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Vino viejo en odres nuevos

Por: Manuel Gil Antón

Ahora resulta: como no habrá actividades presenciales en las instituciones de educación superior durante meses, en casi todas (públicas y privadas) se han organizado cursos y se recomiendan videos para formar docentes digitales. A toda prisa.

Incluso se considera que, en esa dimensión, la pandemia ha abierto la posibilidad de un gran avance: modernizar los procesos de enseñanza por medio de recursos tecnológicos. Dado que no hay remedio y la mayoría de los cursos serán a distancia, se abre la oportunidad de mejorar la actividad docente en nuestras universidades. Albricias.

Quizá sea un espejismo. Existen argumentos que ponen en cuestión esta expectativa, fincados en la misma lógica del antiguo adagio: Quod natura non dat, Salamantica non praestat. En este caso no se trata de pedir a la Universidad de Salamanca que otorgue lo que no da la naturaleza, sino de esperar que lo digital genere lo que en lo presencial está ausente: perspectiva pedagógica, capacidad de propiciar ambientes de aprendizaje, habilidades y respeto por la complejidad de la actividad docente.

Como cualquiera puede enseñar pues basta ostentar un certificado de estudios con los debidos sellos. Dado que “dar clases” es equivalente a repartir conocimientos como quien distribuye latas de atún, y se es mejor docente en la medida en que pasa el tiempo y se acumulan cursos sin que alguien reclame, el hecho de trasladar esta concepción a la más moderna computadora o al programa que salió ayer para retratar a un salón de clases en las pantallas, no producirá mejora alguna. Esta noción tan pobre de uno de los oficios más complejos que hay, así se transmita en quinta dimensión, alta definición y sonido envolvente vale lo mismo: casi nada.

¿Habrá algún momento en que las y los profesores de las universidades aceptemos que aunque (a veces) contemos con el dominio del contenido de nuestra especialidad, salvo excepciones no tenemos ni idea de cómo se consigue el dominio pedagógico del contenido que se propone aprender?

El menosprecio por la densidad intelectual que implica la docencia es muy grande, y lo más grave es que ni siquiera es percibido en nuestras instituciones. ¿Cuántos puntos se conceden, en la feria de las vanidades académicas, por ser responsable de un curso, en comparación con redactar un artículo, perdón, un peiper, en alguna revista reconocida por su alto impacto? Unos cuantos. A veces ni el 10%.

Las palabras nos descubren, nos desnudan: hay “carga” docente y se realiza investigación. Una es fardo y la otra real. ¿Sólo das clases? Qué pena. El compromiso con los y las estudiantes es mucho menor, por parte de quienes reciben pago por investigar, que con las comisiones dictaminadoras en la mayoría de los casos. Y tanto estos, como quienes forman parte de la academia por tiempo repleto, o van a dar una clase para luego ir al despacho o a la otra chamba, carecemos de la debida formación para la docencia.

¿Pensamos, acaso, cuál es el aprendizaje esperado en la sesión de mañana, y generamos una modalidad que permita valorar si se consiguió por parte de quienes están en nuestra lista? ¿Damos espacio para que ocurra el aprendizaje de manera colegiada, o le ponemos diez a quien repita mejor lo que decimos, dictamos o indicamos que es correcto? ¿Estamos frente a personas inteligentes en el salón, o nuestro público carece de rostro pues solo existe si es nuestro eco? Si no se aburren, ¿aprenden? En caso de ser amena nuestra perorata, ¿hacen suyo un tema para pensar por su cuenta? Misterio. Mas misterio irrelevante.

¿Algo cambiará porque usaremos computadoras con ZOOM? No. Lo que subyace no es asunto de forma: es de fondo. ¿Algún día estaremos dispuestos a reconocerlo? Ojalá.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/vino-viejo-en-odres-nuevos/

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Maestros de Haití podrían ir a huelga tras reanudación de clases

Centroamérica/Haití/16 Julio 2020/prensa-latina.cu

El Grupo de Iniciativa de Maestros en Lucha, que aúna a docentes de la enseñanza pública, anunció hoy que podrían ir a huelga si las autoridades ignoran sus demandas.
Dady Charles, coordinador adjunto de la plataforma, señaló que el Ministerio de Educación tomó la decisión de reiniciar el curso académico sin consultar a los diversos sindicatos, en la conformación de protocolos pedagógicos y sanitarios, en el contexto de la actual crisis de salud.

