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Desayunos que combaten el matrimonio infantil en Yemen

Asia/Yemen/25 Julio 2019/Fuente: El país

La guerra, el hambre y el analfabetismo influyen en el aumento de los casamientos tempranos en el país, donde el 72% de las niñas están enlazadas antes de los 18

Faten Al Osimi empieza el día en la ciudad yemení de Saná a las cinco de la madrugada. Su primera tarea es revisar que los desayunos para las niñas estén listos: pan, queso, huevos duros, atún, fruta y leche. Otras dos personas ya han limpiado la naranjas para evitar el cólera, hervido los huevos y se encargarán de llevarlo todo a las dos escuelas situadas en la capital yemení antes de que empiecen las clases. Esta joven licenciada en Matemáticas empieza entonces su jornada laboral hasta mediodía, y por la tarde acude a su segundo trabajo en el departamento de arte de la universidad. Si no tiene clase, se encarga de comprar y preparar las cajas de alimentos para más de 300 familias que con ello podrán subsistir durante un mes. Con la ayuda de Alí, lo cargan en un pequeño autobús que han acondicionado para llamar la atención lo menos posible y se dirigen a hacer el reparto. Otros días, visita dos campos de refugiados en el norte del país para controlar que se llenan los depósitos de agua que han instalado.

Su vida hubiera sido distinta, pero a esta joven yemení de 32 años la guerra le cambió los planes. A ella, como a millones de personas de este país situado al sur de la península de Arabia, un conflicto muy cruento que va por su quinto año puso en suspense sus vidas y las ha quebrado para siempre. “Después del inicio de la guerra, nuestra vida dio un giro de 180º y empezamos a ver solo sangre. Bombardeaban en todos los sitios y fuimos olvidando todas las cosas divertidas que solíamos hacer antes. Nos bombardeaban sin motivo, cerca de los barrios donde viven muchas familias. Nosotros estábamos en paz, y nos la quitaron”, cuenta Al Osimi por mensajes telefónicos desde Yemen.

Muy lejano queda ya aquel día, dos meses antes del estallido del conflicto el 26 de marzo 2015, en el que cuando celebraba su cumpleaños con amigos en la terraza de un hotel en la capital yemení conoció a la española Eva Erill. Esta psicóloga ligada al mundo de la ayuda humanitaria internacional y viajera empedernida encontró en Yemen ese lugar que tanto había buscado. “Yo salí de Yemen dos meses antes que estallara el conflicto. Cuando en redes sociales todos mis amigos yemeníes colgaban fotos de gatitos porque estaban muertos de miedo, Faten denunciaba la situación que estaban sufriendo. Un día ella me preguntó si podíamos hacer algo por su país porque la gente estaba pasando hambre”, recuerda Erill en una entrevista por videollamada desde Barcelona, donde reside. Esa pregunta fue el germen de la ONG Solidarios sin Fronteras, fundada por Al Osimi junto a las españolas Eva Erill y Noelia Ruiz, cuyo trabajo se desarrolla en Yemen desde 2015.

Cuatro años de conflicto han pasado una factura muy alta en Yemen: hasta 70.000 civiles muertos, tres millones de personas desplazadas y miles de vidas rotas. La guerra, el hambre y el analfabetismo son culpables de que el matrimonio infantil haya condenado a muchas menores a convertirse en esposas demasiado pronto. Las cifras se han disparado del 17,1% en 2013, según datos del Gobierno yemení, al 72% en 2018 según Unicef. Hace un año, una profesora alertó a Al Osimi de que cada vez las familias sacaban a más niñas de la escuela. Casi 120 menores en ese momento dejaron de acudir a clase. “Cuando las niñas dejan de ir a la escuela, a los 12 o 13 años, las casan directamente. Muchas tienen que trasladarse desde Saná a un poblado, para vivir en una casa y con una familia que no conocen. Serán esclavas, abusarán de ellas y se quedarán embarazadas muy jóvenes. Es una situación terrible”, explica Al Osimi.

Niñas yemeníes desayunan en Saná.
Niñas yemeníes desayunan en Saná. S. S. F.

Contra esto, la receta de estas tres mujeres han sido 1.065 desayunos que se reparten cada día en dos escuelas de la capital yemení. “Sabemos que por un desayuno no van a dejar de darlas en matrimonio, pero la realidad es que están todas, que ninguna falta al colegio. Es un desayuno completo con vitaminas, proteínas e hidratos que no puede sustituir a una comida pero les ayuda mucho. Si la familia encuentra una vía para que las niñas estén alimentadas, no las casan. Está funcionando”, reconoce Erill. Una labor a la que no hay que quitar ni un ápice de gesta ya que en muchas ocasiones es la única comida que muchas de ellas reciben a diario en un país colapsado y bloqueado al mundo exterior, asediado por los bombardeos y donde se mantiene cerrado el puerto de Hodeida, principal entrada de alimentos, combustible, medicinas y ayuda humanitaria que importa Yemen.

