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Estudiar bajo apartheid: El día a día de los estudiantes palestinos

Por: Judit Rodríguez

“El apartheid israelí no necesita ninguna excusa para detener a ningún palestino. Cualquier persona en Burin o en otras ciudades de Cisjordania es amenazada con ser arrestada por los colonos y soldados israelíes. Cientos de veces son niños de 10 y 9 años… ¿Qué pueden hacer estos niños contra estas fuerzas armadas? ¿Qué hará una piedra contra un Jeep militar? Nada, no hay excusa. Siempre tienen el mismo pretexto: “es por motivos de seguridad”. Dicen que tienen que matar a nuestros niños antes porque si no ellos los matarán cuando crezcan.”

En el año 2020 fueron arrestados por las fuerzas de ocupación israelíes aproximadamente unos 543 menores palestinos. Se calcula que entre 140 y 180 niños siguen secuestrados en las cárceles de la potencia ocupante.

En 2016, el ente sionista de Israel aprobó la llamada “Ley de la Juventud” por la cual se legitimaba jurídicamente el encarcelamiento de niños palestinos menores de 14 años. Unos meses después de su aprobación, se aceptaba una pena de cárcel mínima de 3 años para jóvenes que tirasen piedras, dando lo mismo que tuvieran una edad de 10 o 20 años. Ese mismo año, fueron 450 los adolescentes encarcelados. Sólo un año después, en 2017, fueron 350, aunque los detenidos aumentaron a 1.467. Desde el año 2.000 hasta día de hoy, se calcula que más de 20.000 menores de edad han sido arrestados por las fuerzas de la ocupación. A ello se unen más de 2.500 niños palestinos asesinados en el período que corre desde 2.000 al 2020.

El Ministerio de Información palestino declaró en 2019 que el 95% de los menores arrestados sufren torturas y degradaciones durante la detención (golpes, patadas, vendaje de ojos, interrogatorios en hebreo -idioma que no conocen-, ausencia de abogado y/o algún familiar durante el interrogatorio, coacciones durante el mismo…). Es usual que estas detenciones se den en las inmediaciones de los puestos militares de control israelíes, conocidos como “check-points” y, principalmente, contra niños que se encuentran en edad escolar.

El Ministerio de Información palestino declaró en 2019 que el 95% de los menores arrestados sufren torturas y degradaciones durante la detención

Es el caso de Mahmoud Drar Qadus, estudiante palestino de 14 años en la escuela mixta “Burin High School” ubicada en un pequeño pueblo de 3.000 habitantes a 7 km al Sur de Nablus (Cisjordania) a quien tuvimos la oportunidad de entrevistar en Julio de 2019 sobre las condiciones que sufren los estudiantes palestinos bajo el asedio israelí.

Niños y niñas escuela colegio Palestina
Niñas y niños palestinos apoyando la campaña de boicot a los productos israelíes

La primera palabra que enunció Mahmoud fue “miedo”. La lejanía de la escuela con respecto a su hogar, pero a la vez la extrema cercanía de la misma a los check-points acrecienta los sucesivos ataques al personal docente y los alumnos de la escuela. La misma ha sido incendiada tres veces por los colonos israelíes. Esto no nos ha de extrañar si tenemos en cuenta que una de las principales estrategias de guerra sionistas contra los palestinos es el debilitamiento moral incesante a través de la amenaza y el miedo. El proyecto expansionista que moviliza la maquinaria de guerra israelí para la apropiación de la totalidad de la tierra histórica palestina trata de hacer sus vidas tan insoportables que tengan que huir y, así, argüir que “se fueron por su propio pie”, argumento propio de la narrativa sionista que justificó el genocidio en 1948 (La Nakba).

La escuela de Mahmoud ha sido incendiada tres veces por los colonos israelíes

“El principal problema al que nos enfrentamos es que la escuela está muy lejos de casa, pero al lado de un control militar israelí, y eso les da la oportunidad de atacarnos en la ida y la vuelta.”

“Todas las mañanas me aseo y bajo a la escuela para aprender, pero los soldados israelíes siempre interrumpen mi clase con bombas de humo, gas, insultos y golpes. Entonces nunca podemos seguir las clases y tenemos que volver a casa”, nos cuenta algo nervioso y, en un esfuerzo por continuar, nos relata la ocasión en la que un grupo de soldados irrumpió en tres aulas diferentes, entre ellas la de suya, impidiendo el desarrollo de la clase durante dos horas y media. Desafortunadamente, no sólo tratan de imposibilitar que los palestinos encuentren en sus aulas un lugar tranquilo y seguro donde sucede algo positivo para ellos mismos, el aprendizaje, sino que, además, numerosas mañanas bloquean las entradas a la escuela de Burin con los Jeeps blindados del ejército. Asímismo, durante el período de recreo lanzan explosivos entre los barrotes que rodean perimetralmente el patio provocando el pánico e incrementando la sensación de inseguridad entre alumnos y profesores.

 “A veces estamos jugando al fútbol en el patio de la escuela y de repente escuchamos gritos y comienzan a lanzar gases lacrimógenos. Cuando vienen a la escuela mientras estamos jugando al fútbol suele haber muchos problemas porque nos pilla desprotegidos. Pero los profesores siempre salen para protegernos de ellos.”

Armamento utilizados contra los colegios palestinos

A pesar de todo ello, Mahmoud reconoce que, si bien los momentos más tristes durante el curso son cuando los agreden o cuando hay algún compañero de clase que no asiste porque ha sido herido, también recalca que el cuidado y la protección de sus profesores es uno de los elementos que más feliz le hacen. Y es que la perseverancia y el compromiso del personal docente hacia su pueblo, su trabajo y sus alumnos es ejemplar.

“A veces estamos jugando al fútbol en el patio de la escuela y de repente escuchamos gritos y comienzan a lanzar gases lacrimógenos”

A este respecto, tuvo mucho que contarnos Ghassan Najjar, activista palestino impulsor de un proyecto de cooperativas agrícolas cuyo fin es impulsar una producción palestina que a día de hoy se mantiene asediada por la abusiva hegemonía económica israelí. Él fue nuestro traductor, guía y apoyo fundamental durante nuestra estancia en el territorio. Desafortunadamente, la madrugada del 25 al 26 de junio de 2020 fue secuestrado en su hogar y encarcelado posteriormente en las prisiones israelíes. A día de hoy sigue encerrado y sin que se conocieran los cargos.

