Por: Luis Bonilla-Molina
La formación docente (inicial y continua) no escapa a los problemas que se evidencian en el sistema educativo. Por ello, defensor como he sido de una educación pública, gratuita, popular, científica, laica y de calidad, presento un conjunto de ideas para el debate sobre la transformación de la formación docente. Bienvenido el debate
La direccionalidad estratégica de los centros de formación docente
¿Como evitar que los centros de formación de formadores pierdan la direccionalidad estratégica en el marco de una dinámica de investigación, gestión del aula y educación de los futuros educadores? La acción-investigación-reflexión-sistematización-acción como eje de la formación continua del docente, ciertamente puede generar la distorsión que haga de lo concreto del plantel una pérdida de la mirada del conjunto, de la acción sistémica integrada.
Por ello, los centros de formación docente no pueden verse como islas, ni como instancias administrativas sujetas a la simple ejecución de órdenes emanadas de los ministerios de educación. Tampoco como simples lugares de rotación para quienes realizan y/o lideran procesos de investigación participativa en las aulas las cuales resultan de importancia para el sistema educativo en su conjunto.
La reforma integral de los sistemas educativos que demanda la vorágine de cambios paradigmáticos de la tercera década del siglo XXI, exige que los centros de formación docente (inicial y continua) estén asociados e integrados a un espacio colegiado de la conducción de las políticas públicas en educación, que a mí me gusta llamarle Consejo Nacional de Educación.
Este Consejo Nacional de Educación sería una esfera de encuentro para el diálogo respecto a cómo hacerles seguimiento a los acuerdos nacionales en materia educativa, monitorear y valorar el conocimiento que emerge desde las aulas sobre los alcances y limitaciones de las políticas públicas en educación, así como para organizar las consultas ciudadanas sobre temas emergentes o una reorientación de conjunto y para monitorear.
En consecuencia, se trata de construir una instancia no burocrática de acompañamiento a las reformas educativas, que no sea subalterna a las jerarquías educativas, sino que por el contrario se convierta en un centro de referencia. Ello demanda conjurar el riesgo de la creación de una nueva élite para la toma de decisiones en materia pedagógica. Limitar el periodo de permanencia de los integrantes del Consejo Nacional de Educación, establecer la rotación de responsabilidades y entender su dinámica constitutiva en permanente dialogo con el magisterio y la sociedad seguramente contribuirán a conjurar este riesgo
*Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/04/15/por-una-formacion-docente-para-maestros-y-maestras-del-siglo-xxi-3/