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La ineficiencia neoliberal

Alfredo Serrano Mancilla

La crítica más común al capitalismo viene casi siempre por la falta de justicia en su forma de repartir. El capitalismo parte de una premisa esencial: la concentración es la base para su patrón de acumulación. Actualmente, son 147 corporaciones las que controlan el 40% de la economía mundial según el estudio “La Red de Control Corporativo Global” (The Network of Global Corporate Control), publicado en la revista científica PlosOne.

Estas “súper entidades”, como así las denominan en el informe, son conglomerados que abarcan diferentes dimensiones del universo económico global (financiero, comercial, productivo, etc.) llegando a controlar hasta el 80% de las cadenas globales de valor. El 1% de la población mundial posee tanto dinero líquido o invertido como el 99% restante de la población mundial. 

Esta concentración es más avanzada de la que existiera en el siglo pasado. El neoliberalismo, basado en una economía financiarizada globalmente y fragmentada geográficamente en lo productivo, es el gran responsable de esta involución desigual. Sin embargo, el capitalismo neoliberal jamás presumió de ser justo. De lo que sí lo hace es de ser más eficaz que cualquier otro sistema económico. Sin embargo, sobre su eficiencia hay más de mito que de verdad. Veamos que pasó en el último año.

En el 2015, las empresas estadounidenses obtuvieron beneficios récord por un valor de más de 1,6 mil millones de dólares; de los cuales solo invirtieron el 31%. Dicho de otra forma: de cada 10 dólares que obtuvieron como ganancia, sólo se inviertieron 3, y los 7 restantes se acumularon en forma de patrimonio improductivo, ocioso, alejado de la economía real. 

Esos 7 dólares se quedaron descansando sin ganas de producir. Grandes ollas de dinero no destinadas a ninguna actividad económica. Una hucha cada vez más grande pero cada vez más ineficiente. Una suerte de abundancia inútil.

El actual capitalismo no es eficiente ni siquiera bajo sus propios criterios económicos. Acumula sin reinvertir. Pero además tampoco le gusta la competencia. Todo lo contrario. Cada vez más, existen gigantes corporaciones con alto poder de mercado impidiendo un verdadero grado de competencia.

Las barreras de entrada son múltiples (la tasa de creación de pequeña empresa en Estados Unidos está cerca de su nivel más bajo desde los años 70). Se dispone de mecanismos de expulsión de las pequeñas y medianas empresas en la mayoría de los sectores de mayor generación de valor agregado. 

Estamos en la era de las megafusiones entre corporaciones de alcance global. En 2015, las grandes empresas del mundo dedicaron 4,7 billones de dólares para comprarse entre ellas y crear conglomerados todavía más grandes (cifra récord en la historia mundial; un incremento de 42% frente al año anterior). Abusando de los eufemismos, a eso es lo que le llaman ser más competitivos. Lo que sucede realmente es que son más grandes porque se comen a las más chicas.

El capitalismo neoliberal no sabe cómo aumentar su tasa de productividad global. No sabe cómo afrontar una significativa parálisis de innovación tecnológica. No se generan nuevas fuentes de riqueza, ni de crecimiento económico. Así lo sostiene la tesis de “estancamiento secular” de Lawrence Summers (ex secretario de Tesoro de los Estados Unidos), que no ve ninguna manera de que la economía pueda reactivarse si no es través de burbujas especulativas. 

La economía de la deuda también se ha impuesto de manera ineficaz. Es un peso muerto que actúa como freno para crear riqueza. Los deudores ordenan el sistema económico solo para satisfacer a los acreedores, con tasas de interés usureras. La política monetaria lanza “billetes” en helicóptero para sanear cuentas de la banca privada, pero no a favor de inversiones productivas. 

Ni siquiera la última compra de deudas del Banco Central Europeo destinada a empresas no financieras servirá para reactivar la economía real porque solo pretende sanear balances contables intoxicados. La política fiscal restrictiva, recortadora de inversión pública, derechos sociales y empleo, también es clave en impedir que la demanda efectiva se recupere. El empobrecimiento salarial tampoco reactiva el consumo privado.

En un reciente artículo en The Economist, “Too much of a good thing” (Demasiado bueno), se señala que los altos beneficios pueden ser un signo de enfermedad debido a que cada vez existen más empresas expertas en extraer riqueza que en crearla, como sucede en los mercados monopólicos u oligopólicos. 

Anteponen la recompra-reventa a las inversiones productivas. El capitalismo prefiere trabajar lo mínimo para ganar lo máximo. Puede que esta dinámica sea considerada como eficiente desde la perspectiva de la maximización del beneficio de unos pocos privilegiados. Pero lo que no se puede afirmar es que sea eficiente en lo económico. Es ineficiente ambientalmente; es inútil para mantener una demanda estable; es infructuoso para crear empleo con salarios dignos; ineficaz para aumentar sostenidamente la productividad. La ineficiencia neoliberal es responsable de la actual adormecida economía real. Y además empobrece a las mayorías.

Fuente del articulo: http://actualidad.rt.com/opinion/alfredo-serrano-mancilla/210170-ineficiencia-neoliberal

Fuente de la imagen: http://www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2016/06/Neoliberal.jpeg

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Las elecciones provocaron dos renuncias (PRI, PRD) y una candidatura presidencial (PAN)

Por: Pedro Echeverria V.

1. PRI, PAN, PRD, firmaron con el presidente Peña Nieto un “Pacto por México” al inicio de su sexenio. Después de aprobar todas la “reformas estructurales” entraron en contradicciones pero conservaron el “pacto” porque el gobierno del PRI les siguió manteniendo a los partidos los subsidios y obsequios multimillonarios. Así que entre esos partidos sigue un acuerdo permanente en beneficio del sistema político de dominio capitalista. Los tres partidos (PRI, PAN, PRD y sus seguidores) son de derecha, conservadores, corruptos y privilegiados; pero en los procesos electorales juegan a la “oposición” para seguir engañando a los electores.

