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Libro: Manual de escritura para científicos sociales (PDF)

Por Selene Kareli/CII-OVE

Como científicos sociales en formación cuántas veces nos hemos enfrentado a la hoja en blanco ante el dilema de la escritura, sin duda mucho más de una vez; por ello, se han escrito varios manuales y textos que sirven de apoyo para poner en marcha la escritura y el análisis que implica el oficio del investigador social; de tal manera, Howard Becker pone a nuestro alcance el texto titulado “Manual de escritura para científicos sociales”, en el cual el autor explica de manera sencilla y clara las formas de comenzar a plasmar nuestras ideas.

En este sentido, dicho Manual se estructura en nueve capítulos, 1) Rudimentos de escritura para estudiantes de posgrado. Un recuerdo y dos teorías; 2) Persona y autoridad; 3) La Única Manera Correcta; 4) Editar de oído; 5) Aprender a escribir como un profesional; 6) Riesgo; 7) «Sacarlo a la calle»; 8) Abrumado por la bibliografía; y, 9) Escribir con computadora. Asimismo, cuenta con número ISBN 978-987-629-167-5 y 235 páginas. Editorial siglo XXI.

El autor expresa que, al escribir el texto referido pensó únicamente en las y los estudiantes de posgrado de las áreas de Ciencias Sociales, sin embargo, al pasar de los años estudiosos de otras áreas y disciplinas encontraron en el Manual un gran instrumento de apoyo para redactar tesis, artículos y ensayos.

Descárgalo aqui: 

Manual de escritura para científicos sociales cómo empezar y terminar una tesis, un libro o un art

 

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Infoxicación, desinformación y lectura

Por: Noel Aguirre Ledezma

Hace unos años, conseguir determinada información especializada y relativamente actualizada realmente era una aventura, ni qué decir cuando era “un trabajo de investigación” solicitado por docentes. Las bibliotecas, los préstamos de compañeros de estudios, las fotocopias e inclusive el recorte de un periódico eran los medios que ayudaban a conseguir el texto buscado.

En la actualidad, de esa “pobreza” de información pasamos a la sobresaturación. Principalmente como efecto de la red de internet, podemos acceder a una infinidad de libros, videos, charlas, blogs, etc., además al instante y desde cualquier lugar. Como dice Daniel Cassany (2021), “hemos pasado en muy poco tiempo de una falta de recursos a una sobresaturación o incluso infoxicación.

Hoy el problema no es acceder a la información sino lo contrario: la infoxicación (información + intoxicación). De golpe hemos tenido que lidiar, sin formación, con el problema de saber elegir lo más fiable y útil entre todo lo disponible.”

Además, en el contexto actual, la desinformación ha cobrado mayor influencia en nuestras vidas. Por ejemplo, crear una “nueva” narrativa y hasta imaginarios, procurando que el mensaje cale en la sociedad para hacer creer una realidad desde la interpretación de hechos y argumentos — aún sean distorsionados— es un mecanismo cada vez más común en estos tiempos. Hoy, desde nuestros territorios locales, con la red, nos suponemos “ciudadanos del mundo”, creemos conocer y admirar cierta región, personaje público o hecho social, es más, en lo cotidiano, día a día, vemos la novela producida en el otro extremo del planeta y comenzamos a copiar comportamientos, pero no nos preguntamos qué ideologías, culturas y situación social están por detrás de esta información. Por otro lado, estamos en un mundo donde cualquiera puede publicar lo que quiera, con medios reducidos. “Vivir en un mundo con libertad de expresión genera toda esta sobresaturación de basura y engaños que debemos aprender a gestionar.” (Cassany, 2021) Esta situación está marcada por los medios mediáticos; Gérard Imbert, en 2004, manifiesta: “La televisión (lo mismo se puede decir de otros medios masivos) no refleja el mundo, no reproduce la realidad, sino que genera un doble de la realidad que vale más que el original”.

