunt/brecha.com.uy

A diez días de la caída de Kabul, Massoumi conversó con Brecha sobre la situación actual en el país, el legado de la ocupación y la resistencia al régimen fundamentalista.


Massoumi es doctora en Historia, investigadora del Afganistán moderno y graduada en la californiana Universidad de Stanford, donde hoy es docente en el programa Educación Civil, Liberal y Global. Su familia huyó de Afganistán en 1980, un año después de que tomara el poder el régimen comunista que lo gobernó hasta 1992. Su última visita al país fue en 2018, para realizar un trabajo de campo y una investigación para su tesis, según explica a Brecha.El diálogo que reproducimos a continuación transcurrió vía email.

—Desde que los talibanes se hizo con el control del país, parece que Occidente se acordó de la suerte de las mujeres afganas y entró en pánico, como si durante los 20 años de ocupación de Estados Unidos y la OTAN la situación de las mujeres y del pueblo en general en el país hubiera sido buena y próspera. ¿Cuáles son sus comentarios u observaciones sobre esta percepción?

Parte de la justificación de la «guerra contra el terror» en 2001 tenía que ver con las feministas occidentales, que creían que había que «salvar» a las mujeres afganas de la opresión de los talibanes. Es interesante, porque nadie preguntó nunca a las mujeres afganas qué querían ellas. De hecho, siguen sin preguntarles.

Los logros de los últimos 20 años para las mujeres y para muchas personas de Afganistán tienen que ver con el hecho de que ellas y ellos mismos hicieron retroceder los sistemas de opresión que pretendían controlarles, ya sea el imperialismo occidental o el terrorismo talibán. Muchas mujeres en los medios de comunicación asumieron grandes riesgos en sus carreras para ser creativas con la nueva programación, para ser periodistas que hacían preguntas difíciles a los líderes afganos e internacionales y hacerlos rendir cuentas. No creo que se pueda decir que las mujeres tuvieron la oportunidad de hacer estas cosas debido a la ocupación estadounidense. Creo que las mujeres afganas son fuertes, inteligentes y capaces de hacer cualquier cosa en este mundo, y lucharon mucho por sí mismas para ganar su derecho a participar en la vida pública y exigir su autonomía.

—¿Cuál fue la situación durante estos 20 años? ¿Hubo realmente mejoras e inversión significativas en la vida y las condiciones de las mujeres? Teniendo en cuenta los billones que invirtieron Estados Unidos y sus aliados en los sectores militar y de seguridad y en el apoyo a los señores de la guerra locales, ¿qué podría haberse hecho de otra manera?

Creo que ya hay muchas pruebas que demuestran todos los fracasos de la aventura estadounidense en Afganistán. Si mirás los informes del SIGAR (1) o los «Afghanistan Papers» publicados por The Washington Post, se pueden ver las pruebas de corrupción, la mala gestión, la falta de un plan claro de la guerra o de por qué los estadounidenses estaban allí… Todas estas cosas son pruebas de lo que salió mal.

Cuando Estados Unidos comenzó su guerra, en 2001, después de los sucesos del 11-S, su retórica −especialmente bajo el presidente Bush− era «no negociamos con terroristas» o con «quienes los albergan», y, sin embargo, en 2020 Estados Unidos se puso a elaborar un acuerdo de paz con los talibanes en Doha, Catar. Y sin la participación del Gobierno afgano. La forma en que Estados Unidos ha considerado esta guerra y su propósito fue errónea desde el principio, especialmente si se considera que el objetivo era deshacerse de los terroristas y ahora han firmado un acuerdo de paz que reinstaló a los terroristas en Afganistán.

Como dije antes, creo que las mujeres afganas han conseguido importantes avances en los últimos 20 años, pero el regreso de los talibanes amenaza con borrarlos todos. Cuando se apoderó del poder, emitió edictos amenazando con casar a las mujeres solteras y a las viudas menores de 45 años.

—¿Cree que los talibanes han cambiado en estos 20 años, en algún sentido? ¿Habrá alguna diferencia en comparación con su anterior Gobierno comenzado hace 25 años? ¿Por qué cree que su discurso ha sido casi «conciliador» en sus primeras ruedas de prensa y declaraciones?

No. Creo que todo lo que intentan mostrar de sí mismos ahora bajo una luz positiva es una fachada. Como ya mencioné, desde su toma del poder ya estaban emitiendo proclamas para controlar los cuerpos de las mujeres y obligarlas a casarse. Su violencia no cesará en el lapso de una semana y sería muy ingenuo creer que se han reformado. Los informes y videos de todo el país muestran que han atacado hogares y amenazado a cualquiera que trabajara con los estadounidenses.

