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Tenemos que pararnos en nuestro terreno, el mejor lugar para alcanzar las estrellas

Por Vijay Prashad

Casi todos los niños y niñas del planeta (más del 80%) vieron interrumpida su educación por la pandemia, según la agencia de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Aunque este dato es sorprendente, lo cierto es que fue necesario cerrar las escuelas cuando el virus infeccioso COVID-19 se extendía por toda la sociedad. ¿Cuál ha sido el impacto de esa decisión en la educación? En 2017 —antes de la pandemia— al menos 840 millones de personas no tenían acceso a la electricidad, lo que significaba que, para muchos niños y niñas, la educación en línea era imposible. Un tercio de la población mundial (2.600 millones de personas) no tiene acceso a internet, lo que —aunque tuvieran electricidad— hace imposible la educación en línea. Si profundizamos, descubrimos que los índices de quienes no tienen acceso a los dispositivos necesarios para el aprendizaje en línea —como los computadores y los teléfonos inteligentes— son aún más nefastos, ya que dos mil millones de personas carecen de ambos. El cierre de las escuelas físicas, por lo tanto, ha provocado que cientos de millones de niños y niñas de todo el mundo se queden sin educación escolar durante casi dos años.

Los macrodatos como este son ilustrativos, pero engañosos. El grueso de quienes carecen de electricidad e Internet vive en zonas de África, Asia y América Latina. Por ejemplo, antes de la pandemia, unx de cada cinco niñxs del África subsahariana, Asia occidental y meridional no había entrado nunca en un aula de primaria. Una de cada tres niñas no tenía acceso a la educación en el norte de África y Asia occidental, frente a uno de cada veinticinco niños. Las proyecciones indican que unx de cada cuatro niñxs de Asia meridional (con una población aprox. de 2.000 millones de habitantes) y unx de cada cinco de África (con una población aprox. de 1.200 millones de habitantes) y de Asia occidental (con una población aprox. de 300 millones de habitantes) probablemente no irá a la escuela en absoluto. Los estudios sobre los niveles de comprensión lectora de los niños y niñas menores de diez años nos permiten comprender más profundamente estas desigualdades: en los países de ingresos bajos y medios, el 53% de niños y niñas no pueden leer y comprender una historia sencilla al final de la escuela primaria, mientras que en los países pobres esta cifra se eleva al 80% (solo es del 9% en los países de ingresos altos).

La distribución geográfica de los países con ingresos bajos y altos revela las mismas divisiones de siempre. Este fue el tema principal del dossier nº 43 (El coronashock y la educación brasileña: un año y medio después, agosto de 2021), resumido en nuestras siete tesis sobre el presente y el futuro de la educación en Brasil. Estas desigualdades regionales y de género eran anteriores a la pandemia, pero se han exacerbado a causa de los confinamientos.

Los signos de mejora aún no son visibles. A principios de este año, el Banco Mundial y la UNESCO señalaron que, desde la aparición de esta pandemia, dos tercios de los países en desarrollo han recortado sus presupuestos de educación. Esto es catastrófico para grandes partes del mundo donde los y las estudiantes dependen de la educación pública y no de la privada. Antes de la pandemia, estas brechas ya eran enormes: en los países de ingresos altos, los gobiernos gastaban 8.501 dólares por niño en edad escolar, mientras que en los países más pobres la suma era de solo 48 dólares por niñx. Los efectos económicos negativos de la pandemia en los países en desarrollo significan que las desigualdades aumentarán, con pocas esperanzas de recuperación. Como resultado, habrá menos recursos para salvar las brechas eléctrica, digital y de dispositivos, con casi ningún fondo para construir bibliotecas de préstamo de teléfonos inteligentes, por ejemplo, y muchos menos recursos para formar a lxs profesores sobre cómo manejar el regreso de lxs estudiantes a las aulas después de un paréntesis de dos años. Dado que las tasas de vacunación siguen siendo bajas en los países de bajos ingresos, los cierres continuarán indefinidamente o se corre el riesgo de propagar las infecciones en las escuelas.

Recientemente, el gobierno indio publicó su Informe Anual sobre la Situación de la Educación 2021, que mostró que un gran número de niños y niñas no estaban escolarizados el año pasado y que menos de una cuarta parte pudo acceder a la educación en línea. A medida que la situación económica de las familias de clase media empeoraba durante la pandemia, la matriculación disminuyó en las escuelas privadas y aumentó en las públicas. Este cambio, en un contexto de disminución del gasto gubernamental en la educación pública, hará que se intensifique la presión sobre lxs estudiantes y el personal de las escuelas públicas, especialmente lxs profesores.

