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Etiopía bloquea redes sociales para evitar distracción de estudiantes

Etiopia/14 julio 2016/Fuente: Prensa Latina

Facebook, Twitter, Instagram y Viber fueron bloqueadas en todo el país para que los educandos se concentren en la preparación de sus exámenes de ingreso a las universidades, refirió el portavoz oficial etíope, Getachew Reda.

La medida se extenderá hasta mañana, precisó el vocero.

Esta acción de bloquear las populares redes sociales tiene lugar luego de la publicación on line de los exámenses de admisión a la educación superior.

Etiopía fue uno de los primeros países africanos en censurar los blogs de Internet y sitios web de derechos humanos con frecuencia se bloquean, publicó la revista Asuntos del Cuerno de África, que circula en la comunidad Oromo, el mayor grupo étnico de Etiopía y representa una tercera parte de los 95 millones de habitantes de este país.

El pasado mes de mayo los exámenes de admisión universitarios fueron cancelados tras una publicación fraudulenta en las redes sociales, según estimó en la ocasión el gobierno etíope.

La semana pasada, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución que clasifica a la censura de la Internet como una violación de los derechos humanos, Etiopía fue una de las naciones que votó en contra de esa Resolución, no vinculante.

Fuente noticia: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=5057021&Itemid=1

Fuente imagen: http://1.bp.blogspot.com/-WmX60kjk7Ew/Vf4pQpWqF2I/AAAAAAAAEq0/mH-3DTmIQ28/s1600/redes-sociales.png

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España: El PP presenta un resumen de su programa para abrir la negociación de investidura

 Rajoy lima asperezas con Ciudadanos con la propuesta de un pacto educativo estatal

Mariano Rajoy ha presentado un resumen del programa electoral del PP con el que pretende atraer apoyos a su investidura y que, salvo un par de gestos hacia Ciudadanos, no contiene novedades significativas respecto a sus compromisos del 20-D y del 26-J. Rajoy busca el acercamiento a Albert Rivera abogando por un acuerdo nacional por la educación y con guiños al contrato único, una de las propuestas estrella de Ciudadanos. El PP no contempla una reforma constitucional como solución a la crisis política e institucional en Cataluña.

La propuesta para un Gobierno «moderado», «sólido» y «estable» los próximos cuatro años que el presidente en funciones ha entregado en persona a Pedro Sánchez y el PP ha remitido al resto de partidos representados en el Congreso —salvo a Bildu— es un recopilatorio de buenas intenciones que se abordan de forma genérica y con las que difícilmente cualquier partido podría estar en contra, como la mejora del sistema sanitario y el mantenimiento de las pensiones. No obstante, sí incluye algunas señales destinadas a Ciudadanos.

SIN CAMBIOS EN LA CONSTITUCIÓN

El documento programático que el PP ha presentado no contempla una reforma de la Constitución. El PSOE cree que es necesario para alcanzar una solución a la crisis política e institucional que atraviesa Cataluña, y que pasaría por un Estado federal.

El PP fija una postura sin matices y sobre la que no negociaría: “Rechazaremos cualquier proyecto soberanista al margen de los principios de unidad y soberanía nacional”. Tampoco contempla “cualquier intento de consulta o referéndum contraria al ordenamiento constitucional y jurídico, dirigido a sustraer la voluntad soberana del pueblo español”.

La referencia a la cuestión catalana es indirecta, con el compromiso del PP a promover «un marco de entendimiento con las fuerzas políticas constitucionalistas a la hora de dar respuesta a los retos que plantee el debate territorial».

El PP contempla un pacto nacional por la educación, un tema indispensable para conseguir el apoyo de Ciudadanos. Albert Rivera ya trasladó durante la campaña electoral previa al 26-J que solo facilitaría un Ejecutivo con la condición «sine qua non» de que se aprobase un pacto educativo. El líder de Ciudadanos hizo hincapié durante un acto en Córdoba a principios de junio que era un requisito innegociable para quien quisiera formar «un Gobierno estable» sustentado por su partido. El PP defiende que el documento, un compendio de su programa electoral, «constituye la base sobre la que se puede acordar un punto de negociación con otros grupos políticos»  y reitera que «está abierto a la negociación, al debate y al diálogo». La propuesta popular consta de 55 páginas y su formato no permite una búsqueda directa, lo que dificulta su análisis.

El PP defiende que el acuerdo nacional que plantea serviría para «la mejora de la calidad del sistema y de los resultados educativos». El documento contempla una educación inclusiva «que atienda a todos los alumnos con necesidades específicas» de apoyo educativo. También el incremento de las becas al estudio —que, según la propuesta del PP, se encuentran «ya en máximos históricos»— o de las plazas de FP dual hasta llegar a 100.000, obviando que el gasto educativo ha descendido 8.920 millones de euros entre 2009 y 2013 y se ha retrotraído a niveles de hace 25 años.

La iniciativa del PP incluye un pacto por el crecimiento y el empleo que respete el cumplimiento de la senda de estabilidad presupuestaria «haciendo uso de la flexibilidad que permite la normativa europea». Rajoy subraya el «compromiso» con la UE de adecuar los ingresos a los gastos «atendiendo al contexto de la situación fiscal y financiera». El presidente en funciones se acercaría así a la postura del PSOE o Ciudadanos, partidarios de negociar con Bruselas la relación del cumplimiento de los objetivos de déficit. Y más después del reciente incumplimiento de España, que rebasó en 8.000 millones de euros el tope fijado para 2015 —el Gobierno bajó los impuestos antes de las elecciones del 20-D— y se arriesga a una multa de hasta 2.000 millones. La UE ha dado un año extra para cumplir con el 3% del PIB de déficit.

La creación de medio millón de empleos anuales, hasta alcanzar los 20 millones de ocupados en 2020, es uno de los puntales del resumen del programa del PP. Para favorecer la contratación indefinida, el PP plantea la creación de un fondo de capitalización para los trabajadores, «al estilo del sistema austriaco», que supone otro gesto hacia Ciudadanos. Rivera afrontó las elecciones generales de diciembre apostando por el contrato único indefinido con indemnización creciente proporcional a la antigüedad en la empresa. Contaría con un complemento salarial anual garantizado que asegure «que todos reciben un salario digno y que no les desincentiva para trabajar», según el programa electoral de Ciudadanos. El partido ya contemplaba por entonces la mochila austríaca: la empresa aportaría  un 1% del salario del trabajador a una cuenta del empleado. De esta forma se abarataría la indemnización por despido, ya que el trabajador recibiría el dinero en caso de ser despedido. En caso de cambiar de trabajo, se lo llevaría. Otra ventaja del modelo austriaco es que los jubilados también lo pueden ejecutar como plan de ahorro.

Otro de los aspectos más reseñables que contiene, dentro de sus pocas novedades, es la revisión del modelo de financiación autonómica, en vigor desde 2009 —entonces gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE)—, y que, pese a las peticiones compartidas por todas las comunidades autónomas, independientemente de su signo político, el Ejecutivo de Rajoy no ha actualizado, pese a que está obsoleto desde 2014. Otro compromiso es «garantizar» unas pensiones «sostenibles», justo cuando el Gobierno ha retirado 8.700 millones del Fondo de Reserva para pagar las pensiones y la paga extra de julio. Solo quedan 25.176 millones de euros ahorrados de los 66.815 que Zapatero dejó en 2011.

