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Cerca de 140,000 puestos de trabajo para jóvenes se crearon en Perú, Colombia, Chile y México

Este resultado se logró en los últimos tres años como parte del Acuerdo de Empleabilidad Juvenil de la Alianza del Pacífico. ¿De qué trata?

Como parte del Acuerdo de Empleabilidad Juvenil de la Alianza del Pacífico se logró que 70 empresas crearán 140,000 puestos de trabajo para jóvenes de Perú, Colombia, Chile y México entre 2017 y 2020, las cuales incluyen pasantías, prácticas y oportunidades laborales.

Estamos muy orgullosos que pese a la crisis que vivimos, tanto el sector público como privado hayamos podido reunirnos en este encuentro que es una plataforma de diálogo, intercambio de buenas experiencias y entrega de herramientas concretas para los jóvenes. Y además que hayamos logrado generar 140,000 oportunidades de desarrollo junto a empresas aliadas desde 2017 a la fecha”, dijo Laurent Freixe, CEO de Nestlé para las Américas, empresa que forma parte del acuerdo.

Según información entregada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al menos uno de cada seis jóvenes en el mundo está sin trabajo debido a la pandemia provocada por el virus COVID-19.

En Perú, la tasa de desempleo juvenil antes de la pandemia era del 8.8%. Hoy, esta es de 24%. Asimismo, aquellos que no estudian ni trabajan (Ninis) representan el 29% de la población juvenil.

Esta información se dio a conocer durente “V Encuentro de Jóvenes de la Alianza del Pacífico”, evento contó con la participación de Ricardo Cuenca Pareja, ministro de Educación; y Javier Palacios Gallegos, ministro de Trabajo y Promoción del Empleo.

Estos estuvieron acompañados por la presencia de las máximas autoridades de Trabajo y Educación de Colombia, México y Chile.

Ellos debatieron sobre el enfoque del evento: «Jóvenes, empleabilidad y el impacto de la pandemia».

También se profundizó sobre el modelo de alternancia en formación, como la educación dual, que compatibiliza lo aprendido en la sala de clases con la práctica presencial en las empresas, como una variante que toma relevancia en el actual contexto.

Fuente: https://gestion.pe/economia/cerca-de-140000-puestos-de-trabajo-para-jovenes-se-crearon-en-peru-colombia-chile-y-mexico-noticia/

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Formación en tiempos de crisis

Por: ABC

Fernando Nistal González, coordinador del Título de Experto en Liderazgo y Compromiso Cívico CEU, rompe en este artículo una lanza a favor de los jóvenes.

No cabe duda de que llevamos un 2020 curioso. El escenario pandémico que nos ha tocado vivir continúa generando dificultades y mucha incertidumbre, pero también un sentimiento de esperanza: sabemos que esta excepcional situación pasará y volveremos a nuestra vida de siempre.

En este contexto de crisis generalizada (política, económica, sanitaria, moral) y de ausencia de referentes éticos, muchos padres sugieren a sus hijos un modo de «protegerles» de este titubeante periodo, proponiéndoles nuevas expectativas a través de un valor seguro: la formación. Esta protección filial, que debería ir acompañada de un sincero sentimiento de confianza en el primogénito, no suele aflorar de manera espontánea en los padres. «Qué sabrás tú» o «yo tengo más experiencia» son expresiones habituales que no siempre reciben con agrado nuestros hijos. Y con razón.

Es en este punto donde me gustaría romper una lanza a favor de nuestros jóvenes, los cuales no viven ajenos a la decadente realidad que nos rodea y manifiestan su interés por sentirse partícipes en la construcción de un mundo mejor. Son ellos, y no los padres, los que demandan muchas veces una formación complementaria más allá de lo puramente técnico o especializado. Son ellos los que ansían tener una base del conocimiento que les acerque a la Verdad, que les enseñe a pensar y a interpretar las claves de la sociedad contemporánea.

Por eso, ante la abundancia de referentes superficiales y cortoplacistas, apostemos por formar a nuestros líderes del mañana. Solo mediante la formación de personas virtuosas y libres lograremos revertir la actual crisis de valores, un modelo de sociedad utilitarista que se olvida cada vez más del verdadero destino del Hombre en el mundo.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-formacion-tiempos-crisis-202009200108_noticia.html

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Marina Marroquí: “Los adolescentes están construyendo su deseo sexual en base a la pornografía”

El diario de la educación / Por Ana Lázaro verde / 10-11-2020

  • Marina Marroquí lleva años haciendo talleres en institutos para contar su historia e intentar ofrecer altarnativas a la violencia de género y sexual que ella sufrió y que intenta atajar entre las adolescentes. Hablamos con ellas de lo que encuentra en los centros de secundaria en los últimos años, de cómo la pornografía y la violencia han encontrado cómo colarse en la vida de miles de chicas y chicos.

Marina Marroquí fue maltratada por su pareja de los 15 a los 19 años. A cuatro años de palizas, humillaciones, amenazas y abusos, siguieron otros siete de silencio. Ahora, esta educadora social relata su historia en institutos y colegios, donde imparte talleres sobre violencia de género y sexual para evitar que otras adolescentes vivan el mismo calvario. “Cuando cuento mi historia, veo cómo las caras empiezan a palidecer porque hay muy pocas mujeres que explicamos cómo fue ese infierno”, asegura. Su mantra: educar en la igualdad. “Nunca alcanzaremos la igualdad real si educamos a chicos y chicas de manera diferente. Es absurdo. Necesitamos educarlos igual para que sean personas iguales”, sentencia.