En todo este panorama, además hay que tener en cuenta que “La inmersión de las tecnologías (las TIC) en la vida cotidiana ha generado la integración y convergencia de nuevos medios, lenguajes y entornos de comunicación y aprendizaje; la información aumenta y se transforma a gran velocidad; los contenidos se vuelven más complejos y cada día aparecen nuevos soportes, contenidos y formatos textuales. En esta transformación hay un proceso que se ha modificado: la lectura.” (Márquez y Valenzuela, 2018)

Se modifica la lectura, pero la capacidad de leer se mantiene sin cambios. Las constataciones de distintos estudios y de carácter empírico ponen en evidencia que parte de la población tiene pocas habilidades lingüísticas, dificultades en inferir el sentido de los textos y escasa capacidad crítica. Eso explica por qué ante situaciones críticas, antes que los argumentos sólidos priman los puntos de vista subjetivos y dogmáticos. Por supuesto, esta situación incide en construcción de una sociedad democrática y participativa, además en el desempeño como estudiante o en funciones laborales. Ante estas circunstancias, una “respuesta educativa posible es la necesidad de formar a una ciudadanía autónoma y democrática que tenga habilidades críticas de lectura, escritura y pensamiento”. (Cassany, 2003)

Estos son tiempos en los que la lectura no es un asunto solo de la escuela, es del conjunto de la sociedad. Tenemos que fortalecer nuestros hábitos de lectura para que se realice por propia iniciativa y gusto, que vaya pasando de leer desde el significado literal (leer las líneas) a deducir e inferir los textos (leer entre líneas) para transcurrir al plano de la lectura crítica, comprender la cosmovisión, ideología, intención y posición del autor del texto y su entorno (leer detrás de las líneas). Tenemos que leer para comprender y pensar críticamente. “Leer no es solo un proceso psicobiológico realizado con unidades lingüísticas y capacidades mentales. También es una práctica cultural insertada en una comunidad en particular, que posee una historia, una tradición, unos hábitos y unas prácticas comunicativas especiales.” (Cassany, 2006)

¿Sabemos leer?

Noel Aguirre Ledezma es educador popular, maestro y pedagogo. Director de la oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos en Bolivia.

Fuente de la información: https://www.la-razon.com

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La educación que queremos | Leer o no leer (libros)

Por: Andrés García Barrios

 

Quienes nacimos en la segunda mitad del siglo XX, aunque honrábamos a los libros, no leíamos nada; las nuevas generaciones leen como hace mucho no se hacía, pero no leen libros.

El profesor Alejandro Gálvez Cancino, politólogo (poseedor de una biblioteca de unos 10,000 volúmenes), se queja de que sus alumnos de nivel universitario no quieren leer libros. Si va a dejarles una lectura de tarea, tiene que limitarse a algún capítulo suelto o a un artículo académico. Me explica que de esa forma los muchachos sólo tendrán una visión compendiada de los temas de estudio, pero no el desarrollo de pensamiento que da el seguir el argumento completo de un libro. Yo creo que tiene razón: hay ideas que se pueden conocer a través de ensayos de divulgación, otras propias de un texto académico y otras a las que sólo se accede recorriendo varios capítulos y vinculando mucha información.

Pero también creo que los libros se han ganado ese descrédito. El culto del libro ha convertido a éste en algo así como un objeto sacro, es decir divino pero intocable (y de alguna manera estremecedor y hasta aterrorizante). Lo que los jóvenes de otras épocas no nos atrevimos a hacer, parece que los de hoy están decididos a lograrlo: deshacerse de ese tormento. Quienes nacimos en la segunda mitad del siglo XX, aunque honrábamos a los libros, no leíamos nada; las nuevas generaciones leen como hace mucho no se hacía, pero no leen libros.

Si los libros son importantes, pero nadie los lee, o cada vez se leen menos, ¿tendremos que renunciar a su existencia? Creo que no, que los jóvenes pueden volver a ellos si empezamos a des-enseñarles lo que de forma equivocada todos hemos aprendido sobre lo que es un libro.

La joven escritora Carla Durán, también maestra, me cuenta que sus alumnos se escandalizan de que ella use un libro para sujetar una puerta que se azota. Ella les advierte “Tranquilos, sólo es un libro”. Y es que lo cierto es que los estudiantes se santiguan ante los sacros volúmenes, pero no los leen. Creo que el desparpajo de Carla es mucho más conveniente que la veneración que nos hace temer y temblar.

Todos sabemos ―pues lo hemos experimentado― que la escuela ha participado de forma fundamental en la sacralización de los libros, fomentando una idolatría de la expresión escrita que nos aleja de ésta (no es extraño que, a manera de irreverencia, casi de blasfemia, los jóvenes actuales redacten sus mensajes electrónicos ejerciendo un nuevo lenguaje, o al menos una nueva ortografía, logrando así apropiarse de lo que en realidad les pertenece).

