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Cambio educativo, tecnologías y pedagogías emergentes

Por: Carlos Magro

“Educar no es adquirir competencias, transmitir conocimientos ni escolarizar pensamientos”, escribe Marina Garcés en Aprender a pensar, uno de los textos que forman parte de su recomendable Filosofía inacabada (Galaxia Gutenberg, 2015), en donde sostiene que pensar es aprender a pensar y que “dar a pensar, enseñar a escribir, es indicar que ha quedado algo por pensar, que ha quedado algo por escribir”. Enseñar es dar(nos) a pensar, “frente al ingente consumo de información, frente al adiestramiento en competencias y habilidades para el mercado, frente al formateo de las mentes de la esfera mediática, frente al consumo acrítico de ocio cultural, frente a todo ello, el gran desafío hoy es darnos el espacio y el tiempo para ponernos a pensar.

Educar es favorecer el desarrollo de nuestras potencialidades de manera que seamos capaces de valorar y participar en el mundo que nos ha tocado vivir, algo que se consigue, dice Mariano Martín Gordillo, yendo más allá de la mera instrucción y de la acumulación de saberes concretos y aislados.

No debemos olvidar, dice Daniel Innerarity, que el saber es más que información con utilidad inmediata; es una forma de apropiación del mundo y que “el aprendizaje no es solo una cuestión transmitir información. No se trata de verter información en la cabeza de nuestros alumnos. Al contrario, aprender es un proceso activo. Construimos nuestro entendimiento del mundo mediante la exploración activa, la experimentación, la discusión y la reflexión,” dice Mitchel Resnick.

martin gordillo

Ya en 1905, John Dewey criticaba “la pasividad de actitudes, la masificación mecánica de los niños y la uniformidad en el programa escolar y en el método“. Las ideas, decía, son también resultados de la acción y reclamaba cambios importantes para la educación de su tiempo. Y muchos años después, Paulo Freire nos recordaba que “solo existe saber en la invención, en la reinvención, en la búsqueda inquieta“.

La necesidad de cambio educativo es una constante histórica. Los movimientos de reforma educativa de la primera mitad del siglo XX (aquí y aquí) coincidieron en reclamar una educación activa, centrada en los alumnos, vinculada a la vida y a los contextos de cada estudiante, basada en el aprender haciendo y la personalización. Demandas que, por cierto, hoy siguen vigentes y necesarias.

Para responder a esta necesidad de cambio hemos dado numerosas y distintas respuestas a lo largo de la historia y hemos recurrido a distintos medios. Y aunque no podemos negar que se han producido importantes avances en las últimas décadas (en términos de extensión de la escolarización, de universalización de la enseñanza, en la formación del profesorado, en la organización de los centros educativos, en las metodologías utilizadas, en la profesionalización de la gestión, en las infraestructuras disponibles y en los recursos dedicados), el cambio es más lento de lo que nos gustaría y, desde luego, más de lo que necesitamos (Panorama de la Educación. Indicadores de la OCDE 2015). El resultado es que se está produciendo un desajuste entre lo que necesitamos y lo que (ob)-tenemos. Entre nuestras expectativas y lo recibimos.

En este proceso, no nos han faltado los intentos de hacer de la tecnología la palanca del cambio. Y aunque, como bien nos ha recordado Audrey Watters en numerosas ocasiones, solemos pecar de amnesia, no debemos olvidar que la tecnología ha sido vista como el aliado perfecto para el cambio educativo. Cada vez que una nueva tecnología (cine, radio, Tv, ordenadores, tablets) ha irrumpido en nuestras vidas ésta ha sido recibida como una oportunidad para mejorar la educación. La historia de la tecnología y del cambio educativo siempre han ido de la mano. Tanto que en los últimos 40 años se ha invertido mucho dinero en dotar de tecnologías a las aulas en todo el mundo aunque, para ser justos, no hemos presenciado un cambio de acorde a esta inversión.

La realidad es que la anhelada transformación educativa a través de la tecnología no ha tenido lugar realmente. Podemos decir, que la historia de la tecnología educativa está llena de futuros que nunca fueron presentes. Está llena de una larga lista de máquinas de aprendizaje, monstruos y secuelas de estos monstruos.

Hubo un tiempo en el que pensamos que introducir tecnología en el aula, supondría que ésta sería utilizada y que al ser utilizada, entonces, transformaría la educación. Una visión excesivamente naif y determinista, resultado de una noción simplista que ve la tecnología casi exclusivamente como un vehículo hacia la eficiencia (Begoña Gross).

La realidad es que las tecnologías todavía deben cambiar las formas tradicionales [TICSE, 2011] de enseñanza que han marcado las aulas durante años. Y que como decía hace poco Larry Cuban “es verdad que las nuevas tecnologías han encontrado un lugar en la mayoría de las aulas, pero su impacto es mucho menor que lo que se prometió inicialmente. Las nuevas tecnologías han fortalecido, sin cambiar, los enfoques tradicionales de la enseñanza.”

Afortunadamente esta situación está cambiando. Son muchas las lecciones que hemos aprendido en estas últimas cuatro décadas sobre como incorporar tecnologías en la educación y hoy abundan también las investigaciones e informes que nos indican los caminos a seguir para una correcta incorporación de las tecnologías en las aulas y en la educación [Begoña Gross, 2015; Michael Fullan, 2011; Francesc Pedró, 2012; Cristóbal Suárez, 2015; IPTS-JRC, 2015]. Además, tras cuarenta años diseñando tecnologías que promovían un uso pasivo por parte de los estudiantes, ahora de nuevo hemos vuelto a poner el acento en su carácter activo, lo que nos hace albergar de nuevo esperanzas.

