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La pandemia sólo disimuló la crisis de los migrantes

Fuente: Tiempo Argentino

Según la ONU, al menos 45 migrantes, entre ellos cinco niños, provenientes de Senegal, Malí, Chad y Ghana, murieron ante las costas de Libia a principios de esta semana, en el peor naufragio en lo que va de 2020.


Sólo en las últimas horas, las noticias llegaron desde España (cinco migrantes procedentes de África murieron al intentar alcanzar Canarias, dos días después de descubrirse 15 cadáveres a bordo de otra embarcación en Tenerife), de Italia (barcaza atestada, a la deriva, hallada en las proximidades de Siracusa) y de Francia (dos migrantes sudaneses, uno muerto y otro en grave estado, rescatados frente a una playa norteña de Sangatte). Justo este viernes, llegó a Francia un primer grupo de 16 chicos sin familia, de los 350 que irán desde Grecia, sobre un total de 1600 que están en esas condiciones, según un convenio de la UE. A la vez, en Atenas, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, negó rotundamente las repetidas acusaciones que afirman que cientos de migrantes que piden asilo son devueltos al mar.

Sólo en la costa italiana, vía el Mediterráneo como por Tirreno, en los últimos meses ingresaron cientos de migrantes: una situación que se complicó por las medidas relacionadas con la crisis sanitaria por la Covid-19. Las autoridades reconocieron que, si bien las cifras se redujeron en el primer semestre de este año, sólo disimuló un flagelo que se evidencia en el siguiente dato: en los últimos diez meses, aumentó un 150% el arribo de africanos, la mayoría llegados desde Túnez, lo que llevó al canciller Luigi Di Maio, a una urgente reunión con el presidente tunecino, Kais Saied, en la que le trasmitió: “No hay más espacio para inmigrantes ilegales en Italia”.

Según la ONU, al menos 45 migrantes, entre ellos cinco niños, provenientes de Senegal, Malí, Chad y Ghana, murieron ante las costas de Libia a principios de esta semana, en el peor naufragio en lo que va de 2020. El peor, pero no el único. Luego de este episodio, el organismo instó a los gobiernos de la UE a reforzar de forma «urgente» los rescates en el Mediterráneo.

Europa recibió a más 110 mil inmigrantes y refugiados en 2019. Las cifras de este 2020 todavía están muy lejos de las del año pasado. Pero la propia ONU asegura que más de 300 son los muertos oficiales, aunque advierten de que la cifra sería «mucho mayor», ya que está basada únicamente en estimaciones y en relatos de los supervivientes. En el mismo sentido, aseguran que más de 10 mil migrantes y refugiados fueron devueltos a puertos africanos, especialmente a Libia. Incluso, hace pocas horas, la Cruz Roja advirtió que la situación de los campamentos de refugiados sigue siendo crítica y que los rebrotes de coronavirus complican aún más el tema. Da como ejemplo lo sucedido en la localidad española de Tunte, en plana Islas Canarias: los residentes intentaron impedir la llegada de 71 migrantes subsaharianos que arribaon a la isla en un lanchón muy rudimentario, lo que provocó que se vivieran momentos de alta tensión, que resolvieron las fuerzas de seguridad Europa recibió a más 110 mil inmigrantes y refugiados en 2019. Las cifras de este 2020 todavía están muy lejos de las del año pasado. Pero la propia ONU asegura que más de 300 son los muertos oficiales, aunque advierten de que la cifra sería «mucho mayor», ya que está basada únicamente en estimaciones y en relatos de los supervivientes. En el mismo sentido, aseguran que más de 10 mil migrantes y refugiados fueron devueltos a puertos africanos, especialmente a Libia. Incluso, hace pocas horas, la Cruz Roja advirtió que la situación de los campamentos de refugiados sigue siendo crítica y que los rebrotes de coronavirus complican aún más el tema. Da como ejemplo lo sucedido en la localidad española de Tunte, en plana Islas Canarias: los residentes intentaron impedir la llegada de 71 migrantes subsaharianos que arribaron a la isla en un lanchón muy rudimentario, lo que provocó que se vivieran momentos de alta tensión, que resolvieron las fuerzas de seguridad.