“Cuando una familia no tiene dinero, el matrimonio infantil es una de las opciones por las que optan, porque ven que será una boca menos que alimentar. Son personas sin formación que no tienen nada y a las que les ofrecen una o dos cabras y hasta 2.000 dólares por casar a la menor”, apunta Erill. En Yemen, alrededor del 70 % de la población padece inseguridad alimentaria y 450.000 niños menores de cinco años sufren malnutrición aguda grave. La pobreza, el analfabetismo, la tradición y la guerra han condenado a muchas niñas a convertirse en esposas. “Yo les digo a los padres que nosotras les daremos comida pero que ellos deben traerlas todos los días para que no dejen de estudiar. Les insisto en lo importante que es esto para el futuro de sus hijas”, relata la joven yemení.

Desde que empezaron a dar desayunos cada mañana en ambas escuelas, ninguna niña ha faltado a clase. En las fotos y vídeos que Al Osimi envía cada noche vía Whatsapp desde Saná a Barcelona el rostro de las menores ha cambiado. A pesar de la guerra, las sonrisas y los juegos llenan las aulas de nuevo y ellas han vuelto a ser, simplemente, niñas.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/07/18/planeta_futuro/1563471872_954894.html

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Las siete causas del matrimonio infantil en América Latina

Noticias ONU

Un nuevo estudio del Fondo de Población y la organización Plan internacional analiza las causas profundas que empujan a las niñas y jóvenes al matrimonio infantil y las llamadas uniones infantiles y forzadas en América Latina. Las normas de género establecidas desde sus propias familias, la doble moral sexual y el control de la sexualidad de las niñas, entre otras expresiones de desigualdad de género, las obliga a entrar en este tipo de relaciones.

América Latina es la única región del mundo donde no se han registrado descensos significativos en los últimos diez años en medidas contra el matrimonio infantil y las uniones tempranas. En toda la región en 2017, el 23% de las mujeres de 20 a 24 años ya había estado casada o en unión a los 18 años, y el 5% a los 15 años.

Un nuevo estudio del Fondo de Población y la ONG Plan internacional hecho en Bolivia, Brasil, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Perú, República Dominicana y Guatemala analiza cualitativamente algunas de las causas que impulsan a las niñas y jóvenes a las uniones y matrimonios tempranos, y asegura que las normativas y la desigualdad de género están al centro de la problemática.

1. Para escapar de la violencia

De acuerdo con el informe, muchas veces las niñas ingresan en uniones tempranas o se casan para escapar del abuso y la violencia en sus casas, pero a menudo terminan enfrentándose a la violencia, el abuso y el control de sus parejas, que muchas veces no les permiten trabajar, estudiar o salir solas. Un crimen que además puede llegar a considerarse aceptado socialmente y no es reportado a las autoridades.

El sexo con niñas es consentido o tolerado por la comunidad.

“Los casos que se podrían calificar claramente de abuso físico o sexual de menores bajo la ley no se presentan judicialmente, como tampoco sucede con aquellos de violencia contra la infancia o la violencia de pareja. El sexo con niñas es consentido o tolerado por la comunidad. Los propios hombres declararon que usan la violencia y el control con sus esposas adolescentes, y que dominan en la toma de decisiones”, se lee en el documento.

2. Para huir de la pobreza

Las niñas también establecen uniones como una estrategia para escapar de la pobreza, pero pierden su autonomía económica en el proceso.

Varias encuestadas declararon haberse ofrecido voluntariamente para el matrimonio y las uniones infantiles con el fin de evitar que sus familias tengan una boca más que alimentar, sintiendo que así podrían ayudar mejor a sus madres.

Sin embargo, las niñas atrapadas en este tipo de relaciones generalmente no cuentan con autonomía en materia económica, ya sea por falta de escolaridad o por el rol de cuidado infantil que cumplen.

OPS
Una joven indígena embarazada busca ayuda en el albergue maternal del hospital de San Lorenzo, Datem del Marañón, Perú

3. Por la doble moral sexual

De acuerdo con el estudio, las normas de género definen lo que las niñas pueden y no pueden hacer, antes y dentro de las uniones.

Desde la primera infancia se les inculca normas de género no equitativas. Los niños son más valorados y se les da más libertades, mientras que las niñas deben equilibrar las tareas domésticas con la escolarización.

Los padres que temen que sus hijas puedan ser sexualmente activas responden limitándoles la movilidad y sus interacciones con niños y hombres, en lugar de brindar educación sexual.

Una doble moral sexual y el control de la sexualidad de las niñas las obliga a entrar en uniones tempranas.

