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«La amistad y la biografía simplificadas que ofrece Facebook son versiones falsas» Entrevista a Vicente Serrano

América del Sur/Chile/27 agosto 2016/Autor: Santiago Álvarez Cantalapiedra/Fuente: Rebelión

Vicente Serrano, filósofo y ensayista chileno, ganador del Premio Anagrama de Ensayo en el año 2011 por su obra La herida de Spinoza. Felicidad y política en la vida posmoderna, ha publicado recientemente un libro sobre el papel de las redes sociales, titulado con toda intención Fraudebook. Lo que la red social hace con nuestras vidas(Plaza y Valdés Editores). El protagonismo adquirido por las redes sociales en poco tiempo obliga a reflexionar sobre el papel que representan en nuestra vida cotidiana.1Frente a las innegables ventajas que ofrecen en muchos órdenes de nuestra existencia, contienen también riesgos indudables por las posibilidades que abren para el control y la manipulación de las personas, particularmente de las más jóvenes. Pero esto es algo sabido, como lo es también que el entorno virtual se ha convertido en una sofisticada maquinaria de apropiación de nuestro tiempo y atención, desterrando en gran medida el pensamiento calmo, profundo y concentrado. Sin embargo, en Fraudebook, Vicente Serrano va más allá y nos alerta de que, tras la aparente inocencia e ingenuidad de estos dispositivos, nos encontramos ante un artefacto que cabría calificar de biopolítico al ser capaz de incidir sobre nuestra intimidad, afectividad e identidad personal, transformándolas profundamente.

Santiago Álvarez Cantalapiedra (SAC): 1.500 millones de usuarios de Facebook, ¿cuál es la clave del éxito de esta red social? ¿Cómo la caracterizarías y distinguirías de otras redes sociales? ¿Qué elemento singular la define que no debemos ignorar?

 Vicente Serrano (VS): La cifra que mencionas es superior a la del número de fieles de la mayoría de las religiones. Solo es superada por el cristianismo si unimos las distintas iglesias que lo conforman, de las cuales la Iglesia católica tiene 1.400 millones de fieles, por debajo de Facebook. Claro que esta red social es una herramienta de comunicación en la era digital y en el capitalismo globalizado, pero ese dato comparativo es muy revelador de las claves de su éxito, precisamente porque, como las religiones, incide en la vida afectiva, en el ámbito de los sentimientos, y establece también una comunidad. Y eso la diferencia de otras redes en las que la dimensión afectiva está menos marcada. Pero como digo, esto lo hace en una época de mutación del capitalismo global y esa comunidad en la que se vuelcan los afectos es a la vez una gran herramienta que permite a la publicidad acceder a esa dimensión de intimidad, que es la misma sobre la que operaban las religiones. Ese cruce entre lo publicitario, la afectividad y la sensación de libertad es la fórmula que explica su éxito. En el libro utilizo la expresión “gran fábrica de afectividad” porque, de hecho, a través de Facebook la vida afectiva se convierte en riqueza, una riqueza que se produce mediante el tiempo y la vida afectiva de los usuarios.

SAC: Si el valor de la amistad es lo que pone en el centro esta red social, ¿de qué tipo de amistad estamos hablando?

  VS: Obviamente no es el concepto de amistad en sentido estricto de ese vínculo afectivo desinteresado que se ha considerado desde siempre uno de los elementos más valiosos de la vida humana. Antes todos sabíamos que había amigos, conocidos, colegas, vecinos, etc., y dentro de los amigos había grados, los más cercanos e íntimos nunca por definición podían ser muchos, porque la amistad es algo delicado y muy valioso, difícil y que hay que cuidar, que requiere tiempo. En el caso de Facebook se trata de una amistad en el sentido más laxo que empuja a la acumulación de amigos. Y aunque admite distintos grados, lo cierto es que en Facebook la idea de amistad se aplica por igual a todo y se ha ido decantando hacia aquellos elementos positivos, en ocasiones falsamente positivos, que definen lo publicitario, razón por la cual nunca admitirá el “No me gusta”. En su concepto de amistad cabe todo, desde intereses profesionales hasta verdaderas amistades reales, pasando por el elemento de promoción y propaganda que lo convierte en esa herramienta publicitaria de la que hablaba. De este modo, la amistad corre el riesgo de confundirse con un simple espejo vinculado a una tendencia narcisista de la sociedad. Si eso es un problema en general se hace más preocupante en determinantes rangos de edad. Los más jóvenes, ya nativos digitales, corren el riesgo de no conocer otro concepto de amistad que el de Facebook. Y eso lo considero una distorsión muy peligrosa.

SAC: Señalas en tu libro que los usuarios al publicar en su biografía esperan sobre todo aprobación. Afirmar lo que nos gusta, como forma de singularizarnos, y buscar en ello además el reconocimiento ajeno, es poco menos que una necesidad que experimentamos permanentemente los seres humanos. ¿No es Facebook, aparentemente, un eficaz satisfactor de esta necesidad tan humana?

  VS: En los doce años de vida de Facebook ha ido quedando claro que constituye, además de una formidable e indudable forma de comunicación, un escaparate en el que la aprobación a través del “Me gusta” ha adquirido un peso determinante en el sentido de la red. Es obvio que los humanos necesitamos la aprobación de los otros, pero esta se articula a partir de nuestras acciones, y es igualmente obvio que no todas son igualmente dignas de aprobación. El problema es cuando la aprobación se convierte en un fin en sí mismo. Es ahí donde la vida afectiva se convierte en publicidad, pero la publicidad lo es para vender un producto, no para relacionarse con los amigos. En la medida en que el usuario interioriza ese modelo, la identidad virtual que construye tiende al narcisismo y al exhibicionismo al verse reflejado en la pantalla mediante aprobaciones. Por supuesto hablamos de una tendencia dominante. No todos los usuarios se relacionan de la misma manera, pero creo que sí la mayoría.

SAC: ¿Qué otros aspectos conlleva Facebook? 

 VS: Además de ese falseamiento de la amistad y de la biografía, convertidas ambas en un modelo acumulativo propio de la actividad empresarial, creo que el otro rasgo más interesante es el hecho de que el usuario es productor de riqueza y ni siquiera lo es con plena conciencia. Ciertamente no es un trabajador al uso, porque no recibe un salario. En realidad se le dice que recibe un servicio que es gratis y lo será siempre. Pero el usuario invierte su tiempo y aporta su intimidad para producir riqueza para otros.

SAC: ¿Dónde está el fraude? 

 VS: El fraude, en un sentido no jurídico, desde luego, está precisamente en ese hecho de estar produciendo bajo la apariencia de que se recibe un servicio que es gratis y lo será siempre. La promesa de libertad y comunicación, por cierto muy real, lleva por así decir una letra pequeña, en este caso literalmente, que son las cláusulas de un contrato mediante el que cedes el uso de tu vida privada para que se produzca con ella. E igualmente me parece fraudulenta la incidencia sobre la amistad y la biografía que se articula desde el dispositivo. La amistad y la biografía simplificadas que ofrece son versiones falsas de lo que es nuestra biografía y de lo que son las relaciones de amistad, mediadas ambas por una estructura que las somete al impulso acumulador. SAC: ¿No es un ejemplo de lo que nos ofrece continuamente el capitalismo? VS: Sin duda. Y en varios sentidos. Por un lado mediante ese contrato el usuario se convierte en productor no consciente que aporta su vida afectiva al proceso productivo. El capitalismo se hace afectivo en el sentido literal de que ha emergido una nueva mercancía y una nueva relación de producción propia de la era digital y de la información. Pero por otro lado esa identidad articulada mediante la constante tensión hacia las adhesiones convierte a la afectividad y a la propia biografía en una especie de tarea empresarial que versa sobre uno mismo. Utilizo en el libro otra metáfora que es la de la cuenta corriente. La cuenta de Facebook tiene la misma estructura, solo que lo que se deposita no es dinero, sino sentimientos y acontecimientos de la vida de cada cual. Pero, como en la cuenta, lo decisivo es la tendencia acumulativa que define el capitalismo y que ahora tiende a interiorizarse.

SAC: ¿Podrías extenderte un poco en tu afirmación de que nos encontramos ante un dispositivo biopolítico? 

 VS: Tiene mucho que ver con esa interiorización y con la producción. El término biopolítica lo utilizó Foucault para definir un modo de entender el poder que no consiste ya en hacer morir y dejar vivir, como en el caso del soberano clásico que decide sobre la muerte y deja vivir en lo demás. Foucault lo invierte y habla de dejar morir y hacer vivir, es decir, de producir vida. Ha habido interpretaciones de lo que quería decir con esto, autores que lo han interpretado sobre todo en clave biologicista, como Giorgio Agamben o Roberto Esposito. Pero lo cierto es que Foucault lo vinculó al liberalismo económico. En uno de sus cursos de finales de los años 80 del siglo pasado titulado «El nacimiento de la biopolítica» hablaba de la tendencia del liberalismo a que cada cual se convierta en empresario de sí mismo. Mi lectura es que precisamente Facebook expresa esto de una manera nítida mediante la “producción” de esas biografías falseadas de las que hablaba más arriba. La producción de vida entendida como producción de biografías y además marcadas por ese principio acumulativo interiorizado al que me refería. Es un modo de “gobernar” millones de vidas, pero que pasa inadvertido como tal, que es vivido como una ampliación de libertad. A esa situación es a lo que Foucault llamaba la ironía del dispositivo, que al dominarnos nos hace creer que somos más libres. Él lo aplicó a mediados de los años 70 del pasado siglo al discurso en torno a la sexualidad, pero creo que es perfectamente extensible al discurso en torno a las nuevas formas de comunicación que llamamos redes sociales, y en particular a Facebook.

SAC: ¿Estamos abocados a vivir nuestra afectividad mediada por estas nuevas realidades? ¿Qué cabe hacer: confiarlo todo a la elección de la persona incidiendo en su educación sentimental o es legítimo pensar además que, dada la naturaleza y efectos de estos dispositivos, necesitamos regular conscientemente esta “máquina de los afectos”? 

