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La emotiva carta que Albert Einstein envió a un padre que acababa de perder a su hijo

Por: Hector G. Barnés

Aunque ha existido desde hace décadas, durante los últimos años se ha puesto particularmente de moda la ciencia ficción trascendental, aquella que intenta encontrar sentido en la vida a través de los avances tecnológicos y científicos. Cineastas como Christopher Nolan o Denis Villeneuve han practicado este subgénero en ‘Interstellar’ o ‘La llegada’. Es como si el declive de la religión hubiese dado lugar a una nueva búsqueda de lo metafísico a través de la razón. El ansia humana por persistir sigue vigente.

Esta preocupación se deja notar en la carta que un hombre envió a Albert Einstein después de perder a su hijo pequeño, y que Maria Popova, responsable de ‘Brain Pickings’, acaba de recuperar celebrando el que habría sido el 138 aniversario del profesor. Aparece recogida en ‘Dear Professor Einstein: Albert Einstein’s Letter to and from Children’ de Robert Schulmann, que demuestra que el hombre que cambió para siempre la ciencia era también un maestro de las palabras:

“Querido doctor Einstein,

El pasado verano, mi hijo de once años murió de polio. Era un niño poco común, un chaval muy prometedor que tenía una verdadera sed de conocimiento para prepararse para una vida útil en comunidad. Su muerte ha destrozado la estructura misma de mi existencia, mi vida se ha convertido en un vacío sin sentido, ya que todos mis sueños y aspiraciones estaban asociados con su futuro y sus esfuerzos. Durante los últimos meses he intentado encontrar consuelo para mi angustiado espíritu, de solaz que me ayudase a portar la agonía de perder a alguien más querido que la propia vida, un niño inocente, obediente y dotado que fue la víctima de un cruel destino. He buscado consuelo en la creencia de que el hombre tiene un espíritu que puede alcanzar la inmortalidad, y que de alguna forma, mi hijo vive ahora en un mundo superior.

Le escribo porque acabo de leer su libro ‘Mi visión del mundo’. En la página cinco, usted afirma: “Que un individuo pueda sobrevivir después de su muerte física se escapa a mi comprensión… estas ideas sirven para los miedos o el egoísmo absurdo de las almas débiles”. Y le pregunto en mi desesperación, ¿no hay en su visión ningún confort ni consuelo para lo que ha ocurrido? ¿Tengo que creer que mi querido hijo… se ha desvanecido para siempre en el polvo, que no hay nada en su interior que desafíe a la tumba y trascienda el poder de la muerte? ¿No hay nada que mitigue el dolor de un anhelo inextinguible, un ansia intensa, un amor incesante hacia mi querido hijo?

¿Puede responderme? Necesito su ayuda.

Suyo,

R.M.”

 

Es quizá la gran pregunta que se ha planteado el hombre después de que Nietzsche matase a Dios en el siglo XIX, y la ciencia le propinase la estacada final. ¿Cómo aliviamos nuestro dolor y ansia hacia la muerte una vez hemos dejado de creer en la vida eterna, al menos en los términos en los que las religiones tradicionales la entienden? La respuesta del científico se encuentra en la línea de muchas de las respuestas que se han intentado dar durante el último medio siglo, más cercanas a las visiones orientales sobre nuestro lugar en el universo. La carta fue redactada el 12 de febrero de 1950, apenas cinco años antes del fallecimiento del alemán:

“Querido señor M.,

Un ser humano es parte del mundo entero, conocido por todos nosotros como “universo”, una parte delimitada por el tiempo y el espacio. Él se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto, una especie de ilusión óptica de su propia conciencia. La lucha para liberarse de esta ilusión es el principal asunto de la religión. No alimentar el engaño, sino tratar de superarlo, es el camino para alcanzar un nivel practicable de tranquilidad mental.

