Centro América/02 Agosto 2018/Fuente: La estrella Panamá
«Ningún sistema educativo será mejor que la calidad alcanzada por sus maestros y profesores», por lo que «debe adoptarse el Sistema Nacional de Capacitación Docente e impulsarse la instrumentación de un Observatorio Educativo para dar seguimiento y proponer políticas públicas acordes»
La capacitación de los docentes y de los directores de los centros educativos son claves para que este sector despegue y Panamá supere la realidad actual de «que una gran cantidad de jóvenes son preparados, literalmente, para el desempleo», alertó hoy la cúpula empresarial.
La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP) indicó este domingo que «ningún sistema educativo será mejor que la calidad alcanzada por sus maestros y profesores», por lo que «debe adoptarse el Sistema Nacional de Capacitación Docente e impulsarse la instrumentación de un Observatorio Educativo para dar seguimiento y proponer políticas públicas acordes».
Esa es una de las conclusiones incluidas en un documento elaborado en el marco de un foro en el que convergen de manera inédita en Panamá los gremios más representativos del sector privado, incluida la CCIAP, indicó esta Cámara, que agrupa a más de 1.600 empresas de 15 sectores económicos del país.
También se debe fortalecer la formación de directores dotándolos de herramientas que les permitan ser más efectivos en la gestión de los centros educativos, lo cual se traduce en mejores resultados tanto administrativos como académicos, indicó el documento suscrito por los gremios privados panameños.
El foro, que se activó en el marco de la iniciativa Agenda País 2019-2024, con propuestas para el nuevo Gobierno que se elegirá para ese período en mayo próximo, arrojó que se hace necesario lograr el funcionamiento pleno del llamado Consejo Permanente Multisectorial para garantizar el cumplimiento de las políticas y líneas de acción para el sector educativo.
«Todos quienes nos hemos unido en torno a Agenda País 2019-2024 asumimos el compromiso de monitorear junto el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el cumplimiento de estas acciones, ya que esta es probablemente la última oportunidad para garantizar una enseñanza de calidad y con ello el futuro del país», indicó la CCIAP.
Esas conclusiones surgieron después de que los participantes en el foro reconocieron de manera unánime que la educación de Panamá padece de «deficiencias endémicas y estructurales», entre ellas «una preparación de los docentes laxa en exigencias académicas y una remuneración desnivelada entre tareas iguales, así como desactualización en los planes de estudio, desvinculados de las necesidades de Panamá».
A eso se suma una «infraestructura inadecuada, y una alarmante deserción escolar», que dan como resultado que «una gran cantidad de jóvenes son preparados, literalmente, para el desempleo», señaló la Cámara en su declaración pública.
El libro ‘Gigantes de la Educación’ recorre el mundo en busca de las historias personales de maestros y escuelas que no se reflejan en los exámenes ni en los informes
Una maestra que daba clases a escondidas a las niñas en Kabul, durante el período talibán. El profesor de una hagwon (academia extraescolar) surcoreana al que los padres exigen más deberes. Robótica en Estonia. Los estudiantes que acabaron con las escuelas segregadas en Estados Unidos. Poesía con el móvil en el Bronx. Violines en Caracas. Boxeo en Río de Janeiro. Monopatines en Adís Abeba. Herramientas diversas para sacar a los niños de la calle. Y del sofá. Sus historias no aparecen en ningún ranking educativo.
El libro Gigantes de la educación. Lo que no dicen los rankings (Fundación Telefónica, 2017) nació con el objetivo de poner rostro, nombre y contexto a las cifras sobre educación internacional. Recoge reportajes y entrevistas sobre educación en el terreno a profesores, padres, alumnos, académicos y políticos, en contextos tan distintos como: Cuba, Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Afganistán, Venezuela, Brasil, EE UU, Estonia o Etiopía, junto a entrevistas a distancia o en España a expertos de otros sistemas enfoques de enseñanza como el de Ontario en Canadá, Reggio Emilia en Italia y la aclamada Finlandia. El prólogo lo escribe el educador británico Richard Gerver, que bajo el título Al final, todo trata de personas, lanza un mensaje a los fanáticos de las evaluaciones: “Los cerdos no engordan por pesarlos”. Estos son algunos de esos rostros, nombres y contextos… que hay detrás de las cifras.
Gigantes asiáticos: la herencia del Examen Civil
Siguiendo la pista de las evaluaciones internacionales, uno de los primeros viajes de Gigantes de la Educación fue a tres gigantes asiáticos: Corea del Sur, Hong Kong y Singapur. Desde que se publicara el primer Informe PISA (el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes de la OCDE que desde 2000 evalúa trienalmente a los estudiantes de 15 años en Matemáticas, Ciencias y Lectura) gobiernos y medios miran al ranking como a la clasificación de la Liga de Fútbol. Y en la quiniela, los asiáticos ganan por goleada. Siete de los diez mejores sistemas de las últimas evaluaciones PISA (2012 y 2015) fueron asiáticos. Singapur (1º), Japón (2º), Taiwán (4º), Macao (6º), Vietnam (8º), Hong Kong (9) y las cuatro provincias que participaron de China —Pekín, Shanghái, Jiangsu, Guangdong— (10º), junto a Estonia (3º), Finlandia (5º) y Canadá (7º). Es más, dice la OCDE que los estudiantes más desfavorecidos de Macao y Vietnám superaran a los estudiantes más favorecidos de 20 países (PISA 2015).
