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Senegal: Primero el colegio; la boda, ya veremos

África/Senegal/09 Mayo 2019/Fuente: El país

En muchos países, las niñas abandonan los estudios para contraer matrimonio demasiado pronto. Y estos las suelen formar solo para su tarea como esposas. Por eso este instituto, el Ameth Fall de Senegal, es una rara avis en un país en el que el 31% de las niñas se casan antes del cumplir 18. Es un centro exclusivamente femenino y les enseñan a tener autoestima e independencia

En todo el edificio y los alrededores pululan de un lado a otro alumnas vestidas con uniforme rosa. En este instituto africano tienen carteles que exigen que se hable de la regla en las aulas y que haya más mujeres en las carreras de ciencias. Algo no muy habitual en un país en el que el 31% de las adolescentes llegan casadas a los 18 y el 9% a los 15, según Unicef. Es el instituto Ameth Fall de Saint Louis de Senegal, una localidad costera al norte del país que fue la capital de África occidental bajo la ocupación francesa. 1.500 alumnas de entre 12 y 20 años acuden aquí cada día.

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Pakistán: las niñas se ven privadas de la educación

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Matrimonio infantil: 231 mil niñas viven bajo esta problemática en el país

Por: Fernanda Sandez. 

la nena la cambiaron por una moto. Una motocicleta, sí. Pero a veces es por un bolsón de mercadería o por algo de dinero. O ni siquiera eso, y la nena termina en una casa que no es la suya y conviviendo con un extraño (y a menudo mayor) por nada. Porque sí. Porque la madre o el padre o los abuelos o alguien de la familia se lo ordena. Porque siempre es mejor tener una boca menos alrededor de la mesa a la hora de comer. A veces, la explicación para esa mudanza pasa por algo tan básico como la comida, el techo, la idea de que ahí, con él, la pasará –si no mejor- al menos un poco menos peor de lo que la está pasando en su propia casa. Sin golpes. Sin violencia. Sin hambre. Sin. En una vida en donde nada abunda, una privación menos puede ser decisiva.

A.M., una nena que había sido criada por su abuelo, su madre un día regresó a buscarla, se la llevó con ella y –según contó luego la menor a las autoridades de Chaco- la cambió a un hombre por una moto de baja cilindrada. El hombre –de 59 años y vecino del paraje Santa Cruz, en Formosa- dejó la moto y se llevó a la niña, de 13 años. Pero esto que en la mayoría de los casos sucede en la más perfecta de las oscuridades salió a la luz cuando la nena llegó (ya embarazada de ocho meses) al hospital, contó lo que le estaba pasando desde hacía un año y los médicos denunciaron el hecho en la comisaría de Juan José Castelli. Intervino entonces la Unidad de Protección Integral (UPI) del lugar, ordenando la prohibición de acercamiento tanto a la madre como al abusador. Sin embargo, como señaló la abogada de la UPI, María Alejandra Moure Delicia, “Los embarazos de niñas y adolescentes forman parte de una realidad que enfrentamos día a día, es común ver esto en los parajes. Está naturalizado”. Tanto es así que en los últimos meses de 2018 y solamente en Chaco se sucedieron cuatro episodios similares, y estos casos parecen multiplicarse a medida que nos alejamos de las ciudades. Como si las leyes se disolvieran a medida que pasan los kilómetros. Como si, monte adentro, los derechos de estas niñas se licuaran hasta desaparecer a manos de la costumbre o las tradiciones. Como si, monte adentro, Argentina comenzara a parecerse al Asia Meridional (donde ocurre casi la mitad de los casamientos infantiles del mundo, 45%) o al África Subsahariana, adonde ocurre otro 39%. Pero no: esto es América Latina, adonde ocurre “apenas” otro 23% de las uniones anteriores a los 18 años de edad, que es lo que internacionalmente se define como matrimonio infantil.