  VS: Está claro que no hay marcha atrás con las tecnologías y con todo lo que supone la revolución digital. Pero hay que tener en cuenta que esta no es más que un nuevo salto en el proceso complejo de la modernidad. En otras obras, como en Soñando Monstruos o La herida de Spinoza, he defendido que el mundo moderno viene instalando de modo creciente un orden afectivo determinado, dando prioridad a una jerarquía de afectos vinculada a la acumulación, a la inquietud, a la voluntad de poder, a una ansiedad constante que se corresponde con la mirada moderna. En una obra publicada en Chile en 2014, que lleva el título de Naturaleza muerta, desarrollo la idea de que la naturaleza premoderna era sobre todo un orden afectivo. Ya no podemos recuperarlo de ese modo, en los mismos términos que tenía para la vieja Grecia o para las culturas originarias de América, por ejemplo, pero sí como una indagación en nuestra afectividad. El reto es ser capaces de establecer un orden afectivo después de la muerte de la naturaleza en el sentido que menciono. Y no creo que el problema sean las máquinas, porque desde los artificios es posible articular otro tipo de afectos, como lo demuestran múltiples artistas digitales. Pensemos por ejemplo en un artista como Bill Viola, que desde las nuevas tecnologías recupera el universo de las pasiones… La cuestión estriba en saber que debajo y detrás de cada máquina y de cada clic está presente un afecto, y saber identificarlo. Lo que planteo en Fraudebookes precisamente el modo en que esa dimensión ha pasado inadvertida y que esa red en particular posee una estructura y un orden afectivo como dispositivo biopolítico. El objetivo al escribir el libro es sacarlo a la luz.

SAC: Las redes sociales evolucionan, cambian, pasan de moda, lo hemos visto con twitter ¿Cómo crees que evolucionará Facebook? ¿Qué futuro le aguarda? ¿Qué futuro le desearías? 

 VS: Ha habido quienes anunciaron el final de Facebook para este mismo año. Es difícil hacer predicciones, pero es obvio que cada vez hay más reticencias a colgar determinados contenidos, sobre todo los más íntimos y afectivos. Facebook va mostrando cada vez más su cara más publicitaria y profesional. Si esa tendencia se confirma estamos en el comienzo del declive, porque su fuerza fue precisamente esa incidencia sobre lo afectivo, que a su vez alimentó la dimensión publicitaria. Ahora bien, que el territorio conquistado por Facebook –esa integración de lo afectivo en la producción– lo heredarán otros dispositivos, de eso no tengo duda. Como tampoco la tengo de que el pensamiento crítico y la búsqueda estética y ética seguirán pugnando por pensar nuestra relación con las máquinas y con nosotros mismos como se ha hecho a lo largo de la historia.

1 V. Serrano, Fraudebook. Lo que la red social hace con nuestras vidas, Plaza y Valdés Editores, Madrid, 2016.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215874&titular=%22la-amistad-y-la-biograf%EDa-simplificadas-que-ofrece-%3Ci%3Efacebook%3C/i%3E-son-versiones-falsas%22-

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La historia no había terminado, rectifica Fukuyama

Por: Marcelo Colussi

«Lo que demonizó a Carlos Marx e hizo de él un adversario formidable; no fue haber predicado la revolución, sino haber demostrado su inevitabilidad, aunque tal vez ocurra de manera diferente a como él lo soñó.» Jorge Gómez Barata

«Defiendo la construcción del Estado como uno de los asuntos de mayor importancia para la comunidad mundial, dado que los países débiles o fallidos causan buena parte de los problemas más graves a los que se enfrenta el mundo: la pobreza, el sida, las drogas o el terrorismo». Esta idea jamás podríamos asociarla al pensamiento neoliberal, que se caracteriza por una apología de la libre empresa y de la reducción del Estado. Pero curiosamente es lo que dice Francis Fukuyama en su libro Construcción del Estado: gobierno y orden mundial en el siglo XXI, de 2004.

Fukuyama, funcionario del Gobierno estadounidense, se hizo famoso cuando en 1992 (acompañando la desintegración de la Unión Soviética y la reversión de todo el campo socialista de Europa del Este) pronunció el grito triunfal en su libro El fin de la historia y el último hombre: «la historia ha terminado». Pero en realidad lo dicho por él ni es pensamiento profundo, ni encierra ninguna verdad. ¡La historia no había terminado! ¿A quién se le podría ocurrir tamaño dislate? Es más que obvio que eso es una visceral manifestación ideológica, un grito de fanático atolondrado más que una serena reflexión de un acendrado académico.

A inicios de los noventa, caído el muro de Berlín y derrumbado el campo socialista europeo, el capitalismo se sintió exultante, triunfal. Todo parecía indicar que la economía planificada no llevaba a ningún lado y que el mercado se imponía como modelo único e inevitable. Coadyuvaba con esta visión la idea de democracias parlamentarias como más «civilizadas» y dando más respuestas a los problemas sociales que las «dictaduras» del proletariado de partido único. La misma población rumana, por ejemplo, se encargó de fusilar a Ceauscescu con la misma saña que lo hicieron anteriormente los italianos con Mussolini. La derrota del experimento socialista, al menos la presentada por la prensa capitalista, parecía total.

Fue tan grande el golpe –y en buena medida el golpe mediático que el capital supo implementar al respecto– que el discurso dominante inundó toda la discusión. La izquierda misma se quedó perpleja, sin argumentos. Parecía cierto que la historia nos dejaba sin respuesta. Pero la historia no había terminado. ¿Puede terminar acaso? ¿De dónde saldría esa monumental taradez?

El término «globalización» se adueñó de los espacios mediáticos y del ámbito académico, pasando a ser sinónimo de progreso, de proceso irreversible, de triunfo del capital sobre el «anticuado» comunismo que moría. Y nos lo hicieron creer. La siempre mal definida globalización pasó a ser el nuevo dios; según se nos dijo –Fukuyama fue uno de sus principales difusores– la misma traería desarrollo y prosperidad a todo el planeta. La historia había terminado (mejor dicho: el socialismo había terminado) y el término que lo expresaba con elegancia –por no decir con refinado sadismo– era globalización. No se podía estar contra ella.

Levantar los «viejos, anticuados, antidiluvianos» planteos del socialismo, del «defenestrado» marxismo, condenaba al ostracismo. Eran solo quimeras de nostálgicos trasnochados. O al menos ese fue el discurso dominante que buena parte de la izquierda terminó aceptando. A tal grado lo aceptó, que en muy buena medida esa izquierda fue cooptada por la ideología del posibilismo, de la resignación. De ahí que, ante tanto golpe recibido, algunos años después la aparición de izquierdaslight (encabezadas en muy buena medida por Hugo Chávez en Venezuela con la propuesta de un renovado socialismo del siglo XXI –nunca definido hasta el día de hoy–) encendieran tantas esperanzas.

En los noventa del pasado siglo el optimismo triunfalista del neoliberalismo en boga campeaba en mundo. Después de las fracasadas experiencias socialistas (bueno, habría que discutir más eso del «fracaso»), o mejor dicho, después de la presentación mediática que hacía el capitalismo victorioso de los acontecimientos que marcan estos años, no parecía quedar mucho espacio para las alternativas. Con fuerza irrefrenable, las políticas neoliberales barrieron el planeta. Según nos aseguraban sus mentores, por fuerza traerían la paz y la felicidad. Se quitaban así del medio, de un plumazo, los inconmensurables logros que habían traído todas esas experiencias socialistas, en cualquiera de sus expresiones: en la Rusia bolchevique, en la China de Mao Tse Tung, en la Cuba revolucionaria, en Vietnam, en la Nicaragua sandinista (cuando Daniel Ortega era comandante guerrillero y no empresario como es ahora). En todas esas experiencias, no hay que olvidarlo nunca, se terminó con el hambre, con la desnutrición crónica, con el analfabetismo, con la exclusión de los por siempre excluidos. En todas esas experiencias –¡no hay que olvidarlo jamás!– el poder popular fue un hecho, las mujeres mejoraron sustancialmente su condición de eternas oprimidas, no hubo niños de la calle, el deporte y la cultura pasaron a ser política de Estado y los logros científicos (premios Nobel a granel) brillaron rutilantes. Ningún país que fue intervenido con planes neoliberales (léase: capitalismo despiadado sin anestesia) logró algo de eso; por el contrario, en todos (¡en todos!, tanto del opulento Primer Mundo como entre los pobres del Sur) creció alarmantemente la pobreza, aunque hubiera supermercados abarrotados de productos del Tercer Mundo.

Pero hoy, dos décadas y media después de este grito de guerra proferido por Fukuyama y respaldado por el «No hay alternativas» de la Dama de Hierro Margaret Tatcher, la realidad nos muestra algo bastante distinto a paz y felicidad planetarias. El capitalismo creció, sin dudas, pero a condición de seguir generando más pobreza y devastando el planeta. La riqueza se reparte cada vez en forma más desigual, con lo que puede decirse que si algo creció, es la injusticia. Y las guerras no sólo no han desaparecido sino que pasaron a ser un elemento vital en la economía global; de hecho, en la dinámica de la principal potencia, Estados Unidos, es su verdadero motor, ocupando alrededor de un cuarto de todo su potencial y definiendo su estrategia política tanto interna como internacional. Pero aun peor: las estrategias bélicas siguen dominando el panorama político mundial, teniéndose la posibilidad de un enfrentamiento nuclear como una circunstancia real, lo que traería la peor tragedia para la humanidad. Por tanto la historia no había terminado. ¿Podemos quedarnos impasibles ante tamaña estupidez intelectual? ¿No debemos reaccionar ante esa fanforrenería académica y levantar nuestra voz? La historia sigue, y aunque la escriban los que ganan, ahí está devorando seres humanos, cambiando, transformándose continuamente, haciéndonos ver que junto a la «oficial» hay otra historia: la verdadera.

Después de unos primeros años de impactante conmoción, tanto el campo popular como el análisis objetivo de los hechos fueron saliendo del estado de shock, haciéndose evidente que este momento de euforia de los grandes capitales era un triunfo coyuntural, enorme sin dudas, pero solo eso: un triunfo puntual (una batalla) en una larga historia que sigue su curso. ¿Por qué iba a terminar la historia?

«Siéntate al lado del río a ver pasar el cadáver de tu enemigo», enseñó hace 2.500 años el sabio chino Sun Tzu en el Arte de la Guerra. Parece que este oriental entendió mejor el sentido de la historia que este moderno oriental americanizado, Fukuyama. La historia no termina.

