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Informe de Global Witness: Crisis climática y el riesgo de defender los bienes comunes. América Latina

Informe de Global Witness evidencia dramático incremento de asesinatos de personas defensoras de la tierra y el medio ambiente

El recién publicado informe de Global Witness «Última línea de defensa» lanza un grito de alerta: la explotación irresponsable y la codicia que impulsan la crisis climática también están impulsando la violencia contra las personas defensoras de la tierra y los bienes comunes.

De acuerdo con el informe (descargue aquí la versión en español) el año 2020 ha sido el más letal para las personas que defienden sus hogares, la tierra, los medios de vida y los ecosistemas.

Son 227 las personas defensoras asesinadas en el mundo (fueron 212 en 2019), tres de cada cuatro (165) en América Latina, que se confirma como el continente más peligroso para quienes defienden los bienes comunes. Esto significa más de 4 personas asesinadas en promedio cada semana.

El informe señala también que defensores y defensoras sufrieron toda una serie de ataques no letales, entre otros, detenciones, campañas de difamación, amenazas, acoso, hostigamiento, violencia sexual, demandas judiciales.

América Latina, la más peligrosa

Colombia (65), México (30) y Filipinas (29) son los países con más personas defensoras de la tierra y los bienes comunes asesinadas, y suman más de la mitad del total registrado.

En Colombia, un tercio de estos ataques fueron contra indígenas y afrodescendientes, y casi la mitad fueron contra personas dedicadas a la agricultura a pequeña escala. Estos datos se enmarcan en un contexto de ataques sistemáticos contra líderes sociales y ex combatientes firmantes del acuerdo de paz.

Según el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (Indepaz), desde la firma del acuerdo (2016) han sido asesinados 1231 líderes (116 en 2021) y 285 ex combatientes de las FARC-EP (36 en 2021).

México resultó ser uno de los países que ha registrado el mayor aumento de asesinatos de personas defensoras respecto al 2019. La explotación forestal estuvo vinculada a casi un tercio de estos ataques, y la mitad de todos los ataques fueron dirigidos contra comunidades indígenas. El 95% de estos casos quedan en la impunidad.

Brasil (20), Honduras (17), República del Congo (15) y Guatemala (13) son los países con la mayor cantidad absoluta de personas defensoras asesinadas después de Colombia, México y Filipinas. Sin embargo, si calculamos el número de asesinatos per cápita, Nicaragua (12), Honduras, Colombia y Guatemala encabezan esta lista.

Más de un tercio de los ataques mortales están relacionados con la explotación de recursos (explotación forestal, minería y agroindustria a gran escala), represas hidroeléctricas y otras infraestructuras. La explotación forestal fue el sector con el mayor número de asesinatos (23), seguido por agroindustria y minería (17).

Global Witness señala que agroindustria y minería han estado vinculados a más del 30% de todos los asesinatos que la organización británica ha documentado a partir de 2015.

Otro dato muy preocupante es que, una vez más, los pueblos indígenas son las principales víctimas. A pesar de que apenas representan el 5% de la población mundial, más de un tercio de los ataques fatales estuvieron dirigidos contra ellos, en especial en México, América Central, Sudamérica y Filipinas.

De los 227 asesinatos de personas defensoras registrados por Global Witness, 226 ocurrieron en el Sur Global. En el período transcurrido desde que dicha organización comenzó a recopilar datos, menos del 1% de todos los ataques letales registrados se documentaron en el Norte Global.

La verdadera dimensión del problema

Global Witness advierte en su informe que todos estos datos no reflejan la verdadera dimensión del problema, ya que en algunos países la situación a la que se enfrentan las personas defensoras es difícil de medir.

En este sentido, las restricciones a la libertad de prensa, así como la ausencia de registros independientes de ataques contra las personas defensoras, dan lugar a un subregistro. Todo esto – asegura Global Witness – hace que las cifras publicadas en el informe sean una subestimación y que la dimensión del problema sea mucho más grande.

Empresas responsables

«Muchas empresas se involucran en un modelo económico extractivo que prioriza de forma abrumadora las ganancias sobre los derechos humanos y el medio ambiente. Este poder corporativo irresponsable es la fuerza subyacente que, no solo ha llevado la crisis climática al borde del colapso, sino que ha perpetuado el asesinato de personas defensoras», señala el informe.

«En muchos países ricos en recursos naturales y biodiversidad crítica para el clima, las empresas operan casi con total impunidad. En un contexto en el que el equilibrio de poder se inclina a favor de las corporaciones, no es frecuente que alguien sea arrestado o llevado ante la justicia por matar a personas defensoras», agrega.

