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¿Encuentro entre dirigentes o entre movimientos?

Por: Raúl Zibechi

En un encuentro con la Caravana Nacional e Internacional de Observación y Solidaridad con las Comunidades Zapatistas, realizado en el 2 de agosto de 2008 en La Garrucha, el subcomandante Marcos explicó cómo entienden los encuentros internacionales entre movimientos en el marco de La Sexta Internacional.

Dijo que se trataba de un “encuentro de rebeldías” para intercambio de aprendizajes directos, no mediáticos sino reales.

Como el zapatismo pone todo patas arriba, en estos momentos de preparación de giras vale volver sobre sus modos plebeyos (que es como decimos en mi tierra las relaciones entre abajos) de establecer relaciones y de trabajar.

Relató que esos meses recibieron delegaciones de varias partes del mundo y que a miembros de Via Campesina les dijeron: “El encuentro entre dirigentes para nosotros no vale nada. Ni siquiera la foto que se tomen. Si las dirigencias de dos movimientos no sirven para que los movimientos se encuentren y se conozcan, esas dirigencias no sirven”.

Estamos ante una cultura política completamente opuesta a la que practican, incluso, los movimientos que se reclaman como anti-capitalistas o revolucionarios, y esto es tan trascendente que merece algunas explicaciones.

La primera es que la cultura capitalista y patriarcal no sólo es hegemónica en la sociedad en general, sino también entre los sectores populares, pueblos negros y originarios y, por lo tanto, también en los movimientos y organizaciones. Reconocerla y evitar que se reproduzca es una tarea central, ya que no podemos cambiar el mundo con los modos del sistema.

La segunda es que para acotar la cultura del capital en los movimientos, no digo eliminar porque es un proceso muy largo, es necesario comenzar a hacer las cosas de otro modo, rehuir las inercias, poner en discusión todas y cada una de las prácticas, y hacerlo abiertamente, en el diálogo entre las y los de abajo organizados.

Un rasgo típico de la cultura capitalista en el interior de los movimientos consiste en darle prioridad a los dirigentes; a los varones sobre las mujeres; a los militantes más experimentados y reconocidos sobre los menos conocidos; a quienes se expresan mejor en la lengua que manejan los medios, desplazando a las que hablan lenguas originarias.

En los medios del sistema hay una clara tendencia a “reconocer” y darle voz a los dirigentes que mejor se expresan, los que se destacan por alguna razón en la que se espeja la cultura dominante, convirtiéndolos a menudo en los favoritos de los periodistas que siempre los buscan y con los cuales se sienten más cómodos. De este modo, los medios terminan eligiendo a los dirigentes en vez de hacerlo las bases.

Como aprendimos en la educación popular, la cultura de abajo ha sido colonizada por el capitalismo y ella se expresa de forma compleja y distorsionada, con muchos matices de la cultura dominante. Sin embargo, aún persisten rasgos de lo mejor de las culturas negras, originarias, campesinas y populares, pero es necesario hacer un trabajo interior, en el seno de nuestras comunidades, para aventar –separar la paja del trigo- los aspectos opresores de los liberadores.

Eso no se puede hacer en una sola asamblea, ni lo deben hacer sólo los organismos superiores de la organización y los dirigentes, sino es tarea permanente de todas y todos los que integramos un colectivo.

Como señala el EZLN, la foto entre dirigentes no tiene sentido, no va a ningún lugar salvo a ocupar espacios en los medios. Lo importante es que las personas que integran movimientos se encuentren, dialoguen, aprendan unas de otras, consigan intercambiar saberes y experiencias. Esto es más fácil de hacerlo en rondas, en fogones, en los que hay tiempo para compartir, hablar y escuchar sin interferencias externas. Pero también valen las fiestas, los partidos de fútbol y los bailes para cumplir esos objetivos.

Los modos públicos de los movimientos son incluso más importantes que sus programas y declaraciones, ya que emiten mensajes de mayor profundidad porque escenifican el mundo por el que luchan. Muchos hablan contra el capitalismo y el neoliberalismo, pero actúan de forma opuesta. La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, es una cuestión ética que, finalmente, es el norte que debería guiar todas las acciones.

Fuente e imagen: desinformemonos

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Investigación y neoliberalismo progresista: sobre la modificación de la ley de ciencia

Fuentes: El salto [Foto: Manifestación de la marea roja por la ciencia en Madrid en septiembre de 2016. ÁLVARO MINGUITO]

El 30 de marzo, el Consejo de Ministros dio luz verde al proceso de tramitación de la modificación de la Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

En rueda de prensa Pedro Duque, ministro de Ciencia, presentó las líneas básicas de la reforma. Con el objeto de disimular la falta de publicidad previa del anteproyecto (que tan solo había pasado por una consulta pública a finales del año pasado), el ministerio anunció la creación de una subcomisión en el Congreso de los Diputados, en la que se convocará a diversas asociaciones científicas, universitarias y del ámbito de la salud, así como a las Comunidades autónomas y los agentes sociales. Las modificaciones propuestas serán sometidas a audiencia pública antes de retornar al Consejo de Ministros para su aprobación.

En los días previos a la comparecencia ya se habían producido reacciones críticas, como las cartas enviadas desde los sindicatos CGT y CC.OO. al ministro. Además, saltó la noticia según la cual el Ministerio de Trabajo, encabezado por Yolanda Díaz, había bloqueado el anteproyecto debido a la vulneración de derechos laborales y al posible carácter inconstitucional del texto. La rueda de prensa confirmó las informaciones que durante las últimas semanas habían circulado en torno al anteproyecto. Este profundiza la precarización de la carrera investigadora. El anteproyecto refuerza el marco de excepcionalidad laboral que acompaña a las figuras contractuales vigentes en los Organismos Públicos de Investigación (OPIs) e impulsa fórmulas que permiten incrementar el trasvase de fondos públicos para investigación a manos privadas. Por ese motivo, sindicatos y colectivos de investigadores se manifestaron el pasado miércoles a través de las redes sociales mediante una campaña de twitter.

El modo de actuar del ministerio redunda en la ausencia de transparencia que suele acompañar a las modificaciones y propuestas legales que afectan al mundo de la investigación. En realidad, aquí lo procedimental se entremezcla con la orientación ideológica de lo legislado. La opacidad en los modos de deliberación privatiza asuntos que deberían responder a la negociación colectiva, al tiempo que las propuestas, lejos de redefinir el sentido social de la investigación como un bien público, responden ante todo a la privatización más o menos encubierta del sistema científico. Esta tendencia se sitúa en la línea marcada por el Pacto por la ciencia, un documento que, pese a su sedicente carácter consensual, muestra una importante presencia de empresas privadas.

La ciencia española está aplicando la receta neoliberal de la “colaboración” público-privada, cuyo subtexto real es el drenaje de fondos públicos en favor de una producción científica supeditada a los mecanismos de mercado. Lo público se somete de ese modo a la lógica de acumulación de beneficios.

La ciencia española está aplicando la receta neoliberal de la “colaboración” público-privada, cuyo subtexto real es el drenaje de fondos públicos en favor de una producción científica supeditada a los mecanismos de mercado. Lo público se somete de ese modo a la lógica de acumulación de beneficios.

         El “progresismo” del anteproyecto defiende el modo en que la modificación de la ley facilitará la estabilización de los investigadores post-doctorales, como si se tratara de una alternativa real al encadenamiento de contratos temporales, precarios y tremendamente competitivos que caracteriza en la actualidad a la carrera investigadora. El anteproyecto, lejos de atajar esa dinámica, la consolida, al proponer como alternativa a las figuras funcionariales de estabilización del trabajo investigador (como la de Científico-Titular), una nueva modalidad de contrato, conocida como Tenure-Track. Este contrato, de cuatro años de duración, facilitaría sobre el papel la incorporación a los OPI del personal investigador posdoctoral, reduciendo el tiempo medio transcurrido desde la lectura de la tesis de trece a nueve años.

Pese a tratarse de un contrato indefinido con una apariencia cool (el ministro, de modo vergonzoso, afirmó lo atractivo de la denominación anglosajona del contrato), esta fórmula revalida la temporalidad en el sector científico y consolida el marco de inseguridad jurídica de los trabajadores, al situarse “fuera de convenio”. El Tenure Track que propone el ministerio estaría sujeto a evaluación por parte de agencias externas (cuyos baremos de puntuación habitualmente responden a criterios determinados por las empresas y las corporaciones de las publicaciones científicas) y la estabilización del personal investigador dependería en última instancia del OPI en que se radicara, que podría proceder a la resolución de la relación laboral de acuerdo a “causas objetivas”.

Pero incluso si los investigadores se convierten en personal laboral estable, las condiciones en que lo harían serían igualmente cuestionables. Además de ver perjudicados sus intereses, pues al convertirse en personal laboral no podrían obtener el reconocimiento de antigüedad (quinquenios y sexenios) de los funcionarios, esos trabajadores se encontrarían mucho más expuestos a un posible despido, o a sufrir en carne propia las consecuencias de los recortes estructurales futuros. Esto reduciría la autonomía de su trabajo de investigación debido a dos factores. En primer lugar, por su mayor sometimiento a las lógicas de la productividad dictadas por la captación empresarial de la ciencia. En segundo lugar, por su supeditación a la elite de los funcionarios de carrera (mucho más reducida al desaparecer la figura de los Científicos Titulares), cuyo poder de mando y capacidad de explotación del personal subalterno se verían reforzados.

