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El entorno influye genéticamente en la inteligencia

Por: Tendencias 21

Las experiencias personales no sólo afectan al desarrollo neuronal, sino también a la cognición

El entorno ejerce una influencia genética en la inteligencia de las personas, de la misma forma que lo hace la pobreza o la constitución física: las experiencias personales no sólo afectan al desarrollo neuronal, sino también a la cognición.

os cambios epigenéticos inducidos por el medio ambiente en nuestro material genético tienen un mayor impacto en la inteligencia de lo que se pensaba anteriormente, ha descubierto una investigación de la Universidad Charité de Berlin, cuyos resultados se publican en la revista Translational Psychiatry.

Esta investigación ha confirmado que existe un vínculo entre las diferencias en el rendimiento de la prueba de Cociente Intelectual (CI) y la actividad de ciertos genes: las modificaciones en la estructura de un gen específico tienen un impacto negativo en el rendimiento de las pruebas individuales.

El estrés y las experiencias adversas son ejemplos de factores ambientales que pueden afectar a la actividad de los genes, lo que lleva a cambios estructurales en nuestro material genético (genoma).

Estos «cambios epigenéticos» permiten que el genoma humano se adapte a su entorno, consiguiendo así que este ADN modificado se transmita a la próxima generación de células, así como a la información que determina si, y en qué condiciones, un gen particular es o no activado.

Este estudio, dirigido por el Dr. Jakob Kaminski, comparó los resultados de las pruebas de CI de cerca de 1.500 adolescentes con las modificaciones epigenéticas de los jóvenes. El estudio se centró en testar genes que son importantes en la transmisión de señales basada en la dopamina, un  mensajero químico (neurotransmisor) del sistema nervioso central.

La dopamina juega un papel importante en el sistema de recompensa del cerebro y es crucial para modular el impulso y la motivación de una persona. Los investigadores pudieron demostrar un vínculo entre la regulación epigenética de la dopamina y el rendimiento en el test CI de un individuo.

De esta forma comprobaron que no sólo las experiencias personales y relacionales afectan al desarrollo neuronal, sino que también influyen en los mecanismos genéticos implicados en procesos complejos, como es el caso de la inteligencia.

Menos materia gris

Los resultados de este trabajo pusieron de manifiesto que la materia gris del cuerpo estriado es menos densa en las personas que tienen un gen específico modificado, respecto de las personas que no tienen esta alteración genética. El cuerpo estriado tiene un papel importante en las funciones cognitivas a través del núcleo caudado.

Aunque un cambio epigenético por sí solo no alcanza a transformar la evolución de una persona, especialmente en lo que respecta a su nivel intelectual, esta investigación ha comprobado que desempeña un papel importante en la evolución de las funciones cognitivas.

“La epigenética se suma así al rango de factores que contribuyen a los resultados en los test de inteligencia, de la misma forma que lo hacen la pobreza y la constitución genética”, explica Kaminski en un comunicado.

Y añade: “en este estudio hemos podido constatar cómo las diferencias individuales en los resultados de los test de inteligencia están relacionados con los cambios genéticos y con las diferencias en la actividad cerebral, ambas influidas por el entorno”.

Los investigadores esperan realizar estudios más profundos para determinar el alcance de los efectos ambientales y de las modificaciones neurobiológicas inducidas, sobre el rendimiento de la prueba de CI.

Referencia

Epigenetic variance in dopamine D2 receptor: a marker of IQ malleability? Jakob A. Kaminski et al. Translational Psychiatryvolume 8, Article number: 169 (2018). DOI:https://doi.org/10.1038/s41398-018-0222-7
Fuente: https://www.tendencias21.net/El-entorno-influye-geneticamente-en-la-inteligencia_a44785.html
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Inteligencia en primera infancia

Por: Paula González

Inteligencia: ¿Qué es? ¿Cómo se desarrolla, fortalece o motiva?

Diversos estudios hablan acerca de la inteligencia y la definen como la capacidad para aprender, comprender, abstraer información y resolver problemas, del mismo modo se habla de la capacidad de elaborar productos dentro de un contexto socio-cultural. Autores como Adrián Owen, neurocientífico británico, Amanda Céspedes, neuropsiquiatra chilena y Fernando Gómez-Pinilla, neurocientífico de la Universidad de UCLA, señalan los diversos elementos importantes para el desarrollo de la inteligencia, entre ellos la plasticidad.

Una de las características más relevantes de la inteligencia para cualquier toma de decisión es la plasticidad, es decir, la capacidad de nuestro cerebro de modificarse a partir de los diversos estímulos que recibe del medio. La estimulación externa no va dirigida hacia ciertos aspectos de la inteligencia, sino que influye en el desarrollo global de la misma. Por tanto, el hecho que nuestro cerebro sea plástico, más aún en las primeras etapas de la vida, es una herramienta que podemos fortalecer y desarrollar en la primera infancia para ser más inteligentes en la edad adulta.