Puede ser que la mejor forma de ayudar a nuestros estudiantes a quitarse el miedo a los libros es demostrarles que su contenido está vivo aún; y puede ser también que la mejor manera de demostrárselos sea ayudarlos a reconocer la vida que ellos mismos son capaces de expresar a través de la escritura.

Ningún conocimiento es ajeno a quienes lo reciben y lo transmiten. Ningún conocimiento ―ni aún el más objetivo y científico― se coloca por encima de los seres humanos ni convierte a nadie en un mero receptor. No somos el transporte en el que viajan los descubrimientos de los grandes genios ni las ideas de nadie. Todo conocimiento y toda intención de transmitirlo ―incluyendo la escritura― tienen siempre algo personal. Los estudiantes deben admitir que, al escribir, nunca podrán imitar los modelos normativos al grado de hacer desaparecer su propia personalidad; por el contrario, hay que mostrarles que ellos mismos podrán comprender y asimilar mejor las normas en la medida en que las utilicen para hacer más clara su propia expresión y se involucren en el texto llenándolo de sí mismos.

En la escuela que quiero, si algún estudiante cree que escribir bien es seguir modelos de perfección preexistentes, se le ayuda a entender que no hay modelos perfectos sino que todo modelo, si lo es de verdad, está vivo, es decir es orgánico y por lo tanto cambiante e imperfecto. Después se le muestra que la relación entre el modelo y él es siempre una relación entre semejantes, y que la condición de este tipo de relaciones es que ninguno de los dos someta su propia identidad a la del otro. Finalmente, se le muestra que en un texto, por más abigarrado y complejo que sea, siempre podemos encontrar a un otro y comprenderlo, tal como ocurre en toda conversación en la que los participantes hacen un verdadero esfuerzo por comunicarse.

Los autores de los libros que vale la pena leer siempre hacen un verdadero esfuerzo por comunicarse mediante su texto. Sin embargo, es importante aceptar que todos ellos ─por “consagrados” que estén como autores─ siempre sufren infinitas dificultades de expresión.  Los libros nunca son escritos en estado de pureza, pertenecen a la vida diaria, están llenos del día a día de las personas con todas sus dificultades a cuestas. Algunos se escriben a deshoras, sobre las rodillas, incluso en el camión, con prisa (¡el editor lo pide ya!) y nunca en estados de concentración absoluta. La misma Carla Durán me recuerda que Virginia Woolf lamentaba que sus contemporáneas no gozaban el lujo de encerrarse en su estudio a escribir, sino que tenían que hacerlo mientras se ocupaban de la casa, de los hijos, del marido (me parece que lo mismo describe nuestra Rosario Castellanos). Sin embargo, los varones de la época no dejaban de estar sujetos a presiones, aunque fueran las de sus propias neurosis, siempre presentes para atentar contra “la pureza” de su escritura. El día en que la noticia de que había estallado la Primera Guerra Mundial corrió por todo el mundo, la esposa del gran escritor alemán Thomas Mann se abstuvo de anunciársela a éste, pues temía su reacción si lo interrumpía mientras estaba escribiendo.

Mucho de lo que piensa el escritor es apenas una sensación antes de verterlo en palabras (estoy seguro de que a la mayoría les rige aquello que alguien expresó una vez: «Escribo para saber lo que he estado pensando»). Con la escritura, el texto va tomando cuerpo, va naciendo poco a poco; pero lo cierto es que el escritor debe recorrer muchos tramos desérticos antes de encontrar párrafos donde haya algo de vida. Después, durante la corrección, duda entre quitar lo que le sobra a su luminosa verdad o conservarlo como vía para llegar a ésta (vía que muchas veces es en efecto sombría).  El resultado suele ser una especie de penumbra.

Por eso es preciso que el lector no camine a ciegas, en espera obediente de que el texto lo guíe a cada momento. Debe, por el contrario, mantenerse lúcido e ir identificando el estilo del autor, a sabiendas de que éste procede de forma tentativa acercándose poco a poco a su hallazgo. Al autor hay que acompañarlo hasta que encuentre lo que está diciendo; sus palabras se van abriendo paso entre emociones que todavía no quieren o no logran expresarse. La práctica de la lectura es viva porque la escritura misma contiene las huellas de la vida con la que está hecha. Si el lector no tiene en cuenta esto (si nadie se lo ha mostrado), puede pensar que los tramos oscuros del texto se deben a su propia incapacidad de comprensión y no a una cualidad de lo que está escrito. Eso seguramente lo desanimará.

