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Estados Unidos: Transformación digital Así se transforma ‘The Wall Street Journal’

Redacción: Retina/El País

El diario estadounidense ya está aplicando la inteligencia artificial en la producción de contenidos y el ‘machine learning’ para extraer datos relevantes de informes

The Wall Street Journal (WSJ) presume de ser el diario en el que más confían los lectores [según el informe Digital News Report 2018 del Instituto Reuters], además del diario de mayor circulación en EE UU. Pero eso no es suficiente hoy en día para una industria tan tocada, que no hundida, como la de los medios de comunicación. Más allá de la mera transformación digital, WSJ investiga cómo innovar, cómo transformar sus propios procesos y cómo aprovechar la tecnología para todo ello. Con este propósito ficharon el pasado 2017 como director de I+D a Francesco Marconi, que ha recibido a EL PAÍS RETINA en la sede del diario en Nueva York.

Marconi es periodista pero lleva años lidiando con la tecnología. Antes de incorporarse a WSJ, dirigió la estrategia y los esfuerzos de automatización e integración de la inteligencia artificial, la realidad virtual y aumentada o los drones en la agencia Associated Press. Marconi es también investigador afiliado al MIT Media Lab y Tow Fellow de la Universidad de Columbia. Está a punto de publicar su segundo libro, Newsmakers: una guía práctica sobre el futuro del periodismo para ayudar a cualquier redacción en la transición del antiguo al nuevo modelo.

¿Y en qué consiste ese modelo? “Años atrás, los procesos en los medios de comunicación solían ser muy lineales. Ahora son muy dinámicos: todas las piezas interactúan entre sí”. En el libro, Marconi se centra en las tecnologías que están habilitando el cambio (sobre todo la inteligencia artificial). Entre sus aplicaciones, Marconi destaca dos, que son su principal foco de trabajo en el WSJ. Por una parte, ahorrar tiempo a los periodistas. Simplificar procesos y hacerlos más eficientes, eliminando tareas repetitivas. “La creatividad periodística no debe desperdiciarse en ellas, sino en contar historias, entrevistar a las fuentes, ir a conferencias y aprender cosas nuevas”, señala Marconi.

Entre las tareas que pueden automatizarse, destaca la transcripción y la conversión automática a texto de tipos muy formales de informes que siguen una misma estructura, como reportes financieros o deportivos. Algo que ya están haciendo en el WSJ. “Los resúmenes de un partido son siempre iguales: estadísticas del juego en forma narrativa. No necesitas un humano para hacerlo”, señala.

Fuente: https://retina.elpais.com/retina/2018/08/21/innovacion/1534847434_040505.html

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Columna de Educación: Conicyt y la desigualdad de género, ¿cómo estamos construyendo conocimiento en las universidades?

Por Ana Luisa Muñoz García y Juan Pablo Queupil

En los medios de comunicación ya se instaló la idea de la desigualdad entre géneros como una realidad. Todo esto impulsado por las demandas de la calle que han sido lideradas por las y los estudiantes y grupos feministas articulados fuera y dentro de las universidades. Una realidad que hace eco en todos los espacios del país, y el mundo académico no está exento ni de las denuncias de desigualdad y cuestionamientos a la institucionalización del patriarcado, ni de las demandas por interrumpir la violencia machista en todas sus formas. Un hecho que CONICYT no ha reparado y se ha hecho cargo sólo a medias. Consideramos relevante discutir el rol de CONICYT en la desigualdad de género en la carrera académica, dado que es la encargada de brindar apoyo financiero para la investigación avanzada y de frontera en el país.

¿Quiénes están detrás de generar conocimiento en el país? ¿Cómo se genera este conocimiento? ¿De qué manera el financiamiento de la investigación se vincula a las demandas de una universidad sin violencia de género? La investigación ha sido históricamente un espacio masculinizado y dominado por hombres. Eso es un hecho. Sin embargo, desde las últimas décadas la presencia de académicas en las universidades, donde se realiza más del 90% de la investigación, ha llegado a tensionar la naturalizada marginalización de las mujeres en la construcción de conocimiento. Eso visibilizaba, en parte, la carta enviada por más de 130 investigadoras y estudiantes en enero de este año a un medio de prensa. El objetivo de esa carta era denunciar el bajo monto de financiamiento entregadas a mujeres investigadoras, la necesidad de un pronunciamiento de parte de CONICYT sobre financiar académicos acusados de violencia de género y la necesidad de la creación de un grupo de estudios de género. La carta fue respondida en apenas un par de líneas, planteando la creación de una unidad de género en CONICYT y aludiendo al Gender Summit desarrollado en diciembre del 2017 para subrayar los avances desarrollados por CONICYT. En esta carta se omitieron cifras sobre el financiamiento para las mujeres en la investigación, así como la forma en que CONICYT podria contribuir a la erradicación de la violencia de género en las universidades. Algo que hemos aprendido durante estos meses es que la violencia de género no es un tema solo jurídico: es un tema cultural, político y ético.