Fuente: https://www.tiempoar.com.ar/nota/la-pandemia-solo-disimulo-la-crisis-de-los-migrantes

Foto:  AFP

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Rutas africanas de personas migrantes y refugiadas: una travesía mortífera

En busca del paraíso europeo 16.724 personas migrantes y refugiadas llegaron al viejo continente por mar entre enero y abril, informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas, un 16% más que en el mismo periodo de 2019; de las 256 muertes registradas en las tres rutas del mediterráneo, 146 corresponden a la denominada central, cuyo destino es Italia y Malta. Pero no se trata de balances contables ni de gélidas estadísticas. El pasado 7 de agosto la OIM y ACNUR dieron cuenta del fallecimiento en el mar de 27 personas que habían partido de Dakhla (Sáhara Occidental) rumbo a las Islas Canarias; tuvieron problemas con el motor de la embarcación, “los pasajeros a bordo –la mayoría de origen subsahariano- quedaron varados en alta mar y empezaron a sufrir deshidratación extrema”, destacaron las citadas fuentes.

Es el contexto en el que ACNUR presentó a finales de julio un informe –En este viaje a nadie le importa si vives o mueres– realizado junto al Centro de Migración Mixta (CMM) del Consejo Danés para los Refugiados, sobre la muerte y “abusos extremos” en las rutas (terrestres) entre los países del África Oriental y Occidental así como en la costa mediterránea africana. Basado en cerca de 16.000 entrevistas, principalmente a personas que se desplazaron por estas rutas, el documento detalla que un mínimo de 1.750 migrantes y refugiados habrían muerto durante 2018 y 2019 en estas travesías (un promedio de 72 decesos mensuales). Pero la cifra no ha de considerarse el número absoluto de víctimas.

“Se trata de una de las rutas más mortales para migrantes y refugiados en todo el mundo”, concluye ACNUR. En el itinerario occidental, los migrantes transitan por Mali, Burkina Faso o Níger antes de cruzar el desierto; en la ruta oriental y el Cuerno de África pasan por Sudán (ciudades como Gadarif y Kasala) y atraviesan el desierto en dirección a Egipto y Libia; en cuanto a la ruta del norte –Egipto y Libia-, uno de los rasgos principales es la dependencia de los contrabandistas (en Libia las personas migrantes pueden estar durante dos años en manos de los traficantes).

El foco principal de las muertes (28%) fueron los territorios del desierto, según el reporte, principalmente entre Níger y Libia, pero también en el desierto entre Sudán y Libia, y entre Sudán y Egipto. Otros puntos con elevado número de muertos son Sabha, Bani Walid y Trípoli (Libia), Agadez (Níger), la ciudad de Tamanrasset, en el sur de Argelia, y Bamako (Mali); los entrevistados (42%) señalaron como principal causa las enfermedades y la falta de acceso a medicamentos, muchas veces sumados a la deshidratación, el hambre y la falta de un refugio adecuado; además el 19% apuntaron como factor determinante el accidente de los vehículos y el 13% los disparos y apuñalamientos. “Asesinados 30 migrantes en Libia en venganza por el linchamiento de un traficante de personas”, tituló Europa Press el pasado 28 de mayo, respecto a la matanza de migrantes bangladesíes en la ciudad libia de Mizda.

ACNUR ha dado cuenta de otras escabechinas. En junio de 2018 los tratantes asesinaron en Bani Walid, al sureste de Trípoli, a más de una docena de personas después que un grupo de migrantes eritreos, etíopes y somalíes intentaran escapar de la cautividad (algunos de ellos permanecían en esta situación durante tres años). En julio de 2019 el escenario de los ataques fue el centro de detención de Tajoura (cerca de la capital libia), “que albergaba al menos a 600 personas refugiadas e inmigrantes”; así, el bombardeo al centro de Tajoura, en el contexto del conflicto interno en Libia, causó decenas de muertos.