2. Esos partidos son garantes de la propiedad privada, de la acumulación de capital en pocas manos, de las leyes que amparan los negocios privados y garantizan la seguridad de ellos. El PAN y el PRD buscan derrotar al PRI para quedarse con los negocios del gobierno; no para enterrar el sistema de explotación que es el causante de la miseria, el hambre y la muerte. ¿Qué beneficios recibió el pueblo después de 12 años de gobiernos del PAN? ¿Qué mejoras a la población se han registrado con los gobiernos del PRD en varios estados? Por ello nosotros gritamos junto al pueblo en las calles: “Ni PRI, ni PAN, ni PRD, queremos a los trabajadores en el poder”.

3. En estas farsas electorales en medio de la gran miseria económica del pueblo, los votos se compran y se venden masivamente por unos cuantos pesos, con regalos, despensas, materiales de construcción y promesas. El pueblo aprovecha los periodos de campañas de todos los partidos para recibir algo de obsequios para mantener a la familia. A la hora de votar lo hace a favor de quien le dio más regalos porque sabe que todos los partidos y políticos son iguales, poseen el mismo pensamiento; así que más prácticos los electores buscan “quién les da más”. El gobierno y los partidos se aprovechan de esa realidad para usar como mercancía a los electores.

4. El panista Ricardo Anaya lleva muchos meses preparando su candidatura presidencial y con los resultados electorales a su partido, parece que ha reconfirmado y asegurado su candidatura; además su única competidora, la señora Zavala, es esposa de un expresidente asesino, el señor Calderón. Lo que nunca he entendido: ¿Cómo pueden ser tan cínicos los partidos y los políticos que después de gobernar, robar, reprimir, asesinar al pueblo, sigan apareciendo en la plaza pública como si no hubiera pasado nada? Así como los expresidentes de la República, los dirigentes del PRI, PAN, PRD, deberían estar en la cárcel por apoyar el sistema.

5. Manlio Fabio Beltrones, el presidente del PRI, renunció ayer lunes porque fue absolutamente derrotado por la unión del PAN/PRD. No le quedaba otra salida porque en todo el país se hablaba ya de su renuncia obligada. Por último hace unos cinco días renunció el presidente del PRD Agustín Basave porque el PRD se convirtió en simple apéndice del PAN. Con su actuación terminó de enterrar al PRD que de “socialdemócrata” se convirtió en derechista declarado. ¡Pobre PRD, se convirtió en una piltrafa de esas que les tiran a los animales para tragar! ¿Todavía le quedan militantes? ¿Qué esperan los bejaranos para salirse y recuperar su política?

6. Lo único que queda en el panorama electorero es el lópezobradorismo que este domingo 26 hará una manifestación en la ciudad de México. Ese mismo día se cumplirán 21 meses de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Chiapas. Espero que la CNTE, los padres de los 43 y Morena pudieran coordinar un acto conjunto donde pudieran hablar las tres organizaciones y la gente que asista haga conciencia del significado de la unidad en la diversidad. Nadie se subordina a nadie y cada quien tiene el derecho de externar sus posiciones quizá cuidando no agredir. Pienso que es una oportunidad para comenzar un proceso de unidad que en parte podría ser anticapitalista.

7. Puta, si llegara a suceder esa coincidencia de actos, los medios de información, los empresarios, el gobierno y la misma embajada yanqui, pondrían el grito al cielo. Continuarían agudizando una gran campaña contra el Lópezobradorismo que de socialdemócrata se hace de izquierda y los maestros de la CNTE que por ese solo hecho se les acusaría de recibir dinero de López Obrador. Si esta alianza se logra pienso que los electricistas, mineros, telefonistas, zapatistas, grupos de la izquierda radical, comenzarían a buscar estrategias unitarias para fortalecer la lucha social en México. Entonces ahora sí el gobierno tendría que estar llamando a mesas de diálogo y no de monólogo.

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=213788

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“¿Lo que pasó en México es el pasado o el futuro de Argentina?” Entrevista a Fernando Buen Abad

México/25 Junio 2016/Autor: Juan Ciucci/Fuente: APU

Entrevista a Fernando Buen Abad, filósofo, intelectual y escritor mexicano; a partir de la masacre de Oaxaca. Analiza los peligros del TTP, acuerdos al que el macrismo quiere entrar.

APU: ¿Cómo analiza la terrible situación por la que atraviesa México?

Fernando Buen Abad: Lo que ha pasado es que el gobierno de Peña Nieto, que es un gobierno entregado al consenso de Washington y por supuesto al gobierno de EEUU, decidió dar un paso criminal y absolutamente irracional. En el sentido del proyecto privatizador de la educación que él viene impulsando desde hace algunos años. Se trata de una situación de violencia extrema contra maestros que luchan, desde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, por la dignificación de su trabajo. Pero también por impulsar una gran revolución educativa en el país. México necesita una gran transformación en la educación, pero que tiene que venir de la consulta de las bases.

Peña Nieto quiere hacer un proyecto de privatización educativa, que viene de la consulta de los grandes negociados. Como el Grupo Prisa de España o algunas editoriales norteamericanas que quieren quedarse con el negocio de la venta de libros en las primarias y secundarias del país. Entre otros lobistas que están en México y han disfrazado su lobby de reforma educativa. Los maestros entendieron este juego perverso del neoliberalismo y se han declarado en lucha desde entonces. Esta es la realidad de fondo, lo que se pretende es entregar la educación de México a los negociados principalmente españoles y norteamericanos.

