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Combatir el absentismo, prevenir el abandono

Por: Saray Marqués

Intervenciones lentas, medidas que coaccionan y no motivan, ¿cómo estamos fallando con los alumnos que dejan de asistir a clase?

Mejoramos, pero no lo suficiente. Según el último informe PISA los alumnos españoles que faltaron al menos una jornada escolar en las dos semanas previas a la prueba, realizada en 2015, rondaba el 25%. En 2012, alcanzaba el 28%. Esto convierte a España en una de las pocas naciones que avanza en este apartado, en que la media de la OCDE pasó del 15 al 20%.

Mucho más que pellas

La brecha con respecto a la OCDE se reduce, pero seguimos por encima de la media en una cuestión no menor. Según PISA, faltar a clase, además de hacer que el alumno pierda oportunidades de aprender (en Ciencias, puntuaron 36 puntos menos que los alumnos que no faltaron -29 descontando el nivel socioeconómico del estudiante y del centro-, el equivalente a casi un año de escolarización), puede convertirle en disruptivo y afecta también al centro, dando lugar a un “ambiente disciplinario”, y a los compañeros, que pueden querer imitarlo.

El absentista de hoy es el desertor de mañana y está expuesto en mayor medida a trabajos precarios, embarazos adolescentes o abuso de drogas y alcohol.

El porcentaje de alumnado absentista en la enseñanza obligatoria es minoritario, no rebasa el 5%. El profesor de Lengua y Literatura y director del IES Bovalar de Castelló, Toni Solano, asegura que es el caso de su centro, pero que ese 5% “ocupa una atención de cerca del 60% de la jornada laboral” del equipo directivo entre informes, expedientes, derivaciones al aula de convivencia, protocolo de absentismo, llamadas y entrevistas a las familias y elaboración de programas. Y lo que es peor, “siempre deja la impresión de que no se resuelve favorablemente”.

Solano, autor del reciente post Absentismo: matar moscas a cañonazos, cree que muchas veces la escuela actúa en solitario, sin apoyo real de toda la comunidad educativa: “Sabemos que, con estos alumnos, un chaval salvado de las garras del abandono escolar es todo un éxito. No dedicarles horas y esfuerzo los convertirá en personas que necesitarán en el futuro subsidios o atenciones sociales mayores, y que repetirán sobre sus hijos este mismo modelo. En los centros nos tomamos muy en serio a estos alumnos, aunque tenemos que elegir a veces entre el derecho de unos y las obligaciones de otros”.

Alude al dilema entre el derecho de todo el grupo a una educación de calidad y la obligación de asistir de un alumno que no quiere hacerlo, “en ocasiones incompatibles”. Tanto, que en casos extremos el centro puede llegar a dejar de notificar ciertos casos de absentismo si ve que cada vez que el alumno vuelve se producen problemas graves de convivencia.

Protocolos en entredicho

Para Solano, los protocolos son lentos, farragosos, y poco o nada efectivos: “Requieren que se detecte la acumulación de faltas (un mes), la notificación del tutor a las familias (15 días), la revisión por parte del equipo directivo (otros 15 días) y el aviso a Servicios Sociales (una semana). Unos dos meses de burocracia -todo se ha de enviar por correo ordinario siguiendo el procedimiento administrativo- en que el alumno puede estar faltando más o menos de continuo. Cuando interviene Servicios Sociales firmará un compromiso de asistencia que quizá incumpla de nuevo pasadas unas semanas, con lo que volvemos a empezar el ciclo”.

Pero, ¿cuál es la alternativa? Solano considera que han de buscarse medidas sancionadoras distintas, “educadoras y, en la medida de lo posible, correctoras”, para que el alumno no vea en el expediente y expulsión una vía de escape, y más personal especializado en convivencia, y con más horas. Algo ilusorio en centros que se las tienen que apañar hoy con un orientador para 650 alumnos y en los que los profesores de compensatoria, “si los hay”, se suelen centrar en el alumnado con necesidades educativas especiales.

También aboga por replantearse la condición de la asistencia a clase para obtener la renta mínima de inserción. A su entender, deberían existir filtros más rigurosos (no un mero certificado de matrícula, como a veces sucede) y podrían establecerse ayudas con dos tramos, uno fijo y uno variable, en función del aprovechamiento educativo del alumno, medido según su esfuerzo, actitud e interés.