Más allá de los resultados, en los sistemas de Asia Oriental los retos son comunes: los niños estudian demasiadas horas, el sistema es demasiado rígido y muy enfocado a un examen. Las virtudes también se asemejan: la importancia de la educación y el respeto por los profesores. Para el profesor Kaim-ming Cheng, de la Universidad de Educación de Hong Kong, más allá de estereotipos que simplifican los resultados asiáticos, existe una base cultural en las que denomina “las sociedades de los palillos”, que son las sociedades que comparten dos ingredientes: comen con palillos y durante siglos se enfrentaron al Examen Civil: Corea, Japón, China continental, Taiwán, Hong Kong, Macao y Vietnam.
El Examen Civil fue una especie de oposición a funcionario imperial, a la que cualquier varón, sin importar su origen podría presentarse y arraigada en estos países por más de 1.300 años. Aprobar el examen significaba sacar a toda la familia de la pobreza, lo que hizo calar a fondo la meritocracia pero también asentó la idea de que examen y educación eran la misma cosa.
Asia olvidada: las luchadoras de Kabul
Si la educación de Afganistán se reduce a unas cifras, se puede concluir que un 60% de las niñas de Afganistán está fuera del colegio, según datos de 2018 de Unicef. Si los números se sustituyen por personas, la educación en Afganistán es la historia de la profesora Sahila, de las parlamentarias Farida Hamidi y Fawzia Koffi, de las universitarias Mursal, Sadaf, Nagina, Lina y Manizha o de las boxeadoras Sadaf, Shabnam, Farzana y Fátima y el resto de integrantes del equipo de boxeo femenino de Afganistán.
Cuando en 2001, los talibán llegaron al poder, la hija de la profesora Sahila tendría que haber empezado el colegio. La enseñanza quedó prohibida a las mujeres a partir de los ocho años y ella decidió dar clases a escondidas a su hija y a las niñas de otros vecinos: “Si me hubieran descubierto, me habrían matado”. La parlamentaria Farida Hamidi también fue amenazada cuando abrió la primera escuela para niñas de Nimruz, tras el período talibán. La lucha de Sadaf, Shabnam, Farzana y Fátima es literal: a puñetazos.
“El Sistema” de Venezuela: La belleza como derecho
El maestro venezolano José Antonio Abreu creía en el arte como derecho universal. Estaba convencido de que la belleza transformaba el alma de un niño para convertirlo en uno más feliz, más completo y por tanto, mejor ciudadano. Defendía que era posible vencer a la pobreza material con riqueza espiritual y que, por eso, cuando entregabas a un niño de un entorno marginal un instrumento, le estabas dando un arma para salir de la pobreza. Con ese propósito, en 1975, Abreu creó el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, una red de orquestas infantiles y juveniles por todo el país.
En Los Chorros, uno de los núcleos del Sistema en Caracas, hay niños y adolescentes afanados a sus violines y contrabajos, que de repente, cuando interpretan la Sinfonía número 8 de Beethoven, son algo grande, son artistas. “El Sistema se ocupa de sacar a los niños de la calle cuando no están en la escuela y les enseña unas habilidades, como la disciplina, la tolerancia o la comprensión que muchos, desgraciadamente, no aprenden en casa”, explica el directo del Núcleo de Los Chorros, Lennar Acosta. Lo sabe porque él fue uno de esos niños. Habla sin rodeos: “Si no me hubiera dedicado a la música, estaría muerto”.
EE UU: Los estudiantes que acabaron con las escuelas segregadas
En un pueblo de Virginia, tan remoto como su nombre, Farmville (granja), unos niños cambiaron la historia de su país, Estados Unidos, aunque no aparezcan en los libros de texto. En 2014, se celebró el 60º aniversario del fin de la doctrina ‘separados pero iguales’, una política aprobada en 1896 por el Tribunal Supremo de EEUU, que sostenía que mientras las instalaciones separadas para blancos y negros fueran iguales, la segregación no violaba la Ley. Gigantes de la Educación visitó a los antiguos estudiantes del colegio para niños negros en el que se fraguó una huelga estudiantil que puso fin a esa ley. El 70% de los demandantes del llamado caso “Brown contra Topeka”, que acabó con las aulas segregadas, procedían de ese colegio.
La entrevista tiene lugar en la escuela en la que ocurrió todo, hoy convertida en un modesto museo. Los antiguos estudiantes son septuagenarios. Dicen que nunca pensaron en hacer historia; eran niños, solo querían una escuela mejor. “Yo tenía 10 años, así que realmente no pensaba en las consecuencias. Creo que lo único que me daba miedo era que mis abuelos me regañaran por faltar a clase”, recuerda Joy Speakes, una de las alumnas que participó en las protestas. Explica que su colegio estaba pensado para 180 niños y eran 450, “así que el condado construyó tres gallineros para meternos. Cuando llovía, el agua se colaba por el techo y teníamos que sostener el paraguas durante toda la clase para no mojarnos, nada que ver con el colegio para niños blancos, a solo unas manzanas, con cafetería y gimnasio”.
