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Libro(PDF): «Medios de comunicación ¿Al servicio de quién?»

Reseña: CLACSO

El sistema neoliberal, incluida hoy su variante más ultraderechista, siempre se ha explicado en función de factores políticos, económicos y sociales diversos. Sin embargo, ¿cuál es el papel de los medios de comunicación masiva? ¿Son simples relatores de la actualidad o juegan un rol determinante y protagonista en ese fortalecimiento del sistema? ¿Existe diversidad ideológica entre los medios de comunicación masiva o es un espejismo interesadamente alimentado? ¿Cuál es la relación entre medios y élites?

Autor (a):  Jesús González Pazos.

Editorial/Editor: CLACSO. Icaria. Mugarik Gabe.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina, España

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-597-6

Descarga: Medios de comunicación ¿Al servicio de quién?

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1959&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1389

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Nuevas Reflexiones

Por: Giorgio Agamben

¿Estamos viviendo, con este confinamiento forzado, un nuevo totalitarismo?

«En muchos aspectos se formula ahora la hipótesis de que estamos viviendo el fin de un mundo, el de las democracias burguesas, basado en los derechos, los parlamentos y la división de poderes, que está dando paso a un nuevo despotismo que, en lo que respecta a la omnipresencia de los controles y el cese de toda actividad política, será peor que los totalitarismos que hemos conocido hasta ahora. Los politólogos estadounidenses lo llaman el Estado de Seguridad, es decir, un Estado en el que «por razones de seguridad» (en este caso, «salud pública», término que hace pensar en los notorios «comités de salud pública» durante el Terror) se puede imponer cualquier límite a las libertades individuales. En Italia, después de todo, estamos acostumbrados desde hace mucho tiempo a una legislación de decretos de emergencia por parte del poder ejecutivo, que de esta manera sustituye al poder legislativo y de hecho suprime el principio de la división de poderes en el que se basa la democracia. Y el control que se ejerce a través de las cámaras de vídeo y ahora, como se ha propuesto, a través de los teléfonos móviles, supera con creces cualquier forma de control ejercido bajo regímenes totalitarios como el fascismo o el nazismo».

En lo que respecta a los datos, además de los que se reunirán por medio de los teléfonos móviles, también habría que reflexionar sobre los que se difunden en las numerosas conferencias de prensa, a menudo incompletos o mal interpretados.

«Este es un punto importante, porque toca la raíz del fenómeno. Cualquiera que tenga algún conocimiento de epistemología no puede dejar de sorprenderse de que los medios de comunicación hayan difundido durante todos estos meses cifras sin ningún criterio científico, no sólo sin relacionarlas con la mortalidad anual del mismo período, sino incluso sin especificar la causa de la muerte. No soy ni virólogo ni médico, pero simplemente citaré fuentes oficiales fiables. 21.000 muertes para Covid-19 parecen y son ciertamente una cifra impresionante. Pero si se comparan con los datos estadísticos anuales, las cosas, como es debido, adquieren un aspecto diferente. El presidente del ISTAT, el Dr. Gian Carlo Blangiardo, anunció hace unas semanas las cifras de mortalidad del año pasado: 647.000 muertes (1772 muertes por día). Si analizamos las causas en detalle, vemos que los últimos datos disponibles para 2017 registran 230.000 muertes por enfermedades cardiovasculares, 180.000 muertes por cáncer, al menos 53.000 muertes por enfermedades respiratorias. Pero hay un punto que es particularmente importante y que nos concierne de cerca.

¿Cuáles?

«Cito las palabras del Dr. Blangiardo: «En marzo de 2019 hubo 15.189 muertes por enfermedades respiratorias y el año anterior hubo 16.220. Por cierto, son más que el número correspondiente de muertes para Covid (12.352) declaradas en marzo de 2020″. Pero si esto es cierto y no tenemos motivos para dudarlo, sin querer minimizar la importancia de la epidemia, debemos preguntarnos si puede justificar medidas de restricción de la libertad que nunca se han tomado en la historia de nuestro país, ni siquiera durante las dos guerras mundiales. Existe una duda legítima de que al sembrar el pánico y aislar a la gente en sus hogares, la población se ha visto obligada a asumir las gravísimas responsabilidades de los gobiernos que primero desmantelaron el servicio nacional de salud y luego, en Lombardía, cometieron una serie de errores no menos graves al enfrentar la epidemia».

Incluso los científicos, en realidad, no ofrecieron un buen espectáculo. Parece que no pudieron dar las respuestas que se esperaban de ellos. ¿Qué opinas?

«Siempre es peligroso dejar las decisiones que en última instancia son éticas y políticas a los médicos y científicos. Verán, los científicos, con razón o sin ella, persiguen de buena fe sus razones, que se identifican con el interés de la ciencia y en nombre de las cuales – la historia lo demuestra ampliamente – están dispuestos a sacrificar cualquier escrúpulo moral. No necesito recordarles que bajo el nazismo científicos muy estimados dirigieron la política de eugenesia y no dudaron en aprovechar los lagers para llevar a cabo experimentos letales que consideraban útiles para el progreso de la ciencia y el cuidado de los soldados alemanes. En el presente caso el espectáculo es particularmente desconcertante, porque en realidad, aunque los medios de comunicación lo oculten, no hay acuerdo entre los científicos y algunos de los más ilustres entre ellos, como Didier Raoult, tal vez el mayor virólogo francés, tienen opiniones diferentes sobre la importancia de la epidemia y la eficacia de las medidas de aislamiento, que en una entrevista calificó de superstición medieval. He escrito en otra parte que la ciencia se ha convertido en la religión de nuestro tiempo. La analogía con la religión debe tomarse al pie de la letra: los teólogos declararon que no podían definir claramente lo que es Dios, pero en Su nombre dictaron reglas de conducta a los hombres y no dudaron en quemar a los herejes; los virólogos admiten que no saben exactamente qué es un virus, pero en Su nombre afirman decidir cómo deben vivir los seres humanos».