Las cifras hablan por sí sola. Si hacemos un análisis simple, entre el 2005 y el 2015 se aprobaron un total de 8.378 proyectos del programa Fondecyt (regular, iniciación, y postdoctorado ). De esos proyectos, el 28% fue liderado por mujeres investigadoras y el 72% por hombres investigadores. Los porcentajes son similares en cuanto a la presencia de co-investigadores (31,7% mujeres vs 68,3% hombres). Si analizamos estos números con lupa disciplinar, encontramos que existen áreas del conocimiento donde el porcentaje de mujeres liderando investigación con financiamiento de Fondecyt (regular, iniciación y postdoctorado) es cercano al 15% o 10%, como por ejemplo en Astronomía o Física. Incluso más dramático es notar que no existe una área que tenga una presencia mayor de mujeres.

Fuente del artículo: https://www.latercera.com/tendencias/noticia/columna-educacion-conicyt-la-desigualdad-genero-estamos-construyendo-conocimiento-las-universidades/264076/

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Escuela, educación y cultura en Colombia

Por Oscar Sánchez

Definir la cultura es algo muy difícil. No pretendo pontificar en dos párrafos sobre lo que ha ocupado a las mentes más lúcidas de todas las civilizaciones durante milenios. Afirmemos solamente que ante todo somos cultura. Es decir que aprendemos (o apropiamos) la cultura todo el tiempo, de modo cotidiano, a veces intencional y generalmente no inintencionado. La lengua; la corporeidad; las costumbres; las creencias; los patrones de consumo, progreso y equidad y hasta las ideas de lo bello y lo bueno suelen formarse a través de relaciones familiares y comunitarias, de experiencias de amor y poder y de mensajes recibidos a través de los medios de comunicación. Se aprenden sin mayor esfuerzo y con pocas elecciones.

Lo que nos permite hacer una distinción: la educación, aunque parte de la cultura, es un esfuerzo deliberado orientado a fortalecerla o transformarla. Lucha con o junto a la cultura con objetivos, contenidos, métodos y jerarquías firmemente definidos. Fíjense que a la hora de aprender, la una es veloz y natural, y la otra, lenta y exigente. Por eso, si queremos que la educación tenga el poder de actuar sobre la cultura, hay que tomarse muy en serio su tarea. Lo que no pueden ser las escuelas es ni ajenas a la cultura ni pretendidamente libres de creencias o valores. En cambio, aunque sea más difícil y escaso, pueden convertirse en un ámbito que abre puertas a las personas, asumiendo un desafío ético liberador y un rol, sobre todo, facilitador.

Digo lo anterior porque las escuelas pueden ayudar a que las comunidades transmitan a sus niños su tradición y los formen para adaptar el conocimiento universal a sus necesidades locales. Pueden mezclar elementos vernáculos y cosmopolitas. O pueden sostener unida a la nación y próspera a la economía como pieza de un engranaje institucional al servicio de las creencias de élites religiosas, políticas o empresariales. Y esas élites pueden ser de muchos signos ideológicos, pero en Colombia son dominantemente conservadoras.

Las escuelas pueden ayudar a que las comunidades transmitan a sus niños su tradición y los formen para adaptar el conocimiento universal a sus necesidades locales.

La violencia y la injusticia social están naturalizadas en nuestro machismo, clasismo, frivolidad y urbanocentrismo. Y los medios de comunicación y demás formas de reproducción de las creencias a lo sumo son hipócritas, cuando no cínicas frente a esos desafíos culturales. Pero los proyectos escolares para integrar en la educación a las personas diversas en circunstancias igualitarias y para reflexionar sobre el poder y la inequidad en la sociedad suelen ser vistos con recelo, cuando no descalificados de modo agresivo. Y doy cuatro ejemplos:

1. Los programas especiales para ofrecer educación de excelencia y apropiada a su contexto para poblaciones campesinas, indígenas y afrodescendientes no se logran concretar; todos decimos que sí, que muy importante, pero nuestra manera de ver el mundo no reconoce el valor del ámbito rural.