Esperanza que nos hace recordar a Seymour Papert cuando afirmaba hace unos años que “la razón del fracaso de la educación progresiva fue la falta de una infraestructura tecnológica para un genuino y profundo aprender haciendo” y sostenía que “uno de los papeles que la tecnología digital ha de jugar en la educación es darle una segunda oportunidad a la educación progresiva.”

Los últimos 15 años han supuesto además el desarrollo de una cultura digital basada en la participación, la colaboración, el beta perpetuo, la creatividad, la levedad de los modelos, la ubicuidad de las conexiones, la gestión horizontal y lo abierto. En este nuevo contexto, la tecnología digital puede jugar un papel fundamental para fomentar la participación y la colaboración, estimular la conexión y crear redes internas y externas de colaboración que favorezcan la creatividad e impulsen la innovación educativa.

Sabemos, y esto es importante, que “la innovación sólo surge cuando los profesores ponen las tecnologías de la información al servicio de nuevas formas de aprendizaje activo, abierto y colaborativo en lugar de conformarse con hacer lo mismo de siempre de manera diferente. La innovación exige un gran esfuerzo tanto individual como colectivo y requiere también del apoyo y el reconocimiento institucional (Stefania Bocconi, Panagiotis G. Kampylis & Yves Punie)”.

Y sabemos también, como han señalado Jordi Adell y Linda Castañeda que la “tecnología y pedagogía se influyen mutuamente. La tecnología conforma la práctica educativa ofreciendo posibilidades y limitaciones, que los docentes debemos saber ver. La práctica educativa moldea el uso y la puesta en acción de la tecnología, la evoluciona y la convierte en parte indisociable de la práctica.”

Por fin, y nos ha costado años, trabajo y dinero, hemos comprendido que el reto no es la tecnología, sino el desarrollo de un modelo pedagógico que cambie el modelo tradicional de enseñanza y que genere nuevas dinámicas de aprendizaje. La tecnología no es una condición sine qua non para el cambio educativo. Hay mucha innovación educativa sin tecnología. Siempre la ha habido y seguirá habiéndola. Aunque también es cierto que hoy vivimos inmersos en tecnología y no parece viable una educación que ignore esta realidad. Las tecnologías de la información se han convertido en las infraestructuras no solo del conocimiento (Begoña Gross) sino de toda nuestra vida (Castells).

Es en este contexto en el que surgen con interés las llamadas tecnologías y pedagogías emergentes. Unas y otras, tecnologías y pedagogías, muestran el esfuerzo que muchos docentes están haciendo para hacer realidad viejos y nuevos retos de la educación. Ni unas ni otras son sinónimo de novedad.

Veletsianos describe las tecnologías emergentes como las “herramientas, conceptos, innovaciones y avances utilizados en contextos educativos variados al servicio de diversos propósitos relacionados con la educación.”

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Por su parte, para Linda Castañeda y Jordi Adell “las pedagogías emergentes serían el conjunto de enfoques e ideas pedagógicas, todavía no bien sistematizadas, que surgen alrededor del uso de las TIC en educación y que intentan aprovechar todo su potencial comunicativo, informacional, colaborativo, interactivo, creativo e innovador en el marco de una nueva cultura del aprendizaje” y que “poseen una visión de la educación que va más allá de la adquisición de conocimientos o de habilidades concretas. Educar es también ofrecer oportunidades para que tengan lugar cambios significativos en la manera de entender y actuar en el mundo [Cuadernos de pedagogía, 2015]“. Algo que por cierto nos recuerda a las palabras de Marina Garcés, Mariano Martín Gordillo y Daniel Innerarity con las que iniciábamos este texto.

Por fin parece posible realizar los sueños de los Dewey, Montessori, Vygotsky, Freinet o Freire pero también integrar aproximaciones mucho más recientes que están pensando la pedagogía en nuestro contexto actual de Red y redes como el conectivismo, la heutatogía y la LaaN.

Por fin, las tecnologías de la información pueden convertirse en la infraestructura tecnológica que reclamaba Seymour Papert para el desarrollo de las educación progresiva. Las tecnologías y pedagogías emergentes representan una oportunidad de transitar por fin desde los modelos de enseñanza puramente transmisivos hacia modelos de aprendizaje activo. Nos pueden permitir ir desde la exposición hacia la acción.

Esta reflexión viene motivada por la ponencia para la Comunidad Scolartic “De la exposición a la acción” y también de la conversación que se generó alrededor del hashtag #scolarticchat36 el pasado 9 de febrero y que recogieron Clara Alazraki en Storify, Fran Música en Youtube y María Vargas en Genial.ly.

Publicado originalmente en: https://carlosmagro.wordpress.com/2016/02/18/cambio-educativo-tecnologias-y-pedagogias-emergentes/

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Educación de calidad, retos y desafios en el año escolar

Por: Arlene Vergara

El derecho a la educación con inclusión y calidad marca la orientación de las políticas en esta materia. La Consulta Nacional por la Calidad Educativa 2014, dejó como resultados diez banderas o retos que tienen sus cimientos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), en la Ley Orgánica de Educación (2009) y en el Plan de la Patria (2013). La autoevaluación escolar por la calidad educativa tiene su enfoque teórico en el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE, 2015), en las Orientaciones Generales para la autoevaluación de las Instituciones Educativas se fundamenta en la bandera número 9, que consiste en desarrollar un sistema de evaluación de esa calidad educativa.