Y cuando esto ocurre, suelen ser los autores materiales del crimen los que acaban sentados en el banquillo de los acusados, y no los mandantes y autores intelectuales que, en la inmensa mayoría de los casos, quedan en la impunidad.

«Mientras se acaparen más tierras y se talen más bosques para priorizar las ganancias a corto plazo, tanto la crisis climática como los ataques contra las personas defensoras se agravarán.

Los gobiernos pueden cambiar el rumbo de la crisis climática y preservar los derechos humanos protegiendo a la sociedad civil y aprobando leyes para que las corporaciones rindan cuentas de sus acciones y ganancias», concluye Global Witness.

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América Latina: El conocimiento ancestral como recurso al Cambio Climático

América Latina/Autor(a) y Fuente: es.unesco.org

La Plataforma de Cambio Climático, Riesgo y Resiliencia destaca el caso Geoparque mundial de la UNESCO, Mixteca Alta, en México, en donde se desarrolla un método de terrazas agrícolas puesto en marcha hace más de 3500 años, que permite maximizar los resultados de los cultivos expuestos a resistir la variabilidad climática

Un horizonte rojo, amarillo, anaranjado, verde, azul y morado. Pocos paisajes del mundo pueden hermanar tan bella paleta de colores con montañas, volcanes, valles y un sinfín de relieves y texturas naturales, en un encuadre tan rico como árido. Esa es una de las postales más singulares que tiene Mixteca Alta, uno de los ocho Geoparques mundiales de la UNESCO en América Latina. Ubicado en México, la comunidad local desarrolla hace más de 3500 años un sistema de terrazas agrícolas con resultados asombrosos para resistir, en pleno siglo XXI, al cambio climático.

Este es uno de los pocos -muy pocos- lugares del mundo donde todavía se aplican conocimientos ancestrales, transmitidos de generación en generación, para generar transformaciones que protejan la agrobiodiversidad del planeta. Dada su importante trascendencia, este caso ha sido categorizado como un referente de buena práctica en la Plataforma de Cambio Climático, Riesgo y Resiliencia que impulsa la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina y el Caribe.

El mexicano Quetzalcoátl Orozco Ramírez es uno de los responsables de que dicho logro suceda. Hijo de un matrimonio campesino del antiguo México rural, ha dedicado su vida a la investigación agroecológica formal en el manejo de recursos naturales, tras haber alcanzado su Doctorado en Geografía en los Estados Unidos. Regresó a vivir a Oaxaca -uno de los Estados de México con mayor diversidad biológica y geológica- donde trabaja actualmente como investigador dentro del Geoparque mundial de la UNESCO, Mixteca Alta. Eligió esa tierra para criar junto a su esposa, a su hijo recién nacido, quien lleva el original nombre Centli, en náhuatl, una lengua azteca que data desde el siglo V, y que su traducción al castellano es, curiosamente, maíz. ​​

“Cuando llegué a la Mixteca Alta, me llamó la atención la variedad de maíz, particularmente del maíz de cajete, que es el que crece en las terrazas de estas tierras, tras un largo ciclo de producción y una notoria resistencia a la sequía. Representa muy poco porcentaje de la superficie pero, tomando en cuenta el valor cultural y la importancia para la seguridad alimentaria de los pueblos que no están asentados en el Valle, es muy relevante. Y de ahí el interés por iniciar este estudio de las terrazas”, detalló Orozco Ramírez a UNESCO Montevideo.

Terrazas agrícolas, un método ancestral

La población que reside en Oaxaca maneja prácticas agrícolas que datan de 3400 a 3500 años atrás y, asombrosamente, en la actualidad, su aplicación aporta a la resiliencia contra los efectos del cambio climático mediante una práctica singular de la agricultura en terrazas. En concreto, en este Geoparque, se aplican dos sistemas distintos de terrazas: el de laderas, que implica un esquema más conocido a nivel mundial, y de lamabordos, que sería el método más novedoso. Este último supone una estructura formada por una pared de piedra -camellón o muro- seguido de un arenal que genera la superficie plana. Estas construcciones se ubican estratégicamente sobre los arroyos o corrientes de agua, para aprovechar la erosión natural de los suelos que se encuentran por encima de ellas. Y esa es su mayor fortaleza.

Orozco Ramírez explicó que la variabilidad climática siempre ha estado presente en esta localidad, aún antes de que se sintieran los efectos del cambio climático. Si bien esas consecuencias adversas exacerbaron el fenómeno:  “Esta región, debido a su ubicación y elevación, siempre ha tenido periodos de sequía y de mucha lluvia, con fuertes cambios en las lluvias, incluso, dentro del mismo año. Desde el origen, existió siempre la necesidad de desarrollar una agricultura que fuera capaz de adaptarse a esas condiciones cambiantes”, señaló.