La cruzada heroica de los docentes mexicanos, lo que ha tenido como respuesta a sus múltiples llamados al diálogo y a la reflexión, ha sido la muerte, la represión, la sangre y la cárcel. Esto es lo que pasó en México este fin de semana. Es una expresión más de la locura, la irracionalidad, del proyecto neoliberal en México y en América Latina.

APU: ¿Cuál cree que es ese mensaje para América?

FBA: Me gusta insistir en la pregunta de si esto que vemos en México constituye el pasado de Argentina, o es su futuro inmediato. Dado que estamos viendo en este país gestos y destellos de autoritarismo, y de episodios fascistas que son altamente preocupantes, con represión. Vale la pena preguntarse si eso que pasó en México es el pasado o el futuro de este país. Vale la pena profundizar la pregunta y encontrar una respuesta que nos haga caminar juntos, que nos haga coordinar esfuerzos, que nos ponga en una sola voz. Con nuestras diversidades, para construir la autodefensa del periodismo, pero también la construcción de una fuerza que sirva para caminar con las luchas y movimientos que quieren terminar de una vez con este monstruo llamado capitalismo.

APU: En nuestro país el gobierno amenaza con el ingreso al TTP, ¿qué nos puede contar de la experiencia mexicana?

FBA: Es un paso más en el proceso de destrucción de la clase trabajadora. Implica dejar que sean las empresas las que establecen las leyes, las reglas. Que entre empresas decidan cómo te jubilas, cuándo te jubilas, cuánto duras en un empleo, a qué hora entras o sales, cuánto te pagan. Y no haya intervención alguna de los Estados porque el acuerdo básico es llevar los salarios de los trabajadores al nivel asiático. Convertirte en un esclavo a tiempo completo a cambio de unos centavos. Y que tú no tengas capacidad de réplica o protesta en ningún frente. Y que por supuesto el Estado haya acordado y firmado que no se meterá nunca en esos acuerdos que son de “particulares”. Ése es el formato, el modelo, que ya opera en los países que han firmado esto, como México.

Fuente: http://www.agenciapacourondo.com.ar/secciones/patria-grande/19808-lo-que-paso-en-mexico-es-el-pasado-o-el-futuro-de-argentina

Fuente de la imagen: http://bligoo.com/media/users/35/1793641/images/public/255989/fernando-buenabad_CDP.jpg?v=1417369916339

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Uruguay / La Ministra de Educación Julia María Muñoz teme a la unidad del pueblo en la lucha

Uruguay/25 Junio 2016/Autor: Valeria Fariña/Fuente: Resumen latinoamericano

La entrevista concedida este 23 de Junio por la Ministra de Educación y Cultura, Julia María Muñoz, al diario “Búsqueda”, se enmarca en una política de desacreditación a los sindicatos, que sostenida desde hace ya varios años por muchos personajes gubernamentales, infunda serias consecuencias en un escenario conservador y reaccionario que en la región parece acentuarse con mayor ahínco en estos últimos tiempos.

Las declaraciones recientes se suman a muchos otros ataques que encontraron su traspié en el rechazo masivo al Decreto de Esencialidad de la Educación en el 2015, demostrando el significado y alcance que tiene la organización y movilización popular.

En la entrevista indicada la Ministra afirma que el “compromiso” es llegar al 6% del PBI para la educación en…lo que resta del período de gobierno y que aunque se esperaba más dinero, “el desafío es hacer lo mismo con lo que se tiene”. (¿?) También afirma que “en captación el número meta es que todos ingresen a la educación media” aunque “siempre pasan cosas” por lo cual esto podría no suceder; piénsese que los “alumn@s se mudan o se van del país” (!). A pesar de esto nos recuerda que “las utopías siempre hay que tenerlas”.

Entre los dichos y no dichos de Muñoz, lo cierto es que pudieran “suceder cosas” que, entre otras cosas muestren, cuán utópico es gestionar la educación mercantil con reveses sociales y políticos, preocupación que late entre gestores y tecnicistas que avisoran los límites y cotos de sus modelos.

A todos consta que para mantener el “consenso social” no basta sólo con “humanizar el capitalismo”, se requiere además contener y dividir al movimiento popular y a las diversas expresiones y corrientes que lo integran. La Ministra lo advierte, por ello despliega una retórica facilista que esquiva responsabilidades bien concretas vinculadas a la política que viene sosteniendo.

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La Ministra contragolpea ante lo se avecina: la movilización en rechazo a los recortes presupuestales, que sufrirá particularmente la educación, como ya lo anunció el gobierno para esta Rendición de Cuentas. Naturalmente los sindicatos de la enseñanza jugarán un papel importante pero no menor al que caben a los estudiantes de todos los niveles, y a los sindicatos en general. Avisada de que al pueblo no se le une, la “bárbara” -como ella misma se autoproclama- se concentra en los sindicatos de la educación remarcando que “las maestras tanto en el orden sindical como en el orden docente, son mucho más apegadas a la tarea, más vocacionales, tienen mucho más compromiso con la educación”.

Esta grosera caricatura de la labor de maestr@s y docentes, plantea una falsa oposición en un intento por alentar intereses corporativos entre los gremios, un propósito por confundir y asignar papeles distintos en la lucha que se avecina.

La entrevista desborda en apreciaciones tecnicistas que muestran no sólo cuánto se ha abandonado el debate ideológico sino también el temor por abordarlo. Las trampas retóricas envuelven y asfixian al tratamiento que realiza la Ministra sobre distintos temas, como el asunto de la violencia en los centros educativos, “síntoma de una fractura social espantosa” y una “pérdida de códigos y valores”. ¿Cuál es la fractura y a qué se debe?. De eso tampoco dice nada, silencio absoluto… pues hacerlo supondría reflexionar sobre la profundización de los valores y códigos burgueses en los marcos de una sociedad que ella venera.

