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Mujeres marchan para evitar otra guerra civil en El Líbano

Asia/Líbano/01-12-2019/Autor(a): Armando Reyes Calderín/Fuente: www.prensa-latina.cu

Por: Armando Reyes Calderín

Centenares de mujeres, sobre todo madres, marcharon en una zona de recientes enfrentamientos para evitar que surgiera otro conflicto armado interno en El Líbano.
La manifestación se concentró en un lugar que una vez dividió el este cristiano del oeste musulmán para rechazar los tambores de la guerra que se escucharon hace unas horas entre seguidores de una y otra confesión religiosa.

‘Sentimos que, como madres, teníamos que venir a decirles a nuestros hijos que vivimos una guerra y no queremos que se repita’, expresó Isabella, de 50 años de edad, en declaraciones citadas hoy por la versión digital del periódico The Daily Star.

Del mismo modo, Suzan Abdel-Ridah, profesora de la Universidad Libanesa, aseguró que salieron a la calle para que nadie los obligue a llevarlas al pasado.

‘Esta calle era toda una barricada’, recordó, mientras señalaba carriles que estuvieron obstruidos por los grupos que chocaron en días recientes.

La manifestación femenina portaba flores blancas en expresión de paz y tolerancia.

Una mujer musulmana con velo llevaba una cruz pintada en su frente, ‘mi apariencia de hoy habla por sí misma, no somos ni lo uno ni lo otro, somos libaneses’, dijo.

Las muestras de unidad contrastaban con episodios anteriores cuando desde ambas zonas se lanzaban piedras y otros objetos, lo cual pudo ir a más a no ser por la intervención del Ejército.

Se sabe que en la localidad de Chiyah predominan los musulmanes chiitas, mientras que en la aledaña de Ain al-Rummaneh hay mayoría del partido cristiano Fuerzas Libanesas.

Wissam, propietario de un supermercado de 34 años de edad, aseguró que la rivalidad de los dos bandos continúa presente desde la guerra civil de 1975-1990.

Empero, apuntó, ‘no queremos permanecer atrapados en esa mentalidad de guerra, muerte y sangre, queremos vivir, y es nuestro derecho vivir’.

Musulmanes y cristianos estaremos juntos hasta la muerte, nadie puede interponerse entre nosotros, según Mohammad Ghaddar, de 22 años de edad, y residente en Chiyah.

Del otro lado, en Ain al-Rummaneh, Simon Jawwous, actor (24) refrendó lo dicho por Ghaddar, ‘nuestra generación está viviendo la convivencia? todavía hay sensibilidades heridas, pero tal vez con la marcha de madres de hoy comiencen a desaparecer’, subrayó.

Jawwous confesó que junto a otros centenares combatió con bastones y piedras en la anterior jornada, pero ahora con más calma analiza que el problema no era entre cristianos y chiitas, más bien entre partidos.

Un intento, afirmó, de descarrilar el levantamiento popular sin precedentes que cubrió y cubre al país desde el 17 de octubre último.

‘Somos una generación que repudia la guerra. No quiero ser como mi papá que, a los 16 años de edad, estaba luchando contra personas que no conocía’, acotó.

Rima Majed, profesora de sociología en la Universidad Americana de Beirut, denunció que los políticos acudieron a la retórica de la convivencia sectaria para eludir la profunda división de clases existente.

‘Es importante para nosotros que en esta coyuntura crítica de nuestra historia no caer en la trampa de la división sectaria’, apostilló.

Lo clave es seguir luchando contra la división de clase y luego será contra el sistema sectario, concluyó.
Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=324241&SEO=mujeres-marchan-para-evitar-otra-guerra-civil-en-el-libano
Imagen: jorono en Pixabay
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La educación en los campamentos de refugiados saharauis

África/25 Octubre 2019/ Ecsaharaui-Redacción Lehbib Abdelhay y Mariam Moulud/ ECS

Con la colonización española al Sáhara Occidental, la dinámica de la cultura saharaui cambió al mismo tiempo que cambiaron los roles tradicionales desempeñados por los hombres y mujeres saharauis. Después del descubrimiento de minerales en la tierra, muchos hombres trabajaban para el gobierno español en las minas de fosfato y otros entraban al servicio militar de la colonia. Aunque antes del colonialismo, la cultura literaria era más bien oral, sin embargo eran distinguidos en música y poesía. No obstante, después de un año de dominio español en el que tuvieron que adoptar nueva lengua y nuevas costumbres, los saharauis eran considerados de los más analfabetos de la región del Norte de África.

Siguiendo el ejemplo de sus países vecinos, quienes luchaban en contra del colonialismo, un grupo de jóvenes estudiantes formaron un movimiento de liberación que se ha conocido como el Frente Polisario, cuyo objetivo era conseguir la independencia del Sáhara Occidental y recuperar la cultura e identidad saharauis en los que la mujer era el centro de la sociedad. Y para ello, necesitaban la implicación directa de las mujeres. Entonces empezaron a combatir.

Por entonces, España había prometido al pueblo saharaui su independencia. Sin embargo, Marruecos y Mauritania reclamaban el territorio y tras el Acuerdo Tripartito de Madrid de aquel fatídico 14 de noviembre de 1975, firmado a espaldas del pueblo saharaui, el Sáhara Occidental fue invadida por Marruecos por el norte y Mauritania por el sur.

Ante la crueldad de la guerra, la mayoría de la población civil huyó a la parte suroccidental de Argelia donde se asentaron los campamentos de refugiados saharauis. La otra parte de la población quedó atrapada por la guerra. Mientras tanto, el recién formado Frente Polisario luchaba a doble bando contra Marruecos por un lado y Mauritania por otro. Entonces, las mujeres no dudaron en tomar las armas por primera vez en su historia y unirse a las filas del ejército del Polisario para luchar junto con sus compatriotas masculinos.

Las que se asentaron en los campamentos, tuvieron que construir con sus propias manos escuelas, centros de salud y demás administraciones públicas. A pesar de la poca base educativa, se convirtieron en médicas, enfermeras, estudiantes y profesoras. En fin, su participación fue clave en la construcción de la recién formada nación saharaui:

la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Durante estos tiempos cruciales, las mujeres recuperaron el papel que poseían antes de la invasión española, volviendo a convertirse en el pilar de la sociedad saharaui.

