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Una palestina, premio a la mejor profesora del mundo

Hanan al-Hroub, ganadora de la prestigiosa distinción que otorga la Fundación Varkey, es responsable de un método lúdico, resumido en el libro ‘Jugar y aprender’, que resalta además la necesidad de combatir la violencia en el medio escolar

 

Una palestina, Hanan al-Hroub, ha ganado el premio al mejor profesor del mundo otorgado por la Fundación Varkey y dotado con un millón de dólares, una distinción anunciada por el papa Francisco en un vídeo difundido en Dubái.

«Quiero felicitar a la profesora Hanan al-Hroub por haber ganado ese prestigioso premio, debido a la importancia que otorga al juego en la educación de los niños», dijo el Papa en el vídeo difundido durante la ceremonia celebrada el domingo por la noche. «El niño tiene derecho a jugar. Una parte de la educación consiste en enseñarle cómo jugar para que aprenda jugando», agregó el Pontífice. Hanan al-Hroub recibirá el millón de dólares repartido en diez entregas.

La ceremonia tuvo lugar en presencia de jeque Mohammad ben Rached al Maktum, soberano de Dubái que patrocina a la Fundación Varkey. Hanan al-Hroub, que enseña en un liceo de Al Bireh, en Cisjordania, nació y se crió en un campo de refugiados palestinos.

 La profesora palestina desarrolló un método lúdico, que resumió en un libro ‘Jugar y aprender’, que apunta además a combatir la violencia en el medio escolar, traumatizado a menudo por las repercusiones del conflicto israelo-palestino.

En la ceremonia también intervinieron a través de sendos vídeos el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. La Fundación Varkey fue creada por Sunny Varkey, oriundo de India y residente en Dubái, presidente de la empresa GEMS dedicada a la educación.

 

Publicado originalmente en eldiariovasco.com http://www.diariovasco.com/sociedad/educacion/201603/14/palestina-premio-mejor-profesora-20160314114137-rc.html

 

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Empeoran las competencias en euskera y matemáticas de los alumnos vascos

El departamento vasco de Educación precisa que la caída no es «significativa», pero reconoce que la evolución no es la «deseable»

 

AGENCIAS | SAN SEBASTIÁN
16 marzo 2016

Publicado por Eldiariovasco.com
Los resultados de los alumnos vascos de los centros públicos y concertados en euskera y matemáticas no evolucionan de la manera que sería «deseable», al haberse detectado en 2015 un empeoramiento, aunque escasamente «significativo», del nivel obtenido en estas materias. En el caso del castellano y el inglés, la situación se mantiene estable, mientras que los resultados en ciencias han mejorado.

La consejera de Educación del Gobierno Vasco, Cristina Uriarte, ha presentado este lunes en el Parlamento autonómico la ‘Evaluación Diagnóstica’ realizada el pasado año a los alumnos de 4º de Educación Primaria y 2º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) de los centros públicos y concertados de Euskadi.

Esta evaluación se ha realizado a 21.167 alumnos de Primaria, casi 500 más que los que participaron en la anterior prueba, elaborada en 2013, y a 20.221 estudiantes de ESO, casi 800 más que hace dos años. La evaluación analiza los niveles de rendimiento de los alumnos en comunicación lingüística en euskera, castellano e inglés, así como en matemáticas y ciencias.

En euskera, en cuarto de Primaria el 36,1 % de los alumnos estaba en el nivel inicial el pasado año frente al 30,6 % de 2013 y los que se situaban en una posición intermedia bajaron del 43,4 % al 38,2 %. También disminuyó, aunque menos, los niños que alcanzaban el nivel avanzado, del 26 % en 2013 al 25,7 % en 2015.

En segundo de la ESO el 45,8 % de los alumnos se situaron en el nivel inicial (37,1 %) en euskera, mientras que alcanzaron el intermedio el 37,8 % (41,7 %), y el avanzado el pasado año bajó al 16,4 % (21,2 %).