“Hay una gran diferencia entre los profesores españoles y los profesores palestinos. En primer lugar, porque los profesores en España trabajan sin la presión y el miedo a la muerte, ello les permite ser capaces de focalizar su trabajo en la clase. Sin embargo, los profesores en Palestina vienen a la escuela, pero no saben si volverán con vida. En eso consiste la presión, en la inseguridad y el terror de ver peligrar sus vidas y la de 300 alumnos a su cargo”, declara. Como si no fuese suficiente con los impedimentos derivados de vivir y trabajar bajo un régimen de apartheid, los profesores han de enfrentarse también a las debilitadas e ineficaces autoridades educativas de Cisjordania que, según nos relataba Ghassan, también son responsables de la precariedad de este sector suyo sueldo, que ronda los 200 shekel mensuales (50 euros) en la escuela mixta de Burin, los condena al pluriempleo. Esto se comprende mejor cuando vemos que el coste de la vida en Palestina aumenta anualmente dada la condición de dependencia económica al coste de la vida israelí. El alquiler de la vivienda lo encontramos en unos 400 euros en una zona normal de la ciudad. Todo ello les hace imposible asegurarse las condiciones materiales para la conservación de sus vidas y un ejercicio profesional digno.

Ghassan Najjar es un activista palestino impulsor de un proyecto de cooperativas agrícolas cuyo fin es impulsar una producción palestina que a día de hoy se mantiene asediada por la abusiva hegemonía económica israelí

“No hay un verdadero apoyo hacia los profesores. Si ellos quieren hacer una huelga para mejorar la situación, el ministro de educación los expulsará de la escuela. Yo recuerdo una huelga del personal docente en la que pedían una subida de los salarios en Cisjordania y, desafortunadamente, cuando la huelga terminó fueron expulsados alrededor de 200 profesores.”

Sin embargo, la actitud del Ministerio de Educación de Cisjordania cambia respecto de otra de las escuelas de Burin. Se trata de la escuela de primaria y secundaria situada en el centro del pueblo y cuya construcción fue financiada por el gobierno alemán con un millón de dólares. Esta es la única escuela en Burin que recibe material y atención institucional. Irónico, por otra parte, que Alemania sea uno de los países europeos más preocupados por estrechar relaciones con el régimen criminal de Israel.

Diferente es el caso de la tercera escuela de Burin, la de preescolar, que acoge a niños/as de 5 a 8 años y que, en palabras de Ghassan “es como una cárcel”. Su infraestructura lleva desde su construcción sin ser revisada ni reformada.

Colegio Escuela Burin, Palestina
Escuela en Burin

La situación de los jóvenes estudiantes empeora debido al acorralamiento al que están expuestas las tres escuelas de Burin, especialmente la escuela de Mahmoud, donde los 300 estudiantes están cercados por dos de las colonias israelís más violentas de toda la Ribera Occidental de Palestina (Har Brakha; Yitzhar). Junto a ellas hay un campo militar flanqueado por torres de control que monitoriza los movimientos de la población palestina permanentemente durante las 24 horas del día.

La tercera escuela de Burin, la de preescolar, que acoge a niños/as de 5 a 8 años en palabras de Ghassan “es como una cárcel”

“Muchas veces los colonos israelíes han quemado la escuela y, lo peor, es que han quemado la librería. A ello se suma que las instituciones sólo se preocupan por las grandes ciudades y se olvidan de satisfacer nuestras necesidades y la de los campos de refugiados. No tenemos material suficiente para darle a los chavales una educación adecuada.”

Los perjuicios y pérdidas del material escolar debido al hostigamiento y acometidas diarias de los colonos y soldados no sólo pasan por la degradación de las mesas y sillas a causa de los impactos de los explosivos y misiles, sino también por la carbonización de los libros y el calcinamiento de las paredes a consecuencia del hollín que ocasionan las bombas de gas. De tal forma que estudiantes como Mahmoud, nos explica Ghassan, no poseen más libros que los específicos de cada asignatura, más color en sus aulas que el de las bombas de gas adherido a las paredes, ni más paisaje en su patio de recreo que las alambradas metálicas de seguridad. La extrema securitización que se ven obligados a desarrollar para obstaculizar las irrupciones del ejército hace difícil convertir la zona de recreo en una zona jovial y agradable en la que estar.

“Las escuelas necesitan jardines porque los niños sin ellos son mucho más violentos, juegan atacándose. La presión a la que están sometidos todos los días los convierte en monstruos para ellos mismos.”

La privación de espacios que fomenten el desarrollo y potenciación de sus habilidades; la intimidación: la violencia explícita e implícita diaria y el especial ensañamiento contra los menores no son, sin embargo, los únicos factores que inducen en los alumnos problemas psicológicos, identitarios y de expectativas de futuro. No hemos de omitir que el contenido de sus libros de texto depende de la aprobación del gobierno israelí. Mahmoud nos expresó, al preguntarle sobre su asignatura favorita y su opinión sobre el temario lo siguiente:

“Sobre la historia de Palestina nos dan muy poca información, es cuando hay que estudiar sobre la historia de otro país árabe cuando se menciona en los libros algo de Palestina. Pero no hay apartados que hablen sobre nuestro país en particular”.

El contenido de los libros de texto depende de la aprobación del gobierno israelí. “Sobre la historia de Palestina nos dan muy poca información”

Es la clásica maniobra colonial del expansionismo sionista, que busca la construcción del “Gran Israel” en Oriente Medio y, para ello, trata de hacer desaparecer cualquier categoría que haga alusión a Palestina para así despatriar a su población autóctona, los palestinos, diluyéndolos en la categoría general de “árabes”. De esta forma los extirpa de su tierra y los condena a vagar por el resto de los países a la espera de asilo.

“Estamos asediados y la ocupación no nos deja tener tecnologías, no quiere que nos eduquemos, no quieren que tengamos educación porque eso significa que nuestros niños sabrán quiénes son, sabrán su historia y su lucha, y eso los llevaría a luchar por sus derechos. Por este motivo ellos tratan de controlar nuestra educación. Lo que tenemos es una educación y una cultura de guerra con la ocupación, puramente defensiva. Y sin educación y cultura nunca seremos libres.”