Se nos dice – como ha sucedido a menudo en el pasado – que nada volverá a ser lo mismo y que nuestras vidas deben cambiar. ¿Qué crees que pasará?

«Ya he intentado describir la forma de despotismo que debemos esperar y contra la que no debemos cansarnos de estar en guardia. Pero si, por una vez, dejamos de lado la actualidad y tratamos de considerar las cosas desde el punto de vista del destino de la especie humana en la Tierra, recuerdo las consideraciones de un gran científico holandés, Ludwig Bolk. Según Bolk, la especie humana se caracteriza por una inhibición progresiva de los procesos naturales de adaptación al medio ambiente, que son sustituidos por un crecimiento hipertrófico de los dispositivos tecnológicos para adaptar el medio ambiente al hombre. Cuando este proceso supera un cierto límite, llega a un punto en el que se vuelve contraproducente y se convierte en la autodestrucción de la especie. Fenómenos como el que estamos experimentando me parece que muestran que se ha llegado a ese punto y que la medicina que se suponía que iba a curar nuestros males corre el riesgo de producir un mal aún mayor. Incluso contra este riesgo debemos resistir con todos los medios».

Fuente e imagen: https://ficciondelarazon.org/2020/04/22/giorgio-agamben-nuevas-reflexiones/

 

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Coronavirus: el capitalismo contagiado

Por: La jornada

La epidemia del coronavirus, denominado Covid-19, ha dejado al descubierto aspectos oscuros de las sociedades contemporáneas que en circunstancias normales permanecen latentes u ocultos: desde la xenofobia y la absoluta falta de empatía con quienes atraviesan circunstancias difíciles –exhibidas por amplios sectores de la población– hasta la propensión, de no menos ciudadanos, a dejarse llevar por el pánico, los rumores y la desinformación. Pero la propagación del patógeno –que comenzó en diciembre pasado en la ciudad china de Wuhan y que ya se hizo presente en casi 80 naciones– ha contribuido a exhibir, ante todo, la preocupante vulnerabilidad del capitalismo ante el miedo de inversionistas y gestores de grandes capitales, sin importar que los temores de estos agentes financieros estén justificados o no.

En efecto, el mero temor de los dueños de los grandes capitales a que la epidemia se prolongue y se extienda más allá de lo previsto, ha llevado a los mercados bursátiles a registrar pérdidas no vistas desde la crisis mundial de 2008, y se estima que el brote costará más de 280 mil millones de dólares sólo en los tres primeros meses del año. Además, ha golpeado con fuerza a sectores especialmente sensibles como el aeronáutico y el turístico: mientras el primero espera pérdidas del orden de 113 mil millones de dólares, el segundo considera que la retracción alcanzará 70 mil millones.

Las consecuencias económicas de la nueva enfermedad, que habrían sido graves en cualquier contexto, empeoraron debido a la imprudencia de algunos líderes y medios de comunicación occidentales que no dudaron en magnificar la gravedad de la emergencia como herramienta de golpeteo político contra el régimen de la nación asiática. Lo anterior tuvo el doble efecto negativo de incrementar el pánico entre los ciudadanos (e inversionistas) de los países occidentales, y de orillar a las autoridades chinas a la adopción de medidas drásticas que tuvieron éxito notorio en la contención geográfica de la enfermedad, pero a un enorme costo para su economía y el bienestar psicológico de sus habitantes. Para colmo, ese entusiasmo en dirigir las baterías declarativas contra China pasó por alto la importancia crucial de esta nación para el funcionamiento de los mercados globales, por lo que el aislamiento chino pronto tuvo implicaciones allende las fronteras; por citar sólo un ejemplo, una caída de apenas 2 por ciento en las exportaciones chinas de piezas y componentes ya costó 50 mil millones de dólares a otros países y sus industrias.

A la vulnerabilidad del capitalismo que ha quedado al descubierto, debe sumarse la igualmente expuesta voracidad de los capitalistas. Una vez que líderes empresariales, banqueros, administradores de fondos de inversión y otros integrantes de la élite económica han debido afrontar en sus propios estados de cuenta los saldos de la doble epidemia vírica y pánica, han exigido a los gobiernos que echen mano de los recursos públicos con la finalidad de paliar las pérdidas económicas, actitud cínica en tanto parecen olvidar que durante décadas ellos mismos empujaron (en formas a veces cuestionables) toda suerte de reformas legales para despojar a los Estados de las herramientas que les permitirían intervenir de manera efectiva en tiempos de crisis.

La lección debe buscarse en la necesidad de diseñar un sistema económico menos vulnerable a los impulsos irracionales de quienes detentan las posiciones de poder, así como en el reforzamiento de la educación para reducir la susceptibilidad de las sociedades a los rumores y la siembra del miedo.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/03/07/opinion/002a1edi
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La invención de una epidemia.

