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Educación emocional o muerte

Por: Raúl Alguacil Titos

“¿Qué es lo que ladras, maestro?”. Esto fue lo que me respondió una alumna hace unas semanas cuando le indiqué que sacara su cuaderno. Tiene 14 años. A los cinco segundos se le olvidó.

Mala educación, faltas de respeto, intolerancia absoluta a la frustración, ausencia de empatía y de autocontrol de las emociones, baja autoestima, incapacidad para comunicarse y expresar sentimientos de manera asertiva…bajo rendimiento escolar. Es la realidad de muchísimos de los jóvenes en gran parte de los centros de enseñanza secundaria. He recorrido unos cuantos en diez años de profesión. Nuestros alumnos y alumnas carecen de herramientas básicas que eviten convertirlos en bombas de relojería. Todos los días asistimos a “explosiones” incontrolables en los que se llevan por delante a sus compañeros de clase, a sus profesores, a sus padres y, en definitiva, a ellos mismos. De hecho, ejercer la docencia en secundaria se ha convertido en una profesión de riesgo, con una altísima probabilidad de sufrir el síndrome de burnout. Pero las víctimas reales son ellos/as. ¿Alguien se ha parado a pensar en la necesidad imperiosa de desarrollar la inteligencia emocional de nuestros jóvenes?

El Informe Delors (UNESCO, 1996) reconoce que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional. La educación emocional tiene como objetivo ayudar a las personas a descubrir, conocer y regular sus emociones e incorporarlas como competencias.

Goleman definió la inteligencia emocional como la capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de automotivarnos, y manejar de manera positiva nuestras propias emociones, sobre todo aquellas que tienen que ver con nuestras relaciones sociales. La inteligencia emocional es, por tanto, una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la curiosidad, la agilidad mental, etc., que configuran rasgos de carácter, como la autodisciplina, la compasión, la solidaridad o el altruismo, indispensables para una buena y creativa adaptación social.

Esas habilidades sociales tienen una relación muy directa con el rendimiento académico de los jóvenes y, sin embargo, le prestamos poca atención. Al menos, no toda la que merece aunque es algo fundamental. Los beneficios de la inteligencia emocional son tan esenciales que desde la comunidad científica se ha llegado al convencimiento de que constituye un importante predictor del éxito en la vida y del bienestar psicológico general. Su descuido, por tanto, puede producir importantes frustraciones a nivel personal, social y profesional, conduciendo a trastornos de la conducta, como los alimentarios o relacionados con el consumo de sustancias tóxicas, depresión, agresividad, aislamiento social y fracaso escolar. Además, situaciones como el acoso escolar o bullying poseen un trasfondo de problemas en la gestión de emociones, ya que la persona acosadora tiene dificultades que afectan a su capacidad de empatía y la gestión de límites.

¿Acaso no son estas razones más que suficientes para abordar la inteligencia emocional como una intervención prioritaria en los centros educativos? Yo pienso que sí. De hecho, la inteligencia emocional debería recibir una atención improrrogable y previa al resto de materias que se imparten en las aulas. Y para ello necesitamos flexibilidad y los instrumentos necesarios.

El Informe Delors (UNESCO, 1996) reconoce que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo

Flexibilidad en cuanto a que tenemos alumnos y alumnas que, antes que aprender matemáticas, lengua o inglés, necesitan que los atendamos desde la perspectiva emocional. No debería ser problema emplear el tiempo necesario en trabajar las habilidades que antes enunciaba. Los docentes sabemos bien que los alumnos y alumnas que superan sus estudios satisfactoriamente son los que gestionan mejor sus emociones y, al mismo tiempo, aquellos que tienen dificultades para controlar sus emociones son los que registran mayor fracaso escolar. Más horas de inglés, de matemáticas o lengua, con diversos programas de refuerzo, no les va a ayudar mucho si no poseen las herramientas necesarias de gestión emocional y carecen de las capacidades que les permitan establecer rutinas de estudio o poner mayor atención en las actividades de clase. Es, sencillamente, un esfuerzo inútil en muchísimos casos, lo cual constituye un desperdicio de recursos y de muchísimo esfuerzo que el alumnado no puede aprovechar porque ya no es una cuestión de voluntad sino de carencia de habilidades.

En cuanto a los instrumentos necesarios creo que antes de tomar medidas hay que dejar que lideren las medidas a implementar los profesionales. La escuela, por tanto, debe asumir su parte de responsabilidad en este proceso dirigido al desarrollo integral del individuo, y propiciar dentro de su proyecto formativo, el valor añadido de la competencia emocional de los alumnos. Los departamentos de orientación, al respecto, tienen un personal valiosísimo que hay que aprovechar y son a quienes hay que escuchar. En mi opinión habría que actuar en un doble ámbito; en las aulas, con los alumnos y alumnas, y con las familias. El trabajo con éstas es fundamental pero debemos ser conscientes de que hay que ayudarlas y establecer planes de actuación conjunta. ¿De qué forma? Pues proporcionando pautas claras, manteniendo una comunicación fluida y diseñando estrategias de actuación específicas para que las puedan llevar a cabo en casa. El diseño de unos buenos materiales y una formación concreta para las familias tendrían un efecto muy positivo, porque muchas veces los padres y madres tienen voluntad de ayudar y hacer cosas en beneficio de sus hijos e hijas, pero no saben cómo hacerlo. La familia es la primera escuela para el aprendizaje emocional y el entorno familiar será el patrón original del comportamiento del individuo en su desenvolvimiento diario.

Los docentes tenemos, también, necesidades formativas en este aspecto que la administración debería atender. Además, estamos demasiado encorsetados dentro de currículos rígidos y asediados siempre por el tiempo y la necesidad de impartir determinados contenidos para su evaluación. Y es que, a pesar de las modas que algunos pretenden imponer (como por ejemplo la LOMCE), educar no es sinónimo de evaluar ni esto último implica lo que algunos pregonan como calidad; es una falacia. Insisto en que todo ese esfuerzo se diluye irremediablemente en ese océano de confusión en el que está buena parte de nuestros alumnos y alumnas. No quiero decir que evaluar no sea importante, sino que la evaluación no puede desplazar la atención que requiere cada alumno/a.

Además, entre los profesionales de la educación existe la conciencia creciente de la importancia de lograr las competencias emocionales que la inteligencia emocional comporta. La educación emocional, la educación para la vida (personal, social, familiar, profesional, etc.) en suma, es un pilar fundamental para alcanzar un mayor bienestar en todos esos ámbitos, incluyendo la salud física y mental, mayor bienestar social y, también, mayores cotas de felicidad. ¿Acaso no debemos contribuir, precisamente, a que nuestros jóvenes sean más felices, a que se sientan más plenos? ¿No es esa la base más adecuada para todo lo demás?

