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Suicidio de joven de 14 años por falta de acceso a clases online desata protestas en India

Redacción: La República

En India, una escolar se habría quitado la vida al no poder ingresar a sus clases en línea porque no contaba con un televisor ni un teléfono inteligente.

Las escuelas del estado de Kerala, en la India, iniciaron este lunes su año académico bajo el sistema de clases virtuales, transmitidas por medio de plataformas digitales y televisión, en cumplimiento de las disposiciones de seguridad para contener la propagación del nuevo coronavirus.

En ese contexto, funcionarios de la policía dieron a conocer el fallecimiento de una joven de 14 años, quien habría acabado con su vida después de faltar a una clase en línea debido a que no contaba con los recursos necesarios para poder conectarse a la sesión.

La alumna fue identificada como Devika Balakrishnan y según el reporte policial, ella desapareció de su hogar el lunes por la tarde, aproximadamente a las 3:30 p.m. (hora local). Alrededor de las 6:00 p. m., su cuerpo fue hallado carbonizado en una calle desierta cerca a su casa, ubicada en Valanchery, distrito de Malappuram.

Devika Balakrishnan. | Foto: The Telegraph India

Devika Balakrishnan. | Foto: The Telegraph India

El superintendente de policía de Malappuram, Abdul Kareem, indicó que se halló una nota de suicidio en su habitación. “Hemos recuperado una botella vacía de querosene en el lugar. Durante la investigación inicial, encontramos la frase ‘I Going’ (Me voy) escrito en su cuaderno. Parece ser un suicidio. El cuerpo ha sido enviado para una autopsia”, detalló.

El padre de la menor, un hombre de 45 años que ha estado desempleado durante los últimos dos meses debido al confinamiento, dijo que su hija había estado deprimida por no poder unirse a las clases. “Ella nos había estado diciendo que reparemos el televisor para asistir a la clase en línea. Pero no teníamos dinero para repararlo ni un teléfono inteligente”, declaró Balakrishnan.

En respuesta, el ministro de Educación del Estado de Kerala, C. Raveendranath, ordenó una investigación y solicitó un informe del oficial de educación del distrito sobre las circunstancias que llevaron a la menor a suicidarse. “Hemos introducido aulas de vecindario para niños que no tienen las instalaciones necesarias en el hogar”, señaló.

No obstante, Devika vivía en un área que aún no recibía dicha infraestructura, por lo que había sido registrada en la lista de estudiantes que no tenían televisor o internet en casa. “Ya se realizó una encuesta sobre las instalaciones en hogares de familias económicamente más débiles y el gobierno está trabajando en ello para ayudarlos a que sus hijos no sufran”, aseguró Raveendranath.

La muerte de la menor ha provocado protestas masivas por parte de organizaciones estudiantiles de Kerala, quienes han resaltado que este suceso refleja las desigualdades del sistema educativo. “La acción del gobierno ha puesto a los estudiantes pobres bajo estrés y presión”, señaló a Reuters Abhijith KM, líder del Sindicato de Estudiantes de Kerala.

El activista agregó que su agrupación había organizado protestas en todos los distritos de Kerala, respetando las medidas de distanciamiento y limitando el número de manifestantes a solo 50 personas.

El superintendente Kareem informó que un oficial resultó herido cuando alrededor de 28 estudiantes intentaron ingresar a la oficina de educación del distrito. La policía también utilizó porras para poder dispersar a los manifestantes en el norte del distrito de Malappuram.

A 14 y/o Dalit girl commits suicide by setting herself on fire because she didn’t have the facilities for online school. Her parents barely had enough money to recharge their electricity. When people protest, THIS is the police response

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https://twitter.com/rasmallaii/status/1267754448849231872/photo/1

Fuente: https://larepublica.pe/mundo/2020/06/03/india-suicidio-de-joven-de-14-anos-por-falta-de-acceso-a-clases-virtuales-desata-protestas-en-kerala-educacion-escuelas/

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El fin del sueño americano

Por: Daniel Seixo

Cuando los gobiernos temen a la gente, hay libertad. Cuando la gente teme al gobierno, hay tiranía

«Cuando la injusticia se convierte en ley, la resistencia se convierte en deber.»

Thomas Jefferson

A estas horas las calles de Washington arden a escasa distancia de la Casa Blanca, fruto de la rabia y la indignación por el asesinato racista de George Floyd hace apenas una semana. A su vez, a medida que las balas de goma, las porras y los gases lacrimógenos comienzan a ocupar su lugar en la ignominia que incrédulamente presenciamos, la rabia y la frustración contra el sistema y la flagrante injusticia que representa, se hacen patentes ante la enésima provocación infantil del pirómano en jefe Donald Trump.

