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Crítica a las Neurociencias

Síntesis
Hoy día vivimos una invasión de neurociencias. Todo el campo de lo psicológico hace un tiempo que está dominado por esta tendencia “neuro”, con lo que ha ido quedando de lado la dimensión social, histórica, “humanística” en sentido amplio. Lo “neuro-científico” se presenta como expresión acabada de “la” ciencia, como saber riguroso y sistemático, con lo que se pretende dejar a un lado ese campo de lo histórico-social, lo que se tiene por “no científico”, dudoso, por tanto, inexacto, casi rayano en la habladuría. De ahí a la chabacanería, un paso. Las neurociencias, en tal sentido, intentan ser la expresión más acabada de la seriedad.

En esa apreciación se transmite un modelo de ciencia que, en términos epistemológicos, ya está totalmente rebatido y superado: el “saber” no es solo el que ofrece la medición, el laboratorio con el control de todas las variables, la fría asepsia. Las modernas teorías físicas o matemáticas, incluso, arquetipo primero del saber científico, hoy día apuntan también a la indeterminación, al caos, a la incertidumbre (véase la física cuántica, o la teoría de los fractales, por ejemplo, donde siempre hay algo misterioso en juego). El criterio (o prejuicio) positivista de la hiper-medición como criterio determinante no aplica para los complejos vericuetos de lo humano. Si el macrocosmos social es tan “raro”, incierto, cambiante, mucho más lo es el microcosmos de lo psicológico, de la subjetividad.

Reducir las complejas, intrincadas, en numerosos casos incomprensibles reacciones
humanas -eso es lo que estudia la Psicología- a procesos neuronales, a instancias físicoquímicas, a asociaciones sinápticas en la corteza cerebral, es cuestionable. Los fenómenos humanos, individuales o sociales, no se agotan en explicaciones biológicas. Pero hoy, con una fuerza creciente, se asiste a un posicionamiento de las llamadas “neurociencias” que se erigen como la llave explicativa de la conducta humana. Tal explosión tiene causas bien determinadas: habría una “normalidad” en juego, y por tanto una desadaptación. Para esto último, para “corregir” esas disfuncionalidades, está esperando una larga batería de psicofármacos listos para su consumo.

Dicho de otro modo: las neurociencias responden al posicionamiento de la industria
farmacológica global que, amparándose en una pretendida cientificidad rigurosa (resabios de un pensamiento decimonónico ya descartado por Freud en los inicios de su producción intelectual) intenta hipermedicalizar el ámbito Psi, llenando de psicofármacos aquello que, en realidad, no se arregla con “pastillas” sino con significaciones humanas. Es decir: ¡buen negocio para los fabricantes de pastillas!

Estas neurociencias pretenden explicar todo lo humano, la tristeza y la felicidad, las
relaciones sociales, el poder, la violencia…. Y para eso están los medicamentos como
“solución”. Con esta exposición se pretende abrir una discusión al respecto, porque
entendemos que nuestro gremio, ganado cada vez por este espejismo de la “ciencia exacta”, debe reflexionar críticamente al respecto.
____________
ENSAYO
“Si usted quiere, puede”, “Todo depende de usted”, “Ser exitoso es una cuestión de
actitud”, “No se estrese, maneje adecuadamente su ansiedad”, “¡Sea positivo!”, “¡Eleve su autoestima!”. A lo que se podría agregar, necesariamente en lengua inglesa: “Don’t worry! Be happy!”, tan representativo de los tiempos que corren, cuando se habla insistentemente de “resolución pacífica de conflictos” y rechazo a todo tipo de manifestación violenta.
Expresiones como todas estas se han hecho cosa habitual en nuestra vida cotidiana; una psicologización, bastante cuestionable en términos epistemológicos o, mejor dicho: una vulgarización de saberes que atañen a la subjetividad, recorre nuestro sentido común, llenando de “tips” (hay que decirlo en inglés) el vocabulario diario. Según nos dice (nos obliga) esta andanada de directrices, hay que ser resilientes, políticamente correctos y buscar superarse continuamente, tener emociones positivas y sonreírle a la vida con optimismo.

¿Qué significa esta proliferación de “sanos consejos”, o “recetas para ser feliz y triunfar en la vida” que ahora nos inunda? ¿Cómo entender este auge de “técnicas” que parecen servir para todo (para individuos y para empresas, o sea: para estas grandes familias con “colaboradores” y no “trabajadores”), tips que resuelven problemas y marcan el camino hacia una pretendida aurora beatífica llena de éxito? Más allá de toda esta parafernalia psicologista que se ofrece como llave para un mundo libre de conflictos y problemas, conviene preguntarse si esto es posible (el único paraíso es el paraíso perdido, se ha dicho por ahí), si realmente podremos entrar al edén que todos estos dispositivos parecen ponernos a nuestra disposición, o si hay aquí un puro espejismo insostenible (engañoso).

O más aún, debemos intentar averiguar si este auge de “buenas prácticas” que nos promete una homeostasis sostenida se agota en buenos deseos, o si hay allí agenda oculta, si existen otros intereses tras todo esto, no explícitamente formulados. Rápidamente debemos preguntarnos, al hacernos estos planteamientos, si no pecamos de “paranoicos”, para usar una terminología del ámbito de la salud mental ya que estamos hablando de esto; es decir, si no vemos fantasmas donde no los hay. “Conspiranoicos”, como se ha dado en llamar últimamente. El análisis sopesado mostrará que no: hay engaño en juego.

¿Qué significa esta avalancha de “Psicología positiva”?, para usar un término tan a la moda actualmente. Si hay una tal psicología “positiva”, evidentemente debe haber una “negativa”, de ahí la necesidad de marcar la diferencia. Según la definiera Martin
Seligman1 en 1999, la misma consiste en “el estudio científico de las experiencias
positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras
previene o reduce la incidencia de la psicopatología”. Existe un enorme campo en esta
siempre mal definida y problemática ciencia llamada Psicología donde, en estos últimos tiempos, pudiera decirse que hay una avanzada para borrar lo que tiene connotaciones negativas, apestosas. Recordemos la frase de Freud -pareciera que en realidad nunca efectivamente pronunciada- al acercarse a la costa neoyorkina para dictar sus famosas Cinco Conferencias en la Clark University en 1909, cuando le habría dicho a su acompañante Carl G. Jung: “no saben que les traemos la peste”.

Todo este esfuerzo de entronizar la felicidad, lo “positivo”, podríamos decir “la buena
onda”, en detrimento de esa “peste” que abriría el Psicoanálisis, huele raro, despierta dudas. No está de más mencionar -porque, sin dudas, hay una articulación en ello- que esa cosmovisión triunfalista y glamorosa reniega radicalmente de la idea de conflicto. No por casualidad en estas pasadas décadas de políticas neoliberales a ultranza se enaltecieron los Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos; o sea, se dejó visceralmente de lado a Marx para pasar a Marc’s (Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos). Del mismo modo se deja ¡visceralmente! de lado la “peste” introducida por la revolución freudiana (el inconsciente) para endiosar esa “ciencia” de la subjetividad (ahora rebautizada con el “muy científico” prefijo neuro), especialmente preocupada por la superación de lo “negativo” (¿léase “conflicto”?). O sea: glorificación del Yo, de la conciencia, de la razón, de la “adaptación” a la “normalidad”, con la base “rigurosa” que otorgan las neuro-ciencias.

Algo llama la atención en todo esto: ¿por qué ese énfasis tan marcado en tapar, negar,
superar lo conflictivo? ¿Por qué esa casi obsesiva necesidad de construir esa Felicidad con mayúscula, esa machona insistencia en el optimismo, en el “Don’t worry, be happy!”? ¿Acaso la dimensión humana se marca solo por esa faceta? Las dos máscaras del teatro, comedia y tragedia, parece que lo expresan mucho mejor. O lo dicho por Antonio Gramsci, que con mucho tino llamaba a “actuar con el pesimismo de la razón y el optimismo de la pasión”.

La tendencia que parece marcar todo lo Psi contemporáneo es esa búsqueda casi desaforada de hacer a un lado lo “molesto”. Ahora bien: ¿molesto para quién? Resuena ahí, tras esa declarada y nunca oculta intención, una idea adaptacionista, normativizante. Habría una “normalidad” determinada, y junto a ella “desviaciones” (enfermedades, incomodidades, rarezas). Siguiendo esa cosmovisión, hay un patrón homeostático, un equilibrio, una media normal. ¿Y el conflicto? Es un molesto cuerpo extraño, hay que eliminarlo. La antigua idea de “instinto” (adaptación en el reino animal) no ha desaparecido. Aunque lo humano supera con creces el instinto.
1 Autor famoso en este campo, creador del método PERMA para alcanzar la felicidad por medio de cinco pasos: Positive Emotions (Emociones Positivas), Engagement (Involucramiento), Relationship (Relaciones), Meaning (Significado) y  Accomplishment (Logro).

Estamos ante un planteo del más rancio corte biológico positivista. En ese sentido las hoy tan “a la moda” neurociencias brindan el soporte directo para ese paradigma de todo el campo Psi. La “peste” del Psicoanálisis fue muy bien combatida en Estados Unidos, y gracias a la inoculación de ese poderoso antídoto de la “normalidad”, los países que son su caja de resonancia natural en lo concerniente a la Academia, como es el caso de Guatemala, repiten similares patrones de Psicología adaptacionista. Las neurociencias -“objetivas” por excelencia-, encumbradas en lo más alto del pináculo de las “ciencias de la mente”, pasaron a ser entre nosotros un elemento fundamental. Para ser “científicos” con todas las de la ley, hay que adentrarse en ellas dejando de lado esas “oscuras cavilaciones” subjetivas, supuestamente indemostrables. ¡El inconsciente no se puede medir en laboratorio!

Los prejuicios epistemológicos decimonónicos no parecen haberse retirado. En absoluto. De acuerdo a esos anacrónicos planteos, solo es un saber riguroso aquél que pasa por el laboratorio. En otros términos, se sigue equiparando lo humano a ratas experimentales, a los perros de Pavlov. Ciencia, en tal sentido, es solo lo que se puede medir fehacientemente. Lo demás no deja de ser charlatanería. Los manuales experimentales de John Watson de principio del siglo XX no han variado en lo sustancial en cuanto a compresión de qué somos (y qué hacer al respecto).
Evidentemente Freud sabía lo que decía cuando llegaba al puerto de Nueva York: en el país modelo del capitalismo, donde todo es mercancía para la compra-venta, donde el american way of life implica necesariamente el final feliz, donde el ícono por antonomasia es el “triunfador” de alguna fantasía hollywoodense, hablar de discordia es sacrílego. Y justamente esa visión de lo humano dada por la Psicología de la felicidad -para el caso, amparada en las neurociencias-, no puede tolerar el disenso, la desarmonía, el conflicto.

