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¿Puede nuestro futuro estar mejor hecho que nuestro presente?

Carlos Magro

No solo están los cambios tecnológicos alterando las formas en que producimos y distribuimos los frutos de nuestro trabajo, sino que además esos cambios están alterando la propia textura de la vida humana”, escribía Jerome Bruner en 1997 en el prefacio a la edición española de La educación, puerta de la cultura (Antonio Machado Libros, 2012).

Diez años después, el 29 de junio de 2007, salía a la venta el primer iPhone y seis meses antes, el 9 de enero de 2007, Steve Jobs se había subido al escenario del Moscone Center de San Francisco para decir:

“Hoy estaremos presentando tres productos revolucionarios, el primero es un iPod con una gran pantalla táctil el segundo es un teléfono móvil revolucionario y el tercero es un dispositivo de comunicación por internet sin barreras. Estos no son 3 dispositivos separados, este es un solo dispositivo y lo llamaremos iPhone.”

El iPhone no fue ni mucho menos el primer teléfono móvil, ni tampoco el mejor. Los primeros son de los años 80 y en 2007 el mercado estaba dominado por los HTC, las Palm y, por supuesto, las BlackBerry. El iPhone estaba, además, lleno de fallos. La presentación de Jobs ese día fue un éxito a pesar del dispositivo pero debemos reconocer que también supuso un cambio de paradigma en muchos aspectos de nuestra vida, incluida la educación.

Dos años antes, entre enero y junio de 2005, las búsquedas en Google del término mobile learning pasaron de 1.240 a 22.700. La vinculación entre aprendizaje y movilidad se estaba cuajando, haciendo evidente el creciente interés por aprovechar al máximo las oportunidades de las entonces incipientes tecnologías móviles; por explorar cómo aprendemos cuando el conocimiento es ubicuo; por saber qué pasa con el aprendizaje cuando éste sale fuera de las aulas y puede suceder en cualquier parte y en cualquier momento; por entender qué ocurre cuando el estudiante puede remezclar, crear, publicar y compartir su propio conocimiento a la vez que se beneficia de conocimiento creado por otros (Tíscar Lara y Mar Camacho, Scopeo 2011). En definitiva, por entender qué pasa con el aprendizaje hoy, en nuestro tiempo, que es un tiempo de redes, un tiempo de líquida abundancia, de conectividad ubicua y movilidad constante. Por entender ¿cómo podemos repensar la educación en el contexto de las nuevas y poderosas tecnologías?

En su corta existencia, el término m-learning ha sufrido numerosos intentos de definición. Desde las más sencillas de un aprendizaje mediado por una palm hasta las más completas que hablan de cualquier tipo de“aprendizaje que se produce cuando el alumno no está en una ubicación fija y predeterminada, o del aprendizaje que se produce cuando el alumno aprovecha las oportunidades de aprendizaje que ofrecen las tecnologías móviles” (Claire O’Malley et al. 2005. Guidelines for learning/teaching/tutoring in a mobile environment p.7)

En casi todas estas definiciones aparecen cuatro dimensiones: la pedagogía, los dispositivos tecnológicos, el contexto y lo social, de manera que el m-learning sería el aprendizaje “a través de múltiples contextos, de las interacciones sociales y de contenido y del uso de dispositivos electrónicos personales.” (Helen Crompton,A historical overview of mobile learning: Toward learner-centered education. 2013. p.83).

Cuando Bruner escribió la frase que abre este post llevaba cerca de 30 años trabajando en la intersección entre la psicología cognitiva y las teorías del aprendizaje. Tratando de comprender cómo funciona nuestra mente y trazando puentes entre lo que él denominaba el computacionalismo y el culturalismo, entre el mundo de lo pre-existente y lo contingente, lo dado y lo construido, lo interno y lo externo, el yo y los otros, la naturaleza y la cultura. O como Richard Rorty diría entre el conocimiento y la esperanza.