El texto también está vivo en el sentido de que puede fallar. Un texto tropieza con frecuencia, no sabe bien cómo decir las cosas. El autor que pretende escribir algo perfecto y terminado, sólo logrará unas cuantas palabras muertas. Es cierto que se puede desarrollar eso que se llama “oficio”, se puede dominar cada vez más el vínculo entre pensamiento y palabra, entre palabra pensada y escrita, pero de la imperfección de los textos no se puede dudar: el gran filósofo Soren Kierkegaard afirmaba que no solo había tenido problemas para comprender numerosos pasajes al leer a Hegel, sino que estaba seguro de que el propio Hegel había escrito cosas sin entenderlas.

También pasa que algunas lecturas que nos parecen complicadas de entrada, no lo son tanto. Eso me ocurrió hace muchos años cuando intenté leer la obra de Rainer María Rilke (considerado uno de los grandes líricos del siglo XX, al que muchos conocen por sus Cartas a un joven poeta). Creo que, deslumbrado por aquello de que era uno de los más grandes poetas, me le acerqué por primera vez pensando que me encontraría con algo complicado. Y así fue: lo leí y releí y no entendí nada; hice repetidos intentos por varios años, hasta que un día… ¡zas!, penetré en su significado. Me quedé consternado al descubrir que lo que Rilke decía era sumamente sencillo y que en realidad algo en mi me había engañado impidiéndome comprenderlo. Y no se trataba de que yo había madurado como lector; la mayoría de sus versos eran realmente nítidos, tan sencillos como los más sencillos que pueden leerse. Se trataba, sí, de una resistencia de mi parte, un obstáculo que yo mismo me había puesto.

Resistencia de mi parte y de parte de toda esa gente que cree que leer poesía es irremediablemente difícil, así como que leer libros es tan importante como imposible de hacerse: en realidad, lo que muchas veces pasa es que uno piensa que lo que va a leer es complicado y, debido a ello, la lectura se dificulta. Ocurre algo parecido a lo que le pasaba a aquella amiga mía que venía de Suecia y que hablaba un perfecto español, sin nada de acento extranjero, al grado de que al platicar con ella por teléfono no se notaba su procedencia. Sin embargo, se quejaba de que muchas personas, al toparse con ella ─con su alta estatura, su piel muy blanca y su pelo rubio─, respondían a sus preguntas con cosas como “no hablo inglés” o “perdón, no entiendo”, ante el azoro de mi amiga que no podía más que reclamarles: “¡Les estoy hablando en un perfecto español!”. Ellos seguían sin entender. Sí, así de grandes son los espejismos creados por nuestros prejuicios.

En materia de libros, y podemos decir que de textos en general, son muchos los espejismos. El ver al texto como algo frente a lo que se está en desventaja (es decir, el tener una percepción equivocada de nosotros mismos), nos hace tener también una percepción equivocada de lo que estamos leyendo. Terminaré este artículo con algunos ejemplos, además del ya mencionado de creer que algo es complicado cuando no lo es (por cierto, todavía peor ―¡el colmo de la confusión!― es pensar que si un texto nos parece sencillo es porque no lo estamos entendiendo:  “¿Qué? ―nos decimos― ¿Es así de simple y claro? No puede ser, seguramente estoy mal”).

Otra dificultad frecuente: el texto empieza de forma sencilla pero poco a poco se va complicando. Me echo la culpa a mí mismo: “¡Claro, no podía entenderlo todo!”. En realidad, como hemos visto, es el autor quien está buscando sus propias palabras.

Otro ejemplo: en las primeras páginas el autor asegura haber escrito un libro accesible a todos. Pero avanzamos y avanzamos y no entendemos nada. Eso me ha pasado varias veces con libros de divulgación que prometen ser accesibles a todo público; tras sentirme incapaz de entender ni siquiera lo que todo público entiende, he acabado concluyendo que más bien son los autores de esos libros los que no tienen claros los parámetros generales de lo que es la “sencillez”.