Para colmo de cinismos intenta trasladar el problema moviendo el foco hacia los profesores que “no quieren” dar clases en contextos de violencia, y con una pedantería poco austera, la Ministra exige a los docentes propuestas concretas (!), pues a su parecer “faltos de madurez” sólo “protestan por todo”; quien sabe si está desinformada, si no lee las propuestas docentes o si es pura demagogia. Lo cierto, y por supuesto lo que no dice, es que hay muchas propuestas que difieren y discrepan con la política mercantil educativa que sostiene, y por ello las esconde y teme debatirlas ideológicamente.

Este tipo de abordajes políticos son el caldo del cultivo a la reacción que el cortoplacismo minimiza, porque en el fondo no sólo estamos ante la despolitización de la sociedad sino ante la desideologización de amplios sectores populares. Urge recuperar la lucha política-ideológica, y propiciar la unidad del pueblo en la movilización concreta. A no dejarse distraer.

Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=google+glass&client=ubuntu&hs=dPi&channel=fs&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiCk7es4MTNAhXFVyYKHeJLAjIQ_AUICCgB&biw=1366&bih=673#channel=fs&tbm=isch&q=La+Ministra+de+Educaci%C3%B3n+Julia+Mar%C3%ADa+Mu%C3%B1oz

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¿Cómo escapar del neoliberalismo del siglo XXI en América latina?

Alfredo Serrano Mancilla

La restricción aprieta y la salida neoliberal está a la vuelta de la esquina. Siempre te atrapa de la misma manera: te llevan hasta el borde del precipicio y, desde ahí, toca elegir el mejor salto al abismo. A medida que crece la restricción externa, más difícil es huir del laberinto neoliberal en su versión más moderna. Los tentáculos del orden hegemónico global aparecen habitualmente como “auxiliadores” para superar cualquier emergencia. Así fue en el pasado y lo es ahora. Pero, esta vez, se presenta en versión siglo XXI, aprendiendo del pasado. Ya se acabó la era de ofertar todo como un paquetazo de ajuste social. La ayuda financiera es presentada sin aparente contrapartida, sin grandes virajes. Las políticas económicas salvadoras en materia cambiaria, precios, tributarias y monetarias tampoco asoman con descaro neoliberal. Se esconden en forma de grandes acuerdos, de alianzas con amistades (peligrosas). Estamos en otro momento histórico. Todo se hace más amigable.

Esta es la primera vez que el bloque de países progresistas ha de afrontar un ciclo tan prolongado de caída de los precios de las materias primas. Economías acostumbradas a funcionar con muchas divisas han de desafiar un nuevo estado de vacas flacas. No es momento para mirar hacia atrás. Seguramente hubieron errores en el pasado; pero también se llevaron a cabo políticas económicas exitosas en redistribución de la renta, garantías de derechos sociales, crecimiento (democratizado) del consumo interno, reapropiación de sectores estratégicos, recuperación de la soberanía, mejores condiciones de inserción geoeconómica. No obstante, la clave no está ni en vanagloriarse ni autoflagelarse por el pasado. El presente es lo que manda; y el futuro es lo que espera.

En ningún manual se encuentra la receta para encarar esta emergencia económica caracterizada por un frente externo adverso. La economía mundial no presenta síntomas de recuperación: ni los precios de los commodities, ni el comercio global y, mucho menos, la economía productiva global. Países como Venezuela, Ecuador o Bolivia enfrentan una situación inédita por la combinación conjunta de múltiples retos: a) no retroceder en materia social, b) sostener un patrón de consumo superior al del siglo pasado, c) gestionar una nueva estructura de clases sociales que cambió su matriz de demandas, d) no hipotecar el futuro ni ceder en clave de soberanía. Y todo ello hay que hacerlo ganando elecciones y venciendo la actual batalla que gira en torno a las expectativas de “estar mejor”.

El neoliberalismo del siglo XXI te extiende la mano con nuevas fórmulas. El gran Tratado de Libre Comercio se sustituye por acuerdos parciales; el ALCA por los “alquitas”. Cada país firma con quien puede para ver si así logra captar más divisas. De esta manera, se atomiza la región y se desanda todo lo que se avanzó en materia de integración regional. Los Tratados Bilaterales de Inversión se camuflan en blindajes particulares por cada inversión extranjera directa. La fragmentación geográfica de la producción mundial y sus cadenas globales de valor sirven para captar el mayor porcentaje posible de ganancia generada en cualquier proceso de transformación. La nueva economía del conocimiento y sus acuerdos de propiedad intelectual construyen nuevas cadenas de dependencia entre los países centrales y la periferia. Las translatinas son actores tan trascendentes como las transnacionales. La banca privada internacional y el FMI proponen prestamos con condiciones leoninas exigiendo como garantías expropiaciones de activos públicos. No resulta sencillo escapar de esta avalancha de rebajas en época de liquidación. La tentación neoliberal retorna aprovechándose de que nunca se fue del todo procurando injertarse definitivamente ahora que las contradicciones internas-externas florecen.

Ante cierto agotamiento relativo de la inventiva creadora de los procesos progresistas en materia económica, se corre el riesgo de “dejar hacer, dejar pasar” al neoliberalismo en su versión siglo XXI. Sin embargo, la política económica heterodoxa (postkeynesianismo, neomarxismo, feminismo, institucionalismo, escuela de regulación) otorga un gran ramo de posibilidades para huir de esta salida neoliberal. Lo primero es partir de varias premisas básicas: 1) la economía como un todo (y como la suma de sus partes), 2) la economía política está más presente que nunca, 3) no hay acierto económico sin una adecuada comunicación económica, 4) la eficiencia no debe estar reñida con la justicia social, 5) la economía también produce subjetividades, 6) la sociedad con mercado (pero no de mercado) es un hecho y, como tal, hay que definir qué vaya a ser. A partir de ahí, toca edificar un nuevo metabolismo económico capaz de sostener materialmente las revoluciones sociales que se han venido aconteciendo. He aquí algunas líneas para escapar del neoliberalismo 2.0.