El paradigma en cuestión puede parecer trivial (o lo es), pero mueve toda la estructura que esa forma de hacer Psicología puede llamar alegremente “ingeniería humana”. Como paradigmático ejemplo, un reputado estudio en la materia2
lo permite ver con claridad: “La activación prolongada de una región del cerebro llamada estriado ventral está directamente relacionada con mantener emociones y recompensas positivas. La buena noticia es que podemos controlar la activación del estriado ventral, lo que significa que disfrutar las emociones más positivas está en nuestra mano.” De lo que concluye inmediatamente que “las emociones positivas promueven una mejor conexión social.” Por tanto, con “acciones positivas” todo va mejor (suena a campaña publicitaria de alguna marca afamada, ¿verdad?).

La cuestión es definir qué son esas acciones positivas, ese optimismo con el que hay que enfrentar las cosas. ¿Olvidarse que hay conflicto? “El psicoanálisis no promete ni puede  prometer armonía alguna entre y para los hombres. Solo le cabe alertar acerca de la inevitabilidad de una discordia eterna, de un malestar insalvable que, por una parte, es inherente a la cultura y lo atormenta, pero que, por otra, es motor fundamental de ella, de su posibilidad de vivir y sobrevivir, riesgosamente, siempre más o menos próxima al límite de su autodestrucción. De ahí que el calificativo más común para el psicoanálisis sea el de obra pesimista. Pero la reacción es comprensible: la cultura no puede sobrevivir sin ilusiones, los hombres necesitan creer imperiosamente en un futuro venturoso, que los libere de las privaciones del presente”, dice bellamente Daniel Gerber.

El conflicto, la desavenencia, el desencuentro, el choque de contrarios, la contradicción (todos elementos negativos que horrorizan a nuestra Psicología positiva) son la esencia misma de la dinámica humana. A su turno, y de diversas maneras, profundos pensadores de la tradición occidental lo han expresado, desde el griego Heráclito de Éfeso en el siglo Vantes de nuestra era (“La guerra es padre de todas las cosas”) hasta Hegel en el siglo XIX (“La dialéctica no es un método sino la forma de ser de la realidad”, “La historia es un altar sacrificial”), desde Marx (“La violencia es la partera de la historia”) hasta Freud (de ahí su formulación, ya con la teoría bien solidificada, de una pulsión de muerte). Es decir: el manso paraíso libre de diferencias no existe, es un mito, una ilusión.

Si se quiere decir de otra forma: la “normalidad” entre los humanos (considerados en su dinámica individual o colectiva) implica el desorden, algo que se escapa de control, el elemento de la discordia. Hay siempre, forzosamente, un nivel de incertidumbre, de
malestar. Lo racional, el sujeto bienpensante hacedor de su voluntad, el Yo como centro supremo de la vida psíquica, caen. “Nadie es dueño en su propia casa”, dirá Freud. Lo interesante, lo que la Psicología de raigambre biologista no puede procesar -y su filosofía concomitante tampoco-, es que ese supuesto “caos” tiene un orden, una lógica. Lo aparentemente “irracional” no es tal. No es un cuerpo extraño invasivo; tiene un porqué, admite una lectura sistemática. El inconsciente se mueve por procesos claramente identificables: condensación y desplazamiento, dirá Freud en los albores del Psicoanálisis.

“Estructurado como un lenguaje siguiendo los modelos de la metáfora y la metonimia”, agregará posteriormente Lacan amparado en la ciencia lingüística. La dinámica social, del mismo modo, tiene una lógica intrínseca, descubierta y formulada a su manera por Hegel, o por Adam Smith, resituada revolucionariamente luego por Marx: “El trabajo es la esencia probatoria del ser humano, y la lucha de clases es el motor de la historia”.

Esa es la pieza fundamental de estas dos grandes visiones de lo humano dadas por estos dos grandes pensadores, continuamente vilipendiados y tenidos por muertos: Marx y Freud. El presente texto no pretende ser un panegírico de ellos, sino mostrar que son… cadáveres muy raros, eternamente insepultos, pues su obra sigue produciendo mucho escozor. ¿Por qué? Porque ponen el conflicto en el centro de lo humano. Y si hablamos de temas humanos: de la angustia, del deseo, de la explotación, de las miserias varias, del malestar, no hay experimento de laboratorio con control de todas las variables que pueda dar cuenta de ellos. El estudio del cerebro no explica la complejidad de lo humano, que es siempre social, pues no existe el “individuo” aislado. Eso es un artificio didáctico para estudiar el cadáver en la mesa de disección. Y ese es el modelo que siguen las neurociencias. Pero lo humano es más que un cadáver: es un ser social, sexuado, deseante.

Las neurociencias, con su pretendido sello de cientificidad indubitable -las llamadas
“ciencias duras” trasmiten esa ilusión-, más allá del supuesto rigor que exhalan, quedan cortas, tremendamente cortas para entender las complejidades humanas. Los experimentos de laboratorio son manipulaciones tecnológicas: los conceptos fundamentales de las ciencias no salen de observaciones con todas las variables controladas. La ilusión en juego es que una medición rigurosa (la fría asepsia del laboratorio es su ícono fundacional) otorga conocimientos rigurosos. Debe recordarse, sin embargo, que las elaboraciones científicas (la ley de la inercia, o de la gravitación universal, la física cuántica, la teoría del Big Bang, la relatividad o los fractales, así como el inconsciente o la plusvalía, solo para poner algunos connotados ejemplos) surgieron de la construcción conceptual, y no mirando atentamente por un microscopio.

Las neurociencias, en tanto pegadas a la tradición biomédica, no pueden superar la noción de equilibrio, de homeostasis. En definitiva: de adaptación. Esa categoría es válida en lo concerniente a la dimensión físico-química de la materia viva. La dimensión que ahora nos interesa, de la que pretende hablar la Psicología en tanto lectura de la subjetividad, no se explica por mecanismos biológicos. Freud, neurólogo como era, desechó rápidamente un abordaje neurofisiológico para acercarse al dolor psíquico. Su recomendación, dada desde tempranas épocas y mantenida a lo largo de toda su vida, fue siempre que para navegar en las profundidades de lo humano lo más pertinente era tener una formación humanista.

Lacan lo complementará invitando a estudiar Semiótica o Topología. ¿Cómo explicar desde la homeostasis el deseo, siempre errático e insatisfecho, o la guerra, o el racismo, o el patriarcado? El estudio del cerebro no explica la transgresión, que es algo que nos define como especie. ¿Y el chiste, o el poder? ¿Lo explican solo asociaciones neuronales? El prejuicio biologista es funcional, en definitiva, a una visión psiquiátrico-normativista de la conducta humana. Eso es lo que hacen las neurociencias. Su punto de llegada es un manual descriptivo de sintomatología observable, empíricamente constatable, que arroja una cantidad (siempre creciente) de “psicopatologías”. Curioso lo que sucede con esas “enfermedades”. Años atrás la homosexualidad era considerada un trastorno psíquico, una enfermedad, o un delito (en Gran Bretaña, por ejemplo, estuvo prohibida hasta 1967). Hoy día ya no lo es. ¿Y el rigor científico? ¿Qué conexión sináptica la explica?

Del mismo modo podríamos preguntar por las “epidemias” psicopatológicas de moda: años atrás ni siquiera existía en los manuales el hoy día tan difundido “trastorno bipolar”. En la actualidad es uno de los diagnósticos más frecuentes. Y otro tanto se puede decir de lo que se llama Trastorno de Hiperactividad -TDH- en la niñez. Anteriormente esto no existía.

¿Cómo es que ahora resulta una “patología” tan frecuente? Esos cambios en la diagnosis hacen pensar más en ¿modas? o, mejor aún, en estrategias mercadológicas impulsadas por las grandes corporaciones farmacéuticas que, continuamente, van descubriendo “nuevas” patologías. Sumamente curioso, porque eso no mejora sustancialmente la práctica clínica, pero sí sirve para la acumulación de capital en estas grandes empresas. Como dato nada insignificante: los ansiolíticos -producto sumamente consumido en todo el mundo- están entre los medicamentos de mayor venta. ¿Mejora eso la salud mental de las poblaciones?

Curioso también esta proliferación de “enfermedades”, que obviamente necesitan de un enorme arsenal psicofarmacológico para ser atendidas, aumentando ventas en forma exponencial, en tanto el Psicoanálisis usa solo tres categorías para abordar lo humano (neurosis, psicosis y psicopatías; alguna de esas “cosas” somos todos, no hay “normalidad” por fuera de esas estructuras).

En ese orden de ideas, las descripciones de síntomas observables que arrojan esos
estandarizados manuales (en Guatemala el más usual es el legado por la Academia
estadounidense, como no podía ser de otra forma, conocido por sus siglas en inglés: DSM – Manual Diagnóstico y Estadísticos de los Trastornos Mentales-, hoy en su versión número V), sirven como guía de acción (¿libros sagrados?) de la práctica clínica en el ámbito Psi.

Curioso que, a sideral distancia de lo recomendado por el fundador del Psicoanálisis y por su más connotado seguidor, Jacques Lacan, quienes llamaban a estudiar historia, filosofía, arte, semiótica, humanidades en sentido amplio, lo que prima en la formación del personal del campo Psi (psiquiatras y psicólogos, con algunos otros advenedizos que venden “curas milagrosas”) es el sumergirse en las neurociencias. ¿Por qué será que un manual como el DSM es libro de cabecera obligado de los psicólogos? Si, como dirá Freud, la Psicología es siempre social3, ¿por qué no priorizar eso en vez de la visión biológico-individualista que prima actualmente en la formación académica?