Biblia en mano e invocando una ley de 1807 contra insurrecciones, el presidente de Estados Unidos ha actuado como un auténtico estadounidense. Al menos ha actuado como un auténtico hijo y representante del neoliberalismo de su país, anteponiendo sus propios intereses a los de su nación. A fin de cuentas, ¿a quién diablos le importa el estado cuando hay unas elecciones en juego?

Las imágenes del ejército, la Guardia Nacional, arribando en convoyes militares a sus propias ciudades para intentar sofocar una indignación y rabia profundamente justas, suponen la cruel realidad de un país gestado y mantenido con vida por la violencia y el amor a un ideal que apresuradamente se desvanece, sin que en esta ocasión estén ahí los comunistas, los rusos, los bolivarianos o los yihadistas para culparlos. No al menos para nadie con dos dedos de frente. Las imágenes de la sede de la CNN siendo atacada por manifestantes que claramente la identifican como un enemigo, deberían hacernos reflexionar a todos acerca del papel jugado por los medios de comunicación en todo esto y su continuada negligencia a la hora de enfocar la realidad de la sociedad estadounidense. La trama rusa, Ucrania, los líos de faldas, sus tours por Asia con Kim Jong-un, las payasadas diarias o su reciente delirio de considerar como organización terrorista a algo que ni existe como tal, ni puede ser declarado como tal… Cualquier cosa ha valido a la prensa para desviar la atención de un país en el que quienes nacen en la pobreza, tienen más posibilidades que nunca antes para seguir siendo pobres. En el país de la opulencia, los grandes eventos deportivos, las estrellas de rock, Hollywood, las series de televisión, la MTV o las Kardashians, resulta que millones de estadounidenses se están hundiendo en la absoluta pobreza y nadie se ha molestado en documentarlo o mucho menos denunciarlo.

Hoy Estados Unidos se incendia por la desigualdad y la extrema pobreza, simplemente resulta necesario ser uno de los perdedores del mejor de los mundos para lograr comprenderlo

Estados Unidos, una de las naciones más ricas del mundo, dista ya mucho de ser la “tierra de oportunidades” y lenta, pero inexorablemente, camina cara a una distopía en la que la desigualdad y la violencia suponen los grandes rasgos definitorios del sistema. Según el propio censo de Estados Unidos, más de 40 millones de estadounidenses viven en la actualidad en la pobreza y más de 5 millones soportan condiciones similares a las del tercer mundo, la llamada pobreza absoluta. Más de 46 millones de estadounidenses dependen directamente del banco de alimentos, entre ellos, unos 13, 3 millones de niños. Todo esto antes de los efectos de la crisis del coronavirus, una crisis que ha dejado la escalofriante cifra de 40 millones de estadounidenses desempleados, escalofriante porque en el país de las oportunidades, no tener trabajo significa no tener seguro médico o prestación alguna que lo sostenga a uno más allá de lo que hayas podido reunir por iniciativa propia.

Por eso el fuego de hoy es distinto al prendido en tantas y tantas ocasiones antes en Detroit, Chicago, Tulsa, Los Ángeles, Ferguson o en un sin fin de ciudades con focos menores de indignación y rabia en los barrios pobres. Aquellos que nunca salen en las películas si no es para mostrar la detención de un traficante o las miserias de esa otra sociedad, esos no estadounidenses de total derecho, la población con más posibilidades de acabar pisando una cárcel o un cementerio fruto de una bala perdida o dirigida directamente a ellos, los que tienen menos posibilidades de acabar sus estudios y pisar una universidad. Aquellos cuya tasa de mortalidad infantil resulta similar a la de países subdesarrollados y en los que la obesidad, el alcoholismo y las drogas suponen una pandemia mayor que el COVID.

El desprecio por la población pobre en Estados Unidos ha generado un sistema ciego y sordo ante las necesidades de estas comunidades. Un sistema excesivamente burocrático, adelgazado y plagado de corrupción, incapaz de responder al descontento si no es con armas y mano dura. En un país cuyos niveles de violencia en sus grandes urbes son similares a los de Colombia o Brasil, la policía se ha acostumbrado al «dispara primero y pregunta después«, especialmente si eres negro. Y no, el racismo no es un invento o una paranoia de una comunidad especialmente violenta, el racismo es una realidad dibujada en la menor esperanza de vida de los afroestadounidenses o en su menor capacidad para encontrar un empleo. Mientras que la esperanza de vida de un universitario blanco es de 80 años, la de un afroamericano con escasa formación académica se sitúa en los 66 años, catorce años con el doble de posibilidades de perder un hijo al nacer o de que su familia termine en la pobreza, catorce años bajo la amenaza de la brutalidad policial, los arrestos arbitrarios o la cárcel. Catorce años de profunda y continua desigualdad racial. El bienestar en Estados Unidos se encuentra profundamente estratificado y los afroamericanos siguen ocupando a día de hoy el eslabón más débil del sistema.