El complejo de inferioridad, la confusión identitaria, la frustración, la permanente necesidad de una actitud defensiva, el miedo y la violencia cotidiana a la que están expuestos los alumnos/as de Burin ha llevado a que tengan ciertas necesidades especiales que deben ser comprendidas y tratadas en su especificidadr. La cantidad de problemas psicológicos que presentan estos estudiantes no son, sin embargo, tratados por psicólogos especializados en menores con estrés postraumático derivado de una situación de guerra. “Estamos perdiendo a nuestros niños día a día”, nos confesaba Ghassan preocupado e indignado, “cuando entro a clase a dar el taller de agricultura, los niños no son capaces de concentrarse en lo que digo. Un día fui a dar un entrenamiento, pero no respondían a mis estímulos. Me acerqué a uno de ellos y tenía piedras escondidas debajo de la mochila porque el día antes habían sido atacados en el recreo por un grupo de colonos israelís respaldado por el ejército.” Y añade, “¿Y son capaces de hablar de paz?, ¿qué significa paz?”

“Estamos asediados y la ocupación no quiere que nos eduquemos, no quieren que tengamos educación porque eso significa que nuestros niños sabrán quiénes son, sabrán su historia y su lucha, y eso los llevaría a luchar por sus derechos”

Ghassan Najjar
El profesor Ghassan Najjar

Esta tendencia automática a la defensa por parte de los jóvenes no está, en ocasiones, impulsada por un verdadero conocimiento político de la situación de su país, muchos de ellos no saben por qué ocupan su tierra. Esto es para Ghassan lo verdaderamente preocupante, pues no conocen sus raíces históricas, no entienden por qué lanzan esas piedras más allá del deber de resguardarse de quiénes los intentan matar. Se trata, en muchas ocasiones, de una respuesta defensiva por la supervivencia. “Ellos deberían aprender que Palestina debe ser libre desde el río hasta el mar.”

Ahora bien, durante el curso escolar 2018/19 se incorporó una asignatura-taller sobre agricultura impartida por Ghassan, hecho del que él mismo se alegra debido no sólo al rol fundamental que cumple la tierra en la construcción histórica de la identidad palestina, sino porque fomentar la producción agrícola palestina es vital para crear un mercado económico independiente al impuesto por el asedio israelí. Con todo, Ghassan se muestra firme en ratificar que lo más urgente para los estudiantes es el establecimiento de un plan que calme y aminore el miedo, la ansiedad y el estrés que les provoca vivir y estudiar bajo ocupación. Ver a sus propios compañeros y amigos de clase ser arrancados de sus pupitres y arrestados por los soldados los destruye psicológicamente. Asimismo, la cantidad de alumnos heridos cada semana hace imposible la convivencia en Burin.

“Necesitamos activistas de todas las profesiones y especialidades que vengan a ayudar a nuestros niños, que trabajen con ellos después de la escuela y que se centren en sus problemas psicológicos para mejorar su salud mental destrozada.”

Además, Ghassan reclamaba con urgencia la necesidad de un gobierno para el que la primera preocupación fuese la ocupación ilegal israelí, pero también la creación de un tejido social fuerte que trabajara en grupo para proteger la escuela de los ataques de soldados y colonos. En definitiva, grupos de personas que transmitiesen a los habitantes de Burin que están luchando para mejorar sus vidas. “Tenemos que hacer los estudiantes sientan que nos preocupamos por ellos.” Y, para ello, Ghassan concluyó invitando a todos aquellos activistas internacionales, profesores con formación psicológica, trabajadores y educadores sociales que supieran tratar con niños en contextos de extrema violencia a viajar a Palestina para colaborar solidariamente con los menores en edad escolar no sólo de su pueblo, Burin, sino de otros tantos pueblos y campos de refugiados palestinos que se encuentran en la misma o peor situación. Igualmente, difundir desde nuestros respectivos países el estado de apartheid bajo el ente israelí tiene sometidos a los jóvenes estudiantes en Palestina. Todos podemos poner nuestro grano de arena hablando de ello a nuestros familiares en casa, a nuestros amigos en el parque y a nuestros compañeros de clase y profesores en los colegios e institutos.

“Necesitamos activistas de todas las profesiones y especialidades que vengan a ayudar a nuestros niños, que trabajen con ellos después de la escuela y que se centren en sus problemas psicológicos para mejorar su salud mental destrozada”

A modo de reflexión final, conviene resaltar las palabras con las que Mahmoud quiso dirigirse a todos los estudiantes del estado español,  instándoles a la sensibilización con lo que sus homólogos palestinos han de sufrir en su día a día:

 “Los derechos de los niños palestinos no son los mismos que los de los niños de España. Nuestras familias siempre tienen miedo de que los soldados maten a sus hijos y por eso no nos dejan salir lejos de casa. Yo les digo a los niños españoles que ellos están bien sin ocupación y que por eso espero que nos puedan apoyar y saber de nosotros.

Festival cometa cometas Burin, Palestina
Festival de las cometas de Burin

Fuente e imagenes:  El Salto

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Libertad para la diputada comunista palestina Khalida Jarrar

Por: Partido Comunista De España (PCE)

La camarada Khalida Jarrar, dirigente y diputada del Frente Popular para la Liberación de Palestina, ha sido condenada por un Tribunal Militar israelí a dos años de prisión por su militancia en defensa del pueblo palestino. Jarrar, comunista, feminista y activista por los derechos de las presas y presos palestinos, llevaba en detención administrativa desde 2019, sufre desde hace años una brutal persecución política por parte del régimen sionista.

Actualmente ocho parlamentarios y parlamentarias palestinas electas, entre las que se encuentra Jarrar, se encuentran detenidas en prisiones israelíes. Además, los datos aportados por la Organización de derechos de los presos y presas palestinas Addameer señalan que en enero había 4.400 palestinos detenidos por Israel: 37 eran mujeres y 160 niños.

Exigimos la inmediata puesta en libertad de nuestra camarada Khalida Jarrar, así como la todas las presas y presos políticos palestinos, secuestrados en cárceles de la ocupación israelí..