En este sentido, el discurso de la excelencia y la calidad científica, que legitima ideológicamente el anteproyecto, corre el riesgo de convertirse en una forma de meritocracia invertida, al consolidar la posición de científicos que no siempre acreditan una carrera investigadora más sólida que la de los investigadores más jóvenes. Aquellos simplemente se estabilizaron antes, lo que les permite manejar los espacios de la ciencia a su antojo, con un grado de nepotismo y arbitrariedad normalizado internamente, pero que no por ello deja de representar una expresión de corrupción institucional. Frente a este modelo, sería conveniente apostar por una democratización del sistema científico que empodere al conjunto de los investigadores y equipare trabajos y salarios.

Todo ello resulta especialmente inquietante si tenemos en cuenta que la modificación de la ley no especifica con claridad ni los criterios de evaluación, ni las condiciones de contratación, ni las partidas presupuestarias que deberían acompañar la extensión de esta controvertida modalidad contractual. Se trata de una estrategia típica del marketing neoliberal, tendente a presentar una carcasa atractiva con un contenido que vacía los derechos de los trabajadores. Sería preferible que el ministerio pensara en algo más seductor que convertir la carrera investigadora en una start-up permanente.

Como sucede en otros ámbitos de las políticas públicas, el problema del sistema científico español no reside tanto en su diseño (que, por supuesto, es mejorable), como en su falta de financiación. El anteproyecto de ley, con su apuesta por la desfuncionarización de la carrera de la carrera investigadora, representa un paso más en el desmantelamiento del sistema público de ciencia y universidades. Al contrario de lo que nos quiere hacer creer el ministro, esta reforma no persigue asimilar el sistema científico español a los “punteros” estándares de la Unión Europea, sino consolidar el carácter periférico de la ciencia española en ese espacio geopolítico (no existe un modelo de carrera investigadora como el aquí descrito en otros países del entorno), así como su valor secundario dentro de un modelo productivo basado en los servicios y el turismo.

         Por otra parte, el anteproyecto relaja el régimen de incompatibilidades en la transferencia de los conocimientos financiados con fondos públicos al sector privado. Así, la Ley 53/ 1984 de incompatibilidades de los empleados públicos no sería aplicable “al personal investigador que preste sus servicios en las sociedades o empresas innovadoras de base tecnológica”. Una vez más el lenguaje de la innovación y la transferencia actúa como pantalla cosmética de la apropiación por parte del sector privado del trabajo y los conocimientos procedentes de la investigación pública, en la medida en que no se establecen limitaciones precisas entre los intereses, a menudo contrapuestos, de ambos sectores.

El borrador tampoco contempla planes específicos en relación al personal técnico y de gestión, cuyo trabajo es esencial para el desarrollo de los proyectos de investigación. Con frecuencia, las figuras contractuales técnicas enmascaran la precarización y la falta de reconocimiento de un trabajo de investigación que desborda ampliamente lo técnico. En cuanto al ámbito de la gestión, el colapso y la demora en la tramitación burocrática de muchos proyectos no se relaciona con la falta de cualificación de los empleados, sino con la inestabilidad y la escasa cantidad de personal contratado para realizar de forma digna esas tareas. Este es un aspecto especialmente crítico en un país como España, uno de los más ineficaces históricamente en la ejecución de los fondos procedentes de la Unión Europea, lo que supone un hándicap ante la necesidad de disponer de ese personal para canalizar las ayudas a la investigación en el contexto post-pandemia. Para concluir, el anteproyecto tampoco se hace eco de las demandas relativas a la necesidad de contemplar indemnizaciones por finalización de los contratos predoctorales de Formación del Profesorado Universitario y de otras convocatorias del ministerio.

         Dada la dinámica de recortes a los que ha estado sometido el trabajo investigador durante las últimas décadas, es obvio que esta propuesta profundizará la sensación de inestabilidad que ha afectado a los trabajadores del sector. Esa inestabilidad genera una fuerte supeditación laboral de los investigadores, cuyo grado de sindicalización es bajísimo y cuya capacidad de movilización se ve dificultada por las estructuras jerárquicas (en algunos casos, neo-feudales) que priman en los centros de investigación. Es necesario promover aquellas movilizaciones destinadas a contener la hipocresía de las políticas públicas en el campo de la investigación. Si bien desde los espacios mediáticos nuestros gobernantes recalcan una y otra vez la importancia de la ciencia como semilla de un nuevo modelo productivo, en la práctica sus decisiones intensifican la explotación de los investigadores, quienes a menudo experimentan las consecuencias físicas y mentales de esta situación con impotencia y en soledad.

La organización sindical de los investigadores, técnicos y personal de gestión es una urgencia ineludible no solo para resguardar sus legítimos intereses como trabajadores, sino para asegurar la producción de un conocimiento científico socialmente relevante.

La organización sindical de los investigadores, técnicos y personal de gestión es una urgencia ineludible no solo para resguardar sus legítimos intereses como trabajadores, sino para asegurar la producción de un conocimiento científico socialmente relevante.

Para hacer buena ciencia, en definitiva. El binomio ciencia-capital no es garantía ni de innovación ni de calidad, sino de cooptación del trabajo cooperativo por los intereses especulativos del sector privado. Si los trabajadores de la ciencia están mejor organizados, su intelecto general será más potente y repercutirá más adecuadamente en el bienestar común del conjunto de la sociedad. En este sentido, desde la CGT apostamos por una defensa de los derechos del personal investigador que no sea meramente corporativa, sino que refuerce la concepción del sistema científico como un bien público y que fomente la igualdad de acceso a los frutos de la producción de conocimiento.

Jaime Vindel. Militante de CGT.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/alkimia/investigacion-y-neoliberalismo-progresista-sobre-la-modificacion-de-la-ley-de-ciencia

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Protestan movimientos sociales y sindicales en Brasil

Expresan rechazo a gestión bolsonarista y demandan mejores condiciones de supervivencia en medio de caos pandémico.

Sindicatos y movimientos sociales realizaron este miércoles una serie de manifestaciones en ciudades de todo el país para exigir al gobierno condiciones dignas de enfrentamiento a la pandemia.

Los actos buscan expresar rechazo a la gestión bolsonarista en medio de la actual crisis por Covid-19 y  recalcaron la importancia del Sistema Único de Salud (SUS) para garantizar la vacunación de todos los ciudadanos contra el Covid-19.

Además, se expresó la crítica al proyecto de Ley que este miércoles se aprobó en Cámara de Diputados y que que permite la vacunación privada contra covid19 sin autorización de la Agencia de Vigilancia Sanitaria ni entrega de las dosis al Ministerio de Salud.

Desde la mañana, unos ochenta militantes del Frente Brasil Popular y del Frente Povo Sem Medo ocuparon el área interna del Hospital Regional de Governador Valadares (MG), según fuentes locales, para exigir al Gobierno de Minas Gerais la apertura inmediata del hospital, ante alza de contagios por Covid-19 en el municipio.

La víspera, Brasil reportó 4.195 decesos y 86.979 nuevos casos, para acumulados totales de  13 millones 100.580 de contagios y 336.947 decesos desde el inicio de la pandemia.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/protestan-movimientos-sociales-sindicales-brasil-20210407-0030.html

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Entrevista a Boaventura de Sousa: «Tengo miedo porque el pueblo no sale a protestar a la calle»

Por: Guillermo Martínez

Boaventura de Sousa Santos (Coímbra, 1940) lleva casi un año confinado en su pueblo. Aproximadamente, el mismo tiempo desde que estalló la pandemia en Portugal. Desde allí ha escrito un completo ensayo sobre su visión de lo que ha supuesto hasta ahora y lo de que debería suponer en el futuro el estallido de la crisis sanitaria.

El futuro comienza ahora. De la pandemia a la utopía (Akal, 2021) es el título de la obra en la que este reconocido sociólogo defiende un cambio de era a nivel mundial en el que la naturaleza se encuentra en el centro de todo. Público aprovecha la ocasión para hablar con él sobre por qué tiene miedo a la par que esperanza, pero también en torno al teletrabajo; la respuesta de las organizaciones populares ante la inoperancia de los Estados; la relación entre colonialismo, capitalismo y patriarcado; las noticias falsas; y cómo vivir con incertidumbre científica.

Comenta que «los privilegiados que pudieron seguir trabajando a través del teletrabajo se cerraron en casa, paradójicamente, para sentirse menos encerrados. Y trabajaron aún más intensamente». La casa, el hogar, una vez más como privilegio que no está al alcance de cualquiera.

Sí, pero un privilegio matizado. Por un lado, los que pudieron teletrabajar no perdieron su empleo y en algunos casos han visto cómo la relación con sus familias mejoraba. Sabemos que, por ejemplo, en el norte global los padres jóvenes apenas pasaban más de 20 minutos al día con sus hijos, así que ahora han tenido la oportunidad de estar más tiempo con ellos. Al mismo tiempo, sabemos que en todos los países se incrementó, sin excepción, la violencia machista y el feminicidio, por lo que estar en tu casa puede ser bueno pero también sinónimo de convivir más tiempo con el agresor, en este caso tu compañero.

¿Qué impacto tendrá el teletrabajo a partir de ahora?

Digamos que el capitalismo, la nueva ola que emerge a través de la cuarta revolución industrial de la mano de la inteligencia artificial, ha visto en esta pandemia un experimento global en el que poder cambiar las relaciones laborales. Vamos a un estadio en el que no habrá fábricas, pero tampoco protestas de sindicatos, por ejemplo, ni huelgas, mucho más difíciles de construir si no se trabaja codo con codo ni se conoce a los compañeros. Hay un peligro en este capitalismo electrónico porque, de alguna manera, significa un regreso al periodo inicial del capitalismo donde los artesanos trabajaban en sus casas, lo único que ahora lo haremos sometidos al empresario.