Por:  Giorgio Agamben

Frente a las medidas de emergencia frenéticas, irracionales y completamente injustificadas para una supuesta epidemia debida al coronavirus, es necesario partir de las declaraciones de la CNR*, según las cuales no sólo “no hay ninguna epidemia de SARS-CoV2 en Italia”, sino que de todos modos “la infección, según los datos epidemiológicos disponibles hoy en día sobre decenas de miles de casos, provoca síntomas leves/moderados (una especie de gripe) en el 80-90% de los casos”. En el 10-15% de los casos, puede desarrollarse una neumonía, cuyo curso es, sin embargo, benigno en la mayoría de los casos. Se estima que sólo el 4% de los pacientes requieren hospitalización en cuidados intensivos”.

Si esta es la situación real, ¿por qué los medios de comunicación y las autoridades se esfuerzan por difundir un clima de pánico, provocando un verdadero estado de excepción, con graves limitaciones de los movimientos y una suspensión del funcionamiento normal de las condiciones de vida y de trabajo en regiones enteras?

Dos factores pueden ayudar a explicar este comportamiento desproporcionado. En primer lugar, hay una tendencia creciente a utilizar el estado de excepción como paradigma normal de gobierno. El decreto-ley aprobado inmediatamente por el gobierno “por razones de salud y seguridad pública” da lugar a una verdadera militarización “de los municipios y zonas en que se desconoce la fuente de transmisión de al menos una persona o en que hay un caso no atribuible a una persona de una zona ya infectada por el virus”. Una fórmula tan vaga e indeterminada permitirá extender rápidamente el estado de excepción en todas las regiones, ya que es casi imposible que otros casos no se produzcan en otras partes. Consideremos las graves restricciones a la libertad previstas en el decreto: a) prohibición de expulsión del municipio o zona en cuestión por parte de todos los individuos presentes en cualquier caso en el municipio o zona; b) prohibición de acceso al municipio o zona en cuestión; c) suspensión de eventos o iniciativas de cualquier tipo, actos y toda forma de reunión en un lugar público o privado, incluidos los de carácter cultural, recreativo, deportivo y religioso, aunque se celebren en lugares cerrados y abiertos al público; d) suspensión de los servicios de educación para niños y escuelas de todos los niveles y grados, así como de la asistencia a actividades escolares y de educación superior, excepto las actividades de educación a distancia; e) suspensión de los servicios de apertura al público de museos y otras instituciones y lugares culturales a que se refiere el artículo 101 del Código del Patrimonio Cultural y del Paisaje, según lo dispuesto en el Decreto Legislativo 22 de enero de 2004, n. 42, así como la eficacia de las disposiciones reglamentarias sobre el acceso libre e irrestricto a esas instituciones y lugares; f) suspensión de todos los viajes educativos, tanto en Italia como en el extranjero; g) suspensión de los procedimientos de quiebra y de las actividades de las oficinas públicas, sin perjuicio de la prestación de los servicios esenciales y de los servicios públicos; h) aplicación de la medida de cuarentena con vigilancia activa entre las personas que hayan estado en estrecho contacto con casos confirmados de enfermedades infecciosas generalizadas.

La desproporción frente a lo que según la CNR es una gripe normal, no muy diferente de las que se repiten cada año, es sorprendente. Parecería que, habiendo agotado el terrorismo como causa de las medidas excepcionales, la invención de una epidemia puede ofrecer el pretexto ideal para extenderlas más allá de todos los límites.

El otro factor, no menos inquietante, es el estado de miedo que evidentemente se ha extendido en los últimos años en las conciencias de los individuos y que se traduce en una necesidad real de estados de pánico colectivo, a los que la epidemia vuelve a ofrecer el pretexto ideal. Así, en un círculo vicioso perverso, la limitación de la libertad impuesta por los gobiernos es aceptada en nombre de un deseo de seguridad que ha sido inducido por los mismos gobiernos que ahora intervienen para satisfacerla.

Fuente e imagen:  QUODLIBET.IT  https://contrahegemoniaweb.com.ar/la-invencion-de-una-epidemia

* CNR es la sigla de El Consiglio Nazionale delle Ricerche [Consejo Nacional de Investigación].

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La extrema derecha y el odio en las redes: Entrevista a Julia Ebner

Por: Claudia Detsch

¿Cómo operan los grupos de extrema derecha en internet y las redes sociales? ¿Qué es lo que están buscando sus miembros? ¿Cómo entender los constantes discursos de odio? Julia Ebner, investigadora de extremismo en el Instituto para el Diálogo Estratégico en Londres, analiza la actividad virtual de los derechistas radicales.

Usted ha investigado de manera encubierta a varios grupos extremistas con presencia online. ¿Cómo se hace concretamente una investigación así?

En los últimos años se han realizado muchos análisis sobre el extremismo en internet. En particular, se analizó el cambio de lenguaje en grupos extremistas y se examinó el alcance de las campañas y sus grupos destinatarios. Sin embargo, me pareció que faltaba llegar a los seres humanos. Quería comprender mejor los procesos sociales dentro de los grupos extremistas. Es por eso que durante dos años desarrollé diferentes identidades en internet para pasar por distintos procesos de reclutamiento y acceder a los grupos. En algunos casos, también conocí a los miembros de estos grupos offline.

¿Cómo funcionan el reclutamiento y la construcción de grupos tan radicales?

