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Venezuela – El desafío de Alternativa Popular Revolucionaria.

Por: Luis Bonilla Molina

Introducción

En el año 2020, en medio de la pandemia del COVID-19, se realizaron en Venezuela elecciones para renovar los curules de la Asamblea Nacional. Estas elecciones se efectuaron en medio de unas condiciones materiales especialmente difíciles. Por un lado, las criminales medidas coercitivas sobre el comercio internacional venezolano afectaron todos los ámbitos de la vida nacional, generando un deterioro sin precedentes en las condiciones de vida de la clase trabajadora. Por otro lado, la pérdida de calidad revolucionaria de las políticas públicas entraban abiertamente en contraste con las exigencias populares; salarios por debajo de los cinco dólares mensuales, suspensión de los procesos de contratación colectiva, hiperinflación de más de cuatro dígitos, mega devaluación de la moneda nacional, explosión del proceso migratorio por razones económicas, deterioro significativo de los servicios públicos, eran solo algunos de los elementos que determinaban la vida de obreros, empleados públicos y trabajadores informales.

Paradójicamente, las protestas populares declinaron en medio de una creciente deriva autoritaria del gobierno, soportada en una narrativa de unidad nacional para enfrentar la agresión imperialista. Se vivía un capítulo oscuro en el proceso bolivariano ante la detención y enjuiciamiento de dirigentes obreros, muchos de ellos con una larga tradición clasista. La criminalización de la disidencia le robaba el aroma libertario del proceso constituyente de 1999, algo que había tenido antecedentes durante estos veinte años, pero nunca de estas dimensiones.

Esto tenía un correlato en las relaciones entre los partidos del llamado Gran Polo Patriótico (GPP). El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), organización creada por Hugo Chávez, siempre había mantenido una relación tensa con los restantes partidos políticos del GPP, que se había resuelto casi siempre con acuerdos burocráticos para preservar la unidad. Sin embargo, desde el año 2018 las relaciones al interior del GPP se habían tornado especialmente tensas, debido a las crecientes exigencias de las bases de los partidos políticos de esta alianza (alternativa), para una vuelta a la ruta socialista, revolucionaria y popular del proceso bolivariano y, el abandono del giro de conciliación de clases, así como el freno a la creciente dependencia con las políticas imperiales rusa y china. La falta de diálogo constructivo aceleró el distanciamiento y creó las condiciones para el surgimiento de dos bloques dentro del proceso bolivariano.

Esto no niega la existencia de movimiento social que pugna por zafarse de la polarización ni la existencia efímera de opciones políticas que llaman a conformar un tercer polo. Ciertamente hay una nueva situación política dentro del campo chavista desde el año 2020.

La nueva situación política venezolana demanda una discusión profunda de la izquierda latinoamericana y mundial, que permita actuar como factores de unidad revolucionaria que impulsen el retomar el camino constituyente, la ruta anticapitalista y tomen distancia del neoliberalismo con discurso progresista. No es momento de discursos que justifiquen ni la claudicación de clases ni el aventurerismo ultra izquierdista.

2. Mapa de actores

Se suele hacer política desde los intereses subalternos, las vísceras o las ideas perfectas descontextualizadas de la realidad. Por ello nos parece importante hacer un inventario de las tensiones en proceso bolivariano para poder entender porque surge la Alternativa Popular Revolucionaria (APR) y porque se considera que es el polo progresivo actual. Las correlaciones de fuerza y alineamientos han variado de manera sensible durante los últimos dos años. Por ello, urge una revisión y valoración actualizada de los actores políticos para ver las posibilidades reales de una resignficación del proceso Bolivariano o el terrible posicionamiento de nuevas variantes neoliberales.

Las derechas

En Venezuela las derechas han pasado de ser proyectos políticos vinculados a la agenda neoliberal, a convertirse bien en simples operadores de los dictados del imperio norteamericano y las naciones imperialistas europeas o, en sectores pragmáticos que sobreviven de las dádivas del gobierno venezolano a la espera de que surja una “nueva situación política”.

Los partidos políticos de derecha han perdido toda conexión con el movimiento de masas y tienen una limitada capacidad de movilización circunscrita a centenares de militantes altamente ideologizados, sectarios y confrontados entre sí.

Los cuatro bloques de la derecha están liderados por Juan Guaido, Capriles Radonski, Henry Ramos Allup y María Corina Machado, están estructuralmente divididos por el oscuro manejo del financiamiento obtenido del Grupo de Lima y el asalto a las finanzas petroleras venezolanas en el exterior.

La judicialización y colocación de directivas Ad Hoc por parte del Tribunal Supremo de Justicia ha dejado a los partidos políticos Acción Democrática, Primero justicia y Voluntad Popular en una situación de ilegalidad que les genera mayor dispersión e incapacidad de actuación en el terreno de la acción política.

Surge una nueva derecha dependiente del ejecutivo nacional, con representación en el parlamento, que contribuye a la confusión y el desánimo de las bases de ese sector. El gobierno de Maduro ha logrado limitar a su mínima expresión a la derecha política, quien asfixiada solo le queda apelar a una resolución de la situación venezolana mediante invasión imperialista foránea o una operación militar relámpago. En ese sentido, los restos de la derecha venezolana se convierten en un sector que está en la mira de opciones proclives al aventurerismo militar.

Por supuesto que esto no descarta cualquier modelo de reagrupamiento político que reconecte a la derecha con alguna capacidad de movilización real, pero eso no se ve claramente en el futuro inmediato.

El PSUV y el GPP

El PSUV nunca ha sido un partido político en los términos clásicos. Ha sido más bien una maquinaria política del gobierno, tanto en el periodo de Chávez como en el de Maduro. A pesar que realiza sus congresos y elige sus autoridades por procedimientos sui generis, en realidad el PSUV es una maquinaria electoral, para la organización de la agenda social gubernamental y de control del movimiento social.

Sin embargo, el PSUV es el partido más grande de Venezuela con una base social popular muy importante, algo que le falta al esto de organizaciones. Ha logrado construir un tejido social alrededor de las premisas de la agenda social bolivariana inicial y de unidad contra la intervención norteamericana. No obstante, su militancia ha desarrollado una cultura de postergar la crítica a la burocratización y la deriva neoliberal en tanto se mantenga la amenaza norteamericana. Esto lo ha llevado a desarrollar los cimientos de un policlasismo que no tenía en sus orígenes.

El PSUV ha expresado los equilibrios internos del gobierno, tanto en el pasado como en el presente. La visión de Chávez sobre las características de la alianza cívico-militar determinaron su composición durante años y, en el nuevo periodo de la alianza militar-cívica de Maduro ha construido nuevos equilibrios que dejaron por fuera a actores que no tenían tras de sí influencia real o no compartían el giro de conciliación de clases. El PSUV pasó de una lógica de estructuración donde el centro era Chávez, a un modelo de correlaciones contingentes al estilo del sindicalismo burocrático latinoamericano.

Muchos de los partidos políticos del GPP tienen origen en el proceso Bolivariano, ya sea por rupturas previas o por organización durante el periodo chavista; sin embargo, otros como el Partido Comunista de Venezuela tienen una larga tradición, desde las primeras décadas del siglo XX, así como la experiencia del MRT o los Tupamaros se remonta a los ochenta de ese mismo siglo. El Partido Patria para Todos (PPT) viene de una ruptura con la Causa R precisamente en torno al apoyo a Chávez, mientras que partidos como el de Lina Ron o Nuevo Camino Revolucionario (NCR) se conformaron en medio del proceso Bolivariano. La lógica de funcionamiento de estos partidos, mucho más orgánica, aunque no siempre más democrática, distaba mucho del funcionamiento del PSUV. En consecuencia, nunca se lograron armonizar los mecanismos de funcionamiento y toma de decisiones del GPP; sin embargo, siempre se mantuvo la unidad por razones ideológicas y por el pragmatismo burocrático.

Mientras el PSUV está dirigido fundamentalmente por funcionarios públicos, ymilitantes vinculados a dinámicas gubernamentales, la presión popular de las bases por la rectificación del rumbo gubernamental de los últimos seis años ocurre allí en menor medida respecto a lo que ocurre en el PPT, PCV o Tupamaros; algunos opinan que es silenciada mediante el desarrollo de métodos poco democráticos de debate. La intensidad de las contradicciones por abajo respecto al giro político impuesto por la actual dirección política del proceso bolivariano, presiona de manera desigual a los distintos partidos del GPP.

La dramática situación del mundo del trabajo es resultante de la mayor de las hiperinflaciones conocida en el continente, que ha llevado a emitir billetes de medio millón y un millón de bolívares, así como a la incomparable devaluación de la moneda nacional respecto a otro momento histórico de la República, que se expresa en el hecho que hoy un dólar cueste más de dos millones de bolívares. Mientras esto ocurre, el salario mensual de un trabajador no logra alcanzar los diez dólares lanzando a la pobreza extrema a millones de personas en solo unos años. Todo ello genera una dinámica de cuestionamientos y distanciamientos sin precedentes de los sectores populares con la actual administración gubernamental. Esta presión por debajo logró ser contenida por las direcciones políticas del PPT, PCV, Tupamaros, entre otros en el periodo 2014-2018, pero se hizo insostenible entre el 2018-2020. El acuerdo firmado entre el PCV y el PSUV en 2018 en el cual el gobierno se comprometía a detener y retroceder en las medidas restauradoras que había implementado, resultó imposible de concretar por la agenda de restauración que adelanta el ejecutivo.

Por ello, los acuerdos de reparto de cargos para la asamblea Nacional del 2020 resultaban insuficientes para evitar un dislocamiento de estos partidos. El PCV, PPT, Tupamaros y otras organizaciones dentro y fuera del polo patriótico se van aproximando para la conformación de una alianza electoral social para las elecciones parlamentarias del 2020 que expresara las aspiraciones de sus bases. Esto generó la judicialización e intervención de las directivas y representación de partidos como el PPT, Tupamaros y otros, algo que no se pudo hacer con el PCV.

En la práctica el GPP está desaparecido como órgano de unidad y concertación; su existencia se limita a la formalidad de la conducción del PSUV y las representaciones ad hoc de franquicias vacías.

La APR

La decisión de conformar la Alternativa Popular Revolucionaria como un ensayo electoral unitario sin el PSUV, que fuera incluso más allá de la contienda parlamentaria, catapulta la crisis del GPP. A pesar de la judicialización de muchos partidos, la Alternativa Popular Revolucionaria continúa con candidatos de varias organizaciones, eso sí expresadas solo con la tarjeta del PCV, pero con el apoyo militante de las bases de los partidos intervenidos.

En unas elecciones tan particulares como las del 2020, realizadas en medio de la pandemia, el auge de las sanciones económicas internacionales, la política entre dos aguas del gobierno y la terrible crisis material de la clase trabajadora, la motivación para ir a votar era muy baja, aunque sorprendieron los números de votantes que concurrieron, según los anuncios finales hechos por el Consejo Nacional Electoral. Los resultados mostraron como se imponía, con más del 70%, la alianza del PSUV, mientras, queda en la calle la sensación era que la APR obtuvo más votos de los que aparecieron en el conteo final.

El Bloque oficial conformado por el PSUV, Tupamaro (intervenido), PPT (intervenido), Somos Venezuela, Podemos, MEP (dirección resultante de un litigio), Alianza para el Cambio y ORA obtuvo 68% de los votos, mientras los viejos partidos burgueses de AD-COPEI ahora con directivas cercanas al gobierno obtuvieron cerca del 20% de los votos. La APR con la única tarjeta válida del PCV obtuvo un solo escaño, alrededor del 3% de los votos, no obstante, logro motivar al llamado chavismo revolucionario disidente, una parte importante del mismo voto por la APR.

El precario resultado electoral de la APR desaceleró el proceso unitario y eclipsó parcialmente la potencia del agrupamiento por debajo que había generado en un primer momento. Desde diciembre de 2020 y hasta la fecha de escribir este artículo, la APR no recuperó la iniciativa y lo que si fue evidente fue un relanzamiento del PCV, no siempre con propaganda unitaria, sino fundamentalmente referenciada en su auto percepción de partido de la clase trabajadora.