¿Cuántos casos de este tipo ocurren en Argentina, un país que gusta imaginarse como “de vanguardia” en materia legislativa? Según se desprende de Color de rosa (un informe sobre el tema, elaborado por la Fundación para el Estudio y la Investigación de la Mujer (FEIM), hay al menos 341 mil menores conviviendo o ya casadosEn más de la mitad de estos casos, se trata de niñas. “En el caso de las mujeres, 230.188 están unidas o casadas, lo que representa el 68 por ciento del total y duplica al número de los varones. Respecto a los cónyuges o convivientes, en la media de los casos de niñas y adolescentes mujeres están unidas a cónyuges o convivientes hombres de más de 15-20 años”. Dicho de otro modo, un fenómeno que muchos creen propio de culturas remotas sucede “acá nomás”. Cerca, muy cerca, aunque con una marcada incidencia en las provincias del norte, ahí adonde el machismo planta bandera desde hace centurias. Ahí donde un caso como el de M. es apenas uno entre cientos que rara vez salen a la luz porque la cohabitación de una niña con un adulto es, como todos repiten, casi “parte del paisaje”. Con todo, este fenómeno no es privativo de una determinada provincia ya que, como también revela el informe, los casos de nenas y adolescentes conviviendo (recordemos que para la ley argentina todo menor de 18 años es niño o niña) se dan en todas las provincias. Pero no en todas, claro, con la misma frecuencia. Así, “las provincias donde se concentra mayor porcentaje de adolescentes de 14 a 19 años, de ambos sexos, conviviendo en pareja son: Buenos Aires (38.5 %), Santa Fe (8.7%) y Córdoba (6.1%) con los más altos porcentajes. Siguen Misiones (4.9%), Chaco (4.5%), Salta (3.8%), Mendoza (3.7%), Entre Ríos (3.6%), Tucumán (3.5%) y Corrientes (3.3 %)”. Desde Chaco, el abogado Rolando Nuñez, titular del Centro Mandela, una ONG que trabaja sobre con realidades sociales muy duras, precisa que “construir una noción integral de este tema porque las uniones formales entre adultos y menores violan el orden legal y porque las parejas entre un adulto y una niña no son un tema que siga el sistema sanitario público. Por ende, no figuran en los anuarios de salud pública ni de Chaco ni de ninguna otra provincia, por lo que se carece de información completa sobre este universo. Sin embargo, este tema sucede y la zona roja en el caso de Chaco está dada por El Impenetrable, que ocupa 35% de la superficie de la provincia. Allí habitan familias criollas pobres y familias indígenas en extrema pobreza. En esa población es en donde se produce el mayor numero de embarazos no deseados en niñas menores de 15 años. Hablamos de niñas de la etnia Toba o Wichi con novios o concubinos de hasta 22 o 24 años”, alerta.

Adiós A las muñecas

Alrededor del mundo, en tanto, unas 650 millones de mujeres se casaron siendo niñas, según datos de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y cada año alrededor del mundo 12 millones de niñas vuelven a pasar por esa situación. Cada 24 horas, 47.700 menores de edad en todo el planeta inician su vida como casadas o convivientes. Las estadísticas indican que son cinco cada hora. Casi una cada diez minutos, sin que ninguna de esas pequeñas tragedias haga demasiado ruido. Porque las niñas se casan, sí, pero ¿a qué costo? ¿Qué implica para una nena verse involucrada en una situación de convivencia que no buscó ni eligió? Según detalla UNICEF, “el matrimonio infantil, o el matrimonio que se contrae antes de cumplir 18 años, constituye una violación de los derechos humanos. Pese a las leyes que lo prohíben, esta dañina práctica sigue estando muy extendida. El matrimonio infantil lleva consigo toda una vida de sufrimiento. Las niñas que se casan antes de cumplir 18 años tienen menos posibilidades de seguir yendo a la escuela y más posibilidades de ser víctimas de violencia en el hogar”. Para las nenas involucradas en una convivencia cuando deberían estar con otros y otras de su misma edad, ésta situación tiene un impacto concreto en su escolaridad, ya que al verse forzadas a atender una casa y a un esposo es sólo cuestión de tiempo que se alejen de las aulas. De hecho, las estadísticas demuestran que –a mayor tiempo de escolaridad- menores chances de casamiento prematuro. De alguna manera, la educación “inmuniza” a las niñas contra el matrimonio infantil, demorando también la maternidad, la cantidad de hijos y el tiempo transcurrido entre partos.