Un estudio de la Federación de Estudiantes de la India (SFI) constató que estas desigualdades continúan en la enseñanza superior, y descubrió que existe una brecha de género del 50% entre quienes utilizan Internet a través de sus teléfonos móviles (el 21% de las mujeres frente al 42% de los hombres). En los distritos tribales de atención especial, apenas un 3,47% de las escuelas tienen acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), según datos del gobierno. Para empeorar las cosas, el cierre de las residencias universitarias ha afectado especialmente a las mujeres jóvenes, ya que vivir fuera del hogar familiar les servía de refugio contra la asfixia del patriarcado en sus múltiples formas, como el matrimonio precoz y las presiones del trabajo reproductivo.

Mientras tanto, una luz intensa brilla en Kerala, un estado del sur de la India gobernado por el Frente Democrático de Izquierda (LDF por su sigla en inglés) donde los índices de educación son del 90%. El gobierno del LDF ha aumentado el financiamiento de la educación en el estado y ha permitido a los gobiernos locales autónomos decidir cómo gastar ese dinero. Antes de la pandemia, el gobierno del LDF de Kerala construyó aulas de alta tecnología; una vez que la pandemia se instaló, creó la infraestructura necesaria para permitir el aprendizaje en línea. Durante la pandemia, más de 4,5 millones de estudiantes asistieron a la escuela no a través de teléfonos inteligentes y computadores, sino a través de First Bell, una emisión de 8:30 a 17:30 en el canal de televisión de propiedad gubernamental Versatile ICT Enabled Resource for Students (VICTERS). Para las familias es mucho más fácil acceder a un televisor que a una tecnología digital más cara. El ejemplo de Kerala muestra el poder de centrar la educación en torno a las capacidades existentes de una comunidad.

La educación no es solo cuestión de dispositivos y aulas. Se trata de cómo se enseña y de lo que se enseña (un punto que vale la pena señalar en el centenario del nacimiento del gran educador Paulo Freire, cuyo legado analizamos en nuestro dossier nº 34, Paulo Freire y las luchas populares en Sudáfrica). 34, Paulo Freire y la lucha popular en Sudáfrica). Muchos de los éxitos de Kerala son consecuencia de una cultura socialista que cree en cada niño y niña, y que cree en la importancia de elevar en lugar de denigrar las culturas de la clase trabajadora y del campesinado.

Desde Brasil nos llega la noticia de que el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) ha permitido alfabetizar a más de 100.000 personas en los últimos treinta y siete años. El MST utiliza técnicas freireanas y el modelo educativo cubano Yo Sí Puedo, desarrollado por el Instituto Pedagógico Latinoamericano y del Caribe (IPLAC). Este modelo surgió tras la promesa de Fidel Castro, en septiembre de 1960, de elevar la tasa de alfabetización al 100%. En ocho meses, el país logró una alfabetización casi total gracias a la Campaña de Alfabetización de Cuba. Un cuarto de millón de personas, la mitad de ellas menores de dieciocho años, se ofrecieron como voluntarias para ir a las zonas rurales y pasar las noches y los fines de semana mejorando las habilidades del campesinado con tizas y pizarras. Utilizaron los conocimientos que las y los cubanos ya tenían y los reforzaron enseñándoles a leer y a escribir, en lugar de tratarlos como analfabetos a los que hay que decirles lo que tienen que hacer. Leonela Relys Díaz, una de las jóvenes voluntarias originales de la campaña de alfabetización, desarrolló el plan de estudios Yo Sí Puedo en 2000. Ahora, el programa utiliza vídeos pregrabados y culturalmente específicos junto con facilitadores locales altamente motivados y formados para aumentar la confianza y las habilidades de las personas. Este programa también se utiliza en Venezuela desde 2003, donde ayudó a enseñar a leer y escribir a 1,48 millones de adultos, erradicando así el analfabetismo en dos años.

Durante la pandemia, los proyectos socialistas —como los del gobierno del LDF en Kerala, los programas educativos cubanos y la campaña de alfabetización del MST— están floreciendo, mientras que otros gobiernos recortan sus fondos educativos. “Siempre es tiempo de aprender”, dice el programa de alfabetización del MST, pero este lema no se aplica en todas partes.

Durante la pandemia, la Universidad de Nairobi, en Kenia, decidió cerrar su Departamento de Literatura. Este departamento fue pionero en los estudios poscoloniales cuando transformó el colonial Departamento de Inglés, permitiendo a las y los académicos y estudiantes profundizar en las artes y la cultura kenianas absorbiendo el potencial de la imaginación africana. Uno de los artífices del nuevo departamento fue el escritor Ngũgĩ wa Thiong’o, que llevó el arte al barrio obrero de Kibera y trajo la estética de Kibera a la universidad. Por ello, wa Thiong’o fue despedido y encarcelado en 1978. Al conocerse el cierre del departamento, escribió el poema “FMI: Fundación Internacional Mitumba’. Dos breves notas: Mmitumba es una palabra swahili que significa “segunda mano”, utilizada aquí para burlarse del Fondo Monetario Internacional; la palabra MmaTumbo significa “estómago”.