Aquellos niños, con el apoyo de sus padres y luego de la organización de Derechos Civiles NAACP fueron a juicio y ganaron. El 17 de mayo de 1954, el Tribunal Supremo declaró que las instalaciones educativas separadas eran “inherentemente desiguales”. Pero en Virginia, la batalla duró más. Como el gobierno de Virginia no estaba dispuesto a que niños blancos y negros estudiaran juntos, cuando se publicó la sentencia, cerraron las escuelas públicas durante cinco años. Muchos afroamericanos de esa edad no pudieron volver a estudiar. Mickie Garrington, de 65 años, fue una de las estudiantes afectadas por el cierre: “Cuando me lo dijeron mis padres me sentí muy mal (…). La decisión no tenía sentido para una niña de 10 años”. “No puedes ir al colegio porque la gente blanca cree que no mereces ir a clase con ellos, eso para una niña no tiene sentido”.
Brasil: Cantos de sirena en la favela
“Yo soy vulnerable al canto de sirenas”, resolvió la alumna, de 14 años, tajante y se produjo un silencio incómodo. Era su interpretación tras leer La Odisea de Homero, durante una tertulia literaria que se celebró en una escuela situada en una de las comunidades más violentas de Rio de Janeiro, la Pavuna.
Eloisa Mesquita, la gerente del Ginásio experimental carioca, una red de innovación pedagógica que integra a 28 escuelas de Río de Janeiro, recuerda la anécdota para exponer el alcance de las tertulias literarias dentro de las llamadas comunidades de aprendizaje, a las que se han unido. A través de las tertulias literarias pretenden hacer partícipes de las escuela a toda la comunidad. Participan: profesores, familias, alumnos, vecinos y voluntarios. También en Río, en otra comunidad, Lecimar y Antonio “Gibi” utilizan el boxeo para sacar a los adolescentes del sofá.
Gigantes de la Educación visitó Brasil en 2014, en un momento de descontento popular en el que las calles se llenaban de manifestantes al grito de “¡Brasil despertó!”. Luiz Cláudio Costa, presidente del Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Educativas (INEP), asegura en entrevista que: “Si miras los datos de la última década verás que Brasil no estaba dormido”. Menciona los programas como la Bolsa familia y Brasil sin miseria con los que más de 36 millones de personas superaron la pobreza extrema en los últimos años; los cinco millones de jóvenes que se matricularon en la escuela entre 1991 y 2012, y cerca de tres millones en la educación superior.
Estonia: robots y ruido
Sentada en el suelo del aula, rodeada por pequeños robots, la profesora Birgy Lorenz, explica que, desde hace tres años, en los colegios de Estonia se trabajan los temas de manera transversal porque la vida “no se basa en asignaturas”. En Estonia, un país donde se vota a las elecciones desde el smarthphone, se crean empresas en cuestión de minutos y un par de clics y hasta se donan órganos por Internet, en los últimos años, la tecnología también dio el salto al ámbito educativo. Dos iniciativas sobresalen en esta área, una es la denominada “e-School”, una plataforma que se puso en marcha en 2002 y que pone en contacto a padres, profesores y alumnos; la segunda es la enseñanza de programación, que Estonia imparte en sus colegios, desde 2012, a partir de los siete años.
Lorenz fue Premio Microsoft en 2009, premio al profesor más innovador de Europa en 2010 y profesora del año de Estonia, en 2011. Dice que enseñar robótica a niños también cambia la forma de dar clase: “Antes se creía que una buena educación era con todos sentados en silencio y cuando enseñas por primera vez robótica, los niños hacen mucho ruido y es que el aprendizaje hace ruido ¡y es un buen ruido!”.
La primera rampa de monopatín de Etiopía
El primer día que Izzy se deslizó con un monopatín por la empinada cuesta del barrio Shiromeda, en Adís Abeba (Etiopía), una multitud de críos le persiguió boquiabierta, entre risitas. Aquel artilugio trotaba divertido, entre motocicletas, asnos y niños con uniforme que salían de clase, en las montañas Ontoto.
“Donde crecí no hay nada que inspire a la juventud, uso el patín como herramienta para empoderarlos”, asegura el artista que ha creado con ese fin el proyecto Megabiskate, Love in action para ayudar a los niños del barrio, la mayoría involucrados en la venta ambulante. Planeta Futuro publicó la entrevista íntegra con este cantante de reggae que explica su particular fórmula del éxito: “Cree en alguien y esa persona será capaz de hacer cualquier cosa”.
El libro Gigantes de la educación. Lo que no dicen los rankings (Fundación Telefónica, 2017) está disponible en librerías y se puede descargar aquí de manera gratuita.
Matt Murrie es un estadounidense que busca a través de la pregunta What if…? dar pistas para transformar el modelo educativo tradicional y darle paso a la curiosidad, creatividad, innovación y emprendimiento. Matt estará en Cali el próximo 15 de agosto en el marco del encuentro académico Educación para el Progreso.
Semana Educación y la Alcaldía de Cali traen el próximo 15 de agosto al encuentro académico Educación para el Progreso al emprendedor, profesor de inglés, cofundador y curador principal de curiosidades de What if…?, Matt Murrie
Este estadounidense, autor del libro también llamado What if…? y otras publicaciones como While you were sleeping y Every day on Earth hablará en la sultana del Valle sobre la importancia de hacer preguntas en los procesos educativos como mecanismo para incentivar la curiosidad, la creatividad y las mentes emprendedoras.
Semana Educación habló con él para tener un abrebocas sobre lo que será su conferencia. Esto fue lo que nos dijo:
Semana Educación: ¿What if… será el tema central de su conferencia en Cali?