Lo que es evidente, dijo, es la resiliencia que tiene este esquema de terrazas, la cual se expresa en los resultados de la producción. Mientras que aquí la cosecha de maíz es segura año tras año -en el eje de un 50% y 70% de resultado favorable- en las zonas no “aterrazadas” los cultivos no progresan, dijo, ya sea por falta de agua o exceso de lluvia.

Este modelo de terrazas tiene particularidades que lo distinguen. Fue diseñado para rendir, especialmente, durante los años castigados por la sequía, con el cometido de aprovechar al máximo la poca agua que circula en la zona. En los cauces o fuentes de agua, se acumula sedimento hasta formar pequeños terrenos planos, dando origen, justamente, a los lamabordos.

“Son tan singulares debido a que el suelo que se genera es producto del sedimento que arrastra la corriente, que se nutre también de la materia orgánica y de las plantas que se crean en las microcuencas. Surgen sobre los cauces y sus suelos son de origen antropogénico”, distinguió el investigador, diferenciando este método del esquema de contorno que se ubica perpendicular a la pendiente de una loma.

Esta práctica es especialmente valiosa porque tiene un vínculo directo con la seguridad alimentaria en el proceso de adaptación al cambio climático. El Geoparque mundial de la UNESCO, Mixteca Alta es, este sentido, un gran referente a nivel global, porque implementa las terrazas con especial atención en las soluciones basadas en la naturaleza y en la sabiduría de las comunidades locales, impulsando la resiliencia ante la variabilidad climática.

Todos los Geoparques mundiales de la UNESCO son áreas geográficas únicas y unificadas, en donde los paisajes de importancia geológica se gestionan con un concepto holístico de protección, educación y desarrollo sostenible. Mixteca Alta, utiliza su patrimonio geológico, en conexión con todos los demás aspectos del patrimonio natural y cultural de la zona, para mejorar la concientización y la comprensión de cuestiones claves a las que se enfrenta la sociedad, como el uso sostenible de los recursos naturales, la mitigación de los efectos del cambio climático y la reducción de los riesgos relacionados con los desastres naturales.

Orozco Ramírez reconoce que este modelo agrícola tiene potencial para ser extrapolado a otras latitudes, en la medida que exista cooperación y compromiso entre varios actores para impulsar la práctica, invertir en ella y proteger la agrobiodiversidad, actualmente amenazada por los efectos adversos del cambio climático.

Foto: cortesía de Quetzalcoátl Orozco Ramírez, 2021

Una trama colaborativa

Además de los aspectos técnicos, esta práctica agrícola integra un valor ligado a la comunidad autóctona. Los terrenos en los que se trabaja se heredan de generación en generación hace miles de años, lo que configura un apego y compromiso comunitario por mantener los cultivos que los ancestros trabajaban. Sin embargo, la coyuntura del mundo actual impuso un reto importante a esa responsabilidad, dado que en los últimos años han aumentado las dificultades económicas que deben enfrentar varias familias de la zona, obligadas, muchas veces, a migrar en busca de mejores oportunidades de empleo.

“Quien cosecha en lamabordos requiere, necesariamente, de apoyo colectivo para poder sembrar, porque es un trabajo que implica mucho esfuerzo físico y una sola persona no la puedo hacer. Esto genera mecanismos de ayuda mutua y recíproca, que da más cohesión a la comunidad local”,

destacó Orozco Ramírez quien, ​​de hecho, para poder elaborar el manual sobre construcción de lamabordos, estuvo colaborando recientemente con una familia de Oaxaca. Se necesitan, dijo, incentivos para poder consolidar esta práctica agrícola.

“Lamentablemente, en la actualidad existe una combinación de factores socioeconómicos como ambientales que dificultan las actividades primarias en esa en esa zona”, alertó.

El valor de la UNESCO

Orozco Ramírez destacó la importancia del reconocimiento que ha hecho la UNESCO sobre ese territorio, al asignarle la categoría de Geoparque mundial de la UNESCO, lo que significa, dijo, proteger y resaltar el valor que existe a nivel de patrimonio ecológico, patrimonio cultural y patrimonio natural.

“Esto ha hecho que tanto en el interior del territorio como dentro del Estado, y hasta incluso a nivel país, se le ponga mayor atención y se reconozca lo interesante que hay en este sitio. Esta importante sinergia es el resultado directo del reconocimiento que ha hecho la UNESCO a través del Programa de Geoparques”, reafirmó el investigador.