¿Qué te encuentras cuando llegas a un instituto e impartes uno de tus talleres?

La realidad es abrumadora. El aumento de las violencias sexuales que me he encontrado en los últimos años en adolescentes es disparatada. Sobre todo, la falta de detección de las coacciones sexuales, de los abusos, incluso de violaciones explícitas. Hay una falta de conocimiento brutal y no son capaces de identificar esos abusos. Una de las preguntas que más me han hecho es: “¿Cómo te puede violar si es tu novio?”. Es cierto que hay mucha más visibilidad a partir de las olas del “Me too” y del “Hermana, yo sí te creo”. El caso de “la manada” fue un antes y un después. Pero al no ir enlazado con una educación afectivo-sexual real adaptada a las necesidades de la adolescencia, el mensaje que ha calado no es tanto “solo sí es sí”, que es lo que pretendíamos, sino que “solo es violación si cinco tíos te meten en un portal”. Imagínate, si esa es la etiqueta de violación o abuso, todo lo que no identifican como tal y que sufren diariamente desde edades muy tempranas. Hasta en los programas de Primaria me encuentro niñas que ya reciben contenido inapropiado a través de redes. Les envían fotos de una brutalidad total. A los 12 o 13 años, ellas ya están acostumbradas a recibirlas. Y no lo identifican como ningún tipo de abuso. No avisan a nadie.

Una de las grandes preocupaciones actuales es el consumo temprano de pornografía. Según un informe reciente de Save the Children, siete de cada diez adolescentes ven estos contenidos. ¿Qué riesgos conlleva esto en sus relaciones? ¿Puede disparar la violencia contra las mujeres?

Me encuentro un consumo de pornografía totalmente generalizado en los chicos a partir de los 12 años. A los 10 años tienen un consumo bastante habitual y a los 12 años es diario. ¿Cuál es el problema? Que ellos están haciendo lo que les toca en esa etapa, pero ni el sistema educativo ni las familias nos hemos puesto al día con las herramientas de educación afectivo-sexual adaptadas a este tiempo. Ellos construyen su deseo sexual a través de una violencia extrema. Ven violaciones sistematizadas, en grupo, agresiones sexuales… Y me encuentro varios peligros. El primero, un aumento de los problemas de disfunción eréctil en jóvenes, cuando no hay ningún problema físico. Muchos chavales me dicen: “Te prometo que no soy un violador ni un maltratador, yo soy buena persona, pero si no la cojo del cuello o no la pongo a cuatro patas y le tiro del pelo, no tengo una erección”. El problema es que la educación afectivo-sexual tiene un proceso que, hasta esta generación, se había hecho de forma lineal: a los nueve años te gustaba un chico, le sonreías, le dabas la mano; a los 12 le dabas un beso, a los 14, un morreo, y a los 16 te acostabas con él. Ahora, antes de dar por primera vez la mano a alguien, ya han visto mil violaciones. Otro de los peligros: que ellas también consumen esa pornografía para ver cuál es su papel y normalizan el sexo basado en la violencia. Eso supone la imposibilidad por parte de las víctimas de identificar esa violencia. Y hay otro problema del que tampoco se habla: el aumento alarmante del abuso sexual entre menores. Como a los diez años ven pornografía, empiezan a querer llevar a la realidad lo que ven en las películas. Y normalizan y construyen el juego abusando sexualmente de una menor, con las secuelas que eso conlleva. El abuso sexual en la infancia es un agujero negro que seguimos sin ver.

Por una parte, está la pornografía. Y en la otra cara de la moneda está el amor romántico. ¿Qué riesgos conlleva y cómo se puede “deconstruir”?

La pornografía genera agresores y el amor romántico genera víctimas. Es así de cruel. Yo tenía 15 años y mi maltratador tenía 20. Y me sigo encontrando que mola que te recojan en coche del instituto. Yo creía que era normal que un chico de 20 años se fijara en mí. Pero cuando echas la vista atrás, te preguntas ¿por qué un tío de 20 querría estar con una niña de 15? No puede entrar a discotecas, no puede viajar, no trabaja… Pues porque la única versión que tiene esa niña sobre el amor son las películas y las canciones que ha escuchado. Es muy fácil construir un amor romántico, que es un maltrato velado porque nos enseña a querer en base al sufrimiento. Y se deconstruye, primero, ridiculizándolo. Y, después, desmontando los falsos mitos. Por ejemplo, a las mujeres se nos enseña siempre a perdonar, pero no nos enseñan que hay un límite, que hay cosas que no se pueden perdonar nunca. Es muy difícil desterrar ese “aunque sufras, aunque duela, serás feliz”, que es como terminan todas las películas: la mujer sufre y sufre, y en el último minuto te dicen que va a ser feliz. Dar esa vuelta es muy importante y es también una responsabilidad cultural. Siempre hablamos de escuela y familia, pero tiene mucho más poder educativo e influencia directa el cantante, el actor, el youtuber o el influencer de turno. Cuando pongo música en mis talleres para ver todo esto, no hace falta que ponga reguetón: pongo Marc Anthony, Vanessa Martín, Malú… ¿Cuántas canciones ligan el amor al sufrimiento? ¿Cuántas canciones cantadas por mujeres tienen un tema diferente al amor? ¿Las mujeres no leemos, no viajamos, no hacemos nada más que enamorarnos? Y en muchas ocasiones son escritas y cantadas por mujeres. La sociedad cambiará cuando la cultura cambie.

