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El olvido como herramienta pedagógica de la injusticia naturalizada

La educación debe estar enfocada en una sociedad que no se construya sobre la vanagloria del victimario sobre sus víctimas. En este sentido, la filosofía, desde el punto de vista deontológico puede crear contrapuntos en la praxis política

«No hay documento de civilización que no sea 

 al mismo tiempo documento de barbarie» 

Walter Benjamin

La frase célebre que versa “quien olvida su historia está condenado a repetirla”, atribuida a Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana ha sido citada, utilizada y versada en tantos contextos y por tantos personajes que parece haberse convertido en un cliché.

Bien sabemos que la historia de nuestra humanidad cuenta en su haber con numerosísimos genocidios, pero si nos detenemos un instante en el infame siglo XX los datos son vergonzosos: el genocidio armenio (1915-1923), en el que fueron aniquilados casi dos millones de armenios bajo la responsabilidad del Imperio Otomano; el Holodomor o genocidio ucraniano (1932-1933) efectuado por Stalin, supuestamente con la excusa de erradicar los movimientos nacionalistas ucranianos, eliminó de la faz de la tierra a seis millones de personas utilizando entre sus modalidades más crueles, la hambruna; el genocidio de Ruanda (1994) nos dejó un saldo de casi un millón de víctimas fatales y al menos medio millón de violaciones sexuales hacia mujeres; la Masacre de Srebrenica (1995) en la ex Yugoslavia en el marco de la Guerra de Bosnia, en la cual se mataron a ocho mil personas de etnias bosnia-musulmanas por parte de los paramilitares denominados Escorpiones, quienes actuaron con total impunidad en un territorio declarado previamente como “zona segura” por las Naciones Unidas.

Ahora bien, tras varias convenciones internacionales se ha considerado particularmente relevante a Auschwitz como referencia para la educación de la memoria posterior, pero ¿por qué el holocausto tiene ese carácter único, singular o diferente? Como diría el espléndido pensador español Manuel Reyes Mate- uno de los pocos filósofos que no tira a Walter Benjamin de los pelos para de-construirlo sino que lo interpreta y nos lo enseña de manera magistral- es necesario explicarlo, puesto que no se trata de sostener que existen víctimas de «primera» categoría y de «segunda». La educación de-la y en-la memoria debe pretender comprender de qué se trata de un fenómeno que marca un antes y un después en nuestra historia.

El holocausto judío, simbolizado en Auschwitz, es singular porque representó un nefasto proyecto que tenía como núcleo intencional el olvido y entre sus propósitos cruciales se encontraba la pretensión de no dejar nada, ni un solo rastro de lo que el nazismo consideró «el enemigo»: exterminar al pueblo hebreo y la totalidad de su cultura milenaria. En una primera instancia, se debía efectuar el exterminio físico y material bajo la representación fáctica de la cremación y pulverización incluso de los resabios de huesos que suelen quedar (convertir en polvo todo tipo de rastro físico). En una segunda instancia, y a la sombra de las nubes del humo crematorio, complementariamente se pretendió erradicar la significación del pueblo judío y su aporte cultural a la humanidad.

El nazismo se propuso radicalmente el proyecto de una humanidad que continuara su historia “como si” la historia del pueblo precedentemente enunciado no hubiera existido jamás. Semejante atrocidad, nos dirá Reyes, no tiene una única explicación sensata, pero sí deja bastantes lecciones en el camino: ese holocausto fue singular en su perversión, pero fue, al mismo tiempo, ejemplar en su significación. Fue la primera vez, al menos que se tenga registro, que se conformó una especie de “laboratorio del mal” en el que aparecen explicadas muchas conductas, mecanismos y respuestas que en otros genocidios aparecen entre intersticios, diluidos o implícitos.

Incluso desde un punto de vista estrictamente jurídico, se tuvo que crear la figura de “crímenes contra la humanidad” para darle nombre y entidad a esto que nos daba la sensación de no haber acontecido hasta ese momento. Darle nombre, categorizar una atrocidad, es una manera racional de tipificar de alguna manera el “proyecto de olvido” mediante una figura de la jurisprudencia, puesto que hasta ese momento en el derecho penal estudiaban los crímenes individualizados, personales, intransferibles o, en general, los crímenes de guerra. En este caso puntual, la atrocidad no está destinada a una persona, sino a un pueblo completo por parte de un Estado concreto.

