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El cártel de la Reforma Educativa ataca de nuevo

Por: Insurgencia Magisterial/Lucía Rivera Ferreiro, Roberto González Villarreal, Marcelino Guerra Mendoza.

Estaban callados, parecía que no se movían. Salvo algunas declaraciones aisladas durante las precampañas, organizaciones de base empresarial que hace cinco años tuvieron un destacado protagonismo antes, durante y después de la aprobación de la reforma educativa 2013, parecían meros espectadores, atentos al curso de las campañas electorales en este 2018.

Solo parecía; el cártel de la reforma educativa ataca de nuevo; así quedó palmariamente demostrado cuando en las pantallas de Cinépolis, en las redes sociales, medios impresos y televisión abierta, comenzó a proyectarse un spot en el que cuatro niños con los mismos nombres de pila que los candidatos presidenciales, aparecieron defendiendo la transformación educativa.

Ningún ciudadano común dispone de los medios para desplegar una campaña como esta, con esa velocidad y a un costo que no imaginamos pero que seguramente es muy alto. Solo el cártel de la reforma educativa es capaz de realizar acciones de este tipo, cuenta con los recursos y los medios para hacerlo.

Los grupos pertenecientes a la oligarquía nacional que impulsan este tipo de campañas nunca han permanecido indiferentes al tema educativo, mucho menos después de haber descubierto la manera de influir en la definición de políticas educativas y controlar el sistema público, sin necesidad de ocupar la SEP.

Los empresarios y grupos conservadores se han vuelto expertos en construir redes y relaciones que de una forma muy efectiva, les permiten incidir directamente en la opinión pública mediante la manipulación mediática, también en la definición de políticas educativas y en el control del rumbo de la educación nacional; todo esto además de realizar negocios a costa del erario, faltaba más.

Estos grupos tienen muy claro qué transformación educativa quieren promover; su intervención no comienza ni termina con un gobierno en particular. Para ellos, la educación pública es un asunto estratégico que han tomado por asalto y no piensan abandonar nunca. El motivo: de ello depende imponer un proyecto de país y consolidar un modelo económico.

Cuando los partidos plantean en las campañas la posibilidad de reformar la reforma, ellos ya se anticiparon; ¿será que no se enteran? ¿o es que sí lo saben y solo buscan congraciarse con el empresariado?

Por ejemplo, Mexicanos Primero planteó desde hace un año, la necesidad de reformar la reforma, perfeccionarla para transformar las prácticas y actitudes reales. En abril de 2017, con motivo de sus diez años de existencia, difundió en su página web, tres prioridades inmediatas para el 2018:

  1. Implementación de cambios constitucionales y legales, enfocados en los estados.
  2. Formación continua y permanente de maestros
  3. Transformación de las escuelas normales.

En cuanto a lo que MP llama agenda para el futuro con una visión a diez años, sus prioridades para complementar los cambios educativos en marcha son:

  1. Desarrollo integral de la Primera Infancia.
  2. Educación ética y ciudadanía
  3. Inglés y plurilingüismo
  4. Educación para toda la vida y en todo lugar.

Para conseguir sus propósitos, desde hace un año, MP advirtió que echaría mano de su experiencia de investigación, innovación, de campañas de movilización ciudadana, difusión en medios, propuestas jurídicas y operativas, para avanzar en una transformación del sistema educativo (Mexicanos Primero cumple 10 años) que han venido empujando desde que surgió la organización.

Además de definir y publicitar sus prioridades, la organización realizó cambios en puestos clave con miras a asegurar la continuidad de la reforma educativa. La presidencia de Mexicanos Primero que ocupaba Claudio X. González Guajardo, fue asumida por Alejandro Ramírez Magaña, dueño de Cinépolis y presidente del Consejo Mexicano de Negocios: la Vicepresidencia recayó en el hermano de Claudio, Pablo González Guajardo, también director general de la empresa familiar Kymberly-Clark México. David Calderón, vocero de la organización, asumió la presidencia ejecutiva y Juan Alfonso Mejía López, director del capítulo Sinaloa de MP, titular de la Unidad de la Coordinación Ejecutiva y Coordinador General de la Oficina de Servicios Federales de Apoyo a la Educación, consejero nacional del PAN e integrante del equipo de transición de Calderón, pasó a ocupar la dirección general (Asume sinaloense dirección general de Mexicanos Primero). Calderón y Mejía, son la cara académica de MP.

En estos enroques estratégicos, se mantiene una combinación equilibrada de personajes con determinadas características. Obviamente, el empresariado ocupa las posiciones clave, son los que llevan la batuta; otros integrantes cuentan con experiencia partidista o están vinculados a ciertos partidos políticos, al poder legislativo y/o al sector público, en particular a la SEP. De esta forma, se asegura el establecimiento y/o mantenimiento de relaciones entre diferentes sectores y grupos por fuera de la organización; perfiles multifacéticos y estrategias de incidencia, son dos rasgos característicos de un modus operandi conocido como gobernanza corporativa, que le ha dado al cártel de la reforma educativa, magníficos resultados y dividendos.

El cártel de la reforma educativa consigue lo que se propone gracias a la construcción de redes con una amplia gama de entidades públicas y privadas. Ha sido capaz de tejer multiplicidad de relaciones con el poder legislativo, con dependencias públicas y entidades gubernamentales a nivel municipal, estatal y federal; establece alianzas con organizaciones y redes de la sociedad civil, con empresas, grupos y asociaciones empresariales; también con universidades y centros de investigación, y desde luego, los vínculos con medios de comunicación, fundamentales para manipular la opinión pública.

Para dar una idea de cómo funciona, veamos un ejemplo reciente. Desde hace cinco meses, 300 organizaciones entre las que se encuentra ACUDE, Un Kilo de Ayuda y por supuesto, Mexicanos Primero, iniciaron acercamientos con los equipos de campaña de los candidatos, para que suscribieran diez compromisos del Pacto por la primera infancia, esto luego de haber probado el esquema con diferentes gobiernos estatales.

Faltan casi dos meses para las elecciones y ya lograron que cuatro de cinco candidatos presidenciales se comprometan con una de las tres prioridades que desde hace un año propusieron para el 2018. López Obrador no llegó al acto protocolario, pero en declaraciones posteriores se pronunció a favor de esta iniciativa.

Tanto Mexicanos Primero como todas las demás organizaciones de base empresarial- conservadora con cara civil, se autodefinen como plurales y sin fines de lucro. Pero cuando se mira con detenimiento su composición, estructura y funcionamiento, más que pluralidad, lo que se aprecia es la presencia de los mismos grupos de interés que utilizan distintos membretes para firmar desplegados, realizar campañas en medios de comunicación que son de su propiedad, acordar con gobernadores, cabildear con legisladores o abiertamente plantear determinadas exigencias al sector gubernamental.

En realidad, las organizaciones y redes principales son más bien cerradas, los nodos centrales dependen de figuras que son dueñas de grandes empresas o pertenecen a familias propietarias de grandes negocios. A menudo ocupan las portadas de revistas como Forbes por ser las más adineradas, controlan los medios de comunicación y se erigen como autoridad para opinar en materia educativa.

Para aparentar pluralidad, han fundado diversas organizaciones. Es el caso de Claudio X. González, creador de Fundación Televisa, Aprender Primero, BÉCALOS, la Unión de Empresarios para la Tecnología en la Educación (UNETE). Detrás de esta “pluralidad” de membretes, se encuentran exactamente los mismos grupos e intereses ¿Quién es el empresario y activista Claudio X. González?).

En el actual contexto electoral, un rápido recorrido por lo que han dicho y hecho en los últimos dos meses, permite ver sumodus operandi.

El 8 de marzo, alrededor de cien organizaciones entre las que se encuentra Mexicanos Primero, México Evalúa, Enseña por México, ÚNETE y SUMA por la educación, citaron a una reunión privada a los candidatos de las tres coaliciones (Dialogan ONGs con Meade sobre educación). En esa reunión, Marinela Servitje, heredera de Bimbo, directora general del Museo del Niño, integrante de una familia ligada a organizaciones de ultraderecha católica como el Opus Dei y los Legionarios de Cristo (Los Servitje, incendiarios y conservadores),  dijo que el objetivo era exigir a los aspirantes que colocaran el tema educativo como una prioridad en su agenda;  informó también que se trataba de un encuentro previo a otro que se realizaría en mayo.

Días después, el presidente de SUMA por la educación reconoció la intención  de repetir la iniciativa 10Xlaeducación, probada seis años atrás con los candidatos de aquél entonces:

“Nuevamente llevaremos a cabo este ejercicio a través de un primer evento llamado Diálogo con los candidatos, que se efectuará a principios del mes de mayo….Quien no acuda se encuentra en su derecho, sin embargo, la ciudadanía cada vez está más atenta a las indefiniciones, a los intereses particulares de los grupos de poder a los que sirven, y a la ausencia de propuestas transformadoras para la educación (10xlaeducación: candidatos, respuestas y compromisos).

El 31 de marzo, los medios confirmaron la realización de la segunda edición sexenal de la iniciativa 10 por la educación para repetir la fórmula del establecimiento de compromisos de campaña (10 por la educación: las preguntas que harán reflexionar a los candidatos) que hace seis años presentara EPN como iniciativa de reforma constitucional.

El 3 de abril la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) dio a conocer sus exigencias, que no difieren de las planteadas por las OSC de base empresarial. Mediante el “Manifiesto México”, exigió a candidatos, propuestas concretas para atender siete demandas. Una de ellas, Educación de calidad e innovación, contempla los aspectos siguientes: formación de calidad, desde la primera infancia, capacitación, infraestructura y mejores condiciones laborales de docentes a partir de resultados, con evaluación integral eficaz (La Coparmex presenta “Manifiesto México”).

Otro hecho, aparentemente desconectado de los anteriores, es el cambio de consejeros del INEE. El 25 de abril el senador Ernesto Cordero del PAN, tomó la protesta a Bernardo Hugo Naranjo Piñera en lugar de Eduardo Backhoff y a Patricia Gabriela Vázquez del Mercado en lugar de Margarita Zorrilla, como consejeros del INEE por un período de cinco años.

Ambos fueron propuestos por EPN en acuerdo con Otto Granados titular de la SEP; el perfil y trayectoria de los nuevos consejeros, contrasta con el de los consejeros salientes procedentes de la academia. Los legisladores de los diferentes grupos parlamentarios desecharon las postulaciones de los consejeros salientes que buscaban repetir en el cargo, y aprobaron sin mayor discusión los nombramientos propuestos por el ejecutivo, cuyo perfil le permitirá al cártel de la reforma educativa, maniobrar con más holgura dentro del INEE.