2. Frente a la discriminación homofóbica en los colegios se imponen fundamentalismos religiosos que justifican la violencia.

3. El sistema cada vez está más dividido por capacidad de pago y origen social, y hoy hay unos diez tipos de educación segregada desde los muy ricos, pasando por los ricos, las clases medias altas, las clases medias populares, hasta varios tipos de divisiones entre colegios para personas pobres; pero cuando se expresa la necesidad de romper ese tipo de barreras juntando a los chicos en condición de pares para tener una verdadera sociedad de ciudadanos, los padres de familia y asociaciones de colegios se oponen con todas sus fuerzas.

4. Se habla de educación para la ciudadanía, pero los ejercicios genuinamente democráticos en las escuelas, que cuestionan el poder dentro de esas instituciones, son casos muy excepcionales.

Cuando han existido políticas educativas en Colombia que han querido aprender de escuelas alternativas, democráticas, incluyentes o que han apostado por la equidad para generalizar sus experiencias, esos esfuerzos han sido rápidamente neutralizados. Las ideologías moralmente retardatarias se han impuesto, y en el mejor de los casos se entiende que el papel de la educación pública llega hasta el mejoramiento de condiciones físicas o el fortalecimiento de las competencias laborales de los estudiantes pobres, dejando que las clases medias accedan a un mercado educativo a la medida de los padres consumidores. ¿Quién se atreve a proponer escuelas realmente nuevas para una educación que transforme los rasgos trágicos de nuestra cultura?

Fuente del artículo: https://www.google.com/amp/www.eltiempo.com/amp/opinion/columnistas/oscar-sanchez/escuela-educacion-y-cultura-en-colombia-239322

 

 

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Los medios de comunicación ignoran el auge de la oligarquía, pero nosotros no debemos hacerlo

Por: Bernie Sanders

Necesitamos escuchar las historias de los estadounidenses en apuros que apenas salen en los periódicos y televisiones. Hasta que salgan, nosotros debemos contar esas historias allá donde podamos

El rápido auge de la oligarquía y de la desigualdad en riqueza e ingresos es la gran cuestión política, económica y moral de nuestro tiempo. Y, aun así, apenas recibe cobertura de los medios de comunicación.

¿Con qué frecuencia abordan los informativos el tema de los 40 millones de estadounidenses que viven bajo el umbral de la pobreza o nuestra tasa de pobreza infantil, superior a la de prácticamente cualquier país desarrollado del planeta? ¿Cómo tratan los medios la desigualdad en nuestra sociedad, superior a cualquier otro momento desde los años 20, en la que el 0,1% más rico acumula tanta riqueza como el 90% inferior? ¿Cuántas veces has escuchado a los medios contar las historias de los millones de personas que hoy trabajan más horas por menos salario tal y como ocurrió hace unos 40 años?

¿Cuántas veces han discutido la ABC, CBS o NBC el papel de los hermanos Koch y otros multimillonarios en la creación de un sistema político que permite a los ricos y a los poderosos controlar elecciones, así como el proceso legislativo en el Congreso?

Desafortunadamente, la respuesta a estas preguntas es: casi nunca. Los medios no han permitido a los estadounidenses entender en su conjunto las fuerzas económicas que condicionan sus vidas y que les obligan a tener dos o tres empleos mientras que los consejeros delegados ganan cien veces más que ellos. En su lugar, día tras día y las 24 horas del día nos inundan con los continuos dramas de la Casa Blanca de Trump, de Stormy Daniels y con el último cotilleo político.

Necesitamos urgentemente discutir la realidad de la economía y del sistema político actual y luchar para crear una economía que sirva a todo el mundo y no solo al 1%.

Tenemos que hacernos las preguntas difíciles que los medios no se hacen: ¿de quién es EEUU y quién tiene el poder político? ¿Por qué en el país más rico de la historia hay tantos pobres? ¿Qué fuerzas han hecho a la clase media estadounidense, en su momento la envidia del mundo, decaer tan bruscamente? ¿Qué podemos aprender de los países que han logrado reducir la desigualdad de riqueza e ingresos, construir una clase media próspera y fuerte y proporcionar servicios básicos a todos?

Tenemos que escuchar a los estadounidenses en apuros cuyas historias apenas se cuentan en los periódicos y la televisión. Si no entendemos la realidad de la vida en Estados Unidos para las familias trabajadoras, nunca la cambiaremos.