Y atravesando el desierto –sobre todo desde Níger a Libia, y entre Sudán y Egipto- también se produjeron el mayor número de agresiones y actos de violencia sexual (18%), seguido de Trípoli, Jartum y Bamako, según el reporte En este viaje a nadie le importa si vives o mueres; los entrevistados atribuyeron la autoría principal de estos ataques –consideradas las tres rutas- a los contrabandistas (45%), seguido de policías y militares (19%), individuos desconocidos (12%), bandas criminales (11%) y otros migrantes (10%). Se da la circunstancia que el 31% de las personas entrevistadas fueron testigo o sufrieron la violencia sexual en más de una ocasión. En el este de Sudán, ACNUR registró –entre 2017 y 2019- más de 630 casos de trata de refugiados y cerca de 200 mujeres y niñas que sobrevivieron a los ataques machistas.

La agencia de la ONU y el CMM han recogido testimonios sobre torturas, trabajos forzados y personas obligadas a prostituirse durante el periplo hacia el Mediterráneo Central; también de quemaduras con aceite caliente, plástico derretido y objetos metálicos; electroshocks o personas atadas en “posiciones estresantes”. El recorrido por el desierto, principalmente de Níger a Libia (11%), constituyó el eje de la violencia física, además de Bamako, Trípoli, la región de Segú, en Malí, y Agadez; a las fuerzas de seguridad, ejércitos, oficiales de inmigración y guardas de frontera se les atribuyó el 47% de los casos, mientras que a los contrabandistas, el 29%. Por el contrario fueron los traficantes quienes perpetraron la gran mayoría de los secuestros (79%), con epicentro en la ruta de Sudán a Egipto.

No son historias que puedan insertarse en la última hora mediática, ni en la actualidad al rojo vivo. Hace menos de un año la OIM detallaba que entre 2014 y 2019 habían muerto, en las rutas de tránsito a través de África, 7.400 personas, aunque la cifra podría ser muy superior; la información se complementaba con el testimonio de Patrick, de origen Nigeriano y entrevistado en Dirkou (Níger): “Tras una semana en el desierto, no pude seguir más, de modo que le dije a mi grupo que me dejaran ahí… Después de hallar a 23 sobrevivientes, ellos me encontraron, un poco alejado del montón de cadáveres…”. Los “terribles abusos”, concluyen ACNUR y el CMM, tal vez hayan quedado ensombrecidos por otro hecho: la reducción –desde mediados de 2017- del número de migrantes y refugiados que han logrado franquear el Mar Mediterráneo, de Libia a Europa (ruta del Mediterráneo Central).

Los atropellos y las penalidades no terminan en el desierto ni en las rutas terrestres. Tras ser rescatados en el mar o interceptados por los guardacostas libios, muchos de los migrantes son retornados al país norteafricano (14.300 refugiados y migrantes fueron desembarcados en Libia entre enero de 2019 y junio de 2020); ACNUR explica en un comunicado la continuación del itinerario: “Estas personas a menudo son recluidas de forma arbitraria en centros de detención oficiales, donde se enfrentan a abusos diarios y condiciones deplorables. Otros terminan en centros ‘no oficiales’ o almacenes controlados por los traficantes y redes de trata, que los someten a abusos físicos para sacarles más dinero”.

La Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL) y la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos han señalado que Libia no es un país “seguro” para las personas rescatadas en el mar,  ante el riesgo de que se violen los derechos humanos (informe Desperate and dangerous, diciembre 2018); añaden que los países de la UE aplican políticas “para impedir que alcancen las costas europeas, lo que contribuiría a atrapar en Libia a miles de personas desesperadas”.

Es la llamada externalización de las fronteras de la Unión Europea (UE). ¿En qué consiste? Más allá de los programas oficiales de formación, asistencia, protección y fondos fiduciarios, los 50 colectivos sociales que organizaron una concentración el pasado 23 de noviembre en Madrid (Fronteras en venta) difundieron la siguiente definición: “Se traduce en pagar a los países del sur para que hagan el ‘trabajo sucio’: la UE transfiere fondos y hace favores políticos a terceros países (Libia, Turquía, Marruecos) para la construcción de muros, concertinas y centros de detención, formación de policía fronteriza y suministro de barcos”. Y de ese modo –con la apariencia de la cooperación internacional- blindar las fronteras.

Fuente: https://rebelion.org/rutas-africanas-de-personas-migrantes-y-refugiadas-una-travesia-mortifera/
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Cómo una generación de niños sirios en el Líbano fueron despojados de su Educación

El racismo, la xenofobia y la corrupción convirtieron a cientos de miles de niños sirios en «una generación perdida».

l Día Mundial de los Refugiados de este año se celebró en medio de un aumento en los movimientos antirracistas en todo el mundo.

