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Guatemala: Merman esperanzas de mejoras en cobertura educativa y calidad docente

19 Noviembre 2017/Fuente: Prensa Libre /Autor: Javier Lainfiesta

El incremento de Q897 millones en el presupuesto del Ministerio de Educación (Mineduc) apenas alcanzaría  para financiar la Ley de alimentación escolar.

nversiones importantes para el Mineduc, como infraestructura escolar, preparación profesional docente y ampliación de cobertura educativa  continuarán siendo mínimas e insuficientes en el 2018.

El Mineduc recibiría  un aumento en su presupuesto de Q897 millones, un  6.54 por ciento en comparación con la asignación actual.

Una buena parte de los recursos adicionales que recibirá el ministerio el próximo año estarán destinados a financiar la Ley de Alimentación Escolar –que incrementó en Q3 la inversión en refacción escolar por niño– y, en mucha menor medida, el fortalecimiento de los otros programas de apoyo, como la valija didáctica y la gratuidad.

Programas de apoyo

“Un presupuesto que se incrementó por inercia”, comentó Érick Coyoy, analista económico de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies). Según su análisis, el 75 por ciento del presupuesto para el 2018 será para el pago de maestros y personal, es decir Q11 mil millones.

“La comisión de Finanzas del Congreso autorizó un incremento de aproximadamente Q900 millones, no obstante de acuerdo a su dictamen, unos Q400 millones de ese aumento se destinarán para financiar la Ley de Alimentación Escolar“, explicó Coyoy.

El experto consideró que donde hay más necesidades  es en los programas de apoyo. “A estos se les destina menos del 10 por ciento de los recursos”, agregó el analista.

Estos compromisos van a dejar sin capacidad financiera a la cartera para fortalecer otras actividades y la mayoría de rubros no tendrán alteraciones significativas.

Coyoy lamentó que aún más pequeña sea la inversión en profesionalización docente y en el desarrollo de infraestructura educativa, una demanda constante, principalmente en el área rural.

Donaldo Carías, director financiero y de presupuesto del Mineduc, confirmó que los principales reacomodos para el presupuesto del 2018 son en los programas de apoyo y el salario de los docentes. Aseguró que de no aprobarse la propuesta sugerida por el Ejecutivo, la cartera tendría una brecha de unos Q560 millones para poder cumplir con la Ley de Alimentación Escolar.

Gasto en calidad

Los niveles preprimario, primario, básico y diversificado tendrán un detrimento en la asignación de recursos y esto se va a traducir en menores oportunidades para que los niños tengan acceso a la escuela, según Eva Fabián, consultora de la Gran Campaña Nacional por la Educación (GCNE) y el Observatorio Nacional de Calidad Educativa (Once).

“El incremento no va a alcanzar para atender a todos los niños”, aseguró Fabián.

No obstante, la experta reconoció los esfuerzos del Mineduc para poner énfasis en  mejorar la calidad educativa. Destacó los esfuerzos de la cartera para impulsar el Sistema Nacional de Acompañamiento Educativo, que iniciará en el  2018 y tendrá un costo Q100 millones anuales por los próximos tres años,  que “va evitar la repitencia y la deserción escolar”.

Fabián concluyó que se puede apreciar que el Ministerio intenta hacer frente para mejorar la calidad y la cobertura educativa, pues en el presupuesto 2018 ha privilegiado destinar recursos para fortalecer la calidad de enseñanza en las aulas.

Fuente de la noticia: http://www.prensalibre.com/guatemala/politica/ministerio-de-educacion-merman-esperanzas-de-mejoras-en-cobertura-educativa-y-calidad-docente

Fuente de la imagen: http://d3ustg7s7bf7i9.cloudfront.net/mmediafiles/pl/50/50f35ebd-b467-44b7-b7f8-8f9f7cb37ddc_749_499.