Los grupos de extrema derecha son los que más recurren a Discord, una aplicación común, para reclutar gente. Muchos de estos grupos primero verifican los antecedentes en las cuentas de redes sociales que cada persona especifica en la solicitud. En algunos casos, también elaboran cuestionarios sobre postura ideológica, opiniones políticas o visión cultural. En otros grupos, la religión juega un papel importante. A esto, con frecuencia, le siguen chats de voz o entrevistas. De esa manera se pretende evitar que se inmiscuyan periodistas o agentes de seguridad. Los procesos de reclutamiento se han refinado enormemente tras la marcha de la extrema derecha en Charlottesville en 2017. Por ejemplo, un grupo neonazi de Estados Unidos me pidió que posteara una foto de mi muñeca, con el logotipo del grupo y la fecha, para demostrar que soy blanca. A veces también quieren ver pruebas genéticas para confirmar la ascendencia.

¿Mantuvo la identidad falsa cuando se reunió con miembros individuales?

Al principio no era mi objetivo encontrarme también offline. Por eso, por ejemplo, en mi foto de perfil era rubia. Compré una peluca rubia más tarde. También hubo reuniones offline como parte del proceso de aceptación del movimiento identitario. Tuve que encontrarme con un identitario austríaco en Viena. Después tuve una conversación por Skype con el jefe del movimiento en Escocia, que estuvo involucrado en la creación de la nueva rama británica e irlandesa. Luego fui invitada a una reunión inicial de esta unidad británico-irlandesa en Londres.

Se desarrolló entonces una dinámica propia. Cuando usted repasa esta secuencia: ¿qué ofrecen estos grupos a sus miembros? ¿Qué personas son particularmente receptivas a los contenidos de estos grupos?

Lo triste, en verdad, fue que muchos de los nuevos miembros en los grupos estaban más bien buscando amor, amistad, camaradería e identidad. Una buena parte de ellos estaba pasando por una crisis personal. Esto quedó muy claro, por ejemplo, en el «grupo misógino», donde muchos provenían de relaciones fallidas y sentían que no eran amados. En última instancia, se trata de reemplazar la familia o el círculo de amigos. Eso es exactamente lo que ofrecen estos grupos. Es por eso que el perfil de susceptibilidad es muy diverso. Se postulan personas de diferentes grupos etarios, niveles educativos o situaciones socioeconómicas.

Estas personas tienen algo en común: todas se ven en la necesidad de luchar con una crisis de identidad. En tal estado, todos son susceptibles a la radicalización. En los grupos, la frustración individual se eleva a un nivel colectivo y se le ofrece una explicación. Tiene lugar un proceso de socialización al cual la radicalización y el adoctrinamiento ideológico están, en verdad, subordinados. Dentro del grupo, se desarrolla un vocabulario propio y chistes propios que hacen que todo parezca a veces menos serio. Pero finalmente se define siempre un grupo claro de enemigos y se propaga una ideología extrema.

¿También se ha identificado como mujer en estos grupos misóginos y, por lo tanto, ha adoptado en ellos una identidad femenina?

Depende de cada caso. Me he creado una cuenta especialmente en grupos de mujeres misóginas. Eso fue muy emocionante, porque fue un tipo completamente diferente de radicalización la que encontré aquí: un grupo en el que el odio se dirige no contra un grupo ajeno sino contra sí mismo. A través de mi cuenta masculina, me sumergí también en el lado masculino de esta esfera de opinión. Pero mi interés principal han sido las mujeres misóginas, ya que nunca antes me había encontrado con algo así.

Este grupo tampoco está muy presente en los medios de comunicación.

Exacto. Pero fue interesante, porque en ciertos grupos una es aceptada como mujer incluso con los brazos abiertos. Por ejemplo, en el Movimiento Identitario o en algunos grupos estadounidenses de extrema derecha. Pusieron mucho énfasis en tener mujeres en los primeros puestos, porque eso le da al grupo una imagen de mayor legitimidad e inocuidad. Pero en otros grupos, ser mujer fue un obstáculo que tuve que superar para que me aceptaran. Ese fue el caso del grupo neonazi de Estados Unidos, donde tuve que mostrar resultados de mi examen genético.

¿Qué papel juegan las teorías conspirativas dentro de estos grupos? Vistas desde afuera, estas teorías suenan a menudo muy abstrusas y uno se pregunta cómo alguien puede adherir seriamente a ellas.

En algunos casos se reclutan específicamente teóricos de la conspiración, o bien personas que, según los estudios, tienen mentalidad conspirativa. Por otro lado, las teorías conspirativas también pueden transmitirse como un proceso sutilmente progresivo. Llaman a esto redpilling, en referencia a la película Matrix, donde el componente ideológico es agregado paso a paso. El mejor ejemplo de una teoría conspirativa que genera odio hacia un grupo enemigo es la dirigida contra la elite judía mundial. De esta manera, al miedo personal se le asocia una foto del culpable. En la mayor parte de los casos son temores relacionados con la migración, la violencia sexual, el descenso social o los ataques terroristas. La teoría conspirativa proporciona una explicación fácil y una imagen sencilla del enemigo. Si bien la teoría conspirativa del judío que controla en secreto el mundo entero es muy antigua, esa teoría es vinculada a acontecimientos políticos actuales y a nuevas dinámicas y procesos sociales.