El propósito de la autoevaluación es mejorar la calidad. Por ello se genera en el ámbito nacional el proceso de autoevaluación en cada una de las instituciones de los niveles y modalidades del sistema educativo venezolano, sobre la base de la participación de los actores sociales. Así, el MPPE (Ob. cit.), plantea:

Crear un sistema de evaluación de la calidad educativa, que permita hacer seguimiento (orientación, acompañamiento, sistematización, investigación, organización y evaluación permanente) de estos logros, con el propósito de garantizar los fines de la educación bajo los principios, criterios y procedimientos que respondan a la Refundación de la República, establecida en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (p. 2).

Desde esta perspectiva, se promueve la participación protagónica de todos los actores sociales intérpretes del proceso, con miras a revisar, como corresponsables, la operatividad de los fines de la educación; vale decir cómo estos fines se están concretando en la práctica educativa cotidiana. Así, la escuela como unidad orgánica se revisa y en colectivo perfila el accionar para evaluar la congruencia de las políticas educativas.

¿Cómo estas se desarrollan y cómo garantizan el seguimiento y control como competencias del Estado Docente? Se trata de revisar, ¿qué estamos haciendo? para cumplir con los fines de la educación. Es concienciar ¿qué hemos dejado de hacer? E importante es, como colectivo, determinar y asumir el reto de los cambios para transformar la realidad educativa propia del proceso diagnóstico contextualizado, de cada institución educativa.

Con la finalidad de dar direccionalidad al proceso se valoran los principios de contextualización y participación protagónica. Así, como proceso implícito la construcción colectiva del conocimiento entre los actores sociales como grupos homogéneos y heterogéneos que interactúan en contextos reales como intelectuales orgánicos, en la búsqueda de valorar la gestión escolar en cada indicador de los procesos: (1). Pedagógicos Curriculares. (2). Organizativos Comunitarios y (3). Gestión Administrativa.

Estos procesos tienen un conjunto de indicadores de autoevaluación construidos y organizados por los equipos de la dirigencia nacional del sistema educativo venezolano, en mesas de trabajo, con la participación de los Jefes y Jefas de las Divisiones de Supervisión y Académica de cada Zona Educativa; así como los Coordinadores Regionales del Sistema Nacional de Investigación y Formación del Magisterio (SNIFPM). MPPE (2015). Jornada Nacional de Autoevaluación Escolar y Congreso Pedagógico Estadal. Higuerote, estado Miranda, abril de 2015.

La autoevaluación más allá de determinar un diagnóstico institucional, conlleva la sistematización de este proceso que se desarrolla en los planteles educativos. De esta manera, se asume como una investigación grupal e institucional, enmarcada en la participación protagónica y corresponsables de todos los actores sociales; en la construcción colectiva del conocimiento que reconoce el potencial de cada participante como el intelectual colectivo, promovido a través de la pedagogía crítica y de la investigación acción participativa y transformadora.

En este proceso de cambios en el cual todos y todas estamos empeñados, con el mayor compromiso lo hemos asumido desde la corresponsabilidad del Estado y de la sociedad organizada. A fin de garantizar el derecho a la educación en igualdad de oportunidad y con calidad para todos y todas.

Con la firme convicción y conscientes de las contradicciones educativas estamos reimpulsando la política de formación docente desde los escenarios propios de la escuela, desde el accionar cotidiano desaprendemos y nos apropiamos de conocimientos consecuentes de la construcción social de la escuela como institución por excelencia para reconstruir teorías y recuperar la pedagogía como ciencia.

La UNESCO (2015), refiere en la Conferencia General en el Foro Mundial de Educación para Todos, Incheon (República de Corea), se compromete a fomentar como objetivo general una educación “basada en los principios fundamentales de acceso, equidad y calidad, en la perspectiva del aprendizaje a lo largo de toda la vida”. En referencia a esta premisa educativa la cual fue tema central y de interés en el discurso de los representantes de varios países.

Venezuela desde el 1999 ha logrado avanzar en materia educativa garantizando la educación como un derecho humano y de carácter obligatorio desde maternal. Se crearon las misiones educativas para saldar la gran deuda social de los y las excluidos del sistema educativo. Hoy por hoy tenemos la mayor matricula escolar reconocida por los organismos internacionales por ocupar el 2do. Lugar en Latinoamérica, por lo que se considera la inclusión un indicador de calidad.

Desde esta perspectiva, el compromiso es de todos y todas por una educación de calidad y garantizar así este derecho.

publicado originalmente en: http://www.aporrea.org/educacion/a208589.html

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Venezuela: Foro “Código Orgánico Penitenciario: nuevo marco legal del Sistema Penitenciario”

La Dirección Nacional de Creación Intelectual (DNCI) y la Academia de Servicio Penitenciario de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), tienen el gusto de invitarle a participar en el Foro “Código Orgánico Penitenciario: nuevo marco legal del Sistema Penitenciario”, cuyo objetivo es socializar el contenido y alcance del mencionado Código como medio para profundizar la humanización del Sistema Penitenciario, así como fortalecer la formación de nuestros (as) discentes.

El Foro se realizará el día miércoles 20 de abril de 2016, de 09:00 a.m. y 12:00 m, en los espacios del Auditorio Che Guevara. Estará como ponente invitada Marielys Valdez, Viceministra para Formación Educativa y Asuntos Sociales del Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario.

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Ecuador: La educación dió un giro de 180 grados

www.eldiario.ec/13-04-2016/

Milciades Cobeña, docente, recuerda la educación de hoy muy diferente a sus memorias de hace 30 años.

“Antes los padres decían que nos encargaban a sus hijos. Hoy la educación no tiene temple y a los estudiantes no se los puede ni tocar”, asegura Cobeña. Aunque el maestro de matemáticas considera que este no fue el único cambio.