Asimismo, reiteró que no tomaron en cuenta exigencias de varios años como el ajuste salarial, aplicación de a ley relativa a estatus especial de los maestros, el pago de honorarios atrasados, entre otras demandas.

Charles aseguró a la plataforma digital Vant Bèf Info que si es necesario relanzarán el movimiento de huelga en todas las escuelas públicas, tan pronto como se reanuden las clases.

A inicios de julio, el presidente Jovenel Moïse informó la reapertura de las escuelas a partir del 10 de agosto, luego de que el azote de la Covid-19 y su rápida propagación obligaran a su cierre.

Además de la pandemia que lo cercenó unos tres meses, el año académico 2019-2020 también fue mutilado por las masivas protestas antigubernamentales en septiembre y octubre pasado, y muchas escuelas solo abrieron sus puertas a finales de noviembre.

El titular del sector, Pierre Josué Argenor Cadet, detalló que la fecha anunciada solo afecta a estudiantes de noveno grado en adelante, mientras que a partir del 17 de agosto se reincorporarán las otras clases.

Señaló además que la cartera educativa informará en breve los protocolos sanitarios y las instrucciones pedagógicas a seguir por los centros docentes del país para facilitar la reanudación de las actividades escolares y proteger de la pandemia a los estudiantes, profesorado y personal administrativo.

De igual manera, se publicará un calendario revisado que incluirá indicaciones sobre la organización de eventos oficiales.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=381888&SEO=maestros-de-haiti-podrian-ir-a-huelga-tras-reanudacion-de-clases
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Siete consejos prácticos para estudiar en casa y preparar exámenes

Noticia/16 Julio 2020/semana.com

¿Te cuesta estudiar, y aún más en medio de la pandemia? La oficina de la Unesco para América Latina ofrece consejos prácticos para estudiar en tiempos de covid-19

¿Te cuesta estudiar? ¿y aún más en medio de la pandemia por el coronavirus?

Puede ser que en general estudiar te resulte una actividad difícil y que el encierro por la pandemia no ayude demasiado a que encuentres concentración y te organices.

«Poner a las personas en cuarentena tiene posibles consecuencias mentales. Las primeras pueden ser la sensación de estar abrumado, no poder hacer frente (a las obligaciones), tener problemas para dormir, volverse más irritable…», le dijo a BBC Mundo Elke Van Hoof profesora en Psicología de la Salud de la Universidad de Vrije en Bruselas y especialista en estrés y trauma.

Pero aunque te cueste, no todo está perdido.

Por eso, la oficina de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO ofrece consejos prácticos para estudiar en tiempos de covid-19, dando recomendaciones para mantenerse motivado durante el estudio de forma remota, y cómo organizar una rutina diaria equilibrada.

Aquí te dejamos 7 consejos útiles para estudiar y prepararte para los exámenes.

1. Pide planes de estudio

Ilustración de una mano con un cronómetro.UNESCO/CAROLINA WALKER

Solicita a tus profesores los planes de estudio de todas las materias. Esto te dará una idea de los temas que necesitas cubrir, su secuencia aproximada, el tiempo necesario para su preparación y los criterios de evaluación del desempeño.

2. Define prioridades y necesidades

Ilustración de un blanco con una flecha.UNESCO/CAROLINA WALKER

Si la historia es tu principal interés y estás contento con solo obtener una nota para aprobar matemáticas, planifica tu trabajo de esta manera.

No es necesario ser un maestro en todas las materias. 

Ten en cuenta que tu ritmo de aprendizaje puede cambiar cuando estudias en casa, por lo que algunas cosas pueden parecer más fáciles que antes, mientras que otras pueden demorarse más de lo habitual.

3. Identifica dificultades y habilidades

Ilustración de un niño pensando.UNESCO/CAROLINA WALKER

Invierte más tiempo en cosas que te resulten más difíciles, como la parte oral del examen de español, si leer y escribir te parecen cosa fácil.

4. Listas de tareas

Ilustración de un calendario y un reloj.UNESCO/CAROLINA WALKER

No intentes memorizar todas las fechas históricas de guerras y levantamientos durante la cuarentena.

Es mejor que hagas que un plan mínimo y realista para un día o una semana.

Utiliza tus horas más productivas en las tareas más difíciles.