Como contracara, son las nenas y adolescentes no escolarizadas las que corren mayores riesgos de terminar en una de estas relaciones en las que ellas no han consentido nada. Y, cuando finalmente terminan “emparejadas” y conviviendo, los riesgos para su salud integral también se multiplican. En primer lugar, porque se ven forzadas a una iniciación sexual en las que ellas tampoco pueden decidir nada, exponiéndose así tanto al contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS) como a embarazos no deseados. Y, cuando estos llegan, precisa UNICEF, enfrentan riesgos de vida bien concretos. “Las niñas y adolescentes tienen más probabilidades de morir a causa de complicaciones durante el embarazo y el parto que las mujeres de entre 20 y 30 años, y es más probable que sus hijos nazcan muertos o mueran en su primer mes de vida”. Después de todo, cabe recordar, el cuerpo de una niña gestante “dona” al feto que crece en ella gran parte de los nutrientes que el organismo aún necesita para sí mismo, porque es todavía un cuerpo en crecimiento. Si a esto se le agrega que en su mayoría las niñas que contraen matrimonio o inician una convivencia a temprana edad pertenecen a los sectores más pobres y con algún indicador de Necesidades Básicas insatisfechas (NBI), el matrimonio infantil contribuye enormemente a la perpetuación del círculo de la pobreza. “La pobreza es uno de los principales determinantes del matrimonio o convivencia infantil. A su vez, el matrimonio infantil es un determinante de la persistencia de estas niñas y sus hijos en la pobreza”, se lee en el informe sobre el matrimonio infantil en argentina.

El costo de la invisibilidad

Una vecina ve a una mujer conviviendo con un hombre y con su pequeña hija. En cuestión de días, la mujer desaparece y la nena queda sola con el adulto. La vecina ve un par de situaciones sospechosas. “No parecían padre e hija, parecía marido y mujer”, le contará luego a los medios. Hace la denuncia. Así, en febrero de 2019, la nena llega a los titulares de algunos medios locales y por la más terrible de las razones: con sólo doce años, está embarazada de mellizos. El hombre, un tarefero (cosechador de yerba mate) de 28 años, desaparece y es buscado por la policía. Pero para esa nena (violada y embarazada de más de seis meses en el momento en el que se escriben estas líneas) gran parte de su futuro ya ha sido decidido por otros. Sucedió en el dorado, Misiones, pero la locación es en definitiva lo de menos porque historias como éstas se repiten en todo el país. Aún cuando nadie (ni la sociedad, ni el estado) quieran registrar el problema y actuar en consecuencia. De hecho, una de las herramientas más eficaces para la detección temprana de situaciones de este tipo es la implementación efectiva de la ley 26.150 de Educación Sexual Integral o ESI. En efecto, la aplicación de esta ley promueve la generación de espacios de intercambios y charlas sobre distintos aspectos de la sexualidad humana. En ese contexto, cientos de chicos (nenas y nenes) se animaron a contar a sus docentes lo que sucedía en sus casas y con sus cuerpos en manos de adultos abusadores. Pero a lo largo de trece años luego de su sanción (la ley data de 2006) distintos grupos religiosos y establecimientos escolares vinculados a ellos se han resistido a implementar la normativa. Un solo dato: en el Operativo Aprender de 2018 se detectó que 8 de cada 10 alumnos aseguraban no haber tenido clases de ESI, algo que también reclamaron a las autoridades. Y no por casualidad, ya que como también precisa el informe Color de Rosa, “la falta de Educación Sexual Integral en los ciclos escolares deja a niñas, niños y adolescentes sin información para poder decidir si tener o no relaciones sexuales, y para saber y elegir cómo ejercer su feminidad y masculinidad así como otras identidades sexuales en forma libre, informada y sin ningún tipo de violencia o coerción”. Porque de eso se trata, en definitiva: de que niños y niñas puedan seguir disfrutando de su niñez y adolescencia protegidos y en libertad, sin precipitar ninguna etapa. Y, sobre todo, sin verse involucrados antes de tiempo en situaciones que afectarán sus vidas para siempre.