Hasta que no entendamos que los derechistas hermanos Koch son más poderosos políticamente que el Comité Nacional Republicano, y que los grandes bancos, las farmacéuticas y las empresas multinacionales se están gastando ingentes cantidades de dinero para amañar el proceso político, no seremos capaces de anular la desastrosa decisión del Tribunal Supremo sobre Citizens United (que prohibió al Gobierno limitar las donaciones de empresas en campañas electorales), pasar a una financiación pública de las elecciones y poner fin a la codicia empresarial.

Hasta que no entendamos que el salario mínimo federal de 7,25 dólares la hora es un salario de hambre y que la gente no puede sobrevivir con nueve o diez dólares la hora, no vamos a ser capaces de aprobar un salario base de al menos 15 dólares.

Hasta que no entendamos que las empresas multinacionales han estado escribiendo nuestras políticas fiscales y comerciales en los últimos 40 años para permitirles dejar en la calle a los trabajadores estadounidenses y acercarse a los países de salarios más bajos, no vamos a ser capaces de promulgar leyes justas que acaben con esta tendencia a la reducción de ingresos y que hagan a los ricos y a los poderosos pagar su parte justa.

Hasta que no entendamos que vivimos en una economía global muy competitiva y que es contraproducente que millones de nuestra gente no se puedan permitir una educación superior o dejar la universidad sin endeudarse, no seremos capaces de hacer universidades públicas gratuitas.

Hasta que no entendamos que somos el único país importante de la Tierra que no garantiza la sanidad a todos sus ciudadanos y que nos gastamos en sanidad per cápita mucho más que cualquier otro país, no vamos a ser capaces de aprobar una sanidad pública financiada con impuestos.

Hasta que no entendamos que Estados Unidos es, de largo, el que más paga en el mundo para la prescripción de medicamentos porque las farmacéuticas pueden cobrar el precio que quieran por medicinas que pueden salvar vidas, no vamos a rebajar el precio infame de estos medicamentos.

Hasta que no entendamos que el cambio climático es real, causado por los seres humanos y que está provocando problemas devastadores en todo el mundo, especialmente a los más pobres, no vamos a ser capaces de transformar nuestro sistema energético de los combustibles fósiles a formas de energía sostenibles.

Tenemos que despertar conciencia política en EEUU y ello nos ayudará a avanzar en un programa progresista que satisfaga las necesidades de nuestras familias trabajadoras. Está en nuestra mano unirnos al debate. Esto es solo el principio.

@BernieSanders

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

Fuente: https://www.eldiario.es/theguardian/desigualdad-oligarquia-Sanders_0_751725293.html