Si nuestros alumnos tuvieran las herramientas necesarias para desarrollar adecuadamente su inteligencia emocional muchos de los problemas de conflictividad, acoso escolar y fracaso escolar pasarían a ser absolutamente residuales. Otros sistemas educativos más exitosos ponen gran énfasis, precisamente, en hacer que sus alumnos/as adquieran una buena base emocional, pues a partir de ahí todo lo demás es mucho más sencillo de construir. Se aprovecharían mejor los recursos de los centros y esfuerzos del profesorado, y caminaríamos realmente hacia eso que algunos políticos llaman calidad educativa, cuando en realidad tratan de engañarnos, encubriendo los problemas reales, segregando al alumnado e implantando programas ineficaces en un entorno marcado por los recortes brutales en la escuela pública mientras se beneficia a los centros privados sostenidos con fondos públicos.

Por eso merece la pena prestarle atención a esta dimensión absolutamente crucial si queremos dar un vuelco a la situación, donde especialmente los docentes de secundaria sufren un panorama desolador. Es la realidad, y es lo que los pedagogos de plató y los políticos no quieren reconocer porque no pisan esa realidad que solo puede ver quien pisa a diario el suelo de las aulas. Por todas esas razones debemos tomar una decisión crucial: educación emocional o muerte. El analfabetismo más dañino no es el de las letras o los números, o el digital, sino el de las emociones.

Fuente: http://www.eldiario.es/murcia/murcia_y_aparte/Educacion-emocional-muerte_6_628247195.html

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Las diez claves de la neurociencia para mejorar el aprendizaje

Por: Ignacio Morgado Bernal

En la mayoría de propuestas ofrecidas para mejorar la educación en nuestro país predominan los razonamientos teóricos y filosóficos sobre cómo lograrlo. Aquí pretendemos complementar esas propuestas con un conjunto de sugerencias de carácter práctico para mejorar el rendimiento académico de enseñantes y alumnos a corto y medio plazo. Son procedimientos avalados por la investigación reciente en neurociencia y psicobiología, que pueden tener su versión particular en cada nivel y contexto educativo.

1. Practicar regularmente deportes o actividades físicas

 El ejercicio físico aeróbico beneficia las capacidades cerebrales tanto en el niño como en el adulto. Quienes tienen una actividad física semanal más intensa tienen también una mejor memoria y mayor flexibilidad y velocidad de procesamiento de información mental. Incluso 30 únicos minutos de marcha en bicicleta o carrera al día pueden ser suficientes para mejorar el tiempo de reacción y la velocidad de procesamiento de la información en el cerebro.

Ello es posible porque la actividad física genera BDNF, una proteína del cerebro que aumenta la plasticidad o capacidad de las neuronas para formar conexiones entre ellas, el número de las que nacen diariamente y la vascularización y aporte de sangre que reciben. La actividad física, en definitiva, genera una especie de lubricante que facilita el funcionamiento de la maquinaria cerebral para aprender, formar memorias y recordar.

Un niño juega al ajedrez.
Un niño juega al ajedrez. GETTY IMAGES

 2. Evitar el exceso de grasas en la alimentación

La alimentación adecuada para aprender debe evitar las dietas altas en grasas, pues son dietas que reducen la sensibilidad de los receptores NMDA, que son moléculas del cerebro que forman parte de los mecanismos de plasticidad neuronal que hacen posible la formación de la memoria en lugares como el hipocampo y la corteza cerebral. La experimentación actualmente en curso indica que la restricción calórica en la alimentación favorece la mayoría de procesos mentales.

3. Dormir lo necesario con regularidad

El sueño anticipado prepara al cerebro para aprender y, cuando ocurre tras el aprendizaje, potencia la formación y estabilización de las memorias. Es así porque las mismas neuronas que se activan para registrar la información cuando aprendemos vuelven a activarse cuando dormimos. Suelen hacerlo entonces a mayor velocidad dando preferencia a las que registraron los aprendizajes a los que se atribuyó mayor importancia o valor de futuro. El sueño es, por tanto, una forma cerebral de practicar y fortalecer lo aprendido durante el día.

La experimentación actualmente en curso indica que la restricción calórica en la alimentación favorece la mayoría de procesos mentales

Para potenciar el aprendizaje precedente no es necesario dormir las 8 horas de una noche, pues puede bastar con una siesta de una o dos horas, aunque períodos más largos suelen ser más beneficiosos. Además de facilitar el aprendizaje y potenciar la memoria, el sueño reorganiza y estructura los contenidos de la mente haciendo posible la integración de la nueva información aprendida en los esquemas de conocimiento ya existentes en el cerebro, facilitando el descubrimiento de reglas y regularidades ocultas en la información recibida, generando inferencias, convirtiendo el conocimiento implícito en explícito e influyendo también muy posiblemente en la intuición y creatividad de las personas.

4. Entrenar frecuentemente la memoria de trabajo

Esta memoria es la que utilizamos para pensar, razonar, planificar el futuro y tomar decisiones. Con ella retenemos en la mente, por ejemplo, las posibles jugadas a realizar en una partida de ajedrez o las diferentes opciones para tomar una decisión. Materias como la filosofía o las matemáticas promueven este tipo de memoria, muy ligada a la inteligencia fluida, que es la capacidad de razonar y resolver problemas nuevos con independencia del conocimiento previamente adquirido. La práctica intensa en memoria de trabajo incrementa la actividad de las cortezas prefrontal y parietal del cerebro de la que depende y aumenta también las conexiones neuronales entre ambos hemisferios cerebrales. La posibilidad de transferir la mejora en la capacidad de ejecución de una determinada tarea de memoria de trabajo a otra tareas diferente no entrenada es mayor cuantos más procesos cerebrales estén comúnmente implicados en ambas.

La práctica intensa en memoria de trabajo incrementa la actividad de las cortezas prefrontal y parietal del cerebro de la que depende y aumenta también las conexiones neuronales entre ambos hemisferios cerebrales

5. Guiar el aprendizaje con preguntas

Este procedimiento motiva al estudiante, concentra su atención y le convierte en una especie de detective o investigador que busca en cualquier fuente de información posible la solución a los interrogantes que se le plantean. Es además un modo de enseñarle a trabajar y ganar autonomía para aprender, es decir, es también un modo de aumentar la capacidad del alumno para aprender por sí mismo en el futuro.

6. Practicar frecuentemente el recuerdo de lo aprendido

El recuerdo, además de servir para evaluar lo aprendido, sirve también para seguir aprendiendo. El preguntar sobre la información recientemente aprendida beneficia a la memoria a largo plazo promoviendo el reclutamiento de los circuitos neuronales del recuerdo en las subsecuentes oportunidades de estudio. Ayuda también a mantener la atención durante largos periodos evitando las distracciones cuando se estudia leyendo los textos en la pantalla de un ordenador. Tal actividad aumenta la sensación subjetiva que tiene el estudiante de estar aprendiendo y reduce así su ansiedad respecto a evaluaciones posteriores.