Matiza Solano que no cuestiona a los profesionales de los institutos ni de Servicios Sociales sino el sistema. Un sistema que, desde su perspectiva, comienza a hacer aguas en la transición a Secundaria, en la que falla el trasvase de información -“En junio no sabemos quién va a sumir las tutorías de 1º de ESO, así que resulta complicado establecer criterios comunes entre los maestros de 6º y los profesores de 1º”- y en la que muchas familias pierden contacto con el profesorado -“Los perciben como lejanos y dispersos, pues de un tutor pasan a tener 10 o 12 profesores”, mientras que todavía existen padres y madres que creen que con Primaria es suficiente, sobre todo si hacen falta manos en casa o si surgen problemas en clase.

1º de ESO, un curso crítico, en que las tasas de promoción suelen desplomarse, lo es también para el absentismo. Es en ese curso cuando comienza a fraguarse el desapego hacia la institución educativa, “hasta considerarla una cárcel a la que las autoridades te obligan a asistir, sobre todo si cuentas con la tolerancia de tu familia ante el absentismo y si tu grupo de amistades lo refuerza”, analiza el director.

Trabajo de todos

Desde el Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona, Ariadna Munté coincide a medias. Sí lo hace en que el del absentismo es un trabajo de todos y en que han de darse soluciones desde Servicios Sociales, la familia, el barrio y la escuela para lograr una escolarización diferente: “La voluntad del padre y de la madre interviene, pero no es el único factor. Hay que detectar a tiempo qué hace que una familia no lleve a su hijo a la escuela, porque con los años cederá a las presiones de éste”.

Munté propone comisiones sociales en los centros en que estén implicadas las familias, los maestros, Servicios Sociales. Y asegura que en Barcelona, donde trabaja, los protocolos de absentismo no acaban de funcionar porque no suponen una cobertura global: “Las escuelas hacen llegar a Servicios Sociales un caso de absentismo de larga duración, cronificado, y se nos pide que vayamos a hablar con la familia para ver qué pasa, que de algún modo les forcemos a llevar a sus niños al colegio empleando las ayudas sociales como coacción, y esto no creo que funcione, creo que más bien puede reproducir el problema”.

Advierte que al enviar la lista de absentismo a Servicios Sociales las escuelas sienten en ocasiones que la responsabilidad cambia de tejado: “Las escuelas también han de jugar un papel. El sistema no lo facilita, pero también ellas han de intervenir en el acompañamiento de las familias”.

Como las ayudas disuasorias, Munté ve en las aulas de escolarización externa un “parche”. Actuaciones de éxito serían, en cambio, para ella las llevadas a cabo en contextos como el barrio de La Milagrosa de Albacete, que, a punto de cerrarse en 2006, inicia un proyecto nuevo incorporando actuaciones de éxito y pasa de 105 niños, de los que 45 acuden regularmente, ese año, a 161, de los que 157 van todos los días, en 2009. Se trataría de ir resolviendo caso por caso con las familias, y de nunca bajar los brazos: “Siempre es posible reenganchar, incluso cuando un chico o una chica llevan toda una carrera de fracasos, lo que ha condicionado la construcción de su identidad personal como fracasado o fracasada”.

Alumno pasivo

También para Pedro Uruñuela, presidente de la asociación CONVIVES, hay posiciones que no tienen cabida frente al absentismo, como aquellas de “el instituto no es una ONG”, o los intentos de quitarse a esos alumnos de en medio, negociando con Inspección, o, incluso, con el propio alumno (“tú te quedas al final de la clase, no me molestas y yo no me meto contigo”). Y asegura que están ahí: “Es tirar la toalla. En su lugar, hay que pelear por esos alumnos, por cambiarlos”.

Uruñuela entiende que, antes de fijarse en el alumno absentista, el profesor ha de hacerlo en el pasivo, “el que no trae los apuntes ni el material, ni entrega los trabajos… el que empieza faltando a primera hora, a última, a una asignatura, un día, dos, el que de repente se transforma y ya no es pasivo y se dedica a molestar, a no dejar dar clase”. Actuar en “los pródromos de la enfermedad”, preguntándose cómo puede facilitarle a ese perfil de alumno el aprendizaje es en estos casos muy difícil, pero ineludible.

Menciona cómo, por ejemplo, en uno de los estudios llevados a cabo durante su etapa en el Observatorio Estatal de la Convivencia, uno de cada tres alumnos de Secundaria aseguraba que apenas se enteraba de lo que se explicaba en clase, y a dos de cada tres casi no les interesaba nada: “A los profesores se les valoraba, solo un 6% aseguraba tener algún problema con ellos, pero se detectaba un fallo en el planteamiento educativo, el currículum, que no se adaptaba a sus necesidades”.