Fuente de la reseña: 

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La ONU advierte de que 150 millones de niñas se casarán antes de tiempo para 2030 si no se toman medidas

Redacción: Europa Press

Naciones Unidas ha advertido este jueves de que si no se toman medidas para elevar la edad mínima para casarse, hasta 150 millones de niñas se casarán antes de cumplir la mayoría de edad para 2030.

Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en los últimos diez año se han logrado evitar 25 millones de matrimonios infantiles. Sin embargo más de 650 millones de niñas y mujeres que viven en el mundo se casaron antes de los 18 años y la ONU cree que otros 12 millones más lo harán en 2019.

El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) ha señalado que una de las razones del matrimonio infantil es el embarazo adolescente. Nueve de cada diez partos de adolescentes en países en desarrollo son de niñas casadas.

Además, la pobreza también es otro factor de riesgo, ya que las familias recurren al matrimonio infantil. «Los padres tienden a pensar que las niñas no tienen futuro si no se casan», afirma Hayat Outemma al UNFPA.
Sin embargo, las niñas no son las únicas afectadas por el matrimonio infantil. En menor medida, los varones también pueden casarse siendo niños. El UNFPA afirma que un 3,8 por ciento de los niños en el mundo se casa antes de cumplir la mayoría de edad.

La ONU ha recalcado que América Latina y el Caribe es la única región del mundo en la que la cifra de matrimonios infantiles no ha disminuido en los últimos diez años.

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“Así hemos logrado evitar 314 bodas infantiles en India”

Asia/India/24 Diciembre 2018/Fuente: El país

Una línea telefónica ayuda a niños y niñas a escapar de un matrimonio temprano en Anantapur, explica Doreen Reddy, directora del Sector Mujeres de la Fundación Vicente Ferrer

Doreen Reddy (Madanapalle, India, 1950) recuerda muy bien cuando de pequeña su madre la vestía con ropa bonita, pero la obligaba a permanecer sentada en la puerta de casa. En ese momento, la actual directora del Sector Mujeres de la Fundación Vicente Ferrer no entendía por qué no podía salir sola, sin la protección de su hermano, ni para ir a comprar algo a la tienda de la esquina. Sin embargo, después de más de 40 años de trabajo al lado de “las más pobres entre las pobres”, Reddy admite que estas pequeñas limitaciones no son nada frente a los abusos que padecen día tras día la mayoría de las mujeres indias.

Falta de acceso a la educación, trabajo infantil, matrimonios tempranos, trata, malos tratos físicos y psicológicos… A Reddy le faltan dedos de la mano para enumerar las vulneraciones sistemáticas de los derechos de las mujeres y niñas en su país natal.

Cuando le ofrecieron la primera vez trabajar en la Fundación, Reddy contestó con un no rotundo. Nacida en una familia católica, estudió Secretariado y Gestión en Bangalore. Con poco más de 20 años, viajó a Anantapur, en el sur del país, sede de las actividades de la organización dirigida por Vicente Ferrer, para cuidar a su tía, que se había roto una pierna. Lo que tenía que haber sido una estancia de unos días acabó cambiando el rumbo de vida.