Jerome Bruner, recogiendo los trabajos de los pedagogos progresistas (y  las pedagogías activas) de principios del siglo XX y las investigaciones en psicología del aprendizaje de Jean Piaget (constructivismo) yLev Vigotsky, entre otros, sentó parte de las bases de la visión actual sobre el aprendizaje: un aprendizaje atento al contexto y centrado en el alumno quien deja de ser un sujeto pasivo para convertirse en el protagonista de su propio aprendizaje.

Para Bruner el aprendizaje se producía por descubrimiento. Para aprender es necesario “sumergir” a los estudiantes en situaciones de aprendizaje problemáticas y reales, con la finalidad de que aprendan descubriendo, involucrándose de manera activa en la construcción de su aprendizaje y a través de la acción. Poner el foco en cómo los estudiantes buscan, adquieren, guardan y reutilizan el conocimiento supone una transición desde un enfoque conductista de estímulo-respuesta hacia una constructivista.

Desafortunadamente, en esa década de los 60, la tecnología educativa “dominante” respondía sobre todo aun enfoque conductista del aprendizaje. El mejor ejemplo es sin duda, la Máquina de enseñar desarrollada por F.B. Skinner (Teaching Machines. Science. 1958).

Entre 1970 y 1980, la situación cambió. Conviene recordar también que, a pesar de la amnesia que caracteriza muchos de los relatos actuales sobre tecnología educativa, fue en esa década cuando encontramos los mejores intentos por desarrollar tecnologías que favoreciesen nuevas maneras de aprender. El desarrollo de ordenadores cada vez más potentes, del concepto (como ahora veremos) de ordenador personal y de la multimedia en los ordenadores significó que éstos ya no tenían por que ser solo instrumentos para trasladar información y conocimiento a los estudiantes sino que también podían convertirse en herramientas para la manipulación activa de esa información y, por tanto, para la construcción activa de conocimiento.

En 1972, Alan Kay publicó el artículo A Personal Computer for Children of All Ages, en el que describía con gran detalle un dispositivo para “usar en cualquier momento y cualquier lugar”, del tamaño de un cuaderno, con un peso algo menor de 2 kg, conectado a una red y un precio que no debía superar los 500 dólares. Quería crear un ordenador personal para niños. Un dispositivo móvil, con pantalla plana recargable, con un teclado y un lápiz para dibujar y vinculado a una red inalámbrica. Y con el objetivo principal de “cambiar la forma de educar. Ir más allá de la educación tradicional basada en la transmisión de datos y hechos para animar a los niños a observar el comportamiento del mundo real por ellos mismos.”

Los trabajos de los tecnólogos educativos de los 70, Kay entre ellos, estaban muy influenciados por elconstructivismo de Jean Piaget y por el aprendizaje por descubrimiento del propio Jerome Bruner. Estaban muy interesados por explorar cómo los ordenadores podían transformar nuestra formas de pensar y aprender y cómo podíamos utilizarlos para mejorar el aprendizaje de los niños. También fue en esos años cuando se presta atención a dos de las metodologías activas más extendidas hoy: el aprendizaje basado en problemas y el aprendizaje basado en proyectos. Parecía que todo confluía. Se estaba produciendo la convergencia entre unas pedagogías que apostaban por la dimensión activa del aprendizaje y unas tecnologías que por primera vez también permitían desarrollar las facetas creativas y de construcción.

Uno de las consecuencias más interesantes de este cambio fue, sin duda, el construccionismo de Seymour Papert. En 1971, Papert se quejaba de que el uso de los ordenadores en educación se hubiese limitado paraenseñar lo mismo de siempre en versiones apenas disfrazadas de las mismas viejas maneras. Para Papert, “el conocimiento es construido por el que aprende. El construccionismo expresa la idea de que esto sucede particularmente cuando el aprendiz se compromete en la elaboración de algo que tenga signficado social y que, por tanto, pueda compartir; por ejemplo: un castillo de arena, una máquina, un programa de computación” (Adolfo Obaya Valdivia. El construccionismo y sus repercusiones en el aprendizaje asistido por computadora. UNAM. 2003).

Pero la historia de la tecnología educativa tomó otra dirección como tan bien nos ha relatado Audrey Watters(The Monsters of Education Technology).