En nuestro castellano al concepto de humanidad podemos entenderlo en su significancia desde dos puntos de vista: por un lado significa “especie humana”, y en ese sentido el genocidio judío fue un atentado a la integridad de la especie y por el otro significa también una adjetivación positiva del proceso civilizatorio fruto de “los logros” humanos en relación a conquistas de derechos en pos de la libertad y la dignidad. Todo ello parece haber muerto en Auschwitz y no fue en detrimento solamente de los judíos, sino de la humanidad toda, puesto que perdimos la capacidad de compasión, de memoria en un proceso que al lograr muchos de sus objetivos nos dejó moralmente empobrecidos a todos los mortales y sentó bases y precedentes que aún hoy laten en varias agendas geopolíticas.

El holocausto judío se trató de la manifestación explícita, estructurada, organizada, orquestada y ejecutada abiertamente de lo que Hannah Arendt denominó el mal radical

Para acercarnos un poco más al objeto del conocimiento que aquí planteamos, es preciso señalar que el holocausto judío se trató de la manifestación explícita, estructurada, organizada, orquestada y ejecutada abiertamente de lo que Hannah Arendt denominó el “mal radical”, cuya única motivación es eliminar de la faz de la tierra todo rasgo humano de los individuos a los que se quiere aniquilar mediante un régimen que anula la espontaneidad de los sujetos para convertirlos en su obrar en simples reactores ante estímulos.

Esa conversión es posible gracias a lo que Arendt llamó “banalidad del mal”, concepto que no fue abrazado amablemente en un comienzo porque al malinterpretarlo, se lo consideró una especie de justificación racional de los crímenes nazis. Para que el mal radical instaure su maquinaria, es preciso el funcional “mal banal”, puesto que el odio como motor no alcanza, no es suficiente para adquirir la cantidad suficientes de adeptos y partidarios. Con este concepto se evidenció que la frontera entre el ciudadano común y el criminal es extremadamente fina, pues de lo contrario ¿cómo se explica que uno de los pueblos más cultos de la historia europea sea capaz de sostener y ejecutar semejante barbarie? Sí, estimados amigos lectores, lo que Arendt nos está diciendo es que en tiempos convulsos la gente común se puede tornar en herramienta servil a un régimen totalitario que mientras deja muertos en el camino, la vida civil continúa “en normalidad”, como si nada estuviese ocurriendo. En nuestros días esto se hace patente desde el poder burocrático corporativo y sistematizado en el cual no circulan balazos, pero a veces la desatención y la demora de una firma en un papel, se lleva puestas varias vidas.

Lo que Arendt nos está diciendo es que en tiempos convulsos la gente común se puede tornar en herramienta servil a un régimen totalitario que mientras deja muertos en el camino, la vida civil continúa “en normalidad”, como si nada estuviese ocurriendo.

Justamente, es la proximidad entre “lo normal” y lo “criminal” que acabamos de describir y su permanente promoción por parte de campañas mediáticas, educativas, culturales, políticas y sociales que favorecen todo tipo de beneficio en pos del abandono voluntario del pensar crítico, es lo que Reyes Mate advierte al indicarnos el peligro que representa tornarnos en “una humanidad empobrecida”, perpetuada e instaurada sutilmente incluso posteriormente y por fuera de los límites del campo de concentración de Auschwitz ¿Se entiende, ahora, por qué es tan importante educar desde los parámetros del “deber de memoria”?

El nacimiento de la figura del “deber de memoria” no es una materia optativa en la escuela, sino que se trata de una exigencia de las víctimas, que al sobrevivir a los campos clamaron una solicitud a la humanidad que podría versar: “¡esto no se puede repetir!”. Educar en este marco implica sentar bases para la constitución de una especie de antídoto contra la barbarie, a saber, la memoria como herramienta de redención de los «vencidos» que nos interpela permanentemente a no repetir las calamidades cometidas por quienes supieron sostener prolongadamente el título de «los vencedores».