Tras la designación de este territorio como Geoparque mundial de la UNESCO se han impulsado cantidad de actividades alternativas paralelas dentro del sitio, vinculadas, por ejemplo, a la educación y al turismo. El impacto de dichas acciones produjo un aumento a nivel de ingresos para familias de la comunidad local, lo cual contribuye a detener las migraciones forzadas que muchos colectivos se ven obligados a realizar. Estos resultados son “muy bien vistos” por la comunidad local, según el mexicano, quien destacó el rol de la UNESCO como un articulador capaz de provocar valiosos resultados tangibles e intangibles en el territorio.

Mediante la sensibilización de la importancia del patrimonio geológico del área en la historia y la sociedad actual, los Geoparques mundiales de la UNESCO dan a la población local un sentimiento de orgullo de su región y fortalecen su identificación con el área. Se estimula la creación de empresas locales innovadoras, de nuevos trabajos y cursos de formación de alta calidad, a medida que se generan nuevas fuentes de ingresos a través del geoturismo, protegiendo al mismo tiempo los recursos geológicos del área.

Fuente: https://es.unesco.org/news/conocimiento-ancestral-como-recurso-al-cambio-climatico

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DD.HH. Cambio climático: ¡No son los tráileres, es la película!

Por: Tercera Información

La realidad es tajante frente al cambio climático y el creciente calentamiento global. El incendiario resumen del informe del IPCC de la ONU, solo fueron los tráileres de una película que tiene siglos avanzando. La expresión más dramática se conocerá -con mayor certeza- en su próxima parte: el informe definitivo que se presentará en 2022. (1).

Se puede comprobar que la película no es de ficción: Diversas partes del planeta arden o se hallan inundadas. (2). Por tanto, los tomadores de decisiones en todas las instancias del planeta, han de considerar las violaciones transversales a los derechos humanos (DD.HH) que pueden suscitar sus sentencias sobre la ciudadanía, y especialmente en la generación que se levanta, incluyendo sus propios hij@s o niet@s.

Unos mil millones de niños, casi la mitad del total de 2200 millones que hay en el mundo, viven en uno de los 33 países considerados “de muy alto riesgo climático”, así lo alertó UNICEF en un nuevo informe que presenta un “índice de Riesgo Climático de la Infancia”, según news.un.org de este 20 de agosto (3).

Henrietta Fore, directora Ejecutiva de Unicef, advirtió mediante comunicado -en www.unicef.org- que “las perturbaciones climáticas y medioambientales están menoscabando la totalidad de los derechos de los niños, desde su acceso a un aire limpio, alimentos y agua potable, hasta su derecho a una educación, a una vivienda, a estar protegidos contra la explotación e incluso a sobrevivir”. (4). Según esta fuente, el Índice de Riesgo Climático para la infancia revela datos espeluznantes: “815 millones de niños están muy expuestos a la contaminación por plomo” e igual número se halla expuesto a olas de calor; mientras 920 millones de niños “están muy expuestos a la escasez de agua”. (4)

En cifras es simple matemática, pero en la praxis, son vulneraciones a DD.HH de niñ@s que sufren por inundaciones costeras (20 millones); inundaciones fluviales (330 millones) y enfermedades transmitidas por vectores (400 millones). Llegado a este punto, inevitablemente la mente se remonta a otras épocas y situaciones extremas, que constituyeron base para legislar sobre derechos de los niñ@s. (4).

Se trata de tiempos en que las clases pobres de la humanidad se vieron obligadas a lo que luego se hizo lugar común y abuso: Llevar a sus hij@s a trabajar como adultos, generando la necesidad de un marco legal para reducir la mortandad de la mano trabajadora y asegurar a los dueños de los medios de producción y del capital, manitas explotables en función de amasar riquezas. (5).

Por ello, tras siglos de lucha, y varios instrumentos legales, se erigió la Convención Internacional de los Derechos del Niño (1989), documento jurídicamente vinculante y que establece garantías para la supervivencia de la infancia; algunas, acordes a las secuelas del cambio climático: derecho a la vida, a participación de los padres en crianza y educación del niñ@, por igual; salud, asistencia médica y sanitaria; seguridad social; nivel adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual y social. (5).

De cualquier modo, las injusticias contra la niñez obstruyen el desarrollo de la humanidad, y en este caso, -como expresara Fore- “el cambio climático es profundamente desigual. Aunque ningún niño es responsable del aumento de las temperaturas mundiales, ellos sufrirán las peores consecuencias. Los niños de los países menos responsables sufrirán más que nadie”. (4)

La directora Ejecutiva de Unicef sostiene que “el informe revela incoherencias entre los países donde se generan las emisiones de gases efecto invernadero y aquellos en los que los niños sufren las peores consecuencias del cambio climático. (…) los 33 países “de muy alto riesgo” emiten tan solo el 9% de las emisiones mundiales de CO2”, mientras “los 10 países que generan más emisiones representan casi el 70% de las emisiones mundiales”. (4).