FMI: Fundación Mitumba Internacional

Primero, nos dieron sus lenguas.
Dijimos, está bien, podemos hacerlas nuestras.
Entonces dijeron que primero debíamos destruir las nuestras.
Y dijimos, está bien, porque con las suyas nos convertimos en los primeros.
Los primeros en comprar sus aviones y máquinas de guerra.
Los primeros en comprar sus autos y su ropa.
Los primeros compradores de lo mejor que hacen de nuestro mejor.
Pero cuando dijimos que podíamos superarlos
Haciendo lo mejor de nuestro mejor
Lo nuestro de lo nuestro
Dijeron no, deben comprarnos a nosotros
Aunque hayan hecho lo mejor de su mejor
Ahora nos hacen comprar usado lo mejor que tienen
Y cuando dijimos que podíamos defendernos y fabricar las nuestras
Nos recordaron que conocen todos los secretos de nuestras armas.
Sí, nos hacen comprar lo mejor que ya han usado
De segunda mano, lo llaman.
En swahili se llaman Mitumba.
Armas Mitumba.
Autos Mitumba.
Ropa Mitumba.
Y ahora el FMI dicta universidades mitumba
Para producir intelectuales mitumba.
Exigen que cerremos todos los departamentos
Que digan
Tenemos que pararnos nuestro terreno
El mejor terreno para alcanzar las estrellas.

Pero los políticos Mitumba se arrodillan ante el FMI,
la Fundación Mitumba Internacional,
y gritan
Sí señores
Nosotros, los imitadores neocoloniales, damos el mejor bakshish.
La cultura Mitumba crea MmaTumbo kubwa
Para unos pocos con mentes Mitumba.

Fuente: https://rebelion.org/tenemos-que-pararnos-en-nuestro-terreno-el-mejor-terreno-para-alcanzar-las-estrellas/

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Mundo: En 2020, un niño se infectó con el VIH cada dos minutos

La prolongación de la pandemia de COVID-19 está agravando las desigualdades que durante tanto tiempo ha provocado la epidemia de VIH, advierte UNICEF en vísperas del Día Mundial del Sida.

Al menos 300.000 niños y niñas se infectaron por primera vez con el VIH en 2020, o uno cada dos minutos, según ha declarado UNICEF en un informe publicado hoy. Otros 120.000 niños y niñas murieron por causas relacionadas con el sida durante el mismo periodo, o uno cada cinco minutos.

El último informe de El VIH y el sida: Panorama mundial advierte de que la prolongación de la pandemia de COVID-19 está agravando las desigualdades que durante tanto tiempo ha provocado la epidemia de VIH, y está aumentando el riesgo de que los niños y niñas vulnerables, los adolescentes, las mujeres embarazadas y las madres lactantes no puedan acceder a los servicios de prevención y tratamiento del VIH que les pueden salvar la vida.

“La epidemia de VIH comienza su quinto decenio en mitad de una pandemia mundial que ha sobrecargado los sistemas de salud y ha limitado el acceso a los servicios que pueden salvar vidas. Mientras tanto, el aumento de la pobreza, los problemas de salud mental y el abuso están incrementando el riesgo de infección entre los niños, las niñas y las mujeres”, afirmó Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. “Si no intensificamos los esfuerzos encaminados a subsanar las desigualdades que provoca la epidemia de VIH y que ha agravado la COVID-19, es posible que más niños se infecten con el VIH y pierdan la batalla contra el sida”.

Un dato alarmante es que dos de cada cinco niños que padecen VIH no conocen su estado, y solo algo más de la mitad de todos los niños que padecen VIH reciben tratamiento antirretroviral. Algunos de los obstáculos que impiden acceder adecuadamente a los servicios de VIH son conocidos y perduran desde hace tiempo, como es el caso de la discriminación y las desigualdades por razón de género.