Me inquieta ver cómo los sindicatos y los partidos políticos de izquierdas no están interesados en enfrentar este problema que vendrá tras la pandemia. Hay una estrategia global, y no solo en el terreno laboral, sino también en la educación, donde se eliminarán las asociaciones estudiantiles de los campus universitarios y será mucho más difícil articular las demandas. A mi juicio, el capitalismo no ha pasado por ninguna crisis, sino que se ha fortalecido con la pandemia como ya lo hizo con la crisis financiera de 2008.

Al fin y al cabo, la idea del teletrabajo es importante porque creará nuevas oportunidades, pero los grupos sociales más progresistas y populares tendrán que verlo como tal y no dejar que los intereses del capital mundial, que también ven nuevas oportunidades, prevalezcan.

Escribe entre el miedo y la esperanza, como si el primero fuera impuesto y la segunda lo único que nos queda. ¿De qué tiene miedo? ¿Por qué tiene esperanza?

Tengo miedo porque el pueblo no sale a protestar a la calle. Algunos países, sobre todo gobernados por la derecha, han aprovechado la pandemia para legislar cuestiones que empeoran la situación de las clases populares, como Brasil, Colombia, Reino Unido, Estados Unidos y Hungría. Al contrario, en India salieron a la calle pequeños campesinos y agricultores que vieron recortados sus derechos. Mi miedo es que los Estados, cada vez más sometidos a la lógica capitalista, no reciban desde abajo una presión popular pacífica para mejorar las condiciones sociales que se verán mermadas tras la pandemia. Y también me produce miedo que, si bien no veo lo anterior, sí observo cómo la extrema derecha crece en todo el mundo porque ellos no tienen miedo de protestar.

La esperanza viene del estudio que he hecho de la respuesta que han dado algunas comunidades a los efectos de la crisis sanitaria. Mostraron que existía una alternativa posible en la que se podía defender la vida y la economía. Al contrario, los gobiernos de derechas no han protegido ni la una ni la otra, como ocurrió en los países que he comentado antes. Mi esperanza es matizada. Pienso que deberíamos enfrentarnos a un nuevo modelo civilizatorio, empezar una transición a otra sociedad basada en un consumo y producción anticapitalista, antirracista y antipatriarcal.

Defiende que la aparición del coronavirus supone un cambio de era. A partir de ahora pertenecemos a la naturaleza y no viceversa, aunque todo indica que las clases privilegiadas seguirán enrocadas en su posición de máximo beneficio a costa de la destrucción de la naturaleza. ¿Qué escenario enfrentaremos en esta nueva era?

La barrera que va a separar a la izquierda de la derecha a partir de ahora va a ser en qué posición se ubiquen. Para la derecha la naturaleza nos pertenece, y para la izquierda nosotros pertenecemos a la naturaleza, así que si hay izquierdas que van a asumir la primera postura estarán ocupando el papel de la derecha. Cualquier lucha contra la injusticia y la discriminación tiene que incluir a la madre Tierra, la naturaleza, como uno de los seres no humanos más discriminados, silenciados y humillados.

«Cualquier lucha contra la injusticia y la discriminación tiene que incluir a la madre Tierra»

Las políticas medioambientales que está promoviendo la Unión Europea y que deben cumplir las empresas no dejan de ser una forma continuista del capitalismo. Las empresas se van a otros lugares, como África y América Latina, donde sin conciencia ecológica destruyen todo lo que tienen a su paso, tanto a nivel medioambiental como los pueblos indígenas que aun resisten. Europa no solo puede cuidar de los europeos, sino que debe hacerlo de todo el mundo; y todo el mundo se debe cuidar a sí mismo. El hecho de que no se hayan eliminado las patentes de las vacunas contra el coronavirus es una señal muy preocupante, de lo peor que nos puede pasar. Los grandes retos serán a nivel global, y unos no pueden estar por encima de otros porque si no caeremos todos.

El análisis que plantea pivota en torno a tres ejes que nos han llevado hasta aquí y que intenta deconstruir en el ensayo: capitalismo, colonialismo y patriarcado. En cambio, la mayoría de las personas ni siquiera se reconocen como oprimidas u opresoras cuando lo son. ¿Qué hay que cambiar para tomar conciencia de ello?

Lo fundamental es tener una alternativa. Las injusticias no abren posibilidades de resistencia por ellas mismas. Hay resistencia cuando hay alternativa, por eso defiendo que la pandemia más grave la llevamos sufriendo desde hace 40 años, cuando nos hicieron creer que no hay alternativa posible al neoliberalismo. Esto ha bloqueado la política y por eso tenemos políticos mediocres en la gran mayoría de los países. Se creó la idea de que no hay otras posibilidades y eso hace a la gente entrar en cierto fatalismo, claramente relacionado con el crecimiento del conservadurismo religioso. Como la izquierda ha aceptado que no hay otra solución que el neoliberalismo, la alternativa ahora es la extrema derecha, que dicen que son antisistema.

Cuando vino la pandemia, la gente no pidió ayuda a los mercados, sino al Estado, por lo que hay que fortalecer la parte democrática del mismo y empezar un debate abierto y claramente anticapitalista, en el que se propongan políticas de transición. Las organizaciones sociales, las universidades, los partidos políticos de izquierdas tienen que ver en esto que ha ocurrido una posibilidad de cambio y darse cuenta que vivir en una crisis permanente es una trampa, porque el único fenómeno que nunca está en crisis es ella misma.

En la primera parte de su libro trata la devastación provocada por la pandemia, y en uno de los capítulos indaga en cómo el capitalismo hizo de la pandemia lo que ha hecho a la vida humana y la naturaleza: convertirla en un negocio, en sus propios términos. ¿Quiénes son los vencedores y los vencidos?

Los vencedores han sido los capitalistas, quienes tenían las tecnologías. Es el capital tecnológico el que ganó, empresas como Google, Amazon y Apple, pero también lo será el financiero si logra que no haya cambios importantes en torno a la condonación de deuda de algunos países. Respecto a los vencidos, las clases más bajas que ya venían sobreviviendo como podían.

También reflexiona sobre la respuesta que los diferentes Estados han dado a la crisis sanitaria. A pesar de que sin salud no hay economía posible, el cortoplacismo ha hecho que la recuperación sea aún más lenta y, en muchos casos, dolorosa. En este sentido, ¿qué se ha hecho bien y qué mal?

En Europa prevaleció la idea de defender la vida, excepto en Suecia, lo que tuvo un resultado catastrófico. Los países que salen peor en términos de economía y protección de la vida fueron aquellos que minimizaron los efectos de la crisis desde el principio, muchas veces negacionistas y gobernados por la derecha, como Reino Unido, Estados Unidos y Brasil.

Ante la inoperancia de los Estados, en multitud de regiones se han creado decenas de redes de solidaridad y apoyo mutuo entre la ciudadanía. ¿Podría ser este el germen de la utopía?

Yo defiendo la idea de la utopía a partir de la autodeterminación de los pueblos y las comunidades, de lo que ellos mismos piensan que es mejor para ellos. No defiendo una solución tipo Rojava o Zapatista por todo el mundo, porque las condiciones son distintas en cada país, pero en muchos lugares se han protegido de la pandemia con sus propias reglas, como los pueblos indígenas de América Latina. Todo esto, pienso, son experimentos de alternativas anticapitalistas, antirracistas y antipatriarcales. Quizá puedan ser el inicio de la utopía, pero sin lugar a duda no habrá utopía si las mujeres no son consideradas como un sujeto político decisivo. La utopía vendrá con la autodeterminación y los cuidados, lo que incluye a la naturaleza.

En la segunda parte del ensayo entra de lleno en la idea de que el siglo XXI puede ser el comienzo de una nueva era. Se decanta, según describe, por el que apunta a un nuevo modelo civilizatorio basado en la primacía de la vida digna y en una relación con la naturaleza radicalmente distinta a la que mantuvimos en la era moderna y nos llevó al borde de la catástrofe ecológica y a un mundo distópico viral. ¿Acaso tenemos otra opción para sobrevivir?

No. De hecho, ahora sí que no hay alternativa. O defendemos la naturaleza o será un suicidio. La vida humana constituye el 0,01% de la vida total del planeta, y a pesar de ser tan poco nos arrogamos el derecho de destruirla por completo. Nada, la alternativa es el suicidio.

Argumenta que «en tiempos de pandemia, las noticias falsas se traducen directamente en muertes y, por tanto, constituyen acciones delictivas que los países no están preparados para castigar ejemplarmente, así como tampoco están preparados para frenar eficazmente la difusión de noticias falsas». Quienes difunden estas informaciones falsas ¿pueden estar matando a gente?

«La difusión de noticias falsas puede constituir crímenes de lesa humanidad»

Sí, sí pueden. La difusión de noticias falsas, de aquí en adelante, puede constituir crímenes de lesa humanidad. Lo muestro en el libro: una publicación en una web decía que tomando grandes cantidades de alcohol puro o de alta gradación matabas al virus, así que el resultado fue la muerte de 800 personas y casi 30.000 hospitalizaciones por este motivo en 80 países diferentes, además de que mucha gente se quedó ciega por esto.

‘Vivir con incertidumbres científicas’ es el título de un subcapítulo en su monografía. Si la ciencia es la mejor forma que tenemos de entender la realidad, ¿cómo es posible vivir en el desconocimiento?

Tenemos que vivir la incertidumbre con gran humildad. Además, es necesario un cambio epistemológico en el conocimiento. Yo lo llamo epistemologías del sur, pues hay que democratizarlo y darnos cuenta de que no solo existe el tipo de conocimiento científico al que estamos acostumbrados. Por ejemplo, los saberes indígenas no pueden ser despreciados por la ciencia. Al igual que debemos luchar contra las noticias falsas, también tenemos que aprender a valorar esto otro y huir de las certezas absolutas.