Matt Murrie: Sí. Parto de la premisa de que todo el mundo tiene curiosidades. La idea es dar pistas para que las personas empiecen a explorarlas y encuentren ahí la energía para innovar y educar. What if…? es eso, una metodología para convertir la curiosidad en acciones y me parece muy valioso compartirlo con todos porque, luego de estar en muchos países, sigo comprobando que si algo tienen todas las personas es curiosidad. Puede que no tengan muchos recursos o capacidades, pero con curiosidad el dinero y los libros ya no son tan importantes. Eso quiero mostrar en Cali. Dar herramientas para que profesores y alumnos ‘curioseen’ y creen.
La curiosidad tiene mucho poder. Lo he visto en mi vida y en la de otros. De hecho, no creo que yo sea muy inteligente, pero si tengo mucha curiosidad.
Semana Educación: No es su primera vez en Colombia, así que ya tiene una idea de nuestros procesos educativos. ¿Cómo los ve?
Matt Murrie: Colombia es un país que en efecto tiene mucha curiosidad. Cada uno de mis viajes al país reafirma mi idea de que hay mucha energía para mejorar, muchas ganas para optimizar los procesos. Niños y maestros tienen mucha curiosidad, y eso desde mi filosofía es muy importante. En los Estados Unidos, por ejemplo, uno no ve tanto eso, todo se da por sentado, no hay tanto interés en innovar. Pero Colombia tiene muchas ganas de cambiar, de mejorar, eso ya es una oportunidad.
Así mismo, la ruralidad es muy interesante para mí. Colombia puede ayudar a Colombia. Y con esto voy a otro punto que yo toco en mis conferencias y en lo que busco y es que la educación no solo se dé en un salón de clase o escuela, sino que todos seamos profesores y alumnos y en ese sentido, desde lo urbano se puede ayudar a impulsar lo rural en Colombia. Hay mucho poder en esto.
Semana Educación: En esta metodología de hacer preguntas, el profesor es crucial. ¿Cómo entrenarlos para que en lugar de dar respuestas hagan preguntas?
Matt Murrie: (Risas). Mi filosofía es que la educación es mucho mejor cuando los estudiantes y profesores aprenden juntos. Suelo dar la misma charla para profesores y alumnos, porque para mí todo parte de que somos iguales y de que como equipo se deben encontrar los caminos, las respuestas. Además hace más divertido el aprendizaje y está comprobado que cuando los estudiantes se sienten involucrados en la construcción de los conocimientos se apropian mucho más de ellos.
La idea es, entonces, que los profesores y general toda la comunidad comience a formular preguntas con What if…?, es decir, Qué tal sí…? Qué pasaría sí….? y que se planteen cuestionamientos aparentemente absurdos que los lleven a hacer más preguntas o a ser creativos e innovadores con sus respuestas. Insisto, no pienso que enseñar es un proceso que se da de maestro a estudiante, es una cosa colaborativa. Se da en conjunto. Cuando preguntas abres la puerta para que juntos se cuestionen. Es relevante para los estudiantes sentir al profesor más cercano.
Semana Educación: ¿Cómo se imagina la educación en un futuro próximo?
Matt Murrie: Espero que la educación sea colaborativa y horizontal, donde estudiantes y profesores sean iguales. Y donde los profesores no solo están en la clase, sino en todas partes. Que cada uno entienda que en cualquier lugar dondes esté o desempeñando el rol que sea en la sociedad per sé es un profesor y a la vez un alumno. En la comunidad está siempre un profesor y un estudiante, y si cada uno se apropia de esta idea y comienza a vivirla seguramente se trascenderá y se logrará un mundo más educado, con conocimientos compartidos.
El encuentro Educación para el Progreso será el escenario en el que la comunidad educativa de la ciudad, empresarios, gobierno y público general, se darán cita para reconocer, debatir, y repensar la educación de Cali como motor del progreso de la región, siendo esta la bandera de la administración Armitage.
Gobierno de la India ha decidido incluir una materia de «la felicidad» en la educación primaria con el fin de mejorar la salud mental y psicológica de los futuros profesionales del país.
Muchas escuelas alrededor del mundo suelen competir por el nivel de enseñanza académica que imparten, y que se ve reflejado en sus alumnos cuando obtienen los más altos puntajes y/o calificaciones en concursos o a la hora de ingresar a la universidad, pero, ¿qué pasa con la enseñanza en valores, que también deberían impartir las escuelas y que contribuye de forma fundamental en la actitud y la formación personal de los futuros profesionales?
Precisamente esta pregunta, que ha generado debate en la enseñanza académica durante los últimos años, es la que ha decidido atender la educación primaria de la India, reconocida como una de las mejores del mundo, ya que agregó nueva materia que el gobierno considera crucial para el futuro del país: la clase de la Felicidad.
Se trata de una asignatura que se dicta justo al inicio de cada jornada escolar, y en la que, durante 45 minutos, los niños no repasan libros de matemáticas o historia ni muestran sus tareas del día anterior al profesor, sino que reciben lecciones sobre autocuidados, salud mental, meditación e, incluso, terapia de la risa.
De acuerdo con el gobierno de la India, el objetivo general de esta materia es hacer de la India la cuna de las mejores mentes académicas y, al mismo tiempo, de las personas más felices de mundo.
La clase sobre cómo ser feliz es un programa piloto que inventó el ministro de Educación en la India, Manish Sisodia, quien se hizo famoso en 2011 por su protagonismo en un fuerte movimiento social contra la corrupción.
«Tenemos el mejor talento del mundo (…) India es conocida por tener a los mejores profesionales en cada industria del mundo. Hemos sido exitosos en eso. Pero, ¿hemos sido exitosos en formar a los mejores seres humanos para nuestra sociedad, nuestra nación?», señaló el ministro Sisodia al periódico The Washington Post.