Los flamantes consejeros del INEE son dos casos ejemplares de profesionales con perfiles polifuncionales que busca reclutar el cártel de la reforma. Reunir en una sola persona conocimiento, experiencia y trayectoria en el sector público, que cuente con relaciones con el empresariado y conozca el sector privado, facilita enormemente el sostenimiento y fortalecimiento de la gobernanza corporativa en la que ya son expertos.

Naranjo Piñera es uno de esos académicos-funcionarios-consultores que hoy abundan en la administración pública. Doctor en Política Educativa por la Universidad de Stanford, ha sido simultáneamente consultor independiente de Proyecto Educativo SC, que es de su propiedad, y también asesor de la Secretaría de Educación del gobierno de Puebla. Cuando decimos simultáneamente, quiere decir que ha recibido al mismo tiempo, recursos públicos por partida doble: como asesor del gobierno de Puebla, y por realizar estudios por encargo de la SEP (A confesión de partes…). Entre sus méritos está una encuesta a estudiantes de escuelas normales el año pasado, para conocer su opinión sobre el servicio docente.

En cuanto a Patricia Gabriela Vázquez del Mercado Herrera, es maestra en Política Pública comparada por la FLACSO y licenciada en Pedagogía por la Universidad Panamericana, la misma donde estudió Peña Nieto. Se desempeñó de junio de 2015 a la fecha, como secretaria de Educación del Gobierno de Puebla (INEE: ¿escándalo en puerta?).

En su intervención durante la ceremonia de nombramiento de los nuevos consejeros, el senador del PAN Romero Hicks, figura clave en la aprobación de la reforma constitucional, resumió así los pendientes del INEE:

“…consolidar la autonomía, complementar la evaluación y la formación de todos los agentes de la educación; en materia de la Ley General del Servicio Profesional Docente, hemos pasado de la recomendación al mérito. Necesitamos una evaluación más amable, una mejor formación, una incorporación de las voces de los maestros, de los alumnos, de los padres de familia, de los directivos y autoridades en la evaluación del sistema” (Intervención de Juan Carlos Romero Hicks durante la presentación del dictamen para la elección de integrantes del INEE).

Los cambios en el INEE ocurren en un contexto electoral en el que la reforma educativa está en disputa. En este proceso, es evidente la intervención del gobierno federal y también de los partidos políticos, particularmente el PRI y PAN, cuyas relaciones con el empresariado son de íntima cercanía si no es que de simbiosis.

Por su parte, los empresarios y organizaciones civiles de base empresarial (que son los mismos), fueron los primeros en hablar de reformar la reforma; se anticiparon a plantear que las prioridades educativas son la atención a la primera infancia, la actualización docente (desde luego, sin quitar el dedo del renglón de la evaluación). Desde hace varios años, son ellos quienes llevan la delantera en la definición de conceptos como calidad y aprendizaje, realizan o encargan estudios a modo para proponer políticas “basadas en evidencia”, presionan o negocian con los poderes públicos para asegurar las condiciones institucionales y la aprobación de las reglas necesarias para operarlas, también proponen crear los organismos vigilantes de la implementación en los que a menudo se insertan como observadores. Desde su lógica estratégica, las autoridades educativas locales, directivos y maestros están nada más para atender la implementación de programas, acciones y proyectos construidos con base en sus intereses, así como corregir sus fallas. Esperan que lo hagan con la mayor eficiencia y eficacia posible.

Seguramente habrá quien piense que criticamos por criticar, que las intenciones del empresariado y entidades privadas son loables, proponen y actúan con mayor claridad y rapidez que las propias autoridades educativas. Tienen razón si nos atenemos a esta que es su cara visible.

Debajo de las loables intenciones para mejorar la calidad de la educación, está la expoliación, el enriquecimiento a costa de recursos públicos, las ganancias que le están dejando a entes privados programas como Escuelas al Cien; la infraestructura escolar no mejorará, los trabajos se hacen mal y a medias por particulares que se embolsan millones que no se reportan. Una visita a escuelas beneficiadas, permite comprobarlo fácilmente.

Por si hubiera duda, basta ver los informes de la Auditoría Superior de la Federación para comprobar que los programas de política educativa nacional nunca cumplen los objetivos para los que fueron creados. Pese a ello no se suspenden, los problemas se minimizan, no hay castigo ejemplar contra el desvío o la opacidad en el manejo de recursos (ASF detecta anomalía de 200 mdp en gasto educativo…). Tampoco son sancionados los funcionarios responsables, que por cierto, a menudo son también empresarios.

Mientras los críticos siguen engatusándonos con el fracaso, o peor aún, con la muerte de la reforma, y los candidatos presidenciales parecen ir a la zaga, limitándose a incorporar demandas definidas desde antes por otros, las élites políticas, los grupos conservadores y oligárquicos, actúan estratégicamente, con visiones de largo plazo, tejiendo y extendiendo sus redes de poder económico, político, intelectual y comunicacional más allá de los períodos sexenales. No han dejado de moverse, no están dispuestos a ceder un ápice, buscan apoderarse por completo del territorio educativo para obtener ganancias y hacer negocios, pero ante todo, para imponer un proyecto educativo que garantice por largo tiempo, el sostenimiento de un modelo económico depredador. En eso están empeñados, van derecho, por la derecha y no se quitan. ¿Nos limitaremos a contemplar la devastación?

Contacto: labandadelxs3@gmail.com

Fotografía: notisistema

*Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/el-cartel-de-la-reforma-educativa-ataca-de-nuevo/

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INEE y CNSPD: de mal en peor

Por: Abelardo Carro Nava

Como bien sabemos, con la “reforma” educativa que puso en marcha el gobierno de Peña Nieto, dos instancias cobraron singular importancia en el medio educativo en México; me refiero, como parece obvio, al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD); dos instancias, repito, que cobraron singular importancia dado que la responsabilidad que se les confirió no fue menor: asegurar la calidad de los aprendizajes a través de la evaluación educativa; y, para el logro de tal propósito, se les dotaron de facultades que, bien a bien, no han logrado operar dadas las injerencias de las decisiones políticas que, como veremos más adelante, dificultan y enrarecen el ya de por sí intricado Sistema Educativo Mexicano (SME). Veamos.

Como seguramente usted conoce, en días pasados el Senado de la República eligió a dos nuevos integrantes de la junta de gobierno del INEE. De las ternas propuestas, resultaron seleccionados Patricia Gabriela Vázquez del Mercado y Bernardo Hugo Naranjo Piñera (en substitución de Margarita Zorrilla y Eduardo Backhoff, respectivamente). Dos actores de cuyo perfil no me ocuparé en demasía salvo para mencionar que la primera, fungía como Secretaria de Educación Pública en Puebla y, el segundo, como asesor externo en las Secretarías de Educación de Puebla y Sonora. Y menciono que no me ocuparé en demasía porque, independientemente de su perfil y trayectoria académica, me parece importante destacar el mensaje que el legislativo envío a la sociedad y al magisterio: a) no les interesó en absoluto la educación en México; b) evidenciaron una vez más su desconocimiento sobre los procesos de evaluación (como ha sido desde que aprobaron la mal llamada reforma educativa); c) excluyeron la investigación educativa tan necesaria y fundamental en los procesos de evaluación de los maestros y maestras de nuestro país; d) quizás, el más importante, “aseguraron” la continuidad  una forma de evaluación (punitiva) que no evalúa el trabajo que los docentes realizan a diario en sus respectivos centros escolares pero, también, de la inoperancia en la SEP.

Sí, ese es el mensaje que envió el legislativo al magisterio mexicano. Eduardo Backhoff y Margarita Zorrilla, han pasado a ocupar un lugar en la historia donde la misma historia los juzgará. Qué si no pudieron, como académicos, lidiar con el paquete; qué si sus logros son dignos de reconocerse. Desde mi perspectiva, por el momento ese asunto es y será harina de otro costal, porque con la elección hecha por el Senado considero: perdió la investigación educativa, ganó dos aliados la SEP… ¿y el INEE? Ha entrado en una seria encrucijada entre su autonomía y hacer lo que la SEP determine, aunque para efectos prácticos, así ha sido desde el principio. En fin.

Y bueno, ya que estamos hablando del INEE y algunas de las “inconveniencias” que pueden presentarse en un futuro no muy lejano, corresponde hablar un poco sobre la evaluación del desempeño de docentes y técnicos docentes al término del segundo año dado que ésta estuvo, con mucha seguridad, muy presente en los Consejos Técnicos del pasado 27 de abril – y que tuvieron lugar en cada una de las escuelas de la República Mexicana – y en cada uno de los maestros y maestras que ingresaron hace un par de años al SPD, y no es para menos; si no mal recuerdo, el INEE en el mes de octubre del año pasado, a través del Calendario de las Evaluaciones del Servicio Profesional Docente 2018, así lo informó al magisterio, es decir, que serían evaluados.

No obstante esta normatividad y/o reglamento que tan pomposamente fue aprobado por Senadores y Diputados (otra vez la burra al trigo), es importante mencionar que hay una preocupación evidente en los docentes que serán evaluados. Esto, porque precisamente el trabajo que hasta el momento ha hecho el INEE en esta materia ha dejado mucho que desear y bueno, el que ha realizado la CNSPD ni se diga, va de mal en peor y, para muestra un botón: conforme a los lineamientos que estableció la “reforma” educativa (en la LGSPD, Cap. III. Del ingreso al Servicio. Art. 22), se dice que los profesores de recién ingreso: “con el objeto de fortalecer las capacidades, conocimientos, competencias… durante un periodo de dos años tendrá el acompañamiento de un tutor designado por la autoridad educativa o el organismo descentralizado, según corresponda” pero, lamentablemente, en los hechos, en muchas entidades de la República y, para muchos pero muchos maestros, este artículo, esta norma, esta disposición jurídica, ha sido, es y será letra muerta.

¿Qué pasó con la tutoría prometida?, ¿por qué los maestros y maestras no tuvieron ese acompañamiento?, ¿quién asumirá la responsabilidad de tal incumplimiento?, ¿cuál es el argumento que en esta ocasión dará la SEP sobre este asunto?, ¿a dónde se ha ido el presupuesto (si es que ha existido) para que cada docente de nuevo ingreso pudiera contar con un tutor? Vaya, ¿se conoce cuántos tutores existen en el país?, ¿quiénes son éstos, quién les autorizó y/o certificó para esta desempeñar esta acción? En fin, preguntas y más preguntas que, seguramente quedarán en el aire, pero eso sí, cientos de profesores en estos momentos, se encuentran realizando su proyecto de enseñanza para subirlo a la plataforma que, hay que señalarlo, no está operando como debiera.