Lección de Primaria

En muchos institutos el absentismo procede del colegio en hasta un 80% de los casos. Sin embargo, en Primaria también se encuentran fórmulas replicables.

Santiago Ferreiro, director del CEIP María Sanz de Sautuola de Santander, si bien reconoce que Secundaria tiene sus peculiaridades -“las familias están mucho más desarmadas”- explica que “la mayoría de las medidas eficaces son las que se toman dentro del entorno del centro, con puentes hacia ellas”.

Sabe de lo que habla. Su programa de absentismo fue premiado a finales de los noventa por el Ministerio de Educación. En esa década pasaron de tener numerosos alumnos que de 180 días lectivos iban 20 o 30 a la situación actual: de 400, 50 están supervisados por el programa de absentismo pero, de estos, 25 no llega al 20% de faltas de asistencia.

Concluye Ferreiro: “Normalmente el absentismo está asociado a otros problemas, y ayudando a resolverlos se puede atajar. Cuando participamos en el plan de realojo del poblado chabolista [de La Cavaduca, del que procedía la mayor parte del alumnado], las principales preocupaciones de las familias eran poder comer todos los días, resolver las goteras, acabar con las ratas, tener higiene, pues no contaban con agua corriente… Ir al colegio figuraba en el séptimo u octavo lugar. Cuando se logra una vivienda digna, la educación sube en esa escala hasta el segundo o tercer escalón. Ya no nace falta insistir. Medidas globales sí debe haber. Y análisis de cada caso: tenemos un niño de seis años al que no le gusta venir. Los padres intentan traerle pero llora… Se lo pasa bien el resto de la mañana, pero la entrada supone un conflicto. Cualquier intervención de Servicios Sociales sería un error. Necesita más tiempo que los demás para venir al cole con ganas, a gusto”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/13/combatir-absentismo-prevenir-abandono/

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México pone fin a un sistema educativo de casi 60 años

México/16 marzo 2017/Fuente: El País

México puso el lunes las bases para modernizar su sistema educativo, optimizar los recursos que destina a la educación y dejar de ser el último país de la OCDE (Organización para la cooperación y el Desarrollo) en educación.

En el escenario de las grandes ocasiones, el Palacio Nacional, el presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Educación Aurelio Nuño presentaron el nuevo modelo educativo con el que México quiere entrar en el siglo XXI y dejar atrás el rezago que arrastra la educación pública. Hacía falta una “revolución educativa” dijo Nuño durante su presentación.

La modernización educativa impulsada por Peña Nieto, uno de los pilares de su gobierno, cuenta con tres novedades respecto al sistema vigente diseñado en los años sesenta durante el gobierno de Adolfo López Mateos.

El primero de ello es dejar atrás las viejas técnicas de memorización para modernizar la forma de enseñar. Un modelo pedagógico que ayude a pensar al alumno y los anime a investigar, analizar la información, sintetizarla y presentarla de forma estructurada, en pocas palabras, “Aprender a aprender” resumió el secretario de Educación.

El cambio implicará formar a los maestros, elaborar nuevos libros de texto, dotar a las escuelas de servicios, desde retretes a conexión de internet, y mejorar la equidad y la inclusión en comunidades marginadas.

Otra de las innovaciones será imponer el inglés desde primaria hasta la universidad lo que obligará a enseñar el idioma a decenas de miles de profesores durante el próximo año.

La tercera novedad será la autonomía que logran las escuelas. Un 80% del nuevo sistema será igual para todos los colegios públicos del país, pero un 20% quedará en manos de profesores y padres para que lo ajusten según sus necesidades.

Poner en marcha un transatlántico educativo como el mexicano, el quinto más grande del mundo, con 34 millones de alumnos, más de dos millones de maestros y 260.000 escuelas, tardará un año, según el secretario de Educación que anunció que entrará en vigor en el curso 2018/19.

Sin embargo, el nuevo modelo educativo cuenta con varios retos que ponen en duda el alcance de la medida. Por un lado el dinero. En un momento de desaceleración económica y con el fantasma Trump merodeando las finanzas públicas será difícil dotar de nuevos recursos a las escuelas para la necesaria capacitación de los profesores.