Hacemos un llamamiento a que la comunidad internacional denuncie esta persecución política contra Jarrar y contra todos los presos y presas políticas palestinas.

Fuente e imagen: https://www.tercerainformacion.es/opinion/08/03/2021/libertad-para-la-diputada-comunista-palestina-khalida-jarrar/

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Palestina: Una carta clandestina dirigida al festival «Palestine Writes»

Una carta clandestina dirigida al festival «Palestine Writes»

[La presa política Khalida Jarrar, recientemente condenada a 2 años de cárcel, da testimonio del papel esencial que desempeña la literatura para las y los prisioneros palestinos que luchan por preservar su humanidad y mantener un vínculo con el mundo exterior [01].]

Desde la prisión israelí en Damon, ubicada en la cima del Monte Carmelo en Haifa, les envío un saludo en mi nombre y en el de mis 40 camaradas, todas luchadoras por la libertad, palestinas detenidas en prisiones israelíes. Extendemos nuestros saludos y respetos a las y los escritores, académicos, intelectuales y artistas que dicen la verdad, que exigen libertad y justicia para todos y todas y que defienden el derecho del pueblo a la autodeterminación oponiéndose a la dominación colonial racista.

En esta ocasión, permitidme que extienda también nuestros saludos y apoyo a las y los escritores, académicos, intelectuales y artistas árabes que rechazan la normalización con el sistema de colonización israelí y que se han negado a aceptar los acuerdos de normalización entre los Emiratos, Bahréin y Sudán, por un lado, y la entidad sionista, por el otro. Son posiciones de este tipo las que representan los vínculos reales entre nuestro pueblo en el seno del mundo árabe y que nos fortalecen a las y los prisioneros. Aunque estamos físicamente encarceladas y encarcelados detrás de muros y rejas, nuestras almas permanecen libres y se elevan a los cielos de Palestina y del mundo entero. A pesar de las duras prácticas y medidas punitivas impuestas por la ocupación israelí, nuestra voz libre seguirá hablando en nombre de nuestro pueblo que ha sufrido horribles desastres, deportaciones, ocupación y arrestos. También continuará haciendo que el mundo sea consciente de esta fuerte voluntad palestina, que rechazará y desafiará incansablemente al colonialismo en todas sus formas. Estamos trabajando para establecer y consolidar los valores humanos y luchar por la liberación social y económica que una a los pueblos libres de todo el mundo.

Nuestros saludos a las y los participantes en esta mesa redonda: a la camarada Angela Davis, al colega y amigo Hanan Ashrawi, Richard Falk, a la querida Susan Abulhawa y a Bill V. Mullen.

En cuanto a nuestra contribución a esta conferencia, nos gustaría compartir con ustedes nuestras experiencias reales con la literatura y la cultura mientras estamos en prisión en Israel. El elemento más importante sobre este tema son los libros. Los libros son la base de la vida en prisión. Preservan el equilibrio psicológico y moral de las y los luchadores por la libertad que perciben su detención como parte de la resistencia general a la ocupación colonial de Palestina. Los libros también juegan un papel en la lucha individual entre la voluntad de cada persona presa y las autoridades penitenciarias. En otras palabras, la lucha se convierte en un desafío para las y los prisioneros palestinos cuando las y los carceleros buscan despojarnos de nuestra humanidad y mantenernos aislados del mundo exterior. El desafío para las personas encarceladas es transformar nuestra detención en un estado de «revolución cultural» a través de la lectura, la educación y las discusiones literarias.

Las y los presos políticos palestinos enfrentan muchos obstáculos para obtener acceso a los libros. Por ejemplo, a veces los libros no nos llegan ya que están sujetos a estrictos mecanismos de control y confiscaciones cuando es un miembro de la familia quien los trae. En teoría, cada recluso tiene derecho a recibir dos libros al mes. Sin embargo, estos libros están sujetos a «controles» durante los cuales, muy a menudo, son rechazados por la administración penitenciaria con el pretexto de ser libros de “incitación”. Bloquear el acceso de las personas encarceladas a los libros se utiliza como castigo y, en estos casos, ya no pueden recibir libros durante dos o tres meses. Esta fue mi experiencia en 2017.

La modesta biblioteca utilizada por las y los reclusos también se inspecciona constantemente para que las y los guardias de la prisión puedan confiscar cualquier libro que pueda haber sido introducido sin su conocimiento. Esto alienta a las personas encarceladas a idear formas creativas de proteger los libros que pueden ser confiscados. Evitar la confiscación de libros por parte de las autoridades penitenciarias es una de las tareas más importantes de las y los prisioneros.

Dada su importancia, las prisioneras palestinas han logrado introducir en secreto un gran número de libros, a pesar de las muy estrictas restricciones. Por ejemplo, además de algunos libros sobre filosofía e historia, muchos libros de Ghassan Kanafani, obras de Ibrahim Nasr-Allah y Susan Abulhawa estuvieron entre aquellos a los que tuvimos acceso exitoso y que pudimos estudiar. La novela de Máximo Gorky «La madre» se ha convertido en un consuelo para las y los reclusos privados del amor de su madre. Los libros de Domitila Chúngara, Abd-Arahman Munif, Al-Taher Wattar, Ahlam Mustaghanmi, Mahmoud Darwich, «Las cuarenta reglas del amor» de Elif Shafak, «Los miserables» de Victor Hugo o los libros de Nawal El Saadawi, Sahar Khalifeh, Edward Said, Angela Davis y Albert Camus se encuentran entre los libros más apreciados que han escapado a las inspecciones y que se han introducido con éxito clandestinamente.

Sin embargo, libros como «Escritos bajo la horca» de Julius Fučík y «Cuadernos de prisión» de Antonio Gramsci nunca han podido escapar de las medidas y restricciones de los carceleros. De hecho, ninguno de los libros de Gramsci ha sido admitido en prisión debido a lo que parece ser una posición muy hostil de las autoridades de ocupación hacia Gramsci.