¿Hasta qué punto las redes sociales multiplican los efectos de la violencia machista?

Más del 80 % de las chavalas con las que trabajo reciben cinco o seis ‘fotopollas’ semanales a partir de los 12 años. Y mensajes de depredadores pederastas que con las redes han encontrado un amparo absoluto. Es un foco brutal. El adolescente sigue utilizando las redes, pero ni el sistema policial ni el sistema judicial se están adaptando. Hay alguien que sí ha dado un paso al frente: la Agencia de Protección de Datos, que ha abierto un canal para denunciar cuando se suben contenidos inapropiados sin permiso. Y esto es importante. Es algo pionero que puede ayudar a muchísimas mujeres. Hemos vivido suicidios por ese tipo de informaciones. El ciberbullying es un tormento para muchas adolescentes.

Se incide en la necesidad de que haya un control sobre las redes sociales y el uso de Internet de los menores, pero ¿qué más se puede hacer para evitar consumos inapropiados?

Querer llevar a la adolescencia al siglo XX es un error garrafal. No se puede parar, pero sí se puede preparar. Y ese es el gran fallo. No estamos preparando, no tenemos una asignatura que trabaje los valores necesarios para erradicar no solo la violencia de género, sino la violencia sexual, el bullying, la violencia intrafamiliar, el abuso infantil… Necesitamos una asignatura, desde la infancia a la universidad, que pueda abordar estos temas. En cuanto a las familias, somos una generación bisagra. En nuestra casa, estos temas eran tabú y nuestros padres hicieron un esfuerzo para darnos un preservativo. Pero, desde entonces, todo ha ido demasiado rápido. Esta es la primera generación en la que, mayoritariamente, son los hijos e hijas los que enseñan las tecnologías a sus padres. Y eso desorienta muchísimo. Necesitamos formación para las familias, que tengan pautas y herramientas para poder comunicarse en temas delicados y necesarios. Y, sobre todo, necesitamos esa complicidad y confianza que permita que no se produzcan las cifras que la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer dio hace un mes: que una de cada cuatro mujeres que sufre violencia sexual no se lo cuenta a nadie. Y casi la mitad de las que sufren acoso, tampoco. Vivir con violaciones en tu cerebro, que lo he vivido, y tener que salir y sonreír a todo el mundo porque nadie se puede enterar del infierno que estás sufriendo es algo que no nos podemos permitir como sociedad. Necesitamos la educación para eso.

¿Y formación para docentes?

Este país luchará contra estas violencias machistas cuando los docentes salgan de la universidad con una preparación mínima en violencia de género. ¿Cuánto tiempo llevan los equipos psicopedagógicos en los centros? Sin embargo, no se contempla que haya un gabinete de educadores sociales trabajando la problemática de la violencia. Y cuando miras las cifras, son cientos de chicas las que la sufren en cada instituto. No estamos hablando de un caso puntual. Y no hay instituto libre de esta problemática. Se creó la figura del ‘coordinador de igualdad’. Y, en el mejor de los casos, me encuentro a docentes feministas que aprovechan esos espacios para hacer actividades y campañas de sensibilización puntual. Y, en otros muchos casos, profesores que lo hacen porque liberan dos o tres horas de docencia. Ya no sin ninguna formación, sino sin ningún interés. No puede ser que esto recaiga en la voluntad individual y en una formación externa sufragada por las mismas docentes. Porque si caes en un instituto con tres o cuatro profesoras que se coordinan y hacen cosas increíbles, tienes una suerte fantástica. Pero ¿y si no? En la adolescencia, la violencia de género y sexual hay que trabajarla de manera coordinada. Por eso requiere de proyectos y protocolos muy diferentes a los que se han hecho hasta ahora, en los que la escuela, la familia y el grupo de amigas trabajen coordinados para poder sacar a la víctima.

Y esos protocolos tienen que venir desde las instituciones públicas, claro.

Sí. Los institutos no pueden contratar a tres personas en un gabinete de prevención de violencias en las aulas. Son las instituciones las que tienen que dar ese paso para que se obligue y se instaure dentro del centro. Lo que me encuentro también es que la familia y las amigas son las primeras en identificar los casos de violencia. ¿Y a dónde van? ¿Qué organismo hay que pueda escucharles y darles pautas? Eso lo podría hacer un equipo profesional dentro de las aulas. Todo puede partir de ahí para que sea un nexo entre instituciones, asociaciones, policía… Porque lo bueno del instituto es que es un oasis. Y la detección precoz pasa por los institutos. Eso es prioritario.

Ese “oasis” desapareció durante unos meses la pasada primavera, cuando las clases se suspendieron a raíz de la COVID-19. ¿Cómo ha afectado la pandemia a las víctimas de violencia machista?