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Presentan Libro «La educación en el Perú: Una mirada a sus indicadores»

Perú / 1 de noviembre de 2017 / Autor: Gobierno Regional Cajamarca / Fuente: Youtube

Publicado el 30 oct. 2017
PRESENTAN LIBRO «LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ: UNA MIRADA A SUS INDICADORES» Documento académico contiene los datos más actuales de la educación cajamarquina. En horas de la mañana, el licenciado Yone Asenjo Calderón, director de la DRE presentó de manera oficial el libro “La Educación en el Perú: Una mirada a sus indicadores”, cuyo autor el joven magister Segundo Campos Morales, planificador de la Dirección Regional de Educación. De la breve ceremonia participaron los directores de las 13 Ugeles de la región Cajamarca, así como personalidades del sector educación quienes recibieron con entusiasmo el escrito educativo. En palabras de Yone Asenjo la importancia de este ejemplar está en la “evidencia empírica de investigaciones realizadas por autores de renombre, así como la sistematización y análisis de un listado de indicadores educativos a nivel del mundo, Latinoamericano y particularmente en el Perú”. El libro se divide en cuatro capítulos, en cada uno de ellos el autor aborda diferentes temas que ayudan a comprender la importancia de los indicadores educativos. Además, cuestiona algunos de ellos por considerarlos desactualizados o contradictorios. Entre los datos numéricos que recoge esta obra y que son vitales para comprender la educación cajamarquina en el escenario de educación nacional y mundial, están la cantidad de: alumnos, docentes, personal administrativo, infraestructura, presupuestos, salarios, gasto de educación por alumno, resultados de evaluaciones, tasa de retorno a la educación, etc.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=YiGHFRaERWE
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La inequidad educativa al sur de México

México/30 de Octubre de 2017/Aquinoticias

La pobreza que azota esta entidad es de tal magnitud que más de un cuarto de la población tiene carencias alimentarias (27.5 por ciento) y más de la mitad carencias en su vivienda (57.4 por ciento).

Esta semana concluyó la fase de regreso a clases en la entidad chiapaneca, luego que el terremoto del 7 de septiembre afectara —según el censo oficial— mil 606 instituciones en su territorio; de esas, 86 con daños graves. No obstante, debajo de la polvareda generada por el movimiento telúrico ya se encontraba un sector educativo precario e inequitativo, muy distante de las condiciones en la capital del país; la brecha es tal que pareciera que pertenecen a estados de diferentes naciones.

De acuerdo con el docente y maestro en Pedagogía, Rogelio Javier Alonso Ruiz, el contexto socioeconómico que rodea a las escuelas capitalinas y chiapanecas es radicalmente opuesto, con disparidades pronunciadas por la marginación, la pobreza, el analfabetismo y las deficiencias infraestructurales en el estado del Sur.

En su artículo “Al perro más flaco se le cargan las pulgas: la inequidad del sistema educativo”, recién publicado, acusa: “Si nuestro sistema educativo comulgara con la equidad, se deberían observar esfuerzos adicionales en el estado del sur para alcanzar niveles de bienestar como los de la capital del país, es decir, se debería dar más a los que más necesitan. Desafortunadamente, la realidad y los números en el ámbito educativo demuestran lo contrario”.

De acuerdo con su estudio, la pobreza que azota esta entidad es de tal magnitud que más de un cuarto de la población tiene carencias alimentarias (27.5 por ciento) y más de la mitad carencias en su vivienda (57.4 por ciento). Esto se traduce en que el 81.4 por ciento de los estudiantes chiapanecos de primaria y secundaria tengan un nivel alto o muy alto de marginación.

Asienta también que el 14.8 por ciento de la población de Chiapas es analfabeta, mientras que en la capital del país el analfabetismo es prácticamente un fenómeno erradicado (1.5 por ciento). Además, el índice de permanencia en la escuela es mucho más alto en la Ciudad de México, que en este lado de la comarca, sobre todo en la población adolescente.

La cifra de los que permanecen insertados en el sector educativo, niveles medio y superior, en la capital del país quintuplican a la de chiapanecos en las mismas condiciones.

“Esto pudiera tener una explicación evidente: a medida que crecen, los alumnos de contextos desfavorecidos van convirtiéndose en una fuente de ingreso para sus hogares. Lo anterior se confirma al observar que casi dos de cada tres alumnos chiapanecos (60.2 por ciento) de sexto grado de primaria trabajan, mientras que sólo una cuarta parte (27.2 por ciento) de los capitalinos lo hacen”, explica el investigador.