Un caso más: en el libro que estoy leyendo en estos días, el texto fluye con bastante claridad; sin embargo, el autor continuamente nos remite a conceptos que ha tratado muchas páginas atrás; dado que no recuerdo lo que dijo, ni dónde lo dijo, el texto se me va volviendo complicado. ¿Mi conclusión? No tengo de qué asustarme, no es que el texto no sea para mí: libros así son libros de estudio que uno debe releer completos o en fragmentos para poder asimilarlos.

Penúltimo: malas traducciones. Uno debe saber que ciertas dificultades de comprensión se deben a la traducción. Durante años intenté hincarle el diente al Tractatus logico-philosophicus del alemán Ludwig Wittgenstein. Llevaba la advertencia de que se trataba de un texto difícil, pero no esperaba que ya la primera frase resultaría un obstáculo insalvable: “El mundo es todo lo que es el caso”. ¿Qué quería decir con eso? Daba y daba vueltas a la frase y no entendía: ¿el caso?, ¿querrá decir lo que viene al caso? Muchos años después vine a caer en cuenta que era la traducción de mi libro la que complicaba las cosas y que en realidad la idea de Wittgenstein era mucho más clara: “El mundo es todo lo que acaece”, es decir, lo que sucede. Entendiéndolo así, uno podía al menos pasar al segundo renglón y comprender mejor: “El mundo no son las cosas sino los hechos”.

A mi último ejemplo le llamaré “falsos spoilers”. Cuando leí la obra teatral Kean, de Jean Paul Sartre, lo hice con el antecedente de que el protagonista se suicidaría al final. Aunque los diálogos eran los de una comedia filosófica, yo los leí todos como preámbulos de lo que ocurre en torno a alguien que va a quitarse la vida. En la penúltima página, Kean no se había matado: temblando de emoción concluí que su suicido sobrevendría en el último instante de manera sorpresiva, contradiciendo todo lo ocurrido antes (y revelándome a mí, “ávido de saber”, una de las claves de la filosofía existencialista). Pero en la obra Kean de Jean Paul Sartre el protagonista no se suicida. El final es otra cosa. El texto es, en efecto, una comedia. Yo había leído ─sin entender ni una palabra─ una obra completamente distinta.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Bolivia: Gobierno presentará un programa de lectura para reforzar aprendizaje de los estudiantes

El gobierno nacional presentará un programa de lectura para reforzar los aprendizajes de los niños y adolescentes bolivianos, anunció este viernes el ministro de Educación, Edgar Pary.

“Vamos a lanzar un programa de lectura para complementar, mejorar, profundizar y recuperar los aprendizajes de los estudiantes en sus diferentes niveles para de alguna manera compensar y mejorar los aprendizajes perdidos en la gestión 2020”, dijo Pary en conferencia de prensa.

Asimismo, el ministro explicó que el gobierno trabaja en el tema de la recalendarización de la gestión escolar 2022, por la ampliación del descanso pedagógico por dos semanas más.

“Hay que hacer los ajustes correspondientes, no solo es ampliar el descanso pedagógico, hay que analizar desde punto de vista técnico, la dosificación de contenidos, entre otros aspectos”, sostuvo.

El Ministerio de Educación dispuso la ampliación del descanso pedagógico con retorno a clases para el 1 de agosto, ante el incremento de casos COVID-19 en los últimos días.

Pary exhortó nuevamente a los padres llevar a sus hijos a los centros de salud para que reciban las vacunas anticovid que garantizó el gobierno nacional.

El total de las vacunas gestionadas y adquiridas, a la fecha, por el Gobierno nacional alcanza a 23.815.500 dosis, según datos oficiales.

“Se ve que no está avanzando en la inmunización en el grupo menores de 5 a 17 años, lo cual preocupa, y más aún cuando en esta quinta ola los casos están en aumento y fue por ello que se tomó la decisión de la ampliación del descanso pedagógico, por una semana más”, agregó.

El Ministerio de Educación solicito también a los gobiernos departamentales y municipales del país a facilitar los insumos de bioseguridad necesarios y el acondicionamiento de la infraestructura de las unidades educativas para garantizar el retorno seguro a clases.

Bolivia | Gobierno presentará un programa de lectura para reforzar aprendizaje de los estudiantes

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Cómo atraer a la lectura a los estudiantes de Primaria

Por: Laura Román

Lectores ‘en tránsito’. Así define una guía del Ministerio de Educación a los niños de entre 8 y 11 años. En ella se explican los principales rasgos de su personalidad y cuáles son las recomendaciones literarias que les pueden atraer a la lectura.