Estos pues, son dos de los tantos problemas que enfrentan quienes, en los hechos, no han logrado materializar las acciones de tan nombrada calidad educativa en nuestro país, desde luego, con la evaluación educativa de por medio.

Ciertamente, el tema de los recién nombrados integrantes del INEE despierta y anima la polémica porque éste, no ha tenido ni gozado de la autonomía requerida para cumplir con sus funciones. Ha estado, como parece obvio, sujeto a los designios presidencias y legislativos. ¿Por qué si se habla de autonomía en este tipo de organismos no se revisa lo que en su momento pasó con el llamado Instituto Federal Electoral (IFE) cuando José Woldenberg lo presidía?, ¿por qué se ha permitido que la CNSPD siga cometiendo las mismas “barbaridades” que desde un inicio cometió y que en nada apoyan la labor de los maestros y maestras de México?

Sí, urgen respuestas. Urgen instituciones fuertes, sólidas, confiables, legítimas. Urge sacar a la política del tema educativo. Sí, de esa mala política que opera desde Los Pinos.

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INEE y CNSPD: de mal en peor

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Cuatro meses sin pago en los CAED

Por: Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

A través del Observartorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ), se hace llegar a la comunidad el pronunciamiento elaborado por asesores de los Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad, con motivo del retraso en los pagos del personal docente y administrativo. Desde el ODEJ advertimos esta situación como una injusticia social y educativa  y nos solidarizamos con su lucha.

Falta de pagos en los 297 Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad de todo el país

Los CAED (Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad) son centros educativos en los que se atiende de forma especializada a estudiantes con alguna discapacidad (auditiva, visual, motriz, intelectual y psicosocial) que desean cursar y concluir su bachillerato.

Para fines académicos y cuestiones de capacitación, los CAED pertenecen al Sistema de Preparatoria Abierta de la SEP y de la Dirección General de Bachillerato, mientras que el financiamiento económico y los recursos para la operación y mantenimiento de los centros depende de la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS), la cual radica en las diversas Direcciones Generales que a su vez direccionan a los CAED.

Actualmente operan 297 CAED a nivel nacional, aunque la meta propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto para el 2018 era de 500 centros. (Ver https://www.sdpnoticias.com/nacional/2016/05/18/trabajamos-para-hacer-cumplir-nuestra-constitucion-epn). La plantilla de los CAED está compuesta por entre 3 a 6 personas: Responsable Académico, auxiliar administrativo, asesor de comunicación, matemáticas, ciencias experimentales e histórico social.

Desde su creación, hace nueve años, a raíz de la Reforma a la Educación Media Superior impulsada por el entonces presidente Felipe Calderón para garantizar la inclusión educativa y la eliminación de barreras educativas, en los CAED se presentan una serie de irregularidades y problemáticas que exigimos sean atendidas y que se exponen a continuación:

  1. Retraso de los pagos. Constantemente se presenta atraso en los pagos del personal y el tiempo de espera puede ser de varios meses. Desde el mes de diciembre de 2017 a la fecha los asesores y personal administrativo de los más de 297 CAED a nivel nacional no hemos recibido pago alguno por el desempeño de nuestro trabajo durante estos 4 meses y a pesar de esta situación se ha seguido atendiendo a los estudiantes en tiempo y forma. La SEMS no ha informado las causas de dichos atrasos.
  2. Falta de recursos para el mantenimiento y funcionamiento de los CAED. Asimismo, el recurso destinado para la operatividad de los centros no ha sido liberado por la SEMS, adeudando los recursos de los cuatro meses del año en curso.
  3. Falta de derechos laborales. El personal de los CAED no tiene ningún tipo de contrato que respalde su relación laboral con la SEP, pues están bajo el régimen de prestadores de servicios y honorarios, y no cuenta con ningún tipo de prestaciones, ni de seguridad social. Además de que desde hace varios años no hay un aumento salarial para los asesores ni responsables.

Exigimos la inmediata respuesta y solución ante estas condiciones de precarización laboral, que afectan el desenvolvimiento cotidiano de los CAED en todo el país. Así como el derecho de los estudiantes con discapacidad a acceder a instituciones educativas con una infraestructura digna y a un espacio donde se respete y regulice formalmente a su personal, docente y administrativo. De lo contrario, se seguirán reproduciendo lógicas de exclusión hacia este sector educativo, marginado históricamente.

Fuente del Artículo:

Cuatro meses sin pago en los CAED

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Charlottesville, Neo-Nazis and the Challenge to Higher Education

By: Henry Giroux

The march across the University of Virginia campus in the summer of 2017 by a thousand or more white supremacists, neo-Nazis, and other right-wing extremists offered a glimpse of the growing danger of authoritarian movements both in the United States and across the globe, signalling a danger that mimics the increasingly forgotten horrors of the 1930s. The image of hundreds of fascist thugs chanting anti-Semitic, racist, and white nationalist slogans such as “Heil Trump” and later attacking peaceful anti-racist counter-demonstrators makes clear that radical right-wing groups which historically have been on the margins of American society are now more comfortable in public with their nihilistic and dangerous politics. They appear especially emboldened to come out of the shadows because elements of their neo-fascist ideology have found a comfortable if not supportive place at the highest levels of the Trump administration, especially in the initial and telling presence of Steve Bannon, Jeff Sessions, and Stephen Miller, all of whom embrace elements of the nefarious racist ideology that was on full display in Charlottesville.

As is well-known, Trump has not only supported the presence and backing of white nationalists and white supremacists, but he has refused to denounce their Nazi slogans and violence in strong political and ethical terms, suggesting his own complicity with such movements. It should surprise no one that David Duke, a former imperial wizard of the Ku Klux Klan, told reporters in the midst of the events that the Unite the Right followers were “going to fulfill the promises of Donald Trump…to take our country back.” Nor should it surprise anyone that Trump initially refused to condemn the fascist groups behind the horrifying, shocking images and violence that took place in Charlottesville. His silence made elements of the far-right quite happy. For instance, The Daily Stormer, a white supremacist website, issued the following statement: “Refused to answer a question about White Nationalists supporting him. No condemnation at all. When asked to condemn, he just walked out of the room. Really, really good. God bless him.”

It appears that the presence of Nazi and Confederate flags along with the horrendous history of millions lost to the Holocaust and slavery, lynchings, church bombings, and the assassination of Black leaders such as Medgar Evers and Martin Luther King, Jr. did little to move Trump to a serious understanding or repudiation of the poisonous historical forces that surfaced in Charlottesville. The demonstration held in Charlottesville by militarized torch-bearing groups of Nazi sympathizers, Ku Klux Klan members, and white nationalist represents a historical moment that capture some of the elements of a past that led to some of the worse crimes in human history. At the risk of falling prey to historical amnesia, the crucial lesson to be learned is that the ideology, values, and institutions of a liberal democracy are once again under assault by those who no longer believe in equality, justice, and democracy. As the historian Timothy Snyder has observed, it is crucial to remember that the success of authoritarian regimes in Germany and other places succeeded, in part, because they were not stopped in the early stages of their development.

The events in Charlottesville provide a glimpse of authoritarianism on the rise and speak to the dark clouds that appear to be ushering in a new and dangerous historical moment both in the United States and across the globe. While it is problematic to assume that an American-style totalitarianism will soon become the norm in the United States, it is not unrealistic to recognize that the possibility for a return to authoritarianism is no longer the stuff of fantasy or hysterical paranoia, especially since its core elements of hatred, exclusion, racism, and white supremacy have been incorporated into both the highest levels of state power and throughout the mainstream right-wing media. The horrors of the past are real and the fears they produce about the present are the necessary work of both historical memory and the power of civic courage and moral responsibility.

The authoritarian drama unfolding across the United States has many registers and includes the use of state violence against immigrants, right-wing populist violence against mosques and synagogues, and attacks on Muslims, young blacks, and others who do not fit into the vile script of white nationalism. The violence in Charlottesville is but one register of a larger mirror of domestic terrorism and home-grown fascism that is growing in the United States. Trump’s irresponsible response to the violence in Charlottesville should surprise no one given the long history of racism in the Republican Party that extends from Nixon’s Southern strategy and George W. Bush’s treatment of the Black victims of Hurricane Katrina to the current party’s efforts at voter suppression. Like many of his fellow Republican extremist, Trump embraces this long legacy of white supremacy, though he elevates it to a new level of visibility in his refusal to expunge its most naked expressions and his open support for its values and policies.

How else to explain his administration’s announcement that it would no longer “investigate white nationalists, who have been responsible for a large share of violent hate crimes in the Unites States.” How else to explain Trump’s willingness to lift restrictions imposed by the Obama administration to provide local police departments with military surplus equipment such as armed vehicles, bulletproof vests, and grenade launchers. Clearly, such actions accelerate Trump’s law and order agenda, escalate racial tensions in cities that are often treated like combat zones, and reinforce a warrior mentality among polices officers. More telling is Trump’s presidential pardon of Joe Arpaio, the notorious White supremacist and disgraced former sheriff of Maricopa County, Ariz. Not only did Arpaio engage in racial profiling, despite being ordered by the court to decease, he also had a notorious reputation for abusing prisoners in his Tent City, which he once called “a concentration camp.” These inmates were, among other practices, subjected to blistering heat, forced to work on chain gangs, wear pink underwear, and dress in demeaning striped uniforms.

There is more at work here than Trump’s endorsement of white nationalism; there is also the sending of a clear message of support for a culture of violence that gives meaning to acts of domestic terrorism. Moreover, there is a clear contempt for the rule of law, and an endorsement not just for racist ideology but also for institutional racism and the primacy of the racially-based incarceration state. There is also the chilling implication that Trump would be willing to pardon those who might be found guilty in any upcoming investigations involving Trump and his administration. Trump’s law-and-order regime represents a form of domestic terrorism because it is a policy of state violence designed to intimidate, threaten, harm, and instil fear in a particular community. Pardoning Arpaio, Trump signals to his right-wing extremist base and fellow politicians that he justifies state enacted violence against immigrants, especially Latinos. In addition, Trump’s language of fear and violence emboldens right-wing extremists and gives them the green light to support legislation and ideologies that are profoundly reactionary. For instance, this is evident in attempts on the part of 20 states to criminalize dissent, overtly decry the benefits of higher education, and state without apology that Republicans would support postponing the 2020 election if Trump proposed it.