Después de observar los desastres que ocasionó el retiro del Estado en la dinámica económica-social de tantos países siguiendo las recetas (impuestas, por supuesto) de los organismos financieros internacionales de Bretton Woods (FMI y Banco Mundial) en esta ola neoliberal absoluta, también hay gente pensante que reacciona. Este desastre –con éxodos imparables de inmigrantes desde el Sur hacia el Norte, con niveles de violencia creciente, con brotes desesperados de terrorismo– torna al mundo cada vez más problemático, más invivible. Y ahí aparece nuevamente Francis Fukuyama.

En realidad en el libro citado de 2004 no desdice radicalmente de lo dicho años atrás, pero lo matiza. Lo cual, en otros términos, no es sino expresión de una enorme inconsistencia intelectual. Un grito de guerra no es teoría. Y lo que años atrás se nos presentó como formulación seria y sesuda –que la historia había terminado– no pasa del nivel de pasquín barato de pueblito provinciano, mal redactado y mucho peor pensado. No hay en juego ningún concepto riguroso: sólo hay fanfarronería ideológica. Si luego Fukuyama debió apelar a esta revalorización del papel del Estado, ello es lisa y llanamente porque la historia le demostró la inconsistencia del show propagandístico que nos lanzó años atrás. Además, pone el acento en el Estado y no en las relaciones estructurales que el mismo expresa. El problema no está en el Estado, si debe ser fuerte o débil: el problema siguen siendo la lucha de clases, la estructura real de la sociedad, de la que el Estado es su expresión. ¿Acaso terminó la lucha de clases? Si así fuera, ¿por qué los centros de poder siguen almacenando armas y denostando al marxismo como su peor enemigo?

La historia no ha terminado, porque la matriz misma del ser humano es eso: la historia, el devenir, el fluir. Ser y tiempo (historia), dijo Heiddeger. «No podemos bañarnos dos veces en el mismo río», sentenció Heráclito de Efeso hace dos milenios y medio en la Grecia clásica. No se equivocaba: la historia pasa, fluye, no se detiene. El capitalismo –exultante, victorioso, lleno de glamour y de gloria en la actualidad, pero que hace agua por todas partes– es solo un momento de esa historia. Nada es eterno. ¡Sí hay alternativas!, habría que responder. En tanto haya injusticias habrá quien levante la voz y se oponga a ellas, aunque hoy día se amarre la protesta, se la criminalice y se la intente reemplazar por espejitos de colores. ¡Esa lucha interminable es la historia de nuestra especie!

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=215884

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Semiótica de cierta inteligencia monstruosa en la ética y en la lógica del mercado ¿Todas las “lindas” son “tontas”?

Por: Fernando Buen Abad

Mascaradas de la “belleza” burguesa. Por si fuese poca la avalancha represora que la ideología de la clase dominante descargó, históricamente, contra las mujeres, llegó el capitalismo con su creatividad y rápidamente las convirtió en masa explotada con carácter decorativo y estigma de “cabeza hueca”. La burguesía tardó siglos en confiar el voto político a las mujeres, por ejemplo. “En el comportamiento hacia la mujer, botín y esclava de la voluptuosidad común, se manifiesta la infinita degradación en que el hombre existe para sí mismo… Del carácter de esta relación se desprende en qué medida el hombre ha llegado a ser y se concibe como ser genérico, como ser humano: la relación entre hombre y mujer es la más natural de las relaciones entre uno y otro ser humano”. Marx

Convertidas en seres superfluos, serviles y dóciles las mujeres del ideal burgués debieron asumir, además, un mandato mercantil útil para reforzar el consumismo. Se las habilitó culturalmente para hacer las compras de las cosas menores. Jamás lo “caro”, jamás los “electrodomésticos” de “alta gama”, jamás las cosas que el hombre compra. Los publicistas saben bastante de esas trastadas ideológicas. Esa “capacidad” de compra establece el grado de éxito que las mujeres deben conquistar en el torneo burgués del éxito social, la aceptación y la admiración de otras mujeres. Especialmente. Para la burguesía la mujer (que se vuelve, también, propiedad privada) depende -su ontología– de la cantidad de dinero que el marido le da para gastar en las cosas “del día a día” y en la ropa que se pone para decorar bien a su personaje. Les llaman “señoras”.

Pero hay un reducto ideológico (de falsa conciencia) en el que se producen y reproducen las patologías más humillantes del capitalismo. Es un reducto histriónico en el que las mujeres se ven obligadas a ser “tontas” rentables. Eso se ve en la “tele”, en los “diarios”… en todos los medios y en todos los horarios. Es el reino del individualismo y de la egolatría de mercado que busca en las mujeres “lindas” a su presa predilecta porque, según reza la moral mercenaria de la publicidad, “lo lindo vende”. A eso se debe la profusión histérica de estereotipos que la burguesía impone a las mujeres para derrotarlas en una prisión ideológica invisible alambrada con anti-valores de mercado y conductas convenencieras para poner a salvo las instituciones de la familia, las iglesia y el estado burgués. El fetichismo de la belleza femenina y su valor de mercado. Vestidas o desnudas.

Se trata de un reducto ideológico en el que se amasan convicciones y conductas que, por colmo, cuentan con la complicidad de algunas mujeres y muchos hombres. Las más colonizadas tienen tendencia a hacerse famosas en la farándula mediática burguesa. Con o sin éxito, en las artes de exhibicionismo de las “lindas” los principios de mercado predominan, más allá de lo imaginable, en el centro mismo de la vida diaria. Incluso en el cuarto de baño donde recalan cientos de los productos “indispensables” para dar mantenimiento al modelo de “belleza” ordenado por los “medios”. Pero se trata de una “tontería” impostada que envuelve una gran astucia mercenaria y una moral de vendedor que, para venderse a sí mismo, cuenta con muchos clichés y muy poco tiempo. La “lindura” de mercado dura poco por que la velocidad del consumismo es una maquina productora de desechos humanos a destajo.

Las “lindas” “tontas” son ese cliché que ha tenido éxitos mercantiles resonantes. Dicen algunos que es una forma del “sex appeal” que condimenta magníficamente la imposición de los valores burgueses y todas esas aplicaciones, decadentes y humillantes, que uno mira por las calles en la apariencia más cruel que la realidad impone. Hay personas que transitan su vida entera sin percatarse del rol impuesto por una sistema económico enfermo, también, de “mercancías humanas”. Desde su mascarada, aquellas mujeres que juegan (con su voluntad o sin ella) el papel de “tontas” “lindas” van midiendo con una vara burguesa la cantidad y la calidad de sus victorias seductoras más rentables. Suele haber detrás de la apariencia de “tontas”, inteligencias mercenarias muy brillantes agazapadas entre los pliegues efímeros de su “lindura”. Garantizadas las reglas del negocio, algunas se contentan con la “fama”, otras aspiran a ser “divas” bajo el supuesto de que se puede ser “bella”, “tonta” y además “madura”. “Vieja”, es un término que la burguesía usa casi exclusivamente para las mujeres proletarias.

Por todo eso es que las luchas de género (que son realmente de clase) en el mundo revisten, con grados diversos, un carácter revolucionario fundamental. Especialmente esas luchas, no exclusivas de mujeres, en las que se demuele sistemática y profundamente la ideología de la clase dominante y todas sus trampas opresoras. Por más sutiles o seductoras que se presenten. A pesar de eso no contamos aun con una corriente crítica internacionalista capaz de generar repudios contundentes contra el modelo de humillación con que la burguesía somete a no pocos millones de mujeres. En todo el mundo y en pleno siglo XXI. Es necesario ser concientes, sensibles, solidarios y proactivos en las luchas emancipadoras que no son sólo de “género” porque son fundamentalmente de clase. Es necesario el desarrollo de una praxis revolucionaria que deplore y combata todo modelo de opresión por más “lindo” que parezca y siempre abrazando -con fuerzas amorosas y fuerzas científicas- a toda víctima. Aunque lo “lindo” y lo “tonto” haga creer a esas víctmas intocables, reverenciables o superiores.

Una larga lista de luchas, luchadoras y luchadores sociales enriquece la perspectiva revolucionaria que nos acerca a un mundo liberado, por fin, del capitalismo y de toda la parafernalia grotesca que nos ha impuesto, también, con sus mercancías humanas y sus mercancías ideológicas. En esa larga lista de frentes para la lucha se desarrolla, de manera desigual y combinada, un repertorio de crítica que se impulsa científicamente porque aprendió a no ser víctima de los chantajes morales, éticos o estéticos que la ideología burguesa despliega, fundamentalmente, para inmovilizarnos y dominarnos. Un buen día los pueblos dejarán de ser vulnerables a la guerra psicológica que usa “lo lindo” y lo “tonto”(entre miles de subterfugios) como estrategias de ablandamiento, como trampas para generar solidaridades que, tarde o temprano, operarán en contra de las víctimas. Nada más anti-cristiano, por cierto. Un día aprenderemos a dejar de ser usados por la lógica del mercado aunque se presente en “paños menores”, con gestos sugerentes o con “hermosa” “tontería” impostada, de esa que tanta chatarra ha ayudado a vender en un mundo ahogado con mercancías que buscan millones de compradores compulsivos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=215915

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Entrevista a Melani Cendoya, residente en Cartagena de Indias (Colombia), donde colabora el un proyecto que busca otro tipo de voluntariado FEM y el voluntariado no asistencialista

América del Sur/Colombia/20 Agosto 2016/Autora: Lucía Baskaran/Fuente: Diagonal

El voluntariado ha sido frecuentemente criticado desde distintos frentes. Lo que en principio debería ser una expresión de solidaridad, muchas veces se convierte en un acto narcisista que tiene más que ver con la búsqueda de la satisfacción personal y laselfie con “los pobres” que con el altruismo.

Melani Cendoya (Zarauz, 1988) fue, como muchas otras, con la intención de ver, oír, conocer, aprender, ayudar. Su plan inicial era estar unos pocos meses, pero Colombia y sus habitantes la cautivaron. Tres años después, sigue viviendo en Cartagena de Indias, una de las capitales con mayor tasa de miseria del mundo. Hablamos con ella sobre su proyecto en FEM y el voluntariado no asistencialista.