Por un lado, la política tributaria ha de dejar de ser mera acompañante para convertirse en una herramienta decisiva en este dilema. Es necesario utilizar este motor frente a la emergencia económica por varias razones: a) hay que avanzar en soberanía tributaria (recaudar adentro lo que se necesite adentro), b) lo tributario ha de servir como incentivo para fomentar producción nacional, frenar importaciones y penalizar lo ocioso-improductivo-especulativo. Por otro lado, el sistema bancario ha de remar en la misma dirección del modelo de desarrollo productivo. Hay que regular las carteras de créditos evitando burbujas ineficientes y especulativas; se deben poner a funcionar las reservas excedentarias a favor de la economía productiva; hay que procurar nuevos mecanismos de ahorro interno. En materia cambiaria, se deben buscar mecanismos novedosos que logren amortiguar la supremacía del dólar: timbres cambiarios que resuelvan desequilibrios comerciales, bonos ahorros cambiarios que salvaguarden de ataques a la moneda, utilización de las divisas disponibles bajo criterios multiplicativos en la economía real. En lo comercial, es momento para repensar otras modalidades de intercambio en otras divisas con los BRICS.

De nada servirían estas políticas si no vienen acompañadas de un cambio del modelo productivo, no sólo produciendo nuevos bienes finales sino también considerando la fabricación de insumos productivos, verdaderos generadores del valor agregado. En este sentido, tampoco se debe descuidar quién produce (pequeños, medianos, grandes, transnacionales) y bajo qué condiciones laborales, y especialmente bajo qué objetivos: para satisfacer la demanda interna, privada o pública, o para exportar. Es hora de una nueva planificación productiva que, además, contemple los requerimientos de la política de compras públicas. Es imprescindible sintonizar la demanda del Estado con la nueva etapa productiva.

A pesar del mandamiento neoliberal, del “no hay alternativa”, sí que se puede tomar otra ruta económica para afrontar este desafío de época. Nadie dijo que iba a ser fácil. 

Fuente del articulo: http://www.celag.org/como-escapar-del-neoliberalismo-del-siglo-xxi-en-america-latina-por-alfredo-serrano-mancilla/

Fuente de la imagen: http://i0.wp.com/www.celag.org/wp-content/uploads/2016/05/laberinto1-e1463934745658.jpg?resize=638%2C400

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¿La reforma educativa es el proceso de reforma?

Por Darío Balvidares

Las políticas educativas continúan debatiéndose en circuitos privados, que además, funcionan como convocantes a la hora de sostener la reforma.

Como ejemplo podemos ver que en los próximos días se realizará un pre-foro sobre “Liderazgo educativo para el aprendizaje de calidad”, se llevará a cabo en la sede de la Universidad Católica de Córdoba y estará organizado por la Asociación Proyecto Educar 2050 y por la Fundación Córdoba Mejora. Por supuesto que ambas organizaciones están sostenidas por grandes empresas y responden, como no puede ser de otra manera, a la lógica reformista mundial que deposita en los sistemas públicos de educación la responsabilidad por los resultados.

Ya sabemos que la universalidad del discurso de la reforma no admite voces disidentes que desenmascaren sus objetivos y cada vez más, de la mano de los funcionarios que no solo legitiman,  sino que son parte de estas fundaciones y  también de empresas que hacen negocio con el Estado, la reforma se acentúa sobre el imaginario de la burguesía.

Primero fue la transferencia de matrícula de escuelas públicas a la educación privada, conjuntamente con la trasferencia de recursos vía subsidios. Desde los medios las llamadas voces autorizadas y periodistas con poca o ninguna preparación en la materia, armaron con los datos registrados y aportados por las pruebas pisa, el universo de la “desolación” de la educación pública a la que hay que reformar para que sea de calidad.

La idea es la misma  de los ´90, de los comienzos de la llamada reforma, poner a los sistemas educativos dentro del mercado, o mejor, transformar en mercado los sistemas públicos de educación.

Podemos pensar en varias perspectivas de la reforma macroeducativa, todas ellas con un claro objetivo de máxima, el control privado de la educación, desde la generación de políticas hasta el diseño de las prácticas pedagógicas.

La macropolítica de educación (con matriz neoliberal)  decretó la obsolescencia educativa y la correspondiente crisis, la que se debe afrontar con los “esfuerzos” y “recomendaciones” de los organismos internacionales que encontraron la otra veta de dominación a través de los créditos para la reforma y de sus satélites territoriales: las organizaciones de la sociedad civil con intervención directa.

Tal vez podamos arriesgar como hipótesis que el verdadero negocio es el proceso de reforma, un proceso que nunca se acaba, casi kafkiano; en realidad el proceso de reforma es la reforma. Después de los objetivos del Milenio, aparecieron los Objetivos 2015, ahora la Agenda Post 2015, las Metas 2021; el Banco Mundial con su propia Estrategia 2020 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030

Durante el proceso, que lleva 26 años si tomamos la Cumbre de Jomtien, Tailandia, en 1990 como marca de inicio de Educación para Todos y de acuerdo con los propios reformistas la educación continúa en crisis, y el avance de la tecnología y la entelequia llamada Sociedad del Conocimiento, más las recomendaciones de inclusión no han podido contribuir al mejoramiento, entonces o la reforma va de fracaso en fracaso o es condición necesaria del discurso reformista perpetuar la crisis educativa para avanzar más sobre el control y al mismo tiempo hacer más negocios periféricos y virales con el sistema. Esa es una posibilidad, la reforma como proceso de aglutinación de poder.