El PP ofrece una reforma de las Administraciones Públicas y aumentar los «esfuerzos» en la lucha contra el fraude fiscal, para lo que es preciso «aumentar los recursos y capacidades» de la Agencia Tributaria. En esta línea, aboga por el fortalecimiento de la calidad de la democracia y la lucha contra la corrupción con el desarrollo de la Ley de Transparencia o la «mejora de la respuesta penal» a los casos de corrupción. En la senda del código ético que aplica el PSOE, todos los altos cargos encausados por un delito de corrupción «cesarán en su puesto cuando se les abra juicio oral». La apertura de juicio oral también sería motivo «de inelegibilidad».

También se mantiene la intención de reducir los aforamientos de los cargos electos. Un compromiso que contrasta con la permanencia, por ejemplo, de Rita Barberá, como suplente en la diputación permanente del Senado, lo que en la práctica le ha servido para mantener el estatus de aforada. El PP ya incluyó en su programa electoral para el 20-D el “compromiso de reducir los aforamientos” y “limitar” la competencia de los tribunales superiores para juzgar a cargos públicos.

El documento programático del PP establece el «compromiso de respetar la costumbre de que solo forme gobierno la opción más votada». Una reclamación que Génova viene realizando desde hace meses, dada la condición del PP de único partido «que ha mejorado en porcentaje de votos y en escaños», como ha recordado hoy Rajoy. El planteamiento del PP conlleva, de forma implícita, la aceptación de sus dificultades para cerrar acuerdos con otras fuerzas políticas, señalan desde el PSOE. De hecho, contempla una reforma electoral «para que gobierne la lista más votada en el ámbito municipal». Otro gesto, que se produce dos semanas después del 26-J, es mejorar «el procedimiento actual» para favorecer la participación electoral de los españoles residentes en el exterior (voto CERA).

Dos semanas después del Brexit, el PP aboga en el documento que ha presentado por el «compromiso» con el proyecto europeo «y su consolidación». Para ello propone una «mayor integración» de los países que forman el euro y una UE «más próspera, con los ciudadanos como protagonistas», en respuesta al auge de los populismos y nacionalismos consecuencia de la aplicación de unas recetas demasiado austeras como remedio a la crisis.

Tomado de: http://politica.elpais.com/politica/2016/07/13/actualidad/1468412772_418338.html

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De La Evaluación Del Estudiante A La Evaluación Del Docente

Autor: José Eduardo Hermoso Q.

Corría el año 2010 en Venezuela, El Ministerio del Poder Popular para la Educación se encontraba en transformaciones necesarias y profundas al aparato educativo venezolano, esta políticas estaban siendo tomadas por las instituciones educativas en concordancia con la nueva ley orgánica de educación del 2009, para ese entonces, se estaba estableciendo relaciones estrecha con los consejos comunales y la comunidad educativa, a tal punto que, las instituciones educativas estaban encaminadas hacia una democratización de sus autoridades, un reflejo de esto fue, las elecciones de todos los cargos directivos en todos los liceos y centros educativos, con la concurrencia de los padres y representantes, los estudiantes, los docentes, el personal administrativo y obrero, en votos paritario, es decir, en igualdad de condición. Esta oportunidad me llevo a ser elegido, con más del 85% de los votos, coordinador del Departamento de Evaluación en el liceo donde yo trabajaba,para ese momento, no contaba con experiencia, ya que era mi primer cargo gerencia, pasé de ser docente de aula a ser coordinador de un departamento, pasando por encima de la experiencia que tenían muchos compañeros docente que también eran candidatos para el mismo cargo, pero no solo eso, sino que la gran mayoría de los ganadores en las votaciones eran profesores, que desde mi punto de vista, rompían con lo tradicional y no tenían experiencias previas en los cargos, esto nos obligó a analizar el porqué de nuestro triunfo, y era muy simple, la comunidad en general solicitaba un transformación de lo tradiciones a lo revolucionario.
En ese entonces, se efectúan los cambios curriculares que entre sus virtudes destacaban la sustitución de los objetivos por contenidos educativas, al igual que las materias se transformaron en componentes y permitía, no solo, poner en práctica la interdisciplinaridad, sino acariciar la transdisciplinariedad, se aumentaron las horas de clases a 4 horas académicas (3 horas) por materia al día, dos materias diarias, lo que permitía un mayor contacto con el estudiante, esto  conllevó a que nuestro estudiante tuviese una mayor oportunidad de aprobar las materias, ya que se evaluaba el hacer, conocer y convivir de él, al igual aumentaron las posibilidades de aprobar al implementar el artículo 112 de dicha ley, donde el estudiantes tenía que ser evaluado tantas veces como fuese necesario para aprobar un contenido, dándole una corresponsabilidad al docente del triunfo o fracaso de los contenidos aplicados y evaluados. De igual misma forma la Zona Educativa del estado Aragua saca lo que denominó “La agenda Bolivariana”, que orientaban la enseñanza hacia estos pasos importantes en educación. .
En este panorama, tomé posesión del Departamento de Evaluación, donde, la gran mayoría de los docentes de la institución, se resistían a los cambio y tenían concepciones ortodoxas de la educación y por consiguiente de la evaluación, a tal punto que, en una oportunidad algunos profesores de ciencias, decidieron no aplicar las evaluaciones remediales (articulo 112), ya que ellos alegaban que el estudiante que reprobó no sabina nada y que ellos estaban perdiendo el tiempo porque igualmente iban a salir aplazados. El problema era que estos profesores redactarían una evaluación con la finalidad de aplazar al estudiante y no para medir sus verdaderos conocimientos. Este problema hizo que pensará en una solución muy ingeniosa: le pedí al profesor de matemática que redactara la evaluación de su materia, que yo se la aplicaría al estudiante, esta misma propuesta se la hice al profesor de física, paso siguiente,  sin que ellos supiesen, le pedí al profesor de matemática que por favor resolviera la evaluación de física para constatar que estaba bien formulados los problemas, de igual forma hice con el profesor de física y la prueba de matemática, al día siguiente le devolví la prueba de matemática al profesor de matemática y la prueba de física al profesor de física, para que la corrigieran, ocultándoles que lo había resuelto un profesor y diciéndoles, por el contrario que lo había resulto el estudiante que tenía la materia aplazada. Pues el resultado era de esperarse, el profesor de matemática reprobó al profesor de física y el profesor de física reprobó al profesor de matemática, acto seguido, los llame a la oficina y les pedí, sin mostrarles la prueba, que argumentaran porque había salido aplazado el estudiante. Cada uno empezó a argumentar, desde su punto de vista, que el supuesto estudiante no debía aprobar, que no sabía nada de su materia y que no había estudiado para la prueba, incluso el profesor de matemáticas alegó que el estudiante no sabía ni multiplicar, después de esto, saque las pruebas de la gaveta y se las dí a cada quién diciéndoles, ustedes reconocen esas letras, vean cuanto saco cada uno en la materia del otro, se hizo un silencio, un profundo silencio, ambos se vieron y me vieron a mí, entonces uno dijo “no entiendo”, en ese momento aproveche las circunstancias y les expliqué el experimentos, diciéndoles al final que ambas evaluaciones estaban diseñadas para que no fuese aprobada por el estudiante, ya que, las notas estaban influidas por la percepción que tenían del estudiante, es decir, ya el alumno estaba etiquetado de que no iba a aprobar, porque ellos habían programado en su mente, ver cualquier error que cometiera el estudiante para quitarle la mayor cantidad de punto, es por eso que ambos salieron reprobados, porque ambos pensaban que el otro era el estudiante, una vez dicho esto, les prometí que nadie en la institución se enteraría de lo sucedido si ambos reflexionaban sobre su actuación. A partir de este momento empezaron unos pequeños cambios en ambos profesores, pero sobre todo, se dieron cuenta de la necesidad de cambiar los métodos tradiciones de evaluación y sus concepciones educativas.