Con mis mejores deseos,

Suyo,

Albert Einstein”

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-03-15/einstein-carta-padre_1347972/

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Ezequiel: Pensamiento, obra, ayer y hoy

Por: Gerson Gómez

Para entender la vida y obra de Ezequiel Zamora, se debe tomar en cuenta el tiempo histórico, en que nace crece y se hace ciudadano, este valiente venezolano.  Nació en Cúa, estado Miranda el 1 de Febrero de 1817.  El defensor de los derechos al trabajo y la tierra, se opone al burocratismo de la Oligarquía Liberal Autocrática que se estableció a mediados del Siglo XIX en Venezuela con los Caudillos militares José Tadeo y José Gregorio Monagas.  Cita el Doctor Federico Brito Figueroa en su ensayo Tiempo de Ezequiel Zamora: “a la revolución social que día a día crece en los Llanos y las Serranías, con ideas de comunismo y comunidad de bienes, con más peligro que en calamitoso año 1846(Pág 11)”. Esto escribe refiriéndoce a los alzamientos  en distintas latitudes de la geografía de la Republica nacida En 1830.  Los descontentos con José Tadeo Monagas estimulaban la no  participación de hombres como Ezequiel Zamora, Blas Bruzual, José Branford pero si la de Antonio Locadio Guzman.

 De la misma manera, en los valles de Aragua señala el mismo autor,” se observa situación equivalente a la que imperaba en los llanos de Venezuela. Desde 1857, los Hacendados habían abandonado sus plantaciones de Café y residían en Caracas, y en otros centros poblados por temor al cuchillo de los revoltosos que andaban jugando garrote por los lados de la sierra del sur (Pág 13)”.

Entre los Elementos a considerar de carácter (socio-económico) y (socio-político) que covergen de manera dialéctica desde La Ley de Abolición de la Esclavitud 1854 que agudiza las diferencias entre entre Godos o conservadores, Liberales y Liberales Renegados unos en contra y otro en pro de  la abolición de la esclavitud. Ya una premisa importante fue la abolición “el 29 de noviembre de 1851, la diputación de Barquisimeto entre quienes figuraban Felipe Larrazábal, Manuel María Echeandía, Napoleón Sebastián Arteaga y Ezequiel Zamora.

Años antes, los tres acompañantes de Ezequiel Zamora, figuraron utilizan la Ley del 10 de Abril de 1848 como instrumento para el desarrollo de medianas y pequeñas formas de tenencia de tierra. En otras palabras el asumir posiciones en contra de los Latifundistas, herederos del régimen Colonial, comerciantes y terratenientes de regalías de la guerra de independencia.

El 23 de Marzo de 1854, el Congreso de  la República promulga la Ley de Abolición de la Esclavitud en Venezuela, este fenómeno sociológico divide a las clases preponderantes en la Abolición con indemnización Liberales-godos como los denomina Zamora, que rodea a los Monagas, incluso desde la perspectiva familiar, tesis que se impone, desde la Secretaria  de Interior y Justicia Encabezada por Simón Planas. La oligarquía Liberal fue la gran inspiradora de la abolición; Felipe Larrazabal es llevado en hombros a la casa de gobierno.

Una década durará la agudización de las contradicciones, en donde las elementos socio-económos como: El Latifundio, La burocracia, las pugnas entre Liberales y Conservadores, las revueltas populares, el corrupto ejercicio del poder, la crisis causada por la disminución de los producción del café y Cacao, entre otras cosas; genera el detonante, en donde el 23 de Febrero en el marco de la Guerra Federal, Zamora desembarca procedente de Curacao, y se denomina Jefe de operaciones de Occidente, haciendo que Coro de constituya Estado Federal (29 de Febrero de 1859). El 23 de marzo triunfa en el Palito, de ahí planifica el avance a los Llanos de Occidente; de esta manera toma San Felipe el 28 de marzo. Reorganiza la entidad, como federal, con el nombre de Estado Yaracuy. El 10 de diciembre del mismo año, de desarrolla con la dirección magistral de Zamora, La Batalla de Santa Ines y derrota al ejercito centralista, considerada esta como la acción fundamental de la Guerra Federal.

Con la consigna «Tierras y Hombres Libres», avanza rumbo a San Carlos, con 3000 soldados y 300 jinetes desde Barquisimeto y Portuguesa  el 10 de enero de 1860 siendo alcanzado por una bala en la cabeza, que algunos comentan que salió de sus propias filas, por órdenes de  Falcón y Guzmán.