“Los padres que temen que sus hijas puedan ser sexualmente activas responden limitándoles la movilidad y sus interacciones con niños y hombres, en lugar de brindar educación sexual o alentar la toma de decisiones de ellas. Las niñas idealizan el amor romántico, pero carecen de autonomía para decidir cuándo y bajo qué circunstancias mantener relaciones sexuales, y dialogar sobre sexo se considera algo vergonzoso. Los padres que descubren que sus hijas tienen relaciones sexuales presionan a los compañeros masculinos para que se casen con sus hijas, y así salvar el honor de la familia”, describe el informe.

En general las uniones tempranas se convierten en un reflejo de opiniones adultas sobre la sexualidad de los adolescentes y sobre cómo esta se debe gestionar y sancionar. El hecho de no educar a los jóvenes sobre el sexo y la sexualidad y no proteger a las niñas del sexo coaccionado y del embarazo no deseado, refleja valores patriarcales y discriminatorios

4. Por las normas masculinas dominantes

El hecho de que las normas masculinas dominantes empujen a los hombres a unirse a las jóvenes refuerza las ventajas de poder que estos tienen en el matrimonio infantil.

Según el Fondo de Población, las niñas afrontan roles injustos de género en la unión, a veces carecen de derechos y libertades básicas, como vestirse con ropa específica o salir de sus propias casas sin permiso.

Además, existen grandes disparidades entre los hombres y las adolescentes que exacerban las desigualdades de género.

“Los hombres también se sienten validados –especialmente por otros hombres– en el matrimonio con niñas. Muchas niñas y sus parejas en los ocho países de estudio ven que los ‘verdaderos hombres’ son los que tienen dinero, pueden ayudarlas económicamente y tienen medios de transporte”, dicen los expertos.

UNICEF/Giuseppe Imperato
Los países donde las mujeres tienen derecho a interrumpir un embarazo no deseado y a todos los métodos anticonceptivos tienen las tasas más bajas de aborto.

5. Por sus propios padres

El informe recalca que los padres y las madres a menudo consienten el matrimonio o las uniones tempranas de sus hijas.

“La toma de decisiones por parte de padres y madres es indiscutible, ya que el embarazo en la adolescencia y el matrimonio y unión temprano y forzado se considera un asunto familiar privado”, se lee en el reporte, que asegura que, en algunos contextos, las uniones son hasta organizadas por el padre de la niña y las autoridades de la comunidad”, describe.
A  pesar de esto, entre los encuestados si hay madres y padres que luchan arduamente por evitar que sus hijas queden atrapadas en este tipo de relación.

6. Por la falta de educación

A menudo las normas de género estipulan que la escuela es más importante para los niños que para las niñas, ya que éstas tienen “menos probabilidades de realizar un trabajo futuro que les exija una educación”.

Además, las tareas domésticas de las niñas compiten con su escolarización, aunque en el caso de las zonas rurales, tanto las niñas como los niños abandonan la escuela por el trabajo agrícola.

Otro factor es que a pesar de que hay leyes que garantizan el derecho de las niñas embarazadas a asistir a la escuela, muchas veces son expulsadas o retiradas al ser consideradas un “ejemplo vergonzoso” para otras jóvenes.

Muchas niñas y sus parejas en los ocho países de estudio ven que los ‘verdaderos hombres’ son los que tienen dinero.

Asimismo, el acceso a la información y a servicios de salud sexual y reproductiva en los países del estudio es extremadamente limitado. A pesar de que el embarazo adolescente es cada vez más reconocido como un problema que requiere una acción estatal, las medidas puestas en marcha en materia de educación sexual no han sido suficientes para mejorar las opciones de vida de las niñas.

“El acceso de las niñas a la anticoncepción es extremadamente limitado. Los protocolos son inconsistentesy no hay suficientes proveedores de atención médica capacitados, particularmente para adolescentes muy jóvenes. Los niños y los hombres están también desatendidos en lo que respecta a la divulgación sobre salud sexual y reproductiva, y no consideran que la prevención del embarazo o la crianza sean su responsabilidad. Una vez que quedan embarazadas, las niñas casi no tienen acceso a servicios médicos ni a un aborto seguro en los lugares donde es legal”, asegura la investigación.

Además, la educación sexual es pobre, algo refleja normas culturales y temores sobre la sexualidad. Incluso cuando los Ministerios de Educación exigen que se dicte este tipo de educación en las escuelas, los presupuestos para entrenar a los maestros no se asignan, o los mismos docentes son reacios a enseñarla creyendo erróneamente que esto estimulará la actividad sexual.

Muchos padres y madres se oponen a la educación sexual por la misma razón, a pesar de las decenas de miles jóvenes y niñas que dan a luz en todos los países del estudio.

Banco Mundial/Charlotte Kesl
Hay contenidos de la educación y la pedagogía que hacen que muchas chicas no se sientan en confianza para hacer estudios de ciencias y matemáticas.

7. Por leyes débiles

Cambios legislativos recientes han elevado la edad mínima para el matrimonio a los 18 años o más, conforme a los acuerdos internacionales de los cuales hacen parte la mayoría de los países de la región.