The events in Charlottesville raise serious questions about the role of higher education in a democracy. What role if not responsibility do universities have in the face of wide spread legitimized violence? What role does education have at a time when rigorous knowledge is replaced by opinions, the truth is equated with fake news, self-interest replaces the social good, and language operates in the service of violence? Surely, institutions of higher education cannot limit their role to training in at a time when democracy is under assault all over the globe. What does it mean for institutions of higher education to define themselves as a public good, a protective space for the promotion of democratic ideals, the social imagination, values, and the imperatives of critically engaged citizenship? As Jon Dixon observes, what does mean to view and take responsibility for developing education as “a protected space within which to think against the grain of received opinion: a space to question and challenge, to imagine the world from different standpoints and perspectives, to reflect upon ourselves in relation to others and, in so doing, to understand what it means to assume responsibility”?

Surely, with the ongoing attack on civic literacy, truth, historical memory, and justice it becomes all the more imperative for colleges and universities to educate students to do more than learn work based skills. What might it mean to educate them to become intelligent, compassionate, critically engaged citizens fully aware of the fact that without informed citizens there is no democracy? There is much more at stake here than protecting and opening the boundaries of free speech; there is the more crucial imperative of deepening and expanding the formative cultures and public spheres that make a democracy possible.

We live in an age in which there is emerging a relentless attack on the truth, honesty, and the ethical imagination. Under such circumstances, there is a need for educators to reclaim the discourse of democracy and to expand the parameters of civic literacy and courage by once teaching students to think critically, embrace civic courage, develop a historical consciousness, hold on to shared responsibilities rather than shared fares, think historically and comprehensively, translate private issues into larger social problems, and learn how to think differently in order to act responsibly. Education is central to politics and such pedagogical practices raise the bar regarding what counts as education in a democracy, especially in societies that appear increasingly amnesiac—that is, countries where forms of historical, political, and moral forgetting are not only wilfully practiced but celebrated. All of which becomes all the more threatening at a time when a country such as the United States has tipped over into a social order that is awash in public stupidity and views critical thought as both a liability and a threat. How else to explain the present historical moment with its collapse of civic culture and the future it cancels out? Democracy is always the outcomes of ongoing struggles to preserve its ideals, values, and practices. When democracy is taken for granted, justice dies, social responsibility becomes a burden, and the seeds of authoritarianism flourish.

We may be in the midst of dark times, but history is open and resistance is no longer an option but a necessity. Educators have a particular responsibility to address this growing assault on democracy. Any other option is an act of complicity and a negation of what it means for education to matter in an alleged democratic society.

Source:

Charlottesville, Neo-Nazis and the Challenge to Higher Education

 

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Calidad educativa en los primeros mil días de vida desde la re-creación de un currículo humanizador

Por: Iliana Lo Priore Infante

Revista de Postgrado Arjé

RESUMEN

Las políticas educativas vigentes a nivel mundial, contemplan el énfasis en educación en los primeros años de vida, conocida conocido como primera infancia. La potencia que tienen las vivencias, las interacciones, en este período, son de gran influencia en el presente y futuro de los niños y niñas, sus familias, y las comunidades que conforman. En estos primeros mil días son muchos y variados los acontecimientos que se suceden. El objetivo de este estudio es generar una reflexión analítica y propositiva sobre  los criterios de calidad educativa en  las prácticas pedagógicas cotidianas propias de la atención educativa de la Primera Infancia (AEPI) especialmente en los primeros mil días de vida desde la re-creación de un currículo humanizador.  Recorrer la relevancia de las experiencias del niño y niña en este período y  asumir la formación inicial y permanente de los docentes para este primer nivel de atención, cuidado y formación como un proceso intenso, profundo, transdisciplinario y altamente comprometido es uno de las líneas reflexivas de este trabajo. Es por ello, que se presenta  de manera re-creadora aspectos claves del abordaje de elementos curriculares, desde una perspectiva pedagógica humanizadora que contemple criterios de calidad esenciales en este período evolutivo tan vital y que los agentes de infancia puedan adaptar y aplicar críticamente. Los aportes de este trabajo, producto de variadas investigaciones y experiencias, esbozan criterios de calidad  en el contexto curricular humanizador del nivel de Educación Inicial, en la etapa maternal.

Descriptores: Calidad Educativa, humanización del currículo, Educación Inicial, primeros mil días de vida.

            Eje Temático: Transformaciones y oportunidades en educación

 

EDUCATION QUALITY IN THE FIRST THOUSAND DAYS OF LIFE FROM   THE RE – CREATION OF A HUMANIZING CURRICULUM

ABSTRACT

Current educational policies worldwide, contemplate the emphasis on education in the early years of life, known as early childhood. The power that have the experiences , interactions , in this period are of great influence on the present and future of children , their families and the communities that make. In these first thousand days are many and varied events that occur. The aim of this study is to generate an analytical and propositional reflection on the criteria of educational quality in everyday teaching practices specific to the Educational Attention of Early Childhood (AEPI) especially in the first thousand days of life from the re- creation of a humanizing curriculum. Explore the relevance of the experiences of the boy and girl in this period and assuming the initial and ongoing training of teachers for this first level of attention, care and training as a deep intense process, transdisciplinary and highly committed is one of the reflective lines of this work. It is therefore, is presented in a recreate way key aspects of the curriculum elements, from a humanizing pedagogical perspective that considers essential quality criteria in this evolutionary period so vital and childhood agents can adapt and applies critically. The contributions of this work, which is product of different researches and experiences, quality criteria outlined in the humanizing curricular context of early education level in the maternal stage.

Descriptors: Quality Education, humanization of the curriculum, early childhood education, first thousand days of life.

CALIDAD EDUCATIVA EN LOS PRIMEROS MIL DÍAS DE VIDA DESDE LA  RE-CREACIÓN DE UN CURRÍCULO HUMANIZADOR

 Iliana Lo Priore Infante.

Correo: ilianalopriore11@gmail.com

 Introducción

Actualmente, las políticas educativas de casi todas las naciones, contemplan el énfasis en educación en los primeros años de vida, conocida con distintas denominaciones en América Latina y El Caribe (ALC) como educación inicial, infantil, parvularia, preescolar, de la niñez, de la primera infancia.

Los aportes científicos, generados por distintas disciplinas e interdisciplinas así lo corroboran. Especialmente,  los estudios de las neurociencias,  muestran la potencia que tienen las vivencias, las interacciones, las experiencias densas en este período, es de gran influencia en el presente y futuro de los niños y niñas, sus familias, y las comunidades que conforman. Asímismo, las diversas investigaciones sostienen que los ambientes favorecedores del desarrollo y aprendizaje infantil tienen una incidencia certera sobre la plenitud de estos años y el de la vida humana.

La agenda educativa 2030 establecida por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO, 2016) tiene como finalidad garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos y todas.  Ha propuesto 10 metas para  transformar vidas, dentro de las cuales, destaca la meta 2 que consiste en “Velar por que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de calidad en materia de atención y desarrollo en la primera infancia y enseñanza preescolar, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria”. Esta prioridad sobre la educación en la  primera infancia denota el convencimiento mundial de que es la base del aprendizaje para toda la vida.

En estos primeros mil días son muchos y variados los acontecimientos que se suceden. Es por ello que la formación inicial y permanente de los docentes en este período debe ser intensa, profunda, transdisciplinaria y altamente comprometida.

El  objetivo de este estudio es generar una reflexión analítica y propositiva sobre criterios e indicadores  de calidad educativa en  las prácticas pedagógicas cotidianas propias de la atención educativa de la Primera Infancia (AEPI) especialmente en los primeros mil días de vida desde la re-creación de un currículo humanizador.

Análisis y Disertación

Discusión de la calidad educativa

La calidad educativa es una noción a la que se le atribuye variadas significaciones por estar situada en el terreno de la confrontación ideológica por la hegemonía escolar (“dirección intelectual y moral”) en sus distintos niveles y modalidades educativas, no resulta fácil partir de una de ellas, por la disputa y connotaciones en que está envuelta.  Aquí se pone en juego una dialéctica decisiva que evidenciará la naturaleza de la educación de la Primera Infancia, “su calidad”, reproductora/ tradicional o liberadora y constructora (Díaz Piña y Lo Priore, 2016)

Lo que da legitimidad y validez a los procesos de calidad de la gestión educativa en primera infancia es la apropiación de los actores educativos, familiares, comunitarios. Hay que asumirse implicado muy conscientemente de qué y cómo se abordará y evaluará la calidad.  Desde el enfoque de calidad educativa que se aborda en este manual orientador se aspira fortalecer y optimizar los procesos pedagógicos y aquellos que contribuyan a la integralidad de la Primera Infancia.

Existen discursos alternativos, como el de Rubia (2016) que ante los juicios valorativos de organismos internacionales, analiza y evidencia cómo el concepto de “educación de calidad” se ha ido reduciendo al resultado de las pruebas  y esto ha modificado la manera de entender y concebir la educación. Las pruebas condicionan los conceptos de forma reduccionista, lo que se entiende por un “buen currículo”, un “buen centro” o un “buen estudiante” dependerá básicamente de los resultados obtenidos.

Hay otro cambio fundamental y es que el estudiante queda subordinado a la escuela o centro y no la escuela/centro/espacio familia comunidad al  niño y niña, es decir, los centros seleccionan al alumnado que potencialmente va a dar buenos resultados y rechaza a los que considera que le van a perjudicar.

Todo ello puede provocar además, la desaparición de las ya reducidas experiencias innovadoras pues los centros de Primera Infancia se verán obligados a poner en marcha metodologías de aprendizaje diferentes, de carácter tradicional, para que sus niños y niñas y espacios educativos no se vean perjudicados en los exámenes o instrumentos estandarizados de calidad educativa.

Estas discusiones generan algunas alertas o peligros de abordar la calidad educativa desde perspectivas reduccionistas.

Los conceptos de calidad no solo denotan sino connotan significados que no pueden ser aceptados de manera acrítica, necesitan ser analizados por cuanto interpretaciones deformadas han conducido y/o pueden conducir al establecimiento de medios y fines no adecuados al contexto latinoamericano y caribeño.

Criterios de calidad educativa en la recreación curricular para la atención/educación de los primeros mil días de vida.