Sin duda, la vida de Zamora, se va a caracterizar, por ser defensor asiduo de la doctrina política liberal, (cuyo máximo defensor fue Antonio Locadio Guzmán) y un excelente combatiente y director de tropas.

Sus restos reposan junto al padre de la patria Simón Bolívar en el Panteón Nacional desde 1872.

Sin duda, este emblemático personaje, es tomado en cuenta entre las Tres Raíces ideológicas nuestro americanas, que se retoman en el tiempo histórico, (Simón Rodríguez, Simón Bolívar y Ezequiel Zamora) para dar figura al proceso de transformación del estado en la consolidación del Socialismo Bolivariano, partiendo de un marco jurídico que premia la participación en detrimento de la representatividad, con una renovación del discurso democrático, contra hegemónico y emancipador, que retoma el pensamiento de tres líderes y los visibiliza.

 Dando pie a un marco legal que orienta el rumbo del Estado venezolano como señalaba Don Mario Briceño Iragorry en su Ensayo  (Mensaje sin Destino) cuyo argumento se fundamenta en la defensa de la identidad, costumbres y cultura, como escribiera de puño y letra:»Para la formación de una conciencia nacional, es necesario confiar más en el poder creador de las síntesis que en los frutos aislados y severos del análisis. Si bien necesitamos de este para hacer luz por medio del examen de fenómenos sociales, de nada en cambio, valdrían sus resultados si luego de disociados los términos, no se logre la fuerza constructiva que explique los hechos y sentimientos que en pronto parecieran contradecirse (Pág 51).”

En este sentido, elementos y factores de corte histórico sometidos a reflexión desde el método,  donde entre sociólogos e historiadores, cuyo objetivo, debe ser simplificar, a través de la síntesis para hacer de fácil comprensión, para facilitar la mirada de los proceso. Señala el autor más adelante… “Precisa olvidar que el mundo, como la idea, y la voluntad, jamás podrá representarse por medio de un monumento de un solo estilo, sino como construcción dialéctica, donde armonicen las contrarias expresiones del pensamiento y del querer humanos”(Pag 52).

De esta manera, el pensamiento del mundo contemporáneo se nutre del legado histórico con el fin de darle identidad a la venezolanidad y la visión de la republica nuestra americana, desempolvando el pasado glorioso, para darle fortaleza al desarrollo político, social, económico y sobre todo cultural.

Imagen: http://www.scoopnest.com/es/user/teleSURtv/694446157553078273

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Derecho a desconectarse

Por: Ignacio Mantilla

Dos noticias importantes me han sorprendido en los primeros días de este nuevo año. La primera fue la entrada en vigencia en Francia, desde el 1 de enero, de la ley que incorpora un nuevo derecho: el derecho a desconectarse fuera del horario laboral. La segunda fue la muerte, a la edad de 91 años, del sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, ocurrida el 9 de enero pasado.

Los dos hechos aparentemente no podrían relacionarse de manera alguna. Sin embargo, las dos noticias guardan una interesante relación y parecería como si Bauman hubiese podido ahora descansar en paz, al comprobar que Francia se adelanta a reconocer el nuevo derecho de sus ciudadanos a disfrutar del tiempo libre, sin que les estén obligando a continuar su trabajo en forma remota, permanentemente y sin ningún respeto por sus horas de descanso o por los días de vacaciones.

Bauman se hizo famoso por el desarrollo conceptual de lo que él llamó: “modernidad líquida”, una etapa en la cual lo que era sólido se ha licuado, una etapa en la que “nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”. Bauman escribió también abundantemente sobre la globalización, el consumismo y lo que él denominó “la nueva pobreza”.

Y son de un especial valor sus reflexiones sobre el nuevo comportamiento social, influenciado por las tecnologías que ofrecen otras oportunidades y facilitan las comunicaciones en grupo mediante una permanente interconexión que ha creado un mundo digital en donde las relaciones personales se disuelven. Examinemos algunas de sus frases más famosas, que como veremos, conectan perfectamente con el espíritu de la nueva ley francesa y más bien parecen ideas para la exposición de motivos, de esta interesante disposición. Decía Bauman:

–     “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido, estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”.

–     “Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media a lo precario. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la sociedad”.

–     “Todo es fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”.

