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Libro(PDF): «Culturas en gobalización. América Latina-Europa-Estados Unidos: libre comercio e integración»

Reseña: CLACSO

Los ocho trabajos aquí reunidos debaten, en lo esencial. sobre el sustento cultural (necesario y ¿posible?) de las integraciones económica y política que encarnan los tratados de libre comercio regional: una materia compleja como el contexto que la engendra. En estos procesos de integración económica que se están dando en América Latina, se suelen subrayar las asimetrías que se evidencian al integrarse mercados de desarrollo económico tan dispar; pero no se pueden ocultar los buenos ejemplos que representan el empuje de las industrias audiovisuales de Brasil y México, y las posibilidades que parece aguardan a las editoriales en español y las artes plásticas latinoamericanas en Estados Unidos. Ante lo que ya es irreversible, una cosa parece urgente: avivar la discusión sobre los factores extraeconómicos que van aunados a los acuerdos de libre comercio o, lo que es lo mismo, dar cabida en dichos acuerdos a una «multiculturalidad democrática» donde la educación, la política social y el bienestar de las mayorías no sean «anexos» de pronto olvido.

Autores (as):

Néstor García Canclini. [Coordinador]

Rafael Roncagliolo. Miguel de Moragas. George Yúdice. Hugo Achúgar. Francisco Bustamante. Aníbal Ford. Stella M. Martini. Nora Mazziotti. José Manuel Valenzuela Arce. Enrique Oteiza. Néstor García Canclini. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO. Nueva Sociedad.

Año de publicación: 1996

País (es): Venezuela

Idioma: Español.

ISBN: 980-317-099-6

Descarga: Culturas en gobalización. América Latina-Europa-Estados Unidos: libre comercio e integración

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=512&pageNum_rs_libros=125&totalRows_rs_libros=1362

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Interculturalidad, Educación y Plurilingüismo en América Latina

Por: campus.usal.es.

El título del libro hace referencia a un concepto que, al parecer, surge con fuerza en los albores del siglo xxi. Se considera que es ahora cuando somos conscientes de que no existen culturas totalmente homogéneas, de que no existen comunidades indiferenciadas, de que el mundo no gira únicamente en una dirección. Sin embargo, la interculturalidad es la esencia misma del modo
de comunicarse y organizarse del ser humano, ya que toda cultura, desde que el hombre comenzó a relacionarse con los demás y a convertirse en un ser social, se ha ido formando y evolucionando gracias a los contactos entre distintas comunidades y a la interacción entre ellas.

Link para descarga del libro: http://campus.usal.es/~iiacyl/MAI/images/publicaciones/Interculturalidad.pdf

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Entre el Confesionario y el “Big Data”

Por:  Fernando Buen Abad

Entregar información en el confesionario cumple un rol estratégico en el ejercicio del control social. Es una historia que tuvo etapas primeras como “confesión pública de pecados” inspirada, incluso, en antecedentes egipcios. Se lo hace pasar por sistema de redención de pecadores que cometen faltas por des-manejode las pasiones (quitando el pecado original). Se tipifican, entre otros “pecados”: la idolatría, el robo, el homicidio o el adulterio (véanse los 10 mandamientos) cuya única vía de corrección es la penitencia que, según el tamaño del mal, tomará tiempo y esfuerzo antes de alcanzar algún grado de perdón. El sistema examina los vicios o “pecados” contra los que uno debe estar prevenido. Y eso incluye al que “peca por la paga y al que paga por pecar”. (Sor Juana Inés de la Cruz) ¿Qué hace un confesor con la información que recolecta? ¿La silencia?

Entre el Confesionario y el “Big Data”

A San Juan Casiano (entre 360 y 365 Dobruja, Rumanía) se le ocurrió la “confesión privada” que, además de la declaración de pecados, incluyó la ejecución privada de la penitencia. El confesor pasó a ser una especie de compañero espiritual con quien, producto de miedos o arrepentimientos, los fieles“comparten” problemas o “pecados”. Pero siempre fue una “privacidad” relativa. Quien suponga que todo lugar o momento es “bueno” para arrepentirse y solicitar “perdón”, se encontrará con el formato burocratizado de la contrición que otorga al confesor y al confesionario lugar, horario y formato sacramentalizadospara dar a la reconciliación un carácter oficial. Dicho literalmente. Nada de eso cancela la confesión, en otros lugares y momentos, por causa de “necesidad o urgencia”. Mayores detalles sobre la historia de la confesión y del confesionario exceden a éste espacio e intención.