Uriarte ha explicado que tanto en Secundaria como en Primaria las competencias en euskera «son cada vez más bajas», aunque ha asegurado que los mejores resultados siguen estando en el modelo D.

Ha reconocido que el rendimiento en euskera es una cuestión que preocupa a su Departamento y que se ha comprobado que el modelo D no garantiza la competencia lingüística en euskera, aunque ha subrayado que la escuela no es la única que puede mejorar esa competencia sino que hay que incidir en otros ámbitos, como la casa o la calle.

En castellano, también a peor

En castellano también se observan peores resultados que en 2013 aunque en este caso en Secundaria hay una mejora ya que aumenta el porcentaje de alumnos que alcanza el nivel intermedio, un 57, 6 % (dos puntos más que en 2013). En cuarto de Primaria sin embargo alcanzaron el nivel medio el 62,4 % frente al 64,9 % de 2013.

En inglés, la comparativa se ha hecho con respecto a 2011, ya que en 2013 no se evaluó esta competencia, en la que se observa que el porcentaje de alumnado en niveles medios y avanzados en 2015 se ha mantenido estable con respecto a 2011 (el 55,2 % en cuarto de Primaria frente al 53,3 % de 2011 y el 58,6 % en segundo de la ESO frente al 58,5%).

Uriarte ha explicado que hay una gran diferencia entre la comprensión oral y escrita en euskera, castellano e inglés, y que en los tres casos la oral logra una mejor puntuación por lo que habrá que «tomar medidas para trabajar» la escrita.

En matemáticas, los resultados de Primaria en general han demostrado una tendencia a la baja desde 2011, aunque, según ha explicado Uriarte, se trata de diferencias de muy pocos puntos.

En 2015 alcanzaron el nivel medio el 54,5 % de los alumnos de cuarto de Primaria (52,8 % en 2013) y bajó 4 puntos los que alcanzaron el nivel avanzado, 31,7 %. En segundo de la ESO también bajó este nivel superior (del 26,2 % al 21,8%) aunque fueron más los que lograron el nivel intermedio (61,8 % frente al 58,6 %).

En ciencias los resultados ha sido mejores. El porcentaje del alumnado que se ha situado en el nivel más alto en los dos cursos analizados ha aumentado en ambos casos (del 19,8 % al 20,2 % en primaria y del 14,9 % al 17 % en secundaria), cosa que no sucede en ninguna de las otras competencias analizadas.

Publicado en:  http://www.diariovasco.com/sociedad/educacion/201603/14/empeoran-competencias-euskera-alumnado-20160314165837.html

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En Uruguay asumieron las nuevas autoridades de Inspección Técnica del CEIP

Fuente CEIP/ Uruguay/ El pasado jueves 3 de marzo, la Sala de Sesiones del Consejo de Educación Inicial y Primaria sirvió de marco para la asunción oficial del nuevo equipo de trabajo que conforma la Inspección Técnica, el máximo órgano técnico de la División Primaria del CEIP, que define y coordina los lineamientos generales de acción para la Educación Primaria de todo el país a nivel de todas las áreas y sus respectivas Inspecciones

PRENSA PRIMARIA

La directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Irupé Buzzetti, junto a los consejeros Héctor Florit y Pablo Caggiani, saludaron con enorme satisfacción y orgullo a las nuevas autoridades de Inspección Técnica, que el pasado jueves 3 de marzo asumieron oficialmente en sus cargos, en un acto breve pero emotivo que se llevó a cabo en la Sala de Sesiones.

Allí, Buzzetti remarcó que confía plenamente en la gestión que, tanto Milka Shannon como inspectora técnica y José Barrios, Edith Coitinho, María Cosentino y Gloria García desde Inspección General, van a desarrollar en los años que siguen, dado que cada uno tiene un fuerte conocimiento de la docencia, no sólo de los aspectos técnicos, ya que supieron estar en las escuelas como maestros, directores o inspectores.