La tecnología y la investigación también son la novedad en la docencia actual, dice el profesor.
Hoy se celebra el Día del Maestro Ecuatoriano y varios profesores reflexionaron sobre esta fecha.
“Las exigencias para los maestros se han incrementado. Ahora se necesita de maestrías y doctorados para poder enseñar en las instituciones de educación superior”, menciona Katherine Tarazona, docente de la Universidad Técnica de Manabí (UTM).
Gustavo Santana, maestro de nivelación, cree que la educación dio un giro de 180 grados.
“La educación ha sufrido cambios. Hay un cambio de paradigma tradicional a uno actual”, indica Santana.
Henry Bravo, profesor de educación física, reflexiona sobre su desempeño  como docente, en el marco de esta celebración.
Bravo asegura que se nace con la capacidad de ser maestro y con la capacitación se refuerza lo aprendido.
“Trato de influirles a mis estudiantes los valores. En mi materia busco la participación e integración de los estudiantes”, explica el docente.
Actividades. En varias instituciones educativas se realizarán actividades para conmemorar el día del maestro.
En el colegio Manabí Tecnológico, el rector, Jesús Delgado, señaló que realizarán una reunión con los docentes para no pasar por alto la fecha.
Carlos Chávez, director zonal de Educación, manifestó que para hoy se tiene previsto que  el distrito de Educación realice una sesión solemne y capacitaciones para celebrar el día del maestro trabajando.
Despidos. El funcionario descartó que se haya desvinculado docentes del magisterio y enfatizó que a través del concurso de méritos y oposición Quiero ser maestro 3 se vincularán cerca de 1.675 profesores en diferentes instituciones educativas de la zonal.
Chávez manifestó que no hay despidos de profesores por la situación económica del país.
“Hay que aclarar que muchas personas tenían contratos con el ministerio, pero algunos de ellos han ganado el concurso definitivo. Ellos finalizan en un territorio porque han ganado concursos en otro distrito”, dijo el funcionario sobre la finalización de algunos contratos.
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Quinze anos de Reforma Psiquiátrica (I)

Em 6 de abril de 2001, país começava a desativar seus tristes manicômios. Ao resgatar histórias de pacientes com transtornos mentais, nossas matérias ensaiam um balanço desta transformação

Por Lígia Morais

Atenção em Preto e Branco

Pitico não consegue sonhar, acha que é por causa da medicação que tomava antes. Ele passou 13 anos entre os muros de um hospital e hoje mora numa residência terapêutica em Sorocaba. Um amigo o leva na garupa para andar de moto, Pitico usa o capacete e um blusão de couro para rodar pelo centro da cidade. “É uma liberdade que não tem preço”, diz sorrindo. Wilson Abramusviz “Pitico” sabe ler, escrever, conversar, entrar, sair, só não consegue sonhar. O documentário “A chave da nossa casa”, lançado pela Secretaria de Saúde do Estado de São Paulo em 2015, trata da desinstitucionalização de pacientes psiquiátricos, isto é, da mudança dos hospitais para modelos que promovem a reintegração social, como é o caso das residências terapêuticas. Em vídeo, também é contada a história de Valdeci.

Depois de 26 anos morando num hospital, é ela mesma quem decide o horário em que vai dormir: à meia-noite. Valdeci de Carvalho mora com mais sete pessoas numa residência em Santo Amaro, todos ex-internos de hospitais psiquiátricos. Ela os chama de família, vão à praia, ao sítio, ao shopping. “A gente se distrai muito, se diverte muito, a gente curte muito a vida”, ela conta. No documentário, faz um apelo, pede para que tirem todos os outros pacientes de hospitais o mais rápido possível, para que possam melhorar e poder sentir o que é liberdade – “Quem estiver ouvindo essa gravação, o ministro da saúde, o governador, que abra residência pra poder morar, porque não tem como morar num hospital; hospital não foi feito pra morar não”. Ela termina: “Esse é meu recado, Valdeci Elias de Carvalho. Obrigado”.

Em 2008, eram 6.349 pacientes internados em hospitais psiquiátricos no estado paulista, a maioria já possuía condições de começar o processo de ressocialização. Ainda assim, a falta de uma rede alternativa consolidada os impedia de continuar o tratamento fora das instituições. Seis anos depois, o Censo Psicossocial de 2014 mostrou que 4.439 pessoas ainda estavam morando em hospitais. “Esse número atual de moradores já sinaliza as resistências e dificuldades em cumprir o que está assegurado por lei desde 2001 e preconizado pela política de saúde mental com a sua implantação”, está escrito no relatório. Aponta-se a falta de investimentos nos serviços extra-hospitalares de base comunitária e a resistência ainda grande da sociedade em incluir os doentes mentais nas cidades.

Mantiveram-se 53 hospitais psiquiátricos no estado de São Paulo. “Se a lei se consolidou e se legitimou, através da implantação real de boa parte dos seus mandamentos, o embate ideológico e de modelos de atenção persiste e a agenda política de defesa dos princípios da lei permanece atual”, comenta Pedro Delgado em artigo publicado em 2011, na efeméride dos dez anos da Lei 10.216. Pedro, do Instituto de Psiquiatria da UFRJ, é irmão do deputado Paulo Delgado, que propusera o projeto legislativo da Reforma Psiquiátrica no final da década de 1980.