En el lado positivo de nuestras vidas, algunos libros escritos dentro de las prisiones han logrado escabullirse y llegar a nosotras, incluido uno que habla de las experiencias de encarcelamiento e interrogatorio en las prisiones israelíes y se titula «No estás solo». Lo que estoy tratando de decir, mis queridos artistas, escritores y escritoras, es que sus libros, que se venden en librerías de todo el mundo, son perseguidos y confiscados por las autoridades penitenciarias de la ocupación israelí, si tratamos de acceder a ellos – aquí, sus libros son arrestados de la misma manera que nuestro pueblo.

El acceso a los libros no es la única lucha que enfrentan las y los detenidos palestinos en las prisiones israelíes. Trataré de daros una breve visión general de nuestras vidas. Tened en cuenta que nuestra voluntad nos pide que sigamos siendo tan fuertes como el acero.

Las autoridades penitenciarias israelíes imponen una política opresiva cotidiana, como lo demuestra la aplicación de medidas de aislamiento. También nos privan de las visitas familiares, impiden la entrada de obras culturales y literarias y prohíben completamente los libros educativos. También prohíben el canto en todas sus formas. Las canciones revolucionarias o las canciones ordinarias están prohibidas.

Además, no se nos permite comprar más de la única radio a la que tenemos acceso. La radio es una importante fuente de información que nos conecta con el mundo exterior mediante la difusión de noticias internacionales. Pero la radio significa mucho más que eso para nosotras… Es una herramienta que nos conecta con nuestras familias y amigos, que nos envían mensajes a través de los diversos programas de radio palestinos a los que llaman.

Las autoridades penitenciarias israelíes tampoco nos permiten ningún tipo de asamblea o reunión. Castigan constantemente a las y los detenidos reduciendo los artículos disponibles en la “cantina», que es la única «tienda» accesible para nosotras.

Las y los prisioneros son controlados continuamente por cámaras de vigilancia instaladas en cada esquina de la prisión, incluido el patio (Al-Forah). Este patio es el único lugar donde la gente reclusa tiene derecho a disfrutar del sol durante cinco horas intermitentes cada día, fuera de sus celdas cerradas con candado y con ventanas de acero. Nuestras celdas también están sujetas a chequeos rigurosos y provocativos a cualquier hora de la noche o del día, en busca del más mínimo pedazo de papel en el que está escrito algo. Pueden imaginar lo difícil que ha sido para mí sacar esta nota que les envío aquí.

Todo lo anterior y muchas otras cosas nos obligan a imaginar varios métodos para frustrar estas medidas. Algunos detalles y elementos pueden parecer banales fuera de la prisión, pero son de gran importancia para nosotras, las reclusas que estamos dentro. Por ejemplo, la pluma es importante, el papel es importante y los libros se perciben como un tesoro. Todo esto es una herramienta utilizada en nuestra supervivencia y nuestra lucha contra la ocupación, y también para nuestro desarrollo como personas.

En una nota un poco más alegre, creemos que a pesar de estos obstáculos mencionados, muchos detenidos, especialmente aquellos con sentencias severas, han enriquecido la literatura mediante la publicación de novelas que espero ganen la atención de escritores árabes e internacionales. Además, el Movimiento de Personas Presas ha publicado una serie de estudios e investigaciones que han informado sobre la realidad de las condiciones en las prisiones israelíes. Yo misma, mientras estaba en prisión en 2016, realizé un estudio sobre «La situación de las mujeres presas en las cárceles israelíes». El estudio se centró en los efectos de las violaciones sufridas por mujeres y niños detenidos en prisiones. En 2019, preparé otro artículo sobre «Educación en las prisiones israelíes», que se publicó en el libro de Ramzy Baroud sobre educación y mujeres presas titulado These Chains Will be Broken (Estas cadenas se romperán).

Desafortunadamente, no vi la versión publicada del libro debido a mi nueva detención. En el artículo mencionado, presenté los desafíos que enfrenta la educación en prisión, incluido el deseo persistente de Israel de impedirnos organizar cualquier proceso pedagógico. Claramente, el objetivo israelí es aislar a los prisioneros, tanto hombres como mujeres, y rompernos transformándonos en individuos desprovistos de esperanza y de proyecto de futuro decente. Las y los prisioneros, por otro lado, están haciendo todo lo posible para frustrar los intentos de las autoridades penitenciarias, utilizando métodos innovadores para obtener el derecho a la educación.

Actualmente, buscamos iniciar la educación universitaria para una primera promoción de presas, como una segunda etapa en nuestra lucha por reclamar el derecho a la educación. Ésta será la primera vez en la historia que las presas palestinas, especialmente aquellas con sentencias severas, puedan obtener un título universitario mientras estén en prisión. En un futuro próximo estará disponible un informe sobre este tema y también versará sobre los desafíos que enfrentamos.

Parte del programa universitario se basa en la integración de experiencias educativas palestinas, árabes e internacionales a través de la literatura de resistencia. El programa también incluirá investigaciones y estudios científicos disponibles en prisión, en un intento de profundizar las capacidades analíticas de las reclusas e identificar sus ambiciones para su futuro.

Toda la iniciativa tiene como objetivo inspirar y fortalecer la confianza en sí mismas de las presas alentándolas a considerar la prisión como un lugar de desarrollo creativo, cultural y humano. Esperamos que la iniciativa fortalezca las convicciones de las presas y su capacidad de crear un cambio en la sociedad una vez que sean liberadas.

Esta iniciativa tiene como objetivo contribuir a la lucha general de liberación contra el apartheid israelí y la desigualdad de género, dando a las reclusas la oportunidad de continuar su formación y acceder al empleo una vez que sean liberadas.

Me gustaría subrayar que, durante la preparación de este escrito, celebramos dos sesiones educativas para mujeres presas que se han matriculado en la educación universitaria, una sobre el idioma inglés y la otra en torno al árabe.

Lo que me llamó la atención, durante la primera sesión sobre el idioma inglés, fue el momento en que pedí a cada reclusa que llenara una plantilla de inscripción universitaria especificando el campo de estudio que quería seguir. Me gustaría compartir con ustedes algunas de las solicitudes que he recibido:

Shorouq: una detenida de Jerusalén sentenciada a 16 años de prisión y que actualmente ha cumplido seis. Fue arrestada mientras estaba en la Universidad de Belén haciendo un curso de «turismo». El sueño de Shorouq es convertirse en guía turística. Eligió su especialización en turismo porque quiere educar al mundo sobre los sitios históricos de Palestina. Está particularmente interesada en las visitas guiadas a Jerusalén debido a la permanencia de la anexión, el robo, las violaciones y la deformación del paisaje impuesto a la ciudad por la ocupación israelí.