“Los jóvenes no leen porque los libros que leen no hablan de su mundo. Si un chico lee un libro que no refleja lo que está viviendo, no lo va a leer”. Esta fue la opinión del escritor Jordi Sierra i Fabra cuando le preguntamos sobre cómo se puede fomentar la lectura entre los estudiantes en ‘Conversaciones EDUCACIÓN 3.0’, el espacio de diálogo y reflexión que inauguramos hace unos meses.

En el caso de los estudiantes de Primaria, otra de las razones que obstaculiza la adquisición del hábito lector la podemos encontrar en las pantallas y el tiempo que pasan entre ellas. Tal y como también señaló Fabra: “El móvil se ha convertido en ese agujero negro que absorbe la energía de los niños y jóvenes. Para un niño de 12 años es un misil, un arma de destrucción masiva”.

No obstante, todavía hay esperanza. Son numerosos los recursos que docentes y familias tienen a su alcance para tratar de acercarles poco a poco a la lectura. Uno de ellos es el portal leer.es, del Ministerio de Educación, que ofrece diferentes materiales con los que impulsar esta actividad entre los niños de todas las edades. Dentro de la página web se ofrece una guía en la que se explican algunos aspectos a tener en cuenta y que no solo están relacionados con las recomendaciones literarias.

¿Cómo son los niños de Primaria?

Tal y como señala el documento, los niños entre los 8 y los 11 años son considerados lectores ‘en tránsito’. En primer lugar, es esencial conocer cuáles son los elementos más característicos de su personalidad para acercarles al hábito lector: independientes, responsables, conscientes de su imagen, realistas y lógicos, y tecnológicos. Así, y a grandes rasgos:

Niños Primaria
  • Sienten más interés por estar con niños de su misma edad.
  • Se encuentran receptivos a los consejos de sus progenitores.
  • Le dan más importancia a su imagen física ya que se encuentran en un momento de transición a la adolescencia.
  • Manifiestan un mayor interés por aprender habilidades que les resultan útiles para la vida cotidiana.
  • Tienen gran interés en hacer uso de todo tipo de dispositivos digitales como las tabletas.

Todos estos aspectos resultan fundamentales para conocer los gustos literarios de los niños y también para evitar criticar sus preferencias lectoras. La guía sugiere recomendarles alternativas con calidad literaria, que enriquezcan sus propias lecturas. Para ir un paso más allá, enumera algunos de los géneros y tipos de libros que más gustan a los niños que se encuentran en esta franja de edad:

  • Libros de aventuras (relacionados con detectives o miedo), cuentos fantásticos y narraciones mitológicas.
  • Humorísticos, poemas o historias que giran en torno a la familia, el colegio o los conflictos personales.
  • Títulos con argumentos un poco más complicados de entender y tensión narrativa.
  • Libros informativos o divulgativos que les acercan a su realidad.
  • Cómics.

Facilitar tiempos y espacios de lectura

Una vez que el niño ha elegido su lectura, se destacan algunos elementos importantes para convertirlos, poco a poco, en lectores entusiasmados. Uno de ellos es facilitar un tiempo y un espacio adecuado para leer. Los niños que se encuentran en estas edades dejan de practicar, poco a poco, la lectura en voz alta por lo que es fundamental que tengan un espacio tranquilo y agradable, en el que ponerse a leer. También recomienda que las familias hablen de libros con los pequeños y que descubran nuevas lecturas entre todos.

Niños lectura Primaria

Por otro lado, es importante que las temáticas estén alineadas con sus intereses y experiencias vitales. Todo ello desde un planteamiento de juego, con elementos de misterio o retos para resolver. Por último, hay que tener en cuenta que las lecturas en las que el humor es el principal protagonista atraen a los niños que todavía no consideran el hábito lector una actividad ‘entretenida’. También para todos aquellos que dicen ‘no gustarles la lectura’.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/lectura-primaria/

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Covid provocó retroceso de 10 años en el aprendizaje de lectura en niños

Por: Enrique Carranza

Según un informe del Banco Mundial y UNICEF, una de las principales dificultades que enfrentarán los estudiantes estará en la comprensión lectora

Cuatro de cada cinco estudiantes de sexto grado en América Latina y el Caribe (ALC) no alcanzarán el nivel mínimo de comprensión lectora, prevé un informe publicado esta semana por el Banco Mundial y UNICEF, en colaboración con la UNESCO.