Sin embargo, las leyes a menudo establecen excepciones en las que padres, madres, tutores, jueces o juezas pueden permitir el matrimonio antes de los 18 años, y su implementación y cumplimiento siguen siendo débiles y permiten estrategias para evitarlas.

Las uniones informales permanecen a menudo fuera del ámbito administrativo de las agencias gubernamentales, creando grandes vacíos para evitar tanto las sanciones oficiales como los servicios de apoyo.

“Las uniones informales permanecen a menudo fuera del ámbito administrativo de las agencias gubernamentales, creando grandes vacíos para evitar tanto las sanciones oficiales como los servicios de apoyo”, dice el estudio.

Los investigadores encontraron que en general los profesionales jurídicos no están relacionados con el tema y las autoridades políticas o líderes de la comunidad lo ven como un asunto “privado”. Además, poco se hace para prevenir el matrimonio infantil, sólo hay sanciones para aquellos que ya están en las uniones.

“Los gobiernos no están actuando con suficientemente determinación para prevenir o responder al abuso sexual infantil, la violación y otras formas de violencia de género (…)En muchos entornos, los/as menores no pueden por sí mismos/as buscar protección del gobierno y las leyes. Y en la mayoría de los entornos, no hay coordinación entre los servicios de salud y el sistema judicial en casos de violación”, asegura el informe.

Según el Fondo de Población  y el Plan Internacional, ninguno de los países en el estudio documentó sistemas efectivos de protección social o de seguridad para niñas, incluyendo mecanismos para ayudarlas a acceder al apoyo para los hijos nacidos de sus parejas.

Recomendaciones

El estudio propone varias recomendaciones a los países para combatir este flagelo entre las que se encuentran:

  • Trabajar para cambiar las normas comunitarias sobre el potencial y los roles de las niñas en la vida
  • Fortalecer las voces de las niñas como agentes de cambio para que ellas hablen por sí mismas y por los demás y expresen su opinión en contra del matrimonio infantil
  • Involucrar a los medios de comunicación para abordar, contrarrestar y transformar las normas que dan forma a los roles de género tradicionales y limitan las oportunidades de las niñas
  • Trabajar con líderes comunitarios para reducir la tolerancia social a estas uniones
  • Permitir y alentar a las niñas a completar la escuela secundaria, y fortalecer los sistemas educativos que lo hacen posible
  • Incluir medidas que aborden la pobreza e incentivos económicos
  •  Fortalecer las oportunidades de autonomía económica de las niñas, fomentar la solidaridad intergeneracional y fortalecer a las familias, brindándoles a padres y madres las habilidades y la información para implicarse y proteger a sus hijos
  •  Ampliar el acceso equitativo a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, asequibles, sensibles al género, y adaptados a las necesidades de adolescentes y jóvenes
  • Desarrollar y hacer cumplir un sólido marco legal en contra del matrimonio infantil que armonice las leyes pertinentes

 Vídeo relacionado

Rebeca Gyumi es la fundadora y la directora ejecutiva de la Iniciativa Msichana, una ONG tanzana que tiene por objetivo empoderar a las niñas a través de la educación y abordar los problemas que limitan el ejercicio de sus derechos. Rebeca denunció la Ley del Matrimonio de 1971 de Tanzanía, que permitía que las niñas se casaran con tan solo 14 años, y ganó la batalla legal. En 2018, fue una de las galardonadas con el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, otorgado a aquellas personas y organizaciones que alcanzan logros sobresalientes en la esfera de los derechos humanos.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2019/07/1459081

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Informe: Una realidad oculta para niñas y adolescentes, Matrimonios y uniones infantiles, tempranas y forzadas en América Latina y el Caribe

Reseña: Estudio del Fondo de Población y la ONG Plan internacional hecho en Bolivia, Brasil, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Perú, República Dominicana y Guatemala que analiza cualitativamente algunas de las causas que impulsan a las niñas y jóvenes a las uniones y matrimonios tempranos, y asegura que las normativas y la desigualdad de género están al centro de la problemática.

Tabla de Contenido:

Prefacio 5
Resumen Ejecutivo
1. Introducción: matrimonios y uniones infantiles, tempranas y forzadas en América Latina y el Caribe
2. Matrimonios y uniones infantiles, tempranas y forzadas en América Latina. Estudio y metodología
3. Marcos legales relacionados con matrimonios y uniones infantiles, tempranas y forzadas en América Latina y el Caribe
4. Análisis de los hallazgos cualitativos en los ocho estudios de país
5. Conclusión
6. Recomendaciones
Referencias

Descargar; UnionesTempranas_ESP_Web

Fuente:

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Empoderar a las niñas contra el matrimonio infantil

América Latina/20 Junio 2019/Fuente: El país

De Argentina a México, uno de cada 4 jóvenes se casa o empareja informalmente antes de los 18 años, a pesar de que cada vez más países en Latinoamérica tienen leyes contra las uniones tempranas

No más escuela, amigos ni la experimentación típica de la juventud; cuando una adolescente se casa, los sustituye por la responsabilidad con el hogar, el marido y los hijos.