“130 leitos do passado”

Em Franco da Rocha, os corredores vazios e prédios interditados do Juquery nem parecem já ter abrigado mais de 14 mil pacientes. Entre 1995 e 2003, muitos deles passaram pelo processo de desinternação. Pouco antes da aprovação da Lei 10.216, que institucionaliza a reforma psiquiátrica, 2.500 pessoas ainda moravam nas colônias do hospital centenário. Pier Paolo Pizzolato, Diretor Técnico 1 do Complexo Hospitalar do Juquery, explica que a desinstitucionalização foi demorada pois foi necessária a revisão dos prontuários de todos os pacientes. Também se prolongou por muitos deles não possuírem documentos de registro, o que dificultava a reativação do vínculo familiar. Em 2015, eram 130 leitos ocupados.

“O paciente crônico que está aqui ainda é paciente que não tem família, que não tem referência do Estado, que não tem capacidade suficiente para estar numa residência terapêutica”, comenta Paolo. Eles têm uma internação média de mais de 40 anos e, por isso, o tratamento hoje é mais ligado a doenças causadas pela velhice do que aos próprios problemas psiquiátricos. Raramente eles têm algum surto, mas tratam da diabetes, dos problemas do coração, dos de locomoção. Quando um desses pacientes vem a falecer, o leito é extinto e não pode mais haver internações.

Os diálogos sobre a criação de um Centro de Atenção Psicossocial (CAPS) na cidade começaram há pouco e, na região de Franco da Rocha, também não há residências terapêuticas. “É um gargalo físico”, aponta Pizolatto, “não é todo mundo que quer ter um CAPS dentro do próprio município”. Ele é arquiteto de formação e foi um dos responsáveis pelo projeto de transformar o antigo asilo de crônicos em um hospital de retaguarda. Ele vê como futuro para o complexo a vocação de reabilitação psíquica e física. “Enquanto isso não acontece, o Juquery fica nessa situação onde já tem alguns serviços de ponta e ainda convive com 130 leitos do passado, que a gente vai aos poucos fechando”, comenta.

Em 2014, houve licitação para a reforma e o restauro de parte do conjunto do hospital, mas uma questão burocrática entre as empresas concorrentes fez com que o processo parasse. No ano seguinte, o financiamento foi recolhido e, com a crise econômica, o projeto terá que ser alterado para se adequar ao novo orçamento. Serão construídos, num projeto piloto, 40 leitos – que futuramente pretende-se expandir para 105. Paolo ainda não fala de prazos, mas afirma que existe tanto a vontade técnica como a vontade política, duas questões essenciais para que se aconteçam as mudanças.

“Lutei por uma pátria livre”

O lema no brasão da cidade de Sorocaba está fixado sob a mesa dos vereadores. Celso Sanches não pôde comparecer à Câmara Municipal na tarde do dia 28 de novembro de 2015. Lá seria realizado um debatesobre saúde mental, direitos humanos e o processo de desinstitucionalização em Sorocaba. Mandou uma carta, então, para ser lida por um representante do Movimento Antimanicomial “Loucos pelo Mundo”, do qual também participa ao lado do filho Denis. Celso escreve que o filho esteve internado no hospital Teixeira Lima, no Vera Cruz e no Jardim das Acácias. “Ele sofreu nesses hospitais todo tipo de violência, principalmente no Teixeira Lima e no Vera Cruz; Denis Roberto Sanches foi agredido pelos enfermeiros, foi abusado sexualmente e foi ameaçado de morte, se ele falasse para o pai”, conta. Pelas ameaças psicológicas e físicas, Celso pede aos políticos que tomem providências.

Denis também quer que se investiguem os casos de violência. Em pausas longas, se emociona ao falar que tinha medo das ameaças. Lembra que o amarravam no Vera Cruz, pelos braços e pernas. Faz um apelo: “Eu acho que eu não sou louco; que não precisa de hospital nenhum pra internar, tem que fechar o hospital”.

Entre 2004 e julho de 2011, ocorreram 825 mortes de pacientes do SUS nos hospitais da região de Sorocaba, o que corresponderia a uma morte a cada três dias. A concentração de leitos de longa permanência e as denúncias de maus tratos nos hospitais levaram à formalização de um Termo de Ajustamento de Conduta (TAC) em 2012, que previa a desinternação de pacientes de sete instituições psiquiátricas e a sua transferência para residências terapêuticas (RTs) ou CAPS. Em 2008, a região compunha o maior polo manicomial do país, com mais de dois mil pacientes. Em 2014, do total de 4.439 moradores de hospitais psiquiátricos no estado, 1.600 estavam em Sorocaba.

A assinatura de Jefferson Aparecido Dias é a primeira que aparece no documento do TAC de Sorocaba. Foi designado pela Procuradoria Geral da República para tratar do caso. “O TAC tem a finalidade de fortalecer e consolidar a rede protetiva aos pacientes e garantir tratamento mais humano e eficaz”, ele explica. Foram criadas equipes multidisciplinares, com profissionais do município, do estado e da União. Em até três anos – com possibilidade de se estender por mais um; então, até 2016 – todos os pacientes atendidos pelos hospitais devem ser transferidos para a Rede de Atenção Psicossocial (RAPS). “O problema é que apesar da lei, a RAPS não foi criada, razão pela qual não existem estabelecimentos aptos a receberem os usuários da saúde mental”, aponta Jefferson. Os pacientes são então mantidos nos hospitais psiquiátricos.

Denúncias e luta

“Categoria enfrentamento à tortura: recebe o prêmio o Fórum da Luta Antimanicomial de Sorocaba – FLAMAS“. No Palácio do Planalto, aplausos seguem o anúncio do Prêmio Direitos Humanos, em 2011, e não se escuta mais o que diz o apresentador no microfone. A Presidenta da República cumprimenta um dos representantes do FLAMAS, movimento que fora criado dois anos antes e responsável por denúncias de hospitais psiquiátricos na cidade do interior do estado de São Paulo.