Sin embargo, voceros del PCV y el PPT como Oscar Figueras y el Negro Rafael Uzcategui respectivamente, señalaron esta semana, que en abril se lanzará la convocatoria al Congreso Fundacional de la APR previsto para Julio de 2021, en una fecha en la cual justamente se calientan motores para una nueva contienda electoral local y regional.

La convocatoria al Congreso fundacional de la APR tiene el desafío de decidir si es una simple alianza de partidos con fines electorales, o se convierte en una plataforma amplia del movimiento social, individualidades, partidos políticos y agrupaciones políticas con actividad más allá de los límites de la democracia parlamentaria. Solo en este último caso se puede convertir en un factor dinamizador del espíritu revolucionario del proceso Bolivariano y los distintos factores del chavismo de base.

La APR es el factor más progresivo en la actual circunstancia del país, por lo cual resulta fundamental participar ampliamente en los debates de su congreso fundacional, las definiciones tácticas y su estrategia centrada en los intereses del mundo del trabajo contra el capital. Ello demanda romper con las definiciones panfletarias que lejos de sumar alejan a los sectores más progresista.

La APR tendría a mi juicio que abrir un debate sobre el ocaso del modelo petrolero mundial y su impacto en una economía alternativa nacional, la crisis ecológica y su expresión en la realidad nacional, la ofensiva neoliberal sobre la educación con expresiones muy concretas de neo privatización y estratificación social que vivimos a nivel mundial en el año 2020, la estrategia feminista y anti patriarcal, la problemática migratoria y el necesario regreso de millones de nacionales lo cual pasa por la recuperación de la economía nacional, entre otras agendas. La APR tiene que superar la propaganda ideológica y entrar en definiciones estructurales anticapitalistas contextualizadas en la realidad de la tercera década del siglo XXI.

La izquierda venezolana esta envejecida, con crisis de identidad rebelde y con grados de Alzheimer. La convocatoria a este Congreso Fundacional de la APR debe servir para relanzar la esperanza y la ilusión socialista y para retomar el camino anticapitalista por parte de amplios sectores del movimiento social. La revolución bolivariana no está muerta, la APR reúne lo mejor de los sueños insumisos del 27 de febrero de 1989.

El movimiento social

La tradición de una parte importante de la izquierda, considera al partido (su partido) como la síntesis de la verdad revolucionaria y ve al movimiento social como el frente de masas. Esto se ha materializado en prácticas de cooptación y pérdida de la autonomía del movimiento obrero y social en general.

En el caso de Venezuela esta tradición ha impedido, entre otros factores, construir una potente y revolucionaria coordinación de movimientos sociales, ni una confederación campesina o central de trabajadores clasista. La experiencia apunta a la construcción de un fuerte movimiento social autónomo en diálogo permanente con las representaciones políticas, pero no subordinada a su lógica de negociación y coaptación.

La Central Socialista Bolivariana de Trabajadores (CSBT) ha devenido en un enorme aparato burocrático de contención y control de luchas, en las antípodas de lo que sería un epicentro del combate y trabajo contra la lógica del capital en el mundo del trabajo.

Sin embargo, nada es solo blanco y negro. Así como al interior de la CSBT subsisten corrientes clasistas minoritarias y arrinconadas, en la calle están surgiendo importantes tejidos de insurgencia. El movimiento comunal, especialmente el larense, es muestra de ello, así como el incipiente movimiento magisterial de base. Las feministas de izquierda comienzan a mostrar un camino autónomo del movimiento anti patriarcal, así como el trabajo comunal en las grandes ciudades.

En la actualidad se gesta de manera subrepticia un movimiento que elude los aparatos de control del gobierno, desarrollando dinámicas de solidaridad y resistencia que hacen pensar en el emerger de un potente movimiento social en el mediano plazo.

Solo una parte de este movimiento social emergente está vinculado actualmente a la APR por lo cual resulta incierta su articulación real a esta nueva estructura. Seguramente ello dependerá de la amplitud y estilos de trabajo sobre los cuales se construyan los puentes entre uno y otro.

La inmensa mayoría del movimiento social actual es de izquierdas, ya que el movimiento estudiantil de derechas se ha visto muy golpeado por las dinámicas migratorias de los últimos años.

FANB

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana constituye hoy el sector organizado hegemónico del proceso bolivariano. No existe asunto gubernamental en el cual la presencia militar no sea determinante. Esto constituye una fortaleza indudable para contener e impedir los intentos de agresión militar imperialista, a pesar que la estrategia militar Bolivariana de resistencia no ha logrado romper con la lógica cuartelaría ni entrado en un proceso constituyente en la toma de decisión. El sostenimiento de la clásica estructura jerárquica alimenta la visión autoritaria sobre la disidencia y la crítica.

Por otra parte, el discurso militar que justifica la alianza con China y Rusia, como parte del proceso de contención del imperialismo se convierte en una pérdida de soberanía y frena la radicalización del proceso, al no desarrollar las Fuerzas Armadas una estrategia de resistencia basada en el armamento popular y la disolución de los cuarteles en los barrios y comunidades.

Mientras los mandos medios y bases militares sufren los estragos de la actual situación material, la estructura jerárquica y disciplinar más vinculada a los beneficios de la burocracia, se convierte a su vez en un elemento para garantizar la unidad de mando.Venezuela804 dos

El protagonismo creciente de los militares y el giro hacia la alianza militar-civil, alimenta la visión corporativa de lo político y se convierte en un elemento que pareciera ser determinante en los próximos meses y años. La contradicción fundamental en este campo viene determinada por el origen popular de los mandos militares y las posibilidades rápidas de ascenso social que derivan del ejercicio del poder, en un Estado como el venezolano que sigue siendo burgués.

Sin embargo, la politización de las Fuerzas Armadas es un salto cualitativo históricamente hablando, que obliga a cualquier iniciativa política a contar con una línea de diálogo y trabajo con el sector militar.

Los ex funcionarios críticos

La prensa burguesa y sectores de la izquierda internacional han dado una exagerada visibilidad a la disidencia de antiguos altos funcionarios del gobierno bolivariano, habidas cuenta de su casi nula incidencia en lo social y lo súper estructural. Como es conocido con la llegada al poder de Nicolás Maduro, luego de la muerte de Hugo Chávez, se produce un desplazamiento de un sector de altos funcionarios que se habían convertido en caras conocidas por las rotaciones que habían tenido en múltiples cargos de alto nivel.

Algunos de ellos representaban el espíritu unitario inicial del proceso revolucionario, mientras otros formaban parte de la lista de empleados quienes jugaron un papel conservador en distintos momentos. Algunos de ellos se unieron a las voces de cuestionamiento y satanización al debate que en año 2009 se dio en el Centro Internacional Miranda sobre las luces y sombras del proceso Bolivariano y contra el híper liderazgo y ahora se presentan como paladines del pensamiento crítico. Otros en cambio que estuvieron en estas jornadas de crítica a la burocratización del proceso bolivariano forman parte de la disidencia de ex funcionarios gubernamentales claramente comprometidos con el proyecto bolivariano inicial. La inmensa mayoría son honestos y éticamente incuestionables, abiertamente diferenciados de quienes son ahora críticos porque perdieron la conexión con los negocios del estado, especialmente del sector petrolero.

Sin embargo, la verdad es que estos ex funcionarios tienen poca o nula capacidad de conexión con el movimiento social concreto. Por lo tanto, su accionar tiene una limitada incidencia en la construcción de correlaciones de fuerzas alternativas, salvo que se produzca una aproximación con el proceso de la APR; de hecho, algunos de ellos llamaron a votar por la APR en diciembre de 2020.

Los emigrantes

Quizá el sector que menos se suele valorar a la hora de hacer análisis y que puede ser determinante en el giro de los acontecimientos es el de los y las emigrantes, aquellos cientos de miles de nacionales que se han visto forzados a partir del país producto de la situación económica y el deterioro de las condiciones materiales de vida. Mientras la oposición habla de seis millones y el gobierno de dos millones lo cierto es que casi no existe un hogar del país que no cuente entre sus miembros a varios que hayan partido, sobre todo población joven.

Venezuela no tiene cultura de ver partir a los hijos en busca de sobrevivencia, cosa que muy pocas veces se logra, disparando las angustias y la rabia contra los factores que consideran desencadenantes de esta situación.Venezuela804 cuatro

Algunos regresan derrotados, para planear una nueva partida, la inmensa mayoría sobrevive fuera en condiciones peores que las de la clase trabajadora de esos países. Aún la izquierda latinoamericana no ha desarrollado una amplia campaña de solidaridad y acompañamiento a la migración venezolana lo cual contribuye a su derechización. El discurso de traidores para aquellos que se marchan en busca de salarios que les permitan cubrir sus necesidades básicas ha impactado en distintos niveles a la izquierda regional que no termina de entender lo que está ocurriendo en Venezuela.

En un país de aproximadamente 32 millones de habitantes y de seis millones de hogares, hablar de una cifra promedio de cuatro millones de migrantes implica referirse a un impacto directo en el imaginario y la conciencia política de más de la mitad de las familias del país.

Desde el proceso bolivariano no se ha construido un discurso que dé cuenta de una perspectiva revolucionaria del fenómeno. La migración puede convertirse en el campo de cultivo para la construcción de un discurso de derechas y base social para proyectos autoritarios en el corto plazo. Por ello, urge no solo abrir un debate al respecto sino el desarrollo de una campaña permanente de la izquierda latinoamericana para acompañar el respeto de los derechos y la inserción laboral de los migrantes venezolanos en los distintos países; esto jóvenes requieren llegar a la conciencia de clase desde el vínculo con sus luchas y no solo por el discurso.

Los sectores despolarizados y los despolitizados

Lo que ha crecido desde la crisis que se abre en el año 2014 con la caída de los precios del petróleo, la parálisis de la perspectiva revolucionaria del proceso y el ciclo restaurador, es la despolitización. Millones de nacionales comienzan a ver, como a finales de los ochenta y los noventa, a la política como un problema y no como una solución. La vuelta soterrada a la anti política se traduce en despolarización silenciosa, algo que puede eclosionar en cualquier momento, orientando el cambio en cualquier dirección.

La anti política tiene varios rostros, desde el asumir formalmente alguna narrativa para sobrevivir, hasta el hastío y refugio en nuevas formas de competencia desde abajo. Despolitización que actúa como un “sálvese quien pueda” que amenaza con eclipsar lo que se había avanzado las dos últimas décadas en tejido social solidario.

En un país donde el movimiento social es muy débil y fragmentado, donde la izquierda es superestructural y no ha logrado fusionarse con el movimiento de masas, la despolitización se convierte en el preludio de la búsqueda colectiva de nuevos caudillismos, incluso ubicados en las antípodas de lo que ha sido el actual liderazgo.

Romper con esta nueva despolitización desde la izquierda pasa por reconstruirse como organizaciones no solo desde la lógica militante sino fundamentalmente desde el movimiento social. No se trata de una reedición del moviementismo, sino de desarrollar la propuesta según la cual cada militante forme parte de una práctica social en curso, no como enclave sino como parte activa. Ello implica la superación de viejos arquetipos partidarios y la lógica de frentes de masas, algo que es más difícil decirlo que hacerlo.

La ultraizquierda

La ultra izquierda es terriblemente minoritaria, súper estructural y con limitada capacidad de autogestión. La izquierda radical que venía de una fuerte diáspora en los ochenta y los noventa del siglo XX, fue incapaz de aprovechar la situación revolucionaria abierta en 1998 para construir organización, tejido social, prensa y medios de comunicación alternativa.

La influencia de la ultra izquierda en gremios y sindicatos es muy débil, prácticamente inexistente en el movimiento indígena y campesino y recién aprendiendo del movimiento ecológico y feminista.

Salvo las excepciones de aporrea.org (2002-2021), otrasvoceseneducacion.org (2016-2021) e insisto-resisto (2021) no existen páginas web con capacidad de generar contenidos propios y expresar un movimiento concreto. Aún estas experiencias son muy limitadas en su radio de influencia.