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Educar para el futuro

Por: eldiariodecoahuila.com.mx/Manuel Fragoso Álvarez/18-04-2018
Existen diversos problemas en el mundo, de los cuales nos enteramos por medio de los medios masivos de comunicación, pero en realidad no tenemos completa claridad de cuáles son sus verdaderos alcances, la violencia en nuestro país ha rebasado lo inimaginable, muertes por suicidio casi a diario (alarmante en nuestra ciudad), mujeres golpeadas, niños maltratados, violados, marginados, insultados y empobrecidos socialmente.
Lo más grave de todo esto, es que estos problemas no son locales, sino que como podemos ver, se han multiplicado al infinito y los podemos observar en todos y cada uno de los países de nuestro planeta. Guerras, desplazados de sus países, (Siria, por ejemplo), pobreza extrema, enfermedades endémicas y sobrepoblación (el número de personas que residen en México es de 123.5 millones en 2017, de las cuales más de la mitad (65.2 millones) tiene menos de 29 años).
Este modelo económico llamado neoliberalismo, ha llevado al mundo a un colapso económico, pues hoy en día la economía mundial de varios países va hacia una crisis irreversible. Cada vez hay más y más pobres. 53 millones 418,151 personas, hay en México según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Esto representó el 43.6% del total de habitantes, de acuerdo con la medición de pobreza en México.
Los gobiernos están luchando para financiar las jubilaciones de los que ya trabajaron muchos años, muchos adultos mayores han rebasado ampliamente la media nacional de vida, ya que, gracias a los avances de la medicina, la humanidad está alcanzando un mayor número de años de vida.
Las guerras, las hambrunas, la drogadicción y la violencia en todas sus manifestaciones son, también, un grave problema al que se va a enfrentar nuestro planeta, cada vez somos más y cada vez hay más pobres, el agua ingrediente vital para la existencia de nuestro planeta se está convirtiendo día a día en un recurso cada vez más escaso, dos millones de personas carecen de acceso al agua potable según la OMS. De acuerdo con el Centro Virtual de Información del Agua, establece que, en la Ciudad de México, se tiene acceso a mil 90 millones de metros cúbicos de agua potable al año, de los cuales 436 millones (40%) se desperdician en fugas.
Todos los días contaminamos nuestros ríos, nuestros manantiales, el agua se agota a un ritmo alarmante. En los últimos 50 años la población mundial se ha triplicado, para el 2040 seremos 9 mil millones de personas y si se continúa con las tendencias actuales, como son el crecimiento no planificado, la agricultura no controlada y la contaminación industrial, será nuestro fin.
Es por eso que ya no es necesario sino imprescindible, reeducar al ser humano, debemos tomar conciencia que somos habitantes de un mismo planeta que no nos pertenece, y que nosotros somos sólo parte de él. Es necesario trabajar por lo mejor, aprender a «estar ahí” con nuestro planeta, ser uno con él, no sólo vivir en él sino vivir para él. Si no lo hacemos ya, vamos en camino de nuestra desaparición.
Es urgente rescatar, implementar y promover los valores como base para lograr una sociedad más justa y equitativa, pero sobre todo una sociedad más participativa, que haga uso y obligación de su ciudadanía, una sociedad civil interesada en los problemas que la aquejan y buscar soluciones. En la escuela con programas ecológicos y de concientización, y en casa, desde el núcleo familiar, con la participación de los padres de familia en el proceso educativo de sus hijos.
Considerando que la educación es la fuente básica para resolver los problemas del país, es importante que la sociedad y nuestras instituciones educativas, tomen medidas urgentes para resolver este grave problema, empezando por: preparar mejor a los jóvenes que llegan a ellas,  vincular los planes y programas de estudio con las necesidades del presente y del futuro, establecer alianzas gobierno-empresas-sociedad,  para poner a disposición de los niños y jóvenes de los niveles de primaria, secundaria y preparatoria, recursos educativos y tecnológicos para  compartir las experiencias en enseñanza y tecnologías educativas; acercarse a los organismos y llevar propuestas que se puedan integrar o adaptar en nuestro  país, propuestas que contribuyan  a acercar a los niños y jóvenes a una educación de calidad, participativa y resiliente.
Aún estamos a tiempo de mejorar mucho de nuestro entorno, renovarnos o morir es la consigna. Hoy es un buen momento para empezar a actuar.
*Fuente: http://www.eldiariodecoahuila.com.mx/editoriales/2018/4/18/educar-para-futuro-725998.html
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Jaume Carbonell: “La democracia debe instalarse con fuerza en los centros”

06 de diciembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Jaume Carbonell

¿La escuela, por definición, debe estar siempre innovando?
La innovación sería lo deseable, pero este deseo debe existir. Lo que no se puede hacer es imponer y no crear las condiciones para que se dé la innovación. Si no es así, no se innova, se hace otra cosa: intentos, mejoras, tentativas, pero nada que lleve a un puerto concreto.
Es recomendable proponerse innovar, pero primero hay que plantearse las condiciones en las que se hace y sobretodo las motivaciones. ¿Hacia dónde lleva la innovación que queremos introducir? Muchas veces, no llevan a ningún sitio, a ningún propósito, son sólo cambios superficiales, cosméticos. Si no supone un avance o una transformación de la escuela, no es una innovación útil.

La comunidad educativa está en continua reflexión. ¿Hacia donde cree que pretende dirigirse la educación?
Yo diría que hay un debate últimamente que está más presente: ha aumentado el nivel de sensibilidad hacia la innovación. No solo por parte de los profesores, sino también por parte de madres y padres que tienen una preocupación creciente y lógica por ver dónde llevan a sus hijos a estudiar, qué tipo de educación quieren, etc. En este sentido hay un cambio de paradigma importante.

¿A qué se refiere?
Si hace un tiempo las familias querían una escuela que se pareciera mucho a la que ellos tuvieron, ahora ven que ese modelo ya no sirve, que ha quedado obsoleto, por lo que sí que hay una sensibilidad o predisposición mejor al cambio. También es verdad que hay familias que quieren cambios muy radicales, otras que prefieren cambios moderados, y a veces también tienen miedo (¿Hacia dónde van? ¿Son experimentos?). Es muy importante que una innovación vaya acompañada no solo por el equipo de profesores, sino que haya complicidad y comunicación con la familia y la comunidad.  El cambio en la educación no vendrá solo de lo que hagan los profesores en el colegio, sino del compromiso de todos los agentes educativos.