Así es la historia hoy de unos 650 millones de mujeres y jóvenes en todo el mundo que se casaron cuando eran niñas. América Latina y el Caribe alberga cerca del 10% de ellas, de acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). También en la región, el 25% de las jóvenes se casan o entran en una unión doméstica informal antes de los 18 años.

De hecho, para 2030, si las tendencias actuales continúan, 20 millones de niñas latinoamericanas y caribeñas más estarán en esa misma condición. Entre las posibles consecuencias están el aumento en los riesgos a la salud, más hijos, evasión escolar, salarios bajos en la edad adulta, menor autonomía y mayor riesgo de violencia a manos de su pareja.

A pesar de estas sombrías perspectivas, América Latina y el Caribe es una de las regiones que más avanzó para proteger a las niñas contra el matrimonio infantil. Según el Banco Mundial, desde 2015, países como Brasil, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá y Trinidad y Tobago hicieron reformas para mejorar la legislación.

Erradicar el matrimonio infantil está entre las metas previstas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5 de las Naciones Unidas para el año 2030. Por lo tanto, una serie de estudios recientes se han centrado en el tema, examinando, entre otros factores, el poder de las leyes.

Aunque la edad legal para el matrimonio de niñas es de 18 años (o más) en todos los países de América Latina y el Caribe, en muchos hay excepciones que permiten a las niñas casarse a los 16 años o antes, con el consentimiento de los padres o una autorización judicial. En Venezuela y Guyana, por ejemplo, todavía se permite la boda a cualquier edad si la joven está embarazada.

En Brasil, aunque una reforma implementada en marzo de 2019 ha eliminado permisos que permitían el matrimonio antes de los 16 años, es posible casarse entre los 16 y los 18 años con autorización de los padres o de un juez. «Además, no existen sanciones legales para los involucrados en matrimonios infantiles y la ley no prevé la opción de anular esas relaciones», informa el reciente estudio Matrimonio en la Niñez y la Adolescencia: La Educación de las Niñas y la Legislación Brasileña, del Banco Mundial.

Otra ausencia en la legislación de Brasil, y de otros países de América Latina y el Caribe, es la que contempla la vida en concubinato de las chicas. «Las uniones tempranas no matrimoniales son más frecuentes que el matrimonio formal y legal. Según los datos disponibles, la proporción de uniones no matrimoniales representa más de 60% de todos los matrimonios y uniones tempranas en la región», según el informe Acelerar las Acciones para Erradicar el Matrimonio Infantil y las Bodas Precoces en América Latina y el Caribe, de Unicef.

Además de las leyes, falta concientización.

«Para que la ley sea eficaz, es fundamental que las jóvenes y sus familias la conozcan. Incluso en países con leyes adecuadas, las uniones informales ocurren por debajo de la edad mínima y muchas veces las propias familias no saben que están cometiendo una violación. Esto ocurre, en parte, debido a la falta de información y fiscalización, pero también a factores económicos y a normas culturales y sociales que perpetúan la práctica», comenta la abogada Paula Tavares, del Banco Mundial, e integrante del equipo de autores del informe Matrimonio en la Niñez y la Adolescencia: La Educación de las Niñas y la Legislación Brasileña.

Educación y más

Existe, por ejemplo, una relación entre los casamientos precoces y la pobreza. Algunas jóvenes y sus familias todavía ven el matrimonio como una forma de garantizar seguridad, incluso económica.

Las uniones prematuras también están directamente ligadas al embarazo en la adolescencia. «El matrimonio es visto como una forma de proteger a la niña de esa situación fuera de una relación estable, o, en caso de que ya haya ocurrido, velar por su reputación y la de la familia. En la práctica, el matrimonio no protege y, muchas veces, acentúa esas cuestiones», evalúa Paula.

En vista de que son varios los factores que influencian el matrimonio a edades tempranas, es necesario tomarlos todos en cuenta a la hora de elaborar medidas para corregir esta práctica. El informe presenta algunas de ellas y sorprende al revelar que, en el caso específico de Brasil -donde se basa el estudio-, a pesar de que en todos los estados ha aumentado el nivel de escolaridad de las niñas, solo cerca de la mitad registró una caída en las tasas de matrimonios. Y esta reducción no fue destacada.

Esto nuevamente muestra la importancia de enfrentar las normas sociales limitantes y la falta de oportunidades económicas. El estudio del Banco Mundial cita algunos programas realizados en África y América Latina con el objetivo de desarrollar habilidades cognitivas, socioemocionales y técnicas, transformar normas sociales y ampliar el conocimiento sobre perspectivas de trabajo y oportunidades económicas para las adolescentes. Todas las iniciativas podrían ser replicadas en Brasil.