Fore critica que a pesar de ello, “solo uno de estos países se encuentra clasificado como “de muy alto riesgo” en el índice”. Son las disparidades de este drama las que hay ver con detenimiento, y sobre ellas, el sistema multilateral debe que ofrecer opciones de equidad.
Por ejemplo, el “Acuerdo de París” sobre el cambio climático, reza en su numeral 9, literales b y c que “cada Parte deberá, cuando sea el caso, emprender procesos de planificación de la adaptación y adoptar medidas, como la formulación o mejora de los planes, políticas y/o contribuciones pertinentes, lo que podrá incluir: (6)

El proceso de formulación y ejecución de los planes nacionales de adaptación; y c) La evaluación de los efectos del cambio climático y de la vulnerabilidad a este, con miras a formular sus medidas prioritarias determinadas a nivel nacional, teniendo en cuenta a las personas, los lugares y los ecosistemas vulnerables”.

Esto coincide con el comunicado de la Unicef en boca de la Oenegé “Viernes por el Futuro” (coautores del prefacio del informe ante referido), que solicita “incluir a los jóvenes en todas las negociaciones y las decisiones relacionadas con el clima a nivel nacional, regional e internacional, incluida la COP26”. (4)

O sea, asumir que lo que sucede con el cambio climático ¡No son los tráileres, es la película!

Referencias
1. https://www.ipcc.ch/languages-2/spanish/
2. https://www.geamap.com/es/incendios
http://spanish.xinhuanet.com/2021-04/05/c_139859402.htm
https://www.bbc.com/mundo/noticias-57870037
3. https://news.un.org/feed/view/es/story/2021/08/1495742
4. https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/1000-millones-ninos-gravemente-expuestos-efectos-crisis-del-clima
5. Declaración Universal de Derechos Humanos, Sección de Servicios de Internet, en español. Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas, s/a. http://www.un.org/es/documents/udhr/
Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Recuperado de https://www.unicef.org/spanish/crc/index_protocols.html
Freites, L. Convención Internacional de los Derechos del Niño. Apuntes Básicos. Recuperado de http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-49102008000300002
Convenio Sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil. Recuperado de https://www.humanium.org/es/convenio-182-peores-formas-trabajo-infantil-1999/</html
6. Acuerdo de París (2015). Recuperado de https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://unfccc.int/files/meetings/paris_nov_2015/application/pdf/paris_agreement_spanish_.pdf&ved=2ahUKEwjW1aSJlsHyAhWoTt8KHZFvD0UQFnoECAQQAQ&usg=AOvVaw1am0lFOwFFwkOniXfM-1eD

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/opinion/21/08/2021/dd-hh-cambio-climatico-no-son-los-traileres-es-la-pelicula/

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El Salvador: Los jóvenes hablan del cambio climático en Diálogos del Bicentenario

América Central/El Salvador/22-08-2021/Autora: Evelia Hernández/Fuente: www.elsalvador.com

A través de una tertulia impulsada por Unicef, Clacso, Glasswing, ConTextos y Fusal, nueve jóvenes expusieron sus posturas y preocupaciones frente a la problemática del medio ambiente.

Nueve jóvenes alzaron su voz y expusieron su preocupación frente a las situaciones que enfrentan en su comunidades debido al cambio climático.

La participación de los jóvenes se realizó a través de la iniciativa denominada: “Es Hora de la Niñez”, desarrollado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

“Es Hora de la Niñez” se desarrollada en el marco de los Diálogos del Bicentenario y que busca que la niñez y la adolescencia se expresen sobre diversos temas e incentivarlos a ser agentes de cambio en la sociedad salvadoreña.

El evento se desarrolló a través de Facebook Live sobre “La niñez y el cambio climático”; en el conversatorio, los jóvenes señalaron las problemáticas medio ambientales que existen dentro de sus comunidades, evidenciaron un aumento de la tala de árboles, falta de agua potable, cambios en la temperatura, amenazas de inundaciones y derrumbes.

Además de la destrucción de la flora y fauna, sequías que afectan a los agricultores, contaminación, mal tratamiento de desechos sólidos, falta de recolección de basura, son parte de las problemáticas que identificaron los jóvenes.

“Las empresas deberían tener un corazón verde, no un corazón de piedra, un corazón ecológico, amigable con el medio ambiente. Las empresas deben tener la conciencia ya que el medio ambiente es muy importante en el aspecto cultural, social y religioso”.