Pero, la respuesta humanitaria a la crisis de los refugiados todavía está muy influenciada por la geopolítica, el racismo y la xenofobia, que fueron explotados por muchos políticos en el Líbano para obtener sus ganancias económicas.

Nueve años después del comienzo de la crisis de refugiados sirios, con cientos

de millones gastados en educación pública en el Líbano por donantes, los resultados son decepcionantes por decir lo menos.

¿CUÁL FUE EL IMPACTO DE LOS ACUERDOS ENTRE DONANTES INTERNACIONALES Y POLÍTICOS LIBANESES SOBRE LOS POSIBLES RESULTADOS DE LA ESCOLARIZACIÓN DE LOS NIÑOS SIRIOS EN EL LÍBANO?

Por desgracia, los niños refugiados sirios fueron víctimas de este acuerdo informal que comprometió sus oportunidades de escolarización.

El periodista libanés Riad Kobeissi realizó una investigación sobre el plan de respuesta educativa dirigido por el Ministerio de Educación y Educación Superior de Líbano (MEHE), que se emitió el 28 de mayo de 2020.

Kobeissi alegó que el ministerio malversó fondos de donantes destinados a la educación de niños refugiados sirios.

Durante su investigación, Riad Kobeissi se centró en el número de estudiantes sirios matriculados en escuelas públicas libanesas que MEHE ha inflado en un intento de obtener más fondos de los donantes. Sin embargo, las tasas de inscripción presentan solo una pieza del rompecabezas.

Si examinamos otros indicadores de la Unidad de Gestión del Programa (PMU), encontramos que el 40% de los niños en edad escolar no tienen educación, mientras que el 1% de los matriculados están en el grado 9, y menos del 4% llegan a la etapa secundaria.

El acuerdo entre los donantes y los políticos libaneses se resume mejor por el ex ministro de Educación, Elias Abu Saab, quien se dirigió al ex primer ministro británico, David Cameron, en su visita a Beirut, declarando: “Una de cada 50 personas que vinieron a Europa era miembro de ISIS «.

LOS PAÍSES RICOS DEL NORTE GLOBAL TIENEN UNA POLÍTICA CLARA, MOTIVADA POR EL RACISMO Y LA XENOFOBIA, DE PAGAR A LOS PAÍSES PARA MANTENER A LOS REFUGIADOS ALEJADOS DE SUS FRONTERAS.

Esta compensación fue bien entendida por los políticos libaneses que ahora podrían exigir cualquier precio para seguir «acogiendo a los refugiados», incluso si esto fue a expensas del derecho a una educación de calidad para muchos niños sirios.

En una entrevista realizada con un funcionario de una agencia de la ONU que pidió permanecer en el anonimato, señaló que un funcionario de la Unión Europea, durante el pico de la crisis de refugiados en 2015, le dijo que la Unión Europea está dispuesta a cubrir los costes del Programa de educación infantil sirio en el Líbano a cualquier coste, siempre y cuando permanezcan allí.

LAS DONACIONES

Si bien la decisión de los donantes de invertir en el sector público puede generar resultados y desarrollo más sostenibles, esto ha sido a expensas de la educación de los niños sirios.

Que la educación llegase a todos los niños fue el primer plan de 3 años desarrollado por agencias de la ONU y el Ministerio de Educación.

Fue financiado por donantes como el Banco Mundial, el DFID, la UE y otras embajadas, lo que sin duda es un paso necesario en la dirección correcta.

El ministerio limitó el acceso a la educación formal a las escuelas públicas, incluso cuando solo podía absorber a la mitad de los niños sirios en edad escolar.

Según el plan RACE I, el ministerio necesita duplicar su capacidad para poder inscribir a la mitad de los estudiantes, lo cual es bastante ambicioso considerando las debilidades que ha sufrido la educación pública libanesa durante décadas.

Para absorber a este gran número de estudiantes, el ministerio lanzó turnos por la tarde en muchas escuelas públicas y cobró a los donantes 600 dólares por estudiante, mientras que el costo de inscribir a los estudiantes sirios por la mañana aumentó de 150 a 300 dólares.