Por su parte, Florit destacó el hecho de que el máximo órgano técnico de la División Primaria del CEIP esté integrado por funcionarios del Estado que llegaron por concurso.

En este mismo sentido, Caggiani afirmó que esta fortaleza tiene que ver con un marco de principios y una propuesta de política educativa que va más allá de los partidos y los gobiernos.

Finalmente, la inspectora técnica señaló que, el hecho de haber recorrido por concurso toda la carrera es muy bueno, ya que obliga a actualizarse permanentemente y a pensar en los demás, agregando que esta experiencia acumulada la utilizarán para compartir con todos los compañeros a los que haya que apoyar.

Shannon dijo que todos están convencidos de que es un lugar relevante para la toma de decisiones, pero no un lugar autoritario, sino que darán los mejor de ellos y su dedicación total para definir y coordinar los lineamientos generales de acción para la educación pública.

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Malí: Lanzamiento de la próxima fase del proyecto sobre educación de calidad

www.ei-ie.org/11-03-2016

La nueva fase del exitoso proyecto Docentes de Calidad para Todos – “Todo niño y niña necesita un maestro” – ha sido lanzada en Malí, con el objetivo de mejorar la calidad de los docentes, de la enseñanza y del aprendizaje en el país.

Elogio al Ministro

Sinyolo felicitó también a Togo por “suscribirse plenamente al proyecto y aportar la dirección política, el apoyo técnico, la formación y supervisión necesarios desde sus inicios”. Señaló los esfuerzos considerables del Gobierno para integrar a más de 800 docentes comunitarios en el servicio público.

Togo recalcó el continuo compromiso del Gobierno malí al proyecto, que se enmarca en los objetivos de su programa de desarrollo de la educación de 10 años. Indicó asimismo que el Gobierno se compromete a incrementar los salarios de los docentes en 25.000 FCFA (equivalente a 38 USD) al mes, y a acelerar el proceso de convertir las escuelas comunitarias en escuelas públicas, “para dar a los niños y niñas las mismas oportunidades para competir en la vida, permitiéndoles asumir un papel en el desarrollo de su país”.

Internacional de la Educación: Colaboración para una educación de calidad

La Internacional de la Educación insta al Gobierno de Malí a aceptar en el servicio público a todos los docentes comunitarios debidamente formados, indicó Sinyolo.

“El éxito de este proyecto demuestra que Gobiernos, sindicatos de docentes y la sociedad civil pueden trabajar juntos para mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje”, subrayó. “¡Hagamos que los próximos tres años sean aún mejores que los cinco últimos! Podemos lograrlo, y debemos hacerlo, por el bien de todos los niños y jóvenes de Malí”.

En base a las experiencias y lecciones extraídas de este proyecto, Sinyolo señaló que la IE está desarrollando unas directrices mundiales sobre estándares mínimos para la profesión docente, que contribuirán a elevar los estándares de la docencia en todo el mundo.

Iniciativa galardonada

El proyecto Docentes de Calidad para Todos ha obtenido reconocimiento internacional. En 2014, ganó el premio UNESCO-Hamdan a una actuación y resultados ejemplares en el mejoramiento de la eficacia de los docentes. Sinyolo añadió que el proyecto ha sido reconocido por UNESCO, por la Alianza Mundial para la Educación (GPE, por sus siglas en inglés), por el Equipo Internacional de Trabajo sobre Docentes y otros asociados, como un buen modelo para mejorar la calidad de los docentes, la enseñanza y el aprendizaje.

Subrayó además que la Comisión Internacional sobre la Financiación de las Oportunidades para la Educación Mundial, presidida conjuntamente por la presidenta de la Alianza Mundial por la Educación Julia Gillard (ex Primera Ministra de Australia) y el Enviado Especial de la ONU para la Educación Mundial Gordon Brown (ex Primer Ministro británico), está de momento documentando ejemplos de mejores prácticas para mejorar la educación de calidad, y Docentes de Calidad es uno de ellos.