Marea Socialista, PSL y LUCHAS, entre otros factores de ultra izquierda son muy débiles y fraccionadas. Otras izquierdas de tradición guevarista o nacional popular están en las mismas condiciones.

La posición de la ultra izquierda sobre la APR será fundamental para salir de su aislamiento y fraccionamiento, pero aún no está claro cuál será la posición de la mayoría de ellas. Solo LUCHAS ha expresado públicamente su intención de ser parte de la APR

La clase trabajadora

La situación de la clase trabajadora es dramática ya que no ha logrado construir un polo autónomo de referencia. Actualmente la clase trabajadora está en la peor situación desde las luchas de los años treinta del siglo XX, carente de organizaciones clasistas y con un marco institucional cada vez más cerrado. Las prácticas autoritarias, de judicialización y represión al sindicalismo clasista que se instrumentan desde el Ministerio del Trabajo, dificultan los esfuerzos de organización autónoma. A pesar de la destrucción del salario real y en las peores condiciones de trabajo imaginables, el movimiento de los y las trabajadoras no ha irrumpido aún en el escenario político.

Sin embargo, escamoteos, intentos aislados (petroleros, salud, magisterio, zona del hierro), un movimiento subterráneo de organización en curso, pudieran revertir esta situación. La lucha por un salario mínimo de 300 dólares mensuales, derecho a la sindicalización autónoma, la negociación colectiva, el fuero y la libertad sindical pueden contribuir a la activación del movimiento obrero. Sin embargo, una combinación de miedo y resignación a la situación de sobrevivencia hacen difícil esta tarea.Venezuela804 tres

3. El autismo político de una parte importante de la izquierda latinoamericana

Mientras esto ocurre se produce un deslave de los apoyos al gobierno bolivariano. Factores de izquierda anticapitalista que hasta hace poco daban un apoyo a la revolución bolivariana comienzan a distanciarse y conectarse con las nuevas formas de resistencia. Lo importante es que muchas de estas simpatías encuentran en la APR un vínculo de trabajo político, por lo cual se mantiene apoyo al proceso revolucionario bolivariano.

No obstante, persiste una izquierda acrítica que ha decidido acompañar todo lo que haga el gobierno, sin tomar en cuenta su impacto sobre el mundo del trabajo. Esta izquierda sin conexión con lo que ocurre en Venezuela, podría contribuir mucho más si mantuviera un apoyo a las luces y una crítica a las crecientes sombras de la acción gubernamental. Incluso así podría contribuir a la construcción de un frente revolucionario latinoamericano de cuestionamiento a las medidas coercitivas del imperialismo norteamericano, los imperialismos europeos y el grupo de Lima, que recorra el camino del acompañamiento a la profundización anticapitalista del proceso revolucionario venezolano.

El trabajo de la APR a nivel internacional se convierte clave en este sentido y ello demanda una política internacional de la APR que dé cuenta de la pluralidad de izquierdas que acompañan esta iniciativa. La mayor amplitud en la unidad de acción permitirá fortalecer nacional e internacionalmente a la APR como factor dinamizador del proceso revolucionario bolivariano. Allí el mayor desafío lo tiene el PCV, quien debe construir una lógica amplia de convergencia y derrotar los fantasmas del sectarismo.

4. La Alternativa Popular Revolucionaria (APR) en el escenario post electoral y la convocatoria a su Congreso Fundacional

La APR tiene una gran responsabilidad y posibilidad de convertirse en una opción revolucionaria plural, anticapitalista y revolucionaria de nuevo tipo. Pero dada la correlación de fuerzas que hemos expresado en el análisis de actores, esta no puede ser una organización contra el madurismo y sus claudicaciones, sino para empujar al chavismo de conjunto a la radicalización revolucionaria. En ese sentido debe tener la capacidad de superar la tentación de la política visceral y recuperar el horizonte estratégico. La APR puede generar una despolarización revolucionaria de la situación política venezolana.

Sin embargo, al PSUV no le conviene esta ruptura de la despolarización e intentará colocarle todos los obstáculos. Esta realidad “cantada de antemano” no puede conducir a la APR a centrarse en la mera confrontación al Madurismo olvidando la construcción unitaria en los territorios. La tarea central de la APR es trabajar por la unidad del campo Bolivariano. Unidad no romántica sino en pos de una agenda realmente anticapitalista

Por ello, la lucha contra las sanciones imperialistas y el bloqueo económico debe ser centrales en la recomposición de la unidad. No obstante, esto no implica ceder un ápice a la crítica contra la burocratización, la conciliación de clases y el autoritarismo contra los sectores populares y revolucionarios que actualmente adelante el gobierno. Eso sí construyendo organizaciones, mecanismos y lógicas de independencia de clase. Se trata de una tarea para nada fácil, en la actual coyuntura de la lucha de clases.

5. Retomar el camino de la organización autónoma del movimiento social y la izquierda anticapitalista

La tarea central de la APR es la de acumular fuerzas, en una correlación de fuerzas tan compleja como la que describimos. No se acumula fuerzas con la conciliación, pero tampoco con el enfrentamiento estéril. Cada lucha, cada escenario debe ser construido con una propuesta clara pero también con una construcción sostenida en cada territorio.

Para concluir es necesario insistir en la tarea de convertir a cada militante anticapitalista en un artífice de nuevas experiencias de organización popular, comunitaria, de trabajadores y trabajadoras, feminista, ecológica. Ello pasa por reconstruir la cultura política de la izquierda venezolana

La APR no puede ser una suma de letras, eslogan ni personalidades sino la convergencia de organización de las resistencias anticapitalistas en la actual coyuntura. Si lo logra se estará salvando el futuro de la revolución Bolivariana.

Un desafío solo posible entenderlo y emprenderlo en clave anticapitalista del siglo XXI.

Fuente e Imagen: https://correspondenciadeprensa.com/?p=17991

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Luis Bonilla-Molina: «La otra escuela emancipadora en contextos de cuarta revolución industrial». Mundo

Mundo/América Latina/10-02-2021/Autor: Luis Miguel Alvarado Dorry/Fuente: OVE

Este Lunes 08 de febrero, la Alianza Pedagógica Social Internacional CEIP-Histórica de Argentina, MAEEC-CLACSO de México, KAVILANDO de Colombia, MASA CRÍTICA de Panamá, RED GLOBAL GLOCAL por la Calidad Educativa de América Latina, SAVIA de Paraguay, Universidad de Panamá, CIPCAL de América Latina, KAICHUK MAT DHA de México, EMANCIPACIÓN de Chile, Mujer Pueblo Magisterio-CNTE-Durango de México, el Centro Martin Luther King de Uruguay y CII-OVE de Venezuela, organizó su segundo conversatorio en el ciclo de debates denominado «La Otra Educación Posible«, en esta ocasión estuvo nuestro querido Luis Bonilla-Molina dialogando sobre «La otra escuela emancipadora en contextos de cuarta revolución industrial«, el cual, fue transmitido por el canal de YouTube de Otras Voces en Educación y presentado por les moderadorxs Guadalupe Ramos Ortiz y Rubén Darío Merlín Velázquez del Centro MAEEC-CLACSO México.

En este conversatorio Luis Bonilla-Molina inició alzando la voz por los 6 meses de la desaparición del Educador Popular venezolano Carlos Lanz Rodríguez exigiendo respuestas sobre paradero de este importante educador popular de América Latina.

Para entrar al debate pidió Bonilla-Molina “tener el compromiso de atrevernos a mirar la escuela desde otro lugar, mirar a la educación desde otro lugar, mirar los sistemas escolares desde otro lugar” diferente a la costumbre y programación que tenemos de estos, es decir, llevar a cabo análisis y reflexiones desde otras aristas sobre educación.

Esto es debido a que “estamos en un momento crucial de transformación radical de la sociedad mundial, pero también de la educación y cuesta mucho entender la dinámica profunda de cambio si lo hacemos desde los lugares acostumbrados”, aseguró. En este sentido recordó que desde el 2015 han venido denunciando un “Apagón Pedagógico Global”, es decir, “el pase abrupto, violento a modelos de educación virtual, sin que existiera una adecuada preparación de nuestros sistemas escolares educativos, incluso de las educaciones populares para trabajar en contexto de este tipo”, afirmó.

Asimismo, dejó en claro que la pandemia aceleró este proceso, dejando a millones de estudiantes excluidos de una educación real, esto debido a una restructuración de “los modos de producción” y de la vinculación con la educación.

Mencionó también sobre la conclusión central del Foro Económico de Davos que fue realizado recientemente que “las metas que tenían previstos en la restructuración de este sector del capital vinculado al área tecnológica y al capital emergente transnacional es que las metas que se habían establecido para el 2030 fueron aceleradas en el marco de la crisis de la pandemia”, al mismo dijo que “esas metas que se tenía previstas para ese año deben ya de ejecutarse”. Estos temas, a su juicio, Bonilla-Molina dijo que “deben ser centrales en los debates en materia educativa”.

Por lo anterior, aseveró que es preocupante ya que esos temas no se están debatiendo por los movimientos alternativos, mientras que el capital viene haciendo alianzas “para impulsar en esa dirección”.

De la misma manera, menciona que “se está comenzando a hablar de un nuevo contrato social en educación valorados por cuatro grandes variables”, las cuales, son:

  1. “La interdependencia de la educación con el sistema económico y con la aceleración de la innovación.
  2. La capacidad de la escuela de acompañar la velocidad de la aceleración de la innovación.
  3. Requerimiento para la educación y los sistemas educativos de abordar en los procesos de enseñanza-aprendizaje en un contexto de complejidad de los conocimientos y su vinculación a distintas áreas.
  4. Una convergencia disciplinar en la necesidad de generar nuevos empleos que sean la fusión de viejas profesiones y viejos modelos de empleos”.

Estas cuatro variables “serán a corto y mediano plazo por el desembarco de la cuarta revolución industrial”, afirmó.

En este cambio rotundo de las distintas áreas (económica, social, cultural, tecnológica y política) y, por tanto, educativa, lo preocupante es que “las alternativas, hay una especie de caos cognitivo, de parálisis ante la necesidad de dar respuestas urgentes a una situación y un contexto radicalmente distinto a todo lo que se conoce y a toda la teoría previa que se había formulado” aseguró.

Para intentar explicar su punto de vista, Bonilla-Molina desarrolló diez tesis, “diez enunciados para abrir un debate al respecto”, algunas de ellas son:

  1. “Ratificar que la escuela que conocemos tiene tareas asignadas por el capital.
  2. Las propuestas educativas de los sistemas escolares están vinculadas al curso de las revoluciones industriales.
  3. La crisis escolar se abre en la tercera revolución industrial y la falta de comprensión sobre las nuevas exigencias del gran capital.
  4. La cuarta revolución industrial impacta en el modo de producción, la organización social y en el mundo del trabajo. La escuela, desde ese punto de vista no entiende lo que está pasando y, por lo tanto, está en riesgo de caer en el desuso.
  5.  La crisis de los relatos alternativos.
  6. La viabilidad del modelo actual de formación docente […]”.

Posterior a ello, Luis Bonilla-Molina responde dos preguntas planteadas por integrantes de la alianza, una de Leticia Pacheco por parte de la CEIP-Histórica de Argentina y la otra de Carlos Bracho por parte de la RED GLOBAL GLOCAL por la Calidad Educativa de América Latina.

Después, nuestro querido Luis Bonilla-Molina termina el conversatorio con un mensaje muy enérgico y profundo para les docentes de todo el mundo diciendo “Reivindicar nuestra enorme potencialidad como colectivo, no hay otra profesión que esté tan extendida en el mundo, que llegue a tantos territorios, hasta el último territorio como el de la profesión docente. Tenemos hoy una capacidad enorme de transformar, por eso nos tienen tanto miedo, por eso nos convirtieron en administradores curriculares para manejar hasta el último segundo de lo que hacemos en la escuela y no dar espacio al pensamiento crítico”.