¿Cómo fueron tus comienzos en Colombia?

Al llegar, empecé a trabajar con una fundación que estaba más pendiente de las apariencias que de otra cosa. Poco después conocí a la politóloga y pedagoga Ana María González Forero y me encantó su filosofía no asistencialista y su forma de trabajar. El voluntariado no consiste en dar lo que tú tienes, lo que te sobra o lo que tú piensas que ellos necesitan. Ellos también tienen capacidad de decisión.

Hace siete años, Ana María fundaba FEM (Fundación por la Educación Multidimensional). En principio estaba enfocada únicamente a la educación infantil, pero posteriormente se dio cuenta de que había muchos más frentes en los que intervenir si quería superar la desigualdad. En FEM no intentamos luchar contra la pobreza, sino contra la desigualdad, que es cada vez mayor, tanto a nivel económico como de oportunidades, acceso a la salud pública o participación ciudadana.

¿Con qué comunidades trabajáis?

Trabajamos con las comunidades más afectadas por la desigualdad: poblaciones indígenas y afro principalmente. A pesar de que la Constitución de 1991 trajo consigo leyes de derechos históricos que protegían a estas comunidades, la mayoría los desconocen. Aquí cerca, por ejemplo, hay una comunidad a la que una marca hotelera está expulsando de su tierra, cuando en realidad ellos tienen derecho a reclamar ese territorio pidiendo la titulación colectiva. Así, si alguien quisiera intervenir en ese territorio, tendría que hacer una consulta previa. Si la comunidad no quiere, no se puede intervenir, por mucho dinero que tengas.

¿Qué hacéis desde FEM para apoyar a estas comunidades?

Principalmente, trabajamos en dos frentes: Hábitat, o la forma de relacionarse con el espacio del que disponen, y Emprendimiento, donde incuban negocios base de pirámide. En FEM les ofrecemos asesoramiento jurídico, contable, de marketing y de plan de negocio. Intentamos impulsarles para que sean ellos los que decidan de qué van a vivir, cómo van a vivir y cómo quieren gestionar su tiempo.

Muchos de los territorios donde viven están en zonas de riesgo: desprendimientos, inundaciones… Nosotras no hacemos la función del Estado, que es movilizarlos a otro lugar, sino que nos centramos en hacer de su espacio un espacio habitable. En el barrio de El Pozón, por ejemplo, las calles están sin pavimentar, no tienen sistema de alcantarillado ni agua, y tienen un caño contaminado al lado. Encontramos a una comunidad de madres que decidieron organizarse bajo el nombre de AMOR (Asociación de Mujeres Organizadas) y que crearon un banco comunitario. Tenían un espacio medio vacío que se estaba usando para tirar basura y querían hacer un parque, ya que El Pozón no contaba con un espacio para los más pequeños. Como para el gobierno estas mujeres son invisibles, desde FEM decidimos intervenir haciendo de puente para que pudiesen negociar con dos instituciones: la Universidad de Pensilvania y la empresa de reciclaje Esentia. Después de muchos meses de trabajo, conseguimos que la Universidad de Pensilvania viniera con once estudiantes (arquitectas, paisajistas urbanos y profesores) y que Esentia nos donase plástico reciclado. Así, si la zona se inunda, el material no se ve afectado. También les propusimos crear una pequeña start up de catering para que cuando El Pozón reciba visitas, sean ellas las que se encarguen de hacer la comida, servir…etc. No intervenimos en comunidades que no estén preparadas. Vimos que las mujeres de AMOR estaban muy motivadas y por eso decidimos intervenir.

¿Cuál es vuestro objetivo con la comunidad de El Pozón?

Nuestro objetivo es que ellos puedan tomar mejores decisiones, tanto por capacidades de conocimientos y de relaciones institucionales respecto al uso de su territorio, porque al final eso es lo que define su estilo de vida. Pero que sean ellos los que decidan, siempre.

Ahora estamos haciendo un prototipo de casa sobre pilotes. Al ser zona inundable, uno de los líderes de la comunidad está viviendo en una casucha con cuatro maderas y sin suelo. Estamos haciendo una recaudación de fondos, si alguien quisiera aportar sería genial. Nuestro próximo proyecto está centrado en la construcción de casas resilientes, es decir, mejorar lo que ya está.

¿Cómo podemos deshacernos de esa filosofía asistencialista del voluntariado que comentabas antes?

Cuando alguien viene de fuera, suele traer ideas y proyectos pensados desde fuera, sin tener en cuenta las necesidades de la comunidad. Cuando vinieron los de la Universidad de Pensilvania, por ejemplo, ya traían un diseño de parque hecho desde allí. No puedes venir y ponerte a construir algo sin dedicarle un par de días a comunicarte con la comunidad. Tienes que adaptar el proyecto para que sea factible para ellos, socializarlo con ellos. Es necesario deshacernos de ese asistencialismo, “como ellos son pobrecitos y yo soy europeo y universitario, les voy a decir cómo tienen que hacer las cosas.” El aprendizaje es bidireccional; trabajando bajo este caliente sol mano a mano dejas a un lado esa verticalidad.

Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/global/31098-fem-y-voluntariado-no-asistencialista.html

Fuente de la imagen: https://www.diagonalperiodico.net/sites/default/files/styles/pantalla_comp/public/foto/20160612_133947_0.jpg?itok=s_LYe-HZ

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Entrevista a François Houtart ¿Posneoliberales o progresistas?, Gobiernos y movimientos sociales frente a la crisis

A partir de hitos políticos recientes como la perdida de las elecciones legislativas en Venezuela, el ascenso de Macri al Gobierno en Argentina, la derrota de Evo en el Referendo en Bolivia, el juicio político a Dilma y el golpe institucional en Brasil, etc., algunos intelectuales han planteado el ‘fin del ciclo progresista’, usted se ha referido mas bien al fin o agotamiento del proyecto posneolibera ¿Podría explicarnos los elementos centrales de esta distinción?

Lo que pienso es que los países que son progresistas en América Latina -que ha sido el único continente donde esto ha pasado, con algunas excepciones, como Indonesia, pero apenas-, son precisamente pos-neoliberales, pero no pos-capitalistas; en el sentido que han reorganizado el Estado, las funciones sociales del Estado, funciones que habían sido destruidas por el neoliberalismo, especialmente de cierta redistribución de la riqueza, y de mejor acceso a servicios públicos como educación, salud, etc y realizando también bastantes inversiones publicas, esa fue la característica de los regímenes mas progresistas en América Latina, que podemos llamar en este sentido pos-neoliberales.

Hay gente, especialmente algunos economistas que dicen «no, no hay nada de pos-neoliberal, siguen en la misma orientación neoliberal» pero pienso que dicen eso porque reflexionan mas como economistas. Pienso que como sociólogo, estoy atento a otros factores mas que solamente al factor económico, como el factor político, que es la reconstrucción del Estado, de verdad un Estado muy clásico, generalmente de hecho muy centralizado, con absorción de las funciones judiciales y parlamentarias por el Ejecutivo, con un líder carismático, y que tiene siempre cierto peligro de caudillismo, pero reconstruyendo funciones del Estado.

¿Porque hoy es posible afirmar el fin de este proyecto pos-neoliberal?

No digo el fin, pero por lo menos el agotamiento. Especialmente por la crisis no tienen los medios para continuar la política, pero también el agotamiento se debe a efectos internos. Los países latinoamericanos han tenido durante 10 o 15 años una coyuntura internacional bastante favorable de los precios de las commodities, y así los gobiernos han podido realizar estas políticas sociales de lucha contra la pobreza, etc. Ahora la crisis muy rápidamente ha cortado estos medios y así están frente a situaciones casi imposibles. Por otra parte, como no hubo transformación del modo de acumulación, prácticamente hubo una renovación del capitalismo que es mas moderno, pero no de la lógica capitalista en la organización de la economía. Evidentemente la crisis del sistema capitalista afecta inmediatamente los regímenes progresistas y por estas dos razones hay un agotamiento, y una persona como Dilma lo ha dicho muy claramente en las Naciones Unidas en septiembre pasado, ha declarado ‘nuestro modelo ya se agotó’, y regresando a Brasilia declaró ‘debemos tomar medidas mas abiertas a los mercados’, es decir, regresar a una política económica neo-liberal, y en los otros países si no lo dicen de manera muy explicita, en la practica no ven como resolver el problema de la crisis sin retornar al mercado de manera mas fuerte.

Dentro de este análisis, por ejemplo, pondré el caso de Colombia que hoy está desarrollando los procesos de paz, esto va a implicar una gran modificación en la participación de la sociedad civil, y por otra parte está Chile que está viviendo algunas grietas del proyecto neoliberal, eventualmente cualquiera de estos dos países podrían dar algún giro a la izquierda, ¿como afectaría esto al diagnostico que usted hace, además en el contexto de la crisis mundial?

Claro que son dos países que de manera mas clara no han quitado la lógica neoliebral, y si hay posibilidad eventualmente para fuerzas de izquierda de retomar un cierto poder político habría seguramente posibilidades de transformación mas profunda, pero hay dos factores; primero, está la crisis general que afecta a todo el continente, que afecta a Colombia y también a Chile, precisamente por la caída de los precios de las commodities; el continente en general ha conocido un nuevo proceso de primarización de su economía, y una relativa, pero importante desindustrialización en los últimos años, así la primera cosa es saber como afrontar el problema de la crisis general, y si una izquierda puede tener mas poder en los dos países, cómo va a afrontar este fenómeno; y el segundo, es ver cuál es el modelo -no me gusta mucho hablar de modelo- pero ¿cuáles son las perspectivas de las izquierdas?, ¿tienen una visión clara de lo que que son los pasos hacia el pos-capitalismo o no?, y en los dos casos tengo algunas preguntas evidentemente y dudas sobre el impacto que puede tener la crisis en las posibilidades de las izquierdas de llegar realmente al poder, y segundo no veo todavía de manera clara, no solamente en estos dos países, sino también en general, en el continente, una clara visión de cual es la meta: Estuve por ejemplo hace dos meses en el Foro de São Paulo, en San Salvador, y había 100 partidos políticos de izquierda, fue un vacío total de perspectivas, una repetición del viejo discurso, casi imposibilidad de auto-critica, especialmente de los países progresistas, y solamente la repetición de solidaridad de Dilma, con Lula, etc etc sin -tal vez no es el lugar- una reflexión mas fundamental para como redefinir los objetivos, y como redefinir los pasos concretos hacia un cambio de paradigma, y eso me parece un problema que existe también en Colombia y Chile, pero no particular de estos dos países, sino que es un poco general, en todo el continente.