Sabemos que el cerebro y la  inteligencia están directamente relacionados y que los primeros años de la vida son cruciales para enraizar nuestro desarrollo. Según Amanda Céspedes, hasta los cinco años la corteza dispone de 300 billones de neuronas para conectarse entre sí; a los siete años, se dispone de 200 billones de neuronas y de los doce años en adelante tan solo 100 billones. Esta información es un tesoro, una maravillosa esperanza de poder modificar cientos de cosas y hacer de nuestros niños y niñas, personas con herramientas para la vida.

Los educadores tenemos un papel fundamental en este proceso. En la primera infancia y antes de la escolarización se trabaja el hemisferio derecho con mayor énfasis que el izquierdo, puesto que se encuentran las funciones más blandas tales como la intuición, la espiritualidad, la creatividad, la música melódica, la sensibilidad, etc. El sistema escolar actual ejercita mayormente el izquierdo con funciones más duras como son la lógica intelectual, el razonamiento, la memoria el pensamiento matemático, la música rítmica, la escritura y el lenguaje, olvidando la ejercitación de las funciones del hemisferio derecho.

Como maestros de niños en etapa infantil debemos sugerir ciertos aspectos favorables para el desarrollo y fortalecimiento de la inteligencia. Algunas recomendaciones para este objetivo son:

En relación al sueño
Es recomendable que el párvulo logre descansar las horas correspondientes (8 a 12 horas) cada noche. Sin luz, cómodos, con una temperatura adecuada y sin factores que pudieran alterar su sueño.

En relación con la alimentación
La comida debe ser saludable, priorizando aquellas que posean omega y vitaminas. Los horarios de éstas son importantes, puesto que se debe respetar las rutinas establecidas, y la cantidad debe corresponderse a la actividad que realicen: durante la mañana el consumo calórico debe ser mayor que el de la noche; las frutas deben consumirse durante la mañana o a media tarde, se debe alternan el consumo de carnes blancas y rojas, priorizando siempre las blancas por sobre las otras; los frutos secos consumirlos en pequeñas cantidades diariamente; y de liquido beber mayoritariamente agua o jugos de frutas naturales sin azúcar añadido como también infusiones o hierbas.

En relación con la actividad
El ejercicio, el movimiento del cuerpo, favorece no solo una vida y un cuerpo saludable sino la oportunidad de explorar, conocer, sentir y disfrutar de distintos escenarios ambientales. Actualmente se habla también del BRAIN GYM o gimnasia cerebral para despertar nuestras neuronas y, de esa manera, unir los hemisferios provocando mayores niveles de desarrollo de las habilidades mentales.

En relación con el estímulo externo
Este es, para mí, un punto neurálgico. Personalmente como educadora de párvulos hago hincapié en el rol fundamental de los padres. Tienen (tenemos, dado que soy además madre) gran parte de responsabilidad en esta tarea. Desde clase invito a todos los educadores a reiterar habitualmente a los padres los siguientes puntos que ayudarán a sus hijos a desarrollarse de una forma más sana y a fortalecer la inteligencia:

– Manifestar verbalmente el amor a ese niño o niña.
– Dar cariño constante a través de caricias.
– Acompañarle en sus juegos y hacerse participe de ellos.
– Escuchar música, especialmente instrumental.
– Llevarlo a espacios naturales donde pueda despertar sus sentidos y atesorar buenos recuerdos y significativos con la familia.
– Entregar contención siempre.
– Leer, leer, leer. Sí, ya no hay excusas. La lectura invita a desarrollar múltiples funciones, apego, lenguaje, valores, entretención, imaginación… entre tantas otras más cosas.
– Acompañarle en sus deberes académicos, orientarlo, sugerir, instruir en la medida de lo posible en un ambiente grato, sin actos que provoquen frustraciones o desinterés por las materias.
– Dialogar, constante y persistentemente con intención de explorar sus sentimientos y acompañarlo en su sentir; siendo guía, modelo y mediador responsable de su desarrollo.
– Invitarle a desarrollar un taller donde pueda ser responsable, disciplinado y perseverante en alguna habilidad que le guste. Además, esta será una herramienta que le permita socializar y regularse con otros.
– Invitarle a participar de algo espiritual, para algunos será la iglesia, para otros el contacto con la naturaleza, pero un lugar donde pueda reflexionar y pensar a escala en relación con su edad, acerca de su trascendencia.
– Disfrutar del arte, la pintura, la escultura, la música, acercarlo a este mundo a través de visitas a museos, exposiciones para que experimente sensaciones y con ello motivarse a crear.