En ese sentido, la educación debe estar enfocada en una sociedad que no se construya sobre la vanagloria del victimario sobre sus víctimas, y por ello es crucial la filosofía, desde el punto de vista estrictamente deontológico, puesto que una educación sustentada en la revisión de los valores que llevaron a la barbarie es capaz de sustituir y crear contrapuntos en la praxis política. Un ejemplo de ello es poner en discusión en el ámbito educativo el valor que se le asigna al progreso como fuente inagotable que resuelve todo a cualquier precio. Tal vez, una educación íntegra apuntará a generar consciencia sobre el hecho de que las condiciones de vida que tenemos no deben sacrificar de modo alguno la dignidad de nadie ni de la naturaleza en general.

¿No sería fantástico poder educar a nuestros niños y jóvenes bajo la premisa crítica que revise si el progreso está al servicio de la humanidad o si la humanidad está subsumida a él?

Fuente de la información e imagen:    https://dialektika.org

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El debate académico como herramienta pedagógica en Secundaria

Por:

Fomenta el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y el alumnado desarrolla habilidades como la oratoria o la investigación. Te contamos en qué consiste el debate académico y qué beneficios aporta.

Saber hablar en público, transmitir ideas y opiniones, escuchar a los demás, compartir posturas, rebatirlas y estar preparados para defender un cambio de opinión son algunas de las habilidades que se ponen en práctica al participar en un debate académico. Se trata de una actividad formativa que permite a los jóvenes conocer, analizar y reflexionar acerca del mundo que les rodea, lo que resultará muy beneficioso para su futuro académico, profesional y personal.

El debate en las aulas tiene una larga tradición en el mundo educativo anglosajón, pero cada vez más docentes españoles se animan a ponerla en práctica con su alumnado. Es el caso de José Enrique Celador, subdirector del Colegio Inmaculada Concepción (Madrid) y creador del club de debate en su centro. “Es una práctica que funciona muy bien en el 2º ciclo de ESO y Bachillerato, especialmente si ya se ha trabajado previamente con ellos sesiones de oratoria como iniciación a la comunicación pública y argumentativa de sus ideas”, señala.

El debate académico

El debate es en realidad una competición entre al menos dos equipos (normalmente de 4 o 5 personas) que se alternan para intervenir en las distintas fases, que duran entre tres y cinco minutos cada una: discurso, refutación 1ª, refutación 2ª y conclusión. El formato del debate puede variar dependiendo de cómo se desarrollen las fases de refutación. Pueden ser más cortas e intensas, por lo que los ponentes tendrán que ser más ágiles, o pueden tener una duración parecida al resto de las fases.

debate académico

Además, se suelen establecer los siguientes roles: introductor, refutador 1, refutador 2, ponente de la conclusión y, si fuera necesario, un secretario. Generalmente, antes de comenzar el debate se decide por sorteo la postura que cada uno de los equipos debe defender sobre un tema previamente acordado. De este modo, ambos equipos habrán tenido que preparar la defensa de los dos bandos.

Tras participar varios años con su alumnado de 4º ESO y 2º de Bachillerato en el torneo anual de debate escolar en la Comunidad de Madrid, Luis Miguel Carpio, profesor de Lengua en Secundaria y Bachillerato en el IES Las Lagunas (Rivas-Vaciamadrid) explica que, en el torneo, cada integrante del grupo interviene en una de las partes que ha preparado a conciencia con anterioridad. “En las intervenciones del discurso y la conclusión suelen intervenir alumnos que puedan memorizar y desarrollar una kinésica más convincente, mientras que en las refutaciones, el rol del alumno se acerca a una improvisación mayor”, aclara. Asimismo, recuerda: “el objetivo no es ganar o perder, es aprender a escuchar y respetar las opiniones ajenas, y tener la capacidad de contraargumentar con las opiniones propias”.

Por su parte, Celador (Colegio Inmaculada Concepción) añade que antes del día del debate “es fundamental que todos los alumnos participen en la fase de búsqueda y organización de la información para elaborar los razonamientos en equipo, los argumentos y las evidencias que se van a plantear”.

Según los docentes consultados, una vez desarrollada esa fase previa de preparación, que puede durar cuatro o cinco sesiones (en tutorías, recreos, después de clase…), dedican otras dos a la elaboración de los discursos iniciales, a esquematizar las refutaciones y a dejar perfilada la conclusión. Finalmente, se cierran estas sesiones con la puesta en práctica de los debates en el aula.