Si existen los dioses, quizá ellos tengan alguna certeza, pero nosotros no, somos humanos y tenemos que vivir con la incertidumbre.

El propósito del libro es ayudar a «quienes durante la pandemia asumieron la defensa de la vida digna e imaginaron políticas y modos de vida que en el futuro puedan defendernos mejor de las pandemias». Una vez superado el coronavirus, ¿a qué otras pandemias nos tendremos que enfrentar?

La peor pandemia vendrá si no superamos esta crisis y seguimos con la idea de que no existe alternativa al capitalismo neoliberal. Habrá otras pandemias muy difíciles también, como la de no tener acceso a la sanidad pública y la reconversión de esta en un negocio en lugar de un bien social; la pandemia del hambre; la pandemia de la brutalidad policial; la pandemia de la violencia machista; la pandemia de la falta de vivienda; y, sobre todo, la pandemia que tendremos que afrontar si no mantenemos el agua como un bien público y de acceso universal. Las estimaciones marcan que para 2050 la mitad de la población no va a tener agua potable al mismo tiempo que el agua ya cotiza en el mercado de futuros. El capitalismo hará lo que sea para adelantarse a cualquier situación de la que se pueda beneficiar.

Fuente: https://www.publico.es/entrevistas/entrevista-boaventura-sousa-boaventura-sousa-miedo-pueblo-no-sale-protestar-calle.html

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La educación neoliberal en tiempos de pandemia: una mirada desde las pedagogías críticas

Por: Karen Campos Rodríguez

Resumen

El presente análisis tiene como objeto dar a conocer la importancia que tiene la praxis de las pedagogías críticas en materia educativa a nivel internacional, ya que la influencia del neoliberalismo en la práctica docente, ha repercutido desfavorablemente en los procesos educativos de distintas naciones ante el corporativismo de Estado, cuya finalidad es crear condiciones en las aulas que propicien  los procesos productivos a través de la capacticación, y que a su vez incentiven la oferta y la demanda en el mercado laboral, donde el valor de los seres humanos se conceptualiza como  plusvalía, midiendo el esfuerzo y la cognición a través del merito y no de acuerdo a los procesos de formación académica o de sus capacidades, dando como resultado, la marginación y el rezago en los grupos sociales más vulnerables, mismos que son lo que menos oportunidades tienen de inserción social y a una educación digna y de calidad.

Aunado a lo anteriormente expuesto, la brecha de la desigualdad en el contexto educativo es abismal y quedó potencialmente al desnudo ante la pandemia ocasionada por el SARSCoV-2 o mejor conocido como COVID-19, ya que, ante el cambio repentino de clases presenciales a clases remotas de emergencia como lo ha mencionado en distintas participaciones el Doctor Manuel Gil Antón, profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México (COLMEX), se evidenciaron los grandes vacíos que el neoliberalismo ha dejado en materia educativa.

Palabras claves: Pedagogías críticas, neoliberalismo, corporativismo, meritocracia, docentes y estudiantes.

 

Abstract

The present analysis aims to show the importance of the praxis of critical pedagogies in educational matters at the international level, since the influence of neoliberalism in teaching practice has had an unfavorable impact on the educational processes of different nations in the face of corporatism. of State, whose purpose is to create conditions in the classrooms that promote productive processes through training, and that in turn encourage supply and demand in the labor market, where the value of human beings is conceptualized as surplus value, measuring effort and cognition through merit and not according to the academic training processes or their capacities, resulting in marginalization and lag in the most vulnerable social groups, which are the ones that have the least opportunities to social insertion and a decent and quality education.

In addition to the above, the inequality gap in the educational context is abysmal and was potentially exposed to the pandemic caused by SARSCoV-2 or better known as COVID-19, since, in the face of the sudden change from face-to-face classes to remote emergency classes as mentioned in different participations by Doctor Manuel Gil Antón, professor-researcher at the Center for Sociological Studies of the Colegio de México (COLMEX), the great gaps that neoliberalism has left in educational matters were evidenced.

Keywords: Critical pedagogies, neoliberalism, corporatism, meritocracy, teachers and students.

 

Presentación

Antecedentes históricos

Históricamente, desde que la humanidad comenzó a relacionarse a través de fuerzas productivas, las clases sociales significaron un obstáculo para quienes no pertenecían a los grupos priviligiados del poder político, económico, comercial, cultural y educativo. Sin embargo, la Revolución Industrial marcó significativamente el destino del contexto internacional, ya que el desarrollo tecnológico trajo grandes avances, pero a su vez, graves consecuencias que atentaron con los derechos y dignidad de los grupos más vulnerables de la Sociedad Internacional.

A partir de dicho suceso histórico, la gobernanza mundial quedó a merced del capital, y la ganacia se concibió como sinónimo de éxito con la incorporación del trabajo del hombre en los procesos productivos. Sin embargo, el hartazgo social, resultado del liberalismo económico avasallante para la clase trabajadora, trajo consigo movimientos sociales en Europa del Este, mismos que culminaron con la Revolución Rusa de 1917, parteaguas de un contexto mundial con carga ideológica antagónica.

Ante el fracaso del liberalismo clásico en el periodo de entreguerras, se acuñó la reinvención de un nuevo capitalismo, pero ahora con la intervención del Estado como encargado de crear políticas públicas corporativistas a finales de la década de los setenta, mejor conocido como Neoliberalismo, cuya expansión tomó mayor relevancia con la caída del muro del Berlín, lo cual, significó el fin de un mundo bipolar y el predominio de un sistema que marcó una gran brecha de desigualdad social y falta de oportunidades para los grupos más vulnerables hasta nuestros días.

En el neoliberlismo, los seres humanos representan un número en las estadísticas del escenario global, es por eso, que la educación dejó de ser relevante para el sistema como un derecho por medio del cual, las sociedades a través del conocimiento transformen la realidad de sus contextos, sino que, su plusvalía está orientada a la incorporación en el mercado laboral para incentivar los flujos de capital financiero y la automatización de los procesos productivos, así como, el corporativismo académico.

 

El mundo ante la pandemia

A finales de 2019, el contexto mundial interactuaba en aparente normalidad a pesar del evidente debilitamiento del sistema internacional neoliberal, sin embargo, en el mes de diciembre se dio a conocer a través de distintos medios de información, que una epidemia originada en un mercado de animales en Wuhan, capital de la provincia de Hubei en China central, ocasionada por un nuevo coronavirus SARSCoV-2 o mejor conocido como COVID-19, estaba situando en alerta a los países cercanos al continente asiático.

Ante una sociedad internacional incrédula y la expansión acelerada de un virus fuera del continente y de mortales proporciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS), anuncia al mundo que la epidemia, debido a los ritmos de contagio y como medida de prevención de acuerdo a los protocolos internacionales, se declara como pandemia el 11 de marzo del 2020.

Fue hasta ese momento, que se desnudó dramáticamente el rezago y las grandes desigualdades en el contexto educativo a nivel internacional.  El virus sólo evidenció un sistema escolar mundial fracturado desde hacía décadas, cuyos principales actores: estudiantes y docentes, quedaron a la deriva y sólo como espectadores de los planes emergentes por parte de las autoridades educativas de diversos Estados, cuyo resultado ha sido exclusión, la gran brecha de la desigualdad, abandono escolar y adoctrinamiento, pero ahora, de manera no presencial, materializando así, la pedagogía del oprimido de Paulo Freire (2005), hoy más vigente que nunca.

El derecho a la educación universal ante la digitalización de la educación

A pesar de los aparentes esfuerzos de distintas instituciones educativas de todos los niveles escolares por proyectar a la sociedad internacional que habría continuidad del ciclo escolar en una “nueva normalidad” virtual, los procesos de enseñanza-aprendizaje en América Latina y en otras partes del mundo, parecieran predestinados a la memorización enciclopédica, la repetición, la estandarización de las herramientas pedagógicas y la meritocracia con carácter cuantitativo, cuyo objetivo, es dar continuidad al nuevo paradigma internacional impuesto por los organismos internacionales para satisfacer los intereses del corporativismo mundial, a través de estadísticas que sólo recrudecen la realidad y que omiten las necesidades de los grupos más vulnerables de cada Nación, violentando así, el derecho a la educación fundamentado en el artículo 28 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Ante un panorama internacional de incertidumbre y escepticismo, la democratización de la educación es una necesidad inmediata para salvaguardar y reincorporar socialmente a los explotados y oprimidos, ya que es inconcebible  que el escenario para que se desarrollen las condiciones de aprendizaje, la construcción del conocimiento y la formación de ciudadanas y ciudadanos críticos, basado en las pedagogía críticas, sean a través de medios, donde las y los estudiantes sólo son receptores de información y la instrucción para que adquieran hábitos que los conduzcan a la ignorancia, cuya única esperanza, son las voluntades y la vocación de las y los docentes, que a través de alternativas como, la didáctica comeniana, pero en la nueva era digital, generen estrategias que conduzcan a la formación y no a la capacitación de los estudiantes, mediante herramientas efectivas y una pedagogía  homologada para transformar el contexto y dejar atrás las prácticas obsoletas que el neoliberalismo impuso desde hace décadas.

Por otra parte, el Estado debe garantizar el acceso al uso de las tecnologías de la información a las y los estudiantes de todo el país, sobre todo a los que viven en zonas marginadas, poblaciones rurales e indígenas, mismas que son las que menos alcance tienen a una educación digna y menos oportunidades para tener mejores condiciones laborales y de vida, en virtud de que los nuevos procesos educativos, a través del uso de herramientas tecnológicas sean un derecho y no un privilegio exclusivo de quienes ostentan el poder económico.