Ahora, si bien suelen defenderse posiciones muy extremas, en última instancia son inofensivas porque el grupo no sale de la red. ¿Es realmente posible distinguir desde afuera en estas plataformas las tendencias peligrosas de las interacciones más bien inofensivas?

El problema es que muchas de estas teorías conspirativas e ideologías pertinentes propagan una especie de amenaza existencial. Las visiones a veces apocalípticas pueden llevar a determinados individuos a dejar de creer en soluciones políticas o metapolíticas. Esto puede promover en gran medida la disposición a usar la violencia. Una guerra racial, cultural o religiosa es entonces la única forma lógica de autodefensa. Esto puede inspirar rápidamente a tales terroristas, tal como lo vimos en Christchurch, Nueva Zelanda, pero también en Estados Unidos e incluso en Halle.

¿Funcionan internet y las redes sociales como catalizadores? La rápida comunicación en red y la veloz radicalización son difíciles de imaginar fuera del espacio digital.

«Catalizador» es el término correcto, porque las dinámicas que he observado online no se diferencian mucho de los procesos de radicalización usuales en las redes fuera de internet. Sin embargo, lo nuevo es la forma en que los grupos se conectan en red y se movilizan internacionalmente. Hoy en día, los grupos marginales pueden hacerse oír mucho más y reclutar miembros más allá de los grupos destinatarios tradicionales. Dado que hay diferentes subculturas en cada país, pueden adaptar específicamente su comunicación y su propaganda. Además, los algoritmos y la infraestructura de la mayoría de las plataformas tecnológicas juegan a su favor. Especialmente en los algoritmos de recomendación, suelen tener preeminencia los contenidos radicales, por lo que uno va a parar rápidamente a cámaras de eco extremistas sin tener necesariamente una tendencia política o ideológica previa.

¿Se pueden diferenciar ciertas dinámicas individuales entre los distintos grupos radicales? Hemos hablado principalmente de grupos de derecha, ¿qué pasa con los grupos islamistas?

En los últimos años han sido mucho más combatidos en internet los grupos islamistas, o al menos su propaganda. Existe la Coalición Global Contra Estado Islámico, una cooperación internacional que trabaja principalmente contra la propaganda de EI. O la fusión de las cuatro principales plataformas tecnológicas, Microsoft, Google, Facebook y Twitter, que trabajaron para que se eliminen vídeos propagandísticos lo más rápido posible y evitar que se vuelvan a cargar en sus páginas. Eso afectó aproximadamente en 90% a la propaganda islamista y no estaba orientado al extremismo de derecha. En consecuencia, los grupos extremistas de derecha han podido trabajar mucho más tiempo sin ser observados por las autoridades y las empresas tecnológicas, y han podido construir su red. Además, los grupos de derecha actuales trabajan más con la sátira y explotan áreas grises, valiéndose del rebranding de símbolos y usando un vocabulario que difiere del de los grupos neonazis tradicionales.

Dicen que las compañías tecnológicas están tratando de detener la radicalización en sus páginas. A menudo, sin embargo, también son objeto de críticas, acusadas de eliminar contenido de odio con poco entusiasmo. ¿Qué opina usted? ¿Las empresas tecnológicas están haciendo lo suficiente?

Diría que en la mayoría de los casos les importa su reputación. Se nota por el hecho de que son más bien reactivas en sus acciones. Teóricamente, tendrían que cambiar todo su modelo de negocio. Los algoritmos también reflejan muy fuertemente la psique humana, y por desgracia nuestra atención repara precisamente en el contenido extremista. Antes nos gustaba ver peleas de gladiadores y aún hoy la violencia atrae nuestra atención. Por lo tanto, se necesitaría un enfoque más humano o un cambio completo en los algoritmos y modelos de negocio de estas empresas. En cualquier caso, la política puede ejercer cierta presión sobre la eliminación de contenidos violentos en la red. Esto debería hacerse no solo en las plataformas grandes, sino también en las plataformas más pequeñas, en su mayoría mucho más extremistas, a veces ultraidentitarias, que se han convertido en verdaderos focos de extremismo. Algunas de ellas están aisladas por completo y permiten que surjan cámaras de eco extremistas en las que se insta al uso de violencia. Aquí la política podría intervenir mucho más.

¿Qué tan bien preparadas están las agencias de seguridad cuando se trata de identificar y monitorear en la red a estos actores radicalizados?

Es necesario ponerse al día. Especialmente después de Christchurch, se notó que el enfoque y los recursos después del 11 de septiembre estaban demasiado puestos en el terrorismo (islamista). Las redes de derecha en internet casi no eran observadas. Se omitió entender mejor toda esta subcultura, para finalmente poder clasificarla adecuadamente. ¿Qué es potencialmente amenazante para la democracia? ¿Qué puede convertirse en violencia? ¿Qué es en realidad solo trolling? En este momento, las autoridades no tienen, ni en Alemania ni en el ámbito internacional, el panorama completo, en términos de grupos online de extrema derecha. Del lado islamista, por el contrario, estamos mucho mejor protegidos.

¿Qué pasa con los grupos de extrema izquierda?

Durante mi investigación, si bien busqué en todas las direcciones ideológicas, traté de reflejar las redes con mayor influencia y que son la mayor amenaza para la democracia y la sociedad. Noté que, precisamente en la extrema derecha, el foco estaba puesto en la disciplina y el orden. Los grupos de extrema derecha están más coordinados y tienen una red más grande que presenta estructuras militares y, por lo tanto, opera de manera mucho más efectiva en el espacio online. Esto se aplica al reclutamiento, la comunicación y las redes internacionales. En el lado de la izquierda, no noté esta coordinación ni tampoco noté tanto foco en la disciplina y el orden.