Precisamente frente a eso, muchos de estos proyectos contaron con basto apoyo popular, y con respaldo de fuertes movimientos sociales ¿que balance puede hacer de la relación de los movimientos sociales con los Gobiernos en base a la experiencia de los últimos 20 años?

Como tu lo dices, al principio hubo un apoyo de los movimientos y en varios casos, como en Brasil por ejemplo, o también en Bolivia, el poder político fue el resultado de la acción de los movimientos sociales, y evidentemente esperaban que partes de sus reivindicaciones podrían ser cumplidas en el nivel político, con una política nueva. Hubo después de algunos años, y en algunos países muy rápidamente, una decepción fuerte, al mismo tiempo que un proceso de debilidad de los movimientos sociales. Claro, eso es un problema mundial, hay un problema de menos fuerza de los movimientos sociales que tendríamos que analizar porqué, pero pienso que toda la evolución del sistema económico tiene su impacto en este sentido, pero también en los países mas progresistas sucedió que muchos lideres de los movimientos sociales pasaron al campo político -que no es ilegitimo, evidentemente-, pero que ha tenido como resultado un proceso de debilitamiento de los movimientos sociales, y el hecho que los gobiernos progresistas fueron de hecho pos-neoliberales, pero no pos-capitalistas, es también el origen de una parte importante de la decepción de los movimientos sociales, y así hubo mas y mas distancia.

La distancia según los países, se tradujo en una posición critica, o también en acciones directas en contra. En Brasil por ejemplo, donde la tradición política -con excepción del momento de la Dictadura- es de cierto diálogo, no hubo una ruptura concreta entre los movimientos principales como la Central Única de los Trabajadores (CUT), el Movimiento de los Sin Tierra (MST) u otros movimientos con el Partido de los Trabajadores (PT), pero hubo mas y mas criticas especialmente al Gobierno, y en particular con Dilma, no podían aceptar evidentemente el hecho que -lo que se llama en los países progresistas ‘la restauración conservadora’- sea de hecho un hecho de los Gobiernos mismos, porque la restauración conservadora comenzó en los Gobiernos progresistas, en todos, y se pueden dar ejemplos. Así, hubo mas distancia, en un país como Brasil solamente de tipo critico, pero en países como Ecuador, de ruptura, y aquí en Ecuador hubo una ruptura de la mayor parte de los movimientos sociales, debilitados; el movimiento indígena, el obrero, el femenino, el de maestros, el ecologista, etc cada uno por sus razones. Además, hubo una política del Gobierno de crear movimientos nuevos -afines al Gobierno-, y eso ha tenido como efecto dividir las bases populares de manera fuerte, y no me parece que ha tenido mucho éxito porque -no existen estudios científicos sobre el asunto, pero por lo menos presunciones- las bases sociales de estos nuevos movimientos son bastante débiles. Y así, también en Bolivia estamos frente a una situación de cierta ruptura entre movimientos de base, que al principio habían apoyado a los Gobiernos, y que ahora se definen netamente de oposición, no de oposición de derecha, con excepción de algunos miembros de algunos de estos movimientos, que tal vez tienen una cierta ingenuidad política, y que no dudan en aliarse con la Derecha, pero un poco por exasperación frente a la imposibilidad de realizar sus metas con los Gobiernos actuales, y así eso me parece negativo.

Recuerdo que hace 5 años, he tenido una entrevista con Rafael Correa y Samir Amin, y Samir Amin le ha dicho a Rafael «la historia de América Latina es extremadamente interesante porque el papel de los movimientos sociales para el cambio político ha sido fundamental, y lo importante es resguardar una cierta unión, no una fusión, una cierta colaboración entre los movimientos políticos nuevos y los movimientos sociales, porque si eso no continua va a ser muy grave» y yo pienso que el tenía razón, totalmente razón. Así, para mi el futuro es una reflexión nueva con la experiencia de los movimientos sociales, también políticos, para re-definir los objetivos y las transiciones para una real transformación del modo de acumulación, es decir, una real transformación del sistema económico, que evidentemente no se puede hacer de una día al otro, y definir las metas políticas que permiten este tipo de avances, no digo que no haya mas izquierdas en los Gobiernos progresistas, si la hay, pero cada vez son menos y menos influyentes, y es cada vez mas y mas la derecha quien tiene la influencia en los Gobiernos.

Por una parte usted ha señalado la importancia de la autonomía de los movimientos sociales, y se han desarrollado experiencias locales importantes que han logrado fortalecerse y fortalecer sus proyectos políticos como los Zapatistas en México, los Gobiernos Comunales en Venezuela– que han tenido relativa relación con el Gobierno- pero por otra parte filósofos como Slavoj Žižek se han mostrado críticos con este tipo de experiencias por no ser universalizables, en este sentido ¿cual sería el aspecto estratégico central para los movimientos sociales y para la izquierda?

Yo pienso que estos dos ejemplos que has dado son importantes, porque de hecho han puesto el acento sobre la autonomía, y sobre la dimensión territorial de los hechos sociales y la integración realmente popular, de base. La critica de Žižek, es correcta también. Por ejemplo, he tenido discusiones con el Subcomandante Marcos en Chiapas, a propósito justamente de la actitud de los Zapatistas frente al nivel nacional, porque eso debemos decirlo: no ha tenido mucho éxito, es extraordinario lo que han hecho localmente, de verdad, y han re-definido el poder, de verdad; la gran dificultad es pasar a escalas mas grandes, evidentemente el problema de escala es un problema, no solamente de números, sino a una escala también cualitativa, y no se puede aplicar solamente las medidas que se toman a un nivel local, también a un nivel regional o nacional. Y ese fue el problema, de la contradicción, no digo que solamente es la falta de visión de los Zapatistas, sino también el hecho que en el campo nacional mexicano no había ningún partido que haya asumido el proyecto Zapatista, todos estaban luchando contra ellos, también el Partido por la Revolución Democrática (PRD)1 . Así, cuando le pregunto a Marcos por qué habían propuesto la abstención en las elecciones, -lo que evidentemente venía de promover la derecha-, de hecho, el me contestó «¿cómo puedo pedirle al pueblo que vote por sus verdugos?», porque los de la alternativa política, por ejemplo el Gobernador de Chiapas que era del PRD, el partido de AMLO2, había sido perseguido de los Zapatistas, así era muy difícil evidentemente, pero al mismo tiempo era una falta de visión de tipo nacional que impedía promover las ideas de base a este nivel, y provocó la deserción de una parte de la inteligencia mexicana que apoyaba a los Zapatistas.

Para Venezuela, la experiencia de base es una experiencia muy interesante, mucho mas avanzadas que en otros países progresistas, y que pienso es la única salvación para Venezuela, si es que hay salvación posible, pero como tú dices se queda demasiado local, sin proyección de tipo nacional, lo que es muy complicado, evidentemente, porque no existe modelo. Pero, es una parte de las dificultades: el como transmitir a un nivel que no sea solamente local, toda esta filosofía del poder, de un poder popular real, y participativo, etc, es una gran interrogación, no digo que no hay esfuerzos, y que no hubo cosas como presupuesto participativo, que no duró mucho en Brasil, pero que son vías que todavía debemos re-definir.

Por otra parte, en qué condiciones queda el proyecto de integración latinoamericana, en casos concretos como el ALBA, el Mercosur, el banco del sur, etc. 

Pienso que la integración latinoamericana debe ser uno de los puntos fundamentales de la Izquierda. ¿Por qué? frente a un capitalismo siempre mas centralizado, siempre mas global, frente a grandes empresas multinacionales que tienen un poder económico y político muy grande, frente a la organización formal del capitalismo mundial, con la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI), etc y la organización informal con los paraísos fiscales, frente a todo eso, la única manera de afrontarse al capitalismo de monopolio generalizado como dice Samir Amin, es la integración, porque los países individuales no son capaces, no tienen la fuerza suficiente para afrontarse a las fuerzas del capitalismo mundial. Un país como Brasil podría eventualmente por su dimensión, pero tiene fuerzas internas del capitalismo mundial que impiden evidentemente que este país -aún con un gobierno ‘progresista’- sea una fuerza de resistencia contra el capitalismo mundial. Sin embargo, debemos decir que la corriente latinoamericana de la integración frente a la corriente de integración con el norte -podríamos decir Bolívar contra Monroe, ya desde el principio del siglo XIX que ha seguido y se mantiene-, esta corriente de Nuestra América ha sido si muy promovida especialmente por Chávez, pero apoyado por el Ecuador, Bolivia, Argentina, -Brasil siempre ha sido un poco mas prudente por ser consciente de ser el poder principal de América latina y así no ha sido siempre un partidario muy confiable- pero en general los gobiernos progresistas han apoyado una integración latinoamericana, Cuba particularmente, y hemos visto así, una proliferación de organismos; por ejemplo el Mercosur, si considero los últimos tiempos, porque hubo ya antes organismos como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), o como el Parlamento Centroamericano, etc, pero últimamente el Mercosur, Unasur, Celac, fueron pasos muy importantes pero no pos-capitalistas, porque reúnen países capitalistas y no capitalistas -que está bien, porque es la realidad-, que por lo menos son antihegemónicos, es decir, que por ser latinoamericanos y no integrar a América del norte, son evidentemente antihegemónicos frente a América del norte. Solamente el proyecto del ALBA ha tenido una perspectiva poscapitalista, pero que es muy marginal en América latina, porque son 10 países solamente y una parte son las pequeñas islas del caribe, pero es el único organismo pos-capitalista, porque en su definición dice que la base de su trabajo y de su perspectiva es, no la competencia, sino la complementareidad y la solidaridad, también en el campo económico, y por eso empezaron con Petrocaribe, pero también con otros proyectos, de tipo social, como la Operación Milagro, o de tipo cultural como Telesur, y así fue una apertura hacia un futuro no capitalista, pero fue la única. El hecho que exista, es muy importante, pero es muy vulnerable, porque ahora no sabemos como van cambiando el continente si hay cambio en Venezuela. Estuve la semana pasada en Cuba, el efecto del cambio de Venezuela ya está sucediendo: Cuba no va a recibir el mismo tipo de ayuda con Petrocaribe que antes, inmediatamente eso tiene efectos sobre la capacidad de producir electricidad, ya han tenido que cortar el aire acondicionado en todas las oficinas publicas, y con el calor actual es un problema real, y poco a poco eso puede tener un efecto muy importante para Cuba.