Por otro lado, el informe subraya que, a principios de 2020, en muchos países se produjeron interrupciones importantes en los servicios de VIH a causa de la COVID-19. Las pruebas de detección del VIH en los niños de países muy afectados disminuyeron entre un 50% y un 70%, mientras que los nuevos tratamientos para niños menores de 14 años se redujeron entre un 25% y un 50%. Los confinamientos contribuyeron al aumento de las tasas de infección como consecuencia de los picos de violencia por razón de género, la restricción del acceso a una atención continuada y el desabastecimiento de productos básicos. Además, en algunos países se registró una disminución significativa de los partos en centros de salud, las pruebas de VIH entre las madres y los nuevos tratamientos antirretrovirales para el VIH. Un ejemplo extremo es el de la cobertura de los tratamientos antirretrovirales para las mujeres embarazadas de Asia Meridional, que disminuyó drásticamente de un 71% a un 56% en 2020.

Si bien el uso de los servicios se restableció en junio de 2020, los niveles de cobertura siguen siendo muy inferiores a los que se registraban antes de la COVID-19, y aún no se conoce el verdadero alcance de sus repercusiones. Por si esto fuera poco, en regiones muy afectadas por el VIH, una pandemia prolongada podría perturbar aún más los servicios de atención de la salud y acentuar la desigualdad de la respuesta mundial al VIH, según advierte el informe.

En 2020, un 89% de las nuevas infecciones pediátricas por VIH y un 88% de los niños, niñas y adolescentes que padecían VIH en todo el mundo se concentraban en África Subsahariana, y la propensión a infectarse con el VIH era seis veces más alta entre las niñas que entre los niños. Además, un 88% de las muertes infantiles relacionadas con el sida se registraron en África Subsahariana.

Según el informe, a pesar de que se han logrado algunos avances en la lucha contra el VIH y el sida, los niños, las niñas y los adolescentes han seguido quedándose atrás en todas las regiones a lo largo de los últimos 10 años. La cobertura mundial del tratamiento antirretroviral para los niños sigue siendo muy inferior a la de las mujeres embarazadas (85%) y los adultos (74%). El porcentaje más elevado de niños y niñas que reciben tratamiento antirretroviral se registra en Asia Meridional (>95%), seguido de Oriente Medio y África del Norte (77%), Asia Oriental y el Pacífico (59%), África Oriental y Meridional (57%), América Latina y el Caribe (51%) y África Occidental y Central (36%).

Otros datos relativos a 2020 que se incluyeron en el informe son los siguientes:

  • 150.000 niños y niñas de cero a nueve años se infectaron por primera vez con el VIH, con lo que el número total de niños de este grupo de edad que padecen VIH ascendió a 1,03 millones.
  • 150.000 adolescentes de entre 10 y 19 años se infectaron por primera vez con el VIH, con lo que el número total de adolescentes que padecen VIH aumentó a 1,75 millones.
  • 120.000 niñas adolescentes se infectaron por primera vez con el VIH, en comparación con 35.000 niños varones adolescentes.
  • 120.000 niños, niñas y adolescentes murieron por causas relacionadas con el sida; 86.000 tenían entre cero y nueve años y 32.000 tenían entre 10 y 19 años.
  • En África Oriental y Meridional, las infecciones nuevas anuales entre los adolescentes disminuyeron un 41% desde 2010, mientras que, en Oriente Medio y Norte de África, las infecciones aumentaron un 4% a lo largo del mismo periodo.
  • El año pasado, 15,4 millones de niños y niñas perdieron a uno o ambos progenitores por causas relacionadas con el sida. Tres cuartas partes de estos niños, 11,5 millones, viven en África Subsahariana. Los niños que han quedado huérfanos a causa del sida representan el 10% de todos los huérfanos del mundo, pero un 35% de todos los niños huérfanos vive en África Subsahariana.

“Si queremos reconstruir un mundo mejor después de la pandemia, es imprescindible ofrecer respuestas que estén basadas en pruebas y centradas en las personas, que fomenten la capacidad de resiliencia y que sean sostenibles y, por encima de todo, equitativas”, afirmó Fore. “Para subsanar las brechas, esas iniciativas deben llevarse a cabo a través de un sistema de atención de la salud más fuerte y la participación significativa de todas las comunidades afectadas, especialmente las más vulnerables”.

Fuente: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/en-2020-un-nino-se-infecto-con-vih-cada-dos-minutos

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Carlos Henríquez: «La educación en América Latina y el Caribe está en riesgo»

Los datos presentados sobre los avances de la calidad de la educación en América Latina son preocupantes. Carlos Henríquez, miembro del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación de la UNESCO lamentó que el continente está estancado desde 2013 en este aspecto y que 4 de cada 10 niños no pueden desarrollar las competencias básicas lectivas. Aun así Henríquez destaca algunos casos positivos como el de Brasil o Perú.