Si bien la región ya se encontraba en una crisis de aprendizaje antes de la pandemia, el covid y su prolongado impacto representó agravamiento sustancial. Esta nueva y alarmante estimación también sugiere que luego de dos años de cierre de escuelas en la región a causa de la COVID-19, los resultados del aprendizaje podrían haber retrocedido más de diez años.

 

El nuevo informe, “Dos años después: salvando a una generación”, recalcó que estas pérdidas de aprendizaje podrían costar a los alumnos de hoy una reducción en sus ingresos del 12 por ciento a lo largo de su vida.

Los niños de América Latina y el Caribe vivieron algunos de los cierres de escuela más extensos por COVID-19 del mundo. En promedio, desde el comienzo de la pandemia los alumnos de la región perdieron, parcial o completamente, dos tercios de los días de clase presenciales, con una pérdida estimada de 1,5 años de aprendizaje.

“América Latina y el Caribe enfrenta una crisis educativa sin precedentes que podría comprometer el desarrollo futuro de nuestros países”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

“El hecho de que una gran mayoría de los alumnos de sexto grado tal vez no logre comprender lo que leen pone un signo de interrogación sobre el bienestar futuro de millones de niños que aún no desarrollaron competencias fundamentales críticas, algo que eleva el riesgo de profundizar aún más las desigualdades de larga data en la región”, añadió.

Los niños más jóvenes y vulnerables han sido desproporcionadamente afectados por estas pérdidas de aprendizaje, como muestra la evidencia más reciente a lo largo de la región, sentando las bases para una mayor desigualdad y una crisis generacional.

 

“América Latina y el Caribe ya perdió más de diez años de avances en términos de aprendizaje a causa de los dos años de cierre de escuelas por COVID-19. Y esta catástrofe educativa sigue en marcha, día tras día”, sostuvo Jean Gough, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

Agregó que “Si bien la mayoría de las escuelas de la región ha reabierto, vemos que demasiados niños no han podido regresar a la escuela a tiempo completo, y muchos de los que han regresado están perdidos. En ambos casos no están aprendiendo. Cerrar los ojos ante la crisis educativa más severa jamás enfrentada por la región perjudicará a los jóvenes de hoy y a todos nosotros a largo plazo”.

 

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Cómo conseguir que los niños lean frente a la tiranía de los likes y los seguidores en redes

Por: Carlota Fominaya

Lucía Alonso, coordinadora de Kumon Lectura, ofrece unas pautas para cambiar una dinámica muy extendida entre los menores.

Conseguir que nuestros hijos sean grandes lectores es uno de los principales retos, sin duda, para este 23 de abril, fecha en el que celebramos, un año más, el Día Internacional del Libro. Todos sabemos que leer sigue reportando múltiples beneficios, porque incentiva el aprendizaje autodidacta, estimula la concentración, desarrolla la creatividad, mejora la expresión oral y escrita y ejercita la mente, entre otros muchos, pero también que es innegable que, hoy en día, los libros no son la única vía de acceso a la información. Existen muchas otras vías para aprender sobre algo, por ejemplo, los vídeos, que muchas veces atraen la atención de los menores como si de un embrujo se tratara. Pero por esto mismo, advierte Lucía Alonso, coordinadora de Kumon Lectura«las familias tienen una necesidad imperiosa de cambiar esa dinámica y conseguir que los niños disfruten leyendo y que la lectura se convierta en una actividad de ocio más que añadir a su lista».

Pero, ¿cómo podemos luchar, en concreto, contra el enorme atractivo que suponen las tablets, los móviles, las pantallas en definitiva…?

En primer lugar, es importante que entendamos cómo funcionan las tablets y qué efecto tienen en el cerebro de nuestros hijos. Cuando la pantalla con la que están trabajando o jugando tiene una gran cantidad de estímulos (luces, sonidos, cambios de imagen constantes) su atención permanece secuestrada y la capacidad de concentración no se desarrolla. Por este motivo, los niños que más horas han pasado delante de pantallas con actividades de estas características tienen más dificultades a la hora de concentrarse en una tarea como leer un libro, escuchar a la profesora atentamente en clase o simplemente participar una conversación.