Para el futuro, este tipo de integración es fundamental, primero como un hecho latinoamericano, antihegemónico, dentro de un sistema capitalista. Y después, -si hay alguna posibilidad, si hay algunos países que realmente tienen una Izquierda en el poder- promover mas tipos de integración como el ALBA que podrían justamente proponer otro tipo de modelo económico, tomando en mano problemas como la Amazonía -problema que hemos estudiado en la Cátedra Fraçoise Houtart, una cátedra que el Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador (IAEN) inició el año pasado por mis 90 años, tomando como tema la Amazonía-, y hemos concluido -junto con la gente de Unasur- después del trabajo de un año, que la única manera de salvar la Amazona es la integración latinoamericana, por lo menos sudamericana, porque ningún país, o mejor dicho, todos los países individualmente tienen buenas razones para explotar la Amazona y destruirla, y si sigue así como anuncia la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), que dentro de 40 años no tendremos mas selva amazónica, lo que sería una catástrofe ambiental extremadamente grave para el continente. Así, por eso y para otras cosas; para el problema indígena, para el problema de la agricultura campesina, el problema de los transgénicos, un montón de problemas, tiene su solución solamente en la integración, con leyes de integración. La Unión Europea (UE) es un mal ejemplo, pero ha tenido la posibilidad de resistir contra Monsanto: hace tres semanas mas o menos, hubo una decisión de la Comisión Europea de no permitir la renovación de Glifosato en Europa, a pesar de todos los esfuerzos que ha hecho Monsanto, hubo una oposición popular fuerte, que se ha transmitido en el parlamento europeo, y la Comisión Europea ha tenido que tomar esta decisión, un país europeo no habría podido hacerlo, pero a nivel de 28 países si. Para América Latina es lo mismo, es por eso que es un asunto muy importante. Pero no soy muy optimista a corto plazo, porque se ve inmediatamente en Unasur -que tiene orientaciones relativamente positivas, no anti-capitalistas, pero relativamente positivas-. ya Venezuela desde hace dos años no paga su cuota, Brasil ha anunciado que no va a pagar su cuota de este año. Tienen que despedir personal. Desde 13 años que existe no han podido constituir todavía la comisión ambiental, que podría justamente tomar en sus manos el problema de la Amazona.

Además están las gestiones para aprobar el TPP, en Perú, Chile y México que cambiaría la situación geopolÍtica.

Absolutamente, que es la otra cara, que es la integración Monroe, y esta iniciativa tiene mucha fuerza, primero porque son países que hacen parte, que tienen un peso demográfico bastante importante en el continente, y un peso económico también, y por otra parte el futuro del comercio con Asia -relativo, porque China no esta en este proyecto-, pero de todas maneras es el esfuerzo de EEUU y de Canadá para retomar de manera parcial la idea del ALCA.

Pero para regresar al problema mas fundamental de la transformación posible, es evidente que no se puede pensar que ningún país de América latina podría pasar al socialismo de una vez, por una decisión política, revolucionaria, eso inmediatamente tendría como resultado el boicot del país, sino la intervención militar. Lo que se debe hacer ahora, me parece que -y ya hay algunos medios que empiezan a hacerlo- el MST por ejemplo, ha convocado una reunión en septiembre, de reflexión sobre como superar el capitalismo, es decir que se deben redefinir las metas; primero, qué tipo de modelo podemos proponer, o por lo menos la orientación fundamental del nuevo paradigma, que no sea el paradigma capitalista, con la experiencia de los movimientos sociales y con la contribución de intelectuales; y segundo, cuales son los pasos posibles, cuales transiciones son posibles, con cuales actores, y redefinir eso para tener una base de proyecto para la Izquierda, lo que no encontré por ejemplo en el Foro de São Paulo, así que debemos pensar nuevas instancias y trabajar en este sentido.

En ese sentido ¿Cuál es la relevancia que adquiere la teoría revolucionaria de Marx para hacer este análisis?

Depende de cómo se defina la teoría revolucionaria de Marx (risas) porque en la tradición socialistas hay muchas tradiciones muy diferentes.

Me refiero a la teoría de la revolución del joven Marx -a la que se refiere Michel Lowy-, el Marx que observó los movimientos obreros franceses, de la gestión obrera…

Bueno, como idea fundamental de que las fuerzas revolucionarias deben ser las fuerzas de base, no hay duda. Evidentemente en los tiempos de Marx, la clase obrera era la clase revolucionaria en función de su situación sociológica, su lugar social del tiempo. Ahora estamos frente a una situación muy diferente, el Capitalismo ha transformado totalmente a la clase obrera, por una parte ha eliminado una gran parte de las fuerzas productivas materiales, especialmente de los países «desarrollados», y ha transformado una buena parte de los trabajadores en trabajadores de cuellos blancos, y también ha dividido al trabajo, segmentado el trabajo, significa que la clase obrera como hecho social es totalmente diferente hoy, a la del tiempo de Marx. Así, todo este vocabulario que se repite en el que solamente la clase obrera es la clase revolucionaria, me parece un discurso muy atrasado, porque no corresponde a la realidad social, lo que corresponde si, es que siempre hay clases oprimidas, pero con otros medios, y con otros tipos de efectos psicológicos -de psicología social-, entonces no podemos pensar la revolución como un marco pensando en su tiempo -el tiempo de Marx-, tenemos que re-definirlo. Que la base sean los trabajadores, si, evidentemente, pero hoy hay trabajadores de diferente tipo, vemos que por ejemplo en el nivel internacional el movimiento mas radical, mas crítico del capitalismo, es el movimiento campesino, y no mas el movimiento obrero internacional -como organización-. La Vía Campesina es mas radical que la organización internacional de los sindicatos obreros.

Debemos redefinir, no el pensamiento fundamental de la Revolución de Marx, porque el pensamiento fundamental me parece absolutamente válido, sino la manera en cómo se aplica en las circunstancias de hoy, y en este sentido cuales son las fuerzas realmente que pueden ser los portadores de un nuevo proyecto.

Los vemos en Europa, por ejemplo, los sindicatos que luchan -con legitimidad, evidentemente- para defender los logros del periodo preneoliberal, frente a un neoliberalismo que está poco a poco eliminando todos los logros de las luchas sociales del pasado. Pero que haciendo eso, se inscribe dentro de la lógica del sistema,. Y no han perdido su critica de la lógica del sistema, y eso si, felizmente existen, pero son grupos muy minoritarios en la clase obrera europea, que critica esta actitud y que proponen una actitud mas radical, pero que son también no solamente de la clase obrera clásica, sino también de grupos de empleados o también de grupos de campesinos -casi no hay mas campesinado en Europa, sino pequeños agricultores capitalistas, totalmente integrados al sistema capitalista-. Pero frente a la crisis, que hace que muchos de ellos no puedan seguir subsistiendo, hay una resistencia que puede ser también una fuerza, también revolucionaria, debemos analizar bien, como Marx lo ha hecho en su tiempo, de toda la estructura de clases de su epoca, nosotros también debemos analizar estas estructuras de clases, para ver como podemos realizar transformaciones de tipo revolucionaria dentro de la situación actual.

Para concluir, quisiera precisamente abordarlo hacia el otro extremo, ya que de alguna manera estamos hablando de una crisis civilizatoria, otros intelectuales ya lo han señalado así. En ese marco, ¿cuál es la posibilidad de emergencia del fascismo -como ya estamos presenciando hoy en Europa con mas fuerza-, y la posibilidad de que la crisis permita extender eso?

Es verdad que cuando se estudia la historia del fascismo, el fascismo progresa de estados de crisis, y en particular desde una ‘clase media’ que se ha extendido mucho con la evolución del sistema económico mismo -o por lo menos con una mentalidad de clase media, aún dentro de los trabajadores-, y el fascismo encuentra en estos medios su base social. Por ejemplo, la base social de la extrema derecha de Francia, es en gran parte la clase obrera, pero la clase obrera que ya ha pasado a cierto nivel de consumo, evidentemente con todas las características habituales del fascismo, de xenofobia, y acentuada por el problema migratorio que conocemos ahora -fruto del mismo del capitalismo, por la colonización, neo-colonización, las guerras por el control de las materias primas, de las energías en Medio Oriente, y así todo eso nutre evidentemente el fascismo-.

Personalmente, tengo la impresión que es mas en Europa, pero existe en todas partes, sobre una forma u otra, por ejemplo en la India con el Gobierno actual, con las corrientes mas fundamentalistas hindúes, o también en Sri Lanka con los budistas, existe en todas partes, también en América latina, pienso hay algunos grupos ultranacionalistas, en Brasil por ejemplo, existen en todas partes. Pero tengo la impresión que no tienen las mismas condiciones que en los años 30’ para poder llegar al poder, pueden influir, pueden afectar mucho las mentalidades pero no que tenga posibilidades reales como en esos años, es la impresión que tengo, sin embargo debemos reconocer que es un peligro real, que es un impedimento a una transformación mas fundamental. Porque a pesar de su discurso anti capitalista, el fascismo ha sido siempre un instrumento del capitalismo.

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Cómo se las ingenia el capitalismo para hacer invisibles los horrores que están a la vista

Por: Fernando Buen Abad

A pesar de que la Industria de la Guerra campea impúdica e impune por todo el planeta, ninguna de las corrientes y definiciones “al uso” de la Ética ocupa las “primeras planas” de la prensa. Salvo episodios de conveniencia comercial, para temas mayormente intrascendentes, la Ética y sus comités son materia de olvido sistemático. Eso expresa con toda claridad qué realmente le interesa a la ideología de la clase dominante enemiga acérrima de la vida, del planeta, de la honestidad y de la verdad. Arte paradojal de licuar valores sociales con silencio propagandista. Y lo pasan por la tele.