En 1991, Seymour Papert decía:

en los 80 mucha gente se unió al hecho comprando computadoras. El fenómeno más importante en esa época era el poder de la escuela para asimilar cualquier cosa nueva que apareciera. La escuela es como un organismo viviente. Un cuerpo extraño se acerca -la computadora- y el sistema inmunológico y mecanismo de defensa del organismo se ocupa de él. Así vimos el cambio en los 80. Antes de esta asimilación las computadoras se usaban en forma estimulante. Se hallaban en manos de maestros visionarios quienes usaban las computadoras porque no estaban satisfechos con la forma en que las escuelas hacían las cosas. Pero al final de los 80, las computadoras estaban en manos de la burocracia escolar y de las escuelas como instituciones. Todavía existían maestros visionarios, pero estaban siendo neutralizados. Previamente los maestros estaban usando unas pocas computadoras en las clases para alejarse de la separación por materias y de la interrupción diaria. Cuando la administración toma el control, crea una sala especial, y pone las computadoras en esa sala con un horario con el profesor de informática. En vez de convertirse en algo que socavara estas formas anticuadas de las escuelas, las computadoras fueron asimiladas. Es inherente a las escuelas, no porque los maestros sean malos o porque las escuelas sean malas, sino a todo organismo que ha alcanzado un equilibrio que éste tiende a mantener. Así las escuelas tornaron lo que pudo haber sido un instrumento revolucionario en uno conservador. La escuela no desea cambiar radicalmente. El poder de las computadoras no implica mejorar la escuela sino cambiarla por un tipo de estructura diferente.

Mucho más recientemente, en 2005,  afirmó que “la razón del fracaso de la educación progresiva fue la falta de una infraestructura tecnológica para un genuino y profundo aprender haciendo y sostenía que “uno de los papeles que la tecnología digital ha de jugar en la educación es darle una segunda oportunidad a la educación progresiva”.

Hace apenas un año, Larry Cuban decía que a pesar de que las nuevas tecnologías han encontrado un lugar en la mayoría de las aulas, su impacto es mucho menor que lo que se prometió inicialmente. Las nuevas tecnologías han fortalecido, sin cambiar, los enfoques tradicionales de la enseñanza.

Hace unos meses, en diciembre de 2015, la OCDE publicó un informe titulado Alumnos, Ordenadores y Aprendizaje: haciendo las conexiones en el que basándose en los datos de las pruebas PISA 2012 se hacían una serie de preguntas: ¿Hay ordenadores en las aulas? ¿importa que los haya?.

El informe analizaba cómo había cambiado en los últimos años el acceso y uso de tecnologías de la información por parte de los estudiantes y exploraba también cómo los sistemas educativos y las escuelas estaban integrando estas tecnologías en la experiencia de aprendizaje de los alumnos. Y entre sus conclusiones destacan frases como que la tecnología puede amplificar las prácticas de enseñanza innovadoras y que las tecnologías digitales se pueden usar para fomentar el aprendizaje experiencial, las pedagogías activas, el aprendizaje cooperativo y las pedagogías interactivas.

El titular del informe reclamaba “una nueva aproximación para conseguir todo el potencial de las tecnologías en las escuelas” y Andreas Schleicher sostenía en su presentación que “los sistemas educativos deben encontrar formas más efectivas para integrar la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Deben proporcionar a los docentes con entornos de aprendizaje que apoyen las pedagogías del s.XXI y a los estudiantes con las habilidades necesarias para tener éxito en el mundo del mañana”.

Ni el titular de la noticia de la propia OCDE, ni lo dicho por Andreas Schleicher suena extraño a los docentes y profesionales de la educación que llevan décadas ocupándose de la relación entre tecnología y educación. No difiere en nada de la experiencia a pie de aula de muchísimos docentes, ni de lo que sostienen desde hace décadas profesionales como Michael Fullan y Neil Selwyn, por citar solo dos.