Sin embargo, los padres sirios estaban menos interesados. para inscribir a sus hijos en el segundo turno, que consideraron de menor calidad en comparación con el turno de la mañana, algo que está respaldado por las estadísticas de PMU.

LA EXPLOTACIÓN DE LOS LIBANESES DE LA CRISIS SIRIA

Hasta la fecha, la hegemonía del ministerio, que fue apoyada y financiada por los donantes, dejó al 40% de los niños sirios fuera de la escuela debido a la falta de escuelas, aulas superpobladas y costes de transporte.

Todas estas razones revelan que la participación de escuelas privadas podría haber aumentado la capacidad de las escuelas en el Líbano para inscribir a más niños sirios.

El racismo, la xenofobia y la corrupción, ya sea en el Norte Global o entre algunos políticos libaneses que explotaron la crisis siria para obtener ganancias financieras o ganar favores con su base electoral local, convirtieron a cientos de miles de niños sirios en «una generación perdida».

Una reforma educativa inclusiva y estructural podría haber arrojado mejores resultados para los refugiados y los nacionales.

La magnitud de la crisis siria requiere la colaboración de todas las partes, públicas, privadas, ONGs y la comunidad de donantes.

Fuente: https://timis.es/como-una-generacion-de-ninos-sirios-en-el-libano-fueron-despojados-de-su-educacion/

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Mueren 700 personas, en su mayoría niños y mujeres, en campamentos sirios para familias del Estado Islámico (EI)

Desde la ONU, la Oficina para el Combate al Terrorismo informó que 700 personas murieron recientemente en dos campamentos ubicados en el noreste de Siria, donde más de 70.000 personas, en su mayoría mujeres y niños,  vinculados con combatientes del denominado grupo extremista Estado Islámico y se encuentran viviendo confinados en «condiciones atroces».

Vladimir Voronkov director de esa Oficina, dijo a través de una conferencia de prensa que las personas, entre ellas niños, fallecieron por «falta de medicinas y falta de alimentos» en los campamentos al-Hol y Roj, que a su vez son supervisados por fuerzas encabezadas por personas de nacionalidad kurda, aliadas con Estados Unidos, que en su momento lideraron la lucha contra el Estado Islámico.

Estas muertes en los campamentos han ocasionado «sentimientos de enojo», manifestó.

Voronkov no aclaró dónde ocurrieron las 700 muertes reportadas o su fuente de información. La Media Luna Roja Kurda señaló en enero que 511 personas fallecieron en el campamento más grande, al-Hol, durante 2019. Los campos donde viven hacinados y en condiciones infrahumanas tienen un alto índice de mortalidad infantil. Hasta ahora, no se sabe de algún brote de coronavirus en el lugar. Una misión de Naciones Unidas visitó el sitio a principios de este mes.

El Director de esta Oficina, hace un llamado a la comunidad internacional para combatir «el enorme problema» de qué hacer con estas personas, señalando por otro lado que mantenerlos en campamentos «es muy peligroso». Advirtió que «podrían crear materiales explosivos que serían de mucha utilidad para que los terroristas reanuden sus actividades» en Siria e Irak.

La organización del Estado Islámico, que en algún momento llegó a controlar vastas extensiones en Siria e Irak, perdió sus últimos bastiones en Siria a inicios de 2019. Pero, a pesar de la derrota de su califato, expertos de Naciones Unidas señalaron a principios de este año que el grupo extremista está llevando a cabo ataques cada vez más atrevidos en Siria e Irak y planea una fuga de sus combatientes detenidos.

Además de los campamentos de al-Hol y Roj, los kurdos resguardan a cientos de miembros del EI y a niños en otras prisiones.

Fuente: https://www.aporrea.org/ddhh/n356960.html

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Bangladesh prohíbe el acceso a Internet a un millón de personas en un campo de refugiados lleno de rumores sobre el virus

Redacción: El Diario

Los líderes rohingya están pidiendo a las autoridades de Bangladesh que levanten la prohibición de usar Internet impuesta a un millón de refugiados en la ciudad bengalí de Cox’s Bazar. Dicen que los rumores y el pánico sobre la COVID-19 están disuadiendo a la gente de hacerse el test.