Habilidades y competencias

El debate es una herramienta pedagógica de carácter transversal que se suele emplear en el ámbito lingüístico, pero también implica que los alumnos pongan en práctica herramientas científico-técnicas, como la investigación y búsqueda de evidencias. Son muchos los beneficios que aporta a los estudiantes: “Les ayuda en diferentes ámbitos como la comunicación oral, valores de respeto, oratoria, dicción, trabajo en equipo y cooperación, investigación y organización discursiva, entre otros. Además, favorece a que el alumno se informe sobre determinado tema que es motivo de controversia moral o ética”, apunta Carpio (IES Las Lagunas).

Estudiantes investigan y preparan información antes del debate académico

De este modo, no solo permite el desarrollo personal y social y promueve la capacidad de aprender a aprender, sino que también es clave para fomentar el pensamiento crítico. Belén Sánchez participó en debates escolares durante varios cursos como alumna del Colegio Nuestra Señora de la Providencia (Pinto, Madrid). En 2013, su equipo participó en el torneo de debates de la Comunidad de Madrid y en la liga de debate preuniversitario Versus, organizado por la Universidad Nebrija. Para ella, supuso el comienzo de una reflexión personal y un despertar de inquietudes: “Cuando empecé tenía 16 años, aún no votaba, la política no me importaba pero, gracias a los debates, conocí diferentes partidos, aprendí a identificar qué valores defendían y cuáles eran los míos, para ver con cuáles estaba de acuerdo”, cuenta. En su caso, la experiencia le permitió aprender a improvisar y a moverse por el espacio siendo más consciente de su comunicación no verbal así como a recibir y hacer críticas constructivas entre sus compañeros, mejorando así su comunicación asertiva.

Otros beneficios

Al tratarse de una actividad que implica mucho trabajo en equipo, las ventajas van más allá del desarrollo académico de los jóvenes. Según Carpio, “con esta actividad los chicos estrechan lazos entre sí, ya sea con los compañeros de equipo, con otros alumnos contra los que compiten de otros centros o con los propios profesores que los forman”.

Además, la intensidad de los debates puede provocar que los participantes terminen en discusiones y enfados, por lo que es es necesario contar con herramientas de autorregulación emocional para recordar que es un ‘juego’ y no una discusión personal: “Aprendimos técnicas de relajación y de gestión emocional, lo cual fue muy útil y más siendo adolescente, que éramos auténticas bombas de emociones”, explica Sánchez.

Para Celador, el debate y la preparación del mismo tanto en el aula como en torneos es una de las mayores experiencias personales y de aprendizaje que ha vivido con los alumnos. “No sólo es una herramienta educativa excepcional para trabajar en el aula el pensamiento crítico, sino también para desarrollar la educación integral de los alumnos pues les pone en contextos y situaciones para defender sus ideas de una forma objetiva y plausible”. Además, recuerda que, con todo lo que aprenden, adquieren habilidades útiles para los trabajos del futuro, como la capacidad de trabajar en equipo o saber transmitir en contextos públicos sus ideas y conocimientos.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/debate-academico/

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Andalucía: Ajedrez, herramienta docente para mejorar la toma de decisiones y el reconocimiento de errores

Redacción. AulaDJaque, una iniciativa de la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía que tiene como finalidad dar a conocer los beneficios de la práctica y enseñanza del ajedrez en el ámbito educativo, contó el curso pasado con la participación de 106.745 alumnos y más de 6.100 docentes de 508 centros educativos sostenidos con fondos públicos.

Con AulaDJaque se implementa el ajedrez como herramienta pedagógica en el aula, de forma que sea utilizada para ayudar al desarrollo de las habilidades cognitivas y socioafectivas del alumnado.

El juego del ajedrez favorece, entre otras capacidades, la memoria, la concentración, la toma de decisiones, la reflexión, la visión espacial o el razonamiento lógico matemático.

Así mismo, desde un punto de vista emocional la práctica de este juego ayuda a reconocer los errores, a no buscar excusas, a obtener un sentido de logro y una mayor autoestima o a llevar la iniciativa cuando es preciso, y todo ello tanto dentro como fuera del tablero.