Las imágenes del ejército, la Guardia Nacional, arribando en convoyes militares a sus propias ciudades para intentar sofocar una indignación y rabia profundamente justas, suponen la cruel realidad de un país gestado y mantenido con vida por la violencia y el amor a un ideal que apresuradamente se desvanece,

No resulta preciso ser negro para pasarte el día trabajando en uno, dos o tres empleos mal remunerados que apenas te alcanzan para sobrevivir, ni tampoco lo resulta para terminar en una comisaria con el cuerpo lleno de golpes o para sucumbir antes las facturas médicas o la tentación de los opiáceos. No resulta necesario, pero sin duda el sistema ayuda y provoca que tengas más posibilidades para ello cuando eres negro. Hoy Estados Unidos se incendia por la desigualdad y la extrema pobreza, simplemente resulta necesario ser uno de los perdedores del mejor de los mundos para lograr comprenderlo. Tan solo eso. Pero también en esto, ser negro «ayuda».

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/el-fin-del-sueno-americano/

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Aquel grito mudo

Por:  Francisco González Tejera

La primera bomba, el primer disparo, los ruidos de las botas militares en el empedrado de los callejones de los barrios y pueblos más humildes, el sonido de los viejos camiones recorriendo cada espacio para el exterminio, ese raro acento de quienes nunca han sentido en sus narices el peculiar olor de la pobreza, las voces roncas de la arenga militar ordenando detener, reducir, atar con alambres las muñecas inocentes, el sabor de la sangre en la boca, en cada golpe, boca seca, sin saliva, sin conexiones posibles, sin la mínima vibración eléctrica, la que pueda llegar a la más remota conexión cerebral, la que arranca un leve gesto ante el yugo de la desgracia.

Cuando veo en cualquier medio de comunicación la sonrisa hipócrita de Espinosa de los Monteros, me viene a la mente todo el dolor de tantas millones de familias, las que sufrieron el horror del fascismo desde primer minuto del golpe de estado del 36, los discursos siniestros de Hitler y Mussolini en las radios, la voz absurda, ridícula, casi de pito, de Franco, el sonido de la bombas cayendo sobre población civil, los niños muertos en Barcelona, en Gernika, en Madrid…, la energía abrumadora de la masacre, del holocausto en cada rincón de España, las risotadas de las Brigadas del amanecer en cualquier sangrienta madrugada, sacando casa por casa a quienes iban a desaparecer para siempre.

Ese maltrato asociado a una ideología criminal, a la pretendida superioridad racial o económica, el odio al diferente, al que no tiene la piel blanca inmaculada, a quienes no pensamos como ellos, el odio de clase, el odio visceral, el que nace de seres inmundos que solo se mueven en la vida por dinero y rencor.

Arrimadas, Iglesias y Espinosa de los Monteros en el Congreso 06/06/2019, Día de la Constitución| Agencias

Será que por todo eso y haberlo sufrido directamente en mi familia no puedo asimilar lo que llaman «normalidad democrática», jamás lo podría acatar cuando hay fascistas de por medio, resulta inmoral que un Parlamento se abra a la posibilidad de que los que se nutren del crimen y el sufrimiento ajeno se postulen riéndose de tanta sangre derramada.

Eso no puede ser democracia, jamás podrá serlo, la democracia es otra cosa, la democracia juzga en tribunales internacionales de derechos humanos a los causantes de tantos asesinatos, les obliga a devolver lo robado, la democracia honra a quienes murieron defendiendo la libertad, los saca de los estercoleros de la historia y los coloca en las plazas, en las universidades, en los colegios, en cada calle, en cada libro, en la eterna dignidad.

Los herederos de los criminales de lesa humanidad se siguen riendo en España de quienes fueron acribillados a balazos, arrojados como basura en miles de fosas comunes y cunetas por todo el territorio del estado, se burlan de las familias destrozadas, de las niñas y niños que se quedaron solos, tirados en cualquier portal después de que sus padres fueran masacrados, paseados, llevados ante el paredón, a cualquier pozo perdido, al rincón desolado del profundo agujero volcánico, olvidados para siempre en el abismo oceánico.