“Mis tíos vivían en la Fundación y sentían una profunda admiración hacia Ferrer. Me insistieron tanto que finalmente acepté”, explica entre risas desde la sede de la organización en Barcelona. “Si no hubiera dicho sí, mi vida habría sido muy distinta. Supongo que habría sido un ama de casa”.

Empezó en 1975 como secretaria de Vicente Ferrer y poco a poco se fue acercando a las cuestiones de género. Se implicó en las actividades del Sector Mujeres desde su creación en 1982 hasta convertirse en su directora durante los últimos 23 años. Un cargo que está a punto de dejar para dedicarse a otras tareas de asesoramiento y evaluación.

“La independencia económica de las mujeres y el acceso a la educación de las niñas son los pilares de nuestra acción”, señala. “Mi trabajo puede ser duro a veces, pero hace que me sienta muy satisfecha cuando puedo ayudar a los demás. Nunca pensé en dejarlo”.

“Cada tres minutos una mujer en India sufre algún tipo de acoso por parte de un hombre. Nosotras tenemos la responsabilidad de levantar la voz y denunciar los abusos”, dice con voz firme.

Criar a una niña es como regar el jardín del vecino, reza un proverbio hindú. Sucumben a la discriminación ya antes de nacer, víctimas de abortos selectivos. Las familias priorizan la nutrición y el cuidado de los niños varones. Ellas no heredan la tierra. Para casarlas, los padres tienen que pagar una dote que en muchos casos endeuda los hogares de por vida. La Fundación Vicente Ferrer ha puesto en marcha varios programas para ofrecer a las niñas, por ejemplo, becas, bicicletas —para desplazarse de manera más rápida hacia la escuela y evitar las agresiones—, apoyo escolar, centros educativos con programas específicos para alumnos con discapacidad, servicios nutricionales y de salud, sistemas de microcréditos para el emprendimiento y formación profesional.

“Siempre me pregunto por qué los hombres quieren tanto a su madre, pero luego no quieren tener hijas”, se pregunta Reddy. “Entiendo que en parte es por la pobreza. Las bodas son muy caras y la dote —que formalmente fue abolida en 1961— les puede arruinar”. Entre 2017 y 2018, más de 27.000 personas participaron en los talleres contra la discriminación y la violencia de género organizados por la Fundación.

15,5 millones de niñas esposas

Una de las principales iniciativas de la Fundación, explica Reddy, es un servicio telefónico de ayuda contra los matrimonios infantiles, una lacra que afecta a 15,5 millones de niñas indias obligadas a casarse antes de los 18 años, según Unicef. “Son los mismos niños y niñas que llaman a un número gratuito para evitarlo”, cuenta. “Desde que se puso en marcha el proyecto, en colaboración con el Gobierno y otras ONG, hemos logrado detener la celebración de 314 bodas en Anantapur”. Solo en el último año, los matrimonios evitados fueron más de 100.

A pesar de estar prohibido por ley, el matrimonio infantil aún es muy frecuente en India, sobre todo en las regiones centrales y occidentales del subcontinente, en particular en las zonas rurales (48%). Las chicas, sobre todo las más pobres, son las más afectadas. Aunque a escala nacional esta práctica se ha reducido del 54% en 1992 al 27% en 2016, el ritmo de cambio sigue siendo lento. Entre las causas, según Unicef, está pensar que las chicas valgan menos que los varones, además de un acceso limitado a la educación y la vulnerabilidad económica. Una chica que ha asistido a clase durante 10 años, sostiene el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, tiene una probabilidad seis veces más baja de casarse antes de los 18.