Veamos, dentro de estas perspectivas, la reforma es un proceso en el que abrevan las corporaciones privadas que incluso aparecen como pilares del proceso en cuanto a que funcionan como usinas de pensamiento y “reclutamiento” a la hora de hacerse cargo de la “capacitación” de directivos y docentes bajo el lema de “formación de líderes”. Me arriesgaría a decir “formateo” de líderes para que abonen al proyecto de reforma. Y también, aportan sus cuadros docentes para la intervención en las aulas, como el caso de la ONG Enseña por Argentina.

En una perspectiva más pedagógica la “innovación” reformista pasaría por el apotegma de “aprender a aprender” que aparece en el relato de los reformadores como una verdad revelada para instalar la educación por competencias. Lo que se materializa en el vaciamiento de contenidos de los diseños curriculares para transformarlos y reducirlos a una enumeración de habilidades que los estudiantes deben adquirir.

No es más que la expresión de la pedagogía instrumental, flexible, a la que habría que oponerle: “aprender algo” es preferible, en lugar de “nada”.

De acuerdo con ese enfoque instrumental, todo conocimiento escolar también ha devenido obsoleto, por lo tanto en la lógica reformista si el conocimiento impartido en la escuela es obsoleto; entonces la escuela es obsoleta. ¡Celebración reformista!

En consecuencia la buena adquisición de “habilidades” llevaría a la “calidad” de los “resultados” y por supuesto, a la “eficacia” educativa formando personas integralmente “eficientes” para el ejercicio de la ciudadanía y el mundo del trabajo y, por supuesto, obtener mejores puntajes en las pruebas estandarizadas.

Es casi una burla a los sentidos pensar que sobre un  andamiaje de cuatro o cinco conceptos del mercadeo se haya puesto en crisis la educación pública a nivel global  para ser reemplazada por una reforma sistémica, que todo el aparato de dominación económica global haya logrado con esos mismos conceptos apoderarse de las políticas y el control de la educación. Es patético que decenas de técnicos, teóricos y pedagogos trabajen para la gran estafa del siglo XXI.

Cuando deberíamos estar pensando en una transformación educativa de carácter emancipatorio y liberador que nos permita salir de la lógica de producción de valor capitalista  hacia sociedades más igualitarias.

Cuando deberíamos pensar la educación en procesos de mayor socialización frente a la crisis del individualismo capitalista, es el capitalismo el que dice “la educación está en crisis” y la crisis de la escuela nos lleva a crisis sociales, económicas, políticas… y entonces se transfiere la responsabilidad  a la escuela y a los docentes “como figura central del sistema”… y así continúan su relato para la intervención.

Es  patético como el propio capitalismo encontró en los sistemas educativos la causa de la crisis, para justificar su asalto a los sistemas públicos.

No hay sofisma que supere tamaña falacia.

Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE

Imagen tomada de: http://www.gaceta.udg.mx/fotos/740/740028.jpg

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El Capital y América Latina

Por: Juan J. Paz y Miño Cepeda

En 1972, la prestigiosa editorial Pasado y Presente (PyP) publicó el libro Materiales para la Historia de América Latina, una antología de textos de Karl Marx y Friedrich Engels. Eran tan solo 350 páginas y casi lo único que se podía encontrar de todo lo que los fundadores del marxismo escribieran y que se conocía hasta ese momento.

Muy poco material, si se le compara solo con el primer tomo de El Capital (1867) que consta de unas 770 páginas y los 50 tomos de las Obras completas de K. Marx y F. Engels, que “Historia y Crítica” ha difundido en pdf, a través de su portal web (https://goo.gl/DoO6eT y tambiénhttps://goo.gl/SDh83K)

A esos materiales habría que añadir otros textos de Marx no recogidos en la edición de PyP, así como los incluidos en el libro Sobre el modo de producción asiático (1969), que prologó Maurice Godelier (https://goo.gl/CYhqGL).

No hay duda que Marx dio a la humanidad, como sus mayores contribuciones intelectuales, una concepción del mundo y un análisis sobre el capitalismo. Toca a los latinoamericanos saber utilizar su teoría y método como hilo conductor para investigar la realidad específica de la región.

Marx y Engels obraron con los conocimientos de la época y a su genialidad sobre el mundo europeo unían sus limitaciones sobre otras regiones, como América Latina. El historiador marxista británico Eric Hobsbawm -quien hizo un concienzudo análisis de las fuentes utilizadas por Marx y Engels para el prólogo del libro Formaciones económicas precapitalistas(publicado por PyP en1972)- incluso demostró que los conocimientos de ambos eran “débiles” en lo relativo a la prehistoria, sociedades comunales primitivas, América precolombina.

“Virtualmente inexistentes”, asimismo, en cuanto a África; “no notable” sobre el Medio Oriente antiguo o medioeval; pero “marcadamente superior” sobre ciertas zonas del Asia, en especial la India; “pero no sobre Japón”; “bueno” en lo que se refiere a la antigüedad clásica y Edad Media europea; para su época era “sobresaliente” en lo relativo al ascenso del capitalismo.

Además, el propio Marx tuvo equivocaciones, como la biografía sobre Simón Bolívar escrita en 1858 para The New American Cyclopedia, que se basó en fuentes secundarias de oficiales enemigos de El Libertador. Marx llegó a escribir a Engels: “La fuerza creadora de mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar”. Es una tergiversación basada en el desconocimiento, que hoy rechazaría cualquier bolivariano latinoamericanista.

Pero en la propia URSS todavía se utilizó como válida esa biografía, y se hizo de una manera tan dogmática que la interpretación errada de Marx se reprodujo en las primeras obras sobre la historia latinoamericana a fines de los años 30, cuando creció el interés por la región alentado por los trabajos de V. Miroshevski, pionero en el latinoamericanismo soviético. Esos estudios hoy son casi imposibles de conseguir.