Antecedentes

En el proyecto Docentes de Calidad para Todos, la IE juntó sus fuerzas con Oxfam Novib, una organización mundial pro desarrollo que se esfuerza por encontrar formas prácticas a innovadoras para que las personas salgan de la pobreza y prosperen, involucrando a sindicatos de docentes, Gobiernos y a la sociedad civil con vistas a desarrollar conjuntamente unos perfiles consensuados de competencias para los docentes, y mejorar la calidad del sistema educativo.

Iniciándose en 2010 en Malí, la primera fase fue lanzada en la región de Segou, con la capacitación de 5.500 docentes, 800 de los cuales entraron a formar parte del servicio público. Esa primera fase también se centró en la competencia profesional y la aceptación en el sistema público de las escuelas primarias comunitarias.

Sacando provecho de las lecciones aprendidas en esa fase, la segunda fase, con el apoyo de Comic Relief, se centrará en la capacitación de los docentes de escuelas comunitarias, así como de escuelas secundarias, para mejorar el aprendizaje de los estudiantes en la educación secundaria inferior, e incluirá un componente de TIC en la educación.

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Por un aggiornamento de nuestro debate educacional

“Un enorme desafío por delante: cómo disminuir gradualmente el alto porcentaje de estudiantes de bajo rendimiento hasta acercarnos al promedio OCDE. El éxito dependerá de las políticas; de su calidad y pertinencia, de su diseño e implementación”.

Nuestro debate educacional no progresa. Gira obsesivamente en torno a unas reformas que no suscitan consenso ni entusiasmo fuera del oficialismo. En cambio, más allá de nuestras fronteras, las ideas educacionales avanzan en direcciones que conviene seguir con atención. Es posible que abran horizontes para nuestra propia conversación.

La UNESCO, por ejemplo, promueve activamente una agenda educacional para el 2030, luego de cumplirse el año pasado el plazo acordado en 2000 para las metas del milenio. El objetivo fundamental de la nueva agenda sería asegurar equitativamente una educación de calidad para todos y oportunidades para aprender a lo largo de la vida. Propone que los países del mundo garanticen al menos diez años de educación obligatoria y gratuita, provista sin discriminación de ninguna especie, al término de los cuales todos los jóvenes logren los aprendizajes fundamentales, incluyendo un conjunto de destrezas de base definidas y evaluadas según estándares nacionales. Asimismo, acceso equitativo (no necesariamente gratuito) para que jóvenes calificados prolonguen sus estudios en el nivel terciario, el cual debe proveer oportunidades relevantes y diversificadas de formación. Además, los jóvenes y adultos deberían poder acceder y completar una educación o capacitación técnico-vocacional pertinente para el mundo del trabajo, así como disponer de oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida.

¿Son realizables estas metas mundialmente durante los próximos tres quinquenios?

Es poco probable. Hay todavía 57 millones de niños en edad de cursar la primaria y 69 millones en edad de cursar la secundaria en su tramo obligatorio que no asisten al colegio. Hay más de 750 millones de adultos (mayores de 15 años) que no saben leer ni escribir. Y entre quienes asisten a la escuela, lo veremos luego, una mitad o más de los estudiantes no supera, a los 15 años, el umbral mínimo de competencias cognitivas esperadas para su edad.

Con todo, puede decirse que el objetivo fijado por la UNESCO para 2030 es un anhelo de civilización y justicia que ayuda a orientar las políticas y los esfuerzos de los países. Por ejemplo, pone como condición que los países del mundo destinen un 6% del PIB a la educación y un 20% del presupuesto del gobierno para este fin, junto con priorizar a los grupos más desfavorecidos.

¿Cómo está Chile en relación con estos desafíos?