Esta y otras sugerencias ayudan a aterrizar a los niños de la velocidad contractual, de la globalidad del mundo tecnologizado que ha robado las más simples pero más importantes etapas de la vida de nuestros pequeños. El recuperarlas depende, única y exclusivamente, de nuestro ejercicio diario con ellos y ellas.

Debemos recordar que estamos hechos de una riqueza invaluable: somos seres capaces de experimentar diversas situaciones y emociones. Howard Gardner ya hablaba de las inteligencias múltiples (espacial-visual, lingüística, lógico-matemática, -interpersonal, intrapersonal, naturalista, musical, corporal-kinestésica y existencial). No solo debemos desarrollar un solo tipo de inteligencia, dado que el mercado nos dirige a potenciar solo unas pocas, sino que debemos ser capaces como educadores de descubrir y potenciar aquellas que están más alejadas y que brindan a cada persona una mayor felicidad y paz interior a largo plazo.

Existe formación post universitaria que ayuda a los educadores a potenciar la máximo el desarrollo de sus alumnos como el Máster en Coaching Educativo, el Máster en Intervención Psicopedagógica en Contextos Educativos o el Máster en Neuroeducación entre otros.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/inteligencia-primera-infancia/

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La didáctica (infalible) de la vejez

Por: Carlos Mármol

Saber envejecer es un arte que, además del permiso del destino, requiere asumir que la vida es un largo viaje donde lo importante no es que las cosas cambien, sino que cambiemos nosotros.

La vejez, que es una de las tres indudables edades del hombre, encierra en sí misma una contradicción: todos queremos conocerla, pues es la única prueba cierta de una existencia longeva, pero al toparnos con ella –en primera persona o por experiencias indirectas– la maldecimos. Hacerse viejo, esa hermosa palabra que odian los que profesan los dogmas de lo políticamente correcto, es un grave inconveniente al que sólo podemos adaptarnos. Ésta es la enseñanza recurrente que la larga tradición de la literatura didáctica viene recomendando desde el origen de los tiempos. Sépanlo: los mejores tratados de autoayuda no son los que nos venden los predicadores y los clérigos contemporáneos, llenos de lugares comunes, sino aquellos que escribieron –para nosotros– los grandes sabios de la historia.

De las mejores obras clásicas sobre filosofía de la vida, De Senectute, el célebre diálogo de Marco Tulio Cicerón dedicado a la vejez, es una rara avis porque en vez de deleitarse lamentando los quebrantos de la última etapa de la existencia elogia la vejez inteligente como si fuera una suerte de segunda juventud. ¿Exagerado? No sabremos nunca si Cicerón era sólo un intelectual optimista, un consumado idealista o quizás, dadas sus conocidas veleidades políticas, ocultara bajo su oratoria a un demagogo irónico, pero lo cierto es que, frente al rosario de calamidades que otros autores vinculan con el crepúsculo vital, el gran retórico romano siempre ve la botella medio llena. Es de agradecer, aunque no se compartan todos sus argumentos, cuya modernidad de cualquier forma resulta asombrosa si se tiene en cuenta que fueron compuestos cuarenta años antes del nacimiento de Cristo por un hombre al que la elocuencia le hizo pasar a la historia pero que, lejos de morir con sosiego en una de las villas agrarias de la élite romana, fue degollado tras una conjura y su cabeza y sus manos fueron expuestas en el Foro, el atrio de sus mejores discursos. A Cicerón le aplicaron en vida un didactismo absolutamente realista.

Cicerón defiende que la desgracia de hacerse viejo no es consecuencia de la vida, sino resultado de las costumbres y la mentalidad con la que vivimos.

Su obra sobre la decrepitud humana, escrita con 62 años, que en Roma era un edad mágica porque la vida se contaba en periodos de siete años (los septenarios), está planteada como una conversación figurada entre Catón El Viejo y dos jóvenes (Escipión y Lelio). A través de la conversación ficticia entre estos tres personajes Cicerón explica en qué consiste el arte del buen envejecer. Básicamente su tesis es que nos hacemos viejos exactamente igual que vivimos. Dicho de otra manera: nuestra vejez depende del destino tanto como de nuestra personalidad y de la capacidad de adaptación que tengamos ante las circunstancias. La literatura clásica que se demora en exceso sobre las miserias de la edad incide en los males de las enfermedades, el abandono, lo efímero del placer, la pobreza y el maltrato del tiempo. Homero incluye en sus grandes epopeyas a ancianos venerables, como PríamoLaertes o Néstor, pero califica la ancianidad como una etapa abominable. La visión negativa de los viejos está presente en Hesíodo, el teatro griego y en la poesía satírica y elegíaca, donde se somete a escarnio a personajes como la vieja presumida o el viejo enamorado. El derecho romano atribuía laureles al hecho de cumplir muchos años, pero los poetas latinos, desde Plauto a Ovidio, pasando por CatuloJuvenal y Horacio, no dudaron en dar una visión cruel sobre los ancianos, víctimas del tiempo y, de igual manera, seres negligentes.