Agregando que “Tenemos que recuperar nuestra confianza en nuestra labor, recuperar nuestro saber pedagógico en clave de transformación radical, y por supuesto, fomentar la unidad del magisterio y esa unidad se fomenta en el trabajo de colectivo pedagógico, en el trabajo de educación popular desde la escuela, en el trabajo de educación popular con nuestros estudiantes, con las familias, con la comunidad”, esto con el hito de defender a la escuela del ataque del gran capital.

Finaliza diciendo que “los docentes hoy tenemos la tarea urgente de iluminar el mundo salvando la escuela y salvar la escuela implica ponerla patas a arriba, significa crearnos nuestras propias crisis epistemológicas para producir el cambio que requiere la escuela en el siglo XXI”.

A continuación, el video completo del debate:

Fuente del Video: https://www.youtube.com/watch?v=rfBIW-7LoXo&t=458s

Imagen: Alianza Pedagógica Social Internacional

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Luis Bonilla-Molina: El Congreso Mundial de educación la más importante convergencia de fuerzas en defensa de la educación pública

Entrevista a Luis Bonilla-Molina

El Congreso Mundial de educación la más importante convergencia de fuerzas en defensa de la educación pública

 

Entrevista Luz Palomino (CII-OVE)

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«Llegó el momento de juntar voluntades, experiencias y esfuerzos organizativos para defender la educación pública en un momento en el cual el neoliberalismo pretende avanzar en nuevas formas de privatización mediante el paradigma de sociedad educadora»

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Luis, formas parte del equipo que convoca al Congreso Mundial de Educación 2020 en defensa de la escuela pública y contra el neoliberalismo educativo. ¿Cómo se llega a esta convocatoria, cuáles fueron las convergencias que lo hicieron posible?

 

En marzo de este año, desde el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) lanzamos la iniciativa de crear un Grupo de Contacto Internacional (GCI) para que dialogaran de manera horizontal, plural y democrática las organizaciones gremiales, sindicales, movimiento pedagógico, organizaciones de educación popular y pedagogos críticos que luchan contra el neoliberalismo educativo.

 

Esta iniciativa tuvo una gran acogida y más de un centenar de organizaciones y movimientos de América y el mundo se sumaron a la iniciativa.  Funcionamos con los mecanismos de comunicación de este periodo, especialmente las plataformas virtuales. Establecimos un diálogo fluido de tres tipos, la primera de manera permanente a través de un grupo virtual de comunicación en WhatsApp, la segunda mediante foros todos los viernes por la tarde en los que dialogamos cinco o seis organizaciones sobre la coyuntura y perspectivas y, tercero, mediante reuniones internas y diálogos bilaterales.

 

Este proceso fue hermoso porque conocimos las iniciativas que cada uno(a) adelantaba, nos reconocimos en las coincidencias, respetando las diferencias. Muches habíamos escuchado lo que los otres estaban haciendo, pero no habíamos tenido la oportunidad de conocernos y reconocernos en las luchas de los otres. Las organizaciones tomaron rostro, palabra, mensaje, sonrisa, alegría, determinación y así nos fuimos (re) encontrando.

 

En el transcurso de estos seis meses fue surgiendo la idea de convocar a una cita internacional, para juntar ideas movilizadoras, reflexiones críticas y proyectos transformadores. Se trataba de ir juntando esfuerzos, respetando los desarrollos de cada uno(a), aprovechando las experiencias de ese ser colectivo que se iba formando.

 

Fue muy importante conocer las luchas que cada gremio, sindicato, organización estaba librando en el marco de la pandemia, para desde allí reconocernos en las similitudes de nuestros desafíos. No se trató solo de un diálogo de ideas sino de un intercambio de experiencias. El hacer se fue convirtiendo en nuestro hacer. Comenzaron a hacerse cotidiana la firma de respaldo a las luchas que unos y otras librábamos, fuimos construyendo un espíritu colectivo.

 

Recuerdo que fue la compañera Mercedes Martínez de la Federación de Maestros y Maestras de Puerto Rico (FMPR) la primera, quien de manera pública expresó este sentir compartido, esa necesidad de encontrarnos en un evento internacional. Lo hizo en uno de los foros de los viernes y a partir de ese momento el murmullo y sentir colectivo fue tomando cuerpo.

 

El apoyo a la idea fue creciendo, en el entendido que este encuentro fuera un punto de relanzamiento del camino recorrido, abriéndonos a otros diálogos, miradas y encuentros. Es decir, el Congreso Mundial de educación no es un punto de llegada, sino una parte importante del camino hacia el encuentro y la unidad de quienes luchamos contra el neoliberalismo educativo. Y desde esa perspectiva se decidió convocar para los días 26 y 27 de septiembre, al I Congreso Mundial de Educación 2020: en defensa de la educación pública y contra el neoliberalismo educativo Este Congreso Mundial es la más importante convergencia mundial de fuerzas a favor de la educación pública, gratuita, laica, científica, popular y presencial.

 

 

¿Puedes mencionar algunos de los gremios, sindicatos, organizaciones y personalidades que forman parte del Grupo de Contacto Internacional?

 

Claro. Desde Canadá hasta la Patagonia, saltando el mar hacia Europa, Asia y África, múltiples voces y organizaciones se sumaron. Entre otros, la Federación de Maestros de Puerto Rico, sindicatos de profesores universitarios de EEUU, la CNTE y la CNSUESIC de México, ASOPROF, AEVE y el sector educativo de la CGT de Panamá, APSE y SINDEU de Costa Rica, Sectores de FECODE y ADE de Colombia, SINASEFE, ANDES, FASUBRA, APOESP para nombrar algunos de Brasil, la corriente del MUD dentro del Colegio de Profesores de Chile, Las coordinadoras de maestros urbanos y rurales de Bolivia,  FeNaPES y la Intersindical de Formación Docente de Uruguay, el SUTEP de Perú, la CONADU-H, el SUTE de Mendoza, varios SUTEBAS para mencionar algunos de Argentina, el FOVEDE de Venezuela, la Asociación de Pedagogos de Cuba, el USTEC de Cataluña, la Intersindical de Valencia en España, la FERC CGT de Francia, la corriente clasista del sindicato de maestro de Australia.   Ruego me excusen si se me escapan algunos. También forman parte movimientos de educación popular como la CEIP-H y ENDYEP de Argentina, el CEAAL,  la Coalición Chilena por el derecho a la Educación, la Mesa Amplia en defensa de la Educación Pública de Colombia, la red Mesoamericana de educación Popular Alforja, entre otros y, destacados académicos como Marco Raúl Mejía, Jurjo Torres Santomé, Peter McLaren, Luis Hernández Navarro, Oscar Jara, Rosa Cañadel, Catherine Walsh.

 

Una vez que anunciamos la convocatoria al Congreso Mundial se han incorporado al movimiento el Foro Mundial de Educación del Foro Social Mundial (FME /FSM), la Campaña Latinoamericana por el derecho a la Educación (CLADE), estamos en conversaciones con la CTU de Chicago y la UTLA de los Ángeles, la Federación d Maestro de Inglaterra, el sindicato de maestros de Australia y sindicatos de Suiza.

 

Como te das cuenta una parte importante del movimiento lo conforman sindicatos y gremios tanto docentes como de empleados del sector educación, pero ello se hace en convergencia con movimiento social e intelectualidad educativa.

 

¿Cuál es la fecha y propósito del Congreso Mundial de Educación?

Como te indiqué el Congreso Mundial se realizará el 26 y 27 de septiembre de 2020, de modo virtual y podrá ser seguido en directo por el público a través del YouTube de Otras Voces en Educación y los Facebook y páginas web de las organizaciones participantes.

Los propósitos son elevar el nivel de diálogo entre organizaciones que luchan en defensa de la educación pública a nivel mundial, generar un documento que sintetice la opinión del movimiento y establecer mecanismos de articulación y coordinación en la etapa posterior al Congreso Mundial. Los interesados en conocer más o establecer contacto con el comité organizador lo pueden hacer escribiendo a congresomundialdeeducacion2020@gmail.com

 

¿El Congreso Mundial de educación 2020 abordará las nuevas formas de privatización educativa que se han puesto en marcha en la pandemia del COVID-19?

 

En efecto. En el marco de la pandemia hemos visto y denunciado como en el orbe avanza el paradigma neoliberal de sociedad educadora. Las responsabilidades de los Estados nacionales de garantizar las condiciones mínimas para desarrollar el derecho a la educación han sido transferidas a les ciudadanes, a las familias, docentes y estudiantes quienes han tenido que repotenciar sus equipos, comprar computadores, pagar los planes de datos a internet para garantizar la continuidad del vínculo pedagógico.  Muchos Estados se desentendieron de su responsabilidad en garantizar esas condiciones mínimas.

 

El avance de la agenda neoliberal de sociedad educadora se torna especialmente dramático en los países llamados de ingresos medios bajos o bajos, en los cuales a les docentes se les ha hecho muy difícil asumir las responsabilidades que corresponden a los Estados.  Incluso en los países de ingresos altos, no todes las familias, estudiantes y docentes cuentan con los ingresos suficientes para poder costear equipos y conexión.

 

Este congreso, como lo plantea el documento de convocatoria, tiene el desafío de analizar esta situación y proponer rutas de resistencia ante este avance neoliberal. En ese marco, nos proponemos también revisar cuál es la perspectiva del capitalismo cognitivo de la cuarta revolución industrial en materia educativa, para poder plantearnos resistencias y alternativas acordes a la actualidad de la lucha en defensa de la educación pública.

También discutiremos los intentos de muchos gobiernos de convocar a una vuelta a clases presenciales en contextos de elevación de los contagios.

 

En lo particular me interesa mucho ver la posibilidad que este congreso postule ideas transformadoras para los sistemas educativos en un contexto de impacto directo de la aceleración de la innovación tecnológica en lo educativo, en lo escolar.

 

 

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Venezuela’s Education Under Siege: A Conversation with Luis Bonilla-Molina

Por: https://venezuelanalysis.com

A professor and researcher who advised Chavez on education issues talks to VA about Venezuela’s pedagogical model.

Luis Bonilla-Molina is a researcher and prolific writer whose work takes a critical look at educational and pedagogical models. He coordinated President Chavez’s international advisors team from 2004 to 2006 and was director of the Miranda International Center (CIM), an internationalist research initiative in Caracas, from 2006 through 2019. Bonilla-Molina is also the former president of the Governing Council of UNESCO’s International Institute for Higher Education in Latin America and the Caribbean, and the current co-director of the Latin American Council for Social Sciences’ (CLACSO) International Investigation Center “Other Voices on Education.”

The essence of the Bolivarian Revolution was a process involving the radical expansion of democracy. Of course, in a process of substantive democratization, education plays a key role. What can you tell us about the educational reform that Hugo Chavez promoted and its relation to the wider democratization of society?

Education is an enabling right [“derecho habilitante”] to all other human rights and Chavez understood this. Broadening access to education opens the path towards the expansion of all other rights.

When Chavez came to power, in the midst of a profound social crisis, there were many problems to be addressed but he focused on educational inclusion. He understood that the democratization of society, which was the driving force for the Bolivarian Process, would only happen through educational inclusion.

From the early days of his presidency, Chavez promoted an inclusive model, but this model clashed with the Education, Culture, and Sports Ministry dynamics. In fact, he was clashing head-on with the existing institutional framework as a whole. That is why he developed the educational missions model: those, in fact, became the route to bypass institutional barriers, and they were tremendously efficient at reaching the people.

There were so many achievements in this period! In fact, I doubt that any other country in the world achieved such widespread educational inclusion in so brief a period. One of the goals was the end of illiteracy, from which about a million people suffered. UNESCO declared Venezuela “territory free of illiteracy” in 2005 [the literacy program was launched in 2003 with Cuban support].

After the literacy program, which came to be known as Mision Robinson, there was an effort to open the doors to those men and women who had wanted to go to college or high school or even primary school, and who had been expelled from the system. The Ribas [pre-university level schooling] and Sucre [university level] Missions worked to widen access.

I remember that I once visited a Mision Sucre education center in Tachira state, where I met a 70-year-old student. When I asked her why she was studying, she told me: “More than merely having a title, what I want is to know what it feels like to be a university student.” Her words evoke the profoundly human character of inclusion.