También era limitante la apreciación de Marx sobre el Incario, al que supuso un modo de producción parecido al “asiático”, mientras hoy está en claro, sobre todo gracias a los trabajos sobre la economía incásica de John V. Murra (1975 y 1978), que lo que hubo fue un modo de producción “andino”, ni comunista, ni socialista, como creía Louis Baudin en su publicitado libro “El imperio socialista de los Incas” (1940), quien sustenta una idea que el peruano José Carlos Mariátegui supo rebatir muchos años antes.

En cambio, el capítulo XXIV sobre “La llamada acumulación originaria” del primer tomo de El Capitales de una lucidez inigualable, pues comprende perfectamente la relación colonial y el saqueo mercantilista sobre Latinoamérica.

Los dogmatismos de todo tipo suelen confiar en que todo lo dicho por Marx y Engels es cierto y verdadero. Pero Engels siempre aclaró “Nuestra concepción de la historia es, por sobre todo, una guía para el estudio, y no una palanca para construir a la manera de los hegelianos”. De modo que lo que hay que distinguir es la teoría y metodología de Marx con respecto a las investigaciones concretas que él mismo realizó.

En su célebre “Prólogo de la Contribución a la crítica de la Economía Política” (1859), Marx dice, muy claramente, que después de una serie de estudios llegó a un “resultado general” que en adelante le sirvió de “hilo conductor” para sus estudios, y que lo resumió allí en una serie de conceptos y tesis abstractas. Entendido así el asunto, con ese “hilo conductor”, es decir, con su teoría y su método, Marx estudió el capitalismo y como resultado de esta investigación escribió El Capital.

En su obra se propuso descubrir las “leyes” que presiden o determinan el sistema y lo hizo: el eje central del capitalismo es la ley de la plusvalía; pero además descubrió otras “leyes” (es decir otras “tendencias”, como lo aclara el mismo Marx) y ante todo aquella que sirve de base para la creación de un nuevo sistema: la socialización creciente de las fuerzas productivas frente a la privatización de las relaciones de producción.

No hay duda que Marx dio a la humanidad una concepción del mundo y un análisis sobre el capitalismo, como sus mayores contribuciones intelectuales. Toca a los latinoamericanos saber utilizar el “hilo conductor” (teoría y método) de Marx para investigar la realidad específica de la región, que no puede suplirse con simples etiquetas, conceptos y abstracciones teóricas realizadas por Marx sobre la base del capitalismo europeo.

Pero a siglo y medio de la obra cumbre de Marx, en 2013 circuló el libro (el original en francés y edición en español del 2014) con un título bastante sugestivo para el presente: El Capital en el siglo XXI, del economista Thomas Piketty, director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) y profesor asociado de la Escuela de Economía de París. La obra rápidamente se convirtió en “best seller” mundial y enseguida despertó la irritación de las instituciones económicas internacionales, de una serie de economistas y de  grandes capitalistas prestos a desprestigiar los contenidos del libro de Piketty.

El Capital de Piketty ni de lejos se compara a El Capital de Marx. La obra del primero se reduce a un examen específico: la concentración de la riqueza y su distribución desde el siglo XVIII, utilizando para ello información estadística de una veintena de países. Tampoco aparece allí América Latina, aunque su autor ha aclarado que esa ausencia está motivada por la falta o dificultad para obtener estadísticas históricas como las que se halla en Europa o los Estados Unidos.

El Capital de Piketty ni de lejos se compara a El Capital de Marx. La obra del primero se reduce a un examen específico: la concentración de la riqueza y su distribución desde el siglo XVIII, utilizando información estadística de una veintena de países.

Al exitoso libro hay que unir otro que se publicó en español en 2015, titulado La crisis del capital en el siglo XXI (el original francés es de 2011), que recopila artículos escritos desde el 2004.

Piketty retoma el camino destacado por Kuznets en 1953, cuando examinó la distribución de los ingresos en los EE.UU. entre 1913-1948, pero ahora aborda el tema a largo plazo y sobre la base de considerar a los principales países del mundo.

Su obra, aunque limitada al asunto de la distribución de la riqueza, tiene el valor de examinar un impresionante material (en realidad tuvo un equipo de investigadores y colaboradores) con sentido histórico y sobre la base de fuentes primarias (declaraciones de impuestos sobre los ingresos, sucesiones patrimoniales), lo que permite entender las realidades de la economía desde una perspectiva poco o nada usual en un mundo dominado por las visiones neoliberales y cuantitativas, pues, en definitiva, combina economía e historia.

Esquemáticamente cabe señalar lo central de su argumentación: durante los “años dorados” del capitalismo, es decir, las tres décadas comprendidas entre 1950-1970, hubo crecimiento continuo y disminución de las desigualdades; pero entre 1980 y 2013, años de la “desregulación”, el crecimiento fue menor y, además, aumentaron las desigualdades, tanto en ingresos, porque un 10% de la población recibe entre 30 y 50% de los ingresos, pero sobre todo en cuanto a riqueza, es decir, en la desigualdad de patrimonios, pues apenas el 10% recibe entre 50 y 90% de la riqueza; lo cual significa que hoy los ricos son más ricos y los multimillonarios apenas representan el 1%.

Se ha retornado a una “sociedad patrimonial”, que supera el crecimiento (la tasa de retorno es mayor que la tasa de crecimiento: R>C), a pesar de que muchos de los multimillonarios no son emprendedores; y esto ha ocurrido por la desregulación financiera y estatal.