Un reciente informe (2015) de la OCDE y la CEPAL describe nuestro panorama educativo así: la matrícula en Chile supera el promedio regional latinoamericano en todos los niveles y se ubica próxima al promedio de la OCDE; la tasa de retención en primaria y secundaria se halla por encima del promedio OCDE; igualmente, la equidad del acceso según estatus socioeconómico es sustancialmente mayor que el promedio regional, especialmente en los niveles secundario y terciario, y lo mismo respecto a la igualdad de género. Adicionalmente, Chile obtuvo el puntaje más alto en la prueba PISA de matemática entre los países latinoamericanos, aunque bastante por debajo del promedio OCDE y con una significativa diferencia entre hombres y mujeres, y entre los estudiantes de los quintiles más rico y más pobre.

En cuanto al gasto comparativo, Chile se ubica entre los países con más alto gasto de la OCDE en relación al producto (de hecho, superior a la meta proclamada por la UNESCO para 2030), pero con un evidente desequilibrio en favor del gasto en el nivel terciario en relación con los niveles primario y secundario.

Todo esto muestra el lado positivo del panorama. Sin embargo, miradas las cosas más minuciosamente, uno descubre fallas, brechas e insuficiencias que modifican esa percepción positiva. Como señala la propia OCDE en un reciente estudio, “en 2012, 52% de los estudiantes de Chile tuvo un bajo rendimiento en matemáticas (media OCDE: 23%), un 33% en lectura (media OCDE: 18%), un 34% en ciencias (media OCDE: 18%), y un 25% en las tres materias (media OCDE: 12%)”.

Este es el lado negativo de nuestra escena educacional. Revela, en términos porcentuales, que el doble o más de alumnos chilenos en comparación con la OCDE no logra el nivel básico de conocimiento que se requiere para participar plenamente en una sociedad moderna. A esto se agrega el factor inequidad: un estudiante socioeconómicamente desfavorecido tiene una probabilidad seis veces mayor de tener un bajo rendimiento que un estudiante favorecido.

De modo que tenemos una base positiva para avanzar, pero un enorme desafío por delante: cómo disminuir gradualmente el alto porcentaje de estudiantes de bajo rendimiento hasta acercarnos al promedio OCDE. El éxito dependerá de las políticas; de su calidad y pertinencia, de su diseño e implementación.

¿Posee el Gobierno un plan a la altura del desafío? Definitivamente no. Las reformas de la administración Bachelet no apuntan a disminuir el bajo rendimiento. No hay una agenda (prioridades, hitos, instrumentos y recursos) con tal propósito para este cuatrienio. Más grave aún es la ausencia de una estrategia sustentable para los próximos 15 años. Al contrario, las propuestas y decisiones gubernamentales han introducido ruido en el sistema y creado desconfianzas e incertidumbre.

Quizá una visión menos parroquial y un debate más atento a la experiencia e ideas internacionales y a la evidencia comparativa puedan enriquecer nuestro propósito nacional y sentar las bases para un nuevo acuerdo educacional.

Se publica con autorización del autor. Publicado originalmente en El Mercurio de Chile. José Joaquín Brunner

 

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Encrucijadas de la educación

Texto para la 30 Semana de la Educación, Fundación Santillana

La escolarización no es una constante histórica, sino la forma en que las sociedades modernas han institucionalizado el aprendizaje y la educación. Estos continuarán mientras exista la especie humana, pero aquella está históricamente datada: es relativamente reciente y podríamos estar asistiendo a su crisis.

Un primer elemento de cambio es la globalización, veloz en la economía y otras esferas producto de las decisiones individuales y lenta en la política y otros ámbitos dependientes de la voluntad colectiva. Justamente ese desfase es un desafío para la escuela, que debería contribuir hoy la conciencia de que somos una comunidad global, la humana, de la misma manera en que antes lo hizo a escala nacional. Sin embargo, parece que dividir se le diera mejor que unir, y asistimos a menudo tanto a su instrumentalización con fines de diferenciación nacional como a su incapacidad de unificar la ciudadanía en un contexto social de multiculturalidad.