Dentro de esta estrategia educativa, se desarrollan distintas acciones en el ámbito de la cultura del juego-ciencia que favorezcan la alfabetización ajedrecística y la creación de nuevos espacios para el ajedrez escolar. Así, aulaDjaque contribuye a que los estudiantes conozcan las múltiples manifestaciones que este juego tiene en el arte, la ciencia, la literatura o la inteligencia artificial.

El programa cuenta con el asesoramiento de un grupo de profesionales expertos en ajedrez educativo y de profesorado avalado por sus buenas prácticas docentes.

Fuente de la Información: https://www.rrhhpress.com/desarrollo/46855-ajedrez-herramienta-docente-para-mejorar-la-toma-de-decisiones-y-el-reconocimiento-de-errores

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Libro: Los huertos escolares como herramienta pedagógica (PDF)

Por: Universidad de Chile 

Está disponible para su descarga el libro “Un espacio de encuentro con la naturaleza y la enseñanza: Escuela huerto, orientaciones didácticas al docente”, proyecto desarrollado en el marco del convenio colaborativo entre la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB), el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), junto a académicos de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile.

Después de un año de trabajo, se elaboró este manual  y videos de apoyo que contienen una pauta básica para implementar un huerto escolar. Considera actividades a desarrollar en diferentes asignaturas, abordando objetivos de aprendizaje y objetivos transversales establecidos por el Ministerio de Educación.

Este documento se realizó a partir de un estudio de factibilidad, que buscaba crear un modelo de huerto escolar sustentable y pedagógico que fue desarrollado en 12 establecimientos educacionales de la Región Metropolitana y la Región de O’Higgins, donde participaron más de 2000 alumnos de kínder, primer y segundo año básico.

Las autoras y editoras de este libro hacen un especial agradecimiento a Alejandro Rojas Wainer, por entregar su experiencia, cariño y apoyo en todas las etapas del proyecto.

Autoras y editoras
Nelly Bustos
Camila Corvalán
María Luisa Garmendia

Link para descargar el documento:  libro_huertos

Fuente del documento: https://inta.cl/los-huertos-escolares-como-herramienta-pedagogica/

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Argentina: La radio, una herramienta pedagógica para todos los niveles de la educación

Redacción: El Territorio

“Hacemos hincapié en la comunicación como derecho humano y no como mercancía”. Con estas palabras, María del Carmen Aguirre, coordinadora de Radio Interactiva 98.3, se refirió al espacio pensado para que todos tengan voz.
La emisora funciona desde hace cuatro años en las instalaciones del Instituto Tecnológico (Itec) N° 3 -ubicado en el barrio Fátima de Garupá- y nació con el objetivo de democratizar la palabra a través de un servicio de comunicación que permite integrar contenidos educativos, información y espacios producidos por y para la comunidad.
Por eso, sus referentes María Aguirre y el locutor Miguel Ángel Arce decidieron incorporar a estudiantes de todos los niveles y modalidades, quienes realizan sus propios programas y contenidos. Así, alrededor de 100 niños desde de nivel inicial hasta adultos de la tercera edad transitan cada semana por el estudio, compartiendo todo tipo de contenidos.
“Lo nuestro está atravesado por lo genuino y la libertad de prensa. Nuestra idea es darle voz a personas que por lo general en el sistema comercial no la tienen”, resaltó Aguirre.
En lo que respecta al sistema educativo, el proyecto funciona como una herramienta pedagógica que trasciende las paredes de la escuela y busca transformar los conocimientos adquiridos en un lenguaje radial. Por eso los contenidos, sobre todo en el caso del nivel inicial y primario, están relacionados a la currícula.