Fernando Castellón, originario de Apopa

Los adolescentes que participaron fueron: Symon Hernández ( de Santa Ana), Paula Umaña ( Jucuapa, Usulután), Fernando Castellón (Apopa), Anderson Martínez ( San Salvador), Rolando Escobar (Sonsonate), Elisa Polío (Morazán), Iris Guzmán (La Libertad) Joselyn Flores y Anderson Godínez, (Ciudad Arce).

Los jóvenes que forman parte del programas de Glasswing y ConTextos sugirieron a los empresarios que realicen acciones para minimizar el impacto climático, concienciando a la población a través de sus productos o desarrollen campañas.

“El rol que pueden tomar las empresas que tenga acciones amigables con el medio ambiente (…) si no afectará a muchas personas”, manifestó Joselyn Flores.

Mientras que Anderson Martínez recordó que el país se encuentra en estrés hídrico y que muchas zonas en el territorio hay escasez de agua. “Es inevitable, el deterioro del medio ambiente se dará, pero no por eso vamos a dejar de actuar, hay que retrasarlo el mayor tiempo posible. Si maltratamos al medio ambiente, no esperemos que este nos recompense de buena manera”, dijo Rolando Escobar.

A través del conversatorio, los adolescentes hicieron un llamado a los demás jóvenes para que se sumen y desarrollen pequeñas acciones para generar cambios dentro de su comunidad.

”Somos la primera generación capaz de acabar con la pobreza y la última que puede poner fin a los impactos adversos del cambio climático”.

Anderson Martínez, San Salvador

Entre la alternativas que promovieron está recolección de basura en parques, no botar basura en las calles, recoger las mascarillas que encuentre tiradas en la calle, ahorro de energía eléctrica, coordinar acciones con las alcaldías para hacer limpieza, reciclar, entre otras alternativas.

Los jóvenes también destacaron la importancia de la educación en el hogar. Y la importancia de reiterar en los centros educativos la educación ambiental.

“Se debe educar y amar la naturaleza desde el hogar, a través del ejemplo”, destacaron los jóvenes.

“El cambio climático afecta nuestra salud y para evitar tantas enfermedades que se dan por tanto cambio en el clima. Yo creo que deberíamos de pensar en nosotros y los demás para ver el futuro que tenemos planeado porque si no hacemos nada (detener el impacto) por tener un mejor país o un mejor mundo no vamos a lograr ni la mitad de los sueños que tenemos”.

Joselyn Flores, La Libertad

El espacio de participación para los jóvenes es promovido por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), ConTexto, Glasswing Internacional y Fundación Salvadoreña para la Salud y el Desarrollo (Fusal).

Jimmy Vásquez, especialistas en Políticas Sociales de Unicef, destacó que la iniciativa se está desarrollando para crear políticas que tengan en cuenta las propuestas de la niñez y de los adolescentes.

“Los adultos no hemos tenido la sensibilidad necesaria para incluir la voz de las niñas, niños y adolescentes en temas que le compete como son la educación, medio ambiente, en la familia, migraciones, el uso de la tecnología, las redes sociales y otros”, reflexionó Vásquez.

Además de destacar la importancia de invertir en iniciativas que desarrollen las competencias de los adolescentes.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/cambio-climatico-jovenes-unicef-es-hora-de-la-ninez-clacso/870956/2021/

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El cambio climático y la universidad

Por: Miguel Ángel Casillas

El 7 de agosto se difundió el reporte del Panel intergubernamental sobre cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas, 2021: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change.

En ese reporte se analiza con datos y referencias científicas la evolución del cambio climático que experimenta la Tierra como producto de las actividades humanas y presenta un modelo de evolución climática donde se hace observable la ruptura de todo equilibrio en los últimos 50 años, desde que el impulso a la industrialización y la ampliación del comercio han tenido consecuencias funestas para el planeta, que ponen en riesgo su existencia y con ella también la del género humano.

El informe tiene como base empírica un conjunto de indicadores. Se observa un incremento en la concentración de gases con efecto invernadero y de aerosoles producidos por las actividades humanas. Ha aumentado el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno. Se constata un aumento de la temperatura global del planeta. Hay un cambio en los patrones de lluvias acusando un importante incremento en en siglo XX. Hay un cambio en los niveles de salinidad del mar, su acidificación y sus niveles de oxígeno. Ocurre un intenso derretimiento de nieves y glaciares. Aumenta el nivel del mar y se desatan fenómenos climáticos extremos: temperaturas muy altas y muy bajas, desertificación, intensificación en el número y la fuerza de ciclones y tormentas tropicales.