Según informó el medio, el programa es la respuesta del gobierno a un viejo problema social: en la India, como en Japón o Alemania, los niños y jóvenes reciben desde muy pequeños la enorme presión de tener calificaciones excelentes, lograr becas, obtener un empleo con un buen sueldo y formar una familia. Debido a estas altas expectativas, se han registrado generaciones enteras de chicos estresados y exhaustos.
Salud mental
Las clases también incluyen conversar sobre personajes nacionales e internacionales que inspiran a mejorar la calidad de vida, escuchar música y hacer ejercicios en los que los niños deben visualizar lo que les hace felices y cómo hacer que ese estado mental permanezca con ellos.
Centro América/República Dominicana/02 Agosto 2018/Fuente: Hoy
En República Dominicana todavía persisten desafíos importantes de cara al espacio iberoamericano del conocimiento, como el aseguramiento de la calidad de la educación superior, los procesos de acreditación de programas de educación y la internacionalización, temas que impregnan la agenda de la educación superior del siglo XXI, aseguran especialistas en educación que participaron en el estudio “La educación dominicana al 2021: reflexiones, planteamientos y experiencias”.
La monográfica fue presentada en Santo Domingo por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) en República Dominicana, y dejó inaugurado el laboratorio de ideas de OEI en el país.
La publicación incorpora las perspectivas de 22 especialistas nacionales vinculados al quehacer educativo. A lo largo del texto se demanda el compromiso por una ciudadanía más democrática, responsable, solidaria y justa, que constituya un hilo conductor.
El acto de presentación del manuscrito fue encabezado por la directora de la OEI en República Dominicana, Catalina Andújar Scheker, quien manifestó que se trata de un panorama amplio y diverso del escenario educativo en el país, tanto desde una perspectiva conceptual, reflexiva y plural de los autores, como desde el aporte de sus experiencias.
Expresó que inaguran el laboratorio de ideas de OEI en la República Dominicana, el cual comprenderá un conjunto de diálogos reflexivos, articulados por un grupo de expertos, pensadores e investigadores nacionales en el ámbito educativo, para que se conviertan en aliados a la hora de definir políticas que respondan a los desafíos que se tienen para el 2021 y el 2030. El documento puso en evidencia la preocupación de avanzar hacia una educación de mayor calidad desde los primeros años hasta la educación superior, y la necesidad de una mayor inclusión. El monográfico consta de dos partes, siendo la primera, la de los planteamientos conceptuales, aspectos estratégicos y elementos prácticos, con reflexiones de los autores en temas calidad y equidad en educación.
En Colombia, dos experiencias ayudan a jóvenes de bajos recursos que cursan primaria y secundaria a desarrollar valores que serán clave para su inserción futura en el mercado laboral
Es durante la escuela secundaria cuando los chicos comienzan a experimentar la madurez física, y, en muchos casos, a enfrentarse a la toma de decisiones por primera vez. Estas decisiones pueden tener grandes implicaciones para su vida adulta y su papel en la sociedad.
Es por ello que la escuela es un espacio clave donde además de intervenir en el fortalecimiento de su capacidad intelectual, se puede contribuir en el desarrollo emocional e incluso fomentar el sentido de pertenencia de los jóvenes hacia la escuela y la sociedad.
¿Qué importancia tiene el desarrollar habilidades como la colaboración, liderazgo, comunicación, creatividad y autonomía?
Un ejemplo es Valentina Bedoya. Esta estudiante universitaria de 18 años, de entrada, te sorprende por la manera en la que se expresa en público. Y es que, durante su paso por la escuela, Valentina participó en una metodología donde el desarrollo de las competencias socioemocionales eran claves.
“La metodología de Escuela Activa Urbana nos ayudó a cambiar la realidad social, porque hay que tener en cuenta que en los colegios en que se brindaron son planteles con problemáticas sociales y familiares complicadas. Entonces se pudo cambiar la realidad de muchos estudiantes,” cuenta Valentina.
En Colombia, la Fundación Luker viene implementando los programas Escuela Activa Urbana (EAU) y la Universidad en tu Colegio en las entidades educativas más vulnerables de la ciudad de Manizales. Ambos proyectos son alianzas público-privadas y académicas que buscan beneficiar niños, niñas y adolescentes entre los 6 y 17 años.
La Escuela Activa Urbana es un modelo educativo que busca mejorar la calidad de la educación preescolar, básica y media en colegios públicos a través de la incorporación de pedagogías activas en el aula de clase y la generación de competencias socioemocionales. Por su parte, Universidad en tu Colegio busca facilitar que los estudiantes de EAU tengan acceso a la educación superior y que, al finalizar el bachillerato, el estudiante tenga un título en formación técnica.
Para Pedro Cerdán, economista senior en Educación del Banco Mundial, los colegios pueden jugar un papel fundamental en el desarrollo de habilidades socioemocionales para navegar los cambios que enfrentan los adolescentes.
“Es posible contribuir a la perseverancia, al trabajo en equipo, a mejorar el rendimiento académico, a la identificación de intereses, y hacer frente a la exposición a la violencia. Asimismo, es posible evitar los comportamientos de riesgo como consumo de drogas, sexo irresponsable, deserción, entre otros”, afirma el experto.