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¡Socorro! No sé qué estudiar

Autor: Gonzalo Chávez

Recomiendo leer este artículo a cuatro ojos, preferentemente padres e hijos. En ciertos periodos del año debo desarrollar ciertas habilidades de psicoanalista. Con frecuencia recibo amigos y padres de familia, con sus respectivos retoños, en búsqueda de orientación profesional. Me tomo muy en serio estas reuniones, pero infaliblemente, el mozalbete o la joven no están de acuerdo con que sus padres lo lleven a la universidad a hablar con un profesor sobre el tema, por lo que me ven como a un zombi entrometido.
Generalmente, los progenitores están genuinamente preocupados, porque el susodicho no quiere nada con nada, y está embarcado en formar una banda de rock pesado rumano o ha abrazado, fervorosamente, el movimiento de defensa de las abejas mozambicanas hermafroditas en peligro inminente de extinción. Por supuesto que el buen padre desea que el muchacho(a) sea un licenciado exitoso de bien planchado terno.
Indefectiblemente, los encuentros comienzan con un volapié sin anestesia. “Mi hija(o) está perdida. No sabe qué va a estudiar”. Obviamente, el hielo del ambiente se hace pedazos, pero lo peor aún está por venir y encenderá un feroz invierno en la miranda del joven, con la siguiente afirmación: “Más aún, este chico, no sabe qué va a hacer de su vida”. Por supuesto, el adolescente, con lo poco que le queda de niñez e imaginación, inmediatamente proyecta su vida, y se ve debajo de un puente municipal en ruinas tirado en el canal del olvido, devorado por gigantes moscas extraterrestres y me mira, nublado por la vergüenza, en busca de salvación. Pues ahora bien, vestido de súper héroe instantáneo, me lanzo al rescate y exclamo con los brazos en alto: ¡Gracias al bendito cielo que su hijo no tiene la más remota idea de lo que va a estudiar!. Si a los 18 años él supiera, con claridad meridiana, que va a hacer el resto de su vida, a mí me preocuparía muchísimo. Siempre respondo que la duda es un signo de salud mental en todas las etapas de la vida, pero sobre todo en la juventud. Sin embargo, ahora son los padres los que me ven no solo como a un zombi metiche, sino como a un zombi asesino nazi y depredador de futuros luminosos. Pero pasada la tormenta, comparto mi experiencia de más de 25 años de profesor y escribidor de domingo, como lo hago hoy con Usted amable lector.
Genuinamente, ofrendaría mi libro más querido de macroeconomía y mis discos de vinilo de Emerson, Lake and Palmer, para volver a sentir la sensación, de enorme libertad y sano miedo, que se produce cuando uno da el primer paso para elegir una carrera. Comenzar una profesión es una aventura maravillosa. Es un ejercicio de chocolate sublime de pasión. Confieso sin ningún rubor que descubrir una vocación no es una tarea sencilla. Uno no despierta un bello día de invierno y descubre que quiere ser economista, médico, abogado, ingeniero, administrador, antropólogo, ingeniero financiero o profesional de los negocios internacionales. Un primer buen paso es saber, que es solo que uno nunca sería, en mi caso, ni en mi tercera reencarnación me dedicaría a la medicina. Conozco gente que ni el día del huiro sería economista.
Segundo, es un mito el amor a primera vista con la carrera, más bien, conocida el área general, ciencias sociales en mi caso, más bien es un enamoramiento lento, saboreando cada materia cursada y a veces odiando, con la misma intensidad, al profesor y a la materia de Cuentas Nacionales. Ciertamente, son años de estudio sembrado de dudas e inseguridades. Es, como aprender a tomar buen vino, sorbo a sorbo, degustando todos los recovecos del tinto, hasta descubrir que si uno vino al mundo y no toma vino, ¿a qué vino?
Por lo tanto, una pasión profesional es construida en dosis homeopáticas. Digo más, creo que uno no es economista, administrador o sociólogo cuando termina su curso. En realidad, se “está” economista o ingeniero en cuanto uno mantiene la llama de la indignación intacta frente a los problemas de nuestra sociedad, y cultiva el virus de la inquietud intelectual buscando una constante actualización e innovación en la profesión. Pero sobre todo, se “está” economista o médico si uno “ama de pasión” el trabajo que hace. Lo mismo debe ocurrir para otras profesiones.
Tercero, a una temprana edad, las dudas son buenas y se van disipando, poco a poco, con información y experimentación. No se disuelven con una charla con su seguro servidor, siempre encantado de recibirlos o con cinco días en el trabajo de papá. La deliciosa enfermedad de la juventud sólo se cura con el tiempo, cuando se cura. En los mejores casos, el mal persiste por toda la vida. Por eso es recomendable elegir una universidad que ofrezca un programa flexible de materias en los dos primeros años, así un cambio de carrera no es costoso ni desde el punto de vista financiero ni desde la perspectiva del tiempo.
Cuarto, la diversificación de intereses es muy buena. En mis primeros años de estudio de economía estuve seducido seriamente tanto por la sociología como la historia, y la ciencia política me coqueteó descaradamente. Debo reconocer que fui presa fácil, cedí a las tentaciones y tomé muchas materias de estas otras ciencias. Esta experimentación enriqueció mi formación.
Me arrepiento de no haber cursado más materias de filosofía, emprendimiento, creatividad o tecnología. En mis épocas estas últimas materias recién se comenzaban a impartir, ahora existen muchas más posibilidades. Así que, hay que aprovechar estas oportunidades, porque ahora uno estudia no sólo para buscar trabajo, sino para crear empleos para otros, pero sobre todo para ser una buena persona. Así que padres e hijas, recuerden a que, como decía Ken Robinson, si no estamos preparados para equivocarnos, nunca se nos ocurrirá nada original.
Fuente: https://www.eldia.com.bo/index.php?c=Opini%F3n&articulo=%A1Socorro!-No–se-que-estudiar-&cat=162&pla=3&id_articulo=203041

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Estudiantes chilenos marcharon por cambios en la educación

Chile/10 de Julio de 2016/ El Carabobeño

Miles de estudiantes chilenos salieron este domingo 10 de julio 2016 a las calles junto a adultos mayores y niños en una «marcha familiar» para demandar cambios profundos en el sistema educativo y en rechazo a un proyecto del Gobierno sobre la enseñanza universitaria.

Un domingo frío y con amenaza de lluvia conspiró contra una mayor participación en la marcha, que recorrió la Alameda Bernardo O’Higgins, la principal avenida de Santiago, hasta una plaza situada a solo tres calles de La Moneda, la sede del Gobierno, donde conocidos artistas locales animaron números musicales.

De todas maneras la manifestación reunió finalmente a miles de personas y a diferencia de lo ocurrido a mitad de semana, cuando una marcha estudiantil se convirtió en una sucesión de enfrentamientos con la Policía, esta vez todo transcurrió de forma pacífica.