Da la impresión de que jamás se hará justicia, resulta decepcionante que aún sigan en fosas comunes y cunetas más de 125.000 luchadoras y luchadores por la libertad, ningún gobierno en esta España monárquica, heredada del franquismo, ha tenido la decencia de honrar la vida, la reparación, la verdad, la memoria, que el fascismo no pueda estar representado en ningún espacio para la concordia, para la justicia, para la construcción de una sociedad mejor, que esa siniestra sonrisa desaparezca para siempre, la misma sonrisa demoníaca que vieron millones de seres humanos antes de ser obligados a entrar en las cámaras de gas, los que arrodillados esperaban el tiro en la nuca, la misma mueca diabólica que vieron los cientos de miles de fusilados antes de la orden de ¡Fuego!

Fuente e imagen: https://viajandoentrelatormenta.com/aquel-grito-mudo/

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Panamá: Pobreza limita la educación a distancia por falta de tecnología

Centro América/ Panamá/ 09.06.2020/ Fuente: www.panamaamerica.com.pa.

 

Los colegios particulares y públicos que dicten educación a distancia deben ajustarse a las necesidades especiales y a las condiciones de acceso a la tecnología de los estudiantes.

Padres de familia del sector particular se quejan de los problemas tecnológicos que enfrentan sus acudidos para recibir estas clases, mientras que gremios docentes advierten que el sector público no cuenta con las herramientas necesarias para dictar este tipo de educación.

El Meduca plantea varias opciones: cursos o programas no presenciales con apoyo tecnológico, semipresenciales, con o sin tecnología, virtuales o telepresenciales.

Y la Dirección Nacional de Evaluación Educativa del Meduca recordó que solo reconocerá la educación a distancia que dicten los colegios públicos y privados avalados previamente y que cumplan con los cinco criterios mínimos exigidos.

 

 

Estos criterios son: interacción pedagógica, elementos curriculares, recursos tecnológicos, educación especial y satisfacción con el proceso.

Fuente de la  noticia: https://www.panamaamerica.com.pa/sociedad/pobreza-limita-la-educacion-distancia-por-falta-de-tecnologia-1165238

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Banco Mundial: Más de 60 millones de personas podrían caer en pobreza extrema por COVID-19

Redacción: Estrategia y Negocio

Más de 60 millones de personas podrían ser ‘empujadas’ a la pobreza extrema en 2020, advirtió este martes David Malpass, presidente del Banco Mundial, esto debido a la pandemia del nuevo coronavirus y los cierres económicos obligados determinados para detener contagios.

Esta situación ha dado un duro golpe a la economía mundial, en especial a los países más pobres con un impacto directo en el ingreso de la población.

“Es probable que estas estimaciones aumenten aún más, con la reapertura de las economías avanzadas como determinante principal”, agregó al precisar la necesidad de que países en desarrollo y la comunidad internacional tomen medidas para acelerar la recuperación.

Según los capítulos analíticos 3 y 4 del informe de Perspectivas de la Economía Mundial del Banco Mundial, las medidas de respuesta a corto plazo para abordar la emergencia de salud deberán ir acompañadas de políticas integrales para impulsar el crecimiento a largo plazo, incluso mejorando la gobernanza y los entornos empresariales, y expandiendo y mejorando los resultados de la inversión en educación y salud pública. Para hacer que las economías futuras sean más resistentes, muchos países necesitarán sistemas que puedan construir y retener más capital humano y físico durante la recuperación, utilizando políticas que reflejen y fomenten la necesidad postpandemia de nuevos tipos de empleos, empresas y sistemas de Gobierno.

“Las elecciones de políticas realizadas hoy, incluida una mayor transparencia de la deuda para invitar a nuevas inversiones; avances más rápidos en la conectividad digital, y una gran expansión de las redes de seguridad de efectivo para los pobres, ayudarán a limitar el daño y construir una recuperación más fuerte” señaló el presidente del organismo.

Malpass identificó el financiamiento y la construcción de infraestructura productiva entre los desafíos de desarrollo más difícil de resolver y advirtió sobre la necesidad de ver medidas para acelerar los litigios y la resolución de quiebras.

A largo plazo, la pandemia dejará daños duraderos a través de múltiples canales, incluida una menor inversión; erosión del capital físico y humano debido al cierre de empresas y la pérdida de escolaridad y empleos; y un retiro de los vínculos mundiales de comercio y oferta.

Bajos precios del petróleo poco ayudarán a la recuperación

Los países en desarrollo que dependen del turismo, las remesas y del comercio mundial serán particularmente afectados, advierte el análisis del Banco Mundial y alerta que los bajos precios del petróleo poco ayudarán a la recuperación y en cambio, pueden agravar el daño causado por la pandemia al debilitar aún más las finanzas de los productores.

“Es probable que los bajos precios del petróleo proporcionen, en el mejor de los casos, un apoyo marginal a la actividad global al comienzo de la recuperación”, anticipa el análisis.