Maysoun: una detenido de Belén sentenciada a 15 años de prisión y que actualmente ha cumplido seis. Fue arrestada mientras estaba en la universidad para estudiar un curso de literatura. Maysoun es una devoradora de libros, incluso en prisión. Ama la literatura y la percibe como un método para dar forma a su propio futuro. La literatura, según ella, requiere que quien lea reflexione y responda a muchas preguntas sobre un tema en particular planteado por la novela u obra literaria en cuestión. Le parece que esto conduce al pensamiento crítico y al desarrollo cultural.

Ruba: Ruba es una estudiante de sociología de tercer año en la Universidad de Birzeit. Fue arrestada hace tres meses y sigue detenida. Ruba está decidida a continuar sus estudios tras su liberación. Dice que eligió la sociología como especialización para desarrollar sus conocimientos académicos y el análisis de las estructuras sociales y de clase en la sociedad, así como su impacto en las mujeres.

En mi intento de entender las motivaciones que hay detrás de las aspiraciones y sueños de estas mujeres, decidí discutir estos temas más profundamente con ellas. Encontré que su denominador común era la rebelión. La rebelión contra la opresión y las restricciones impuestas: un rechazo definitivo de las medidas de ocupación que impiden la educación de las prisioneras; una fuerza interna para desafiar el control aplicado a las presas y que tiene como objetivo aislarlas, transformarlas en mujeres desesperadas sin sueños ni proyectos de futuro.

Otras motivaciones incluyen la resistencia al plan de la ocupación para borrar la identidad y la historia palestinas. Estas mujeres también quieren romper con las profesiones estereotipadas y de género que la sociedad pretende para las mujeres. Por eso eligen sectores como el turismo, la literatura, la sociología y la teoría crítica.

En cuanto a la segunda sesión en torno al árabe, nos centramos en las autobiografías y trabajamos en los diversos métodos de escritura de autobiografías. Las detenidas se dividieron en grupos que discutieron las diversas biografías, incluidas las de la líder obrera boliviana y feminista Domitila Chúngara, «Si me permiten hablar…», que habla sobre las experiencias y luchas de los mineros en Bolivia. Además, estudiamos biografías y autobiografías de escritores árabes de renombre, como «Al-Ayyam» de Taha Hussein y «Nací allí, nací aquí» de Mourid Barghouti.

La sesión también incluyó el análisis de textos literarios, incluido el del poeta palestino Mahmoud Darwich titulado Uncertainty of the Returned (La incertidumbre de quienes han vuelto), un discurso pronunciado por Darwich en la Universidad de Birzeit durante una celebración de la liberación del sur del Líbano en 2000.

Las sesiones de enseñanza, presentaciones y discusiones enriquecieron el conocimiento de las reclusas y las alentaron a continuar leyendo libros y novelas. Estamos transformando la prisión en una escuela cultural en la que las presas aprenden otras experiencias y saboteamos los intentos de la ocupación de aislarnos del resto del mundo.

En conclusión, nuestra lucha por la liberación dentro de las prisiones comienza con la protección de la literatura de resistencia. Transmitimos nuestras voces e historias mientras las escribimos en circunstancias muy difíciles. Cuando nos pillan, el precio a pagar a veces es pesado, especialmente cuando el castigo es el aislamiento o la prohibición de las visitas familiares.

Por ejemplo, el precio pagado por el preso Waleed Daqa, que fue puesto en aislamiento por sacar su novela de la cárcel para su publicación. Este es otro desafío que enfrentamos en el contexto de las «dos Voluntades» – la Voluntad de los Luchadores por la Libertad y la de los Colonizadores, como lo describe la luchadora por la Libertad Domitila Chúngara en «Si me permiten hablar…»[02] .

Nosotras, prisioneras palestinas, también decimos: «Hablemos… Soñemos… ¡Liberémonos! Gracias por escucharme y por darme la oportunidad de participar en esta conferencia.

17 de octubre de 2020 

* Khalida Jarrar es una activista feminista y de derechos humanos y miembro del Consejo Legislativo Palestino. Es diputada palestina representante del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Vive en Ramallah. El pasado 24 de febrero de 20221 fue condenada a dos años de prisión en Israel. Ello supone una prolongación de 8 meses pues lleva ya más de un año en una prisión israelí, en el marco de una detención “administrativa”.

Jarrar, una figura política muy conocida, fue condenada en diciembre de 2015 a 15 meses de cárcel tras ser condenada por «incitación y pertenencia» al FPLP. Fue liberada en junio de 2016, aunque fue detenida de nuevo un año después por sus actividades políticas. Posteriormente, la diputada palestina recuperó la libertad en febrero de 2019, tras 20 meses en «detención administrativa», una figura que permite a las autoridades israelíes mantener bajo custodia a personas sin presentar cargos contra ellas alegando motivos de seguridad.

La diputada, presidenta de la Comisión de Presos del Parlamento palestino y vicepresidenta de Addameer, participaba desde febrero de 2017 en la comisión que preparaba una posible denuncia contra la ocupación israelí en el Tribunal Penal Internacional (TPI).

Actualmente ocho parlamentarios y parlamentarias palestinas electas, entre las que se encuentra Jarrar, se encuentran detenidas en prisiones israelíes. Además, los datos aportados por la Organización de derechos de los presos y presas palestinas Addameer señalan que en enero había 4.400 palestinos detenidos por Israel: 37 eran mujeres y 160 niños. Verhttps://www.naiz.eus/es/info/noticia/20210301/israel-condena-a-la-diputada-palestina-khalida-jarrar-a-dos-anos-de-carcelndt.