Aunque es cierto que faltan estudios cuantitativos que demuestren el impacto positivo o negativo sobre el uso de las tecnologías de la información sobre el aprendizaje parece haber un consenso claro entre la comunidad educativa, tras más de cuarenta años de ensayos y en muchas ocasiones fracasos, que el problema surge cuando pensamos que incorporar tecnologías en el aprendizaje es lo mismo que incorporar tecnologías en las aulas. Ya hemos dicho en numerosas ocasiones que no se trata de tecnificar las aulas sino escolarizar las tecnologías.

La situación, sin embargo, parece que ahora sí está cambiando. La combinación de años de investigación y práctica en el ámbito de las tecnologías educativas y la pedagogía. Los cambios producidos en las propias tecnologías (ubicuidad, conectividad, movilidad) pero también en la sociedad en general y en los profesionales de la educación y los centros educativos están provocando que hoy podamos hablar cada vez más de proyectos educativos que han comprendido que la transformación y el cambio deben ser algo sistémico.

Hemos aprendido de nuestros errores. Hemos aprendido que debemos hacer cambios simultáneos en las metodologías de aprendizaje y de enseñanza, en los currículos, en las maneras de evaluar, en las maneras de organizarnos y en las  liderar las escuelas, en la formación, en las tecnologías y en las infraestructuras (verInnovating Learning: Key Elements for Developing Creative Classrooms in Europe).

El resultado es que cada vez hay más proyectos de transformación educativa que están incorporando de manera natural las pedagogías activas y centradas en los alumnos y las tecnologías que nos rodean (ver por ejemplo los posts etiquetados bajo la categoría ABP del blog de Fernando Trujillo o el blog de educacontic por poner solo dos ejemplos).

El pasado 29 de junio, cuando se cumplían 9 años exactos de la salida a la venta del primer iPhone, mantuve una conversación con Elena Díaz Alejo de Samsung EspañaJosé Luis Fernández de INTEF y Mar Camacho de la Universitat Rovira i Virgili, tres de los responsables del proyecto Samsung Smart School. Uno de esos proyectos que han sabido entender qué es lo que hay que hacer y qué no para mejorar el aprendizaje con tecnología. Qué han sabido dar respuesta a preguntas del tipo: ¿cómo podemos mejorar la educación con las TIC ? o ¿cómo podemos repensar la educación en el contexto de las nuevas y poderosas tecnologías?.

Fue una buena oportunidad para hablar sobre pedagogías activas, ABP, tecnologías educativas y mobile learning y para mezclar miradas: la de una empresa tecnológica, la de la formación del profesorado y la de la investigación en pedagogía y en tecnologías educativas.

Afortunadamente el proyecto Samsung Smart School no es el único buen ejemplo que existe hoy. Hay muchos otros, llevados adelante por profesores individuales, por centros educativos y por organismos y instituciones que están trabajando en la misma línea. Y aunque la batalla por entender que en educación no hay recetas fáciles ni únicas no está ganada, el camino empieza a estar señalado.

Ahora entendemos mucho mejor lo que querían decirnos Jerome Bruner y Steve Jobs. Hoy todos tenemos asumido que la movilidad lo ha cambiado todo. Todos sabemos que “hemos cambiado para siempre la forma en que nos comunicamos, nos informamos, trabajamos, nos relacionamos, amamos o protestamos” (Manuel Castells). Que hemos cambiado para siempre nuestras formas de relacionarnos con el conocimiento y, en consecuencia, con el aprendizaje. Y que “la tarea de las nuevas generaciones es aprender a vivir no solo en el amplio mundo de una tecnología cambiante y de un flujo continuo de información, sino ser capaces al mismo tiempo de mantener y refrescar también nuestras identidades locales”, como dice también Bruner en La educación, puerta de la cultura.

Parece que por fin, estamos cerca de aquello que reclamaban Larry Cuban y Seymour Papert, de aquello que soñaba Alan Kay y de aquello que nos anticipó Jerome Bruner. Parece que por fin estamos cerca de la escuela tantas veces soñada por tantos. Parece que por fin estamos en el camino para responder afirmativamente a las preguntas de Richard Rorty: “¿podemos hacer mejor las cosas?, ¿puede nuestro futuro estar mejor hecho que nuestro presente?” (Esperanza o conocimiento. Buenos Aires. 1994 p.78).