En la praxis de la confesión ocurre un traslado de información y de emociones que, sépase o no, se usan para dictar criterios del “poder” sobre el territorio objetivo y subjetivo. Los recopiladores de la información saben todo lo que nadiesabe y todos ellos saben que, poseyendo semejante volumen de datos, tienen más poder. El secuestro de información “de primera mano” ha variado a lo largo de los siglos hasta consolidarse en sistemas tecnológicos también para el “control” político y mercantil. La actual catarata de denuncias a Facebook por la manipulación de información privada, provista por sus fieles, exhibe el alcance de un latrocinio económico, político y cultural de causas, de formas, de circunstancias y de ganancias. El usuario que depositainformación en las “redes sociales” no busca perdón de “pecados” pero tampoco sabe que, lo que ocurre en el confesionario digital, será convertido en negocio de magnates. Ahora hemos aprendido sin estar a salvo.

Entre el “rito de la confesión” y el “me gusta” de Facebook, surge una penitenciadisfrazada. Estando frente el ordenador, el penitente es un “confesante digital” en contacto directo con su confesor espía. Como en las figuras medievales. No hace falta que diga “Yo confieso…ante este altar…” basta y sobra con escribir saludos, comentarios, abrir páginas, guardar imágenes… aceptar contactos y desplegar lo que le gusta o le disgusta, frente al “teclado” y, así, una forma de la confesión ocurre ante un “altar cibernético”. La historia de tal entrega de información, de la confianza en los confesionarios,registra todas las traiciones en el camino hacia el  “tribunal de la misericordia divina”… que es obra de la lógica de la represión para el “control” social, tarde o temprano. Sonría lo estamos filmando.

Así que el “Big data” poco tiene de nuevo, al margen de la tecnología, por cuanto implica “recolección” de información para normar sistemas de control mercantilizadas sin el consentimiento de quien provee tal información. Trátese de lo que se trate, así sean preferencias musicales o gustos por tal o cual zapato, libro o destino turístico. Quien hace uso de las “redes sociales”, deposita imágenes, frases, rutinas de uso, tendencias o proclividades de todo género y no escapa el grado de amistad o enemistad que profesa por otros usuarios, sus disentimientos o sus debates. No importa si la “data” es política, moral o financiera. Su redención provine de otras “liturgias” tecnológicas. Lo sabe Cambridge Analytica.

En su estado actual, el uso de la información provista por “internautas” a la “web”, se norma bajo “contratos legales” generalmente desconocidos por los usuarios que, mayormente, no se detienen a revisar en profundidad, ni claridad, qué dicen las “letras chicas”… ni las letras grandes. Una especie de desidia y confianza “ciega”, hace que los usuarios acepten casi cualquier cosa escrita en los “contratos” digitales con las empresas que le proveen servicios basados en entregar información de todo tipo. Eso es un campo de impunidad legalizado internacionalmente donde las posibilidades de defensa son escasas, engorrosas e incomprensibles. Como el “misterio de la redención” en el confesionario y el perdón divino aterrizado en la consciencia del “pecador” por medición de confesores y penitencias.

Esa red empresarial que usa, y mercantiliza, a su antojo la información de los usuarios es, además de una emboscada comercial alevosa e injusta, un peligro social histórico del cuál no sabemos cómo podrán salir (en las condiciones actuales) los pueblos hacia su regulación y para sancionar lo que hubiere que someter a escrutinio racional y justo. Porque, como en el confesionario, jamás sabemos qué destino se le da a toda la información que se entrega, ingenua o inocentemente, a poderes que no se entienden, que no se conocen a fondo y que nadie sanciona cuando los usan empresarios probadamente desleales, corruptos y enemigos de los pueblos. Para eso no hay perdón ni debe haber olvido. Aunque confiesen sus “culpas”. Señor Mark Zuckerberg, por ejemplo.