Fuente: https://www.france24.com/es/programas/invitad-del-d%C3%ADa/20211202-educacion-america-latina-avances-preocupante

 

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Humberto Basilio: Jóvenes invierten menos tiempo en educación por pandemia en el Mundo según investigación

  • Se reportó una baja en el tiempo que niños y jóvenes dedican al estudio desde que inició la pandemia
  • El cierre de escuelas provoca rezago educativo y problemas de salud mental, aún con educación a distancia
  • Más estudios cualitativos serán necesarios para entender a profundidad el impacto del encierro en la educación

La educación a distancia debido al confinamiento por la pandemia ha aumentado la deserción escolar en América Latina y provocado impactos emocionales y sobre el uso del tiempo de los estudiantes, revelan diversos estudios.

Por ejemplo, en México, el total de horas que niñas, niños y adolescentes invierten en su educación cayó un 30 por ciento desde que comenzó la pandemia, según una investigación que utilizó datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que ofrece información mensual sobre la ocupación laboral formal e informal, así como el desempleo de personas de más de 12 años de edad en el país.

Investigadoras de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, analizaron dicha información para entender el impacto de la pandemia en el uso del tiempo de las y los estudiantes desde que el programa “Aprende en casa” fue implementado por el gobierno mexicano en abril de 2020.

Los resultados son “preocupantes” porque advierten una posible deserción escolar importante en el país, especialmente en estudiantes de 15 a 18 años, dijo el estudio que se publicará en la edición impresa de la revista World Development en enero próximo.

Aunque los resultados no muestran grandes diferencias entre el número de niños y adolescentes que trabajan fuera del hogar o se encargan de las labores domésticas antes y después de la pandemia, Cynthia Boruchowicz, una de las autoras, señaló que experiencias previas han demostrado que el cierre de escuelas tiene grandes impactos además de la deserción.

“Esto se convierte en aumento del trabajo infantil, violencia, matrimonio y paternidad adolescente. Y obviamente también tendrá consecuencias económicas en el largo plazo para estos chicos, como la disminución de sus ingresos ”, mencionó en entrevista a SciDev.Net

Deserción y salud mental

En agosto de este año, más de 25 millones de niños y niñas mexicanos volvieron a las aulas después de 17 meses de confinamiento. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señaló que hasta marzo de 2021 casi 1 millón de estudiantes abandonó la escuela, más de la mitad por motivos relacionados a COVID-19.

A nivel regional, las cifras tampoco son alentadoras. Un informe del Banco Mundial estima que el índice de deserción escolar en América Latina y el Caribe aumentará un 15 por ciento, sumándose así a los 7.6 millones de niños y jóvenes que no eran regulares en sus estudios antes de la llegada de la pandemia.

La estimación del Banco Mundial es que el impacto negativo en la educación tendrá consecuencias en la productividad se traducirá en una caída de ingresos de US $ 1.7 mil millones, en América Latina.

Además, las pérdidas –especialmente en aprendizajes– recaerán directamente sobre las poblaciones más vulnerables económicamente , que al mismo tiempo son las que se han visto más afectadas por el acceso limitado a internet . El informe del Banco Mundial anticipa un ensanchamiento del 12 por ciento de la brecha socioeconómica en resultados educativos.

“Necesitamos pensar más en formas de hacer la educación a distancia realmente inclusiva […] Obtener estos datos es importante para pensar cómo equilibrar la calidad de la enseñanza presencial con la virtual y así poder mejorar la calidad de vida de los niños y jóvenes para el futuro ”.

Igor Asanov, jefe del Grupo de Política Científica y de Innovación Basada en la Evidencia, Universidad de Kassel, Alemania

En Perú, por ejemplo, más de 800 mil niños han dejado las escuelas y más de un millón no tuvo, y sigue sin tener, acceso a internet para atender las clases, Señaló Ana de Mendoza, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) durante el webinar “Reapertura, más allá de las aulas” .

Por otro lado, en Ecuador, un estudio en el que se entrevistó a más de 1500 estudiantes de entre 14 y 18 años reportó que el 16 por ciento tenía algún problema grave relacionado con depresión, un factor que ha ido en aumento a partir de la llegada de la pandemia y potenciado por el aislamiento provocado por la educación a distancia.

Estos datos son concordantes también con UNICEF, que apunta que en el país 4 de cada 10 adolescentes afirman decir sentido angustiados o muy tensionados, debido a que la falta de interacciones diarias con sus compañeros y la reducción de la movilidad está provocando la degradación de la condición física y la salud mental de niños y niñas.

Aunque ni el estudio de México ni el de Ecuador analizan la calidad de las horas invertidas en el estudio a distancia, Igor Asanov, jefe del Grupo de Política Científica y de Innovación Basada en la Evidencia de la Universidad de Kassel, y autor del estudio realizado en Ecuador, mencionó a SciDev.Net que generar este tipo de datos será útil para tener mejores estrategias para el futuro.