«Las familias también rechazan los proyectos de ley, las familias chilenas no nos queremos endeudar por tener una buena educación», dijo a los periodistas Diego Arraño, portavoz de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), una de las organizaciones convocantes.

En tanto, Gabriel Iturra, portavoz de la Confederación de Estudiantes de Chile, que agrupa a las federaciones universitarias, admitió que el movimiento ha perdido el apoyo masivo de los chilenos y recalcó que el propósito de conquistarlos de nuevo para alcanzar sus metas de gratuidad y calidad en la enseñanza.

«Queremos volver a un proceso de legitimidad que nos permita a nosotros poder en conjunto de una manera transversal, a través de toda la sociedad chilena, poder decir fuerte y claro que no nos gusta esta reforma», dijo.

El proyecto sobre la enseñanza universitaria ha sido criticado por estudiantes, docentes y rectores universitarios, que lo consideran ambiguo en puntos claves, como los plazos y la forma para alcanzar la gratuidad universal, que fue una promesa de campaña de la presidenta Michelle Bachelet.

En ese contexto, Camila Rojas, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), acusó a la coalición gobernante Nueva Mayoría de responder a los intereses de unos pocos en vez de los intereses de la mayoría.

«Vemos que esta reforma no nos representa, que este proyecto lo único que hace es responder y favorecer a quienes han lucrado y han hecho negocios con nuestra educación», remarcó.

«Hoy día existe una educación para ricos y otra para pobres, una educación que depende del estrato económico del cual tú provienes, que lamentablemente genera lucro, endeudamiento y no permite a las familias poder desenvolverse dentro de sus vidas», añadió.

– See more at: http://www.el-carabobeno.com/noticias/articulo/133462/estudiantes-chilenos-marcharon-por-cambios-en-la-educacin#sthash.4ZwNmeTd.dpuf

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Ojalá algún día la educación despierte la misma pasión que el fútbol

Por: Raquel Aldana

Ojalá algún día la educación despierte la misma pasión que el fútbol. Ojalá se haga tan relevante y esencial que nuestros niños y jóvenes puedan disfrutar de una educación de calidad. De una educación en la que los descubrimientos despierten la misma emoción que un gol o una canasta en el último minuto.

Ojalá pudiésemos aliviar a los maestros, ojalá hiciésemos de su profesión un trabajo bien considerado y remunerado. Ojalá viésemos en nuestros niños su verdadero potencial, ojalá los gobiernos dotasen de los mejores medios a los maestros para que estos pudiesen enseñar de la forma más individualizada posible, acogiendo y resaltando los puntos fuertes de cada uno de sus pupilos.

Ojalá el adolescente que pregunta y demuestra pasión por lo que cuentan los libros despertara la misma ilusión en los padres, en la sociedad, que el adolescente que promete ser un nuevo balón de oro, plata bronce o todos a la vez. Ojala los periódicos que aluden a nuevos descubrimientos hicieran portadas tan esperadas y coleccionadas como las de los días posteriores a los grandes partidos.

Mientras leemos y pensamos en estos “ojalás”, hay miles de niños que no tienen nada para comer, que buscan una parcela de suelo para ponerse a estudiar un libro heredado, que miran su cuadernillo de notas y no saben qué ha pasado. Miles de niños que se frustran con las matemáticas, miles de análisis que no comprenden, guerras que no conocen. Guerras, prejuicios y creencias que soslayan con su afán de seguir adelante, de sobrevivir.

Está constatado que gran parte de los sistemas educativos del mundo son inadecuados por su insuficiencia, pues limitan el estudio a la escuela y no parten del conocimiento de los niños para potenciarlo. Aunque los medios sean distintos, la mala educación está presente tanto en los países pobres como en los desarrollados.

El efecto “doctor fútbol”

Es algo archisabido en el contexto sanitario: en los días de partidos de fútbol y las épocas de competiciones importantes las urgencias de nuestros hospitales están más vacías. Un fenómeno tan curioso que provoca cierta reflexión sobre nuestras pasiones.

En España se han realizado estudios sobre este hecho y las conclusiones que se derivan es que hay al menos un 35% menos de pacientes que acuden a Urgencias, siendo el porcentaje mayor (44%) si contemplamos la afluencia de personas con dolencias menores o poco relevantes. La diferencia es significativa y nos invita a cuestionarnos nuestros hábitos.

Hábitos que se reflejan en la pregunta -de obligada respuesta- que les hacemos a nuestros niños prácticamente desde que aciertan a articular su primera palabra. “¿De qué equipo eres?”, decimos. No nos cuestionamos, habitualmente, que puede que el fútbol no sea de su interés o, al menos, no le interese de manera natural. Les “obligamos” a tener una respuesta, a marcarse un objetivo.

Niña con bote lleno de corazones

La educación es la base de la sociedad

El secreto del éxito de la educación finlandesa, claro referente en el ámbito, es que sus actuaciones se caracterizan por lograr consideración hacia el profesorado, el cual ha sido seleccionado y al que se les ofrecen medios para que llegue a convertirse en maravillosos instructores.

Así, la garantía que debe ofrecer la educación es la de instruir a cada niño en base a su potencial, asegurando que cada persona pueda llegar a superarse y no fabricando temarios generales que no dan cabida a ninguna adaptación y sí a muchas frustraciones, a muchos aburrimientos, a notas desastrosas y a pérdidas que son difíciles de cuantificar por su grandeza para la sociedad, para la especie o para el mismo planeta.

El mejor sistema educativo es el que logra que los estudiantes vayan más allá y mejoren sus resultados, individualizando y flexibilizando el currículum que se promueve. Es decir, hacer realidad una propuesta educativa basada en el concepto vygostkiano de capacidad y de potencial.

niño leyendo en una hamaca

Esto no quiere decir que debamos dejar de emocionarnos con el deporte. Seríamos necios si no entendiéramos que, más allá de su componente lúdico, es una fuente de juego y un contexto perfectamente valido para la formación de valores. Un buen equipo no lo sería si sus componentes no entendiesen la importancia de la cooperación, si en la práctica no pusiesen en marcha el principio gestáltico de que el todo es mucho más que la suma de las partes.

Es un milagro que la educación sobreviva a nuestro sistema educativo

La educación, tal y como se plantea en términos de recursos y de concepto, es hoy en día deficitaria a lo largo y ancho de nuestro planeta. Einstein, uno de los mayores genios de la historia, afirmó que es un milagro que la curiosidad humana sobreviva a la educación reglada.

Estaremos de acuerdo en que algo falla y ese algo no es solo de ahora. ¿Por qué, si no, un niño de 4 años hace más de 100 preguntas al día y un niño de 10 comienza solo a preocuparse por las respuestas de los exámenes? Se responde fácil, pues como sociedad estamos cortando las alas a nuestros niños. Y eso no solo se hace en la escuela.

Porque si el niño no puede aprender por el camino generalista que se ha trazado para él y para el resto de los niños se su edad, entonces se le debe enseñar por el camino por el que el niño aprenderá, por el camino hacia el que señalan sus capacidades. Porque, al fin y al cabo, se trata principalmente de darnos cuenta de que el verdadero derecho no es el de ser iguales, sino el de ser diferentes y ser tratados como tal, empezando por la educación. 