En lo que a violencia de género se refiere, la COVID-19 tiene su cara y su cruz. Por ejemplo, en la adolescencia puede haber aportado algo positivo porque la víctima no suele convivir con el maltratador, no tiene acceso a él salvo por redes y es más difícil caer. Además, aumenta mucho el contacto de la víctima con la familia, por lo que es una etapa muy importante para que ella sea consciente de la situación y rompa esa relación. En la adolescencia, bien dirigida, puede ser muy positiva esta situación. La cruz está en la cantidad de mujeres que han cerrado la puerta de su casa y se han quedado encerradas con su maltratador dentro. Y eso es el infierno.

¿Cuán necesaria es la educación afectivo-sexual para prevenir y parar la violencia de género?

Es urgente. El feminismo ha luchado por la libertad y el deseo sexual de las mujeres, y lo que está consiguiendo la pornografía es todo lo contrario: que desde las primeras relaciones sexuales esté ahí esa coacción, esa urgencia del “hay que hacerlo” o esa falsa libertad de “con cuantos más chicos me acueste, más empoderada estoy”. Me sigo encontrando chicas que no saben masturbarse, pero sí hacer felaciones como en la mejor película porno. La adolescencia está en una situación muy preocupante y de mucha desventaja. Primero, por las herramientas y el acceso que tienen, junto a la falta de formación para gestionar eso. Y luego, cómo la sociedad está culpabilizándola de todos los males. Ellos no tienen la culpa de lo que hacen, porque en otras generaciones estaba el mismo deseo sexual, pero veían la portada de Interviú cuando se despistaba el quiosquero y ya está, no tenían más acceso. Ahora lo tienen, pero se ha adelantado la información a cómo usarla. Tu hijo ve Fast & Furious y tú le explicas doscientas veces que así no se conduce en la carretera, pero ve pornografía y nadie le dice que eso es ficción. Les estamos culpando directamente y eso es injusto.

La violencia física es lo que hace saltar la alarma en muchos casos de violencia de género, pero ¿qué ocurre con la psicológica? ¿Son conscientes las adolescentes de esa violencia?

Yo lo pongo sobre la mesa y, además, dándole el valor que merece. A mí me han dado muchas palizas y, al día siguiente, ya no me duelen. Lo que hace que una víctima desarrolle secuelas graves y arrastre tanto sufrimiento es, sobre todo, la violencia psicológica y sexual. Y eso es a lo que menos peso damos. La víctima ni siquiera suele ser consciente de la violencia sexual hasta muchos años después. Una chica lo contó muy bien después de un taller. Me dijo: “Es que no me viola, es que me autoviolo”. Porque, al final, en estas relaciones, el sexo se convierte en la única estrategia que tienes para tener a tu pareja tranquila, para tener la fiesta en paz. Porque si le dices “no” pueden pasar dos cosas: que lo haga igual haciéndote daño o que se vaya diciendo que eres una frígida, que se va de putas y que no vales para nada. Entonces, al final creas estrategias para sobrevivir dentro de esa relación y te das cuenta de que lo mejor que puedes hacer es quedarte quieta y que pase pronto. Muchas chicas a partir de 13 años me dicen: “Marina, no seas exagerada. Si él está todo motivado y tiene ganas, ¿a mí qué me cuesta? Pues me quedo quieta y ya está”.

¿Cuál es la reacción de los chicos al escuchar tu historia?

La respuesta de los chicos es de lo que más orgullosa me siento. Porque es un taller de tres horas sobre violencia de género. Con lo cual, el punto de partida es: “Otra vez vienen aquí a hablarnos y a tratarnos como violadores”. Además, ese mensaje de Vox ha calado de manera muy peligrosa; en el último año he notado muchísimo la agresividad inicial en ese posicionamiento con las frases y los falsos mitos baratos que utiliza Vox. Y cuando el taller va avanzando, intento hacerles ver cómo el machismo nos educa a chicos y a chicas. Primero, ellos empiezan a ser conscientes del precio que pagan por el machismo: que tienen que ser fuertes, valientes, proteger, no pueden emocionarse… Pero el cambio más importante se produce cuando son conscientes del precio que nosotras pagamos: cuando una amiga suya cuenta que llega a casa con la llave puesta al revés por si la atacan, cuando otra dice que siempre va al borde de la acera para que no la metan en un portal, y cuando otra recuerda cómo quedó con un chico que parecía supermajo y abusó de ella. Cuando en cada taller salen diez o quince casos así, el cambio en ellos es brutal. Yo les digo que, estando en silencio, también son cómplices: viendo cómo un colega llama “puta” a su novia, no saliendo de un grupo de WhatsApp en el que se cuelgan barbaridades… Y, de repente, son ellos los que dan un paso hacia adelante y dicen: “No me voy a convertir en el lobo para el que me están educando”.

¿Qué secuelas tiene la violencia de género en una adolescente, en una niña que está en pleno proceso de maduración y crecimiento?