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Entre-el-Confesionario-y-el-Big-Data-20190829-0002.html

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«Las personas nos reconocemos en la cultura». Augusto Paramio explica uno de los elementos principales de cualquier Nación Digital

Redacción: Tendencias 21

En el debate sobre qué es y qué no es una Nación Digital parece que existen determinados elementos de análisis que resultan imprescindibles. Uno de ellos es la cultura. Entrevistamos a Augusto Paramio, experto en gestión cultural, quien ofrece muchas claves…

l experto en gestión cultural Augusto Paramio es una de las personas que han introducido la variable «cultura» en la conversación sobre nuestro futuro tecnológico. Insiste en que la identidad cultural es el sentimiento de pertenencia a un acervo común, algo en lo que nos reconocemos. Y que hacia ahí es donde debemos reflexionar.

Empecemos con una cita célebre. El pacifista indio Mahatma Gandhi pensaba que «la cultura de una nación reside en los corazones y en el alma de su gente«.  ¿Serías capaz de contradecirle?

No, de ninguna manera sería tan osado, pero sí me atrevería a añadir que esos corazones y esas almas son susceptibles de cambios, de evoluciones… Por lo tanto, el concepto de cultura debe de tomarse desde una perspectiva dinámica.

¿Es la cultura un elemento unificador de personas?

Si. El concepto de cultura es polisémico. No es nada nueva esta afirmación, pero si hay algo que la significa, es ese aspecto de unión. Las personas nos reconocemos como pertenecientes a algo común y ese algo es la cultura.

¿Qué es la identidad cultural y cómo podemos potenciarla con las tecnologías?

La identidad cultural es el sentimiento de pertenencia a un acervo común, algo en lo que nos reconocemos. Este reconocimiento, en la mayoría de los casos, produce reconocimiento y  seguridad. Ambos, reconfortantes, en todo caso.

Por eso, cualquier medio que los promueva debería ser más que bienvenido. Y la tecnológica no debería estar ajena y, entiendo, que trabajan en esa dirección.

Vivimos bajo la «economía de la atención«. ¿Cómo afecta a la identidad cultural que los nuevos contenidos culturales bajo nuevas aplicaciones como TikTok, que congregan a casi 1000 millones de personas, procedan de China y con contenidos culturales de 10 segundos?

La misma pregunta, tan elocuente, conlleva la respuesta. Y no hay que ser muy avispado para adivinarla. Los contenidos son auténticas descargas eléctricas con escasa capacidad de sedimentación. Si a esto se añade el dato que desconocía, de la procedencia, de China, el resultado es poco alentador. Por eso algunas iniciativas europeas  inciden en la promoción de la identidad europea. Con la pregunta, entiendo por qué.

Sin embargo no todo es dramático. Esta realidad constatable, de  inmediatez y rapidez provoca en los consumidores de cultura, una actitud  de atención permanente y de agilidad en la asimilación, aspectos más que deseables en cualquier ámbito, también en el de la cultura.

Pero, efectivamente, en las antípodas de la reflexión, crucial para comprender mejor el futuro…

¿Qué nos puede ocurrir como especie si nos olvidamos de reflexionar?

Habría un cambio de paradigma. La cultura, como otros sectores han venido tradicionalmente asociadas a la reflexión a la observación.

Al entrar en este nuevo escenario de lo inmediato, casi vertiginoso. Me remito al dato de la pregunta anterior. El resultado será que la recepción y, más importante aún, la percepción será diferente, más superficial, entendiendo superficialidad en su sentido más neutro.

Es obvio que el consumo cultural ha cambiado y las nuevas tecnologías han tenido mucho que ver en este proceso.

Cómo armonizar ambas es el reto. Ver una exposición virtual, con la posibilidad de apreciar todos esos detalles asombrosos y que estimule para una posterior visita física sería una ecuación prometedora y deseable.

¿Qué sería una utopía para la industria cultural y qué sería una distopía?