El entorno de los niños fuera de las aulas también es espacio de aprendizaje. ¿Qué peso cree que tiene en su formación?
Debemos tener en cuenta que el alumno en el colegio está unas 6 horas aproximadamente. El resto de tiempo socializa fuera de las aulas. Familia, actividades extraescolares, contacto con internet, televisión… todo esto influye de forma determinante. Hoy día los espacios de acceso a la información son crecientes y esto hace que la vida de los niños y los jóvenes se haya visto modificada respecto a la de sus padres. Es un cambio muy importante y tiene que ver con las nuevas formas de socializar y de aprender.

¿Todos estos agentes están implicados en la educación de forma consciente?
Si no lo están, deberían estarlo. Evidentemente se puede educar de muchas formas: se puede educar en valores de competitividad, de individualismo… o se puede educar en valores de respeto, cooperación, trabajo en equipo. Siempre se está educando, tanto con lo que se transmite como con lo que se oculta, y esto lo tenemos que tener en cuenta.

¿Es necesario que todos los agentes formen parte de este cambio?
Sin duda. Los cambios en igualdad de oportunidades o transformación educativa no solo se pueden plantear desde el colegio, porque desde el colegio no cambiaremos la mentalidad y la cultura: hace falta una acción coordinada. Hay espacios que educan y deseducan de diferente formas. Los valores pueden ser divergentes.

¿Cómo hablan los medios de comunicación de la educación?
Hace un tiempo escribimos un libro sobre la representación de las escuelas en los medios de comunicación y el diagnóstico era muy contundente, en el sentido de que la educación no estaba presente. Se hablaba poco y cuando se hablaba era para hablar mal, en caso de conflictos o fracaso escolar. Se ponía de relieve las miserias, pero no se compartían las prácticas interesantes, los avances, etc. Esto está cambiando, porque los medios de comunicación ven que hay interés. Ahora, además, también hay medios que se han especializado, como el Diari de l’educació en Catalunya. Hay un interés y tiene su público.

Cada vez hablamos más de proyectos de aprendizaje servicio… ¿cree que son una buena práctica?
Puede serlo, aunque no siempre lo es. Hay que ver hasta qué punto los dos conceptos son realmente aplicables en cada proyecto. ¿Siempre se consigue un buen aprendizaje? Y el servicio que se da, ¿es útil para la comunidad? He tenido conocimiento de proyectos que han flaqueado por un lado o por otro y esto debemos valorarlo. No todas las prácticas se pueden medir con el mismo patrón.

¿Qué debe tenerse en cuenta para aplicar estos proyectos?
Lo primero que hay que hacer es un diagnóstico con los agentes de la comunidad de cuáles son las necesidades de intervención en esta comunidad. Este diagnóstico debe ser muy preciso. A veces este proceso se hace rápidamente o muy por encima, de manera que es insuficiente. También hay que tener en cuenta que hay modas, en pedagogía y en educación. Hoy el aprendizaje servicio es una moda que hacen muchos centros, pero esto hay que analizarlo mucho. En seguida buscan la intervención para ver qué hacer. Lo importante es pararse un momento y analizar qué necesita esta comunidad. Una vez sabemos qué necesita, hay que ver si realmente hay un proceso de acompañamiento que genera aprendizaje.

Cuando se habla de transformar centros educativos, ¿qué cree que debería perseguir esta transformación?
Primero, que sean centros democráticos. No es suficiente con decir “tenemos consejo escolar”o “tenemos un claustro”. La pregunta es si este claustro es un equipo y tiene un proyecto, si el consejo escolar garantiza una participación activa y dinámica de todos los agentes educativos. Hay que vincularlos a todos: asociaciones, entidades del entorno escolar… La escuela debe ser participativa y democrática. Que haya elecciones para escoger el consejo escolar no es suficiente, la democracia debe instalarse con fuerza en los centros.