Aquellos que trabajan y estudian afrontan dificultades para la adquisición de aprendizaje como cansancio, falta de tiempo y ausentismo —añadió Alonso Ruiz— que al final llevan al mismo camino: la deserción escolar y por ende, la disminución de la escolaridad de la población. “Mientras el 92.8 por ciento de los capitalinos de 20 a 24 años ha cursado la educación básica completa, sólo dos de cada tres chiapanecos (67.3 por ciento) lo ha hecho”, comparó.

Infraestructura y conectividad

En el artículo difundido en un portal de noticias nacional, el experto también enfatiza que a estos problemas se suman las precarias condiciones de la infraestructura educativa y del acceso a servicios básicos como internet.

En cuanto a condiciones materiales, en el estado del sur sólo el 6 por ciento de los centros escolares admite no tener carencias. En cambio, sólo una de cada cuatro escuelas tiene computadoras (25.7 por ciento) y casi uno de cada 10 (8.9 por ciento) cuenta con conectividad a internet; además, una de cada cinco instituciones educativas (19.4 por ciento) tiene paredes precarias. En contraste, en la capital del país el 70.9 por ciento de las escuelas no reporta alguna carencia en cuanto a infraestructura.

En cuanto a personal docente, el especialista concluyó que el 25 por ciento de los alumnos chiapanecos de primaria asisten a escuelas “multigrado” —donde el docente imparte clases a más de un grado escolar—, mientras que en la Ciudad de México la proporción es 10 veces menor (2.5 por ciento).
No hay suficientes profesores asignados a grados específicos; “la falta de personal hace que la inequidad se extienda incluso a los alumnos con alguna discapacidad”.
“En la Ciudad de México, un estudiante discapacitado tiene mayores posibilidades de recibir un servicio educativo acorde a sus necesidades, pues tres de cada cuatro escuelas (74.5 por ciento) de preescolar a secundaria cuenta con USAER (Unidad de Servicio de Apoyo a la Educación Regular), mientras que en Chiapas sólo una de cada cuatro (27.1 por ciento)”, reveló su análisis.

Apreciaciones

El maestro Alonso Ruiz consideró que pareciera que el sistema educativo mexicano se esforzara “por hacer realidad un sabio refrán popular: ‘al perro más flaco se le cargan las pulgas’”.

Resaltó que muestra de ello son los casos de Ciudad de México y Chiapas que retratan muy bien la inequidad del sistema, es decir, “dar las mejores escuelas y los mejores servicios a quienes se encuentran en condiciones más favorables, mientras se brindan las peores escuelas y los servicios más deficientes a quienes más requieren superarse a través de la educación”.

“No obstante que los chiapanecos tienen un contexto significativamente más desfavorable antes de pisar una escuela, el sistema educativo mexicano hace que su experiencia educativa sea aún más complicada. Como si sufrir de pobreza, hambre y contextos culturales adversos fuera poca cosa, las autoridades parecen ver con indiferencia (o impotencia, en el mejor de los casos) el hecho de que las escuelas de los alumnos chiapanecos tengan deficiencias tan severas”, concluyó.

Fuente: http://aquinoticias.mx/la-inequidad-educativa-al-sur-de-mexico/

 

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Panamá: Gremio docente prevé incremento de fracasos escolares

Panamá/30 de Octubre de 2017/La Estrella de Panamá

Restan menos de treinta días laborales para finalizar el año lectivo y aunque transcurrió en relativa calma, no desaparecen los problemas del sistema educativo.

El panorama no es alentador en materia educativa. La Asociación de Profesores de la República de Panamá (Asoprof), uno de los principales gremios docentes del país, prevé un incremento de fracasos escolares este año.

Esto a pesar de que el periodo lectivo ha transcurrido con normalidad, con la excepción de la paralización general de labores en la comarca Ngäbe Buglé por las malas condiciones en que deben dictar clases.

Desde julio de 2016 que el Ministerio de Educación y los docentes firmaron el acuerdo de fin de huelga, ambos sectores están en una mesa de diálogo permanente.