“Necesitamos pensar más en formas de hacer la educación a distancia realmente inclusiva […] Obtener estos datos es importante para pensar cómo equilibrar la calidad de la enseñanza presencial con la virtual y así poder mejorar la calidad de vida de los niños y jóvenes para el futuro ”, Concluyó Asanov.

Fuente: https://www.scidev.net/america-latina/news/jovenes-invierten-menos-tiempo-en-educacion-por-pandemia/

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Colombia: El impacto negativo de la pandemia sobre los programas de formación técnica

América del Sur/Colombia/03-12-2021/Autor(a) y Fuente: www.elespectador.com

Entre el 2019 y el 2020 las matrículas en este sector se redujeron casi en un 50%. A la espera de los datos de este año, observadores señalan que la tendencia negativa podría continuar.

En el 2019 el país contaba con cerca de 673.000 estudiantes matriculados a programas de formación técnica. Un año después, en medio de la pandemia por coronavirus, esa cifra se redujo a 355.000, lo que supone una disminución de casi la mitad (47,25% para ser exactos) de estudiantes para los programas de este tipo.

Estas cifras las dio a conocer el Observatorio de la Universidad Colombiana, una iniciativa privada del Instituto Latinoamericano de Liderazgo, que también señaló que el mayor impacto de esta reducción lo percibieron los programas de formación para el trabajo y el desarrollo humano ya que pasaron de 592.000 estudiantes en el 2019 a 298.000 en el 2020, una disminución del 49,66%. Por su parte, en los programas técnicos profesionales, ofertados por Instituciones de Educación Superior (IES), la reducción en el mismo periodo de tiempo fue de casi el 30%.

Entre las razones que pueden explicar la caída en el número de estudiantes en los programas de formación para el trabajo y el desarrollo humano, destaca el hecho de que, por naturaleza, son asuntos que requieren interacción física con equipos y prácticas y el tránsito a la virtualidad no fue fácil de hacer. Además, resalta el Observatorio, los jóvenes de estratos medios y bajos, que son quienes en mayor medida acceden a este tipo de programas, debieron priorizar el trabajo antes que el estudio con la llegada de la pandemia.

Miguel Ángel Sandoval, Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Entidades de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano, señaló que otra de las posibles causas está en que “los subsidios y ayudas siempre llegan a la educación superior, nunca a la educación para el trabajo y el desarrollo humano”. Esto, sumado a que el Observatorio apunta que es un sector que no cuenta con el reconocimiento político y mediático, confluyó para que no se recibieran los apoyos necesarios para enfrentar los impactos de la pandemia.

Mientras esperan que las cifras del 2021 estén disponibles para analizar la tendencia del sector durante este último año, el Observatorio señala como otra de las posibles causas “los programas de gratuidad del Estado y los municipios que están impulsando un movimiento de la demanda hacia las instituciones públicas y programas universitarios, con lo que se ayuda al estudio de los jóvenes, pero se está dando un golpe de gracia a la formación técnica”.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/educacion/el-impacto-negativo-de-la-pandemia-sobre-los-programas-de-formacion-tecnica/

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Mala comunicación institucional: estudiantes se sienten traicionados por sus universidades

Por: Paulette Delgado

Los estudiantes se sienten traicionados por su universidad durante la pandemia pero, ¿por qué se sienten así?

Durante la pandemia de COVID-19, las y los estudiantes se han acercado a sus instituciones para que les ofrezcan recursos para cuidar su salud mental y cumplir con sus necesidades educativas. Sin embargo, muchas universidades no han cumplido con estas expectativas, y es probable que los alumnos se sientan traicionados por esto. En un estudio realizado por Alexis Adams-Clark y Jennifer J. Freyd a estudiantes de la Universidad de Oregon, se descubrió que más de la mitad de los encuestados han sentido algún tipo de traición institucional por sus universidades en algún tema relacionado con la pandemia. Para la investigación, el término “traición institucional” se refiere a cuando las universidades dañan a las personas que dependen de ellas o no cumplen con las obligaciones que tienen con el alumnado.

Las encuestas se realizaron entre el semestre de otoño del 2020 e inicios del invierno 2021. Durante este periodo, la Universidad de Oregon usó principalmente el aprendizaje a distancia, sin embargo, la mayoría de los estudiantes de primer año debían vivir en dormitorios en el campus tomando una pequeña cantidad de clases presenciales. El estudio les preguntó al alumnado si su institución creó un entorno seguro donde seguían los protocolos de seguridad, si los violan o si se les dificulta compartir sus preocupaciones sobre el COVID-19. Además, preguntaron si experimentaron síntomas de trauma, como dolores de cabeza, cambios en su estado de ánimo, depresión o ansiedad, en los últimos dos meses.