–     “Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra, son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”.

–     “Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres”.

Pero hay una de sus frases, que me parece especial:
–       “Con nuestro culto a la satisfacción inmediata, muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de esperar”.

Hoy Internet, las redes sociales y la increíble interconexión a través de nuestros dispositivos electrónicos ha provocado que todo esté al alcance de un click. Pero estos medios no nos permiten un instante de silencio, una conversación tranquila o la mínima contemplación de nuestro entorno, porque siempre la adicción por la inmediatez nos atrae con fuerza hacia Internet.

La frase de Bauman, a mi entender, devela el principio que encuentra el sociólogo como sustento del actual comportamiento, que desconoce las fronteras entre la vida personal y familiar y la laboral y profesional.

De acuerdo con los informes de estudios realizados por los franceses en la discusión de la ley mencionada, más de uno de cada tres trabajadores activos (el 37%) reconoce su esclavitud del celular o del computador, incluso durante los fines de semana y en vacaciones. Para luchar contra este fenómeno, Francia ha decidido crear el derecho a la desconexión. Y es que como lo dice Bauman, se ha vuelto costumbre tener que estar siempre disponibles, en el puesto de trabajo. Recibimos correos electrónicos y mensajes a horas intempestivas y en muchos casos debemos cargar un sentimiento de culpa por no responder inmediatamente asuntos que pueden esperar a la mañana siguiente.

El fenómeno seguramente se origina, como bien lo expresa Bauman, porque se ha perdido la capacidad de esperar. La paciencia pasó a ser un concepto caduco y olvidado en nuestra actual forma de vida social.

De este fenómeno no se escapan las comunicaciones entre estudiantes y profesores. Por una parte, los estudiantes creen que sus profesores están obligados a atender toda clase de dudas, en forma inmediata, en cualquier horario, a través de correos electrónicos o mensajes de texto. No es extraño, por ejemplo, que en horas previas a un examen de matemáticas el profesor sea bombardeado con mensajes como: “profe, para preguntarle cómo se hace el ejercicio 9”. Y cuando finalmente, minutos antes de las 7 de la mañana, hora programada del examen, el profesor puede revisar su correo, encuentre 15 mensajes similares y un grupo de estudiantes esperándole en la puerta del salón para reclamarle por no haber atendido sus preguntas.

Pero de otra parte también existen los profesores “intensos”, que a la media noche dejan tareas, vía correos electrónicos, con límites horarios perentorios imposibles de cumplir para su envío o entrega, desconociendo que también los estudiantes tienen derecho a descansar.

Se ha perdido entonces, en muchos casos, el derecho y deber de unos y otros de fijar horarios de atención, y de poder usar un tablero en una oficina para plantear las inquietudes, enriquecer el aprendizaje y resolver las dudas en forma directa y presencial.

Desde la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, invito a empleados, directivos, trabajadores, jefes, profesores y estudiantes para que sigamos el ejemplo de Francia y respetemos el derecho de todos a desconectarse unas horas al día y así empecemos a recuperar nuestra devaluada capacidad de esperar.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/derecho-desconectarse

Imagen de archivo

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Fidel y nuestra generación

Por: Yasel Toledo Garnache

Los niños de mi generación crecimos con el sueño noble de verlo desde cerca, saludarlo, tocarlo y recibir uno de aquellos abrazos que veíamos por pantallas de televisores.

Conocimos las anécdotas de nuestros abuelos acerca del joven lleno de sueños que asaltó el cuartel Moncada, sufrió prisión, estuvo exiliado en México y volvió en un yate, junto a otros 81 corajudos, para subir hasta la Sierra Maestra y comenzar la guerra por la independencia.

Algunos de nosotros aprovechamos los apagones en la noche para pedir que nos contaran más de ese hombre de gran inteligencia y largos discursos, querido y admirado por millones de personas.

Los adultos nos hablaban de él como de un padre, capaz de lograrlo todo, sin importar cuán difíciles fueran los obstáculos.

Recuerdo la voz de mi abuelo emocionado en el portal de su casa, cerca de la línea del ferrocarril. Narraba momentos peculiares de la historia nacional y cuando mencionaba a Fidel siempre tenía un brillo especial en sus ojos y la voz era diferente, reveladora de agradecimiento. Se paraba de la silla, y yo lo miraba como hipnotizado.