‘La proyección es que los fracasos van a aumentar porque durante los dos primeros trimestres se registró un incremento’, adelantó Diógenes Sánchez, secretario general de Asoprof. El docente considera que las causas son tanto internas como externas al sistema y hace un mea culpa.

Hay docentes que no actualizan su método de enseñanza, reconoce. ‘Los docentes tenemos que estar constantemente actualizándonos en la metodología de enseñanza’, afirmó Sánchez.

Además de las malas infraestructuras de los centros educativos, Sánchez dice que la tecnología, más que una herramienta de apoyo para elevar la calidad educativa, en ocasiones se convierte en un ‘elemento distractor’ para los estudiantes.

‘Hay centros educativos que no ofrecen las mejores condiciones para el proceso’, recalcó el dirigente.

El Ministerio de Educación informó que aún no cuenta con las cifras preliminares de fracasos de los dos primeros trimestres de este año.

El año lectivo 2016 cerró con 41,000 fracasos, mientras que la matrícula fue de 622,000 estudiantes. En el año anterior (2015), fracasaron 37,947 estudiantes. De esta cifra, 16,573 corresponden a primaria; 15,451, a premedia; y 5,923, media.

Los fracasos en el 2015 superaron a los de 2014, año en que se registraron 36,982 alumnos reprobados. De estos, 16,880 fueron de primaria; 16,711, de premedia; y 3,391, del nivel medio.

La Confederación de Padres de Familia espera cambios en el sistema para disminuir los fracasos y pide buscar un método de enseñanza en el que el estudiante no solo tenga que memorizar, sino también razonar. ‘El mundo ha avanzado y el sistema educativo tiene que estar a la medida de las nuevas herramientas tecnológicas’, indicó Eleazar Gómez, dirigente de los padres de familia.

Gómez apuesta por el documento que se produjo en el Diálogo por la Educación, que plantea líneas de acción para mejorar el sistema educativo.

El objetivo de estas propuestas, resultado del esfuerzo conjunto de los ocho sectores participantes, es lograr que Panamá tenga una política de Estado para la educación, que el sistema educativo garantice y promueva el ejercicio efectivo del derecho a una educación de calidad y con equidad para todos los panameños, señala el documento que fue presentado en agosto.

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/nacional/gremio-docente-preve-incremento-fracasos-escolares/24029512

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¿Adiós a la participación ciudadana?

Pluma Invitada

Pedro Flores-Crespo y Laura M. Ramírez Mejía*

En la avenida de Tlalpan, de la Ciudad de México, se lee una manta adosada a la fachada de una escuela pública que dice que los estudiantes no regresarán a clases hasta que haya un dictamen debidamente avalado por la autoridad. Se teme que después del sismo del 19S, la infraestructura escolar no ofrezca las condiciones de seguridad para que todas las niñas, niños y jóvenes regresen a clases. Esta manta está firmada por los padres de familia.

Parece que la energía social desplegada luego de la tragedia no fue debidamente entendida y mucho menos encauzada por las autoridades educativas del país. Por ejemplo, al dar a conocer los ocho pasos para el regreso a clases el 22 de septiembre pasado, la Secretaría de Educación Pública (SEP, Comunicado 270), omitió mencionar completamente a los Consejos Escolares de Participación Escolar (CEPS) y al Consejo Nacional de Participación Social en la Educación (Conapase).

Los CEPS, según la Ley General de Educación (LGE) están integrados por padres de familia y representantes de sus asociaciones, maestros y representantes de su organización sindical, directivos de la escuela, ex alumnos, “así como con los demás miembros de la comunidad interesados en el desarrollo de la propia escuela”. Sus funciones son múltiples: Opinar sobre los ajustes al calendario escolar, tomar nota de los resultados de las evaluaciones, propiciar la colaboración entre maestros y padres de familia para salvaguardar la integridad y educación plena de los educandos y algo muy relevante en el contexto del 19S: Llevar a cabo las “acciones de participación, coordinación y difusión necesarias para la protección civil y la emergencia escolar”.