Marc Tulle Ciceron Cicero, from tome 3, folio 603 recto of Les vrais pourtraits et vies des hommes illustres grecz, latins et payens (1584) by André Thevet.

Grabado de Cicerón de André Thevet (1584).

Cicerón, en cambio, recogiendo ideas de los griegos, defiende que la desgracia de hacerse viejo no es consecuencia de la vida, sino resultado de las costumbres y la mentalidad con la que vivimos. El primer error, según De Senectute, es óptico: todos moriremos, con suerte, tras un deterioro biológico que conviene aceptar de partida. Negarse a esta evidencia no cambiará la rueda del destino. Sólo a partir de la aceptación de cuál es el final del camino cabe hablar de los remedios posibles o detenerse en los atenuantes para afrontar el trance. La clave para vivir una vejez virtuosadepende de cómo hagamos este viaje hacia el final de la vida y de la inteligencia con la que compensemos las dificultades del camino. “Siempre ha sido necesario un final, y, como sucede en los brotes de los árboles y en los frutos de la tierra, tras su madurez oportuna, el sabio ajado y caduco debe aceptar con serenidad su final. ¿Qué otra cosa es oponerse a las leyes de la naturaleza sino luchar contra los dioses, como si fueran gigantes?”, escribe Cicerón.

Tras la aceptación, que no es necesariamente una resignación, envejecer con inteligencia implica aceptar sin ira la muerte de las pasiones –que simplemente dejan de serlo– y tratar de sustituirlas por la actividad intelectual, compensando de esta forma el deterioro físico con el enriquecimiento espiritual. Es lo que hacían los grandes filósofos antiguos: no dejar nunca de aprender, incluso cuando parece que el conocimiento carecerá de finalidad práctica. Catón estudió griego en los últimos años de su vida. Sócrates, antes de recibir la cicuta, fue un eterno aprendiz de arpa. Hasta Borges, que es lo más parecido a un escritor clásico que hemos tenido en los tiempos modernos, dedicó los últimos años de su existencia a aprender lenguas escandinavas. “Cada idioma” –decía– “es una forma distinta de sentir el universo”.

Envejecer con inteligencia implica aceptar sin ira la muerte de las pasiones –que simplemente dejan de serlo– y tratar de sustituirlas por la actividad intelectual.

Aprender es seguir viviendo otras vidas. Muchos siglos antes de que en las escuelas de negocios se inventara la idea de la formación continua, Cicerón recomendaba hacer coincidir el curso de la existencia con el estudio perpetuo y la lectura permanente. La vejez, pese a los males del cuerpo, puede ser una edad digna si se mantiene hasta el final la autonomía mental. Incluso cabe la posibilidad de gozar de cierto predicamento social: la autoridad de los viejos, presente en todas las culturas, es una manera de resaltar el prestigio de la experiencia, un atributo que sólo puede obtenerse si se vive hasta el último día. “Si no vamos a ser inmortales es deseable que el hombre deje de existir a su debido tiempo. Pues la naturaleza tiene un límite para la vida, como para todas las demás cosas. La vejez es el último acto del drama de la vida, de cuyo agotamiento debemos huir sobre todo si esto se añade a la hartura. Esto es lo que tenía que deciros acerca de la vejez, a la que ojalá lleguéis, para que las cosas que me habéis oído decir las podáis comprobar por experiencia”.

Marcus Tullius cicero, De Senectute. Wellcome M0013786

Imagen del diálogo ‘De Senectute’ en una edición para bibliófilos/CG.

Parece una evidencia, pero es un monumento al sentido común. Un argumento que se repite tanto en las culturas orientales como en las occidentales. “La cosa más importante en la vejez es tener un buen entierro”, dice un proverbio chino. Los antiguos funerales orientales duraban siete semanas. En ellos se honraba a los ancianos vivos junto a los ancestros muertos. Los católicos, que creen en la vida eterna, no deberían temer a la vejez, antesala del encuentro con Dios. Tampoco los ateos deberían espantarse si piensan que tras la vida no existe nada más. Sin misterio no hay incertidumbre. Los posmodernos, escépticos ante cualquier relato trascendente, contemplan la vejez como una etapa más del sinsentido de la vida. En la era de la cultura digital podríamos hablar de las extraordinarias virtudes de envejecer con flow. Los sabios coinciden: envejecer con sabiduría es aceptar que no hay nada que hacer. Y adaptarse. Las cosas más inevitables de la vida son las que concitan mayor unanimidad.