Sin dudas, hay mucho que discutir allí. Hoy vemos un aluvión de “prácticas” Psi, siempre amparadas en la idea de conciencia, razón, voluntad, fuerza del Yo. Así tenemos desde coaching hasta counseling, terapias energéticas, aromaterapias, libros de autoayuda y un sinfín de acciones que llaman a pensar qué hay detrás de todo eso. Como mínimo, y para cerrar el presente texto a modo de conclusión: 1) el terror a reconocer que el conflicto hace parte vital de nuestra humana existencia, revelador de los límites infranqueables: muerte y sexualidad, por lo que son infinitamente más tolerables toda esta suerte de “apapachoterapias” que acarician buenamente al ego, y 2) el aluvión de bio-medicalización que intenta copar el campo Psi es un gran negocio para los fabricantes de psicofármacos.

Al mundo de los psicólogos a quienes va dirigida la presente publicación se les invita a
reflexionar críticamente sobre todo lo dicho. El debate está abierto.

1 Autor famoso en este campo, creador del método PERMA para alcanzar la felicidad por medio de cinco pasos: Positive Emotions (Emociones
Positivas), Engagement (Involucramiento), Relationship (Relaciones), Meaning (Significado) y Accomplishment (Logro)

2The Neurodynamics of Affect in the Laboratory Predicts Persistence of Real-World Emotional Responses , de Aaron S. Heller, Andrew S. Fox, Erik
K. Wing, Kaitlyn M. McQuisition, Nathan J. Vack y Richard J. Davidson. En Journal of Neuroscience, 22 July 2015, 35 (29) 10503-10509; DOI:
https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.0569-15.2015

3 “En la vida anímica individual, aparece integrado siempre, efectivamente, «el otro», como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio, psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado”, en Psicología de las masas y análisis del yo, 1921

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¿Qué es el positivismo tóxico?

Por: Paulette Delgado

Mantener una actitud positiva excesiva puede ser dañino para la salud, además de afectar las relaciones interpersonales.

En las redes sociales es normal ver mensajes que nos invitan a tener una “actitud positiva” durante la pandemia. Y aunque es importante ser optimistas, es imposible mantener siempre una actitud positiva, ya que enfocarse exclusivamente en lo positivo no es tan bueno como parece, incluso puede llegar a ser “tóxico”.

Las psicólogas estadounidenses Samara Quintero y Jamie Long, definen la positividad tóxica como “la sobregeneralización excesiva e ineficaz de un estado feliz y optimista en todas las situaciones. El proceso de positividad tóxica resulta en la negación, minimización e invalidación de la auténtica experiencia emocional humana”. Quintero y Long explican que ser siempre positivos se vuelve negativo cuando esta actitud se usa para reprimir emociones como el resentimiento, tristeza o enojo. El psicólogo Konstantin Lukin profundiza sobre este punto señalando que, al negar las emociones negativas, estas se pueden hacer más grandes y se convierte un ciclo donde van creciendo y acumulándose, ya que no son procesadas, hasta que la situación se vuelve insostenible.

El Dr. Lukin explica que las emociones son información que nos avisa lo que está sucediendo en ese momento, pero no nos indican cómo actuar o reaccionar. Además, perjudica las relaciones interpersonales. En el caso de la enfermedad por COVID-19, si una persona tiene mucha ansiedad y miedo, ver una actitud de “todo estará bien”, “no pasa nada” o similar por parte de sus seres queridos, puede hacer que se aleje por verla poco accesible emocionalmente o miedo a que rechace sus emociones. “Imagina tratar de tener una relación significativa con alguien que ignora la tristeza o la ansiedad”, dice Lukin.

Signos del positivismo tóxico

Las doctoras Samara Quintero y Jamie Long presentan algunas maneras comunes en las que se presenta la positividad tóxica:

  • Escondiendo o enmascarando los verdaderos sentimientos.

  • Fingiendo que todo está bien.

  • Sentirse culpable de sus emociones negativas.

  • Minimizar las experiencias de otras personas con frases como “todo estará bien”, “hay que ser positivos” o similares.

  • Consolar a otro dándole perspectivas, es decir, diciendo “podría ser peor”, en lugar de validar sus emociones o experiencias.

  • Atacar, humillar o castigar a alguien por expresar frustración, ansiedad, tristeza o cualquier cosa que no sea positividad.

  • Ignorando los sentimientos diciendo cosas como “así pasa”.


¿Por qué es nociva la positividad tóxica?

Produce vergüenza

Según las expertas, la vergüenza es un paralizante ya que es de los sentimientos más incómodos. Esperar a que alguien siempre se encuentre bien o tenga una perspectiva positiva puede alentar al otro a guardar silencio sobre lo que está pasando o lo que está sintiendo por vergüenza. Además, puede hacer que otras personas se sientan como una carga y tengan que fingir que todo está bien en lugar de ser honestas.

Suprime otras emociones

A lo largo de los años, se han llevado a cabo diversos estudios que hablan sobre los efectos de suprimir emociones “negativas”, como aquellos realizados en 1987, 1997, 2010 y 2018. Estos estudios demuestran que negar los sentimientos u ocultarlos puede producir estrés, así como impedir que alguien desarrolle herramientas para controlar las emociones o pensamientos angustiantes.

“Si estás enojado —y los sentimientos de enojo no son reconocidos—, se entierran profundamente en nuestro cuerpo. Las emociones reprimidas pueden manifestarse más tarde en ansiedad, depresión o incluso enfermedades físicas”, escriben las doctoras Quintero y Long.

Además, estos estudios demostraron que es importante tener palabras o expresiones faciales, como llorar,  para describir cómo se sienten y ayudar a regular la respuesta al estrés. Un estudio realizado en 1997, por ejemplo, demostró que los participantes a los que se les pidió fingir estar bien después de ver videos perturbadores, señalaron contener mucho estrés, en comparación a aquellos que demostraban cómo se sentían.

Las autoras también mencionaron que suprimir las emociones puede llevar a las personas a crear una personalidad falsa al no querer mostrar partes de ellas mismas. Esconderse de esa manera, según Quintero y Long, es negar la verdad, y esa es que en la vida hay momentos tristes, dolorosos y difíciles. Aceptar esto, y sentir las emociones ayuda a verbalizarlas y sacarlas del cuerpo, contribuyendo a mantenernos sanos y sin tensiones.

Produce aislamiento 

Crearse una personalidad falsa puede llevar a que se pierda la conexión con uno mismo, y con los demás. Las autoras lo describen de la siguiente manera: “¿Alguna vez has estado cerca de una persona dulce, linda, que «solo piensa en pensamientos felices»? ¿Qué tan cómodo te sientes al hablar sobre las emociones profundas que sientes? Aunque esa persona podría tener las mejores intenciones del mundo, el mensaje que está enviando sin darse cuenta es: «solo se permiten buenos sentimientos en mi presencia». Al sólo presentarse como alguien positivo y alegre, esta es la imagen que la otra persona puede tener de nosotros. Ya sea que se trate de un conocido o uno mismo, este tipo de actitud sólo produce que los demás nos vean como alguien inaccesible ya que sólo se puede ser una persona positiva a su lado, provocando, incluso, el aislamiento.

¿Cómo evitar el positivismo tóxico?

Para empezar, es necesario aceptar las emociones como información o una guía, y dejar de pensar que las emociones son negativas, ya que connota un rechazo automático. Como explica la autora Karla McLaren, “tratar las emociones como negativas o positivas siempre conduce a lo que mis amigos programadores de computadoras llaman el problema GIGO (Garbage in, Garbage out) o “Basura dentro, Basura fuera”, en español. Si ingresas una cadena de código incorrecta en tu programa, este programa no funcionará o hará algo muy complicado. Basura dentro, basura fuera.

Aceptar que existen estas emociones ayudará a sobrellevarlas y a disminuir su intensidad. El Dr. Lukin lo describe como quitarse un peso de encima, ya que además de poder procesarlas, puede llevarnos a ser más abiertos con nuestros seres queridos y hablar de cómo nos sentimos, en lugar de siempre pretender que todo está bien. Además, las emociones ayudan a transmitir información a otras personas, por ejemplo, si en estos momentos por la cuarentena nos sentimos nerviosos, hablarlo con otra persona puede ayudarnos a encontrar confort o apoyo, en lugar de rechazo.

Ser positivos no es algo malo, es bueno tratar de ver el lado positivo de las cosas, más en estos tiempos de COVID-19, pero es igual de importante aprender a escuchar qué información quieren transmitirnos nuestras emociones y escucharlas y reconocerlas, incluso si son negativas. Dejar de intentar ser siempre positivos y aprender a procesar los sentimientos nos ayudará a comprenderse mejor a uno mismo y a los demás.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/positivismo-toxico

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Mundo: Libros infantiles para afrontar las emociones por el coronavirus

Mundo/26-04-2020/Autor(a): Mayra Bosada, Redacción de Educaweb/Fuente: www.educaweb.com

Descubre 5 obras recomendadas por escritores y profesionales de la Psicología y la Pedagogía para que los niños y las niñas comprendan y afronten la pandemia y el confinamiento.

Este 23 de abril es el Día Internacional del Libro y en Catalunya el Día de Sant Jordi, que por primera vez se celebra en medio de una pandemia y con la mayoría de las personas confinadas en casa y con cargas emocionales importantes, entre ellas los niños y las niñas.

Educaweb te presenta algunas recomendaciones de libros infantiles surgidos recientemente para ayudar a los lectores más jóvenes a entender la crisis del coronavirus, y afrontar el confinamiento y las emociones, fruto de la situación. Se trata de libros que han propuesto autores infantiles y profesionales de la Psicología y la Pedagogía. Todos ellos se pueden descargar gratuitamente por internet.

Y es que los libros infantiles son recursos mediante los cuales «los niños y las niñas reflexionan sobre lo que les duele, les enfada, o les da miedo. Narrarles una historia resiliente con un final elaborado hace que, de una forma en que casi no se dan cuenta, puedan afrontar bien sus conflictos y preocupaciones», opina Laura Hernández, psicóloga y autora del cuento ¡Aplausos para mamá!

Este tipo de libros también dan pie para que los adultos puedan hablar con los niños y las niñas sobre las emociones que están viviendo a causa del coronavirus, señala por su parte la educadora María Guadalupe Lópezeducadora y fundadora del proyecto de lectura para bebés Mar de conocimiento, libros y lectura, quien asegura que «los niños, mientras más pequeños sean, tienen que aprender a reconocer sus emociones, y a través de los cuentos pueden nombrarlas».