 

Fuente del articulo: https://carlosmagro.wordpress.com/2016/07/02/puede-nuestro-futuro-estar-mejor-hecho-que-nuestro-presente/

Fuente de la imagen: https://carlosmagro.files.wordpress.com/2016/07/metropolis_1_1.jpg?w=610&h=352

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No mundo virtual, a busca pelo sossego para aprender

Margarita Victoria Gomez

Estamos em um tempo de busca do sossego e da calma, do descanso e também da celebração por um ano difícil que termina e um novo que se iniciará, esperamos, com muitas possibilidades. Nas redes sociais, a dinâmica que ainda chama a atenção é a rapidez, a velocidade e a vertiginosidade das noticias, das imagens, das mensagens, em vídeo e áudio, que emergem trazendo o imperativo de simplesmente passearmos os olhos sobre elas na tela do dispositivo e curtir.

No mundo virtual, parece difícil achar esse momento de calma, esse lugar para a comunicação e o diálogo. A polifonia da intertextualidade da web nem sempre permite ampliar e aprofundar os vínculos sociais, pois tropeça nos limites da própria dinâmica. A semântica da linguagem hipertextual dialógica e o próprio corpo tendem a se desvanecerem na mera competência de cliques e curtidas que já fazem parte do universo virtual.

Nas práticas educacionais, o professor, ao ter que lidar e compreender este universo, depara-se com os imperativos da cibercultura e procura a relação e a participação pela conexão, utilizando-se da tecnologia, da formação de comunidades, modulando a velocidade e a vertiginosidade, para conseguir o sossego e a calma dos estudantes para aprender.

A comunidade de aprendizagem em rede, como um rizoma, abre-se em múltiplas conexões, nas heterogeneidades e nas diferenças para produzir. Em nossa atuação como educadora não queremos exercer lógicas verticais, ‘eucalípticas’ e sim lógicas de sentido rizomáticas que deixem circular os saberes e as coisas. Concordamos com Ruben Alves quando nos leva à reflexão epistemológica acerca do que realmente queremos para a educação: “É bem verdade que é possível plantar eucaliptos, essa raça sem vergonha que cresce depressa, para substituir as velhas árvores seculares que ninguém viu nascer nem plantou. Para certos gostos, fica até mais bonito: todos enfileirados, em permanente posição de sentido, preparados para o corte. E para o lucro.”

Como diz Alves, talvez seja necessário acordar o professor para instaurar novos mundos e uma maneira de fazer isso é, em tempos violentos e vertiginosos, buscar o sossego e a calma no processo educacional.

A minha sugestão hoje, é que procurem ler o livro Taiji quan, intercultura e educação, de Albert Hemsi, que poderá contribuir bastante para que educadores e estudantes se desliguem e tomem distância da lógica eucalíptica para conseguir uma aprendizagem com sentido no sossego e na calma.

Referências:
ALVES, Rubem. Sobre Jequitibás e Eucaliptos in: Conversas com quem gosta de ensinar. São Paulo: Cortez Editora; Editora Autores Associados, 1980.
HEMSI, Albert R. Taijiquan, intercultura e educação. São Paulo: Virtus Educação, 2015.

 

Fuente del articulo: https://pedagogiadavirtualidade.wordpress.com/2015/11/30/no-mundo-virtual-a-busca-pelo-sossego-para-aprender/

Fuente de la imagen: https://pedagogiadavirtualidade.files.wordpress.com/2015/11/convite.jpg?w=300&h=155

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Dice era de la tecnología ya entró en las escuelas

Juan Salazar/Santo Domingo/ Fuente: Listin Diario

El especialista en Protección Infantil de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Eduardo Gallardo, sugirió desterrar la educación enfocada exclusivamente en el lápiz, la mascota y los libros, pues se estarían creando analfabetos digitales y futuros profesionales que no podrán acceder al mundo laboral.

Para Gallardo las escuelas y colegios son la introducción natural del niño al mundo de las TIC, y por tanto deben adaptarse a la realidad de una creciente incursión de menores de edad en la vida online.