Crear el hábito de la lectura, desde pequeños, puede jugar un papel fundamental reforzando y construyendo esa capacidad de concentración. Leer es una actividad que exige atención plena, por eso es muy importante que sea una actividad diaria. En este sentido, debemos transmitir a nuestros hijos la idea de que leer no son deberes: de la misma forma que escuchar música no son deberes de la asignatura de Música o jugar al fútbol no son deberes de Educación Física, leer no son deberes de la asignatura de Lengua y Literatura. Por eso es importante que en casa vean la lectura como una actividad de ocio más, como puede ser ver una película o salir a montar en bici.

¿Cómo podemos luchar contra los adictivos likes de las redes sociales?

Los likes y la búsqueda de seguidores en redes sociales están llevando a nuestros hijos a necesitar una aprobación externa constante. Debemos educarlos de tal forma que su autoestima no dependa de lo que otros piensan de ellos, sino de su propio autoconcepto. Y este se construye en gran medida en el entorno escolar por el tiempo que pasan en él y el gran impacto que tiene en sus vidas.

Si les ayudamos a desarrollar su capacidad lectora, esto va a repercutir en sus resultados académicos a nivel general. El hecho de que la lectura sea una materia instrumental presente en todas las demás hace que cobre especial importancia el desarrollo de esta capacidad.

Saber leer, comprender los textos en profundidad, no solo va a tener un efecto positivo en sus resultados académicos, también en su autoconcepto. Un niño seguro de sí mismo que no dependa de la aprobación externa será un niño feliz y un adulto dueño de su propia vida.

¿Cómo podemos fomentar el disfrute de la lectura desde niños?

El desarrollo de la motivación por leer, la concentración y la comprensión lectora deben ser graduales para que los niños aprendan a disfrutar del placer de leer y siempre comprendan todo lo que leen. Muchas veces lo que sucede no es que no quieran leer, sino que cuando lo hacen, no viven una experiencia positiva porque no comprenden en profundidad aquello que leen y por tanto, se aburren leyendo. Por eso es fundamental, en primer lugar, ofrecerles libros adecuados a su capacidad actual. Pero teniendo mucho cuidado de no imponer lecturas ni juzgar sus elecciones. Si les obligamos a leer un libro que no les gusta o que no comprenden completamente, estamos perdiendo una oportunidad perfecta de que conecten con esta actividad.

Y en segundo lugar, es importante que sigan desarrollando su comprensión lectora para que puedan disfrutar de libros cada vez más complejos que les ayuden a ampliar su conocimiento del mundo y de sí mismos. Todos llevamos un gran lector dentro: a todos, sin excepción, nos gusta disfrutar de una gran historia o aprender algo nuevo. Pero es fundamental que vivamos experiencias de lecturas positivas, que se ajusten a nuestra capacidad actual y que la eleven manteniendo nuestra motivación por leer.

¿Cuáles son los mayores errores que cometen los padres en este sentido?

Uno de los errores más habituales es ofrecerles libros en función de su edad y no en función de su capacidad lectora. Las indicaciones generales del tipo ‘libros a partir de 6 años’ o ‘libro recomendado para 3º de Primaria’ que aparecen en algunos libros son más una orientación general que una regla cerrada. Es fundamental tener en cuenta cuál es el nivel de comprensión lectora de cada niño y en base a eso y a sus intereses, recomendar el libro más adecuado para cada uno.

Otro de los errores habituales es dar por hecho que leer y comprender son sinónimos. La comprensión lectora es una capacidad que es necesario desarrollar y es importante hacerlo de forma gradual, paso a paso: primero una comprensión de oraciones básicas, con significados muy literales; luego una comprensión de párrafos más largos, con ideas principales y secundarias, relacionándolas y extrayendo significados más implícitos; y finalmente la capacidad de síntesis y la lectura crítica. Hay toda una serie de escalones en el desarrollo de la comprensión lectora que es importante desarrollar gradualmente.

Y por último, otro error común suele ser no reservar un espacio temporal para esta actividad: un momento en el que toda la familia pueda dejar de lado las pantallas, sentarse tranquilamente con sus libros y simplemente disfrutar de las lecturas, que serán las más adecuadas según el grado de comprensión que tenga cada uno en ese momento.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-conseguir-ninos-lean-frente-tirania-likes-y-seguidores-redes-202204230225_noticia.html

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