La calidad educativa reclama la discusión de procesos pedagógicos adecuados, de debates curriculares que superen la fragmentación de elementos y procesos, de su pertinencia en relación con los fines y metas de cada sociedad, y por ende de una evaluación en primera infancia que se resignifique en los criterios de calidad para potenciar el bienestar humano. (Lo Priore, 2016).

Los criterios deben referirse a los múltiples aspectos de la realidad que se evalúa.  Para ello, hay que decidir qué criterio usar y cómo seleccionarlos (Didonet, 2014).

Se proponen  los siguientes criterios de calidad para la recreación curricular a considerar  en los primeros mil días de vida:

  1. Apropiación desde la experiencia: Implica incorporar los procesos claves pedagógicos, organizativos, desde la propia vivencia,  reflexión-aplicación-hacer, es aprender y participar desde el yo para lograr la subjetivación o que cada adulto o niño(a) se apropie.  La consideración de la experiencia, especialmente la experiencia lúdica,  permite la vivencia consigo mismo, con objetos, con los adultos significativos, con otros niños y niñas.
  2. Integralidad: Evidencia la consideración de cuidado y educación, la articulación de las áreas del desarrollo infantil (física, cognitiva, social lenguaje, afectiva, las dimensiones y áreas de aprendizaje, la integración entre desarrollo y aprendizaje.
  3. Pertinencia cultural: Se refiere a la adecuación a los valores y expresiones de la cultura del niño, de su familia y comunidad (Peralta, 2000). Es un criterio fundamental dimensionar la calidad de los ambientes, de los procesos de pedagógicos, de la articulación comunitaria, de las políticas educativas, a los contextos y cultura donde se implementan.
  4. Pertinencia evolutiva: Congruencia y adecuación de los procesos pedagógicos y cuidados con los procesos de desarrollo y evolución de cada niño (a), de cada grupo. La edad es un elemento referencial, la adecuación debe hacerse considerando el desarrollo infantil, a los ritmos de aprendizaje, individuales y colectivos.
  5. Bienestar: Es un criterio de calidad, generar procesos organizacionales, gestión del ambiente, procesos pedagógicos, articulación comunitaria desde y para el bienestar. EL bienestar se asocia con el disfrute, goce, la estética de la experiencia, la plenitud de los procesos y resultados.
  6. Pedagogía lúdica: Es desde el juego vivido, desde la estética y disfrute que produce en el niño (a), ocurre la apropiación de sí mismo, la interacción con el ambiente, construcción de nociones, los descubrimientos, los procesos de aprendizaje. Por eso los ambientes familiares, escolares y comunitarios deben ser favorecedores de experiencias lúdicas.
  7. Valoración y respeto a la diversidad: Implica considerar en el contexto, en los procesos de planificación, mediación y evaluación el respeto por la diversidad social, familiar, cultural, condiciones de discapacidad,
  8. Flexilidad: Criterio que permite hacer adecuaciones permanentes, incorporaciones. Los centros y espacios que administran los servicios para la infancia, como  el personal que participa,  deben ser flexibles respetando las características socioculturales que permitan responder con alternativas y modalidades diferentes de atención, las cuales pueden reajustarse durante la implementación, deben responder a la flexibilidad del tiempo, espacio y ambiente educativo de cada grupo cultural (Fujimoto, 2000)
  9. Relación e interacción: Implica favorecer en cada experiencia, organización del ambiente, actividades y estrategias, la interacción entre personas (relación docente-niño(a),  relación niño(a) – niño(a),  relación padres-docente, relación padre-niño, relación consigo mismo (yo con yo), relación con objetos y con espacios de aprendizaje,
  10. Participación: Cuando las personas se imbrican en los procesos de atención educativa en la Primera Infancia, los procesos y resultados resultan más favorecedores. El niño (a), el docente, las autoridades educativas, la familia, la comunidad organizada, los miembros de la red, el personal voluntario generan aportes significativos y todos son garantes de la calidad de la atención ofrecida.

Abordaje propositivo de la calidad en los primeros mil días de vida desde la re-creación de un currículo  humanizador

Hay aspectos relevantes que los docentes debemos apropiarnos en estos primeros mil días de vida que inciden para una recreación curricular humanizadora:

  1. Idoneidad del momento del nacimiento y todos los aspectos pre, peri y postnatales.Se parte que los primeros mil días de vida se inician en la gestación. Por ello, estos procesos/contenidos no pueden continuar invisibilizados en la currícula de formación universitaria del nivel.
  2. Los hitos del Desarrollo y procesos de Aprendizaje: que articula los procesos de crecimiento con los de maduración biológica en un ambiente adecuado e intencionado a favorecer al niño y niña. La importancia que juega la plataforma física, neuropsicológica para todas las áreas del desarrollo y de aprendizaje, así como los cambios progresivos psicomotores (adquisición de posturas, ritmos) generan posibilidades de experiencias en lo cognitivo, lingúistico, afectivo y social, es decir hay una interdependencia e integralidad de dichos hitos y procesos. Los avances en uno de los aspectos generan o posibilitan experiencias en el resto de las áreas de desarrollo y aprendizaje.
  3. El establecimiento y construcción de Relaciones, interacciones sociales y vínculos afectivos.

4.La consideración de la experiencia, ya mencionada en los criterios de calidad, pues desde la vivencia ocurre la apropiación del sí mismo, la interacción con el ambiente, la construcción de nociones, los descubrimientos, los procesos de aprendizaje.

  1. El papel y rol que juega el contexto sociocultural,especialmente el inmediato, expreso en ámbitos familiares, escolares y comunitarios/locales.

Partiendo de esta plataforma, urge insistir que en un currículo recreado el abordaje del criterio de calidad pertinente a este nivel educativo, que tiene una identidad propia, es la integralidad del desarrollo y aprendizaje, presente en todos los componentes curriculares, pues que debe orientar los procesos claves de mediación, planificación, evaluación, orientación, innovación… pues permite potenciar situaciones que abordan al niño y niña de forma global y no fragmentada.

En esta integralidad, es menester hacer énfasis, con un fin didáctico, a la educación que siendo integradora coloca en un sitial especial las experiencias humanizadoras, donde lo socioafectivo es un eje a su vez integrador, que potencian una relación del niño(a) consigo mismo (a) y con el otro, dada sus características e implicaciones en el bienestar humano.

Es por eso que los adultos significativos, conformado por los educadores, los padres, los miembros de la familia y la comunidad, deben re-conocer en sus prácticas, su importancia y más, su aplicación. Es un reto del educador, promover que todos y todas se empoderen de este conocimiento aplicado.

Para ello, se sugiere partir dentro de los procesos curriculares de 2 premisas importantes:

  1. Los aspectos humanizadores se construyen y constituyen en la experiencia y vivencia cotidiana, especialmente cuando se vincula lo socioafectivo a toda experiencia de cuido, atención y aprendizaje.
  2. Implican dos procesos claves: de Relación del sí mismo-consigo mismo y deRelación con el otro y el ambiente (otredad).

Estos  aspectos  afectivos y sociales en estos primeros mil días podemos clasificarlos en dos (2) vertientes: la vertiente Interna, que implica la construcción progresiva del concepto, control y valoración del sí mismo, y la vertiente externa, que implica la construcción de relaciones y vínculos.

Entre los aspectos afectivos y sociales más relevantes y su influencia, se encuentran:

El establecimiento de interacciones socioafectivas: relaciones parentales, relaciones familiares, cuidadores, educadores, otros niños y niñas. Este aspecto tiene influencia el desarrollo posterior del niño(a) pues incide en las relaciones con el otro, es decir, la relación es la clave para que se gesten y evidencien muchos procesos de desarrollo y aprendizaje, es en la interacción donde se propician las condiciones necesarias para oportunidades de aprendizajes.

El desarrollo del apego y de la autonomía, el apego como hito y proceso de identidad que genera seguridad. La influencia de este aspecto es que adecuados vínculos de apego son imprescindibles para la autonomía del niño(a). No hay conflicto de independencia sin apego previo. Se instituye los primeros 6 meses de vida y va en descenso progresivo hasta el primer año, donde el hito que sigue es la independencia y autonomía, la autonomía que es uno de los fines de la educación es un aspecto sumamente relevante a partir del primer año y a lo largo de la vida.

Las conductas sociales de carácter volitivo como la sonrisa social, el ignorar, protestar. El salto de las conductas reflejas a la socialmente voluntarias implican maduración, conexiones neuronales, son un salto cualitativo, por eso hay que considerarlas, obviamente tienen una incidencia a lo largo del desarrollo del niño y niña.

El desarrollo de la afectividad en estos primeros mil días. Esta afectividad supone la expresión de emociones, la autovaloración y valoración del otro entre otros. La postura ante el mundo dependerá de la afectividad construída en este período.

Son interdependientes las relaciones del sí mismo- consigo mismo  y las relaciones con el otro y la otredad, sus valoraciones e interacciones, ya se ha afirmado su importancia como aspectos claves en el desarrollo y aprendizaje del niño y niña en estos primeros mil días de vida.

En función de esto, los tiempos didácticos y su gestión, la jornada diaria, la creación de espacios de aprendizaje, las secuencias didácticas, las actividades concebidas como experiencias densas, todos estos elementos curriculares articulados deben tener como eje integrador  la búsqueda del bienestar pleno del niño y niña y de quienes participan del hecho educativo.

Consideraciones Finales

Es importante en definitiva, asumir oportuna y conscientemente que estos primeros mil días del niño y niña no se repiten, no son iguales a otros, son mil días de oportunidades, integrales y de calidad, para la atención/educación que incide en los matices que tendrá cada historia de vida y más, en el presente histórico del talento humano de nuestro país, de la Región y del mundo.

Por lo que priorizar este período o potenciar prácticas integradoras en el niño, niña en participación familiar/escolar y comunitaria con criterios de calidad educativa no es una simple orientación pedagógica, no es estrategia tecnócrata que algunos siguen o reproducen sin mayores alcances, es la opción, es experiencia a construir para un bienestar pleno, es asumir los procesos de desarrollo y aprendizaje desde el inicio de la vida, es incidir en una educación humanizadora… clave de una infancia plena.