El Frente Polisario ha logrado conseguir una de los tasas de analfabetismo más bajas en toda África y en poco tiempo. El prestigioso británico The Guardian abordó el asunto.

Con el paso del tiempo y el conflicto bélico entre el Frente Polisario y Marruecos, las mujeres saharauis siguieron construyendo los campamentos, dándole prioridad a la educación de las generaciones siguientes. Y hoy en día, gracias a su gran labor, el pueblo saharaui puede sentirse orgulloso de haberse convertido en unos de los pueblos más educados de la región del Norte de África, con prácticamente el 100% de los niños escolarizados.

Después de 40 años en el exilio esperando una solución, las mujeres saharauis continúan siendo las protagonistas de la resistencia a la invasión marroquí en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Organizan manifestaciones, luchan por sus derechos como saharauis y se oponen diariamente a la opresión de las fuerzas de ocupación marroquí.

Mientras, en los campamentos saharauis, las mujeres ocupan cargos de liderazgo y tienen acceso a las mismas oportunidades educativas y profesionales que los hombres. Y la violencia machista es algo que no tiene cabida en la sociedad saharaui.

Las mujeres saharauis, tanto en los campamentos como en los territorios ocupados, luchan constantemente contra la ocupación y las duras condiciones de vida, sin embargo, siguen siendo una voz de esperanza y el símbolo de la liberación y la resistencia contra todo pronóstico.

Los campamentos de refugiados saharauis, albergan a más de 170,000 personas.

Aunque la vida en los campamentos de refugiados saharauis, uno de los más grandes del mundo con 170,000 habitantes, es dura, había una rica cultura de valoración a la educación que ha distinguido el Sáhara Occidental de todos los países de la región.

El Frente Polisario ha logrado conseguir una de los tasas de analfabetismo más bajas en toda África y en poco tiempo. «Estaba integrado en nuestra mente que la educación era la clave de todo», según resaltó la activista saharaui Tecber Ahmed Saleh en una entrevista con un diario australiano.

Durante cuatro décadas, la comunidad internacional no ha otorgado el derecho a la autodeterminación a la última colonia de África. Contra las armas de los militares marroquíes, la causa saharaui parece débil, contra el poder de las superpotencias parece pequeña, pero con su recurso natural más valioso, la educación y el intelecto, están construyendo las bases de un futuro Sáhara Occidental Libre. En el Sahara, añade la activista saharaui: “tratamos de hacer algo con esta vida para nosotros, pero la educación es la clave de nuestra lucha».

La tasa de analfabetismo en los campamentos saharauis baja a 0,9%

El Sáhara Occidental se convierte en el segundo país más alfabetizado del continente africano por detrás de Guinea Ecuatoria. Los expertos que trabajan sobre el terreno de las diferentes organizaciones internacionales admiran la labor de los líderes saharauis por fomentar e impulsar la educación en condiciones tan difíciles.

Los expertos de ACNUR señalan que al inicio de la invasión marroquí del Sáhara Occidental en el 1975, la tasa de alfabetización no superaba el 25% de la población. Por ello admiran la voluntad de los saharauis por aprender a pesar de las adversidades. Aunque reconocen que no es el primer caso de que un pueblo que fue expulsado de su tierra y en plena guerra, logre una proeza de este tamaño, la Autoridad Palestina ya lo logró en 2009.

La tasa de alfabetización del Sáhara Occidental es de un 96%, la cual se encuentra muy por encima de otros países como Marruecos, que cuenta con un 70,1 %, Egipto con un 66,4% o Túnez con un 77,7%.

Esto es en parte gracias a las medidas de educación impuestas por el gobierno del Sáhara Occidental, por sus acuerdos unilaterales con países como Cuba, Argelia, España entre otros (…) y sobre todo por las ayudas que proporciona a los estudiantes saharauis en las escuelas de los campamentos de refugiados (material escolar) y su deseo para seguir progresando y educando a los niños y jóvenes saharauis.

Se estima que en 2020, el analfabetismo será erradicado de la República Saharaui. Organizaciones sociales no gubernamentales elogian y admiran a los saharauis por tal logro, especialmente a los líderes que impulsaron la educación, una herramienta indispensable para crecer como persona. Además reconocen que no es muy usual en países en guerra encontrar altos índices de alfabetización.

El curso escolar comenzó la semana pasada, en concreto el día 15 de septiembre, en todos los campamentos de refugiados saharauis, un total de 40.000 alumnos iniciaron su rutina estudiantil, aquí lo detallamos: Inicia el curso escolar 2019 / 2020 en los campamentos de refugiados.

Fuente: https://www.ecsaharaui.com/2019/10/la-educacion-infantil-en-los.html

Imagen: https://scontent-mad1-1.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/72842469_3221198847906767_3616245013056323584_n.jpg?_nc_cat=111&_nc_oc=AQl-1BbcLvoNYotV

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Niños soldados, triste realidad de cada día (+Video)

Por:  Zeus Naya*/Prensa Latina 

Historias como la de Matthew, Shaida, Wafa o Abdelkarim marcan cada día al mundo del siglo XXI, con diferentes pronunciamientos en función de protegerlos, liberarlos o reincorporarlos a una vida normal, pero sin la sombra de alguna fórmula precisa para detener a los señores de las guerras.

A mí no me mandan a las misiones, me ponen a lavar ropa, recoger cosas y a vigilar. Un día estaba de guardia y vi a un hombre. Le disparé y él levantó los brazos. Lo llevé ante el comandante y este dijo que era un ladrón, así que le cortó los dedos de una mano’, cuenta en Nigeria el primero, con su gorra camuflaje a través de la cual asoman sus ojos infantiles.

La camerunesa Shaida, por su parte, con apenas 15 años califica de lo peor el amanecer en el que se vio desnuda junto a su pequeña hermana Shaida y, ante la insistencia de ellas, un jefe confesó la droga empleada para evitarles el agotamiento de ‘tanto uso’.