En este sentido, uno de los objetivos del plan educativo anunciado el lunes será aprovechar mejor el dinero destinado. México es el país de la OCDE que más dinero destina a la educación, más del 5% de su PIB, pero es el que peores resultados obtiene debido a que el grueso de los gastos, el 86%, es para pagar salarios.

El resultado es que sólo el 30% de los jóvenes llega a educación superior y México ocupa la última posición en ciencias por debajo de países como República Dominicana, Argelia o Kosovo que cierran la lista de 72 países examinados por la OCDE en 2015.

Por esta razón, junto al nuevo modelo el gobierno mexicano incluyó una hoja de ruta que incluye los planes, programas y un calendario de aplicación del mismo. “No se va a poder hacer todo de un vez”, pero “trabajamos un documento con la Secretaría de Hacienda, que va a dar una ruta para los próximos diez años, con escenarios presupuestales, para que se convierta en una realidad”.

Otro de los desafíos será alcanzar un consenso político que permita su aplicación. A un año y cuatro meses de las elecciones presidenciales de 2018 el nuevo modelo educativo podría quedar aparcado en caso de victoria de un gobierno distinto al del Revolucionario Institucional (PRI), ya que el proyecto no cuenta con la consideración de un pacto de estado, con la que sí contaron otras reformar.

El principal reto del gobierno será lograr llevar su modelo a las escuelas de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas que han rechazado hasta el momento con huelgas y protestas todos los intentos del gobierno por modernizar la educación y ha sumido a estas entidades en los últimos lugares del país

Fuente:http://internacional.elpais.com/internacional/2017/03/13/mexico/1489431383_940844.html

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Analizando el modelo de educación de Finlandia.

Los niños finlandeses no comienzan la escuela hasta la edad de siete años, cuando están preparados para aprender.

Por: Ramiro Campos.

Finlandia inició la reforma de su sistema educativo hace unos cuarenta años. Hoy en día, el sistema escolar finlandés está entre las mejores naciones desarrolladas, según el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA). El aspecto más interesante de su sistema educativo es que Finlandia logró su éxito al romper lo que se considera las normas de educación tradicionales.

Los niños finlandeses no comienzan la escuela hasta la edad de siete años, cuando están preparados para aprender, y la escolarización es obligatoria por sólo nueve años. Los días de escuela son más cortos y las clases son menos. La tarea es mínima. No hay pruebas normalizadas obligatorias. No hay clasificaciones, comparaciones o competencia entre estudiantes, escuelas o regiones.

Sin embargo, el 93% de los finlandeses se gradúan de las escuelas secundarias académicas o profesionales, esto es 17% más alto que en los Estados Unidos. El 66% va a la educación superior, la tasa más alta de la Unión Europea. Y Finlandia gasta un 30% menos por estudiante que los Estados Unidos.

¿Qué otros países pueden aprender de los logros de Finlandia?

Dar a los maestros cierto respeto es un punto básico, el maestro de escuela primaria es uno de los puestos más solicitados y los títulos más competitivos en Finlandia. Los programas de enseñanza aceptan sólo el 10% de los solicitantes y rechazan a miles de estudiantes anualmente. Los mejores y más brillantes candidatos tienen que pasar una serie de entrevistas y exámenes de la personalidad, diseñados para determinar su capacidad natural y unidad para enseñar. Además de los grados superiores y una disposición natural hacia la enseñanza, todos los maestros deben obtener una maestría. El requisito de un grado avanzado confiere esencialmente a los profesores finlandeses el mismo estatuto que un médico o abogado.

Debido a que sólo los estudiantes mas calificados son aceptados para la enseñanza en los programas universitarios, y los profesores están tan bien calificados y bien entrenados, son muy respetados y de confianza para los padres. Los padres tienen confianza en que los maestros harán lo que esté en el mejor interés de los niños. Los profesores, a su vez, son libres de innovar, libres de la burocracia o la regulación excesiva. Mirando puntos clave de este modelo de gestión educativa encontramos lo siguiente:

Los niños de Finlandia no comienzan la escuela hasta que cumplen siete

En Suecia, Dinamarca y Finlandia la escuela no comienza hasta que los niños tengan siete años. De hecho, a pesar del hecho de que los escolares ingleses empiezan a los cinco años de la mayoría de los niños en Europa comienzan la escuela más tarde. Según un estudio reciente de la Cambridge Primary Review: ‘La hipótesis de que una edad temprana de inicio es beneficioso para el logro posterior de los niños no está bien apoyada en la investigación y, por tanto, sigue abierto a la preguntas’.