Fuente:  https://cronicaglobal.elespanol.com/letra-global/cronicas/didactica-infalible-vejez_128288_102.html

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Un análisis educativo sobre qué es la inteligencia

Por: Lesbia González

Las notas, los números fríos de evaluaciones académicas restringen las múltiples capacidades humanas.

Una definición de inteligencia podría ser: facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad, así como la posibilidad de selección de las alternativas más convenientes para la resolución de un problema.

Al leerlo parece simple, los investigadores coinciden en que no hay una definición que abarque la misma. La razón si es simple, que a todo le queremos dar una definición, con reglas, orden y por lo demás, más grave una forma estadística que nos englobe a todos para establecer un orden lógico, congruente y un referente.

Usar la inteligencia de esa forma separa a los humanos y antes que reforzar sus capacidades, les impide crear y ser capaces. ¿Por qué lo decimos? Las medidas estadísticas estandarizadas son simples y comparan, el cociente intelectual C.I o IQ (en inglés) y sólo ha servido para dividir a los humanos con epítetos, con inteligencia superior, promedio o inferior, pero no para su desarrollo.

Las notas, los números fríos de evaluaciones académicas restringen las múltiples capacidades humanas.

Surge en los años 60 Howard Gardner y nos habla de inteligencias múltiples y a pesar de los años que hace de este concepto tan valioso, es poco su uso en el ámbito académico. Parece gustarnos mucho dichas evaluaciones, apelan al concepto antropológico de quién es mejor y por eso se queda pegado a nuestra psiquis. Pero al escudriñar más a fondo, ya que nosotros somos más que promedios, nos damos cuenta de que cada ser humano es tan brillante como se le permita ser y crear y los promedios sólo retrasa su avance.

Ojo, porque no sólo a los que promedian bajo, también a los altos, puesto que ellos creen que ya han ganado el mundo con sus notas y el mundo los arrastra a la cruel realidad.

La inteligencia es poder usar todo el potencial que el ser humano posee y la buena noticia es que si lo posee, pero si seguimos evaluando como hasta ahora, cercenamos las posibilidades que subyacen en cada individuo.

Hay que agregar también que el concepto evaluación está unido a poder, por ello es que les hace tanta gracia a muchos evaluadores tener bajo su poder a los evaluados, de ahí los semidocentes que ‘se gozan de aplazar alumnos’, que ríen cuando salen mal o disfrutan maquiavélicamente haciendo exámenes difíciles e incluso otros que dicen que ellos son la máxima calificación y nadie puede llegar a su nivel. Además, existe también la firme creencia de que ser matemáticos, físicos, científicos es sinónimo de inteligencia y que cualquier otra materia es recreacional.

Todas las personas son inteligentes, hoy día ha quedado más que probado que los portadores del síndrome de Down pueden hacer y ser mucho más que lo que antes los tenía atados a su promedio en los famosos test de inteligencia, que no son más que otros marcadores estandarizados de números insulsos y carentes de valor aplicable a la capacidad infinita de cada ser humano.

Cambiar implica mucho esfuerzo que sólo los verdaderos docentes con vocación saben que deben hacer y los alegra hacerlo, puesto que saben que si ayudan a todos a descubrir sus potenciales más allá del constructivismo -que también se puso de moda- y que cada individuo descubra cuán inteligente es a través de metodologías novedosas, que valoren y respeten a todos, que no enumeren y clasifiquen, que no estandaricen; sino al contrario, poder explotar esos potenciales que yacen en el cerebro humano, haciendo que surja la grandiosa inteligencia que todos poseemos.

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/politica/analisis-educativo-sobre-inteligencia/24052216

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Una aproximación a la modificabilidad cognitiva de Feuerstein

13 de diciembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Javier Pombo

El ser humano en su afán de mejorarlo todo ha querido mejorar la inteligencia de los individuos.

El ser humano en su afán de mejorarlo todo ha querido mejorar la inteligencia de los individuos. Reuven Feuerstein, director y fundador del International Center for the Enhancement of Learning Potential (ICELP) (www.icelp.info) sugiere que esto es  posible en aquellas personas que presentan bajo rendimiento y privación cultural a través  de la modificabilidad cognitiva y el programa de enriquecimiento instrumental (www.orientared.com/articulos/pei.php).

Para Feuerstein el bajo rendimiento en la escuela se debe al uso ineficaz que los estudiantes le dan a aquellas funciones que son prerrequisito para un funcionamiento cognitivo adecuado. Su localización cerebral es más periférica que central, se manifiesta a través de  limitaciones en el campo actitudinal y motivacional las cuales se reflejan en una falta de hábitos de trabajo y aprendizaje.