Actualmente un número considerable de menores son explotados como esclavos sexuales, domésticos, utilizados de mensajeros, guardaespaldas, detectores de minas, cargadores, cocineros e incluso fabricantes de bombas, forzados a casarse, robar en las entidades locales, plantar explosivos o efectuar ataques suicidas.

Muchos de estos menores fueron secuestrados; a otros, la pobreza, la inseguridad, la falta de educación, la injusticia personal o comunitaria, la presión de la sociedad o el deseo de vengarse les impulsan a unirse a grupos armados.

DIA MUNDIAL CONTRA LA UTILIZACIÃ’N DE NIÑOS SOLDADOS

Desde su sede en Londres, Reino Unido, Child Soldiers International reveló en un informe reciente que el reclutamiento de niños soldados en el mundo experimentó un aumento del 159 por ciento entre 2012 y 2017.

Según esta organización no gubernamental dedicada a prevenir el fenómeno, mientras en el primer año se contabilizaron tres mil 159 casos en 12 países, en el último se produjeron ocho mil 185 en 17. En el caso de las niñas, en 2017 se registraron 893, cuatro veces más que los 216 de 2012.

A consecuencia de su empleo en labores de apoyo, según Child Soldiers International, las pequeñas suelen quedar fuera de las estadísticas oficiales y pasan desapercibidas para las estructuras de protección, de ahí que se sospeche la cifra podría ser mayor.

Las luchas abiertas en Oriente Próximo, Somalia, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, República Centroafricana y otros lugares ‘están dejando a los pequeños cada vez más expuestos al reclutamiento’, denunció la entidad.

Por iniciativa de la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde 1998 se instauró el 12 de febrero como jornada internacional contra la utilización de niños soldados, también llamada a partir de 2002 Día de las Manos Rojas, en referencia al símbolo propuesto para denunciar esta práctica.

MÁS ALLÁ DE ESE DÍA

El afgano Abdelkarim, de 16 años, pasó un lustro en plena guerra y asegura vio cosas espantosas: ‘la explosión de un coche bomba frente a mi antigua escuela, allí varios familiares en el suelo y, tras esas muertes, busqué cada día la forma para escaparme, hasta que conseguí llegar al centro de tránsito’.

La representante especial de la ONU para la cuestión de los niños y los conflictos armados, Virginia Gamba, estima importante entender que la reintegración es un proceso y si no se hace debidamente puede convertirse en un círculo vicioso donde puede haber re-reclutamiento de menores de forma voluntaria.

Gamba advierte que ‘estos niños experimentan unos niveles de violencia tan horribles que probablemente tendrán consecuencias dramáticas, tanto físicas como psicológicas, en los adultos en los que se convertirán y es nuestra obligación mostrarles que hay esperanza (…), que pueden vivir en paz y vivir sus sueños’.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en una de sus últimas exposiciones sobre el asunto aseguró estar ‘más convencido que nunca de que la organización y los Estados miembros deben seguir dando máxima prioridad a la protección de los pequeños afectados por conflictos armados’.

Su difícil situación debe ser la causa primordial para no empezar un conflicto y para acabarlo, remarcó en 2018; mientras, el pasado Día de las Manos Rojas desde el Vaticano el Papa Francisco llamó a detener esta plaga que, dijo, involucra a cerca de 240 millones de menores en zonas de conflicto.

De acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, unos 300 mil niños soldados participan en más de 30 guerras en todo el planeta, desde Iraq, Israel/Estado de Palestina, Siria, Chad, Uganda, Yemen, Benín, Níger hasta Myanmar.

Ante tales historias, números, reclamos, los magnates de la industria guerrista debieran detenerse; sin embargo, esta realidad les sobrepasa cuando saben bien que sus políticas solo agravan el problema, causan más desastre y víctimas.

Distintos expertos abogan por propuestas de paz, piden suspender la venta de armas, instan a los medios a una información responsable y exigen control en las redes sociales para que no inciten a la violencia.

La complejidad del fenómeno requiere una acción global coordinada, planes de desarrollo para las regiones afectadas, establecer corredores humanitarios como salida del teatro de operaciones, ayudar a crear entornos protectores para los infantes, entre otras.

A la altura del siglo XXI, los menores merecen una infancia digna y propia de su edad, que todos, cada día, sean niños, no soldados.

*Periodista de la Redacción Europa de Prensa Latina

*Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=263376&SEO=ninos-soldados-triste-realidad-de-cada-dia-video

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¿Pueden evitarse las guerras?

Por: Marcelo Colussi

¿Existe algún medio que permita al ser humano librarse de la amenaza de la guerra?preguntaba angustiado Albert Einstein a Sigmund Freud en una famosa carta de 1932: ¿Por qué la guerra?, cuando arreciaba el nazismo y el odio contra los judíos en Alemania y la posibilidad de un gran conflicto internacional ya se veía en el horizonte. Pocos años más tarde estallaría la Segunda Guerra Mundial, con un saldo de 60 millones de personas muertas, y el uso (innecesario en términos bélicos) de armas atómicas por parte de Estados Unidos para dar fin al enfrentamiento (en realidad: bravuconada para mostrar quién detentaba el mayor poderío). “Todo lo que trabaja en favor del desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra”, respondía el fundador del Psicoanálisis en otra misiva igualmente famosa: ¿Por qué la guerra?

 

Sin dudas la preocupación en torno a la guerra, a su origen y a su posible evitación, acompaña al ser humano desde tiempos inmemoriales (de ahí la diplomacia, como forma civilizada de arreglar diferendos). «Si quieres la paz prepárate para la guerra», decían los romanos del Imperium. No se equivocaron. El fenómeno de la guerra es tan viejo como la humanidad, y según van las cosas nada indica que esté por terminarse en lo inmediato. La paz, parece, es aún una buena aspiración,…..pero debe seguir esperando.

 

Más allá de pacifismos varios que hacen llamamientos a la evitación de la guerra, la misma es una constante en toda la historia. Sus móviles desencadenantes pueden ser variados (elementos económicos, guerras religiosas, problemas limítrofes, diferencias ideológicas), pero siempre, en definitiva, se trata de choques en torno al ejercicio de poderes. En otros términos, aunque la cultura (o civilización) se ha desarrollado y, eventualmente, puede ser un freno a la guerra, la dinámica humana se sigue desplegando en torno al ejercicio de la violencia. ¿Quién pone las condiciones? o, si se prefiere, ¿quién manda?, es el que detenta el mayor poderío (el garrote más grande ayer, las mejores armas estratégicas hoy). La apelación a la fuerza bruta sigue siendo una constante. Nos civilizamos… solo un poco. La fuerza bruta sigue mandando.