Incluir a los excluidos
De acuerdo con Valentina, la metodología le brindó diferentes aprendizajes principalmente el trabajo en equipo, la responsabilidad y el valor que tiene el compañero. Menciona que los beneficios se vieron desde los grados inferiores hasta los superiores en todas las estudiantes (su colegio era solo de mujeres). En los centros donde se está aplicando la metodología, se puede observar el increíble desempeño que tienen los estudiantes más pequeños para desenvolverse y expresarse en público.
“En la EAU todos tenemos diferentes roles y esta estrategia me parece muy bonita porque se forman comités de acuerdo con el contexto del colegio. Hay comités académicos, de deportes, convivencia, ambiental, entre otros. Entonces en el académico, por ejemplo, las estudiantes que tenían mejores calificaciones ayudaban a los que no entendían muy bien”, afirma Valentina.
La EAU es aplicada desde preescolar hasta el último grado de bachillerato. Se trabajan con módulos de aprendizaje que son seguidos por profesores y estudiantes. El docente es un facilitador que empodera a los niños y jóvenes y les fomenta las competencias de liderazgo, colaboración, comunicación, creatividad y autonomía
Para Cerdán, es importante destacar la parte incluyente del modelo.
“Estos son niños que se sienten excluidos de la sociedad, por donde viven, por las experiencias de sus padres, por el abandono que sienten. El colegio les da no solo una voz, sino un rol formal en el gobierno del aula y del colegio. Y el colegio es la puerta de entrada a la vida política y el representante del estado más cercano a los estudiantes. Eso les genera sentido de pertenencia a la sociedad y las instituciones y por tanto además fortalece la democracia”, afirma el experto.
Valentina cuenta cómo se organizan: «Se forman mesas de tres o seis integrantes dependiendo del número de estudiantes. Hay una secretaria, una vocera y la representante de la mesa y cada una debe cumplir con su rol para que el trabajo se pueda desarrollar con éxito. Entonces esto se puede comparar con la vida porque cada uno tenemos un rol, pero tenemos un mismo objetivo que es salir adelante.
También menciona que a las estudiantes se les pedía, cada año, contar con un proyecto de vida que les permitía plantearse metas y objetivos a corto, mediano y largo plazo. “Esto nos ayudaba a proyectarnos y visualizarnos más adelante, ganando el año o estudiando una carrera”, agrega Valentina.
Universidad en tu colegio
La educación media es el espacio perfecto para determinar los intereses y habilidades de los jóvenes. Es una oportunidad para equiparlos con las herramientas que necesitan para construir un proyecto de vida.
Sin embargo, en Colombia, y parte de América Latina y el Caribe, la educación media se ha desarrollado como una continuación de la educación básica fallando en su papel de ser una etapa preparatoria para la educación universitaria, el trabajo y la vida productiva. En Colombia, sólo el 38% de los estudiantes que se gradúan de grado once ingresan a algún programa de educación terciaria al año siguiente.
Tanto Valentina como Daniel Villada, otro beneficiario del programa, coinciden en que el tener acceso desde el colegio a la experiencia de la educación terciaria puede cambiar la realidad y perspectiva de los jóvenes e incluso de sus núcleos familiares. La Universidad en tu Colegio se implementa en los dos últimos grados de bachillerato (en la mañana los estudiantes asisten a clases de escuela y en la tarde reciben a un profesor de universidad que les dicta carreras técnicas).
Para Valentina, la decisión de escoger la carrera de administración de empresas fue influenciada por la formación técnica que le brindó La Universidad en tu Colegio.
“Además, ha sido un impacto muy positivo en las familias porque son papás que no tienen para brindarles a sus hijos una universidad. Entonces al obtener el título de técnico se hace más fácil entrar a la vida profesional y encontrar un trabajo digno. De esta manera se está cambiando la realidad en el barrio y la comuna e indirectamente en la ciudad y la economía de la misma”, agrega Valentina.
Por su parte, Daniel, que actualmente está terminando su carrera tecnológica en logística y participa en un programa de emprendimiento con su padre, menciona que a sus 18 años ha invertido muy bien el tiempo porque ya cuenta con estos logros y quiere seguir estudiando y continuar con una carrera profesional.
“Para mí ha sido muy gratificante, y este programa me ayudó en el aprovechamiento del tiempo y no dedicarme a andar la calle, además mi nivel académico subió. Por la tarde después de terminar clases de la escuela ya tenía que seguir con mis responsabilidades y asumirlas. Pues las compañías y el barrio donde vivíamos no es que sean las mejores, pero ya uno decidía aprovechar el tiempo en el estudio”, dice Daniel.
En el contexto de violencia, desigualdad y altos niveles de vulnerabilidad en Colombia, el promover habilidades sociales y emocionales además de fortalecer las competencias de lectura, escritura y matemáticas en la educación media, se convierten en una oportunidad para contribuir en una mejor formación de los jóvenes, procesos de inclusión y participación ciudadana que pueden ayudar a cambiar muchas de las realidades del país.
El 90% de los estudiantes con discapacidad en Kenia no recibe una educación adaptada. Un cantante ha abierto una escuela inclusiva en la aldea de Kabondo para acabar con el estigma
A Baba Gurston le habría gustado tener un profesor como él. Uno que entendiese lo que es correr para quien no puede caminar. Uno que susurrase lecciones a los oídos a los que les cuesta escuchar. En realidad, a Baba Gurston le habría gustado tener un profesor. A él, hasta los diez años no le dejaron ir a la escuela. “Mis músculos eran demasiado débiles para moverme”. Una discapacidad genética quebraba sus pasos: sus brazos eran más largos que sus piernas. Eso, en una aldea de campesinos que cultivan maíz en los cerros que vigilan el lago Victoria, en la Kenia fértil que casi es Uganda, es peor que una plaga. Peor incluso que una maldición.