El precio que pagas por sufrir violencia de género en la adolescencia lo arrastras toda tu vida porque en la adolescencia construyes tu autoestima, tu personalidad, tu manera de relacionarte con otras personas, de relacionarte en pareja… Y todo eso lo construyes sobre el maltrato. Yo recuerdo salir con 19 años y ser un papel en blanco. No era absolutamente nadie, no tenía amigos, no sabía quién era, no sabía cómo podía haber aguantado tanto. Todo lo que se supone que era amor era mentira. Durante muchos años, lo que deseaba era morirme. Mis amigas volvieron a aparecer, pero yo era una chica de 19 años a la que perseguían para matar y a ellas les preocupaba que la camiseta no les conjuntara con la falda. En esos momentos, te sientes muy desubicada en el mundo. Y si no se construye bien la autoestima a partir de ahí y no se trabaja con la víctima a nivel psicosocial, puede conllevar muchos trastornos: de personalidad, con las drogas, de abocación a la prostitución… Estamos hablando de problemas muy graves. Hay una parte positiva, que es que los agresores suelen ser también jóvenes, ejercen más violencia y eso puede hacer que la víctima salga, pero si no se trabaja bien y se recupera a las víctimas de manera real y eficaz, les estamos abocando a muchos problemas.

Educar contra la violencia de género es educar desde una perspectiva feminista. En los centros educativos vemos que todavía son los niños los que mayoritariamente ocupan el espacio en el patio. ¿Qué puede hacer la escuela para erradicar estas desigualdades?

El patio del colegio es la representación más clara del lugar que ocupamos las mujeres en la sociedad. El 80 % está ocupado por las pistas de baloncesto y fútbol, que en la inmensa mayoría utilizan los chicos. Y las chicas, mientras, vamos buscando los huecos sin molestar. Algunos centros lo están cambiando ya, muy pocos. Son programas pilotos en los que no hay campos de futbol ni de baloncesto, sino que ese espacio se utiliza para juegos colaborativos. Es necesario reestructurar la escuela sobre esa perspectiva feminista y de igualdad, y no hablamos solo de que haya una asignatura, sino de muchas otras cosas, como modificar esos espacios y esos juegos, o romper los estereotipos sobre los deportes. Porque lo peor del estereotipo es que te impide ser tú misma. Lo peligroso de educar con estereotipos es que estás negando habilidades a tus hijos, les estás quitando oportunidades, les limitas su personalidad. Y eso me parece muy cruel.

¿Qué papel tiene la escuela en esa ruptura de estereotipos? ¿Qué ocurre con el ‘pin parental’ que defiende Vox?

La escuela es un sistema educativo, pero, sobre todo, es un sistema protector. Está concebida también para proteger a nuestros menores. Yo he sido muy perseguida y he recibido amenazas de muerte por el ‘pin parental’. Hay quien cree que tiene la libertad de hacer a sus hijos machistas y homófobos, pero no es así, no la tiene. Y al sistema educativo le toca dar un paso al frente. Porque igual que tenemos totalmente normalizado que una escuela puede avisar a servicios sociales y a las familias cuando un niño viene sin almuerzo repetidamente, tiene que haber identificadores si un niño discrimina. Es muy importante que las escuelas tengan legalmente el poder de proteger al alumnado en esas circunstancias. El odio es muy fácil de contagiar a través de frases baratas. Vivimos en una sociedad que no nos enseña a pensar y eso es carne de cañón para partidos como Vox. El peligro está en cómo está calando su mensaje, de manera muy peligrosa, en la adolescencia. Aunque también es verdad que cuando propicias con los chavales una reflexión crítica, se desmonta por sí solo.

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Hergit Llenas: Educación pre-escolar y Covid-19

Por: MiamiDiario CP/Hergit Llenas 
Algunos expertos sugieren que el virus no afecta a los niños pequeños. En consecuencia, la apertura de planteles para los pre-escolares no debería ser un problema.

La participación de los niños en edad pre-escolar ha decaído en más de un 50% desde que empezó la pandemia, según los datos generados por el Instituto Nacional de Investigación sobre Educación Temprana.

A pesar de los esfuerzos de los educadores para conectar con los estudiantes remotamente, pocas familias han podido mantenerse en contacto de manera permanente.

“Esta reducción masiva en el nivel de asistencia de los estudiantes pre-escolares ha afectado todas las familias, sin importar su edad, raza, estrato socio-económico o preparación académica”, dice el reporte. Sin embargo, los más afectados son los hijos de padres que poseen un bajo nivel educativo.

Ahora mismo es incierto el camino a seguir, pero lo que no debe faltar es que los programas pre-escolares gocen de ciertas características básicas. Por ejemplo, es importante que los padres reciban recursos para crear una guía diaria de actividades. Además, se debe contemplar un protocolo de monitoreo, a fin de atrapar a tiempo cualquier retardo en el desarrollo cognoscitivo.

Conseguir esto tiene sus retos, pues “el valor de la educación pre-escolar es difícil de replicar a través de herramientas remotas”, dijeron los autores W. Steven Barnett y Kwanghee Jung, responsables del estudio. Esta dificultad se debe a la falta de interacción social y proyectos de prácticas con las manos. “Eso es algo que tiene que ser minuciosamente considerado a la hora de tomar decisiones, tanto por parte de los padres como por parte de los funcionarios públicos”, aclararon.

Después de haber entrevistado a casi 1.000 familias, los investigadores encontraron que, a pesar de los esfuerzos para proveer apoyo académico y enviar materiales a casa para los niños, solo un poco más de la mitad de los papás dijo haber participado en video-conferencias o adoptado rutinas como leer historias en casa o crear algún tipo de actividad relativa a las ciencias, aunque fuera una vez por semana.

Algunos expertos sugieren que el virus no afecta a los niños pequeños. En consecuencia, la apertura de planteles para los pre-escolares no debería ser un problema.