Robinson Mission classroom, 2013. (VTV)
Robinson Mission classroom, 2013. (VTV)

It is clear that there were huge advances in educational inclusion. Nonetheless, as a professor at the Bolivarian University, I’m aware that there are still many problems to be resolved. What are the pending tasks in the educational reform promoted by Chavez?

The problem for me lies in that we, the left, didn’t come up with an educational project beyond inclusion. Inclusion is fundamental to achieve all other political and social demands, but there wasn’t enough debate about the pedagogical model. Around 2008 we promoted a space to debate the model. We were concerned that much of the public discourse around education centered around the need to move toward the “Venezuelan pedagogical model”… but what does that really mean?

Talking about the “Venezuelan pedagogical model” was a profoundly depoliticized and problematic way to address the issue at hand. What do Simon Rodriguez and Cecilio Acosta [a 19th century liberal reformer] have in common? What connects Andres Bello and Luis Beltran Prieto Figueroa [*]? The history of the pedagogical movement has to do with the correlation of forces, which didn’t favor the popular classes for most of our history. In other words, in Venezuela, most of the pedagogical thought has been closer to [established] power than to the popular masses.

The euphemism “Venezuelan pedagogical thought” is profoundly empty. This becomes evident, for example, when Prieto Figueroa is referred to as a “theorist of socialist education.” Yet Prieto Figueroa’s educational project is a clear expression of the bourgeois education system that would emerge after the 1958 liberal democratic revolution. It is true that at the end of his life, in the 1970s, Prieto Figueroa embraced the socialist project, but his work in education goes hand in hand with bourgeois liberalism!

So, again, there was some debate in 2008 and 2009, but we ran into a bottleneck. The left does not seem to understand that debate is inherent in class struggle. We seem to think that a public debate hurts the revolution, when, on the contrary, it is silences and complacencies that hurt the revolution.

Those were years when there were many latent debates, with some becoming public but, at the same time, those debates were shunned. In fact, there was one debate in which Chavez participated, at the International Miranda Center… Years later, in 2011, Chavez publicly acknowledged that the debate had been useful.

But going back to the educational model itself: we are in a sort of limbo!

Mind you, I’m not talking about curricular reform. When Rodulfo Perez [2016] was minister, we had a debate about the issue of curricular reform. My position is that a curricular reform does not solve anything. Changing the curricula is not the solution because the contents are not the key problem. Changing the Koran for the Bible won’t bring about a real change. Instead, we must reconceptualize the educational model as a whole.

To give you an example, we advocate school autonomy to address both local and national needs, and to permit innovation. We are not talking about autonomy as is proposed by neoliberalism, so that every school becomes a corporation. We advocate autonomy so that communities can define priorities according to their conditions and needs. Needless to say, all that has to happen within the framework of a national educational project with input from teachers, students, and the nation as a whole. A new national debate from below is urgent.

Nobody, not even the Venezuelan right-wing, can deny the tremendous advances in inclusion in the first years of the Bolivarian Revolution, but there is a big deficit in the construction of a pedagogical project with a revolutionary horizon.

The lack of a pedagogic model led to other errors, such as the canaimitas. Chavez understood that computers and access to the internet should be democratized. However, there was a problem and I actually expressed my concern to him. Computers were given to students. Meanwhile neither teachers nor educational centers had computers. That was a defective strategy, and we are paying the consequences now. For a pedagogic strategy to be successful, it has to be lasting and incorporate both the teachers and the educational centers. Today, most teachers continue without computers, which is all the more serious in the context of the lockdown.

We have an additional problem not only among the government leadership but within the left as a whole. We talk about capitalism and imperialism, but we don’t study the phenomena and we end up reproducing its logic. The US is the big unknown for us in what relates to culture and the debates within US society. As it turns out, third-wave capitalism had already proposed that education in schools should be eliminated, that there should be a shift towards education at home. To give you an example, in 2015, the Interamerican Development Bank proposed that a model of education-at-home should be implemented in the continent.

This is what we call a “global pedagogic blackout,” and we warned about its danger in 2016 and 2017.

To give you another example, for years prior to her appointment as US secretary of education, Betsy DeBos had been arguing for cutting back funding for schools and teacher formation because, according to her, virtual classrooms would allow a shift to an at-home system that would strengthen US values.

In other words, global capital’s intention to impose homeschooling is evident. We have been warning of this danger. Now, the COVID-19 pandemic made it a convenient imperative to shift away from schools. The virtual education-at-home agenda imposed itself and we are complying.

This is very dangerous since 99.9% of virtual educational contents are in private hands. Google Education, Pearson Education, and Discovery Education are knowledge transnationals that basically own the virtual education-at-home model. Countries in Latin America, including Venezuela, didn’t prepare for this. We can call this a global crisis of educational sovereignty, which is all the more dangerous in a country that proposes to transition to a new social model.

 

Hugo Chavez and two children who received the canaimita computer. (MinCI)
Hugo Chavez and two children who received the canaimita computer. (MinCI)

The blockade and sanctions affect all aspects of life, including the educational system. Further, there is a social debt with teachers in Venezuela, whose salaries often fail to cover the cost of the transportation to school. How can this be solved in a country that continues to be besieged, and in which we must seek creative and popular solutions to the problems we face?

The US’ criminal blockade affects not only the economy but also daily life for the population, including, of course, education. There are two ways to solve this problem. One is to make a pact with the bourgeoisie, and the other one is to rekindle the socialist project by pushing forward anti-capitalist measures. I advocate for the second option, and this is not an “ultra-leftist” attitude.

For example, 2018 World Bank data show the Venezuelan debt to be around 150% of its GDP. Two years later, international debt seems to be above 200%. Anti-capitalist solutions are not utopian proposals that might only be carried out without sanctions. For instance, we could refuse our external debt. It is not really possible to pay our debt unless we surrender our assets here in Venezuela as payment to capital. To say the obvious, that can be equated with giving up sovereignty and independence.

As I see it, the blockade gives us the opportunity to push socialist policies forward.

I visited Cuba during the special period, and one of the things that most impacted me was how the people in the government and party leadership lived. The leadership lived just as the common people lived. I think it is very important for us to highlight this in our current situation. We should learn from Cuba: when the blockade hit them hard, the leadership didn’t turn over the nation’s assets. Instead, they sacrificed themselves with the pueblo, and they channeled a great deal of their very limited resources to education.

Regarding teachers’ salaries, capitalism likes to present teachers as people with extraordinary vocations. That is how the system tries to justify overexploitation. Instead, we have always defended the idea that we are education workers, and as workers, we deserve a dignified salary in the working world.

A teacher’s salary today is outrageously low, but in fact, this is not new. We were already concerned about teachers’ wages having lost their purchasing power in 2009! Also, compensation should be holistic: teachers need computers… and internet connections… We cannot have one discourse for the outside world and one for the internal one. We support the teacher’s strike in Bolivia when they criticize the government because it is outsourcing the cost of computers and internet onto teachers. However, if we criticize the situation in Bolivia, we have to be coherent and be critical here too!

Even before the financial sanctions began in 2017, there was already a serious problem with student attrition. The sanctions seem to have accelerated the drop-out rate. Is there any good data about this?

No, there are no numbers available and that is a very serious problem. Like many others, I have been demanding that the state release data in general, and particularly regarding dropout rates. It is not possible to solve problems if we don’t understand the dimensions of the crisis we are facing. Recently the UCAB [Andres Bello Catholic University], hand-in-hand with the UN, produced a report with dramatic numbers. Are they correct or not? We can only guess…

The state stopped publishing school data around 2013. By now, nobody who has been near a school can have any doubts. Empirical evidence points to a dramatic dropout rate. There are many reasons for this, ranging from teachers abandoning their posts (due to their low wages and problems with transportation) to problems with electricity and general infrastructure. On top of that, there are important problems with the PAE [“Programa de Alimentacion Escolar,” school meal program]. For a while, almost 100% of public school children received their meals in school, but that has changed dramatically.

To address this situation, we first have to understand where we are. We need the data to be released. This is not a problem of faith or discourse. This is an education crisis, and we need access to the numbers so that we can look for solutions.

You have reflected on the students «disappeared» from education in the context of the COVID-19 lockdown. Internet access in Venezuelan households, as in much of our continent, is below 50 percent. How does the current emphasis on education-at-home affect the different social classes?

Indeed, some 50% of students around the world have technological barriers to access that cannot be overcome overnight. In April, the director of UNESCO Audrey Azoulay said that of the 1.37 billion children and teens out of school due to the pandemic, 800 million don’t have access to a computer, and 700 million don’t have access to the internet. This represents a global “educational blackout.”

All of this holds for Latin America. Ecuadorian teachers are demanding the destitution of the education minister because 70 percent of children are falling by the wayside. In Bolivia, there is a teachers’ hunger strike because more than 80 percent of the students don’t have access to the tools needed to study from home. The SENA [Colombia’s national education system] declared that of the more than 800,000 children in school in February, 528,000 have effectively dropped out. Venezuela is part of this whole picture. Our situation is critical, and anybody who is teaching in Venezuela can attest to this. We cannot be solidarious with teachers struggling in the continent while turning a blind eye toward our own problems.

In fact, these are not times for celebrating. Chavez taught us that our main concern should be for those who are left outside. With this in mind, let’s take a critical look at the concept of “school at home” and “university at home.” Neoliberalism coined these terms with its desire to transfer the responsibility of the state to families.

When the lockdown set in, I pointed out that hundreds of thousands of children would not have the tools to continue studying and this was taken as an attack… Again, this goes back to the left’s fear of debate. We shouldn’t unlearn what we learned from Chavez: we can have 99 children in school, but if one is missing, that one kid should be a concern to revolutionaries.

It is true that the work of teachers is extraordinary. They are sacrificing themselves in order to go on teaching. That should be recognized. Nonetheless, our main concern should be the thousands of children who are falling by the wayside.

Those of us who continue to teach, we know that at the very least half of our students are unable to keep up. I say that with the aim of awakening concern. I think, for instance, that Robinson, Ribas, and Sucre Missions should be going house by house, to figure out who has access to technology and who does not.

Again, teachers and university professors deserve recognition and dignified salaries. They have been bearing the brunt of the crisis on their shoulders. What they are doing is marvelous and it shows that they have energy and commitment. In many cases, teachers are doing what the state should be doing… Their self-sacrifice should be celebrated, but that is not enough.

The truth is revolutionary if we talk about problems and look for real solutions for the people. We have to understand how things really are, and we have to develop a plan to reach the people. We cannot be ostriches, sticking our heads in the ground to avoid seeing problems. We have to face reality as it is.

There are ways to solve our problems, but we need to have a debate. Unfortunately in the left we have a culture that interprets debate as giving ammunition to the enemy. Let’s remember Chavez, who was most concerned by those left behind by the system and also Che Guevara who said, “Truth is the most revolutionary act that we can engage in.”

 

Akaiz Zambrano receives her Sucre Mission university diploma. (YVKE)
Akaiz Zambrano receives her Sucre Mission university diploma. (YVKE)

Note

[*] Simon Rodriguez (1769-1854) was the teacher of Simon Bolivar and a creative independence era pedagogue. Andres Bello (1781-1865) was a linguist with a classist conception of the world. Cecilio Acosta (1818-1881) was a liberal reformer. Luis Beltran Prieto Figueroa (1902-1993) was an education reformer who implemented the technical education system in Venezuela.

*Fuente: https://venezuelanalysis.com/analysis/14946
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Los desaparecidos y torturados por el modelo global de educación en casa

El espejo roto

La hegemonía neoliberal se muestra en las prácticas y los enfoques, tanto “regulares” como contingentes, por ello los discursos “radicales”, sin correlato en prácticas razonadas de resistencia resultan significantes vacíos. El capitalismo muta en apariencia y performance según el tiempo histórico, se reacomoda, absorbe parte de las iniciativas del cambio y las hace funcionales a su lógica de dominación. Por ello debemos estar atentos, la agenda de transformación radical también debe cambiar de manera permanente, sin desdibujar el horizonte; no basta con hacer lo que era revolucionario en los setenta u ochenta del siglo XX, resulta que en el presente hay que hacer eso y otras muchas cosas y, seguramente el foco de atención cambio de manera drástica.