Todos los maestros deben tener una maestría

Todos los maestros deben estar calificados al menos a nivel de maestría, con el grado totalmente subvencionado.

El sistema escolar está completamente financiado por el Estado

Las escuelas de Finlandia están financiadas con fondos públicos. No hay escuelas de gramática, escuelas privadas, escuelas religiosas o academias. También son dirigidas por expertos en educación en lugar de posiciones políticas y empresarias. Según una reciente encuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): ‘La igualdad es la palabra más importante en la educación finlandesa’.

El 96% de los profesores finlandeses está sindicalizados, según el New York Times. El salario inicial para los profesores es relativamente modesto, pero los profesores de secundaria con 15 años de experiencia representan el 102% de lo que otros graduados de la universidad finlandesa hacen .

Lo que sí nos queda de reflexión es que este modelo es digno de imitar para cualquier nación.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/analizando-modelo-educacion-finlandia/23990241

Imagen: http://ichef.bbci.co.uk/news/ws/660/amz/worldservice/live/assets/images/2015/05/04/150504151709_fin2_624x351_gettyimages.jpg

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Entrevista: Se destina la educación solo a pasar exámenes

Perú/14 de marzo de 2017/Autora:Milagros Asto Sánchez/Fuente: El Comercio

El finlandés Jari Lavonen conversó con El Comercio sobre las ideas que hacen de su país un líder en educación.

Nací en Finlandia en 1958. Soy decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Helsinki y especialista en la enseñanza de física, química y matemáticas. También soy investigador senior. Aunque no lo crean, yo no era un buen estudiante. 

Para muchos, Finlandia es sinónimo de buena educación. Su índice de abandono escolar no llega al 1% y suele disputar los mejores resultados en las pruebas PISA (en su última edición obtuvo el quinto puesto en ciencias, el cuarto lugar en lectura y el duodécimo en matemáticas). ¿Cómo lo hace? El finlandés Jari Lavonen –reconocido experto en el tema– destaca que en su país la educación es gratuita, que los niños finlandeses están entre los que menos horas pasan en el colegio, los que hacen menos tareas y, claro, los que empiezan a ir al colegio a los 7 años.

—En el Perú diríamos que 7 años es un poco tarde…
En la Unión Europea (UE) hay solo cuatro países donde la educación oficial empieza a los 7 años, en la mayoría de países suele empezar a los 5, 6 o incluso a los 4 años. En Finlandia tenemos una educación de preprimaria que empieza a los 6 años, pero el objetivo de esta educación es desarrollar las competencias básicas como la colaboración y la consideración con los otros. Todo ello a través de la creación de juegos. Esto es bastante importante porque los niños tienen que aprender a aprender.

—¿Y a los 7 años ya están listos para aprender?
Esto viene de una tradición bastante larga que dice que los seres humanos deberían ser responsables al momento de ir a la escuela. Además, hay investigaciones que afirman que es mejor ejercitar el cerebro a una temprana edad sin recurrir a una educación formal. También se ha comprobado que es mejor enseñar a leer y escribir a los niños a una edad más tardía porque aprenden mucho más rápido y así evitamos que se frustren.

—¿Cuáles son los errores más comunes cuando pensamos en la educación de los niños?
En muchos países, las autoridades buscan que los docentes sean efectivos y obtengan notas altas de los estudiantes en los exámenes. Sin embargo, esta concepción es bastante mala porque se centra en los exámenes y los exámenes evalúan cosas que se pueden medir, como la memoria u otras destrezas bastante simples. Muchos profesores o familias creen que eso es lo principal y al final le dan más importancia a los exámenes que al hecho de adquirir una competencia adecuada. Se está destinando la educación solamente a pasar los exámenes, ¿dónde quedan la creatividad, la colaboración? Se comete el error de dejar de lado estas capacidades para enfocarse en los ránkings y en la competencia entre las personas.

—¿Buscar la competitividad es otro error?
Yo creo que la competencia a nivel escolar no es positiva porque el trabajo debe ser distribuido entre las personas para que todo funcione bien. Si nos centráramos solo en los exámenes, estaríamos formando personas más comprometidas con la competencia que con la colaboración.

—¿Cuál es la relación que debe tener el profesor con el alumno?
Cuando un estudiante no obtiene resultados altos se suele culpar al docente, pero yo considero que poner toda la presión sobre el maestro no es efectivo. Hay que enfocarnos más en la disposición del docente, en que acompañe al estudiante, pero el centro del proceso es el alumno. El papel del profesor es apoyar a los estudiantes y hacer que ellos se comprometan con su aprendizaje. En Finlandia, los docentes les dan a los alumnos un ‘feedback’ escrito, no con calificaciones numéricas. En mi país los docentes son muy apreciados y la profesión de profesor es muy atractiva. Trabajar en eso es muy positivo.