Para las economías emergentes exportadoras de petróleo, el escenario es poco alentador, ya que además de la crisis de salud pública sin precedentes, experimentan fuertes recesiones económicas a medida que sus ingresos por exportaciones cayeron.

«Incluso si los precios del petróleo aumentan a medida que se recupera la demanda mundial de petróleo, la reciente caída de los precios es otro recordatorio para los países exportadores de petróleo de la urgencia de continuar con las reformas para diversificar sus economías», consideró Ayhan Kose, director del Grupo de Prospectos del Banco Mundial.

Fuente: https://www.estrategiaynegocios.net/lasclavesdeldia/1383883-330/banco-mundial-m%C3%A1s-de-60-millones-de-personas-podr%C3%ADan-caer-en-pobreza

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Entrevista a Frances Fox Piven: “La Pobreza Extrema (y la degradación que puede acompañarla) es un Crimen Social”

Redacción:  Revista Contexto

Hay pocos teóricos de los movimientos sociales que sean capaces de influir en los eventos que analizan. Frances Fox Piven, profesora de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de la Ciudad de Nueva York y una de las pocas que lo ha conseguido, lleva estudiando y agitando los movimientos sociales estadounidenses desde la década de 1960.

5 de junio de 2020.-

En 1966, Piven y Richard Cloward publicaron «El peso de los pobres» en la revista The Nation. Ese ensayo desarrollaba lo que desde entonces se ha conocido como la «estrategia Cloward-Piven»: una inscripción en masa de pobres en los programas de asistencia social. Si todos los que tuvieran derecho a prestaciones públicas las solicitaran, rezaba su argumento, el sistema cedería y se pondría de manifiesto la magnitud de la pobreza en Estados Unidos y la insuficiencia de su red de protección social. La subsiguiente crisis política brindaría una oportunidad para introducir políticas amplias y duraderas con el objetivo de combatir la pobreza. Cloward y Piven publicaron el artículo en medio de un intenso período de acciones populares por parte de los receptores de ayudas. Ese mismo año, los grupos antipobreza de todo el país formaron una amplia coalición que se convirtió en la Organización Nacional por el Derecho al Bienestar (NWRO, por sus siglas en inglés), de la que Piven era miembro fundadora. El número de miembros que constituía la base de la NWRO aumentó drásticamente a finales de los 60 y llegó a alcanzar los 20.000 afiliados activos y los 540 grupos comunitarios a finales de la década, lo que les permitió ganar capacidad de influencia en la política nacional de la asistencia pública.

A medida que la NWRO iba creciendo, en 1971, Cloward y Piven publicaron el libro Regular a los pobres, un relato histórico y sociológico de los movimientos sociales en Estados Unidos a lo largo del siglo XX. El libro intentaba explicar el raquitismo de las prestaciones sociales en Estados Unidos y alegaba que el bienestar social en EE.UU. era cíclico: se distendía para lidiar con los desórdenes sociales en situaciones de desempleo generalizado y se contraía, aunque reteniendo las prestaciones necesarias para fomentar el empleo. Seis años más tarde, y después de que la NWRO se disolviera, el libro Los movimientos de los pobres de Piven y Cloward exploró los movimientos de los pobres desde la Gran Depresión hasta los años de posguerra «para comprender las características de la política económica estadounidense que explican por qué esos brotes se producían cuando lo hacían, por qué los brotes adoptaban la forma que adoptaban y por qué las élites respondían de la manera en que lo hacían». Su argumento, que fue polémico no solo entre las organizaciones que analizaba, sostenía que, a lo largo de la historia de Estados Unidos, la disrupción, y no la organización en masa, había sido el principal mecanismo por el que los movimientos sociales habían conseguido avances.

Este pasado invierno hablamos por teléfono con Piven.

Jack Gross (JG): Regular a los pobres articula un marco teórico para explicar la función del bienestar en Estados Unidos, ¿cómo desarrolló ese enfoque hacia el bienestar estadounidense, y cómo aplicó ese marco al caso práctico de los Movimientos de los pobres?

El sufrimiento que experimenta la gente cuando se les presiona hacia abajo y hacia fuera de los márgenes de la sociedad es un delito

El argumento central de ambos libros era la amenaza de los desórdenes: el poder de la desobediencia colectiva. Sosteníamos que cuando la gente se sublevaba y desobedecía las normas que normalmente rigen su comportamiento (como pagar el alquiler o someterse a las condiciones de la asistencia social) podían producir un impacto en la política social. Cuando argumentamos esto por primera vez en la década de 1960, parecía una verdad evidente: miraras donde miraras, la gente estaba organizando marchas, manifestándose e interrumpiendo el sistema en el que estaban involucrados. Era una especie de huelga a gran escala y con esto me refiero a una huelga en el sentido más amplio. Incluso la gente que no tenía trabajo fijo, que no podía hacer lo que normalmente se considera una huelga laboral, podía organizar una sentada frente a la oficina de servicios sociales y coordinar una solicitud en masa de prestaciones sociales. También disponían de la capacidad para obstruir el sistema.