La Fundación también trabaja para rescatar a víctimas de trata, menores abandonados por sus familias o implicados en trabajo infantil. Se estima que en India hay 10 millones de niños que trabajan, el 0,7% de la infancia entre 5 y 14 años. Más de la mitad de ellos no recibe remuneración, según datos de la plataforma Understanding Children’s Work.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/12/16/planeta_futuro/1544955803_140915.html

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África: La violencia sexual en las escuelas amenaza a casi 250 millones de niñas y adolescentes cada año

Redacción: Europa Press/12-12-2018

ONU Mujeres llama a aprovechar el ámbito educativo para «formar actitudes, creencias y prácticas» en favor de la igualdad

La violencia machista tiene múltiples rostros y escenarios y, entre los más preocupantes, está la que tiene por cara a un profesor y por contexto una escuela. Naciones Unidas estima que 246 millones de niñas y adolescentes sufren algún tipo de violencia por razones de género dentro o en las inmediaciones de un centro educativo cada año.

La igualdad entre hombres y mujeres y el desarrollo de una educación de calidad figuran entre los Objetivos de Desarollo Sostenible (ODS) establecidos para 2030 y, con intención de aunar ambas metas, ONU Mujeres y el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) cuentan con una guía dedicada expresamente a la violencia en las aulas, los patios o el camino a clase.

Los expertos estiman que una de cada tres mujeres sufrirá violencia en algún momento de su vida, pero cuando se trata de la escuela, los abusos no solo amenazan la salud física y emocional de las víctimas, sino que también lastran su desarrollo cognitivo y educativo a medio y largo plazo, perjudicando por tanto la capacidad de las niñas de romper el «círculo».

Dina Deligiorgis, experta de ONU Mujeres para la erradicación de la violencia, advierte en declaraciones a Europa Press de que las estadísticas demuestran que la violencia contra niños y mujeres no reflejan solo «actos aleatorios» cometidos por unas pocas personas, sino que evidencian un patrón que se cuela en familias, lugares de trabajo o centros educativos.

Se trata de un fenómeno global especialmente preocupante en contextos de vulnerabilidad, donde las víctimas no solo sufren los abusos sino el estigma que conlleva, como le ocurrió a Angela, una joven keniana que a sus 20 años cuenta su caso a Human Rights Watch (HRW), dentro de una investigación sobre la discriminación que sufren las adolescentes embarazadas en África.

Para ella, todo empezó cuando estaba en octavo curso y necesitaba dinero para presentarse al examen final. Su padre había abandonado a la familia para casarse con otra mujer y su madre no tenía dinero. «Conocí a un hombre que trabajaba como profesor a tiempo parcial y le conté mis problemas. Me dijo que me daría el dinero. Comencé a tener relaciones sexuales con él y así es como me quedé embarazada», explica.

Por aquel entonces tenía 16 años y, tras su embarazo, se convirtió en la «burla» de su entorno y sufrió el rechazo de sus compañeros. Reconoce que «casi» tiene que dejar las clases, pero el director del centro la alentó a seguir y su madre luchó para que pudiese completar una formación que la ha llevado incluso a cursar estudios superiores.

En su informe, HRW insta a todos los gobiernos de África a garantizar la investigación y procesamiento de los casos de acoso y abuso que cometen profesores, conductores de autobús o trabajadores de centros y que amenazan la educación de la mitad de la población.

Un informe similar del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre la violencia sexual en Tanzania advertía en 2011 de que uno de cada cuatro incidentes ocurren en el camino de ida o vuelta a la escuela, mientras que al menos el 15 por ciento de las chicas encuestadas reconocía que había sufrido algún acto de violencia dentro del complejo del centro educativo.

DEBATE GLOBAL

El debate está abierto también en Malasia, donde un reciente informe de la Comisión Anticorrupción (MACC) evidenció la existencia de casos de abusos sexuales en la escuela, en concreto de profesores a alumnas a cambio de promesas sobre subidas de notas. El Gobierno ha prometido tomar medidas al respecto.

La representante de UNICEF en Malasia, Marianne Clark-Hattingh, ha advertido en un comunicado de que «los profesores deben ser modelos de conducta y fomentar el aprendizaje y el desarrollo de los niños, no el abuso». «Ningún niño debería tener miedo de ir a clase», ha remachado.