REFERENCIAS

Díaz Piña, Jorge y  Lo Priore, Iliana. (2015). El deseo de no-saber y la calidad educativa. 15/07/2015. En http://www.aporrea.org/educacion/a210814.htm

Didonet, Vital (2014). Calidad en Educación Infantil. Revista Primera Infancia: Análisis y Perspectivas de la educación en la Primera Infancia, Consejo Coordinador de la Educación de la Primera Infancia, Año 1-No. 1, Año. Montevideo-Uruguay: Imprimex

Lo Priore, Iliana. (2016) La calidad educativa ¿la definen las pruebas estandarizadas? OVE, 01/03/2016  http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/9576. Depósito de Ley ISSN: 2477-9695

OREALC/UNESCO (2016). AGENDA E 2030.  Educación para transformar vidas. Santiago de Chile. En: http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002452/245278S.pdf

Peralta, María y Manhey, Mónica (2014). Potenciando aprendizajes en niños y niñas menores de 3 años. Serie Aprendiendo a educar mejor a niñas y niños pequeños, módulo 1. Montevideo-Uruguay: Organización de Estados Iberoamericanos (OEI)

Fujimoto, Gaby (2000).  Modalidades alternativas de Educación Inicial. Calidad y Modalidades alternativas en Educación Inicial. La Paz-Bolivia: CERID/MAYSAL

Rubia, F. (2016).  El Futuro de la Educación. Revista de la Asociación de Inspectores de Educación de España. No. 19. En: http://www.adide.org/revista/images/ stories/revista19/ase19_mono03.pdf.

Yánez,  Leonardo (2016). Indicadores de Calidad en Entidades de Atención a la Primera Infancia. La Haya: Fundación Van Leer

Fuente del artículo: Revista de Postgrado Arjé, Vol. 11, No. 21, Edición Especial Vol. 11 Nro. 21. Edición Especial. Julio – Diciembre 2017. Versión digital: ISSN: 2443-4442 Versión impresa: ISSN: 1856-9153. www.arje.bc.edu.ve.

 

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Iliana Lo Priore Artículo Revista ARJÉ

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La Escuela en El Capital

Por:  Jorge Díaz P. (*)

 Resumen

La exposición que se presenta es una lectura-interpretación de El Capital de Carlos Marx que, más allá de comentarlo o de parafrasearlo, pretende dar cuenta de la contribución teórica e histórica del texto sobre el origen de los nexos entre la educación y el trabajo,  y de la función asignada a la escuela o sistema escolar en la reproducción de la división social y técnica del trabajo en el marco de la sociedad capitalista. Con ello se espera contribuir a la reivindicación crítica de la obra de Marx frente al “marxismo” dogmático y esclerótico que la ha degradado.

Palabras Claves: proceso de producción, valorización, capital, división del trabajo, escuela.

LA ESCUELA EN EL CAPITAL

           Proceso de trabajo, alienación y valorización

Carlos Marx en El Capital (1971), estudiando el proceso de trabajo indiferenciadamente, o sea, al margen de las formas históricas que asume, como un proceso en el que se da un intercambio de materias entre el hombre y la natura­leza, sin necesidad de presentar al trabajador en relación con otros, señala que el trabajo productivo, considerado en sus factores simples, se presenta como una actividad realizada de acuerdo a un fin racional: el de satisfacer ne­cesidades sociales produciendo objetos que sirvan de uso al hombre, es decir, el trabajo se objetiva en valores de uso. Y además, de la acción del hombre como fuerza de trabajo, que en acto, es el trabajo mismo, intervienen el ob­jeto sobre el que recae el trabajo, y los medios de trabajo (instrumentos, herramientas, máquinas, etc.), que juntos constituyen los llamados medios de producción.

Pero en una nota a pie de página, Marx advierte: “Este concepto del trabajo productivo, tal como se desprende desde el punto de vista del proce­so simple de trabajo, no basta, ni mucho menos, para el proceso capitalista de producción” (Ob. cit. p. 133). En la producción capitalista el proceso de trabajo está alienado. Está alienado porque se ha convertido en un medio para satisfacer necesidades  extrañas a él: las del capital. El trabajo en Marx  (1962) “no es la satisfacción de una ne­cesidad, sino solo un medio para satisfacer otras necesidades” (p.108). La alienación del trabajo supone la enajenación del producto del trabajo con respecto a su productor: el trabajador. Producto del cual es expropiado en el proceso de subsunción o subordinación del trabajo por el capital, y que impide al trabajador reconocerse y realizarse en el producto de su trabajo. Proceso de subsunción que además determina la alienación con respecto del acto de producción, del ser genérico del hombre y, de los otros hombres.

El proceso de trabajo, en el capitalismo, en primer lugar, no tiende co­mo actividad racional a crear bienes para la satisfacción primera de las nece­sidades humanas, sino que la creación de los bienes o valores de uso es un medio para lograr valores de cambio, bienes elaborados que están destina­dos primordialmente al cambio por otros bienes o a la venta por su equiva­lente en dinero: mercancías que, por supuesto, para poder ser cambiadas o vendidas deben satisfacer o cubrir una necesidad social. En consecuencia, la mercancía es la unidad del valor de uso y del valor de cambio, por lo que, en segundo lugar, su proceso de producción encierra igualmente, la unidad de su proceso de producción y su proceso de valorización. Ahora bien, este valor de cambio de la mercancía debe ser mayor que el capital invertido en su producción en medios de producción y fuerza de trabajo comprados pre­viamente (por lo tanto, valores de uso que al venderse se convierten en mer­cancías), o sea, la acción productiva conjunta de la fuerza de trabajo y de los medios de producción, además de producir mercancías y cubrir el valor que el capitalista desembolsó en su compra, deben producir más valor que el que ellos mismos costaron, o plusvalor.

Más, bajo el proceso de producción/valorización, los medios de produc­ción y la fuerza de trabajo no intervienen por igual en la creación del valor de cambio o valor. Los medios de producción intervienen transfiriendo valor, y la fuerza de trabajo como creadora de valor. En otros términos, el valor de los medios de producción, que es consumido en la producción, reaparece pro­porcionalmente en la mercancía. Los medios de producción sólo transmiten su valor. Se llama por ello, al capital invertido en medios de producción capi­tal constante ya que, su valor permanece constante en el valor de la mercan­cía de la cual ha pasado a formar parte. Mientras que la fuerza de trabajo produce un valor por encima del valor en que fue adquirida por el capitalis­ta, por lo que se le denomina capital variable al invertido en la compra de la fuerza de trabajo, ya que su valor varía al producir, por un lado, su valor y, por el otro lado, un excedente de valor o plusvalor. La fuerza de trabajo crea su valor y produce más valor, al incorporar determinada cantidad de tra­bajo al objeto del trabajo. Así, el proceso de valorización es el proceso de trabajo en tanto proceso creador de valor, tan pronto como se prolonga más allá del punto en que se suministra un simple equivalente (salario) del valor de la fuerza de trabajo que se ha pagado.

En cuanto a la cantidad de trabajo que el obrero incorpora al objeto del trabajo y que crea nuevo valor, debe entenderse como tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de la magnitud del valor.

Lo que permite que una mercancía se cambie por otra o venda en su va­lor o equivalente en dinero es una relación de comparación/igualación de magnitudes, que se establece a partir de la cantidad de trabajo medio socialmente necesario incorporado o contenido en ellas (cantidad de trabajo humano en general), y que no es otra cosa que el tiempo medio de trabajo necesario que se empleó en producirlas. Por lo que la esencia del valor es la cantidad de trabajo en general o trabajo abstracto cuya magnitud se mide en tiempo, en su unidad de medida en las diversas fracciones de tiempo: horas, días, etc.; en contradicción con la esencia del valor de uso, su utilidad social, que es pro­ducida por el trabajo real y específico o trabajo concreto (el trabajo del sastre que elabora una pieza de vestir, el trabajo del carpintero que produce un mue­ble, etc.).

En el proceso de valorización al hacer referencia al trabajo humano, éste es considerado como trabajo simple, por término medio, como consumo o desgaste de fuerza de trabajo media simple poseída por la generalidad de los hombres y que no ha requerido una formación o educación especial. A dife­rencia del trabajo complejo que si requiere por la complejidad misma del trabajo a desempeñar de una calificación o adiestramiento especial; pero siem­pre reducible, por la mediación del valor, a trabajo simple potenciado o multi­plicado.

La valorización como producción de plusvalía

El tiempo en que el obrero reproduce el valor de su fuerza de trabajo es trabajo necesario. El valor de la fuerza de trabajo, en tanto única mercancía que posee el obrero y que vende al capitalista a cambio de dinero debido a que se encuentra privado de medios de producción de los que se han apropia­do históricamente los capitalistas, se mide por el trabajo necesario para pro­ducirla, siendo éste, el valor de los medios de subsistencia o vida necesarios para que el obrero se sustente y perpetúe, dentro de las condiciones históri­cas concretas de un país y una época dados. El tiempo excedente, que crea plusvalía para el capitalismo es el trabajo excedente. De aquí que la plusvalía es trabajo excedente materializado u objetivado en mercancías, trabajo adi­cional impago o no retribuido en dinero (salario) al obrero y que es apropia­do por el capitalista. La suma del trabajo necesario y del trabajo excedente es la jornada de trabajo.

Es conveniente, establecida la naturaleza del valor de la fuerza de tra­bajo, añadir algo más sobre ella. El valor de la fuerza de trabajo varía cuando se trata de trabajo complejo o calificado, es decir, en el que se ha invertido en más medios o mercancías para su capacitación o aprendizaje: gastos o cos­tos de educación.

Dentro del objetivo determinante, predominante y avasallante del capita­lista, la mayor valorización del capital que es, al mismo tiempo, la mayor ob­tención de plusvalía, la explotación intensiva de la fuerza de trabajo es la con­dición indispensable.

Marx llama a la plusvalía producida prolongando la jornada de trabajo plusvalía absoluta, y plusvalía relativa a la que se obtiene de la reducción del tiempo de trabajo necesario. La contradicción entre el interés voraz del capi­talista que busca apropiarse, dentro de la prolongación de la jornada, la mayor cantidad posible de trabajo excedente que no paga y el interés del obrero que consiste en lo opuesto, en reducir todo lo posible la jornada, propició la lucha existente hasta nuestros días, en torno a la duración de la jornada de trabajo, conduciendo históricamente a la promulgación de leyes que reglamentan la duración de la jornada de trabajo y que, por lo tanto, limitan la extracción de plusvalía absoluta. En consecuencia, los capitalistas tenderán a acortar el tiempo de trabajo necesario para producir una determinada cantidad de mercancías, optaran entonces por producir plusvalía relativa.