Esos locos bajitos
“Esos que se menean con nuestros gestos, echando mano a cuanto hay a su alrededor”, dice la canción del cantautor español Joan Manuel Serrat.
Es que el alboroto de un niño cuando no puede contener la alegría es la expresión humana más genuina. Cuando El Territorio llegó al lugar, los integrantes de la salita de 5 del Neni 2046 se encontraban ya listos para comenzar su participación en el programa. Con los pintorcitos de punta en blanco y la sonrisa imborrable; algunos con los auriculares puestos y otros esperando su turno para probarlos, pero todos con la ansiedad de salir al aire en la radio.
Su maestra, Adriana Baier, abrió el programa y adelantó a la audiencia que los pequeños “se habían escapado” del salón para saludar a los vecinos. Uno a uno se presentaron entre risas y un dejo de timidez, incluso algunos decidieron mandar un saludo a “Roxana”, la señora que cada mañana les prepara el desayuno en el jardín. Casi como un coro, al unísono, se despidieron de su audiencia como profesionales.
También tuvieron su participación los niños de tercer y quinto grado de la Escuela Provincial 857 ‘Sol Naciente’. Silvina Cáceres, maestra del quinto grado, expresó que “a nosotros como docentes nos ayuda mucho este proyecto porque es un soporte pedagógico, no solamente porque acá desarrollamos lo que damos en la escuela sino también ayuda a que los chicos socialicen”.
Y añadió: “Generalmente desarrollamos un tema ya dado en el grado o elegimos alguna fecha especial como por ejemplo el Día del Trabajador y hablamos acerca de eso”.
Siguiendo esta línea, reflexionó que la herramienta radial “favorece un montón porque los chicos pierden el miedo a hablar, por ejemplo cuando tienen que dar una lección oral en el grado, y ayuda a aplicar lo que aprenden”.

Arte y juventud
Cuando llegó el turno de los más grandes, los alumnos del nivel secundario del BOP 86 y el CEP 6, el estudio se tiñó de arte. Uno de los jóvenes, Alejandro Duarte, abrió el bloque a puro rap, bajo el mensaje “tiramos para arriba, para no aflojar”.
Además, las abanderadas del BOP 86, Daiana Sánchez y Brenda Dornelles, entonaron la emblemática pieza musical Posadeña Linda a capella y corazón.
El año pasado, los alumnos ganaron el primer puesto en el concurso “Un sistema Multimedia Para mi Escuela” con un spot sobre la lucha contra el bullying, tema que ellos mismos eligieron.
El grupo compuesto por ambas escuelas recordó el Día Mundial de la Libertad de Prensa que se celebró ayer y pusieron en debate el rol los medios. “La comunicación no tiene edad ni género, todos podemos tener esta hermosa experiencia. Cada programa es distinto, te da emoción”, cerró Lázaro Ortiz, del CEP 6.

Fuente: https://www.elterritorio.com.ar/la-radio-una-herramienta-pedagogica-para-todos-los-niveles-de-la-educacion-28143-et

 

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El mundo como escuela: familias que educan viajando

Por: Diana Oliver. 

Hay padres y madres para los que los viajes de larga duración son la mejor opción como herramienta pedagógica

Sonia y Antonio llevan toda una vida viajando. Porque les gusta, claro, pero también porque están convencidos de que viajar nos permite vivir de cerca realidades muy diferentes de las propias. Realidades que, dicen, les han ayudado a ser más tolerantes, pero también mucho más conscientes de lo que es realmente necesario para vivir. O lo que es lo mismo, les ha llevado a la toma de conciencia del «tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos», que defendía Tyler Durden en El club de la lucha. Tanto es así que poco antes de convertirse en padres –hace ya 14 años– dejaron sus respectivos trabajos en empresas multinacionales y se lanzaron a dar la vuelta al mundo con una mochila. Y tanto disfrutaron con sus expediciones que no se detuvieron cuando nació Candela (14), ni cuando llegó Mateo (12), e hicieron de los viajes su forma de vida: iniciaron una webserie de su experiencia en YouTube, Makuteros, e incluso dieron el salto a TVE con el programa Mi Familia en la Mochila – Family Run. Han recorrido más de 40 países y hasta han tenido tiempo para emprender un negocio familiar: Makuto Hostel, un albergue mochilero ubicado en Granada, muy similar a un modelo que habían encontrado en sus viajes pero que en 2004 aún no existía en España. “Sabíamos que no podríamos volver a la misma vida de oficina de antes porque nos sentiríamos fuera de lugar”, dice Antonio.