7. Un poco de estrés no es malo

En situaciones emocionales o de estrés moderado, la activación de estructuras cerebrales como la amígdala y la liberación en la sangre de hormonas como la adrenalina y los glucocorticoides pueden contribuir a la facilitación del aprendizaje y la memoria actuando directa o indirectamente sobre los circuitos neuronales del cerebro. Los glucocorticoides regulan además la presencia de los mencionados receptores NMDA en el cerebro, y promueven cambios epigenéticos que facilitan en el ADN de las neuronas la expresión de los genes que hacen posible la síntesis de las moléculas necesarias para formar las memorias. Un modo de inducir esa emoción o estrés moderado en los alumnos consiste en proporcionarles antes de nada información motivadora sobre la materia a aprender, algo que conocen sobradamente los buenos docentes.

8. Homenaje a la lectura

De todas las actividades intelectuales potenciadoras de capacidades mentales la más asequible y la que proporciona un mejor balance costo/beneficio es, sin duda, la lectura. Leer es uno de los mejores ejercicios posibles para mantener en forma el cerebro. Es así porque la actividad de leer requiere poner en juego un importante número de procesos mentales, entre los que destacan la percepción, la memoria y el razonamiento. Cuando leemos, activamos preferentemente el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el más dotado de capacidades analíticas en la mayoría de las personas, pero son muchas las áreas cerebrales de ambos hemisferios que se activan e intervienen en el proceso. Decodificar las letras, las palabras, las frases y convertirlas en sonidos mentales requiere activar amplias áreas de la neocorteza cerebral.

Las evaluaciones orales generan una memoria a largo plazo mucho mejor que la que resulta del tipo de estudio consistente en repasar una y otra vez textos o apuntes de una materia

Las cortezas occipital y temporal se activan para ver y reconocer el valor semántico de las palabras. La corteza frontal motora se activa cuando evocamos mentalmente los sonidos de las palabras que leemos. Los recuerdos que evoca la interpretación de lo leído activan poderosamente el hipocampo y el lóbulo temporal medial del cerebro, que son zonas críticas para la memoria. Las narraciones y los contenidos emocionales del escrito, sean o no de ficción, activan la amígdala y demás áreas emocionales del cerebro. El razonamiento sobre el contenido y la semántica de lo leído activa la corteza prefrontal y la memoria de trabajo. La lectura refuerza también las habilidades sociales y la empatía, además de reducir el nivel de estrés del lector. El libro y la lectura, como gimnasio asequible y barato para la mente, deberían incluirse en la educación desde la más temprana infancia y mantenerse durante toda la vida.

9. Inmersión temprana en más de una lengua

Los individuos que adquieren múltiples lenguas en su infancia y las practican a lo largo de su vida tienen una mayor atención selectiva y más desarrollado el hábito de conmutar contenidos mentales, lo que les facilita la adquisición de aprendizajes complejos, especialmente los que implican cambios en las reglas de ejecución. Aunque pueden tener un vocabulario más reducido en cada lengua, los bilingües son más rápidos y efectivos que los monolingües cuando, por ejemplo, aprenden a clasificar objetos por su color y, de repente, hay que cambiar y clasificarlos por su forma. La mayor capacidad de ejecución y flexibilidad mental de las personas bilingües se manifiesta frecuentemente en la vida, se ha observado en todas las edades, y la conservan además mucho más que los monolingües en la vejez.

30 minutos de marcha en bicicleta o carrera al día pueden ser suficientes para mejorar el tiempo de reacción y la velocidad de procesamiento de la información en el cerebro

Para generar un automatismo como el lingüístico y beneficiarse de él hay que aprenderlo tempranamente y practicarlo con asiduidad y frecuencia. Los maestros, al igual que los padres y cuidadores, tienen un papel importante en esa inducción lingüística múltiple de los primeros años de vida. El estudio y práctica de la música puede tener un efecto similar en la medida en que es también otra forma de lenguaje.

10. Evaluaciones orales

Las exposiciones o los exámenes orales no solo permiten una evaluación muy rigurosa del conocimiento adquirido por los alumnos, sino que, sobre todo, inducen en ellos un tipo de estudio mucho más basado en la comprensión de los materiales y la información que en su simple memorización. Son además métodos que generan una memoria a largo plazo mucho mejor que la que resulta del tipo de estudio consistente en repasar una y otra vez textos o apuntes de una materia.

Las presentaciones en clase ayudan a desarrollar habilidades para hablar en público.
Las presentaciones en clase ayudan a desarrollar habilidades para hablar en público. Stockbyte / Getty Images
 En general, los ambientes enriquecidos y todas aquellas actividades mentales o intelectuales que suponen esfuerzo y desafío son más útiles para formar buenas memorias que aquellas que se realizan sin apenas esfuerzo. Tampoco deberíamos despreciar recursos tradicionales en diferentes niveles de la enseñanza como la escritura al dictado, el resumir textos o el memorizar información básica. Reglas de ortografía, fechas históricas, países y sus capitales y accidentes geográficos, son ejemplos históricos nada despreciables, pues constituyen valiosos recursos de memoria implícita que se adquieren por repetición y resultan extraordinariamente útiles como apoyo para posteriores evaluaciones mentales y razonamientos complejos.

Es un hecho comprobado que una enseñanza adecuada tiende a igualar el rendimiento de los sujetos que aprenden y evita con ello contrastes acusados y comparaciones entre esos sujetos que no siempre benefician al proceso educativo.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/10/29/ciencia/1446135253_593995.html

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Fernando Savater: «La educación debe formar ciudadanos, no empleados»

17 de enero de 2017/Fuente: vozpopuli.com

Anda lejos Fernando Savater de las posiciones extremas y pesimistas. Nunca las ha tenido, mucho menos ahora que toca poner manos a la obra, al menos en lo que a educación respecta. Humanista a contrarreloj –se reparte entre las columnas de prensa, el ensayo y la docencia- , Fernando Savater ha intentado rescatar tanto en sus libros como intervenciones públicas el sentido original de la palabra ciudadanía. Todo cuanto hacemos comporta un quehacer político, dice. Por eso, la importancia de la educación: porque transmite y completa ese marco. «Educar para formar ciudadanos significa también formar gobernantes. Todos los ciudadanos son gobernantes aunque deleguen en sus representantes ese poder de gobernar», asegura el filósofo y escritor vasco.

«Educar para formar ciudadanos significa también formar gobernantes. Todos los ciudadanos son gobernantes aunque deleguen en sus representantes»

Justo esta semana, cuando el congreso votó a favor de la paralización de la Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (Lomce), se inicia el largo viacrucis para conseguir un pacto general entre todas las fuerzas políticas sobre esta materia. ¿Están dispuestos a alcanzarlo y sostenerlo? Más allá sobre si son o no capaces, Savater prefiere volcarse en la idea de que están obligados a hacerlo. «Ningún chico o chica que haya nacido y comenzado a estudiar en democracia ha logrado empezar y acabar sus estudios con el mismo plan educativo«, alude Savater para ilustrar el uso de la educación como arma arrojadiza: de populares contra socialistas; padres contra profesores; alumnos contra docentes… De ahí que, a juicio de Savater, la huelga de los deberes sea un absoluto “disparate”.