La encuesta del año pasado reveló que el 67 % del alumnado informó haber experimentado al menos un tipo de traición institucional relacionada con el coronavirus. Este número disminuyó a 55 % en los resultados más recientes. En ambos casos, esos sentimientos estaban relacionados con el trauma. La forma menos reportada de traición fue castigar al estudiante por expresar preocupación ante la situación o negar sus experiencias relacionadas con el COVID-19. Lo preocupante es que entre lo más común, el alumnado reportó que sienten que la institución no cumple con los protocolos de seguridad o que puede ocurrir transmisión del virus o inclumplir con los protocolos en cualquier momento.

Las investigadoras justifican aplicar dos encuestas argumentando que en la primera (llevada a cabo en el 2020), las políticas del Coronavirus eran nuevas y percibidas como inquietantes e insuficientes. Para el 2021 las instituciones educativas ya contaban con más información y pudieron crear mejores protocolos, además de que los estudiantes tuvieron tiempo para acostumbrarse a las políticas. Según la investigación, la disminución de sentimientos de traición institucional se debe a que se modificaron las medidas de seguridad. Sin embargo, el estudio tiene sus limitaciones ya que sólo encuestó a estudiantes de la Universidad de Oregon. “Como tal, es difícil concluir cómo estos resultados se generalizan a otras universidades, que pueden haber implementado políticas y procedimientos COVID-19 marcadamente diferentes”, escribieron las autoras. Las autoras teorizan que las instituciones que tengan medidas de seguridad estrictas, bien pensadas y justificadas, tienen menor riesgo de cometer traición institucional y, como resultado, sus estudiantes pueden experimentar menos angustia psicológica. “Sin embargo, tal conclusión está más allá del alcance del estudio actual”, escribieron.

Sentirse traicionados por sus universidades podría tener ramificaciones para las instituciones mucho después de que la pandemia disminuya o desaparezca, además de afectar negativamente el desempeño académico de los estudiantes. También podría impactar su participación en las actividades universitarias, la inscripción futura y las próximas donaciones a la institución. Las autoras señalan que “el objetivo no es solo reconocer el daño y eliminar la traición institucional, sino reemplazarla con acciones que centren las necesidades de sus integrantes institucionales”.

El alumnado no conoce los apoyos que ofrecen sus universidades

Aquí tenemos el otro lado de la moneda: los alumnos desconocen los apoyos que ofrecen las universidades. En una encuesta realizada por la Universidad de Texas en Austin a más de 120 mil estudiantes de 273 instituciones, cerca del 60 % de los estudiantes contestaron que no sabían si existían servicios de apoyo relacionados con el COVID-19.

Al igual que el estudio de la Universidad de Oregon, los investigadores realizaron una segunda encuesta seis meses después donde el porcentaje de desconocimiento se redujo de 60 % a 49 %. Estos hallazgos subrayan el impacto de la pandemia en la educación superior y sus efectos desproporcionados en los estudiantes, especialmente las minorías. Las universidades tienen un gran trabajo por delante para ayudar a sus pupilos a obtener acceso a los recursos que necesitan y superar los retos que la pandemia sigue creando.

En la segunda encuesta, más de un tercio (34 %) del alumnado respondió que su situación financiera personal es peor ahora que antes que iniciara la cuarentena, cuatro puntos más arriba que en el 2020; y cerca de un cuarto admitieron que tienen dificultades para pagar los estudios. El estudio remarcó que los estudiantes asiáticos, nativos americanos, negros y latinos tenían más probabilidades de tener dificultades financieras que sus compañeros blancos.

Para apoyarlos a completar su educación superior, las universidades estadounidenses han empleado fondos de ayuda federal que incluye ofrecer puntos de banda ancha para aquellos que no tienen acceso a internet hasta cubrir préstamos pendientes. Pero si no conocen estos recursos, no podrán acceder a ellos. “Las universidades están haciendo todo lo posible para comunicarse, pero, ¿cómo nos comunicamos y [con qué] frecuencia? Los estudiantes están tratando de absorber la información, están pensando en un millón de cosas. Se trata de mostrarles la información de apoyo”, señalaron los autores del estudio.

Un medio de comunicación que las universidades usan comúnmente son los correos electrónicos pero muchos estudiantes no revisan su buzón. Sin embargo, es el sistema más sencillo para hacerles llegar avisos, actualizaciones, y comunicarles los tipos de apoyo que ofrecen. Una técnica exitosa, según el estudio, para informar a los estudiantes es involucrar al personal de la facultad. Todos los pupilos interactúan con el profesorado, por lo que es clave que estén bien preparados con información relevante para que la compartan. Además de descubrir las necesidades de sus estudiantes, el profesorado también puede conocer los apoyos que la institución les ofrece.