El experto de Unicef indicó que en las escuelas los niños aprenden normas de comportamiento y de respeto que igualmente deben saber manejar cuando usen internet.

“Las cosas hoy día no funcionan con un lápiz y un cuaderno, las cosas hoy día funcionan con tecnología. Hoy día cualquier puesto de trabajo requiere el manejo de tecnología y si no lo requiere hoy día será dentro de 5 ó 10 años”, declaró Gallardo.

Sobre el rol de los profesores en ese aspecto, el especialista en Protección Infantil dijo que es necesario un cambio de mentalidad en la manera de enseñar. “En el mundo real se puede imponer cierta disciplina a los niños, en el mundo virtual esa disciplina la tienen que manejar los niños, y eso incluye a los profesores”, puntualizó.

Indicó que en la escuela un educador puede decirles a sus alumnos “fórmense”, “entren al aula”, “siéntense”, “no hablen”, pero en el mundo virtual hay que enseñarles los riesgos que conlleva estar en el “chat”, subir fotos, aceptar a desconocidos como amigos y compartir información, además de las diversas formas de protegerse.

“Un profesor no puede decirle a su estudiante que no hable en internet, así no funciona el mundo virtual”, añadió el experto, quien fue entrevistado por LISTÍN DIARIO durante su participación en el Primer Congreso Internacional de Combate contra la Pornografía Infantil Online, titulado “Protegiendo el ciberespacio de la niñez”.

En el evento fue organizado por Procuraduría Especializada contra Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (Pedatec), una dependencia del ministerio público.

Preocupante

Gallardo afirmó que en la medida que crece el acceso a internet, no sólo de los niños y adolescentes, sino también de adultos, es un tema que se convierte en altamente preocupante. Consideró que es una realidad doblemente inquietante porque implica qué pueden hacer los niños en internet y qué se puede hacer contra los menores de edad en la web.

Puntualizó que Unicef está apoyando a Pedatec para que República Dominicana tenga la mayor protección de su infancia y que posea efectivos mecanismos de persecución contra las personas que cometen abusos contra los niños en internet.

Sugirió a los padres darles herramientas a sus hijos desde temprana edad para que estén en capacidad por sí mismos de enfrentar los desafíos y riesgos que implican el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Fuente: http://listindiario.com/la-republica/2016/05/09/418563/dice-era-de-la-tecnologia-ya-entro-en-las-escuelas

Imagen: http://ep00.epimg.net/elpais/imagenes/2013/11/26/eps/1385478323_602048_1385481011_noticia_normal.jpg

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Reseña de la película: Men, Women & Children: apropiación de tecnologías digitales y subjetividades. Director: Jason Reitman

Mauro Travieso

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

Cita sugerida: Travieso, M. (2015).[Reseña de la película Men, Women & Children: apropiación de tecnologías digitales y subjetividades]. Archivos de Ciencias de la Educación, (9). Recuperado de http://www.archivosdeciencias.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Archivos09a13.

La presente reseña tiene el propósito de analizar el film «Men, Women & Children” 1para contribuir con la reflexión sobre la construcción de subjetividades a través de la apropiación de tecnologías digitales. El film norteamericano fue estrenado en el año 2014, bajo la dirección de Jason Reitman2 Fue producido porRight of Way Films y distribuido por Paramount Pictures. Está basado en la novela homónima del escritor Chad Kultgen3 y narra historias de jóvenes y adultos de las sociedades occidentales contemporáneas.