Savater alude a la educación como arma arrojadiza: de populares contra socialistas; padres contra profesores; alumnos contra docentes…

Vinculado siempre a la vida pública, el filósofo escritor, periodista, profesor universitario y demás frentes intelectuales, Savater tiene una obra de más de 40 libros. Conocido por sus duras críticas contra el nacionalismo vasco y su compromiso con determinadas causas públicas –formó parte de UPyD y apoyó a Ciudadanos en las elecciones vascas- la escritura de Savater significó un punto de inflexión tanto en los lectores inexpertos como veteranos; Ética para Amador y Política para Amador dan fe de ello. Sencillo y directo, Savater conversa con Vozpópuli sobre un tema que ya levanta polémica en la legislatura que comienza: la educación.

-Avanzar en un pacto por la educación. Ujum. La LOMCE ha sufrido esta semana su primer revés en el Congreso. Y piensa quien ve esto: ¿una ley más?

-El primer problema que ha tenido España con la educación es la sucesión de leyes. Cada vez que llegaba un gobierno al poder, se promulgaba y aprobaba una ley distinta. Ningún chico o chica que haya nacido y comenzado a estudiar en democracia ha logrado empezar y acabar sus estudios con el mismo plan educativo. Esa sucesión de planes, que se han solapado unos sobre otros, no es buena porque justamente lo que necesita la educación es estabilidad.

«El primer problema que ha tenido España con la educación es la sucesión de leyes»

-Entonces, ¿esto se perpetúa o promete resultados?

-Ese pacto es necesario.  Quienes abogan por tal cosa intentan un mínimo común denominador. Pero uno que fuese respetado y compartido por partidos políticos, educadores, pedagogos, padres de familia, sindicatos. Establecer con todos ellos un punto de acuerdo, dejarlo al margen de los vaivenes políticos, dotarlos de un presupuesto suficiente y dar una cierta estabilidad. Eso es lo que no se ha conseguido y que sería bueno conseguir.

– ¿De quién es la mayor cuota de responsabilidad? ¿De la administración pública, las fuerzas políticas? ¿Hasta qué punto los padres, que ahora riñen por los deberes, han sido pasivos?

-La responsabilidad es de todos. Porque en lugar de abordarla como una preocupación pública, la educación se ha convertido en una especie de arma arrojadiza. Por eso no se ha llegado a acuerdos en casi ningún tema. Le damos una importancia retórica a la educación, pero luego no se concreta en un acuerdo o en la una capacidad real de llegar a un acuerdo y mantenerlo. La educación se utiliza hace ya mucho como un elemento para hostigar a otros, por ejemplo, en el caso de la cruzada de los padres con el tema de los deberes, que usted menciona, es una forma de enfrentarse con profesores.

«La responsabilidad es de todos. Porque la educación se ha convertido en una especie de arma arrojadiza»

-Pero si el  rendimiento escolar ya es bajo, sin deberes y por tanto sin refuerzos, podría ser mucho peor. ¿No?

-Los deberes han de ser racionales: no una carga abrumadora ni disparatada. Unos deberes que permitan que haya continuidad entre la escuela y el hogar, y no exista un divorcio. Que los deberes para completar en casa permitan a los alumnos seguir adelantando el trabajo de la escuela. No tiene sentido una separación entre lo que se hace la escuela y la casa, justamente para evitar que el niño olvide lo que ha aprendido a lo largo del día. Por eso creo que la postura de los padres de convocar una huelga de deberes es un absoluto disparate.

-Hay énfasis y apasionamiento en todos estos debates, pero falta conocimiento técnico. ¿La educación está condenada a ser objeto de una discusión catastrofista?

-Lo realmente importante es que quienes participen en las discusiones para una reforma educativa sean realmente quienes sepan de esa cuestión. Que tengan alguna vinculación con la educación, que tengan un trato con sus instituciones y cuál es la dinámica interna de los proyectos educativos. Hasta ahora, quienes han participado en la redacción de las leyes educativas desconocen su naturaleza técnica. Los que están en el parlamento lo único que de verdad saben de educación es un hecho: todo cuanto hagan en esa materia debe ser para contradecir a su oponente. Eso, claro, no ayuda. Las personas que participan en los debates técnicos, en lugar de tener preparación, han caído en manos de la retórica.

«Hasta ahora, quienes han participado en la redacción de las leyes educativas desconocen su naturaleza técnica»

-El punto es que su uso para enardecer obcecaciones ha resultado tremendamente útil en determinados sitios. En Cataluña por ejemplo.

-Uno de los temas fundamentales de la educación radica en el hecho de que tiene que incluir a todo el país. Es un asunto de incumbencia nacional. La inmersión lingüística es una barbaridad y resta posibilidades a una educación de nivel general en España. Y ocurre no sólo en Cataluña, también en Valencia, Baleares: privar a los niños de la posibilidad de estudiar en la lengua oficial. Ese es un disparate que no ocurre en otro país de Europa y si además a eso se suman los planes sobre los contenidos históricos, que están diseñados para dar gusto a las tiranías  separatistas, hablamos entonces de daños serios que se le hacen a la educación en España.

-Hace ya un par de años, usted aseguró que el modelo de alumno que promovía la LOMCE era prácticamente el de un funcionario: gente técnicamente preparada pero sin pensamiento general.

-La educación debe buscar la formación de ciudadanos, no de empleados. Personas no sólo con capacidades laborales, sino personas capaces de entender la sociedad. Educar para formar ciudadanos significa también formar gobernantes. Todos los ciudadanos son gobernantes aunque deleguen en sus representantes ese poder de gobernar  Para eso hace falta crear una sociedad capaz de comprender al otro, de persuadir de ser persuadido, de tener una actitud en la cual se comprendan y se expongan los argumentos. Además, por supuesto, se saberes fundamentales: aritmética, gramática…, asuntos que son esenciales, pero también aquellas materias que aportan un pensamiento global.

«La educación debe buscar la formación de ciudadanos, no de empleados. Personas no sólo con capacidades laborales, sino capaces de entender la sociedad»

– Cerca del 40% de los españoles dice no leer jamás. Pero eso es sólo un dato. ¿En una reforma y un pacto educativo qué es lo más urgente?

-Una cuestión está unida a la otra. La gente no lee porque no comprende. No comprende porque no ha tenido una educación orientada al razonamiento. Nada de eso puede considerarse por separado. Por eso insisto en que en estos debates de leyes y planes deben participar personas que estén en contacto con las carencia educativas, que conozcan muy de cerca qué edades tienen cuáles problemas y porqué.

-Lo que viene mal del instituto, ¿se puede corregir en la universidad?