¿Y en segundo lugar?
Que las aulas se conviertan en espacios de debate, de investigación, de experimentación, donde el diálogo parta de las experiencias significativas. Las aulas deben ayudar a hacer personas libres, que piensen, que razonen, que argumenten; no solo para adaptarse al mundo, sino para cambiarlo. Hay que crear conciencia para que vean que este mundo tiene muchas injusticias y hay que intentar mejorarlo y transformarlo. Para mí, este es el porqué de la educación. No educamos solo para adaptarnos a las necesidades económicas del mercado de trabajo, que también, pero esto debe ser una consecuencia. Yo creo que educamos para promover todas las capacidades de los seres humanos, y esto tiene que ver con las relaciones sociales, los compromisos, los deberes, los derechos, con las emociones, etc. Cuando hablo de transformar centros, lo digo a nivel de estructura democrática y de que el saber debe ir orientado a crear personas con criterio propio.

¿Cree que vamos por el buen camino en esta tarea?
No estamos en el mejor momento. Tampoco podemos idealizar y pensar que la escuela cambiará el mundo por sí misma. En todo caso sí que pondrá su granito de arena. Pero está en manos de las familias, de los medios de comunicación, de las asociaciones… que esto sea una realidad. Es un movimiento de red y hay que crear complicidades. La escuela puede contribuir a crear conciencias más cultas, más libres, más críticas, más capacitadas para comprender el mundo y en la medida de lo posible, transformarlo. Hay escuelas que lo hacen.

Si pudiera dar un solo consejo a un profesor que tuviera este compromiso de querer cambiar la sociedad, ¿cuál sería?
Que mire atentamente a los ojos del niño y que mire de frente la realidad. Hay que escuchar mucho a los niños y observar mucho qué pasa en la calle. Si la realidad no entra en la escuela y no tiene contacto con el niño, no se puede cambiar la educación.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/jaume-carbonell-la-democracia-instalarse-fuerza-los-centros/

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África: Rosebell Kagumire, la periodista ugandesa que alza fuerte la voz por los derechos de las mujeres

Por: eldiario.es/04-11-2017

Periodista, bloguera y desde hace unos meses consultora en Women’s Links, Rosebell Kagumire se ha convertido en una de las voces femeninas de Uganda que ha cobrado fuerza en los últimos años. Especializada en derechos de las mujeres es una firme defensora de la necesidad de contar historias con perspectiva de género. En su país, asegura que sólo el “20% de las voces políticas a las que consultan o que salen en las informaciones son mujeres”, a quienes se les entrevista para temas más pequeños y circunstanciales.

La realidad de la mujer en los medios de comunicación que describe Kagumire no se aleja de la que se da en España, donde en la sección de Política sólo un 25% de ellas actúa como fuente de información, según el último informe nacional de Monitoreo Global de Medios (GMMP). Por ello, es tan importante cambiar el enfoque y explicar las noticias desde el prisma de la mujer, recurriendo a ellas como fuente y visibilizarlas en los medios. La periodista ugandesa ha señalado este jueves en un encuentro con periodistas canarias en la Casa África que en su país cada dos meses se reúne junto a miembros de distintos medios para que reflexionen sobre cómo se han abordado algunas noticias de actualidad ya que “en las escuelas de Periodismo no se enseña cómo contar historias con perspectiva de género y es necesario”.

A Kagumire también le preocupa cómo se cuenta lo que ocurre en el continente, que en muchas ocasiones se tiende a ver como un conjunto y no se atiende a las 54 realidades diferentes que vive cada uno de los países que lo integra. A su juicio, para informar mejor de cada país africano desde España se debe contactar más con la gente local, algo que Internet llena de posibilidades.

La mayor parte de los reporteros que llega a un país de África se pone en contacto primero con otros periodistas de su mismo país o de Europa, lo cual no cree que esté mal pero considera que se está poniendo un filtro más, ya que es posible contactar directamente con periodistas de allí que aporten otros enfoques, diferentes puntos de vista de lo que ocurre y que ayuden a aumentar los contactos.

Poco a poco y gracias a la expansión de Internet en África por el empuje de la telefonía móvil, se requieren más testimonios locales o se trata de contactar más con periodistas que se encuentran sobre el terreno. Asegura que es importante crear una red y que a ella misma, aunque no nació en El Congo, muchos periodistas le escriben interesándose por este país, por lo que ella les pasa contactos para que puedan contar bien el tema.

No obstante, recalca que para contar buenas historias sobre su continente es necesario dedicarle tiempo. África es mucho más que esa imagen negativa que históricamente se le ha dado, pero cree que tampoco se deben forzar las noticias positivas sólo por el hecho de que en un medio de comunicación se hayan contado muchas noticias negativas de forma seguida. De hecho, en un mismo día pueden ocurrir cosas buenas y malas. Al final, «la gente navega en las complicaciones de la vida como en cualquier otra parte del mundo».