Poco a poco, el hombre vestido de verdeolivo se convirtió en mi héroe preferido, el mejor de todos, uno de carne y hueso, a quien veía hablar con seguridad, disfrutar los éxitos deportivos, trabajar con obreros y sonreír junto a infantes.

Veía imágenes de él en otros países y el gran amor que le demostraban los pueblos.

Eso me llenaba de orgullo, me confirmaba la certeza de vivir en un país especial, una nación faro, con la suerte infinita de tenerlo, siempre incansable.

Mis atletas preferidos le dedicaban los éxitos. El señor alto e inteligente hablaba del equipo de pelota, que me parecía invencible gracias también a él, de boxeo… Y así se convirtió en mi paradigma, en una inspiración permanente para ser mejor cada día.

Supe de sus problemas de salud y me alarmé, pero estaba seguro de que siempre estaría ahí. Era el mismo que sobrevivió al Moncada, a la lucha en la Sierra, a Girón, a más de 600 intentos de atentados homicidas…

Por eso cuando recibí aquella inesperada llamada en la noche del 25 de noviembre, mi mente no podía aceptar la noticia, aunque me la repitieran varias veces. Me levanté para confirmarlo y no pude dormir más.

Desde ese día, he tratado de sentirlo más vivo que nunca, por eso estuve en la madrugada del 2 de diciembre en Las Coloradas, por donde desembarcó en 1956, por eso esperé el cortejo fúnebre con sus cenizas en la emblemática Plaza de la Revolución de Bayamo, la primera denominada así en Cuba.

Por eso también fui a la vigilia en la Plaza de la Patria de la capital granmense, por eso peregriné hasta el museo Ñico López, donde descansó el gigante la noche de esa jornada, por eso fui a la Plaza Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, el día siguiente.

También por eso estuve en Cinco Palmas, el 18 de diciembre último, donde él se reencontró con Raúl y otros expedicionarios del Granma, 60 años antes.

En el emotivo acto, vibré de emoción, especialmente cuando habló Ramiro Valdés Menéndez, actual Comandante de la Revolución y uno de sus compañeros de lucha en el Moncada, en el yate Granma, en la Sierra y después. La imagen y el ejemplo de Fidel siempre vivirán en esas montañas y en toda Cuba.

En cada lugar le dije que no lo defraudaré, las nuevas generaciones no podemos hacerlo. Tenemos el compromiso de lograr que los jóvenes del futuro, nuestros hijos, nietos, tataranietos…, sientan también nuestro amor hacia él y lo mencionen siempre en presente. Debe reencarnar en cada generación de cubanos, como símbolo invencible de victoria, padre de una obra grande que jamás deberá ser traicionada.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-01-13/fidel-y-nuestra-generacion-13-01-2017-00-01-43

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EL legado de Leibniz

Por: Ignacio Mantilla

De esos grandes personajes que trascienden en la historia, hay sin embargo muy pocos que son realmente universales. Y precisamente el año 2016 ha permitido conmemorar, hace apenas unas semanas, tres siglos de la muerte de uno de estos grandes hombres, de los más sobresalientes en las ciencias. Se trata de Gottfried Wilhelm Leibniz, un nombre que nos resulta familiar para quienes hemos estudiado formalmente las matemáticas o la filosofía.

De Leibniz se afirma que fue el último hombre capaz de dominar todas las ciencias en su época. En efecto, ocupa un lugar igualmente importante tanto en la filosofía como en la matemática, se anticipó a desarrollos científicos y contribuyó con nuevas nociones a otras áreas como Medicina, Ciencias de la Computación, Ingeniería, Teología, Geología, Biología, Derecho, Mecánica, Astronomía, Política y Diplomacia, Lingüística, Historia; en fin, a todas las existentes en su época y algunas que estaban por aparecer.

Sus aportes en matemáticas son especialmente conocidos y reconocidos. Contemporáneo de Newton, los trabajos de ellos dos en matemáticas convergieron, en forma independiente, a los mismos importantes resultados que dan la paternidad al Cálculo y al Análisis Matemático formal. A Leibniz se le atribuye haber “inventado” el Cálculo Infinitesimal y haber introducido la notación científica que aún hoy se usa.