La explotación intensiva del obrero se realiza por medio del desarrollo de la fuerza productiva del trabajo (incremento o potenciación de la productividad del trabajo) que tiene como finalidad reducir el tiempo de trabajo necesario y ampliar el tiempo de trabajo excedente para producir plusvalía relativa. Al estudiar los distintos métodos para producir esta plusvalía rela­tiva Marx encuentra que hasta el momento que realiza su investigación, his­tóricamente se ha transitado por dos métodos fundamentales: 1º) la coope­ración basada en la división del trabajo, y 2º) el maquinismo.

La cooperación y la división del trabajo en la producción de plusvalía

La cooperación, como forma de organización del trabajo, provoca la multiplicación de las fuerzas de trabajo que se consigue mediante la colabo­ración simultánea de muchos obreros (obrero combinado u obrero colectivo) con arreglo a un plan de trabajo. Esta forma específica o histórica de coope­ración marca el punto de partida de la producción capitalista, ya que supe­ra el aislamiento de los talleres de artesanos existentes y el de los producto­res independientes, organiza el trabajo en común al propiciar la concentra­ción de los trabajadores absorbidos bajo el mando único y despótico del ca­pitalista, por lo que esta forma de organización social del trabajo se revela como un método del capital para explotar intensificadamente la fuerza de trabajo mediante su potenciación o multiplicación. El tipo de cooperación aludido es la cooperación simple, que consiste en el trabajo simultáneo de muchos obreros empleados en operaciones análogas o semejantes. Sin em­bargo, va a surgir otra modalidad de cooperación: la cooperación basada en la división del trabajo.

La manufactura (de manus = a mano y factus = hecho realizado), forma clásica de cooperación basada en la división del trabajo, surge de dos modos: a) por medio de la combinación de diversos oficios manuales independientes que van convirtiéndose en operaciones parciales, en fragmentos cada vez más reducidos, de la operación total para producir una mercancía y, b) mediante la agrupación de artesanos que desarrollan tareas idénticas o parecidas que progresivamente se descomponen y parcelan distribuyéndose o adjudicándo­se cada una de sus partes, por separado entre cada obrero. En resumen, la manufactura nace por un lado, de la concentración de artesanos indepen­dientes, de oficios distintos, y por otro lado, de la división de los diversos oficios en operaciones a cargo de obreros diferentes.

Pese al proceso que inaugura la división del trabajo, la base técnica de la producción sigue siendo la habilidad, destreza y rapidez manual con que el obrero ejecuta con su instrumento el trabajo. Marx hace la indicación de que esta base técnica es estrecha.

Con respecto al artesanado la división del trabajo en la manufactura pro­voca el incremento de la productividad del trabajo al producir más, reducien­do el tiempo de trabajo necesario del obrero comparativamente con el tiem­po necesario requerido en el artesanado. Mientras que la variedad de trabajo y lugar en el taller artesanal es causa de pérdida de tiempo y energía, en la manufactura, a través de la división del trabajo, el trabajo realizado sin inte­rrupción del obrero ahorra en tiempo y gana en intensidad y precisión con la experiencia adquirida por vía de repetir permanentemente la misma opera­ción elemental.

La manufactura al fragmentar los oficios genera, por una parte, tareas que demandan especialización de los obreros que las ejecuten y, por otra parte, tareas elementales que no requieren sino de trabajo simple, de lo que se desprende una escala jerárquica del trabajo: de un lado, obreros califica­dos o especialistas y, de otro lado, obreros rasos, peones o no-calificados. Cuando la producción era todavía artesana, el aprendizaje de todo un ofi­cio era largo e idéntico para todos aquellos que se iniciaban en él (aprendi­ces), por lo que, en general, el valor de su fuerza de trabajo era el mismo; al descomponerse los oficios en trabajos parciales con la división manufactu­rera del trabajo, el obrero no necesita aprender ya todo un oficio, sino una operación, única y elemental, que aprende en mucho menos tiempo y a mu­cho menor costo del que sería aprender el oficio en su totalidad como suce­día en el artesanado. En consecuencia, al disminuir los gastos de aprendiza­je disminuirá el valor de la fuerza de trabajo, aumentando el tiempo de tra­bajo excedente y, por consiguiente, la valorización del capital o extracción de plusvalía relativa. De la diferenciación del trabajo complejo y simple sur­girá, como ya se señaló, la escala jerárquica entre los obreros, pero también surgirá con ella, “su correspondiente” desigualdad salarial.

Luego de someter el trabajo al dominio del capital, la manufactura frag­menta y estratifica jerárquicamente a los obreros, obstaculizando su unidad, organización y acción conjunta de lucha como clase social antagónica a la clase capitalista. Además, la manufactura deforma el desarrollo de las capa­cidades del obrero, potencia su habilidad en un detalle o una función a costa de sacrificar el resto de sus aptitudes productivas. No sólo se divide al traba­jo sino al trabajador mismo.

Las capacidades intelectuales de los obreros, aunque sea en pequeña es­cala, adquiridas históricamente a través del trabajo mismo, se desarrollan pe­ro en solo una actividad o función en detrimento de las restantes poseídas, que, a la par las van perdiendo, son apropiadas y presentadas como potencias intelectuales del capital. Por vía de la división del trabajo, el capital expropia y concentra en él los conocimientos, perspicacia y voluntad que pierden los obreros al ser parcelados en el trabajo. Apareciendo entonces, las potencias intelectuales o espirituales de la producción como propiedad y potencia del capital que las domina. Este proceso de escisión o disociación que se inicia desde la cooperación simple cuando el capitalismo al comprar sus fuerzas de trabajo, además de reunirlos y coordinarlos, los somete a su autoridad, al po­der de una voluntad que los reduce, avanza con la división manufacturera del trabajo y, culmina, como se verá, en la gran industria que hace de la ciencia una potencia productiva independiente del trabajo y al servicio del capital. El enriquecimiento del capital al potenciarse como fuerza social productiva, por medio de la expropiación de las capacidades intelectuales colectivas del trabajo en la manufactura se funda en el empobrecimiento intelectual del obrero como fuerza productiva individual.

Adam Smith (1723-90), escocés, fue uno de los más representativos ideó­logos de la nueva clase social en ascenso durante el siglo XVIII: la burgue­sía. Es citado por Marx de su más famoso texto, Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, para evidenciar lo contradicto­rio e hipócrita de la ética burguesa. Por una parte, A. Smith reconoce que la parcelación del trabajo en la manufactura conduce al obrero a la estupidez y a la ignorancia y, por la otra parte, justifica como necesaria esta condición abyecta e injusta en la que caen los trabajadores manufactureros. Ante lo que aconseja, el mismo A. Smith, que el Estado intervenga favoreciendo pru­dentes dosis, muy pequeñas u homeopáticas, de educación para evitar la de­generación total del pueblo trabajador. Pero en este aspecto, no existía una­nimidad entre los representantes ideológicos de la emergente burguesía euro­pea. Germain Garnier, traductor y comentador francés de A. Smith, mostró su desacuerdo con esa propuesta, argumentando que la instrucción popular era subversiva de la división social del trabajo, la división entre trabajo intelectual y trabajo manual, ya que”…proscribiría todo nuestro sistema social” que era producto del “progreso” y base del futuro “desarrollo”. Y que por consiguiente, el Gobierno, como órgano ejecutor del Estado burgués, no debía frenar o contrarrestar esta división “natural” entre una clase que dirige el trabajo intelectualmente y, otra que dominada por aquella, lo ejecuta manualmente.

La división manufacturera del trabajo supone, de una parte, un cierto grado de desarrollo de la división del trabajo en la sociedad, mientras que, de otra parte, contribuye a incrementarla. Como consecuencia de toda di­visión social del trabajo se envilece al hombre corporal y espiritualmente, mas, es durante el período manufacturero donde esta degeneración se extrema al atacar la vida misma del trabajador, ya que aparece una patología in­dustrial o serie de enfermedades producidas por el trabajo en la manufactu­ra. Por lo que Marx (1971) comparte el juicio de D. Urquhart, a quien cita: “Par­celar a un hombre, equivale a ejecutarlo, si merece la pena de muerte, o a asesinarlo si no la merece. La parcelación del trabajo es el asesinato de un pueblo” (p.296).

La manufactura, que aparece como una determinada y necesaria forma de organización del trabajo social, es esencialmente, un método para crear plusvalía relativa, para que el capital someta y explote al trabajo.

A pesar de todo, el trabajo, es decir, los trabajadores, resisten al poder avasallante del capital, apoyándose en el carácter artesano de la manufactura, en su base técnica manual, en la medida en que ésta es imprescindible toda­vía para el capital: sin ella el capital no puede autovalorizarse o crear plus­valía a su antojo. Los obreros se reconocen en esta ventaja en su lucha contra el capital y se aferran, por lo tanto, a la defensa del sistema de aprendizaje ar­tesanal establecido en las Leyes de Aprendices.

Pero la aparición de la máquina, permitirá al capital dominar sobre la re­sistencia de los trabajadores. Sobre la manufactura surgirá ahora, la gran in­dustria: “y la máquina pone fin a la actividad manual artesana como prin­cipio normativo de la producción social” (Ob. cit. p.301).

La base técnica del trabajo en la manufactura, la destreza y habilidad ma­nual del trabajador en el manejo de su herramienta para producir y, a la que se asía y defendía combativamente para frenar la embestida del capital para dominarlo acapararlo y explotarlo totalmente, será desplazada por una nueva base técnica independiente del trabajador: el maquinismo. Cerrándose con ello, una fase o etapa en la lucha del trabajo contra el capital o del capital contra el trabajo, pero… abriéndose otra.

Maquinismo, gran industria y escuela

El paso de la manufactura a la gran industria, en el que los talleres se truecan en fábricas, fue un proceso contradictorio, generado, en parte, por la contradicción entre la base técnica estrecha y la ampliación de las necesida­des de producción que la manufactura había engendrado.

A este tránsito, de la manufactura a la gran industria, se le denomina Re­volución Industrial, por la multiplicación o potenciación ilimitada de la capa­cidad productiva que provocó a partir de las dos últimas décadas del siglo XVIII, la aplicación en el trabajo de la máquina-herramienta, que se generali­zó en toda la industria mediante la fabricación mecánica de máquinas.