“Si los números [de casos] son bajos en una comunidad, la realidad es que también serán bajan las posibilidades de infección para los niños”, dijo Gibbie Harris, la directora de Salud Pública para Mecklenburg en Carolina del Norte.

En un webinar reciente de la organización sin fines de lucro CityHealth se comentó que hay muchos programas comunitarios de educación temprana que no abrirán sus puertas. Esto no deja de ser problemático, sobre todo para las familias de escasos recursos, cuyo dominio de las herramientas digitales, así como la falta de experiencia, las hace particularmente vulnerables a la falta de igualdad imperante dentro del sistema público. Dichas desigualdades quedaron vívidamente puestas de manifiesto a raíz de la pandemia del COVID-19.

En teoría, este sería el momento ideal para reducir las disparidades en la distribución de recursos educativos, puesto que los niños negros y latinos son quienes sufren con más severidad las consecuencias de esta injusta distribución, de acuerdo a un análisis hecho por la Universidad de California, Berkeley: analysis of classroom quality across 1,610 pre-K sites in New York City.

En conclusión, y como dijera Leslie McKinily, delegada del Departamento de Educación Temprana de las escuelas públicas en Chicago: a medida que avanzan los planes de los distritos para la educación a distancia y presenciales este año escolar, la meta es que los nuevos estudiantes de kindergarten se enfoquen en las habilidades fundamentales de la alfabetización, con el propósito de apalear los daños causados por la interrupción sufrida en su año pre-escolar. De no ser así, la laguna de conocimiento podría ser fatal para el resto de su vida académica.

*Fuente: https://miamidiario.com/hergit-llenas-educacion-pre-escolar-y-covid-19/

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FSM, ¿un espacio para el debate o para coordinar planes de acción?

Por:  Aram Aharonian

Otro mundo es posible: ese fue el disparador que enamoró a quienes luchaban en contra de la injusticia y la destrucción del planeta, pero obviamente lo que se intentaba era evitar este mundo de la financiarización y el despojo mundial. El Foro Social Mundial (FSM) pasó a ser desde 2001 y por varios años un punto de encuentro de los movimientos sociales contrarios a la globalización neoliberal y se constituyó en voz alternativa a las directrices del Foro Económico Mundial de Davos.

Casi dos décadas después, algunos de los históricos fundadores convocaron a replantear objetivos y evaluar potencialidades. Pero hoy lamentamos la ausencia de varios de los pensadores críticos que le dieron fuerza al Foro, desde nuestro Eduardo Galeano, pasando por José Saramago, Samin Amin, Immanuel Wallerstein, Francois Houtart, Samuel Ruiz. Eso habla también de la falta de renovación del pensamiento crítico (o de la falta de su difusión y socialización)

«¿El Foro Social Mundial, que celebra su vigésimo aniversario en 2021, es sólo un espacio abierto o puede, debería ser, también un espacio de acción? Esta cuestión ha sido discutida durante años en su Consejo Internacional y hasta ahora no hubo posibilidad de llegar a una conclusión”, señala el manifiesto de los fundadores.

El Foro Social Mundial todavía tiene un gran potencial para darle voz y ayudar a los movimientos a poner sus alternativas en un contexto global donde los nuevos discursos y prácticas puedan converger. Es por eso que pedimos un “renovado foro social mundial”, agrega..

“Nos enfrentamos a una crisis global multidimensional; se necesita acción a nivel local, nacional y global, con una articulación adecuada entre ellos. El FSM es el marco ideal para promover esta acción. De eso se trata esta iniciativa», concluye el documento

 Desanclarse del pasado

Durante muchos años, muchos “progresistas”, anclados en el pasado, trataron de sortear las críticas a la realidad del FSM. Hace un par de años señalábamos que muchos habián tomado posturas cercanas a la máxima que dice que “en una fortaleza sitiada, la crítica es traición” (lo único fuera de debate son los principios). Las dudas siguen vigentes: continuar dentro del FSM para introducir estos debates tan necesarios o construir otra herramienta y en ambos casos, con quién.

Claro, todo ésto en plena ofensiva neocolonial y en un declive del progresismo a nivel latijoamericano y mundial, una mirada conservadora impuesta por los medios hegemónicos y las redes sociales, y el temor de algunos “organizadores” a perder a sus patrocinantes.

Estamos a la puerta del efecto de las nuevas tecnologías en la sobrevida de los trabajadores y la economía, así como las noticias falsas (fake news), la posverdad y la inteligencia artificial, lo que hace necesaria un nueva agenda, pero manejada desde el sur. Claro, de todo esto ni se hablaba en 2001 en Porto Alegre…

Señalábamos que el comité brasileño nunca quiso dejar el poder en un modelo anárquico abstracto basado quizá en la visión de las comunidades de base católicas brasileñas, sin ninguna relación con la realidad. Y el Comité Internacional, de personalidades, siguió manejado por pequeños grupos y figuras que más allá del altermundismo, representan a ONG (algunas a sueldo), cada una de ellas con líneas y propósitos tan concretos como propios, y muchas veces apenas a sí mismos.