Em audiência pública, na manhã do dia 28 de novembro de 2015, Francisco Fernandes, secretário de Saúde de Sorocaba, levanta os números da desinstitucionalização. De 2010 a 2015, o número de leitos SUS em Sorocaba e na região caiu de 2.778 para 1.853. Três das quatro instituições psiquiátricas da cidade foram fechadas. O Vera Cruz, porém, continuou funcionando, como espaço para receber egressos de outros hospitais do estado. Em novembro de 2015, 470 pacientes ainda estavam internados no Hospital, quase a sua capacidade máxima – que é de 512 pessoas. Entre 2010 e 2015, foram fechados 42 leitos do Vera Cruz. Apesar da aprovação do TAC em 2012, o FLAMAS não vê perspectiva de cumprimento do termo pela Prefeitura de Sorocaba no prazo estabelecido.

No final da audiência, Mirsa Dellosi, coordenadora de Saúde Mental da cidade, pede a palavra para comentar um dos dados levantados pelo secretário. Ela se diz emocionada por, nos últimos três anos, o número de altas de pacientes para a família ou residência terapêutica ser três vezes maior que o número de óbitos – o que seria um momento histórico, já que o número de óbitos de hospitais psiquiátricos costuma ser maior que o de altas. Apesar de alguns avanços, representantes do Fórum de Luta Antimanicomial ainda veem problemas no processo de desinstitucionalização – comentam na audiência que a assinatura do TAC, por exemplo, não contemplou a Defensoria Pública, o Conselho Regional de Psicologia e os movimentos sociais da região.

O processo de desinstitucionalização em Sorocaba, segundo o FLAMAS, tem se transformado num processo de desinternação. Dizem os representantes: “para a Prefeitura, o cumprimento do TAC seria retirar as pessoas dos hospitais psiquiátricos, sem levar em consideração o reestabelecimento social dessas pessoas, sem trabalhar autonomia ou questões que possam facilitar a integração na sociedade”. Entra, além dessa, a questão dos administradores dos novos modelos de assistência. O FLAMAS aponta que são os mesmo que gerenciavam os espaços de asilamento e hipermedicalização dos antigos hospitais psiquiátricos. A RAPS de Sorocaba, por ser formada por organizações sociais e CAPS ligados aos mesmos grupos denunciados pelos militantes, acaba reproduzindo práticas manicomiais.

Afirmam ainda que a atenção básica da cidade não tem capacidade para realizar um atendimento cotidiano e que a assistência 24h dos CAPS e os leitos em hospitais gerais não são suficientes. “A Rede de Atenção Psicossocial em Sorocaba não atende às necessidades e à complexidade do cuidado com pessoas que saíram de manicômios depois de anos ou décadas de internação, negligência e maus-tratos”, dizem.

Em 2014, o processo de desinternação havia se intensificado com a contratação de trabalhadores comprometidos com a Reforma Psiquiátrica, mas com a subsequente demissão em massa desses funcionários, o processo voltou à lentidão. Com as mudanças na gestão do processo de desinstitucionalização, os militantes da luta antimanicomial de Sorocaba não têm mais acesso ao Vera Cruz. “Sem transparência, fica mais complicado acompanhar e fiscalizar o que acontece, para cumprir o papel do movimento social: tencionar por uma ampliação sempre maior e mais inclusiva dos Direitos Humanos e denunciar abusos e violações de direitos”, comentam.

Os integrantes do FLAMAS sofrem ameaças constantes de criminalização e perseguição por causa das denúncias que fazem. Com a transparência que falta agora ao processo, “o FLAMAS enfrenta o desafio de continuar atuando contra uma estrutura manicomial que se reforçou após as demissões dos profissionais mais críticos e dos gestores mais alinhados com a Reforma Psiquiátrica”, afirmam. Também preocupam as nomeações de Marcelo Castro e Valencius Wurch para cargos de coordenação no Ministério da Saúde. Em 2016, os militantes de Sorocaba começaram o ano participando doLoucupaBrasília, manifestação na capital do país que pedia a exoneração de Wurch.

Problemas na alternativa

Os problemas na consolidação de modelos alternativos de assistência não são exclusivos de Sorocaba ou Franco da Rocha. No estado de São Paulo, a estimativa do Censo Psicossocial 2014 é de que seriam necessárias 555 residências terapêuticas para atender a demanda da população paulista. Hoje, elas são 158. As regiões de Araçatuba, Araraquara, Baixada Santista, Barretos, Franca, Presidente Prudente, Registro e Taubaté não apresentam nenhuma residência. Também em São Paulo, foram instalados 416 Centros de Atenção Psicossocial, mas o número de CAPS III – serviço de assistência 24h – chega a 42. No Brasil, o Ministério da Saúde levantou em 2010 a existência de de 570 residências terapêuticas e 1620 CAPS.

O Prof. Dr. Osvaldo Gradella, sentado em sua sala da Unesp de Bauru, no interior paulista, ajeita os óculos no rosto e comenta que os gestores no Brasil ainda não sabem como implantar uma forma de atenção aberta, principalmente por faltar experiência a muitos profissionais. “O modelo que temos é um serviço isolado, sendo que a ideia era ter um serviço em rede – o CAPS I para a entrada, o CAPS II mais especializado e o CAPS III que seria 24h; também era pra se ter uma articulação maior do serviço com os bairros e familiares de pacientes”, comenta. Para o professor, o atendimento acaba se tornando meramente clínico. “Essa é uma das contradições que se tem hoje na implementação: nós saímos dum modelo ‘hospitalocêntrico’ e agora vamos para um modelo ‘capscêntrico’”, ele diz.