Pero, no fue sólo la necesidad “espontánea” de superar su base técnica estrecha lo que obligó al capital a la introducción de la máquina en la pro­ducción; la máquina ya había hecho su aparición, aunque en forma acceso­ria, durante la manufactura. Será la lucha de clases lo que determine, en última instancia, su aplicación y generalización acelerada. Al concretarse en ley la reducción de la jornada de trabajo, la máquina se convertirá en el instrumento o vehículo para exprimir al obrero más trabajo en forma in­tensiva, ya sea por vía de imprimir mayor velocidad y ritmo a las máquinas o, aumentando la cantidad de máquinas en relación al número de obreros .

De las consideraciones anteriores se desprende que la máquina en manos de los capitalistas, tiene como propósito prolongar la jornada de trabajo ex­cedente, para valorizar al capital o producir plusvalía que es lo mismo, en conclusión: para explotar más intensivamente al obrero.

La revolución de la forma de producción, que en la manufactura tuvo como punto de inicio la fuerza de trabajo, parte ahora, en la gran industria, del instrumento de trabajo o herramienta. Herramienta que es transferida, con modificaciones, de las manos del trabajador a parte de una máquina que se encarga de accionarla, y que puede emplear tantas herramientas como se requiera, superando desmedidamente al número de instrumentos que un hom­bre puede accionar simultáneamente. Del mismo modo, la habilidad, destre­za y voluntad, como capacidades poseídas por el obrero en el desempeño de su tarea, se transfieren a la máquina que, por autónoma, no dependerá de la potencia de la fuerza humana de trabajo y que, por lo tanto, librará al capital de la dependencia técnica a que estaba sometido por el trabajo ma­nual en la manufactura.

Pese a lo revolucionario de la introducción de la máquina en la produc­ción, en cuanto a las condiciones en que se desarrolla el trabajo en la fábri­ca, en su inicio se continuara con la división manufacturera del trabajo, más tarde, se la convertirá en un medio sistemático para la explotación más intensiva de los trabajadores por el capital, cuando al obrero se le transfor­me de por vida en pieza de una máquina que lo adhiere como parte suya. El maquinismo estimulará mucho más la división del trabajo en la sociedad que la manufactura.

En la fábrica, ya no será el trabajador, en tanto trabajo vivo que es, quien utiliza el instrumento o medio de trabajo, como sucedía en la manufactura; sino que el medio de trabajo, la máquina, como trabajo objetivado o muerto, es quien utiliza al trabajador, alienándolo, porque no es él mismo sino el ca­pital expresado en su forma de capital-maquinaria quien somete, dirige y pauta el modo en que desplegará su fuerza de trabajo, atrofiándosela en cuerpo y espíritu. Y como la máquina ya no requiere de la fuerza muscular del hombre, ya que lleva en sí misma la fuerza propulsora, el capital se apro­pia del trabajo de la mujer y del niño, desvalorizando salarialmente con ello, la fuerza de trabajo del jefe de la familia obrera. Más, con la incorpora­ción masiva de mujeres y niños el capital quiebra el freno que el hombre to­davía oponía al capital en la manufactura.

Pero la degeneración o depauperación física e intelectual de los niños y jóvenes obreros a que los inducen las condiciones de producción/explotación a que son sometidos por el capital son tales, que se exige y propicia una le­gislación que norma y limita la edad y el tiempo de la jornada de trabajo per­misibles para su trabajo. Estableciendo igualmente, esta legislación, la ense­ñanza elemental a recibir, como condición obligatoria del trabajo, de todos los niños y jóvenes obreros, “concesión arrancada a duras penas al capi­tal” (Ob. cit.  p.328).

Retomando el estudio de la disociación o división del trabajo manual y el intelectual, iniciada con la cooperación simple y que se continúa durante la división manufacturera del trabajo, Marx indica que las facultades intelec­tuales o espirituales colectivas poseídas, aunque en pequeña escala, por los trabajadores en la manufactura, son apropiadas, mejor dicho, expropiadas por el capital con la creación de la máquina por la ciencia, convirtiéndose és­ta, de ese modo, en potencia de dominación del capital sobre el trabajo. La destreza del trabajador aparece transfigurada como destreza de la máquina, lo que conlleva a extremar la división de la ya menguada unidad del trabajo manual y del trabajo intelectual, revirtiéndose esta escisión en dominio del capital sobre el trabajo intelectual y, de éste sobre el trabajo manual.

En la gran industria, la división del trabajo al interior de la fábrica, en el proceso inmediato de producción, está regulada por la distribución de los trabajadores entre las máquinas. A este tipo de división Marx le denomina “división técnica del trabajo”. División “técnica” que expresa una relación social estratificadora y jerárquica dentro de los trabajadores, producida por el capital en base a la distinción de trabajo simple y trabajo complejo, entre trabajo manual y trabajo intelectual.

La gran industria devela las prácticas misteriosas que los artesanos ve­laron hasta el siglo XVIII, sometiéndolas al control y desarrollo de su recién creada ciencia aplicada a la producción: la tecnología. De allí que la moder­na industria sea considerada como revolucionaria en comparación con las formas anteriores de producción, estimadas como conservadoras.

“…En este proceso de transformación representan una etapa, pro­vocada de un modo espontáneo por la gran industria, las escuelas po­litécnicas y agronómicas, y otra las ‘écoles d’enseignement professionnel’, en las que los niños de los obreros reciben algunas enseñan­zas en materia de tecnología y en el manejo práctico de los diversos instrumentos de producción”(Ob cit. p. 408).

He aquí cómo surge la relación entre escuela, capital y trabajo: aparecen las instituciones escolares para la formación o capacitación de “recursos hu­manos” o fuerza de trabajo. Los medios de trabajo (maquinaria, procesos químicos, etc.), en tanto trabajo complejo, requieren para que el capital se valorice u obtenga plusvalía, de una fuerza de trabajo educada especialmen­te para esa finalidad. Educación diferenciada en distintas especializaciones e institutos de desigual nivel, según sea la división “técnica” y la estratificación jerárquica del trabajo establecidas para una época y país dados.

Ante todo el proceso educativo de los niños y jóvenes obreros que el ca­pitalismo provoca, Marx fija su posición:

“…Si la legislación fabril, como primera concesión arrancada a du­ras penas al capital, se limita a combinar la enseñanza elemental con el trabajo fabril, no cabe duda que la conquista inevitable del poder político por la clase obrera conquistará también para la enseñanza tecnológica el puesto teórico y práctico que le corresponde en las escuelas del trabajo” (Ob. cit. p. 409).

Reproducción, acumulación y superpoblación relativa

Toda sociedad para mantenerse como tal, tiene que reproducir las condi­ciones de la producción. Para hacerlo debe reproducir tanto las fuerzas pro­ductivas (medios de trabajo y fuerza de trabajo), como las relaciones de pro­ducción existentes, “Las condiciones de la producción son, a la par, las de la reproducción” (Ob. cit. p.476).

Cuando una parte de la plusvalía obtenida no se destina al consumo per­sonal del capitalista, sino a la reproducción ampliada del capital, invirtiéndolo en la compra de medios de trabajo y fuerza de trabajo adicio­nales, es decir, se invierte como capital adicional, tiene lugar lo que se denomina acumulación de capital, “La inversión de la plusvalía como capital o la reversión a capital de la plusvalía se llama acumulación de capital” (Ob. cit. p.408). Este proceso de incremento del capital, o  acumulación, ejerce una influencia determinante sobre la composición del capital.

A la proporción existente en un momento dado entre los factores de la producción desde el punto de vista de su materialidad física, o sea, a la re­lación que exista entre la masa de medios de producción empleados y la can­tidad de fuerza de trabajo que se requiere para poner en movimiento a dicha masa se le llama composición técnica del capital. A la proporción existente entre los factores de la producción desde el punto de vista de su valor, es decir, considerados como cantidades dadas de capital constante y de capital variable, se le denomina composición de valor del capital. Entre ambas com­posiciones hay una estrecha interrelación y Marx, para expresarla, la concep­tualiza como composición orgánica del capital.

La composición técnica del capital es afectada por cualquier variación en la productividad del trabajo. Productividad que es condición o efecto del volumen creciente de los medios de producción comparado con la fuerza de trabajo que absorben. Modificación en la composición técnica del capital que se refleja en su composición orgánica. Conforme progresa la acumula­ción por vía de la productividad ascendente del trabajo se manifiesta con re­gularidad la disminución relativa de la fuerza de trabajo, debido a que el au­mento de la parte constante del capital en relación con su parte variable es muy inferior al incremento de los medios de producción respecto de la masa de trabajo empleado. Surgiendo, por consiguiente, una población de tra­bajadores sobrantes en relación a las necesidades del capital, y por esto, Marx la califica de superpoblación relativa o ejército industrial de reserva.

Esta superpoblación relativa se presenta como exceso de oferta sobre la demanda en el mercado de la mercancía fuerza de trabajo, lo que la obliga a venderse por debajo de su valor. Así, el nivel de salarios es regulado a gran­des rasgos, por las contracciones y expansiones del ejército industrial de re­serva: mientras mayor sea éste en relación con el ejército activo, menores se­rán los salarios y viceversa.

De allí que decrece progresivamente no solo la masa de trabajo simple y manual, sino también el volumen del trabajo calificado, debido a que el incremento de la productividad está relacionado con la aplicación de los avan­ces e innovaciones científico-tecnológicas que requieren de trabajo comple­jo. Por lo que la fuerza de trabajo escolarizada a niveles superiores en fun­ción de la reproducción ampliada del capital, registrará una “superpoblación relativa” de potencial conflictividad social, y la escuela, por esta misma ra­zón, comportará una crisis de legitimación como instancia promotora de la “movilidad social ascendente”, al dejar de ser garantía la calificación “téc­nica” y jerárquica que reproduce para la incorporación al trabajo y al em­pleo correspondiente, de allí que “…la crisis de la escuela, en la sociedad capitalista con­temporánea, reside menos en una limitación del derecho a los estudios que en la negativa del derecho al trabajo: al trabajo productivo y libremente ele­gido” (Lettiere, p.254).

Referencias

Lettiere, A. (1977) .Crítica de la división del trabajo. En  Gorz, A. (1977).La fábrica y la escuela. Edit. Laia. Barcelona. Lettiere, A. (1977) .Crítica de la división del trabajo. En  Gorz, A. (1977).La fábrica y la escuela. Edit. Laia. Barcelona.

Marx, K. (1962) Marx y su concepto del hombre. En: Fromm E. (1962). Manuscritos económico-filosóficos.  Fondo de Cultura Económica: México.

Marx, C. (1971) El Capital. Tomo I. Fondo de Cultura Económica: México.

(*)E-mail: diazjorge47@gmail.com

 

 

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