Nueva agenda, nuevas formas

La única posibilidad de reflotarlo es para que vuelva a ser un espacio de acción (y no sólo de debate) que incida en el mundo, reviendo su carta de principios acorde a la realidad de un mundo peor que el de hace 20 años, poniéndose acuerdo sobre los temas a debatir, incluyendo el cambio climático, las migraciones, las guerras, la deuda externa, el dominio de las nuevas tecnologías, las finanzas especuladoras, la enorme desigualdad, el hambre, los modelos de desarrollo.

En el foro de San Salvador, por ejemplo, ni se habló del cambio climático. Se impusieron los temas canalizados por ONG europeas y estadounidenses, interesados en temáticas que no son urgentes ni importantes para nuestras sociedades, pero que cuentan con financiamiento para su organización.

Durante mucho años, el discurso de la horizontalidad se contradijo permanentemente con el autoritarismo y la manipulación desde las estructuras del poder del FSM), más entusiasmadas en organizar eventos (todo es eventual, no hay continuidad ni seguimiento de los temas y debates) entre convencidos, que dar la pelea por el pensamiento crítico anticapitalista.

Recordamos que cuando los movimientos políticos comenzaron a acercarse al Foro, se hizo todo lo posible para alejarlos, con la excusa de evitar la contaminación. Y nuestros presidentes progresistas no fueron bienvenidos. E incluso, recordemos, el grupo brasileño impidió que el Comité Internacional emitiera un comunicado contra el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff. Ni siquiera se defendió la democracia.

En los primeros foros, por ejemplo, el panel que se organizó sobre la Utopía demostró la necesidad del debate, de la batalla de ideas, en la guerra cultural contra el capitalismo y las fuerzas neocoloniales.

Hace unos años, las personalidades que dieron vida y prestigio al FSM coincidían en señalar la profunda crisis, como indicaban las cifras y la falta de repercusión y entusiasmo, e insistían en la necesidad de dar paso a una horizontalidad siempre inclusiva y transparente, pero aceptando que es necesaria un mínimo de organización y estructuración.

Desde el comienzo del proceso se insistió (desde los medios alternativos) en la necesidad de que se crearan instrumentos para compartir con los que no concurrían a los foros Pero el FSM fue quedando con iniciativas endogámicas: de cada Foro no llegó nada de las experiencias al resto del mundo.. Hoy los medios electrónicos hacen posible lo que hace 20 años era impensable.

El antiguo diseño del FSM es facilitador de la fragmentación, de que cada panel crea que lo más importante es su lucha y no la que dio origen al mismo, la necesidad de inventar un mundo diferente, justo, equitativo, de paz, de respeto a la naturaleza. Como decía Galeano en los setenta, mientras algunos hacen la revolución, Brigitte Bardot lucha en defensa de las ballenas azules…

En más de tres lustros, el FSM corrió los peligros como la rutinización, la oenegización, la cooptación, la burocratización, la falta de participación de movimientos reales, la dispersión, la infiltración, el copamiento. Y esta realidad lo confirma. En medio de la crisis sistémica del capitalismo, con una crisis climática, política, social, sanitaria, migratoria, alimentaria sin precedentes, se insistía en apostar a la tan mentada horizontalidad, que solo beneficia al pensamiento único y al inmovilismo.

El FSM ha perdido peso e influencia en nuestra región, quizá porque aquellos movimientos sociales que llevaron a nuestros presidentes reformistas al gobierno, desaparecieron de las calles, porque también ellos fueron cooptados (y burocratizados) para tareas del gobierno y los movimientos desmovilizados.

Hoy muchos otrora altermundistas buscan foros sobre temas que tienen interés para ONG europeas y estadounidenses y huyen de los temas acuciantes para el futuro de su propia gente, quizá para no perder la gimnasia forista… y su financiamiento.

El desafío es saber hacia dónde caminar, con quién caminar. Decía Antonio Machado que “no hay camino, se hace camino al andar”.

Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Mágister en Integración. Fundador de Telesur. Dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) y preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA).

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Estos son los mitos relacionados con los estudiantes con altas capacidades

Por: Educación 3.0

María Caballero, psicóloga experta en Neurociencia y profesora de Secundaria, cree que creencias como que los estudiantes con alta capacidad no necesitan ayuda o sacan las mejores notas tienen como consecuencia que no se detecten sus casos. Y eso, a su vez, hace que no se desarrollen programas adecuados a sus necesidades. Estos son los mitos que hay que desestimar.

La Organización Mundial de la Salud afirma que el 2,3% de la población mundial tiene altas capacidades intelectuales. Esto implica que en España, con 47 millones de habitantes, debería haber 1.081.000 personas evaluadas con alta capacidad. Sin embargo, los datos del último informe PISA (2018) asegura que el número de alumnos con alto rendimiento en nuestro país es realmente muy bajo (5%) mientras que, por el contrario, en los países con mejores puntuaciones en PISA (Singapur, Finlandia) entre el 14 y 25% se sitúa en los niveles más altos de la escala.

Parte del problema se halla en la deficiente detección inicial influida por una serie de mitos en torno a las altas capacidades. Y, es que en torno a las altas capacidades giran un buen número de mitos o ideas erróneas, más bien relacionadas con la imagen del típico genio loco que no tiene amigos y que es un poco raro. Eso, junto con su intensa personalidad, hace que su simple detección sea complicada y que en muchos casos pasen totalmente desapercibidos, sencillamente porque no les vemos. Por lo tanto, el primer paso es conocer y detectar esas ideas erróneas que pueden estar interfiriendo con la realidad. Veamos algunas de ellas:

¿Es la alta capacidad innata?