  • Tomado de: https://lamenteesmaravillosa.com/ojala-algun-dia-la-educacion-despierte-la-misma-pasion-futbol/?utm_medium=post&utm_source=website&utm_campaign=popular
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La Universidad latinoamericana: ¿tiene falla de origen?

 

La Universidad es una conquista social de singular importancia para la democratización del saber y su relación con la transformación social.  Sin embargo, no es osado señalar que en el presente, presta un limitado aporte a los cambios sociales en su conjunto y mucho menos a los proyectos emancipatorios en América Latina y el Caribe.  Más allá de destacadas, honorables y admirables figuras que trabajan desde sus espacios, la universidad comienza a ser percibida socialmente como una institución de titulación para acceder al campo laboral, distante del imaginario que había construido décadas atrás de espacio para soñar y pensar lo social, lo humano y el contrapoder.

Este no es un fenómeno atribuible sólo a las instituciones universitarias. En muchos lugares de la región, los Estados nacionales y sus instituciones parecieran mirar en sentido opuesto al horizonte que están dibujando sus pueblos.  Este desencuentro es dramático y puede traer en el mediano plazo severos problemas de gobernabilidad en la región. Las dinámicas del pasado, los discursos de ayer, las respuestas que fueron efectivas cada día tienen mayores dificultades para empalmar con la agenda mínima ciudadana del presente. Es hora de pensar políticamente (con P mayúscula) sobre estos fenómenos, desde una perspectiva descolonial.

Y es que el proceso de colonización logró apropiarse del firmamento de espacios ciudadanos ocupando hasta las rutas de emancipación.  La colonización cultural –la peor de todas porque domina las ideas y con ellas el mundo-  pretendió y en muchos casos lo lograron,  enseñarnos cómo es que era permitido y posible ser libres; es decir, han pretendido enseñarnos los límites y fronteras de la propia libertad. Lo académico no fue ajeno a ello, por el contrario fue y es aún hoy en día, epicentro de ese sostenimiento del orden colonial en las estructuras de pensamiento.

Cuando el esclavo libre, ahora colonizado –neo esclavitud-  se atreve a pensar por sí mismo, atreviéndose a explorar, conocer, indagar, construir  nuevos caminos para concretar su libertad, suele encontrarse en el peor de los mundos. Por un lado la más feroz rabia del colonizador y por el otro la burla/temor/incredulidad de los iguales, quienes colonizados culturalmente, quieren que otro les muestre como cambiar los cosas, pero no creen posible ser protagonistas del cambio, es decir de la nueva historia.

La universidad latinoamericana debe construir una nueva historia, que le permita romper con el velo cultural del colonizado atreviéndose colectivamente a repensarse en todos los planos, desde la forma de crearse y actuar en ella misma, pero también atreviéndose a cuestionar sus orígenes y pensar una nueva forma de parir y nacer. Revisar sus prácticas y procesos desde ese ejerció descolonizador,  puede contribuir con el surgimiento de ese otro mundo no colonizado, alterno, donde pensar el mundo patas arriba sea sinónimo de cordura libertaria.

Al respeto Quijano, A. (2014) afirma que “al formular sus cuestiones en un espacio social abstracto, históricamente indeterminado, quienes así proceden no pueden evitar identificar a piori a esta cultura (o a esta sociedad y a este Estado) con la cultura (o la sociedad o el Estado). El contexto histórico social concreto se asume, pues, como dado, no cómo algo a cuestionar en el punto mismo de partida” (p.667).

Desde ese lugar de enunciación, me atrevo a plantear respecto a las universidades que los problemas que se evidencian y nos hacen siempre pedirle una y otra vez a ella: transformación … transformación … transformación universitaria tienen como punto de partida una falla de origen. Esta falla de origen, desde mi punto de vista, tiene que ver con el código genético con el cual se edifica la vida y el que hacer universitario. Falla de origen que se inicia en el propio momento de la fundación de las universidades.  Falla de origen que  se expresa en su concepción práctica, más allá de la definiciones teoréticas, al auto asumirse y ser aceptada por la mayoría de la gente, como una institución fundamentalmente para la docencia.  El gen problemático de la estructura de vida universitaria se desarrolla por una perspectiva colonial de su existencia.

De hecho, las universidades en América Latina y el Caribe tienen sus orígenes en procesos coloniales, asignándosele desde sus comienzos la tarea de formar a la burocracia y los funcionarios que demandaba el orden imperial de dominación. Para Tünnermann (1996) la universidad colonial en América Latina y el Caribe procura resolver:

  1. La necesidad de proveer localmente de instrucción a los novicios de las órdenes religiosas que acompañaron al conquistador español, a fin de satisfacer la creciente demanda de personal eclesiástico creada por la ampliación de las tareas de evangelización;
  2. La conveniencia de proporcionar oportunidades de educación, más o menos similares a las que se ofrecían en la metrópoli, a los hijos de los peninsulares y criollos, a fin de vincularlos culturalmente al imperio y, a la vez, preparar el personal necesario para llenar los puestos secundarios de la burocracia colonial, civil y eclesiástica. Por otro lado, las dificultades de las comunicaciones, arriesgadas y costosas, aconsejaban impartir esa instrucción en las mismas colonias;
  3. La presencia, en los primeros años del periodo colonial, en los colegios y seminarios del Nuevo Mundo, de religiosos formados en las aulas de las universidades españolas, principalmente Salamanca, deseosos de elevar el nivel de los estudios y de obtener autorización para conferir grados mayores. De ahí que las gestiones para conseguir los privilegios universitarios fueron con frecuencia iniciadas por estos religiosos de alta preparación académica (p.122)

Es decir, las Universidades en la región no fueron pensadas para el desarrollo de las naciones dominadas, ni para la formación de sus ciudadanos, mucho menos para el desarrollo de un conocimiento, ciencia y tecnología que les permitiera ser independientes.  Las universidades  en América Latina y el Caribe fueron arietes conceptuales de un conocimiento que reproducía el orden de dominación.  No fueron universidades desarrolladas a partir de las necesidades de la gente y los requerimientos de sus sociedades, sino implantadas desde las naciones que se asumían conquistadoras y por lo tanto dueñas de los nuevos territorios.

El propio Tünnermann (1996) distingue dos modelos en las universidades implantadas: la de Salamanca y la de Alcalá de Henares, ambas de origen español. El modelo de Salamanca respondió a “la idea de una universidad al servicio de un “estado-nación”, concepto que recién surgía en España (siglo XIV)… Todo el edificio de la transmisión del conocimiento descansaba sobre la cátedra” (pp-124-125).  Por su parte, la preocupación central de la universidad alcalaína fue la teología, material que sólo en épocas posteriores ocupó un lugar relevante  entre los estudios salamantinos. Su organización correspondió más bien a la de un convento-universidad” (pp-124-125).  Los modelos de Salamanca y Alcalá se desarrollaron sobre la base de la docencia, es decir como instituciones para impartir conocimiento.

Para Morles, Medina Rubio y Álvarez Bedoya (2002) en el proceso de construcción de la República, luego de alcanzar independencia nacional, la llamada universidad Republicana reemplazaría el modelo elitesco y eclesiástico imperante por uno más “dinámico, tolerante y científico (…) incorporando nuevas cátedras y laboratorios” (p.20), haciendo que las estructuras académicas[i] se asemejarán bastante al modelo Napoleónico. Continúan estos autores señalando que “con el modelo napoleónico de universidad se afirma en Venezuela, desde el último cuarto del siglo XIX, el pensamiento positivista y evolucionista. El modelo napoleónico se basa también en la docencia, con un carácter más científico contribuyendo a la ruptura con el dogmatismo religioso.

