Libro: Un boletín con regulares y aplazos

Reseña: Rovner y Monjeau apuntan contra el progresismo educativo que terminó fabricando desigualdad y exclusión.

El debate sobre la educación en Argentina giró en las últimas décadas en torno de varios mitos: los efectos intrínsecamente integradores e igualadores de la escuela pública; el incremento presupuestario como solución a los problemas de retención y desempeño de los estudiantes; las consecuencias inherentemente estigmatizantes, discriminatorias y excluyentes de toda evaluación del desempeño de alumnos y docentes; el carácter socialmente deletéreo de toda vinculación de la educación secundaria con el mercado laboral; las virtudes esenciales de toda institución que conceda a los estudiantes poder para decidir sobre los contenidos y la gestión de las unidades educativas; la naturaleza antidemocrática y racista del legado de Domingo Faustino Sarmiento. La mala educación (Sudamericana), el libro de Helena Rovner y Eugenio Monjeau, desmantela sistemáticamente cada uno de esos mitos.

Este sistemático desmantelamiento se apoya, rigurosamente, en los fundamentos del pensamiento científico cuya ausencia caracteriza, precisamente, a esos mitos: la consistencia lógica de los argumentos y la evidencia empírica válida para contrastarlos. Rovner y Monjeau confrontan al discurso del progresismo educativo, apuntalado por el ocultamiento y la manipulación estadísticas perpetrados por los gobiernos kirchneristas, con las consecuencias absurdas de su lógica y con la evidencia concreta que refuta sus planteos sobre la educación pública argentina. Así van mostrando que esta integra e iguala cada vez menos a los estudiantes, pues ellos se desempeñan cada vez peor en comprensión de textos y en matemática y tienen cada vez menos jornadas de clase, por lo cual acuden cada vez más al sector privado en busca de una mejor oferta. Que el incremento presupuestario impuesto por la Ley de Financiamiento Educativo no resultó en mejoras en la retención ni en el desempeño de los alumnos, sino en aumentos de salarios docentes y en acceso a tecnologías de información que acompañaron la profundización del deterioro. Que las evaluaciones de desempeño no discriminan, ni estigmatizan, ni excluyen, sino producen información necesaria para planificar políticas orientadas a abordar esos problemas, y así se utilizan provechosamente en países de distintas regiones y niveles de desarrollo, con gobiernos de variadas orientaciones políticas. Que la vinculación tanto de los contenidos como de las actividades prácticas de la secundaria con el mercado laboral aumenta las probabilidades de obtener empleo y mejores salarios. Que las instituciones de cogobierno en la Universidad de Buenos Aires y sus colegios secundarios han conducido menos a la participación y la discusión democráticas que a la imposición autoritaria de decisiones y discursos ideológica y políticamente discriminatorios. Y que la denuncia de algunas opiniones políticas de Sarmiento fue utilizada por los gobiernos kirchneristas para difundir una versión manipulada y maniquea de la historia que despreciaba el legado esencialmente democrático del fundador de la escuela pública argentina, tanto como para ocultar, bajo esa retórica pretendidamente antiautoritaria y emancipatoria que el progresismo educativo reivindica para sí, la complicidad de esos mismos gobiernos con la continua decadencia de la educación.

La antropología estructural y la historia cultural han enseñado que los mitos perduran y que los ataques de sus contradictores no hacen más que fortalecerlos. Pero ni la educación argentina, ni las experiencias de otros países, han sido consistentes con la dogmática mítica progresista.

Este libro contribuye, poniendo los mitos en su lugar y sacando, a través de la comparación, al debate argentino de su empobrecedora autorreferencialidad, a confrontarnos con la dolorosa realidad de nuestro sistema educativo. En el camino demuestra que los mitos del progresismo educativo argentino, a diferencia de otros, no mueven a transformar la realidad sino a reproducir la desigualdad y la exclusión que pretenden combatir y que, al contrario, es en su denuncia donde radica el principio  del cambio.

Fuente: https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/boletin-regulares-aplazos_0_rySUwRgkz.html

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