 

La posibilidad de un órgano global que vele por la paz de todos los habitantes del planeta, más allá de una buena intención, no ha dado resultados. Dejar librada la paz a la “buena voluntad” no funciona. El mundo, ayer como hoy (la comunidad primitiva o nuestra actual aldea global) se sigue manejando en función de quién detenta la mayor cuota de poder (el garrote más grande). La Organización de Naciones Unidas, que nació para asegurar la paz mundial luego del holocausto de la Segunda Guerra Mundial, ha fracasado rotundamente, porque no dispone de la fuerza necesaria para hacer cumplir su mandato. El ejército de paz de la ONU (los Cascos Azules)… dan risa, porque no constituyen un ejército. De hecho, quienes toman las decisiones finales allí son los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia, las cinco principales potencias atómicas y, casualmente, los cinco mayores productores y vendedores de armas del mundo (¿“Astucias de la razón”? diría Hegel. ¿O patetismo descarnado?) Las declaraciones pomposas sobre la paz son pisoteadas inmisericordes una y otra vez.

 

Tomamos las armas para abrir paso a un mundo en el que ya no sean necesarios los ejércitos«, dijo el líder del movimiento zapatista en Chiapas, México, el Subcomandante Marcos, en un intento de sentar bases para un futuro distinto al actual, donde la violencia define todo finalmente (y la guerra es su expresión suprema). Pero, más allá de lo hermoso de tal formulación, un mundo sin guerras, por tanto, sin armas, sin tecnología de la muerte, un mundo que hace pensar en el ideal comunista de una comunidad planetaria de “productores libres asociados”, como dijera Marx, donde ya no fuera necesaria la fuerza coercitiva de un Estado, hoy por hoy eso no pasa de bella aspiración. O de quimera utópica.

 

II

 

En la actualidad, si bien ha terminado la Guerra Fría –escenario monstruoso que sentó las bases para una posible y real eliminación de la especie humana en su conjunto en cuestión de pocas horas– continúan en curso cantidad de procesos bélicos, suficientes para producir muerte, destrucción y dolor en millones de personas en todo el mundo. Al menos son 25 las guerras en curso: Sudán del Sur, Siria, Afganistán, Birmania, Turquía, Yemen, Somalia, República Centroafricana, República Democrática del Congo, el conflicto israelí-palestino, Nigeria, Myanmar, la guerra contra el narcotráfico en todo México, Irak, por nombrar algunas, más la posibilidad siempre latente de nuevas guerras (Irán, Norcorea, Venezuela). La lista pareciera no tener fin. ¿Brasil y Colombia declararán la guerra a Venezuela? Parecía impensable unos años atrás; hoy día, no.

 

¿Por qué la guerra? ¿Es posible evitarla? Esta pregunta viene acompañando al ser humano desde sus orígenes, con lo que se ve que el problema es particularmente arduo y no existe una solución definitiva. “Usted se asombra de que sea tan fácil incitar a los hombres a la guerra y supone que existe en los seres humanos un principio activo, un instinto de odio y de destrucción dispuesto a acoger ese tipo de estímulo. Creemos en la existencia de esa predisposición [pulsión de muerte] en el ser humano y durante estos últimos años nos hemos dedicado a estudiar sus manifestaciones”, respondía Freud en su carta a EinsteinLa historia de la humanidad, o la simple observación de nuestra realidad global actual, muestra fehacientemente que la guerra acompaña siempre al fenómeno humano. Entre Honduras y El Salvador, hasta una guerra ¡por un partido de fútbol! pudo declararse.

 

Alguien dijo mordazmente que nuestro destino como especie está marcado por la violencia, pues lo primero que hizo el primer humano al bajar de los árboles fue, nada más y nada menos, que producir una piedra afilada: ¡un arma! De ahí a los misiles intercontinentales con ojiva nuclear múltiple con capacidad de barrer una ciudad completa pareciera seguirse siempre el mismo hilo conductor. ¿Será realmente nuestro destino?

 

Se podría pensar, quizá amparándose en un pretendido darwinismo social, que esta recurrencia casi perpetua es connatural a nuestra especie, genética quizá. De hecho, el ser humano es el único espécimen animal que hace la guerra; ningún animal, por sanguinario que sea, tiene un comportamiento similar. Los grandes depredadores matan para comer, continua y vorazmente…, pero no declaran guerras. Y las peleas entre machos por territorio y por las hembras, no terminan con la muerte del rival y su sometimiento. Como toda conducta humana, también la violencia –y la guerra en tanto su expresión más descarnada– pasan por el tamiz de lo social, del proceso simbólico. La guerra no llena ninguna necesidad fisiológica: no se ataca a un enemigo para comérselo. En su dinámica hay otras causas, otras búsquedas en juego. Se vincula con el poder, que es siempre una construcción social; quizá la más humana de todas las construcciones. Ningún animal hace la guerra a partir del poder; nosotros sí.

 

A partir de esto, se ha dicho entonces que si la guerra es una «creación» humana, si su génesis anida en las «mentes», perfectamente se podría evitar. En esta línea, para pensar en la posible evitabilidad de la guerra y de la violencia cruel y gratuita, puede partirse de las conclusiones a que llegaron varios científicos sociales y Premios Nobel de la Paz congregados en Sevilla (España) en 1989 para analizar con todo el rigor del caso qué había de verdad y de mentira en relación a la violencia. El Manifiesto de Sevilla que redactaron afirma que la paz es posible, dado que la guerra no es una fatalidad biológica. La guerra es una invención social«Se puede inventar la paz, porque si nuestros antepasados inventaron la guerra, nosotros podemos inventar la paz», expresaron en el documento.