Recordemos que la información debe ser recibida antes de ser procesada. Los niños y niñas permanentemente reciben estímulos a través de los sentidos, los cuales  juegan el papel de conectores entre el mundo interior y el exterior del ser humano. La estimulación juega un papel muy importante para el desarrollo cognitivo. Para Feuerstein el mediador interpuesto entre el estimulo y el individuo transmite, ofrece y transforma los estímulos de tal forma que afectan al individuo receptor llevándolo a niveles más elevados de comprensión.

Las funciones cognitivas deficientes se explican, generalmente, por falta de capacidad; sin embargo, se puede afirmar que es la falta de necesidad la que origina el bajo nivel de funcionamiento.

Una habilidad que un maestro debe tener es la de poder descifrar lo que su estudiante le dice o trata de decirle pero bajo la mirada del estudiante y su propia interpretación. En muchas ocasiones lo que sucede es que el maestro interpreta a su manera lo que el estudiante le dice; interpretación que no coincide con lo que el estudiante quiso decir o con lo que él esta pensando. Según  Piaget se debe revisar cual es el proceso de pensamiento que hay detrás  de las palabras del niño y sus estudios se centraron en este aspecto.

Es así como el mediador debe tener la habilidad descrita para poder entender el desarrollo cognitivo de su estudiante y más aún sí es un estudiante que ha presentado dificultades para de esta forma poderlo estimular en la comprensión de nuevas cosas.

Los estímulos le pueden llegar directamente al individuo, pero éstos pueden no cambiarlo; sin embargo, cuando un buen mediador está presente, puede asegurar las condiciones óptimas para que el individuo los perciba dé tal forma que le generen comportamientos apropiados de aprendizaje y estructuras operacionales que modifiquen sus estructuras cognitivas como respuesta a la estimulación directa.

Las funciones cognitivas deficientes se explican, generalmente, por falta de capacidad; pero se puede afirmar que es la falta de necesidad la que origina el bajo nivel de funcionamiento. Feuerstein piensa que la necesidad se puede despertar y modificar por medio de la orientación hacia objetivos concretos.

De otra parte, Vigotsky había manifestado que el funcionamiento mental se deriva principalmente de las influencias sociales y culturales, estableciendo que las dimensiones sociales de la conciencia son primarias y las dimensiones individuales son derivadas y por lo tanto secundarias. Recordemos que el concepto de la zona de desarrollo proximal hace referencia a las tareas que son difíciles para que los niños y niñas las puedan dominar solos y que necesitan la guía y ayuda de los demás. Esta zona es la distancia  entre el nivel  de desarrollo real del niño alcanzado por medio de la solución individual de problemas, y el nivel superior de desarrollo potencial determinado mediante la solución de problemas bajo la guía de un adulto o en colaboración de compañeros  más capaces.

Asimismo, cuando revisamos el concepto de las inteligencias múltiples de Gardner, él parte de la idea que cuando una inteligencia está más desarrollada que la otra, está se puede utilizar para potenciar  aquellas que se encuentran en niveles más bajos, Feuerstein piensa que es la falta de necesidad la que origina el bajo nivel de funcionamiento y toca es estimular su funcionamiento para su desarrollo. Por lo tanto las teorías de Gardner y de Feuerstein se puede afirmar que son complementarias. Feuerstein parte de la clasificación del acto mental en tres niveles: input, elaboración y output, los cuales están relacionados entre sí y no actúan independientemente.

Como conclusión podemos afirmar que la característica principal de la modificabilidad cognitiva es aumentar la capacidad del organismo humano para ser modificado a través de la exposición a los estímulos y a la  experiencia proporcionada por el aprendizaje formal e informal.

Tomando como base la exposición a los estímulos y la experiencia de que trata la modificabilidad cognitiva podemos afirmar que la misma parte de la teoría  transmisionista, según la cual el niño no tiene conocimientos previos sino que cuando nace es como un tabula raza en la cual se registra lo que vamos aprendiendo. El mediador lo que hace es facilitar el proceso de aprendizaje a partir de los estímulos que le da al estudiante para que se interese en el aprendizaje y en el conocimiento.

Bibliografía

  • Feuerstein, Reuven (1980). Modificabilidad Cognitiva y Programa de Enriquecimiento Instrumental. Editorial Bruño, Madrid.
  • Gardner, H. (1987) Las estructuras de la mente: La teoría de las múltiples inteligencias. México: Fondo de Cultura Económica.
  • Rice, Philip (1997). Desarrollo Humano, estudio del ciclo vital (segunda edición). Editorial Prentice Hall, México.
  • Vygotsky, Lev S. (1999). Pensamiento y Lenguaje. Editorial Fausto, Buenos Aires.
  • Worchel, Stephen y Shebilske, Wayne (1998). Psicología: Fundamentos y Aplicaciones (quinta edición). Editorial Prentice Hall, Madrid.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/articulos-informativos/una-aproximacion-la-modificabilidad-cognitiva-de-feuerstein

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Howard Gardner: “No tenemos una única inteligencia”

29 de noviembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Howard Gardner

Empecemos por el principio… ¿Qué es la inteligencia?
Una inteligencia es el potencial biológico y psicológico para analizar información de formas específicas, con el objetivo de solucionar problemas o crear productos valiosos para la cultura.