Las restricciones para comunicarse están exacerbando las ya de por sí difíciles condiciones de los refugiados rohingya procedentes de Myanmar. Familias de hasta ocho personas viven en la misma habitación de unas estrechas chozas de bambú, usando inodoros y grifos comunitarios. En algunas zonas, hay escasez de elementos tan básicos como el jabón.

En esta ciudad de Bangladesh sudoriental, a 20 millas de la frontera con Myanmar, los organismos de ayuda han advertido una y otra vez por la facilidad con que que el virus podría propagarse por los campamentos sin capacidad médica para enfrentarlo. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud hasta el 10 de junio, 35 refugiados dieron positivo en las pruebas de la COVID-19. Tres personas han muerto y hay 30 en cuarentena, aunque se teme que haya más casos no detectados.

El brote ha coincidido con la temporada de gripe, aumentando la confusión sobre los síntomas, pero desde la comunidad explican que la gente está evitando acudir a los centros médicos porque temen ser trasladados a instalaciones de aislamiento. Se ha informado de dos personas que huyeron de la cuarentena la semana pasada porque creían que los enviarían a centros alejados de su familia.

Muchos de los desplazados rohingya refugiados en Cox’s Bazar huyeron a Bangladesh en 2017, después de que Myanmar iniciara una represión militar contra ellos, una minoría musulmana, con «intención genocida«, según la ONU.

Las condiciones son cada vez más desesperadas después de tres años en los campamentos, con personas sin acceso a la educación o a un medio de subsistencia. Desde principios de año, muchos han intentado huir de Cox’s Bazar embarcándose en peligrosos viajes marítimos hacia Malasia, a más de mil quinientos kilómetros distancia. Entre ellos ha habido muchos atrapados en el mar durante meses debido al cierre de fronteras con que los países reaccionaron a la pandemia del coronavirus. Esta semana, Malasia ha detenido a 270 refugiados después de que su pesquero de arrastre, con daños, fuera interceptado por la guardia costera del país.

Bangladesh interceptó otro barco que transportaba a cientos de refugiados de Cox’s Bazar y lo escoltó hasta Bhasan Char, una remota isla de cieno, aparentemente para reducir el riesgo de introducir el virus en Cox’s Bazar.

Otros refugiados temen correr la misma suerte aunque el Organismo de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) haya dicho que hay 200 camas en centros de aislamiento y de tratamiento de infecciones respiratorias graves, además de cientos más en proceso de instalación.

Mohammad Shaiful tiene 25 años y vive con su esposa, su tío y su hija de un año en el campamento. La desinformación, dice, se ha propagado a toda velocidad. «Corre el rumor de que van a matar a la gente en cuarentena», explica. «Como si los médicos les estuvieran inyectando algo que causa las muertes. Además, los médicos están ‘contagiando’ el coronavirus a personas que ni siquiera lo tienen y matándolas. La gente tiende a creer en esos rumores en lugar de pensar un poco».

A los refugiados les piden que mantengan una buena higiene y el distanciamiento social, pero al mismo tiempo se han reducido los trabajos de las ONGs para minimizar el riesgo de transmisión. Aunque siguen los servicios esenciales, como la alimentación y el saneamiento, un dirigente comunitario se queja de que en su zona los retretes se habían vuelto inutilizables por falta de mantenimiento.

«Honestamente, no estamos practicando el lavado de manos y las medidas de sanidad porque las ONGs responsables del lavado de manos y de la higiene y el saneamiento no vienen al campamento», dijo Mohammad Jaffa, líder comunitario en el campamento 7 de Cox’s Bazar.

Tun Khin, presidente de la Organización Rohingya de Myanmar en el Reino Unido, menciona el agradecimiento de los rohingya a Bangladesh por haberlos acogido en Cox’s Bazar, pero pide que permitan la conexión a Internet para que la gente pueda recibir información y noticias fiables sobre la pandemia. «No pueden seguir lo que está pasando en el mundo y saber cuántas personas han muerto. Necesitan saber lo que está sucediendo con la COVID-19 para poder aprender y entender que es un peligro para toda la comunidad», dijo.

El gobierno bengalí ha dicho una y otra vez que hace mucho más por los rohingya que el resto de países y que la prohibición de Internet se debe a razones de seguridad.