Si bien, el mundo ha cambiado significativamente en los últimos meses, los procesos educativos a nivel internacional se han esquematizado a través de prácticas tecnológicas impuestas por quienes controlan las decisiones al exterior e interior del Estado, dando por hecho, que toda la población estudiantil tiene acceso a la compra y el manejo técnico de un dispositivo para interactuar a distancia y en la virtualidad, así como, la unificación de un lenguaje tecnológico, mismo que sólo ha propiciado que la brecha de la marginación, el abandono escolar y la desigualdad sea escandalosamente preocupante, ya que, si a ello sumamos el panorama  económico poco alentador por la grave recesión que se avecina, misma, que de acuerdo a expertos tendrá repercusiones económicas más catastróficas que las acontecidas en la década de los años treinta, cuyo impacto más severo, se verá reflejado en el  incremento de millones de pobres y en pobreza extrema, en ese contexto, será muy difícil para muchos continuar el paso que implica el proceso de aprendizaje basado en el uso de herramientas tecnológicas; de la disposición del Estado dependerá crear las condiciones presupuestales que implica el aseguramiento del acceso y derecho a una educación basada en un contexto digital gratuito, así como, dignificar la inclusión que ha quedado de manifiesto sólo en la retórica y minimizar el impacto para las comunidades más vulnerables, porque los discursos son parte de la historia, pero las acciones serán decisivas para transformar el futuro inmediato.

Las pedagogías críticas y el neoliberalismo educativo en la nueva normalidad

El neoliberalismo se define como la teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado de acuerdo a la concepción del diccionario de la Real Academia Española (RAE 2020).

El Neoliberalismo es en esencia, el nuevo rostro del viejo capitalismo, mismo que históricamente tuvo sus orígenes con los mercaderes venecianos y cuyo mayor esplendor durante el periodo de la Revolución Industrial –finales del siglo XVIII- cuya característica más importante fue la creación de la máquina de vapor, la cual logró perfeccionar las herramientas que aceleraron los procesos de producción en serie, aunado a ello, se dio el descubrimiento de la electricidad, lo cual incentivó la producción industrial para cubrir las necesidades humanas con fines de lucro.

Durante el siglo XIX se desarrollaron y modernizaron los procesos de manufactura a gran escala y la sobreproducción tuvo que ser atendida de manera inmediata, por lo que se crearon las primeras estrategias de comercialización para incentivar la venta de productos e inducir a las sociedades al consumismo, es decir, comprar más de lo que se necesita.

En el contexto internacional, al finalizar la Segunda Guerra Mundial se acrecentaron las desigualdades sociales, sobre todo en lo que respecta a cuestiones laborales, por lo que la actividad sindical y la expansión del socialismo a nivel mundial se situaron como una seria amenaza al capitalismo mundial, el cual, ya había tenido periodos de colapso, por lo que, algunos Estados intervinieron en la economía con programas de bienestar social para regular los mercados internacionales.

Entre 1945-1947, con el inicio de la Guerra Fría se gestó el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y, dando fin a los programas de bienestar social, ya que occidente buscaba el control económico, comercial y financiero internacional a través de la deuda externa adquirida por los países periféricos con los organismos multilaterales, mediante un comercio y políticas económicas desiguales.

Es así como surge el neoliberalismo, es decir, la reinvención del viejo capitalismo con un nuevo nombre hacia finales de los años setentas, como una estrategia para contrarrestar la crisis del sistema occidental, cuyo origen reside en los países más avanzados y promovido por las grandes elites del capital financiero y monopólico transnacional, acumulando la riqueza en una minoría y obligando a los países débiles, bautizados como “emergentes” a poner en práctica políticas que culminan con el empobrecimiento acelerado de la población.

El neoliberalismo transforma todo en mercancía, incluyendo a los seres humanos, mercantilizando los servicios básicos, y lo más importante del presente análisis, considerando que es el factor del desarrollo de una nación, la educación.

Las pedagogías críticas tienen como objeto, crear las condiciones para un desarrollo en el mercado laboral bajo la premisa de la libertad, donde el pensamiento no se vea abrumado por las intenciones del liberalismo económico, cuya conceptualización de “progreso”, es el disfraz del neoliberalismo y la globalización.

En el neoliberalismo, la libertad no es un concepto real, tanto para las y los docentes como para los estudiantes, ya que, esta representa una amenaza para el sistema educativo, debido a que formaría individuos valientes y progresistas. Por lo tanto, para minimizar el impacto del sistema en el ámbito académico, la construcción del humanismo es un mecanismo de transformación en la libertad, ya que el trabajo intelectual transforma las relaciones sociales entre todos los integrantes de la sociedad, y para materializarlo se deben asumir compromisos en las aulas.

Entre las grandes contradicciones del neoliberalismo en materia educativa, es que muchas de las y los docentes están saturados de una ideología liberal, en lo que al campo conservador de la educación se refiere, es decir, se limitan a cumplir con los planes y programas de estudio alineados al contexto internacional, para inconscientemente contribuir a la precariedad en el sector. Dicha situación lleva consigo, represión en la enseñanza-aprendizaje y el corporativismo del plan de estudios, es decir, los Estados promotores del liberalismo económico, son los responsables de los estándares internacionales y todas las regulaciones que ello conlleva, por lo tanto, la educación es considerada como un subsector de la economía.

Actualmente las agendas internacionales en materia educativa, las condiciona los mercados financieros y comerciales, mismos que crean los patrones de las reformas educativas y permiten a la inversión privada a trazar la regulación en el sector, propiciando así, el ensanchamiento de la polarización de clases sociales.

Mientras, quienes ejecutan las directrices del neoliberalismo, buscan un ataque presupuestal en contra de las escuelas públicas, comenzando a definir el éxito académico relacionado a la acumulación de capital y a cubrir las expectativas de los mercados, laboral, financiero y comercial,  por eso, la mayor parte de las reformas educativas contemporáneas no tienen objetivos sociales, sólo burocráticas y administrativas, despojando a las y los docentes de sus grandes capacidades a favor de la tecnocracia, convirtiendo a las y los docentes en trabajadoras y trabajadores de escritorio e impartiendo cátedra con visón corporativista, a tal grado, de que gran parte de la comunidad estudiantil, así como las y los egresados creen en el discurso dominante y no distinguen la auto represión. Dicha situación genera grandes vacíos de concientización, empobreciendo sus habilidades, pensamiento y la degradación de sus talentos.

La praxis de las teorías críticas

Por su parte, McLaren (2005) afirma que hoy más que nunca necesitamos aplicar pedagogías críticas capaces de contrarrestar el neoliberalismo contra la educación escolar, lo cual significa que las y los docentes se deben de autoevaluar constantemente, con el objetivo de no formar parte de la desigualdad académica propiciada por la mercantilización, mediante el desarrollo de una resistencia intelectual encaminada a la liberación.

En la actualidad, el mundo se ha caracterizado por la mercantilización del aprendizaje, la Sociedad Internacional se han obstinado en privatizar la educación pública, ejemplo de ello, es el surgimiento de centros educativos sin un estricto control en apego a la legalidad y a los requerimientos básicos que debe de cumplir un espacio de aprendizaje, propiciando el surgimiento de escuelas de muy baja calidad formativa, el abaratamiento intelectual y generando ganancias millonarias a los que lucran con el sector, además de su estrecha relación con las casas editoriales y las evaluaciones estandarizadas que buscan medir el conocimiento temporal y memorístico, y no una comprensión y razonamiento del aprendizaje.

Por lo tanto, las pedagogías críticas deberían de considerarse como una estrategia que impulsen la transformación de los espacios educativos, en contextos de liberación y con ello, contrarrestar el impacto desafortunado del proceso de mercantilización en la educación, donde lejos de crear espacios instruccionales, se fomenten nuevas formas de construir un contexto sin dominación de ningún tipo y materializar la igualdad de derechos y oportunidades.

Económicamente, las pedagogías críticas buscan darle poder a la sociedad, mediante la reflexión de las prácticas que realizan en la cultura dominante, la cual se caracteriza además por ser clasista.

De acuerdo a Giroux en McLaren (2005), “El conocimiento emancipatorio, nos ayuda a entender, como las relaciones sociales son distorsionadas y manipuladas por las relaciones de poder y de privilegios.  También apunta a crear las condiciones, bajo las cuales la irracionalidad, la dominación y la opresión pueden se transformadas y superadas por medio de la acción deliberadas y colectiva propias de neoliberalismo” (p. 269).

La hegemonía educativa en el neoliberalismo, ha tenido gran fuerza dominante en todas las prácticas sociales de un Estado, si las aterrizamos en materia educativa, nos ayudará a entender la dimensión de la problemática, ya que el impacto de dicha movilidad social limita la vida de las y los estudiantes, individualizando su pensamiento y acciones, así como la formación de estructuras de las clases sociales.

McLaren (2005) menciona que: “la hegemonía es una lucha en la que el poderoso, gira el consentimiento de los oprimidos, mismo que ignoran los que participan en su propia opresión”. (p. 276).

 

El corporativismo educativo

La mercantilización de la educación ha propiciado que los grupos con mayor vulnerabilidad, encaminen sus propósitos de vida como punto de referencia en los simbolismos de visión de un mundo en común, ocultando sus verdaderos fines, por ello, las aulas deben de representar un espacio de resistencia para romper con esa coercividad dominante con rasgos antidemocráticos, opresivos y no transparentes, ya que en materia educativa hay una estandarización del pensamiento y los procesos.

Por lo tanto, el conocimiento en el sistema neoliberal, es un instrumento para ser dominado.

De acuerdo a Michel Foucault en McLaren (2005) “la educación neoliberal dicta las reglas por las cuales se forman los discursos, la reglas que gobiernan, lo que puede ser dicho y lo que debe de permanecer callado, quien puede hablar con autoridad, y quien debe de escuchar” (p. 284).