Autores Galo Gómez, citado por D’Andrea, R. E, Zubiría, A y Sastre Vázquez, (2012) precisan respecto a la concepción Napoleónica de la universidad:

La Universidad Imperial creada en 1808 y organizada dos años más tarde, es algo muy distinto de lo que tradicionalmente se había entendido como Universidad. Es un organismo estatal, al servicio del Estado que la financia y organiza y que fija no sólo sus planes de estudios, su administración y el nombramiento de profesores, sino hasta la moral pública que ha de inculcar a sus discípulos: «Mi fin principal – declara el mismo Napoleón- al establecer un cuerpo docente es tener un medio de dirigir las opiniones políticas y morales». Una Universidad centralizada, burocrática y jerárquica. Es difícil encontrar algo más opuesto a lo que había sido la Universidad desde su origen» (Galo Gómez O., 1976, p.7)

 

Esta implantación no pasa desapercibida por parte de quienes se resisten a la dominación.  Propuestas y modelos alternativos comienzan a surgir en todo el continente en el siglo XX, los cuales tienen una expresión clara y firme en El Manifiesto Liminar (1918) que fundamentó la reforma de Córdoba, en el cual se plantea

Las universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Por eso es que, dentro de semejante régimen, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la enseñanza, y el ensanchamiento vital de los organismos universitarios no es el fruto del desarrollo orgánico, sino el aliento de la periodicidad revolucionaria.

Agregando:

Nuestro régimen universitario -aún el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes. El concepto de Autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes universitarios, no solo puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la substancia misma de los estudios. La autoridad en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: Enseñando. Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no a una labor de Ciencia. Mantener la actual relación de gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos. Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclama el sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa, que cabe en un instituto de Ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla.
Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de Autoridad que en estas Casas es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para proteger criminalmente la falsa-dignidad y la falsa-competencia.

 

El grito de Córdoba es el más importante cuestionamiento hecho a la universidad desde la perspectiva de sus estudiantes.  Los reclamos centrales se refieren a la forma y mecanismos de gobierno interno y de una u otra manera a la desconexión de la universidad con su entorno.  En buena medida, el Manifiesto Liminar impulsa un modelo de universidad para un nuevo ciclo de proyectos de independencia nacional.

En el siglo XX la idea de investigación universitaria se fue deslizando progresivamente hacia los posgrados. Para Lucas Luchilo (2010), “en América Latina, el fomento de la formación de posgrado fue y es una de las funciones básicas asignadas a los Consejos de Ciencia y Tecnología, que se crearon a partir de la década de 1950. Desde esta perspectiva, se trata de instrumentos de política con alta legitimidad y en los que los países de la región han acumulado experiencia, tanto en el nivel de promoción como en el de ejecución” (p.14).  Este auge se produce en medio del creciente influencia de las ideas de desarrollo nacional y regional, así como de la planificación auspiciadas, entre otras por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).  Sus resultados en términos de crecimiento sectorial (posgrados) y de impacto se mostraron limitados.  Posteriormente el neoliberalismo, en los ochenta y noventa del siglo XX,  se encargaría de generar un proceso de vaciamiento de la investigación y los investigadores universitarios promoviendo su migración hacia centros independientes de investigación con fuerte financiamiento privado y ubicados en los países del centro capitalista.

El Mayo francés con sus críticas iniciales al Libro Blanco del Ministro Francés de Juventud y deporte François Missoffe, abren un capítulo especial que lleva a la juventud mundial a repensar el compromiso de la universidad con los más altos ideales de la humanidad.  Pero la universidad siguió siendo una institución centrada en la docencia.  Los movimientos de profesores universitarios planteando la urgente necesidad de una reforma de la educación superior se multiplicaron en el mundo en las décadas de los setenta y los ochenta del siglo XX.

Es importante detenernos brevemente sobre los resultados alcanzados en materia de investigación en la región. Lemasson&Chiapee (1999) señalan respecto a la investigación universitaria que “los resultados obtenidos no permiten hoy, con los desafíos contemporáneos que conocemos, concluir que están listos para enfrentar el porvenir de manera constructiva. Si el camino pasado, aunque con muchas diferencias nacionales, fue positivo, la necesidad de continuar con el cambio es imperativa y va a exigir una visión y una voluntad resueltas” (p.315). Más adelante, estos mismos autores afirman:

Es fácil concluir que la única vía para asegurar la independencia a largo plazo, el desarrollo económico endógeno en nuevas esferas con un alto valor agregado y sistemas sociales más justos, es promover con urgencia las actividades de ciencia y tecnología como prioridades nacionales. Responder a esta urgencia significa que el momento de decisiones radicales ha llegado, particularmente respecto del papel de las universidades, las que constituyen en términos de recursos humanos actuales y futuros las instituciones claves del porvenir colectivo” (p.317).

 

Autores como Didriksson (2000) siguen apostando por el binomio clásico docencia-investigación. Seguramente Axel argumentará en defensa de esta direccionalidad –que no es una cuestión menor- que “la parte más dinámica del proceso [producción y transferencia de conocimientos[ii]] se ubica en la relación entre la docencia y la investigación, y el curriculum desde la perspectiva de la creación de un valor económico: el conocimiento, y de un valor social: los trabajadores del conocimiento“ (pp. 32-33). En consecuencia, la universidad latinoamericana sigue pensándose desde la docencia como epicentro sobre el cual gravita el grueso de su actividad general, pero también particular de cada profesor(a).  Es el círculo propio de una universidad pensada para aportar al papel asignado por el centro a la periferia, en el campo de la producción y transferencia de conocimientos.  En este sentido, la llamada producción del conocimiento universitaria, no es otra cosa que la adaptación de premisas generales al contexto de países dependientes y neocoloniales.

El emerger del neoliberalismo en el mundo, en el marco de la globalización económica y la mundialización cultural,  retan el pensamiento respecto a qué modelo de universidad demandan las nuevas formas de acumulación y producción capitalista puestas en marcha.  Desde los discursos de resistencia y alternativos se concentraron fuerzas contra la privatización de la educación y fue precario el debate a nivel del público en general.  Las polémicas respecto al presente y futuro de las universidades, sin neutralidad pero mucho más allá de la diatriba ideológica, fueron impulsadas en buena medida por instancias internacionales como la CRESALC, hoy convertido en IESALC UNESCO.

En los noventa del siglo XX la UNESCO plantea la necesidad de convocar a una Conferencia Mundial sobre la Educación Superior que repensara la universidad a escala planetaria, pero también como un espacio de reencuentro con la academia de la recién desmantelada URSS. Los documentos que circularon con carácter previo y las propias conclusiones de la I Conferencia señalaron preocupaciones muy especiales respecto a la eficacia de la universidad existente, la calidad de sus dinámicas y procesos de aprendizajes, el impacto de las NTIC y la cultura global en las dinámicas universitarias.  Esta conferencia, al igual que la segunda (2008) fueron precedidas por sendas Conferencias Regionales (CRES).  En cada uno de estos espacios se evidenció la urgencia de repensar a la propia universidad y los límites de los procesos de reforma interna.