Una filosofía de vida muy similar llevó en 2010 a Max López y Susagna Galindo a crear Familias en ruta, una idea que empezó como un blog de viajes y que ha evolucionado hacia un proyecto de emprendimiento con el que buscan aportar información útil pero también servir de lugar de reunión para una gran comunidad de familias viajeras con gustos, procedencias e intereses de lo más dispar. “La pantalla del ordenador nos une con familias que han encontrado en Familias en Ruta la chispa que necesitaban para echarse a volar. Esto es algo que de alguna manera te genera un sentimiento de responsabilidad –en el buen sentido– y que te da calor para seguir avanzando. Uno de los mejores momentos del año es cuando podemos conversar, desvirtualizar, tocar y crear ambientes de complicidad y disfrute en nuestros encuentros y campamentos”, cuenta Max.

Susagna y Max comenzaron a viajar en familia cuando su hija tenía tres años. Lo hicieron recorriendo gran parte de Centroamérica y Ecuador. Ahora aquella niña ha cumplido 12, y tienen otro hijo de 8, pero continúan descubriendo el mundo: una parte del año la dedican a recorrer Asia (Tailandia, Malasia, Bali, Sri Lanka, Camboya e India), y otra parte instalan su campamento base en Gerona. Reconoce Max que una de las mayores dificultades que se han encontrado hasta el momento es que no existe un camino trazado y estipulado, sino que son ellos los que tienen que crear el propio, “aceptando las contradicciones, riesgos y beneficios, pros y contras de cada decisión”. Pese a ello, considera que son muchas más las ventajas que los viajes de largo recorrido, y largo tiempo, con niños les han aportado como familia. Lo contaron en 2016 junto a otras familias viajeras en el documental Familias viajeras, mirar el mundo con ojos de niño. “Muchos padres consideran que con la paternidad ya no hay opción para grandes viajes, que cuando los niños son pequeños hay que tenerlos entre algodones y que no se puede viajar a países “exóticos”, a no ser que sea con un apresurado circuito de dos semanas o parapetados en un hotel de lujo. Se puede viajar, y se puede disfrutar mucho viajando en familia”, explica Max.

El mundo como escuela

Familias como la de Max y la de Antonio sostienen que hay otras formas de aprender sobre lo que nos rodea: a través de la experiencia. Cuenta Antonio que “viajar es el método de aprendizaje más eficaz y si lo haces en familia, además lo disfrutas el doble”, pero también cree que hay que seleccionar lo que conviene estudiar en cada viaje. “Un viaje a un país desarrollado nos puede ayudar a explicar cuestiones de tecnología o ciencia a través de sus museos, su forma de vida, sus recursos… Mientras que la visita a un país en vías de desarrollo o subdesarrollado nos ayudará a explicar mejor a nuestros hijos cuestiones de humanidades y ética”.

Las estrategias empleadas por cada familia pueden variar según la edad, los recursos existentes en el destino, las preferencias de cada familia y la duración de las estancias. Cuando los hijos de Sonia y Antonio tenían 7 y 5 años recorrieron durante seis meses siete países, desde Asia a Australia. Ahora viajan sobre todo en periodo estival, pero hasta el momento han optado por combinar la fórmula del homeschooling –para el período que no ocupa las vacaciones escolares– con la escolarización: “Cuando un viaje ha coincidido con el período escolar, lo hemos hablado con el cole. Ellos nos han facilitado siempre el temario y así hemos podido convertir andenes y hoteles en aulas improvisadas. A la vuelta se les realiza una prueba de nivel por temas y, si todo está bien, continúan en su curso”.

Los hijos de Max y Susagna combinan el aprendizaje en centros internacionales de otros países cuando se encuentran en períodos de viajes de larga duración con la asistencia a una pequeña escuela pública rural en la que están matriculados en Cataluña. “Nuestros hijos son worldschoolers, lo cual creemos que es muy coherente con un mundo global”.

El mundo también es un aula para los hijos de Alyson Long. Ella y su pareja, alias Chef, llevan viajando con sus hijos más de seis años y lo cuentan en World Travel Family, un blog de viajes enfocado a ayudar a las familias que desean viajar por el mundo con niños. “Queremos que todos sepan que viajar con niños es bueno para ellos, bueno para su familia y nada difícil”, dicen en la presentación de su blog. En su caso han optado por el worldschooling sin que haya escolarización previa. “¿Por qué aprender de los libros cuando puedes aprender en la fuente? Llevamos a nuestros hijos al aprendizaje en lugar de que aprendan información de segunda mano sobre lugares, tiempos y culturas que ni siquiera pueden imaginar. La historia y la geografía están vivas, puedes tocarlas, verlas. No hay necesidad de libros. Lo mismo pasa con el arte, la música e, incluso, con la ciencia o las matemáticas”, explica Alyson.