Por continuar con argumento de la pregunta precedente, un paisaje utópico seria  aquél en que convivieran tecnología y reflexión. Convivencia en plano de igualdad.

Tradicionalmente para los profanos, entre los que me encuentro, la tecnología se concibe como una herramienta  «al servicio de«. Pero parece que los tiros no van por ahí y esta última debe ser considerada desde el inicio en cualquier proceso creativo. No como algo a posteriori, si no desde el germen del  proceso. Por retomar el ejemplo anterior, un comisario de una exposición debe considerar las posibilidades tecnológicas ya en la fase de diseño. Es fundamental para una buena comprensión del mensaje que quiere transmitir que maneje (sea por su formación o a través de profesionales) los nuevos horizontes.

¿Qué grado de importancia tendría la cultura en una nación digital?

Muy relevante. Espero y confío que sea así. Y tengo la certeza que el deseo es compartido. Imaginar las posibilidades que ofrece el mundo digital en la transmisión de contenidos culturales es un auténtico reto. Naturalmente hay que estar vigilantes para evitar que la calidad de estos contenidos se degraden. Rescato la reflexión sobre las aplicaciones como TikTok. Pero, definitivamente, veo más ventajas que inconvenientes.

Terminemos con un mensaje positivo para el futuro de una sociedad donde habrá presencia masiva de inteligencia artificial. ¿Deberíamos apostar por la inteligencia colectiva?

Hasta donde conozco y fiándome de la intuición, la perspectiva es ilusionante. El mismo término, inteligencia colectiva, es en sí muy persuasivo. Nos habla de compartir, de contribuir, de evitar personalismos.

Curioso de ver en qué para todo esto y, si fuera posible, presenciarlo de cerca. Mi impresión es que este proceso ya no hay quien lo pare.

Fuente: https://www.tendencias21.net/Las-personas-nos-reconocemos-en-la-cultura_a45404.html
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China: ¿Qué es el “Pinyin”, el sistema que inmortalizó a Zhou Youguang?

14 Enero 2018/Fuente: elintransigente/Autor: Mundo

El lingüista fue convocado por el gobierno para inventar un sistema que simplificara los miles de caracteres chinos

Para el mundo occidental el aprendizaje del idioma chino era una tarea compleja. Comenzando por su fonética, sus tonos que sonaban un tanto “extraños” (por decirlo de alguna forma) y eso en razón de ser un idioma tonal, situación que ocurría a la inversa con los chinos respecto de las lenguas occidentales.

Fue entonces que durante la década de 1950, Zhou Youguang, un lingüista de amplia formación y además economista, fue convocado por el gobierno para inventar un sistema que simplificara los miles de caracteres chinos a una forma que pudiera romanizarlos para hacer a ese idioma asequible a quienes no estaban familiarizados.

Así surgió el Pinyin hacia fines de aquellos años cincuenta y significó una herramienta fundamental para la comprensión y pronunciación de esos caracteres. Si una definición se buscaría sobre qué es el Pinyin, esta podría decir que se trata de un sistema de transcripción oficial que adapta las grafías chinas al alfabeto latino a partir de la pronunciación del chino mandarín. Su rasgo más sobresaliente fue la conversión de los antropónimos y topónimos chinos de modo que pudieran escribirse en todas lenguas de alfabeto latino.

El Pinyin no sólo unió culturas diferentes sino que además contribuyó a facilitar la educación de los propios estudiantes chinos que de esta manera accedieron a un instrumento relativamente más simple que les permitió aprender a leer.

Su gran difusión en el mundo occidental se debe a que permitió la estandarización de los nombres chinos, permitiendo la escritura en cualquier ordenador, tableta o Smartphone, ya que así, en lugar de los teclados fueran un complicado universo de signos, la función del Pinyin es que a medida que se va escribiendo, aparecen los diferentes caracteres que corresponden a la transcripción fonética.

El padre del Pinyin, Zhou Youguang, acaba de fallecer a la edad de 111 años legando a la humanidad una valiosa herramienta de comunicación intercontinental.