5. Gestiona tu tiempo

Ilustración de una niña leyendo en una computadoraUNESCO/CAROLINA WALKER

Puedes explorar técnicas para gestionar tu tiempo de manera más efectiva.

Lee sobre el Principio de Pareto, también conocido como la regla de 80-20, que dice que 20% de tus actividades te dará el 80 % de los resultados.

Es decir, que en una lista de 10 cosas por hacer, dos de esas cosas valen más que las otras ocho juntas. Así que enfócate en ellas.

También están el sistema Kanban, la técnica Pomodoro, entre otros, y una variedad de aplicaciones de productividad, tales como Forest o Plantie.

6. Recursos abiertos

Ilustración de una niña con aplicaciones.UNESCO/CAROLINA WALKER

Puedes utilizar recursos educativos abiertos como cursos por internet, las videoconferencias y los canales educativos de YouTube te darán variedad a tu aprendizaje.

7. ¡No te olvides del recreo!

Ilustración de un joven haciendo ejercicio.UNESCO/CAROLINA WALKER

Haz una pausa cada una hora.

Un poco de ejercicio es lo mejor que se puede hacer durante esos descansos.

Planifica con anticipación cuánto tiempo pasarás en las redes sociales y no excedas este límite.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/coronavirus-7-consejos-practicos-para-estudiar-en-casa-y-preparar-los-examenes/686173

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Asociación Dominicana de Profesores contrario a educación virtual

Centroamérica/República Dominicana/09 Julio 2020/prensa-latina.cu

La presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Xiomara Guante, consideró hoy que la modalidad virtual en el sistema educativo es improcedente para el próximo año escolar 2020-2021.
Según la versión digital de Diario Libre, Guante expuso que el confinamiento y la suspensión de las clases presenciales a raíz de la pandemia de coronavirus demostraron, al menos a nivel de la educación pública, que el país no está listo para impartir un año escolar enteramente por la vía virtual.

‘Los maestros tuvieron que improvisar, trabajar con plataforma no idóneas, hicieron un gran esfuerzo y ese esfuerzo tuvo sus frutos, sin embargo, el esfuerzo no pudo ser canalizado por las autoridades, porque no estaban preparadas para eso y no hubo una línea definida desde el Ministerio de Educación’, agregó.

Asimismo, recordó, durante una reunión con el Consejo Nacional de Educación, la ADP planteó que el modelo a adoptar en el actual contexto de la pandemia en el país debe ser híbrido, que combine clases presenciales y a distancia.

Por último, explicó que el modelo híbrido contempla una parte presencial, guardando el debido distanciamiento físico y medidas para la prevención del coronavirus, con la división de los cursos para evitar aglomeraciones, y otra que se imparta de manera virtual.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=380549&SEO=asociacion-dominicana-de-profesores-contrario-a-educacion-virtual
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Lecciones de la pandemia: el caso mexicano

Por: Juan Carlos Yáñez

La pandemia continúa su explosiva contabilidad en México cuando escribo estas líneas, en el amanecer del primer domingo de julio. El ciclo escolar concluyó. Es tiempo de descanso para maestros y estudiantes. Autoridades educativas y expertos pronostican una sangría considerable de alumnos que abandonará el tercer sistema educativo más grande de América. Un millón, más o menos, son expulsados de las aulas cada año entre secundaria y bachillerato. La cifra podría incrementarse notablemente ante la pérdida de empleos y la exigencia de cubrir necesidades elementales en las familias.

El inicio del próximo año lectivo se estima para finales de agosto en enseñanza básica y bachillerato; en las universidades, un mes más tarde. En marzo se decretó la suspensión oficial de clases presenciales y cien días después la pandemia es indomable para gobiernos zigzagueantes. Jalisco, uno de los 32 estados de la República, ya anunció que volverán hasta el 2021. Tampoco hay certidumbre, pues, en cuándo regresaremos.

¿Aprendimos de la contingencia que llevó las clases y tareas a las hogares de más de 35 millones de estudiantes y 2 millones de docentes? ¿Aprendieron los sistemas escolares nacional y estatales?

Las enseñanzas

Durante los meses del programa nacional Aprende en casa se hizo patente que la escuela es el corazón del sistema educativo actual, y una de pieza definitiva en la estructuración de la vida social. Que su valía y presencia no se limita a las cuatro, seis u ocho horas de clase que duran las jornadas en los distintos niveles, sino que ordena la vida familiar, social, laboral y económica, en buena medida. Si el sistema educativo es tan importante, como el aporte de sus maestros, ¿habrá correspondencia en las políticas y presupuestos?