Urge esclarecer los innumerables problemas que la Industria de la Guerra que nos ha impuesto. Urge la crítica sobre los valores belicistas y su violencia como praxis hegemónica global. Y también urge un mundo en Paz y con Ética nueva como ciencia indispensable para el análisis científico del conjunto de las relaciones sociales, sus penurias, sus contradicciones y sus planes de salida del Capitalismo. Ciencia Ética con rigor teórico, creatividad y búsqueda de nuevos horizontes pero con fidelidad a lo mejor del espíritu de los clásicos, de la Ética emancipadora que debe servir a la humanidad frente a las aberraciones macabras de la Industria de la Guerra en “tiempo real”.

No vamos a enloquecer a pesar de lo irracional de la “modernidad” maquillada con desarrollo tecno-científico mercantil insaciable; anárquico, inequitativo, anti-democrático, gobernado por la mediática monopólica, el secuestro de la economía, la privatización y transnacionalización de los monopolios productivos. El desempleo descarnado, la esclavitud y la humillación de millones de personas sometidas a los caprichos del mercado, a las aberraciones de la propiedad privada y a la acumulación del capital, mundialmente.

La Ética hoy, que no es “noticia”, es una necesidad prioritaria contra las matazones de un negocio apocalíptico. Vivimos una época urgida de libertad, igualdad y fraternidad contra la irracionalidad del negocio de la Guerra. La Ética no es “cabecera” de los diarios como vía para la realización de un nuevo paradigma de relaciones sociales. No es noticia la Ética dirigida a emancipar toda la vida intelectual desde la esfera de las ciencias –también- para nutrirse con esperanzas y credibilidad nueva producto de su propia praxis bajo el conjunto de condiciones concretas que se desarrollan en el período histórico actual.

Es que el desafío de la Ética contra la lógica del mercado bélico no es la negación de las relaciones económicas sino su control socializado con justicia social y contra la versión burguesa que no toma en cuenta el desarrollo armónico de las naciones ni le importa la pobreza extrema que hoy existe por la explotación feroz y el secuestro de la plusvalía cada día más cínico e impune. La Industria de la Guerra (perogrulladas aparte) no conduce sino al colapso de la vida toda. Es una industria que todo lo convierte en mercancía destructiva para derrotar, también, a los valores en sus condiciones actuales de existencia y demoler lo racional para manipular en clave alienante todas las potencialidades humanas. No es ocioso exigir los aportes de la Ética para crear un mundo nuevo, el mundo de lo social y de la dignidad humana, lo mismo individual que colectiva. La reivindicación de la Ética es un clamor humano, que exige su realización política para la comprensión crítica y la superación de la sociedad capitalista sus procesos políticos, económicos y morales. Ética en defensa de la Humanidad.

Siendo como es la Industria de la Guerra, la actividad económica más fuerte del planeta y que no sólo implica la fabricación de armas sino el desarrollo de especialidades médicas, textiles, químicas, físicas… la Ética que necesitamos es la del espíritu crítico para defender el derecho a discrepar de la muerte impuesta, para asegúranos valores en la participación y en la socialización en nuevas vías revolucionarias hasta devolvernos el derecho al desarrollo de la creatividad y forjar una nueva sociedad. Ya que la Ética se ha quedado con “poco público” en los mass mediadominantes, una tarea urgente es lograr que el trabajo humano recobre su verdadero sentido humano y que la Ética sea el medio de satisfacer una alta necesidad de dirección revolucionaria y no un simple medio de juicios individualistas, relativistas y universalistas.

Hoy más que nunca el papel de la Ética es rejuvenecerse como herramienta social, como forma de la praxis transformadora del mundo y contribuya a elevar la conciencia de la realidad para ser útil en la construcción de una nueva sociedad. Muchas verdades burguesas se han venido a tierra, cientos de dispositivos ideológicos de clase no han resistido el contraste con la realidad y algunas esperanzas oligarcas se hayan desvanecido bajo el soplete de la lucha de clases. No obstante el negocio de la Guerra sigue intacto. Reclamemos con insistencia una Ética para la supervivencia de la humanidad.

Nos urge una Ética como herramienta de análisis científico que no sea a-política, que no sea indiferente al conflicto histórico entre las clases sociales y que no sea sólo para la contemplación. Ética con carácter histórico para responder a las necesidades concretas en expresión normativa y dialéctica, que entrañe la crítica al capitalismo y resalte los valores de comportamiento práctico para convertir en transformación real la lucha. Ética imbricada con la praxis para la crítica de lo existente, concretamente del capitalismo, y crítica de todos los males sociales engendrados por él. Ética para la acción directa en lo “deseable, lo posible y lo realizable”. Sánchez Vázquez dixit.

Es verdad que la Ética por sí misma no garantiza que la transformación del mundo se cumpla, pero ese es su reto si pretende ser Ética nueva como programa humanista que no quede en ilusión, imposible de realizar, en una entelequia o en un fracaso. Ética para los actos organizados y efectivos que se dirijan a la práctica y, en particular, para resolver la crisis de dirección revolucionaria que es determinante hasta hoy.

Contra toda ética camaleónico-reformista de fuente subjetivista, consumista o individualista… contra los antivalores de la esclavitud de cuerpos y conciencias, contra el inmediatismo relativista, contra el empirismo y contra el criticismo… la Ética para la emancipación es más necesaria que nunca porque el capitalismo, en su expresión como Industria de la Guerra, no hace más que empeorarlo todo incesantemente. El capitalismo no es eterno por eso la perspectiva de una Ética renovada “necesaria, deseable y posible” es cada día más una urgencia para el presente. No podemos seguir esperando, estamos bajo la metralla y bajo los bombardeos que son letales y que son un gran negocio burgués. Hay que hacer visible lo que no se aunque esté a la vista.

Fuente: http://universidaddelafilosofia.blogspot.com/

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México:Es necesaria una reforma educativa emancipadora y crítica: Pablo González Casanova

América del Norte/México/13 Agosto 2016/Fuente: Desinformémonos

Una reforma emancipadora y crítica que defina con claridad los principios rectores de la moral y la verdad, entendidos como la construcción de la defensa de lo colectivo por encima del bienestar individual, de la solidaridad con consecuencia, la cooperación, y un pensamiento profundo de lo que ocurre y como dar la lucha contra la globalización neoliberal y lo que genera, propuso el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Pablo González Casanova, en el primer Foro hacia la construcción del proyecto de educación democrática, convocado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Expresó su solidaridad con el magisterio e hizo un llamado para impulsar un “proyecto serio y profundo para una verdadera reforma educativa” ante un proyecto de globalización neoliberal que busca hacer de la educación una ‘‘cultura de la servidumbre’’ señaló.

Exhortó al magisterio a construir una verdadera reforma educativa que contemple una formación emancipadora y crítica, que defina con claridad dos principios rectores: los valores de la moral y la verdad, entendidos como la construcción de la defensa de lo colectivo por encima del bienestar individual, de la solidaridad y la cooperación, pero también de la crítica permanente de lo que ocurre y de aquello que lo genera.

En su ponencia “Hacia la construcción del proyecto de educación democrática”, González Casanova reiteró su solidaridad con la lucha magisterial y señaló que el fracaso de la reforma educativa y su inviabilidad en diversos estados es resultado de un proceso histórico que ‘‘se da entre confrontaciones y negociaciones’’.

Necesitamos, dijo, pensar más profundamente en la situación, “en el proceso de que es parte, y en cómo podemos dar esta lucha –que es mundial y tormentosa-, en cómo podemos luchar entre las confrontaciones y las negociaciones que se han dado y se den por una educación emancipadora”.

Reconoció con profesoras y profesores que “la nuestra es una lucha contra la globalización neoliberal que están impulsando las corporaciones y complejos empresariales-militares–políticos y mediáticos con sus asociados y cooptados que, con el capital financiero a la cabeza, y amparados por una legislación que violan y que cambian a su antojo, se están quedando de la manera más evidente con riquezas y empresas e instituciones nacionales –antiguas fuentes de empleo– que ya han privatizado y desnacionalizado”.

A continuación el discurso íntegro:

Hacia la educación que necesita la nación mexicana

Pablo González Casanova

Profesoras y profesores, compañeras y compañeros todos:

Para nosotros la solidaridad no es una palabra sin consecuencia. Quiero decir primero, que estoy aquí para manifestarles una vez más mi solidaridad con su lucha. Y quiero antes que nada decirles algo que les puede parecer exagerado, pero que es exacto. Y es, que más que para enseñar vengo a aprender lo mucho que a ustedes es familiar, que es el conocimiento de las escuelas y el saber de los pueblos. Al mismo tiempo, quiero contarles cómo veo su lucha desde los trabajos en que estoy empeñado que se refieren a la globalización neoliberal, en un proceso que está afectando a la inmensa mayoría del mundo y a nuestro país.

Y lo primero que viene a mi mente es lo que dice Luis Hernández Navarro en su reciente libro sobre La novena ola del magisterio, y es que desde el l5 de mayo pasado se descarriló la puesta en marcha de la reforma oficial y se manifestó su inviabilidad en amplias zonas del país…Me parece que eso es exacto. Eso es un hecho. Y es parte de un proceso histórico que se da entre confrontaciones y negociaciones. En su curso, necesitamos pensar más profundamente en la situación, en el proceso de que es parte, y en cómo podemos dar esta lucha –que es mundial y tormentosa-, en cómo podemos luchar entre las confrontaciones y las negociaciones que se han dado y se den por una educación emancipadora, a sabiendas de que la nuestra es una lucha contra la globalización neoliberal que están impulsando las corporaciones y complejos empresariales-militares–políticos y mediáticos con sus asociados y cooptados que, con el capital financiero a la cabeza, y amparados por una legislación que violan y que cambian a su antojo, se están quedando de la manera más evidente con riquezas y empresas e instituciones nacionales –antiguas fuentes de empleo– que ya han privatizado y desnacionalizado.