En efecto, todos los lectores que hayan tenido que aprender (o estudiar) Cálculo Diferencial recordarán la regla para derivar un producto. Pues fue Leibniz, quien en 1675 introdujo por primera vez, en un manuscrito, con toda sencillez esta expresión, que para un matemático es como un hermoso verso: d(xy)=xdy+ydx.

De la misma forma en que los aficionados disfrutan de un partido de fútbol cuando se juega “bonito” y los jugadores exhiben gran talento, también quienes nos dedicamos a las matemáticas podemos deleitarnos y disfrutar con la elegancia de la demostración de un teorema o con la ingeniosa presentación de una solución. Y ese es el caso de Leibniz.

Por ejemplo sus aportes al estudio de las series son fascinantes. Y para que todos los lectores lo comprendan mejor, me voy a permitir ilustrar con sólo un pequeño ejemplo, una de sus geniales contribuciones: en 1672 el profesor Huygens despertó el interés de Leibniz en el tema de las series infinitas cuando le planteó el problema de calcular la suma S=1/2+1/6+1/12+1/20+1/30+···. A Leibniz se le ocurrió escribir el término general de la serie, 1/[n(n+1)], en la forma [1/n]-[1/(n+1)] y luego de demostrar que esta suma S es igual a 1, se decidió entonces por hacer un estudio general de las series alternadas. Una de las más conocidas hoy es:  Pi/4 = 1-1/3+1/5-1/7+-···.

Un invento de Leibniz, poco conocido, es una máquina diseñada y construida por él mismo hacia 1672, capaz de realizar cálculos aritméticos. Es la primera invención de su género y una clara demostración de su interés por la computación. La máquina, conocida como la “Stepped Reckoner” fue presentada a la Royal Society de Londres y por esta contribución se le nombró miembro externo.

La mente inquieta de Leibniz produjo también obras de gran valor para la filosofía y se le reconoce como uno de los tres principales filósofos de la escuela racionalista, al mismo nivel de Spinoza y de otro portento matemático como lo fue René Descartes.

Como racionalista, su filosofía se concentró en demostrar que todo lo que sucede en el universo depende de un único principio, el Principio de Razón Suficiente, que en últimas postula que todo lo que ocurre tiene una causa de ser como es. Ahora bien, como buen hijo de su época, Leibniz, científico, filósofo y político era un ferviente creyente en Dios y en su propuesta  filosófica pudo ubicarlo sin contradicción en el lugar más importante. Para Leibniz, dado que todo tiene una causa o razón, si uno rastrea las razones de todo lo que pasa en nuestro mundo, se encontrará con que al final de esa investigación hay una única causa de donde todo se deriva. El origen, el punto inicial de todo, esa “causa incausada», es para Leibniz el mismo Dios.

Su referencia a Dios se hace explícita y frecuente en sus escritos. De acuerdo con el matemático E. E. Kummer, al final de su trabajo sobre series infinitas alternadas, por ejemplo, expresa su admiración por las propiedades impredecibles que él mismo descubre, con la cita: «Gott freut sich über die ungeraden Zahlen» (“Dios se alegra de los números impares”).

Leibniz fue un escritor prolífico, además de los numerosos libros publicados en vida y que en ocasiones firmó con seudónimos, escribió cerca de 15 000 cartas dirigidas a más de mil destinatarios; muchas de ellas más que cartas eran tratados sobre las distintas materias que en su momento le interesaban. Por esta abundante razón, aún hoy se sigue editando la obra completa de Leibniz que ya supera los 25 volúmenes.

Este legado que acaba de cumplir 300 años debe ser apreciado con la vigencia actual de sus trabajos, aunque pase inadvertida en nuestro medio la conmemoración de su muerte ocurrida el sábado 14 de noviembre del año 16 del siglo XVIII.

Recibamos con mucho optimismo este nuevo año impar 2017, que además es un número primo. A propósito ¿sabe usted, apreciado lector, cuál será el siguiente año primo?