Por su parte, Mercedes Bermejo, psicóloga y autora del libro Rosa contra el virus, considera que «los cuentos fomentan mucho la reflexión, la expresión y también la adquisición de diferentes recursos que los niños y las niñas pueden aplicar en su día a día», especialmente en situaciones de carga emocional como la que se vive actualmente.

5 libros para entender la pandemia y las emociones que conlleva

 Los siguientes títulos infantiles recomendados están directamente relacionados con la crisis del COVID-19, para que los niños y las niñas entiendan la situación y las emociones que pueden surgir a partir de esta.

1. Alicia y el coronavirus

El cuento Alicia y el coronavirus aborda la historia de una niña que no entiende por qué no puede salir de casa, pero su padre le cuenta de forma amena y pedagógica qué es el coronavirus y el porqué del confinamiento, a la vez que disipa sus miedos con sus explicaciones. «Es un libro corto, pero claro sobre qué es el coronavirus», explica la escritora de libros infantiles Meritxell Margarit, autora de El meu millor no amic y El tesoro del cálao.

Alicia y el coronavirus ha sido escrito por el médico, investigador y escritor Salvador Macip e ilustrado por Emilio Urberuaga, «que han elaborado otros cuentos juntos como En la caja maravillosa y Viaje al interior de la vida, en los que también la protagonista es la niña Alicia», señala Margarit a Educaweb.

Este cuento de la Editorial Flamboyant espara niños de entre 7 y 8 años. Se puede descargar gratuitamente aquí.

2. Aplausos para mamá

Este libro está dirigido a hijos e hijas del personal sanitario, socio sanitario, de residencias, fuerzas y cuerpos de seguridad, y personal de supermercados, cuya vivencia emocional y realidad es distinta al resto.

Y es que estos niños y niñas «se tienen que exponer a más ausencias de mamá y papá en el hogar, por los turnos de trabajo más largos que ella o/y él tienen, y por las mayores medidas de seguridad cuando llegan a casa», explica una de sus autoras, Laura Hernández. «Nos pareció imprescindible un cuento que se digiera a ellos y ellas, y los visibilizara».

El cuento es protagonizado por una niña cuya madre trabaja en un hospital. En el libro se reflejan todas las emociones y preocupaciones que siente por esta situación. También aborda cómo ella y su familia intentan sentirse mejor: inventándose todo tipo de trucos, actividades y recursos tanto para animarse ellos mismos como a su madre, cuando esta llega de trabajar.

Este libro digital gratuito ha sido elaborado por tres psicólogas infantiles, María Ángeles de la Cruz, Laura Hernández, y Laura Rodríguez; así como por la ilustradora Gema Díaz, y ha sido editado por el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Se puede descargar gratuitamente desde la web de esta entidad.

3. Coronavirus, a Book for Children

A través de coloridas ilustraciones y una variedad de personajes, este libro en inglés aporta desde explicaciones sobre cómo se propaga el coronavirus y cómo se pueden proteger las personas para no contagiarse, hasta consejos para afrontar las situaciones difíciles que se están viviendo por su causa. Por ejemplo, habla sobre la dificultad del teletrabajo de los padres y madres con niños en casa, o el enfado que en algún momento pueden sentir por no poder salir de sus hogares.

«Aparte del aspecto divulgativo sobre el virus, con información clara, concisa y apropiada para los niños y las niñas, también habla a los jóvenes lectores de las emociones que pueden sentir durante este momento de confinamiento y de cómo pueden sentirse sus mayores. También da consejos a los niños y las niñas sobre cómo pueden actuar», señala la escritora Meritxell Margarit, quien recomienda esta obra.

El libro está dirigido a niños de entre 5 y 9 años, pero como es en inglés puede ser adecuado también para estudiantes mayores. Ha sido publicado por la Editorial Nosy Crow, de Reino Unido, y sus autores son Elizabeth Jenner, Kate Wilson y Nia Roberts; así como el ilustrador Axel Schefflerconocido por sus ilustraciones en el popular libro infantil Grúfalo. En su elaboración, han sido consultados psicólogos infantiles y docentes, así como de un experto en epidemiología.

«Sabíamos muy bien que muchos padres y cuidadores están luchando para explicar la situación extraordinaria actual a los niños, muchos de los cuales están asustados y confundidos. Pensamos que lo mejor que podríamos hacer era  producir un libro gratuito para explicar y, cuando sea posible, tranquilizar a los niños y las niñas», explica Wilson, una de las autoras, a través de la web desde donde se puede descargar gratuitamente.

4. Rosa contra el virus

Este cuento digital dirigido a pequeños y pequeñas de entre 3 a 8 años explica qué es el coronavirus y el porqué del confinamiento, a través de la historia de una niña que cuenta en primera persona y con lenguaje sencillo información sobre el COVID-19 y cómo se siente ante la pandemia.

«Creamos este recurso literario de una manera interactiva, lúdica y con un lenguaje sencillo y cercano, para explicar la situación actual, que ya de por sí para los adultos es difícil de entender», indica en declaraciones a Educaweb la psicóloga y autora del cuentoMercedes Bermejo, quien también es coordinadora de la Sección de Psicología Clínica y de la Salud del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

Y es que, para ella, «es importante adaptar la información del coronavirus a los niños y las niñas, de acuerdo con su etapa evolutiva y a sus características emocionales». En Rosa contra el virus se proponen también actividades para que dibujen cómo se sienten después de leerlo, o bien para que expresen sus posibles miedos y les pregunten a los adultos cómo vencerlos.

El cuento ha sido publicado por la Editorial Sentir (especializada en libros infantiles que abordan emociones), en colaboración con el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y el Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya. Está disponible en castellano y catalán.

5. Mi héroe eres tú ¡Cómo pueden los niños luchar contra la COVID-19!

Para ayudar a los niños y las niñas a comprender la pandemia de COVID 19 y aprender a desenvolverse en esta situación, se ha publicado en formato digital y de audiolibro el cuento Mi héroe eres tú: ¡Cómo pueden los niños luchar contra la COVID-19!, que recomienda la Organización Mundial de la Salud, ya que ha sido una de las 50 organizaciones que ha participado en su elaboración y edición.

Con ayuda de una criatura fantástica, llamada Ario, el cuento explica «cómo pueden los pequeños protegerse a sí mismos, a sus familias y a sus amigos del coronavirus, y gestionar emociones difíciles cuando se enfrentan a esta nueva realidad«, explica la OMS sobre esta obra en su web.

Los creadores del cuento recomiendan que este sea leído con las familias o los docentes. Asimismo, han anunciado que lanzarán próximamente una guía complementaria llamada Acciones para héroes, con el objetivo de ayudar a los jóvenes lectores a manejar sentimientos y emociones a través de algunas propuestas de actividades.

Mi héroe eres tú: ¡Cómo pueden los niños luchar contra la COVID-19! es un proyecto del Grupo de Referencia sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial en Emergencias Humanitarias y Catástrofes del Comité Permanente entre Organismos, en colaboración con diversos organismos de las Naciones Unidas, ONG nacionales e internacionales y otras entidades que prestan servicios de salud mental y apoyo psicosocial en situaciones de emergencia.

Para su creación se han consultado más de 1.700 niños y niñas, y familias, así como docentes de todo el mundo, y sus contribuciones ayudaron a la autora y escritora de la obra, Helen Patuck, y al equipo del proyecto, a desarrollarla. Además, está disponible en 25 idiomas.  Se puede descargar desde la página web de la OMS en castellano.

Si conoces más libros infantiles relacionados con el coronavirus y las emociones que los niños y las niñas están experimentando en estos tiempos de coronavirus, te invitamos a que los compartas a través de tus comentarios.

Fuente e Imagen: https://www.educaweb.com/noticia/2020/04/23/libros-infantiles-afrontar-emociones-coronavirus-19160/

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30 películas para abordar la resiliencia con los estudiantes

Por:  Educación 3.0
Historias basadas en hechos reales o películas de animación que muestran el aspecto más valiente del ser humano. Con estos relatos cinematográficos podrás trabajar la resiliencia con los estudiantes desde distintos puntos de vista.
El concepto de resiliencia, utilizado en el ámbito de la Psicología, está adquiriendo cada vez más fuerza en nuestro día a día pero, ¿conocemos realmente su significado? La resiliencia es la capacidad de los seres humanos para adaptarse a situaciones adversas y superarlas. Las películas para abordar la resiliencia son un complemento de gran ayuda para trabajar diferentes conceptos en clase. Ya hemos recopilado películas para las clases de Literatura, la música como protagonista o cortos para educar en valores. Aquí os dejamos algunas sugerencias en torno a la resiliencia. ¿Nos recomendáis alguna más?
127 horas
  1. 127 horas

Esta cinta, estrenada en el año 2010 y protagonizada por el actor James Franco, relata la historia real del montañero Aron Ralston: una fuerte caída durante una travesía por los cañones de Utah en el año 2003 provocó que quedara atrapado en una profunda grieta. Tras cinco días sin poder moverse, se enfrentó a una dura decisión para salir de ese agujero con vida.

12 años de esclavitud

2. 12 años de esclavitud

Ganadora de tres Premios Oscar en el año 2013, incluyendo el de Mejor Película, narra la vida de Solomon Northup, un músico negro que vivía en el Nueva York del siglo XIX. Tras un terrible incidente, es vendido como esclavo para una plantación en Louisiana. A partir de este momento, su vida se convierte en una pesadilla. Así, durante 12 años pasa por diferentes plantaciones y descubre el peor lado de la esclavitud en su propio país. Sin embargo, no deja de luchar por volver a ver a su familia y recuperar su vida como ciudadano libre. La película, basada en una historia real, está protagonizada por Chiwetel Ejiofor y dirigida por Steve McQueen.

Frida

3. Frida

La actriz Salma Hayek es la encargada de dar vida a Frida Kahlo en esta película biográfica sobre la pintora mexicana. En ella se tratan diferentes aspectos de su recorrido vital, tanto personales como profesionales. Por ejemplo, se presenta cómo sobrevivió a un accidente que la dejó postrada en una cama, o se repasa su visión, un tanto tormentosa, de la vida y su entorno.