Fuente de la noticia: https://www.elintransigente.com/mundo/2018/1/13/que-es-el-pinyin-el-sistema-que-inmortalizo-zhou-youguang-475110.html

Fuente de la imagen: https://www.elintransigente.com/u/fotografias/m/2018/1/13/f999x666-441016_5

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Entrevista a Silvia Bacher: «En tiempos digitales donde todo vuela, la escuela es el lugar para conocernos»

27 Agosto 2017/Fuente: La Capital/Autora: Marcela Isaías

Silvia Bacher dice que en la tarea docente es clave conocer las expectativas de los adolescentes.

Con todos sus defectos, la escuela es el mejor lugar para los chicos». El reconocimiento es de la periodista Silvia Bacher y llega con algo de alivio cuando todas las miradas parecen acusar de todos los males a la escuela. Esa misma mirada constructiva es la que sostiene a lo largo de todo su libro «Navegar entre culturas. Educación, comunicación y ciudadanía digital» (Paidós) que se presentó la semana pasada en Buenos Aires. La autora rescata otra oportunidad valiosa que ofrece la institución educativa en épocas digitales, virtuales, en tiempos del todo vuela…»la escuela es el lugar para tomarnos un tiempo, para poder conocernos, conocer al diferente y poder construir con el otro».

Bacher conduce programas de educación en Radio Nacional y en Radio Splendid. Es docente, magíster en comunicación y cultura por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Desde hace 14 años dirige la asociación civil «Las otras voces. Comunicación para la democracia». La autora de «Tatuados por los medios» (2009, también de Paidós) sobre todo es reconocida como comunicadora y educadora, con un amplio trabajo profesional desarrollado en estos campos, donde asegura que procura «siempre hacer lugar para esas voces que no tienen lugar en la agenda mediática agitada por el día a día; visibilizar así las voces de estudiantes y docentes». Una tarea que encara desde una perspectiva de derechos, porque —analiza— «el derecho a la educación y a la comunicación son derechos habilitantes para el ejercicio de otros derechos».
En charla con La Capital, destaca a las pantallas, a las redes sociales, como verdaderas escuelas que «construyen modelos, prejuicios y puentes o los destruyen». Desde su mirada, es «en esta trama de cultura, educación y comunicación donde se puede pensar en una ciudadanía plena. Es ahí donde es necesario generar conciencia tanto en las audiencias como en quienes participan desde la comunicación y el periodismo».
—En Navegar entre Culturas habla de ese desafío de construir una escuela capaz de formar ciudadanos críticos en tiempos digitales. ¿Por dónde comenzar? ¿Qué rescata de la escuela de hoy para arrancar?
—De la escuela de hoy se rescata muchísimo. No puedo decir todo porque sabemos que hay mucho que ya no responde a la sociedad que ha cambiado. Pero la escuela es el lugar clave donde deberían estar —porque no están— todos los niños, las niñas y los adolescentes. No están porque se terminan yendo, porque sienten que fracasan, que no hay una mirada sobre ellos. También muchos docentes han perdido la pasión, el deseo de estar allí. Entonces creo que lo primero que hay que hacer es preguntarse por qué estamos ahí. Aquí las políticas públicas son imprescindibles, pero además que los equipos docentes y directivos generen un clima de sentido. El libro comienza con un chiste muy remanido de alguien que llora porque no quiere ir a la escuela. Ese alguien es la maestra. Hay que recuperar el por qué estamos ahí. Eso no es tan complejo si hay un equipo directivo que puede sentarse a reflexionar y trabajar con sus docentes cuál es el sentido de estar en la escuela. ¿Para percibir un salario a fin de mes? La verdad, no lo creo. Por supuesto que hay docentes que no tienen esta pasión ni tienen ganas de tenerla, pero hay muchísimos que sí y que necesitan volver a soñar, volver a comprender que la escuela es la última frontera de lo público, como dicen algunos especialistas. Esa última frontera donde tenemos a todos esos jóvenes, adolescentes, que el mercado y los medios ven como consumidores y no como sujeto de derechos. La escuela es ese lugar donde se los debe formar como ciudadanos.