La película presenta una serie de historias de vida de jóvenes y adultos que se entrecruzan a lo largo del film para dar cuenta de cómo las tecnologías impactan en las vidas de las personas y en sus relaciones con los otros. Destacaré algunas historias que según mi opinión son las que vertebran el film. La primera de ellas tiene como protagonista a una madre que mantiene un sitio de internet con fotos de su propia hija buscando diversas maneras de hacerla famosa. La segunda historia trata sobre una adolescente que sufre de anorexia y que recurre a comunidades virtuales que alientan estereotipos de belleza asociados a la delgadez. Por otro lado, una pareja busca acompañantes sexuales en la web atravesados por una crisis en su matrimonio. Mientras tanto, su hijo es consumidor de pornografía y el padre aprovecha su historial web para encontrar a su acompañante. Asimismo, una madre rastrea las participaciones de su hija en la web a través de una vigilancia permanente. El “cuidado” de su hija la ha llevado a «interceptar» todas sus cuentas en redes sociales virtuales y hasta la propia mensajería de sus dispositivos móviles. Cada noche esta madre imprime todo lo enviado y recibido en tales dispositivos y cuentas para poder leer y » revisar» qué es lo que está haciendo su hija. Paralelamente, su hija vigilada se encuentra en una relación con un adicto a los videojuegos de simulación con padres divorciados. Este adolescente mantiene el vínculo con su madre a través de la red social virtual Facebook (sólo leyendo lo publicado por su madre pero no respondiendo).

La navegación en sitios para adultos para encontrar acompañantes, la participación en redes sociales virtuales para “combatir la tentación de la comida”, la creación y mantenimiento de un sitio para alcanzar la fama, la vigilancia en las redes, entre otras situaciones que muestra el film, son apropiaciones4 de las tecnologías digitales que los protagonistas de las historias realizan, germinando prácticas difícil de catalogar (Sibilia, 2008) no como «perjudiciales» o «favorables» según los usos de las personas, sino como apropiaciones atravesadas por tecnologías que portan en sí mismas valores, ideologías y efectos que no pueden ser considerarse «ingenuamente» no previstos desde la técnica (Barrios, 2012).

Debemos comprender que las participaciones en el mundo virtual rehacen las relaciones de las personas con el mundo. No es cuestión de ponerse y quitarse máscaras (llamados perfiles de usuario virtuales): cada vez que estos jóvenes y adultos acceden a Facebook, Twitter, Tumbrl, Whatsapp, Line, Instagram, Twenti, Pinterest, Google Plus, Wechat, Line y a la web, están resignificando sus modos de ser y estar en el mundo (Broncano, 2011), ya no físico como opuesto a lo virtual sino ambos siendo parte de “lo real”. El acompañamiento a través de la comunidad que recibe la joven que sufre anorexia reafirma y realienta el sostenimiento de esas conductas. La joven recibe consejos en la web mientras huele un pastel de papas comiendo apio para superar esa “crisis de tentación”. También la esposa que sostiene una relación virtual (real) con un hombre hasta los posteriores encuentros físicos resignifica sus relaciones. La escena del motel ilustra la incomodidad que tiene ella al encontrarse ante este aparente desconocido. También lo hace su marido al encontrarse con una mujer en un hotel. El adolescente adicto a los videojuegos modifica su vínculo con su madre cuando lee su muro en Facebook y la encuentra disfrutando felizmente de «otra» vida sin él.

El culto a la imagen y la sobre exposición de los cuerpos para alcanzar la fama, llevan a madre e hija a mantener el sitio web. El esposo mira (y luego se contacta) a una mujer por streaming que sabe que está siendo observada. Y en esta situación el voyeurismo moderno (Wacjman, 2010) cobra significado. Estos protagonistas se han vuelto una raza de voyeristas modernos que necesitan ver, ver todo el tiempo todo. Videocámara, televisión y computadora permiten a las personas extenderse y llegar a donde antes no se llegaba con el ojo físico humano. Las webcam se vuelven extensiones maquínicas del ojo, prótesis de la mirada en donde se devuelven y cosifican ellas, fetichizando la imagen (Wacjman, 2010). Herramientas atractivas y seductoras para quienes «consumen» estas tecnologías sin reflexionar sobre ellas, que logran exponer la propia intimidad en las vitrinas globales de la red (Sibilia, 2008).