En buena parte de las comunidades rurales de Kenia, donde residen el 66% de los más de cuatro millones de personas con diversidad funcional que se estima existen en el país, la discapacidad es vista como una condena. Cada vez menos, matiza Gurston, pero “aquí la gente sigue creyendo en brujería y supersticiones”. Poco importa lo que diga la The Persons with Disabilities Act o los objetivos del plan gubernamental Kenia 2030, nacer con una discapacidad física o intelectual en Kenia es casi siempre sinónimo de marginalidad. Un círculo vicioso de vergüenza, rechazo y discriminación.
“Las personas con discapacidad son el grupo más desfavorecido y marginando, los que más discriminación sufren en todos los niveles de la sociedad: una compleja red de problemas económicos y sociales, incluida la desigualdad de género, crean barreras educativas, sociales y económicas. Por tanto, un número desproporcionado de niños y adultos con necesidades especiales no pueden acceder a una educación adecuada y son analfabetos”, resume un informe del propio Gobierno keniano…
La traducción, en cifras, es que de los más de 750.000 jóvenes con discapacidad en edad escolar, solo 45.000 (el 6%) están escolarizados y apenas el 2% inscritos en programas adaptados a sus necesidades. Esto supone que alrededor del 90% de los menores con discapacidad o bien permanecen fuera del sistema educativo o acuden a centros sin capacidad para atenderlos.
Apenas el 2% de los 750.000 jóvenes con discapacidad en edad escolar en Kenia reciben una formación adaptada a sus necesidades
Más allá de las cifras, son jóvenes como Byron que despiden cada mañana a sus hermanos antes de ir a la escuela. Para ellos no hay pizarras ni clases de inglés, solo paredes mudas con las que esconderlos del mundo. Tener ceguera, albinismo o trastorno del espectro autista es un salvoconducto a la marginalidad. “Las familias se sienten estigmatizadas y tienen miedo de mostrar al crío en público”, señalan los expertos gubernamentales. A Byron, el más tímido de los tres compañeros de pupitre, lo tuvieron durante meses en casa. “Hasta que convencimos a los padres de que él no era diferente, solo que no era tan fuerte como sus hermanos”, interviene Gurston. Ni siquiera están seguros de lo que debilita su cuerpo. Puede ser algo genético, pero también la malaria. O la polio.
Esta cadena de estigmatización se extiende a través del sistema educativo. Pese a los grandes esfuerzos por mejorar, con la puesta en marcha en 2003 de la educación primaria gratuita, los menores con diversidad funcional siguen siendo un colectivo olvidado. Hay poco más de un centenar de escuelas especializadas y algo más de 1.300 unidades adaptadas en los centros públicos. La mayoría carecen de instalaciones y equipamiento adecuados.
Entre el profesorado, solo el 1% ha recibido formación para atender a alumnos con necesidades especiales múltiples. “Hace falta más formación específica, ya que son muchos los prejuicios que rondan en torno a la discapacidad y ello ejerce una fuerte oposición hacia la inclusión. Es imprescindible que la formación que se dé al profesorado sea específica a las dificultades que se encuentran. Es un tópico real que desde la universidad se promueven aspectos teóricos, que pocas veces se asemejan al día a día que tienen los maestros en sus aulas. Necesitan herramientas útiles y apoyos continuos, no un amplio conocimiento sobre discapacidad y una ayuda puntual que pronto quedará en el olvido”, apunta Saínza Ramos, pedagoga experta en el trastorno del espectro del autismo.
Solo el 19% de los alumnos con diversidad funcional concluyen su formación secundaria en Kenia
El propio sistema educativo es demasiado rígido: a algunos alumnos con necesidades especiales no les da tiempo a completar los exámenes. El resultado es que apenas el 19% de los estudiantes con discapacidad concluyen su formación secundaria y apenas 645 cursaban estudios superiores en las 70 universidades públicas y privadas del país en 2016.
El ejecutivo de Uhuru Kenyatta, reelegido el pasado otoño, ha tratado de frenar esta deriva aumentando las ayudas a los padres que matriculen a sus hijos con discapacidad hasta los 2.040 chelines (23 dólares) mensuales. Este dinero, arguyen las familias, apenas alcanza para hacer frente a los gastos de transporte. “Las personas con discapacidad, especialmente los niños, viven en entornos hostiles donde su seguridad está comprometida y su futuro en peligro. Permanecen marginados y sin oportunidad de avanzar, sin voz a consecuencia de los prejuicios, la violencia y el abuso social”, concluye el informe gubernamental.
La escuela del ‘reggae’
En la entrada del aula hay un sinfín de zapatos. Tienen tantos colores como formas. Hay sandalias, mocasines y katiuskas. La mayoría negras, pero también verdes y rosas. Todas, sin excepción, cansadas de tanto barro y tanto caminar. En Kabondo la gente camina mucho: para preparar la tierra, para ir al mercado y al médico, para ir a la escuela los que pueden ir a la escuela. Es una comunidad humilde, bendecida con una tierra fértil en maíz, patatas dulces, tomates y hortalizas, pero en la que no sobra dinero para enviar a los chicos al colegio. Menos aún a los que tienen algún tipo de discapacidad.