Ninguno de los ocho pasos enlistados por el secretario Aurelio Nuño hacen alusión alguna a los CEPS cuando su función podría haber sido clave. Si para regresar a clases se debían revisar las instalaciones escolares por parte de los Directores Responsables de Obra (DRO), ¿no podría haberse incluido en tales diligencias a un miembro del CEPS para que diera legitimidad y confianza al resto de la comunidad educativa de que tales revisiones eran apropiadas? ¿No hubiéramos ganado todos si el dictamen oficial del DRO hubiera sido avalado por el presidente del consejo escolar? La SEP perdió una magnífica oportunidad de probar su Modelo Educativo para el siglo XXI – en la parte de gestión y autonomía escolar – en una situación real y tristemente trágica.

Es sintomático que la SEP no sepa interactuar con la ciudadanía contando con los mecanismos formales para ello. Cuando el maestro Nuño anunció que la reconstrucción de las escuelas se haría de manera transparente, omitió hacer suya la justificación del Comité de Contraloría Social de los CEPS, que establece que por medio de la vigilancia ciudadana “los beneficiarios” de ciertos programas – en este caso, rehabilitación de escuelas -, puedan verificar la adecuada aplicación de los diversos recursos públicos. ¿Será que sigue activándose en algunos funcionarios el chip de “máxima autoridad” y dueños exclusivos de las escuelas cuando podrían compartir responsabilidades en pos del bien público?

La omisión total de los CEPS – y del Conapase – en el proceso de reconstrucción y rehabilitación de escuelas contrasta con el discurso oficial de este consejo: “Ha sido durante la presente administración que el papel de la ciudadanía ha cobrado mayor importancia como factor para la equidad y pertinencia de la labor de las escuelas. La promulgación del programa sectorial de Educación, abrió las vías para la gestión escolar participativa. Así la toma de decisiones se comparte a la par de la responsabilidad, esto permite una mayor trasparencia en la rendición de cuentas.” (http://www.consejosescolares.sep.gob.mx/en/conapase/Que_Hacemos)

Y otra omisión grave. Mientras el Cuarto Informe de Gobierno reportaba que había más de 200 mil consejos escolares de participación social instalados, para este año, el Quinto Informe de Gobierno ya ni los menciona. ¿Será que no se desea perder el tramo de control sobre las escuelas? ¿Por ello cambiaron las reglas para elegir al presidente del Conapase y volverlo más oficialista? ¿Es la subestimación de la participación social una consecuencia tácita de querer recuperar la rectoría de la educación por parte del gobierno? Ésta es un buen punto para iniciar la reflexión sobre la “reforma de la reforma”, como diría Rodolfo Ramírez.

Las distintas administraciones encabezadas por el Partido Revolucionario Institucional raramente han simpatizado con la idea de compartir el poder para tratar de resolver los problemas que enfrentamos los ciudadanos. Ellos se erigen como el Jefe, el Padre que organiza – y mal – a lo infantes; pero no olvidemos la lección de las tragedias acarreadas por los sismos de la CDMX: el gobierno es fácilmente rebasado por los hechos y surge de manera espontánea una ciudadanía, que aunque desestructurada y efímera, ha demostrado que es capaz de cambiar el régimen político por la vía pacífica.

Y esto todavía no termina.  Si en 1985 la sociedad tuvo un papel fundamental en el momento mismo de la tragedia descubriendo una fuerza antes desconocida para sortear la emergencia, 32 años después la ciudadanía tiene una oportunidad para hacerse presente en la fase que viene de reconstrucción y en ese proceso la postura del gobierno será crucial:  aprenderá la lección y permitirá una mayor participación social o seguirá cerrando espacios, si es que aún pueden ser cerrados, cuando poco a poco la sociedad civil empieza a organizarse.

La etapa de la reconstrucción es un momento ideal para mantener la participación ciudadana, es cierto que la pasión de las primeras horas va mermando a medida que se regresa a la cotidianidad pero el espíritu de solidaridad y la conciencia de que en los momentos delicados es cuando más hay que defender los derechos de todas las personas parece estar vivo y puede capitalizarse para levantarse de nuevo.

No se trata de restarle la responsabilidad que tiene tanto el gobierno federal como a los poderes estatales, municipales y delegacionales (en el caso de la CDMX), se trata de aprovechar los espacios para observar procesos, exigir rendición de cuentas y monitorear los procesos de construcción segura.