-Aquello que no se ha obtenido en primaria y secundaria no lo dará la universidad, al contrario. Si un alumno llega a la universidad con grandes carencias, difícilmente puede asimilar las otras, porque experimenta un retraso mucho mayor.

«Una cuestión está unida a la otra. La gente no lee, porque no comprende. No comprende porque no ha tenido una educación orientada al razonamiento»

-Usted conoce el trabajo de Ciudadanos en este tema. ¿Cuáles cree que podrían ser las propuestas educativas que podrían aportar las fuerzas políticas?

-Primero, yo no  conozco cuáles son los puntos que pueda tener Ciudadanos al respecto y sobre eso mismo, tampoco puedo incurrir en lo mismo que critico. Deben de ser las fuerzas involucradas en el proceso educativo, tanto profesores, como pedagogos o padres de familia quienes deben decir eso. No cada una por su lado desperdigada, sino en conjunto. Hay una serie de temas en los que estoy seguro que se pondrán de acuerdo con los profesores que están en las aulas, quien son capaces de ver qué es lo más urgente y qué es lo que hay que plantearse más a largo plazo. No existe tal cosa como una solución mágica, hay que reunirse  para poner posiciones en común que permitan llegar a un acuerdo.

-Le voy a pedir que se moje, ¿tal y como está el percal, piensa que tal cosa como un debate y un acuerdo por la educación puede llegar a buen puerto?

-Quiero pensar que sí, porque es un tema lo suficientemente importante como para que las personas  dedicadas a ello se den cuenta de que hay que renunciar a los prejuicios y colaborar. Antes no se ha podido, pero lo cierto es que es un tema urgente e indispensable para el país, por eso quiero pensar que sabrán ponerse de acuerdo .

«Es un tema lo suficientemente importante como para que las personas dedicadas colaboren»

-Mantener a Íñigo Méndez de Vigo como Ministro de Educación planeta dos lecturas: que no habrá cambios y que tendrá que ser  bajo esa premisa que se den las negociaciones. Es decir: nada. ¿Qué piensa?

-Esta persona no ha tenido ocasión de demostrar lo que puede hacer. Llegó en un momento en el que prácticamente sólo pudo ocupar el cargo en funciones. Parece tener un carácter dialogante. No creo que tenga muchos prejuicios establecidos en es tema y puede ser un buen catalizador para reunir a su alrededor de gente que quiera llegar a acuerdos.

-Lo veo muy optimista o acaso muy diplomático.

-Del pesimismo no se saca nada. Las posiciones pesimistas sólo son verdaderamente creíbles si están acompañadas de una medida extrema como tirarse por la ventana. Si alguien cree que el mundo no tiene solución y que va a peor y se tira de un octavo piso, a ése hay que, no sé si creerle, pero al menos sí admitir que entre lo que dice y lo que piensa hay relación. En cambio  aquellos que también dicen que el mundo está mal y no tiene remedio pero se van a tomar unas gambas a la plancha, quizá no haya que creerles tanto, o al menos no son muy dignos de ser leídos. Y como yo no quiero tirarme por la ventana, prefiero no ser pesimista.

Fuente: www.vozpopuli.com/cultura/Savater-estudio-Democracia-logrado-estudios_0_973103097.html

Imagen: images.vozpopuli.com/2016/11/18/cultura/filosofo-Fernando-Savater-imagen-archivo_973112893_4554975_1020x574.jpg

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La excusa del pacto educativo.

Poco a poco se ha forjado un consenso sobre la necesidad de una reforma consensuada y duradera en la enseñanza. La idea gusta porque permite a los padres trasladar a un sistema imperfecto los propios fallos en la formación de sus hijos.

Por: Benito Arruñada.

Nuestro sistema educativo es imperfecto, pero el pacto no va a atacar sus fallos estructurales, por el simple motivo de que estos responden a una demanda ciudadana que, en el fondo, concibe la educación más como consumo o disfrute que como inversión. Si estoy en lo cierto, el pacto aumentará el gasto educativo para tener un impacto dudoso en la formación de las futuras generaciones.

Pese a lo elevado del desempleo, la queja de los empleadores sobre sus empleados más jóvenes no se centra tanto en su aptitud (que también), como en sus actitudes: en su escasa madurez y capacidad de dedicación, concentración y autocrítica. Es un caso extremo pero común e indicativo que lo primero que pida un recién contratado, sin pareja y que vive con sus padres, sea conocer la política de “conciliación” del bufete puntero al que acaba de incorporarse.

La explicación optimista es que los jóvenes desean trabajar menos para así llevar una vida más tranquila. Sospecho, en cambio, que los jóvenes no son conscientes de las consecuencias de sus decisiones. Están sobrevalorando su potencial de ingresos e infravalorando el coste de satisfacer sus deseos. Toman por ello decisiones que pronto se revelan inconsistentes: eligen carreras y empleos en los que invierten menos de lo necesario para alcanzar el nivel de vida al que aspiran.

Lo hacen porque no han sido educados para posponer la gratificación. Al menos, no en la medida en que lo exigen los empleos que les permitirían mantener el nivel de vida de sus padres. Esta incongruencia se confirma cada vez que un bachiller elige estudiar, digamos, Políticas; o cada vez que un recién licenciado actúa como si su formación hubiera concluido; o cuando opta por un empleo de poco esfuerzo y menos futuro.

Las causas y hasta la prevalencia de esta mala educación son, por supuesto, debatibles. Una hipótesis, quizá simplista pero atendible, reposa, en última instancia, en que, tras desplomarse la natalidad, muchos jóvenes han disfrutado una posición de monopolistas emocionales. Como hijos y nietos únicos, a menudo tardíos, han disfrutado de un enorme poder negociador.

La fuerza de los niños y la debilidad de los padres favorecen un “equilibrio” de normas sociales de alta permisividad y consumismo juvenil; normas que probablemente han sido arropadas, que no causadas, por las falacias pedagógicas de los años sesenta, consagradas ya en la Ley General de Educación de 1970. (Sí, mucho antes de la LOGSE). Me refiero a falacias como la visión negativa de todo castigo y competencia; la necesidad de contener el esfuerzo y educar en el disfrute; la marginación del ejercicio de la memoria y el sacrificio; el énfasis en que la responsabilidad es principalmente social y, por tanto, ajena; y la supresión de reválidas y cursos selectivos.

Normas y falacias que, por cierto, aún cautivan a nuestro establishment pedagógico, a juzgar por la propuesta de suprimir los deberes, las reformas que hacen aún más blando el bachillerato, el engaño de enseñar supuestas “competencias” en vez de conocimiento, o la resistencia a permitir a los centros concertados organizarse en libertad.

Normas y falacias que también favorecen mitos exculpatorios tan corrosivos como el de la “generación mejor preparada”; y que generan gregarismo: muchos padres, ante las dificultades que encuentran para educar a sus hijos como hubieran deseado, modifican sus valores para reducir así la disonancia con respecto a sus acciones. Por muy reales que sean, los fallos del sistema educativo representan un similar papel exculpatorio.