 

No puede dejar de situarse el momento en que tuvo lugar tal acontecimiento: fue contemporáneo de la desintegración del campo socialista soviético y de la caída del Muro de Berlín, cuando el mundo quedó unipolarmente establecido, con Estados Unidos a la cabeza, y la Guerra Fría llegaba a su fin. Pudo pensarse en ese momento que el conflicto (¿conflicto de clases?) terminaba. De ahí la elucubración (quizá ingenua) respecto a que se podían sentar bases para terminar con las guerras (sin la molestia de un campo socialista. Pero ¿acaso desaparecían las contradicciones sociales, más allá de la pomposa declaración de Fukuyama de haber alcanzado el “fin de la historia y de las ideologías”?)

 

Si hubiese sido cierto que con la extinción del socialismo europeo (y la conversión de China a un “socialismo de mercado”, un socialismo light para la visión occidental) terminaban las tensiones, ¿por qué el fenómeno de la guerra no decae, sino que, por el contrario, aumenta? ¿Por qué sigue en ascenso la inversión en armamentos a nivel global? (más de un billón de dólares anuales), –armas que, indefectiblemente, son usadas en contra de otros humanos, y por tanto continuamente renovadas, mejoradas, ampliadas–. ¿Por qué, pese a que en muchísimos países en estas últimas décadas han aumentado la información, la participación ciudadana en la toma de decisiones, la cultura democrática, se decide con valentía intelectual acerca de temas candentes como la eutanasia, el aborto o los matrimonios homosexuales, por qué pese a todo ese avance civilizatorio las posibilidades reales de desaparición de las guerras se ven como algo tan quimérico? Hay en todo esto una relación paradójica: de liberarse toda la energía de las armas atómicas acumuladas hoy día sobre la faz del planeta, se generaría una explosión tan monumental que su onda expansiva llegaría a la órbita de Plutón. ¡Proeza técnica!, sin dudas. Pero ello no impide que el hambre siga siendo la primera causa de muerte de la humanidad. Pareciera más importante hacer la guerra que la paz. Se invierte más en armas que en procedimientos para terminar con el hambre. ¿Nuestro ineluctable destino: la destrucción de la especie?

 

Dígase, por otro lado, que esa quimera ilusoria de un mundo “pacífico” con Washington a la cabeza en forma unipolar, duró muy poco. Con el retorno de Rusia y China al primer plano de la política internacional, quedó más que demostrado que las guerras siguen. Siria marcó el retorno de Rusia como superpotencia militar, disputándole la supremacía global a Estados Unidos de igual a igual (derrotándolo en el país medioriental). Y Venezuela, con la posibilidad de una conflagración de características impredecibles dado el total compromiso en este pretendido “patio trasero” estadounidense de las dos potencias euroasiáticas ahora intocables, Rusia y China, el espectro de una guerra total (con armamento nuclear) está más cerca que cuando la crisis de los misiles en Cuba en 1962.

 

Aunque vivimos el fin de un período especialmente bélico como fue la llamada «Guerra Fría» (una virtual Tercera Guerra Mundial), la virulencia del actual marco guerrerista es infinitamente mayor a aquél. Con el actual tablero político internacional puede decirse sin temor a equivocarse que hoy se viven días de tanta tensión como en los peores momentos de aquel enfrentamiento Este-Oeste. Quizá la marca de dicho conflicto no está dado, básicamente, por una pugna ideológica (como lo fue la Guerra Fría: pugna capitalismo-socialismo) sino por enormes intereses económicos de las actuales superpotencias, disputa por supremacías geoestratégicas. Pero, independientemente de los motivos finales, la tensión sigue estando. Y también las armas más letales, cada vez más mortíferas y eficaces. ¿Qué garantía real existe de que no se usarán? Incluso, puede haber errores fatales.

 

Si bien es cierto que, aparentemente, la humanidad ha pasado el peor momento respecto al holocausto termonuclear a cuyo borde vivió por varias décadas, la paz hoy está muy lejos de avizorarse. Nuevas y más maquiavélicas formas de violencia se van imponiendo. La guerra, la muerte, la tortura pasaron a ser «juego de niños», literalmente. Cualquier menor de edad, en cualquier parte del mundo, se ve sometido a un bombardeo mediático tan fenomenal que lo prepara para aceptar con la mayor naturalidad la cultura de la guerra y de la muerte. Sus juegos, cada vez más, se basan en esos pilares. Los íconos de la post modernidad chorrean sangre, y pasó a ser un juego en cualquier «inocente» pantalla la decapitación de alguien, su desmembramiento, el bombardeo de ciudades completas, el triunfador «bueno» que aniquila «malos» de cualquier calaña. La cultura de la militarización lo invade todo. Parece que la máxima latina sigue más que vigente: la paz se consigue con preparativos bélicos. Dicho sea de paso, la industria armamentista es el renglón más redituable a escala planetaria: unos 35.000 dólares por segundo, más que el petróleo, las comunicaciones o las drogas ilícitas. Y la mayor inteligencia creativa, paradójicamente, está puesta en este sector, el sector de la destrucción.

 

Si es cierto que las guerras se mantienen porque, en definitiva, son un buen negocio para algunos, esto debería llevarnos a preguntar: ¿es entonces esa la esencia de lo humano? ¿La primera piedra afilada del Homo habilis de dos millones y medio de años atrás, un arma, es nuestro ineluctable destino? La pulsión de autodestrucción que invocaba Freud en su «mitología» conceptual para entender la dinámica humana, la pulsión de muerte (Todestrieb), no parece nada descabellada.

 

III

 

Retomando entonces el esperanzado y optimista Manifiesto de Sevilla formulado por la UNESCO: ¿es cierto que la guerra puede desaparecer? Si no es un destino ineluctable de nuestra especie, si la clave es preparar y educar a la gente para la paz, ¿por qué cada vez hay más guerras pese a los supuestos esfuerzos por construir un mundo libre de este cáncer?