Traducido de la versión francesa publicada en https://www.france-palestine.org/Khalida-Jarrar-fait-passer-clandestinement-une-lettre-adressee-au-festival

Versión original en inglés: https://mondoweiss.net/2020/12/khalida-jarrar-smuggles-a-letter-for-palestine-writes/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=khalida-jarrar-smuggles-a-letter-for-palestine-writes

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Notas[+]

Fuente de la Información: https://vientosur.info/una-carta-clandestina-dirigida-al-festival-palestine-writes/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Asia: En febrero, 37 violaciones contra periodistas palestinos

Los periodistas palestinos son perseguidos y encarcelados, simplemente por cumplir con sus responsabilidades profesionales y cubrir las violaciones a los derechos humanos que a diario Israel comete y son informados y denunciados por todos los organismos humanitarios y legales del mundo sin excepción.

El Ministerio de Información de Palestina constató a lo menos 37 violaciones cometidas por las fuerzas de ocupación israelíes contra periodistas palestinos, durante el período comprendido entre el 1 y el 28 de febrero de 2021. Durante el mes recién pasado, el ejército de ocupación israelí atacó a 14 periodistas para agredirlos y arrestarlos, obstaculizó el trabajo de más de 6 equipos de prensa y cerró 10 cuentas de redes sociales de periodistas, donde se publicaba el material gráfico de los trabajos periodísticos de campo.

Durante febrero, se registraron 9 detenciones, 8 periodistas encarcelados han sido agredidos y golpeados dentro de sus recintos carcelarios, en 3 oportunidades los medios han sido impedidos de informar y cubrir las violaciones israelíes en contra de la población civil palestina, en 3 oportunidades los militares israelíes han confiscado material fílmico y equipos, dos periodistas fueron golpeados durante allanamientos nocturnos a sus casas y se han bloqueado 10 redes sociales de periodistas que mostraban sus trabajos de campo y el accionar de los militares israelíes.

Cabe recordar que Israel prohíbe tomar y mostrar material fílmico de los operativos represivos de sus militares.

La distribución geográfica de estas violaciones fue de la siguiente forma: Jerusalén 5 casos, las cárceles de ocupación 5, Hebrón 4, Jericó 4, Jenin 2, Ramallah 1, Nablus 1 y Salfit un caso.

Fuente: corresponsal de PalestinaLibre.org en Jerusalén ocupada

Fuente:  Palestina Libre

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Save the Children: Cifra de niños palestinos desplazados alcanza su nivel más alto en cuatro años

La ONG Save the Children alertó el pasado miércoles que la cifra de niños palestinos desplazados ha alcanzado un máximo histórico de los últimos cuatro años, por lo que ha pedido al Gobierno israelí que «anule todas las órdenes de demolición de escuelas, viviendas e infraestructuras vitales de acuerdo con sus obligaciones en el marco del Derecho Internacional».

En un comunicado, la organización ha indicado que durante el año 2020 más de 840 edificios fueron derribados o incautados en Cisjordania por parte de las autoridades israelíes, lo que ha obligado a más de 500 niños y sus familias a abandonar sus hogares.

«Se trata del peor dato desde 2016 en cuanto a niños y niñas palestinos desplazados en Cisjordania», recoge el texto, que señala que las «demoliciones en todos los territorios ocupados han afectado a más de 2.600 niños y niñas».

Las familias afectadas, ha advertido, han perdido sus hogares, sus medios de vida y se han visto obligadas a buscar refugio en casa de amigos o familiares y nuevos ingresos para intentar rehacer sus vidas. Además, esta situación se ha visto agravada por el impacto económico de la COVID-19.

«No podemos salir de nuestras casas por las tardes y por las mañanas debemos permanecer siempre cerca de casa. Hay un asentamiento cerca y en la carretera principal, el ejército y los colonos siempre van y vienen. Han dado muchos avisos de derribo a mucha de la gente que vive aquí. Me siento mal y estoy cansado, temiendo que yo también me puedo quedar sin casa» ha explicado Fareed, que vive en una comunidad dedicada a la agricultura en Cisjordania.

A pesar de la promesa de las autoridades israelíes de detener la demolición de viviendas durante el brote de COVID-19, la destrucción ha continuado, según Save the Children, que ha matizado que solo en noviembre, 73 personas, entre ellas 41 niños y niñas, fueron desplazadas tras el incidente más grave de demolición de los últimos cuatro años.

Por otra parte, la ONG ha manifestado que existen 53 escuelas en peligro de ser destruidas en Cisjordania y Jerusalén Este, algo que afectaría a unos 5.250 niños y niñas. Según la ONU, los desalojos forzosos como consecuencia de las demoliciones son un factor clave en la creación de un entorno «coercitivo» y tienen un impacto negativo sobre los Derechos Humanos.

«Las demoliciones que se están produciendo en Cisjordania están dejando a los niños, las niñas y a sus familias sin hogar y sin infraestructuras vitales. Derribar una casa, una escuela u otra infraestructura vital, especialmente durante una pandemia, destruye su derecho a la educación y a tener un hogar. Ataca su futuro, su salud, su seguridad y su bienestar», ha explicado el responsable de Save the Children en los territorios palestinos ocupados, Jason Lee.

Lee ha aseverado que Israel «tiene el deber de proteger los derechos» de estos menores, por lo que ha pedido a las autoridades que anulen «todas las órdenes de demolición existentes», «Si no lo hace, dejará a más niños y niñas sin hogar ni educación, lo que se sumará al impacto que la pandemia ya está teniendo en sus vidas», ha denunciado.

Fuente e imagen: Europa Press

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Israel vacuna a los colonos que ocupan Cisjordania, pero excluye a los palestinos

Israel vacuna a los colonos que ocupan Cisjordania, pero excluye a los palestinos

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recibió una inyección de vacuna Covid-19 el sábado, iniciando un despliegue nacional en los próximos días.

La campaña de vacunación masiva, que se dice que es la más grande en la historia de Israel y que se titula «Give a Shoulder» (“poner el hombro”), no incluirá a millones de palestinos que viven bajo el control israelí a pesar de un aumento reciente en los casos y muertes derivadas del virus.

Mientras tanto, los colonos judíos que viven en la ocupada Cisjordania son elegidos para la vacuna en un claro acto de segregación social y racial.

Las últimas cifras del Ministerio de Salud israelí informaron que más de 370.000 personas habían dado positivo por el virus desde que el estado hebreo, un país de alrededor de nueve millones, confirmó su primer caso en febrero.