El punto de partida es nuestra herencia genética o capacidad innata, pero ésta no puede desarrollar todo su potencial sin la adecuada educación, reto y oportunidades. Nadie se convertirá en un deportista de élite o músico o bailarín, si no recibe la adecuada formación por parte de sus maestros, el apoyo de su familia, y diversas oportunidades y reto.

¿Alto cociente intelectual?

Los niños superdotados se definen exclusivamente por tener un alto cociente intelectual. Cuando la realidad es que además son diferentes en otros muchos aspectos, por ejemplo, en la forma de procesar la información, en relación a la creatividad o por tener una imaginación muy activa.

Diversidad

Existe la creencia de que son un grupo de alumnos con unas características bastante homogéneas entre sí y lo que más los define es un CI por encima de 130. Pero la diversidad es igual de alta que en cualquier grupo. Podemos encontrar desde un CI por encima de 130, hasta alumnos con un CI alrededor de 120 con algún talento especial. Sin embargo, la mayoría tiene además una alta creatividad.

Notas

“Son los que mejores notas sacan”. Tener un alto cociente intelectual no es sinónimo de ventaja y triunfo seguro, y en numerosos casos muestran un historial de fracaso repetido. De hecho, la sobredotación no siempre se refleja en las calificaciones, aunque si estamos atentos, podemos detectar otros muchos indicios que nos den pistas sobre sus capacidades.

Un ejemplo: Ana, una niña de 8 años que mucho más tarde fue evaluada con altas capacidades y que nunca destacó por sus calificaciones, un día preguntó a su padre sobre las hipotecas. Tras la explicación de éste sobre el esfuerzo que suponía pagar un dinero al banco a lo largo de muchos años, la respuesta de la niña fue todo un análisis de riesgos de futuro: ¿Y si os pasara algo, tendría yo que pagar lo que queda?

Motivados y responsables

“Son niños con una alta motivación por las tareas escolares y por hacer todo lo que el profesor pide”. No siempre es así, porque muchas veces sus intereses no tienen nada que ver con el entorno escolar, y no prestan la menor atención en clase sencillamente porque no les interesa.

una madre o una profesora ayuda a un niño a hacer la tarea - personas con altas capacidades

No necesitan ayuda

Nada más lejos de la realidad, estos niños necesitan ser guiados en su aprendizaje, de la misma manera que el resto. Tener un alto CI puede ser comparado a tener en nuestro ordenador un disco duro muy potente, pero eso no implica que los datos ya estén instalados. Es cierto que los niños con alta capacidad aprenden más rápido, pero también lo es que necesitan a una persona que los guíe en el proceso, y aunque pueden ser más autónomos, igualmente necesitan ser corregidos o premiados y que se valoren sus logros.

Socialmente inadaptados o torpes

Otro mito sobre las personas con alta capacidad es que son más propensos a los desequilibrios psicológicos. Son insociables y en definitiva inadaptados socialmente.

Pero no tienen más problemas psicológicos que el resto de la población y la probabilidad de que tengan problemas psicológicos es la misma que en el caso de una capacidad intelectual normal. De hecho, sus habilidades sociales y su vida social pueden ser tan buenas como las del resto de sus compañeros. Además, se cree que son torpes y habitualmente poco capacitados físicamente. Aunque a priori no hay ninguna razón para que los niños superdotados posean unas dificultades motoras específicas, se ha observado que algunos se han saltado alguna etapa, como por ejemplo el gateo, pudiendo acarrear una serie de problemas que se han de tener en cuenta a la hora de preparar una acción psicomotriz. Sin embargo, en general, no aparecen problemas en este sentido.

Saben que son diferentes

El niño superdotado a menudo se siente diferente, pero no sabe por qué y en muchas ocasiones no entiende lo que le pasa, pudiendo incluso llegar a tener un acusado sentido de inferioridad e incomprensión. De hecho, con frecuencia el diagnóstico supone un alivio ya que va a dar explicación a sus dificultades. Sin embargo, que el niño considere que esa cualidad sea un problema para él está más relacionado con lo que su entorno le haga saber. Es positivo que entienda que esa diferencia es una buena cualidad y que debe disfrutarla y encauzarla.

La cuestión es que cometemos una serie de errores que hacen que su identificación sea realmente uno de los problemas principales, sencillamente porque no los vemos. Por eso, eliminar los mitos en torno a las altas capacidades es el primer paso para poder detectarlas. Una vez detectados, llevar a cabo una evaluación correcta, partiendo conocimiento de su cerebro, nos ayudará a definir un perfil individual que incluya tanto fortalezas como debilidades, como paso previo al desarrollo de programas que nos permitan acompañarlos de forma eficaz en casa y en su educación.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/estudiantes-con-altas-capacidades/

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Conferencia de Francesco Tonucci: «La Escuela no puede Seguir Igual»

Por: Otras Voces en Educación 
Francesco Tonucci también conocido por el seudónimo «Frato», es un pensador, psicopedagogo y dibujante italiano. Es autor de numerosos libros sobre el papel de los niños en el ecosistema urbano y de artículos en revistas italianas y extranjeras.
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