Maya Adereth (MA): Uno de los elementos distintivos que todavía caracteriza a su libro es la utilización de la gente pobre como un agente político, en lugar de utilizar a la clase obrera. ¿Qué motivó ese cambio de énfasis?

Creo que la pobreza extrema, y la degradación que puede acompañarla, es un crimen social. El sufrimiento que experimenta la gente cuando se les presiona hacia abajo y hacia fuera de los márgenes de la sociedad es un delito. Y en la década de 1960 muchas personas sentían lo mismo, entre ellas, lógicamente, los propios pobres. Proliferaban las formas de protesta colectiva, sobre todo en las grandes ciudades y sobre todo entre la gente de color. Se desató un escándalo moral generalizado por la pobreza colectiva que una sociedad rica imponía sobre algunos de sus miembros.

Yo estaba estrechamente relacionada con un grupo de mujeres del Lower East Side y de Harlem, que vivía de las ayudas sociales y que estaba organizando la resistencia al departamento de servicios sociales de Nueva York. Estaba teniendo cada vez más experiencias directas con la acción colectiva que llevaban a cabo algunas personas pobres que eran víctimas de la próspera sociedad estadounidense.

JP: En El peso de los pobres, uno de los elementos más sorprendentes de la tristemente célebre estrategia Cloward-Piven es su teoría de la coalición. Usted vincula las crisis (en este caso la crisis fabricada de la sobrecarga de los sistemas de asistencia social) con períodos de reestructuración, y pone como ejemplos la Gran Depresión y los movimientos por los derechos civiles. ¿Cuál es la relación entre crisis y coalición, y qué significa eso para la estrategia de los movimientos sociales actuales?

La estrategia que propusimos en ese ensayo y que hemos propuesto en multitud de contextos adicionales, como por ejemplo en huelgas de alquileres, es una de disrupción. Para poder comprender la relevancia que tiene en la actualidad, hay que dar un paso atrás y observar la vida social en un sentido más amplio: en el complejo sistema de cooperación y respeto a las leyes que sustentan algunas de las funciones sociales clave. La sociedad es un esquema de cooperación, aunque eso significa que casi todo el mundo tiene que desempeñar su papel, no solo en las fábricas, sino también en nuestras escuelas, en nuestro sistema de salud y en nuestros sistemas habitacionales. A la inversa, todo el mundo tiene asimismo el poder para dejar de cooperar. La protesta es eficaz cuando la gente se da cuenta de que representa un papel crucial en los grandes modelos sociales y en las instituciones. Creo que eso sigue siendo plenamente relevante hoy en día.

Una de las maneras en que la gente, la gente pobre, ha sido silenciada en la sociedad estadounidense contemporánea es a través de su humillación sistemática por parte de los líderes políticos estadounidenses. Ciertamente eso lleva siendo así desde mucho antes de la década de 1970, pero no puede durar para siempre. Antes o después, la gente se da cuenta de que el papel que desempeña puede convertirse en una palanca con la que influir en las políticas públicas.

MA: Algunas de sus obras hacen hincapié en retirar el apoyo, pero otros aspectos hacen hincapié en una mayor participación: la inscripción en masa para recibir ayudas sociales aparece en ambos casos, pero el empadronamiento de votantes con más claridad en el segundo. ¿Hay momentos en los que un método es más eficaz que el otro?

Creo que es más fácil que la protesta surja en un contexto electoral, cuando los líderes electos se preocupan más por la adhesión de un gran número de personas de entre lo más bajo del escalafón social. Durante mucho tiempo, la tendencia entre los activistas ha sido pensar que la labor electoral imposibilita la protesta, aunque en realidad, en la historia de EE.UU., la protesta en sí ha sido más factible cuando hemos tenido una especie de asidero en el sistema electoral a través de los propios grupos que conforman los potenciales constituyentes del movimiento.

Por lo tanto, creo que es más exacto e iluminador pensar en las maneras en que la protesta y la política electoral se potencian la una a la otra. La protesta tiene más posibilidades de tener éxito cuando al menos uno de los cargos públicos expresa su solidaridad por el sufrimiento de los disconformes y los desposeídos. Si se les ignora, o escupe, o insulta, es probable que eso les subyugue y acabe con sus aspiraciones. Por ejemplo, creo que eso se puede observar en el movimiento por los derechos civiles y también en el movimiento obrero. El movimiento por los derechos civiles contaba con aliados políticos en Washington D.C., senadores y congresistas que eran responsables ante circunscripciones electorales negras o hispanas. Por eso creo que también existe una relación de complementariedad entre el poder electoral y el poder de la protesta.