La globalización, además, altera las condiciones del mercado laboral, lo que para los trabajadores de los países más ricos implica una nueva competencia, particularmente del trabajo siempre más barato pero cada vez más cualificado de los países pobres, que a medio y largo plazo sólo cabe afrontar con una mayor cualificación, es decir, con más educación. Incluido el imperativo añadido del manejo de la lingua franca, desafortunadamente convertido hoy en fuente de desacuerdos y conflictos.

* * *

A esto se une hoy la digitalización, que supone una ruptura radical con la ecología de la información, la comunicación y el aprendizaje constituida en torno al libro y la imprenta. En la escuela, este ecosistema gira alrededor del libro de texto, que encarna el programa, proporciona base al profesor, guía al alumno y da estructura a la clase, y en torno a la organización espacio-temporal del aula. Pero asistimos al desarrollo de una nueva ecología en la que a lo preexistente se añaden ahora dispositivos portátiles siempre conectados, los nuevos medios digitales, los servicios de redes sociales, las comunidades en línea, etc., todo lo cual acaba con el monopolio comunicativo del profesor, los condicionamientos espacio temporales del grupo y la secuencia informativa pautada del texto impreso.

* * *

La digitalización también hace sentir sus efectos, de manera especial, más allá de la escuela, en el mundo del trabajo al que conduce y para el que esta prepara. En particular, permea todos los procesos productivos, refuerza la globalización (sobre todo porque favorece la escalabilidad de la producción cultural y la externalización de las tareas cualificadas) y absorbe una importante proporción de los antiguos empleos de clase media, cuyas funciones son transferidas a los ordenadores y a la red. Un efecto secundario de esto es la polarización del mercado de trabajo, por el crecimiento más rápido de los empleos más y menos cualificados en detrimento de los intermedios, y, lo que supone una polarización de la sociedad misma.

Aunque identifiquemos la idea con Taylor, Ford, Stajanov y otros nombres y procesos epónimos del sigo XX, lo cierto es que la primera mercancía producida en serie, en el doble sentido del término (producción serial y productos idénticos) fue el libro debido a la imprenta de tipos móviles, así como que el primer escenario ubicuo de una actividad en serie fue el aula escolar. La escuela pudo inspirarse inicialmente en los conventos o los cuarteles, pero pronto se convirtió en la prefiguración de la fábrica a la que irían a parar la mayoría de los escolares. El problema es que hoy dicha fábrica está dejando de existir, ante todo en las economías más avanzadas, mientras que el aula sigue siendo esencialmente la misma, socializando al alumnado en unas relaciones sociales que no son ya las que lo esperan en el mundo adulto, incluido el mundo laboral, en el que el reproche de que la escuela no educa en la iniciativa, ni en la responsabilidad, ni para el trabajo en equipo se ha está convirtiendo ya en un clamor.

* * *

En términos más amplios, la globalización, la digitalización, las nuevas formas de organización del trabajo y otros procesos paralelos configuran hoy un mundo de cambio acelerado que desborda a la institución. La escuela tuvo su momento de gloria mientras el cambio social y cultural fue demasiado rápido para ser fácilmente asumido por una generación y transmitido por ella misma a la siguiente, es decir, para que los adultos en general pudieran ocuparse eficazmente de la socialización de las generaciones no adultas; y mientras fue lo bastante lento como para que una sección especializada de los adultos, la profesión docente, pudiera, en consonancia, dedicar su vida a la socialización de las generaciones siguientes sobre la base de lo aprendido en al inicio de su carrera profesional. Pero la aceleración del cambio se lleva hoy por delante a la profesión docente por los mismos motivos y de la misma manera que se llevó en su día a los padres.

La escuela seguirá ahí, porque la educación va a seguir socializada, al igual que la familia también sigue, porque la reproducción biológica siguió y sigue siendo privada. Pero así como la familia se vio forzada a convivir con la ciudad y hubo de recurrir a la escuela, esta se ve abocada a coexistir con el nuevo entorno informacional y habrá de integrarse en una nueva ecología de la educación y el aprendizaje.