Convertido en una estrella del reggae en Kenia, Baba Gurston creó una escuela en la que, de los 83 alumnos, 15 tienen algún tipo de discapacidad
A Byron, con el cuerpo enflaquecido y la boca parca, lo tenían escondido en casa. A Yael, seis años contados en episodios de epilepsia, también. De no ser por esta escuela, la escuela del reggae, los chicos de Kabondo no podrían ir al colegio. Los que tienen discapacidad, seguro; los que no, quizá tampoco. Aquí la pelea por la educación es diaria e individual. Hay que convencer a las familias, una por una. Día a día. «Futuro a futuro», parafraseando al propio Baba Gurston. Porque él lo tiene claro: “En esta escuela estamos abriendo un futuro para estos niños”. Para los 83, incluidos los 15 con discapacidad.
En las cuatro aulas levantadas donde hace dos años solo había pastos no hay distinción posible. Aquí todos los alumnos son iguales. El que tiene el cuerpo envilecido o el que tiene ceguera. En la escuela de Baba Gurston solo hay un lema: Disability is not inability (la discapacidad no es incapacidad). “Por raro que parezca la educación inclusiva favorece principalmente a los niños que no tienen ningún tipo de discapacidad, y ya no solo por todos los valores que promueve sino porque aprenden a sentirse parte de un grupo, reconociendo capacidades dentro de todas nuestras discapacidades, aspecto clave para crecer en el mundo laboral formando equipos”, apunta Ramos.
“La gente cree que la gente con discapacidad no tiene talentos, pero no es cierto, sí los tiene”, señala Gurston. Él, el chico que hasta los diez años no podía ni caminar, es hoy el mayor exponente de lo que se puede lograr derribando las barreras de los estereotipos. Tras nueve meses recorriendo los círculos del infierno, los tres primeros bañándose en el ungüento de hierbas preparado por una curandera y los otros seis encerrado tres horas al día en un agujero de barro bajo el sol, según cuenta, los músculos de Baba Gurston aprendieron a sostenerse. Lo suficiente para recuperar el tiempo perdido. Llegó a secundaria, donde entre los 1.200 alumnos era el único con discapacidad: “Me decían cosas, me intimidaban e incluso me robaban”. Pese al bullying, fue un alumno brillante: dominaba la gramática y la música como el mejor.
Con 17 años se marchó a Kibera, uno de los mayores slums del África, la ciudad sin nombre inmortalizada por Hollywood en El jardinero fiel. Allí conoció a otros como él. Artistas. De la mano del Kibera Creative Arts puso en marcha un grupo en el que los bailarines con algún tipo de discapacidad eran las estrellas. Fue su primer éxito. Suficiente para aliviar una vida dura: en Kibera no hay vidas que no lo sean. “Para mí lo peor era la distancia que tenía que caminar a diario: era casi una hora y media y eso es mucho para mí”, asegura Baba, hoy sentado a la sombra en el único despacho de la escuela. Es una habitación pequeña, de paredes claras y desnudas, con tres sillas y una mesa repleta de libros y carpetas impecablemente ordenadas. También hay dos grapadoras, varias libretas y un juego de bolígrafos. Y el teléfono de Baba.
—¿Por qué decidiste volver?
—Un amigo me convenció. A mí no me gustaba la idea de ser profesor, pero empezamos a hablar de educar a niños pequeños…
Por aquel entonces, hace algo más de dos años, Baba Gurston ya era un reconocido cantante en la escena alternativa keniana. Una de las estrellas de los Art Attack Festival. “La gente se vuelve loca cuando él sale al escenario”, afirma uno de los jóvenes de Kibera que creció viéndolo actuar. Sus ritmos reggaesuenan en Ruanda, Tanzania, Uganda o Etiopía. También en Suecia, donde un artista local, Peter Lundback, se ha convertido en su gran aliado. Su posición —y sus ingresos— le permitieron poner en marcha la escuela. Volver a Kabondo para darle a los pequeños un maestro que él nunca tuvo.
“No queremos que los niños con discapacidad crezcan aparte, que les digan que son especiales. ¡No hay nadie especial! Queremos que sean como los demás. La principal razón por la que existe la discriminación es porque nos separan, esconden a los niños y eso genera rechazo. Si los niños crecen entre iguales se reconocen en ellos, reconocen que ellos también pueden ser vistos como distintos: así es como pasan a ser uno más”, explica. “No hay nada mejor para potenciar el desarrollo de un niño que con el apoyo del grupo-clase, niños conscientes de que todos tenemos dificultades que con ayuda de los demás son menos dificultades”, concuerda Ramos.
Por eso, esta mañana en la clase de ciencia de la señorita Julie no hay miradas distintas para Byron ni para Yael. Tampoco para Jacob. Solo hay un profesor pendiente de ellos. Para ayudarlos. “Les hacemos un refuerzo después de la clase”, explica la maestra. El modelo funciona: “Yael, por ejemplo, iba con un poco de retraso, pero ya hace casi todas las actividades con sus compañeros”. Y Jacob, continúa Gurston, “cada vez se va abriendo más: cuando llegó tenía miedo a hablar”.
En apenas un año, la escuela en la que todo se aprende a través de la música ha conseguido mucho. Hay todavía retos: ampliar las clases, conseguir una furgoneta con la que recoger a los pequeños que viven más lejos y fondos para poder poner en marcha un comedor, pero el primer paso ya está dado. Después de aprender a caminar, ya solo se puede correr.
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