También es peligroso aceptar por pragmatismo a un grupo terrorista que se hizo con el poder. Una vez que empezamos a hablar de «bueno, pero ahora están en el poder» se les da legitimidad, y no creo que un grupo terrorista deba tener legitimidad en nuestro mundo para dirigir un país. Es un crimen. El pueblo afgano no votó por los talibanes. Este grupo lleva más de 20 años aterrorizando a la gente y el pueblo afgano no olvidará sus atrocidades.

—¿Cuál es su percepción sobre el sentimiento de la mayoría de la población respecto a la vuelta de los talibanes al poder? Por supuesto, puede variar en función de las regiones, los géneros, el medio urbano o rural, etcétera, pero me pregunto cuál es su base de apoyo, más allá del miedo y el respeto natural que puede imponer una poderosa organización armada.

Los afganos y afganas se están levantando y resistiendo de diversas maneras. Reclaman su bandera nacional y los símbolos de su país y no aceptan la bandera de los talibanes. Reclaman su hermosa religión al grito de «Allahu Akbar» («Alá es más grande») y niegan así esta idea de que los talibanes pueden utilizar la religión para justificar su violencia. El islam es una religión de paz, no de violencia.

—¿Cuáles son los sentimientos y los temores de las mujeres, qué piensan de la retirada estadounidense y de la forma en que se hizo, cómo están siendo y serán afectadas sus vidas en realidad, y cuáles son las perspectivas para ellas?

Me temo que muchas personas afganas −independientemente de si son mujeres u hombres− viven una tremenda sensación de traición por parte de Estados Unidos. Creo que todo el mundo en el país quería que los estadounidenses se fueran, sin duda, pero no de esta manera. Estados Unidos utilizó el territorio afgano durante 20 años para librar una guerra contra el terrorismo y hacer que el mundo fuera «más seguro». Y, sin embargo, con esta retirada Estados Unidos no le ha dado ninguna dignidad al pueblo afgano. En el aeropuerto, se privilegia la seguridad de las vidas estadounidenses por encima de las afganas. Estados Unidos veía al pueblo de Afganistán como «aliado», pero ha tratado a esos aliados como «bajas desafortunadas» en este escenario. Que el presidente Biden sugiera que los soldados afganos eran cobardes que no querían luchar por sí mismos es negar los aproximadamente 66 mil soldados afganos que murieron en el transcurso de esta guerra. Ese número por sí solo significa sacrificio y compromiso.

—¿Qué podemos hacer en el Sur global, y en América Latina en particular, para apoyar al pueblo afgano? ¿Qué pueden y deben hacer las organizaciones feministas para comprender y apoyar realmente a las mujeres afganas de forma positiva y constructiva?

¡Por favor, no reconozcan ni apoyen al Gobierno talibán! Presionen a cualquier gobierno que apoye a los talibanes para que dejen de hacerlo y para que no lo financie. A menos que apoyen el terrorismo, no deberían permitir que esto le ocurra a un país que ha soportado más de 40 años de guerra. Por favor, incidan para que Afganistán sea libre, y para que el propio pueblo afgano decida quiénes deben ser sus dirigentes. Esto no debería ser una decisión de los imperialistas o de los terroristas talibanes. El pueblo afgano debería decidir por sí mismo.

—¿Qué más le gustaría decir o señalar sobre la situación actual que no haya sido destacado lo suficiente en los análisis occidentales?

Creo que la gente no comprende realmente el importante lugar que ocupa Afganistán en este mundo. Aparte de ser utilizado como lugar de guerra, para mí Afganistán es un lugar de paz, de imaginación, de experimentación y, sobre todo, de amor. Pero si seguimos pensando en Afganistán solo como un lugar de víctimas y horror, estaremos ciegas a todo el amor que ofrece al mundo y a cómo −si tiene su propia autonomía y un gobierno decidido por el pueblo− puede ser uno de los lugares más poderosos de este mundo. Me pregunto si será por eso que tantas potencias mundiales están interesadas en él…


Fuente: https://brecha.com.uy/nadie-pregunto-nunca-a-las-mujeres-afganas-que-querian-ellas/

Nota:

1). El Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) fue creado por el Congreso estadounidense con el fin de auditar los fondos destinados a esa tarea. Su misión oficial es «promover la economía y la eficacia de los programas de reconstrucción financiados por Estados Unidos en Afganistán y detectar y evitar el fraude, el despilfarro y los abusos mediante la realización de auditorías, inspecciones e investigaciones independientes, objetivas y estratégicas». Significativamente, la portada de su sitio web contiene un informe titulado: «Lo que tenemos que aprender: lecciones de 20 años de reconstrucción en Afganistán»

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