«Algunos programas funcionan mejor que otros para aplazar el matrimonio y la maternidad y aumentar el nivel de escolaridad de las niñas, pero todas las categorías ofrecen beneficios», según el reporte. «Acciones basadas en la comunidad, con la participación de hombres y líderes comunitarios, además de las mujeres, también pueden ser útiles en el enfrentamiento de este desafío”, agrega la experta.

Sin inversiones en esas áreas, la adolescencia seguirá siendo un tiempo de pocas oportunidades y muchos riesgos para las niñas de Brasil y del resto de América Latina.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2019/06/19/america/1560970866_854351.html

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Un estudio pone cifra por primera vez a los niños varones que se casan

Por: Tiziana Trotta

Renuka Kumari Choudhary y Rakesh Kumar Shah están sentados a la espera de que se celebre su boda. Van vestidos con sus mejores galas, pero no sonríen. Apenas son adolescentes y, afortunadamente, solo se trata de una representación teatral. Los matrimonios tempranos, sin embargo, son una realidad para 765 millones de niños y niñas en todo el mundo. Aunque este problema afecte a una proporción de población femenina mucho mayor que la masculina, los varones también son víctimas de esta práctica. Alrededor de 115 millones de jóvenes y hombres se casaron cuando todavía eran niños, ha alertado este viernes Unicef en la primera estimación documentada sobre los adolescentes varones casados.

Uno de cada cinco de ellos (23 millones) lo hizo antes de cumplir los 15 años, según indica el primer análisis a fondo del Fondo de las Naciones Unidas sobre adolescentes varones casados.

El ugandés Geoffrey Asiku también se casó cuando todavía era un adolescente. Él tenía 17 años y su mujer dos menos. Casos como el suyo aún son frecuentes en distintas áreas geográficas, desde África subsahariana a América Latina y el Caribe, Asia oriental y el Pacífico, según el estudio, que analiza los datos de 82 países.

En números absolutos, Asia meridional es la región con más niños (y niñas) que se casan. Si se mira a la prevalencia, en cambio, América Latina encabeza la clasificación. “No hay datos para Europa, pero hay países como España en los que la ley permite los matrimonios desde los 16, con lo cual hay que seguir vigilantes”, explica Blanca Carazo, responsable de programas internacionales de Unicef España.

En cuanto a países, las mayores tasas se registran en República Centroafricana (28%). Le siguen Nicaragua (19%) y Madagascar (13%).

Las investigaciones sobre varones que se casan antes de los 18 años son aún escasas. Como las niñas, ellos también tienen más probabilidades de contraer matrimonio en la infancia cuando provienen de hogares pobres, viven en zonas rurales y tienen poca o ninguna educación.

“Hasta ahora no se habían hecho estudios sobre los varones porque siempre se han priorizado las niñas, las más afectadas por este problema”, asegura Carazo. Se estima que una de cada cinco mujeres jóvenes de 20 a 24 años se casó antes de cumplir 18 años, mientras que los hombres fueron uno de cada 30.

El ugandés Geoffrey Asiku se casó cuando tenía 17 años.
El ugandés Geoffrey Asiku se casó cuando tenía 17 años. JIMMY ADRIKO/UNICEF

«Tanto para los niños como para las niñas, el matrimonio constituye una violación de los derechos de la infancia. Las causas, sin embargo, son distintas», sostiene la experta. «Para los niños se trata de un paso precoz a la edad adulta. De repente se encuentran ante la responsabilidad y una presión a la que no están preparados. Ellos se casan a menudo con alguien de su edad, pero las niñas pueden verse involucradas en uniones con personas mayores. Para ellas entra en juego también la cuestión de la dote y la idea de que una mujer no pueda valerse por sí misma y necesita a alguien que la mantenga y le brinde protección».

«El primer paso es poner estas cifras encima de la mesa», indica Carazo. Los diferentes conceptos de lo que es un niño también tienen que ser tomados en cuenta. «Hay que defender la idea de que son niños hasta los 18 y que tengan que aprovechar estos años para su desarrollo, no para sostener cargas familiares».

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/06/06/planeta_futuro/1559833967_727942.html

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Senegal: La niña que le dijo “no te quiero” a su marido

África/Senegal/13 Junio 2019/Fuente: El país

Las mujeres de Saint Louis, en Senegal, levantan la voz ante el matrimonio infantil, la violación y otros abusos a los que están expuestas

Diouma Sene no entiende el significado de la palabra feminismo. No le suena, pero no duda en decir que es una defensora de los derechos de las mujeres. “En Senegal siempre se nos echa la culpa de todo. Si te quedas embarazada con 15 años es tu culpa. Si te pegan es tu culpa”, lamenta. Nunca pudo estudiar, empezó a trabajar con siete años, sus padres intentaron casarla cuando era poco más que una niña con un hombre de 20 años mayor y en la adolescencia tuvo que cargar con el estigma de ser madre soltera. “Todo lo que sé ahora lo aprendí de mis errores”, asegura. «Pero de todo se sale y no quiero que lo que me pasó a mí les ocurra a otras».