Para Piketty ello trae aparejado una serie de implicaciones políticas, porque la idea de que el Estado debe disminuir o achicar no es consistente con la evidencia empírica sino todo lo contrario: se vuelve necesario, a estas alturas del mundo, regular esa distribución/concentración negativa de la riqueza para la sociedad en su conjunto y beneficiosa para una elite económica, de manera que se requerirá apuntalar los impuestos directos y sobre todo aquellos que afectan al patrimonio, como el impuesto a las herencias. Con ello se puede lograr una redistribución de la riqueza, y mayor equidad.

Ahora bien, aunque Piketty reconoce no haber trabajado sobre América Latina, la CEPAL lo venía haciendo desde años atrás y hay varias publicaciones a las que se puede acudir: La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir. (2010); Cambio estructural para la igualdad: una visión integrada del desarrollo (2012); Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible (2014); Evasión tributaria en América Latina: nuevos y antiguos desafíos en la cuantificación del fenómeno en los países de la región (febrero 2016); Tributación para un crecimiento inclusivo (marzo 2016) (www.cepal.org/es)

Al recibir al economista francés en enero de 2015, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, hizo notar la coincidencia en cuanto a las investigaciones y expresó:

“Señor Piketty, la experiencia de los modelos neoliberales aplicados en América Latina, en particular durante los años ochenta y noventa muestra que estos no solo no alcanzaron tasas de crecimiento altas y sostenidas, sino que profundizaron las desigualdades e incrementaron el deterioro en los indicadores de distribución de ingresos, además de privatizar bienes, procesos industriales y servicios de gran relevancia pública.  La concentración de la riqueza alcanzó niveles desproporcionados. De ahí la necesidad de proactivamente elaborar e implementar políticas públicas en los ámbitos fiscales, productivos y sociales”.

Y también destacó que en América Latina, en promedio, el 10% de los hogares más ricos de la región concentra 32% de los ingresos totales, mientras que, en el otro extremo, el 40% de los hogares con menores ingresos capta en promedio solo 16% del ingreso total.

En cada país latinoamericano pueden comprobarse las brechas existentes en la concentración de los ingresos y de la riqueza, que han determinado que la región sea la más inequitativa del mundo.

En Ecuador la situación es impactante, de acuerdo con la investigación “El proceso de internacionalización de los grupos económicos del Ecuador: una perspectiva histórico-económica” (2014), realizada por la Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE): en 2014, los 115 grupos económicos (hoy son 125) solo representan a 3.757 personas, pero sus ingresos equivalen al 46% del PIB del país (2012) y su cumplimiento tributario por concepto del impuesto a la renta bordea el 2,1%, aunque 23 de ellos pagan menos de U$ 1,00 de impuesto a la renta por cada 100 U$ de ingresos, es decir, su carga fiscal es inferior al 1%.

Pero lo que se requiere subrayar es que la concentración de la riqueza se agudizó durante los años ochenta y noventa a consecuencia del modelo empresarial-neoliberal.

Desde 1999, cuando se inició el ciclo de gobiernos progresistas, democráticos y de nueva izquierda en América Latina, se creó el espacio que se necesitaba para imponer el Estado y los impuestos a las élites enriquecidas. Se avanzó enormemente, según lo constatan los estudios de la propia CEPAL.

Si El Capital de Piketty sirve a los latinoamericanos tanto como los estudios de la CEPAL es para reafirmar la necesidad de Estados interventores y reguladores de la economía y acabar definitivamente con la ideología que supone al mercado y a la empresa privada como dioses rectores para la vida de la sociedad.

Además, sobre la base de Piketty, y más aún de la CEPAL, ya no caben dudas sobre la necesidad de fijar fuertes impuestos a los patrimonios de las élites ricas y a las ganancias de las élites empresariales, lo cual significa mayores proporciones de impuestos directos como los de herencias, plusvalías, ganancias y rentas.

Ello tiene más implicaciones políticas porque realizar semejante tarea -para la que no están dispuestos a ceder un milímetro los poseedores y concentradores de la riqueza- requiere no sólo de una correlación de fuerzas que la respalde, sino de gobernantes que tengan igualmente el suficiente poder y decisión políticos para llevar adelante esta verdadera misión histórica.

Desde 1999, cuando se inició el ciclo de gobiernos progresistas, democráticos y de nueva izquierda en América Latina, se creó el espacio que se necesitaba para imponer el Estado y los impuestos a las élites enriquecidas. Se avanzó enormemente, según lo constatan los estudios de la propia CEPAL. Aun así, el promedio de impuestos en la región es de apenas el 20% del PIB y Ecuador está todavía por debajo de esta línea, porque llega solo al 19%. Según Piketty, no hay en la historia país alguno que pueda generar mejor riqueza con menos del 20% tributario.

Si es cierto que se ha agotado, o peor aún ha llegado a su fin el  llamado ciclo de gobiernos progresistas, el problema que enfrentará América Latina en su inmediato futuro es el de la reversión de la tendencia hacia la redistribución de la riqueza junto con la detención del Estado para imponer los intereses colectivos sobre los intereses privados movidos por el simple afán de lucro y sin responsabilidades sociales.

El retorno de las derechas económicas en nada garantiza la continuidad de las políticas sociales y mucho menos la posibilidad de políticas destinadas a gravar patrimonios, ganancias y riquezas. Y desde la perspectiva del largo plazo, el camino para que el trabajo y la sociedad se impongan sobre el capital corre el peligro de que América Latina pase a otro ciclo histórico en el que nuevamente los intereses del capital se impongan a los del trabajo y la sociedad.

Quito, mayo 31 de 2016.

*Exclusivo para Firmas Selectas de Prensa Latina

  • Articulo tomado de: http: //firmas.prensa-latina.cu/index.php?opcion=ver-article&cat=P&authorID=129&articleID=1769&SEO=paz-y-mino-cepeda-juan-jose-el-capital-y-america-latina
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