Abu Tahir, de 37 años, que vive con su esposa y tres hijos, dice que se habían cerrado los mercados y las tiendas pero que la gente no podía permanecer aislada todo el día dentro de sus pequeñas habitaciones. «No sé qué pasará si doy positivo en el test de coronavirus. No estoy tan seguro de esto de la cuarentena. Si algo me va a pasar, me gustaría tener a mis hijos y a mis seres queridos cerca. Dicen que no hay tratamiento para esta enfermedad, ¿entonces qué sentido tiene aislar? Ya hemos pasado por mucho. Pero sobrevivimos porque el Todopoderoso tiene un lugar especial para nosotros. Va a cuidar de nosotros», explica Tahir.

Fuente: https://www.eldiario.es/desalambre/Piden-Bangladesh-Internet-rohingya-coronavirus_0_1037296952.html

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Slavoj Zizek: el 1 de mayo en el mundo viral es un feriado para la NUEVA clase trabajadora

Por: Slavoj Zizek

Tal vez ha llegado el momento de dar un paso atrás de nuestro enfoque exclusivo en la pandemia, para permitirnos considerar qué coronavirus y sus efectos devastadores revelan sobre nosotros como sociedad.

Lo primero que llama la atención es que, al contrario del lema barato «estamos todos en el mismo barco», las divisiones de clase han estallado. En el fondo de nuestra jerarquía, están aquellos, refugiados, personas atrapadas en zonas de guerra, cuya vida es tan pobre que, para ellos, la pandemia no es el principal problema. Si bien nuestros medios de comunicación siguen ignorando a estas personas, somos bombardeados por celebraciones sentimentales de enfermeras en la primera línea de nuestra lucha contra el virus. Pero las enfermeras son solo la parte más visible de toda una clase de ‘cuidadores’ que se explota, aunque no en la forma en que se explotaba la vieja clase trabajadora retratada en las imágenes marxistas. En cambio, como dice David Harvey, forman una «nueva clase trabajadora».

El dice :“La fuerza laboral que se espera que se encargue de los números crecientes de los enfermos, o que brinde los servicios mínimos que permiten la reproducción de la vida diaria, es, por regla general, altamente de género, racializada y étnica. Esta es la «nueva clase trabajadora» que está a la vanguardia del capitalismo contemporáneo. Sus miembros tienen que soportar dos cargas: al mismo tiempo, son los trabajadores con mayor riesgo de contraer el virus a través de sus trabajos, y de ser despedidos sin recursos financieros debido a la reducción económica impuesta por el virus. La clase trabajadora contemporánea en los Estados Unidos, compuesta principalmente por afroamericanos, latinos y mujeres asalariadas, se enfrenta a una elección fea: entre sufrir contaminación en el curso del cuidado de las personas y mantener abiertas las formas clave de suministro (como los supermercados),

Por eso, en Francia, estallaron revueltas en los suburbios pobres del norte de París, donde viven los que sirven a los ricos. Y es por eso que, en las últimas semanas, Singapur ha tenido un aumento dramático en las infecciones por coronavirus en los dormitorios de los trabajadores extranjeros. Como informó CNN , “Singapur es el hogar de aproximadamente 1,4 millones de trabajadores migrantes, que provienen en gran parte del sur y sudeste de Asia. Como amas de casa, empleadas domésticas, trabajadores de la construcción y trabajadores manuales, estos migrantes son esenciales para mantener el funcionamiento de Singapur, pero también son algunas de las personas más vulnerables y peor pagadas de la ciudad «. Esta nueva clase trabajadora estuvo aquí todo el tiempo: la pandemia lo impulsó a la visibilidad.

Para definir este sector adecuadamente, Bruno Latour y Nikolaj Schultz acuñaron el término «clase geo-social». Muchos de ellos no son explotados en el sentido marxista clásico de trabajar para quienes poseen los medios de producción; en cambio, son explotados a través de las condiciones materiales de su vida: su acceso a agua y aire limpios, su salud, su seguridad. La población local se explota cuando sus tierras se utilizan para la agricultura a gran escala destinada al mercado de exportación, o para la minería extensiva. Incluso si no trabajan para una empresa extranjera, son explotados en el simple sentido de ser privados del uso completo de la tierra que les permite mantener su estilo de vida. Tomemos a los piratas somalíes, por ejemplo: recurrieron a la piratería porque las compañías extranjeras que practican la pesca a escala industrial agotaron su costa en el mar. Parte de su territorio fue apropiado por los países desarrollados y utilizado para mantener nuestro estilo de vida, mientras que la de ellos disminuyó. En este sentido, Latour sugiere que deberíamos reemplazar el término“Apropiación de plusvalía” con “apropiación de existencia excedente”, donde “existencia” se refiere a las condiciones materiales necesarias de la vida.