Con apenas 26 años, tiene una larga historia que contar. Lo hace entre risas nerviosas que ocultan las lágrimas y llevándose las manos a la cabeza, sentada en la Casa de los derechos de las mujeres, un centro que gestiona la ONG La liane en Saint Louis para prestar escucha y apoyo jurídico a las mujeres víctimas de violencia.

Cuando cumplió siete años, Sene tuvo que dejar su aldea natal en la región de Thiès para ir a trabajar a Dakar, donde compartía cuarto con una veintena de mujeres. Su primer empleo fue cuidar de sus coetáneos para una familia de la capital. Ganaba 2.500 francos al mes (menos de cuatro euros), de los cuales 150 se iban para el alojamiento y el resto lo enviaba a su familia. “En aquella época me parecía normal que una niña trabajara. Me levantaba a las cinco de la mañana para limpiar el piso y preparar el desayuno. Empecé a cuestionarme por qué esos niños de mi edad tenían derecho a quedarse en la cama hasta las siete e ir a la escuela mientras yo no podía”.

El trabajo de doméstica no le dejaba tiempo libre. Fregaba suelos y cortaba verduras de sol a sol. En alguna ocasión, le despidieron sin darle explicaciones y sin pagarle. Una cicatriz en la frente es el recuerdo que lleva de un golpe de recibido por parte de un niño poco mayor que ella en una de las casas en las que trabajó. “Otras chicas que se dedicaban a lo mismo me contaban que eran pegadas, explotadas y hasta violadas por sus empleadores y, cuando intentaban denunciarlo, nadie las creía”, dice.

CUANDO DIJE A LA MUJER QUE SU MARIDO ME HABÍA VIOLADO, ME CONTESTÓ QUE ÉL TENÍA LA COSTUMBRE DE ACOSAR A LAS DOMÉSTICAS

D.N., EMPLEADA DOMÉSTICA

En 2008, durante una visita a sus familiares, su padre le comunicó que le había conseguido un marido, un vecino de al menos 20 años mayor que ella. Sene no se lo tomó en serio hasta el día siguiente, cuando algunas personas fueron a su casa para arreglar los detalles de la boda. A pesar de decir que no estaba de acuerdo, los preparativos nupciales siguieron adelante. Sene rehusó con todas sus fuerzas irse a vivir con su esposo y volvió a Dakar. “Le dije que no le quería y que no le debía nada, hasta que un día apareció mi padre para obligarme a regresar al pueblo para que cambiara de idea», recuerda.

Su padre le ató las manos para que no se fugara y no se dejó ablandar por su rechazo a comer, ni por los intentos de suicidio. Su madre tampoco la apoyó. Un día Sene notó movimientos raros en casa: se dio cuenta de que esas personas que iban y venían estaban preparando la celebración de su boda. Aprovechó un momento de distracción de sus familiares para huir y evitar de formar parte del 31% de las chicas senegalesas que se casó antes de los 18, según datos de Unicef. Echó a correr con lo puesto y montó en el primer bus que vio. Poco a poco, empezó una nueva vida, con un nuevo empleo como doméstica y un novio. De repente, se sintió mal y su empleadora la llevó al hospital para un control. Tras hablar con la enfermera, la señora le preguntó si alguien la había violado, porque estaba embarazada. Ante la noticia, su novio se dio a la fuga.

Sene volvió a marcharse, con la esperanza de que su familia no la encontrara. Esta vez se dirigió a Saint Louis, en el norte del país. Allí recibió el apoyo de la asociación La liane, que cubrió los gastos médicos durante el embarazo, le ofreció clases de alfabetización y de formación profesional en hostelería, que le permitió encontrar su actual trabajo en uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad. Ha vuelto a ver a sus padres, aunque admite que no ha sido fácil y que tuvo que lidiar con el estigma de ser madre soltera y los problemas para trabajar y cuidar de su hijo.

D. N., saintlouisienne de 22 años, también trabajaba como doméstica. Con 17 estaba al servicio de una pareja de enseñantes. Un día, cuando la dueña de casa salió para ir a dar clase, el marido se abalanzó sobre ella y la violó. Solo pasó una vez, asegura, pero se quedó embarazada. “Fui a hablar con su mujer y me dijo que podía ser cierto, ya que su marido tenía la costumbre de acosar a las domésticas».