* * *

Un factor particularmente agudo de la crisis escolar es el incumplimiento de su promesa igualitaria. A pesar de que la universalización de la oferta ha sido notablemente efectiva, elevando el suelo mínimo de la educación para todos y abriendo asimismo las oportunidades de acceso a los sucesivos niveles del sistema, las desigualdades sociales siguen pesando, y mucho. Lo sigue haciendo la clase social, aunque lo haga más ubicua y más eficazmente a través del capital cultural que del económico. Lo hacen las diferencias culturales o étnicas, como está patente en el fracaso de la escolarización del pueblo gitano y la vulnerabilidad de sectores muy amplios de la inmigración. Es difícil saber qué resultados hemos logrado en materia de integración efectiva de los alumnos con discapacidades, lo cual ya es en sí bastante preocupante. No sólo no las hemos superado, sino que vemos ampliarse desigualdades de recursos y de resultados ligadas al territorio, en particular a la ecología de las grandes conurbaciones y a las diferencias de recursos entre las comunidades autónomas. La única fractura que  se ha visto alterada de forma radical ha sido la de género, donde, si todavía subsisten algunos reductos privilegiados de difícil acceso para las mujeres, la tónica es hoy ya la de un gap inverso, es decir, la de la desventaja generalizada de los varones –desventaja educativa que, ciertamente, no se refleja como tal en el mercado de trabajo ni en la esfera doméstica y familiar, donde todavía campea el patriarcado.

En la segunda mitad del siglo XX la escuela encarnó el mito de la meritocracia. Viejo sueño, desde Sócrates, de los profesores, el ideal meritocrático cobró especial fuerza con las reformas comprehensivas del sistema escolar y las profecías sobre una sociedad post-industrial, tecnotrónica, de cuello blanco, del conocimiento… De poco sirvieron advertencias preclaras como las de M. Young o P. Bourdieu, hasta que las sucesivas crisis económicas y la polarización social actual han desvelado los fantasmas del subempleo, la sobrecualificación y la burbuja universitaria. Más temprano que tarde, si la sociedad aspira a una mayor igualdad en las condiciones y oportunidades de vida habrá de atacar directamente su distribución a través de los salarios, la riqueza, los servicios públicos o la protección social, en vez de confiarlo al supuesto caminos de rosas de las recurrentes reformas educativas.

* * *

La explosión primero de los viejos y luego de los nuevos medios de comunicación ha convertido la atención en un bien escaso y ha obligado a la escuela a competir por la del alumnado, batalla en gran medida perdida hasta ahora. Hoy ya no se escolariza, más allá del mínimo en la infancia, a unos pocos privilegiados o convencidos, sino largamente a todos. La obligatoriedad asegura un público cautivo y la vigencia de las credenciales en el mercado de trabajo añade un público tan forzado como renuente, pero esto no garantiza su adhesión, que decrece con cada año de permanencia, y genera una tensión que amenaza la vida ordinaria de la institución. La desescolarización en las etapas infantil y primaria, el abandono prematuro en la enseñanza secundaria y la proliferación de una oferta no reglada en la superior pueden y deben tomarse como signos y advertencias de la profunda crisis de la institución. Por paradójico que resulte, la escolarización deviene menos satisfactoria justo cuando se antoja más necesaria, pasando del status de bien incondicional al de un mal necesario. La desmotivación cunde, al aburrimiento hace estragos y familias y docentes se vuelven hacia la patologización y medicalización de las dificultades escolares.

Sin embargo, si algo falta no son las oportunidades de aprendizaje ni los recursos educativos. La disponibilidad de la información y del conocimiento es ya tal que el problema es de superabundancia. Las redes de iguales, las aplicaciones didácticas, los videojuegos y simulaciones, los medios de todo tipo ofrecen posibilidades antes insospechadas y las ponen al alcance de un público cada vez más amplio. Es difícil no reparar en lo muy parecida que resulta la nueva ecología de los medios de aprendizaje a las redes de expertos, recursos y pares propuestas en su día por Ivan Illich como alternativa a la educación institucionalizada, es decir, a la escuela.