Llovía sobre mojado, por la fuerza que tiene en España, pese al descenso en la práctica religiosa e incluso en medios ateos que se creen progresistas, la cultura católica tradicional. Me refiero a aquella que antepone las relaciones personales a las impersonales; en especial, la protección de familia y amigos a todo imperativo social de mayor alcance. El control efectivo de la natalidad ha sido más disruptivo de las normas sociales en sociedades que, como la nuestra, son en este sentido tan culturalmente católicas. El debate sobre los niños mimados se inicia en los años ochenta del siglo pasado en Italia, un país que es aún más católico que el nuestro.

Ese trasfondo cultural también ayuda a explicar la disposición a sostener un ingente flujo de transferencias intrafamiliares. Más que Estado benefactor tenemos aquí familias benefactoras; con similar destrucción de los incentivos para invertir y producir. Quizá no sea casual que el personaje familiar más denostado haya dejado últimamente de ser la suegra, para serlo el cuñado. Un cambio natural, pues este último es ahora el principal competidor por las rentas familiares que, a menudo, es la propia suegra quien distribuye entre hijos, yernos y concuñados.

Lógico por todo ello que en las últimas décadas hayamos anticipado en versión XL dos tendencias que en otros países solo están apareciendo al envejecer losmillennials: la de los “niños trofeo” y la “generación bumerán”. Por un lado, padres y profesores hemos premiado el rendimiento de hijos y alumnos, no ya cuando alcanzaban un rendimiento estándar, sino incluso cuando este era mediocre. También hemos desprestigiado el esfuerzo y la competitividad, al fomentar el igualitarismo en la recompensa. En 2016, el porcentaje de estudiantes que superó las pruebas de Selectividad fue del 97%, y eso tras sonoras quejas por lo duro de algunos exámenes.

Como mucho, los jóvenes mejor educados lo han sido en que basta con esforzarse. Se asombran al ser evaluados en función de sus resultados. Es común que el graduado recién contratado rompa a llorar al recibir la primera censura de su jefe. Nadie le ha enseñado a asumir la crítica hacia su trabajo. Muchos incluso están acostumbrados a que las reglas sean flexibles y su incumplimiento negociable, cuando no evitable con solo pedir perdón. Da el tono aquella madre que hace meses regañaba a una anciana porque esta, malherida, se quejaba de que su hijo la había atropellado con el patinete: “Señora, no se queje. ¿No ve que el niño ya le ha pedido perdón?”.

Por otro lado, tenemos también la versión límite de la generación bumerán: si en EE UU algunos hijos retornan a casa tras la universidad, muchos en España nunca la abandonan. El asunto alcanza tintes cómicos cuando, tras empezar a trabajar, alguno de estos jóvenes sigue viviendo con sus padres sin contribuir al presupuesto familiar ni realizar tarea doméstica alguna.

Ojalá haya aquí exceso de pesimismo; pero, en la medida en que esta hipótesis de mala educación familiar se ajuste a la realidad, es probable que las reformas educativas consensuables no solo se queden en la superficie, sino que escondan e incluso magnifiquen el problema. Por supuesto que otras reformas sí podrían restaurar un equilibrio social productivo, aquel en el que la educación fuera inversión y dejara de ser solo consumo. No obstante, ¿cree usted que es ese el verdadero deseo de la mayoría de padres?

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/09/06/opinion/1473186490_294361.html

Imagen:

 http://content-thumbnail.cxpublic.com/content/dominantthumbnail/7ccb546165bd9baf6e526e4bef86869760cf65da.jpg?57db0208

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Liceales uruguayos tienen casi cinco años de retraso educativo

América del Sur/Uruguay/28 de Agosto de 2016/Fuente: El País

Los liceales uruguayos tienen un retraso en su nivel educativo de cinco años con respecto a los alumnos de Shanghai o Singapur, que son los mejores del mundo de acuerdo a las pruebas PISA. Con respecto al promedio de la OCDE, la diferencia de escolaridad es de dos años.

Un reciente estudio sobre la educación en América Latina, señala que en base a los resultados de las últimas pruebas PISA (2012), hay un año de escolaridad cada 41 puntos de diferencia entre un país y otro. «La diferencia entre el puntaje de los países de América Latina y el de Shanghai, China (el líder del ranking), equivale a cinco años de escolaridad. En efecto, en Pisa 2012 todos los países latinoamericanos se desempeñaron entre los veinte con los peores resultados en matemática, lectura y ciencia, de los 65 que participaron en la prueba», sostiene el trabajo.

Los alumnos chinos de Shanghai obtuvieron 613 puntos, mientras que los liceales uruguayos alcanzaron un promedio de 409 puntos. Esto hace 204 puntos de diferencia, equivalentes a casi cinco años de escolaridad. Es decir, un alumno uruguayo de 17 años alcanza un nivel de aprendizaje equivalente al de un estudiante chino de 12.

«Las pruebas internacionales revelan que América Latina se está quedando atrás», sostiene el informe Construyendo una educación de calidad: un pacto con el futuro de América Latina, de la organización Diálogo Interamericano, presentado esta semana en la sede argentina de Organización de Estados Iberoamericanos.

El documento está firmado por los expresidentes Ricardo Lagos (Chile) y Ernesto Zedillo (México), y exministros de Educación o actores relevante del área.

«En matemática, por ejemplo, el alumno promedio de la región está más de dos años de escolaridad detrás del alumno promedio de la OCDE», especifica el documento.

También revela que en cada país hay más de dos años de diferencia de escolaridad entre los alumnos más pobres y los más ricos. Por ejemplo, en el caso de Uruguay, la brecha es de 2,6 años de escolaridad a favor del 25% más rico de los alumnos que participaron de las Pruebas Pisa.

Por otra parte, en un país promedio de la OCDE el 12% de los estudiantes alcanza los niveles más altos de desempeño de la prueba, que implican el uso de pensamiento crítico y evidencia en ciencias, matemática y lectura, mientras que en Chile y Uruguay (los países con mejor desempeño en la región) menos del 2% alcanza esos niveles destacados.

Debate.

El documento que supera las 200 páginas, propone alternativas para mejorar el rendimiento educativo de la región. Considera que los sistemas educativos en América Latina «se enfocaron principalmente en el conocimiento académico, que otorga más importancia al dominio de los contenidos que a cómo se procesa e integra ese conocimiento adquirido».

Explica que para potenciar competencias cognitivas no tradicionales, los sistemas educativos deben poner el foco en los procesos del pensamiento en contraste con los productos del pensamiento.

«El aprendizaje basado en la realización de proyectos y la resolución de problemas sobre materiales nuevos y complejos puede fomentar el desarrollo de estas competencias», indica.

A modo de ejemplo detalla casos en Singapur y Japón, que son los países con los mejores puntajes promedio en la sección de resolución de problemas en PISA.