Las encuestas oficiales que miden equipamiento y acceso a las tecnologías dibujaban una radiografía de inequidades descomunales entre regiones del país, entre estados, municipios, ciudades y colonias. México es muchos Méxicos, se repite. La estrategia Aprende en casa, basada en los libros de texto gratuitos y las plataformas de Google y YouTube, reconfirmó que las diferencias eran reales y no solo datos estadísticos. Puso un espejo ante los ojos de los gobernantes y les impone el diseño de políticas para concretar el derecho a la información y reducir inequidades.

Frente a las exigencias de instrumentar una enseñanza remota, apoyada en el uso de las distintas herramientas de moda, se desafió la capacidad, imaginación y paciencia de los maestros. El saldo habrá sido heterogéneo, a juzgar por las evidencias conocidas, con efectos no solo en ellos, sino en las posibilidades de aprendizaje alcanzado por los estudiantes. Es verdad que el país había invertido en tecnologías y equipos, pero se confirmó el fracaso y la lección es que no pueden replicarse tantos yerros en un campo que transformará el paisaje escolar en el futuro inmediato.

Mejor librados salen los maestros, sin generalizaciones, en la organización colegiada. La contingencia pedagógica apelaba a los acuerdos, a planear y ejecutar juntos, a reunirse para seguimientos y ajustes. La proliferación de seminarios web, reuniones y grupos de WhatsApp induce a creer que ante la falta de certidumbre, la colegialidad disminuyó angustias. Habrá que afinar aspectos cruciales: contenidos relevantes, actividades significativas, creación de materiales, buenas prácticas y mecanismos eficaces de evaluación, entre otros.

La clase tradicional, basada en la palabra del maestro, no se infectó de coronavirus, ni se jubilará de las aulas, pero quedó seriamente lastimada en su credibilidad y eficacia. La organización didáctica del salón podría ser una de las primeras beneficiarias en el retorno, por la demografía pospandemia y por las ventajas que también habrán descubierto los profesores de una más óptima dosificación de tiempos.

Con el peso de la responsabilidad depositado en los hogares, especialmente en las madres de los niños, se abrió una asociación insospechada entre la escuela y la familia que, con frecuencia, se miraban de reojo. La contingencia puso en claro que la familia puede ser un actor pedagógico que potencie el esfuerzo cotidiano de los maestros, y que los tres, alumnos, paterfamilias y maestros ganarán si construyen una relación fincada en confianza y solidaridad.

Una última lección que debió aprender el sistema educativo es que la televisión y la radio, por su amplitud y penetración, pueden ser agentes con un mensaje pedagógico permanente, y no solo con programación emergente en circunstancias extraordinarias. Radio y televisión deben ser, con las regulaciones correspondientes, parte del nuevo sistema educativo.

Las materias suspendidas

La pandemia y Aprende en casa también dejaron en suspenso varias materias: la creencia casi mítica en que, en la modalidad remota, basta con la tecnología para resolver los problemas pedagógicos, visión que conduce a lo que algunos definen como embrutecimiento tecnológico; el problema es centralmente pedagógico, luego aparecen los medios disponibles y condiciones para cumplir los fines.

Exhibida quedó también la tentación del control burocrático de distintas formas, reconocidas por las propias autoridades. Frente a la incertidumbre y desconfianza, se optó por el tráfico de evidencias de abajo arriba: de los teléfonos de los maestros a los directores, y estos a sus supervisores, luego a las autoridades; por otro lado, los reportes y grupos de WhatsApp en muchos casos cumplieron tal cometido.

A la carencia en equipamiento tecnológico en hogares de alumnos y maestros debemos sumar la necesidad de reformular el proyecto de los libros de texto gratuito, diseñados para trabajar con el maestro al lado, no como materiales de autoestudio, matiz que ahora deberá introducirse en sus rediseños.

En casa hubo disposición, sobrecarga de trabajo especialmente en las mujeres, que se magnifica por las señaladas precariedades tecnológicas y porque en muchos casos había obstáculos para apoyar, por padres o madres que no cursaron estudios más allá de la enseñanza secundaria.