Este cambio incesante genera causa una especie de vértigo, una sensación de inestabilidad permanente en las burocracias educativas nacionales, que como “pájaros en grama” buscan en todas las direcciones las claves de lo nuevo que se hace evidente en anuncios de las bancas de desarrollo, los organismos mundiales del capital. Las burocracias educativas acostumbradas a recibir órdenes, buscan el manual que contenga los pasos a seguir para su perspectiva de la transformación de los sistemas escolares; no terminan de entender que el capitalismo incluso requiere una nueva casta burocrática. El viejo modo de entender los sistemas escolares comienza a ser un obstáculo para el capitalismo cognitivo del siglo XXI. A los burócratas neoliberales la ansiedad propia de los “mandaderos” del sistema, le hace estar mirando para todo lado, intentando hallar las respuestas que les resultan esquivas.

Incluso la burocracia educativa “bien intencionada”, aquellos(as) que consideran que las reformas educativas son la mejor solución posible, los ahoga la falta de discusión, debate y análisis crítico. Sin reflexiones estructurales que les permitan comprender lo que está pasando y construir escenarios realistas, la actual aceleración del cambio les impulsa a sentirse atacados, por ello la piel se les pone “de gallina” y reaccionan con recetas de propaganda.

En el campo de la izquierda pedagógica la situación también es dramática. La reflexión estructural sobre las repercusiones de la tercera revolución industrial en lo escolar y educativo fue una agenda esquiva para este campo. Un “tufo” a desprecio por lo tecnológico sirvió para eludir las necesarias discusiones sobre las nuevas perspectivas del capital y la redefinición de las narrativas y prácticas de resistencia.

Todo está cambiando y los sistemas escolares no escapan a ello. La disolución de la vieja escuela, que venimos denunciando desde 2015, comienza a generarse, a abrirse paso. Es tan drástico lo que comienza a perfilarse que la incredulidad es el signo predominante en el magisterio. Pasada el confinamiento preventivo contra la pandemia volveremos a la arquitectura escolar, a los espacios escolares y muchos pensaran que solo se trata de recuperar contenidos y poner nuevamente en marcha la vieja máquina educativa newtoniana.  Esta mirada, formulada para evitar salir de la zona de confort propia de las rutinas escolares, no impedirá que el Ministerio de Educación Planetario, que es hoy la alianza OCDE-Banco Mundial, siga trabajando para destruir la vieja escuela pública presencial que conocimos. La tensión entre presencialidad y virtualidad  se agudizará y es aún impredecible el curso que tomará. Pero lo que sí es evidente es que el capitalismo está empujando el surgimiento de una nueva máquina educativa.

Las terribles cifras previas a la pandemia

En 2018 el Instituto Internacional de estadísticas de la UNESCO publicaba el “eatlas sobre niños fuera de la escuela”, en el cual se indicaba que 258 millones de niños, adolescentes y jóvenes en el mundo entero están fuera de los sistemas escolares, por razones diversas, fundamentalmente vinculadas a la pobreza extrema, la carencia de electricidad y agua potable, las guerras y migraciones forzadas. Esta cifra está compuesta por 59 millones de niños y niñas en edad de estudiar primaria, 62 millones de jóvenes y adolescentes y 138 millones de jóvenes que fueron excluidos y no pueden culminar los últimos años de la secundaria.

Son las llamadas cifras rojas de la cobertura escolar, el eufemismo con el cual se habla de las consecuencias educativas directas del sistema capitalista. A ello se le debe adicionar que por lo menos un 50% de los niños y niñas que asisten a la escuela, pueden allí contar con el alimento que no pueden tener en sus hogares; para ellos la escuela es un espacio de contención social, donde aprender los contenidos es lo adicional. Para muchas niñas, niños y jóvenes la escuela es también un escape al abuso, la violencia intra familiar y la explotación laboral.

En aquellos países donde la educación secundaria no es obligatoria, ello incrementa la exclusión. Alerta UNICEF (2019) que la imposibilidad de acceso cercano a un centro con educación secundaria impedía que 25 millones de niños más pudieran estudiar, de ellos 15 millones niñas y 10 millones niños.

Menos de la mitad de la población del mundo tiene acceso a internet o una computadora. La crisis educativa evidenciada por la pandemia del COVID-19 pone de relieve que el acceso a la internet y a computadoras se convierte en un derecho humano fundamental. Y como hemos señalado en otros artículos, la dotación de computadoras con fines educativos debe ser en un primer orden y momento para las escuelas y en segundo lugar personales para los estudiantes y, los y las maestras y profesores.

En mi artículo “Pongámonos serios ¿educación virtual en casa? (https://luisbonillamolina.wordpress.com/2020/04/10/pongamonos-serios-cada-familia-una-escuela/ ) trabajé el recorrido del paradigma neoliberal, con sus aristas de calidad y pertinencia  que fueron construyendo la cultura evaluativa, requerimiento indispensable para consolidar el paradigma de la “escuela en crisis”. Y para salir de esta “crisis” que el propio neoliberalismo generaba con las reformas educativas permanentes, fueron impulsando políticas internacionales que construyeran las condiciones de posibilidad para el emerger de la educación virtual como “nuevo incluido” que iniciaría la disputa por el presupuesto educativo dedicado a la nómina docente, fomentando la idea de la casa como el nuevo lugar privilegiado para que ocurran los aprendizajes. Estas políticas públicas, impulsadas por el centro capitalista en materia educativa, se abrieron paso a través de:

  1. Acciones de los gobiernos que comenzaron a dotar a los estudiantes de computadores personales para llevar a la casa, no entendiendo que con ello contribuían a relocalizar el epicentro de lo educativo en la casa;
  2. Exclusión de los docentes de estos programas, pues no se les asignaban computadoras, ello para poder mostrar la obsolescencia y desactualización de la práctica docente, haciendo aparecer el saber pedagógico como obsoleto;
  3. De la desinversión en infraestructura tecnológica en los espacios escolares. En muchos países la dotación de computadoras y conexión a internet de las escuelas fue una tarea no abordada. Unas escuelas sin equipamiento ni infraestructura tecnológica, nos mostraban planteles escolares llenos de láminas, papeles y un modelo de educación frontal, centrada en el pizarrón. La escuela deliberadamente fue inducida a abandonar su rol de epicentro del saber y forzada a reconvertirse en museo de lo educativo. La contención social y el encuentro humano pasaron a ser las tablas de salvación de una escuela que perdía su capacidad de explicar y trabajar desde lo nuevo;
  4. La carencia de nubes educativas por parte de los ministerios de educación, que dejaba en manos de las trasnacionales de la informática y las corporaciones educativas la generación de contenidos educativos digitales;
  5. El sostenimiento del modelo frontal de aprendizaje impedía el desarrollo de novedosas formas de aprendizaje usando el desarrollo científico-tecnológico;
  6. Unas políticas de formación de formadores que desestimaban el vínculo de lo pedagógico con la aceleración de la innovación científico tecnológica y en otros casos, que hacían de los enfoques sociológicos una forma de ocultar la despedagogización que promovía el capitalismo neoliberal;
  7. Del cumplimiento del currículo preestablecido a la progresiva construcción de un currículo hecho a la medida de las exigencias de las pruebas estandarizadas, tipo PISA-OCDE, LLECE-UNESCO, se fue ocultando el hecho que lo que estaba en crisis era el currículo pre-establecido, que para cambiar la escuela había que destruir la vieja noción de currículo, pero la autonomía escolar suele asustar a todes, tanto de derechas como de izquierdas;

Los desaparecidos del modelo neoliberal de educación en casa

El control epidemiológico del Coronavirus llevó a la sociedad mundial al confinamiento en sus casas. El 24 de marzo de 2020 la UNESCO advertía que 1.370 millones de niños y niñas estaban fuera de las escuelas, es decir, el 80% de los estudiantes registrados. La mayoría de gobiernos, como en una película de Walt Disney expresaron que se garantizaría el derecho a la educación mediante la “educación en casa”, “educación en familia”, “cada familia una escuela”; el paradigma neoliberal de la sociedad educadora se imponía en todo el orbe. En realidad, la transferencia de las responsabilidades educativas de los Estados a las familias dejaba en estado de in indefensión a millones de seres humanos.

Para que la casa sea el escenario contingente de lo escolar se requería de partida que en el hogar de cada uno y una de los estudiantes existiera por lo menos una computadora y conexión internet; y ello sin contar los hogares con más de estudiantes, padres docentes y o quienes laboran en el teletrabajo. Sin embargo, el Informe de “We are social y Hootsuite (2020) señala que solo el 59% de la población mundial tiene acceso a la internet, es decir 4.5 billones de personas y que la tendencia es que se privilegie la conexión a través de celulares por encima de las de computadores personales.  El dato relevante en términos de inclusión y cobertura educativa es que un poco más del 40% de la población mundial no tiene acceso a internet. Continua el citado informe señalando que, a nivel mundial, “más de 5.19 billones de personas usan ahora teléfonos móviles” (We are Social y Hootsuite, 2020). Dos cosas nos interesan resaltar de este último dato, la primera que aún más de dos mil millones de personas no usan un celular y el segundo, que pareciera que la estrategia de comunicación educativa debería reorientarse hacia la computadora de bolsillo que es el celular; ello encuentra enormes resistencias entre los docentes, sobre todo por el tamaño de las letras y formatos, pero también porque no se les ha enseñado a usar pedagógicamente el celular. Por el contrario, hasta hace semanas el celular se prohibía en muchas ciudades y escuelas del planeta.  El dato relevante sigue siendo la imposibilidad de cobertura 100% en la “estrategia contingente de educación virtual en casa”, pareciera que un mínimo del 40% queda fuera del alcance de esta iniciativa. En Estados Unidos solo 57 de cada 100 personas tiene un computador personal, esta cifra es aún más baja cuando se estratifica por estratos sociales y profesiones. Los docentes suelen ser una de las profesiones que más tiene computadores personales en casa, pero las cifras de los gremios de América latina ubican esta cantidad por debajo de la media norteamericana. Es decir, muchos de los docentes sobre los cuales se soporta la propuesta de educación virtual en casa no cuentan con computador para ello; comienzan a ser los primeros desaparecidos de la estrategia educativa de los ministerios de educación.

El 21 de abril, el Task Force de trabajo docente publicaba en el portal de UNESCO que de los 1.730 millones de niños, niñas y jóvenes en casa, 826 millones no tienen acceso a computadora en el hogar, mientras que 706 millones no tienen acceso a internet a casa; es decir el 50% de la población estudiantil. Estas cifras varían según el país y la región, pero en ningún caso la cifra es menor del 40% sin internet ni computadora. Es decir, mientras los gobiernos declaran la “continuidad” de lo educativo, millones de niños, niñas y jóvenes han desaparecido de los sistemas escolares.

Son estos nuevos desaparecidos de la educación, los que no aparecen en los discursos de las burocracias educativas. Este hecho, nos hace recordar el tristemente célebre discurso de un dictador del cono sur en los finales de los setenta del siglo XX cuando se le increpaba por los desaparecidos y contestaba “simplemente no están”. Precisamente ¿Dónde están esos millones de niños, niñas y jóvenes que hasta febrero contaban con una escuela pública para estudiar? Más allá de la crisis previa de lo escolar, era innegable el papel socializador de la escuela, por ello responder por los desparecidos de lo educativo se convierte en el grito mundial del presente.

Los torturados por el modelo de educación en casa

Aquellos privilegiados que cuentan con una computadora en casa viven otro drama, el de la tortura por lo educativo como nueva normalidad cotidiana. Primero, las familias tienen que priorizar y decidir sobre los tiempos de uso del computador de casa y la conexión, cuando son varios los integrantes del núcleo familiar que se disputan el acceso al equipo y la internet.   Esto se agudiza en aquellos países y lugares donde los cortes de luz, el racionamiento eléctrico son una constante, donde la conexión es inestable o solo disponible en determinados horarios.