O movimento de luta antimanicomial também tem questionado as novas formas de atenção. Segundo Osvaldo, com o fim dos hospitais, os novos modelos começam a carregar em si a sua própria alienação, os seus próprios defeitos. “Tem que se pensar se o CAPS é a solução ou se temos que criar uma nova estratégia de atenção; pensar se ela não se esgotou, se cumpriu seu papel histórico num processo de transformação e se agora a gente precisa criar uma nova estratégia de atenção”, diz o professor.

Ainda assim, Osvaldo comenta que não se pode perder de vista o ataque de setores conservadores, que querem recuperar a internação nos hospitais, reforçando políticas de exclusão – por exemplo, no Congresso. “A própria implementação do discurso neoliberal, do rompimento com uma série de políticas públicas, a falta de investimento na área de saúde e educação; isso de certa forma tem favorecido principalmente a perspectiva manicomial”, afirma Gradella, que tem observado um retrocesso na luta antimanicomial e a ascensão de setores ligados à medicina privatista.

Outra questão que se coloca aos atuais desafios da reforma psiquiátrica brasileira é o tratamento do crack. O professor pontua o crescimento das comunidades terapêuticas de caráter religioso, instituições que têm ocupado o lugar dos hospitais psiquiátricos, repetindo práticas de maus tratos e de punição. O empenho dos governos no combate à droga, segundo Osvaldo, “desviou um pouco a atenção da reforma psiquiátrica, porque o crack virou um assunto de comoção nacional e grande embate entre as forças mais conservadoras, que viram na história das comunidades terapêuticas uma nova forma de ganhar dinheiro”.

Querem os hospitais de volta

A demora na implementação de uma Rede de Atenção Psicossocial eficiente tem sido acompanhada pelo crescimento de setores conservadores na sociedade brasileira. Para os militantes do FLAMAS, esses grupos que defendem a internação em hospitais psiquiátricos seguem uma ideologia de segregação e negação da diferença, do encarceramento de comportamentos que não atendem às expectativas sociais hegemônicas, seguem a crença de que a “loucura” deve ser afastada da sociedade, de que os “loucos” são perigosos, a ideologia do higienismo e da pobreza encarcerada. “O movimento antimanicomial, por sua vez, é orientado pelos valores da autonomia e solidariedade, pela noção de inclusão social, respeito à diferença, pela defesa intransigente dos Direitos Humanos”, eles afirmam.

Em resposta a Marcelo Castro, ministro da Saúde, que afirmou no final de 2015 que a luta antimanicomial era muito ideológica e pouco científica, os integrantes do Fórum de Sorocaba comentam que “a maior prova de que a Luta Antimanicomial é eficaz é a melhora entre as pessoas que são tratadas em liberdade, com equipes multiprofissionais (não apenas médicos), vivendo em sociedade, voltando a produzir arte, conhecimento, trabalho, política etc”. Mencionam também o reconhecimento internacional da ONU, em especial da Organização Mundial de Saúde, pela reforma psiquiátrica no Brasil. Ainda dizem: “essas críticas de ação ideológica da Luta Antimanicomial têm o único propósito de deslegitimá-la, mas são críticas vazias que não se comprovam quando vamos para as experiências concretas”.

“A ala em que eu morava era um pavilhão com 90 pessoas, com quartos dos dois lados do corredor. Era algo meio prisão”, assim se lembra Wilson Abramusviz “Pitico” do Hospital Vera Cruz. Em entrevista à CartaCapital, comenta que tem a chance de recomeçar sua vida, com mais autonomia e liberdade. Em 2015, foram 95 pacientes que receberam alta da instituição – 16 para morar com familiares, 67 em RTs de Sorocaba e 12 em RTS de outras regiões. A Agência Sorocaba de Notícias, órgão ligado à Prefeitura, publicou que a coordenação de Saúde Mental previa no mínimo mais cem altas no primeiro bimestre do ano seguinte. Os pacientes do Vera Cruz são, no começo de março de 2016, 456. Pitico, já longe do hospital, descreve sua casa, a residência terapêutica em Sorocaba, como “um hotel cinco estrelas”.

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Poco dinero para los más pequeños

Por cada dólar que se invierte en niños de hasta 5 años, se invierten tres en niños de entre 6 y 12 años en América Latina y el Caribe. Ese es uno de los inquietantes hallazgos contenidos en el nuevo estudio Los primeros años: El bienestar infantil y el papel de las políticas públicas, editado por Samuel Berlinski y Norbert Schady. Esta es la edición 2015 de la serie insignia del BID denominada Desarrollo en las Américas, presentada en Lima, Perú, el pasado 27 de Octubre.

El gasto público en la primera infancia no sólo es bajo en relación con la inversión en la infancia media, sino también con respecto al gasto en todos los otros grupos de edad. Los ancianos, en particular, reciben pensiones y otras transferencias para ayudarles a afrontar los riesgos asociados a la vejez. Esto es cierto incluso en países con muy diferentes perfiles de población. Por ejemplo, Chile, Guatemala y  Perú  todos  gastan entre siete y nueve veces más en las personas mayores de edad que en los niños de 0 a 5 años de edad, medidos con base en gasto per cápita. Cuando se trata de repartir partidas presupuestarias, los niños pequeños reciben poco más que migas.

¿Cómo  se ubican América Latina y el Caribe en comparación con otras regiones en lo que respecta al gasto en la primera infancia? No bien. Los países de la región gastan en promedio sólo el 0.4 % del PIB en sus hijos más pequeños, alrededor de la mitad del promedio de la OCDE.  Mientras que algunos países de alto desempeño gastan cerca de cuatro veces más.