Su teoría expone que existen ocho inteligencias. ¿Podemos tener más de una?
Como se desprende de su propia definición, rechazo la idea de que los seres humanos tenemos una única inteligencia. Lo que popularmente se conoce como ‘inteligencia’ hace referencia a las capacidades lingüísticas y lógicas valoradas en ciertas clases de la escuela y necesarias para ciertas tareas escolares. En cambio, no se deja margen para la inteligencia espacial, la personal, la musical…

Ha hablado de dos nuevas inteligencias que están en fase de estudio, la pedagógica y la espiritual.
Para poder “apoyar” una inteligencia debo investigar mucho y la verdad es que no he tenido tiempo suficiente para detallar la inteligencia pedagógica y, por otro lado, la encuesta que realicé hace años sobre la inteligencia espiritual me dejó dudas acerca de si se trata de una inteligencia en toda regla. Sin embargo, uso estos términos de manera informal e invito a todo el mundo a que pueda hacer lo mismo.

¿Y qué criterio utiliza con el fin de incluir un nuevo tipo de inteligencia en su teoría?
Los ocho criterios que utilizo para determinar las inteligencias de mi teoría son: el potencial de aislamiento por daño cerebral; la existencia de prodigios e individuos excepcionales; una operación identificable o un conjunto de operaciones identificables; una historia distintiva de desarrollo, junto con un conjunto definible de estados finales de desempeño; una evolución histórica; soporte desde tareas experimentales psicológicas; soporte desde descubrimientos psicométricos y la  susceptibilidad de codificación dentro de un sistema de símbolos.

Criterios que se establecen en su libro Estructuras de la mente, publicado en 1983.
Exacto. Estos criterios se han extraído de varias disciplinas y de distintos tipos de poblaciones. No existe una ecuación infalible para determinar si una posible inteligencia tiene o no las cualidades necesarias. Sopeso distintas consideraciones y hago el mejor juicio que puedo. Mi conjetura es que la inteligencia pedagógica y la inteligencia espiritual encajarían muy bien con el criterio ocho, que hace referencia a la susceptibilidad de codificación dentro de un sistema de símbolos. Pero como he dicho, no he sido capaz todavía de hacer la investigación necesaria para alcanzar una conclusión definitiva.

¿Cree que incluirá más tipos de inteligencia en el futuro?
Solo de forma especulativa. Antonio Battro ha escrito acerca de la inteligencia digital, de la cual vale la pena reflexionar. Sin embargo, en la actualidad, lo que él llama inteligencia digital parece reflejarse en la inteligencia lógica-matemática y corporal-cinestésica.

La mayor parte de nuestra comunidad son profesores, ¿cómo pueden ellos identificar la tipología de inteligencia de sus alumnos?
Cuando hablo con los padres, les animo a llevar a sus hijos a un museo y observar detalladamente qué hacen, cómo lo hacen, a dónde se dirigen… Los profesores podrían hacer lo mismo o podrían establecer zonas de juego que nutran las diferentes inteligencias y observar detalladamente qué pasa y qué no pasa con cada alumno.

Una vez se identifican las inteligencias, ¿cómo pueden potenciarse?
Las inteligencias se potencian cuando una persona participa en actividades que implican su ejercicio. Cualquier persona puede mejorar una inteligencia, pero siempre es más fácil si se tiene un alto potencial en un aspecto concreto.

¿Deberían replantearse los planes de estudio con el objetivo de potenciar todas las inteligencias?
No creo que sea necesario replantearse los objetivos de los planes de estudio. Pero sin duda vale la pena pensar si estos objetivos se pueden alcanzar de distintas maneras. Creo que todo objetivo educativo puede alcanzarse mediante distintas vías.

¿Cuál es la importancia de las nuevas tecnologías, como Tiching, en el proceso de aprendizaje de cada alumno?
Cualquier buen profesor debe familiarizarse con las tecnologías, si bien no deben dictar los objetivos educativos. Más bien el maestro (o padre o estudiante o responsable político) debería preguntarse: ¿puede la tecnología ayudar a conseguir este objetivo y qué tecnologías tienen más posibilidades de ser útiles para ese fin?

¿Qué inteligencia tiene más desarrollada?
Creo que soy más fuerte en la inteligencia lingüística y musical, y continúo trabajando con mi inteligencia interpersonal e intrapersonal.