Para los autores, lo importante es permanecer flexibles ante la pandemia, no sólo en las formas de conectarse con los estudiantes, sino también en la forma de tomar clases ya que hay algunos que prefieren tomar las lecciones en casa, más que la enseñanza presencial o híbrida. El estudio descubrió que el 59 % de los estudiantes evitan activamente situaciones en el campus donde no se garantiza el distanciamiento social. De ese porcentaje, la mayoría pertenece a grupos que experimentaron tasas de mortalidad COVID más altas.

“Nuestros estudiantes están traumatizados por la pérdida de estabilidad. Muchos sufrieron la pérdida de empleo y de cuidadores. El estrés de ¿cómo me mantengo saludable, empleado y trato de avanzar en mis estudios? El impacto en la salud mental ha sido significativo. Ha sido increíblemente estresante para nuestros estudiantes”, señalan los investigadores. Conocer los recursos que tienen disponibles evitará que los estudiantes se sientan traicionados por sus instituciones. Este tipo de encuestas sirve para iniciar una conversación sobre cómo las universidades interactúan con los estudiantes para saber cómo se sienten, qué les preocupa, qué necesitan.

Las crisis de salud y otros desastres son inevitables, y cada vez que suceden, el desempeño académico de los estudiantes se ve afectado. Si las universidades no tienen un buen sistema para comunicar sus recursos de apoyo, así como las medidas que están tomando para crear un entorno seguro para los alumnos, estos se seguirán sintiendo traicionados.

¿Tú conoces los recursos de apoyo que ofrece tu universidad? ¿Cuál crees que es la mejor manera de transmitirle la información al alumnado? ¿Te has sentido a lo largo de la pandemia traicionada por tu institución? Déjanos tus comentarios abajo.

Fuente de la informaión e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news

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Perú: Desafíos de la educación híbrida

Por: elperuano.pe

A raíz de la pandemia, la transformación digital se ha acelerado con mayor énfasis en el sector educativo.

El uso de herramientas digitales se ha expandido y convertido en una obligación en lugares donde se aplica la educación virtual como medida preventiva para evitar contagios de covid-19. Según un estudio de Google, más del 80% de las familias de América Latina se han enfrentado a un escenario de educación 100% virtual.

Sin embargo, el panorama del 2022 apunta a que las clases presenciales continuarán ampliándose de manera progresiva.

“Sea que volvamos al formato híbrido o presencial, el reto está en no dar marcha atrás con lo aprendido en materia del desarrollo de competencias digitales”, dijo a El Peruano Mariano Rojas Erazo,  de Innovación Pedagógica del Colegio Nuestra Señora del Consuelo.

En su opinión, incluso en el espacio físico, se debe adecuar lo implementado y aprendido en lo tecnológico y pedagógico.

“Google, por ejemplo, cuenta con un conjunto de herramientas que permite desarrollar habilidades de comunicación, colaboración, creatividad y pensamiento crítico, así como las competencias digitales de nuestro currículo nacional”, precisó.

El desarrollo de habilidades digitales no se centra únicamente en los niños o educadores, sino también en los padres de familia. Son ellos quienes cumplen un papel formativo fundamental en este proceso, destacó el experto.

Transformación digital 

La transformación digital va a depender mucho de la cultura organizacional y del modelo educativo, opinó. Además, el proceso en una institución de educación básica regular demanda requerimientos distintos al de una institución de educación superior, por ejemplo.

El especialista sostuvo que el primer paso es planificar la integración tecnológica. “Es importante empezar a definir objetivos, implementar un proceso de formación y acompañamiento docente, brindar retroalimentación permanente, evaluación, corrección y, sobre todo, medición para conocer el impacto y tomar decisiones”, refirió.

También se requiere implementar nuevos modelos y enfoques pedagógicos que permitan aprovechar el conocimiento adquirido con la tecnología digital. Finalmente, elegir el entorno digital adecuado. “En el caso del colegio Nuestra Señora del Consuelo, optamos por el entorno digital de Google Workspace for Education”, señaló.

Punto x punto

Uno de cada diez padres aseguran que sus hijos fueron víctimas, al menos una vez, de hackers que robaron información, según Google.

Las mayores preocupaciones para los padres son el cyberbullying, el acceso a contenido inapropiado y la pérdida de privacidad.

El proceso de transformación digital no solo implica un cambio a nivel operativo, también en la cultura de la organización.

https://elperuano.pe/noticia/134514-desafios-de-la-educacion-hibrida

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