Tres aspectos merecen tratamiento aparte pero no hay espacio ahora: la bulimia de tareas en que derivó, en muchos casos, el programa Aprende en casa; el descuido o falta de claridad sobre las necesidades socioemocionales de todos los implicados (madres, maestros, niños) y la negación sempiterna de la voz a los protagonistas en el diseño del programa que llevó la enseñanza y el aprendizaje a los hogares.

Son muchas las enseñanzas y las asignaturas pendientes que deja la pandemia, pero poco el tiempo para procesarlas y convertirlas en decisiones, políticas y programas. Con indicios de que se trabajará en esa dirección ya podría ser alentador el retorno gradual a las aulas en otoño.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/07/08/lecciones-de-la-pandemia-el-caso-mexicano/

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Entrevista a Albert Sangrà: “La mayor angustia de alumnos, familias y docentes es que desconocíamos lo que se nos venía encima”

Entrevista/09 Julio 2020/Autor: Nacho Meneses/elpais.com

El posible impacto de los rebrotes de coronavirus una vez iniciado el curso hace necesario avanzar a un modelo de escuela híbrida, bien diseñado y con los recursos suficientes

La crisis sanitaria provocada por la pandemia de covid-19 ha supuesto un verdadero terremoto para la educación de muchos países. En España, más de 10 millones de alumnos se vieron de la noche a la mañana empujados a un largo confinamiento que obligó a repensar, de urgencia, todo un sistema educativo, y la posibilidad de que surjan nuevos rebrotes de la enfermedad en el otoño obliga a considerar todos los escenarios posibles. Entre ellos, el de la escuela híbrida, que de una u otra manera combina periodos de enseñanza presencial y online, se erige como uno de los más probables. Pero ¿cómo debería ser esta educación mixta? ¿De qué manera es necesario prepararse? De ello hablamos con Albert Sangrà, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Pregunta. ¿Cómo debería ser un modelo híbrido presencial y online?

Respuesta. Hay a quien le gusta decir que los modelos híbridos son la solución a todo porque toman lo mejor de los dos mundos, el presencial y el virtual. Pero lo cierto es que eso depende de muchas cosas. Tenemos que prepararnos para modelos híbridos no programados, aquellos que, desgraciadamente, sean el resultado de un nuevo confinamiento general o parcial, o de la necesidad de no disponer de todo el espacio en las aulas, y tener que funcionar con grupos alternos, en los que unos días van unos y otros días van otros.

Si la escuela no puede ser presencial, ¿cómo actuamos? No podemos repetir lo que hemos hecho hasta ahora, porque entonces sí que demostraríamos ser incapaces de gestionar de forma adecuada nuestro sistema educativo. Si ya sabemos que esto puede suceder, vamos a establecer protocolos y mecanismos que nos permitan hacer frente a modelos híbridos no programados, que no sabemos cuándo van a suceder; son los que nos sacarán mejor las castañas del fuego.

P. Pero no todos los centros tienen los mismos recursos.

R. Los modelos han de ser lo suficientemente flexibles en su aplicación como para tener en cuenta la diversidad entre centros. Más que de muchas directrices, soy partidario de desarrollar unos modelos híbridos que permitan a los centros tener una cierta capacidad de actuación.

A los centros educativos se les está dando la responsabilidad de aplicarlo, pero no sé si se les proporciona la formación y las herramientas necesarias para hacerlo. Si no se hace, la sensación es que tenemos que volver a clase a cualquier precio, y en estos momentos ese precio es muy alto. Vamos a empezar el curso de manera presencial, pero nadie nos dice cuántas veces tendremos que dejar de hacerlo a lo largo del próximo año o de los dos próximos cursos.

P. ¿El modelo mixto es siempre preferible a un modelo puramente virtual?

R. Si nos encontramos en una situación en la que nos dicen que mañana no se puede ir a clase, tengo que tener una solución preparada, y si no puedo ir a la escuela, a lo mejor no es híbrida. Es necesario desarrollar una buena solución online, no un parche, como hemos intentado poner hasta ahora, con muy buena voluntad. Claro que tendríamos que dar un enorme reconocimiento a todos los profesores y profesoras, y a los directores y directoras de centros, que durante ese periodo han hecho lo posible (y más) para dar servicio a todos los alumnos y alumnas; pero eso no significa que fuera lo mejor: es lo que era posible y viable en esos momentos y condiciones.