—Tal como propone, la comunicación es una herramienta poderosa para romper estereotipos, mitos… que cita como círculos ¿Qué círculos hay que romper desde la escuela para avanzar en esa construcción de ciudadanía?
—Círculos o muros, ya que hoy se habla tanto de muros. La Unesco señala una frase que afirma que la paz nace en la mente de los hombres. Pienso que los muros también. Los primeros círculos o muros que hay que romper son los propios. Los de docentes, directivos, funcionarios, familias… esos muros que tienen que ver con las propias trayectorias. Y en esto hay un único camino que es escuchar. Si en una escuela tenemos adolescentes distantes, desinteresados, hay que tener la capacidad de saber qué les pasa, quiénes son, cuáles son sus expectativas, cuáles son sus saberes. Hay un dicho jesuita que dice: «Para enseñarle latín a Pedro hay que saber latín, pero también hay que saber Pedro». Para romper esos círculos hay que saber traer desde los equipos directivos a los docentes, saber escucharlos, construir y desarmar esos prejuicios, esos muros, esos círculos. Lo mismo con los estudiantes y las familias, y lo mismo debieran hacer los funcionarios: ir, estar, escuchar, comprender qué es lo que sucede. También valorar lo que el docente sabe. Es clave.
—¿Como recuperar la palabra como herramienta en tiempos de neoliberalismo?
—La palabra es un camino. La palabra construye realidad, tiende puentes o no. Pero la comunicación va más allá de la palabra: es la observación, es la escucha, es la reflexión. Soy una apasionada de la radio, donde la palabra y la palabra oral son instrumentos clave, bisagras, picaportes, son naves. Son muchísimas oportunidades de encuentro, pero no solo la palabra sino también esta capacidad de observar, de escuchar. En tiempos digitales, virtuales, del todo vuela… la escuela es el lugar para tomarnos un tiempo, para poder conocernos, conocer al diferente y poder construir con el otro. Vivimos en un mundo en crisis que trasciende a la Argentina, esta transformación que (Jesús) Martín Barbero denomina «caos», trasciende a nuestra sociedad y cultura porque es donde las fronteras se van borrando. Y es ahí donde sucede la oportunidad de la escuela.
—¿De esos recorridos por las escuelas y encuentros con docentes, qué anécdota recuerda como significativa para su trabajo?
—Diría que cada vez que hablo con alguien encuentro una historia. Pero hay una que sucedió hace mucho tiempo y para mí fue muy clarificadora. Sucedió durante una capacitación para docentes y directivos que di en el NEA (Misiones, Chaco, Corrientes) sobre radio escolar. Había un ejercicio que proponía llevar un cuento a la escuela para que los chicos les pusieran un final. Cuando vuelven a los encuentros, una docente comparte que no pudo lograr que los chicos terminen el final. Me dijo: «Mis chicos dejaron de soñar». Eso fue muy fuerte. El trabajo entonces se convirtió en otro: que recuperaran los sueños. Y la verdad es que ese trabajo fue algo muy concreto, recuperar algo propio. Es un ejercicio de cruzar fronteras. Me gusta hablar de docentes cruzadores de fronteras, donde hay escuelas que no son rígidas, que son porosas y están atravesándose constantemente. Con todos sus defectos, la escuela es el mejor lugar para los chicos. No hay otro. La necesitamos con las mejores condiciones para los chicos y para los docentes. La escuela como un centro que convoca por su energía, como espacio donde uno quiere estar porque hace mejor la vida de los pibes.

Hacia sistemas educativos wiki
Silvia Bacher acuña el concepto de escuelas y sistemas educativos «wiki», que promueven la participación, el intercambio y el debate. Estas escuelas y sistemas toman el modelo colaborativo de la web, que se fortalecen en tanto se piensan a sí mismos como un lugar de encuentro. Dice Bacher que una escuela wiki es una institución confiable, donde interactúan docentes, estudiantes, familias, organizaciones sociales…. También asegura que el gran desafío de hoy de una escuela wiki es reconocer los saberes que traen el docente y los estudiantes, con sus fortalezas y debilidades. Navegar entre Culturas fue presentado la semana pasada en Buenos Aires por el director de Flacso Argentina, Luis Alberto Quevedo; la directora de la maestría en tecnología educativa (UBA), Mariana Maggio; y el filósofo y blogger Tomás Balmaceda. ¿Es posible poner en sintonía culturas tan disímiles como la escolar, la digital y todo aquello que traen los y las estudiantes al aula? ¿Cómo se construyen las políticas públicas para este nuevo paradigma? Algunas de las muchas preguntas que retoma la autora para seguir dando el debate. El libro de Bacher admite una diversidad amplia de destinatarios, pero en especial por aquellos que se mueven en el campo de la educación, de la comunicación y que trabajan con infancias y adolescencias.