El año 2018 se cumplen 20 años de la primera Conferencia Mundial de educación Superior y coincide con los cien años del grito de Córdoba. Pensamos que es un excelente momento para reanimar, retomar y reimpulsar el debate sobre la educación universitaria.  En esta dirección recibimos con alegría el anuncio hecho este 15 de Junio de 2016, en la propia ciudad y universidad de Córdoba, respecto al lanzamiento de la Tercera Conferencia regional de educación Superior (CRES) en la ruta –aún no anunciada por UNESCO- de la III Conferencia Mundial del sector. En hora buena celebramos este anuncio como oportunidad de oro para reabrir y relanzar los debates por esa otra universidad posible.

La Universidad para los proyectos de desarrollo nacional, de independencia y para la construcción de sociedades libres, democráticas, justas, igualitarias y, en permanente cambio tiene que ser una universidad pensada desde una perspectiva del Sur.  Boaventura de Sousa Santos (2008) nos habla de pensar lo nuevo con lo nuevo, porque

no puede enfrentarse lo nuevo contraponiendo lo que existía antes. En primer lugar, porque los cambios son irreversibles y en segundo lugar, porque lo que existió antes no fue una edad de oro, o si lo fue, lo fue solamente para la universidad y no para el resto de la sociedad, y en el seno de la propia universidad, lo fue solamente para algunos y no para otros. La resistencia debe involucrar la promoción de alternativas de investigación, de formación, de extensión y de organización que apunten hacia la democratización del bien público universitario, es decir, para la contribución específica de la universidad en la definición y solución colectiva de los problemas sociales, nacionales y globales” (p.30)

Para Aboites. H. (2011) “este cambio requiere una transformación de la mentalidad universitaria, las estructuras de gobierno, los mecanismos de acceso, la reglamentación y la organización académica, que deben ajustarse a las nuevas demandas y necesidades de acceso, formación y profesionalización que tiene la actual población joven y estructuralmente excluida, pero también a las necesidades de un momento de tránsito al posneoliberalismo como es el actual”. (p.273, en Bonilla, L y Segrera, F. [2011]. Educación universitaria para el siglo XXI. Ediciones CIM/OPSU, Caracas. Venezuela)

En la perspectiva que invitan Boaventura y Aboites, nos atrevemos a pensar la universidad del siglo XXI, el presente y el futuro inmediato, en tres momentos: el primero las universidades que se están creando o se van a crear, segundo las universidades que inician procesos de transformación y tercero, las universidades que permanecen inamovibles. En este artículo me referiré sólo a las primeras, esperando poder abordar los otros dos casos en próximos trabajos.

Estoy convencido que crear universidades sobre la lógica estructurante de la docencia con complementos de investigación y extensión –independientemente que se digan vinculadas- es un ejercicio colonial, que reproduce el modelo de conocimiento, formación, indagación y acción en lo social, propio, desde y para la dominación. Trataremos pedagógicamente de ir explicando paso por paso esta afirmación.

La universidad fundada en cátedras, escuelas, facultades está pensada en buena medida para reproducir el llamado “conocimiento de punta” en las distintas áreas. En esa orientación, por ejemplo, en la sociología, la medicina o la química surgen textos, contenidos curriculares, paradigmas, discursos, resultados que pasan a ser de uso común en los países de la periferia capitalista. A estos se les suele asociar al llamado “conocimiento de punta”; cuando lo cierto es que estas producciones son sólo  el “conocimiento liberado para consumo académico masivo” por parte del modo de producción[iii].  Desarrollos de ello, lo constituye el tan cotidiano internet de hoy, que pasó décadas siendo utilizado por el llamado complejo industrial-militar antes de que fuera conocido por todos nosotros; evidentemente la tecnología comunicacional “de punta” que debe estar usando ese mismo complejo hoy en día debe ser revolucionariamente distinta a la que usamos cotidianamente. Muchos otros ejemplos surgen en el campo de la genética, la medicina o la neurociencia. De hecho, la mayoría de las investigaciones más importantes realizadas en el 2015 –como en años anteriores-  se refieren al cerebro humano, sus usos y potencialidades las cuales aún no forman parte de  ese “conocimiento liberado para consumo académico masivo”. Entonces lo que se enseña en el modelo basado en la docencia es solo el cascarón del conocimiento de vanguardia.

Argumentaran los defensores de este modelo que la investigación autóctona esta llamada a reducir esta brecha. Esto tal vez sea cierto en términos teórico-conceptuales pero la realidad o la empírea nos dice a diario que la inmensa mayoría de la investigación que se realiza en las universidades está asociada a trabajos de ascenso en el escalafón universitario o de interés muy particular.  Con ello no pretende solapar o desconocer la meritoria labor que realizan algunos investigadores en casi todos los campos de las ciencias, pero a decir verdad esta es por lo general una labor muy particular y excepcional y no característica del sistema.

Los neoliberales usan esta verdad y realidad para asignarle la mayor cuota de responsabilidad al respecto, al personal docente universitario, eximiendo de culpas al sistema, los gobiernos nacionales, los mecanismos de conducción de la educación superior  y mucho más a la propia concepción universitaria.  El neoliberalismo educativo, interesado en la privatización educativa a inventado ranking, modelos de evaluación de eficiencia docente, sistemas de clasificación de la investigación, protocolos de reconocimiento de resultados de pesquisas, etc. que sólo terminan certificando los procesos de adaptación del conocimiento liberado por los centros de investigación que sustentan el modelo de producción del capitalismo del siglo XXI.

Pero lo que ya resulta inocultable, es que la universidad basada en la docencia con sus complementos de “investigación” y “extensión”, no le resultan útil ni al capitalismo, ni al socialismo en el siglo XXI  -desde una perspectiva “neutra” de carácter nacionalista-  pero si al modelo de globalización económica y mundialización cultural que impulsa a escala planetaria el neoliberalismo que implica una nueva ruina de las naciones de la periferia en beneficio de las del centro.  Es decir, el modelo de universidad, basada en la docencia se ha convertido en un mecanismo de perpetuación de la dominación.

No es la primera vez que este debate se abre y las propuestas de solución han sido variadas, desde cacarear una reforma universitaria que se elabore por todos democráticamente –lo cual no ha sido garantía alguna de romper el círculo de la dominación-  pasando por modelos organizacionales que terminan queriendo convertir a las universidades en Ministerios, altamente burocratizadas antes que en centros de generación de conocimiento. Pero nadie se atreve a cuestionar los paradigmas, conceptos y procesos sobre los cuales se crean nuevas universidades; por el contrario todos los dispositivos legales y de trámites están montados para repetir una y otra vez el modelo. Área de conocimiento de la nueva universidad a crear, facultades, carreras, programas de formación, cátedras y/o unidades curriculares con variados diseños funcionales terminan pareciéndose cada vez más las unas a las otras.

Esto se debe a que la genética epistémica de uno u otro intento tiene una misma raíz: la universidad basada en la docencia. Más allá de cualquier meta discurso innovador, en la mayoría de los casos cualquier iniciativa fenece cuando se concreta en carga de docencia en el aula, de actividades administrativas, de planeación de clases, de asesoría de tesis, etc.  del profesor universitario; allí mueren las ilusiones.