 

Es curioso: nunca antes en la historia se habían destinado tantos esfuerzos a educar para la paz, para la no-violencia; nunca antes se había legislado tan profusamente acerca de todos los aspectos vinculados a la muerte y la agresividad. Nunca antes se había intentado poner fin a los tormentos de la guerra, la violación sexual, la tortura como lo que vemos actualmente, con tratados y convenciones por doquier, con combates frontales al machismo, al racismo, a la homofobia. Pero las guerras se mantienen inalterables, violentas, crueles y brutales. La actual tecnología militar nos hace ver las hachas, las flechas o las bombardas como inocentes juegos de niños, no sólo por el poder letal de las actuales armas de destrucción masiva, sino por la criminalidad de la doctrina bélica en juego: golpear poblaciones civiles, desaparición forzada de personas, concepto de guerra sucia, grupos élites preparados como «máquinas de matar», y como un ingrediente descomunalmente importante: guerra psicológica. Es decir: como parte de la guerra, mantener embobada a las poblaciones, desinformada, anestesiada. Hay una larga lista de operaciones de psicología militar que, cada vez más, se afinan y perfeccionan, teniendo efectos más devastadores que las bombas.

 

Crecen los esfuerzos por la paz, pero también crecen las guerras. Lo cual lleva a pensar si crecen realmente esos esfuerzos preventivos, si están bien direccionados, o si quizá hay que plantear la cuestión en otros términos. Las guerras, en definitiva, se hacen a partir del ejercicio de poderes, y la defensa a muerte de la propiedad es el eje común que los aglutina. Todo indica que vale más la defensa de la propiedad privada que la de una vida humana (si mato al ladrón que me robó el teléfono celular, no soy un asesino. ¿Interesa más la propiedad privada que la vida?) La esperanza que nos queda es que si se cambian las relaciones en torno a la propiedad, podría cambiar también la civilización basada en la guerra. La cita anterior del Subcomandante Marcos va en esa línea. Por lo pronto, dato importantísimo soslayado por la academia y los medios de comunicación capitalistas: jamás un país socialista inició una guerra.

 

Para conseguir la paz (lo cual suena bastante grande por cierto, ampuloso incluso): ¿alcanza «educar para la paz«? ¿Se pueden cambiar las crudamente reales relaciones de poder apelando a una transformación moral? ¿Cómo conseguir efectivamente reducir la violencia, reinventar la solidaridad y liberar la generosidad, tal como piden las declaraciones de Naciones Unidas? Obviamente están planteados ahí enormes desafíos: está demostrado que no hay un destino genético en juego que nos lleva a la guerra como nuestro sino inexorable. Hay grupos humanos actuales, en pleno siglo XXI, aún en la fase neolítica de desarrollo, pueblos nómades sin agricultura ni ganadería, recolectores y cazadores primarios, sin concepto de propiedad privada, que no hacen la guerra. ¿Podremos llegar a imitarlos pese a toda la parafernalia técnica que desarrollamos? El comunismo, como fase superior del socialismo, sería esa comunidad. En principio, nada justificaría ahí las guerras, porque el grado civilizatorio alcanzado sería maravilloso. Pero sin pensar en utopías, la realidad actual nos muestra 25 guerras simultáneas, con desplazados, muertos, desmembrados, odio y mucho miedo.

 

La educación no termina de transformar la ética; por tanto, no es el mejor camino para transformar la realidad socioeconómica. Un persona con mucha educación formal –con todos los post grados universitarios que se quiera, maestrías y doctorados– no es necesariamente un agente de cambio; por el contrario, puede ser de lo más conservador, y por tanto defender a muerte el actual orden de cosas justificando la guerra («A veces la guerra está justificada para conseguir la paz», dijo el educado afrodescendiente Barack Obama, cuando era presidente de la principal potencia bélica del mundo al recibir el Nobel de la Paz). Las guerras, por cierto, no las deciden las poblaciones, el ciudadano común de a pie, sino unos pocos encumbrados en algún lobby de hotel lujoso, plagados de títulos universitarios.

 

Una transformación social implica básicamente cambios en las relaciones de poder. Y esto último nos lleva –círculo vicioso– a un cambio que se resiste a ser operado si no es desde una acción violenta, como han sido hasta ahora todos los cambios en las relaciones de poder habidos en la historia. «La violencia es la partera de la historia», dedujo Marx, analizando con otros términos la máxima latina. Si hay cambios posibles entonces, ¿más guerra todavía? La Revolución Francesa, paradigma primero de nuestra actual sociedad planetaria democrática y ¿civilizada?, triunfó cortando la cabeza de los monarcas. Es radicalmente cierto lo dicho por los zapatistas entonces: hoy por hoy, para conseguir un mundo futuro sin ejércitos, es necesario triunfar, imponerse sobre el mundo actual, defendido a capa y espada por las armas de la clase dominante. Y ese triunfo tendrá que apelar a la violencia revolucionaria. ¿Quién cede el poder alegremente, sin resistencia? Absolutamente nadie.

 

Hoy, desde las ciencias sociales de los poderes que marcan el ritmo global (la historia la escriben los que ganan, no olvidar), se habla insistentemente de resolución pacífica de conflictos. Acción violenta y lucha armada quieren hacerse pasar como rémoras que quedaron en la historia, como un pecado del que no hay que hablar, que cayeron junto con el muro de Berlín, y la línea en juego actualmente nos lleva a desarrollar una educación para la convivencia armónica. Lo curioso, lo fatal y tristemente curioso es que pese al Decenio para la Paz que fija la Organización de Naciones Unidas (que pasó sin pena ni gloria, y del que nadie se enteró prácticamente), estamos cada vez más inundados de guerras. Y todavía no empezaron todas las que están en lista de espera de la actual administración de Washington. Claro que… quien juega con fuego se puede terminar quemando. ¿Empezará la guerra de invasión en Venezuela? Allí hay estacionado armamento nuclear para uso del gobierno venezolano, con más potencia que los misiles de Cuba en 1962. ¿Se juega con fuego?

 

Con el «pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad» que la situación requiere, como reclamaba Gramsci, creamos firmemente y hagamos lo imposible para que ese supuesto destino ineluctable de la violencia y las guerras no se termine concretando. Hoy, con los armamentos atómicos de que se dispone (17,000 misiles nucleares), el fin de la especie humana está garantizado si se desata una gran guerra total. Venezuela, no lo dudemos, puede ser el disparador. Nadie, absolutamente nadie es una “santa paloma” (¡los humanos no somos eso!, ni la Madre Teresa lo es); pero, una vez más: nunca un país socialista inició una guerra.