La vacuna se lanzará en 10 hospitales y centros de vacunación en todo Israel para los trabajadores de la salud a partir del domingo, según el Ministerio de Salud. Durante el transcurso de la semana, dice un comunicado del ministerio, las vacunas se extenderán al público en general, comenzando con los mayores de 60 años.

Israel llegó a un acuerdo con la compañía farmacéutica Pfizer para suministrar 8 millones de dosis de su vacuna recién aprobada, suficiente para cubrir casi la mitad de la población israelí de nueve millones, ya que cada persona requiere dos dosis. Además llegó a un acuerdo por separado con Moderna a principios de este mes para comprar seis millones de dosis de su vacuna, suficiente para otros tres millones de personas.

Los palestinos seguirán esperando

Millones de palestinos que viven bajo el control israelí tendrán que esperar mucho más que el resto del país.

La campaña de vacunación de Israel incluirá a colonos judíos que son ciudadanos israelíes que viven en las profundidades de Cisjordania, pero no a los 2,5 millones de palestinos del territorio.

Tendrán que esperar a que la Autoridad Palestina, con problemas de liquidez, que administra partes de la Cisjordania ocupada, un territorio delineado en los llamados Acuerdos de Oslo en 1993.

’Si vemos que se han cumplido las demandas de Israel y tenemos capacidad adicional, sin duda consideraremos ayudar a la Autoridad Palestina’ dijo Yoav Kisch, viceministro de salud de Israel a Kan Radio.

La Autoridad Palestina espera obtener vacunas a través de una asociación liderada por la Organización Mundial de la Salud con organizaciones humanitarias conocidas como COVAX, que hasta ahora no ha alcanzado las 2 mil millones de dosis que espera comprar durante el próximo año para aquellos en países pobres.

Se trata de una ayuda humanitaria internacional histórica que recibe la Autoridad Palestina que permite a Israel continuar con su statu quo de ocupación y segregación.

Lo que complica las cosas es el hecho de que los palestinos apenas tienen una unidad de refrigeración capaz de almacenar la vacuna Pfizer y una infraestructura sanitaria muy deficiente debido centralmente a políticas racistas, similares a las del apartheid en Sudáfrica, y el bloqueo económico a toda la Franja de Gaza.

La Autoridad Palestina ha informado de más de 85.000 casos en Cisjordania, incluidas más de 800 muertes, y el brote se ha intensificado en las últimas semanas.

La situación es aún más grave en Gaza, hogar de dos millones de palestinos y que está bajo el bloqueo israelí y egipcio desde que Hamas tomó el poder en 2007. Las autoridades han informado de más de 30.000 casos, incluidas 220 muertes. Además el sistema de salud está diezmado y destruido por las bombas que no han dejado de caer sobre Franja de Gaza desde el inicio de la pandemia.

Fuente de la Información: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Israel-vacuna-a-los-colonos-que-ocupan-Cisjordania-pero-excluye-a-los-palestinos

 

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Primera taxista de Gaza lanza servicio exclusivo para mujeres

En ese enclave palestino, las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a conducir, pero la profesión de taxista sigue siendo de hecho masculina.

Al volante de su automóvil blanco, Nayla Abou Jubbah protagonizó esta semana una pequeña revolución en la franja de Gaza al convertirse en la primera taxista del enclave palestino y con un servicio exclusivo para mujeres.

Después de beber un té humeante en su casa, esta mujer, de 39 años, con un pañuelo en la cabeza, se coloca una máscara sanitaria, se dirige hacia su coche estacionado fuera, abre la puerta, pone su teléfono celular sobre un soporte pegado al parabrisas y arranca el motor.

¡Un bocinazo y listo! Su vehículo se lanza sobre el asfalto, a veces en buen estado, a veces roto, del enclave con dos millones de habitantes y controlado desde hace más de 13 años por los islamistas de Hamas.

En Gaza, las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a conducir vehículos, pero la profesión de taxista sigue siendo de hecho masculina.

«Una vez hablé con una amiga que trabaja como peluquera y le pregunté: +¿Qué dirías si lanzamos un servicio de taxi para las mujeres?+. Ella respondió que era una idea loca», cuenta a la AFP Nayla Abu Jubbah, diplomada en trabajo social.

¿Una idea loca? ¿O ingeniosa?  En lugar de pasar sus días deambulando en busca de clientes, esta madre de cinco hijos optó por un servicio personalizado.

Más libre

«No vago por las calles. Salgo de mi casa y recojo a mis clientas, para llevarlas, por ejemplo, de la peluquería a una boda», explica.

Cuando su padre murió, usó la herencia para comprar un automóvil. «Me dije a mí misma que había que aprovechar este vehículo, hacer trabajar el coche, de ahí el proyecto de un servicio de taxi totalmente para las mujeres, para que estén cómodas», añade.

Nayla Abu Jubbah recorre las calles de Gaza, la principal ciudad de este territorio controlado por Israel, que ya estaba devastado por el desempleo (50%) antes del inicio de la pandemia de covid-19, para recoger a Aya Saleem, una clienta de 27 años, que va de compras.

«Vivimos en una sociedad conservadora. Así que cuando vi que había una compañía de taxis especialmente para las mujeres sentí una especie de libertad», lanza Aya Saleem, con su larga túnica marrón, pañuelo beige, máscara sanitaria azul pálido y pequeño bolso de mano.

«Cuando estoy con una mujer, me siento cómoda. Me siento más libre y podemos hablar», comenta, afirmando que los servicios de taxi para mujeres están en sintonía con la sharia, la ley islámica, que Hamas promueve en la Franja de Gaza, a diferencia de la Autoridad Palestina secular en Cisjordania.

Aya Saleem espera ver pronto otros taxis para mujeres en las carreteras de Gaza.

Por su parte, Nayla Abu Jubbah asegura que desea hacer crecer su flota. «Una mujer me llamó recientemente para decirme que quería trabajar como taxista a mi lado. Le dije que volveríamos a hablar, pero tengo la sensación de que el proyecto va a crecer», confía.

Fuente: https://www.panorama.com.ve/mundo/Primera-taxista-de-Gaza-lanza-servicio-exclusivo-para-mujeres-20201118-0024.html

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