Diaw Anne Sarr, responsable de derechos de las mujeres en la ONG La liane, en Saint Louis (Senegal).
Diaw Anne Sarr, responsable de derechos de las mujeres en la ONG La liane, en Saint Louis (Senegal). PACO PUENTES

Su violador siempre negó la responsabilidad y nunca ha pagado por ello. Fue convocado delante de la policía, pero no le pasó nada. “Él era un profesor y ella apenas había estudiado. Esto la disuadió de perseguir la justicia, como ocurre a menudo. En algunos casos, las familias deciden ir hasta el final, pero no todas se lo pueden permitir, porque el examen de ADN cuesta 250.000 francos (alrededor de 380 euros), explica Diaw Anne Sarr, responsable de derechos de las mujeres en La liane.

“Mi familia me apoyó, pero la sociedad no ve con buenos ojos a las madres solteras. Supongo que era mi destino, pero ya no quiero saber nada más de esta historia”, añade D. N. La joven se ha casado hace poco y se conforma con que su esposo reconociera al niño.

Sarr cuenta que todos los días tocan a la puerta de la asociación mujeres con historias parecidas, víctimas de violencia conyugal, sexual, económica y social. “Nuestra cultura muchas veces es un freno para que las mujeres denuncien. A veces vienen aquí en búsqueda de ayuda, pero al mismo tiempo quieren proteger a sus maridos. La mayoría de ellas desconoce sus derechos”, explica. “Empieza a haber un cambio. Las mujeres ahora entienden que no es normal ser pegadas o sufrir otros tipos de abusos, pero aún hay mucho que hacer”.

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Las mujeres de Saint Louis han salido a la calle para decir «Basta ya» a la violencia de género

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Un cuarto de las mujeres senegalesas justifica que un marido pegue a su esposa. Sin embargo, en la última semana de mayo, centenares personas salieron a calle en Dakar al grito de “¡Basta ya!” para protestar contra la violencia de género y denunciar un aumento de las agresiones sexuales en todo el país. Las mujeres de Saint Louis también se unieron a la protesta con una marcha el 30 de mayo.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/05/30/planeta_futuro/1559223671_650242.html

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Informe Mundial: No solo las niñas son vulnerables, más de 100 millones de niños contraen matrimonio, denuncia UNICEF

Redacción: Euro News

La lucha contra el matrimonio infantil no ha sido fácil, sin embargo, en la última década se han evitado 25 millones de matrimonios y su prevalencia se ha reducido de un 50% a un 30%, según datos de la UNICEF.

Pero todavía queda camino por recorrer. Una de las tareas pendientes de la Agencia de las Naciones Unidas para la protección de la infancia era el reconocimiento de los hombres como víctimas en esta práctica ilegal.

Su último informe publicado este viernes 7 de junio confirma que el matrimonio de menores no solo concierne a las chicas: se calcula que 115 millones de hombres han contraído nupcias siendo niños, de estos, 23 millones se han casado antes de cumplir los 15 años.

El documento que recoge los datos de 82 países concluye que estos casos son frecuentes en el África subsahariana, América Latina y el Caribe, Asia meridional y Asia oriental y el Pacífico.

Estas cifras no apacigua la urgencia que posee el matrimonio infantil femenino con más de 650 millones de niñas y que, si los esfuerzos no aumentan, para el 2030 alrededor de 150 millones más se casarán antes de los 18 años, según las proyecciones de UNICEF.

Con estas nuevas estimaciones, se eleva a 765 millones el número total de niños que se casan.

Pero el reconocimiento también hace parte de los esfuerzos, «si bien se han estudiado ampliamente la prevalencia, las causas y los efectos del matrimonio precoz entre las niñas, se han realizado pocas investigaciones sobre el matrimonio precoz entre los varones», dice la publicación.

«El matrimonio roba la infancia»

Las causas pueden variar dependiendo del país y su contexto, aunque la tendencia indica que los menores pertenencen a entornos rurales y que tienen poco o ningún acceso a la educación.

“Cuando tenía 13 años, mi madrastra quiso que me casara con un hombre. Todavía era pequeña y quería estudiar, así que me negué. Entonces, mi madrastra me llevó al mercado y me abandonó. No volví, lo cual fue una buena decisión: pude continuar con mis estudios y ahora estoy en mi último año de primaria. Quiero ir a la escuela secundaria y luego ser comerciante”, contó Florence de 14 años en Kinshasa, República Democrática del Congo para UNICEF.

Muchas familias tienen como costumbre (religiosa o no) de casar a sus hijos con el objetivo de recibir algún tipo de recompenza o intercambio que genere un beneficio a su hogar.

«El matrimonio roba la infancia», dijo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. «Los novios se ven obligados a asumir responsabilidades de adultos para las que tal vez no estén preparados. El matrimonio precoz trae consigo la paternidad precoz, y con ello una presión adicional para mantener a la familia, reduciendo las oportunidades de educación y empleo».

Asimismo, UNICEF detalla que la República Centroafricana tiene la mayor prevalencia del matrimonio infantil en los hombres (28%), seguido de Nicaragua (19%) y Madagascar (13%).

 

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