 

cadena perpetua

4. Cadena perpetua

Un clásico de los años 90, cuenta la historia de Andrew Dufresne, un banquero que es condenado a cadena perpetua  por el asesinato de su mujer. En la cárcel conoce a un preso, Red Redding, encarcelado desde hace más de 20 años. Con él entabla amistad y le ayuda a sobrevivir a una situación que parece no tener vuelta atrás. La película es una adaptación de la novela ‘Rita Hayworth y la redención de Shawshank’ y está protagonizada por los reconocidos actores Tim Robbins y Morgan Freeman.

100 metros

5. 100 metros

Basada en una historia real, esta cinta española narra la vida de Ramón Arroyo, un padre de familia en la treintena con mucho éxito laboral. De repente, su cuerpo comienza a darle señales de que no algo no va bien, y le diagnostican Esclerosis Múltiple. El pronóstico es que en un año no podrá caminar ni 100 metros. Sin embargo, no pierde la esperanza y comienza a prepararse junto a su familia para una de las pruebas deportivas más duras: un triatlón. Fue protagonizada por Dani Rovira, Karra Elejalde y Alexandra Jiménez.

 

20 películas para abordar la resiliencia en clase 23

6. Planta 4ª

Antonio Mercero estrenaba en el año 2003 esta cinta con un reparto encabezado por los actores Juan José Ballesta, Luis Ángel Priego, Gorka Moreno y Alejandro Zafra. Cuenta la historia de “Los Pelones”, un grupo de jóvenes enfermos de cáncer que vive el día a día en la planta de oncología de un hospital. Protagonizarán situaciones que harán que su amistad y sentimiento de pertenencia al grupo se refuercen, y lo harán a través de la alegría y el humor; instrumentos que, por otro lado, cada utiliza para enfrentarte a sus inquietudes, miedos y temores.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 24

7. De la calle a Harvard

Protagonizada por la actriz Thora Birch, esta cinta es un drama biográfico basado en hechos reales que relata la vida de una joven del barrio neoyorkino del Bronx llamada Liz Murray, cuyos padres son drogadictos. Su vida dará un giro radical a los 15 años cuando la adolescente se convierte en una persona sin techo. A pesar de la situación tan dura a la que se enfrenta, la joven logra ir a la universidad y graduarse en la prestigiosa Harvard.

 

20 películas para abordar la resiliencia en clase 25

8. Slumdog Millionaire

Esta proyección obtuvo 8 premios Óscar y nos descubre la historia de Jamal, un joven indio que participa en el programa de televisión ¿Quién quiere ser millonario? de su país. Pregunta a pregunta, Jamal empieza a ganar dinero y está muy cerca de conseguir el mayor premio posible que se puede ganar: 20 millones de rupias. Hasta llegar aquí, el film traslada al espectador (vía flashback) a algunos de los episodios más duros a los que ha tenido que enfrentarse y cómo los ha superado.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 26

9. Patch Adams

A finales de la década de los 90 llegaba a la gran pantalla esta película norteamericana protagonizada, entre otros, por Robin Williams y Monica Potter. En ella se muestra una parte de la vida del doctor Hunter Doherty conocido también como el médico de la risoterapia y la búsqueda de un sueño que años más tarde el propio Doherty vería hecho realidad: abrir una clínica a las afueras de Hillsboro, una zona rural de Virginia Occidental. Pero este centro no es como los demás, pues la risa forma parte de la atención que reciben los enfermos. Humor, terapias singulares y mucho afecto son algunas de las píldoras de este film que muestra a un hombre con un enorme afán de superación y lucha constante.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 27

10. El circo de la mariposa

A través de este cortometraje se exploran valores como el respecto o la dignidad de las personas, pero su director Joshua Weige también muestra los miedos y temores a los que – en más de una ocasión- nos enfrentamos: la necesidad de sentirse aceptados por los demás, romper con las barreras que muchas veces nos ponemos nosotros mismos y que nos impiden alcanzar nuestros deseos… El hilo conductor de esta historia es Will, un joven sin piernas ni manos que un día conoce a un empresario del circo. Se unirá a su compañía y a partir de aquí protagonizará un viaje muy especial que le llevará a luchar por sus sueños.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 17

11. Un paseo para recordar

Jamie, una chica estudiosa y religiosa, hija del pastor, y Landon, un chico rebelde y popular, coinciden en la representación de la obra teatral del instituto. Aquí comenzará una historia de amor entre ambos, pese a sus diferencias y a la advertencia de Jamie de que no se enamorara de ella por su enfermedad. Sin embargo, Landon no se rendirá e intentará cumplir todos los deseos de Jamie para hacerla feliz hasta el último día de su vida. Esta historia de superación, de origen estadounidense, se estrenó en 2002 y está basado en la novela de Nicholas Sparks que lleva el mismo nombre. Fue dirigida por Adam Shankman.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 16

12. Brave

Esta historia de animación, estrenada en 2012, fue dirigida por Mark Andrews y Brenda Chapman y producida por Walt Disney Pictures y Pixar Animation. Cuenta la historia de Merida, la indomable hija del rey Fergus y la reina Elinor, que decide romper con las antiguas tradiciones de los señores de la tierra y actuar libremente. Sus acciones desatan el caos y la furia en el reino. Merida acude a una sabia anciana y ésta le concede un desafortunado deseo. La chica tendrá que exprimir todas sus habilidades y recursos para superar las distintas situaciones, incluido proteger a sus traviesos hermanos trillizos, antes de aprender el significado de la valentía.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 15

13. La habitación

Esta película de origen canadiense-irlandesa trata sobre Jack, un niño de cinco años, que vive literalmente en una habitación. Allí come, duerme, juega y aprende junto a su madre. Por la noche, debe esconderse en el armario porque viene el viejo Nick. La realidad para su madre, de 26 años, es totalmente diferente, ya que esa habitación es donde lleva secuestrada siete años. Sin embargo, la curiosidad de Jack aumenta al igual que la desesperación de su madre. Así que deciden trazar un plan para escapar de allí. ¿Lo conseguirán? El film, estrenado en 2015, fue dirigido por Lenny Abrahamson y basado en la novela de Donoghue con el mismo nombre.

 

20 películas para abordar la resiliencia en clase 14

14. El mayordomo

Basada en hechos reales, cuenta la historia de Cecil Gaines, un mayordomo negro que sirvió a la Casa Blanca de 1952 a 1986. Por él pasaron un total de ocho presidentes entre los que se encuentran Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Richard Nixon y Ronald Reagan. Tanto él como su hijo, lucharon por el respeto y la tolerancia de la raza negra, aunque de formas muy diferentes. La película culmina con la llegada de Obama al poder y el deseo del presidente de conocer a Cecil. Estrenada en 2013, fue dirigida por Lee Daniels y protagonizada por personalidades tan conocidas como Forest Whitaker, Oprah Winfrey, John Cusack, Robin Williams y Mariah Carey, entre otros.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 13

15. Bajo la misma estrella

Hazel es una adolescente de 16 años con una enfermedad terminal. Padece cáncer de pulmón y aunque el médico ha conseguido reducir su tumor y darle unos años más de vida, ya no hay esperanza. Sin embargo, su actitud cambia cuando conoce a Gus, un chico de 18 años, exjugador de baloncesto al que le amputaron una pierna a causa del osteosarcoma, en el grupo de ayuda de enfermos de cáncer juvenil. Ambos vivirán una historia de amor muy intensa. De origen estadounidense, este drama adolescente se basa en la novela con el mismo nombre escrita por John Green. Fue dirigida por Josh Boone y estrenada en 2014.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 11

16. Lo imposible

Dirigida por J. A. Bayona esta película cuenta la historia real de María, Henry y sus tres hijos, una familia que vuela a Tailandia a pasar las vacaciones de Navidad en la playa. Una mañana, cuando se encontraban tranquilamente en la piscina del hotel, ubicado a escasos metros del mar, un tsunami les sorprendió, llevándose todo a su paso y cambiando sus vidas y las de millones de personas para siempre. El film, protagonizado por Naomi Watts, EwanMcGregor, Tom Holland, Samuel Joslin y Oaklee Pendergast, fue ganadora de cinco premios Goya, uno de ellos a mejor director.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 10

17. La vida de Pi

Pi es un joven hindú, hijo del guarda de un zoo, que viajaba a Canadá cuando el barco en el que se encontraba sufre un naufragio. Pi consigue salvarse en un bote salvavidas junto a un tigre de bengala con quien tendrá que sobrevivir 227 días por el Océano Pacífico. Se trata de una historia de supervivencia, religión y espiritualidad, dirigida por Ang Lee y protagonizada por Suraj Sharma, Irrfan Khan y Rafe Spall. La película, estrenada en 2012, está basada en la novela de aventuras escrita por el canadiense Yann Martel que a su vez parte del libro ‘Max e os felinos’, del escritor brasileño Moacyr Scliar.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 9

18. Precious

Narra la historia de Clareece ‘Precious’ Jones, una adolescente negra, obesa y analfabeta, que sufre diversos abusos y maltratos, principalmente por parte de su madre. Un día descubre que está embarazada, motivo por el cual es expulsada del colegio. Con el fin de encauzar su vida, la directora le inscribe en una escuela alternativa donde conocerá el valor de la amistad, la confianza y el respeto de la mano de su nueva profesora y sus compañeras. La película, dirigida por Lee Daniels, es una adaptación de ‘Push’, una novela de Ramona Lofton, escrita bajo el pseudónimo Sapphire.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 8

19. Un sueño posible

Esta película dramática, dirigida y escrita por John Lee Hancock, está basada en el libro titulado ‘The Blind Side: The Evolution of a Game’, escrito por Michael Lewis. Habla sobre Michael Oher, un joven negro sin hogar, que es acogido por los Touhy, una familia blanca que le apoyará para que consiga convertirse en una estrella del fútbol americano, como jugador de los Baltimore Ravens. Él también influirá en la vida de la familia, aprendiendo unos de los otros. La película, basada en hechos reales, está protagonizada por Sandra Bullock. Como dato curioso, durante todo el film aparecen numerosas fotos, diálogos, referencias o cameos de la verdadera familia Touhy.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 7