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/199410

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Guerra en Yemen: Del bloqueo a la crisis humanitaria

Por:Telesur/03-04-2019

Tres años de guerra en Yemen han dejado miles de muertos y la mayor crisis humanitaria de la actualidad.

En Yemen se han instalado dos gobiernos y la intervención de una coalición internacional encabezada por Arabia Saudita, que constituyen el núcleo de tres años de guerra.

Las potencias se unen en un bloqueo para cercar a los hutíes, pero son los yemeníes quienes han pagado las consecuencias con miles de muertes, hambruna, la peor epidemia de cólera y la anulación del comercio.

¿Cómo inició la guerra en Yemen?

La guerra en Yemen tiene sus raíces en la mal llamada Primavera Árabe de 2011, cuando un levantamiento forzó al presidente del país, Ali Abdullah Saleh, a dejar el poder en manos de su vicepresidente, Abdrabbuh Mansour Hadi.

Desilusionados por la transición política, muchos yemeníes, sunitas incluidos, apoyaron a los hutíes, y a finales de 2014 y principios de 2015 los rebeldes tomaron Saná, la capital, forzando a Hadi a irse a Arabia Saudita.

El conflicto yemení escaló en marzo de 2015, cuando Arabia Saudita y otros ocho países árabes, apoyados por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, lanzaron ataques aéreos contra los hutíes con el objetivo de restaurar el gobierno de Hadi.

¿Por qué es Yemen la mayor crisis humanitaria del mundo?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay siete millones de yemeníes en hambruna y que dependen de ayuda para sobrevivir, producto de la guerra genocida. Al menos 85.000 niños menores de cinco años han muerto de hambre desde que se intensificaron los ataques contra Yemen, hace tres años.

El brote de cólera en Yemen es el peor del que se tienen registros. El brote en Haití entre 2010 y 2015, a raíz del terremoto, registró 754.373 casos de cólera, mientras que en Yemen superó en 2018 el millón de casos en tres años de guerra, según datos de la Cruz Roja.

Según cifras de la Cruz Roja, 15 millones de yemeníes no tienen acceso a agua potable y 90 por ciento depende del agua que llega en camiones cisterna. El bloqueo genera falta de combustible, y por ende, la imposibilidad de transportar agua. Por otra parte, al menos 12 de las 21 provincias yemeníes han perdido 70 por ciento de la electricidad.

¿Conflicto religioso o intervención extranjera?
Los grandes medios de comunicación han reseñado la crisis en Yemen como un conflicto religioso entre hutíes (una fracción de los chiítas) y sunitas que cuentan con la “mediación” de Arabia Saudita. Por otra parte, ocultan el ámbito político que es predominante en esta pugna: el interés por posiciones estratégicas que facilitarían a los saudíes -aliados de EE.UU.- el tránsito de petróleo y armas por África.

Yemen, por su paso respecto al mar Rojo, es un punto estratégico que de alguna manera permite el control o el paso de mercancía desde el Mar Mediterráneo hacia el Océano Índico.

Arabia Saudita es un aliado para Estados Unidos -como también lo ha sido Israel- que le permite la penetración indirecta en territorio yemení. “Claramente EE.UU. tiene un interés estratégico que es garantizar el aprovisionamiento del petróleo barato de la región para su propio mercado”, explicó Galiana.

¿Por qué Arabia Saudita mantiene un bloqueo contra Yemen?
Desde noviembre de 2016 Arabia Saudita mantiene un bloqueo aéreo, terrestre y marítimo contra Yemen, medida que ha agravado la situación humanitaria en el país árabe.

Según la coalición árabe que bombardea a Yemen desde 2015, el bloqueo busca detener el supuesto tráfico de armamento enviado a los hutíes desde Irán.

Arabia Saudita ha acusado falsamente a Teherán de apoyar logísticamente a las facciones hutíes, sin embargo, Irán rechaza las acusaciones y sostiene que no tiene implicación militar en Yemen.

Las víctimas
La cifra de muertos en Yemen, a causa de la guerra de Arabia Saudita contra esa nación, podría superar las reconocidas por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Según un informe publicado por la Comisión Europea, la cifra de víctimas mortales sería 60.000, frente a los 10.000 que mantiene la ONU en sus registros desde 2016.

De acuerdo al informe elaborado por la ONG Armed Conflict Location & Event Data Project (Acled) el dato de los muertos contribuye a redimensionar la gravedad de un conflicto del que, a menudo, se informa ofreciendo cifras mucho menores.

*Fuente: https://www.telesurtv.net/telesuragenda/yemen-guerra-crisis-humanitaria-20181220-0036.html

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Sobre bufones y tumbas

Por: Asalia Venegas

Diez mil es la cifra macabra de falsos positivos que registran la ONU

Diez mil jóvenes colombianos no podrán asistir al concierto que darán en Cúcuta sus paisanos Vives y Juanes. Fueron asesinados por las fuerzas del orden sin que los cantantes levantaran su voz, como tampoco los otros artistas que un magnate británico contrató para envolver en un canto humanitario la “opción militar” con que EEUU amenaza Venezuela.

Diez mil es la cifra macabra de falsos positivos que registran la ONU, medios independientes y publicaciones académicas. Jóvenes estudiantes, campesinos, obreros, desempleados y discapacitados reclutados para ser asesinados, disfrazados de guerrilleros y cobrados como muertos en combate.

Sobre esa tarima de cadáveres, Vives, Juanes y otros montarán su concierto por la paz de los sepulcros.

El escenario no está completo. A los 10.000 falsos positivos, se le suman los más de 400 líderes sociales asesinados y los casi 5.000 niños wayúu muertos por desnutrición en la Guajira colombiana, sin una voz, sin un clamor de sus paisanos cantores ni de sus colegas en el tétrico espectáculo de música, muertes y luces.

El show no es original. Ya lo montaron en el mismo lugar, cuando el gobierno de Colombia violó la soberanía de Ecuador y bombardeó su territorio. Ante la protesta de Venezuela, se armó un “concierto por la paz” en la frontera, por donde entran al país y reciben acogida los desplazados del narcotráfico, el paramilitarismo, las guerrillas y las fuerzas regulares de la nación que nos agrede.