«En Singapur, tanto el currículo como las evaluaciones se revisaron en 1997 para darle mayor importancia a habilidades de pensamiento de orden superior y resolución de problemas. La incorporación de estas habilidades se lleva a cabo de forma independiente en cada una de las disciplinas (ciencias, ciencias sociales y matemática)», explica.

Por ejemplo, el currículo de ciencias se basa en la investigación científica, lo que permite que los estudiantes se involucren con un problema científico, recolecten e interpreten evidencia y hagan inferencias. En ciencias sociales, se busca perseguir una mentalidad de cuestionamiento, que involucra la revisión de evidencia para fundamentar puntos de vista, mientras que en matemática se pide a los estudiantes aplicar modelos matemáticos a situaciones reales.

En Japón, en tanto, se llevó a cabo una reforma curricular en la década de 1990 para reducir el contenido curricular y abrir más espacio para profundizar en el aprendizaje. En esta reforma se implementó un nuevo curso llamado Aprendizaje integrado, basado en proyectos para entender problemas complejos, como el bienestar social, la salud, los problemas ambientales o internacionales. Este curso busca que la experimentación y la observación permitan que los estudiantes descubran múltiples soluciones a problemas con distintas aristas.

Evaluación.

El trabajo observa que «en general las evaluaciones internacionales proporcionan gran cantidad de información que no se utiliza lo suficiente» y destaca que los datos pueden ser muy útiles para realizar análisis profundos de los factores contextuales que explican los resultados, o para comparar con rigor el desempeño de un país con el de los sistemas educativos de todo el mundo. Esta información es muy útil a la hora de diseñar e implementar reformas de política o mejoras específicas en los sistemas educativos».

El documento destaca que en Uruguay se haya creado el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), lo que entiende en el marco de un «afianzamiento muy evidente en los sistemas de evaluación educativa de América Latina en la última década».

Fuente: http://www.elpais.com.uy/informacion/liceales-uruguayos-casi-cinco-anos.html

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Internet Usage and Educational Outcomes Among 15-Year-Old Australian Students

Australia/19 de agosto de 2016/e-learning-teleformacion.blogspot.com

Hoy traemos a este espacio para la lectura el estudio titulado «Internet Usage and Educational Outcomes Among 15-Year-Old Australian Students» del profesor ALBERTO POSSO de la  Royal Melbourne Institute of Technology, Australia, publicado en el International Journal of Communication 10(2016), 3851–3876Este economista, nos presenta el paper así: Children in rich countries are using the Internet for social networking and gaming at very high rates, particularly in Australia.

Resumen:

Este estudio se ocupa de si estas actividades afectan el rendimiento escolar en matemáticas , lectura y ciencias mediante la Organización para la Cooperación Económica y el Programa 2012 de Desarrollo de conjunto de datos de evaluación internacional de estudiantes . Los resultados sugieren que el uso de redes sociales en línea reduce el rendimiento académico. Por el contrario, jugar juegos en línea aumenta puntuaciones. Se argumenta que aunque ambas actividades se asocian con un alto costo de oportunidad de estudio, videojuegos potencialmente permiten a los estudiantes aplicar y afinar las habilidades aprendidas en la escuela . Faltar a la escuela, a falta de un año académico en el pasado  y de ser indígenas también son importantes predictores de bajo rendimiento.

This study addresses whether these activities affect educational achievement in mathematics, reading, and science using the Organization for Economic Cooperation and Development’s 2012 Program for International Student Assessment data set. The results suggest that using online social networks reduces academic achievement. Conversely, playing online games increases scores. It is argued that although both activities are associated with a high opportunity cost of study, video games potentially allow students to apply and sharpen skills learned in school. Skipping school, failing an academic year in the past, and being indigenous are also important predictors of underachievement. It is suggested that monitoring, counseling, and tutoring students who are at risk of failure may useful. Keywords: educational attainment, Internet use, online gaming, social networks, Australia

Para leer la investigación entrar en: [ slideshare vía International Journal of Communication ]

Tomado de: http://e-learning-teleformacion.blogspot.com/2016/08/internet-usage-and-educational-outcomes.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+E-learningConocimientoEnRed+%28e-learning%2C+conocimiento+en+red%29

Imagen: https://www.google.com/search?q=Internet+Usage+and+Educational+Outcomes+Among+15-Year-Old+Australian+Students&espv=2&biw=1366&bih=667&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiZt-a708vOAhWCpR4KHSflA9UQ_AUIBygC#imgdii=GbVPvWl9XRhjbM%3A%3BGbVPvWl9XRhjbM%3A%3BxPlnO5rB2UfhRM%3A&imgrc=GbVPvWl9XRhjbM%3A

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La tarea es sin tareas o el alma del sistema educacional está enferma.

América del sur/Chile/Fuente:http://www.elmostrador.cl/

Por : Denise Astete Jorquera.

Desde hace algunas semanas, un nuevo movimiento social llamado “La tarea es sin tareas”, que aboga por disminuir y cambiar el sentido de los deberes escolares enviados por los colegios a las casas de los niños, ha aparecido con fuerza en la escena nacional, reclutando a más de 80 mil miembros en su página de Facebook, logrando reportajes y entrevistas en diversos medios de prensa y obteniendo una rápida aprobación del Senado para la idea de legislar acerca del tema.

Y ante este fenómeno social, yo quisiera expresar mis esperanzas.

Esperanzas de que sea solo el comienzo de muchos más cuestionamientos sociales respecto de cómo se hacen las cosas en nuestra educación escolar. Pero, no cuestionamientos acerca de lo que ya todos sabemos que es cuestionable –como los temas de financiamiento, administración de los colegios, la formación y carrera docente, planes y programas, etc.–, temas más estructurales (de forma, para mi gusto) que se cruzan eternamente con factores políticos y económicos que suelen permanecer muy lejos de la ciudadanía.

No, no hablo de que nos cuestionemos una vez más esos temas. Hablo de la posibilidad de que nosotros, los padres y madres comunes y corrientes, comencemos a cuestionarnos los temas de fondo de nuestro actual sistema escolar: es decir, el “para qué”, el “por qué” y el “cómo” queremos que nuestros hijos sean escolarizados (y si es que queremos que lo sean).

Porque, esta demanda ciudadana que pone en tela de juicio a las tareas escolares puede parecer muy sencilla y superficial, a la sombra de los otros “grandes temas” de la Educación de hoy en día; sin embargo, si lo analizamos un poco más allá, es una demanda que encierra, tras de sí, una serie de elementos de fondo y que podría abrir la puerta a varios puntos fundamentales más, totalmente necesarios de discutir, si queremos empezar a apuntar de verdad hacia una educación digna y de calidad.