Como hemos descubierto, en una pandemia, cuando incluso las fábricas están paralizadas, la clase geo-social de cuidadores tiene que seguir trabajando. Entonces, parece apropiado dedicarles este 1 de mayo, en lugar de la clásica clase obrera industrial. Son ellos los verdaderamente sobreexplotados: explotados cuando trabajan porque su trabajo es en gran medida invisible y explotado incluso cuando no trabajan debido a sus condiciones materiales. No solo se explotan en lo que están haciendo: se explotan en su propia existencia.

El sueño eterno de los ricos es el de un territorio totalmente separado de las viviendas contaminadas de los pobres: solo piensen en todos esos éxitos de taquilla posapocalípticos, como la película de Eillium de Neill Blomkamp, ​​ambientada en 2154, en la que vive la élite. una gigantesca estación espacial hecha por el hombre, mientras que el resto de la población reside en una Tierra en ruinas que se parece a una favela latinoamericana expandida. Mientras tanto, en el mundo real de hoy, esperando algún tipo de catástrofe global, los ricos están comprando villas en Nueva Zelanda o renovando bunkers nucleares de la Guerra Fría en las Montañas Rocosas. Pero el problema con una pandemia es que uno nunca puede aislarse por completo. Al igual que un cordón umbilical que no se puede cortar, una conexión con la realidad contaminada es inevitable, sea cual sea su estado social. Como hemos descubierto, en una pandemia, cuando incluso las fábricas están paralizadas, la clase geo-social de cuidadores tiene que seguir trabajando. Entonces, parece apropiado dedicarles este 1 de mayo, en lugar de la clásica clase obrera industrial. Son ellos los verdaderamente sobreexplotados: explotados cuando trabajan porque su trabajo es en gran medida invisible y explotado incluso cuando no trabajan debido a sus condiciones materiales. No solo se explotan en lo que están haciendo: se explotan en su propia existencia.

Fuente e Imagen: https://www.rt.com/op-ed/487517-slavoj-zizek-new-working-class/

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Venezuela: Táchira, vecinos no permitirán que ocupen escuelas para los refugiados

América del Sur/Venezuela/12-04-2020/Autor: Carlos Ramiro Chacín/Fuente: www.caraotadigital.net

 Carlos Ramiro Chacín

Vecinos del estado Táchira están renuentes a recibir en sus sectores a los refugiados venezolanos provenientes de Colombia.

Según reseñó el medio de comunicación La Nación, este viernes los habitantes del Junco Páramo y Arjona, municipio Cárdenas, tomaron el liceo Simón Candiales y la escuela Bolivariana del Junco Páramo. Posteriormente, soldaron cabillas en las entradas de las instituciones para evitar el ingreso de los migrantes criollos.

Por otra parte, más de 60 personas en el cruce de Arjona con Sabaneta esperaban los autobuses que venían de San Antonio del Táchira. Estos vehículos transportaban a algunos de los miles de venezolanos que han cruzado por el Puente Internacional Simón Bolívar, tras sufrir desalojos en Colombia.

La gente hizo un paréntesis a la cuarentena social para salir de sus casas y evitar la llegada de los venezolanos provenientes de otros países. La población quitó las alcantarillas desde la parte alta de La Cuesta del Trapiche hasta el barrio El Hoyo.

La gobernadora Laidy Gómez afirmó que esperan que retornen más de 10 mil criollos, después que la pandemia de coronavirus paralizara sus empleos. Así pues, precisó que la entidad no tenía capacidad de recibir tal cantidad de personas, por lo que instó a las autordades de otros estados a recibir también refugiados.

Fuente e Imagen: https://www.caraotadigital.net/nacionales/tachira-vecinos-no-permitiran-que-ocupen-escuelas-para-los-refugiados

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