Ahora es diferente, porque lo podemos ver venir. Por eso, si no nos preparamos para otra eventualidad semejante, es que somos tontos de remate. Hay que hablar de cómo tiene que ser una educación online de calidad, que nos permita alcanzar resultados parejos e incluso superiores a lo presencial. Cuando podamos, volveremos a hacerlo presencial y, a lo mejor, como hemos aprendido mucho al hacer lo otro, podremos pasar por periodos en los que digamos “mira, esto lo podéis hacer desde casa, en el entorno virtual”. Hibridizar eso nos resulta más fácil, porque sabemos hacerlo y porque vemos que tiene unos beneficios que antes desconocíamos y que ahora pueden dar un valor añadido.

El profesor Albert Sangrà.
El profesor Albert Sangrà. UOC

P. ¿No sería mejor comenzar el curso con un modelo ya híbrido establecido, sin esperar a ver si pasa algo?

R. Yo creo que sí, y por eso te hablo de un modelo híbrido no programado. Hay que diseñar las actividades que vayamos a realizar de manera que puedan ser reversibles, y que si sucede algo puedan continuarse de manera online. Eso significa diseñarlas muy bien, y dedicarles mucho más tiempo. Las familias y la sociedad a veces no se dan cuenta del tiempo que implica trabajar como docente; no es solo las horas físicas delante de los alumnos, sino todas aquellas de programación para que luego todo funcione como es debido. En un entorno online, eso es todavía más exigente y necesario.

Es imprescindible formar a nuestros estudiantes en este tipo de actividades, que a veces serán presenciales y a veces virtuales; sobre cómo funcionan y cómo pasar de un momento a otro. Debemos tener transiciones fluidas, y esto solo puede suceder si están ya diseñadas y si hemos formado a las personas para que sepan cómo actuar llegado el momento. La mayor angustia que estos días han sentido muchos alumnos, alumnas, docentes y familias, se ha debido a que desconocíamos lo que se nos venía encima. No sabíamos lo que iba a pasar después.

P. ¿Tenemos tiempo para formar a los docentes?

R. Lo primero que es necesario es un cambio de cultura, pero también hay que asumir que no va a suceder de un día para otro. Probablemente nos costará bastante la primera vez; pero si lo vamos trabajando, cada vez tendremos más facilidad. Yo doy por sentado que vamos a empezar el curso presencialmente, pero supongamos que tenemos un rebrote a mediados de octubre o principios de noviembre. Si en septiembre hemos empezado a formar a los estudiantes sobre lo que pueda venir, sobre cómo se tienen que preparar y cómo vamos a cambiar el tipo de actividades, cuando tengamos que migrar a un entorno completamente online, es posible que muchas cosas ya sepan hacerlas.

En estos entornos, es fundamental desarrollar al máximo la autonomía de trabajo personal. Es verdad que en edades más tempranas esto es más difícil, porque aún no se ha generado, pero hay que empezar a trabajar en ello. Para el curso próximo, la competencia básica de aprender a aprender tendría que trabajarse en todos los centros de España, porque eso permitirá a los alumnos organizarse y sacar más provecho de los momentos de no presencialidad.

P. La brecha digital no facilita la implantación de un modelo como este…

R. La situación actual ha puesto de manifiesto una serie de problemas del sistema educativo que ya vienen de antes, y que nadie puede esperar que lo solucionen ni la educación digital ni la híbrida. Las desigualdades sociales existen con y sin online, solo que de esta manera se ponen más de manifiesto y no se pueden esconder.

Tenemos que resolver un problema de recursos, empezando por la conexión a Internet de todo el mundo. El acceso a Internet tendría que ser un derecho universal, porque a través de él accedemos a la mayor parte de la información; es lo mismo que cuando se desarrollaron las bibliotecas populares en el siglo pasado, para que todo el mundo tuviera acceso a los libros y a la lectura. En este momento, garantizar el acceso a la alfabetización significa darles acceso a Internet para que puedan ser competentes digitales, con el criterio necesario para poder usar los dispositivos a su alcance, ya sean móviles, tabletas u ordenadores portátiles.