El grupo de expertos de la UNU formula diversos escenarios, pero en general se anuncia la catástrofe hacia 2050 y peor hacia 2100. Si no se hace nada la temperatura puede aumentar todavía más, hasta en 5 grados centígrados y si realmente proyectáramos una modificación profunda de la vida social, aún así el mundo seguirá calentándose por el efecto acumulado de la actividad humana. En el peor escenario de aumento superior a 4 grados, las consecuencias pueden ser terribles: por ejemplo América Central y casi toda Sudamérica sufrirían un proceso de desertificación, mientras que las lluvias se concentrarán en demasía en África, Asia menor y en los polos donde no habría más hielo. Hacia 2150 el mar habría aumentado hasta 8 metros su nivel, desbordando diques y costas.

El informe de la ONU es contundente, no deja lugar a medias tintas: las actividades humanas ligadas a la industrialización y la ampliación del consumo han generado una situación catastrófica que es necesario detener y hacerlo de manera urgente. Urge un cambio civilizatorio que modifique radicalmente los patrones de producción, el consumo de energías, las formas industrializadas de agricultura, los niveles de consumo de mercancías, el uso de medios de transporte, las maneras en como cuidamos y conservamos el medio ambiente.

Las universidades están obligadas a contribuir en la lucha contra el cambio climático. Ya se hacen muchas cosas, pero es todavía insuficiente su contribución. Hay que ampliar sus capacidades de investigación y de producción de nuevo conocimiento sobre los efectos locales del cambio climático; tienen una enorme responsabilidad en la difusión y concientización de la sociedad entera; disponen de una agenda de acciones que favorecen el ahorro y el reciclaje; muchas de las instituciones participan en proyectos de protección y restauración ambiental. Sin embargo, hasta la fecha no se ha modificado el contenido de la enseñanza profesional ni se han generado procesos de socialización suficientemente efectivos como para hacer de los universitarios agentes del cambio social requerido para salvaguardar el planeta.

En las universidades recientemente se ha desdibujado la lucha contra el cambio climático bajo el eufemismo de la responsabilidad social universitaria, que confunde y oculta el fundamento radical que se necesita en la transformación. Al mismo tiempo se construyen enormes aparatos burocráticos que tienden a disociarse de las comunidades y a generar sus propios espacios de poder. Urge replanter las prioridades y las formas de impulsar un cambio profundo en el sentido del trabajo universitario.

Las profesiones y las disciplinas deben reformular sus prácticas y contenidos; no pueden seguir formando egresados que reproduzcan los patrones de producción y consumo que nos están llevando a la ruina. Desde la universidad debemos luchar por cambiar las prácticas profesionales y las maneras de trabajar. Es inadmisible que las universidades sigan fomentando el consumo de energías no renovables, que se fomente la industrialización desmedida y el consumo de combustibles fósiles en todas las carreras de ingeniería, que no se consideren los impactos ambientales y sociales de seguir promoviendo la industrialización de la producción agropecuaria, que se desconozcan los impactos ambientales de los procesos económicos y que las carreras sigan promoviendo la cultura del negocio por encima de los criterios de conservación y protección del patrimonio natural.

Las universidades son el espacio privilegiado para la investigación y el desarrollo de energías limpias. Tienen ante sí el reto de comprender y brindar soluciones a los impactos específicos a escala regional del cambio climático: en la agricultura y la producción de alimentos, el agua, el aumento del nivel mar, y los riesgos meteorológicos. Pero también las universidades, en tanto agencias culturales, deben construir una nueva socialización que sostenga nuevas maneras de ser y vivir, reduciendo la dinámica global de consumo, de desperdicio y de gasto inútil; cuidando el impacto ambiental de las acciones humanas y reduciendo los efectos de la reproducción humana sobre el planeta; cuidando, conservando y restaurando los ecosistemas.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-cambio-climatico-y-la-universidad/

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Argentina: Ante las condiciones del tiempo, desde Educación afirman que las clases son normales

América del Sur/Argentina/20-08-2021/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

La medida rige para el Turno Mañana. Continuarán observando la evolución de las condiciones climáticas para analizar qué sucederá en la tarde.

Mientras el alerta meteorológica por viento Zonda está vigente, el Ministerio de Educación de San Juan emitió un comunicado informando que las clases se dictarán como estaba previsto durante el Turno Mañana.

Protección Civil no ha indicado que la intensidad del viento constituya riesgo que motive suspensión de la actividad educativa. Por el momento es normal en el turno mañana», indicaron desde el área.

Y agregaron: «Se sigue atentamente la evolución de las condiciones climáticas. De haber alguna novedad se les informará inmediatamente».

Para terminar recordando que «cada papá puede tomar la decisión que considere conveniente según su caso particular».

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/sanjuan/Ante-las-condiciones-del-tiempo-desde-Educacion-afirman-que-las-clases-son-normales–20210818-0009.html

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“Basura Cero”: un tema de agenda nacional

Por: Héctor Rodríguez Cruz

Una buena gestión de residuos sólidos es mucho más  que contar con una ciudad limpia. La verdadera solución al problema no se logra solamente reaccionando al desastre que ocasiona su desbordamiento.