20. Mi nombre es Khan

Dirigida y escrita por Karan Johar y protagonizada por ShahrukhKhan y Kajol, esta película indio-estadounidense del año 2010 narra la historia de un hombre musulmán con síndrome de Asperger, que vive con su mujer en EE.UU. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, es detenido como sospechoso de terrorismo por una conducta sospechosa, debido a su enfermedad. Después de superar con un terapeuta los traumas vividos, emprenderá un viaje a la Casa Blanca para encontrarse con Barack Obama y limpiar su nombre.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 1

21. La vida es bella

Esta película italiana de 1997 dirigida y protagonizada por Roberto Benigni cuenta la historia de Guido, un joven italiano de origen judío, que se enamora desde el primer momento de Dora, una bella profesora, comprometida con un funcionario fascista. Tras conquistarla, se fugan y viven felices con su hijo hasta que los nazis invaden Italia y les detienen debido al origen judío de él. Es en este momento cuando Guido tendrá que sacar todo su humor e inteligencia para lograr salvar la vida de su hijo. El film ganó tres Oscar: a la mejor banda sonora, al mejor actor y a la mejor película extranjera.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 2

22. Intocable

De origen francés, esta película de Oliver Nakache y Éric Toledano es un ejemplo de que las limitaciones sólo se encuentran en nuestros pensamientos. Philippe, un aristócrata millonario, tetrapléjico a causa de un accidente, contrata a Driss, un inmigrante recién salido de la cárcel, para que lo cuide. Aunque son muy diferentes, en seguida congeniarán y disfrutarán juntos de lo bello que es vivir. Está inspirada en la historia real de Phillippe Pozzo di Borgo.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 3

23. Billy Elliot

Dirigida por Stephen Daldry, este film de origen británico se basa en la novela de Melvin Burgess. La película habla sobre Billy Elliot, un joven que ingresa en el centro deportivo de su pueblo para aprender boxeo. Allí conocerá su verdadera pasión: el ballet. Cuando su padre descubre que ha cambiado el boxeo por el baile, le prohíbe terminantemente ir a clase, pero su amor por la danza es tan fuerte que continúa con las lecciones en secreto, gracias al empeño de su profesora.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 4

24. Million Dollar Baby

Esta película estadounidense dirigida y protagonizada por Clint Eastwood narra la historia de Frankie Dunn, un veterano entrenador de boxeo, y Maggie Fitzgerald, una joven empeñada en boxear. El objetivo de Maggie es convertirse en una boxeadora reputada. Aunque en un primer momento Frankie no quiere entrenarla por ser mujer, después dará su brazo a torcer y se formará una bonita amistad entre ellos. Una película dramática que muestra la capacidad de superación, de esfuerzo y de coraje.

20 películas para abordar la resiliencia en clase 5

25. En busca de la felicidad

Es una película estadounidense de 2006 dirigida por Gabriele Muccino, la primera protagonizada por Will Smith junto a su hijo Jaden Smith, basada en la historia real de Chris Gardner, quien invierte todos sus ahorros en desarrollar escáneres de densidad ósea portátiles para vender a los médicos. Tras fracasar y quedarse en bancarrota, su mujer lo abandona, dejando a su hijo a su cargo. Es en este momento cuando conocerá a Jay Twistle y le da la oportunidad de convertirse en un corredor de bolsa.

26. Wonder

Cuenta la historia de August Pullman (Auggie), un niño con malformaciones faciales que, tras más de 20 operaciones en 10 años, asiste por primera vez al colegio; un hecho que se convierte, para él y sus padres, en un duro reto. Auggie tratará, junto a los nuevos amigos de la escuela que le apoyan, de integrarse entre algunos compañeros que le rechazan y demostrar que es un niño normal, a pesar de su físico.

27. Forrest Gump

Ganadora de 6 Oscar y 3 Globos de Oro, este largometraje dirigido por Robert Zemeckis narra la vida de Forrest, un joven que sufre una discapacidad mental. A pesar de sus limitaciones y de tener el coeficiente intelectual de un niño, contempla la vida con unos valores persistentes y bondadosos que le llevan a convertirse en un héroe nacional durante la Guerra de Vietnam.

28. La teoría del todo 

Está basada en la vida de Stephen Hawking, narrando los años de su juventud antes de convertirse en uno de los grandes astrofísicos del siglo XX y XXI. Relata la relación entre Hawking y su primera mujer, Jane Wilde, durante su etapa universitaria en Cambridge y en el momento en el que juntos luchan contra la enfermedad degenerativa que dejó sin movilidad al científico. Fue ganadora de 2 Globos de Oro y un Óscar.

29. Campeones

Esta comedia dirigida por Javier Fesser tiene como protagonista a Marco, un entrenador de baloncesto que, después de tener un accidente por conducir ebrio, es condenado a prestar servicios a la comunidad. Ese hecho le lleva a hacerse cargo de un nuevo equipo con personas que padecen distintas discapacidades y trastornos genéticos. Durante el tiempo que pasa entrenándolos, se da cuenta de lo mucho que tiene que aprender de ellos y de la cantidad de prejuicios que existen en la sociedad. Este equipo de ‘Campeones’ demuestra cómo se adaptan a su enfermedad y son capaces de conseguir cualquier reto que se propongan.

30. Invictus 

Traslada a 1994, momento en el que Nelson Mandela fue elegido como el primer presidente negro en Sudáfrica. A pesar de la elección del abogado y activista racializado, el pueblo sudafricano sigue anclado en el rechazo y el racismo y, para conseguir que cambie la situación, Mandela se encomienda a la Copa del Mundo de Rugby (1995) que se celebrará en el país. Los éxitos del equipo nacional y los mensajes del presidente lograrán que la historia se transforme en un relato de esperanza que irá uniendo a la sociedad sudafricana a través del deporte.

Fuente e imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/peliculas-abordar-resiliencia/
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¿Qué pueden aprender los maestros de los ‘standuperos’ para educar mejor?

Por: Sofía García-Bullé

El stand-up es un estilo de comedia pero contiene elementos que pueden ser útiles a los maestros en su labor docente.

La docencia es un oficio serio, conlleva la responsabilidad de educar a nuevas generaciones, transmitirles conocimiento, desarrollar en ellos las habilidades y valores que necesitan para integrarse al mercado laboral y ser miembros útiles de la sociedad. Sin embargo, usualmente los maestros que más recordamos son aquellos que nos retaron o convirtieron la experiencia educativa en algo divertido.

El stand-up o monólogo cómico, es un estilo de comedia que parte de convertir cualquier tipo de experiencia personal en algo entretenido, humorístico, que facilite crear una conexión con la audiencia. La comedia es una forma de comunicación que parte del conocimiento y la experiencia, igual que la enseñanza. Su potencial para desarrollar en el docente un discurso conciso, capacidad de descifrar el ambiente en el salón de clases, combatir la falta de atención a través del entretenimiento, son algunos de los beneficios que la práctica de la comedia en vivo puede aportar a la labor docente.

Comedia cartesiana en el aula

Tres de los elementos más importantes para hacer un buen monólogo cómico es la conexión con la audiencia, el ritmo y el tiempo. El médico y editor Richard Smith, explica la diferencia de los tiempos en una rutina de stand-up y la práctica docente.

“… Es muy difícil entretener a un salón por ocho horas al día, muchos cómicos lo hacen solo por 10 minutos a la vez, usando material seleccionado y pulido, que saben que conseguirá risas”, menciona el también profesor de liderazgo y técnicas de publicación. El hastío ante un día escolar de tal duración es un problema de todos los días, y una de las mejores maneras de sobrellevarlo es combinar esta técnica de selección de material, la generación previa de un contenido que genere una conexión con la audiencia (en este caso, el aula) y aprovechar esta medida de tiempo de la rutina cómica común para poner en práctica una de los pasos sugeridos en el Discurso del método: dividir una tarea grande en varias pequeñas.

Manejar la información en unidades concisas, breves y con contenido entretenido, puede hacer mucho para mejorar el nivel de atención en los estudiantes. Neurólogos y educadores apoyan la teoría de un aprendizaje efectivo, sin estrés o ansiedad; por esto el humor es una herramienta útil para fines educativos.

Una comunicación docente efectiva con base en el humor

Hacer reír no es tan fácil como parece, es necesario partir de una base común, generar una conexión con el grupo. No es tan simple como “caer bien”, es necesario hacer uso de habilidades como inteligencia social, inteligencia emocional y empatía para leer el lugar, saber cuál es el ánimo del salón; si responderán mejor a una breve broma blanca o a una anécdota personal que ejemplifique la importancia de usar acentos. Si es la tercera hora de día o la última, si acaban de presentar un examen o si la siguiente hora es el recreo, todo cuenta al momento de crear una base común significativa con los alumnos.

Scott Weems, neurólogo y autor del libro “Ha! La ciencia de la que reímos y por qué lo hacemos”, expone de forma puntual la razón por la que el humor puede ser el mejor aliado del docente. El humor, es un mecanismo de proceso psicológico, una forma de asimilar tanto la complejidad como contradicciones que experimenta un estudiante durante su jornada didáctica. El aprendizaje puede nutrirse de la positividad y apertura que ofrece el humor para procesar tanto la información nueva como el estrés inherente al reto de aprender o enseñar.

Generar conocimiento que perdure a través de buenas memorias

La memoria es un elemento crucial para el ejercicio del aprendizaje, no se puede entender, comprender ni adoptar lo que no se puede recordar primero. La memoria a su vez está ligada a la emoción, puede que el alumno no recuerde con tanta facilidad la lección completa sobre el episodio histórico de la Intervención Francesa, pero seguro recordará ese chiste sobre cómo algo tan vano como un par de pasteles, dispararon un incidente internacional entre México y Francia. Esto es aprendizaje por asociación.

La comedia es uno de los recursos más usados por los adeptos al aprendizaje por asociación. El humor activa la dopamina y el sistema de recompensa en el cerebro, esto es clave tanto para la motivación como para el nivel de recordación de los conocimientos transmitidos por un docente. Gracias a esta reacción química, una memoria adquirida en un momento en el que el alumno estaba divirtiéndose o pasando por una experiencia positiva, será recordada por más tiempo y generará conexiones cognitivas que faciliten el entendimiento de la información obtenida por parte del maestro, así como el desarrollo de habilidades en clase.