Por otro lado, también hay una fuerte diferencia ideológica. Tanto en los grupos islamistas como en los de extrema derecha existe un desarrollo muy fuerte del odio contra un grupo extraño, principalmente contra un grupo minoritario. Esto no se da ideológicamente en la izquierda. Allí hay más bien una movilización en respuesta al extremismo de derecha. Especialmente como reacción a Charlottesville, hubo también grupos militantes que querían vengarse. Pero fue solo reactivo y no odio contra un grupo humano enemigo. La excepción es el antiautoritarismo y la movilización anti-Estado de los extremistas de izquierda. Pero en el plano táctico, no son tan refinados ni militarmente organizados como los grupos de derecha. A menudo me dicen que tengo ceguera en el ojo izquierdo, pero cuando se miran objetivamente las diferentes redes, no hay nada comparable a los extremistas de derecha.

Volvamos a su propio rol. Usted ha escrito un libro basado en su investigación de grupos extremistas en línea. ¿Estaría usted en peligro si hace una aparición pública ahora? ¿Hay, por ejemplo, amenazas?

Hay mucha tranquilidad en este momento. He recibido bastantes amenazas en el pasado y me he preparado para amenazas o campañas de odio después del lanzamiento de este libro. Para mí era importante comprender qué impulsa a las personas a integrar estos círculos y cómo sacarlas de ellos nuevamente. He hecho un gran esfuerzo para no revelar la identidad de los extremistas no públicos, así que espero que, a cambio, se me trate humanamente. He visto el costado humano incluso de los radicales más extremos y siento que estos conocimientos podrían usarse como punto de partida para los programas de desradicalización en el espacio online.

Imagino que debe ser difícil lidiar con posiciones radicalizadas y campañas de odio durante muchas horas y aun así lograr tener en cuenta el costado humano.

Es una mezcla. Por supuesto, sentía rechazo ante las bromas racistas o las ideologías con teorías conspirativas que me hubiera gustado refutar de inmediato. Pero, por otro lado, una se da cuenta de que hay mucha motivación humana en este proceso de radicalización y que comienza en muchos casos con la búsqueda de amor o reconocimiento. A veces sentía una gran compasión, especialmente por los miembros jóvenes.

Julia Ebner es escritora e investigadora del extremismo en el Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD) de Londres.

Fuente  e imagen: https://nuso.org/articulo/un-grito-que-pide-amor/

Traducción: Carlos Díaz Rocca

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La contraofensiva comunicacional

Luego de unas necesarias (no sé si merecidas, que suena demasiado arrogante) vacaciones la semana pasada retomé mi insalubre rutina de leer los periódicos nacionales y, muy especialmente, La Nación y Clarín, los más letales instrumentos de la (de)formación permanente a que está sometida la opinión pública en la Argentina. No haré un recuento histórico de la contumacia con que jugaron ese papel porque es de sobras conocido. Pese a ello, y a la indignación que vastos sectores de la sociedad argentina sienten ante su complicidad con la dictadura cívico-militar de 1976-1983, lo cierto es que su influencia sobre la conciencia y el sentir de la población continúa siendo avasalladora. Ambos periódicos son la cabeza de un enorme conglomerado multimediático cuyos tentáculos se extienden por todo el país a través de una enorme red de radioemisoras de AM y FM, televisoras de aire y por cable, redes de transporte informático para telefonía, cable e internet, compañías cableras amén de un sinnúmero de empresas en los más diversos sectores de la economía, desde el agro a las finanzas. Como si lo anterior fuera poco durante la dictadura estos pulpos comunicacionales se adueñaron de la peor manera de Papel Prensa, empresa que detenta un virtual monopolio del papel que se necesita para imprimir diarios y que lo vende a sus competidores según sus conveniencias y en condiciones absolutamente leoninas. Todo ante la inexplicable indiferencia del Estado que nunca ha tomado cartas en este asunto para corregir una cuestión vital para garantizar la libertad de expresión.Para corroborar lo anterior me ceñiré a unos pocos ejemplos de los muchos que a diario podríamos extraer de ambos periódicos. ¿Ejemplos de qué?, podría preguntarme quien me estuviera leyendo. Respuesta: Ejemplos de distorsión informativa, ocultamiento de información, confusión entre ésta y la opinión haciendo pasar a la segunda como si fuera información genuina. Veamos: la nota en Clarín del 25 de enero de Raúl Roa (nada menos que el editor del periódico) insidiosamente titulada “Ministros a los que les sobra tiempo” comienza preguntándose qué es lo más importante, y cito: “¿El proyecto de Kicillof de incorporar el lenguaje inclusivo en la administración provincial, como el ‘todes’ o el ‘chiques’? ¿O poner las energías en resolver la crisis que el mismo Kicillof ha denunciado y que se expresa en el riesgo de default, la inseguridad de cada día y la pobreza? No hace falta romperse la cabeza para encontrar la respuesta. Sale sola.” [1] Sin menospreciar en lo más mínimo lo primero -¿quién podría decir que la batalla cultural contra el machismo y el patriarcado es irrelevante?- es obvio que lo más urgente en el momento actual es aventar el riesgo del default y reconstruir las devastadas finanzas provinciales. Pero nada de esto dice Roa, pese a que una información periodística seria y rigurosa debería ser precedida -con datos de contexto para poder descifrar y comprender cabalmente la información- por alguna referencia a la desastrosa situación financiera heredada de la gestión de María E. Vidal, quien a juicio de numerosos informantes calificados fue la peor gobernación padecida por Buenos Aires desde el retorno de la democracia. Durante sus cuatro años de gobierno no construyó un solo hospital, una sola escuela, un solo jardín infantil. Remodeló sobre todos algunas salas de emergencia (que es lo que se vé desde afuera) pero nada más. Junto a Rodríguez Larreta, Vidal es una de las dos únicas piezas de recambio que la derecha tiene el 2023 en el muy probable caso de que Mauricio Macri no “mida bien” en las encuestas.