—Mencionó la prueba PISA, en la que el Perú tiene malos resultados, pese a una última mejoría.  ¿Qué es lo positivo y negativo de esa medición?
La prueba PISA es un examen suministrado por la OCDE con un objetivo: buscar el crecimiento económico de los países e identificar las naciones donde haya tres cosas fundamentales: materias primas, energía y gente inteligente. Esto porque obviamente va a considerar a países que tengan estos tres elementos para invertir o trabajar con ellos. Pero más allá de eso, lo que hace PISA no es medir qué tanto han aprendido los chicos, sino qué tantas competencias han desarrollado para aprender nuevas cosas. Yo creo que ese es su principal aporte. Para mí, el ránking no es importante, pero sí la información que brinda sobre diversas áreas.

—¿Cuáles son los principales enemigos de una buena educación?
Yo creo que el más importante es la inestabilidad. Es vital tener una política educativa estable. Si hay muchos cambios, no se va a poder hacer esto de una manera correcta porque se puede tener un ministro con buenas ideas, pero de nada sirve si este ministro cambia el currículo y luego viene otro ministro y lo vuelve a cambiar. La educación funciona cuando hay un ambiente pacífico, una visión común, solo así se puede avanzar. La desigualdad también es un enemigo importante. Mientras más equitativa sea la educación, mejor va a ser el resultado.

—¿Qué dice de un país el tener una mala educación?
Es curioso, las estadísticas dicen que no necesariamente mientras más dinero tenga un país, va a tener una mejor educación; y eso nos dice que no importa cuánto dinero tengamos, sino cómo usamos el dinero.

—Muchos creen que ir a la universidad es el objetivo, ¿debería ser así?
La respuesta es no. La sociedad necesita todo tipo de personas, no solamente a las personas que reciben una educación universitaria o que tienen un grado académico. En Corea del Sur, el 95% de las personas van a la universidad, se enfocan en tener buenas notas, en competir, pero terminan la universidad y no todas tienen trabajo. Esto también afecta a la población porque la gente está más interesada en estudiar que en formar una familia y tener hijos. No creo que eso sea muy positivo. La UE recomienda que alrededor del 40% de personas vaya a la universidad en cada país.

—Si tuviera que resumir en una frase para qué es importante estudiar, ¿qué diría?
Yo creo que es fácil. Es importante aprender habilidades de colaboración para poder desempeñarse bien en la vida y en el trabajo. Me parece que es eso. Para aprender cómo sobrevivir en la sociedad y ser una buena persona.

Fuente de la Entrevista:

http://elcomercio.pe/mundo/actualidad/se-destina-educacion-solo-pasar-examenes-entrevista-noticia-1973441

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CTERA: Las pruebas PISA por el piso

Por: CTERA/Argentina 

Si bien las pruebas PISA están lejos de ser un formato de evaluación que refleje la complejidad de la educación de un país resultó ondignante el juego del gobierno argentino con la OCDE para retirar los resultados obtenidos por Argentina de las pruebas correspondientes al 2015. Con esto se buscó deslegitimar el trabajo realizado por los gobiernos democrático populares reflejado en el avance en el puntaje. La Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), afilada a la Internacional de la Educación, realizó una denuncia al respecto que les compartimos a continuación.

Desde CTERA históricamente hemos cuestionado los sistemas internacionales de pruebas estandarizadas y, especialmente, las pruebas PISA, que son coordinadas por una organización internacional económica que nuclea a los países más ricos del mundo y que, como fin último, pretende imponer un sistema capitalista global que hace permear las lógicas y las reglas económicas dominantes hacia los sistemas de educación, salud y seguridad social, entre otros.

Acerca de este tema, observamos que el día 6 de diciembre de 2016, las tapas de los principales diarios del país que responden al poder hegemónico dan cuenta de un hecho que pone en tela de juicio la supuesta infalibilidad y objetividad de las prueba PISA. Evidentemente, se trata de una reprochable y nefasta operación tejida entre el Gobierno de Mauricio Macri y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) a los efectos de deslegitimar la mejora en los resultados obtenidos por la Argentina.