Las administraciones y gobiernos deberían de ocuparse de este aspecto tecnológico, porque sería su contribución para eliminar la brecha digital: esta existe solo si queremos que exista, y hasta ahora, los gobiernos no han puesto de su parte para eliminarla. Ahora nos damos cuenta de que, si no hubiera habido brecha digital, la situación vivida hubiera sido mucho más llevadera para todos. En algunas comunidades, como es el caso de Cataluña, el Gobierno ha facilitado ese acceso a través de paquetes de conectividad para las familias que no lo tenían, e incluso ha facilitado tabletas y computadoras en préstamo o dación. No significa un gasto excesivo para el erario público, y te resuelve un problema de brecha digital. No sé a qué estamos esperando.

P. ¿Qué otras necesidades hay?

R. Es necesario formar tanto a los alumnos como a los docentes, para que el uso de estos mecanismos digitales no sea una mera trasposición en el entorno digital de lo que hacemos en clase presencialmente. Y eso requiere un cierto tiempo. A veces me dicen: “Bueno, pero es que los alumnos de eso saben más que nosotros”. No, perdone. Sus alumnos saben usar más Instagram y TikTok, y si me apuran, en algún caso Tinder. Pero no saben utilizarlo con una finalidad de aprendizaje.

Por otro lado, tenemos de educar también a las familias, para que estas crezcan en su propia competencia digital ciudadana y que entiendan mejor el trabajo que hacen los alumnos en casa, y también la labor de los profesores. Hay un gran nivel de incomprensión sobre el trabajo escolar en entornos digitales, porque las familias, en general, tienen su propia imagen de lo que tiene que ser la escuela, que proviene de cuando ellos mismos iban a la escuela. Pero de eso hace 30 o 40 años, en los que han pasado muchas cosas, los métodos han cambiado y los contenidos no son exactamente los mismos.

Hay quien piensa que la docencia en línea requiere menos trabajo, pero es justo al revés. Y si alguien tiene que gestionar a la vez un entorno virtual y presencial, su carga de trabajo va a ser muy alta. Aquí valdría la pena empezar a introducir en los centros figuras docentes (profesionales de la educación) que sean asistentes de los profesores en esos entornos online. El concepto adecuado sería tender a escenarios de codocencia en los que nos distribuimos lo online y presencial a partes iguales. Hay multitud de mecanismos para poderlo hacer; muchísimos docentes que están en situación de interinaje, y que no tienen plaza en estos momentos; otros que están esperando oposiciones o haciendo sustituciones temporales; estudiantes en prácticas que también podrían ayudar… Si repensamos la organización de los centros escolares a partir de la idea de ese modelo híbrido no programado, lo haremos de otra manera, y la Administración ha de ayudar.

P. ¿Debemos adoptar un sistema de enseñanza basado en las competencias?

R. Sí, pero tengo que recordar que esto no es nuevo; el currículum por competencias hace años que está instalado y que teóricamente funciona. El gran problema que tenemos es que seguimos evaluando por contenidos, no por competencias. Una de las grandes asignaturas pendientes de nuestro sistema es cambiar el sistema de evaluación, porque parece que todo gira en torno a la evaluación; que lo más importante es si vamos a realizar exámenes o no, cuando en realidad lo verdaderamente relevante es que los estudiantes aprendan. Y luego ya veremos de qué forma disponemos de evidencias para saber lo que han aprendido.

Para basarse en competencias, yo recomendaría desarrollar metodologías globalizadas, tendentes hacia el aprendizaje por proyectos, basado en problemas y casos, que integren conocimientos de distintos campos disciplinarios. Se trata de romper un tanto la estructura en asignaturas por otra que nos permita adquirir las competencias, a la vez que desarrollamos conocimientos a partir de situaciones reales.

P. Si esta situación se prolonga mucho en el tiempo, ¿qué impacto podría llegar a tener en la socialización y el desarrollo de los estudiantes?

R. Es importante que la socialización sea presencial, si es posible. Pero si no puede ser, vamos a desarrollar mecanismos que nos permitan socializar en los entornos virtuales. Si me conecto en un entorno de forma síncrona, pero lo hago con seis alumnos en vez de con 30, más que dar una clase lo que tengo que intentar es que sea un espacio de socialización, que nos comprendamos, que nos entendamos y expliquemos lo que pensamos o lo que nos sucede. Después, los contenidos se pueden a aprender de otras maneras, no hace falta que siempre haya una persona que lo dicte. En estos modelos híbridos, el profesorado debería diseñar, y tener preparadas, actividades que sean tendentes a esta socialización.