Esto explica el blindaje de la “prensa seria”, el silencio cómplice ante su desastrosa gestión que si fuera exhaustivamente conocida por el electorado descalificaría a Vidal de por vida para aspirar a un cargo de representación pública. Lo suyo, como lo de su jefe Mauricio Macri, fue una operación de saqueo de las riquezas -nacionales y provinciales- y el dinero de las y los argentinos maquillado mediante una astuta operación de neuromarketing político. Una fachada vistosa, detrás de lo cual yacían las ruinas de la provincia más rica de la Argentina. Cuatro años de ocultamiento, de encubrimiento, que sigue hasta nuestros días. La desidia de la gobernadora ni siquiera dejó a salvo la residencia oficial que hasta hace poco carecía de agua y estaba en una situación de completo abandono. Esta actitud no sólo refleja dejadez sino también el tradicional desprecio de la derecha por todo lo que sea público, comenzando por el Estado del cual sólo cuidan las agencias o las prácticas que favorecen sus políticas de saqueo y las que les garantizan el poder represivo para enfrentar la protesta social. Del resto, que se ocupe Dios… Nada de esto dijo Roa a la hora de preguntarse qué era lo importante que debía hacer el gobierno de Axel Kicillof. Poco serio, de verdad, poco serio. Cero periodismo.

La Nación no se queda corta a la hora de desinformar. Un siglo y medio de manipulación noticiosa vale más que tres doctorados en esta materia. En una nota de Alan Soria Guadalupe aparecida un par de semanas antes se anunciaba, con titulares resaltados y el edificio de la ONU en Nueva York de fondo que “El Gobierno le debe 150 millones de dólares a organismos internacionales”.[2] Y la bajada explicaba que “La Cancillería asegura que el país tiene deudas con entidades como la ONU, el Mercosur, la OMS y la OIT; comenzarán a regularizar los pagos”. Tres párrafos más abajo el articulista aclaraba que esa deuda se originó en una decisión del gobierno de Mauricio Macri, alguien paradojalmente interesado en hacer que la Argentina “regrese al mundo” luego que “el mejor equipo de los últimos 50 años” hubiese insistido hasta el cansancio que el kirchnerismo había proyectado a la Argentina fuera de este mundo, al espacio exterior. Ni una palabra se dice en la nota de la absoluta irresponsabilidad del macrismo que permitió que se llegara a una situación que nos avergüenza ante la comunidad internacional. La media verdad es una de las formas más incisivas de las “fake news”, y es cultivada con fruición, en contra del actual gobierno, por los dos pulpos multimediáticos de la Argentina. Lo que queda en la mayoría de las y los lectores es que “el gobierno”, o sea, el actual, ha incumplido sus obligaciones con los organismos internacionales incurriendo en un acto de lesa irresponsabilidad.

La visita del presidente al Papa fue motivo de renovados ataques a la Casa Rosada este sábado 1º de Febrero. Clarín tituló en primera página que “Alberto le pidió al Papa por la deuda y el Vaticano presionó contra el aborto” y La Nación lo hizo del siguiente modo:”La deuda y el aborto ejes de la visita de Fernández al Vaticano.” Lo cierto es que tal como lo señala el segundo y definitivo comunicado de la Santa Sede fueron múltiples los temas tratados en las dos reuniones de Alberto en el Vaticano: con el Papa y con el Secretario de Estado Pietro Parolin y que “No todos los temas citados en el Comunicado de Prensa sobre la Audiencia con el Presidente de la República Argentina han sido afrontados en todas las conversaciones: algunos han sido examinados en el curso del encuentro con la Secretaría de Estado, otros en el marco del encuentro con el Santo Padre.” Conclusión: el sutil lenguaje diplomático del Vaticano indica que no hay evidencia alguna que permita inferir que Francisco “presionó” al presidente o que el aborto haya sido uno de los “ejes” de la conversación entre el Papa y Alberto. Pero la “media verdad”, o la “plus mentira” instaló en el imaginario colectivo la idea de que hubo una controversia entre la Santa Sede y la Casa Rosada.