A la hora de presentar dichos resultados -y no antes-, la OCDE argumenta que, producto de la reestructuración del nivel secundario en la Argentina, hubo una disminución significativa en la proporción de jóvenes de 15 años que formaron parte de la prueba, y que, por tanto, los resultados pueden no ser “comparables”. Por ello, los excluye del «ranking».

Evidentemente, se trata de una decisión tomada luego de muchas idas y venidas de los funcionarios del gobierno que evidentemente ya sabían con antelación que los resultados habían mejorado -a pesar de que los datos son “confidenciales” hasta el día de la publicación-.

No podemos dejar de preguntarnos si este tipo de “contactos reservados” que se establecen entre la OCDE y las autoridades de los ministerios de educación, también se dan entre la misma OCDE y los “gobiernos amigables” con políticas neoliberales para que, en estos países, “se llegue a buenos resultados”. Como es el caso tan referenciado de México, que es presentado por el poder hegemónico como un país del Continente con muy buenos resultados en PISA, pero que, sin embargo, mantiene los mayores índices de analfabetismo.

También nos preguntamos ¿por qué desde la OCDE igualmente recibieron la muestra, la analizaron, interpretaron, puntuaron y tabularon? ¿recién el día de la publicación de los “resultados” se dieron cuenta de que no era válida la muestra? ¿Qué “laboratorio” -de cualquier rubro que sea- decide analizar una muestra si sabe de antemano que el procedimiento de recolección ha estado viciado, es “defectuoso” o tiene errores? ¿O será que: una vez vistos los resultados, se tuvieron que tejer argumentos ad hoc para no tener que reconocer que, en países como la Argentina, donde se venían aplicando políticas populares de inclusión e igualdad e incrementando considerablemente el presupuesto educativo, igualmente se podían mejorar no solo la calidad educativa, sino también los resultados en pruebas de este tipo?

Tal como lo expresaba Adriana Puiggrós en su nota del diario Página 12, precisamente aquello que la OCDE considera “errores” no son otra cosa que las particularidades y cambios de los sistemas educativos de cualquier país. Específicamente en Argentina, los sistemas escolares han estado en procesos de cambio a partir de la implementación de la Ley de Educación Nacional, en la cual se redefine el nivel de educación secundaria, luego de un período en el que la misma había estado fragmentada en dos instituciones separadas, según las diferentes provincias. Hecho por el cual se redujo la cantidad de escuelas a ser tenidas en cuenta para la muestra. Evidentemente, la rigidez de los instrumentos que utiliza la OCDE no permite adecuación alguna frente a los cambios que se producen en el objeto que “miden”.

Esta vez, los instrumentos aplicados en la Argentina chocaron contra la realidad: los sistemas educativos cambian y no pueden ser medidos siempre de un único modo, sino que se requiere tener en cuenta los procesos históricos y los contextos. “Evaluar como se debe la educación no admite la ´instantánea´ sino que requiere el análisis de una película”.

ARGENTINA 2006 2009 2012 2015
Ciencias 391 401 406 432
Matemática 381 388 388 409
Lengua 374 398 396 425

                                                                                      Fuente: OCDE, PISA.

Así dan los números de PISA que reflejan que la Argentina mejoró en los resultados de las pruebas. Pero desde CTERA seguimos sosteniendo que estos datos no dan cuenta de la realidad educativa en toda su complejidad, porque son limitados, reduccionistas, descontextualizados, jerárquicos, homogeneizantes y prescriptivos; en definitiva, colonizantes.

Hoy es necesario intervenir para la construcción de un proyecto político-pedagógico democrático, con inclusión, igualdad y respeto por la diversidad, y recién en ese marco definir un verdadero sistema de evaluación educativa que no quede reducido a lo que este gobierno hoy quiere imponer como un simple dispositivo de pruebas estandarizadas.

Fuente: http://www.ei-ie-al.org/index.php/1403-ctera-las-pruebas-pisa-por-el-piso

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¿Hasta cuándo?

Por: Marta Elena Bedoya R.

Bernard Hugonier, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en el Foro nacional de la Calidad educativa en el 2010, hizo especial énfasis en la necesidad que tiene Colombia a disminuir la brecha educativa que existe entre las élites y las clases menos favorecidas que no tienen acceso a educación y el cuidado desde edades tempranas.