Lamenta que durante tantos años se haya asociado tanto a África con inmigración ya que este «no es un tema de África, es un tema global, la gente quiere moverse para mejorar su vida». En este sentido, reprocha que se esté intentando frenar la inmigración con dinero, pues «no es la solución».

Rosebell Kagumire defiende que la idea de que su continente está lejos es «una construcción mental que no es real». Prueba de ello es que en las últimas semanas muchos ugandeses le han preguntado por la situación en Catalunya e incluso bromean preguntándole si va a viajar a España o a Catalunya.

Afirma que, a pesar de que no se entienda toda la historia en profundidad, en Uganda sí que tienen una idea global de lo que está ocurriendo en España y en Catalunya, por lo que se cuestiona por qué «si ese interés está allí no está aquí respecto a África».

Periodismo en Kenia o Uganda

Rosebell Kagumire trabaja principalmente en cuatro países: Uganda, Tanzania, Ruanda y Kenia. Subraya que en este último hay una crisis política importante ya que se celebraron elecciones que fueron anuladas por el Tribunal Constitucional y, después de convocarse de nuevo, la oposición decidió no presentarse porque consideraba que no había garantías. Por ello, el anterior presidente resultó ganador con un 98% de los votos.

Cuenta que Kenia tiene además una baja presencia de mujeres en política comparado con países del este de África. En la primera ronda de elecciones hubo un importante avance de mujeres que se presentaban como políticas, pero tras esta crisis que atraviesa el país después de las últimas elecciones ha quedado en nada. La periodista ha estado trabajando con diferentes organizaciones documentando muchos casos de violencia sexual hacia mujeres en toda la represión que se ha producido durante los últimos comicios.

En Uganda, señala que no hay una crisis política comparable a la de Kenia, pero tienen el mismo presidente desde hace 31 años. El año pasado fue reelegido en otra «elección fraudulenta». No lleva aún dos años y ya está intentando promover un cambio constitucional que permita que pueda ser elegido aunque sea mayor de 75 años, que ahora la Constitución lo prohíbe». Además, a ello se le añade que el presidente está empleando dinero y técnicas de intimidación y violencia para conseguirlo.

«Su mujer es la ministra de Educación, su hijo el consejero presidencial, todo va alrededor de su familia y está usando los recursos del estado para financiar sus políticas e intereses particulares», apunta. En su país existe una tasa muy alta de población joven (un 50% tiene menos de 17 años) a lo que se le suma el aumento de esta población, que ha pasado de 11 millones a 40 en apenas 20 años, según aclara.

Rosebell Kagumire subraya que ejercer el periodismo en un sistema represivo no es fácil. En su país, el Gobierno al controlar la comisión de control de los medios veta a algunas personas o cargos de la oposición a que puedan comparecer en programas o tertulias. «Tenemos mucha vigilancia online sobre qué hacen los periodistas y muchos trolls pagados para hacer difícil la expresión en el país».

No obstante, a pesar de las dificultades, asegura que se termina contando la verdad ya que existe un gran compañerismo entre periodistas y se denuncia si alguien está siendo acosado por su trabajo. Matiza que esta situación no afecta solo a comunicadores, también a activistas de distintas asociaciones.

Rosebell Kagumire en un encuentro con periodistas canarias
Rosebell Kagumire en un encuentro con periodistas canarias CASA ÁFRICA

Internet: la ventana para visualizar la verdadera África

La periodista ugandesa reitera las ventajas que ofrece Internet tanto para conocer África como las experiencias e iniciativas que se están poniendo en marcha. Destaca que muchos activistas y periodistas utilizan Facebook Life para compartir situaciones que a los gobiernos no les interesa que se conozcan.

Whatsapp es además la herramienta que más se ha expandido en los últimos años ya que, por ejemplo en Uganda aunque aún es caro mantener un móvil cada vez más ciudadanos disponen de uno.

También en redes sociales como Twitter o Facebook es posible hacer contactos e incide en la idea de crear esa red y apoyarse en la gente local a la hora de contar historias y asegura que ellos son los principales interesados en que se les tenga en cuenta en los testimonios para dar una imagen real de África al resto del mundo.

*Fuente:http://www.eldiario.es/canariasahora/sociedad/Rosebell-Kagumire-periodista-ugandesa-derechos_0_703780324.html

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