¿Y qué pasa en el tema educativo?  Como mencionamos anteriormente, ante la contingencia no se tuvieron en cuenta los CEPS ni el Conapase, en la emergencia se perdió la oportunidad de usarlos como mecanismos participativos para garantizar la primera preocupación que era el regreso seguro de las niñas y los niños a las escuelas.  Sin embargo, es ahora cuando el papel de la participación social se puede desplegar para exigir que el regreso a las escuelas garantice el derecho de nuestros estudiantes a recibir la mejor educación ¿Cómo?

En primer lugar hay que entender que la escuela no es sólo un edificio sino que es una comunidad, si los edificios se cayeron o ya no son aptos para que regresen los estudiantes la comunidad debe exigir espacios temporales óptimos para que se reinicien las clases.

También es la comunidad la que será fundamental al momento de brindar apoyo socioemocional.  El equipo docente debe tener protocolos de acción para que los estudiantes puedan procesar los momentos difíciles que vivieron, pero será mucho mejor el impacto si toda la comunidad escolar centra la atención en que cada niña o niño tenga herramientas emocionales para hacer frente a la tragedia, supere la situación difícil y esté listo para seguir aprendiendo.

De la comunidad también depende escuchar a las niñas, los niños y los jóvenes sobre la escuela que quieren y necesitan.  Es muy triste que los edificios se hayan venido abajo pero puede ser una oportunidad para que la reconstrucción responda a una escuela diferente donde los estudiantes se involucran en la definición de los espacios que necesitan. Es su derecho participar. Hoy somos más conscientes de la necesidad de tener escuelas que respondan a los requerimientos de cada comunidad escolar.

En cuanto a la rendición de cuentas, es la comunidad escolar quien debe vigilar que los recursos materiales se destinen apropiadamente y con visión de equidad.  No es momento de conformarse con una escuela de segunda, el dinero debe llegar a todos los afectados y los recursos deben dirigirse eficientemente para que todas y todos puedan asistir a una escuela digna y segura y esto no será posible si sólo se hace una cuenta donde se divida el presupuesto de reconstrucción entre las escuelas afectadas.

Que el gobierno no parezca interesado en valorar el papel de la sociedad civil no implica un adiós a la participación ciudadana, minimizar los espacios ya existentes es un error pero desconocer el potencial de los ciudadanos en esta contingencia puede serlo aún más

Esperamos que la construcción de los edificios sea sólo la parte más externa de lo que México necesita:  la reconstrucción de su sociedad, con una ciudadanía fuerte, participativa y corresponsable. Las lecciones que nos dejaron los sismos fueron sólo el comienzo, que la fuerza no se agote y que nuestros gobiernos comprendan que el ciudadano es ya real; no imaginario.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/adios-a-la-participacion-ciudadana/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/08/Puebla2-768×576.j

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Rediseñar el aula

Patricia Marmol

Las nuevas metodologías están tirando abajo las paredes del aula y motivando el rediseño de los centros educativos con nuevos espacios de aprendizaje. ¿Quieres saber cómo?

Pizarras colgadas de la pared, alumnos sentados en sus pupitres mirando al frente y profesores impartiendo la lección sobre una tarima. Todavía son numerosos los colegios que mantienen esta estructura de clase encerrada entre cuatro paredes y que se remonta a principios del siglo XX. Sin embargo, las metodologías activas (como el trabajo por proyectos, la clase al revés o el aprendizaje cooperativo), junto al uso de la tecnología, están provocando la necesidad de rediseñar las aulas para convertirlas en espacios funcionales y adaptados a las nuevas formas de aprendizaje del alumnado.

“El objetivo es considerar el espacio como un elemento más dentro del proceso educativo”, explica Santiago Atrio, vicedecano de Ordenación Académica y Desarrollo de las Titulaciones en la Facultad de Formación de Profesorado y Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. No se trata de una nueva tendencia, ya que pedagogos como Amos Comenius, en el siglo XVI, o más recientemente Loris Malaguzzi, a comienzos del siglo XX, ya consideraban el espacio físico como ‘un tercer maestro’. Y es que “se puede utilizar el edificio para aprender a aprender, es decir, para conocer cómo funciona la mente de cada individuo y saber en qué tipo de zonas se absorbe mejor el conocimiento”, apunta Rosan Bosch, fundadora y directora Creativa de Rosan Bosch Studio, considerada internacionalmente como una de las principales innovadoras en esta área.