Desde 1994, la Ley General de Educación y los decretos que la reglamentan, señalan que la educación preescolar, la educación que se debe impartir a los niños, antes de iniciar la educación básica y la cual,  comprende tres grados: Pre-jardín para los niños de tres años, Jardín para los niños de cuatro años y Transición o Preescolar para los niños de cinco años, este último un obligatorio constitucional y la cual se prestará en forma gradual, de acuerdo con los planes de desarrollo, una vez,  esté cubierto el 80 por ciento del preescolar, y al menos el 80 por ciento de la educación básica.

Ese “al menos” que es el llamado de atención para nuestros gobernantes, se quedó por siempre, pues, han pasado 23 años de expedición de la norma y las cifras sobre cobertura educativa de los niños entre 0 a 6 años, corroboran en que es muy poco lo que se avanzado en la Educación Inicial, a pesar de la estrategia de “Cero a Siempre” que impulsa el actual gobierno, que a diciembre de 2014, señala que de los 4.3 millones de niños menores de 5 años en situación de vulnerabilidad, tan sólo alrededor de 925.529 mil, reciben atención integral. (Revista Dinero, mayo 29-2015-Nº470)  Por el contrario, las noticias que nos llegan con frecuencia son las amenazas de huelga de las madres comunitarias, además, de las cifras preocupantes de las altas tasas de desnutrición infantil y muerte por la ausencia y abandono del Estado.

 Así, en la encuesta Nacional de situación Nutricional en Colombia (ENSIN), realizada en el 2010, el 3.4% de los niños menores de 5 años, tenían desnutrición global (deficiencia de peso para la edad) y 13.2% desnutrición crónica (deficiencia de altura para la edad). Deplorable las cifras en la población indígena, de 7.5% y 29.5%. (Revista Dinero, mayo 29-2015-Nº470) La inversión de más impacto para reducir la pobreza y la desigualdad, en las condiciones de vida de las familias, es la que se haga en los niños. Colombia invierte anualmente $2.8 millones por niño en un centro de desarrollo Infantil y $2.1 millones en modalidad familiar, que cubre: el 70%  nutrición, vacunación y propuesta pedagógica. ¿Esperar hasta cuando la atención al 100 % de niños?

Fuente: http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/hasta-cu-ndo-1703.html

Imagen: http://delaurbe.udea.edu.co/wp-content/uploads/2015/04/Educaci%C3%B3n.jpg

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Representantes de OCDE visitan Costa Rica para analizar proceso de adhesión

Costa Rica / www.eleconomista.net / 1 de Marzo de 2017

Representantes de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) visitan Costa Rica esta semana con el fin de analizar los avances del proceso de adhesión del país al organismo, informó hoy una fuente oficial.

La delegación de la OCDE está encabezada por el secretario general adjunto, Douglas Frantz, y el director de asuntos legales y coordinador de adhesiones, Nicola Bonucci, quienes sostendrán reuniones con autoridades costarricenses desde hoy y hasta el miércoles próximo.

«Esta visita se enfocará en analizar el nivel de avance de las evaluaciones de adhesión pendientes, y explorar los próximos pasos y la manera de abordar las recomendaciones de mejora requeridas», explicó en un comunicado el Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica (Comex).

La delegación de la OCDE tratará con representantes del Gobierno costarricense temas como estadísticas, política ambiental, competencia, manejo de químicos y desechos, asuntos fiscales y transparencia y gobernanza pública.

Además, los miembros de la OCDE sostendrán un encuentro con diputados en la Asamblea Legislativa para conversar sobre el rol del Legislativo durante este proceso.

A finales de enero el Comité de Comercio de la OCDE dio su aprobación a Costa Rica en esa materia y aún resta por conocer la evaluación de otros 21 comités de la organización para determinar si permite la adhesión del país.

El Comité de Comercio evaluó desde 2014 a Costa Rica en asuntos como la transparencia y apertura en la toma de decisiones, la aplicación del principio de no discriminación, el uso de medidas armonizadas a nivel internacional y medidas para evitar restricciones innecesarias al comercio.

Además, en la aplicación de principios de competencia, y la protección de los derechos de propiedad intelectual, entre otros.

En mayo de 2012, Costa Rica presentó formalmente su interés de incorporarse a la OCDE y en abril de 2015 la organización decidió invitarle a iniciar el proceso formal de adhesión, tras lo cual se diseñó y adoptó en julio de 2015 la hoja de ruta que define los términos y condiciones a seguir.

La OCDE agrupa a 35 países miembros y su misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social.

Fuente: http://www.eleconomista.net/2017/02/27/representantes-de-ocde-visitan-costa-rica-para-analizar-proceso-de-adhesion

 

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