P. Un modelo híbrido de esta naturaleza puede presentar serios problemas de conciliación a las familias…

R. Es un tema más delicado, ya que si hablamos de empresas no siempre puedes intervenir de la misma forma. Se podrían desarrollar ayudas para las familias que no puedan atender a su hijo, porque por ejemplo los dos trabajen fuera. Creo que una de las estrategias que se va a utilizar, de entrada, es reducir al máximo que estos alumnos tengan que quedarse en casa. En países europeos como Bélgica u Holanda, donde el índice de contagios no había superado un umbral determinado, se ha resuelto sin hacer confinamientos totales: los niños de las familias con ciertas dificultades han podido seguir yendo a la escuela, atendidos por un retén de maestros. Hay que ser muy creativos e imaginativos, para identificar todas las casuísticas que pueden darse, y a partir de ahí vehicular mecanismos que ayuden.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/economia/2020/07/08/actualidad/1594200109_228848.html

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Pandemia y abandono escolar: rectificación obligada

Bernardo Naranjo llamó mi atención. Él y sus colegas de su firma de consultoría, Proyecto Educativo, elaboraron un estudio con el fin de encontrar vías para detener el abandono escolar. Coincide con algunas de las medidas que propone la SEP, pero su diagnóstico es diferente

Carlos Ornelas

En mi artículo del domingo 28 de junio referí que, según la Secretaría de Educación Pública, se corría el riesgo de que alrededor de 800 mil alumnos egresados de secundaria no ingresaran a la educación media, que abandonarían antes de empezar.

El jueves me llamó por teléfono el subsecretario de Educación Básica, Marcos Bucio Mújica, para comentarme que hubo una errata en el boletín. Que se refería a la tendencia pasada y que en el ciclo anterior la renuncia a inscribirse fue de cerca de 80 mil.

Agradecí la llamada y la corrección por las cifras. Transfiero el testimonio a los lectores. El subsecretario Bucio, además, me proporcionó información acerca de las medidas que la SEP tomará para prevenir la deserción en la educación básica.

No son pocas esas acciones: Difundir estrategias para continuar con la sana distancia en el regreso a clases, sistema de monitoreo de asistencia en cada escuela, reactivar el Sistema de Alerta Temprana (que la SEP diseñó para que los planteles estén en condiciones de prestar atención oportuna a alumnos que se encuentran en riesgo de abandono; este asunto merece un comentario amplio que haré en un artículo futuro), reconocimiento del estudio independiente, brindar apoyos sociales, establecer en el Consejo Técnico Escolar, hacer trabajo colegiado para tratar el abandono y rezago, promover la corresponsabilidad con las familias, elaborar materiales didácticos para el caso, e impulsar proyectos colaborativos escolares”.

Suena bien y espero que la SEP pueda cumplirlo, pero me pregunto ¿de dónde saldrán fondos para poner en práctica esas medidas?; es casi seguro que la hacienda pública sufrirá mermas por la crisis económica. Más republicana austeridad.

Bernardo Naranjo llamó mi atención. Él y sus colegas de su firma de consultoría, Proyecto Educativo, elaboraron un estudio con el fin de encontrar vías para detener el abandono escolar. Coincide con algunas de las medidas que propone la SEP, pero su diagnóstico es diferente.

En breve, en 2006 hubo una enmienda que permitió la inscripción de niños a primaria si cumplían seis años antes del 31 de diciembre. En consecuencia, las generaciones que ingresaron entre 2006 y 2008 fueron más grandes, “representaron una ‘burbuja’ que transitó ya por los niveles obligatorios y que, al egresar de la media superior, hacen que la matrícula descienda. Esto habría de ocurrir con o sin contingencia”.

Esta investigación aventura que la matrícula de educación media presenta circunstancias que pueden impulsar la demanda y reducir el abandono escolar. Por ejemplo, atolladeros económicos: ante la disminución de oportunidades laborales para jóvenes, muchos prefieren permanecer en la escuela. “En 2009, en la anterior crisis económica, la matrícula creció 3.3%, casi un punto porcentual por encima de la tendencia de años anteriores”.

La beca universal para la educación media puede ser un incentivo para continuar, pienso. ¡A lo mejor hasta crece la matrícula!

Fuente: http://www.educacionfutura.org/pandemia-y-abandono-escolar-rectificacion-obligada/

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