Cada alumno necesita un espacio de aprendizaje diferente según sus características y en función de la actividad que va a realizar: hay quienes prefieren estar en un lugar pequeño, como una ‘cueva’; otros optan por trabajar en una mesa alta que les permita ver todo lo que ocurre a su alrededor; también hay estudiantes que eligen espacios más tranquilos y relajados, mientras que otros, por el contrario, necesitan moverse constantemente.

Fuente del articulo: http://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/redisenar-el-aula/50616.html

Fuente de la imagen: http://www.educaciontrespuntocero.com/wp-content/uploads/2017/06/rediseñar-el-aula-696×472.j

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Infraestructura y educación

Por:  Juan Manuel Ramirez M.

De nada sirve promover mayor educación e infraestructura en un país donde se roban los recursos.

Con el ambiente electoral que hay por estos días en Colombia, previo a los comicios presidenciales y legislativos, resulta inevitable analizar las propuestas de los candidatos presidenciales, en las que, dejando a un lado la agenda de la implementación del proceso de paz con las Farc y los diálogos con el Eln, la educación y la infraestructura son los dos caballitos de batalla. Muy poco de salud, algo de relaciones internacionales y generalidades en términos de economía.

De una parte, hay quienes plantean que los esfuerzos deben concentrarse en una gran reforma educativa, que les permita a nuestros jóvenes acceder a educación de calidad (tanto secundaria como técnica y universitaria), acabando con el déficit que amenaza a las universidades públicas, fortaleciendo la infraestructura de los colegios públicos, consolidando programas como ‘Ser Pilo Paga’ y destinando partidas importantes para ciencia y tecnología (en contraste con el reducido presupuesto de Colciencias). Para no ir tan lejos, hoy el 62 por ciento de los jóvenes de las zonas rurales no se matriculan en la educación media, mientras que el 1 por ciento de las matrículas universitarias que se registraron en el 2016 provienen del campo. Cifras que representan un enorme desafío.

Por otro lado, hay sectores que coinciden en priorizar esfuerzos a favor del crecimiento en infraestructura vial, aeroportuaria y de navegabilidad para hacer a Colombia más competitiva, en términos de costos para los empresarios y de eficiencia en los tiempos de desplazamiento; lo que significa, en palabras de quienes lo proponen, más impuestos y empleo. Hoy, Colombia pasó de tener 6 km en construcción de nuevas calzadas al año, a 232,8 km, en promedio. Aunque son innegables los avances en esta materia, por las condiciones geográficas y el conflicto armado, los retos son enormes.

Muy oportuno para el país encontrar una propuesta que priorice acciones de política pública para estos dos temas. Con educación, se superan las brechas en desigualdad y se generan oportunidades para que los colombianos salgan de la pobreza, y con infraestructura se consolida todo el desarrollo de largo plazo proveniente de la educación (mayor inversión, menores costos, aumento en acceso a zonas geográficas y crecimiento del turismo). Esa es una agenda que deben entender los candidatos presidenciales y, por qué no, quienes aspiren al Congreso de la República a la hora de pensar a Colombia para los próximos cuatro años.

En todo caso, nada de este modelo podrá llevarse a cabo sin una gran cruzada contra la corrupción. Muy positivo el control social que ha comenzado a realizar el país en relación con los casos desafortunados en la justicia, el Legislativo, el Gobierno y el sector privado, así como las actuaciones de las autoridades en este sentido. Esa capacidad de volverse intolerantes ante cualquier manifestación de corrupción es la base para la construcción de un nuevo país. Y aunque se necesitarán muchos años para la recuperación de la confianza en las instituciones, de nada sirve promover mayor educación e infraestructura en un país donde se roban los recursos.

 Fuente artículo: http://www.portafolio.co/opinion/juan-manuel-ramirez-m/juan-manuel-ramirez-infraestructura-y-educacion-510475
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