«Las otras voces. Comunicación para la democracia» —que preside la periodista Silvia Bacher— es una asociación civil sin fines de lucro creada en 2004, que promueve el ejercicio del derecho a la comunicación y la participación desde la infancia y la juventud. «Entendemos que ejercer los derechos a la comunicación constituye a niños, niñas y jóvenes en sujetos participativos. Consideramos que al conocer y tomar en cuenta sus voces, la sociedad se enriquece. Estamos convencidos que el derecho a la comunicación es una puerta de acceso a todos los derechos. Trabajamos para que todas las voces tengan lugar en la polifonía de sociedades democráticas. Aportamos a la construcción de ciudadanía en cada rincón del país desde una perspectiva de derechos y promoviendo un debate serio y profundo sobre la relación entre medios masivos de comunicación, participación social y vida democrática», se presenta el espacio en www.lasotrasvoces.org.ar

La ONG integra el Consejo Audiovisual para la Infancia (Conacai), contemplado por la ley nacional de servicios de comunicación audiovisual. Las acciones de este espacio reúne un equipo interdisciplinario de profesionales provenientes de la educación, comunicación, periodismo, trabajo social, psicología, sociología, diseño, producción audiovisual, recreación, entre otros.

Para compartir experiencias tanto entre chicos como docentes, Las Otras Voces lleva adelante una línea editorial en diferentes soportes destinada a niñas, niños, jóvenes y adultos. Se trata de libros, cuadernillos, boletines, audios y videos «para fortalecer las experiencias de comunicación desde la infancia y la juventud».

Para saber más sobre las propuestas de trabajo que realiza la ONG de alcance nacional se puede ingresar también al perfil de Facebook: Las Otras Voces

Fuente de la entrevista: http://www.lacapital.com.ar/educacion/en-tiempos-digitales-donde-todo-vuela-la-escuela-es-el-lugar-conocernos-n1433733.html

Fuente de la imagen: http://static.lacapital.com.ar/adjuntos/203/imagenes/020/993/0020993036.jp

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Pluralismo Epistemológico

Autores: León Olivé , Boaventura de Sousa Santos, Cecilia Salazar de la Torre, Luis H. Antezana, Wálter Navia Romero, Luis Tapia, Guadalupe Valencia García, Martín Puchet Anyul, Mauricio Gil, Maya Aguiluz Ibargüen, Hugo José Suárez.

Año: 2009

Ciudad/país: Bolivia, La paz.

Editorial: CLACSO Co-ediciones- Muela del Diablo Editores- Comunas- CIDES- UMSA

ISBN: 978-99905-40-61-1

Sinopsis: El mundo es un pluriverso político, cultural y cognitivo. La vida se organiza y experimenta de varios modos. Se produce conocimiento a través de una diversidad de estrategias, de procesos de imaginación, que permiten comprender las diversas dimensiones de la naturaleza y a nosotros como parte de ella. No sólo existe una pluralidad de formas de conocimiento que corresponde a la diversidad de culturas sino que también al interior de cada cultura se desarrolla una pluralidad de formas de pensamiento. En este sentido que las pretensiones de verdad que se esgrimen en cualquier cultura acaban siendo una forma de desconocimiento de la diversidad constitutiva de su forma de vida, además se convierten en un acto represivo que desconoce el despliegue de una pluralidad de formas de pensar en los más diversos ámbitos, desde el estudio de los procesos de la naturaleza en sentido amplio hasta los procesos sociales y políticos.

Descargar aquí: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/coedicion/olive/olive.pdf

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