Por otra parte, el mercado laboral solicita entre los requerimientos para situar a las y los trabajadores en la función a desempeñar, el currículum vitae u hoja de vida, mismo que tiene como objetivo preparar a las y los estudiantes a ocupar dos posiciones laborales, subordinado o dominante, mismas que forman parte del discurso del neoliberalismo, cuya finalidad, es que la sociedad lo asuma como propio, sin embargo, así como dicho adoctrinamiento se ha vuelto una práctica común en las relaciones laborales.

En el neoliberalismo, el currículum forma parte de una tradición de la racionalidad instrumental, ya que, de acuerdo a la pedagogía crítica, es una forma de mirar al mundo en la que los fines están subordinados a los medios, en el cual, los hechos están separados de las cuestiones de valor, lo que resta importancia a los principios democráticos. Por lo tanto, el sistema dominante de los procesos de producción, alecciona al sector educativo para que éste permanezca implicado en el proceso de reproducción generacional, donde las escuelas en complicidad con el sistema lo conceptualicen como un modelo.

Dicho proceso, se gesta a través de la difusión de los medios masivos de comunicación y las instituciones sociales que han influido en la instrucción para que las y los estudiantes adquieran hábitos que los conduzcan a la ignorancia, por lo que sólo a través del conocimiento se cimentará las bases de los cambios sociales, donde las voluntades de las y los docentes empleen estrategias que conduzcan las relaciones sociales a través de herramientas efectivas y una pedagogía crítica homologada.

Por lo tanto, el mercantilismo en la educación no garantiza el desempeño académico por conocimiento o habilidades de las y los estudiantes, sino, el intercambio de capital material por un desempeño académico, cuestionable en muchos casos, ante un sistema injusto de relaciones sociales de poder económico, por lo que las y los estudiantes de la clase subordinada son menospreciados, situándolos en desventaja en el momento de obtener empleos bien remunerados. Por ello, los poderes a nivel internacional jerarquizan desde tiempos muy remotos a la sociedad en clases, así como estandarizan todo lo que esté a su paso.

Como ya hemos mencionado, el neoliberalismo dicta las pautas y procesos en materia educativa, por lo que, la meritocracia se convierte en un concepto que deben de asumir las y los estudiantes que deseen conducirse al éxito, de acuerdo a la concepción mercantilista, ello conlleva a perder la identidad para aprender a actuar y pensar de acuerdo a las prácticas estandarizadas, sin embargo, esto no suele significar el triunfo, ya que no se garantiza que las y los egresados conseguirán un buen trabajo. La mercantilización de la educación es sinónimo de jerarquización vocacional, misma que predestina a las y los estudiantes a competir en la desigualdad.

Actualmente, el conocimiento se ha tecnocratizado obstruyendo el verdadero objetivo del aprendizaje en el aula, ya que, es una nueva forma de neoconservadurismo educativo, donde el mercantilismo es una novedosa idea para predisponer a la comunidad académica a la meritocracia, convirtiéndose ésta en excluyente, ya que, las oportunidades son en proporción al poder económico, es decir, las y los estudiantes con desventaja económica se encuentran posicionados en el último escalafón en la escala de la meritocracia.

Noam Chomsky en McLaren (2005) dice que: “El éxito está también correlacionado con rasgos mucho menos sanguíneos, que la inteligencia, la manipulación, la codicia, la avaricia, la deshonestidad, el desatenderse con otros, y así lo demás” (p. 319).

Si bien, los usos de las tecnologías de la información han cambiado significativamente los procesos de aprendizaje en cuanto al acceso de la información, sin embargo, la esquematización tecnológica sólo ha enfatizado las prácticas dominantes.

Por eso es tan importante la pedagogía crítica entre los actores principales del contexto educativo (docentes-estudiantes), ya que son la voz para transformar las condiciones de la sociedad.

El sistema mundial, ha propiciado una ética obsoleta en las relaciones sociales, ya que todo se percibe a través de la materialización. En el neoliberalismo, las políticas públicas se gestan, reflejando objetivos de odio hacia los más vulnerables, donde muchos se han tenido que despojar de su identidad y su autonomía. El neoliberalismo educativo es un disfraz con pseudónimo de libertad, aunque en la realidad seamos presos de imposiciones y adoctrinamiento a través de la enseñanza.

La Revolución Industrial fue el eje medular de la mecanización de los procesos de producción; las grandes migraciones del campo a la ciudad, obligaron a los medios de producción a trasladar la capacitación de la mano de obra hacia la escuela, asumían que eso traería mayores beneficios y un ahorro significativo, puesto que las y los trabajadores serían moldeados de acuerdo al sistema educativo liberal, es decir, la mercantilización de la educación al servicio del capital.

La mercantilización de la educación, se ha conceptualizado como la interacción entre las y los profesores y estudiantes como mercancías, donde se instruye para robotizar el pensamiento capitalizado hacia los procesos de producción, ejemplo de ello, son los perfiles que en la clasificación de empleos de los diarios que circulan a nivel nacional o las páginas web que se dedican a la promoción de empleos; de modo que la educación se forja en un contexto lucrativo, sustituyendo el objetivo formativo a través de la tecnocratización, donde las y los estudiantes y docentes, son el medio y no el fin.

El neoliberalismo tiene como objeto la privatización en los distintos sectores de la economía, mismos en donde se promueve la idea de que la educación privada garantiza el éxito personal y profesional, por lo que el corporativismo en manos de empresarios e instituciones religiosas han contribuido al empobrecimiento y menosprecio de las y los estudiantes de escuelas públicas, así como, precariedad en las condiciones laborales de las y los profesores, quienes, en muchos casos tienen que invertir para asumir los retos que implica ser promotor del aprendizaje y el conocimiento en las escuelas privadas, ya que, muchas de ellas no proveen a las y los docentes de las herramientas suficientes para desempeñar su labor, a pesar de las ganancias que genera el lucro del derecho a la educación.

Paulo Freire (2005) en su libro La Pedagogía del Oprimido que: “La educación que se impone a quienes verdaderamente se comprometen con la liberación, no puede basarse en una comprensión de los hombres como seres vacíos quienes el mundo llena con contenidos; no puede basarse en una conciencia especializada, mecánicamente dividida, sino en los hombres como cuerpos conscientes y en la conciencia como conciencia intencionada al mundo” (p. 70).

El neoliberalismo es la reinterpretación más cruda del liberalismo clásico, cuyas repercusiones económicas y sociales han sido catastróficas para los grupos más vulnerables del contexto internacional. Visto desde su concepción etimológica más utilizada por distintos autores, la doctrina neoliberal ha logado convencer a los actores de las Relaciones Internacionales de, que el éxito es sinónimo de ganancia y productividad en el mercado global laboral, donde las economías más sólidas son quienes toman las decisiones del quehacer mundial.

El impacto del neoliberalismo en materia educativa, está condicionado a las decisiones del corporativismo de Estado y sujeto a los objetivos y metas de los organismos internacionales, mismo que a su vez, defienden los intereses de los dueños del capital financiero y del comercio internacional, se puede decir que, son relaciones de codependencia producto de la globalización y el flujo monetario.

Si bien, la mercantilización de la educación ha beneficiado el rol del Estado corporativista, ya que, ante la falta de capacidad para satisfacer las necesidades de la sociedad es su carácter de organización socio-política con poder soberano, ha cimentado e camino para que a través de la privatización, se cubran las demandas de una parte de la población que busca estatus en un contexto elitista y clasista o los que por falta de cobertura no tuvieron la oportunidad de incorporarse a la educación pública.

La tendencia del corporativismo educativo, está sujeta al lucro como objetivo principal, es el capitalismo cognitivo, cuya tendencia es al surgimiento acelerado de instituciones con poca o nula calidad formativa, corrupción entre autoridades y empresarios, endeudamiento para las familias que buscan incorporarse a la educación privada, ya sea, a través de las mismas instituciones o por financiamientos externos, marginación y olvido de las comunidades rurales e indígenas y clasismo mediático, a través de campañas que mercadean la consigna de éxito profesional basada en la capacidad de consumo, el mercado laboral y la banalidad, contrario a lo que debería de considerarse como fundamental académicamente, como lo es, la calidad formativa y la construcción del conocimiento a través de la ética y el aprendizaje colaborativo.

Por lo anteriormente expuesto, es que en las aulas se sigue fomentando la memorización enciclopédica y la obediencia, cuyo resultado ha sido el esperado por el corporativismo avasallante, una escolarización predestinada a la capacitación, la automatización en los procesos productivos, egresados acríticos, mediatizados y serviciales con un sistema que oprime las capacidades cognitivas, que subestima la inteligencia y que margina los sectores sociales más vulnerables, tanto na nivel nacional como internacional.

Cabe destacar que, evidencias de éxito inmersos en el sistema capitalista que vale la pena mencionar, como lo es, el famoso caso de los países nórdicos, específicamente lo referente al finlandés, los cuales tienen una educación pública de calidad en un sistema de libre mercado, sin embargo, la escuela mexicana, no tiene las condiciones más elementales, como alimentación, infraestructura e inclusión de personas con alguna discapacidad, sobre todo en las comunidades más alejadas, para poder implementar políticas públicas similares. Por lo anteriormente expuesto es, que las reformas educativas que se han implementado como novedosas, por el hecho de haber sido modelos ejemplares en otras naciones, han fracasado en nuestro país, debido a la abismal diferencia en cuanto a las condiciones sociopolíticas, económicas, culturales y hasta geográficas, arriesgando el futuro de generaciones de estudiantes, ya de por sí, con un panorama poco alentador.