Por ejemplo: ¿es necesario que nuestros hijos asistan a clases durante la gran cantidad de horas y días en que lo hacen?, ¿quién dijo que eran necesarias 7-8 horas, 5 días a la semana, de asistencia escolar o, incluso, preescolar?, ¿hay realmente una razón pedagógica para eso?, ¿o es que los colegios y jardines en realidad cumplen la función de grandes guarderías para que los padres y madres puedan trabajar y producir más para el sistema, recordándonos los orígenes históricos del actual modelo de escuela? (el que se creó en los inicios de la era industrial, al alero de las fábricas, justamente para que las madres tuvieran dónde dejar a sus hijos y, así, pudieran trabajar en ellas; y donde, además, los niños eran “capacitados” para seguir los pasos de sus padres, aprender sus oficios y asegurar posterior mano de obra calificada, comprometida y barata para esas mismas empresas… ¿no es esto lo mismo que sucede hoy?).

Por otro lado, con toda la evidencia científica que hoy tenemos respecto de los procesos de desarrollo infantil, aprendizaje y aportes de las neurociencias… ¿por qué seguimos queriendo tener niños encerrados por horas en una sala de clases, quietos (¡a veces hasta sin poder ir al baño!), en silencio y mirando a un pizarrón lleno de contenidos poco significativos?

Cuando se implementó la Jornada Escolar Completa, se argumentó que los niños harían deportes, actividades artísticas y recreativas, además de incluir tiempo para las tareas y reforzamientos y que estos no recayeran en los hogares. Bueno, nada de esto se ha cumplido. Pero sí los padres y madres trabajamos cada vez más horas, “tranquilos” de que nuestros hijos están siendo “cuidados e instruidos” en horarios similares a los nuestros.

¿Es necesaria la enorme cantidad de contenidos académicos entregados memorísticamente y sin sentido a los estudiantes, cuando la actual sociedad de la información hace rato que está dejando atrás la importancia de la acumulación de conocimientos?, ¿no sabemos, acaso, que en el futuro primarán la adquisición de habilidades y competencias de otro tipo, como la curiosidad y la capacidad de aprender cosas nuevas, las habilidades comunicativas, la cooperatividad y el trabajo en equipo, la flexibilidad, el autoconocimiento, entre muchas otras?, ¿en qué parte del actual modelo educativo escolar estamos dando espacio para estas habilidades?

Por otro lado, con toda la evidencia científica que hoy tenemos respecto de los procesos de desarrollo infantil, aprendizaje y aportes de las neurociencias… ¿por qué seguimos queriendo tener niños encerrados por horas en una sala de clases, quietos (¡a veces hasta sin poder ir al baño!), en silencio y mirando a un pizarrón lleno de contenidos poco significativos?, ¿por qué seguimos enseñando y evaluando a todos los niños del mismo modo, con las mismas estrategias y métodos, sabiendo que cada niño aprende y aprehende el mundo de distintas maneras?, ¿por qué señalamos, problematizamos, culpamos, medicamos o excluimos a los niños que no se adaptan a este modelo, cuando es el modelo el obsoleto y antinatural?

¿Es necesario que la educación escolar reproduzca ciertas lógicas de la sociedad que son consecuencia del sistema productivo imperante, aun con niños de corta edad? Por ejemplo, las evaluaciones cuantitativas de desempeño y los consiguientes premios, castigos y presión social asociados al rendimiento académico, además de la competencia, el exitismo y el estrés que esto origina en niños, padres y profesores, ¿son necesarias para el aprendizaje y el buen desarrollo de un niño?

El excesivo énfasis en el “rendimiento” de los niños, nos ha llevado a locuras como cuando se exige que infantes de 5 años ya sepan leer (sabiendo que la estructura cerebral de los niños está completamente preparada para la lectoescritura recién a los 7 años); o cuando niños de 3-4 años son “entrenados” por profesores particulares para ser “bien evaluados” y aceptados en los “colegios top”, que son los que más les exigirán y “estrujarán” su capacidad de rendimiento (no de aprendizaje) y así, supuestamente, convertirlos en “estudiantes top” y en futuros “adultos top”.

Como si no supiéramos ya que en este país la educación formal y el conocimiento no aseguran movilidad social ni éxito laboral (ni mucho menos felicidad). Y aunque así fuera… ¿este es un asunto que debería preocuparnos a los padres de niños de 3 años, que solo deberían estar ocupados jugando, imaginando, creando, sintiendo… es decir, simplemente siendo niños?

¿Queremos que nuestros hijos crezcan preocupados por esa incesante necesidad de rendir y de ser “exitosos” según cánones impuestos por un sistema despiadado y destructivo, que a los adultos nos está quitando la salud, el tiempo libre, la vida en familia y comunitaria, la autoconciencia y la calidad de vida, en general y que, de paso, ha llevado a la humanidad a desastres humanitarios y ecológicos permanentes? ¿Eso queremos también para nuestros hijos?

Mi esperanza, entonces, es que los padres y madres que estamos educando hoy en día, comencemos a hacernos estas y otras muchas preguntas más, y comencemos a plantearnos el deseo y la posibilidad de cambiar los destinos educativos de nuestros hijos.

Hoy en día, muchos educadores y padres ya lo estamos haciendo, lo que ha motivado un creciente interés por alternativas educativas diferentes, que cada vez demuestran más sintonía con los nuevos descubrimientos en educación (no sería la primera vez que la ciencia llega tarde a respaldar antiguos postulados de algunos sabios precursores); de este modo, Escuelas Libres o experimentales y proyectos educativos basados en pedagogías Montessori, Pickler, Freinet, Waldorf, entre otras, han comenzado a proliferar en nuestro país.

Y aunque, lamentablemente, aun son iniciativas al alcance de unos pocos, también es muy frecuente que aunque los padres tengan la posibilidad, muchos de ellos se atemoricen de alejar a sus hijos del “establishment” predominante, y sigan optando por colegios tradicionales que “aseguren” el futuro éxito de sus pequeños y la prolongación del sistema. Y de esa forma, esas valiosas alternativas seguirán quedando relegadas a ciertas minorías, en vez de transformarse en verdaderas opciones para muchos más niños y familias, y para la sociedad entera.

Yo invito a los padres y madres a investigar, informarse, cuestionar y, sobre todo, ponerse una mano en el corazón por sus hijos, y por la experiencia educativa que día a día ellos y ellas deberán enfrentar, a causa de nuestras decisiones. No quisiera tener que seguir atendiendo en mi consulta a tantos niños sufrientes y estresados por causa de un sistema educativo que les roba la niñez.

Y por eso espero que el cuestionamiento social por las tareas escolares para la casa, sea solo el comienzo de muchos provechosos cuestionamientos más, que abran nuevas posibilidades para una educación digna, de calidad y –por qué no– también feliz, para los niños y niñas de nuestro país.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/07/27/la-tarea-es-sin-tareas-o-el-alma-del-sistema-educacional-esta-enferma/

Imagen: http://www.elmostrador.cl/media/2016/07/5576e1b519bd5_816x544_816x544.jpg

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