Alberto dijo más de una vez que el conflicto con la prensa, en realidad, los medios hegemónicos, era cosa del pasado. Por desgracia no es así porque aún cuando el presidente no tenga voluntad de pelear éstos ya se han embarcado en una guerra sin cuartel (aunque no abiertamente declarada) contra la Casa Rosada. Ofensiva que no encuentra su razón en el hecho de que el presidente haya coartado en lo más mínimo la libertad de prensa. No ha habido en su gestión una sola iniciativa comparable al atropello vandálico contra los medios como la que perpetrara Mauricio Macri desde su primer día de gobierno. Su Torquemada predilecto, el infausto Hernán Lombardi, no se privó de nada en su obsesión por imponer a lo bestia la “verdad oficial” y en “hacer creer” a argentinas y argentinos que una política de saqueo de la nación era la segura fórmula hacia el desarrollo y garantía de la famosa “lluvia de inversiones.” Despidos masivos de periodistas y comunicadores sociales, cierre de fuentes informativas, “purgas” en la televisión y la radio públicas, hostigamiento con la pauta oficial a medios “desafectos”, terminación de programas, persecuciones y “listas negras”, ataques permanentes a cargo de una legión de “trolls” financiados por los dineros públicos desde la Jefatura de Gobierno, etcétera.

Todos estos ataques con la complacencia de la “prensa seria y los “periodistas independientes” que no vieron en esta barbarie nada digno de ser condenado o limitación alguna a la libertad de expresión. Absolutamente nada de eso ha ocurrido con el actual gobierno, y sin embargo la “prensa hegemónica” lo acosa sin respiro. La razón es muy clara: ésta no hace periodismo sino que es el mascarón de proa de una alianza entre los poderes económico-financiero concentrados que necesitan crear un clima de opinión favorable a sus intereses corporativos y para su proyecto de rapiña y saqueo. Para tan innoble propósito necesitan un compinche: y allí está la “prensa seria” presta a cumplir esa función de engañar, ocultar, blindar, difamar y chantajear a unos y otros con la delictiva complicidad de jueces y fiscales corruptos, partícipes necesarios de este verdadero crimen que se perpetra contra la democracia en la Argentina.

Esta guerra existe y no la quería el presidente. Pero los fragores del combate se dejan oir hace meses, y su intensidad es creciente. Por eso será necesario, antes que sea demasiado tarde, diseñar una efectiva contraofensiva. No hacer nada, permanecer impávidos sería fatal. “De pensamiento es la guerra que se nos libra” –decía José Martí- “ganémosla a fuerza de pensamiento.” Simular que la guerra comunicacional no existe condenará a este gobierno –y al campo popular- a una gravísima derrota. Aún estamos a tiempo, pero no por mucho más. Es hora de pasar a la contraofensiva y la primera tarea es informar a la opinión pública, meticulosa y reiteradamente, sobre la magnitud del desastre económico-financiero heredado del macrismo. Esto tendrá que ser expuesto en todos sus detalles y no sólo una que otra vez. Deberá ser una campaña permanente porque de lo contrario la opinión pública rápidamente olvidará lo ocurrido y achacará todos los males a la presidencia de Alberto. Por ejemplo, denunciar una y mil veces que PAMI, (Nación) y IOMA (Provincia de Buenos Aires) adeudan sumas exorbitantes a los laboratorios farmacéuticos y las farmacias, con pagos vencidos desde Agosto de 2018 poniendo en riesgo la atención médica de la población. Hay decenas de casos como estos, que hablan inclusive de una eventual malversación e incumplimiento de deberes del funcionario público.

Será inútil esperar que Clarín o La Nación, a través de sus centenares de dispositivos comunicacionales (radios, televisoras, etcétera) informen de esto. O lo hace el gobierno actual y la prensa independiente, débil en extremo por el ahogo de los oligopolios mediáticos, o nadie lo hará. Y el malhumor social resultante se dirigirá en contra del gobierno actual y no en contra de quienes cometieron tamaño desastre que afecta a millones de argentinas y argentinos. Las dos batallas políticas cruciales de la época actual se libra en los medios, en el terreno de la comunicación, y en las calles, o sea, en la organización del campo popular. La fuerza política que no entienda esto labrará su propia ruina.

Notas:

[1] http://www.clarin.com/opinion/ministros-sobra-tiempo_0_-0ZQ4E2k.html

[2] http://www.lanacion.com.ar/politica/el-gobierno-le-debe-150-millones-dolares-nid2321743

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente del artículo: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=265118

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Medios de comunicación chequean: #NOCOMACUENTO Las falsedades sobre la educación sexual integral en Latinoamérica

Redacción: La Nación

La Nación se unió a ocho medios de la región para verificar las desinformaciones más divulgadas sobre la educación sexual integral (ESI) en Latinoamérica.

Para el chequeo regional se escogieron tres de las desinformaciones más divulgadas en Latinoamérica desde 2011 y se identificó el contexto en el que fueron difundidas, así como quiénes las emitieron.

Las desinformaciones fueron verificadas con base en documentos de organismos internacionales, legislaciones de países y entrevistas.

La educación sexual integral (ESI) es un enfoque de la educación sobre sexualidad con perspectiva de derechos que busca dar información y herramientas principalmente a los jóvenes, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). La ESI incorpora información adecuada a la edad y en consonancia con las capacidades de las personas.

Lea el chequeo regional haciendo clic en el siguiente lanzador:

Los medios que participaron en el chequo, además de La Nación, fueron: Chequeado (Argentina)Agencia Lupa (Brasil)GK y Ecuador Chequea (Ecuador)Agencia Ocote (Guatemala)Verificado MX (México)El Surtidor (Paraguay)Convoca (Perú).

Fuente: https://www.nacion.com/no-coma-cuento/las-falsedades-sobre-la-educacion-sexual-integral/BYCTLDZQEREK7D5VS7XL4HA6SE/story/

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