La educación post-pandemia

Al hablar de neoliberalismo en materia educativa, cabe destacar que hay un antes y después del COVID-19, virus que dejó al desnudo los grandes vacíos del neoliberalismo en materia educativa, la fragilidad del mismo y la gran brecha en la desigualdad social que quedó al descubierto ante la contingencia sanitaria, en la que se implementaron directrices académicas de emergencia y con un impacto muy agresivo tanto para estudiantes de todos los niveles educativos, como para las y los docentes.

Es importante reconocer, revalorar y profesionalizar la labor docente desde un enfoque formativo de colaboración y no de autoritarismo en aras del desarrollo nacional. Asimismo, como promotores del conocimiento, tenemos que asumir la responsabilidad que implica nuestra vocación de servicio, con el compromiso de romper los eslabones de las cadenas de adoctrinamiento en las aulas, porque es ahí, el espacio donde se puede fomentar la libertad de pensamiento crítico, liberar el talento, proponer soluciones a problemáticas sociales, así como, crear ambientes y comunidades de aprendizaje en beneficio de la justicia social, desde una base sólida de pluralidad, equidad, igualdad de derechos y oportunidades, con la visión de las teorías pedagógicas libertadoras, constructivistas, humanistas y socioculturales.

La educación en tiempos de pandemia ha dejado abiertas distintas líneas de investigación, sin embargo, es importante reflexionar partiendo de la duda, de acuerdo a la retórica de quienes emiten los discursos, cuál es el papel que debemos de asumir las y los docentes en las aulas acerca del uso de herramientas pedagógicas eficaces y eficientes en todos los niveles educativos, cuyo objetivo sea, minimizar las secuelas de adoctrinamiento emitidas por la televisión u otros medios de comunicación audiovisual, donde los estudiantes se vuelven sólo receptores de la información, creando un ciclo de repetidores limitando así, sus capacidades intelectuales y creatividad.

Si bien, la tecnología nos superó a las mayorías, pero debemos de asumir la postura de que la “nueva normalidad” en el contexto internacional, incluye la digitalización de los procesos escolares para todas y todos los involucrados, esto se suma a una serie de problemas entre lo académico y la burocracia, ya que, el proyecto de nación en materia educativa se estancó nuevamente, por lo que, debemos hoy más que nunca cuestionar y levantar la voz para las autoridades asuman el compromiso de escuchar y materializar las necesidades de los principales actores del proceso educativo. Las transnacionales harán todo lo posible por renovar el capitalismo bajo un nuevo pseudónimo ante la incertidumbre.

Tan sólo para tener una idea de lo que depara el futuro inmediato, el único país que tendrá crecimiento económico, será China con un 1.9% de acuerdo al Banco Mundial, mientras, 45 millones de personas en el mundo serán parte de las estadísticas de pobreza y 28 millones en extrema pobreza, un panorama nada alentador.

La reconfiguración del contexto internacional, a través de los líderes que ostentarán la carrera por la hegemonía mundial, impondrán nuevos procesos en el ejercicio de las Relaciones Internacionales, la nueva realidad es aún de gran incertidumbre, sin embargo, los promotores del capitalismo, a través de una nueva retórica y del avance de la tecnología en los procesos educativos, buscarán afianzar el control del contexto mundial, dependerá del magisterio, salvaguardar los objetivos de las pedagogías críticas y la democratización educativa.

La revolución intelectual en las aulas, a través del conocimiento y la conciencia crítica, son estrategias para desmontar toda aquella institución represora de la libertad del pensamiento.

Las y los docentes tenemos la responsabilidad de percibir que formamos parte de la clase trabajadora y desde esa postura asumir la responsabilidad social de nuestra profesión.

Tenemos que replantearnos como objetivo, revalorizar la figura de las y los docentes a nivel internacional, pero eso implica un gran compromiso social, porque la pandemia también ha evidenciado la falta de humanismo, sensibilidad, empatía, solidaridad y vocación por parte de muchos docentes.

Fuentes:

Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Neoliberalismo. (24 de noviembre de 2020). Obtenido de https://dle.rae.es/neoliberal

Freire, Paulo (2005). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI

McLaren, P. (2005). La vida en las escuelas. Traducción al español, México: Siglo XXI editores, S.A. DE C.V. Recuperado de https://www.uaeh.edu.mx/profesorado_honorario_visitante/peter_mclaren/presentaciones/LA%20VIDA%20EN%20LAS%20ESCUELAS.pdf.

Organización de las Naciones Unidas, A. G. (10 de diciembre de 1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos. (pág. 9). París: https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/.

Organización Mundial de la Salud. OMS. Los ambientes escolares y la capacidad para mantener las medidas de prevención y control de la COVID-19. (15 de mayo de 2020). Obtenido de https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/risk-comms-updates/update-26-re-opening-schools-es.pdf?sfvrsn=b696b059_4

Fuente: La autora escribe para OVE

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La pandemia es el capitalismo

Por: María Galindo 

La activista boliviana comparte con MU este texto que es producto de una clase en la que no pregona verdades proféticas, sino que piensa la post-pandemia desde la incertidumbre, la pregunta, la intuición y el “tanteo”. El resultado es un diccionario sobre el léxico con el que gobiernos de izquierda y derecha disciplinan a las sociedades. Cómo pensar política e ideológicamente las vacunaciones en todo el mundo, el orden colonial-patriarcal-extractivista que convierte al neoliberalismo en fascismo, y cómo interpretar la velocidad de los cambios a la luz de la rebeldía y la creatividad.

No escribo desde Bolivia, sino desde un territorio que se llama incertidumbre.

Escribo desde el último lugar en la fila para obtener la vacunación colonial, que en muchos países será aplicada como dosis de salvación gubernamental y como nuevo contrato sanitario otorgado por el capitalismo a través de los Estados para poder sobrevivir.

Escribo desde la conciencia ganada en una olla común, en un pequeño movimiento, en una lucha que no ha dejado de dibujar mapas de salida, de ubicación y de encuentro.

Escribo desde una marcha de trabajadoras sexuales en pandemia que afirman que la represión policial es peor que el riesgo de enfermarse y que el miedo de morir.

Escribo mientras, contra mi voluntad, me preparo a hablar en una pantalla fría que me gustaría recalentar hasta hacer explotar.

No escribo desde la certeza, sino desde la duda, la pregunta, la intuición y el tanteo.

No he renunciado a palpar sin guantes este mundo pandémico, y aunque he aceptado la invitación para escribir, estoy consciente de que todo lo que diga está sujeto a convertirse de repente en una afirmación ridícula, obsoleta, ingenua o a perder su consistencia como si de hielo derretido se tratara.

Al mismo tiempo podría agarrarme a un tono profético fatalista, profético bíblico o profético redencionista y esperar los aplausos de los corazones sueltos que en las calles andan cual zombis en busca desesperada de voces proféticas.

La pandemia es un hecho político no porque sea inventada, inexistente o haya sido producida artificialmente en un laboratorio.

La pandemia es un hecho político porque está modificando todas las relaciones sociales a escala mundial y es por eso legítimo y urgente pensarla y debatirla políticamente.

La pandemia es un hecho político porque se presenta como la consecuencia de un modelo capitalista global que pasa de su versión ecocida a su versión suicida. Abre, o mejor dicho evidencia, la relación sistémica entre ecocidio y suicido.

Sumisión de rebaño

La pandemia ha instalado un léxico estandarizado a nivel planetario, uniforme y extendido en todos los países. Sirve para la reconducción de la vida social a una sociedad disciplinaria.

Palabra por palabra se cuadricula la vida para reducirla al miedo, a la vigilancia legitimada del Estado sobre toda nuestra vida, a la disolución de las formas de colaboración y organización no estatales. Las únicas formas colaborativas revalorizadas han sido reducidas a una suerte de paternalismo asistencialista sin potencia politizable. La amputación del deseo es una de sus constantes.

Todas estas operaciones políticas están aconteciendo a través del lenguaje pandémico como instrumento para nombrar y dar contenido a lo que está sucediendo. No estamos cuestionando las medidas de protección, la necesidad de tomarlas o la incongruencia de muchas de ellas, sino la forma de nombrar el universo entero de la pandemia.

No estoy hablando de sentidos ocultos: son explícitos y su efecto destructivo tiene que ver con su repetición invasiva, con el hecho de que los gobernantes y los organismos internacionales son los voceros incontestables y la población, en general, funciona como una caja de repetición.

Es un lenguaje que terminás usando para entenderte en pocas palabras. Con su carácter mundial sin matices y con su uso irreflexivo sin margen para cuestionar los sentidos funcionan fascistizando las relaciones sociales.

Una vez más, como tantas veces en la Historia, el derecho de nombrar los hechos está siendo el arma para programar sus contenidos sociales.

Es en los términos con que se están bautizando los hechos donde está su contenido ideológico central. No es un contenido ideológico que funciona como teoría a ser aceptada, debatida o repensada. Se trata de un contenido ideológico que funciona como significado fijo irrefutable y como realidad directa, que tiene un efecto de terapia de condicionamiento conductual.

Léxico pandémico

He encontrado alrededor de treinta términos que hacen a la columna vertebral del léxico y su función de condicionamiento conductual colectivo. Sin embargo, voy a proponerles revisar tan solo unos cuantos, por razones de espacio:

Bioseguridad: Conjunto de medidas que tienen que ver con el peligro mortal del contagio. Deberíamos cambiar la palabra “seguridad” por la de “vulnerabilidad”, y el sufijo “bio” por el de “necro”. Estamos experimentando la vulnerabilidad ante un peligro omnipresente, invisible e incontrolable. Si hay algo que no es seguro es la vida. No podemos hablar de bioseguridad cuando tal término, en realidad, nombra el necro peligro o biovulnerabilidad.