Otra cuestión a analizar en estas historias es la necesidad de estas personas de estar comunicadas (y conectadas) como un acto indispensable (Winocur, 2009). La escena nocturna de la madre leyendo en soledad hasta último momento los historiales de su hija y diciéndole “estás libre de depredadores”, un encuentro entre amigas que tienen simultáneamente charlas físicas y virtuales (por una aplicación de chat), son claros ejemplos de las refuncionalizaciones simbólicas que las personas hacen de las TIC. La relación con Internet y el móvil es un escenario simbólico constitutivo de nuevas formas de sociabilidad en su carácter existencial más que instrumental. Analizar este carácter existencial que adquieren los dispositivos móviles permite considerar a los estudiantes que circulan por una institución educativa conectados y comunicándose a través de sus dispositivos móviles, a la adolescente vigilada, a la madre vigiladora y a los jóvenes que filman la pelea en la escuela para viralizarla, como cyborgs, desde su concepción más amplia. Los cyborgs, aquellos seres compuestos de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos, no son seres inacabados que necesitan de la técnica para completarse, sino que son producto de ella (Broncano, 2009). Un individuo protésico ya no entendido como aquel que necesita de muletas sino como el que requiere de la intangibilidad del mundo digital.

A través de estas apropiaciones que los protagonistas del film realizan, van conformando nuevas subjetividades, entendidas como formas de ser y estar en el mundo, que necesariamente son (embodied), encarnadas en un cuerpo y embedded, (embebidas) en una cultura intersubjetiva (Sibilia, 2008).

Llegando al final de esta reseña, me pregunto ¿cómo podemos los educadores dar pistas a las personas sobre cómo ser » buenos» participes (según los valores y creencias de cada sociedad) del mundo virtual? ¿De qué forma podemos desde las instituciones educativas acompañar la construcción de dichas subjetividades que desnaturalicen, desmitifiquen, deconstruyan ciertas prácticas y participaciones? ¿Cómo podemos contribuir para equipar a las personas con herramientas de discriminación y comprensión, habilidades, actitudes y valores que les permitan desarrollar una lente critica para » mirar» las apropiaciones que realizan de las TIC? Ya que a todos, retomando a Sibilia (2008), nos incumbe “la importante tarea de inventar ‘nuevas armas’, capaces de oponer resistencia a los nuevos y cada vez más astutos dispositivos de poder: crear interferencias e interrupciones, huecos de incomunicación, como tentativa de abrir el campo de lo posible desarrollado formas innovadoras de ser y estar en el mundo» (Sibilia, 2008, pág. 13). Espero que esta reseña permita reflexionar y generar preguntas en torno a la construcción de subjetividades y la apropiación de tecnologías en sociedades contemporáneas.

Notas

1 Véase página oficial del film http://www.menwomenchildrenmovie.com/ [Consulta 17/11/15]

2 Director de cine canadiense. Entre sus films: Una Vida en Tres Días, Young Adult, Up in The Air y Juno

3 Escritor estadounidense y autor de obras como The Average American Male y The Lie.

4 Distingo a la dotación de dispositivos de la apropiación. La dotación es el equipamiento, el acceso a los dispositivos. La apropiación de tecnología está relacionada con la apropiación cognitiva, de hacer propia una/s herramienta/s acompañada/s de un conocimiento tecnológico, de adoptarlas; de la posibilidad de transformar, crear o recrear las existentes (Fainholc, 2000) según fines, valores, mentalidades, creencias, concepciones teóricas, etc.

Referencias bibliográficas

Barrios, C., “La crítica a la técnica en Arendt: una interpretación acerca de lo imprevisible”. Revista iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, 7 (19), 105-110, 2012.

Broncano, F., La melancolía del ciborg. Barcelona. Herder, 2009.

Broncano, F., “Cognición, tecnología y racionalidad. Entrevista a Eduardo Broncano”, Revista CS,  ISSN-e 2011-0324 (6), 397-411, 2010.

Broncano, F., El mundo digital rehace nuestras relaciones con el mundo. Recuperado dehttp://www.empresayeconomia.es/actualidad/fernando-broncano.html [Consulta 17/11/15]

Fainholc, B., Formación del profesorado para el nuevo siglo. Aportes de la Tecnología Educativa Apropiada. Buenos Aires. Lumen, 2011.

Sibilia, P., La intimidad como espectáculo. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica, 2008.

Wacjman, G., El ojo absoluto. Buenos Aires. Manantial, 2010.

Winocur, R., Robinson Crusoe ya tiene celular. México: Siglo XXI, 2009.

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