Clark-Hattingh ha emplazado a Naciones Unidas, las ONG y las empresas a trabajar con el Gobierno malasio para que las menores comprendan los desafíos y se protejan ante posibles amenazas, si bien los defensores de los Derechos Humanos admiten que la solución pasa por un enfoque transversal que implique a todo tipo de actores.

«La violencia es una expresión de poder y control. Es una expresión del poder y el control de los hombres sobre las mujeres y las niñas», lamenta Deligiorgis, que denuncia «desequilibrios sociales y estructurales» que aún mantienen «privilegios» para una cierta parte de la población. «Si entendemos la violencia de esta forma, podemos comprender lo que es necesario para prevenirla», ha añadido.

GARANTIZAR LAS MISMAS CONDICIONES PARA LAS NIÑAS

En el ámbito educativo, la experta de ONU Mujeres considera necesario romper con las estructuras tradicionales para garantizar que las niñas puedan llegar en las mismas condiciones que sus compañeros varones al menos hasta el final de la educación secundaria.

«Esto también pasa por aprovechar los marcos educativos para formar actitudes, creencias y prácticas de los jóvenes», de tal forma que los profesores y otros miembros del personal sean los primeros en potenciar «nociones de igualdad, el respeto por la diversidad, la masculinidad positiva y la no violencia», remacha Deligiorgis.

Existen ejemplos de que la situación se puede al menos contener, sino erradicar. La agencia de cooperación estadounidense (USAID) lanzó entre 2003 y 2008 un proyecto pionero en Malaui y Ghana para mejorar la sensibilización del personal docente y de los estudiantes en relación a la violencia sexual, en un intento por potenciar la prevención.

En el caso de Ghana, por ejemplo, la proporción de profesores que aceptaban que las niñas podían ser víctimas de acoso en la escuela pasó del 30 al 80 por ciento. Ellos al menos ya saben lo que Deligiorgis quiere ahora dejar claro: «Las niñas están más expuestas y sufren mayores niveles de violencia sexual en el entorno educativo y todo simplemente porque son niñas».

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-violencia-sexual-escuelas-amenaza-casi-250-millones-ninas-adolescentes-cada-ano-20181208082234.html

 

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Nigeria, país con mayor número de matrimonios infantiles en África

África/Nigeria/22 Noviembre 2018/Fuente: Prensa Latina

Nigeria se ubica a la cabeza de los países de África con la más alta tasa de matrimonios infantiles, reveló hoy Bhanu Pathak, Jefe de la Oficina de Campo de la Unicef en esta nación.
Al menos el 44 por ciento de las nigerianas se casan antes de cumplir 18 años y el 18,5 antes de los 15, actualmente hay cerca de 23 millones de féminas que contrajeron matrimonio en la infancia, dijo el funcionario en declaraciones públicas.

Esta es la causa de la deserción escolar, el embarazo en la adolescencia, que además provoca la alta mortalidad materna y la desnutrición, entre otros problemas, recalcó.

Debemos luchar para que se protejan los derechos de los infantes a vivir vidas sanas, seguras y felices, es hora de que los niños vuelvan a estar en la agenda de los gobiernos, hay que invertir en educación, asegurarnos de que reciben la alimentación adecuada para evitar que mueran por desnutrición o enfermedad, puntualizó.

A propósito de las jornadas de celebraciones por el Día Internacional de la Infancia, Pathak, instó a los gobiernos a acelerar la implementación de la Ley de Derechos del Niño, la cual aseguró es una inversión en el futuro.

Explicó que durante los próximos cuatro años, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) pretende incrementar la matrícula de los infantes en las escuelas de Nigeria, fortalecer la igualdad de género, mejorar la calidad del aprendizaje, aumentar la inmunización y apoyar a las mujeres a tomar decisiones empoderadas, incluido el embarazo.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=230626&SEO=nigeria-pais-con-mayor-numero-de-matrimonios-infantiles-en-africa
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