JG: Teniendo en cuenta ese tipo de complementariedad entre poderes, me pregunto si podría hablarnos un poco sobre la Alianza Obrera de Estados Unidos (WAA, por sus siglas en inglés) y la Organización Nacional por el Derecho al Bienestar, y las relativas virtudes o debilidades de ambas organizaciones.

Aun en los casos en que las protestas tienen éxito, el éxito es solo parcial. El movimiento obrero de los años 30 no logró una utopía para la gente trabajadora de Estados Unidos, sino una serie de derechos para el movimiento sindicalista. Siempre se obtienen algunas victorias, pero luego hay que salir de nuevo y seguir luchando.

La protesta es eficaz cuando la gente se da cuenta de que representa un papel crucial en los grandes modelos sociales y en las instituciones

La Alianza Obrera de Estados Unidos era una organización comunista de los años 30 que intentó tender una mano a los receptores de beneficencia. En nuestra sección sobre la WAA en Los movimientos de los pobres, fuimos críticos con sus organizadores porque su intención fue desarrollar una organización formal sumamente articulada utilizando la disconformidad de los pobres en los años 30. Nosotros creímos que las manifestaciones, las revueltas y las protestas eran más eficaces que los clubs que organizaba la WAA. Y en la misma línea, creímos que durante los años 60 aquellos que pretendían organizar a los beneficiarios de ayudas sociales y que estaban decididos a constituir una organización formal terminaron ignorando las protestas que servían para desestabilizar las políticas municipales y la organización asimétrica que ya existía. En Regular a los pobres, criticamos el modelo organizativo de la NWRO en la década de 1960, aunque nosotros estábamos entre los organizadores.

MA: Usted defiende que las organizaciones jerárquicas son menos eficaces porque es más fácil infiltrarse en ellas y apropiarse de ellas. Si no se cuenta con una organización de ese tipo, ¿cómo concibe una estrategia política a largo plazo?

Es a través de la movilización continuada que se consigue el cambio a largo plazo. Cuando nos movilizamos de forma continuada, nos beneficiamos de la experiencia de anteriores movilizaciones. Adquirimos un conocimiento de los incentivos de las élites y del potencial que tienen las élites para apropiarse o suprimir el descontento que ha surgido.

Cuando constituimos organizaciones que cooperan con los gobiernos municipales, también nos ponemos en la situación de perder el impulso y la conciencia de nuestro propio rol en el conjunto del sistema, pero eso se vuelve a conseguir; la política continúa y la relación entre grupos dominantes y subordinados sigue desarrollándose. La gente redescubre una y otra vez el poder de la disrupción.

JG: Varias décadas después del libro Regular a los pobres, ¿cómo teoriza la situación de las ayudas sociales en Estados Unidos, en relación con el resto del norte global?

En los 60 el tipo de movimientos que se sublevaba no era forzosamente el de una clase obrera organizada, sino más bien el de las minorías raciales y los pobres

Solíamos pensar que la situación en Estados Unidos era diferente a la situación en Europa, donde se presentó un exhaustivo sistema de bienestar como un compromiso de clase. Aquí no teníamos eso, y en los años 60 el tipo de movimientos que se sublevaba no era forzosamente el de una clase obrera organizada, sino más bien el de las minorías raciales y los pobres. Sencillamente, nuestros movimientos tenían una composición diferente y no se ajustaban exactamente al modelo del estado de bienestar europeo.

MA: Estamos experimentando desde hace ya algunas décadas un proceso de desindustrialización y de densidad sindical en decadencia en todo el mundo. ¿Cómo afecta a las políticas de bienestar social esta cambiante composición del mercado laboral? ¿Cómo afecta, por ejemplo, a la relativa importancia de las exigencias que se plantean a las empresas si las confrontamos con las que se plantean directamente al Estado?

No hay forma de generalizar en estos casos. Cada grupo tendrá poder de influencia sobre diferentes sectores sociales. Cuando se piensa en un grupo social concreto, lo que hay que preguntarse es: ¿qué instituciones sociales tiene la capacidad de alterar?

Uno de los elementos que ha conseguido cambiar profundamente el panorama de la acción social en la actualidad es que ya no podemos hablar de disrupción institucional sin pensar en el cambio climático. Para poder desarrollar políticas públicas que controlen eficazmente el comportamiento de los actores que están destruyendo el clima dependemos del Estado. Necesitamos un poder estatal fuerte y centralizado del lado del movimiento. Esta crisis es demasiado grande. Para derrotar a la industria de los combustibles fósiles hará falta contar con el apoyo de las autoridades municipales y estatales.