* * *

Se repite hasta el aburrimiento que la calidad de un sistema educativo depende de la calidad del profesorado, lo que no es sino particularizar la evidencia de que las instituciones giran en torno a las profesiones que ocupan su núcleo. Todos los grandes cambios que afectan a la escuela lo hacen especialmente a la profesión docente. La aceleración del cambio social hace saltar por los aires el plácido proyecto de estudiar unos pocos años y enseñar lo aprendido durante muchos. La proliferación de los soportes y las fuentes de conocimiento disuelve el monopolio profesional. La globalización cuestiona la tradicional formación nacionalista y etnocéntrica de los docentes. La digitalización desvaloriza la tecnología que ellos dominaban, que no era otra que la lectoescritura (y que ya no lo es tanto) y los sitúa ante una que no controlan, por primera vez en la historia en desventaja ante sus alumnos. Todo esto ayuda a explicar la paradoja de que un profesorado bien considerado, bien pagado y con unas condiciones de trabajo ventajosas se sienta permanentemente minusvalorado y hostigado.

En evolución opuesta a las necesidades y los desafíos de una situación cambiante, la formación del profesorado se ha estancado en términos absolutos y ha perdido valor relativo frente a otras profesiones; la carrera docente es cada vez más plana, desprovista de incentivos tanto intrínsecos como extrínsecos y de controles tanto internos como externos. En consonancia, la selección, herencia de los tiempos en que la educación era un bien altamente escaso, se revela cada vez más ajena a las aptitudes y actitudes necesarias para desempeñarse como educador en un aula. Una consecuencia de esto es que buena parte del profesorado no sea ya, como en su origen, una fuerza de cambio sino un elemento de resistencia ante las políticas educativas, a la vez que una poderosa corporación conservadora.

* * *

Estos y otros cambios se traducen y se viven como una crisis institucional por la sencilla razón de que la provocan. La escuela no es otra cosa que la institucionalización de la educación, parte del proceso general de especialización funcional en que consistió la modernización. Pero su eficacia se ve hoy cuestionada: la formación del ciudadano choca con la pérdida de soberanía hacia el exterior y la fragmentación interior que trae la globalización; la formación del trabajador se ve en cuestión por la dificultad del mercado para absorber las cualificaciones medias, la insuficiencia de las cualificaciones más elevadas, la exclusión de las cualificaciones bajas, la inadecuación de la demanda y la oferta; la insistencia del igualitarismo docente en vincular la educación de forma exclusiva a la ciudadanía chirría con la pragmática de unos padres y alumnos que lo hacen progresivamente a las oportunidades de empleo; el desarrollo personal se antoja mucho más amplio que lo que la escuela puede ofrecer, forzando a las familias a una búsqueda constante de sustitutivos, complementos y alternativas; la custodia, en fin, se antoja problemática cuando proliferan o simplemente se hacen más visibles episodios de abuso o maltrato por docentes o entre discentes, que generan alarma social por más que sean anecdóticos.

A ello se une la aparentemente irresoluble escasez de los recursos. Tal pretensión se basa en la identificación de la calidad con los insumos, así como en la explosiva combinación que provoca la expansión escolar: coste creciente del alumnado y rendimiento decreciente del profesorado. Es indiscutible que los recursos dedicados a educación podrían y deberían ser mayores, tanto más en el umbral de la sociedad del conocimiento, así como que han sufrido un serio recorte en los últimos años, vale decir en el momento más inoportuno. Pero no es menos cierto que el sistema educativo clama por ser rediseñado a fondo, por una utilización más eficiente y discriminada de los recursos y por la no confusión de estos con el engorde ilimitado de las plantillas. La mejora de la educación tiene más recorrido por la vía de la innovación tecnológica y organizativa y de la cooperación con la comunidad que por la simple fórmula de reclamar o conceder más de lo mismo, sobre todo cuando, fuera de ella, nada es ya igual.

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