El aprendizaje, en su forma ideal, es un proceso compuesto de experiencias positivas que lleva a un crecimiento personal y desarrolla las habilidades para ser competitivo en el mercado laboral, el humor es una de las vías principales para asegurar que esta experiencia sea positiva y tenga resultados óptimos a largo plazo.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/standup-educacion
Imagen: Pierre Rosa en Pixabay
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Historias sobre la Psicología “Conductista”

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

En este 2019 se cumplen 60 años desde que se inició, a nivel profesional, la carrera de Psicología en la UNAM (1). A la manera de una conmemoración reflexiva sobre ese acontecimiento, retomo algunas de mis preocupaciones sobre la historia de la Psicología “Conductista” en México, a partir de preguntas e interrogantes como las siguientes: ¿Cómo se dio la “ruptura” al interior del grupo líder de la Psicología «Conductista» en México? ¿Se podrían reconstruir las historias de esos hechos a partir de textos escritos o publicados, debido a las dificultades de recuperar la narrativa en vivo? ¿O quién podría reunir a los “disidentes” del “conductismo” en México? ¿Cómo convocarlos para conversar sobre sus historias?

Mientras tanto y con esa intención, me he dado a la tarea de indagar en los contenidos de algunos materiales escritos, que están disponibles en los medios electrónicos, en dos sentidos: 1) Con la finalidad de realizar una búsqueda indirecta y plantear algunas hipótesis de trabajo al respecto, y 2) Con el propósito de reconstruir los signos de esa significativa “ruptura”. Como se puede apreciar, (dicho esto en lenguaje “kuhniano”) mis preocupaciones tienen mayor interés en las “rupturas” que en las “continuidades”.

Historias cortadas

Según Edgar Galindo, “Entre 1959 y 1990 coexisten diferentes escuelas de psicología y psicoanálisis: el psicoanálisis freudiano, frommiano, freudomarxista y lacaniano; escuelas cognoscitivas (europeas) tradicionales, como la de Piaget; la psicología cognoscitiva estadounidense, el conductismo, el guestaltismo redescubierto y la psicología humanista de Rogers. Sin embargo, el trabajo de las escuelas se concentra en las universidades, en la formación profesional. A principios de los setentas, la investigación en psicología es rara en México y la publicación de resultados más rara aún. El volumen de la investigación –y por consiguiente de las publicaciones– crece constantemente, sobre todo entre 1975 y 1990, con excepción de un periodo difícil entre 1982 y 1987, que corresponde a los años de la crisis económica de México. No obstante, a pesar del gran número de enfoques que han existido en México en 30 años, es evidente la existencia de 5 grandes escuelas en la psicología: Conductismo, psicología transcultural, psicología cognoscitiva de orientación norteamericana, psicología social de orientación norteamericana y enfoque psiquiátrico-psicométrico.” (Galindo, 2004)

Los pioneros del “Conductismo” en México, grupo académico que floreció específicamente en la UNAM y en la Universidad Veracruzana entre 1967 y 1982, son reconocidos por varios autores y protagonistas de los hechos, como el colectivo que dio origen, de manera formal, a ese movimiento. Tomo como referencia el año de 1982 como tiempo de término del período de auge del “Conductismo” en la UNAM, de acuerdo con una afirmación de Emilio Ribes. (ver mi texto: “Emilio Ribes y el Conductismo en México”. Tercera y última parte. SDP Noticias, 15 de octubre, 2018).

“Para los conductistas, la conducta es el objeto de estudio de la Psicología. La tarea de ésta es el estudio objetivo de la conducta y su instrumento de investigación es la metodología operante. La investigación con animales se considera correcta para la comprensión del comportamiento del hombre, en el sentido de que los conceptos y las leyes encontradas en el laboratorio pueden extrapolarse a los seres humanos. La psicología aplicada es, entonces, la aplicación de los principios y los métodos de la psicología experimental en diferentes campos del comportamiento humano… Los psicólogos deben dominar los principios de la modificación de conducta para ser capaces de resolver problemas en diferentes campos: en la educación y el desarrollo infantil, en la educación especial, en el terreno social, en la solución de problemas clínicos, en la industria y el trabajo y en el campo de la salud en general. Esta lógica regula la enseñanza, la investigación y la práctica en los ámbitos dominados por los conductistas.” (Galindo, 2004)

Aunque no existen muchos trabajos sobre las historias de “ruptura” ni sobre la evolución conceptual del “Conductismo” en México (dado que el circuito “estímulo-respuesta fue rebasado), contamos sin embargo con algunas aproximaciones historiográficas sobre la decadencia de ese movimiento en México: “Los psicólogos conductistas aprovechan la ampliación de la UNAM (en 1975) para aplicar en la ENEP-Iztacala un currículum totalmente conductista orientado hacia la formación práctica en áreas consideradas prioritarias para la sociedad mexicana; esfuerzos semejantes no llegan a consolidarse en la ENEP-Zaragoza. Hacia 1976, el análisis experimental de la conducta y la modificación de conducta se convierten en la orientación que más influye en la formación de los psicólogos del país, pues predomina en al menos 30 instituciones de enseñanza.” … “A pesar de sus logros, la fuerza del movimiento conductista parece haber disminuido a finales de los ochentas. El apasionamiento ingenuo de los conductistas por la modificación de conducta en los primeros tiempos inició un evidente proceso de diferenciación desde finales de los setentas. Las limitaciones existentes en la concepción teórica del conductismo son reconocidas en diferentes grados por algunos autores, que admiten los límites que fija la realidad social al trabajo psicológico. Otros han expresado claramente su desilusión ante las limitaciones del modelo conductista (Molina, 1980; Alvarez y Molina, 1981; Millán, 1982; Lozano Mascarúa, 1985 y Rueda, 1986), aunque algunos reconocen sus aportaciones (Páez, 1981). En pocas palabras, el conductismo no parece haber llenado las expectativas de los psicólogos mexicanos, muchos de los cuales exploran otras alternativas para la creación de una psicología científica y socialmente comprometida en otras escuelas psicológicas, ya viejas o recientemente conocidas.” (Galindo, 2004)

Preguntas e hipótesis…

Las siguientes preguntas podrían animar o motivar el trazo de una línea o campo de investigación sobre las historias de la Psicología “Conductista” en México, a 60 años de iniciada formalmente esta profesión: Los textos escritos por algunos de los protagonistas de la “ruptura” frente al “Conductismo” en México, ¿podrían contribuir a la reconstrucción de esas historias? ¿Se podría armar una narrativa indirecta o conectar los textos escritos, que fueron preparados en marcos teóricos e históricos diversos, para reconstruir la fenomenología de esa “ruptura”?

En efecto, existen algunos escritos que, de manera tácita –me parece- se refieren a la “ruptura” frente a la Psicología “Conductista”, los cuales se han expresado en diversos contextos y al calor del análisis de diferentes fenómenos; en ellos he encontrado, digamos, una suerte de narrativa en torno a la “separación”, al “quiebre”, donde el telón de fondo es, a veces, -según mi interpretación- el “Conductismo”. Textos, por ejemplo, sobre el abandono de una tradición, o sobre el corte de una identidad, me parece que guardan alguna relación o plantean una evocación, a lo lejos, con lo que algunas profesoras y profesores vivieron como “ruptura” a finales de los años 70´s e inicios de los 80´s, en una época marcada por la decadencia de esa corriente teórica y metodológica de la Psicología académica, sobre todo en la UNAM.

En un texto escrito a propósito de los procesos subjetivos del exilio, se señala lo siguiente: “…una de las consecuencias de las catástrofes, sean éstas una invasión, un golpe militar, una devastación natural, es que alteran o fracturan los vínculos que el sujeto ha establecido, haciéndole perder su lugar en el conjunto al que pertenecía y a partir del cual había construido su continuidad. El ataque contra la identidad del espacio y de la sociedad, es un ataque contra el origen y contra el orden simbólico; incluye necesariamente el ataque contra el cuadro metapsíquico, entendido como la estructura grupal en la que se apuntala la psique de un sujeto singular. Es por esto que la catástrofe no es sólo un acontecimiento, es también un proceso que, desde el punto de vista de las historias, tanto de los sujetos singulares como de los grupos, implica correlativamente la movilización de múltiples procesos e instancias que le permitan contender contra los conflictos más íntimos y profundos en defensa de su continuidad, de su permanencia como sujetos, de la vigencia de sus proyectos, construyendo en su horizonte la posibilidad última del exilio, la clandestinidad, la resignación, o la renuncia a la existencia misma.” (2)

En otro texto y en una coyuntura ajena, se asevera lo siguiente: “Ahora es necesario redimensionar estos discursos, replantear el estatuto que guarda la puesta del humano en circunstancia, enfocar la comprensión de los avatares de sus relaciones, no desde la formalidad discursiva de las disciplinas que pretenden su caracterización definitiva; sino restituyéndole la posibilidad de su propio lenguaje, en el sentido más amplio del término; en suma, verlo como actor de su historia personal, no de la que oficial y teóricamente es protagonista, sino de la más íntimamente suya, de la que construyó su cuerpo, su deseo, sus vínculos, su mundo.” … “Es tiempo también de generar los dispositivos, los mecanismos, que han de abrir los espacios para que el que escucha, el que observa, el que estudia lo humano, renuncie a sus propio prejuicio teórico, como condición necesaria para dejarlo hablar de otro modo y no sólo escuchar lo que es hablado a través de él, esto es, para oír otras palabras de lo que tiene que decir y no limitarse únicamente a recuperar, con su intermediación, los discursos que hablan de él.” (3)

En el problema de la “ruptura”, en sí misma, -pienso- quizá lo que hoy se puede valorar es el paso de los hechos, los procesos, los registros y los significados, explícitos e implícitos, expresados en las palabras. Las palabras escritas, publicadas, como caminos para entender, para comprender lo sucedido, para aventurar una interpretación. Indagar, directa o indirectamente, sobre las representaciones de tales “rupturas” y lo que éstas expresan. Porque las palabras no escritas se quedarán en lo privado, casi siempre. ¿Qué clase de “ruptura” fue? Epistemológica, ideológica, de disolución de la identidad grupal, ¿o fue una ruptura de hartazgo con el liderazgo y las formas de distribución del poder lo que generó la batalla contra el “conductismo” a la mexicana? ¿O fueron, en parte y en todo, el conjunto de esos factores? ¿Cuál es el signo de la “ruptura” que generó el “quiebre” del grupo líder en la enseñanza de la Psicología conductista en la UNAM? ¿Por qué ya no es pertinente hablar de ello; o sí lo es? ¿Quién y desde dónde está dedicado al estudio historiográfico de ese “quiebre”? ¿Cuáles son los significados y los medios de la negación de lo sucedido? Éstas son quizá algunas preguntas para investigar sobre una parte de las historias no habladas, pero sí escritas, de la Psicología conductista en la máxima casa de estudios y de otras universidades, públicas y privadas, que imparten esa carrera profesional en México.