No podemos ignorar que las fuerzas dominantes ya se han hecho de importantes medios legales, políticos, mediáticos y represivos que ponen al servicio de sus intereses, y que les sirven no sólo para legalizar sino para legitimar y para dejar hacer y dejar pasar su despojo de propiedades públicas y sociales, sus disminuciones y evasiones de impuestos, y muchos actos más que explican el enriquecimiento que han logrado unos cuantos a costa de la Nación y de la inmensa mayoría de una población, que con las anteriores medidas ya sufre la disminución de empleos derivada de la perdida de servicios públicos de salud, de seguridad social, de educación, y de actividades agropecuarias, industriales, comerciales bancarias y de transporte terrestre y aéreo, que antes había logrado obtener la Nación, mediante cruentas luchas del pueblo mexicano, y de un gran número de sus comunidades y trabajadores ahora despojados, que han perdido tierras, aguas y otros recursos naturales, o empleos y derechos laborales y sociales.

A los hechos anteriores se añaden cambios en la correlación de fuerzas que ya se venían dando desde hace varias décadas y que habiendo estallado en l968 en un proyecto estudiantil-popular fueron nuevamente mediatizados por los gobiernos sucesivos con el empleo de sindicatos blancos y corrompidos a su servicio, y con nuevos recursos por los que con una apariencia de democracia en la alternancia de los partidos, se acentuó la creciente integración de México al proyecto del capitalismo corporativo, neoliberal y globalizador.

A las medidas anteriores se añade la criminalidad creciente e impune que ha hecho de los periodistas y los comunicadores algunas de sus principales víctimas, y no se diga ya de la juventud rebelde y sus múltiples desaparecidos…una juventud a la que lejos de intimidar la han convertido en un luchador cada vez más lúcido y firme, viendo que en su vida el sistema le ofrece un presente y un futuro sin trabajo, sin escuela, sin familia que formar, y, en el campo, sin tierras que labrar o sin ganado menor o mayor del que vivir.

Sobre los pobres y los menos pobres de todas las edades han recaído costos crecientes y constantes de la gasolina, de la electricidad y de los alimentos, al tiempo que sus salarios están congelados, cuando los tienen. Y en tan dolorosa situación los que mandan y organizan este mundo inhumano desde las corporaciones y organizaciones patronales, todavía muestran su inmensa irresponsabilidad moral defendiendo pomposamente la inversión privada como si ésta fuera hecha para crear empleos y no estuviera gozando de crecientes privilegios para crear utilidades. Sus beneficiarios –en una actitud que no es de creer– se dan el lujo de regañar a sus funcionarios, a sus asociados y subordinados del gobierno porque no emplean una mayor energía para acabar con toda resistencia del pueblo empobrecido y subyugado. Y es en ese terreno donde vemos como la persecución se hace contra las juventudes, contra los pueblos, los trabajadores y los profesores.

Las organizaciones patronales o sus integrantes, por una parte se declaran gozosos de que están haciendo grandes negocios “como nunca”, y por otra se dan el lujo de regañar, como sus señores, a los del gobierno porque no están persiguiendo con más energía a los maestros y no están cumpliendo con su función principal que es defender y promover “eficientemente” a la empresa privada. Altaneros y presumidos, piden a sus ministros que usen más y más violencia, y toda la que sea necesaria para que la empresa privada siga construyendo el maravilloso país en que los mexicanos son primero y “el dinero es más primero”. Tenemos que distinguir en ellos, sin embargo, a quienes rechazan la represión y reclaman el diálogo, que hasta ahora son los menos.

Pero es en esas circunstancias como surgen las confrontaciones y las negociaciones. Lograr que éstas tengan éxito para el “interés general”, para la juventud, para los trabajadores y los pueblos es un problema que entre sus múltiples dificultades plantea la de decirse y decir cuál es en verdad la situación y cuál la posibilidad de negociación. Por mi parte veo dos motivos de las diferencias y de los acuerdos a enfrentar: 1º. Los que se refieren a los derechos de los maestros como trabajadores y 2º. Los que buscan precisar quién educa, sobre qué educa, a quién educa, y cómo se evalúa a los educandos, precisando los criterios de la evaluación y aclarando su validez y confiabilidad.

En cuanto a los derechos de los profesores creo que son los profesores quienes pueden esbozar las formas del acuerdo. En estas palabras me quiero limitar a dos alternativas que veo para acercarse a una solución en el terreno de la docencia, la investigación y la difusión de las ciencias, las humanidades, las artes y las tecnologías.

Frente al proyecto de la globalización neoliberal, que busca hacer de la educación, una cultura de la servidumbre en la que el conocimiento del educando sea puramente instrumental es indispensable presentar un proyecto en que se prepare a la niñez y a la juventud para tener una cultural general científica, crítica y humanista, y poseer tanto el dominio de una especialidad u oficio, como los conocimientos necesarios para cambiar de especialidad u oficio.

En nuestro proyecto será fundamental impulsar los valores de la moral y la verdad, de la experimentación y la práctica tanto en el conocimiento y el saber, como en la conducta y la acción, tanto en las humanidades como en las ciencias, en las técnicas y las artes. El proyecto habrá de precisar sin equívocos lo que se entiende por estos valores. Así por moral, como valor central de la educación, se entiende la moral de lucha, la moral de cooperación, la moral de defensa del interés general –en todo lo que se pueda–, frente al individualismo, frente al consumismo, y a los intereses particulares con que el ser humano se enajena. Por verdad se entiende una crítica permanente a la cultura de la servidumbre y un cuestionamiento constante de lo que se cree que pasa y lo que lo determina, así como de los mejores caminos y medidas para alcanzar valores y objetivos a lo que se añadirá el principio cada vez más generalizado de aprender a aprender… NO me extiendo más.

Por lo pronto esbozo otro tema esencial a enriquecer, corregir y precisar. Se basa en un sencillo proyecto que puede llevar al acuerdo: Consiste éste en recurrir a la Escuela Normal Superior, a la Universidad Pedagógica Nacional, así como a todas las instituciones destinadas a la educación y a la ampliación de conocimientos del magisterio para que se les den los medios y atributos necesarios a fin de poner en práctica la reforma con un programa destinado a casi un millón y medio de profesores que laboran en la República Mexicana. El programa se propondría la actualización de la enseñanza en ciencias y humanidades, artes y tecnologías en un período razonable, y al mismo tiempo se elaboraría el proyecto profundo de reforma de la educación por comisiones de trabajo en las que participen especialistas de las organizaciones de los profesores y de las dependencias que tiene la Secretaría de Educación Pública.

Un esfuerzo de concertación semejante podría establecerse de manera permanente para la tarea de organizar cursos de actualización en ciencias y humanidades, en artes y tecnologías a fin de que el profesorado, de manera institucional y por su cuenta, tanto en los sistemas de educación presencial como en los de educación a distancia, tenga el hábito y las facilidades necesarias para ponerse al día en sus actividades docentes y lo haga de manera periódica y sin presión alguna.

Para la elaboración del plan se coordinarían las direcciones, coordinaciones y oficinas de Educación Superior de las Normales, Universidades, Politécnicos y profesionales de la educación, así como las de ciencias y tecnologías agropecuarias e industriales; las de ciencias y tecnologías del mar, las de educación intercultural y bilingüe, las de educación indígena, las de educación básica, educación secundaria y bachillerato.

El proyecto señalaría tareas fundamentales a realizar por los especialistas en formación continua, en actualización y renovación curricular, en gestión educativa, educación básica, televisión educativa, materiales educativos. En el mismo colaborarían expertos en planeación, en programación, en coordinación, en evaluación válida y confiable, en estadística educativa. De acordarse este proyecto u otro semejante podría trabajar en su elaboración más detallada una comisión que presentara propuestas fundadas y concretas para un acuerdo ejecutivo.

Si semejante camino no lograra los apoyos necesarios pienso que las asociaciones y uniones de profesores podrían asumir, por su parte y de manera autónoma, la promoción de la educación que la nación necesita, y con ese objeto se organizarían en “Círculos pedagógicos en ciencias y humanidades”, que se comunicarían y enlazarían en redes presenciales y a distancia, ya sea en programas concretos de ciencias y humanidades que operaran en las instituciones y escuelas donde laboran, ya por su cuenta en los sitios disponibles.

Si, como es evidente, los acuerdos que lleven a una solución de la actual crisis requieren resolver muchos problemas más que escapan a esta propuesta, creo que el movimiento de los pueblos y los profesores, a más de avocarse a resolver los problemas de la reforma educativa que con el gobierno emprenda, puede y debe, por su parte organizar en el país esa red de grupos de maestros que practiquen la educación que la nación necesita…

No me es posible dar término a estas palabras sin reparar en algunas acciones y metas necesarias para que este programa tenga el impacto que se requiere. Las enuncio a continuación como un llamado a todos los que luchemos por un gran avance en la educación nacional:

1º. Antes que nada es necesario respetar la dignidad de los maestros como ha ocurrido siempre en las etapas más notables de la historia del país.

2º. Hay que defender los derechos de los trabajadores de la educación, así como los derechos de los trabajadores y los pueblos de México y de toda la Nación.

3º. Hay que defender y promover la cultura humanística y científica, la artística y la tecnológica y no sólo la apologética sino la crítica y creadora de un mundo mejor, libre, justo y democrático.

4º. Hay que dar a la práctica de la moral una importancia prioritaria: como moral de lucha, de cooperación, de corresponsabilidad.

5º. Hay que respetar a las distintas religiones, razas, sexos, edades y ver constantemente qué medidas se deben tomar para un proceso emancipador permanente y general.

A los valores y metas anteriores añado algunas medidas a tomar:

1º. Hay que organizar la gran campaña de la alfabetización en un país que de acuerdo con los últimos datos oficiales tiene 4,749,057 millones de analfabetos.

2º. Por lo que se refiere a los trabajadores de la educación no sólo debemos organizarnos en forma sindical para la defensa de los derechos laborales sino organizarnos para la construcción de comunidades pedagógicas, de extensión cultural, en que prive la filosofía del aprender a aprender y a construir otro mundo posible, otro México posible en que ideales y valores encarnen en la realidad.

3º. En lo que se refiere a nuestras tareas docentes es de prioridad inmediata que los profesores en cuyas escuelas se suspendieron las actividades atiendan el problema de los conocimientos que no pudieron adquirir los alumnos en el año escolar pasado. A este respecto se les podrá enviar desde ahora una circular a todos ellos.

Estas y otras muchas acciones se requerirán para diseñar y realizar un proyecto serio y profundo de una verdadera reforma educativa.

Con mi firme solidaridad, les deseo un gran éxito.

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