México / 15 de octubre de 2017 / Autor: Eduardo Andere / Fuente: Educación Futura
Los padres de familia siempre queremos lo mejor para nuestros hijos. En la canasta de las mejores cosas está la educación. Entonces, por qué no hacemos un ejercicio hipotético en el que papás mexicanos (o de cualquier país) obsesionados por encontrar la mejor escuela para sus hijos, tuvieran la libertad de diseñar dicha escuela con base en las estadísticas publicadas por la OCDE el pasado 12 de septiembre. Veamos.
Si los papás quieren a la escuela con maestros felices por estar bien pagados, tanto desde preescolar hasta media superior, la escuela es la de Luxemburgo, seguida por la de Suiza y la de Corea del Sur. Los maestros de Luxemburgo en cualquier nivel educativo perciben, en el tope de la escala, más de 120 mil dólares ajustados por el poder adquisitivo. Los maestros mexicanos de preescolar perciben, en el nivel tope, 36,682 dólares anuales. Aunque dramático el contraste, la diferencia se tamiza cuando observamos que los maestros de Finlandia perciben en este nivel y al tope, 31,492 dólares y los maestros de la República Eslovaca, 14,126 dólares ajustados.
En primaria, la historia es similar. El maestro mexicano percibe en el nivel tope 36,682 dólares, contra 31,492 del maestro finlandés y 19,336 del eslovaco. En secundaria, el maestro mexicano percibe 46,898 dólares, contra 55,122 del promedio de la OCDE, 46,400 del finlandés y 19,336 del eslovaco. Así las cosas, pues una buena alternativa es llevarlos a Finlandia, porque más o menos perciben igual que en México, pero obtienen muy altos resultados. El único problema es que tienen primero que aprender finlandés.
Además, no solo quisiéramos maestros felices por el alto salario sino por la baja carga de trabajo, la combinación ideal. Los maestros con la mínima carga de trabajo en preescolar son los mexicanos con un total de 772 horas al año, comparados con un promedio de la OCDE de 1230 horas y una enorme carga de trabajo para los chilenos con 1883 horas. En primaria, los maestros de México trabajan al año en la escuela 800 horas comparadas de cerca con las de los maestros letones que ganan muy poco, pero nada más trabajan 735 horas. Tampoco queremos llevarlos con los chilenos en este nivel pues trabajan 1883 horas. En secundaria el paraíso está en Finlandia con 706 de trabajo al año, contra las abultadas 1167 horas de los maestros mexicanos o abultadísimas 1883 de los chilenos.
Además de maestros bien pagados, con pocas horas de trabajo, la escuela ideal es la que tiene menos estudiantes por clase o grupo. En México en primaria el número es 22 contra el promedio de la OCDE de 21 y el bajísimo número de 16 en Letonia o Luxemburgo. No queremos llevarlos a Chile donde los salones de clase están ocupados por 30 alumnos, el máximo del mundo OCDE. Quizá una alternativa más económica sería llevarlos a Costa Rica que, aunque no es un país de la OCDE, aloja solo a 15 estudiantes por grupo, aunque sus resultados tampoco son muy altos que digamos. En secundaria la historia es un poco diferente. En México el número de alumnos por grupo es 28, comparado con 23 del promedio de la OCDE y 15 de Letonia. Aquí los papás mexicanos quizá quisieran evitar las escuelas de Turquía con 34 estudiantes por grupo, o las de Japón con 32, o las de Corea con 30.
Ahora bien, si a los hijos o a sus papás les gustan las matemáticas, la escuela ideal sería donde enseñen muchas matemáticas. ¡Eureka! Esa escuela es la mexicana, donde del total del tiempo obligatorio de instrucción en primaria el 27% se dedica a las matemáticas contra el 17% en el promedio de la OCDE, o tan solo 12% del total en Dinamarca. ¡Qué horror! Pobres daneses, no han de aprender nada de matemáticas.
En secundaria del tiempo total obligatorio de instrucción, el 14% se dedica a las matemáticas en México, contra un 12% de la OCDE. Por supuesto que no queremos ir a países donde estudian muy pocas matemáticas en secundaria como serían Hungría y Corea Sur, con solo 11% del tiempo, aunque sus resultados, sobre todo los de Corea, son muy altos.
El consuelo es que los mexicanos estudian muchas matemáticas en la escuela. La desdicha es que les va muy mal. Papás, por favor aseguren que a sus pequeños no les guste ni el arte ni la educación física, si es que deciden llevarlos a la escuela mexicana donde enseñan muchas matemáticas. Resulta que el tiempo dedicado al arte y a la educación física en la escuela primaria mexicana es solo del 5% para cada una de las dos áreas o materias. Por supuesto que nadie quisiera llevar a los niños de primaria a la escuela húngara que le dedican 20% de la instrucción obligatoria a la educación física y salud o a Islandia, donde le dedican 19% al arte. ¡¿Pero a quién se le ocurre, hacer tanto deporte y experimentar con tanta arte, cuando existen las matemáticas, las lenguas y las ciencias sociales, la tecnología y otras ciencias?! Lástima que a los estudiantes mexicanos les va tan mal precisamente en lo que más estudian, es decir, español, matemáticas y ciencias. Pero eso es peccata minuta.
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