El desafío doble entonces reside en desarrollar investigaciones nacionales, regionales y locales que permitan ir rompiendo el círculo de la dependencia mediante conocimiento necesario para el desarrollo nacional a la par de ir disminuyendo la brecha de varias décadas existente entre conocimiento de vanguardia y conocimiento reproductor que se suele trasmitir en las universidades de los países de la periferia.  Todo ello a la par que se forman los ciudadanos calificados para los proyectos nacionales de independencia económica, tecnológica y cultural.

Las universidades son parte integral de un país de una región geopolítica, no son islas a la deriva en un mar abierto, ni un Estado dentro del Estado.  La necesaria autonomía universitaria en ningún momento puede significar una desconexión orgánica de las casas de estudios superiores con los proyectos nacionales de país. Por ello considero que el primer pensamiento proto universitario es el de identificar cuáles son los problemas centrales de un país; una vez identificado los 10 o 20 problemas prioritarios para el desarrollo nacional, verificar si alguna universidad de las existentes tiene el perfil para abordar su estudio, análisis y propuestas de solución.

De no existir, por ejemplo, en el área del petróleo, pensar primero en el diseño de un Centro Nacional de Investigaciones Petroleras –siguiendo con el ejemplo- que se dedique a estudiar los temas vinculados a esta campo,  desde una perspectiva transdiciplinaria, es decir desde los procesos técnicos de producción hasta los operativos de comercialización, pasando por la geopolítica del petróleo hasta la arquitectura financiera para la estabilización de los ingresos producto de las fluctuaciones de precios.  Y aquí el pragmatismo de gestión puede no siempre coincidir con las premisas ontológicas, epistemológicas o conceptuales del debate académico, porque se van a requerir estudios disciplinares, multidisciplinares y transdiciplinares en cada caso.

Centros de Investigaciones de este tipo, con una plantilla de investigadores con salarios equivalentes al promedio internacional mínimo estándar o más, pueden ser acusados por los conservadores o por los radicales del igualitarismo a ultranza, de elitescos.  Pero en ciertas etapas de la historia de las naciones libres y de avanzada se ha requerido y requiere conformar una élite generadora de conocimiento, cuya teleología de constitución es la democratización del mismo y el mejor uso con fines sociales.

Centros de investigación de este corte, produciendo resultados concretos luego de cinco, diez o quince años de investigación según sea el caso y la complejidad de los estudios que abordan debieran abrir estudios de postgrado, Doctorados, post doctorados, maestrías, especializaciones y cursos de alto nivel donde se socialice los procesos y resultados de investigación a la par de ir formando, mediante la lógica de equipos de investigación abiertos, el personal docente que trabajaría en el pregrado.  Se trataría de invertir la ruta de los procesos de docencia desde el posgrado hacia el pregrado, entendiendo los posgrados no como profesionalizantes, sino como dinámicas de investigación y construcción / validación de discurso científico alternativo. En consecuencia, las nuevas universidades deberían ser paridas por centros de investigación y desde ellos.

En consecuencia, serían investigadores con treinta horas mínimas de trabajo semanal investigativo quienes darían un máximo de 8 horas de docencia en la futura universidad.  Esta integración investigación-docencia asociada a la validación del impacto social del conocimiento emergente haría posible dar un salto en tecnología, ciencias, conocimientos, técnicas y procedimientos que posibilitarían avanzar en desarrollos nacionales que fundamenten económica, tecnológica y políticamente procesos de autentica independencia nacional.

Esto crearía otra serie de problemas, propios de lo nuevo que se crea a los cuales no hay que temerles, sino por el contrario abordarlos dado el impacto de lo nuevo que se construye.  Algunos de ellos, como el reconfigurar el concepto de la carrera docente universitaria, el tamaño de la universidad, su vinculación con contextos, el financiamiento, la cobertura, entre otros.  En los próximos artículos intentaremos abordar nuestra perspectiva sobre cada uno de ellos, además de plantearnos la reflexión y el debate respecto a cómo alinear las universidades existentes en un esfuerzo tan dialécticamente distinto a la génesis de las mismas, como el que estamos planteando.

A cualquier colega que diga que es posible hacer lo mismo con la universidad fundada sobre la docencia, tendríamos que pedirle que -no como excepción sino como generalidad- muestre donde se está dando esta haciendo lo mismo con el modo colonial viejo, basado en la docencia como epicentro. A los innovadores que han logrado muy buenas definiciones en reglamentos y estatutos universitarios sobre el papel de la investigación deberíamos pedirles que después de por lo menos una década, necesario seria tener resultados de gran impacto para mostrar.

La única forma de eliminar la falla de origen de la universidad es generando una nueva forma de creación del mundo universitario, ya no desde el conocimiento reproductor sino del creador, no desde la dominación sino de la liberación.  Se trata de atrevernos a romper con el molde colonial respecto a cómo se construye una universidad.  Eso implica dejar de pensar como los dominados que tienen temor de explorar una nueva ruta que no sea la que el amo les enseñó.  Creemos pues una universidad a partir de los procesos de investigación, sepultemos la vieja universidad atrapada en la camisa de fuerza de la docencia, construyamos una pedagogía desde el aprendizaje por descubrimiento.

 

Lista de referencias:

Bonilla-Molina, L (2001). Gerencia, investigación y Universidad. Ediciones Iesalc. Caracas Venezuela

Bonilla-Molina, L (2015). Calidad de la educación: ideas para seguir transformando el sistema educativo.  Ediciones Fonacit MPPE. Venezuela

Bonilla, L y Segrera, F. [2011]. Educación universitaria para el siglo XXI. Ediciones CIM/OPSU, Caracas. Venezuela

D’Andrea, R. E, Zubiría, A y Sastre Vázquez, (2012). Reseña histórica de la extensión universitaria.  Mimeografiado

Dridiksson, A. (2000). La universidad de la innovación: una estrategia de transformación para la construcción de universidades de futuro. Ediciones IESALC UNESCO. Caracas Venezuela

Lemasson, J.P y Chiapee, M. (1999). La investigación universitarias en América Latina. Colección respuestas. Ediciones IESALC UNESCO. Caracas. Venezuela.

Lucilo, L. (2019) Formación de posgrado en América Latina: políticas de apoyo, resultados e impactos.  Ediciones EUDEBA, Buenos Aires, Argentina.

Manifiesto Liminar: disponible en  http://www.unc.edu.ar/sobre-la-unc/historia/reforma/manifiesto

Morles, V., Medina R., E. y Alvarez B., N. (2002). La Educación Superior en Venezuela. Ediciones IESALC. Caracas, Venezuela.

Quijano, A. (2014). Cuestiones y Horizontes: Antología esencial de la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder. Colección Antologías. Clacso. Buenos Aires. Argentina

Sousa Santos, Boaventura (2008). La universidad del siglo XXI. Ediciones CIM. Caracas. Venezuela.

Tünnermann Bernheim, C. (1996) Breve historia del desarrollo de la universidad en América Latina, publicado en La Educación superior en el umbral del siglo XXI, Caracas: Ed. CRESALC, 1996, pp-11-38

 

[i] Especialmente en casas de estudios superiores como la Universidad Central de Venezuela a mediados del siglo XIX.

[ii] Contenido de los corchetes es mío para contextuar adecuadamente la cita

[iii] En este trabajo partimos del principio que todo conocimiento es primero usado, probado, implementado o desechado por las diferentes expresiones del modelo capitalista globalizado, previamente a su liberación en el mercado de consumo académico.

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