Fuentes consultadas y nota:

(1) Edgar Galindo (2004). Análisis del desarrollo de la psicología en México hasta 1990. Con una bibliografía in extenso. Psicol. Am. Lat.  n. 2. México.

Nota: El dato de referencia fue señalado por Lara Tapia y recuperado por Galindo cuando afirma: “ En 1959 fue fundada la carrera de psicología en la UNAM (Lara Tapia, 1983); aunque la psicología ya se enseñaba en México desde 1896 y aunque en la Universidad Nacional Autónoma de México existía un posgrado en psicología desde 1938, en 1959 la psicología se empieza a enseñar como disciplina autónoma en el país y con ello se da un paso más hacia su reconocimiento como una profesión. Esa fecha constituye el hito histórico que marca el fin del periodo de formación de la psicología en México. En ese momento se inicia lo que he llamado periodo de expansión.”

(2) Carlos Fernández Gaos. Al País del Otro. (Algunas reflexiones sobre el contexto del dispositivo clínico en migrantes, exiliados y transterrados). Revista Electrónica Psicología Iztacala, Vol. 2, No. 1, feb. 1999. FES Iztacala, UNAM. México.

(3) Carlos Fernández Gaos. Masculinidad: errática zaga de un lugar imposible.

http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/crim-unam/20100428124919/Masculyempleo.pdf

Fuente: http://www.educacionfutura.org/historias-sobre-la-psicologia-conductista-la-ruptura/

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León Trahtemberg: «El alumno vive en el siglo XXI y su profesor en el siglo XX»

Perú / Autor: Maribel de Paz / Fuente: El Comercio

Ante la inminencia del inicio del año escolar, Trahtemberg da las pautas para una educación con alma

Rebuscando en el cálido baúl de la memoria, León Trahtembergrecuerda el germen de su vocación nacida en las aulas del propio colegio donde estudió, el León Pinelo, donde solía ayudar a sus compañeros de aula a domar las matemáticas. Hoy, líder pedagógico del colegio Áleph, enclavado en los alrededores de los Pantanos de Villa, repasa las bondades y desaciertos de la educación nacional como promesa pendiente.

Tantas veces vividos y recreados como una estafa institucionalizada, los fundamentales y feroces años de escuela han sido narrados desde nuestro entrañable «Paco Yunque», cortesía de Vallejo, hasta la implacable obra autobiográfica del Nóbel J. M. Coetzee. En su libro «Infancia» están los abusos, la escuela como calvario y esa frase lapidaria: «La infancia no es otra cosa que un tiempo en el que se aprietan los dientes y se aguanta».

En una entrevista anterior, hablando de las incoherencias de la educación tradicional, te preguntabas: «¿Por qué tenemos que salir indefensos a la sociedad después de pasar miles de horas en el colegio?». ¿Cuál sería la otra pregunta pendiente que tienes respecto a la educación en el Perú?

Hay dos: ¿por qué no creemos que el colegio puede ser un centro de disfrute donde el alumno la pasa bien aprendiendo y no donde se sienta en una cárcel? Y segundo: ¿cuáles son los aspectos vinculados a ciudadanía que la escuela es capaz de proveer para que cuando el estudiante egrese pueda ser un ciudadano activo en pleno uso de sus derechos?

¿Y cuáles serían, para empezar, las claves para alcanzar ese disfrute escolar?

Yo empezaría hablando de la acogida. Muchos niños vienen de hogares disfuncionales donde no hay comunicación, hay violencia, hay ausencia del padre o de la madre, hay poca comunicación. Y el único espacio alternativo al hogar que tiene ese niño para eventualmente sentirse bien, querido, atendido, es la escuela. Esta tiene la oportunidad de servirle de centro de acogida para que él vea que sí tiene un lugar en el mundo, que sí es una persona que puede ser protegida. El colegio le puede dar seguridad, organización, le puede servir como contrapeso para todos los males que él vive. Sin embargo, este niño llega a la escuela y lo único que importa es si aprende a leer, a escribir, a sumar. El mismo Ministerio de Educación, cuando toma sus pruebas censales a niños de 7 años, ya el resultado indica que la gran mayoría no logra los objetivos del grado. Quiere decir que ya para segundo de primaria los alumnos están fuera de carrera, porque esos alumnos lo único que van a hacer es seguir su deterioro hasta que terminen el colegio.

Una estafa.

Es un engaño, una estafa, pero más lo llamaría una oportunidad perdida. En cambio, si la prioridad para las escuelas fuera que todos los niños se sientan bien, se sientan acogidos, queridos, ese niño va a tener la estabilidad emocional y el sentimiento de empatía como para poder orientar su energía mental a los aprendizajes que le va a proponer la escuela. Sus primeras experiencias tienen que ser experiencias de éxito y no de fracaso. El rol del maestro es asegurarse de que los niños de los primeros grados tengan éxito, y no simplemente etiquetarlos como fracasados, que es lo que ocurre hoy en día cuando el niño ni bien entra a primaria ya empieza a recibir todo tipo de señales de que no aprende ni entiende ni estudia.

Si hablamos de la historia de la educación en el Perú, ¿cuáles destacarías como los principales hitos en su evolución?

En general, la historia de la educación se disrumpe con la llegada de Internet. O sea, antes y después de Internet tienes un hito fundamental entre la educación tradicional y la educación del siglo XXI. Pero no es tanto el acceso a Internet, sino que todos los desarrollos tecnológicos que tienen que ver con las computadoras (celulares, redes sociales, sistemas de comercio) han creado un segundo mundo en el que el niño, el joven y también los padres viven. Y es en este mundo, que es paralelo al mundo real, en el que las dinámicas de su identidad, sus relaciones con los demás, su forma de aprender y gratificarse de manera inmediata constituyen un conjunto de reglas de vida que no equivalen a las que existen en la escuela tradicional. El alumno vive en el siglo XXI y su profesor en el siglo XX. Y en este desencuentro, una de dos: o le piden al alumno que regrese un siglo para poderse conectar con el maestro, o se le pide al maestro, y en general al sistema educativo, que dé el salto hacia el siglo XXI.

Ahora, la literatura, las artes, ¿cómo se están enseñando en términos generales en el Perú?

Como casilleros. O sea, el arte tiene sus dos horas semanales y la literatura tiene sus dos horas semanales, cuando la literatura debería ser parte de una comprensión política, económica, social, cultural y geográfica del hecho o del autor. ¿Cómo aíslas una obra literaria del contexto en el que fue escrita, de las condiciones del autor, de los temas que aparecen en la obra?

¿Cómo estudiar a Vallejo, por ejemplo?

Si quiero estudiar «Paco Yunque», ¿cómo puedo hablar de ese personaje sin entender cuál es la situación de las haciendas en el Perú, la relación entre el gamonal y sus trabajadores, el prejuicio entre los blancos y los nativos, el ‘bullying’ del que tiene el poder contra el hijo de la empleada? ¿Cómo puede uno estudiar eso sin tomar en cuenta factores económicos, culturales, sociales y políticos de la época? ¿Cómo no aprovechar a Paco Yunque para preguntarse por qué hoy en el Perú hay tanta gente que se siente ‘bulleada’ por el país, por qué hay tantos Pacos Yunque que protestan por el abuso? Es decir, cómo extrapolo las lecciones de Paco Yunque para entender la realidad de hoy o el pasado del Perú. Pero si agarras «Paco Yunque» y la quieres estudiar simplemente como una obra literaria para ver las destrezas del autor, la vacías, la empobreces. Lo mismo, digamos, con «Romeo y Julieta». Para los chicos de hoy puede ser muy interesante hablar de cómo se expresa el amor de una pareja de jóvenes en estos tiempos, y a partir de eso tratar de analizar cómo era antes, y ahí puedes encontrar algunas obras literarias donde hablan de esta relación entre familias que no se toleran, pero cuyos hijos sí quieren verse y se conectan. ¡¿Cuánto de eso no ocurre hoy?! Una cosa es partir del hoy, de esos fenómenos del afecto y las relaciones entre adolescentes, y preguntarse: ¿y esto cómo se expresó en otro tiempo y cómo lo expresó este autor? Entonces, se vuelve interesante. De lo contrario, lo descontextualizas y dices: «Señores, hoy día vamos a hablar de Shakespeare…».

Y matas a Shakespeare.

Es matarlo, porque qué de interesante puede tener eso para niños que están apasionados por el fútbol, digamos, y les traen a Romeo y Julieta. Hay que contextualizar, y la contextualización son todas las disciplinas que te ayudan a entender un fenómeno humano. Es como hablar de la corrupción solamente como si fuera un problema legal, absolutamente aburrido, árido. Pero cuando hablas de la corrupción como un fenómeno histórico, cultural, como un problema de la legalidad, la influencia, el poder y las pasiones más subalternas del ser humano, estás hablando de psicología, de filosofía, de religión, de cultura, de política, de economía; estás hablando de todo. Pero si lo quieres convertir en un tema de educación cívica, ¿a quién le puede interesar eso?

Finalmente, sobre tu propia relación con la educación, ¿cómo dirías que fue la motivación en casa para ti?

Es una motivación compleja, diría. Yo vengo de una familia donde a mi papá nunca le gustó la idea de que yo sea profesor. Recién cuando cumplió 80 años, por primera vez en su vida me dijo que estaba orgulloso de que yo fuera profesor, o sea, de lo que yo había hecho en mi vida como carrera. Porque yo venía de un hogar de clase media, de un papá empresario que pensaba que yo también tendría que dedicarme a los negocios. Y me pareció interesante cerrar este círculo porque yo sabía que él lo decía a otros, y cuando me lo dijo a mí sentí: «Tuve razón y mi padre me lo reconoció».

Fuente de la Entrevista:
https://elcomercio.pe/luces/libros/leon-trahtemberg-alumno-vive-siglo-xxi-profesor-siglo-xx-educacion-impreso-noticia-613279
ove/mahv
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