Nunca será suficiente denunciar y gritar la peligrosidad y toxicidad de la basura.  La alerta tiene sentido porque la basura daña considerablemente el medio ambiente y la salud física y mental de la población, especialmente los más vulnerables: niños, embarazadas, población adulta mayor y población en extrema pobreza.

La basura no conoce de límites municipales. Los desechos de un municipio se convierten en una seria amenaza para los habitantes del propio municipio y los demás  municipios formando así una tétrica cadena de peligros.

Ante el fracaso de los gobiernos municipales para solucionar la problemática de la basura se hace necesario asumirla como un tema de la agenda nacional. Bien haría al país el que el actual gobierno la asumiera con ese carácter.

Una buena gestión de residuos sólidos es mucho más  que contar con una ciudad limpia. La verdadera solución al problema no se logra solamente reaccionando al desastre que ocasiona su desbordamiento  o para acallar los justos reclamos y las protestas de los habitantes frente a la crisis.

Sin un buen sistema de gestión de residuos sólidos no se puede aspirar a construir una ciudad sostenible ni habitable. Pero no se trata únicamente de soluciones técnicas. Existen impactos climáticos, de salud y de seguridad, así como otras consideraciones sociales importantes que exigen una respuesta responsable.

Existen ya respuestas adecuadas y probadas. BASURA CERO es una de ellas. Una  iniciativa mundial  que surge a partir de la problemática ambiental generada por el aumento descontrolado de residuos que se depositan o se incineran diariamente en los rellenos sanitarios del mundo.

La definición de BASURA CERO fue adoptada por la Alianza Internacional Basura Cero: “Basura Cero es la conservación de todos los recursos a través de la producción y el consumo responsables, la reutilización y recuperación de todos los productos, envases y materiales sin incinerarlos y sin generar emisiones al suelo, agua o aire que supongan una amenaza para el ambiente o la salud humana.” (ZWIA, 2018).

BASURA CERO es un objetivo y un plan de acción. Dirigidos tanto a conservar y proteger los recursos naturales y el medio ambiente como al logro de la justicia ambiental y social, la regeneración, la equidad y el respeto por la naturaleza poniendo fin al tratamiento de los  residuos en incineradores, vertederos y rellenos sanitarios.

Propone la educación como el  centro  de una cultura del consumo consciente y responsable, de la clasificación de residuos y de su aprovechamiento, con lo cual  se contribuye a mejorar el ambiente y avanzar en la aplicación de nuevas tecnologías.

BASURA CERO  integra a toda la ciudadanía, en tanto como consumidora de bienes y servicios y generadora de basura. Los fabricantes y comerciantes, por su condición de productores y proveedores Las autoridades, por su condición de responsables del saneamiento.

BASURA CERO comprende acciones de estímulo a la producción de bienes de consumo reutilizables o biodegradables, construcción de una cultura de separación de residuos en la fuente, recolección separada, procesos industriales de reciclaje y aprovechamiento final y minimización de la disposición en relleno sanitario.

Al diseñar e implementar planes BASURA CERO  a nivel local, los municipios deben respetar e involucrar a todos los sectores que componen el ecosistema de los residuos, incluyendo comunidades y trabajadores formales y de la economía popular.

Sin embargo, hay que considerar que las operaciones del modelo BASURA CERO son costosas. En muchos de los países en vías de desarrollo, la gestión de residuos sólidos puede llegar a consumir del 20% al 50% del presupuesto de un municipio.

Desde el año 2000, los préstamos del Banco Mundial para proyectos de gestión de residuos sólidos han alcanzado los  USD $4,500 millones y apoyado 329 programas de residuos sólidos alrededor del mundo.

También existen otras salidas convergentes. La República Dominicana (RD) ha asumido  el compromiso con la consecución de los objetivos del Acuerdo de París bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC), en el proceso de mejora y actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada de RD 2020 (NDC-RD 2020). ¡La iniciativa requiere ser difundida”

Con la  propuesta del PLAN BASURA CERO no sólo se trata de anunciar  una idea nueva para mirarla y acariciarla de lejos. Se trata de  una clara invitación al cambio responsable por parte de los gobiernos locales y del gobierno nacional.

En todos los municipios y en el país debemos  mirar con ojos nuevos la agobiante y riesgosa situación de la basura. Apuremos el paso o llegaremos tarde.

Hagamos caso a la advertencia que Albert Einstein nos hace a todos: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/basura-cero-un-tema-de-agenda-nacional-8971246.html

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