En su caso se decidieron por esta opción porque no encontraban una escuela local que se adaptara a lo que buscaban (“El plan de estudios era demasiado limitado, no quería que mi hijo estuviera en un salón de clases todo el día y no quería que el estado criara a mi hijo”). El homeschooling era la opción más obvia, pero después vieron que los viajes aportaban mucho más que estudiar a tiempo completo en el hogar.

Comenzaron a viajar con los niños en 2013 y dice Alyson que en este tiempo han comprobado que el mundo real es un entorno de aprendizaje mucho más rico que cualquier aula: “La experiencia viajera sirve para experimentar de primera mano la diversidad, los desafíos físicos o un sinfín de formas de vida que la mayoría de las personas nunca podrían imaginar. Ha hecho que los niños sean más sabios y estén bien informados. Les ha dado confianza en sus propias habilidades y nos ha permitido conocer a mucha gente increíble a lo largo de todo el mundo. Nos ha traído posibilidades y oportunidades. Nos ha traído una nueva carrera, nuevas habilidades y avances profesionales. También nos ha permitido compartir tiempo al completo en familia y no perder ni un segundo de su infancia. Viajar nos ha traído la libertad”.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/04/29/mamas_papas/1556545738_334385.html?id_externo_rsoc=whatsapp

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Libro: «Creatividad y aprendizaje-el juego como herramienta pedagógica»

Autoras: Natalia Bernabeu Andy Goldstein

Editorial: NARCEA,S.A.DE EDICIONES MADRID

Introducción: LA EXPERIENCIA QUE HA DADO origen a este libro comenzó en Buenos Aires en el año 1975, en la Escuela de Fotografía Creativa fundada y dirigida por Andy Goldstein.

Allí, la carrera de fotógrafo profesional desarrolla un currículo que, basado en las teorías del juego y las actuales investigaciones sobre creatividad y aprendizaje, busca fomentar y entrenar las capacidades creativas de los futuros artistas. En un momento dado, allá por el año 1997, los autores de este trabajo, vimos la posibilidad de adaptar esta metodología al alumnado de la enseñanza secundaria española.

Cuando empezamos a trabajar en el aula aplicando estos métodos, las reacciones de los chicos y chicas fueron variadas: al principio se extrañaban, pero al cabo de unos días empezaban a disfrutar en las clases, a valorarse más, a hacerse más amigos. Muy pronto se creó entre ellos un clima de respeto, amistad y cariño. El crecimiento de su autoestima se tradujo también en un mayor esfuerzo en sus tareas escolares.

Los chicos y chicas parecían madurar y serenarse. Perdían la hiperactividad con la que habían llegado; poco a poco, el aula comenzó a ser un espacio de libertad. Allí se trabajaba, pero con alegría y humor. Se gastaban bromas, pero rara vez existían problemas de disciplina. El alumnado reconocía la autoridad del profesor y aceptaba argumentos morales; asumía, en fin, actitudes personales más auténticas.

Muchas veces se tuvo la impresión de que los jóvenes aprendían lo que se les estaba enseñando y muchas otras cosas más. Frecuentemente nos sorprendían con efusivas expresiones de afecto con las que agradecían su sensación de bienestar. Como sucedía con los alumnos de Buenos Aires, también ellos respondían al estímulo de la música, al poder de los relatos, a la fuerza movilizadora del lenguaje poético. Descubrimos que comprendían perfectamente el lenguaje simbólico. Cada vez más, de forma natural, se producía un grado máximo de empatía entre ellos y el profesor.

Todas estas vivencias hicieron crecer nuestro deseo de transmitir a docentes y educadores nuestra experiencia. Con esta intención hemos ordenado y estructurado algunos de los conocimientos y recursos prácticos adquiridos a lo largo de estos años: el resultado es este libro.

Descargar aquí: Creatividad y aprendizaje_ El juego como herramienta pedagógica – Natalia Bernabeu & Andy Goldstein

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