“Numero Deus impare gaudet!” – Virgilio.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/el-legado-de-leibniz

Imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Leipzig_Leibniz_Denkmal_07.JPG

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Bolivia: La ‘profe’ aymara que revolucionó la educación, en las #CharlasDigitales

Bolivia/Diciembre de 2016/Fuente: Radio Habana Cuba

Lucinda Mamani Choque es la profesora aymara que ha sido distinguida como una de las 50 mejores docentes del mundo gracias a su método revolucionario de enseñanza. El diario EL DEBER la ha elegido como su Personaje del Año 2016. Pocas horas antes de recibir el galardón, este jueves en la noche, la maestra responderá a las consultas de los usuarios del Diario Mayor en #CharlasDigitales.

Lucinda en 2014 recibió el premio a la excelencia educativa por su esfuerzo y trabajo para empoderar a los estudiantes de su escuela. En 2015 fue distinguida como una de las 50 mejores profesoras del mundo y nominada, por la Varkey Foundation, con apoyo de las Naciones Unidas; al Global Teacher Prize 2015.

Esta maestra, de lunes a viernes, antes de que salga el sol deja su casa en la ciudad de El Alto para transportarse, debido a la falta de transporte público, en volquetas de una empresa cementera hasta una escuela de Pucarani.

Si quieres conocer más de la vida y obra de esta educadora aymara, te invitamos a que sigas la entrevista en vivo por nuestro Facebook Live y el canal oficial en YouTube.

Fuente: http://www.eldeber.com.bo/bolivia/profe-aymara-revoluciono-educacion-charlasdigitales.html

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El odio

Por: Alí Ramón Rojas Olaya

El odio es un sentimiento de oscura repulsión. Es el caldo de cultivo de la ira. La muerte del Libertador de Cuba, Fidel Castro, ha desatado entre quienes lo odian una vomitiva sarta de descalificativos.

Explicaba el escritor suizo Hermann Hesse (1877-1962) que “cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros”. Para el dramaturgo estadounidense Tennessee Williams (1911-1983), “el odio es un sentimiento que solo puede existir en ausencia de toda inteligencia”. El filósofo y psicólogo argentino José Ingenieros (1877-1925) argumentaba que “el hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está viejo, irreparablemente”. El novelista francés Víctor Hugo (1802-1885) señalaba que “cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga”. El escritor irlandés George Bernard Shaw (1856-1950), por su parte, exponía que “el odio es la venganza de un cobarde intimidado”.

Los sentimientos negativos: el rencor, la ira, el odio, la venganza, el resentimiento, la hostilidad, la intriga, la cizaña y los celos son enfermedades del alma. Quienes se alegraron por las muertes de Chávez y Fidel, además de tener un nivel espiritual muy bajo, tienen enferma la conciencia. La xenofobia, la misoginia, la homofobia, el apartheid, el machismo, el sexismo, el racismo y la aporofobia, odio a los pobres, son síntomas de este mal. Quien odia excreta en las redes sociales todas sus miserias. Baila, ríe, y celebra la muerte. Si tiene poder tortura, invade, extermina, desacredita, explota, usa la ciencia sin conciencia. Nerón, Calígula, Atila, Hitler, Roosevelt, Kissinger, Pinochet, Thatcher, Reagan, Bush, son algunos ejemplos.

La manifestación de odio por la muerte de los dos mandatarios latinoamericanos tiene un antecedente que nos toca el alma. De Bolívar, la prensa enemiga decía que tenía un chancro en el ano y su muerte fue “celebrada” y difundida así: “¡Bolívar, el genio del mal, la tea de la discordia, el opresor de su patria, ya dejó de existir! La oligarquía venezolana propuso un decreto para: 1) quitarle a ese “hijo espurio” los títulos y quemarlos y 2) considerar el 17 de diciembre de 1830 día infausto porque Bolívar murió de muerte natural cuando debió haber sido fusilado o ahorcado.

Hay dos vías: amar u odiar, socialismo o barbarie. Por eso Simón Rodríguez (1769-1854) nos recordaba que vinimos al mundo a “entreayudarnos, no a entredestruirnos”.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/ali-rojas-olaya-odio/

Imagen: https://www.taringa.net/post/arte/18296745/Fidel-Castro—Pintura-Digital.html

 

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