El Norte de Santander es una de las regiones colombianas más azotadas por la pobreza y la violencia. Altamente dependiente de la economía de Venezuela, desde allí el imperio prepara, contra la patria de Bolívar, lo que Trump llama la “opción militar”. Opción envuelta en el celofán musical de Carlos Vives, Juanes -así paga el diablo- y otras “glorias” foráneas del canto prebélico.

A la masacre bananera en 1928 de 3.000 campesinos, allá en Aracataca, donde Gabriel García Márquez inventó o soñó Macondo, la precedieron las “parrandas colosales” con que Mr Herbert narcotizó al pueblo. Hoy, en Cúcuta, el papel de Mr Herbert lo hacen Juanes, Vives y demás bufones que le cantan a un ejército invasor sobre decenas de tumbas comunes a las que nunca llegó la más básica “ayuda humanitaria”.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/sobre-bufones-y-tumbas/

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#TBT: Reminiscencia de los derechos humanos desde el Portal Otras Voces en Educación

Por: Rose Mary Hernández Román/Otras Voces en Educación 

Ante los conflictos de guerra y de distorsión de trato inhuman, de exclusión, discriminación e injusticia, los derechos humanos  se han convertido en el norte del trato a la existencia  de la vida luego de su proclama en la ONU para el año de 1948. Muchos han sido los organismos internacionales que se han apegado a su defensa, motivando movimientos y organizaciones sociales incuestionables en la conformación de los marcos interpretativos.

La lucha por la búsqueda de un mundo con iguales oportunidades  pasa por la necesidad del reconocimiento del derecho a: la vida, igualdad y prohibición de la discriminación, igualdad entre mujeres y hombres, igualdad ante la ley, libertad de la persona, integridad y seguridad personal, educación, labor profesional con remuneración justa,  libertad de conciencia, sexualidad, salud, alimentación, afecto, a la verdad, entre otras tantas dimensiones legítimas que garanticen una vida plena.

En ese sentido, el único lenguaje que cabría la palabra globalización es en el del relacionado con la mundialización de los derechos humanos, no sólo los civiles y políticos, sino también los de carácter económico, social y cultural. A este proceso, el Portal otrasvoceseneducación.org se suma activamente, promoviendo el hecho de que progresivamente disminuyan las desigualdades sociales y se respeten las identidades culturales.

En este intento por aportar un grano de arena en este arduo proceso, este trabajo constituye una oportunidad de acercar estos planteamientos a la comunidad educativa de América Latina, del Caribe y del mundo entero. Para ello se ha buscado, por un lado, incorporar reflexiones críticas sobre los conceptos relacionados con los derechos humanos, así como dar a conocer el contexto en relación a su actual situación.

De igual manera, se ha dado espacio para mostrar los nuevos Movimientos Sociales, partiendo de su definición y configuración, como una importante vía de defensa y reivindicación de los derechos más fundamentales de los seres humanos. Es por eso que hoy ofrecemos el material y la experiencia que a lo largo de estos tres años de trabajo colectivo en OVE hemos considerado importantes bajo la temática Derechos Humanos y Movimientos Sociales, abriendo una ventana donde asomar las conciencias y adquirir un compromiso ético personal.

Derechos humanos y movimientos sociales: experiencia participativa desde Otras Voces en Educación:

OVE Año: 2016

Banco Mundial: Indicadores de derechos humanos para migrantes y sus familias  http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/32234

Mujeres y niñas refugiadas sirias son obligadas a prostituirse en Líbano http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/128272

África es cuna de la humanidad y de la injusticia http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/162539

Indonesia: Detengan la castración química http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/177059

UNICEF: Asesinan en México a 4 niños al día http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/187691

¡Y Virginia Wolf se fundió con el agua! Una reflexión literaria sobre el empoderamiento de la mujer

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/45313

4 cuentos infantiles para prevenir y detectar a tiempo el abuso sexual http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/117605 

OVE 2017

Ecuador: Aulas Hospitalarias en pro de la educación de niños en situación de enfermedad http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/194626

Pueblos indígenas, 300 millones de voces reclaman justicia http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/220075

Atilio Borón: No callar, pero para decir la verdad http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/221734

Estados Unidos: Desigualdades raciales y falta de fondos en educación preocupan a padres de niños latinos y afroamericanos http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/226463

Más de 5.000 inmigrantes fueron expulsados del estado español en 2016 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/227695

Una escuela contra la dominación http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/235105

Colombia: Más de 3.000 ex-guerrilleros terminarán su primaria http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/235940

Primer ministro de Canadá aboga por defender derechos de las niñas http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/248950 

OVE 2018

Racismo e izquierda: la clasificación de la tribu http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/254998

Gritos en el silencio: ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos! http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/267349

Matrimonio igualitario en Cuba y Colombia: mirar al pasado u olvidarlo, según convenga (Video) http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285373

Sueños y desafíos de la infancia trans http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285961

UNESCO defiende valor de la educación en lucha contra discriminación http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/290029

UNICEF: Guerras privan de educación a 104 millones de jóvenes http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/289878

Un análisis necesario de las luchas actuales del magisterio en el continente americano http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/274388

España: El movimiento feminista convoca una huelga de mujeres: “Este 8 de marzo vamos a pararlo todo” http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/265186

OVE 2019

Venezuela: Otras Voces en Educación (OVE) entrevista a Telémaco Figueroa, Coordinador de la FTUV Docente http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298789

Save The Children presenta el informe “No a la guerra contra la infancia” para alertar sobre el maltrato y asesinato infantil http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302133

Carta abierta de Noam Chomsky y 70 académicos al gobierno de Trump http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300856

Contra la intervención golpista en Venezuela por una salida democrática a la crisis http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299278 

Para finalizar, desde el portal otrasvoceseneducación.org queremos invitarte a potenciar el compromiso social  a través de la concienciación, la reflexión y el análisis de la realidad, fomentando el aumento de la participación en la vida ciudadana de la sociedad en la que vivimos. Únete a la defensa de un mundo en paz, libre de guerras, amenazas.

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