La buena noticia es que, si bien el gasto público en la primera infancia es baja en términos relativos, ha ido a la alza en la última década. Por ejemplo, Chile, República Dominicana y Guatemala han aumentado el gasto entre dos y cuatro veces desde el año 2000. La mayoría de los países han inyectado más dinero en educación preescolar y en los programas de transferencias  condicionadas, mientras que los programas de cuidado infantil y crianza de los hijos han disfrutado incrementos de inversión más modestos.  Esta asignación resulta desafortunada, ya que los programas de crianza de los hijos que reciben la asignación más pequeña de los presupuestos generales, han demostrado generar el mayor retorno a la inversión.

El tacaño manejo presupuestal de los niños en la región refleja una mala decisión de inversión. El gasto en la primera infancia podría ser una de las mejores inversiones que un gobierno puede hacer. Para empezar, entre más pronto invierte el gobierno en un niño, más duraderos los beneficios que el país cosechará. Por otra parte, las inversiones realizadas en los niños pequeños magnifican los retornos a las inversiones realizadas posteriormente en la vida de un individuo. Por ejemplo, el gasto en educación universitaria o de formación para alguien que se benefició de la inversión en sus primeros años probablemente tendrá una recompensa mayor que el dinero gastado en un individuo que no disfrutó de una atención de calidad desde el principio. Por último, los beneficios de las inversiones tempranas florecen en la edad adulta. Un estudio en Jamaica reveló que los niños que se beneficiaron de una intervención en los dos primeros años de vida y se siguieron durante veinte años más tarde, tenían coeficientes intelectuales más altos, ganaban un 25% más,  tenían menor tendencia a la depresión y tenían menos probabilidades de involucrarse en actividades delictivas que los niños que no se beneficiaron de la intervención.

Por supuesto, la solución no es únicamente más dinero. Otro mensaje importante del libro es que la cantidad no puede sustituir a la calidad cuando se trata del cuidado de la primera infancia. Y la calidad se mide menos en términos de ladrillos y cemento y más en términos de los beneficios intangibles de las interacciones entre los cuidadores y los niños.

Por subestimar los cuidados a sus ciudadanos más jóvenes, los gobiernos están perdiendo la oportunidad de impactar no sólo la vida de sus hijos, sino el bienestar de sus sociedades en las próximas décadas.  Niños felices, saludables, e estimulados llegan a ser adultos productivos y participativos. Y dirigiéndose a los niños de bajos ingresos, el gasto en la primera infancia puede ser un instrumento redistributivo eficaz que puede reducir la transmisión intergeneracional de la pobreza y la desigualdad. El futuro de una nación está en las manos de sus hijos. Ellos necesitan y merecen más que centavos para asumir la tarea.

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Planning for crisis – what can education systems do to prevent and prepare?

Fuente IIPE – Buenos Aires/ 13 de Abril de 2016

Hazards, either natural or human-made, do not necessarily lead to crisis. However, when an education system is impacted by a conflict or natural disaster, there are measures that can be put in place to mitigate risks and increase efficiency and equity.

Ministries of education (MoE) are increasingly aware of this and countries including South Sudan, Uganda, Mali, Burkina Faso and others have started planning for crises before they occur.

WHAT DOES CRISIS-SENSITIVE PLANNING ENTAIL?

Crisis-sensitive planning begins with a risk analysis, or as some would call it, a conflict and disaster risk analysis. There are many tools out there to support the development of such an analysis, including the Rapid Education and Risk Analysis(RERA), UNESCO-IIEP’s and PEIC’s guidance and more. These analyses then feed into policy and plan development and implementation. And in order for risk reduction strategies to be effectively implemented, they need to be costed and funded.

What’s important to remember is that if the ultimate goal is to develop national education systems that are crisis-sensitive and contribute to social cohesion and peacebuilding, crisis-sensitive planning needs to be linked with government systems and processes. How can we do this?

  • By ensuring government ownership when developing a specific conflict and disaster risk reduction analysis. Ideally such an analysis should be done around the time when the education sector analysis, or ESA, is in development. The central idea is that government officials in a given country lead the process of developing the methodology, implementing the data collection and preparing the analysis. Ministries in countries including Burkina Faso, Mali, and currently in South Sudan have been pioneers in this area with support from partners such as UNESCO-IIEP, UNICEF, USAID, PEIC, Search for Common Ground, and others.
  • By using data and data collection tools that belong to governments. In Mali, for example, the Ministry of Education, together with devlopment partners, developed a questionnaire  for a sampling survey to look at the effects of various risks on the system. In South Sudan, official data from the Education Management Information System (EMIS) was merged with OCHA’s vulnerability index, to highlight how the vulnerabilities related to conflict, displacement, food insecurity and epidemics affect the education system.
  • By bringing together government officials and humanitarian partners (or those who have conducted the analysis) during the planning process. Ideally, as mentioned earlier, risk analyses should take place as part and parcel of the broader education sector analysis, in order to identify risk reduction strategies. These strategies should be seen as an opportunity for partners –whether humanitarian or development partners –to work together and invest in long-term systems’ building. This may be a challenge in terms of timing, for example, if a country is in the middle of implementing a five-year plan. However, there are opportunities to integrate risk analyses during mid-term or annual reviews. In South Sudan, the education cluster, UNHCR, and local humanitarian NGOs were all involved in the crisis-sensitive ESA that has recently beenfinalized. The expectation is that they will now all be involved in developing the next education sector plan and that innovative decisions to further align humanitarian and development programmes will be made.
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