Finalmente, ¿en qué proyectos está trabajando en la actualidad?
Durante los últimos veinte años, he estado involucrado con el Proyecto GoodWork, un estudio acerca de cómo las profesiones sobreviven en un contexto en el que los mercados son muy potentes. El GWP tiene ahora muchas ramificaciones y se puede leer en thegoodproject.org. Además, con Richard Light, un colega cercano, estoy empezando un nuevo proyecto sobre artes liberales y ciencias en el siglo XXI. Queremos entender cuál es la mejor forma de crear y preservar una forma de educación superior que valoramos, pero que se encuentra en peligro por muchas razones.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/howard-gardner-inteligencias-multiples/

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Fernando Corbalán: “Los juegos son la base de las matemáticas”

29 de noviembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Fernando Corbalán

Las matemáticas no suelen gustar a los niños…
En realidad, cuando los niños empiezan a ir a la escuela, las matemáticas son una de las cosas que más les gustan. Pero el sistema educativo se encarga de matarles la ilusión.

¿Cómo?
Al principio, la enseñanza de las matemáticas se hace mediante juegos. Pero llega un momento, alrededor de los siete años, en el que el sistema se encarga de decir que ya vale de tonterías y que, ahora, en serio. Y ése en serio son unas raciones de cálculos increíbles.

¿Y esto es malo?
Yo creo que una de las grandes penas de la enseñanza de las matemáticas es precisamente que se reduce a procedimientos de cálculo: esto mata a cualquiera. A los que nos siguen gustando las matemáticas después de la escuela es porque las llevábamos muy adentro.

¿Cuál es la alternativa?
Mira, ¿cuándo le gustan, a uno, las matemáticas? Cuando tiene desafíos, cosas que le interesa resolver. Los profesores tenemos que procurar preguntas, no respuestas. Si las preguntas son interesantes, los alumnos se encargarán de resolverlas. Este tipo de preguntas se pueden plantear con juegos, que son la base de las matemáticas y del conocimiento en general.

Los problemas también son juegos, ¿no?
Sí, pero las matemáticas escolares suelen plantear problemas que no tiene nadie. Y entonces la respuesta tampoco le interesa a nadie. Hay que proporcionar situaciones que apetezca resolver. No basta con plantear modelos para resolver problemas ficticios, hay que plantear problemas reales que se puedan resolver con modelos.

Pero el álgebra, por ejemplo, sirve para desarrollar la inteligencia, ¿no?
Eso mismo se dice del latín, que sirve para amueblar la cabeza. Sí, bueno, pero el alemán también y, ya de paso, sirve para hablar alemán. Con las matemáticas pasa algo parecido. Para mí la pregunta no es si hay que enseñar álgebra o no. La pregunta es si se se puede enseñar algo más interesante que el álgebra.

¿No es interesante, el álgebra?
Para todos, no. El sistema educativo es como una pirámide donde los de arriba acaban en la universidad. Por eso las matemáticas que se estudian en la escuela son para la gente que va a estudiar carreras técnicas. La lengua que se estudia es para gente que va a estudiar carreras de letras, y así sucesivamente… No tiene sentido.

¿Qué matemáticas se deberían enseñar, entonces, en la escuela?
Las que necesitan el común de los mortales. Por ejemplo, para entender la sociedad actual es necesario aprender estadística y justamente a la estadística no se suele llegar. También es importante desarrollar la habilidad numérica, que sirve para comprender cuestiones de magnitudes o de cálculo mental y para tener criterio para saber si ante una situación es necesaria la calculadora o si el resultado de un problema debe ser exacto o aproximado.

Y, ¿a partir de qué edad un niño puede empezar a disfrutar con las matemáticas?
¡A todas! Las matemáticas son aptas para todos los públicos. Como se suele decir, de los 0 a los 99 años.

Como el Sudoku.
¡Buen ejemplo! El sudoku es muy sencillo, pero, efectivamente, es una buena manera de disfrutar con las matemáticas. ¡La gente se lo pasa pipa!

¿De qué otra forma se puede disfrutar con las matemáticas en la escuela?
Una cosa que les interesa mucho a los niños son los juegos de estrategia en los que hay un procedimiento para ganar. Siempre he intentado proporcionar problemas interesantes para los alumnos, aunque con las matemáticas pasa lo mismo que con los chistes, algunos a ti te hacen mucha gracia, pero no le gustan a nadie más.

Para acabar, ¿es cierto que para ser un buen matemático hay que ser creativo?
Por supuesto. Lo que más hace falta en matemáticas es creatividad. En clase he propuesto más de un juego sin solución, incluso lo había demostrado yo mismo. ¡Vaya si la tenían! Mis alumnos la encontraron rápidamente porque los niños tienen mucha imaginación cuando se les da cancha.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/fernando-corbalan-los-juegos-son-la-base-de-las-matematicas/

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