Distanciamiento social y aislamiento: No son los dos metros que necesitamos para evitar el contagio, sino que son los contenidos de agudización del encerramiento en ti mismo, del sálvate lejos del “otro”, que es peligroso por excelencia. Todes nos hemos convertido en el “otro” del “otro” haciendo del lenguaje pandémico un instrumento de disolución de colectividad. También ha funcionado en la fascistización social el énfasis que se ha puesto en el pequeño grupo familiar o “burbuja” como tu único universo de responsabilidad y de sentido, usando el inofensivo pronombre posesivo de “los tuyos” una y otra y otra vez.

Cuarentena: Término transportado desde la peste negra en la Edad Media al mundo contemporáneo como un indicador de que en el siglo 21  –después de varias revoluciones tecnológicas– las medidas sociales de cuidados son las mismas que hace varios siglos y llevan el mismo nombre. ¿A quién sirve entonces la tecnología? ¿Por qué no tenemos otras herramientas contemporáneas diferentes de las medievales para enfrentar una pandemia?

Toque de queda, confinamiento: No son los únicos términos que forman parte del léxico pandémico y que en esta parte del mundo han representado a las dictaduras militares que están en nuestra memoria viva. ¿No podríamos haber usado otras palabras no cargadas de la memoria dictatorial, o fue y es su carga dictatorial útil socialmente para reinstalar el poder absoluto del Estado sobre la población?

Actividades esenciales: La reclasificación de las actividades sociales con el calificativo de “esenciales”, dejando fuera todas aquellas que pertenecen al universo del afecto, del deseo, de la creatividad y reduciendo a las personas al mundo del trabajo tiene en el lenguaje pandémico un efecto quirúrgico de amputación. La única noción de vida válida es “el trabajo”. Tan solo cambiar lo de “esenciales” por “funcionales” ya le daría a la cotidianeidad otro sentido.

Teletrabajo: El desplazamiento del lugar de trabajo al domicilio, convirtiendo al trabajo en un producto que se paga como producto y no como actividad que se mide en número determinado de horas. Es lo que en esta parte del mundo  –llámese Honduras, México o Brasil – se nombra “maquila” y “trabajo a destajo”, donde te pagan por trabajo realizado y no por horas de producción. La maquila –instrumento neoliberal por excelencia– usada por grandes transnacionales  –especialmente de la industria textil– ha sido trasladada a grandes campos laborales con la pandemia y ha recibido una denominación  suavizante. ¡Imagínense el resultado de rebautizar el teletrabajo como maquila pandémica o explotación domiciliaria!

Dado que el ánimo de este texto es el de proponer desafíos aquí va el primero: hacer un listado completo del léxico pandémico, otorgarle a cada término su significado real y pasar a renombrar el fenómeno que el término pretende nombrar. Eso para despertarnos, para agudizar nuestra creatividad y para respirar rebeldía. Los sofisticados materiales que se necesitan son un lápiz y un papel y si lo hacés entre amigues el resultado será divertido y explosivo.

Contrato sanitario mundial

Antes de recibir la vacuna es urgente saber qué es lo que estamos recibiendo, no para plantear la desobediencia o la no vacunación, sino para no aceptar pasivamente la vacunación como quien recibe el hierro de marcación de ganado. También tenemos que  debatir ideológicamente su sentido político.

La vacunación no es una solución, por mucho que los gobiernos del mundo entero buscan presentarla como tal.

La vacunación es una solución parcial hacia el tránsito a un nuevo orden que aún no tiene nombre. Es una medida de sobrevivencia que deja intacto el cuestionamiento estructural sistémico que esta pandemia debe suponer para el conjunto de la Humanidad.

La fila de vacunación es un diagrama de jerarquías mundiales de carácter colonial sin metáfora, sino de manera directa. El orden de prioridad es el orden de capacidad de pago.

A su vez en cada sociedad el orden de vacunación representa internamente ese mismo diagrama de jerarquías sociales: mientras más en la periferia estés más tarde o nunca te llegara la vacuna.

En estas tierras empiezan por el personal de salud porque les necesitan, pero les siguen militares y policías, se filtran curas y obispos, diputados o ministros. Y si no necesitaran del personal de salud, también serían los últimos en recibirlas.

Las vacunas son la materialización de poderes supraestatales que son los que gobiernan el mundo.

No es la Organización Mundial de la Salud la que organiza la distribución equitativa de las vacunas, sino que son las empresas que  –amasando cifras ya imposibles de concebir– disponen el orden de provisión de las vacunas.

Y no crean que porque somos pobres pagamos menos: estamos pagando los mismos precios o más altos por recibir dosis menores, y los gobiernos las reciben de rodillas como una gran conquista dispuestos a firmar en letra chica lo que sea.

Los gobiernos, a su vez, suministran las vacunas como quien suministra una inyección gubernamental intramuscular, gesto que debes agradecer sin chistar.

Las propagandas de vacunación que se desarrollan en los contextos nacionales por parte de los gobiernos hacen pensar que lo que te están metiendo es un beneficio gubernamental.

Los montos que la compra de vacunas suponen para muchos Estados exceden las inversiones en salud o son equiparables a estas.

Las vacunas se devoran los presupuestos de salud para que, una vez que pase la tormenta, hospitales y quirófanos queden igual de maltrechos como estaban antes.

Las vacunas también representan la privatización del conocimiento, pues los centros de investigación que disponen de los millones que la investigación en el campo de la biología o la medicina representan no están en las universidades públicas ni siquiera de las sociedades capitalistas imperiales, sino directamente están en las empresas que succionan cerebros de las universidades.

Tematizar y debatir estas cuestiones alrededor de la vacunación mundial es tachado de sospechoso porque ante la vacuna lo que hay que hacer es firmar pasivamente un contrato sanitario unilateral como el que te proponen los bancos cuando te endeudas o como el que el Estado boliviano les exige a las trabajadoras sexuales para darles el permiso de trabajar.

Es este contrato sanitario y su explicitación el que puede contener las luchas que a futuro tendrán sentido.

Obsolescencia política

Los gobiernos se benefician de la administración de los Estados, pero no gobiernan: son administradores secundarios de un orden colonial –patriarcal –extractivista. Ese hecho tan tangible hoy reconduce radicalmente nuestras luchas y nuestros horizontes.

La clásica diferenciación izquierda –derecha para interpretar el campo político se convierte en obsoleta: la fascistización, por ejemplo, en el léxico ha abarcado a ambas.

Estamos en la transición del régimen neoliberal al régimen neoliberal de corte fascista y eso la izquierda ni siquiera lo visualiza porque si las categorías de análisis y organización social que nos ofrecía la izquierda ya estaban caducas, hoy han quedado obsoletas.

Los gobiernos llamados “de izquierda” son también gobiernos incapaces de proponer un horizonte diferente que el impuesto por el neoliberalismo. Este hecho no es de ninguna manera el fin de la política, sino el nacimiento de una nueva política. Una nueva política que no tiene vanguardias, salvadores, ni conductores y que exige de todes alta dosis de creatividad.

No es fortaleza lo que necesitamos, sino conciencia de nuestra vunerabilidad.

Los sujetos sociales están siendo diluidos por fatiga, por falta de ideas, por luto, por incapacidad o imposibilidad de reacción, mientras otras personas despojadas se están reconstituyendo como sujetos sociales con capacidad interpeladora: aquellas personas que se vuelcan sobre los animales para reintegrarse como animales, o las que producen salud, alimentos o justicia con sus colectividades son quienes no han sido paralizadas por el miedo.

Todo está sucediendo a gran velocidad aunque el tiempo se ha detenido.

La velocidad de los cambios es la velocidad de una metamorfosis profunda.

Interpretarla a riesgo de equivocarnos es nuestra apuesta.

Fuente: https://www.lavaca.org/mu156/capitalismo-pandemico-lo-que-esta-en-juego-ecocidio-y-suicidio/

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Libro(PDF): Estados Alterados. Reconfiguraciones estatales, luchas políticas y crisis orgánica en tiempos de pandemia

Reseña: CLACSO

Con claroscuros y matices diferenciados, América Latina sigue siendo un espacio abigarrado de experiencias y posibilidades en disputa, en el que no parece haber lugar para la rendición. Lo que vendrá tras esta crisis sanitaria, económica y social será el resultado, seguramente, de las contradicciones que se despliegan cada día, en cada lucha, en cada rebeldía, en cada decisión de resistir, en cada voluntad de avanzar y no dejarse vencer en un mundo en el que el destino anti-capitalista parece, cada vez más, el único posible y necesario de construir.

Autoras(es): 

Carolina Bautista. Anahí Durand Guevara. Hernán Ouviña. [Editoras y Editores]

Henry Renna Gallano. Valentina Rossi. Anahí Durand Guevara. Josefina Torres Jiménez. Luisa Natalia Caruso. Miguel Ángel Beltrán Villegas. Julieta Paula Mellano. Magdiel Sánchez Quiroz. Camilo Gauto. Jorge Viaña. Islanda Micherline Aduel. Fabio Luis Barbosa dos Santos. Maíra Machado Bichir. Victoria Darling. Rodolfo Gómez. Mariana Giaretto. Carolina Bautista. Milton Piñeros Fuentes. Franco Rossi. Hernán Ouviña. Lucio Fernando Oliver. José Francisco Puello Socarrás. Dario Clemente. Marina Wertheimer. Javier Moreira Slepoy. Jymy Forero Hidalgo. Franklin Ramírez Gallegos. Daniel Vizuete Sandoval. Alfonso Bermejo. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. Muchos Mundos Ediciones. IEALC.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-86-8011-8

Idioma: Español

Descarga: Estados Alterados. Reconfiguraciones estatales, luchas políticas y crisis orgánica en tiempos de pandemia

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2306&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1475

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