Segundo, para los “desaparecidos de facto”, aquellos que no tienen forma de conectarse para resolver las tareas y continuar en la “normalidad escolar” en tiempos de Coronavirus, la angustia, el estrés por sentirse excluidos se convierten en una cruel tortura emocional y cognitiva. Es la toma de conciencia abrupta respecto a la exclusión social en la que vivían, a la par que sienten amenazada la posibilidad de salir de la pobreza a través del estudio, idea que sembró el liberalismo educativo.

Tercero, el aprender a manejar “plataformas educativas digitales” que desconocían hasta entonces. Y aprender en plural, porque ello se convirtió en un ejercicio de madre, padre, abuelos, tíos y estudiantes; todo aquel que coadyuvaba al aprendizaje en el hogar tuvo que dar el “salto a lo tecnológico” en un tiempo breve, sin manuales, ni clases metódicas. Ello también depende del capital cultural de una familia, porque en algunos casos contar con computadora e internet no resulta suficiente; entonces hay que pedir “auxilio” a alguien externo en medio de la cuarentena.

Cuarto, para los y las maestras y profesores, en su mayoría nacidos antes del clip tecnológico que trajo la década de los ochenta, quienes vieron lo tecnológico como entretenimiento y no en su impacto en el cambio del paradigma educativo, ahora deben reaprender lo pedagógico en un contexto digital. Y el único referente que tienen son los cursos a distancia, del tipo “academia americana”, con textos para leer y llenar respuestas, o la televisión educativa de los setenta con libros para llenar a partir de los videos pregrabados, solo que ahora con computadora, celular y cámara digital. Maestros y profesores que no recibieron formación previa por ello y hoy en un neo darwinismo social son lanzados a un “cada quien resuelva como mejor pueda”. Esa entropía está generando una fragmentación de lo educativo como no habíamos visto en décadas, quizá desde los inicios de la escuela moderna. Para colmo tienen a los directores y supervisores exigiéndoles el cumplimiento de la planeación curricular; lo importante es el cumplimiento de la administración curricular en cualquier contexto. También es justo decir, que estos directores y supervisores son fustigados para que envíen los reportes sobre el “cumpli-miento” (así, con guión intermedio) escolar, para que las altas jerarquías educativas puedan comunicar que “todo marcha bien”.

Quinto, el volumen de contenidos y tareas que le llegan a les estudiantes como educación bancaria virtual es impresionante; pasan cada día cinco, seis y hasta ocho horas resolviendo las guías, cuestionarios, dibujos, ejercicios, crucigramas, sudokus,  etc., en la lógica comunicacional unidireccional. En muchos casos los videos enlatados que les envían son de trasnacionales de la educación. Esta dinámica está enviando a millones de estudiantes a los brazos del “Dr. Google”, a la copia mecánica e irreflexiva de contenidos.  Además, nadie tenía previsto este largo encierro en casa, por lo que las hojas de papel, los lápices y plumas, los borradores y los colores comienzan a escasear; no hay margen para el error, cada hoja es valiosa, cada grafito puede ser el último que se consiga.  Como en un reality show educativo se compite por la hora de entrega.  Estudiar se esta convirtiendo en una carrera de obstáculos en casa, en una tortura que no garantiza aprendizaje alguno

Sexto, los padres, madres, hermanos, tías ya abuelos que tienen que dedicar horas de su tiempo para recordar contenidos que hace muchos años no usan, reaprender como se hace ahora y aprender cosas de las que nunca habían escuchado.  Eso pudiera sonar fascinante a no ser porque ello se hace compitiendo con el tiempo necesario para sobrevivir, en medio de cifras espeluznantes que hablan de 2.000 millones de trabajadores informales, 1.200 de ellos altamente precarizados que viven el día a día.  Tienen que estudiar con sus hijos e hijas mientras resuelven cómo llevar un bocado de pan a la mesa.

Séptimo, les maltratades por la cultura patriarcal, la misoginia, el machismo en las casas. Las opresiones afloran en los encierros forzados como magistralmente lo escribiera José Saramago en “la ceguera”. Para muchas mujeres y niñas la escuela presencial era también un lugar para escapar por horas al trato inhumano en casa, así como para los más pequeños quienes sufrían el maltrato infantil. La escuela presencia no es perfecta y tenemos que colocarla patas arriba, pero ese es tema de otro artículo.

Todos los actores del hecho educativo estamos siendo torturados y algunos replican la acción. Con esta política de “educación en familia” la casa, pasa a ser un lugar para tortura mentes y muertes, para adormecer conciencias, en un proceso de ensayo de educación virtual que más se parece a un lavado cerebral. La casa tiene que ser un espacio educativo basado en el diálogo, el encuentro, el aprender haciendo, el aprendizaje amoroso y, esta situación de contingencia debería concentrarse más en ello.

NO quiero que me desaparezcan ni torturen ¿Qué hago?

La vieja escuela no servía para construir hombres, mujeres y sexo diversos libres, pero estas pasantías de educación virtual en casa elevan de manera exponencial el modelo de educación para la servidumbre y la repetición. Primero, tenemos que abrir un debate global sobre esta situación; segundo, pasar del debate a la acción, como lo están haciendo los universitarios de Galicia promoviendo la primera huelga virtual, pero esta huelga tiene que ser mundial.  En consecuencia es urgente construir espacios de articulación estudiantil, de maestras y profesores, de familias, de pedagogos críticos de sindicatos y gremios, de generadores de opinión crítica; tercero, hay que comenzar a pensar esa otra escuela, sin currículo preestablecido, con algunos estándares consensuados por grado o año escolar, pero además, construir otro modelo de formación de profesores basado en colectivos pedagógicos, que rescaten el saber pedagógico y la acción educativa para aprender a pensar.

*Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2020/04/27/los-desaparecidos-y-torturados-por-el-modelo-global-de-educacion-en-casa/

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Libro: Apuntes para la re construcción de la historia de las Pedagogías Críticas (PDF)

Luis bonilla-Molina 

Día a día crece la moda de las tesis de grado que se reivindican en y desde las pedagogías críticas y los documentos de trabajo que apelan a este enfoque. Sin embargo, ante la ausencia de algunas definiciones claves pareciera que el análisis y actuación que se asume como propio de esta mirada, admite todo aquello que no tiene espacio en las otras formas de abordar la transformación educativa. Existe notoria ausencia de identidad en las pedagogías críticas, derivada del desconocimiento de su genealogía.

A ello se suma la confusión que genera para muchos docentes el breve transito posmoderno que han realizado algunos pedagogos críticos como el gran amigo McLaren (1948) o la dificultad para hallar de manera nítida las alternativas anticapitalistas en los trabajos del maestro Giroux (1943) y otros colegas; igualmente, los problemas para encontrar las traducciones al español de los escritos del hermano William Ayers (1944). Además, está la tentativa por despolitizar el espectro de las pedagogías críticas, presentándolo como un tema simplemente de debate filosófico y de corte académico, al estilo de autores como Rodolfo Bórquez Bustosiii (2006). Estas variantes muestran una epistemología difusa, digna del Dios Romano Jano o de las múltiples definiciones que cada pueblo hace de Hécate, la diosa griega, hija de júpiter. De allí la importancia de comenzar a trabajar la genealogía de las pedagogías críticas, para poder conocer su razón de ser, propósitos, utilidades y límites, es decir su ontología, epistemología y teleología.

Descárgalo aquí: Apuntes para la re construcción de la historia de las pedagogías críticas

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Sistemas educativos, formación docente y desenfoque epocal

Por: Luis Bonilla-Molina 

Los sistemas educativos de América Latina y el Caribe, especialmente escuelas, liceos, universidades y ministerios de educación fueron concebidos y construidos para responder a las necesidades y requerimientos de la primera y segunda revolución industrial, en un contexto de dinamización del capitalismo.  El desarrollo desigual y combinado de las economías nacionales, le daba a la escolaridad su “toque” nacional dentro de marcos y parámetros mundiales.

¿Cuál fue el papel de las primeras legislaciones educativas y los ministerios de educación?   Las legislaciones educativas de primera generación en América Latina y el Caribe (ALC), así como la conformación de los ministerios de educación, tenían como tareas centrales la homologación epistemológica, conceptual y paradigmática de los individuos.  La divulgación del conocimiento científico asociado a la primera y segunda revolución industrial era una de sus tareas centrales, a lo que se añadía el desarrollo de una cultura de consumo y la construcción de ciudadanía para el impulso del modelo de democracia liberal que caracterizó a la ideología capitalista en sus inicios. El llamado desarrollo integral de la personalidad estaba asociado a las anteriores premisas.

En sus orígenes el funcionamiento de los sistemas educativos, las escuelas, liceos y universidades estaban mediados por el patriarcado, la homofobia, el racismo, la segregación por origen de clase, que eran expresiones residuales en la educación de la transición entre el feudalismo y el capitalismo moderno.

¿Cuál fue el modelo de escuela qué  se impuso y su relación con el mundo productivo desde la construcción de conocimiento?

La escuela en el capitalismo de la primera y segunda revolución industrial, funcionó como una emulación de la fábrica, de la producción industrial en lo que respecta a la generación y reproducción de conocimientos.  Los grados de primaria o bachillerato y, las secciones de ellos, eran concebidos como grupos de trabajos y tareas, con dinámicas estructuradas (horarios, recesos, carga horaria, actividades de aprendizaje) a la usanza de una cadena de producción. La “escuela-máquina” funcionaba como un engranaje productivo. La promoción y la repitencia funcionaban como mecanismos de control de calidad en la reproducción del conocimiento.

La escuela, como fábrica, era vista dentro de una cadena productiva, en este caso de cultura. La escuela fue impactada por los distintos enfoques fabriles; por ello, vivió sus periodos de taylorismo, fordismo, toyotismo pedagógico, entre otros. Esta correspondencia armónica entre escuela y fábrica funcionó de manera relativamente eficaz para el capitalismo, en el marco de las dos primeras revoluciones industriales (1730-1960).

No obstante, en este periodo no todo era plano, por el contrario, las resistencias de maestros(as) y estudiantes creaban fisuras en la homogenización cultural y la hegemonía ideológica del capital.  En muchos casos, estas resistencias fueron el campo de cultivo para la construcción de mentalidades críticas. El pensamiento crítico fue construyendo el corpus epistémico y de identidad de las pedagogías críticas.

Esta escuela requería un modelo de docente reproductor, de pedagogía estructurada como insumos/productos, de formación docente centrada en la alienación del trabajo pedagógico y un enfoque de perfil de egreso orientado a una dócil inserción laboral.

¿Cuál fue la relación del modelo de formación docente con este tipo de escuela?

La formación docente, si partimos de las definiciones conceptuales, debió tener como columna vertebral a la pedagogía.  Sin embargo, el concepto fabril de segmentar y evaluar los procesos en sus partes fragmentó la formación docente al desarticular las pedagogías. En consecuencia, los componentes de las pedagogías fueron desarticulados y enseñados cada uno, como técnicas auto contenidas.  La formación docente convirtió a los componentes de las pedagogías en materias separadas, desarticulados entre sí. Se enseñó currículo como técnica de construcción de relaciones entre contenidos, mientras la didáctica se convirtió en tecnología de la enseñanza y la evaluación en control de procesos de enseñanza-aprendizaje; la planeación y la supervisión se estructuraron alrededor del seguimiento de los objetivos instruccionales o conductuales, con un tiempo y duración de cada uno, determinado previamente. Cada uno por su lado sin un espacio de integración epistémico, disolviendo la perspectiva pedagógica integral e integradora.

El modelo de formación docente llegó a tal nivel de desarticulación que lo que se enseñaba como “novedad” didáctica no tenía correspondencia con el modelo curricular o el enfoque de la supervisión, menos aún con los criterios evaluativos. Esto fue generando una pérdida de sentido, de orientación estratégica de la actividad pedagógica. El sistema sostuvo y reforzó este caos en el marco de la primera y segunda revolución industrial, porque ello favorecía la enseñanza reproductora y el aprendizaje mecánico, que requería el modo de producción y el modelo de gobernabilidad en ese momento histórico.