JG: Existe un debate en la actualidad sobre las ventajas de una política de empleo garantizado en contraposición con unos programas universales de transferencias económicas. ¿Qué opinión le merece este debate y el renovado interés de una opción política bastante diferente a la suya y a la de la NWRO?

Una forma de describir el objetivo clásico de la izquierda es pleno empleo y salarios dignos. El problema que plantea eso es que fracasa rotundamente en cuanto al tipo de políticas que hacen falta para prevenir el cambio climático. Ese objetivo se basaba en la idea de que la economía podía crecer indefinidamente, pero hoy en día ya no necesitamos más crecimiento. Lo que tendríamos que estar pensando es en la relación entre producción y contaminación.

Así que la idea de que todo el mundo trabaje 40 horas a la semana, con el rumor de las máquinas de fondo y más y más artilugios fabricándose es una utopía muy limitada. Tendríamos que estar imaginando nuevas formas de vivir una buena vida que no impliquen fabricar automóviles, utilizar combustibles fósiles, ensuciar el planeta, etc.

MA: ¿De dónde cree que provendrá el movimiento en los años venideros? ¿Qué es lo que le genera esperanza?

Hay muchas movimientos esperanzadores que se están produciendo. Por ejemplo, en el sector servicios, o lo que ahora se llama el sector de los cuidados, se han producido movilizaciones increíblemente exitosas entre los profesores, enfermeros y trabajadores del comercio. Estas son personas que hacen cosas que todo el mundo puede ver y valorar. No es ningún misterio que los necesitamos. En la medida en que el trabajo se considera una fuerza de cambio, tendríamos que estar pensando en los cuidadores y en lo que pueden hacer.

Fuente: https://www.aporrea.org/ddhh/n355835.html

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El PIB de Brasil se contrae un 1,5% en el primer trimestre como consecuencia de la pandemia

Redacción: Notimérica

El Producto Interior Bruto (PIB) de Brasil se contrajo un 1,5% en los tres primeros meses del año con respecto al último trimestre del año anterior, como consecuencia de los efectos de la pandemia en la economía del país, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Esta caída en la economía brasileña interrumpe la tendencia de cuatro trimestres consecutivos de crecimiento y supone el peor registro en el PIB brasileño desde el segundo trimestre de 2015 (-2,1%). Con respecto al trimestre anterior, el PIB brasileño cayó un 0,3% .

Las actividades que más descendieron fueron el sector Servicios, que representa el 74% del PIB del país, con un descenso del 1,6%. También se notificaron descensos en la Industria (-1,4%), mientras que el sector agropecuario creció un 0,6%.

«Lo acontecido en Brasil es lo mismo que ha ocurrido en otros países afectados por la pandemia, que ha sido el retroceso en los servicios, debido al cierre de los establecimientos. Bienes duraderos, vehículos, ropa, salones de belleza, academias, alojamientos y alimentación sufrieron bastante con las medidas de aislamiento social», detalla el IBGE.

En el sector servicios, destaca los resultados negativos en Otros Servicios (-4,6%), Transporte, Almacenamiento y Correo (-2,4%), información y comunicación (-1,9%), Comercio (-0,8%), Administración, Salud y Educación Pública (-0,5%), Intermediación financiera y Seguros (-0,1%). La única variación positiva se registró en las Actividades Inmobiliarias (0,4%).
Dentro de las actividades industriales, hubo caídas en el sector de extracción de petróleo (-3,2%), además de la Construcción (-2,4%), Industria de Transformación (-1,4%) y Actividades gas, agua, alcantarillado y actividades de gestión de residuos (-0,1%).

Los efectos de la pandemia, indica el informe, también han supuesto un impacto negativo del 2% en el consumo de las familias. «Fue el mayor retroceso desde la crisis de energía eléctrica en 2001», señala la coordinadora de las Cuentas Nacionales del IBGE, Rebeca Palis.

En cuanto a la balanza comercial brasileña, las exportaciones de bienes y servicios descendieron ligeramente hasta el 0,9%, mientras que las importaciones crecieron un 2,8%.

«Las exportaciones fueron bastante perjudicadas por la demanda internacional. Uno de los países más importantes para nuestras exportaciones es Argentina. China también, la cual fue el primer país durante el primer trimestre en cerrar sus fronteras. De este modo, nuestras exportaciones se vieron bastante afectadas», concluye Palis.
Fuente: https://www.notimerica.com/economia/noticia-brasil-pib-brasil-contrae-15-primer-trimestre-consecuencia-pandemia-20200529143636.html

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