La especialización, la multiplicación exponencial de campos del conocimiento, cada uno dedicado a un detalle de cada “cosa”, fue el rasgo distintivo de la formación docente en los dos primeros ciclos de innovación científico tecnológica.

¿Cuál fue el rol de la pedagogía?

Las pedagogías recibieron el impacto de un conjunto de modas que expresaban la desarticulación señalada en el punto anterior. A comienzos del siglo XX, el psicologismo se convirtió en un torpedo contra el carácter científico de las pedagogías. Los aportes de la psicología para comprender cómo aprende el cerebro pretendieron no ser integrados a las pedagogías, sino, colocados en su contra, lo cuál no tenía otra razón de ser que quebrar el carácter holístico e integrador de las ciencias pedagógicas.

A pesar de ello, las pedagogías se mantienen en el centro del debate educativo como lo evidencian los documentos fundacionales de la UNESCO a mediados del siglo XX. Pero esta recuperación del papel protagónico de las pedagogías colocaba en riesgo los esfuerzos por convertir la escuela, el liceo, la universidad en epicentros de la reproducción del conocimiento, la cultura y la ideología.

Y comienza un proceso de despedagogización del hecho educativo que tiene dos aristas claras.  La primera, el quiebre en las dinámicas de recuperación colectiva del saber pedagógico que habían caracterizado la praxis educativa y segundo, descentrar definitivamente los componentes de las pedagogías de su estructura integradora. En el primero de los casos, se desvaloró la noción de colectivos pedagógicos, de equipos pedagógicos de escuelas, liceos y universidades que discutieran y analizaran los “cuellos de botella” en el ejercicio profesional y encontrarán en la fusión de teoría y práctica el mecanismo de seguir aprendiendo juntes, mejorando la práctica pedagógica y afirmando el carácter científico-reflexivo-práctico-analítico-generador de teoría y praxis alternativas de la profesión docente.

En el segundo, las modas educativas fueron desdibujando la pedagogía como epicentro. En la década de los cincuenta del siglo XX, se señaló que, las pedagogías eran en realidad didácticas, es decir, se pretendió simplificar las pedagogías a uno de sus componentes. A pesar de lo avieso de esta afirmación, causo confusión en el magisterio y los formadores de formadores; aún muchas tesis replican esta premisa señalando de manera errónea que pedagogías es igual a didácticas. En los sesenta del siglo XX, la moda de la planeación y la dirección escolar pretendieron convertirse en sinónimo de eje de las pedagogías y hasta en su sinónimo.

En los setenta, el debate sobre evaluación cualitativa versus evaluación cuantitativa colocó a lo evaluativa como el corazón y la razón de ser de las pedagogías.  Ya casi nadie hablaba de pedagogías como la ciencia de la convergencia de cada uno de sus componentes en el que hacer educativo.

Para colmo, en los ochenta desembarca la moda de más larga duración, la curricular; se nos dice que el corazón de lo educativo, de los pedagógico está en el currículo, que el currículo contiene todo, pero al final se enseña por currículo tecnología de correlaciones y ordenamiento de contenidos.

Los institutos pedagógicos no hablan de pedagogías en un sentido integrador y los ministerios de educación tienen direcciones de planeación, currículo, didácticas, gestión, pero no un espacio de integración pedagógica. En medio de esta pulsión disolutiva de la pedagogía desembarca en el año 2008, la moda es la calidad educativa, una denominación sin conceptualización, pero que sirve para justificar todo cambio irracional de lo educativo.

Cada vez que se habla de una reforma educativa, ello suele terminar en nuevos contenidos a adicionar en manuales que ya apenas si dejan espacio para lo contingente.  Cada día tiene marcado lo que se debe enseñar y el cambio no es una dinámica que se trabaja en el aula. Los modelos didácticos están centrados en paradigmas del pasado y no en la complejidad y el caos del presente.

Los perfiles de egreso, el orgullo de los sistemas escolares, muestra su absoluto desfase: hoy un profesional lineal es una especie en desuso, pero aún cuesta que los perfiles de egreso contengan elementos disímiles como la biología digital, metadatos y la programación informática en carreras como sociología que hoy, se hacen obsoletas como muchas profesiones estructuradas para otro momento histórico.

La física que se enseña en los liceos es la newtoniana, no la cuántica, la química que aprenden los muchachos está centrada en los requerimientos de la primera y segunda revolución industrial no en el presente, la biología que se enseña en muchos casos ya ha sido rebasada por el nuevo conocimiento científico.  Por primera vez, las escuelas no son capaces de enseñar cómo funcionan la mayoría de cosas que tenemos en casa: control remoto, DVD, vídeo juegos, microondas, inteligencia artificial en el teléfono.  No enseña el presente porque su lógica está en el pasado.

La pedagogía recibe la tercera revolución industrial en medio de un caos de fragmentación, propio de la primera y segunda revolución industrial. Pero la burocracia timorata es incapaz de escuchar las voces de las pedagogías críticas, de los colectivos pedagógicos que plantean rutas compartidas para salir del atolladero en el cual esta la escuela y la formación docente.

¿Cuál fue la perspectiva progresista sobre estas dinámicas?

En el periodo (1810-1960) la progresiva expansión de la cobertura escolar fue expresando las tensiones entre necesidades de orientar el consumo y construir ciudadanía para el modelo de gobernabilidad liberal versus la lucha por el derecho a la educación, entendido este último por los revolucionarios y progresistas como un mecanismo para democratizar el conocimiento y garantizar la movilidad social[1].  Sin embargo, el progresismo educativo pecó muchas veces de carencias para tener una visión de la escuela integrada a la economía y la política.

¿Y la mirada religiosa qué música toca en esta fiesta?

En el interciso, entre el paso de la primera y segunda revolución al tercer ciclo de innovaciones científicas y tecnológicas, las religiones y el neo empirismo presionaban para restarle el papel de divulgación científica asignado a la escuela, a la cual culpaban del ocaso de la otrora hegemonía de la fe y el imperio del practicismo. En ese sentido y dirección, la fragmentación de las pedagogías se convierte en uno de los blancos preferidos del oscurantismo religioso.

De repente, muchas escuelas de ALC se convirtieron en escenarios de oficios religiosos, de cánticos de fe, de oraciones, en cuya dinámica la ciencia comenzó a ser arrinconada. Con un discurso de la escuela como espacio para escuchar todas las formas de pensamiento, se desdibujó el papel asignado a la escuela en el marco de la primera y segunda revolución industrial, se abandonó cualquier iniciativa para entender las instituciones educativas en las nuevas dinámicas de la tercera revolución industrial y se puso en riesgo la utilidad social de la escuela.  La falta de comprensión de la relación de la economía, la política, las dinámicas sociales con la escuela, liceo y universidad ha colocado a las instituciones al borde su colapso que amenaza su propia existencia

A ello se le adiciona,  el creciente neo empirismo impulsado por sectores que se auto definen como progresistas, cuyas premisas centrales residen en un localismo entrópico revestido de “pertinencia” que desubica a la escuela como espacio de democratización del conocimiento científico.  La escuela debe recuperar y trabajar todos los elementos de la memoria histórica local, pero ello no lo debe llevarla a abandonar su tarea de espacio privilegiado para democratizar el conocimiento. Una escuela que construye pensamiento crítico construye las habilidades necesarias para vincular armónicamente saber comunitario con saber científico. Esto adquiere especial relevancia en el marco de la tercera revolución industrial.

Tercera revolución industrial, sistemas escolares, pedagogía y formación docente

A la crisis civilizatoria actual y la incapacidad de los sistemas escolares para construir alternativas, se le adiciona el desfase de lo escolar con el performance del modo de producción y el consumo que traen la tercera y cuarta revolución industrial. Tenemos una escuela que trabaja con las rutinas, estética, discurso e imaginario de la primera y segunda revolución industrial y un mundo externo a ella, que sufre las viejas y nuevas opresiones en el contexto de una realidad que expresa el giro inherente a los nuevos ciclos de estas revoluciones industriales.  Veamos

En 1960 se inicia la tercera revolución industrial, la cual se caracteriza por el uso de la informática, la robótica de segunda generación, la automatización a una escala singular, el emerger de los paradigmas binarios y cuántico para la construcción de equipos y maquinarias, la contingencia en la producción derivada de la aceleración de la innovación, la internet, redes sociales digitales, la inteligencia artificial, la big data, el procesamiento para diversos fines de los metadatos, entre otros elementos.

El requerimiento del capital para los procesos de enseñanza aprendizaje, está asociada con la ruptura de la fragmentación y el inicio de la transdisciplinariedad como elemento de trabajo en la complejidad del cambio incesante.

El problema es que la formación docente, las escuelas y liceos entienden que lo que está en juego es un tema de equipamiento de las escuelas, con computadoras e internet y, no una ruptura con los formatos de enseñanza aprendizaje. Ahora el capital requiere una convergencia caótica en permanente mutación y no procesos estructurados, fijos e inamovibles en corto plazo.  Pero, este requerimiento está también asociado a la defensa del mundo del trabajo, a la formación para evitar o disminuir el impacto del desempleo por desfase formativo.

Un ejemplo patético del desfase escolar lo constituye el currículo. El viejo modelo de currículo por objetivos está obsoleto, se corresponde a un modelo de producción fabril caduco y en proceso de desaparición.  Es urgente retomar el sentido común pedagógico que nos permita identificar que es lo que se debe enseñar en un año escolar, semestre o curos.  Los viejos modelos curriculares parecieran que deben ser sustituidos por estándares (no estandarización), es decir por los enunciados centrales de lo que se debe aprender.  Un currículo así no solo cabe en media hoja, sino que demanda una nueva forma de enseñar y aprender (en otro artículo profundizaré al respecto).  Sin embargo, la universidad que forma docente tiene que aprender a trabajar de esa otra forma que recoloca a la pedagogía y a la actividad del docente como científico social en el centro del que hacer educativo.

Cuarta revolución industrial una agenda que nos encuentra sin comprensión de la historia y sin horizonte

La primera y segunda revolución industrial enfatizaron en la especialización, en la atomización del saber. La tercera revolución industrial demandó transdisciplinariedad, complejidad en la integración de saberes, aprendizaje en caos y modelos de enseñanza-aprendizaje disruptivos.  La cuarta revolución industrial pareciera demandar simplificación de saberes, caos convergente del conocimiento y las disciplinas (mucho más allá de la transdisciplinariedad), así como un nuevo papel del docente como integrador de conocimientos que los estudiantes ya traen al aula.

Pero es imposible que la escuela, el liceo, la universidad emprendan esa ruta si quienes modelan, los formadores de formadores no inician una revolución epistemológica y paradigmática en su hacer. Esta no es una discusión menor, en ello nos estamos jugado el futuro de las instituciones educativas

Epílogo: la era de las pedagogías de la autoayuda evidencian una formación docente eclipsada por la ignorancia supina

Para concluir, quiero llamar la atención sobre las modas:  ”nueva era” de pedagogías que solo son una frase bonita, de sentido común.  Una nueva forma de despedagogizar lo constituye el emerger de seudo pedagogías, o pedagogías de auto ayuda, que se hacen llamar del abrazo, de la ternura, del salto, de la caricia, y pare de contar.  Estas propuestas recuperan algún sentido común de las pedagogías, pero evidencian una absoluta desarticulación con sus correlatos en materia de evaluación, didáctica, currículo, gestión, supervisión. Lo triste es que, ante la pérdida de orientación y sentido estratégico de las instituciones de formación docente, estos textos están pasando a ser de referencia y consulta en la formación inicial y continua.  Es menester denunciar su carácter anti pedagógico, a la par que recuperamos el sentido común de estas categorías manoseadas por los mercaderes de ideas.

[1] En este artículo no entraré en el debate sobre movilidad social, solo enunciare la caracterización que al respecto se hace

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*Fuente:https://luisbonillamolina.wordpress.com/2020/02/10/sistemas-educativos-y-desenfoque-epocal/

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